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En aquellos momentos, la actitud de los apóstoles y de los creyentes era una actitud
de unidad, de oración, y de espera era parecido a una cápsula de tiempo, que se
extendió entre la ascensión del Señor Jesucristo al cielo y la venida del Espíritu
Santo.
Actualidad: No hay ninguna manera en que nosotros podamos duplicar hoy aquel
período. Recordemos que aquel fue un período de tiempo, parecido a una cápsula
de tiempo, que se extendió entre la ascensión del Señor Jesucristo al cielo y la
venida del Espíritu Santo. Y nosotros no estamos viviendo en ese período de
tiempo por falta de unanimidad ya que cada uno busca su bienestar personal.
Nunca ha sido la Iglesia tan fuerte espiritualmente, como lo fue en ese entonces.
Ahora, esta clase de vida que se menciona en este pasaje ya que compartían todo
con un buen corazón.
Hechos 4:24 dice: Ellos, al oírlo, alzaron unánimes la voz a Dios y dijeron:
Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo
que en ellos hay
Pedro y Juan habían sido puestos en libertad, habían regresado a la Iglesia y dieron
su informe. Tenemos aquí una descripción de una gran reunión de la Iglesia
primitiva. Y creemos la condición espiritual de la iglesia nunca ha estado después
en un nivel tan alto como éste que aquí observamos. Hallamos la clave de esto en
su oración. No fue simplemente una oración cualquiera. Fue un himno de alabanza
en el cual dijeron "Soberano Señor, tú eres el Creador".
Actualidad: Tememos que algunos que en la actualidad profesan ser cristianos, no
estén tan seguros como para poder afirmar lo mismo que con absoluta convicción
proclamaron aquellos antiguos cristianos; de que el Señor es Dios y Creador.
Esta falta de seguridad caracteriza hoy a muchos que pretenden aceptar una
especie de cristianismo.
Hechos 5:12 dice: “Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales
y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de
Salomón.”
Este texto comienza hablando de muchas señales y prodigios realizadas por los
apóstoles. Las señales, prodigios y milagros tenían el propósito de autenticar el
mensaje como proveniente de Dios y los mensajeros como enviados por Dios. Muy
bien… Mientras los apóstoles realizaban las señales y prodigios, la iglesia se
mantenía unánime en el pórtico de Salomón. El pórtico de Salomón era una hilera
de columnas a lo largo del lado Este del atrio exterior del templo. En este lugar, la
iglesia se mantenía unánime, esto significa que tenían una misma mente y un
mismo parecer.
Todavía no aparecían las divisiones, las rivalidades, los celos, las contiendas.
El ingrediente infaltable en una iglesia llena del Espíritu Santo era la unanimidad.
Pero además de unanimidad, la iglesia era alabada por el pueblo.
Hechos 5:13 dice: “De los demás, ninguno se atrevía a juntarse con ellos; mas
el pueblo los alababa grandemente.”
Los demás, de quienes habla este texto, puede ser una referencia a la clase
gobernante, al sanedrín, es decir al sumo sacerdote, los principales sacerdotes, los
ancianos del pueblo, los escribas, los fariseos, los saduceos. Toda esta gente no se
atrevía a juntarse con los creyentes. Tenían temor de perder sus prebendas y
privilegios como clase gobernante. Recibir a Cristo en este tiempo resultaba en ser
cortado del judaísmo y no estaban dispuestos a ello. Como sucede hoy en día, el
Evangelio echaba raíces más rápidamente en la gente común y corriente, digamos
en el pueblo.
Esta unidad es de la que habló el Señor Jesucristo en Juan cap. 17. Esta unidad
debe estar cohesionada por la doctrina bíblica y la presencia del Espíritu Santo.
Enseñemos a los hermanos la importancia de la unidad; prediquemos los principios
del Salmo 130. Esta unidad era resultado de un espíritu de oración. A través del
libro se nos enseña que los líderes de la iglesia enfocaron su ministerio en la
oración y la prédica de la Palabra. En el cap. 6 la oposición surgió del seno de la
iglesia misma, pero los hermanos con sabiduría de Dios eligieron personas para
que se dedicara al ministerio de la asistencia social y los líderes dedicados a orar y
a predicar el Evangelio del Señor Jesucristo.
El Señor Jesús prometió que recibirían el poder del Espíritu Santo. No se puede
hacer la obra del Señor sin la presencia del Espíritu Santo. Los salvos fundamentan
la salvación en tres pilares gloriosos de la fe cristiana: Belén, El monte Calvario y el
aposento alto en el día de Pentecostés: en Belén tenemos el hecho histórico de la
Natividad; en el monte Calvario tenemos el sacrificio expiatorio de Jesucristo y en el
aposento alto tenemos la venida gloriosa del Espíritu Santo para quedarse con y en
la iglesia; en Belén Dios está con nosotros, en el Monte Calvario Dios muere por
nosotros y en el Pentecostés Dios comienza a vivir en nosotros. Los creyentes no
necesitamos otro Pentecostés como tampoco necesitamos otro Belén y otro monte
Calvario. Siempre la obra de Dios es perfecta.
La gente quiere estar donde hay un ambiente de gozo. Nadie quiere estar donde se
oyen cánticos parecidos a los fondos musicales de las películas de Drácula.
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su-asencion/la-unanimidad-en-la-iglesia/
estudio de libros historias por Pastor Uldarico Villantoy Lolay