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168 TERESA OÑATE Y ZUBIA

Anaximandro de Mileto

Simplicio, Phys. 24,13


DK 12 A 9
DK 12 B 1

Αναξίμανδρος μέν Πραξιάδου Μ ιλήσιος Θαλοΰ γενόμενος διάδοχος


καί μαθητής άρχήν τε καί στοιχεΐον είρηκε τών όντων τό άπειρον,
πρώτος τοΰτο τούνομα κομίσας τής άρχής. λ έγει δ’ αΰτήν μήτε ύδωρ
μήτε ά λλο τι τών καλουμένων είναι στοιχείων, ά λ λ ’ έτέραν τινά φύσιν
άπειρον, έξ ής ά πα ντα ς γίνεσθαι τούς ούρανούς καί τούς έν αύτοίς
κόσμους- έξ ών δέ ή γένεσίς έστι τοΐς ούσι, καί τήν φθοράν είς τα ύτά 2
γίνεσθαι “κατά τό χ ρ εώ ν διδόναι γάρ αύτά δίκην καί τ|σ ιν ά λλή λοις
τής άδικίας κατά τήν τοΰ χρόνου τάξιν”, ποιητικωτέροις ούτως όνόμασιν
αύτά λέγων.

2 τ α ΰ τ α DK [Cf. Diels-Kranz, op. cit. vol. I, p. 89]; τ α Ί π ά Heidegger [Cf. M. Heidegger, «


decir inicial del ser en la sentencia de Anaximandro», en Conceptos fundamentales, Curso del semestre
de verano, (Friburgo, 1941), Alianza Ed., Madrid, 1989, p. 152].
E l nacimiento de la filosofía en Grecia. Viaje al inicio de occidente 169

Anaximandro de Mileto

Simplicio, Phys. 24,13


DK 12 A 9
DK 12 B l

Anaximandro de Mileto, hijo de Praxiades, sucesor y discípulo de Tales, dijo


que el principio y elemento de los entes es lo ilimitado [τό ά π ειρ ο ν]3, siendo el
primero en introducir este nombre para el primer principio. Dice que el primer
principio no es agua ni ningún otro de los llamados elementos, sino alguna natu­
raleza distinta, ilimitada, de la que nacen todos los cielos y los mundos que hay en
ellos. De donde les llega el nacimiento a los seres, hacia lo mismo4 les llega tam­
bién la destrucción «según la necesidad; pues se dan unos a otros justicia y pago
por su injusticia según el orden del tiem pos», diciéndolo así en términos bastan­
te poéticos.

3 El adjetivo άπειρον está formado sobre el nombre πέρας, precedido de la partícula privativa
a-. Creemos conveniente hacer una breve presentación comparativa de los términos griegos π έpas y
τέλος, pues ambos adquieren marcada relevancia —ya visible en estos textos presocráticos, cf. infra, Par­
ménides: άτέλεστον, άτελεύτητον, τετελεσμένον— en la expresión filosófica de las nociones vincula­
das al <dímite». Πέρας (relacionado con περάω: «pasar de un lado a otro», πέρα: «al otro lado» y περαίνω:
«terminar») significa «término», «extremo», «frontera», en suma, límite de una extensión. Τέλος — co­
rrelativo al verbo τελέω: «llevar a cabo completamente»— mienta primordialmente la idea de «cumpli­
miento», «consumación», «realización plena», sentido sobre el que reposan sus significados frecuentes
de: (a) «punto culminante», «perfección»; (b) «acabamiento», «final», «término»; (c) «fin», «meta»,
«para qué». Obsérvese que, si ambos términos comportan claramente una idea de «límite», sin embargo
cada uno de ellos sitúa esta idea en coordenadas bien distintas. En πέραβ se señala, como hemos dicho,
el fin de una extensión, es decir, aquel límite que se da justamente cuando deja de darse lo limitado por
él. El fin expresado por τέλος, en cambio, no es relativo a ninguna infinitud (extensa): puesto que refie­
re al cumplimiento de una acción, no puede tener su medida en una delimitación cuantitativa, sino sólo
en la plenitud propia de esa acción, esto es, en último término, en su bien. Las pistas que guarda esta
comparación semántica de πέρας y τέλος forman un puzzle completo cuando acudimos a la diferencia­
ción aristotélica (Met. IX 6, 1048b) entre movimientos (κινήσεις) y acciones (ένέργειαι). Πέρας y τέ­
λος se presentan entonces como dos modos de límite nítidamente diferenciados —y correspondientes a
sendos modos de ser— : el límite (πέρας) de los movimientos, su cumplimiento y su término, coincide con
su cese, y supone igualmente el fin de la posibilidad de continuar ese movimiento; pero el límite (τέλος)
de las acciones no-cinéticas, su cumplimiento perfecto, no se agota con la duración, sino que, del mismo
modo que tales acciones no necesitan de una extensión procesual para alcanzar su plenitud, tampoco de­
ben cesar cuando su buen fin está colmado. Una exposición pormenorizada de esta cuestión — que aquí
sólo hemos podido esbozar— puede leerse en: T. OÑATE y ZUBIA, «Proximidad y distancia del Aris­
tóteles dialéctico», Actas del Congreso «En torno a Aristóteles. Homenaje al profesor Pierre Aubenque»,
Universidad de Santiago de Compostela, 1998, pp. 95-117.
4 Véase la nota correspondiente a este punto del texto griego.
5 Marcamos con cursiva lo que habitualmente se enuncia como la «sentencia de Anaximandro»,
si bien sólo podemos atribuir indudablemente a Anaximandro desde «τό χρεών» hasta «τάξιν».
170 TERESA OÑATE Y ZUBIA

Pseudo-Plutarco, Strom. 2
DK 12 A 10 [a]

’Αναξίμανδρον Θάλητος έταΐρον γενόμενον τά άπειρον φάναι τήν


π άσα ν αιτίαν έχειν τής του παντός γενέσεώ ς τε καί φθοράς, έξ ού δή
φησι τούς τε ούρανούς ά ποκεκ ρίσθα ι καί καθόλου τούς ά π α ντα ς
άπειρους όντας κόσμους, άπεφήνατο δέ τήν φθοράν γίγνεσθαι καί πολύ
πρότερον τήν γ ένεσ ιν έξ άπείρου αίώ νος άνακυκλουμένοον πάντων
αύτών.

Hipólito, Ref. 1 6,1-2


DK 12 A 11 [a]

ούτος [sc. ’Α ναξίμανδρος] άρχήν έφη τών όντων φύσιν τινά τού
άπείρου, έξ ής γίνεσθαι τούς ούρανούς καί τούς έν αύτοίς κόσμους3, ταύτην
δ' άίδιον είνα ι καί άγήρω, ήν καί π άντας π εριέχειν τούς κόσμους,
λ έγει δέ χρόνον ώς ώρισμένης καί τής γενέσεω ς καί τής ούσία ς καί
τής φθοράς, ούτος μέν ά ρχή ν καί σ το ιχεΐο ν εΐρηκεν τών όντων τό
άπειρον, πρώτος τούνομα κ α λέσ α ς τής άρχής. πρός δέ τούτω κίνησιν
άίδιον είναι, έν ή συμβαίνει γίνεσθαι τούς ούρανούς.

3 τόν κ ό σ μ ο ν DK; το ύ ς κ ό σ μ ο υ ς R itter [Cf. Diels-Kranz, op. cit., vol. I, p. 84],


El nacimiento ele la filosofía en Grecia. Viaje al inicio de occidente 171

Pseudo-Plutarco, Strom. 2
DK 12 A 10 [a]

Anaximandro, compañero de Tales, dice que lo ilimitado es toda la causa de cada na­
cimiento y destrucción, y que a partir de ello se han separado los cielos y, en general, to­
dos los mundos, que son ilimitados [infinitos en número]. Declaró que la destrucción y mu­
cho antes el nacimiento acontecen desde un tiempo ilimitado, todos ellos cíclicamente.

Hipólito, Ref. I 6,1-2


DK 12 A 11 [a]

Éste [se. Anaximandro] dijo que el principio de los entes es alguna naturaleza de
lo ilimitado, de la que nacen los cielos y los mundos que hay en ellos. Esta [se. natu­
raleza] es eterna y no envejece y rodea todos los mundos. Habla del tiempo como si
el nacimiento, la entidad y la destrucción estuvieran delimitados. Dijo que el princi­
pio y elemento de los entes es lo ilimitado, habiendo sido el primero en dar este nom­
bre al primer principio. Además de esto, dijo que hay un movimiento eterno en el que
resulta que nacen los cielos.

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