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Un príncipe con sabor a café

¿Alguna vez has conocido a una persona con sabor a café? Déjame y te cuento.
Las personas con sabor a café son aquellas personas que tienen un mal genio y
una personalidad bastante amarga, pero cuando conocen a la persona correcta
su sabor amargo cambia a uno más dulce.

El príncipe Anthony era ese tipo de persona amarga, nadie sabe el porqué de su
actitud tan terrible. Al príncipe no le gustaba estar rodeado de gente todo el
tiempo, le molestaba bastante.

Anthony nunca tuvo amigos, nunca se ha relacionado con personas de su edad,


ni siquiera sabe lo que a los jóvenes de 16 años les gustaba. Mientras tanto el
príncipe Anthony se encontraba en su cuarto pacíficamente leyendo un libro y a
la par se encontraba un pájaro haciéndole compañía, un cardenal rojo para ser
específicos.

Lástima que esa paz y tranquilidad se acabaría para él.


Una de las sirvientas castillo entro a la habitación del joven príncipe.

- Príncipe Anthony, su padre solicita su presencia en estos momentos –


Aviso Miriam.

El príncipe suspiro pesadamente y rodo los ojos con fastidio.

- Está bien, ya iré -Dijo entre dientes y se levantó de mala gana.


Miriam se retiró de su habitación y el joven príncipe se acerca a su pájaro para
decirle algo.

- Quédate aquí ¿Sí?

- ¿Qué rayos querrá mi padre en estos momentos? -Se pregunto a sí


mismo.

El príncipe iba tan perdido entre sus pensamientos que no noto que iba a chocar
con alguien.
- ¡Auch! -Los dos se quejaron del dolor al mismo tiempo.

- ¡Príncipe, Anthony! Lo siento tanto, déjeme ayudarlo –La chica se levantó del
suelo para poder ayudar al príncipe Anthony a levantarse.

El príncipe se sacudió su saco y suspiro con pesadez.

- Lo siento tanto, yo...

- Deberías tener más cuidado –Respondió el príncipe con un tono de voz que
sonaba seria, pero pacífica a la vez.

- Por cierto, soy Anne –Saludo amablemente y le extendió la mano al príncipe


para que la estrechara, pero este solo la ignoro y siguió su camino.

- Que grosero –Susurro para ella misma y se retiró del pasillo para dirigirse a
la cocina, ya que era su lugar de trabajo.

[...]

Padre ¿Para qué me necesitabas? -Pregunto Anthony con respeto a padre, ya


que a pesar de que su padre tenía un carácter fuerte y nunca mostraba una
muestra de afecto este de cierto modo lo quería y de algún modo se podría
decir que le tenía cierto aprecio a su progenitor.

- Necesito que salgas y consigas sangre de dragón -Ordeno el rey


con autoridad.

El príncipe se sorprendió ante el pedido de su padre, ya que hace algunos


años se dejaron de ver dragones en el reino, ya que la caza de dragones era muy
con común en el reino.

- Pero la sangre de dragón es muy escasa –Dijo el príncipe con preocupación,


ya que no sabía que iba hacer para conseguir esa sangre, además ¿Cómo
rayos él iba a encontrar a un dragón?
- No me importa, haz lo que sea que tengas que hacer para conseguir esa
sangre y no vuelvas hasta conseguirla –Dijo el Rey firme.

Anthony suspiro pesadamente y asintió, puesto no le tocaba de otra que


obedecer a su padre.

- Si padre, hare lo posible para conseguir esa sangre de dragón -El príncipe
acepto la misión sin rechistar y se retiró de la sala para ir a la misión asignada
por su padre.

Mientras tanto Anne se encontraba haciendo la comida con las demás cocineras,
la chica estaba tan distraída que no escuchaba lo que la jefa de cocina le
estaba diciendo.

- Anne ¿Acaso me estas estas escuchando? -Pregunto la mayor de manera


retadora mientras se cruzaba de brazos.

- ¡Oh! -Exclamo Anne sorprendida y apenada por la situación- Lo siento mucho


señora Sandra, no estaba prestando atención -Agacho su cabeza ya que no tenía
valor de verla a los ojos después no prestarle atención- ¿Qué fue lo que me ordeno?

La señora Sandra suspiro.

- Necesito que vayas por las flores curativas que hay en el bosque Timberland.

- ¿Eh? ¿Por qué? -Pregunto curiosa.

- Sera un ingrediente muy importante para la sopa, al parecer el Rey William


las necesita para su enfermedad –Le explico.

- Ya veo... -Susurro Anne- ¿Usted sabe que enfermedad tiene el Rey William?
-Pregunto la joven curiosidad.

- Lamentablemente nadie sabe, ni siquiera su hijo –Dijo melancólicamente


con la mirada perdida.
A la chica le pareció extraño aquello, pero no dijo nada.

- Tienes que ir lo más pronto posible, antes de que el Rey se moleste con todos,
solo tienes tres días para completar la misión -Dijo Sandra con preocupación.

- Entiendo perfectamente, iré ahora mismo –Respondió más animada.

- De acuerdo, pero ten cuidado ¿Sí? -Se notaba preocupación en su rostro.

- No se preocupe señora Sandra, iré por esas flores curativas y voy a regresar
sana y salva –Dijo Anne muy segura de sus palabras.

- Eso espero –La señora Sandra le regalo una sonrisa a la joven dándole a
entender de que confiaba plenamente en ella ya que Anne era una de las chicas
más valientes que hay.

[…]

Anne tomo a su caballo y marcho rumbo hacia el boque Timberland, ya que


solo tenía tres días para completar la misión, lo cual le parecía muy poco tiempo,
pero no importaba eso era lo de menos; ella iba hacer todo lo posible para
conseguirlas flores curativas y lograr que el Rey que el Rey William estuviera
orgulloso de ella y tal vez solo tal vez la ascendería a un puesto más alto.

Bueno, según lo que me dijeron el bosque Timberland debe estar cruzando


por el puente, luego en las cuevas de los dragones, según lo que dicen los
dragones se extinguieron hace pocos años, cuatro para ser específicos, pero...
¿Sera verdad? -Se pregunto Anne.

La cabeza de la joven estaba llena de dudas, tantas preguntas y tan pocas


respuestas ¿Sera verdad que fueron las brujas las culpables de la desaparición
de los dragones?

Anne no estaba muy convencida de que hayan sido las brujas las culpables
de la desaparición de los dragones, ya que ellas no eran malas como decían los demás.
- Algo no me cuadra en esta historia, pero ¿Quién sabe? Tal vez muy pronto
sepa la verdad.

Anne siguió avanzando su camino, ya que estaba cerca del puente y no se


iba a retrasar más, porque sabía que encontrar las flores curativas era una
tarea bastante complicada y si se tardaba más de lo que debía tardarse seria
castigada por el Rey William.

Para Anne el recibir el castigo del Rey William era de las cosas más
aterradora que lo que le podría pasar. Dicen las malas lenguas que cuando
el Rey William castigaba a una persona está ya no regresaba su puesto en el
castillo y eran enviados con sus familiares con los bolsillos vacíos, ni
siquiera una moneda.

Por eso Anne estaba dispuesta a conseguir esa flor cueste lo que cueste,
solo tenía que ser cuidadosa y no meterse en un gran lio en el camino,
ya que algunas personas no tienen buenas intenciones y siempre tratan de
robar las cosas de los demás, lo cual lo hacía algo injusto porque algunas
personas se esforzaban consiguiendo sus cosas con el sudor de su frente
y el hecho de que alguien robara algo era hacia el esfuerzo de la persona no
hubiera valido la pena.

- ¡Oh genial! -Exclamo Anne contenta- Ya casi estamos cerca del puente.

Anne siguió avanzando con su caballo, pero lo que Anne no esperaba era
que alguien estuviera allí, mucho menos un ogro.

Anne bufo molesta porque sabía que iba a poder pasar tan fácil.

- ¡Oh, genial! -Dijo molesta- ¿Qué se supone que haga ahora?

Anne no tuvo de otra que seguir avanzando.

- ¿Qué es lo que quieres? -Pregunto el ogro con voz aterradora.


- Solo quiero pasar por el puente señor, eso es todo –Dijo Anne con un tono
de voz calmado, pero se notaba que estaba un poco cansada.

- Esta bien, debes derrotarme en una pelea cuerpo a cuerpo, si me ganas


podrás pasar tranquila; pero si te gano te iras y no tendrás el derecho de pasar
por este puente ¿Estas dispuesta a aceptar? -Pregunto el ogro desafiante.

Anne lo pensó unos segundos y aclaro su garganta para dar su respuesta.

- Está bien, acepto esta batalla -Respondió Anne muy segura de sí misma.

- De acuerdo, pero que quede claro que no tendré piedad –Advirtió el ogro.

- Adelante –Lo reto Anne.

- Bien –Sonrió el ogro burlonamente- Enséñame todo lo que tengas.

El ogro no sabía lo que le esperaba, ya que lo que no sabía era que Anne
no era una chica fácil de vencer, ya que ella llevaba entrenando durante
muchos años, gracias a sus hermanos mayores ella sabía cómo pelear y
sabia defenderse muy bien.

Anne empezó a dar el primer golpe al ogro, lo cual hizo que este se enfureciera
y alzo el puño para darle a Anne, pero esta logro esquivarlo con tiempo.

Eso estuvo cerca –Susurro para que el ogro no la escuchara.

El ogro la tomo de la cintura y la derribo al suelo. Anne se quejó del


dolor y se levantó rápidamente para darle una fuerte patada en la cara, lo que
hizo que el ogro callera de rodillas y se quejara del dolor.

Anne aprovecho que el ogro estaba adolorido y corrió a donde estaba su


caballo y rápidamente se subió a él.
Anne sonrió victoriosa por poder lograr derrotar al agro de manera fácil,
pues se sentía orgullosa de sí misma. - Eso fue pan comido –Dijo de manera
burlona mientras seguía el camino para conseguir las flores.

Mientras Anne avanzaba no pudo evitar parar al ver que había un cuerpo.

- ¿Pero que ha pasado aquí? -Se pregunto Anne.

Anne se acerco al cuerpo para ver de quien se trataba, pero vaya sorpresa
la que se llevó cuando vio que se trataba del príncipe Anthony.

- ¿Pero como fue que el príncipe Anthony terminó así? -El rostro de
Anne reflejaba preocupación, ya que le pareció extraño encontrar al
príncipe todo débil.

Anne se acerco al rostro del príncipe poco a poco y miró su cara


con atención, como tratando de memorizar cada detalle. La chica estaba
cada vez más cerca y para despertarlo le dio una fuerte cachetada.

- ¡Auch! -Se quejo este de dolor- ¡Oye! ¡¿Qué rayos te pasa?! -Pregunto molesto.

- Pues no te quejes, necesitaba despertarte, además fue lo primero que se


me ocurrió hacer -Se encogió de hombros.

Anthony rodó los ojos.

- Como sea... ¿Qué haces tu aquí? Digo, no es como que me importe -Dijo el
príncipe con inferencia.

Anne lo fulmino con la mirada por la mala actitud que el príncipe Anthony
estaba teniendo con ella.

- ¿Cómo puede ser tan irritante? -Se pregunto Anne en sus pensamientos.
- Me mandaron a una misión para conseguir las flores curativas, ya que
tu padre las necesita -Explico Anne.

El príncipe abrió los ojos como plato, era cierto ¿Cómo se le olvidado que
necesitaba las flores curativas?

- ¿Por qué te enviaron a ti a la misión? ¿Acaso no había alguien mejor?


-Pregunto en tono burlón.

La chica lo miró ofendida.

- ¿Perdón? -Pues Anne sonaba indignada.

- Me parece que no eres sorda ¿O sí? -La miro alzando una de sus cejas.

Anne le iba a responder pero como no tenía ganas de discutir mejor decidió
cambiar de tema.

- Como sea ¿Qué hacías tirado en el suelo? -Pregunto curiosa.

- Pues, me desmaye -Bufo.

- Entiendo...

- Como sea, debería estar en la misión que mi padre me mando en lugar


de estar hablando contigo.

- ¡Oye! no entiendo porque eres tan grosero conmigo, solo trato de ser
amable ¿Sabes?

- Gracias, pero no gracias; estoy bien así -Respondió burlón.

- Hablar contigo es imposible -Suspiro molesta.


- ¡Oh, vamos! No te enfades, es más, dejare que me acompañes a la misión
y todos felices ¿No?

- No pues, que gran honor poder acompañar al príncipe a una misión -Dijo
Anne sarcásticamente.

- Fue un placer, no me agradezcas -Soltó una pequeña risa- Como sea, camina;
no tenemos todo el tiempo del mundo ¿Sabes?

- Cada vez eres más desagradable -Suspiro.

- Es bueno que lo notes -Sonrió orgulloso.

Anne no sabía porque seguía aguantando al príncipe pero no iba a comenzar


una pelea, no le iba dar el gusto.

[...]

Anne y Anthony por fin habían llegado a las cuevas de los dragones, pasa ser
honestos era algo aterrador.

- Debe de haber un dragón por aquí...-Susurro Anthony en voz baja pero


Anne logro escuchar.

- Los demás dicen que se extinguieron hace poco pero yo no lo creo ¿Sabes?

- Si, eso mismo pensé; de hecho tengo una teoría de que probablemente
estén escondidos para que los humanos no les hagan más daño.

- Buena teoría -Dijo Anne con una sonrisa.

- Gracias -Respondió el príncipe.


Anne se sorprendió por lo que el príncipe le dijo ¿Acaso el príncipe Anthony
le había dicho las gracias?

Eso no era algo que se veía todos los días.

¿Acaso Anne estaba soñando?

- Disculpa... ¿Acaso pediste perdón? -Pregunto Anne en Shock, ya que todavía


seguía sin poder creérselo.

- A veces no suelo ser tan mal educado ¿Sabes? -Respondió divertido.

Ambos rieron al mismo tiempo.

- Oye, discúlpame por ser grosero a veces... Yo...

- ¿Solo a veces? -Pregunto Anne incrédula.

- Bueno, casi siempre -Rodo los ojos- Tan bien que íbamos...-Suspiro.

- Oye, solo bromeaba -Dijo Anne preocupada- No eres tan malo como los
demás suelen decir, solo eres como el café -Respondió la chica sonriendo.

- ¿Cómo el café? -Pregunto este confundido.

- Si, por fuera eres amargo pero cuando pones azúcar en su vida se
vuelve más dulce -Explico ella.

- ¿Gracias? Supongo que tú no eres tan torpe como algunos lo piensan -Anne
le dio un leve golpe- Auch...-Se quejo del dolor en voz baja.

De repente Anne escucho el sonido de un pájaro.

- Oye ¿Acaso es mi imaginación o escucho un pequeño pájaro? -Sonrío la chica.


- Oh, de hecho es mío, se llama Hooper es lindo ¿No?

- Si, de hecho es muy hermoso -rio.

De pronto se escuchó un fuerte gruñido desde lejos.

- ¿Acaso ese fue un dragón? -Pregunto Anne con miedo.

- Si, de hecho es un dragón -Dijo emocionado- ¡Vamos! -El príncipe no dejo


terminar de hablar a Anne porque ya había marchado.

- Ni modo, no toca de otra que seguirlo -Anne siguió los pasos del príncipe
- ¿Por qué soy tan lenta? -Se regaño así misma.

Cuando por fin pudo encontrar al príncipe vio perfectamente que era un
gran dragón rojo y se veía bastante intimidante.

Lo que más le sorprendió a Anne fue que el príncipe lo tenía agarrado del
hocico y rápidamente aprovecho para sacarle sangre con una aguja.

- Yo sabía que todavía había dragones en este lugar -Sonrió la chica, ya que
si algo le gustaba a Anna era tener la razón.

- Anthony ¡Que bueno tienes la sangre de dragón! ¡Eso fue increíble! -Felicito
al joven.

- No es nada del otro mundo -Dijo este haciendo un gesto restándole


importancia al asunto.

- ¿Bromeas? ¡Eso fue genial! -Exclamo Anne con emoción.

El joven rio al ver el entusiasmo de Anne, de cierta forma le gusto esa reacción de ella.

- Bueno, ahora falta las flores curativas ¿No?


- Emmm, si así es -Afirmó Anne.

Anne siguió al principe ya que el sabía donde estaban flores curativas pero al
parecer Anne fue la primera en encontrar las flores y corrió hacia ellas.

- Oh, que bueno que las encontraste Anne -El príncipe corrió a la dirección de ella.

- Lo bueno es podemos regresar ya -Dijo Anne suspirando de alivio.

Los chicos se subieron a sus respectivos caballos y fueron hacia el castillo.

[...]

- Así es su majestad, aquí esta loq ue nos pidio -Anne le entrego las flores curativas.

- Ten padre -Anthony se acercó para entregarle la sangre de dragón.

- Que bien que pudieron cumplir con la misión, ustedes dos demostraron ser muy
fuertes y valientes. Así que como recompensa Anne recibirá dinero para su familia
y tu hijo vas poder descansar y salir del castillo cuando tú quieras.

- Gracias -Respondieron ambos y se retiraron.

- Que bien que ahora podrás tener el dinero suficiente para tu familia ¿No?

- Si, de hecho estoy ansiosa por contarle a mi familia sobre eso -rio.

- Anne...

- ¿Si? -Pregunto esta curiosa.

- Gracias por endulzar mi vida.

- Fue un placer -Sonrío cálidamente.

Fin.

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