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Mientras todos los integrantes del grupo van realizando sus respectivas tareas, el
anestesista, Juan Pereyra, pregunta si alguien sabe dónde se encuentran los
frascos de anestesia. El jefe de instrumentistas, Daniel Juncos, le señala el cajón
donde se encuentran y Pereyra toma uno de ellos.
Gonzalo le indica entonces a Pereyra el reemplazo del calmante por uno más
adecuado y luego de esperar unos minutos para que haga su efecto, practica la
operación durante la cual el paciente fallece.
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5.1) Aspecto Cognoscitivo. Recurrir a las reglas 2; 2.1; 2.2 y 6, del texto de
Ramón Ragues y Valles ¿Cuál resulta aplicable?.
2.1 Exteriorización del conocimiento por parte del autor del resultado lesivo;
Trabajo Practico N5
EJERCICIO A
1. El bien jurídico afectado es la vida, y más específicamente, la integridad física.
Consideramos que no se puede afirmar la concordancia con el tipo penal del artículo
79 ya que el resultado de muerte no es aplicable a la conducta ni del anestesista ni del
resto del cuerpo médico: basándonos en los resultados de la autopsia, el resultado fue
consecuencia del estado de infección que padecía el paciente y no del accionar
médico.
Dicho esto, tampoco se podría afirmar la concordancia con el art 80 inc 1, no solo por no ser
imputable el resultado a la conducta, sino también por el déficit de conocimiento de la
conducta llevada a cabo, esta falta nos podría llevar a un error de tipo de carácter vencible,
gracias a la advertencia del colega. Debido al error de tipo, se excluye directamente la
posibilidad de la tipicidad dolosa, ya que no hubo juicio de conocimiento concreto ni de la
antinormatividad o antijuridicidad de la conducta. Sin embargo, sí podemos analizar la
posibilidad de una tipicidad culposa. Dado este análisis, concluimos que el tipo que más llega
a adecuarse al caso es el art 84, el acto imprudente, negligente o antirreglamentario que
causare a otro la muerte. Aun así, como mencionamos anteriormente, las circunstancias no
aplican el tipo y no es imputable el resultado a la conducta, por tanto, se concluiría en la
atipicidad.
2.Seleccionamos el art 84 del Codigo Penal:” Será reprimido con prisión de uno (1) a cinco
(5) años e inhabilitación especial, en su caso, por cinco (5) a diez (10) años el que por
imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o inobservancia de los
reglamentos o de los deberes a su cargo causare a otro la muerte.”
B. Sujeto activo: El sujeto activo tiene que estar actuando en el rol de su profesión o
arte. En este caso Pereyra, el anestesista.
Sujeto pasivo: No hay requisitos sobre el sujeto pasivo en este tipo penal. En el caso
es el paciente.
C. Circunstancia: El que cause a otro la muerte, tiene que haberlo hecho desde la
imprudencia, negligencia o de forma antirreglamentaria, es decir faltando al deber
objetivo de cuidado. Y a su vez, esta falta o inobservancia del reglamento debe ser en
ejercicio de su profesión o arte. En este caso es la falta a la lex artis, es decir, no
seguir con el protocolo correspondiente a las prácticas de cirugía con anestesia total.
Ejercicio B
5. Considerando que la conducta es atípica resulta imposible llevar a cabo un análisis de la
tipicidad subjetiva, ya que primero deberíamos analizar la tipicidad objetiva y, en este caso,
concluimos que esto es irrealizable.
5.1.Tanto las reglas 2, 2.2 y 6 pueden ser de análisis para el caso. Las conductas arriesgadas
neutras enunciadas en la regla número 2, (como, en este caso, la cirugía por peritonitis),
llevan consigo un fenómeno específico, este es, que se comprende que el sujeto no ha
realizado un juicio de concreta aptitud lesiva, por lo que desde el punto de vista de la
colectividad no se considera que estas sean conductas que de forma inequívoca se realicen
siempre con consciencia de los riesgos concretos que suponen, y, gracias al significado social
de estas conductas (Regla número 6) y circunstancias, la negación del dolo es asimilable y es
tomada como la regla general. De todas formas, a esta negación del dolo presupuesta por el
tipo de conducta, se le suma el error de tipo que, cuando está presente, directamente no puede
incluirse el dolo en el análisis por haber un déficit de conocimiento en la conducta ejecutada.
Sobre el juicio de concreta aptitud lesiva en esta especie de conductas, el autor Ragues I
Valles, menciona que, siguiendo la regla general, se determina la no imputación del juicio de
concreta aptitud lesiva, y por lo tanto, la imputación del resultado a título de imprudencia.
Con respecto a la regla 2.2, el autor especifica que, en casos en que aunque no pueda
entenderse a la conducta como especialmente apta para generar el resultado, pero que se
considere que el sujeto ha captado a través de sus sentidos muestras incuestionables de la
concreta aptitud lesiva de la conducta y aun así no ha desistido de su comportamiento, puede
serle imputada la causación dolosa. En este caso, aplica la siguiente aclaración que hace el
autor: si la conducta inicial es neutra y al aparecer los síntomas de inequívoca lesividad
próxima del resultado, el autor desiste y detiene su comportamiento, no es posible imputar el
conocimiento, es decir, el requisito principal del dolo. Aun así, como mencionamos
anteriormente, se concluye en la atipicidad de la conducta.
5.2. Nosotras consideramos que el anestesista actuó con un error de tipo, ya que había un
déficit del conocimiento. En abstracto, tenía el conocimiento de que debía aplicar la anestesia
correspondiente, pero en concreto no percató con sus sentidos que la seleccionada era
equivocada para el procedimiento. Este error fue vencible, ya que el cirujano le advirtió el
error inminente y, luego de esta advertencia, Pereyra seleccionó el tranquilizante adecuado.
Por ello, es posible afirmar que se venció el error y aun asi, el resultado no le es imputable.
Por otro lado, a nuestro entender, Gonzalo no actuó con error de tipo, ya que él actuó de
acuerdo al deber objetivo de cuidado: siguió su rol, advirtió al anestesista y gracias a su
advertencia fue vencible el error aplicado anteriormente.
5.3. Según la autopsia el resultado fue producto del alto grado de infección que llevaba el
torrente sanguíneo del paciente, es decir que el cirujano, que actuó con su debido cuidado, no
provocó la muerte de la víctima. Considerando esto resulta imposible adjudicarla a un tipo
penal, por lo que concluimos que la conducta es atípica.