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Ojos amarillos:

Isabella Zwetajeff

En la esquina de una habitación quedaban los restos de un antiguo ser humano,


antiguo porque no sabría si decir si esa cosa podría denominarse uno o si quiera
un ser de la naturaleza, pero estoy seguro que tenia vida, porque en las noches
podía oír como respiraba de una manera asfixiada, un sonido parecido al sollozo
humano y como los latidos de su corazón se cortaban, a veces por horas, a veces
por días, pero siempre volvían, y era de esperarse que cada cuanto
desapareciera, pero siempre volvía cuando su sed había cesado.

Sus puntiagudos dientes semejantes a los de una serpiente recorrían toda su cara
hasta los brazos mimetizándose con las escamas grises que lo cubrían, estaba
parcialmente cubierto por una sabana negra pero en la oscuridad aun podías ver
sus brillantes ojos que parecían ser lo único que había quedado de su antiguo
rostro, esos grandes ojos amarillos que parecían aun mostrar el alma del pobre
hombre que estaba encerrado dentro de la bestia y un aura perturbante que
incluso podía asustar al hombre mas valiente con solo su sombra pero al mismo
tiempo atraía a sus presas con facilidad con el simple echo de estar cerca.

El porque esa extraña criatura vivía en el ático de mi granero era un poco difícil de
explicar. Hace dos meses en una noche de tormenta un viejo colega y amigo mío
el doctor Morales había llegado de sorpresa a mi casa con urgencias de verme a
pesar de la hora. Aunque era doctor de profesión, Morales había pasado la
mayoría de su vida viajando a causa de sus raras obsesiones y por su fascinación
de coleccionar lo que el llamaba reliquia, nunca pensé en esto como algo por lo
que preocuparme hasta ese día.

-Amigo mío –decía Morales mientras dejaba su chaqueta mojada en la chimenea y


se sentaba en frente mio- ¿recuerda esa vez en Nuevo México en que lo salve de
casi ser envenenado y que juro que en cualquier momento podría contar con su
ayuda? Bueno es hora de devolver el favor.

Me empezó a contar acerca de lo que había pasado, estaba en Nueva Orleans


buscando una nueva obra para su colección cuando oyó rumores acerca de un
pueblo abandonado poblado por personas practicantes de vudú, por lo que
obviamente su curiosidad lo mato y decidió aventurarse a ver si las leyendas eran
ciertas, sin embargo lo que encontró no fue mas que una simple aldea en medio
de un pantano y con mucha desilusión no tuvo mas que esperar al siguiente ferri
que lo llevara de nuevo a Nueva Orleans, lo que si encontró fue a un antiguo
amigo que por coincidencias del destino también estaba allí con la intención de
cazar un cocodrilo.

Mientras la semana de espera transcurría Morales se hacia cada vez mas amigo
de los habitantes, aunque por el contrario su amigo se negaba a entrar en
comunicaciones con ellos y pasaba días enteros en el pantano a solas intentando
cazar a su presa pero parecía que el pantano estaba completamente vacío,
aunque podía ver algo nadar en lo mas profundo, aunque era imposible de ver con
claridad de que se trataba.

Cuando faltaban solo dos días para irse y harto de haber fallado tanto en su
misión de cazar, el amigo de morales nado dentro del pantano hasta llegar a lo
mas profundo, pero su sorpresa fue tal al notar que lo que había estado viendo
nadar debajo del agua no eran nada menos que cuerpos humanos que por la
corriente del agua eran arrastrados por el agua, aterrado y pálido por su
descubriendo salió corriendo y le conto todo al doctor Morales quien lo tranquilizo
pensando que su amigo se había vuelto loco por no haber dormido en tantas
noches pero en medio de los gritos de su amigo este colapso y cayo desmayado
en sus brazos, en segundos varias de las mujeres del pueblo llegaron a la casa
por culpa de los gritos y preocupado Morales les conto a ellas todo lo que había
pasado, estas divertidas le informaron a Morales que era muy probable que su
amigo se hubiese enfermado por la frialdad de las aguas por lo que ellas se
encargarían de el y de que mejorase gustosas, un poco sospechando de la
amabilidad de las mujeres pero para no mostrar ninguna señal, Morales acepto
pero dijo que iría el mismo a la primera hora de la mañana a revisar el estado de
este, pero al día siguiente no encontró nada extraño y el estado de su amigo había
mejorado por lo que tomaron el ferri y se marcharon de la aldea, mas el
comportamiento de su amigo empezó a cambiar a las horas de salida, estaba
inquieto, se retorcía de manera anormal y estaba enloquecido por la rabia, hasta
que de repente se calmo y le pidió cortésmente a Morales que le trajera sangre.

Horrorizado por la petición de su amigo Morales sospecho que su amigo habría


sido maldecido por las mujeres del pueblo, por lo que este al no saber como
sanarlo lo llevo con un famoso brujo y este para su infortunio le afirmo sus
sospechas. Debían de actuar rápido ya que si es que su amigo bebía una sola
gota de sangre la maldición seria permanente y de apoco se empezaría a
transformar en su mayor miedo, por lo que para prevenir cualquier fatalidad lo
encadenaron en una celda improvisada y pactaron el ritual para volverlo en si el
día en que la luna estuviera llena, pero con la fuerza que poseía logro liberarse y a
solo un día de la ceremonia de curación, media ciudad empezó a buscarlo ya que
sabían lo peligroso que podía ser, pero en el desespero este había bebido su
propia sangre para satisfacer su hambre y al instante de una manera grotesca su
cuerpo empezó a hacer una metamorfosis horrible que duro días, y toda la ciudad
pudo oír como esos gritos de dolor pasaron a hacer aullidos a la luna.

Ya no había solución, por lo que el brujo le aconsejo a Morales que el lo matara


antes de que causara mas daño, porque al ser el causante de la maldición del
hombre por su ignorancia, ahora era el único que tenia el poder de matar a la
bestia, pero esto le fue imposible, cada vez que lo intentaba la bestia gritaba con
la misma voz de su viejo amigo y a pesar de que esa cosa no parecía siquiera
humana, aun creía que dentro lo encontraría, por lo que poniéndose de rodillas
como éramos como hermanos me pidió que yo lo matara haciendo caso nulo a los
consejos del brujo, pero lamentablemente como soy un hombre de palabra
además de porque no solo una sino que millones veces el doctor me había
salvado, me vi en la obligación de aceptar el peso de matar a la bestia, aunque
como an visto, también e fallado en la misión.

Mis criadas empezaron a desaparecer desde su llegada, hasta que ya solo e


quedado yo como único habitante de las tierras que poseo, e intentado traer
nuevas pero se han esparcido rumores de que cualquier persona que trabaje para
mi terminara muerta por lo que no e tenido mas opciones que buscar otros
métodos para alimentar a la bestia y que no se escape a la ciudad porque me
temo que es posible que el hambre de esta sea tal como para devorar a mil
personas en una noche pero creo que mi intento de apaciguar su sed esta fallando
ya que aunque la bestia no hable, desde hace dos noches a empezado a dejar de
comer las vacas y ciervos que le dejo como ofrenda. Creedme que intente matarlo,
pero no puedo explicar el porque me es imposible ¿serán esos ojos amarillos? Su
único rastro de humanidad que me corrompe, no lo creo, ya e matado lo suficiente
como para no temer a la sangre en mis manos, aunque tal vez es por la luz, si,
definitivamente creo que es por la luz. En la luz del sol ves al monstruos pero
cuando la luna cae, podría jurar que en la oscuridad su forma cambia y luce
“diferente”, pero no como el hombre que antes era sino como un fantasma
blanquecino casi como un ángel de la muerte con un muy raro rostro desconocido,
pero terroríficamente familiar.

La bestia escapa del ático cada noche sin falta para alimentarse, hoy es una cálida
noche, y puedo sentir sus garras arañando mi ventana además de su continuo
palpitar de corazón y en el reflejo del espejo sus ojos amarillo mirándome
fijamente con una sonrisa en su rostro y sangre en los labios. Hoy e decidido
entregarme como ofrenda esta bonita noche, no porque crea que salvara a alguien
con mi muerte sino porque se que muy pronto perderé por completo la cabeza y
sino es hoy, será mañana pero es obvio mi destino. También, no maldeciré a
morales por este regalo que me a dado, ya que se que no habría logrado ver tal
criatura sino fuera por el y es muy probable que detrás de toda esta fachada de un
“peligro inminente” haya una venganza de su parte por mi tan baja moral, trajo a
mi asesino a mi casa y ahora cumplo su deseo, me despido de todos en especial
de los muertos, porque se que no los encontrare en el lugar que voy y por sobre
todo diré a la bestia que si algún día vuelve a su forma normal que yo siempre la
in…

Fin de la carta.

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