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Isabella Zwetajeff
Sus puntiagudos dientes semejantes a los de una serpiente recorrían toda su cara
hasta los brazos mimetizándose con las escamas grises que lo cubrían, estaba
parcialmente cubierto por una sabana negra pero en la oscuridad aun podías ver
sus brillantes ojos que parecían ser lo único que había quedado de su antiguo
rostro, esos grandes ojos amarillos que parecían aun mostrar el alma del pobre
hombre que estaba encerrado dentro de la bestia y un aura perturbante que
incluso podía asustar al hombre mas valiente con solo su sombra pero al mismo
tiempo atraía a sus presas con facilidad con el simple echo de estar cerca.
El porque esa extraña criatura vivía en el ático de mi granero era un poco difícil de
explicar. Hace dos meses en una noche de tormenta un viejo colega y amigo mío
el doctor Morales había llegado de sorpresa a mi casa con urgencias de verme a
pesar de la hora. Aunque era doctor de profesión, Morales había pasado la
mayoría de su vida viajando a causa de sus raras obsesiones y por su fascinación
de coleccionar lo que el llamaba reliquia, nunca pensé en esto como algo por lo
que preocuparme hasta ese día.
Mientras la semana de espera transcurría Morales se hacia cada vez mas amigo
de los habitantes, aunque por el contrario su amigo se negaba a entrar en
comunicaciones con ellos y pasaba días enteros en el pantano a solas intentando
cazar a su presa pero parecía que el pantano estaba completamente vacío,
aunque podía ver algo nadar en lo mas profundo, aunque era imposible de ver con
claridad de que se trataba.
Cuando faltaban solo dos días para irse y harto de haber fallado tanto en su
misión de cazar, el amigo de morales nado dentro del pantano hasta llegar a lo
mas profundo, pero su sorpresa fue tal al notar que lo que había estado viendo
nadar debajo del agua no eran nada menos que cuerpos humanos que por la
corriente del agua eran arrastrados por el agua, aterrado y pálido por su
descubriendo salió corriendo y le conto todo al doctor Morales quien lo tranquilizo
pensando que su amigo se había vuelto loco por no haber dormido en tantas
noches pero en medio de los gritos de su amigo este colapso y cayo desmayado
en sus brazos, en segundos varias de las mujeres del pueblo llegaron a la casa
por culpa de los gritos y preocupado Morales les conto a ellas todo lo que había
pasado, estas divertidas le informaron a Morales que era muy probable que su
amigo se hubiese enfermado por la frialdad de las aguas por lo que ellas se
encargarían de el y de que mejorase gustosas, un poco sospechando de la
amabilidad de las mujeres pero para no mostrar ninguna señal, Morales acepto
pero dijo que iría el mismo a la primera hora de la mañana a revisar el estado de
este, pero al día siguiente no encontró nada extraño y el estado de su amigo había
mejorado por lo que tomaron el ferri y se marcharon de la aldea, mas el
comportamiento de su amigo empezó a cambiar a las horas de salida, estaba
inquieto, se retorcía de manera anormal y estaba enloquecido por la rabia, hasta
que de repente se calmo y le pidió cortésmente a Morales que le trajera sangre.
La bestia escapa del ático cada noche sin falta para alimentarse, hoy es una cálida
noche, y puedo sentir sus garras arañando mi ventana además de su continuo
palpitar de corazón y en el reflejo del espejo sus ojos amarillo mirándome
fijamente con una sonrisa en su rostro y sangre en los labios. Hoy e decidido
entregarme como ofrenda esta bonita noche, no porque crea que salvara a alguien
con mi muerte sino porque se que muy pronto perderé por completo la cabeza y
sino es hoy, será mañana pero es obvio mi destino. También, no maldeciré a
morales por este regalo que me a dado, ya que se que no habría logrado ver tal
criatura sino fuera por el y es muy probable que detrás de toda esta fachada de un
“peligro inminente” haya una venganza de su parte por mi tan baja moral, trajo a
mi asesino a mi casa y ahora cumplo su deseo, me despido de todos en especial
de los muertos, porque se que no los encontrare en el lugar que voy y por sobre
todo diré a la bestia que si algún día vuelve a su forma normal que yo siempre la
in…
Fin de la carta.