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FIJACIÓN O SUSTENTACIÓN DE
ALGO.
LO QUE SE USA PARA SUJETAR:
CONTENCIÓN ,DOMINACIÓN O
DEPENDENCIA
DEPENDENCIA
INTR. ESTAR CONDICIONADO
POR ALGO PARA EXISTIR O
TENER LUGAR
cuando se habla de la aplicacion biblica, se
dice que es un principio de obediencia, y
denota que se realiza por amor o respeto, mas
no por obligacion; cuando existe obediencia
por obligacion no se habla de sujecionsino de
dominio...
CUANDO NO
son pocos los casos que habla la biblia de
cuando debemos rechazar la sujecion
1 Samuel 22.17-18 enseña que cuando Saúl
dio orden de ejecutar a los sacerdotes de
Jehová, fue un extranjero (edomita) el que
se levanto a ejecutar la orden porque
ninguno de los hombres judíos lo hizo.
oncepto
La formación es un itinerario o proceso continuo, que abarca
toda la vida del cristiano, cualquiera sea la función que
cumpla en la Iglesia. Puede caracterizarse como una tarea
permanente, integral y sistemática orientada a la
maduración en la fe y el descubrimiento cada vez más claro
de la propia vocación, a fin de vivirla en el cumplimiento de
la misión.
Aparecida lo expresa diciendo que el objetivo principal de la
formación es: ayudar a los bautizados a encontrarse con
Cristo, para reconocer, acoger, interiorizar y desarrollar la
experiencia y los valores que constituyen la propia identidad
y misión cristiana en el mundo.
Según el mismo documento, la formación supone cinco
aspectos fundamentales: el encuentro con Jesucristo (como
fundamento de la vida cristiana), la conversión (como
respuesta de fe), el discipulado (como crecimiento o
maduración en la fe), la comunión (integración en la vida
comunitaria de la Iglesia) y la misión (anuncio de
Jesucristo)-( Cf. Aparecida 6,2.1)
Objetivo
La formación de los fieles laicos tiene como objetivo
fundamental el descubrimiento cada vez más claro de la
propia vocación y la disponibilidad siempre mayor para
vivirla en el cumplimiento de la propia misión. (Juan Pablo
II, Cristifideles laici, 58)
Necesidad
La formación de los agentes de pastoral se ha de colocar
entre las prioridades de la diócesis y se ha de incluir en los
programas de acción pastoral. Los obispos latinoamericanos
en el mensaje final de Aparecida señalaban “Es necesario
formarnos y formar a todo el Pueblo de Dios para cumplir
con responsabilidad y audacia la tarea de ser discípulos y
misioneros”. Y en el c. 6 (dedicado al tema formación)
reafirmaban la necesidad de “una clara y decidida opción
por la formación”.
Características generales
El apostolado solamente puede alcanzar plena eficacia a
partir de una formación multiforme y completa. La exige no
sólo el progreso espiritual y doctrinal del mismo seglar, sino
también la variedad de situaciones, personas y tareas a que
tiene que acomodar su actividad.
Santo Domingo habla de la necesidad de una formación
“integral, gradual y permanente de los laicos mediante
organismos que faciliten «la formación de formadores» y
programen cursos y escuelas diocesanas y nacionales”. A su
vez Aparecida habla en la misma línea de una formación
“integral, kerigmática, permanente y dinámica”. Cada
documento desde su perspectiva, reafirma conceptos y aporta
elementos complementarios que enriquecen la comprensión
del problema.
Dimensiones o aspectos
Para los obispos de Aparecida, la formación debería abarcar
las dimensiones: humana comunitaria (para aprender a
convivir en un mundo plural), espiritual (para fundar la
existencia cristiana en una profunda experiencia de
Dios), intelectual (para posibilitar la reflexión, el
discernimiento, el juicio crítico y el diálogo, además de
adquirir la competencia necesaria que los distintos servicios
eclesiales requieren) y pastoral y misionera (para mover al
anuncio de Cristo en el propio ambiente, manteniendo viva la
inquietud por los alejados y los que no conocen a Cristo).
Se habla de una formación general, común a todos los
cristianos, y de una formación específica, que responda a los
diversos ambientes y personas.
La formación para el apostolado supone una
cierta formación humana, íntegra, acomodada al ingenio y a
las cualidades de cada uno. Se trata sobre todo de formación
en valores humanos: la competencia profesional, el sentido
de la familia y el sentido cívico, y aquellas virtudes relativas
a las relaciones sociales, es decir, la probidad, el espíritu de
justicia, la sinceridad, la cortesía, la fortaleza de ánimo, sin
las cuales ni siquiera puede haber verdadera vida cristiana;
cultivar las relaciones humanas, sobre todo, el arte de la
convivencia fraterna, de la cooperación y del
diálogo. Formación espiritual como fundamento y condición
de todo apostolado fructuoso. Sólida formación doctrinal,
bíblica, filosófica, teológica y ético-social. La formación para
el apostolado no puede consistir en la mera instrucción
teórica. Formarse y perfeccionarse a sí mismos por la acción
con los otros y a entrar así en el servicio de la Iglesia.
Para Cristifideles laici la formación espiritual “ha de ocupar
un puesto privilegiado” en orden a crecer en la intimidad con
Jesús, en la conformidad con la voluntad del Padre y en la
entrega a los hermanos. La formación doctrinal es
fundamental, no sólo para la profundización de la propia fe,
sino también para ser capaces de «dar razón de la
esperanza» cristiana frente al mundo y sus graves y
complejos problemas. Es absolutamente necesaria una
catequesis sistemática según las edades y situaciones de vida,
y una más decidida promoción cristiana de la cultura, como
respuesta a los eternos interrogantes que agitan al hombre y
a la sociedad de hoy. Para los laicos comprometidos en el
campo social y político resultará indispensable un
conocimiento más exacto de la doctrina social de la Iglesia.
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