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CURSO: “NEFROLOGÍA”
SEMINARIO N°3
INTEGRANTES
Fernández Barboza Rony
Fernández Calle Diego Alfonso
Ferre Guillermo Cristhian Miguel
Flores Huamán Oliver Athirson
Frías Vásquez José Vidaure
García Portocarrero Peter
Guivar Cajusol Josue Santos Yeremy
Herrera Escobar Fabricio Jesús
Herrera Gastelo Gustavo Javier
Huamán Llacsahuanga Jair Jamit
Llauce Rivera Ricardo Jesús
Moisupe Agapito Enrique Martín
DOCENTE:
Dr. José Enrique Pecsen Monteza
INTRODUCCIÓN................................................................................................ 3
OBJETIVOS........................................................................................................4
MARCO TEORICO............................................................................................. 5
1. Definición.................................................................................................5
3. Nefrotóxicos específicos........................................................................5
3.1. Antibióticos.......................................................................................... 5
3.2. AINEs.....................................................................................................8
3.3. Antineoplásicos................................................................................. 11
3.4. Inmunosupresores.............................................................................11
4. Nefrotóxicos endógenos......................................................................14
4.2. Mioglobina..........................................................................................16
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS.................................................................18
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INTRODUCCIÓN
El riñón es uno de los órganos principales del cuerpo humano y ejerce múltiples
funciones dada su gran vascularización, aproximadamente del 20% al 25% del gasto
cardíaco, dentro de estas funciones tenemos el aclaramiento de toxinas endógenas, el
control del volumen corporal, el mantenimiento del equilibrio electrolítico y ácido-base,
y la función endocrina. El metabolismo y la excreción de agentes terapéuticos y de
diagnóstico aplicado de forma exógena, así como de moléculas procedentes de
exposiciones ambientales son otras funciones importantes. En su papel como excretor
principal de fármacos exógenos y toxinas endógenas, el riñón es vulnerable a
desarrollar diversas formas de lesión (nefrotoxicidad).
Se estima que la frecuencia global de daño renal agudo (DRA) en adultos atribuible a
nefrotoxicidad es del 0 al 7%, incrementándose en pacientes hospitalizados al 20%.
Los antibióticos representan el 3 – 11%, los inhibidores del sistema renina
angiotensina el 0.5 – 11% y los antiinflamatorios no esteroideos entre el 3 - 22 %.
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nacionales e internacionales de autoridad en este problema de salud pública, así como
también de la mayor cantidad posible de artículos científicos respecto a puntos
concretos como son, epidemiología, clínica, complicaciones y políticas de salud sobre
la diabetes, todos ellos siendo revisados y descargados de algunos buscadores de
literatura internacional, Scielo, PubMed, LILACS, Google Scholar, sin restricciones.
OBJETIVOS
General
Específicos
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MARCO TEORICO
1. Definición
3. Nefrotóxicos específicos
3.1. Antibióticos
Estos antibióticos pueden causar daño a los riñones al afectar la función de los túbulos
renales, que son las estructuras responsables de filtrar los desechos de la sangre y
producir orina. El daño a los túbulos renales puede provocar una disminución de la
función renal, lo que puede llevar a la insuficiencia renal.
Algunos antibióticos son fármacos nefrotóxicos por naturaleza y deben ser evitados en
el paciente renal crónico. Los más comunes son:
SULFONAMIDAS
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Principio fisiopatológico: La nefrotoxicidad de las sulfonas está relacionada con
la precipitación de la sustancia en el túbulo. Las sulfonamidas pueden
precipitarse en la orina con pH ácido, causando cristaluria y hematuria. El
agente que se ha reportado con mayor incidencia con este tipo de toxicidad
son los agentes de larga duración como el sulfadoxine.
Algunos estudios sugieren que las sulfonamidas pueden causar toxicidad directa a las
células renales o inducir una respuesta inflamatoria en los riñones, lo que puede
contribuir al daño renal.
Clínica: Esta complicación suele aparecer después de una media de 7-10 días
de tratamiento, pero se han descrito casos desde el inicio del mismo hasta dos
meses después. La dosis acumulada del fármaco en el momento de la
toxicidad renal suele ser de 40 gramos, aunque pueden aparecer con menos.
La incidencia total de toxicidad renal por sulfadiazina varía entre 1 y 32%. La
incidencia de fracaso renal agudo puede llegar a ser del 29%, la de cristaluria
varía entre 0,4 y 49%, la hematuria entre 1 y 32%, y los cálculos renales entre
0,4 y 20%.
TETRACICLINAS
VANCOMICINA
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Principio fisiopatológico: La nefrotoxicidad por vancomicina se debe al aumento
de la proliferación de las células epiteliales del túbulo proximal renal, mediante
estimulación del consumo de oxígeno y aumento de ATP, actuando como
estimulante oxidativo de la fosforilación y produciendo necrosis del túbulo
proximal por estrés oxidativo. Además, afecta a la región medular de la
nefrona destruyendo los glomérulos.
AMINOGLUCÓSIDOS (AG):
B-LACTÁMICOS
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Principio fisiopatológico: Los betalactámicos actuales son considerados poco
nefrotóxicos y fundamentalmente producen nefritis intersticial que se relaciona
con la concentración sérica del antibiótico. Las concentraciones de
betalactámico en la célula tubular, por efectos del transporte secretor
contraluminal y el movimiento a través de la membrana luminal, hacen que el
túbulo proximal sea el único blanco de la lesión. Las altas dosis o el uso por
tiempo prolongado de betalactámicos causa nefritis intersticial aguda.
Clínica: La clínica variable, ya que en menos del 50% hay eosinófilos en orina.
Otras reacciones son el aumento de creatinina sérica o de nitrógeno ureico
hasta en un 38.1% de los casos, glomerulonefritis, más con penicilinas, y
nefritis intersticial aguda como consecuencia de una reacción alérgica o
idiosincrática.
3.2. AINEs
Mecanismo fisiopatológico
La nefrotoxicidad por AINE aparece en el 1-5% de los pacientes que consumen estos
fármacos. Pueden producir fracaso renal agudo (FRA), alteraciones hidrolectrolíticas y
nefritis intersticial aguda (NIA) asociada a síndrome nefrótico. Cualquier tipo de AINE,
tanto no selectivo como selectivos de la ciclooxigenasa tipo 2 (COX-2), puede producir
FRA. Los AINE producen una inhibición de la COX, lo que reduce la síntesis de
prostaglandinas, provocando una vasoconstricción de la arteriola aferente y un
descenso de la perfusión glomerular, lo cual da lugar a un FRA prerrenal. El FRA
generalmente aparece a los 3-7 días de iniciar el tratamiento. Suele ser reversible,
comenzando la recuperación a las 24-72 horas de suspender el fármaco, aunque si la
vasoconstricción persiste puede desarrollarse una necrosis tubular aguda (NTA). Los
factores de riesgo para desarrollar un FRA son la ERC, situaciones de depleción de
volumen, insuficiencia cardíaca, cirrosis, hipercalcemia grave, síndrome nefrótico y el
uso concomitante de inhibidores de la enzima de conversión de la angiotensina
(IECA), antagonistas de los receptores de la angiotensina II (ARA II) o diuréticos.
También puede producir una NIA asociada a síndrome nefrótico. El síndrome nefrótico
se debe a una enfermedad por cambios mínimos o nefropatía membranosa. La causa
de este cuadro no está bien definida, se podría deber a que la inhibición de la COX
desvía el metabolismo del ácido araquidónico hacia la vía de los leucotrienos,
aumentando la permeabilidad vascular e induciendo una quimiotaxis de linfocitos T
que, a su vez, liberarían linfocinas que actuarían como factores de permeabilidad
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glomerular. Clínicamente se manifiesta por un deterioro de la función renal, hematuria,
piuria y proteinuria. No suele haber fiebre, erupción cutánea ni eosinofilia. Suele
producirse una recuperación espontánea tras la retirada del AINE. Si la insuficiencia
renal persiste más de una o dos semanas tras la suspensión del AINE, habría que
considerar el tratamiento con esteroides. Las principales alteraciones
hidroelectrolíticas secundarias a los AINE son la hiperpotasemia y la hiponatremia, las
cuales son reversibles tras la suspensión del fármaco. Estas complicaciones están
mediadas por la reducción en la secreción de renina y por el aumento de la actividad
de la ADH. Estas alteraciones son poco frecuentes si no existen factores de riesgo
asociados. Se pueden producir principalmente en pacientes que presentan situaciones
de depleción de volumen, ya que los AINE inhiben las síntesis de prostaglandinas, y
en aquellos pacientes en los que se administran de forma concomitante fármacos que
pueden elevar el potasio como los IECA, los ARA-II o los inhibidores de la aldosterona.
Manifestaciones clínicas
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Las elevaciones de las aminotransferasas (transaminasas) séricas se asocian
comúnmente con el uso de AINE. Sin embargo, estas elevaciones son generalmente
leves y reversibles, y la insuficiencia hepática es bastante rara. Las reacciones pueden
ser más comunes con algunos AINE (sulindaco, diclofenaco y aspirina) y en pacientes
que toman otros medicamentos hepatotóxicos o con ciertos trastornos, incluida la
artritis idiopática juvenil (AIJ). El agente potencialmente nocivo debe suspenderse si
las aminotransferasas aumentan más de tres veces el límite superior normal, si hay
una disminución de la albúmina sérica o si el tiempo de protrombina se prolonga.
El uso de AINE no selectivos sin salicilatos junto con warfarina puede aumentar el
índice internacional normalizado (INR) y puede aumentar el riesgo de hemorragia
debido al efecto antiplaquetario adicional. La anemia aplásica se ha asociado más
fuertemente con algunos de los primeros AINE (fenilbutazona e indometacina); la
neutropenia se observa en menos del 1% de los pacientes.
Los efectos secundarios de los AINE en el sistema nervioso central (SNC) incluyen
meningitis aséptica, psicosis y disfunción cognitiva. El tinnitus y la pérdida de audición
son problemas comunes, particularmente con dosis altas de salicilatos, pero pueden
ocurrir con cualquier AINE. El tinnitus suele ser reversible al suspender el tratamiento
farmacológico y es una buena señal de advertencia para identificar a algunos de los
pacientes que están desarrollando niveles elevados del fármaco en sangre.
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Pueden desarrollarse diversas reacciones cutáneas en asociación con el uso de AINE.
Son poco comunes reacciones graves y potencialmente mortales, como la necrólisis
epidérmica tóxica (TEN) y el síndrome de Stevens-Johnson (SJS). También se
observan erupciones morbiliformes y urticaria.
3.3. Antineoplásicos
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100 ml/hora. Si no se consigue mantener dicha diuresis, se aconseja la
administración de un diurético.
3.4. Inmunosupresores
Principio fisiopatológico
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Clínica
Los metales pesados (p. ej., plomo, cadmio, cobre) y otras toxinas pueden causar una
forma de nefritis intersticial crónica.
Urato sérico > 9 mg/dL con creatinina sérica < 1,5 mg/dL
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Urato sérico > 12 mg/dL con creatinina sérica > 2 mg/dL
Otros metales pesados que son nefrotóxicos incluyen: Cobre, Oro, Uranio, Arsénico,
Hierro, Mercurio, Bismuto, Cromo
Todos estos metales causan daño y disfunción tubular (p. ej., proteinuria tubular,
aminoaciduria) así como necrosis tubular, pero con algunas sustancias pueden
predominar las glomerulopatías (mercurio, oro).
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Diálisis (cromo, arsénico, bismuto), a menudo cuando falla la quelación o en
simultáneo con ésta en la intoxicación grave por arsénico
4. Nefrotóxicos endógenos
El ácido úrico, es el producto final del metabolismo de las purinas, que forman parte
de los nucleótidos: adenosina y guanosina y ácidos nucleicos. El ácido úrico endógeno
se forma en el hígado, el músculo y el intestino, y se metaboliza por una enzima
llamada xantina oxidasa, que puede ser inhibida por fármacos como alopurinol y
febuxostat.
La asociación entre ácido úrico y enfermedad renal es muy estrecha, ya que el ácido
úrico se elimina en sus dos terceras partes por el riñón, por lo que, cuando cae el
filtrado glomerular (FG), los niveles de ácido úrico aumentan. Una tercera parte se
elimina por las heces y, en presencia de estrés oxidativo, el ácido úrico se puede
metabolizar a alantoína, parabanato y aloxano. La mayor parte del ácido úrico
plasmático es filtrado por el riñón, y el 90% del mismo sufre reabsorción tubular
proximal a través del transportador aniónico URAT1, que es el lugar de acción de
algunos fármacos uricosúricos, como probenecid, benzobromarona y losartán. Otra
pequeña parte del ácido úrico filtrado sufre secreción tubular a través de una bomba
transportadora MRP4.
La hiperuricemia puede dar lugar a un espectro clínico variable: artritis gotosa aguda
debida a la precipitación de cristales de urato monosódico a nivel de articulaciones;
gota tofácea debida a la precipitación de los cristales en piel y tejido celular
subcutáneo; nefrolitiasis úrica; nefropatía aguda por ácido úrico debida a precipitación
de cristales intratubulares (frecuente en procesos linfoproliferativos tras tratamientos
quimioterápicos, asociada al síndrome de lisis tumoral) y nefropatía crónica por ácido
úrico debida al depósito de cristales de urato en el intersticio medular, produciendo
fibrosis intersticial. Además, existen alteraciones congénitas que afectan al gen de la
uromodulina y que producen una nefropatía familiar juvenil hiperuricémica. Sin
embargo, un gran porcentaje de pacientes con niveles elevados de ácido úrico
permanecen asintomáticos.
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relacionada con el depósito de cristales de urato a nivel del intersiticio medular o bien
acelerar la progresión de una nefropatía existente.
El hecho de tener un ácido úrico por encima de 8,5 mg/dl aumentaba 8 veces el riesgo
de desarrollar ERC frente a niveles de hiperuricemia moderada (5-6,4 mg/dl).
NFKB: factor nuclear KB, MCP-1. Proteína quimiotáctica de monocitos, PCR: proteína C reactiva
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Tabla N°3. Fármacos hipouricemiantes, dosis recomendada en pacientes con ERC
4.2. Mioglobina
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activador de plaquetas. La mioglobina liberada a la circulación es captada por la
haptoglobina, una globulina alfa 2, y retirada de la circulación mediante el sistema
reticuloendotelial. En caso de rabdomiólisis, las concentraciones de mioglobina
superan la capacidad de depuración del sistema reticuloendotelial, lo que incrementa
de forma importante las concentraciones sanguíneas libres, cuando la mioglobina
alcanza entre 0.5 y 1.5 mg/dL ocurre mioglobinuria. La mioglobina no se reabsorbe en
los túbulos renales y, cuando ocurre la reabsorción de agua, se concentra y ocasiona
la coloración oscura de la orina. En caso de que las tiras reactivas para orina tengan
valor positivo a los componentes de hemoglobina, en ausencia de eritrocitos, la
probabilidad de mioglobinuria es alta.
El daño renal por mioglobina no sólo se basa en el aspecto mecánico, está bien
demostrado el efecto tóxico directo, debido a la separación de la mioglobina en
proteínas y moléculas de ferrihemato en medio ácido. El hierro cataliza la formación de
radicales libres que, por último, generan el proceso de peroxidación de membranas en
los túbulos renales. El grupo heme de la mioglobina lleva a cabo esta misma función,
de nuevo los efectos dependen en gran medida de la acidez urinaria: en pH alcalino es
mínimo este tipo de reacciones. En la rabdomiólisis los agentes vasoactivos, como el
factor activador de plaquetas, las endotelinas y las prostaglandinas alfa F2, pueden
estar elevados, lo que ocasiona constricción de las arteriolas renales y disminución de
la filtración glomerular. Otras formas de daño renal por mioglobina se basan en la
generación de ciertos compuestos vasoconstrictores similares a las prostaglandinas,
que se forman durante el proceso de peroxidación. La degradación acelerada del
óxido nítrico, debida a los radicales libres, también influye de forma importante en la
lesión renal.
CONCLUSIONES
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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Nephrotoxicity: Role and significance of renal biomarkers in the early detection
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