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Señores:
E. S. D.
Accionante:
Accionados:
ARGUMENTOS DE DEFENSA
Me dirijo a ustedes con el más elevado respeto y consideración para presentar las
observaciones pertinentes que se desprenden de las acusaciones formuladas en
contra de mi prohijada, con el objetivo de refutar exclusivamente las afirmaciones
relativas a la (i) legitimidad por activa, (ii) lucro cesante futuro o la presunta
pérdida de oportunidad que ha sido atribuida a sus acciones y decisiones, y (iii) el
nexo causal.
Este principio se refuerza en el Artículo 669 del Código Civil que, aun cuando ha
sufrido la inexequibilidad del término "arbitrariamente" como se estableció en la
Sentencia C-595 de 1999, señala la esencia del dominio como el "derecho real en
una cosa corporal, para gozar y disponer de ella no siendo contra ley o contra
derecho ajeno". Aquí se evidencia que el dominio otorga a un individuo la potestad
sobre un bien, y que esta potestad tiene limitaciones, no siendo un derecho
absoluto e ilimitado.
Así, el argumento central se enfoca en que, si bien el Estado, a través del Consejo
Superior de la Judicatura, puede tener ciertos derechos sobre los rendimientos
generados por los depósitos judiciales, no posee la titularidad originaria del bien
ni de su potencial rentabilidad. En ese sentido, no puede considerarse como el
propietario legítimo de los rendimientos que podrían generarse, sino más bien
como el beneficiario de una eventual rentabilidad que se produzca una vez estos
rendimientos se materialicen.
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Jurisprudencia:
Radicación número: 05001-23-31-000-1995-00575-01(24677) del Consejo de
Estado: La legitimación en la causa por activa se refiere específicamente a la
capacidad de una persona de actuar dentro de un proceso judicial. Esta
legitimación requiere que quien demanda, es decir, quien inicia el proceso, sea
realmente el titular del interés jurídico que está en debate. En otras palabras,
solo aquel que haya sido directamente afectado por un acto u omisión, y que
tenga un interés directo y real en el resultado del proceso, debería ser reconocido
como legítimamente interesado y tener la capacidad para presentar la demanda.
Con base en estos preceptos, se concluye que son las partes directamente
afectadas, es decir, los propietarios o titulares de derechos sobre bienes o
recursos, quienes están legitimados para reclamar compensaciones o
reparaciones en caso de pérdida o daño. El sistema jurídico colombiano, a través
de su normativa y jurisprudencia, refuerza esta posición y la protege,
garantizando que solo quienes tienen un interés directo y real sobre el objeto en
litigio puedan actuar dentro de un proceso judicial.
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Ahora bien, cuando se depositan dineros o bienes en custodia del Estado debido
a circunstancias judiciales, el Estado actúa, en efecto, como un administrador
fiduciario. Es decir, tiene el deber de proteger y conservar estos activos, pero no
obtiene automáticamente las facultades inherentes al propietario del bien. La
titularidad, y por ende, el derecho a decidir sobre el bien y sus rentabilidades
sigue siendo del dueño original.
Por lo tanto, cualquier reclamación fiscal que surja debe considerar y respetar el
derecho fundamental de propiedad y la interpretación conforme a la Constitución.
Es inadmisible que se ignore o se aparte de estos principios en el proceso de
interpretación y aplicación de la L.
Por otro lado, este análisis nos lleva a considerar que cuando el Estado asume la
responsabilidad de custodiar ciertos fondos con la expectativa de generar réditos
de estos, se establece un contrato tácito de confianza y responsabilidad.
Mientras que el lucro cesante futuro se relaciona con una situación jurídica
preexistente que, de no haber sido interrumpida por una acción ilícita, habría
derivado en beneficios económicos futuros, la pérdida de oportunidad se centra
en la eliminación de una expectativa legítima que, aunque incierta, poseía un
fundamento real y probable de concreción.
Cordialmente: