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Contenido

Objeto de la actividad ............................................................................................................................. 3


Introducción ............................................................................................................................................ 3
Caso práctico ........................................................................................................................................... 3
Consideraciones previas ......................................................................................................................... 4
Primera pregunta .................................................................................................................................... 5
Segunda pregunta ................................................................................................................................... 6
Tercera pregunta .................................................................................................................................... 6
Conclusión ............................................................................................................................................... 7
Bibliografía .............................................................................................................................................. 9

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Objeto de la actividad

Analizar el caso práctico suministrado sobre “Establecimientos penitenciarios y alternativas”


resolviendo las preguntas que se plantean.

Introducción

La imposición de penas de privación de libertad por la comisión de ilícitos penales y su


ejecución en prisión, es una evolución positiva con respecto a las penas de castigos
corporales o de pena de muerte que suponían la norma antes del siglo XVIII.
No obstante, esta evolución positiva, más allá de suponer un avance en la protección del
reo, así como una medida considerada como deseable para, entre otros, defender el
interés de la sociedad, también es, como así apunta Melero (2022), una medida
actualmente criticada por juristas vistos los resultados obtenidos:
▪ Por considerarse una medida inhumana puesto que el aislamiento del delincuente
puede tener una incidencia negativa sobre el mismo, afectando su personalidad en
la forma de aparición o acentuación de un cuadro psicológico y/o psiquiátrico.
▪ Por su ineficacia, puesto que no sólo no ha hecho disminuir la delincuencia, sino
que la medida se considera ya como un factor criminógeno.
▪ Por la injusticia que supone su aplicación sin tener en cuenta los factores sociales
que provocan la delincuencia y más aún, la continuidad de su aplicación a
sabiendas de su ineficacia.
Además, los juristas apuntan al efecto de “prisonización” de las condenas de larga
duración, así como la inadecuación de esta medida para penas de corta duración.
Frente a la utopía de abolir las penas de privación de libertad como solución, estas críticas
sustanciadas han sido claves en la inclusión de medidas alternativas a las mismas en el
ordenamiento jurídico. La reforma de 1995 del Código Penal español fue determinante en
la búsqueda de medidas tendentes a la resocialización del reo y la limitación de las penas.
No obstante, reformas posteriores parecen haber sembrado de piedras este camino
(téngase como ejemplo ilustrativo la aprobación de la prisión permanente.)

Caso práctico

Carlos tiene 37 años, lleva en prisión desde los 18 años, por varias causas, primero por asesinato (art.
139 Código penal) y luego, dentro de la prisión, por lesiones a funcionarios, amenazas, atentado, entre
otras. Debe cumplir una pena privativa de libertad por un total de 30 años y 6 meses y 5 días.

Era politoxicómano y estaba bajo los efectos de sustancias cuando cometió el asesinato, si bien en el
juicio no se le aplicó ninguna eximente de responsabilidad. En la prisión no puede realizar ningún
trabajo para hacer frente a la responsabilidad civil que por sentencia se le ha impuesto. Si bien, su deseo
es realizar alguna tarea para sufragar su responsabilidad.

Además, Carlos es colombiano, la mayor parte de su familia está en España. Ahora, tiene un trastorno
depresivo, junto al trastorno antisocial de la personalidad.

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Consideraciones previas

El supuesto a analizar nos acerca al caso concreto de una persona que cumple pena de
prisión por la comisión de diferentes delitos, aunque sin entrar en detalle sobre las
circunstancias de los mismos, la continuidad o no de su adicción a las drogas, la veracidad
(o falta de la misma) de sus alegaciones sobre ser sometido a torturas en prisión, etc. Todas
estas variables son fundamentales a la hora de valorar la posible adopción de medidas
alternativas teniendo en cuenta su situación personal.
En todo caso, el enunciado, tal y como es presentado obliga a adoptar una cierta flexibilidad
de interpretación (mediante inferencias), aunque a cambio de una probable pérdida de
rigor.
Hechos factuales:

• Carlos ha sido condenado a un total de 30 años y medio de prisión.


o La privación de libertad no está ligada a una sola condena, sino a varias, sin
tener un conocimiento del número total de ellas, de la duración de las
mismas, o de la concurrencia de los diferentes delitos en el tiempo.
No obstante, se puede realizar un análisis preliminar de los tipos delictivos
que sí son mencionados y del rango de condena de privación de libertad
correspondiente a las mismas:
Condena
Delito Art. CP
Entre Y
Asesinato 139 15 años 25 años
Atentado 550 1 año 4 años
Amenazas 169 6 meses 5 años
Lesiones funcionario 147 3 meses 3 años
Etc ¿? ¿? ¿?

o Ya ha cumplido (o está a punto de cumplir) 20 años de condena (desde los 18


años hasta los 37), tratándose de casi dos terceras partes del total de la
privación de libertad a la que ha sido condenado.
o Sólo el primer hecho delictivo (asesinato) se ha cometido fuera de prisión.
o Se desconoce si la toxicomanía:
▪ ha sido tenido en cuenta como atenuante en la primera sentencia,
▪ ha estado presente y/o ha sido un factor relevante durante la comisión
de los ulteriores delitos,
▪ sí sigue presente y Carlos está trabajando en su deshabituación a las
drogas,
▪ si ha desaparecido a través de un tratamiento de deshabituación.
o Se trata de un extranjero con familia en España, aunque se desconoce el nivel
de arraigo.
o Manifiesta su deseo de trabajar para hacer frente a la responsabilidad civil a
la que ha sido condenado.
o Se desconoce si como las condenas por lesiones y atentado, el resto de las
causas fueron por ilícitos también cometidos contra funcionarios.
o Padece un trastorno depresivo que se suma a un trastorno antisocial de la
personalidad.

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Primera pregunta

Analice la posibilidad de aplicar una alternativa a la pena privativa de libertad.

Como alternativas a la pena privativa de libertad, existe la posibilidad de sustitución de la


misma por otras medidas y de suspensión de la condena. Ambas posibilidades están
condicionadas al cumplimiento de unos requisitos. En el caso que nos ocupa, y al existir ya
condena(s) firmes, Carlos sólo podría optar a la segunda, la suspensión de la(s) misma(s).
Tal como apunta Melero (2022), las penas privativas de libertad no superiores a dos años
podrían ser suspendidas por el juez atendiendo a las circunstancias del delito y del sujeto,
valorando a su vez los esfuerzos de reparación del daño y los previsibles beneficios de esta
medida.
Existe una falta de definición sobre las circunstancias en las que se cometieron los delitos
una vez Carlos ya se encuentra en prisión; es decir, si estos se cometieron hace años o son
recientes, si era politoxicómano cuando los cometió y esta enfermedad se hubiese tenido
en cuenta en las sucesivas sentencias; si el propósito de enmienda (resarcimiento civil) es
reciente o se puede demostrar en el tiempo, etc. La valoración de las circunstancias que
rodean al delito se complica aún más si atendemos al posible caso de torturas que se plantea
como una posibilidad en la pregunta tercera (más abajo). Si estas acabasen demostrándose
como verdaderas, y dependiendo de cuando se hubiesen iniciado, podría incidir en la
completa excarcelación de Carlos si estas fuesen el desencadenante de los delitos cometidos
en prisión.
Para facilitar el ejercicio, no se tendrá en cuenta este último extremo y se simplificarán las
circunstancias en favor del reo. Se dará por hecho que los delitos por los que ha sido
condenado se cometieron hace años y que Carlos ha demostrado una, clara y sostenida
evolución positiva en su conducta y un genuino propósito de reparación.
Teniendo en cuenta lo anterior, existen supuestos por los cuales la suspensión de la pena
podría serle otorgada a Carlos:
a) Visto su compromiso de satisfacer sus responsabilidades civiles, y dando por hecho
que la conducta de Carlos ha sido positiva y sostenida en el tiempo, podría ser de
aplicación el artículo 80.3 del Código Penal para la suspensión de aquellas penas no
superiores a dos años de duración a las que haya sido condenado.
Ni que decir tiene que a la hora de valorar los delitos se tendrá en cuenta su especial
gravedad por tratarse siempre de ilícitos contra las personas o contra la libertad.
En caso de otorgarse la suspensión por el juez, esta vendrá condicionada a la
reparación (dentro de sus posibilidades) de su responsabilidad civil, así como a una
multa o la participación en trabajos comunitarios.
b) Un segundo supuesto a aplicar pasaría por considerar la dependencia de Carlos a las
drogas. Si los delitos cometidos una vez en prisión tuvieran como origen su adicción,
podría ser de aplicación el artículo 80.5 del Código Penal, siempre y cuando Carlos
pueda acreditar suficientemente su deshabituación o su actual sometimiento a un
tratamiento de deshabituación.
Este segundo supuesto tiene como caballo de batalla el probar la relación entre los
delitos y su adicción.

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c) El artículo 89 del Código Penal entiende la posibilidad de suspensión de la pena y su
sustitución por la expulsión del territorio nacional para extranjeros que cometan
delitos en España. No obstante, y a tenor del punto 4 de dicho artículo, se antoja
imposible la aplicación de esta medida debido al supuesto arraigo de Carlos en el
país (la mayor parte de su familia se encuentra en el país.)
d) Si se apreciase “…en el penado una situación duradera de trastorno mental grave
que le impida conocer el sentido de la pena”, el juez de vigilancia penitenciaria, y
de acuerdo al artículo 60 del Código Penal, podría acordar la sustitución del
cumplimiento de la pena en centro penitenciario por su cumplimiento en un centro
psiquiátrico.
El supuesto propuesto no parece respaldar ni que Carlos padezca un trastorno grave,
ni que no sea consciente del sentido de la pena.

Segunda pregunta

Argumente y analice en qué Establecimiento penitenciario debe cumplir Carlos la pena privativa de
libertad.

Entendiendo que la pregunta es concreta y refiere a qué establecimiento penitenciario, y


no a qué tipo de establecimiento, nos atenemos al artículo 12.1 de la LOGP, que especifica
que “La ubicación de los establecimientos penitenciarios será fijada por la administración
penitenciaria dentro de las áreas territoriales que se designen. En todo caso se procurará
que cada una cuente con el número suficiente de aquellos para satisfacer las necesidades
penitenciarias y evitar el desarraigo social de los penados.”
En base al mencionado artículo, y siempre que esto fuese posible, Carlos debería cumplir la
pena en el centro penitenciario de cumplimiento que, contando con los recursos necesarios
y terapéuticos para poder tratar sus trastornos mentales, se encuentre más cercano a su
familia principal, evitando de esta manera un mayor desarraigo social.
Si consideración debida pudiese darse al último supuesto del apartado anterior, y aun
entendiendo que el artículo 37 de la LOGP indica que todos los establecimientos deberían
contar con dependencias destinadas a la observación psiquiátrica, en el caso de no darse
estas condiciones, entonces Carlos debería ser internado, siempre que esto fuese factible,
en el centro especial psiquiátrico más cercano a su familia.

Tercera pregunta

Carlos dice que recibe torturas por parte de los funcionarios, ha puesto numerosas denuncias y hay
pendiente un juicio porque le han roto el tabique nasal, además de tener lesiones en el cuerpo. Bajo
este contexto, qué puede solicitar o pedir el preso al Juez de Vigilancia Penitenciaria y a la
Administración penitenciaria en sí. Qué decisiones o actuaciones debe llevar a cabo el Juez y el
centro penitenciario. Argumente la respuesta desde el punto de vista penitenciario.

Por un lado, la administración penitenciaria tiene la responsabilidad de proteger a los presos


de cualquier tipo de maltrato o violación de sus derechos en la prisión y de garantizar el
respeto a sus derechos humanos. Por su parte, el juez de vigilancia penitenciaria es el

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encargado de supervisar el cumplimiento de las penas y medidas impuestas a los presos y
de garantizar el respeto a sus derechos.
Por lo tanto, mientras la administración debe actuar de manera rápida y eficiente ante
cualquier denuncia de torturas o malos tratos, el juez de vigilancia penitenciaria es una
figura clave para proteger a los presos de cualquier tipo de maltrato o violación de sus
derechos en prisión.
Carlos puede solicitar el amparo de la Administración, dirigiéndose directamente al director
del Centro Penitenciario o persona que lo sustituya y exponiéndole el motivo de su petición.
Éste, por su parte, y de acuerdo al artículo 53 del Reglamento Penitenciario, “… habrá de
adoptar las medidas oportunas o recabar los informes que estimen convenientes y, en todo
caso, hacer llegar aquéllas a las Autoridades u organismos competentes para resolverlas”,
en este caso, el juez de vigilancia penitenciaria.
Además, y conforme al artículo 75 del Reglamento Penitenciario, el director del Centro
podrá “…, a solicitud del interno o por propia iniciativa …, acordar mediante resolución
motivada, cuando fuere preciso para salvaguardar la vida o integridad física del recluso, la
adopción de medidas que impliquen limitaciones regimentales, dando cuenta al Juez de
Vigilancia. Más aún, el mismo artículo habilita al Consejo de Dirección la propuesta al Centro
Directivo del traslado de Carlos a otro establecimiento de similares características.
Carlos puede dirigirse también al Juez de vigilancia penitenciaria, quién de acuerdo al
artículo 76.1 de la LOGP debe “… salvaguardar los derechos de los internos y corregir los
abusos y desviaciones que en el cumplimiento de los preceptos del régimen penitenciario
puedan producirse”, acordando “lo que proceda sobre las peticiones o quejas que los
internos formulen en relación con el régimen y el tratamiento penitenciario en cuanto
afecte a los derechos fundamentales o a los derechos y beneficio penitenciarios de aquéllos”
(artículo 76.2.g).
Este artículo faculta al Juez de vigilancia penitenciaria a tomar o, requerir del centro
penitenciario, que se tomen las medidas necesarias tendentes a garantizar la integridad de
Carlos.
Otras medidas inmediatas que se deberían garantizar son el acceso a un abogado y a
asistencia médica forense, así como a asistencia psicológica. También sería imperante la
separación o aislamiento de Carlos de aquellas personas que pudieran estar implicadas en
un presunto delictivo de torturas.
Por supuesto, en caso de que existiesen indicios suficientes, la apertura de una investigación
criminal sobre los hechos denunciados.

Conclusión

El artículo 25.2 de la Constitución Española establece que “Las penas privativas de libertad
y las medidas de seguridad estarán orientadas hacia la reeducación y reinserción social…”
Sin embargo, el supuesto presentado parece un claro ejemplo del efecto de “prisonización”
ligado a las condenas de larga duración.
Carlos sufre de un trastorno antisocial de personalidad, común entre los que quebrantan el
ordenamiento jurídico, al que se suma un trastorno depresivo, este adquirido durante su
estancia en el centro penitenciario.

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Como se ha comentado someramente en la introducción, el paso por un centro
penitenciario, tal y como está concebido actualmente, es un mal necesario para proteger a
la sociedad del delincuente y que aun teniendo por objeto un fin positivo para el reo, este
es difícil de conseguir debido al caldo de cultivo que se crea en el ambiente penitenciario.
En el supuesto propuesto no se detalla la evolución en la conducta de Carlos durante la
condena, ni los motivos que le llevan a cometer ilícitos contra los funcionarios del centro,
pero no es descabellado inferir que, tras tantos años de internamiento en un régimen
cerrado, el sistema sea responsable de una perpetuación de su conducta criminal.
Una posible dirección a tomar sería la adopción de sistemas que protegiendo a la sociedad
de delincuentes, también evitase la creación de guetos carcelarios y progugnase medidas
más pragmáticas y encaminadas a una reinserción social.

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Bibliografía

Hernández García, J.I. y Melero, D. M. (s.f.). Temario Derecho Penitenciario y de Reforma. Grado en
Criminología, Universidad Europea Miguel de Cervantes.

Instrucción 2007/09: Clasificación y destinos de penados.


https://www.acaip.es/areas/legislacion/circulares-instrucciones?start=110

Ley Orgánica 1/1979, de 26 de septiembre, General Penitenciaria, www.noticias-juridicas.com

Ley Orgánica 10/1995, de 23 de noviembre, del Código Penal, www.noticias-juridicas.com

Real Decreto 190/1996, de 9 de febrero, por el que se aprueba el Reglamento Penitenciario,


www.noticias-juridicas.com

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