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IGLESIA CANAAN

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LECCION: # 13
TEMA: LA IMPORTANCIA DE PERDONARME A MI MISMO
TEXTO: (Salmos 103:12)

«CUANDO ME PERDONO A MÍ MISMO, DEJO DE SENTIRME MAL, POR EL MAL QUE HICE»
La memoria es sorprendente, como guarda los datos, almacenados en imágenes, sonidos, olores,
formas, colores etc. Hoy en día, no existe un disco duro que pueda guardar tantas cosas al mismo
tiempo, como la memoria del ser humano. ¿Crees que tienes buena o mala memoria? ¿Qué es lo
primero que te recuerdas que te haya sucedido? ¿Cuántos años tenías? ¿Cuál es el recuerdo más fuerte
que tienes, ya sea alegre o triste? ¿Por qué crees que Dios nos dio una parte de nuestra mente para
recordar cosas, aún tristes, como emociones fuertes o dolorosas? ¿Tienes algún recuerdo que desearías
olvidar? ¿Por qué?
1. Algunas veces, la persona a la que más nos cuesta perdonar es a nosotros mismos. Y si no nos
perdonamos, a Dios se le hace difícil usarnos. No perdonarnos es causa de amargura. Hasta
podemos culpar a Dios o a otras personas por lo que sentimos. Por eso Jesús murió en la cruz
por nuestros pecados: para restaurar nuestra relación con Dios. Y Dios nos perdona. El Salmo
103 habla en forma sencilla pero elocuente del perdón de Dios. Pero para aplicar la verdad del
bálsamo que ofrece este Salmo necesitamos vernos a nosotros mismos con los ojos de Dios.
Aquí presentamos algunas sugerencias para que la verdad del (Salmo 103) pase de nuestra
cabeza a nuestro corazón.
a. Debemos modificar nuestra visión de Dios: Él no es un tirano. Es tierno con nosotros y
con lo que sentimos, es un Dios Padre que nos ama, que se deleita en vernos crecer.
b. Debemos buscar un cristiano maduro, compasivo, que pueda ser los brazos y las piernas
y el corazón de Dios para nosotros. Algunas veces, recibir el perdón de otra persona
nos ayuda a comprender que Dios también nos ofrece su perdón, y que podemos
perdonarnos a nosotros mismos. (Santiago 5:16).
2. La confesión es aún una forma concreta de hacer tangible el perdón de Dios. Si usted siente
que sus esfuerzos por perdonarse a sí mismo están paralizados, considere la posibilidad de
contarle su historia a un amigo cristiano maduro y de confianza, pastor o consejero en quien
pueda confiar.
a. Debemos estar dispuestos a cambiar, ¡a aprender a vivir en libertad! : Emocionalmente,
vivimos tanto tiempo bajo la carga de la culpa y la auto condenación, que la mera idea
de ser libres parece una amenaza. Nos sentimos cómodos con lo que conocemos y lo
que conocemos es la culpa. Nos acomodamos a nuestro sentimiento de culpa y
entregamos a cambio la paz que podríamos disfrutar si nos perdonáramos a nosotros
mismo seriamos felices. (Efesios 1:1-10)
b. Si queremos ser liberados de la culpa, debemos cambiar nuestra manera de pensar.
Necesitamos una limpieza profunda de nuestro proceso de razonamiento. Basta de
pensar mal; “Sé lo que la Biblia dice acerca del perdón, “PERO” Cada vez que ponemos
un “pero”, estamos colocando una reja más en nuestra prisión de culpa. (Efesios 4:31;
Hebreos 12:15)
CONCLUSION: Es importante que nuestra vida esté libre de cualquier atadura que no nos permite
disfrutar del amor de Dios. Piensa un momento, si hay alguna de estas cosas en tu vida, hoy puede ser el
momento de ser libre y comenzar una nueva vida en familia. (Salmos 124:7,8)

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