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Cuando una mujer en trabajo de parto se esfuerza tanto para dar a luz que puede llegar a
producir la rotura de los vasos capilares de su rostro.
Algo parecido le pasó a Jesús la noche que fue apresado, en momentos que se encontraba
en el huerto llamado Getsemaní.
Su dolor al saber que lo venían a apresar para matarlo, su angustia por conocer que uno de
sus íntimos discípulos lo estaba traicionando, la indiferencia de los once ante su
sufrimiento, evidentemente hizo que Jesús pasara por un momento crucial.
Lucas 22:43, 44 dice que se le apareció un ángel del cielo para fortalecerle, y estando en
agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían
hasta la tierra.
Estas gotas de sangre son el primer derramamiento de sangre que Jesús tuvo en aquél día.
Completamente solo, agonizando, se mantuvo absolutamente fiel en lo que tenía que hacer:
sufrir hasta la muerte por ti y por mí.
Por eso a este derramamiento podemos titularlo “La sangre de la fidelidad”. Jesús se
mantuvo obediente al Padre, fiel a su llamado, hasta la peor muerte, la de la cruz.
1) Por el pecado del hombre ante la mentira de satanás. Eva le creyó y le dio lugar al
diablo. Lo escuchó y se rebeló. Y Adán participó también de aquella rebeldía. Y por el
pecado fueron maldecidos ellos y toda la raza humana.
2) Porque era el único que podía ocupar nuestro lugar. Nadie más que Jesús podía morir por
ti. No vale la vida de otro pecador para que tú seas salvo. Se necesitaba a un cordero
perfecto, sin mancha, sin pecado. Ese era Jesús. El ocupó el lugar tuyo, para que tu agonía
termine.
Es tu turno
SEGUNDO DERRAMAMIENTO
LA REDENCION
La segunda ocasión en que Jesús derramó sangre fue cuando flagelaron su cuerpo con el
látigo de Roma.
Cuando Adán y Eva pecaron, dios cubrió su desnudez sacrificando animales inocentes. Este
fue el primer derramamiento de sangre del que nos hablan las Escrituras (Génesis 3:21).
Este derramamiento nos estaba señalando el verdadero y necesario sacrificio de Jesús para
cubrir a todos los hombres.
Romanos 3:24 dice que hemos sido justificados gratuitamente por su gracia, mediante la
redención que es en Cristo Jesús.
Cuenta una historia verídica que cuando un amo estaba queriendo comprar a una mujer
negra, ella lo escupió en la cara. En realidad, lo que estaba tratando de hacer aquel buen
hombre era comprarla para darle la libertad, y así lo hizo. La mujer quedó sorprendida a tal
punto que le dijo a aquel hombre: “Desde ahora tomo la decisión de servirte
incondicionalmente”.
Esto es lo que significa la palabra “redención”: pagar un precio para que un esclavo sea
libre.
“De gracia recibiste, da de gracia”. Que bueno que como aquella mujer, también vos
decidas entregarte a Jesús incondicionalmente.
Las ofrendas simbolizan muerte. Alguien tiene que morir para que yo viva.
“Por la fe Abel ofreció a Dios un más excelente sacrificio que Caín, por lo cual alcanzó
testimonio de que era justo dando Dios testimonio de sus ofrendas.” Hebreos 11:4.
Jesús es el cordero de Dios que quita el pecado del hombre. Juan 1:29. Él es la ofrenda
perfecta. El supremo sacrificio.
Y como Abel, tenemos que responder a la gracia, al sacrificio de Jesús, dando nuestras
mejores ofrendas.
Cuando Dios mata los primeros animales fue para cubrir a Adán y Eva de su desnudez. No
“encubrió” su pecado. “Cubrió” su desnudez. Les dio cobertura por la sangres.
Cuando una persona está “cubierta” por la sangre de Jesús, no tiene que tener ninguna duda
que ella lo protege, tiene que saber que por el precio de esa sangre se convierte en un
cristiano victorioso.
4) Para sanarnos
La enfermedad no es obra de Dios. El pecado fue la puerta para que entre la enfermedad, la
muerte, la opresión y todo lo que mortifica al hombre.
Cuando Jesús vino, su misión era recuperar todo lo que el hombre perdió por su pecado.
Es tu turno
- Aplica la sangre derramada por el látigo de Roma sobre tu vida.
- Declara que eres libre de pecado, culpa y consecuencias.
- Cubre tu vida con la sangre para que estés protegido de toda obra maligna.
- Sé sano de toda enfermedad por las heridas de Jesús.
TERCER DERRAMAMIENTO
“Maldita será la tierra por tu causa; con dolor comerás de ella todos los días de tu vida. Espinos y
cardos te producirá, y comerás plantas del campo. Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta
que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás” (Génesis
3:17-19).
Esta herencia fue derrotada por la sangre que derramó Jesús cuando le colocaron la corona de
espinas en su cabeza.
El diablo quiso burlarse de Jesús poniendo sobre su cabeza una corona de espinas. Se burló de la
soberanía de Jesús.
Antes lo había tentado para darle el reinado de todas las naciones. Mateo 4:8, 9.
Pero Jesús fue puesto sobre todo por su absoluta obediencia a su Padre. Filipenses 2:9.
Sin darse cuenta, satanás de las espinas que producen una tierra maldecida hizo una corona para
Jesús.
Esa sangre que Jesús derramó por la corona, al caer en la tierra, rompen esa maldición. Ahora la
tierra puede producir “bendición”.
Esta libertad es para que seas productivo en todas las áreas de tu vida: en tu familia, en tus
finanzas, en tus estudios, en tu ministerio. Eres libre para conquistar.
- No eres esclavo de la tierra por el pecado. Ahora puedes gobernar, puedes señorear. No más
esclavo. Eres señor.
- No eres más esclavo de tu trabajo. No eres más esclavo del dinero. Desde ahora tienes unción
para que la tierra “produzca”. Desde ahora tienes la libertad para hacer negocios.
- ¿Cuáles son las áreas de tu vida en las que no pudiste avanzar o conquistar?
Es tu turno
- Renuncia a ser esclavo y recibe la dignidad de un hijo de Dios por la sangre derramada por la
corona de espinas.
- Ordena que los “cardos y espinos” que haya en tu vida se transformen en preciosos frutos
- Bendice por la sangre de la corona de Jesús cada área de tu vida: intelectual, ministerial,
financiera, familiar, etc.
La mayoría de la gente tiene problemas con su auto imagen. Se ven a sí mismos derrotados, feos,
torpes, incapaces, pobres, culpables, avergonzados, etc.
Para un hombre que le corten la barba en tiempos bíblicos era una vergüenza (2 Samuel 10:4).
Jesús pasó esta vergüenza, perdió su dignidad, para que tú la recuperes.
Y los hombres que custodiaban a Jesús se burlaban de él y le golpeaban, y vendándole los ojos, le
golpeaban el rostro y le preguntaban: “Profetiza quién es el que te golpeó”. Y decían otras muchas
cosas injuriándole. Lucas 22:64 y 65.
La sangre que brotó del rostro de Jesús, la injuria y la vergüenza que pasó, fue para lograr tu
propia aceptación, para que seas sanado de las afrentas que vos mismo sufriste.
Jesús puso su mejilla para que vos alcances la aceptación, su respaldo, sientas su fuerza, adquieras
valor.
A partir del momento en que recibas el sacrificio de Jesús, desde el momento en que te das cuenta
que tu vida fue rescatada por un alto precio: Su preciosa sangre, tu vida tiene que adquirir un
nuevo valor. Eres valioso. Vales la sangre de Jesús
Nueva Identidad:
Ahora eres un hijo de Dios, recreado a Su Imagen, parecido a Él. Aceptado y amado por el Señor.
Tus fracasos, tus vergüenzas, tus pecados, han sido cubiertos por su sangre.
- Permite que por el poder del Espíritu de Jesús comiences una nueva etapa sintiéndote
adoptado por Dios como su hijo.
- Se sano por la sangre de Jesús de todo rechazo que sufriste por parte de los demás,
especialmente de tus padres.
- Habla de ti mismo bien. Renuncia a expresiones tales como “que torpe que soy”, “soy un
fracasado”, “soy un burro”, etc.
Es tu turno
- Acércate a Jesús. El pone la cara por ti. Jesús no se avergüenza. Él los acepta tal como son.
- Aplica la sangre del rostro de Cristo sobre tus heridas para que la imagen de ti mismo sea
sanada.
- Reafirma tu identidad sexual dañada por rechazo, por abuso sexual, por violaciones.
Los años van pasando y la gente siente que no logra los sueños de su adolescencia, no alcanza sus
metas. Pareciera como que sus manos están “maldecidas”.
Las manos pueden crear, amar (con caricias, abrazos), bendecir, transmitir el poder de Dios.
Lamentablemente las obras de nuestras manos cayeron bajo maldición producto del pecado.
Miren mis manos y mis pies, yo mismo soy. Tóquenme y vean. Lucas 24.39. Las manos de Jesús
fueron traspasadas por gruesos clavos. Su sangre brotó por ellas.
Propósito: Evidentemente que Jesús quería redimir tus propias manos, para que recuperes:
La creatividad y productividad que has perdido. Desde ahora estás libre para comenzar
actividades nuevas, para avanzar, para conquistar, para hacer riquezas con tus manos. Tienes
habilidades, talentos para comenzar a utilizar. Hazlo.
Eres libre para amar, para tocar a tus seres queridos, para expresarte.
Estás libre para bendecir a otros, con tus palabras, con tus dones. La unción del Espíritu puede
comenzar a fluir a través de tu vida. Puedes sanar a los enfermos, darle ánimo a los que están
derrotados, liberar al que está atormentado, darle buenas noticias al que está empobrecido.
- Para dar
Todos hemos recibido algo de Dios. Habilidades, bienes. Mucho o poco, todos tenemos algo.
Todo el que siembra lo que tiene, recibe más. El que guarda la semilla, no solamente no va a
multiplicar nada sino que terminará perdiendo lo poco que tiene.
Tienes que estar dispuesto a esforzarte, prepararte, tener perseverancia, disposición, disciplina.
- Renuncia a ser una persona fracasada, improductiva, incapaz de amar, de ser útil para los
demás.
Es tu turno
- Ora para que recibas la capacidad de producir riquezas con tus manos.
- Ora para que con tus manos comiences a hacer milagros, sanando, liberando, consolando.
- Ora para que se multiplique lo que tienes, dando una generosa ofrenda como semilla al Señor,
bendiciendo tus finanzas.
Sexto Derramamiento: El Propósito
El Común de la gente camina para cualquier lado, deja que sus pies la lleven por cualquier senda,
lentamente van desperdiciando su vida, porque no saben que fueron creados por Dios con un
claro propósito.
Los pies de Jesús fueron traspasados para que nuestros propios pies sean libres de la esclavitud de
caminar por una senda que termina en perdición, maldición, enfermedad, pobreza, vicios,
infelicidad y muerte eterna.
Miren mis manos y mis pies, yo mismo soy. Tóquenme y vean. Lucas 24.39. Los pies de Jesús
fueron traspasados por gruesos clavos. Su sangre brotó por ellos para que tu vida cambie de
rumbo:
1) Para que tengas relación con el creador. El hombre se la pasa buscando a Dios sin encontrarlo.
Por eso existen tantas religiones. En Jesús Dios te busca porque quiere volver a tener relación con
vos.
2) Para que hagas producir la tierra. El propósito original no fue que trabajes para la tierra o el
negocio de otro, sino que Él quiso darte una tierra propia, un negocio propio, para que lo “labres”,
para que lo hagas producir.
3) Para guardar lo que recibís. Somos mayordomos, administradores de las riquezas del Señor.
Tienes la responsabilidad de cuidar tu persona, tu tiempo, desarrollar tu intelecto, hacer crecer a
tu familia, prosperar tus finanzas, multiplicar tu ministerio.
Hay momento para todo. Para ponerse de novio, para comenzar un negocio, para iniciar una
familia. Hay personas que se apresuran y dañan sentimentalmente a otros, pierden su dinero. Hay
quienes nunca se deciden y se quedan solos o nunca acceden a la prosperidad económica.
Busca el tiempo de Dios. Ora preguntando al Señor si ya estás maduro para emprender una nueva
etapa en tu vida. No te quedes. No te detengas. No te apresures.
c) Juntarte con personas adecuadas
La gente te influencia. Es como que el espíritu que hay en ellos comienza a “fluir” a través de tu
vida. En lugar de que el Espíritu Santo sea el que “fluya” el que te influencie, terminan siendo los
demás. Tus formas de pensar, de hablar, de actuar, son afectadas por las personas con las cuales
te rodeas.
Si te juntas con personas negativas, sin fe, sin ánimo, te contagiarás de tal espíritu y seguramente
no tendrás metas ni las alcanzarás. Júntate con gente de fe, de acción, de propósito, que busque a
Dios.
- Permite que la sangre de los pies de Jesús liberen tus pies para caminar hacia la vida, la
victoria, la bendición.
- Jesús es el único camino. No hay otra opción para que te vaya bien.
Es tu turno
- Ora para que renuncies a lugares y personas que te apartan del propósito de Dios.
El hombre se ha empecinado en caminar solo, sin Dios. Quiere hacer su propia voluntad. Tiene un
corazón duro hacia Jesús. Y en este camino que podríamos llamar “ancho”, “fácil”, porque cada
uno hace lo que quiere, termina conduciéndolo hacia la perdición, hacia el desastre personal,
familiar, financiero.
Jesús quiere caminar a tu lado. Por eso derramó la sangre de su costado, para que te unas a Él en
su camino.
Cuando llegaron los soldados a Jesús le vieron ya muerto. Uno de los soldados le abrió el costado
con una lanza, y al instante salió sangre y agua. Juan 19:33, 34
Esta es una oportunidad para que te apartes del pecado y comiences a vivir consagrado a Jesús.
El Salmo 22 describe todo lo que Jesús sufrió por ti:
Este dolor del corazón de Jesús, esta sangre derramada de su costado, tuvo un claro propósito de
Dios:
- Que la sangre del corazón de Jesús absorba toda rebeldía y dureza de tu propio corazón.
- Que la sangre del corazón de Jesús absorba todo sufrimiento de tu propio corazón.
Si no lo has sentido es porque tú te alejaste de Él. Dios siempre quiso estar a tu lado.
- Es el momento de que te acerques a Jesús, que camines a su lado, que apliques la sangre de su
costado a tu vida.
- Es el momento de que la sangre del corazón de Jesús absorba tu viejo y duro corazón y recibas
un corazón nuevo, de acuerdo al corazón de Jesús.
- Es el momento en que la sangre del corazón de Jesús absorba tus sufrimientos, tus
experiencias negativas, tus dolores, tu rechazo.
- Es el momento de decidir vivir para Jesús, para alabarle, hablar bien de Él a otras personas.
Es tu turno
- Aplica la sangre del costado de Jesús sobre tu vida para que comiences a caminar con Dios
- Aplica la sangre del corazón de Jesús para que el corazón duro sea transformado por un
corazón nuevo.
- Aplica la sangre del corazón de Jesús para que absorba todo dolor que haya en tu corazón.
- Con un nuevo corazón decide compartir a otros acerca del amor y la sangre de Jesús.
Ustedes son un linaje escogido, reyes y sacerdotes, una nación santa, un pueblo comprado por
Dios, para que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Ustedes que en otro tiempo no eran pueblo, pero que ahora son pueblo de Dios; que en otro
tiempo no habían alcanzado misericordia, pero ahora han alcanzado misericordia.
Las características que tú tienes están determinadas por lo que científicamente se llama tu ADN.
Allí está almacenado tus rasgos físicos, tu temperamento y hasta enfermedades que puedes
padecer. Algunos dicen que aún se transmiten rasgos espirituales, una herencia espiritual.
La mayoría de la gente no alcanza a experimentar la vida sobreabundante de Dios porque ese viejo
ADN lo condiciona, lo esclaviza, lo ata, lo detiene, lo derriba, lo mata.
Si quieres ser del linaje de Dios, si deseas desarrollar todo el potencial que tienes como rey y como
sacerdote, tendrás que permitir que la sangre de Jesús absorba, anule y reemplace tu viejo ADN
por el de Jesús.
Es el momento en que tienes que decidir cambiar de herencia genética. Tu viejo ADN tiene que ser
absorbido, anulado y reemplazado por el ADN de la sangre de Jesús.
6) Te hace rey y sacerdote. Recibís un linaje real. Tienes una unción para gobernar y ministrar.
- ¿Cuáles son las áreas de tu vida donde necesitas un cambio de naturaleza, de ADN?
Pecados, vicios
Pobreza
Soledad
Enfermedades
Ausencia de un ministerio
- Es el momento en que tienes que abrir tu corazón para que haya un cambio de ADN.
Es tu turno
- Que la sangre de Jesús absorba, anule y reemplace el viejo ADN, el viejo hombre.
- Siente que una nueva sangre, un nuevo ADN, una nueva naturaleza, corre por tus venas.
- Confiesa que eres linaje escogido, rey y sacerdote, gobernante y ministro de Dios.
- Recibe unción de gobierno para generar con tus manos riquezas (unción de gobernar sobre su
tierra, sobre tus bienes, sobre el dinero).
- Que la unción ministerial viene sobre ti (para comenzar a hablar y orar a otros).