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09/04/2023

Sermón de Resurrección.
1 Corintios 15:3-4
1 Corintios 15: 1- 21

Aparte de la necesidad salvadora de la pasión del Mesías, los profetas


también profetizaban Su Resurrección de entre los muertos y la subsiguiente
gloria.
 Después de describir los padecimientos de Cristo, Isaías finaliza su relato
con las siguientes palabras:

El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento, y entregar su vida como


expiación: verá su descendencia, prolongará sus años, lo que el Señor quiere
prosperará por su mano. Por los trabajos de su alma verá la luz, el justo se
saciará de conocimiento. Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los
crímenes de ellos. Le daré una multitud como parte, y tendrá como despojo una
muchedumbre. Porque expuso su vida a la muerte y fue contado entre los
pecadores, él tomó el pecado de muchos e intercedió por los pecadores.” (Is.
53:10-12).
 La resurrección de Cristo también fue profetizada por el rey David en su
salmo 16, donde habla de parte de Cristo, diciendo:
“Tengo siempre presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré. Por eso se
me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas, y mi carne descansa esperanzada. Porque no me
abandonarás en la región de los muertos ni dejarás a tu fiel ver la
corrupción. Me enseñarás el sendero de la vida, me saciarás de gozo en tu
presencia, de alegría perpetua a tu derecha” (Sal. 16:8-11).
 El profeta Oseas asimismo tiene mención de la resurrección al tercer día,
aunque su profecía se expone en plural:
«Vamos, volvamos al Señor. Porque él ha desgarrado, y él nos curará; él nos ha
golpeado, y él nos vendará. En dos días nos volverá a la vida y al tercero nos
hará resurgir; viviremos en su presencia“ (Os. 6:1-2; véase: 1 Cor. 15:4).

Además de las profecías directas referentes a la inmortalidad del Mesías, lo


testifican en realidad también aquellos pasajes del Antiguo Testamento, en los
cuales el Mesías se llama Dios. (Sal. 2, 45, 110, Is. 9:6, Jer. 23:5, Miq. 5:2, Mal.
3:1).
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Observamos que los profetas del Antiguo Testamento se expresaban con mucha
determinación y claridad al hablar de los  padecimientos redentores, la muerte y
luego la gloriosa resurrección del Mesías.  

En 1 Corintios 15: 1-21 Pablo nos muestra el contenido del evangelio que él
predicó:
Vv. 3-4 Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que
Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue
sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras;
Pablo no creó este evangelio. Él lo recibió (y no de hombre, sino de Jesucristo, de
acuerdo a Gálatas 1:11-12), y él lo enseñó. Este no es el “Evangelio de Pablo” en
el sentido de que él lo creó o lo moldeó; es el “Evangelio de Pablo” en el sentido
de que él personalmente lo cree y lo esparce.
(Spurgeon) nos dice lo siguiente: “Dese cuenta que el predicador no hace el
evangelio. Si él lo hace, no es digno de que lo tengas. Originalidad en predicar, si
es originalidad en la exposición de la doctrina, es falsedad. NO somos hacedores
e inventores; somos repetidores, decimos el mensaje que hemos recibido.”
Como Pablo describe el evangelio en los siguientes versículos, es importante
darse cuenta de que este evangelio no es enseñanza reveladora o buen consejo.
En el núcleo del evangelio son cosas que pasaron, eventos verdaderos, reales e
históricos. El evangelio no es un asunto de opiniones religiosas, trivialidades, o
cuentos de hadas, sino acerca de eventos históricos reales.
Cristo murió: La muerte de Jesucristo, el Mesías, el Hijo de Dios, el centro del
evangelio. Aunque la idea de glorificarse en la muerte de un Salvador era locura
para la palabra, es la salvación a aquellos que creerán.
i. ¿Cómo murió Jesús? El gobierno romano lo ejecutó, por medio de una de las
más crueles y atroces formas de pena capital jamás concebidas, crucifixión. Se
crucificaban a rebeldes, piratas y para enemigos y criminales odiados. Se crucificó
tanto a las mujeres como a los hombres. 
 “A pesar de que los romanos no inventaron la crucifixión, ellos la perfeccionaron
como una forma de tortura y pena capital que fue diseñada para producir una
muerte lenta con el máximo dolor y sufrimiento.” (Edwards) ¿Cómo fue
exactamente el ser crucificado? En los días que el Nuevo Testamento fue recién
escrito, la práctica no necesitaba explicación. Pero haríamos bien en apreciar lo
que sucedía cuando alguien era crucificado.
iii. La espalda de la víctima se desgarraba por causa de los azotes, y luego la
coagulación de la sangre se rasgaría de nuevo cuando se le arrancaba la ropa a la
víctima. Cuando la víctima era arrojada al suelo para que sus manos fueran
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clavadas a la cruz, las heridas se rasgarían de nuevo y se contaminarían con


tierra. Luego, mientras era colgado en la cruz, con cada respirar, las dolorosas
heridas rozarían contra la madera áspera de la viga vertical y se agravaría aún
más.
iv. Cuando el clavo era metido a través de las muñecas, separaba el gran nervio
mediano. Este nervio estimulado produciría choques insoportables de dolor
ardiente en ambos brazos, y podría resultar en las manos de la víctima un agarre
en forma de garra.
v. Más allá del insoportable dolor, el mayor efecto de la crucifixión era el inhibir la
respiración normal. El peso del cuerpo, tirando de los brazos y hombros, tendería
a fijar los músculos en un estado de inhalación, obstaculizando la exhalación. La
falta de respiración adecuada resultaría en calambres musculares severos, los
cuales obstaculizarían aún más la respiración. Para respirar bien, un tendría que
empujar contra los pies, flexionar los codos, jalando desde los hombros. Poniendo
el peso del cuerpo sobre los pies que produciría un dolor abrasador, y flexionar los
codos torcería las manos que cuelgan de los clavos.Levantar el cuerpo para un
respiro también rasparía dolorosamente la espalda contra el poste de madera
áspero. Cada esfuerzo por respirar de forma apropiada sería agonizante,
agotador, y llevaría a una muerte más rápida.
vi. “No era raro, que insectos aparecieran o se metieran dentro de las heridas
abiertas o los ojos, orejas y nariz de la moribunda e indefensa víctima, y aves de
rapiña rasgarían esas zonas. Además, era costumbre dejar los cadáveres en la
cruz para ser devorados por animales depredadores.” (Edwards)
vii. La muerte pro crucifixión podría venir de diferentes fuentes: shock agudo por la
pérdida de sangre; estar muy agotado para respirar por más tiempo;
deshidratación; ataque al corazón inducido por estrés, falla cardiaca congestiva
que llevaba a una ruptura cardiaca. Si la víctima no moría lo suficientemente
rápido, las piernas se romperían, y la víctima pronto sería incapaz de respirar.
viii. ¿Qué tan grave era la crucifixión? De ahí se deriva una palabra en
inglés excruciating (en español insoportable) de la palabra romana “fuera de la
cruz.” “Tenga en cuenta cuan atroz debe ser el pecado a los ojos de Dios, cuando
requiere ¡tal sacrificio!” (Clarke)
ix. Sin embargo, nunca hablamos de los sufrimientos físicos de Jesús para
hacernos sentir lástima por Jesús, COMO SI NECESITARA NUESTRA
COMPASIÓN. Guarde su compasión para aquellos que rechazan la obra completa
de Jesús en la cruz del calvario; por aquellos predicadores quienes no tienen el
corazón de Pablo en 1 Corintios 1:23, cuando él proclamó el centro del mensaje
cristiano: nosotros predicamos a Cristo crucificado.
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Que Cristo murió por nuestros pecados: ¿Qué significa que Jesús murió por
nuestros pecados? ¿Cómo hace algo Su muerte por nuestros pecados? Muchos,
hombres y mujeres nobles han muerto de formas horribles por causas justas a lo
largo de los siglos. ¿Cómo es que la muerte se Jesús hace algo por nuestros
pecados?
i. En algún punto antes que Él muriera, antes que el velo se partiera en dos, antes
que dijera consumado es, tuvo lugar una asombrosa transacción espiritual – el
Padre puso sobre Jesús toda la culpa e ira que nuestro pecado merecía sobre, y
Él la llevó sobre Sí mismo perfectamente, satisfaciendo por completo la ira de Dios
por nosotros.
ii. Tan horrible como fue el sufrimiento físico de Jesús, este sufrimiento espiritual –
el acto de ser juzgado por el pecado en nuestro lugar – fue lo que Jesús realmente
temía acerca de la cruz; esta fue la copa– la copa de la justa ira de Dios – que Él
tembló al tomarla (Lucas 22:39-46; Salmos 75:8; Isaías 51:17; Jeremías 25:15).
Sobre la cruz, Jesús se convirtió, como si fuera, en enemigo de Dios, quien fue
juzgado y forzado a tomar la copa de la furia del Padre, para que no tuviéramos
que tomar esa copa.
iii. Isaías 53:3-5 lo pone poderosamente: Despreciado y desechado entre los
hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos
de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él
nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por
azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga
fuimos nosotros curados.
iv. “Una gota de esta copa llevaría a vuestra alma a una ruina sin fin; y estas
agonías aniquilarían el universo. Él sufrió solo: porque no había nadie con él;
porque sus sufrimientos fueron para hacer una expiación por los pecados del
mundo: y en la obra de redención él no tuvo ayudante.” (Clarke)
v. Y cuando eso fue completado (¿Quién sabe cuánto podría haber durado?), no
había razón para que Jesús “permaneciera colgado” en la cruz – Su obra fue
hecha, Él podía continuar ahora.
e. Por nuestros pecados: Nuestros pecados fueron responsables por la muerte
de Jesús. Él no murió por una causa política, o como un enemigo del estado, o por
la envidia de alguien. Jesús murió por nuestros pecados. Jesús no murió como
un simple mártir por una causa.
f. Fue sepultado: Nosotros a menudo no pensamos en la sepultura de Jesús
como parte del Evangelio, pero lo es. La sepultura de Jesús es importante por
muchas razones. Es una prueba positiva de que Él realmente murió, ya que tú no
entierras a alguien a menos que en realidad esté muerto, y la muerte de Jesús fue
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confirmada en la cruz antes que Él fuera bajado para ser sepultado (Juan 19:31-
37). La sepultura de Jesús también es importante porque cumplió las escrituras
que dijeron, Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su
muerte(Isaías 53:9). Jesús fue sepultado en la tumba de un hombre rico (Mateo
27:57-60).
g. Y resucitó: Esta verdad es esencial para el evangelio. Por qué, si Jesús
muriera en la cruz para pagar por nuestros pecados y remover nuestra culpa, ¿Por
qué es tan importante la resurrección de Jesús?
i. A pesar de que Jesús cargó toda la ira de Dios en la cruz, como si Él fuera un
pecador culpable, culpable de todo nuestro pecado, incluso hecho pecado por
nosotros (2 Corintios 5:21), Él mismo no se convirtió en un pecador. Incluso el acto
de tomar nuestro pecado fue un acto santo de dar amor por nosotros – para que
Jesús mismo no se convirtiera en pecador, aunque Él cargó la culpa entera de
nuestro pecado. ¡Este es el mensaje del evangelio! Que Jesús tomó nuestro
castigo por el pecado en la cruz, y permaneció cono un Salvador perfecto a lo
largo de toda la prueba – probado por medio de Su resurrección.
ii. Por esta razón, Él permaneció el Santo(Hechos 2:27, 31-32), aun en Su muerte.
Ya que era incomprensible que el Santo de Dios pudiera ser atado por la muerte,
la resurrección fue absolutamente inevitable.
iii. Por lo tanto, la resurrección de Jesús no es algún “complemento” a una obra
“más importante” en la cruz. Si la cruz es el pago por nuestros pecados, la tumba
vacía es el recibo, mostrando que el perfecto Hijo de Dios hizo un pago perfecto
por nuestros pecados. ¡El pago mismo de poco bien sin el recibo! Es por esto que
la resurrección de Jesús fue un tema tan prominente en la predicación
evangelística de la iglesia primitiva (Hechos 2:24, 3:15, 4:10, 13:30-39).
iv. La cruz fue un tiempo de muerte victoriosa, un triunfo negativo. El pecado fue
derrotado, pero nada positivo fue puesto en su lugar hasta la resurrección. La
resurrección mostró que Jesús no sucumbió al resultado inevitable del pecado. La
resurrección es prueba de Su conquista.
h. Y resucitó al tercer día: El hecho de que Jesús resucitó al tercer díaes parte
del evangelio. Jesús fue un caso único. Él no lo hizo ni resucitará en alguna
resurrección “general” de los muertos. En vez de eso Él resucitó al tercer
día después de Su muerte. Esto también demuestra la credibilidad de Jesús,
porque Él proclamó que resucitaría tres días después de Su muerte (Mateo
16:21, 17:23, 20:19).
i. Debido a la referencia de al tercer día, y porque en Mateo 12:40 Jesús se
refiere a tres días y tres noches, algunos han creído necesario que Jesús pasara
por lo menos 72 horas en la tumba. Esto altera la mayoría de las cronologías de la
muerte y resurrección de Jesús, y es innecesario, no estar al tanto del uso de
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antiguas figuras del discurso. Eleazar ben Azariah (alrededor del año 100 d.C.)
dijo: “Un día y una noche hacen un día completo, y una porción de un día
completo es contada como un día.” Esto demuestra como en el tiempo de Jesús,
la frase tres días y tres noches no significa necesariamente un periodo de 72
horas, sino un periodo que incluye por lo menos las porciones de tres días y tres
noches.
ii.“De acuerdo con la estimación judía, ‘tres días’ incluirán parte del mediodía del
viernes, todo el sábado, y la mañana del domingo.” (Mare)
i. Conforme a las Escrituras: Porque esta idea es tan importante, Pablo la repite
dos veces en estos dos versículos. La obra de Jesús por nosotros no solo llegó de
la nada; fue planeada desde toda la eternidad y descrita proféticamente en las
Escrituras.
i. El plan para Su muerte está descrito en lugares como Salmos 22 e Isaías 53.
ii. El plan para Su resurrección es descrito en lugares como Oseas 6:2, Jonás
1:17, Salmos 16:10, al igual que el escenario en Génesis 22, donde Isaac, como
un tipo de Cristo, es “levantado” en el tercer día de su viaje, al principio del cual
Abraham había considerado a su hijo muerto.
iii. Ciertamente, el entendimiento del Antiguo Testamento de la resurrección era
sombrío; muchos pasajes ven a una existencia desoladora después de la muerte
(Salmos 6:5, 30:9, 39:13, 88:10-12, 115:17; Isaías 38:18, Eclesiastés 9:4-5, 10);
sin embargo, hay otros pasajes de esperanza y confianza después de esta vida
(Job 19:25-27; Salmos 16:9-11; 73:24).
iv. Recuerde, no obstante, que fue Jesús, no el Antiguo Testamento, el cual trajo
vida e inmortalidad a la luz por medio del evangelio(2 Timoteo 1:10).

3. (1 Corintios 15:5-8) Evidencia concreta de la resurrección de Jesús.


4. (1 Corintios 15:9-11) El testimonio de Pablo de la gracia.
1. (1 Corintios 15:12-13) La resurrección de Jesús prueba que hay una
resurrección.
2. (1 Corintios 15:14-19) ¿Qué tal si no hay resurrección?
3. (1 Corintios 15:20-23) La resurrección de Jesús fue la primicia de nuestra
resurrección.

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