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Desde el 1 enero
hasta el 13 de agosto del 2021, 12.345 hectáreas de bosques han sido depredadas en Ucayali. Foto: Hugo
Alejos.
Mongabay Latam
28/09/2021 19H01
Dos horas de viaje por el río Tacshitea y unos 50 minutos de caminata entre la selva espesa que antecede
al Parque Nacional Sierra del Divisor, ese es el último recorrido que Samuel* ha
realizado desde la comunidad nativa Nuevo Saposoa, en el distrito de Callería,
región Ucayali, donde vive hace 46 años. El sector al que accedió es una extensión de cuatro hectáreas de
bosque primario depredado y cercano al caserío Parinari. La ubicación la obtuvo a partir de una de las 22
alertas de deforestación que ha emitido la plataforma Global Forest Watch, para ese territorio shipibo
conibo, en lo que va de setiembre. Hace nueve años Samuel monitorea el estado de los bosques próximos a
los pueblos indígenas situados en la zona de amortiguamiento de Sierra del Divisor. Para eso ha sido
capacitado. Él es un activo guardián del bosque, aunque su labor lo lleva siempre a escenarios críticos.
AD
En este lado de la selva peruana cada alerta entraña una historia distinta pero con un denominador común.
Las alarmas que el comunero de Nuevo Saposoa detecta pueden trasladarlo unas veces hasta zonas con más
de seis hectáreas de deforestación, y otras a terrenos que apenas han comenzado a ser depredados. Todos los
indicadores que recibe, sin embargo, están relacionados con la tala indiscriminada para el cultivo de hoja
de coca.
Bosques devastados
como el de esta foto, registrada durante un sobrevuelo, va dejando el narcotráfico en Ucayali. Foto: Hugo
Alejos.
Parinari, a donde ha sido su desplazamiento más reciente, es un caserío habitado por personas no indígenas
que hasta el 2015 estuvieron asentadas en Nuevo Saposoa. Samuel dice que estos invasores llegaron a
sembrar 30 hectáreas de cocales en su comunidad. Pero las alertas de deforestación que iba captando
permitieron al personal del Proyecto Especial de Control y Reducción del cultivo de la Coca en el Alto
Huallaga (Corah) llegar hasta las chacras de coca y erradicarlas. Los foráneos dedicados a esta actividad se
Tenemos varias alertas de siembra ilícita ahí. Hay al menos 50 hectáreas de cocales por ese sector”,
Parinari es un centro poblado de paso en la ruta desde Nuevo Saposoa hacia el Parque Nacional Sierra del
Divisor, área natural protegida de 1.4 millones de hectáreas, ubicada entre Ucayali y Loreto. El caserío San
Pablo de Anguillal, que también colinda con Nuevo Saposoa, aunque más cercano al parque
nacional que Parinari, es otro sector al cual apuntan con frecuencia las alertas de deforestación por sembríos
de hoja de coca. Ambos (Parinari y San Pablo de Anguillal) están asentados en la zona de
amortiguamiento de Sierra del Divisor y son focos de depredación y riesgo permanente para el parque
nacional.
Fuentes locales aseguran que los comuneros de Patria Nueva, pueblo shipibo considerado como otra de las
puertas de entrada a Sierra del Divisor, detectaron que en San Pablo de Anguillal se elabora constantemente
clorhidrato de cocaína. Además que, hace cuatro meses, durante un patrullaje comunitario por este caserío,
siguiendo un camino agreste que trazaba abundantes matas de coca hallaron una poza de maceración.
Luego de años de esperar categorización, se creó el Parque Nacional del Divisor en diciembre de 2015. El
cerro Cono es una de las riquezas emblemáticas del área protegida. Foto: Diego Pérez / Sernanp.
“Con la llegada de la pandemia vino mucha gente de la ciudad a buscar territorios y ahora sus actividades
amenazan nuestro bosque”, narran los shipibos de Nuevo Saposoa. Esta comunidad alberga a 230 habitantes
y es una de las más pobladas entre las 12 correspondientes a la zona de amortiguamiento del parque
nacional. Samuel es uno de los coordinadores de estos pueblos debido a la pericia que ha desarrollado en el
Conservation. Hoy en día, además de verificar las alertas, encabeza patrullajes por los contornos del Parque
Este es el
terrible panorama en los contornos del Parque Nacional Sierra del Divisor. Área natural protegida está en
riesgo. Foto: Hugo Alejos.
Lo que ocurre en el límite sureste de Sierra del Divisor es apenas una muestra de la cruda situación forestal
vigente en toda la región Ucayali. Una realidad que ha quedado expuesta en un reciente informe oficial
sobre pérdida de bosques, el cual incluye, entre otros detalles alarmantes, una deforestación de más de 12
mil hectáreas y el hallazgo de 9 pistas de aterrizaje para los envíos de droga al extranjero.
El pasado 27 de agosto, la Gerencia Regional Forestal de Fauna Silvestre (Gerffs) del Gobierno Regional de
Ucayali realizó un sobrevuelo para identificar los sectores de mayor desbosque en esta parte de la Amazonía
próxima a la frontera con Brasil. La comitiva, integrada también por representantes de la Fiscalía
Especializada en Delitos de Tráfico Ilícito de Drogas y de la Dirección Antidrogas de la Policía Nacional del
Nuevo Saposoa fue una de las zonas de inspección en campo así como los sitios de tala indiscriminada a
donde conducen las alertas que recibe Samuel. En el sobrevuelo no solo quedó en evidencia que la
deforestación y la amenaza del narcotráfico carcomen territorios de comunidades nativas, sino también
concesiones forestales y áreas por las que transitan los pueblos indígenas en aislamiento y contacto inicial.
De acuerdo con la plataforma de monitoreo satelital Global Forest Watch, se registraron 590 alertas de
deforestación, en los caseríos de Anguillal y Parinari, desde inicios de enero hasta el 17 de setiembre
de este año. En la zona oeste del parque, cerca del poblado de Anguillal, se registraron 484 alertas de
deforestación y estas señales se incrementaron a partir de julio pasado. Es así como entre inicios de julio y
mediados de setiembre se detectaron 377 de estas, es decir, un 77% del total detectado en el año.
El mapa muestras
las alertas de deforestación en tres caseríos: Parinari, Anguillal y Korin Bari. Imagen: Global Forest Watch.
Mientras tanto, en la zona sur del Parque Sierra del Divisor, cerca de los poblados de Parinari y Korin Bari,
se detectaron 106 alertas. Solo entre los meses de agosto y mediados de setiembre se concentraron 89, un
En lo que va del
año, se emitieron 106 alertas de deforestación en la zona sur del Parque Sierra del Divisor, cerca de los
poblados de Parinari y Korin Bari. Imagen: Global Forest Watch.
La evaluación en campo de la Gerffs permitió entonces constatar los resultados incluidos en el último
informe sobre pérdida de cobertura boscosa en Ucayali y las alertas detectadas en los patrullajes de las
comunidades. El documento fue elaborado por el Área de Catastro y Monitoreo Satelital de la Gerffs, y tiene
como dato principal que esta región registró una deforestación de 12.345 hectáreas entre el 1 de enero y el
13 de agosto del 2021. Solo entre julio y lo contabilizado en agosto hubo 7.835 hectáreas de bosques
devastados, es decir, el 63.48% del total de la superficie afectada. Las cifras revelan que la tala ilegal con
fines de narcotráfico ha recrudecido ya que, de acuerdo con la Gerffs, durante el mismo periodo del 2020 la
La
particularidad de los puntos de deforestación detectados es que están en zonas de difícil acceso,
principalmente, en la frontera con Brasil. Las proyecciones de los funcionarios de la Gerffs indican que a
fin de año la cifra de desbosque en Ucayali superará las 42.463 hectáreas registradas el 2020, en caso las
entidades competentes no tomen las acciones necesarias desde ahora. La gerencia forestal del Gobierno
Regional de Ucayali apunta que la pérdida de bosques en esta región es propiciada por el narcotráfico
pues se trata de sectores totalmente depredados, y no a causa de una tala selectiva que podría ser
atribuida a madereros ilegales.
El estudio para el periodo enero-agosto 2021 da cuenta, además, de que Raymondi, distrito ubicado en la
provincia de Atalaya, tiene la mayor pérdida de superficie boscosa: 2.402 hectáreas. Lo sigue el distrito
de Masisea, en la provincia de Coronel Portillo, cuya depredación forestal alcanza las 1.716 hectáreas.
Tahuanía, en la provincia de Atalaya, tiene 1.666 hectáreas de bosques devastados. Estos tres distritos
acumulan casi el 47% de la deforestación en todo Ucayali. Nueva Requena y Callería, jurisdicción donde
está situado Nuevo Saposoa, llegan a 1.144 y 1.106 hectáreas de desbosque, respectivamente.
Las áreas más afectadas por la deforestación en Ucayali están, además, sobre concesiones con fines
forestales, de conservación, ecoturismo y bosque local. Aquí han sido identificadas 4.009 hectáreas de
depredación, o sea el 32.48%. La segunda categoría territorial con mayor perjuicio corresponde a las
comunidades nativas. El desbosque en los pueblos indígenas ucayalinos suma 2.710 hectáreas, es decir, el
21.95%. En Sinchi Roca 1 y 2 hubo una pérdida de 300 hectáreas de bosques. Santa Rosa reportó 141
hectáreas y Mariscal Cáceres tuvo 50 hectáreas de devastación forestal. En los últimos 20 años, las
comunidades nativas de Ucayali han perdido 100,085.15 hectáreas de bosques. Los años en que esta
depredación se agudizó fueron 2019 (8.216 hectáreas) y 2020 (9.701 hectáreas).
Las cuatro comunidades que, de acuerdo con el informe, registran mayor pérdida de cobertura boscosa
pertenecen a la provincia de Padre de Abad. Flor de Ucayali, en el distrito de Callería, provincia de Coronel
Portillo, no figura al menos entre las cinco jurisdicciones más deforestadas de Ucayali. Sin embargo, el ex
Peruana (Aidesep), Miguel Guimaraes, sostiene que la depredación de bosques en Flor de Ucayali ya bordea
las 3.000 hectáreas. El dirigente está convencido de que el desbosque en Ucayali en lo que va del año es
En lo que va de
setiembre, comuneros de Nuevo Saposoa han registrado unas 22 alertas de deforestación. Foto: Hugo
Alejos.
“Pienso que han evaluado solo las zonas que tienen mayor conflicto, pero hay otros sectores donde el
narcotráfico está operando silenciosamente como el distrito de Iparía y por la quebrada del río Utiquinía. En
Flor de Ucayali, por ejemplo, no es visible esta situación”, declara Guimaraes a Mongabay Latam.
El pasado 1 de julio las fiscalías en Materia Ambiental y Antidrogas, junto con personal de la Gerffs y la
Policía, realizaron una intervención en Flor de Ucayali. Allí hallaron amplias extensiones de sembríos de
coca y tres campamentos para la elaboración de droga. El operativo multisectorial se desarrolló en el límite
de Flor de Ucayali con el caserío Santa Sofía, luego de que las autoridades recibieran denuncias sobre la
presencia del narcotráfico en aquel contorno de la comunidad. Pero Miguel Guimaraes dice que las
autoridades solo llegaron al punto donde recién empiezan las chacras de hoja de coca y no recorrieron ni el
50% del territorio invadido por cultivos ilícitos. “Desde el lugar al que llegó la comitiva hay una hora de
camino en que se pueden ver puros cocales. Luego de la intervención los invasores se retiraron unos días
pero luego regresaron y, con ellos, las amenazas a la comunidad”, indica con preocupación.
Hasta julio de este año, la Defensoría del Pueblo consigna que nueve defensores indígenas y ambientalistas
fueron asesinados desde el 2020. Se trata de casos sobre los cuales la institución tuvo conocimiento por
denuncias o a través de los medios de prensa, según le explicó a Mongabay Latam la jefa del programa de
Pueblos Indígenas de la Defensoría del Pueblo, Nelly Aedo. Santiago Vega Chota, indígena cacataibo a
quien mataron en julio del 2020, por ejemplo, no está incluido en la lista. Pero en la nómina sí figura el caso
de Herasmo García, otro cacataibo asesinado a fines de febrero del 2021. Ambos pertenecían a Sinchi Roca,
la comunidad nativa de Ucayali más deforestada por el narcotráfico en lo que va del 2021, según el estudio
de la Gerffs. Días antes de la muerte de García, se produjo el asesinato del también cacataibo Yenes Ríos,
cerca de su comunidad, Puerto Nuevo (Ucayali). De los tres homicidios perpetrados contra indígenas este
2021, dos fueron en Ucayali. En todos los casos las investigaciones apuntan a narcotraficantes.
La mayor devastación forestal en Ucayali está sobre las concesiones forestales y comunidades nativas. Foto:
Hugo Alejos.
Nueve pistas más
La Gerencia Regional Forestal de Fauna Silvestre (Gerffs) de Ucayali informó que el estudio sobre el
desbosque actual en esta región es resultado de los análisis a las alertas tempranas de deforestación y la
evaluación en detalle de diversas imágenes satelitales. A partir de esta metodología, el Área de Catastro y
Monitoreo Satelital detectó nueve pistas de aterrizaje clandestinas que fueron habilitadas por el
narcotráfico entre el 1 de enero y el 13 de agosto del 2021. De estas, cinco están sobre concesiones
forestales, una en un área no catastrada, otra en un predio privado y dos trazas dentro de territorios
de reservas indígenas. Una de estas últimas se ubica sobre el área de ocupación del pueblo indígena en
situación de aislamiento y contacto inicial cacataibo – zona norte, en Aguaytía (provincia de Padre Abad),
considerado vulnerable por el Estado peruano y las convenciones internacionales. La vía fue abierta entre
junio y agosto.
Según la Gerffs, las pistas miden entre 800 y 1.200 metros de largo, y llegan a tener de 12 a 40 metros
de ancho. De las nueve pistas identificadas este año, hasta el 13 de agosto, dos están situadas en el distrito
de Raymondi, dos en Sepahua y dos en Padre Abad. En tanto, hay una en el distrito de Masisea, otra en
Curimaná y una pista más para la salida de droga en Callería. En todo el 2020, la misma gerencia detectó 45
pistas clandestinas en Ucayali, 13 de estas habilitadas sobre comunidades nativas. Es decir, en el último año
y medio, indica la Gerffs, las mafias de narcotráfico asentadas en esta región amazónica abrieron 54
pistas de aterrizaje clandestinas, principalmente, en zonas de difícil acceso y cercanas a la frontera con
Brasil.
Entre junio y agosto el narcotráfico habilitó una pista de aterrizaje en área del pueblo indígena en
aislamiento cacataibo – zona norte. Foto: Gerffs.
Berlin Diques, presidente de la Organización Regional Aidesep Ucayali (ORAU), que agrupa a 13
federaciones y representa a 340 comunidades nativas de Loreto, Ucayali y Huánuco, también considera que
el problema predominante para los pueblos indígenas, actualmente, es el narcotráfico y sus delitos conexos
por encima de la tala ilegal. Durante la presentación del informe de la Gerffs, Diques fue
enfático: “¿Tenemos que esperar a que muera otro indígena para estar en la alarma nacional?, ¿y
solamente por reclamar nuestros derechos?. No puede ser. Los concesionarios de Tahuanía (provincia de
Atalaya) están siendo retirados por presión del narcotráfico. Tenemos que