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El artículo original está en http://argentina.indymedia.org/news/2003/04/102687.php


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Bosque andino patagónico: El árbol en la mira del hombre


Por ((ivpress)) - Thursday, Apr. 24, 2003 at 11:34 AM

Los bosques andinos que se extienden desde Neuquén hasta Tierra del Fuego se encuentran
entre los principales atractivos turísticos de la Patagonia. Lengas, alerces, cohiues, ñires,
cipreses y otras especies cubren la Cordillera como una franja verde de no más 70 Km de
ancho y aproximadamente 2000 de largo.

El paisaje allí es montañoso, con picos nevados, valles glaciarios y numerosos lagos y
cursos de agua. Pero esos lugares ideales, prístinos, poco a poco son desplazados por
árboles secos que hablan silenciosamente de incendios – el 98% de los cuales son
intencionales según la Coalición de Ong’s de Río Negro y Chubut – y vistas panorámicas
donde se imponen plantaciones de especies exóticas de pinos.
“El agente de este drástico empeoramiento del ecosistema es un predador con un poder de
adaptación sólo comparable al de un virus: ‘el hombre moderno’”, afirma Lucas Chiappe,
coordinador de la Ong ambientalista Proyecto Lemu, de Epuyén, Chubut. Y sus palabras
cobran mayor fuerza al saberse que en Argentina ha desaparecido el 74% de la masa
boscosa nativa.
La explotación forestal intensiva en la Patagonia comenzó a fines del siglo XIX, tras la
derrota militar del Pueblo Mapuche y la incorporación de su territorio a la República
Argentina. En 1913 el geólogo norteamericano Bailey Willis, en un informe elaborado a
pedido del gobierno argentino, señaló la pérdida de buena parte de los bosques que se
extendían entre los valles de San Martín de los Andes y Esquel, es decir, una franja de más
de 300 Km de largo. Las causas eran dos: la tala para proveer madera a los aserraderos de
la zona y la quema de desmonte para sembrar ganado.
Según un informe de la Dirección General de Bosques y Parques (DGByP) del Chubut
sobre la desertificación de la zona cordillerana – publicado en el boletín del Centro de
Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico de mayo/abril del ’98 – anualmente
se degradan 300 hectáreas, siendo las causas principales “el desmonte asociado al
sobrepastoreo y los incendios forestales, también asociados a un posterior sobrepastoreo”.
A estas prácticas históricas se suman las quemas para obtener madera: después de los
siniestros se autoriza a los aserraderos a extraer los árboles secos. La forestación con
especies exóticas completa este cuadro.

Las plantitas son ajenas

A principios del siglo XX comenzó en la región la forestación con pinos Insigne,


Ponderosa, Murrayana y Oregón, los pioneros fueron seducidos por el rápido crecimiento
de esos árboles, que se traducía en madera en poco tiempo. Pero estos especies
transformaron zonas enteras debido al alto consumo de agua y a la resina y agujas que
alteraron la composición del suelo y expulsaron a la flora y fauna originaria. Por ejemplo en
el centro oeste de la provincia de Neuquén, en la zona de Aluminé, decenas de araucarias se
han secado debido a las alteraciones en los cursos de agua producidas por las plantación de
pinos.
En la actualidad, aunque las leyes lo prohiben, continua autorizándose la sustitución de
bosques nativos por plantaciones de exóticas. La Comunidad Cuenca del Limay (CCdL),
junto a otras Ong’s ambientalistas de Bariloche, logró frenar un proyecto de la empresa
Foyel S.A., que pretendía talar aproximadamente 4.400 hectáreas de bosque para sustituirlo
por pinos.
Según la CCdL era un negocio redondo: Foyel S.A. vendería la madera obtenida de la tala
de ñires, maitenes y cipreses y más tarde recibiría del Estado subsidios no reintegrables por
forestar esas 4.400 has. con especies exóticas.

En los últimos décadas grandes compañías de diversos rubros están invirtiendo en


forestación con exóticas en diferentes puntos del país. Entre ellas se destacan la italiana
Benetton en Chubut y las petroleras Shell, en Bs.As. y Corrientes; Perez Companc,
Misiones, Corrientes y Bs.As.; y Repsol/YPF, esta última en la provincia de Neuquén.

Tranqueras

Este panorama se torna más preocupante al cobrar fuerza la posibilidad de que las
diferentes administraciones regionales – golpeadas por la crisis económica – intenten
cancelar sus deudas o generar recursos enajenando los bosques.
El desembarco en la Patagonia de inversores extranjeros que compraron importantes
extensiones de tierras a otros particulares motivó la publicación de diversos artículos en
medios periodísticos. Esto causó indignación en ciertos sectores de la sociedad y despertó
una suerte de chauvinismo inmobiliario. Y a pesar de que las crónicas patagónicas
abandonaron la palestra, la preocupación crece entre los pobladores sureños ya que las
tierras fiscales se han transformado en el objeto del deseo.
En Chubut, por ejemplo, mientras el gobierno provincial afirma que sus tierras fiscales y
bosques no serán rematadas, los hechos muestran lo contrario. Al modificarse la
constitución provincial en 1994 se introdujeron algunos cambios respecto a su antecesora,
que declaraba al bosque como un recurso inalienable, dándose lugar a su posible
enajenación. El artículo 105, aún no reglamentado, prevé que mediante una ley especial
aprobada por cuatro quintos de la Cámara podría autorizarse la venta de áreas boscosas. De
esta manera el logro del consenso sería el gran obstáculo. Un consenso tal vez alcanzable
en tiempos de sobres, necesidad y urgencia.

Hernán Scandizzo

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