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FACULTAD DE HUMANIDADES

Ficha Técnica para la presentación del Tema para el


desarrollo del Trabajo de Titulación previo a la Obtención
del Título de Grado
A. Datos Generales

Facultad: Facultad de Humanidades.


Escuela o Carrera: Psicología Clínica.
Trabajo de Titulación: Artículo
X
(Marque con una X, la que corresponda) Académic Plan de negocio
o
Título tentativo del Trabajo de Titulación: Relación entre el tiempo de uso de Facebook,
YouTube, WhatsApp e Instagram y síntomas depresivos en adultos.
Estudiante(s): Angie Lilibeth Sevillano Peralta y Jhonny Daniel Vásquez Villacís.
0992479603 angie.sevillano@uees.edu.
Teléfono(s) de contacto(s): Emai
0963969913 l: ec
jdvasquez@uees.edu.ec
Tutor sugerido: PhD. Zuleima Santalla De Banderali.
Título a obtener: Máster en Psicología Clínica.
Enfásis (si fuera el caso): Con mención en Psicoterapia.
Línea de investigación en la que circunscribe el proyecto de investigación
(https://www.uees.edu.ec/investigacion/lineas-de-investigacion.php): Salud.
Sublínea de Investigación (https://www.uees.edu.ec/investigacion/lineas-de-investigacion.php): Salud Pública.

B. Descripción detallada del problema


Exponer de manera concreta el problema o necesidad que el trabajo de titulación intentará resolver. La descripción
del Trabajo de Titulación debe ser concisa y responder a preguntas tales como:
¿cuál es el problema, la pregunta de investigación que se pretende responder con el estudio?,
¿qué se conoce al respecto hasta ahora (marco teórico, marco de referencia o marco conceptual),
¿cómo lo va a hacer (método)?
Sea informativo y cite datos específicos y comprobables; evite una redacción sin referencias concretas. Utilice
referencias bibliográficas relevantes y cítelas en el texto. Use letra de 12 puntos Times New Roman e
interlineado sencillo.

1. Planteamiento del problema

El avance tecnológico de las últimas décadas ha llevado a una profunda integración de


las redes sociales en la vida diaria (Smith & Anderson, 2018). Estas herramientas, diseñadas
originalmente para la comunicación y socialización, han mostrado tener impactos en diversos
aspectos de la vida humana, incluida la salud mental (Valkenburg et al., 2016). Si bien las redes
sociales ofrecen ventajas en términos de conectividad y acceso a información, su relación con la
salud mental, específicamente con síntomas depresivos, ha sido objeto de debate e
investigación (Primack et al., 2017).

Los adultos, quienes utilizan estas plataformas de formas variadas, no han sido inmunes
a los posibles efectos adversos, por lo que el uso excesivo de redes sociales puede influir en
emociones y comportamientos, a menudo generando resultados negativos en el bienestar mental
(Twenge & Campbell, 2018). La diversidad en la dinámica y características de cada red social,
así como la variabilidad en los patrones de uso entre adultos, subraya que más allá de la
frecuencia, es el propósito y el contexto de uso de estas plataformas lo que podría estar
estrechamente relacionado con síntomas depresivos en la población adulta (Lin et al., 2016).
Por ende, la comprensión de estos factores es crucial para abordar y entender la complejidad del
impacto de las redes sociales en la salud mental.

La necesidad de investigar esta relación surge del deseo de comprender las


implicaciones que el uso intensivo de estas plataformas puede tener en la salud mental de los
adultos. Determinar si hay un vínculo entre la cantidad de tiempo invertido en redes sociales
y el desarrollo de síntomas depresivos puede ser crucial para fortalecer las intervenciones
preventivas y terapéuticas de los trastornos mentales relacionados con el uso de estas
plataformas digitales.

2. Pregunta de investigación

¿Cuál es la relación entre el tiempo de uso de Facebook, YouTube, WhatsApp,


Instagram y síntomas depresivos en adultos?

3. Hipótesis

H1: Se plantea que existe correlación positiva entre el tiempo de uso de redes sociales
(Facebook, YouTube, WhatsApp, Instagram) y la prevalencia de síntomas depresivos de los
adultos.

4. Marco teórico

La historia de las redes sociales en línea puede rastrearse hasta la década de 1970 con
la creación de la primera plataforma de correo electrónico. Sin embargo, fue en los 90
cuando surgieron las primeras redes sociales dedicadas, como SixDegrees. A comienzos del
siglo XXI, con el surgimiento de plataformas como Friendster, MySpace y, posteriormente,
Facebook en 2004, el mundo vio una revolución en la forma en que las personas se conectan
y comparten información en línea (Boyd & Ellison, 2007).

El concepto de red social no es nuevo y ha evolucionado de ser una noción


antropológica y sociológica a un fenómeno digital omnipresente. Las primeras redes se
basaban en interacciones cara a cara, creando una red de conexiones entre individuos dentro
de una comunidad (Wellman, 1997). Sin embargo, con la llegada de Internet y la
digitalización, estas interacciones evolucionaron a plataformas en línea, dando paso al auge
de las redes sociales digitales.

Facebook, fundado por Mark Zuckerberg, ha crecido hasta convertirse en la red


social dominante con más de 2 mil millones de usuarios activos mensuales a nivel mundial
(Statista, 2021). YouTube, por otro lado, ha revolucionado el mundo del video en línea,
mientras que WhatsApp ha transformado la comunicación móvil. Instagram, comprado por
Facebook en 2012, ha modificado la forma en que compartimos y consumimos imágenes y
videos, convirtiéndose en una potencia en el mundo del marketing y la influencia (Kemp,
2020). Las plataformas de redes sociales han experimentado un crecimiento constante en la
adopción por parte de los adultos. Según el Pew Research Center (2018), más del 68% de los
adultos usan Facebook, y aproximadamente el 73% usa YouTube. Por otro lado, plataformas
como Instagram y WhatsApp han visto un aumento en la participación adulta, aunque en
menor medida comparado con los jóvenes.

El auge de las redes sociales ha transformado profundamente la comunicación y las


relaciones humanas en la última década. Esta evolución digital ha incentivado a
investigadores de diversas disciplinas a explorar los posibles impactos de estas plataformas
en la salud mental. El uso de redes sociales ha revolucionado la manera en que los adultos se
conectan, comunican y se informan, ofreciendo beneficios como la conexión y soporte social
que facilitan mantener el contacto con familiares y amigos, especialmente a largas distancias
(Smith & Anderson, 2018), y el acceso a una amplia gama de información, noticias y
contenidos educativos, importantes para el aprendizaje y la actualización de conocimientos
(Greenwood et al., 2016). Sin embargo, el uso excesivo o inapropiado de estas plataformas
conlleva riesgos significativos, como la comparación social, que puede resultar en
sentimientos de inferioridad o envidia (Vogel et al., 2014), el ciberacoso, que puede tener
efectos perjudiciales en la salud mental (Patchin, 2018), y la sobrecarga de información, que
puede causar agobio y estrés (Misra & Stokols, 2012).
Dado este contexto de cómo las redes sociales pueden influir en la salud mental, es
pertinente explorar trastornos específicos que podrían estar relacionados con su uso, como la
depresión. La depresión es un trastorno afectivo caracterizado por una tristeza persistente,
una marcada pérdida de interés o placer en las actividades cotidianas, fatiga y otros síntomas
que incluyen cambios significativos en el apetito, problemas de sueño, sentimientos de
inutilidad y dificultades en la concentración y toma de decisiones. Estos síntomas deben
causar un malestar clínico significativo o un deterioro en lo social, laboral o en otras áreas
importantes del funcionamiento del individuo (American Psychiatric Association [APA],
2013).

La clasificación de la depresión, según el Manual Diagnóstico y Estadístico de los


Trastornos Mentales, Quinta Edición (DSM-5), incluye varios trastornos con criterios
específicos. El Trastorno Depresivo Mayor se diagnostica con la presencia de al menos cinco
síntomas durante un período de dos semanas, siendo uno de ellos el estado de ánimo
deprimido o la anhedonia. El Trastorno Persistentemente Depresivo, o distimia, implica
síntomas depresivos que duran al menos dos años. Otros tipos incluyen el Trastorno
Disfórico Premenstrual y la Depresión Inducida por Sustancias/Medicamentos o Debido a
Otra Condición Médica (APA, 2013).

Entre las teorías explicativas de la depresión, la teoría biológica enfoca en factores


genéticos y desequilibrios en neurotransmisores como la serotonina y la norepinefrina
(Delgado, 2000). La teoría cognitiva de Beck (1967) sugiere que los patrones de
pensamiento negativo y las creencias distorsionadas son causas fundamentales de la
depresión. La teoría conductual de Skinner (1953) resalta la importancia de las respuestas
aprendidas y la falta de refuerzo positivo. Por último, la teoría social enfatiza el impacto de
los factores sociales y ambientales en el desarrollo de la depresión (Hobfoll et al., 2003).

Varios estudios han investigado la relación entre el uso de redes sociales y los
síntomas depresivos. Un estudio realizado por Twenge y Campbell (2019) encontró que el
uso frecuente de redes sociales estaba relacionado con un aumento en la insatisfacción con la
vida y los síntomas depresivos entre los adultos jóvenes. Woods y Scott (2016) encontraron
que el uso de redes sociales en la adolescencia está asociado con una mala calidad de sueño,
ansiedad, depresión y baja autoestima. Lin et al. (2016) observaron una asociación
significativa entre el uso de redes sociales y la depresión en adultos jóvenes en Estados
Unidos. Parry et al. (2021) realizaron una revisión sistemática y un metaanálisis que destacó
discrepancias entre el uso digital registrado y autoinformado. Kross et al. (2013)
descubrieron que el uso de Facebook predice disminuciones en el bienestar subjetivo en
adultos jóvenes. Sagioglou y Greitemeyer (2014) encontraron que el uso de Facebook
disminuye el estado de ánimo y exploraron por qué las personas continúan usándolo a pesar
de sus consecuencias emocionales negativas.

Shakya & Christakis (2017) llevaron a cabo una investigación longitudinal y


encontraron que un aumento en el uso de estas plataformas estaba asociado con una mayor
probabilidad de experimentar sentimientos de depresión, especialmente entre adultos de
mediana edad. Además, es fundamental destacar que no todas las redes sociales generan los
mismos impactos. Primack et al. (2017) argumentan que, debido a su enfoque en imágenes,
plataformas como Instagram pueden propiciar comparaciones sociales basadas en la
apariencia y el estatus. En contraste, otras como Facebook podrían ser más propensas a
causar envidia a partir de logros o experiencias compartidas por los usuarios.

Estos hallazgos empíricos proporcionan un contexto práctico para comprender las


teorías y modelos subyacentes que explican la relación entre el uso de redes sociales y los
síntomas depresivos. Por ejemplo, la Teoría de la Comparación Social sugiere que los
individuos se comparan constantemente con los demás en las redes sociales, lo que puede
llevar a sentimientos de insuficiencia y baja autoestima. Esta comparación con estándares
idealizados y a menudo irreales puede conducir a síntomas depresivos (Festinger, 1954).

Adicionalmente, el Modelo de Deficiencia de Interacción Social plantea que el uso


excesivo de redes sociales puede resultar en una disminución de las interacciones sociales
cara a cara, asociándose con el desarrollo de síntomas depresivos (Kraut et al., 1998).
Asimismo, la Teoría de la Autoregulación Deficiente propone que la dependencia de las
redes sociales puede resultar en una autoregulación deficiente, llevando a la negligencia de
actividades gratificantes en la vida real y exacerbando los síntomas depresivos (Baumeister
& Vohs, 2004).

Por otro lado, el Modelo de Adicción a Internet compara la dependencia excesiva de


las redes sociales con otras formas de adicción, lo que puede deteriorar la salud mental y
física y potenciar los síntomas depresivos (Young, 1998). Finalmente, el Modelo de Afecto
Negativo sugiere que el uso de redes sociales puede incrementar la exposición a contenidos
negativos, afectando el estado de ánimo y aumentando los sentimientos de tristeza o
depresión (Kross et al., 2013).

En resumen, la evolución de las redes sociales y su creciente integración en la vida


cotidiana han generado un cambio notable en la comunicación y las relaciones
interpersonales. Estas plataformas digitales, con sus ventajas y desafíos, inciden
significativamente en varios aspectos de la vida diaria, incluyendo la salud mental. La
depresión, un trastorno afectivo complejo, se ve influenciada por diversos factores, entre los
cuales el tiempo de uso de las redes sociales es particularmente relevante. Los estudios
empíricos y las teorías discutidas en este marco teórico ofrecen una comprensión
fundamental de cómo la cantidad y la naturaleza del uso de estas plataformas pueden afectar
la prevalencia y severidad de los síntomas depresivos. Esta perspectiva es crucial para la
próxima fase de investigación, que se enfocará en analizar con mayor detalle la relación
entre el tiempo de uso de las redes sociales y la depresión, contribuyendo así a un área de
estudio de vital importancia y actualidad en nuestra sociedad.

4. Metodología

4.1. Variable Independiente:

Tiempo de uso de redes sociales.


 Definición Conceptual: El tiempo de uso de redes sociales se refiere a la cantidad de
tiempo que un individuo pasa en plataformas de medios sociales en un día determinado.
Estas plataformas incluyen Facebook, YouTube, WhatsApp e Instagram (Pew Research
Center, 2019).
 Definición Operacional: El tiempo de uso de redes sociales se medirá en términos de
horas que un individuo informa pasar en las cuatro redes sociales mencionadas en un día
típico.
 Medición: Minutos diarias
 Instrumento de medición: Cuestionario sobre las 4 redes principales.

4.2. Variable Dependiente:

Severidad de síntomas depresivos.


 Definición Conceptual: La sintomatología depresiva se refiere a un conjunto de síntomas
cognitivos, emocionales y físicos que representan la experiencia de la depresión, tales
como sentimientos persistentes de tristeza, falta de interés en actividades, cambios en el
apetito, fatiga, dificultad para concentrarse y pensamientos de muerte o suicidio
(American Psychiatric Association, 2013).
 Definición Operacional: La puntuación obtenida en la Escala de Depresión de Beck
(BDI-II). Las puntuaciones se interpretan como ausencia de síntomas (0-13), leves (14-
19), moderados (20-28) y severos (29-63) (Beck, Steer & Brown, 1996).

4.3. Enfoque metodológico

El estudio propuesto es de alcance correlacional y enfoque cuantitativo, abarcando


una muestra representativa de adultos en una variedad de profesiones y campos de estudio,
lo que enriquece la generalización de los resultados. Utilizando cuestionarios estandarizados
y encuestas diseñadas para evaluar el uso de redes sociales y la prevalencia e intensidad de
los síntomas depresivos, este enfoque cuantitativo, reconocido por su eficacia, permite
establecer correlaciones numéricas específicas. Como investigación no experimental y
correlacional-transversal, observará y analizará las variables en su estado natural,
proporcionando una visión amplia de la correlación propuesta en el contexto y periodo de
tiempo estudiado, aunque con precaución al extrapolar a otras poblaciones o contextos.

5. Población y muestra

En 2023, la ciudad de Guayaquil alberga a una vasta y diversa población de


residentes. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) del año 2020,
Guayaquil tiene una población de 2.723.665 personas. De estos residentes, Medina (2022)
señala que el 81.1% son usuarios activos de redes sociales como Facebook, YouTube,
WhatsApp e Instagram. La población de interés para este estudio son los adultos residentes
de Guayaquil, con edades comprendidas entre los 18 y 65 años, que usan dichas redes
sociales.

Para este estudio se ha optado por un muestreo por conveniencia y fácil acceso. Esto
significa seleccionar a los participantes en función de su accesibilidad y proximidad al
investigador. Así, la muestra comprende a aquellos adultos de Guayaquil, cuyas edades están
entre los 18 y 65 años, que utilizan las redes sociales mencionadas y que están dispuestos y
son accesibles para participar en el estudio.
El tamaño de la muestra para este estudio fue de 331 individuos, de los cuales el
34.7% fueron hombres. Dado que se ha optado por un muestreo por conveniencia, el tamaño
de la muestra se determinó en función de la accesibilidad y disposición de los participantes,
más que en la representatividad estadística respecto a la población total de Guayaquil que
supera los 2.7 millones de personas. La selección de un muestreo por conveniencia permite
acceder a una muestra de individuos dispuestos a participar en el estudio, facilitando la
recolección de datos en un contexto práctico y manejable (Gall, Borg, & Gall, 1996;
Sedgwick, 2013).

5.1. Criterios de Inclusión

1. Adultos residentes en Guayaquil con edades comprendidas entre los 18 y 65


años en el momento de la recolección de datos.

2. Personas que hayan tenido interacción digital en al menos una de las redes
sociales mencionadas (Facebook, YouTube, WhatsApp, Instagram) en el
último mes.

6. Instrumentos para la Evaluación Sociodemográfica y Psicológica

6.1. Cuestionario Sociodemográfico y tiempo de uso de redes sociales, Ad-hoc.

El cuestionario ad-hoc diseñado para este estudio se estructura en dos secciones


principales. La primera sección, con 5 ítems, se dedica a recopilar datos sociodemográficos,
abordando aspectos como el sexo, edad, grupo étnico, nivel educativo, situación laboral. La
segunda sección, compuesta por 4 ítems, indaga sobre el tiempo dedicado diariamente a
Facebook, YouTube, WhatsApp e Instagram, solicitando a los participantes que especifiquen
el tiempo promedio de uso diario, en minutos, para cada plataforma. El objetivo del
instrumento es explorar las posibles correlaciones entre el tiempo de uso de estas redes
sociales y síntomas depresivos en adultos.

6.2. Inventario de Depresión de Beck-II (Beck, Steer, & Brown, 1996)

El BDI-II fue desarrollado para evaluar de manera precisa la gravedad y presencia de


síntomas depresivos en adultos y adolescentes, alineándose con los criterios del DSM-IV
relacionados con la depresión mayor. Este instrumento se enfoca en síntomas como
pesimismo, pérdida de interés, sentimientos de culpa y castigo, entre otros.

El instrumento consta de 21 ítems, con opciones de respuesta que varían en


intensidad y gravedad, resultando en un puntaje total que puede ir de 0 a 63. Los niveles de
depresión, basados en el puntaje total, se categorizan en: mínima (0-13), leve (14-19),
moderada (20-28) y grave (29- 63). En términos de confiabilidad, el BDI-II ha demostrado
una alta consistencia interna, con un coeficiente alfa de Cronbach que suele oscilar alrededor
de .90 o superior (Beck et al., 1996). En términos de validez, el BDI-II ha demostrado una
adecuada fiabilidad, validez convergente/discriminante, y similar capacidad de respuesta al
cambio en comparación con el Patient Health Questionnaire-9 Item (PHQ-9) en un estudio
que evaluó estas propiedades psicométricas en el tratamiento de la depresión (Titov et al.,
2011).

7. Procedimiento de Investigación

7.1. Reclutamiento

 Medios de Comunicación: Para garantizar un amplio alcance y diversidad en


los participantes, se emplearán múltiples canales de comunicación. Estos
incluyen correos electrónicos directos a potenciales interesados, anuncios
físicos en lugares estratégicos como universidades o centros comunitarios, y
publicaciones digitales en redes sociales y sitios web relacionados con el tema
de investigación.

 Criterios de Selección: Todos los posibles participantes serán evaluados


según criterios de inclusión específicos para garantizar que el muestreo sea
representativo y relevante para el propósito del estudio. Estos criterios se
detallarán claramente en todos los medios de comunicación para evitar
malentendidos.

7.2. Consentimiento Informado

 Obtención de Consentimiento: Antes de iniciar la participación en el


estudio, se presentará a los participantes un formulario digital detallado. Este
formulario describirá claramente los objetivos del estudio, los procedimientos
involucrados, los potenciales riesgos y beneficios, y las garantías de
confidencialidad.

 Claridad y Transparencia: Es esencial para esta investigación garantizar


que el proceso de consentimiento sea transparente y fácil de entender. Se
subrayará que la participación en el estudio es completamente voluntaria y
que los participantes pueden optar por retirarse en cualquier momento sin
repercusiones.

7.3. Recopilación de Datos

 Plataforma de Recopilación: Los datos serán recopilados mediante la


plataforma Google Forms, cuidadosamente seleccionada por su seguridad y
confiabilidad. Esta medida no sólo facilitará el proceso de recopilación, sino
que también ayudará a proteger la integridad y confidencialidad de los datos
recopilados.

 Énfasis en Honestidad: Se alentará activamente a los participantes a


responder con sinceridad y precisión, reiterando la importancia de su
honestidad para la validez de los resultados. Para garantizar esto, se
establecerán medidas para proteger la identidad y privacidad de los
participantes, asegurando que no haya represalias ni consecuencias negativas
por sus respuestas.

8. Análisis de Datos

8.1. Técnicas Estadísticas

En esta investigación, se aplicaron diversas técnicas estadísticas. Se empleó el Alfa


de Cronbach para evaluar la fiabilidad del Inventario de Depresión de Beck II. Además, se
realizaron análisis factoriales utilizando la prueba KMO y la Esfericidad de Bartlett,
seguidos de análisis descriptivos que incluyeron el cálculo de medias, medianas, modas,
desviación estándar, varianza, asimetría y curtosis. Para examinar la relación entre el tiempo
de uso de redes sociales y los síntomas depresivos, se utilizó la correlación de Spearman.
Además, se implementó el análisis de regresión lineal para investigar cómo el tiempo en
redes sociales puede predecir la severidad de los síntomas depresivos. La regresión lineal es
útil para entender cómo una variable independiente puede afectar o predecir una variable
dependiente (Hayes, 2017).

8.2. Software Utilizado

Para el procesamiento y análisis de datos, se utilizará el software estadístico SPSS,


reconocido por su amplio uso en investigaciones cuantitativas (Field, 2018). Antes de
realizar cualquier análisis, se llevarán a cabo comprobaciones preliminares para asegurar que
no haya errores en la entrada de datos. Esta precaución es fundamental para garantizar que
los resultados sean precisos y representativos del fenómeno que se está investigando
(Pallant, 2016).

C. Justificación del Trabajo de Titulación


Debe responder ¿Para qué investiga? Puede dar una respuesta desde una perspectiva teórica, práctica o
metodológica. Explique de modo lo haría.

La presente investigación es clave para avanzar en la comprensión de la correlación


entre el tiempo de uso de plataformas sociales digitales y la prevalencia de síntomas
depresivos en adultos. Aunque el enfoque es correlacional, el estudio pretende cuantificar la
relación entre el tiempo dedicado al uso de Facebook, YouTube, WhatsApp e Instagram y la
manifestación de síntomas depresivos, aportando datos empíricos que puedan fundamentar o
cuestionar las asociaciones sugeridas por trabajos previos en el campo. Así también, se espera
que los hallazgos proporcionen una base empírica sólida para la formulación de estrategias
preventivas y terapéuticas dirigidas a mitigar posibles impactos negativos del uso de redes
sociales en el bienestar emocional.

En el terreno teórico, la intención es expandir el conocimiento existente sobre los


efectos psicológicos que acarrea el uso de redes sociales, influenciando así la comprensión de
estos efectos en la etapa adulta de la vida (Kross et al., 2019). Este enfoque tiene el potencial
de corroborar o modificar teorías previas relacionadas con la digitalización de la interacción
social y sus consecuencias en la salud mental.

D. Objetivo general y objetivos específicos


Objetivo General: Identificar la finalidad hacia la cual deben dirigirse los recursos y esfuerzos. El objetivo debe
responder a las preguntas "qué" y "para qué". Es el conjunto de resultados cualitativos que el trabajo de titulación se
propone alcanzar a través de determinadas acciones. Debe reflejar la esencia del planteamiento del problema y la idea
expresada en el título.

Determinar la relación entre el tiempo de uso diario de redes sociales (Facebook,


YouTube, WhatsApp e Instagram) y la prevalencia de síntomas depresivos en adultos.

Objetivo(s) específico(s): Identificar hasta tres objetivos. Cada uno debe diseñarse para lograr un
aspecto del objetivo general: son los pasos para lograr el objetivo general; deben ser bien delimitados,
estar claramente expuestos y ser coherentes con el tema propuesto y con el objetivo general; ser
medibles en términos de logros o impactos observables y verificables durante el período de ejecución
del Trabajo de Titulación.
Evaluar el promedio de uso de las redes sociales (Facebook, YouTube, WhatsApp,
Instagram) en adultos.
Medir los niveles de síntomas depresivos en adultos utilizando el Inventario de
Depresión de Beck.
Examinar la influencia de factores demográficos, como la edad, etnia y el sexo, en la
relación entre el uso de redes sociales y los síntomas de depresión.

E. RESULTADOS
Resultados

Esta sección detalla los principales hallazgos, comenzando con la fiabilidad del Inventario de
Depresión de Beck II y su estructura factorial. Luego, se expone el uso de redes sociales y su
correlación con los síntomas depresivos mediante el coeficiente de Spearman. Se presentan
también diferencias demográficas en el uso de redes y niveles de depresión. Finalmente, se
examinan predictores de depresión, aportando evidencia para el análisis y discusiones futuras.

Consistencia Interna
El análisis de la consistencia interna para el Inventario de Depresión de Beck II en la muestra
estudiada arrojó un coeficiente alfa de Cronbach de .927, lo cual indica una alta fiabilidad del
instrumento. Este valor no solo supera el umbral de .70 sugerido por Nunnally (1978) para
indicar una buena fiabilidad, sino que también refleja la alta consistencia interna comúnmente
asociada con este instrumento, como lo reportaron Beck, Steer y Brown (1996) en sus
estudios originales.

Estructura Factorial
La adecuación de la realización del análisis factorial exploratorio se confirmó con un valor de
Kaiser-Meyer-Olkin de .946, lo que sugiere que la muestra es apta para el análisis factorial.
Además, la prueba de esfericidad de Bartlett resultó significativa [χ²(210) = 3122.174, p
< .001], indicando que las variables están correlacionadas en la población y, por tanto, es
adecuado proceder con el análisis factorial.
Contrario a la estructura bifactorial comúnmente reportada para el Inventario de Beck, el
análisis factorial en nuestra muestra identificó tres factores. Este hallazgo podría indicar una
variabilidad en la estructura de la depresión que es relevante en el contexto del uso de redes
sociales, o podría reflejar diferencias en la interpretación de los síntomas de la depresión en
nuestra muestra específica.
Análisis descriptivo de la sumatoria de los puntajes del Inventario de Depresión de Beck
(Variable dependiente).

Se efectuó un análisis descriptivo de la sumatoria de los puntajes del Inventario de Depresión


de Beck en una muestra de 331 participantes. La media de los puntajes fue 10.10 y la
mediana 8.00, apuntando a una acumulación de puntajes en la parte inferior de la escala. La
desviación estándar se determinó en 9.543, con una varianza de 91.068, señalando una
dispersión moderada en las puntuaciones de los participantes.

El coeficiente de variación resultó ser del 94.5%, indicando una considerable variabilidad
relativa en los puntajes de depresión en comparación con la media. La asimetría de la
distribución fue de 1.392 (error estándar = .134), lo que indica una distribución con una
tendencia hacia los puntajes más bajos y una curtosis de 2.258 (error estándar = .267),
sugiriendo una concentración de las frecuencias en torno a la media mayor que la esperada en
una distribución normal.

Las medidas de asimetría y curtosis, junto con el histograma, sugieren una distribución no
normal de los puntajes, lo que justifica el uso de métodos estadísticos no paramétricos para
análisis posteriores. En términos de diagnóstico, la mayoría de los participantes se
clasificaron en la categoría de Mínima depresión con un 71.3%, seguida por Depresión leve
con un 15.4%, Depresión moderada con un 6.9% y Depresión grave con un 6.3%.
Análisis Descriptivo del Tiempo de Uso de Redes Sociales (Variable independiente).

Se realizó un análisis descriptivo del tiempo de uso diario de redes sociales en una muestra de
331 individuos. La media reportada fue de 491.15 minutos al día, con una mediana de 450
minutos, sugiriendo un uso generalizado. La moda fue de 120 minutos, indicando que
también hubo un uso más moderado por una porción de la muestra.
La desviación estándar fue de 272.53 minutos y la varianza de 74,272.617, mostrando una
amplia variabilidad. El coeficiente de variación resultó ser del 55.5%, denotando una
variabilidad significativa en relación con la media. La distribución del tiempo de uso presentó
una asimetría de .736 y una curtosis de .016, revelando una leve asimetría y una forma
similar a la distribución normal.
Puesta a Prueba de la Hipótesis de Investigación

Se utilizó el coeficiente de correlación de Spearman para evaluar la relación entre el tiempo


de uso diario de redes sociales y los puntajes del Inventario de Depresión de Beck, para
probar la hipótesis de una asociación positiva significativa. Se eligió este enfoque no
paramétrico debido a que no requiere que los datos sigan una distribución normal, lo cual es
particularmente pertinente dada la forma del histograma del tiempo de uso y la distribución
de los puntajes del Inventario de Beck.

Evaluación del Cumplimiento de los Supuestos del Estadístico Usado

Aunque el histograma del tiempo de uso de redes sociales sugiere una distribución que se
acerca a la normalidad, la elección de una prueba no paramétrica se hizo por precaución y
para mantener la consistencia metodológica, considerando la posible no normalidad en la
distribución de los puntajes del Inventario de Beck y la adecuación de la correlación de
Spearman para relaciones no lineales.

Resultados Obtenidos
La correlación de Spearman reveló un coeficiente de .103 con un valor de p de .062, lo cual
no es estadísticamente significativo según el criterio convencional de p < .05. Esto indica
que, aunque hay una relación positiva leve entre el tiempo de uso de redes sociales y los
síntomas depresivos, no es suficientemente fuerte como para ser considerada significativa en
esta muestra. Este resultado sugiere que no hay suficiente evidencia para confirmar la
hipótesis propuesta y subraya la necesidad de un análisis más detallado que podría incluir la
exploración de otras variables que puedan afectar la relación entre el uso de redes sociales y
la depresión.

Descripción de la Muestra
La muestra incluyó 331 adultos, 34.7% hombres y 65.3% mujeres. La etnicidad predominante
fue mestiza (81.6%), seguida de blanca (8.2%), afroecuatoriana (3.9%), indígena (1.2%),
montubia (3.0%) y otras (2.4%). La educación más común fue el tercer nivel (68.0%),
seguida por la secundaria (22.7%), cuarto nivel (18.1%) y primaria (1.8%). La mayoría eran
empleados (68.0%), con desempleados (18.1%), estudiantes (11.5%) y jubilados (2.4%) en
menor medida. Respecto a los síntomas depresivos, el 71.3% presentó síntomas mínimos, y
los niveles leves, moderados y graves fueron del 15.4%, 6.9% y 6.3%, respectivamente.

La prueba de Kruskal-Wallis, empleada en este estudio, permitió evaluar diferencias en la


prevalencia de síntomas depresivos y el uso de redes sociales entre distintos grupos basados
en ocupación y educación. Se descubrió que los estudiantes mostraban los síntomas
depresivos más frecuentes, con una secuencia decreciente que incluía a los desempleados,
empleados y jubilados. Paralelamente, estudiantes y empleados eran quienes más tiempo
dedicaban a las redes sociales, contrastando con un uso menor por parte de los desempleados
y, especialmente, los jubilados. Adicionalmente, la prueba determinó que la etnia no generaba
diferencias significativas en estas áreas, indicando que la experiencia de síntomas depresivos
y la interacción con redes sociales no se asociaba con la etnia de los participantes. Estos
resultados destacan la importancia de considerar la ocupación y el nivel educativo como
posibles factores influyentes en la salud mental y el comportamiento en línea, más allá de la
diversidad étnica.

Utilizando el coeficiente de correlación de Spearman, se investigó la asociación entre el


tiempo de uso de redes sociales y los síntomas depresivos en una muestra de 331 adultos. A
través del análisis, se identificaron correlaciones entre el uso combinado de Facebook,
YouTube, WhatsApp e Instagram y la sumatoria total de los puntajes del Inventario de
Depresión de Beck, así como sus subescalas cognitivo-afectivas y somáticas. Aunque las
correlaciones observadas fueron leves (rs(331) = .103 para la sumatoria total del Inventario
de Beck, rs(331) = .107 y rs(331) = .081 para las subescalas cognitivo-afectiva y somática,
respectivamente), estas no alcanzaron un nivel de significancia estadística (p > .05).

Para facilitar un examen detallado de los datos, se incluye a continuación una tabla que
resume los coeficientes de correlación correspondientes.

Se utilizó la prueba U de Mann-Whitney para explorar las diferencias en los niveles de


depresión entre géneros, según lo medido por la escala de Beck. Los resultados revelaron que
las mujeres tienen rangos promedio más altos (174.47) en comparación con los hombres
(150.09), lo que sugiere que las puntuaciones de depresión de las mujeres son relativamente
más altas dentro de la muestra total. Esta diferencia fue estadísticamente significativa (U =
10590.500, p = .027), indicando que las mujeres en nuestro estudio reportaron mayores
niveles de depresión en comparación con los hombres. En términos de las puntuaciones
específicas, los hombres reportaron una media de 8.31 (DS = 8.001) y las mujeres una media
de 11.06 (DS = 10.159), lo que refleja una mayor presencia de síntomas depresivos en
mujeres. Además, en el uso de redes sociales, las medianas fueron de 420 minutos diarios
para hombres y 480 minutos para mujeres, con una mayor variabilidad en mujeres, indicada
por rangos de 1080 y 1260 minutos respectivamente. Aunque la diferencia en el uso total de
redes sociales entre géneros fue pequeña, con un Hedges’ g de 0.053802, la diferencia en los
puntajes de la escala de Beck fue más pronunciada, con un Hedges’ g de 0.290480, señalando
un efecto de tamaño pequeño a moderado. Estos hallazgos subrayan la necesidad de abordar
las diferencias de género en la investigación y la práctica clínica, especialmente en relación
con la presencia de síntomas depresivos y los patrones de uso de redes sociales. A
continuación, se presentan tablas detalladas que evidencian las diferencias en niveles de
depresión y uso de redes sociales entre géneros, como se discute en los hallazgos anteriores:
Una regresión lineal simple fue realizada para evaluar la relación entre el tiempo total en
redes sociales y los niveles de depresión. Los resultados indicaron que el tiempo gastado en
redes sociales no predice significativamente los síntomas depresivos (B = .003, p = .183), con
un R cuadrado ajustado de .002. Esto sugiere que otros factores, no examinados en este
modelo, pueden ser responsables de la variabilidad en los síntomas depresivos de los
participantes.

La regresión lineal múltiple reveló que la edad estaba inversamente relacionada con los
síntomas depresivos. El género fue un predictor significativo, con el análisis mostrando que
las mujeres presentaban mayores síntomas depresivos en comparación con los hombres. Sin
embargo, la etnia y el tiempo dedicado en redes sociales no se destacaron como predictores
significativos de los síntomas depresivos en la muestra. Estos resultados resaltan la relevancia
de factores sociodemográficos específicos, particularmente la edad y el género, en la
manifestación de la depresión, mientras que sugieren que la etnia y el uso de redes sociales
no están directamente asociados con la variabilidad de los síntomas depresivos observados.

Discusión:
La relación entre el uso de redes sociales y la prevalencia de síntomas depresivos sigue
siendo un área activa y compleja de investigación en la psicología contemporánea. Aunque
existe una creciente preocupación sobre cómo el tiempo frente a la pantalla podría contribuir
a la depresión, los hallazgos de nuestro estudio no proporcionan evidencia suficiente para
establecer una conexión directa y significativa. Este resultado está en línea con las
investigaciones de Primack et al. (2017), que también cuestionan la relación directa entre el
uso de redes sociales y la depresión, y Seabrook et al. (2016), quienes sugieren que la
relación no es tan directa como a veces se presenta.

Nuestro estudio añade al diálogo académico evidencia que refuerza la necesidad de


considerar factores más allá del simple volumen de uso de las redes sociales. Investigaciones
anteriores, como las de Valkenburg y Peter (2009), subrayan la importancia de la calidad
sobre la cantidad de la interacción social en línea. Además, la exposición a experiencias de
comparación social negativa y contenido perturbador en las redes sociales, como indica
Steers et al. (2014), puede tener un papel más significativo en la salud mental que la duración
del uso.

Un aspecto importante a considerar en futuros estudios es la relevancia de los factores


sociodemográficos y cómo estos influyen en la experiencia de usuario en las redes sociales.
En nuestra investigación, variables como la edad y el género se mostraron como predictores
significativos de los síntomas depresivos, lo que está en consonancia con la literatura que
sugiere que las mujeres y los jóvenes pueden ser más susceptibles a los efectos negativos del
uso de redes sociales (Nolen-Hoeksema, 2001; Twenge y Campbell, 2018).

Curiosamente, no se encontró que la etnia o el nivel educativo jugaran un papel significativo


en la explicación de las diferencias en los síntomas depresivos dentro de nuestra muestra.
Esto plantea la posibilidad de que variables contextuales adicionales, tales como el apoyo
social y el estatus socioeconómico, que no fueron medidos en este estudio, podrían tener una
influencia considerable (Keyes, 2009). Factores como la resiliencia individual, las estrategias
de afrontamiento y la presencia de una red de apoyo robusta pueden atenuar los potenciales
impactos negativos del uso de redes sociales.

Por otro lado, la ausencia de significancia estadística en nuestra correlación de Spearman


debe ser interpretada con cautela. La potencia estadística puede haberse visto afectada por el
tamaño de la muestra o por la variabilidad en la forma en que los individuos utilizan las redes
sociales. Además, la medición del tiempo de uso de las redes sociales podría no capturar la
complejidad del comportamiento en línea y su impacto psicológico.

Futuras investigaciones podrían beneficiarse de metodologías mixtas que combinen datos


cuantitativos con cualitativos para explorar más profundamente cómo el uso de redes sociales
afecta la salud mental. Un enfoque cualitativo podría proporcionar insights sobre los aspectos
cualitativos de la interacción en línea y su impacto emocional. Asimismo, es fundamental que
los futuros estudios consideren la variabilidad interindividual y el contexto en el que se
utilizan las redes sociales para obtener una comprensión más matizada de su impacto en la
salud mental. Esto no solo enriquecerá la comprensión académica, sino que también
informará la creación de intervenciones y políticas más efectivas dirigidas a promover el
bienestar en la era digital.

F. REFERENCIAS

Las referencias deben reflejar que la revisión de la literatura que se ha realizado es: (a) adecuada, en el sentido de que
las fuentes consultadas están directamente relacionadas con el problema y las variables de estudio y (b) exhaustiva, en
el sentido de que es suficiente para la correcta fundamentación del estudio, las hipótesis planteadas, así como el
método propuesto.

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