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Fueron cinco los retiros extraordinarios que se realizaron para aliviar los efectos
negativos de la pandemia del COVID-19. El primero se realizó con el amparo del
Decreto de Urgencia 034-2020, del 1 de abril de 2020, el cual dispuso que se
pudiera realizar, por única vez, el retiro extraordinario de hasta 2.000 soles de su
Cuenta Individual de Capitalización (CIC). Esta medida fue variando e
incrementándose con el transcurso de los meses y miles de personas, accedieron a
este primer retiro; sin embargo, el uso de estos recursos fue inapropiado.
Si muchos de los que retiraron sus fondos, lo hubieran hecho porque no tenían
trabajo y hubiesen dispuesto de sus recursos para iniciar un emprendimiento como
capital semilla con la intención de hacer más rentable su dinero, habría sido viable y
beneficioso para su propia economía y la del país; pero, en la mayoría de casos no
se dio. Por eso, el usuario antes de tomar una decisión debió haberse informado de
las razones por las que está retirando sus ahorros futuros.
Además, la retirada de dinero de la AFP hace que haya menos recursos disponibles
para invertir en el desarrollo y crecimiento económico del país. Estos fondos se
destinan a financiar proyectos de infraestructuras, empresas y otros sectores
productivos que crean puestos de trabajo y promueven el desarrollo económico
sostenible. Si existe un gran número de retiradas, la capacidad de inversión se verá
afectada y el crecimiento económico a largo plazo se desacelerará.
En conclusión, el retiro de los fondos AFP puede parecer una solución rápida y
tentadora en tiempos de crisis económica, pero a la larga puede afectar
negativamente a la seguridad económica de la población y al desarrollo económico
del país. Es necesario encontrar soluciones más sostenibles y equitativas que
fortalezcan los sistemas de pensiones y promuevan un futuro financiero más seguro
para todos.