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“María intercesora nuestra, como en las

bodas de Caná”.
“Hagan lo que él les diga”.

La vida del hombre en nuestra sociedad actual está pasando


por momentos en los que el vino de la paz, la fraternidad, el
amor, la responsabilidad, y demás valores se están acabando,
a pesar de esto, ¿Qué hago yo, para que este vino no se
acabe?

Es el momento de pedir con todas nuestras fuerzas el vino


nuevo de la paz y de los valores cristianos a Jesús nuestro
Señor, por medio de María intercesora nuestra.
Oración Inicial:

Espíritu Santo, ilumina mi oración de modo que pueda salir de mí


mismo, de mis preocupaciones y problemas, para abrir mi corazón
a lo que hoy quieres decirme. Pido la intercesión de tu Madre
santísima, que solucionó las necesidades de los demás,
poniéndolas en tus manos. Señor, así como cambiaste el agua en
vino en Caná de Galilea, te pido que transformes mi vida en la clave
del amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Canto: Aleluya.

Lectura del santo Evangelio según san Juan. Cita bíblica: (Jn 2,1-11)

Tres días más tarde se celebraba una boda en Caná de Galilea, y la


madre de Jesús estaba allí. También fue invitado Jesús a la boda
con sus discípulos. Sucedió que se terminó el vino preparado para
la boda, y se quedaron sin vino. Entonces la madre de Jesús le dijo:
“No tienen vino”. Jesús le respondió: “Mujer, ¿por qué te metes en
mis asuntos? Aún no ha llegado mi hora”. Pero su madre dijo a los
sirvientes: “Hagan lo que él les diga”. Había allí seis recipientes de
piedra, de los que usan los judíos para sus purificaciones, de unos
cien litros de capacidad cada uno. Jesús dijo: “Llenen de agua esos
recipientes”. Y los llenaron hasta el borde. “Saquen ahora, les dijo,
y llévenle al mayordomo”. Y ellos se lo llevaron. Después de probar
el agua convertida en vino, el mayordomo llamó al novio, pues no
sabía de dónde provenía, a pesar de que lo sabían los sirvientes
que habían sacado el agua. Y le dijo: “Todo el mundo sirve al
principio el vino mejor, y cuando ya todos han bebido bastante, les
dan el de menos calidad; pero tú has dejado el mejor vino para el
final”. Esta señal milagrosa fue la primera, y Jesús la hizo en Caná
de Galilea. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él.

Palabra del Señor.


Reflexión:

La situación en la que se encuentra nuestra república guatemalteca


es deplorable; cada vez más vemos la inseguridad que pasa nuestra
gente, la gente de nuestros pueblos. La corrupción se hace cada
vez más grande y la desconfianza de la ciudadanía en el Estado se
hace notar. Los asesinatos van en aumento, los secuestros y demás
crímenes que no suceden solo en nuestro país, sino en el mundo
entero. El pecado del hombre: su vanidad, su orgullo, su ambición,
su deseo de placer, hacen que el mundo se degrade día con día;
vemos el actual narcotráfico, la trata de personas, la persecución
de los cristianos en medio oriente, los sacerdotes asesinados y
secuestrados en México hace unos días; la desnutrición, la
pobreza, y el mismo hombre que se resiste al amor de Dios, pone
de manifiesto que el vino del bien se está acabando.

Y ¿Qué hacemos nosotros para cambiar este mundo tan lleno de


injusticia? ¿Qué hago yo, para que el mundo sea cada día más
humano? Es allí donde entra el papel de María intercesora nuestra,
y es allí donde yo, como hijo de Dios, como cristiano, como
seminarista puedo hacer de este mundo un mundo nuevo.

María es quien introduce al Salvador, inmediatamente interviene


para que no decaiga la alegría de todos, María expresa su
preocupación esperando una intervención que la resuelva, y no se
muestra indiferente ante nuestra situación actual, en Caná ella
muestra su total disponibilidad a Dios y lo sigue haciendo en
nuestros tiempos, dándonos como solución a Jesucristo y
diciéndonos: “Hagan lo que él les diga”.

Momento de meditación, interioricemos estas palabras y


traigamos a nuestra mente, la situación por la que está pasando
nuestra diócesis …
Peticiones:

Petición de cada una de las diócesis, por la situación que vive la


gente de nuestros pueblos, en especial de su Iglesia local.

A las peticiones respondemos:

-Como en las bodas de Caná, María intercede por nosotros.

Oración final:

Acudimos a ti, como poderosa intercesora para pedirte por estas


difíciles necesidades, por estos problemas que tanta desesperación
nos causa y que nos resulta inalcanzable por nuestros débiles
medios. Danos de nuevo el vino de tu hijo, como en el primer
milagro, para que juntos construyamos un mundo más humano.
Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén

“-Hagan todo lo que él les diga-, servir al Señor significa escuchar y


poner en práctica su Palabra. Es la recomendación simple pero
esencial de la Madre de Jesús y es el programa de vida del cristiano”
(Papa Francisco)

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