Está en la página 1de 6

Hace 12 años nadie se imaginaba que una serie de protestas multitudinarias

terminarían en una guerra civil. Influenciados por la Primavera Árabe, los sirios
pedían elecciones, mejoras en la calidad de vida y el fin de clan "Al-Assad". Un
apellido que ha estado al frente del poder desde 1971 con Háfez al-Assad hasta la
actualidad. Pero el reclamo derivó en un conflicto prolongado, en el que se
involucraron actores internacionales como Estados Unidos, Rusia y Turquía. La
guerra ha dejado una de las mayores crisis humanitarias del mundo.
Este conflicto involucra múltiples actores. Por un lado, se encuentra el Gobierno
sirio y su Ejército, liderado por el presidente Bashar al-Assad, quien reprimió las
manifestaciones pacíficas y se enfrentó a los rebeldes, el segundo actor
involucrado.

Por otro lado, está el autodenominado 'Estado Islámico' (EI) que aprovechó el caos
generado en el país para ganar terreno en su ansiado califato.

Entretanto, Rusia, Irán y la organización islámica 'Hezbolá' apoyan al Gobierno sirio,


interesados en su geopolítica e influencia.

Mientras que Estados Unidos y una coalición internacional de 60 países se


asociaron con milicias kurdas para combatir al EI y hacer contrapeso a Rusia.

Turquía, país vecino de Siria, entró a ser parte del conflicto ante el avance de
milicias kurdas. Pretende evitar que lleguen a sus fronteras.

Finalmente está Israel. Oficialmente no se ha involucrado tras mostrarse neutral,


pero ha bombardeado en distintas ocasiones posiciones del Hezbolá y las fuerzas
iraníes.

1. Contexto: ¿de dónde viene el problema?


La guerra civil que afecta a Siria comenzó en 2011, cuando hubo un levantamiento
contra el régimen y surgieron diferentes grupos opositores. Las razones de estos
enfrentamientos entre diferentes agrupaciones son políticas, territoriales, por
recursos o abastecimiento y también por cuestiones religiosas.

2. Los civiles: los más afectados


Como en casi todas las guerras, los civiles son las víctimas más numerosas del
conflicto. Según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos,más de 300.000
personas han muerto en este territorio desde el inicio de los enfrentamientos. De
ellos, más de 100.000 son civiles y más de 11.000 son niños. La última vez que la
ONU llevó a cabo un recuento de las víctimas fue en marzo de 2015, cuando hizo
oficial la cifra de 220.000 personas.
3. Los refugiados: la huida del hogar

A Europa han llegado más de un millón de personas que no se sienten a salvo en


su país y que buscan oportunidades para disfrutar de una vida digna. Según la
Organización Internacional para las Migraciones, estas personas entran por Grecia
e Italia para buscar un lugar mejor donde vivir en el viejo continente.

4. Grecia: 800 refugiados al día


Kos es la isla de Europa más cercana a Turquía, un país en el que se encuentran
casi dos millones de personas que huyen del conflicto. Estos territorios se han
convertido en un punto de entrada, y cada día cruzan la frontera griega más de
800 personas.

5. Más de cuatro millones de personas han tenido que


dejar sus casas

Esta ya se considera la mayor crisis de refugiados del último cuarto de siglo, y


es que desde el inicio del conflicto millones de personas como tú o como yo han
tenido que huir de sus hogares para buscar una alternativa a su situación. Con lo
puesto, se embarcan en una aventura cruzando las fronteras de países limítrofes
hacia otros territorios como Europa, donde esperan encontrar nuevas
oportunidades. Se alojan en campos de refugiados o en casas particulares,
gracias a iniciativas privadas. Además, Siria está creando una “generación perdida”,
ya que hay niños que han nacido en tiempo de guerra y no podrán llevar una
vida normal ni ir a la escuela durante años. Muchos de ellos llevan más de cinco
años trabajando, sin pisar las aulas, para poder ayudar a su familia.

Entender el conflicto sirio no solo pasa por conocer las motivaciones políticas y
religiosas, sino también por comprender qué está suponiendo para millones de
ciudadanos, que viven en una situación de tensión constante, que deben
abandonar sus ciudades y pueblos por miedo a los ataques y que recorren miles de
kilómetros para intentar buscar un sitio donde quedarse mientras la situación en su
país no mejore y no se sientan seguros entre las fronteras que los vieron nacer.

La guerra civil en la que entró Siria en 2011 y que ha traído unas


consecuencias devastadoras para el país árabe cumplió su duodécimo
aniversario el pasado miércoles 15 de marzo. Doce años han pasado ya
desde que se iniciaran las revueltas populares contra Damasco, que dieron
comienzo a un conflicto en el que entre 300.000 y 600.000 personas han
perdido la vida.

En este tiempo, la situación en Siria también ha provocado el desplazamiento


de más de 12 millones de sirios. Los terremotos que golpearon Siria el
pasado 6 de febrero no han hecho sino dificultar aún más la situación
humanitaria de un país que entra ya en su decimotercer año de guerra.

Por qué estalló la guerra en Siria y qué consecuencias ha tenido

Hace doce años, Siria entró en una guerra civil. En el contexto de la ola de
protestas que se extendió por todo Oriente Medio y el Magreb durante la
Primavera Árabe, el 15 de marzo de 2011, las fuerzas de seguridad sirias
reprimieron violentamente las protestas masivas y manifestaciones en
contra del autoritarismo del régimen, que pedían democracia en Alepo y
en Damasco. Muchos de los manifestantes recibieron disparos en una
jornada en la que comenzó el conflicto que continúa asolando al país árabe.

Durante la primera década del conflicto, más de 306.000 civiles han sido
asesinados en Siria, según datos de la Oficina de Derechos Humanos de la
ONU (OHCHR). Además, hasta agosto de 2022, la Red Siria para los
Derechos Humanosdeclaró que alrededor de 111.000 personas
continuaban desaparecidas, la mayoría de ellas en manos del gobierno
sirio.
Quienes regresan a Siria se enfrentan a detenciones arbitrarias, torturas,
desapariciones forzadas, abusos y otras violaciones de derechos humanos
por parte de las autoridades sirias, además de a la crisis económica, que ha
continuado agravándose. Solo el pasado año, al menos 14,6 millones de
sirios necesitaron ayuda humanitaria en el país, un aumento de 1,2
millones desde 2021, según indica la Oficina de Coordinación de Asuntos
Humanitarios de la ONU (UNOCHA). Human Rights Watch ha alertado,
además, de que el régimen sirio continúa imponiendo severas restricciones a
la entrega de ayuda humanitaria en las áreas controladas por el gobierno de
Damasco, así como en otras partes del país, “desviando la ayuda para
castigar a quienes expresan su disidencia”.

En septiembre de 2022, el presidente de la Comisión Internacional


Independiente de Investigación (COI) de las Naciones Unidas sobre Siria
advirtió de que, en el contexto de la guerra, el país podría volver a vivir
nuevamente “combates a gran escala”, según recoge Al Jazeera.

El mecanismo que inicialmente era tripartito entre Siria, Turquía y Moscú


incluye ahora a Irán y se reunió durante los días 15 y 16 de marzo en la
capital rusa, donde representantes de los viceministros de Exteriores de las
cuatro potencias trataron la cuestión siria, según informó la agencia de
noticias ANHA Hawar. Junto con Estados Unidos, estos constituyen los
principales países que continúan brindando apoyo militar y financiero a las
facciones en conflicto y protegiéndolas de la rendición de cuentas, según
HRW.

Coincidiendo con la reunión, en el aniversario del inicio de la guerra en Siria,


su presidente, Bashar Al-Assad, viajó a Rusia, país que recientemente ha
cumplido un año de guerra con Ucrania, para reunirse con su homólogo ruso,
Vladímir Putin, con quien abordó la cooperación y la situación en el país
árabe.

Bachar fue llamado a Siria por su padre y se embarcó en un lustro de preparación para eventualmente
tomar la batuta, al igual que había hecho el primogénito los años previos a su muerte, ganando experiencia
en las filas castrenses y peso en la vida pública.
El momento llegó en 2000 cuando Hafez al Asad falleció tras casi tres décadas en el poder, al que había
accedido por un golpe de Estado.

La primavera árabe
Enseguida se enmendó la Constitución para que Bachar cumpliese con los requisitos de edad y se celebró
un referéndum que respaldó su ascenso a la jefatura de Estado.
Después de 37 años de gobiernos del Partido Baaz, casi todos encabezados por su progenitor, Al Asad fue
visto inicialmente como una esperanza para el cambio y un probable instigador de reformas democráticas y
aperturistas.

Sin embargo, pronto llegaron las campañas de arrestos de activistas y opositores, y, una década más tarde,
la brutal represión de las protestas que estallaron en Siria en contra de su Gobierno en el marco de la
Primavera Árabe.

Al Asad, quien ante la presión de las calles accedió a implementar reformas e introducir el pluralismo
político en el país, es uno de los pocos dirigentes que continúan en el poder desde las revueltas que
estallaron en 2011 y tumbaron a los gobiernos de varios países de Oriente Medio y el Norte de África.

El presidente sirio también ha sobrevivido al conflicto armado en el que derivaron aquellas protestas,
logrando desde 2016 retomar militarmente la mayor parte del territorio sirio con ayuda de su aliada Rusia
y las milicias chiíes iraníes y libanesas que le apoyan.

Una década después de su inicio, la guerra da sus últimos coletazos en el último bastión opositor del país,
la provincia noroccidental de Idlib, dominada principalmente por el Organismo de Liberación del
Levante, en el que se incluye la exfilial siria de Al Qaeda antiguamente denominada Frente al Nusra.

Las fuerzas leales a Al Asad han intensificado recientemente sus ataques esporádicos en la región, donde
Ankara y Moscú pactaron en marzo de 2020 un cese de hostilidades que ha mantenido los frentes
prácticamente congelados.

Un país en ruinas
Al Asad inicia hoy su cuarta legislatura con un referéndum y tres victorias electorales en su haber, las dos
últimas – en 2014 y 2021 – las primeras en décadas con más de un candidato al amparo de la nueva
Constitución promulgada en 2012 a raíz de las revueltas.

Se enfrenta a un creciente descontento popular por la grave crisis económica y la escasez de productos
básicos, que ha llevado al 60 % de la población a sufrir inseguridad alimentaria y a más del 80 % de los
sirios a vivir por debajo del umbral de la pobreza, según datos de la ONU.

A ello se suman 6,2 millones de desplazados internos, millones más refugiados en otros países y todo un
proceso de reconstrucción por delante, que se plantea como casi imposible en medio del aislamiento
internacional al Gobierno y la última campaña de sanciones por parte de Estados Unidos. EFE (I)

El conflicto comenzó el 15 de marzo de 2011, cuando una masiva


manifestación sacudió a Damasco, capital de Siria, en el marco de la
"primavera árabe", una ola de protestas iniciada en Túnez y Egipto que
pareció prometer grandes cambios en la región, controlada por gobiernos
autoritarios.

Las manifestaciones en Damasco —que pedían reformas de todo tipo— a


su vez respondían a una violenta represión del Gobierno realizada días
antes contra manifestantes en la ciudad de Daara, que dejó docenas de
muertos.
En los meses siguientes el Gobierno sirio combinó una serie de
concesiones a los manifestantes con una represión más violenta en la que
murieron cientos de personas, según activistas. Mientras tanto, durante
los primeros años de conflicto se multiplicaron las sanciones
internacionales contra Assad, líder autocrático que gobierna Siria desde el
año 2000, cuando heredó el gobierno de su padre Hafez al-Assad tras 30
años en el poder.

Frente a la creciente represión, diferentes grupos opositores formaron


milicias armadas para enfrentarse al Gobierno sirio, tomando territorio en
el proceso, y así comenzó una guerra civil en el país.

Entre 2012 y 2013 se sucedieron las primeras rondas de díalogo


celebradas en Ginebra, Suiza, y organizadas por las Naciones Unidas
entre opositores y Gobierno, que no lograron poner fin al conflicto.

También podría gustarte