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Hemos mirado a la ley y hemos encontrado que el castigo por quebrantar la ley

de Dios es triple: La pobreza, las enfermedades, y la muerte, es decir, la muerte espiritual.

Jesús vino para redimirnos porque estábamos vendidos a una vida de pecado y a la

muerte espiritual con el diablo dominándonos. Pero ahora esto quiere decir que si tenemos

la redención en Cristo, el dominio de Satanás ha sido roto. Quiere decir que Satanás ha

perdido su dominio sobre nuestra vida justamente en aquel momento en que nacimos de

nuevo, hechos criaturas nuevas en Cristo Jesús. Quiere decir que hemos recibido a un

nuevo Señor, a un nuevo Maestro para reinar sobre nosotros, Jesucristo.

Cristo nos ha redimido; es nuestra cabeza; es la cabeza de la iglesia. Si Él es la cabeza de

La iglesia, y si somos miembros del cuerpo de Cristo, luego Él es nuestra cabeza. Entonces,

¿tiene el diablo autoridad alguna para dominar al cuerpo de Cristo? ¡No! Somos de Cristo y

Bajo Su dominio, Satanás no puede controlarnos ya que él no puede controlar al cuerpo


deCristo, que es la iglesia. La dolencia y la enfermedad ya no pueden enseñorearse de

Nosotros. Las costumbres antiguas ya no pueden enseñorearse de nosotros. ¿Por qué?

Porque somos nuevas criaturas en Cristo Jesús.

Debemos creerlo. Entonces comenzaremos a hablar de ello, y luego se hará una realidad

En nuestro espíritu. Por la sangre del Cordero y por la palabra de nuestro testimonio somos

Hechos vencedores y así vivimos una vida victoriosa.

Muchos preguntan: “Si es tan fácil tenerlo, ¿Por qué no lo tengo yo?” Si tuviera diez mil

Dólares en un banco a su nombre y no lo supiera, no le aprovecharía tenerlos, aunque fueran


Suyos; sin embargo, sería mentiroso si negara tenerlos. Las cosas espirituales pueden ser

Suyas, pero si no lo sabe, no podrá disfrutarlas. Tendrá que hacerlas suyas,

No desde un punto de vista legal sino desde un punto de vista experimental.

Una de las Escrituras predilectas mías que se encuentra en el Antiguo Testamento y que

Me ha ayudado mucho por años, es: “No temas porque Yo estoy contigo; no desmayes,

Porque Yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la

Diestra de Mi justicia” (Isaías 41:10). Fue dicho a Israel, pero aún se refiere a nosotros hoy

En día.

Muchas veces decimos: “No tema, vendrá un día mejor.” Este es un dicho humano para

Animar. Pero Dios dice: “No temas, porque Yo estoy contigo.” Este es un buen motivo para

No temer. Dios nos ofrece la salud divina, la liberación divina. ¿Podría uno temer aún

Sabiendo que Dios está con él? No, si sabemos quien es Dios, no podemos temer.

No obstante, hay los que están desanimados, llorando: "¡Oh Dios, ayúdanos!" Dios sí

nos ayuda porque es un Dios de compasión y desciende a nuestro nivel, pero es mucho

mejor subir a Su nivel para alcanzar nuestras bendiciones. Cuando Él tiene que bajarse a

nuestro nivel, nos quedamos bajo cierto sentido de despecho. Estamos así por pensar mal,

por confesar mal, y por creer mal. Sin embargo, podemos fortalecer el pensar bien, el

confesar bien, y el creer bien a través de la Palabra de Dios, y eso nos levantará.

"Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?" Romanos 8:31. Esta deberla ser
nuestra confesión. Dios es ciertamente por nosotros. El no está en contra nuestra; Él está

por nosotros.

Deberíamos pensar como Dios piensa, y la única forma en que podemos llegar a hacerlo

Es al pensar Sus pensamientos. Piense en lo que Dios dice en Su Palabra y confiese que es

Verdad.

En Apocalipsis 3:11 leemos el mensaje que Jesús dio a las iglesias de Asia Menor

Cuando Se apareció a Juan: “Retén lo que tienes.” Jesús dijo esto porque La sabia que habla

Un poder levantado contra nosotros que tratarla de derrotarnos, de despojarnos y robarnos.

La fe, ya hemos dicho, es como el amor. Se manifiesta solamente en la acción o en la

Palabra. No hay fe sin confesión. La fe crecerá con la confesión. La confesión hace varias

Cosas para el que cree. La confesión nos da rumbo y nos da linderos para la vida. No se

Puede recibir nada de Dios sin creer bien y confesar bien. Cuando el hombre se da cuenta

De esto, puede comunicarse con Dios.

Pablo dijo: “Mirad, hermanos, (y usó Israel como ejemplo) que no haya en ninguno de

Vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo” (Hebreos 3:12). Aquí

Se refiere a entrar en las promesas de Dios. Pablo dijo que fallaron en entrar a causa de su
Incredulidad. No creyeron bien.

La palabra griega incredulidad tiene la idea del que no se deja persuadir. Los hijos de

Israel no pudieron entrar a causa de no querer ser persuadidos. No fue posible persuadirles

A obedecer la Palabra de Dios. Dios dijo: “Les daré la tierra. Ahuyentaré a los gigantes y se

La daré.” Pero no fue posible persuadirles a obedecer la Palabra de Dios.

Hay dos clases de incredulidad:

(1) Hay algunos que dudan por ignorancia. Su incredulidad se debe a su falta de saber la

Palabra de Dios, porque la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios. Si no oyen y

No saben lo que Dios dice, no pueden tener fe.

Hay incredulidad por nunca haber oído la Palabra. Es por eso que tantos no creen en la

Sanidad, aunque son salvos. Nunca han oído la Palabra acerca de la sanidad. Alguien podría

Decir: “Pueden leerlo por sí solos.” Cierto, pero son como Ud. Y yo. Yo pertenecía a un

Grupo que no creía en la sanidad. Desde la niñez, se nos enseñaba que no era para nosotros

Hoy. Por eso, cuando leíamos de ella, no se registraba en nuestro espíritu porque nuestra

Mente estaba cerrada y decidida en contra de ella. Hay que tener la mente abierta a la

Palabra de Dios. El remedio para la incredulidad es el estudio de la Palabra de Dios para


Saber lo que es suyo “en Él.”

(2) Hay muchos que son como Israel. Los israelitas sabían que Dios había dicho que les

Daría la tierra, pero no pudieron ser persuadidos a obedecer Su Palabra. Hay muchos, bien

Informados acerca de la Palabra de Dios, pero no pueden ser persuadidos a obedecerla. Eso

Es incredulidad. Él remedió para esta clase de incredulidad es la obediencia.

La razón porque la fe se encuentra tan ahogada y sojuzgada es que el hombre no ha

Osado creer sencillamente o confesar lo que Dios dice que es, o lo que Dios dice de éL

¿Será porque el hombre nunca ha leído ni descubierto quién es? ¿Será porque el hombre se

Ha envuelto demasiado en la historia del pasado y nunca se ha dado cuenta de que tenemos

Un Nuevo Testamento y que somos criaturas nuevas en Cristo, y que Él nos ama y quiere

Que tengamos lo mejor? ¿O después de todo, estará la mente humana tan ocupada con otras

Pequeñeces mundanas?

La creencia y la confesión diarias de lo que Dios el Padre es para Ud., de lo que Jesús

Hace ahora a su favor, a la diestra del Padre, y lo que el Espíritu Santo hace en Ud.,

Edificarán una vida sólida de fe. Crecerá hasta no temer las circunstancias, ni ninguna

Enfermedad, m ninguna condición. Se enfrentará a la vida sin miedo, un vencedor. Llegará


A comprender la verdad de Romanos 8:37: “Antes en todas estas cosas somos más que

Vencedores.” Nunca será vencedor hasta confesar que lo es.

Una confesión mala, por supuesto, es una confesión de fracaso, de derrota y de la

Supremacía de Satanás. Algunos siempre hablan de su lucha con el diablo. Ensalzan al

Diablo. El hablar de estar luchando con el diablo, de como le hace enfermar, de como

Impide sus empresas, es una confesión de derrota y fracaso.

Cuando uno habla de las cosas buenas de Dios y de lo que El ha hecho, es una confesión

Que da gloria al Señor. Empezamos a hacer la confesión correcta. Algunos no le entenderán

Cuando ande por la fe,

Pero debe hacerlo de todas formas.

De recién casados, mi señora no podía entenderme. Me acuerdo que una vez se enfermó

Y yo oré por ella. No pudo asistir a la reunión del miércoles por la noche. Cuando llegué de

La iglesia, me preguntó:

“¿Pediste que la gente orase por mí?”

Conteste: “No.”
“Pues, ¿ni les contaste que estoy enferma?”

“No, porque ya habíamos orado por ti y declaramos que Dios oyó nuestra oración,

Entonces ¿por qué pedir que oren ellos?” Dios o nos oyó, o no nos oyó. Sería otra cosa si no

Hubiéramos declarado que nos oyó. Estas son las cosas que nos derrotan. Por esta confesión

Volvemos a hacer lo mismo repetidas veces y no avanzamos nada. Un hombre nunca

Acabaría de edificar una casa si echara el fundamento un día y lo sacara al otro, siguiendo

Así una y otra vez. Pero eso es lo que hacemos espiritualmente.

Habiendo declarado que Dios ha oído mi oración, nunca vuelvo a repetirla. No importa

Lo que vea, lo que sienta, lo que mis sentidos me digan; me quedo con ella, la sostengo con

La tenacidad de un mastín y no la dejo escapar.

Nadie, de hecho, oró por mí cuando estaba en mi lecho de enfermedad. Sencillamente leí

La Biblia, la creí e hice conforme a ella. Fui sanado en 1934. Casi cinco años después, en

1939, asistí a un campamento del Evangelio Completo, habiendo ya predicado en varios

Lugares. Sentado en el culto, sentí punzadas agudas alrededor del corazón. Este temblaba y

Parecía parar. Hasta me fallaba la respiración. El ministro estaba orando por los enfermos.

El diablo me dijo: “Oye, nadie ha orado por ti. Pasa para que ese ministro ore por ti.”
Sin pensar, hice para levantarme a pedir la oración. De repente pude pensar y dije: “Vil

Diablo, ¿cómo es esto? ¿Qué hago yo pidiendo que oren por mí? Dios me sanó hace cinco

Años y estoy aún con salud.”

Durante todos esos años había declarado que Dios me había sanado y había estado bien

De salud, siempre sano. Repentinamente, Satanás

Había simulado unos síntomas, procurando hacerme creer que no estaba sano. En primer

Lugar, él no tenía autoridad alguna sobre mi. Únicamente podía procurar conseguir hacerme

Creer los síntomas y consultar con mis sentidos. Pero quedé firme, insistí en que Dios me

Había sanado, y que no aceptarla otra cosa, ni permití que ningún pensamiento dudoso

Entrara en mi mente. Los síntomas desaparecieron.

Si hubiera pedido las oraciones del ministro, en lugar de ganar algo, habría perdido lo

Que había disfrutado por tantos años. Tanto mis hechos como mis palabras habrían

Confesado que mi confesión anterior era falsa. Al instante el diablo habría entrado y me

Hubiera derrotado. La confesión mala nos vence.

La Palabra de Dios robustece la fe. Acuérdese siempre de que nada le será imposible
(Marcos 9:23; Lucas 1:37), si piensa bien, cree bien, y confiesa bien.

“Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios,
retengamos

Nuestra profesión (o confesión).”

Hebreos 4:14

Hablamos de pensar bien o mal, de creer bien o mal, y de confesar bien o mal. Lo que da

Éxito al creyente es pensar bien, creer bien y confesar bien. Es fácil decir: “Creo. Si, lo

Tengo en el corazón.” Sin embargo, en el momento menos pensado decimos con la boca

Algo distinto. La palabra de fe tiene que estar en nuestra boca.

Colosenses 2:15 dice así: “Y despojando a los principados y a las potestades los exhibió

Públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz.” Si Cristo venció al diablo por nosotros,

¿por qué domina a tantos? Es porque le permiten hacerlo. Muchos creen que Dios es

Responsable por todo lo que les ocurre a ellos. Dios no tiene la culpa de nada. Creen que a

Dios le toca hacer algo para remediar sus males. Pero le toca al individuo hacer algo.

En el principio Dios creó los cielos y la tierra, y después de hacerlo todo, lo entregó a

Adán, dándole el dominio sobre toda la obra de sus manos. Adán podía hacer con todo ello
Lo que le pareciera. Si quería entregárselo al diablo, le era posible, y así lo hizo. Los

Humanos han quedado confundidos desde entonces, diciendo: “Dios sabia lo que iba a

Pasar,” o “¿Por qué permitió Dios que el diablo hiciera tal cosa?”

Dicen estas cosas por no conocer la Biblia, la cuál claramente dice que Dios creó los

Cielos y la tierra y que dio al hombre el dominio sobre la obra de Sus manos. Nos ha dado

El dominio sobre todas las cosas. Dios ya no tiene la responsabilidad; el hombre la tiene

Desde que Dios se la dio.

Si le doy a alguien un automóvil, no tendré la culpa si éste lleva contrabando en él,

¿verdad? Responderá la persona por su uso del auto, porque yo se lo di. El auto ya no corre

A mi cuenta, y el dueño puede usarlo a su gusto.

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