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ANSIEDAD

CONCEPTO:

La ansiedad es una sensación o un estado emocional normal ante determinadas situaciones y


constituye una respuesta habitual a diferentes situaciones cotidianas estresantes. Por lo tanto,
cierto grado de ansiedad es incluso deseable para el manejo normal de las exigencias del día a día.
Únicamente cuando sobrepasa cierta intensidad o supera la capacidad adaptativa de la persona es
cuando la ansiedad se convierte en patológica, provocando un malestar significativo, con síntomas
físicos, psicológicos y conductuales, la mayoría de las veces muy inespecíficos.

MOMENTOS EN QUE SE PRODUCE:

La ansiedad es aquella emoción que se produce cuando anticipamos esa amenaza, cuando
pensamos lo que va a suceder y tratamos de prepararnos para hacerle frente. El Estrés aparece
cuando hay unas demandas ambientales excesivas, y nuestro organismo no da abasto para
afrontarlo. Por ejemplo, al estar nervioso dos semanas antes de un examen, dándole vueltas a si
aprobaremos, a las consecuencias de suspender, al tiempo de que disponemos para estudiar...
estaríamos hablando de ansiedad. Cuando, a lo largo de tres días tenemos una presentación en el
trabajo, se pone el niño malo, vienen a pintarnos la casa, y se nos estropea el coche, nuestro
organismo responde con una alta activación, necesaria para hacer frente a todo, pero también
negativa, pues si es continuada podría provocarnos problemas de salud.

CLASES:

Trastorno de ansiedad generalizada:

Se trata de una tensión crónica aun cuando nada parece provocarla. Esta preocupación o
nerviosismo excesivo es casi diario y se diagnostica como tal cuando tiene una duración mínima de
seis meses.

Trastorno de pánico (o ataque de angustia):

El paciente experimenta crisis recurrentes de angustia que surgen espontáneamente. Se trata de


una ansiedad aguda y extrema en la que es frecuente que la persona que la padece crea que va
a morir. Estos ataques repentinos de miedo intenso no tienen una causa directa. En ocasiones, los
pacientes que sufren este trastorno desarrollan angustia a experimentar el próximo ataque, cuya
ocurrencia no pueden prever, es la llamada ansiedad anticipatoria.

Trastorno fóbico:

Trastorno que tiene como rasgo esencial la presencia de un temor irracional y persistente ante un
objeto específico, actividad o situación con la consecuente evitación del objeto temido. Por
ejemplo, el miedo a volar, a los pájaros o a los espacios abiertos.

Trastorno obsesivo-compulsivo:

Se trata de pensamientos o acciones no voluntarios que el paciente no puede dejar de pensar o


hacer para no generar ansiedad. En todo caso, el sujeto reconoce el carácter absurdo de sus
pensamientos o acciones. Por ejemplo: lavarse las manos cada poco rato.
Trastorno por estrés post-traumático:

Se da en aquellos casos en los que se presentan secuelas psicológicas desagradables tras


el impacto de un trauma emocional, una guerra, una violación, etc. Se caracteriza por los
recuerdos persistentes del suceso traumático, un estado emocional con exaltada vigilancia y la
reducción general de interés por los sucesos cotidianos.

SINTOMAS- MANIFESTACIONES:

La característica esencial de este trastorno es un sentimiento de desazón y desasosiego


generalizados y persistentes, que no están referidos a ninguna circunstancia ambiental en
particular. Lo más habitual es que el paciente se queje de estar permanentemente nervioso, así
como de sentir otros síntomas típicos de la ansiedad como temblores, tensión muscular, exceso de
sudoración, mareos y vértigos, taquicardia, y molestias epigástricas.

Con frecuencia manifiestan el temor a que ellos mismos, o sus seres queridos, puedan contraer
una enfermedad o sufrir un accidente, entre diversas obsesiones y presentimientos de carácter
negativo. La ansiedad es un trastorno más frecuente en mujeres y está a menudo relacionado con
el estrés ambiental de su vida cotidiana. Tiene un curso variable, dependiendo de las
características de la persona afectada, pero tiende a ser fluctuante y crónico.

Para que el trastorno de ansiedad sea diagnosticado como tal, el paciente debe presentar
síntomas de ansiedad casi todos los días durante varias semanas seguidas. Los signos de ansiedad
más indicativos son:

 Aprensión (excesiva preocupación sobre posibles desgracias futuras, sentirse “al límite” de
sus fuerzas, dificultad de concentración, etcétera).
 Tensión muscular (agitación e inquietud psicomotrices, cefaleas de tensión, temblores,
incapacidad de relajarse).
 Hiperactividad vegetativa (mareos, sudoración, taquicardias o taquipnea, molestias
epigástricas, vértigo, sequedad de boca...).
 Los niños suelen manifestar una necesidad constante de seguridad y atención, y quejarse
reiteradamente.

DESVENTAJAS:

 Ataques de pánico
 Pulso rápido
 Palpitaciones
 Respiración superficial
 Dificultad para respirar
 Dolor u opresión en el pecho
 Sudoración
 Ahogo
 Dolor de cabeza
 Insomnio
 Irritabilidad
 Tensión
 Espasmos musculares incontrolables
 Temblores
 Sensación de desmayo
 Hormigueo en manos, brazos o piernas
 Opresión en la garganta
 Boca seca
 Problemas con el habla
 Miedo de morir
 Miedo a volverse loco y pérdida de control

PREVENCION:

1. MIDE LA DIMENSIÓN DE LOS PROBLEMAS. La mayoría de las veces, la ansiedad es más intensa
de lo que la situación justifica. Las personas con ansiedad parecen no poder relajarse.

2. INTENTA DORMIR. El descanso es fundamental, aunque muchas veces te cueste conciliar el


sueño o permanecer dormido debido a las preocupaciones y síntomas físicos que acompañan a la
ansiedad.

3. EVITA EL DESÁNIMO. La tristeza, apatía, cambios en el apetito o el sueño, y la dificultad de


concentración, que muchas veces te acompañan, pueden ser tratados.

4. RELAJA TUS MÚSCULOS. La tensión muscular que se produce en momentos de ansiedad puede
provocar contracturas y una tensión mental que disminuye tus capacidades. Prueba técnicas de
relajación.

5. RESPIRA CORRECTAMENTE. La ansiedad provoca respiración superficial y entrecortada.


Aprender técnicas de respiración diafragmática ayuda a ventilar los pulmones y a oxigenar la
sangre.

6. BUSCA COMPAÑÍA Y APOYO. No te recluyas en casa; las relaciones sociales te pueden dar
sentimiento de compañía, autoestima y nuevos puntos de vista.

7. CUIDA LA ALIMENTACIÓN. Recuerda que una dieta variada y equilibrada, abundante en


alimentos frescos y fibra, y de bajo contenido graso y azúcares, te ayudarán a encontrarte bien.

8. EVITA LOS ESTIMULANTES. Nunca los tomes por la tarde-noche, ya que pueden alterar el
sueño. Si los medicamentos te dan somnolencia, consulta a tu médico.

9. NO TE AGOBIES. Desecha pensamientos catastrofistas: “esto sólo me pasa a mí”, “no me voy a
curar”, “soy adicto a las pastillas”, “me va a dar un infarto”...

10. CONSULTA CON EL MÉDICO. La ansiedad puede tener origen en diversas enfermedades.
Descarta esta posibilidad.

SOLUCIONES:

1. Pensar y reflexionar: Ante una situación que agobia y estresa lo mejor es pararse a pensar en
las soluciones que podemos poner de por medio para acabar con el problema. Siempre hay
alternativas y métodos, que si pensamos y reflexionamos podremos ordenar en prioridades y
preocupaciones más o menos urgentes.

2. Técnicas de relajación: Relajarse en momentos de máximo agobio es muy importante para


poder controlar los nervios antes de explotar con un ataque de cólera o de llanto. Para evitar la
ansiedad o el estrés hay técnicas que nos pueden ayudar a aliviar la tensión y a concentrarnos
mejor en la solución al problema.

Ejercicios de respiración o de músculos ayudan mucho a relajar el cuerpo en momentos en los que
el estrés invade nuestro cuerpo con fuerza.

3. Pensamientos positivos: Puede que el estrés no parezca temporal cuando se está atravesando
una mala situación, pero el estrés puede desaparecer, generalmente cuando te das cuenta del
problema y comienzas a tomar medidas para resolver lo que te preocupa. Si puedes permanecer
positivo mientras se atraviesa la situación, ayudará a las personas a superarse a sí mismo con más
rapidez.

4. Buscar distracciones: No todo en la vida es trabajar, estudiar o hacer las cosas de casa. Hay que
buscar momentos para hacer lo que más nos gusta, escuchar música, ver la televisión, salir, tejer,
dibujar o leer. En general cualquier práctica que nos apasione es una excelente terapia para huir
de la rutina y del estrés.

5. Acudir al médico si es necesario: Si el estrés no cede lo mejor es acudir a un profesional que


nos ayude a superar la “mala racha” y que ayude a buscar las soluciones que en ese momento no
se ven.

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