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Las Líneas de Chávez: ¡Rumbo al

Estado Comunal!
Por: Hugo Chávez Frías

21 febrero 2010
I

“Zamora vive, la lucha sigue”, es la consigna que cobra vida en


nuestro pueblo. No podía tener marco más propicio la promulgación
de la Ley Orgánica del Consejo Federal de Gobierno que el acto de
develación de la estatua del General del Pueblo Soberano Ezequiel
Zamora en el parque El Calvario de Caracas. Nos acompañaron en
esta luminosa jornada representantes de consejos comunales de
todo el país, junto al poder legislativo.

Se cumplieron 151 años del inicio de la Guerra Federal (1859-


1863): fue un 20 de febrero de 1859 cuando Tirso Salaverría
comandó la Toma de Coro para luego lanzar el Grito de Federación.
Mayor homenaje, entonces, no podíamos brindarle a Zamora que
entregando a nuestro pueblo una ley destinada a contribuir con su
liberación definitiva.

II

“Yo antepongo siempre la comunidad a los individuos”, escribía


nuestro Libertador Simón Bolívar el 28 de octubre de 1828 al
general Antonio José de Sucre. He aquí el espíritu y nervio motor de
nuestro actual Bolivarianismo: lo comunal, lo social ante todo y por
sobre todas las cosas. Razón tenía Simón Rodríguez al decir en sus
Sociedades Americanas de 1828: “Se verá que hay dos especies de
política: popular y gubernativa: y que primero son políticos los
pueblos que sus gobiernos”.

Hoy podemos decir que ya tenemos una sociedad altamente


politizada, en el justo sentido y significado del término, y que
nuestra Revolución Bolivariana es consecuencia directa de tal
politización, cuyo punto de estallido fue el 27 de febrero de 1989,
rebelión popular que el próximo sábado cumple su vigésimo primer
aniversario. Recordemos aquello que decía el gran revolucionario
venezolano Kléber Ramírez -Historia documental del 4 de febrero
(1998)- allá por agosto de 1992 en el más puro espíritu
robinsoniano: “…llegó la hora para que las comunidades asuman
poderes de Estado, lo que conllevará administrativamente la
transformación global del Estado venezolano y socialmente el
ejercicio real de la soberanía por parte de la sociedad a través de
los poderes comunales”.

Estas son las razones por las que este sábado 20 de febrero hemos
promulgado y lanzado la nueva Ley Orgánica del Consejo Federal
de Gobierno. Con ella abrimos aún más las puertas para avanzar en
la distribución del poder en las manos del pueblo, adquiriendo el
Estado mayor eficiencia y eficacia y, por sobre todo, unidad para
cumplir las funciones que le otorga la Constitución.

Una y otra vez lo he dicho: la realidad territorial venezolana debe


ser transformada y, por eso, la necesidad de configurar una nueva
geometría del poder que se convierta en el reordenamiento popular,
comunal y socialista de la geopolítica de la Nación.

Por socialismo entendemos democracia sin fin, siguiendo en esto al


gran teórico portugués Boaventura de Sousa Santos. De allí,
entonces, nuestra firme convicción de que la mejor y la más
radicalmente democrática de las opciones para derrotar el
burocratismo y la corrupción es la construcción de un Estado
comunal que sea capaz de ensayar un esquema institucional
alternativo en la misma medida en que se reinventa
permanentemente.

Con esta ley debemos comenzar -en serio y en real, como solía
decir García Bacca- el desmontaje de todo el corroído andamiaje
colonial sobre el cual se levanta una organización territorial con la
que se pretendió hacer trizas la unidad nacional. Y por supuesto
que el Poder Popular jugará un papel principal, esencial diría yo, en
la transformación radical de nuestra geografía.

III

Desde la entrada en vigencia de la Ley de Tierras y Desarrollo


Agrario en el 2001, la oligarquía latifundista puso en marcha una
agenda violenta contra el rescate de las tierras comunes y el
ejercicio pleno del derecho consagrado por la Ley de Tierras y por
la misma Constitución. Ante la arremetida contra el pueblo
campesino a través de una escalada de agresiones, sabotajes y
ejecuciones sicariales por las fuerzas más retrógradas de nuestra
sociedad, el deber indelegable del Estado nacional bolivariano y el

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Gobierno Revolucionario es proteger al campesinado: defenderlo
con todos los medios a su alcance. La Milicia Campesina nace para
cumplir con ese deber, colocando el énfasis en el protagonismo y la
responsabilidad del campesinado como sujeto colectivo en función
de su propia defensa.

Los primeros ejercicios de la Milicia Campesina, que realizamos en


El Pao, estado Cojedes, el pasado viernes, son apenas una primera
muestra del desarrollo de un cuerpo armado popular para
salvaguardar nuestra integridad y nuestra soberanía en los campos
de Venezuela. ¿Quién más que la comunidad conoce mejor que
nadie las dinámicas, las actividades, las fallas y los aspectos
esenciales en materia de seguridad en su localidad; lo mismo en
materia geográfica, espiritual y material?

La Milicia Campesina, así como la Milicia Bolivariana como


totalidad, no son fuerzas paramilitares, como los sesudos analistas
de siempre quieren hacer ver, menos aún si concebimos semejante
palabra dentro de la semántica reaccionaria colombiana. Por el
contrario, la Milicia Bolivariana (cuerpo absolutamente regido por
una Ley), al igual que los consejos comunales, son expresiones del
nuevo Estado comunal; parte integral de las nuevas estructuras de
poder comunal que venimos construyendo.

La Milicia Bolivariana es uno de los componentes de la Fuerza


Armada Bolivariana y, por tanto, ni la socava, ni mucho menos
pretende suplantarla. Lo que molesta e irrita a quienes difunden
esta clase de mentiras, es que la Fuerza Armada se haya
reencontrado con su identidad originaria: pueblo en armas.

La Milicia Campesina encarna hoy un principio trascendente: la


defensa de la propia tierra, de nuestra tierra. Defensa contra el
eventual agresor externo, pero también contra el agresor interno
que se ha amparado, durante demasiado tiempo, en un verdadero
estado de impunidad que ha contado con la venalidad de ciertos
tribunales de la República que amparan y protegen a los
latifundistas y criminalizan a los campesinos y campesinas que
quieren hacer valer la Ley de Tierras.

El pasado 15 de febrero se cumplieron 191 años del memorable


Discurso de Angostura. La Guerra de Independencia no había
terminado pero en el verbo de nuestro Libertador se encarna la
reconquista de nuestra identidad como Patria y se dibujaba la

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impronta libertaria de Venezuela. Recordemos unas líneas
luminosas que confirman la razón de ser de nuestras Milicias
Campesinas, nuestras milicias zamoranas: “La esclavitud rompió
sus grillos, y Venezuela se ha visto rodeada de nuevos hijos, de
hijos agradecidos que han convertido los instrumentos de su
cautiverio en armas de libertad. Sí, los que antes eran esclavos, ya
son libres; los que antes eran enemigos de una madrastra, ya son
defensores de una patria”.

¡Vamos, con Zamora, con Robinson y con Bolívar, hacia el Estado


Comunal!

¡Hacia el socialismo!

¡¡Venceremos!!

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