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Sólo se trata de vivir (I)

José Emilio Ortega

Aquél “escenario de tercios”, soslayado por los encuestadores en la previa a


las PASO y confirmado tras éstas en las urnas, mudó a pulseada entre Massa
y Milei, llegando ambos -merecidamente- a esta segunda vuelta que tiene en
vilo al país y concita interés internacional.

Pero ¿Qué comparten quienes alcanzaron el balotaje? Su entronización fue


posible por la declinación de los grandes líderes de la década pasada, Cristina
y Mauricio. En ese vacío, en ambas carreras, los primeros planos se
alcanzaron por mérito propio.

Massa

Sergio Tomás fundó en 2013 un partido, el Frente Renovador, intentando en


2015, con José Manuel de la Sota mostrarse como una alternativa peronista-
conservadora (coalición UNA); aunque, entonces, la alianza Cambiemos (PRO-
UCR-CC) interpretó mejor la frecuencia popular, derrotando al poderoso
kirchnerismo gobernante, con pleno aprovechamiento de las tres vueltas
electorales.

Frente al macrismo (2015-2019), Massa osciló entre coqueteos, avales y


rechazos. Pareció más cómodo en la provincia de Buenos Aires comandada
por María Eugenia Vidal, prestando apoyos legislativos cruciales o animando
un diálogo político con la otrora “Leona”. Mientras que el presidente Mauricio,
fastidiado por la inasibilidad del tigrense en las ligas nacionales, le estampó el
apodo que lo signó por mucho tiempo: “Ventajita”.

Fracasado el gobierno macrista, Massa aprovechó el “giro a la derecha” de


CFK cuando ésta abrió las puertas, en 2019, a la troupe encabezada por
Alberto Fernández, naciendo el “Frente de Todos”. Ocupó la presidencia de la
Cámara de Diputados de la Nación y reclamó posiciones relevantes del
Ejecutivo para cuadros del Frente Renovador.

Conduciendo la Cámara Baja en los complejos años 2020 y 2021, en los que a
la pandemia se agregó la crisis permanente entre el presidente Alberto y la
vicepresidenta Cristina, Massa mostró volumen. Su muñeca permitió
entendimientos entre oficialistas o entre éstos y la oposición, adquiriendo
creciente predicamento.

Pero su mayor aporte a la gobernabilidad, se concretó al asumir como ministro.


Para renegociar la deuda externa y gestionar la alicaída economía nacional
(que en la gestión Macri decreció un 5%, con una inflación de 56% en 2019 y
un incremento en la deuda externa de más de 56 mil millones de dólares),
Alberto eligió a Martín Guzmán, víctima de la feroz interna entre los Fernández,
sustituido en 2022 por Silvina Batakis (de apenas 24 días de gestión).

El 28 de julio Massa se hizo cargo de la conducción económica, no sin antes


negociar la reformulación del gabinete, absorbiendo carteras hasta entonces
dependientes del Presidente (energía, producción, agroindustria, etc.).

Al frente de este superministerio (atendiendo al consejo, dicen, de Roberto


Lavagna) volvió a exhibir envergadura. Liderando un equipo compacto,
convocando técnicos del interior del país, mostrando agenda y contactos
propios, contuvo los incendios que arrasaron con el voluntarismo de los
“funcionarios que no funcionan” designados por Alberto (tdenostados por
Cristina).

La historia pondrá en su lugar al gobierno de Fernández. Cierto es que su


menguada consideración popular inhibió cualquier intento reeleccionista,
afectando también a la competencia de CFK como “gran electora”. Tras
bendecir aquélla una fórmula impensada (De Pedro-Manzur), Massa encaró
una avanzada que, con apoyo de los gobernadores peronistas, lo consolidó
como candidato para las PASO, en dupla con un viejo conocido: el “Chivo”
Agustín Rossi.

A sus 52 años, con casi 30 de vida política, Sergio Massa pudo sostenerse a
pesar de las dificultades, llegando competitivo a las PASO y afirmándose en la
primera vuelta.

Milei

En la vereda de enfrente, nadie podrá quitar a Javier Gerardo su enorme logro.


Sin partido, este economista que comenzó a trascender hace 10 años por su
participación como columnista (diarios, radio, televisión) fue mucho más allá de
la creación de un personaje extravagante y generó su espacio: la coalición La
Libertad Avanza (desde 2021). Su mensaje (para muchos superficial,
incompleto, poco coherente, agresivo, discriminador) captó empero la atención
de millones de personas y luego la adhesión de un amplio espectro de
desencantados que habían confiado en la propuesta de “Cambiemos” y que no
digirió a “Juntos por el Cambio” (su versión más impopular).

La descomposición de “Cambiemos” se verificó en dos tiempos. Primero, al ser


oficialismo (gobernando el PRO en soledad, aislándose de sus socios y
fallando en sus planes político y de gestión). Posteriormente, cuando ejerció la
oposición (ya erigida en “Juntos por el Cambio”) y los delfines de Mauricio
entendieron, tras una buena elección en 2021, que había llegado su tiempo,
enfrentándose en una interna fatal. Frente a las pujas groseras entre los
muchos autopercibidos “presidenciables” amarillos, la “audiencia” (en términos
de Bernard Manin) se retrajo.

Milei aprovechó cada secuencia, utilizando un discurso sencillo, práctico,


efectivo. Sus propuestas son muy conocidas, enmarcadas en un frontispicio
“libertario”. Ya el uso de esta palabra genera tensión, hoy vinculada a una
corriente ideológica “anarco-capitalista” (cuando apenas cuatro o cinco
décadas atrás sintetizaba al polo ideológico opuesto, el “anarco-socialismo”,
empleada recurrentemente por las organizaciones insurreccionales de
izquierda).

Con todo, las corrientes “libertarias” -se sabe- ganan anchura en diversos
países por la impotencia de la dirigencia convencional frente a graves
problemas, aunque es difícil categorizarlas.

El “anarco-capitalismo” es indescifrable como doctrina y contradictorio con la


vocación de competir por alcanzar el gobierno. Tampoco es fácil abordarlo
como movimiento político internacional (al confluir personajes de inequívoco
sesgo anti-democrático).

Los “genéricos” de Milei (dolarización, casta, motosierra) ganaron amplificación


a medida en que se desgastó el “bicoalicionismo” post 2001 (uno comandado
por el macrismo, el otro por el cristinismo). En su primera fase, contribuyeron al
“mito Miel” la ligereza de estructura, sus posturas radicales, una actitud
agresiva, el incierto pero enfático ofrecimiento de un futuro para los que lo
perdieron, la trayectoria mediática ganada desde un plano “serio” como la
economía.

A sus 53 años, este varón de clase media, profesional exitoso, sin pasado en la
política que lo complique, ex arquero profesional, rockero, profesor y escritor,
mostrando pasión y convicción en cada intervención pública, encarnó como
esperanza para votantes de todas las edades.

Logrando visibilidad en muchos distritos (ganando él mismo una banca) en


2021, muy enfocado en sus ataques a personajes del mundo PRO (en especial
Horacio Rodríguez Larreta, a quien infligió un daño cierto e irreversible), con
capacidad cierta para mostrar problemas concretos e irresolutos de la vida
política argentina, de la mano de Milei, se comenzó a construir la base
“libertaria”.

Solo se trata de Vivir (II)

José Emilio Ortega

El sistema político argentino vuelve a mostrar que las PASO cumplen una
función relevante. Las tres vueltas electorales, permiten afirmar las opciones,
consolidando oficialismo y oposición, permitiendo acuerdos de gobernabilidad.

Cabe tras ellas preguntar: ¿Terminó el bicoalicionismo o siguen dos convoyes


similares, pero en los que han cambiado locomotoras y vagones?

El núcleo conservador de Juntos por el Cambio (liderado por Macri) se acercó a


Milei. Anima al ingeniero boquense, impedir la llegada de “Ventajita” a la Casa
Rosada. Su ex socio Gerardo Morales agrega temores sobre asuntos
judiciales. Se dice, su influencia morigeró el discurso de Milei, que visualiza
haber obtenido logística indispensable para la jornada electoral. Es difícil
explicar otras coincidencias de los cambiemistas frente a las propuestas
libertarias; tampoco, quiénes son los referentes amarillos que adhieren (y
cuáles llegarían a un elenco de gestión, en caso de triunfar).
Además de Macri y radicales como el mendocino Cornejo, La Libertad Avanza
logró el apoyo del líder de Hacemos por Nuestro País, Juan Schiaretti (cuarto
en la primera vuelta, con casi el 7% de los votos). Sus críticas a Massa durante
los últimos días (multiplicadas por sus incondicionales Alejandra Vigo, Carlos
Gutiérrez y Osvaldo Giordano) y el anuncio de una “neutralidad pública”
inviable en un escenario de balotaje, tributan al “León”, en un distrito
antikirchnerista (en la segunda vuelta de 2015, arrojó casi 72% en favor de
Macri).

Las adhesiones a Milei de Orlando Arduh (a cargo de una importante secretaría


en la futura gestión de Hacemos por Córdoba) y del viceintendente capitalino
electo, Javier Pretto (ex presidente del PRO provincial), se leyeron en idéntico
sentido.

En el bunker de Unión por la Patria, se afirma la centralidad de Massa,


comandando la campaña y el gobierno.

Se repliega una generación: la de Cristina (quien cerca o lejos mantendrá


influencia) y Alberto (difícil es que trascienda, en el corto plazo, de su rol de “ex
presidente”).

El fruto principal del movimiento kirchnerista, la agrupación “La Cámpora”,


presenta algunos cuadros que continuarán en posiciones como intendencias,
bancas legislativas u organismos de importancia.

Pero son Sergio Massa y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, los líderes
más importantes del peronismo. De idéntica edad, uno nacido a la política en la
UCeDé y el otro en el marxismo universitario. El resultado del balotaje (primero)
y el devenir del próximo cuatrienio, moldeará el rumbo político de la coalición
liderada por el viejo justicialismo.

Córdoba es una gran incógnita en este realineamiento ¿qué está pasando en el


peronismo local, más allá de Schiaretti y sus aliados del “Partido Cordobés”?
¿Qué ocurre en el radicalismo autóctono más cercano a Gerardo Morales?

Lo que queda

Es difícil para los peronistas cordobeses que históricamente defendieron


coaliciones como Unión por Córdoba o UNA, la neutralidad propuesta por Juan
Schiaretti. Inicialmente por goteo, en las últimas horas a otro ritmo, numerosos
dirigentes, funcionarios, legisladores o concejales comenzaron a “blanquear” su
apoyo a Sergio Massa.

Las altisonantes posturas de Pretto o Arduh (coherentes con su pasado


antiperonista), conmovieron a muchos justicialistas reacios a apostar por el
economista anarco-capitalista.

El mismo que no ve con malos ojos la creación de un mercado de órganos


humanos; que insultó al Papa Francisco (aunque luego se desdijera en el
debate); que junto a su candidata a vicepresidenta Victoria Villarreal alientan la
negación del terrorismo de Estado; que admira a Margaret Thatcher (enemiga
de la Argentina, como señaló acertadamente Massa en el debate) y otros
neoconservadores de su tiempo; que rechaza vínculos con los “estados
comunistas” brasileño y chino, principales destinos de las exportaciones
cordobesas; que propone la eliminación del Banco Central y considera que
nuestra moneda nacional es “excremento”; que alienta el fin de los clubes
deportivos, transformándolos en sociedades anónimas; que aboga por la
portación libre de armas sin enunciar, en el debate, propuestas en seguridad;
que descree del rol del Estado promoviendo el comercio exterior y critica al
Mercosur (vital para Córdoba ahora y siempre); que no ve con malos ojos al
arancelamiento universitario; que descree del cambio climático y rechaza las
agendas internacionales en medio ambiente; que amenaza con gobernar por
decreto si el Congreso no aprueba sus iniciativas.

Para muchos argentinos, como canta Litto Nebbia, “sólo se trata de vivir”.

Edité junto al gran cantor popular nacido en Rosario, un libro sobre su obra, en
2021 (Las Letras de Nebbia). Contó Litto entonces que escribió esa “canción de
viajero” en San Luis Potosí, México. Corría 1979, duro tiempo de exilio para él.
Visitando a los pocos días Aguascalientes, la compartió con amigos en la
noche previa al show, y tanto gustó que la incluyó en su concierto. A los pocos
meses - consta en el libro - la grabó en Nueva York. Reflexionó aquel hombre
joven, sensible, construido desde abajo, que ya sabía de ascensos y caídas:
“Creo que nadie puede dar una respuesta / ni decir qué puerta hay que tocar”.
Dijo Milei, eufórico, tras su victoria en las PASO: “Se terminó la atrocidad de
que donde hay una necesidad nace un derecho”. Se lo dijo a sus fanáticos,
pero lo estaban escuchando todos los argentinos. Los millones de pobres que
esperan soluciones. Nuestros abuelos que tanto necesitan y que él estigmatiza
como “viejos meados”. Los trabajadores de tantas empresas grandes,
medianas o pequeñas que aún exportan y cuyos destinos principales son los
países que él abomina. Los estudiantes, profesores e investigadores de
nuestras universidades. Los servidores públicos, empleados de un Estado que
evidentemente Milei desconoce, al que considera “un estorbo”.

Vuelvo a Nebbia: “creo que a pesar de tanta melancolía / tanta pena y tanta
herida / sólo se trata de vivir”.

Sólo se trata de vivir, Sergio Tomás Massa.

Sólo se trata de vivir, Javier Gerardo Milei

Sólo se trata de vivir, Juan Schiaretti.

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