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En 1756, una plaga de langostas africanas asoló las tierras de Elche y otras zonas de España, destruyendo todos los cultivos. En esa época, la única solución era confiar en la intervención divina mediante reliquias, como el cráneo de San Gregorio conservado en Estella y cubierto de plata. Se vertía agua a través del cráneo, que se distribuía a los municipios afectados para combatir las plagas a cambio de limosnas. Ante la gravedad de la plaga de 1756, el rey ordenó
En 1756, una plaga de langostas africanas asoló las tierras de Elche y otras zonas de España, destruyendo todos los cultivos. En esa época, la única solución era confiar en la intervención divina mediante reliquias, como el cráneo de San Gregorio conservado en Estella y cubierto de plata. Se vertía agua a través del cráneo, que se distribuía a los municipios afectados para combatir las plagas a cambio de limosnas. Ante la gravedad de la plaga de 1756, el rey ordenó
En 1756, una plaga de langostas africanas asoló las tierras de Elche y otras zonas de España, destruyendo todos los cultivos. En esa época, la única solución era confiar en la intervención divina mediante reliquias, como el cráneo de San Gregorio conservado en Estella y cubierto de plata. Se vertía agua a través del cráneo, que se distribuía a los municipios afectados para combatir las plagas a cambio de limosnas. Ante la gravedad de la plaga de 1756, el rey ordenó
En el año 1756 las tierras ilicitanas sufrieron la mayor plaga de langosta
africana jamás recordada en España, esta adentró en nuestro término procedente de Sax y Villena y continuó hasta Orihuela, arrasando todos los cultivos a su paso. En esa época los únicos remedios consistían en confiar en la voluntad divina y para ello en la población de Estella, se conservaba la reliquia del cráneo de San Gregorio, este estaba totalmente recubierto de plata y por un orificio en su parte superior se vertía agua que más tarde era recogida en una vasija también de plata. Esta agua era el remedio contra las plagas de la época y una cofradía la encargada de certificar su autenticidad mediante cédula para poder distribuirla, más tarde, a los municipios afectados a cambio de una limosna. Pero ese año la agresividad de la plaga provocó un cambio en el procedimiento y el rey Fernando VI ordenó que la reliquia recorriera todos los rincones de España afectados, llegando a transitar más de 2.500 kilómetros incluyendo las tierras valencianas, llegando a Elche en el mes de diciembre de aquel año, la plaga no remitió hasta 1758 provocando la ruina y la hambruna de la población ilicitana.
Fotografía:(*) Reliquia de San Gregorio realizada en plata por el orfebre Joseph
Bentura en 1728. Fuente: Joan Castaño García / Juan José Barragán Landa