Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Mucho se habla de la conquista americana. Como bárbaros, los españoles arrasaron con
una impresionante cantidad de culturas originarias centrados firmemente en saquear sus
riquezas y en hacer suyos los terrenos que estos aborígenes habitaban desde épocas
ancestrales. A la par de eso, impusieron creencias e ideas por encima de tradiciones y memorias
que databan desde la prehistoria, creando con sus propios elementos y los aborígenes,
añadiendo también el componente africano, lo que hoy en día se conoce como cultura
latinoamericana.
Sin embargo, a pesar de eso, también fue esta cultura europea la que dio orden a un
continente que poco a poco fue adentrándose en la modernidad y convirtiéndose en lo que se
aprecia en la actualidad: una quimera de razas, pueblos y culturas que comparten elementos
comunes y que en función a un proceso histórico similar constituyen una comunidad
homogénea denominada América Latina.
El Nuevo Mundo se gesta gracias a la acción de los citados factores: una comunidad
ibérica saliendo del Medioevo, una población aborigen de ricas tradiciones, y un aporte
particular de los africanos que fueron traídos como esclavos a trabajar en las tierras recién
encontradas por Europa. El proceso colonizador de las tierras de Américo se centra en la
interacción y fusión de estas comunidades entre si, las cuales forjaron una sociedad nueva y
eurocentrista, cristiana y humanista. Sin embargo, esto no hubiera sido posible si el hemisferio
no hubiera sido encontrado por accidente en primer lugar, y explorado y conquistado luego,
durante el transcurrir de la Edad Moderna.
Fue en 1492 cuando un aventurero poco común, Cristóbal Colón, descubre un territorio
desconocido, buscando por altamar la vía directa a las tan valoradas especias que las Indias
poseían. Ese continente sería bautizado como América en honor al italiano Vespucio, y se
convertiría en el centro de numerosas historias que se irían a gestar en la naciente Edad
Moderna.
Al estar desde siempre fascinada la humanidad con la idea de encontrar tesoros perdidos,
el Nuevo Mundo se convertiría en un lienzo en blanco, un gigantesco mapa repleto de
aborígenes violentos y animales salvajes, a la par de recursos naturales e incontables maravillas.
La motivación, pues, de poseer las riquezas inimaginables que este continente poseía, movilizó a
una gran cantidad de recursos y exploradores que, criados en un contexto repleto de historias y
leyendas mitológicas sobre grandes tesoros, los hizo partir, armados con espadas y arcabuces,
así como valentía y esperanza. Buscarían, pues, las fortunas asequibles -el oro azteca e inca- y
los tesoros fabulosos que cobraron vida en función a relatos de antaño y narraciones
aborígenes: la Ciudad de los Césares, Cíbola y Quivira, la Fuente de la Juventud, y la Ciudad del
Cacique Dorado.
La historia contada fue un mito que despertó la codicia de cientos de exploradores que se
dedicaron a buscar lo que posteriormente sería denominada la Ciudad de El Dorado, una
derivación del mito originario de la laguna cundiboyacense. Sin embargo, esta raíz está lejos de
ser una simple leyenda indígena: las mismas exploraciones conllevaron a intentos de
desecamiento del pequeño lago, los cuales revelaron a los asombrados buscadores de tesoros
piezas de oro, como la Balsa Muisca, que probaron la veracidad de los relatos primigenios,
demostrando la base histórica de los mismos.
Estos hallazgos no hicieron más que avivar la avaricia de los buscadores de fortunas, que
se valían de todo para obtener lo que querían. Mediante la tortura y la amenaza se las
arreglaban para extraer a los aborígenes los datos relativos al cacique dorado, el cual se suponía
debía habitar en una ciudadela completamente pavimentada en oro, y donde debía realizar la
extraña ceremonia. Sin embargo, la fantasía no correspondía con lo real y el rito áureo original
había ya desaparecido cuando los españoles llegaron ante los temerosos muiscas, quienes solo
conservaban los cuentos antiguos que transmitieron a los nuevos pobladores del continente
americano.
El autor señala que el joven Sebastián, quien ya se hacia llamar de Belalcázar, permaneció
seis años en La Española, tras lo cual se adentró en el continente, convirtiéndose debido a su
convivencia con blancos e indígenas en constante lucha, en un valiente guerrero. Tras participar
en diversas expediciones al interior del Nuevo Mundo, se unió en Panamá a un Francisco Pizarro
que había fijado su norte en la conquista del Perú. Tras el derrocamiento de Atahualpa, fue
enviado personalmente por el conquistador de los incas a subyugar Quito, la capital norteña del
Tahua ti su o. Koppe señala ue Belal áza … u plió o p e isió las ó de es de su jefe,
ya se probaba el traje de nuevo gobernador de la ciudad. Pero Pizarro tenía otros planes y el
guerrero de Extremadura se quedó sin el a go . Fue esta t ai ió la ue hizo ue el
conquistador entrara en los anales del mito de El Dorado.
Un día, hallándose en Latacunga, Ecuador, mientras participaba de una conversación entre
uno de sus hombres, Luis de Daza, y un indígena, escuchó de parte de este último la historia de
u a egió situada al o te de la iudad, u te ito io a u da te e o o e es e aldas e el
que un gran cacique, untando su cuerpo en el metal precioso, se sumergía en una laguna
sagrada en donde se ofrecían grandes ca tidades de o o a los dioses Koppe , . Este se ía
el detonante de la búsqueda de El Dorado, mito que adquiría ya su propia conceptualización y
su primer explorador.
Belalcázar no tardó en movilizarse en la búsqueda del Cacique Dorado. Koppen afirma que
el o uistado e ió e to es a sus apita es Jua de A pudia Ped o de Añas o a e plo a
tie a ade t o , el p i e o de los uales, t as u pe oso a a e, se e f e tó o el a i ue
Jamundí. Solo la superioridad de las armas de fuego permitió la victoria para el bando
conquistador, el cual fundó en esa locación la Villa Ampudia, desde donde se decidió esperar
pacientemente a Belalcázar, quien arribaría allí recién a principios de 1536, tras cruzar por una
ía igual e te hostil. El a i o ha ia El Do ado a se ost a a fatídi o .
“e astiá Mo a o o ti uó e plo a do toda la egió . Po la a da o ide tal del ío
Cauca llegó hasta el final del gran valle del norte, pero el país del oro y las esmeraldas del que
ha ía ha lado el i dio o apa e ía . Belalcázar decidió, pues, trasladar Villa Ampudia hasta el
alle del Lili, o i as a asegu a se u a posi ió ue le ga a tizase u fá il a eso al i te io
del continente y, también, una salida al mar que le facilitase el camino hacia Panamá, y desde
allí a España . De esta a e a el o uistado , segú eía, asegu a ía la i depe de ia políti a
de las gobernaciones y territorios que conquistase del control de Pizarro. Tras fundar, el 25 de
Julio de 1536, la ciudad de Santiago de Cali, Moyano se concentraría en volver a España para
edia o Ca los V …la posesió de las tie as o uistadas Koppe , .
Rey señala además que, en 1538, el conquistador emprendería una última expedición al
noreste intentando localizar por vez final las tierras del indio dorado. El destino de este viaje
sería un encuentro poco común con la realidad de la leyenda: se reuniría en el valle bogotano,
punto de origen del mito de Guatavita, con otros dos expedicionarios que habrían partido en
pos de los tesoros que allí se hallaban: Gonzalo Jiménez de Quesada, descubridor de los Muiscas
y conquistador de dichas tierras, y Nikolaus Federmann, enviado por los Welser a Venezuela,
que también salió de sus dominios a buscar El Dorado. Esta reunión no hizo más que centrar sus
deseos en asegurar sus conquistas, lo que lograría tras reunirse con la corona en 1540.
Sebastián de Belalcázar regresaría a las Indias Occidentales en 1541, para morir diez años
más tarde, rememorando a un cronista anónimo su leyenda dorada.
Gonzalo Jiménez de Quesada y Rivera fue un conquistador español de los territorios que
conformarían posteriormente el por él mismo bautizado Nuevo Reino de Granada. Oriundo de
la localidad homónima, como abogado que era fue nombrado jefe de justicia de la colonia de
Santa Marta en el Nuevo Mundo, a la que llegaría en 1535. Entraría en la aventura exploradora,
sin embargo, cuando el gobernador Pedro Fernández de Lugo le ordenara, un año después,
comandar una expedición al sur.
Koppen señala que en Abril de 1536, con 900 europeos bajo su control, partió con la mira
de …segui el ío Magdale a hasta su a a tial, e o t a u a ue a uta po los A des ha ia
el Perú y, quizá, descubrir otro imperio nativo listo para se sa ueado . T as af o ta di e sas
penurias, como la vegetación impenetrable, los pantanos, animales y nativos salvajes, el nutrido
grupo fue reducido a menos de 200 hombres. Justo en ese momento, cuando se había decidido
regresar, la Divina Providencia presentó a los españoles con el Altiplano Cundiboyacense:
habían llegado a la meseta de Cundinamarca, hogar de los Muiscas.
Este pueblo de lengua chibcha se presentó como una maravilla para los viajeros:
Consciente de las riquezas del recién descubierto pueblo, Jiménez de Quesada decidió, no
obstante, proseguir su marcha hacia los llanos del sur en los cuales, al perder las posibilidades
de avance, decide dar marcha atrás y lanzarse en pos de las riquezas de los Muiscas (Rey, 2009).
Koppe señala ue los ga otes ja ali as de los hi has o fue o o stá ulo asta te pa a
las letales armas de fuego europeas. En cuestión de pocos meses, Jiménez de Quesada sometió
a la regió e te a si pe de u solo ho e… , pe o la fue te del o o uis a seguía si
aparecer. Es entonces que, quizás bajo tortura, un anciano le reveló al conquistador español el
se eto de la Lagu a de Guata ita el Ca i ue Do ado, …la tie a de i eí les riquezas que
sie p e se e o t a a o ulta p o iso ia t as la siguie te o taña o al uza el p ó i o ío ,
al este de la región de Bacatá.
Los tres conquistadores que se habían reunido en Bogotá contaban, curiosamente, con la
misma exacta cantidad de aventureros a su servicio, por lo que ninguna fuerza podía imponerse
a otra sin la perdida de muchas vidas humanas. Decidieron, entonces, solucionar legalmente sus
reclamos ante el mismo emperador Carlos V.
En 1540, la corte española resuelve a favor de Sebastián de Belalcázar, a quien se le
e pide t es édulas eales. E este se tido, Koppe señala ue…
Gonzalo Jiménez de Quesada salió de las cortes con los títulos honorarios de Mariscal de
Nueva Granada y Gobernador de El Dorado. Su máxima contribución a la historia fue la
fundación de la capital de la actual república colombiana, además de darle su nombre al
Virreinato de la Nueva Granada. Intentará nuevamente encontrar El Dorado encaminándose
hacia las llanuras al este de los Andes colombianos, pero la nueva expedición terminaría en un
costosísimo fracaso, por lo que el Gobernador de El Dorado debió regresar y asentarse con lo
que pudo salvar de su fortuna en Huesca. Moriría a los setenta años en Mariquita, Colombia, el
16 de Febrero de 1579. Sus restos reposan en la Catedral Primada de Bogotá.
Nikolaus Federmann, en su retorno al Viejo Mundo, enfrentó problemas con los Welser,
quienes pasaron de ser sus patrocinantes a demandarlo por violaciones de contrato. Tras
aguantar una temporada en la cárcel, obtuvo la libertad y el cese de las acusaciones a cambio de
la renuncia a sus propiedades en Nueva Granada. Moriría, pues, en Valladolid en 1542. La
familia Welser perdería sus derechos sobre las colonias cuatro años después, ante diversas
fallas administrativas cometidas en el Nuevo Mundo, que causaron el descontento de los
castellanos.
En 1625, un consorcio de doce personas firmó un contrato para drenar Guatavita bajo las
mismas condiciones que lo había hecho Sepúlveda cuarenta años antes, pero los resultados de
su intento no fueron dados a conocer. Bray señala como dato curioso, sin embargo, que a los
trabajadores indios se les pagó la misma suma que a los soldados españoles.
Koppe señala ue luego u azado de teso os a ó i o …e a ó u tú el pa a
desalojar el agua, pero tuvo que abandonar el proyecto cuando, debido a lo improvisado de la
excavación, hubo un derrumbe y casi todos los t a ajado es u ie o .
De a ue do a B a , du a te su iaje po el o ti e te a e i a o, …Ale a de o
Humboldt visitó Guatavita en 1801 y midió la zanja hecha por Sepúlveda y la altura del borde de
la o taña . De eg eso e Pa ís, estimó que aproximadamente mil peregrinos con cinco
objetos de oro cada uno visitaron Guatavita y arrojaron sus ofrendas anualmente durante un
siglo. Habiendo calculado un total de 500.000 artefactos dorados, la fortuna en dólares que el
lago debería poseer en su lecho, de acuerdo al naturalista alemán, rondaría en 1807 la
grandiosa suma de 300 millones, valor luego recalculado por expertos parisinos, que analizaron
toda la documentación de la laguna Guatavita, en un billón y ciento veinte millones de libras
esterlinas.
George Hohermoth de Spira era, para 1535, el gobernador designado por los Welser para
la entonces provincia de Venezuela. Estos banqueros habían obtenido los derechos de
explotación de dicha colonia gracias al préstamo que dieron al emperador Carlos V de Alemania.
Co o edo es del ito áu eo de idie o , pues, …e o t a El Do ado o, e el peo de los asos,
la cantidad de oro y diamantes que resarciera a los banqueros del préstamo hecho a Carlos I,
u a e upe a ió po ía de las a as del ei o e a, ua do e os, i ie ta Koppe , .
Hohermoth, entonces, abandonó Coro creyendo que en los llanos ubicados al oriente de
los Andes debían existir asentamientos considerables y riquezas fabulosas: esa era la locación
de la Ciudad de El Dorado. Con cuatrocientos hombres, cien de ellos a caballo, bajó por la
cordillera y entró a la llanura, encaminándose hacia el sur de la provincia.
Hernando de Soto nació en Badajoz, España, en 1496. Joven prodigio en el campo militar,
demostró durante su vida una habilidad en el campo político que le valió ser el protagonista de
algunos de los más notorios hechos de la conquista. Segundo al mando del ejército de Pizarro,
fue el intermediario entre este y Atahualpa, con quien llegó a forjar un vínculo entrañable. Su
relación con el conquistador se deteriorará cuando el último, a traición, elimina a un Inca cuyo
rescate ya había sido pagado. A partir de este punto, Hernando de Soto seguirá su propio
camino.
Con su fracción del tesoro inca cobrada, retorna a España para contraer nupcias con Inés
de Bobadilla, con miras a llevar una vida pacífica en Iberia. La historia, sin embargo, le hará
partícipe de la leyenda de El Do ado, ue él ee á u i ado e …u a leja a egió a la que
llamaban la Florida ue esta a e el o te de a uella A é i a leja a su uga te… .
Convencido de su hipótesis, venderá sus propiedades y se hará con títulos como Adelantado de
la Florida y Gobernador de Cuba, para organizar su última expedición al Nuevo Mundo, la cual lo
tendrá como jefe (Koppen, 2004).
Al llegar a Cuba se centrará en preparar su viaje al norte, dejando encargados en la
gobernación de la isla, y preparando los caballos, barcos y armas, para la exploración de las
tierras incógnitas. Con su esposa a cargo de la gerencia de Cuba, Hernando de Soto partirá hacia
El Dorado el 18 de Mayo de 1539, para nunca más volver.
Koppe de la a ue el o uistado e o ió los a tuales estados fede ales de …Ca oli a
del Sur, Georgia, Florida, Alabama, Mississippi y Arkansas, materializando la exploración más
a plia de toda la o uista . Los o istas del español die o las p i e as oti ias de los
cherokees, seminolas, creeks y otras tribus indígenas de Estados Unidos, que en combate
diezmaron fatalmente las tropas ibéricas; e hicieron referencia del viaje de los exploradores por
el cauce del Mississippi.
“i e a go, a He a do de “oto la sue te o le fue p opi ia. E ple o iaje …lo asaltó la
fiebre, producto, seguramente, de alguna herida infectada, de las muchas que le habían
producido los indios, y se dispuso a morir. No había podido llegar a Nueva España (México)
o o e a su o jeti o . El de Ju io de , el o uistado o i ía a la edad de ua e ta
t es años. “u adá e fue i t oducido en un enorme tronco y hundido en el río, por temor a
ue fuese des u ie to po los i dios si e a e te ado . Ese fue el fi al desast oso de la
expedición, el mayor recorrido hecho por los españoles en territorio estadounidense durante la
conquista (Koppen, 2004).
Orellana era un Trujillano nacido en 1511, primo de los hermanos Pizarro, conquistadores
del Perú. Tras una exitosa carrera en el Nuevo Mundo, los buenos favores de su primo,
conquistador de Tahuantinsuyo, le valieron el título de Capitán General de Quito. Fue desde
esta localidad ecuatoriana que Gonzalo Pizarro se lanzó en pos de la Ciudad del Cacique Dorado.
Convencido de que el país de la canela y el indio de oro se encontraban al este, Pizarro había
decidido partir a comienzos del año de gracia de 1541. Orellana, tras convencer a su primo, se
sumó a la expedición en el valle de Zumaco, próximo a Quito.
Pero el origen de todo ese oro sigue siendo un misterio. Exbrayat (citado por Koppen,
2004) narra acerca de ciertas festividades de una antigua tribu indígena del moderno pueblo de
San Nicolás de Bari. En estas ocasiones, dos ancianos de dicha comunidad se marchaban
iste iosa e te pa a eg esa a gados del o o e esa io pa a las of e das ituales. Ese o o
procedía, a no dudarlo, de algún filón riquísimo y únicamente conocido de ese par de indios que
guardaban el secreto de su ubicación como sólo puede ha e lo los i dios . T a s itido a ellos
de pala as de u a te io gua diá , lo … o fia ía después a u a sola pe so a de su a soluta
o fia za . El últi o deposita io o o ido de esta t adi ió se ía el i dio Jup , ue de ez e
cuando y con el mayor sigilo, se iba solo para la mina de la cual regresaba a los pocos días, con
u a o hila lle a de g uesas pepitas ás a as ue solía e de … . A este a o ige …se le
consideraba como el hombre más rico del alto Sinú, pero nadie pudo arrancarle una sola
pala a a e a de la lo aliza ió de su i a .
Ya no se trata, pues, de encontrar el oro aborigen, sino la mina que lo poseía. Koppen
señala que en base a esto, un grupo de exploradores franceses de mediados del siglo XIX se
aventuraron en una expedi ió u o fi … o e a la aza osa ús ueda de gua as, si o el is o
a i ie to del o o .
Víctor Dujardin era un comerciante francés residenciado en Cartagena de Indias que había
motivado a realizar una investigación en el alto Sinú a diversas personalidades importantes,
contando entre ellas al joven Luis Striffler, quien dejó testimonio de la misma en su libro El río
Sinú, e el ue elata la histo ia del p i e esta le i ie to pa a e t a ió de oro en 1844 en
estas tie as Koppe , .
La aventura empieza cuando Dujardin efectúa una excursión al alto Sinú, mientras Striffler
exploraba las minas del río San Jorge. En la playa del Sinú, Dujardin llena unos sacos con arena y
los lleva a París para su análisis. Allí afirmó el comerciante francés que el afamado químico Louis
Joseph Gay-Lussa dete ta e la uest a …es e aldas i os ópi as, dia a tes o o… ,
p e isa do …la afo tu ada p opo ión en que se hallaba el metal precioso en una cantidad
dada de a e a . El o te to, pues, esta a dado Duja di e o t ó a io istas pa a la
expedición en Europa y en la misma Cartagena.
“t iffle itado po Koppe , , a a ue…
En Diciembre de 1843, la expedición parte de Cartagena y llega al nacimiento del Sinú, que
pa a el jo e e plo ado e a el p i e es aló de los A des , el o ie zo del o o . Allí se
levantará el asentamiento con los exploradores originales y otros más que se unirían a
posterioridad. Tras dos meses, la historiadora Loreto Bote o señala ue …los ue os ha ita tes
habían construido varias casas, una inmensa bodega que guardaría los sacos repletos de oro, y
e los te e os olo izados e ía a a u da tes atas de pláta o, u a aíz .
Todo estaba listo para comenzar, y el descubrimiento de Striffler de partículas de oro en el
área aumentará aún más los ánimos de la población. El correspondiente informe de este
hallazgo, enviado a Cartagena, hará que las acciones de la llamada Compañía del Sinú suban de
500 a 1700 francos en la Bolsa de París. El optimismo reinaba en la selva mientras se esperaba a
los técnicos e ingenieros, la maquinaria y el mismo jefe de la expedición, quienes ya habían
partido de Europa. Su llegada marcará el inicio de los trabajos diurnos y nocturnos, pero no
tardarían en aparecer las adversidades.
Koppe señala ue…
Era el fin de la Compañía del Sinú. Sus acciones cotizaban cero y el joven Striffler,
desilusio ado, ulpa a la …falta de pe se e a ia te a idad pa a supe a las difi ultades
(Koppen, 2004). Sin embargo, el desenlace tan drástico que tuvo la expedición, al venir del
mismo Dujardin, hace pensar que las prometedoras noticias de riquezas en la arena del Sinú no
eran obra del famoso Gay-Lussac, sino un invento del comerciante francés que creyó en una
idea que la realidad se encargó de aniquilar.
Koppen concluye afirmando que, de acuerdo a B. LeRoy Gordon, el origen del oro de los
ze úes o está e el ío ue, aú ua do ha i dado o o …de alu ió hasta hoy, la cantidad
e a i ade uada pa a p o ee a los a tesa os … u as o as a u da tes ha at aído gua ue os
du a te uat o siglos . La hipótesis soste ida po el estadou ide se es ue el ate ial …llegó a
Finzenú desde Dabeida; los indios construyeron puentes a través del Cauca y llevaron oro a
Finzenú desde el valle del Cauca y su afluente, el río Henchí. Artefactos de oro eran enviados de
eg eso .
Así, pues, la historia del oro del Sinú concluye, siendo borrada de la mente de las personas
por el tiempo. La gente del área, según señala Loreto Botero (citada por Koppen, 2004),
des o o e esta histo ia do adista ig o a do ue pudo se e u a opo tu idad el …pe so aje
p i ipal de tal fá ago de i dust ias fi a zas . Y aú ua do el au e flu ial e ula a Guatavita
en su vinculación con el mito áureo, la curiosidad que el río despierta es muy poca. La
historiadora cierra con un mensaje poco alentador: ante la ignorancia de su propia historia, a la
ge te u ho e os se le o u i ía p egu ta se … ¿ ué ha del o o del “i ú? .
Su objetivo pasó a ser, pues, el encontrar la ciudad de Manoa, en la laguna del mítico El
Dorado, y para ello se lanzó en tres expediciones. Donís señala que en la primera pasó por los
llanos del Casanare y el Meta en dirección al Orinoco, en cuya margen derecha, y a diez leguas
de los raudales de Adoles o Atures, levantó un campamento. Convencido de que se hallaba en la
ruta correcta, decidió regresar al Nuevo Reino de Granada e informar a la Real Audiencia de su
hallazgo.
La segunda de sus expediciones partió de Casanare y no consiguió nada más que la
o st u ió de …t ei ta ohíos e la sa a a de “ia a ú , e a de las sie as lla adas ho
Parguaza, Caripo y Suapure, lo que signifi ó u p i e i te to de po la ie to e Gua a a
(Donís, 2009). Su última expedición saldría nuevamente desde el Casanare, en Marzo de 1590.
De a ue do a Do ís, lo a o paña a soldados, ei te a oas o sus ogas, ade ás
de ot as ta tas alsas o a allos de gue a a ga , los i dios eg os de se i io, ás
los e años o espo die tes . Co side a do la posi ilidad de u ue o f a aso, Be ío
prosiguió al Orinoco, levantó un campamento junto al Caroní y luego bajó al pueblo del cacique
Morequito, …do de o st u e o u fue te e la a ge de e ha del O i o o . El
enfrentamiento con los indígenas concluyó en una derrota para Berrío, quien nunca vio
materializados los refuerzos que pidió a Margarita, por lo que decidió proseguir por el Orinoco
ha ia las tie as del a i ue Ca apa a. De ahí pasó a Ma ga ita o si a tes e plo a las
posi ilidades ue le of e ía T i idad pa a la fu da ió de u a iudad .
Berrío fundaría San José de Oruña en la referida isla para 1592, y enviaría a España a su
lugarteniente, Domingo de Vera Ibargoyen, para negociar con el monarca la incorporación de la
misma en la Gobernación de El Dorado, la cual conseguiría en 1595. Sin embargo, Berrío no
podría recibir personalmente estas noticias, pues sería apresado, y San José de Oruña destruida,
por el pirata y explorador inglés Walter Raleigh, otro cazador de fortunas que iba tras la Ciudad
de El Dorado.
Walter Raleigh era el favorito de la reina Isabel II de Inglaterra. Tras muchas desventuras
por su amada soberana, fue distinguido con el rango de caballero de la corte, pero vio su lugar
predilecto desplazarse ante la llegada del Conde de Essex, Robert Devereux. Para colmo de
males, contrajo nupcias secretamente con Elizabeth Throcknorton, una dama de honor de
palacio, por lo que habiendo sido descubierto fue apresado en la Torre de Londres. Será desde
allí que decida recuperar el afecto de su reina, conquistando para ella el imperio de Guayana.
Tras un corto tiempo retenido, sería puesto en libertad solo para, tras hacerse con la
información de los viajes de Berrío, emprender su propia odisea a tierras españolas. Asaltaría
Trinidad en 1595 y tomaría San José de Oruña, apresando a Antonio de Berrío como represalia a
una afrenta española hecha contra sus hombres un año atrás. Así, con el anciano gobernador
como rehén, zarpó hacia el Orinoco a buscar Manoa.
Sus contratiempos empezarían en el mismo Delta del Orinoco:
Otro contratiempo surgiría cuando llegaron al caño Guara. Raleigh y sus hombres se
adentraron por el mismo en busca de un asentamiento en el cual aprovisionarse, haciéndole
caso al guía que afirmaba que este estaba a pocas horas de travesía. Este error les costó un día
de navegación a los ingleses, y casi la vida al piloto.
Durante el resto del recorrido, señala Perera, Raleigh fue contactando a los caciques
i díge as …ha ié doles sa e ue, e o e de su ei a, e ía a li e a los del ugo español .
Con resultados diversos que van desde la alianza nativa hasta el enfrentamiento, Raleigh fue
reuniendo información variada hasta que, al contactar a Wanuretoma, consiguió el apoyo de
…todos los pue los gua a os ue esta a al su , i lu e do a los epu e ei, sú ditos del I a
gua dia es del o o de Ma oa , ade ás de las palabras que deseaba oír. Sabiendo de la
existencia del codiciado lugar, y encontrándose bajo la amenaza de la temporada de lluvias,
decidió emprender el regreso a Inglaterra (Perera, 2009).
Sir Walter planeaba volver al territorio guayanés al año siguiente, pero decidió hacerlo con
un botín que presentar a su reina: habría, como señala Perera, de asaltar la isla de Margarita,
… ás la p ude ia lo lle ó a desisti de la idea gi ó sus a es ha ia Cu a á, do de
desembarcó el 23 de Junio de 1595, para saquearla y pedir rescate por la ciudad. El descalabro
fue total . ‘aleigh pe dió sete ta i o ho es e el asalto, a ios de ellos apita es de su
ejército. Tuvo que acordar, entonces, un intercambio de prisioneros en el que, en canje por
Antonio de Berrío, e i ió …u ta o ile o i glés he ido de u alazo, he ho t as el ual
desplegó elas u o a las islas u osas .
En Inglaterra, afirma Koppen, su suerte empezará a declinar. Tras escribir el libro The
Discovery of the Large, Rich, and Beautiful Empire of Guiana, with a Relation of the Great and
Golden Citie of Manoa, wich the Spaniards call El Dorado, sus finanzas se restablecen un poco.
Luego participaría en el ataque a la flota española anclada en Cádiz, regresando a Londres como
un héroe. Sin embargo, su estrella empezaba a apagarse. El ascenso al trono de Jacobo I
frustraría temporalmente sus planes de volver al Nuevo Mundo, ya que el rey lo considerará
como un aventurero oportunista. Acusado de conspirador, pasará varios años en la Torre de
Londres, antes de que sus contactos le ganaran la libertad, convenciendo al monarca de que El
Dorado estaba al alcance de su mano.
Nuevamente en libertad, parte hacia América con una expedición bien equipada, pero su
actuación será atroz: una epidemia acabará con parte de su ejército; los españoles lo atacarán al
pasar por las islas Canarias; intentará, al llegar al Nuevo Mundo, un asalto fallido en Santo Tomé
de Guayana, ciudad fundada por Antonio de Berrío, en el cual morirá su hijo; y su mano
derecha, el sargento mayor Kaymis, se suicida. Tras eso regresará vencido a Inglaterra, con un
solo barco y escasos sobrevivientes, solo para encontrarse con la cólera de un rey Jacobo puesto
al tanto de todo por el embajador español. Esta vez no habría compasión.
La historia de los dos exploradores de Guayana termina de manera completamente
opuesta: mientras Berrio es liberado para vivir tranquilamente los pocos años que le quedan
(morirá en 1597) y pasar a un relativo olvido, Raleigh enfrenta un nuevo surgimiento para
decaer finalmente. Koppen cierra señalando que el favorito de Isabel I fue condenado a muerte:
Ni su p opio pue lo lo uie e, au ue es ad i ado po su fo a de o po ta se e el adalso.
Cuando el verdugo hizo rodar su cabeza, alguien de entre el pú li o g itó: No te e os ot a
a eza o o esta pa a ue la o te . Así, au ua do ue e aído e desg a ia, su o e se
inmortaliza en los anales de la historia.
Adentrarse en las tierras de Guayana era, para el Gobernador Manuel Centurión, una
empresa arriesgada, pero cargada de idílicas recompensas. En ella se encontraba la tan deseada
laguna Parime, locación de Manoa, vista ya no como una ciudad dorada, sino como una mina
del valioso metal. Buscando patrocinantes, justificó su empresa no solo a través de las riquezas
plausibles a conseguir, sino a través de la política colonial: era preciso poner un alto a las
pretensiones holandesas y lusitanas en territorio español, y para eso debía explorarse el macizo
guayanés.
Sin embargo, el español no contaba con los monjes capuchinos que, según Amodio (2009),
adela tá dose al go e ado Ce tu ió , el de Ma o de … da i i io a u a e pedi ió
ha ia el Pa i e . El oti o de esta e a, para Benito de la Garriga (citado por Amodio, 2009),
… o pe de osot os la posesió de a uellas tie as ue po la o o dia os pe te e e . “i
e a go, su e pedi ió te i a ía e el f a aso ua do …la expedición es asaltada
si ultá ea e te o fle has es opetadas po los zapa as sapa ás los pa agua a es
pa a illa es , desde los dos lados del ío Ma a í . O ia e te, …después del asalto de los
indígenas resultaba difícil para los padres convencer a los españoles y a los caribes
sobrevivie tes a ueda se o ti ua . Regresarían a la misión, tras ese fracaso, el 4 de Julio
(Amodio, 2009).
Centurión, por su parte, molesto con la osadía de los capuchinos, decidiría no cometer sus
errores y enviaría expediciones mejor preparadas al Parime. La primera de ellas, comandada por
Nicolás Martínez, había partido de Angostura en Enero de 1772 y, con escasos hombres,
… o te pla a la a ega ió del Cau a , desde sus fue tes, pasa a las sa a as del Pa i e .
Desde el alto Caura, los expedicionarios pasaron al río Cuato, donde tuvieron conocimiento de
la mejor ruta para alcanzar la mitológica laguna: el cauce fluvial del Paragua. Tras mantener
posi ió u tie po de ido a la te po ada de llu ias, los a e tu e os p osigue …hasta llega
al Paraguamusi, siguiendo luego hasta el río Anacapara, donde se encuentran con el subteniente
Be a do La za ote o los efue zos e iados po Ce tu ió , llegados al sitio uizás a
consecuencia de las noticias del fracaso capuchino. La expedición, sin embargo, no podría
continuar más debido a una crecida de los ríos y deciden, pues, dar marcha atrás (Amodio,
2009).
Centurión mandaría una segunda expedición tras el Parime, esta vez mucho mejor
organizada, en Marzo de 1773. Partiendo de Angostura al mando de Vicente Díez de la Fuente,
el grupo intentaría dar con Manoa por la ruta del Paragua. En la confluencia con el Paraguamusi
se organizaría su primer campamento, y de allí enviarían a Isidoro Rendón a buscar Manoa. El
a o o ti ua ía su uta siguie do po di e sos íos, … e o ta do po ellos hasta ap o i a se
a la laguna Parime, de donde retrocedió y volvió a salir por la boca del Mao, y desde allí hasta la
de Cu ia a a… Ce tu ió , itado po A odio, . ‘e dó se topa ía o sa a as
inundables, pero ninguna laguna o i a de o o. Fu da ía t es po la io es …e las o illas del
Pa i e : “a Jua Bautista de Cada Cada, “a ta Bá a a “a ta ‘osa de Cu a i a a, solo pa a
eg esa luego al a pa e to de Díez de la Fue te. Desafo tu ada e te, …u año después,
una rebelión i díge a a a a o la p e a ia o uista española e ple a sel a A odio, .
Manoa es, pues, el nombre que recibió El Dorado del Orinoco, enclavado en la orilla del
mítico lago salado Parime. Por él se aventuraron, entre otros, los referidos exploradores Walter
Raleigh y Antonio de Berrío. Se suponía situada en plena selva guayanesa, al sur del Orinoco, y
pudo ser confundido con el río Caroní, de acuerdo a Alexander von Humboldt (citado por
Koppe , …
El origen de esta leyenda se centra en un hecho histórico: el mito narraba que cuando los
moros conquistaron Mérida (España) en 1150, siete obispos emigraron con las reliquias
sagradas de la urbe y, en tierras lejanas, fundaron las ciudades de Cíbola y Quivira, que con el
tiempo ampliaron su número hasta ser siete, una por cada uno de los prófugos clérigos. Ricas
como ninguna, se encontraban repletas de oro y piedras preciosas, y hacia dichas fortunas
doradistas se encaminaron una gran cantidad de aventureros que, como en el sur, nunca
hallaron su objetivo.
Claudia Vidal, para finalizar, relata acerca de otra derivación del mito: la Ciudad de los
Césares, suntuosa metrópoli sobre la que
Una crónica afirmaba que en ella el clima era tan sano que la
gente era casi inmortal. Otra aludía a la magnificencia de sus
templos, su mobiliario de oro, sus enseres de plata. Un viajero
describió un cerro de plata y otro de oro en las cercanías de la
urbe. También se dijo que estaba junto a una laguna donde
abundaban las perlas, también habitaban los más maravillosos
pájaros y plantas silvestres.
La autora señala que, durante el siglo XVI, su supuesta ubicación fue oscilando. Emplazada
en Chile o Argentina, p i e o e t e Có do a, “a ta Fe “a tiago del Este o, testi o ios
posteriores fueron corriéndola cada vez más hacia el sur, junto a los ríos Colorado o Negro.
Algunos la situaban en el centro de la Patagonia o en el lago Nahuel Huapi e, incluso, cerca del
est e ho de Magalla es . Las búsquedas por esta ciudad, sin embargo, no rendirían los frutos
deseados, e investigaciones arqueológicas profesionales se encargarían de dar fin al mito de una
urbe que, aún llena de oro y plata, solo existía en la mente de sus buscadores.
James Crawford Angel Marshall, Jimmy Angel como era referido por sus allegados, era un
piloto norteamericano que vivió entre 1899 y 1956. Su historia doradista comenzará en Panamá
donde, a deci de Koppe , …se le a e ó u o tea e i a o o u pla ito e la a o . El
is o …le p opo ía al a iado ue lo o duje a a ie to luga situado al su del ío O i o o, e
Ve ezuela… . A gel, ás deseoso po desha e se del sujeto ue po ealiza el uelo, accedió a
su propuesta a cambio de la suma de cinco mil dólares, cantidad que, según creía, desanimaría
al misterioso sujeto. Sin embargo, como hombre de palabra que era, accedería asombrado a
realizar el vuelo cuando el enigmático personaje llegara a su presencia el día siguiente con un
cheque por la suma acordada.
A gel ealizó el uelo, guiado po el iste ioso o tea e i a o, ate iza do e …u a
pe ueña sa a a a et os de altu a . Pe o ta o e di ha zo a y, a la mañana siguiente,
partieron con un cargamento de sesenta libras en pepitas de oro, a los que el aviador, a pesar
de la sorpresa, no le dio demasiada importancia. Los viajeros, pues, emprendieron vías
separadas, pensando en que no se volverían a encontrar. Sin embargo, catorce años después,
en un tren en el que viajaba, James Angel coincidiría con el mismo estadounidense, quien le
revelaría su historia doradista.
“egú Koppe , los iejos o o idos…
Sin embargo no fue así. Sería a partir de esa conversación que Jimmy Angel se
concentraría en encontrar nuevamente la mina de oro, y en sus esfuerzos daría con el salto de
agua más grande del mundo.
Fue en ese 1934 que el piloto y su esposa María regresaron a Venezuela en plan de
expedición. Destinaron todos sus ahorros en la búsqueda y, a bordo de su Flamingo Río Caroní,
se dispuso a ola po la sel a gua a esa t ata do de … e o da uál e a el sitio e a to e ue
el o tea e i a o lo ha ía he ho ate iza (Koppen, 2004).
Fue durante esos viajes que, en compañía de un sargento técnico de apellido García,
divisaría una catarata que estimó debía tener mil metros de altura. Junto a un geólogo, se
confirmaría el descubrimiento que, bautizado como Salto Angel, inmortalizaría al piloto tan solo
unas semanas más tarde, al ser dado a conocer. Pero Jimmy no tardó en desembarazarse de
esta cuestión para volver tras la pista de El Dorado.
El grupo explorador, ahora conformado, además de por Angel y su esposa, por Gustavo
Henry y Miguel Delgado, se trasladó al sur del Auyantepuy, donde estableció su campamento.
Desde allí empezarían las labores de reconocimiento del terreno, que culminarían en el
descubrimiento de un sitio, por parte de Angel, que aparentemente era el adecuado para
aterrizar. Emprenderían el vuelo el 9 de Octubre de 1937, a las 11:20 de la mañana. Quince
minutos después estarían listos para aterrizar en la meseta del Auyantepuy. Fue ahí que todo
comenzó a salir mal.
El avión, en su descenso, fue poco a poco enterrándose más en el terreno hasta que el
tren delantero quedó completamente trabado, lo que hizo que la trompa del Flamingo se
hundiera y su cola quedara por los aires. En tan incómoda posición, debieron abandonar el
aeroplano mientras la gasolina se filtraba por el fuselaje, poniendo a todos en alerta por un
posible incendio el cual, afortunadamente, no se dio.
Los cuatro ocupantes del avión estaban ilesos y se encargaron, pues, de desatorar al Río
Caroní de la trampa en la que había caído. Rápidamente, los aventureros notaron que un
despegue sería imposible pues el tren de aterrizaje estaba completamente enterrado en el
tepuy, por lo que decidieron intentar comunicarse con el campamento por radio, sin obtener
respuesta. Pero la mayor desilusión estaba por llegar: Jimmy Angel, al explorar, reconocería que
se había equivocado de sitio de aterrizaje, ya que no se encontraban en el lugar en el que había
tocado tierra en 1920. Todas las penalidades que pasó la expedición habían sido en vano.
Sin tiempo para lamentarse, decidieron bajar por su cuenta. Al respecto, Koppen señala
ue…
En las alas del avión se escribieron con tela y adhesivo las palabras
all ok todos ie , o u a fle ha se i di ó el u o ue
seguirían. Jimmy también dejó una nota en el avión, con la hora y
el resultado del aterrizaje, así como la nómina de los integrantes
del pasaje; además, se dejarían a bordo los aparatos y bultos no
imprescindibles, a fin de evitar estorbos en el descenso.
A la mañana siguiente, y agotada ya la batería del avión tras los
fallidos contactos radiales, el grupo inició su caminata hacia el
farallón, el cual tendrían que escalar y atravesar luego. La marcha
se hacía lenta, pues tenían que ir abriendo sendas. Hubo días en
los que escasamente pudieron avanzar unos ciento cincuenta
metros.
Once jornadas más tarde, los cuatro expedicionarios llegaban otra
vez al campamento.
Arriba, en el cerro, cual monumento histórico, quedaba el avión
‘ío Ca o í , o pañe o i sepa a le de Jimmy, como un signo
fehaciente de la osadía e intrepidez del piloto y sus
acompañantes.
Esta aventura constituyó el único intento de Angel por buscar El Dorado. Tras la misma,
Koppe señala ue el piloto …pasó algu os si sa o es e Ve ezuela , apesadu brado, se
eti ó a i i e Pa a á, do de u ió e . E su testa e to espe ifi a a ue su ue po
debía ser cremado y sus cenizas vertidas sobre la gran catarata que descubrió y dio nombre. Su
familia cumpliría esta última voluntad del americano, que como muchos otros, se integró a la
leyenda doradista, que le negó sus tesoros.
Fawcett, ya desde antes de darse de baja del ejército real, estaba obsesionado con la idea
de hallar Manoa, la capital del Cacique Dorado. Convencido de que la ciudad existía y se hallaba
en lo profundo del Matto Grosso, Zeta, como la había bautizado, aguardaba a que algún
explorador afortunado la hallara a ella y a su viva y avanzada cultura.
Tomando como fuente las crónicas del clérigo Barbosa, que narraban el hallazgo de una
ciudad perdida por parte del explorador Francisco Raposo en 1743, y sustentándose en una
misteriosa figura de cerámica que le había sido entregada en Chile, el coronel Percy Fawcett
…dedi ó ada u o de sus días a p epa a la e pedi ió .
Percy Fawcett, su hijo Jack, y Raleigh Rimel, un amigo del joven, partirían de Río de Janeiro
el 25 de Febrero de 1925, en su búsqueda por Zeta, para no ser vistos nunca más. Conocían muy
bien los peligros que les esperaban, pero su voluntad era más fuerte. Al respecto, Koppen cita
una carta que el mismo inglés le dirigió a su esposa, y que refleja la creencia de este en su
causa, al igual que calidad humana del desdichado coronel:
Diversas reconstrucciones del viaje de Fawcett, referidas por Koppen, permiten inferir que
desde Cubayá, los ingleses se adentraron en las tierras de los bacairís, exploradas por el coronel
años antes. De ahí, prosiguieron hasta el río Culiseu, en el cual bajaron hasta la aldea nafuquá,
do de fue o guiados a te ito io kalapalo. Koppe señala ue…
Esto sentenció a los aventureros. Koppen prosigue con su reconstrucción señalando que
ua do la e pedi ió , …a a za do po tie a, descendía por una barranca que llevaba hasta la
laguna que era el siguiente objetivo, el indio, con la ayuda de su hijo Kururi y de su yerno
Kaloe e, ata ó a los i gleses los ata o a golpes . “ea o o ie ta esta hipótesis, el he ho es
que nadie volvió a saber de Fawcett y su grupo.
Rattin declaró ante el cónsul general británico en Río de Janeiro y luego regresó al Matto
Grosso en busca de Fawcett, pasando de camino por la hacienda de Hermenegildo de Galván,
amigo de Fawcett. Nunca más se supo de él. Zeta sumaba otro desaparecido a sus filas.
Virgilio Pessione partió en 1933 por el coronel Fawcett. Regresó con noticias algo más
optimistas, pero sin los desaparecidos. Según Koppen, Pessione se entrevistó con una india
nafaquá que relató acerca de la presencia de hombres blancos en la tribu aruvudus, donde eran
muy queridos. El coronel, pues, …e a el jefe de la t i u, el hijo se ha ía asado o la hija de
ot o jefe lla ado Je ata. La pa eja te ía u hijo a ó , pe ueño, de ojos azules pelo u io ,
si e a go, o podía es apa po halla se si u i io es pa a sus a as … odeados de
i dios fe o es o o e a los su ás los ka após Koppe , ).
Años después, los hermanos Vilas Boas se aventurarían al territorio Kalapalo para obtener
pistas sobre el destino de Fawcett. Después de una larga convivencia con la tribu, los nativos le
mostraron a los expedicionarios el sitio de descanso eterno de los ingleses, a los que habían
asesinado. Orlando Vilas Boas exhumó los mismos y los envió a Inglaterra, donde tras un análisis
fueron devueltos al Brasil con los resultados: no pertenecían al coronel Fawcett. Bryan, el otro
hijo del inglés, también se negó a creer que eran los huesos de su padre. Sin embargo, años
después, Sydney Pozuelo, jefe de una reserva kalapalo en el Alto Río Xingú, declaró ante otro
i estigado ue e efe to, la e sió de los Vilas Boas e a la o e ta: e , a uí do de
estamos existía una aldea de indios kalapalo. Lo que lo llevó al fracaso fue no conocer a los
indígenas y no saber tratarlos. Los indios kalapalo vivían aquí a orillas del río Kuluene y aquí fue
do de los ata o Pozuelo, itado po Koppe , .
Una última versión narra que, en efecto, no fueron los Kalapalo los asesinos, sino una
comunidad más violenta de la cual los primeros trataron de prevenir a los ingleses, más estos
prosiguieron sin hacerles caso. Los kalapalos habían vigilado el fuego distante del campamento
de Fawcett durante cinco días, hasta su definitiva desaparición, en la tierra de dichos nativos
hostiles, guardianes de una cultura monumental escondida en la selva. En base a esto, Fawcett
quizás sí haya llegado a Zeta, pero solo para morir en ella a manos de sus guardianes.
La historia del coronel terminó como la de muchos otros antes de él, pero construyó una
leyenda que aún hoy despierta la curiosidad de los exploradores. En cuanto a su creencia sobre
la legendaria Zeta, Pozuelo (citado por Koppen, 2004) no niega la existencia de una ciudad
perdida en el Matto Grosso: la sel a se ep odu e o apidez e el pasado pudie o e isti
pueblos capaces de construir con piedras. Yo creo que puede que estemos cerca de una ciudad
pe dida o lo sa e os .
La última adaptación del mito de El Dorado hace referencia a la ciudad como la capital
perdida del Tahuantinsuyo, el lugar donde los últimos incas acudieron con todo su oro, y sus
más respetados herederos, a ocultarse de los conquistadores y a formar la resistencia. Tupac
Amaru II, siglos más tarde, se declarará protector e Inca de este Gran Dorado que, de acuerdo a
la leyenda, mantuvo intacto en la clandestinidad la herencia cultural incaica, e incluso hoy en
día, se halla escondido en la selva, a la espera de ser descubierto. Su nombre sería, pues,
Paiquinquin Qosco, f ase ue sig ifi a Ciudad Ge ela al Cuz o , pe o e d ía a ser mejor
conocido simplemente como Paititi.
El ei o del Paititi ha ía sido u o ju to de iudades o e tadas a la ed de tú eles
a di os, ue si ió o o últi o efugio a los so e i ie tes del i pe io i ai o Koppe ,
2004). E Paititi, segú el elato de los ancianos de los Andes vive el Inca Rey soberano
Intipchurrin (hijo del Sol) quien hasta hoy reina en silencio, preparándose para restaurar el
i te u pido o de del u i e so Tafu , itado po Koppe , .
Sobre la ubicación y estado del Gran Dorado, González (citado por Koppen, 2004) señala
ue…
En 1912, mientras iba en pos del Gran Dorado, el estadounidense Hiram Bingham realiza
un descubrimiento excepcional: después de a ios días de pe osa as e sió po e t e la sel a
espesa y peligrosa, tras haber cruzado puentes colgantes hechos de cuerdas… , la expedición de
Bingham entró a los libros de historia. Los aventureros no podían salir de su asombro, ya que
…pese a la tupida egeta ió ue las u ía, los e plo ado es supie o de i ediato ue lo ue
te ía a te los ojos o e a ui as o u es . Ha ía encontrado a Machu Picchu, el
monumento inca más famoso de todos (Koppen, 2004).
Bi gha sus ho es …ha ía dado o u a de las a o es ás i po ta tes
ciudades construidas por los incas. Aquello era un magnífico despliegue de arquitectura, de
planificación urbana, de ingeniería de té i as de o st u ió . Pero también era una gran
fuente de enigmas que el tiempo debería responder. De momento, Bingham solo llegó a deducir
que su ciudad era más una residencia elitesca que una urbe propiamente dicha: los templos,
palacios, elementos de observación astronómica, así como las condiciones defensivas de Machu
Picchu, delataban a un bastión especial, no una ciudad inca más (Koppen, 2004).
Otra de las grandes incógnitas de la ciudad radicaba en la ausencia de oro o plata al
momento de su descubrimiento, lo que no coincidía con el perfil de residencia real recién
adjudicado a la misma. Se especuló que sus habitantes abandonaron la ciudad con sus
pertenencias debido a oráculos nefastos y predicciones adversas, aunque también que la
población fue exterminada por la justicia inca (que tomó luego todas sus pertenencias) o la
enfermedad, cuestión esta última que no justifica la desaparición de los valores en oro y plata.
El último y quizás más grande enigma de Machu Picchu radica en su construcción: ¿qué
métodos fueron empleados para edificar una urbe de este calibre? La edificación es precisa, y
fue realizada empleando piedras de muchas toneladas, lo que hace a los investigadores
preguntarse por el medio de transporte empleado y los materiales de tallado utilizados. Son
estas uestio es las ue ha e de Ma hu Pi hu u a g a i óg ita, …el iste ioso e le a
de un pueblo que, sin conocer la escritura ni la rueda, construyó un imperio que se extendía a lo
la go de kiló et os Koppe , ).
Sin embargo, la opinión pública no se mantiene al tanto del descubrimiento. Con todo lo
trascendental del hallazgo, es reprochable el hecho de que para 2004 las autoridades que
patrocinaban la investigación no se hubieran pronunciado.
En el mismo periodo de tiempo, la expedición boliviana Atahualpa 2000 rendía cuentas
so e …los informes preliminares de su viaje al lago Titicaca. Allí habían hallado evidencias
a ueológi as de u a i iliza ió ue i ió e el luga ha e años… . E las p ofu didades
de di ha asa de agua …e iste est u tu as u a data ió pod ía al ula se en casi cuatro mil
años de a tigüedad , ue o espo de ía a u a ultu a pretérita que vivió en las antiguas
orillas del lago. Dichas edificaciones fueron cubiertas cuando el Titicaca se desbordó, sepultando
toda la ciudad (Koppen, 2004).
En 2007, señala Esther Rebollo, periodista limeña de la agencia de noticias EFE, la
historiadora Maritza Villavicencio y el arqueólogo Wilmer Mondragón revelaron al mundo la
existencia del Centro Arqueológico de La Joya, u i ado …en el distrito de Chuquibamba, en la
incomunicada provincia peruana de Chachapoyas . Este yacimiento, que rememora el mito
doradista debido a la impresionante cantidad de vetas de oro que contiene, está compuesto por
…al menos treinta ciudadelas con construcciones chachapoyas e incas que datarían de entre
los años 1200 y 1400, además de enterramientos intactos y andenes únicos en Perú . El sitio fue
dado a conocer por unos guardianes nativos que, ante la presencia de saqueadores, decidieron
contactar a la historiadora para presentar el lugar a la luz del mundo.
Rebollo señala que, para Villavicencio, La Joya …es muy importante para la investigación
y el esclarecimiento del pasado histó i o de Pe ú ". Ahora el desafío es investigar y proteger.
Para ello la historiadora ha presentado al Instituto Nacional de Cultura (INC), en nombre de la
comunidad nativa, una solicitud para catalogar la zona ue pasa a constituir, quizás, el último y
más reciente hallazgo de una leyenda áurea que parece no tener fin.
El Legado de El Dorado.-
Como se afirmó anteriormente, fue un rumor lo que dio origen a la más grande búsqueda
de oro en toda América. El mito áureo tocó, pues, una cuerda sensible en la mentalidad del
español moderno, y quizás implantó una semilla para la curiosidad humana de las generaciones
sucesorias.
Motivados por la idea doradista, miles de hombres recorrieron la vasta geografía
continental, de sur a norte y de oeste a este, intentando hallar en la jungla o las montañas lo
real de una quimérica leyenda que llevó a su perdición o a su gloria a los exploradores.
Descubrimientos geográficos sorprendentes esperarían a los aventureros: el río más caudaloso
del globo, poderosas corrientes de agua, planicies inundables, selvas vírgenes, cuevas
profundas, glaciares en la cima de las montañas, la caída de agua más alta del planeta, o
simplemente la inmensidad del Nuevo Mundo, fueron elementos que inmortalizaron a las
personas que los dieron a conocer.
Para España, El Dorado fue una ventaja y una maldición: durante toda la era colonial fue
una meta que buscar, la promesa de riquezas inimaginables, y un incentivo para la conquista,
que le permitió ampliar sus territorios a velocidad exponencial y asentar pobladores que luego
conformarían las aldeas y ciudades de su imperio. Pero también fue un fantasma que guió a la
muerte, a la fama o a la infamia, a muchos de sus más insignes ciudadanos, que arriesgaron sus
fortunas y vaciaron las arcas estatales financiando inútiles expediciones para hallar una ciudad
mitológica o, en el mejor de los casos, unas cuantas piezas de alfarería que no compensaban el
esfuerzo invertido. Era una obsesión que nunca pudo ser borrada de la mente de los
conquistadores.
Por último, el Mito del Oro, así como sus variantes, constituye un elemento de identidad
cultural americana con el que muchos se sienten identificados. Es una leyenda autóctona que
emula a la griega Atlántida y se ha convertido en un concepto patrimonial inherente a la historia
de la conquista americana. No se puede hablar de la fundación de Bogotá sin hablar del Dorado
de los muiscas, así como no es desligable la expedición amazónica de Orellana de su afán por
encontrar el áureo reino. El mito es parte de América, es su herencia cultural y, a su vez, ha sido
la causa del descubrimiento de las maravillas que conforman parte de su riqueza ancestral. No
hubiera sido descubierta en su momento Machu Picchu si Hiram Bingham no se hubiera
obsesionado con el reino de Paititi, así como el Salto Angel no hubiera sido hallado de no ser
porque Jimmy Angel quería encontrar la mina dorada del misterioso norteamericano. Al
contrario, se puede especular que serán muchos más los hallazgos que saldrán a la luz pública
gracias a exploradores que se adentrarán en el misterioso pasado continental para dar con la
mitológica urbe.
La conclusión es simple: el Nuevo Mundo es El Dorado, una tierra rica que los
conquistadores recorrieron de extremo a extremo para extraer sus tesoros y develar sus
enigmas, los cuales no consistían en toneladas del metal precioso o ciudades perdidas en la
selva. El mito es, más que todo, una alegoría al continente mismo, lleno de suntuosas culturas y
maravillas naturales que, con el aporte foráneo de África y Europa, se convirtió en un crisol de
civilizaciones que hoy en día conforman una sola humanidad, heterogénea y plural. Sin
embargo, aún con este razonamiento, la idea de la Ciudad Perdida y su Cacique está lejos de
desaparecer: existirá siempre para mostrar lo bueno y lo malo de una pasión por lo antiguo y
misterioso. Es certero afirmar, pues, que aún en los tiempos actuales, la legendaria ciudad que
los ancestros de América buscaban incansablemente sigue siendo tan cautivante como en su
época.
Fuentes Referenciales:
Blanco-Fombona, Rufino (1993). El Conquistador Español del Siglo XVI. Caracas: Monte
Ávila.
Bray, Warwick (1978). The Gold of Eldorado. Royal Academy exhibition catalogue.
Donís, Manuel (2009). Con Antonio de Berrío el Orinoco habló español. El Desafío de la
Historia, tomado de la edición del Año 2, Revista 9, pp. 38-65.
Koppen, Andreas (2004). El Dorado: ¿Espejismo o Realidad? Bogotá: Planeta.
Perera, Miguel (2009). Sir Walter Raleigh, hombre de mar por río. El Desafío de la
Historia, tomado de la edición del Año 2, Revista 9, pp. 54-63.
Rebolledo, Esther (2007). Mito de "El Dorado" renace tras una expedición a las cumbres
boscosas de Perú. Disponible en: http://noticias.terra.com/articulo/html/act1062927.htm.
(CONSULTA: Julio de 2009).
Rey, José (2009). Dorados andinos: un indio, un país y una laguna. El Desafío de la
Historia, tomado de la edición del Año 2, Revista 9, pp. 38-45.
Vergara, Max (2007). El Dorado. Disponible en:
http://librodenotas.com/anforadeletras/12441/el-dorado. (CONSULTA: Julio de 2009).
Vidal, Claudia (2004). La Leyenda del Dorado. Disponible en:
http://www.7calderosmagicos.com.ar/Druida/Leyendas/Americanas/eldorado.htm.
(CONSULTA: Julio de 2009).
Videla, Rafael (2007). El Dorado. El Gran Descubrimiento de Roland Stevenson. Disponible
en: http://eloriflama.blogspot.com/2007/10/el-dorado-el-gran-descubrimiento-de.html.
(CONSULTA: Julio de 2009).