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Fallo “AMODIO”

La Corte Suprema de Justicia de la Nación confirmó una condena correccional en la que había
sido impuesta una pena mayor que la solicitada por el fiscal. Para la defensa se vulneraba el
papel de la acusación y el juez tomaba el doble rol de juez y parte. La condena recaía sobre un
anestesista que fue condenado a tres años de prisión en suspenso cuando había sido acusado
sólo por dos.

Los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación decidieron, por mayoría, confirmar una
sentencia que dispuso una pena mayor a la solicitada por el agente fiscal, vulnerándose el
derecho de defensa, el debido proceso y el concepto material de la prohibición de
la reformatio impeius.

Dentro del marco del expediente caratulado ”Amodio, Héctor Luis s/ causa N° 5530”, el
anestesista condenado por lesiones culposas, solicitó a la Cámara Nacional de Casación Penal
la íntegra revisión de la sentencia condenatoria.

Había sido condenado a tres años de prisión en suspenso e inhabilitación especial para ejercer
la profesión de médico por el plazo de 4 años. Fue por haberlo encontrado penalmente
responsable del delito de lesiones culposas durante la aplicación de la punción subdural
durante un parto. Su mala aplicación derivó a las pocas horas en un paro respiratorio que
originó una encefalopatía hipóxica.

Los camaristas de Casación, confirmaron la sentencia de grado, en la inteligencia de que el juez


correccional había analizado de manera razonable las pruebas que obraron en la causa, junto a
un informe pericial que indicaba que la responsabilidad por el hecho era del anestesista.

Esta decisión fue recurrida por medio de un recurso extraordinario federal, en el cual sostuvo
que la Cámara Nacional de Casación Penal no había cumplido con el precedente ”Casal” ya que
no revisó los hechos, pudiéndose cumplir adecuadamente con el requisito de la “doble
conforme”.

Además señaló que había un defecto en la determinación de la pena, ya que había sido
impuesto un monto que superaba al requerido por el agente fiscal, lo cual vulneraba el debido
proceso y el derecho de defensa.

El recurso fue rechazado por la Cámara Nacional de Casación Penal, debiendo interponer el
condenado un recurso de queja ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

El Procurador Fiscal, Luis González Warcalde, dictaminó en contra del recurso, considerando
que la Cámara Nacional de Casación Penal había analizado adecuadamente el recurso, más allá
de que sea discutible que se hayan omitido profundizar diversas cuestiones probatorias.

Según su punto de vista, el recurrente no aclara qué puntos de manera particular habría
omitido la Cámara Nacional de Casación Penal y cuál fue el perjuicio puntual que ello le
produjo.
Los jueces de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, por la mayoría integrada por Elena
Highton de Nolasco, Carmen Argibay, Juan Maqueda, Carlos Fayt y Enrique Petracchi, aplicaron
el artículo 280 CPCCN para no admitir la queja en cuestión.

Por su parte, Ricardo Lorenzetti y Eugenio Zaffaroni votaron en disidencia, al comprender


específicamente cuál fue la lesión a los derechos que sufrió el recurrente por la sentencia del
juez correccional.

Observaron que el alegato de la querella había sido invalidado por el propio juez porque en
ese escrito no se había determinado la pena solicitada por la víctima. A su vez sostuvieron que
la pena solicitada por el fiscal era de dos años cuya ejecución podía ser en suspenso, y no de
tres años con inhabilitación especial, como finalmente fue aplicada.

Al aplicar un monto de pena fuera de los límites establecidos por el acusador se había
vulnerado el debido proceso, ya que el juez era también acusador. También se encontraba
vulnerada la imparcialidad del juzgador y el derecho a la defensa, la cual no pudo presentar
descargo alguno respecto de la pena que finalmente le fue impuesta.

Según explicaron los disidentes, también se habría vulnerado la materialidad de la prohibición


de la reformatio impeius, ya que se había agravado la situación del encartado sin que obrare
para ello solicitud del ministerio público.

Aun así, la Corte Suprema de Justicia de la Nación anestesió las garantías constitucionales del
recurrente rechazando la totalidad de las pretensiones recursivas.

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