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La prueba del teorema es totalmente explícita: en ella se construye una fórmula, denotada
habitualmente G en honor a Gödel, para la que dada una demostración de la misma, puede construirse
una refutación, y viceversa. Sin embargo, la interpretación natural de dicha sentencia en términos de
números naturales es verdadera.1
El segundo teorema de incompletitud es un caso particular del primero: afirma que una de las
sentencias indecidibles de dicha teoría es aquella que "afirma" la consistencia de la misma. Es decir,
que si el sistema en cuestión es consistente, no es posible probarlo dentro del propio sistema.
Los teoremas de incompletitud de Gödel son uno de los grandes avances de la lógica matemática, y
supusieron —según la mayoría de la comunidad matemática— una respuesta negativa al segundo
problema de Hilbert.1
Contenido
o 1.1 Contexto
o 5.3 Diagonalización
6 Véase también
7 Referencias
8 Bibliografía
9 Enlaces externos
Un lenguaje formal, que consta de un conjunto de signos, y de una sintaxis, que determina qué
cadenas de signos son fórmulas bien formadas.
Un cálculo deductivo, formado por las reglas de inferencia, que definen cuando, de una serie de
fórmulas dadas, una de ellas es «consecuencia» del resto; y por los axiomas, un cierto conjunto de
fórmulas (que puede ser infinito).
Con estos elementos se estudia el concepto de demostración: los teoremas son aquellas fórmulas que
se obtienen de una cadena de fórmulas que, o bien son axiomas, o bien son consecuencia de fórmulas
anteriores.
Las teorías formales T tienen una serie de rasgos en función de lo que son capaces de demostrar:
La consistencia de una teoría es un requisito básico para que sea útil, ya que según el principio de
explosión, una teoría inconsistente demuestra cualquier fórmula. La completitudes una característica
"deseable", que permitiría que una teoría tuviera una "respuesta" para cada "pregunta" que pueda
formularse en su lenguaje. El primer teorema de incompletitud establece que, bajo ciertas hipótesis, una
teoría formal no puede tener ambas características.
La primera de estas hipótesis es que la teoría sea aritmética. Una teoría aritmética es una teoría formal
que incluye signos capaces de describir los números naturales (como por ejemplo: «+», «×» ó «0»), de
modo que bien sus axiomas o bien sus teoremas contengan los llamados axiomas de Peano, que son
los enunciados básicos de la aritmética.3
La segunda hipótesis es que la teoría sea recursiva, lo cual significa básicamente que el procedimiento
para distinguir
Primer teorema
El enunciado del primer teorema reza:
La demostración de este teorema pasa por construir una cierta fórmula, la "sentencia de Gödel" G, que
no puede ser probada ni refutada en T: ni G ni ¬G son teoremas de T (es decir, es independiente o
indecidible).
Para ello, dado que en una teoría recursiva toda demostración es un procedimiento algorítmico, Gödel
desarrolló un método para codificar fórmulas y demostraciones mediante números y operaciones sobre
los mismos, llamado numeración de Gödel. Una vez hecho esto, la sentencia G es aquella que afirma
«no existe un número x con la propiedad P», donde la propiedad P, al ser examinada a la luz de esta
equivalencia entre números y fórmulas, significa «ser la demostración (en la teoría T) de G». Por lo
tanto, la sentencia Gafirma «no soy demostrable en la teoría T». (Véase el razonamiento detallado más
abajo).
El hecho de que G no sea demostrable implica que es cierta —pues afirma su propia indemostrabilidad
—, en la interpretación natural en que las variables de la teoría se interpretan como los números
naturales. Esto significa que ninguna teoría aritmética en las condiciones del teorema puede demostrar
todos los enunciados verdaderos de la aritmética.1
Además, el hecho de que ¬G tampoco sea demostrable significa que si se toma como axioma, la teoría
resultante T' = T + ¬G es también consistente, a pesar de que ¬G es falsa en su interpretación natural.
Esto demuestra la existencia de modelos no estándar de la aritmética: los objetos que describe T' no
son los números naturales (ya que paraellos ¬Ges falsa), pero cumplen todos los teoremas aritméticos
(que son también teoremas de T').4 En otras palabras, el primer teorema de incompletitud asegura que
estas teorías de primer orden no pueden caracterizar totalmente los objetos que describen. 5
Tomando G (o su contraria) como axioma se obtiene una nueva teoría T' en la que G (o su contraria) es
trivialmente demostrable. Sin embargo esto no invalida el teorema, puesto que G (o su contraria) hablan
de «demostrabilidad en T». T' es también incompleta: puede escribirse una nueva sentencia G' que
afirma «no soy demostrable en T'». En definitiva, para una teoría formal que sea consistente y completa
debe fallar alguna de las hipótesis: o bien no es recursiva y no hay un algoritmo para distinguir los
axiomas del resto de fórmulas, como es el caso de las extensiones consistentes que se construyen en
el teorema de completitud de Gödel;6 o bien no son aritméticas, en el sentido de que no describen una
porción lo suficientemente grande de los números naturales y sus axiomas, como la aritmética de
Presburger.7
Segundo teorema
El enunciado del segundo teorema hace referencia a una fórmula, Consis T, que puede construirse en
cualquier teoría T (ver más abajo), y que afirma que la teoría T es consistente. La sentencia Consis
T expresa sencillamente, utilizando de nuevo la "equivalencia" entre demostraciones y operaciones
numéricas, «no existe una demostración de 0 = 1» (la ausencia de demostración para alguna fórmula es
equivalente la consistencia de la teoría, debido al principio de explosión). Entonces se tiene:
Para demostrar que Consis T no es un teorema, se ha de utilizar una vez más la numeración de Gödel y
la capacidad expresiva de las teorías aritméticas para convertir el primer teorema de incompletitud en el
teorema formal Consis T ⇒ ¬∃x P(x), donde P es la propiedad mencionada anteriormente de «ser una
demostración de G». Puesto que G afirma su propia indemostrabilidad, este teorema formal es
equivalente a Consis T ⇒ G, por lo que si Consis T fuera demostrable, por pura deducción
formal G también lo sería, lo cual es imposible si T es consistente (según el primer teorema de
incompletitud).
El subsiguiente trabajo combinado de Gödel y Paul Cohen ha dado ejemplos concretos de afirmaciones
indecidibles: tanto el axioma de elección como la hipótesis del continuoson indecidibles en la
axiomatización estándar de teoría de conjuntos. Esos resultados no requieren del teorema de
incompletitud.
En 1936, Alan Turing demostró que el problema de la parada (la cuestión de si una máquina de
Turing parará al introducirle unos datos) es indecidible. Más tarde este resultado se generalizó en el
campo de las funciones recursivas en el Teorema de Rice que demuestra que todos los problemas de
decisión que no son triviales son indecidibles en un sistema que sea Turing-completo.
Uno de los primeros problemas de los que se sospechó que serían indecidibles fue el problema de
equivalencia de enunciados sobre grupos, propuesto inicialmente por Max Dehnen 1911, el cual
establece que existe un grupo representado de forma finita para el cual no existe algoritmo que decida si
dos fórmulas que sólo hablan sobre propiedades de esos grupos son equivalentes. El carácter
indecidible de este enunciado no fue demostrado sino hasta 1952.
Puesto que el primer teorema de la incompletud de Gödel es tan famoso, ha dado origen a multitud de
malos entendidos. Aquí resumimos algunos:
1. El teorema no implica que todo sistema axiomático interesante sea incompleto. Por ejemplo,
la geometría euclídea se puede axiomatizar de forma que sea un sistema completo. (De hecho,
los axiomas originales de Euclides son casi una axiomatización completa. Los axiomas que
faltan expresan propiedades que parecen tan obvias que fue necesaria la aparición de la idea
de la prueba formal hasta que se echaron en falta). Sin embargo hasta en un sistema completo
como el de la geometría habrá construcciones imposibles (trisección del ángulo, cuadratura del
círculo).
2. El teorema sólo se aplica a sistemas que permitan definir los números naturales como un
conjunto. No basta con que el sistema contenga los números naturales. Además debe ser
capaz de expresar el concepto " es un número natural" usando los axiomas y la lógica de
primer orden. Hay multitud de sistemas que contienen a los números naturales y son
completos. Por ejemplo, tanto los números reales como los números complejos tienen
axiomatizaciones completas.
Discusión e implicaciones
Los resultados de incompletitud afectan a la filosofía de las matemáticas, particularmente a los puntos
de vista tales como el formalismo, que usa la lógica formal para definir sus principios. Se puede
parafrasear el primer teorema diciendo "nunca se podrá encontrar un sistema axiomático que sea capaz
de demostrar todas las verdades matemáticas y ninguna falsedad."
Por otra parte, desde una perspectiva estrictamente formalista esta paráfrasis se consideraría sin
significado porque presupone que la «verdad» y «falsedad» matemáticas están bien definidas en un
sentido absoluto, en lugar de ser relativas a cada sistema formal
La siguiente reformulación del segundo teorema es todavía más inquietante para los fundamentos de las
matemáticas:
Por tanto, para establecer la consistencia de un sistema se necesita utilizar otro sistema , pero
una prueba en no es totalmente convincente a menos que la consistencia de ya se haya
probado sin emplear . La consistencia de los axiomas de Peano para los números naturales por
ejemplo se puede demostrar en la teoría de conjuntos, pero no en la teoría de los números
naturales por sí sola. Esto proporciona una respuesta negativa al problema número dos de la
famosa lista de cuestiones abiertas importantes en matemáticas de David
Hilbert (llamada problemas de Hilbert).
En principio, los teoremas de Gödel todavía dejan alguna esperanza: podría ser posible producir
un algoritmo general que para una afirmación dada determine si es indecidible o no, permitiendo a
los matemáticos evitar completamente los problemas indecidibles. Sin embargo, la respuesta
negativa al Entscheidungsproblem demuestra que no existe tal algoritmo.
Es de notar que los teoremas de Gödel sólo son aplicables a sistemas axiomáticos suficientemente
fuertes. Este término significa que la teoría contiene la suficiente aritmética para llevar a cabo las
instrucciones de codificación requeridas por la prueba del primer teorema de incompletud.
Esencialmente, todo lo que se exige son algunos hechos básicos sobre la adición y la multiplicación
tal y como por ejemplo se formalizan en la aritmética Q de Robinson. Hay sistemas axiomáticos
incluso más débiles que son consistentes y completos, por ejemplo la aritmética de Presburger que
demuestra todas las afirmaciones de primer orden ciertas aplicando sólo la suma.
El sistema axiomático puede consistir en un número infinito de axiomas (tal y como hace la
aritmética de primer orden de Peano), pero para poder aplicarse el teorema de Gödel debe haber
un algoritmo efectivo que sea capaz a verificar la corrección de las pruebas. Por ejemplo, el
conjunto de todas las declaraciones de primer orden que son ciertas en el modelo estándar de
los números naturales es completo. El teorema de Gödel no se puede aplicar porque no hay ningún
procedimiento efectivo que decide si una cierta declaración es un axioma. De hecho, que esto sea
así es una consecuencia del primer teorema de incompletud de Gödel.
Otro ejemplo de una especificación de una teoría en la que el primer teorema de Gödel no es
aplicable se puede construir de la siguiente manera: ordenemos todas las posibles declaraciones
sobre los números naturales primero por su longitud y luego en orden lexicográfico; comencemos
con un sistema axiomático inicialmente igual a los axiomas de Peano, repasemos la lista de
declaraciones una a una, y, si la declaración actual no se puede demostrar ni refutar a partir del
actual sistema de axiomas, entonces añadámosla a la lista. Esto crea un sistema que es completo,
consistente y suficientemente potente, pero no recursivamente enumerable.
El propio Gödel sólo demostró una versión de los teoremas arriba expuestos que es técnicamente
un poco más débil; la primera demostración de las versiones descritas arriba fue dada por J.
Barkley Rosser en 1936.
En esencia, la prueba del primer teorema consiste en construir una declaración dentro de un
sistema formal axiomático al que se le puede dar la siguiente interpretación meta matemática:
En un trabajo publicado en 1957 en Journal of Symbolic Logic, Raymond Smullyan mostró que
los resultados de incompletitud de Gödel pueden obtenerse para sistemas mucho más
elementales que los considerados por Gödel. Smullyan también ha reivindicado las pruebas
más simples con el mismo alcance, basadas en los trabajos de Alfred Tarskisobre el concepto
de verdad en los sistemas formales. Más simples, pero no menos perturbadoras
filosóficamente. Smullyan no ha plasmado sus reflexiones sobre incompletitud sólo en obras
técnicas; también han inspirado célebres libros de divulgación como ¿Cómo se llama este
libro?.
Roger Penrose afirma que esta (presunta) diferencia entre lo que se puede probar
mecánicamente y lo que los humanos pueden ver como cierto muestra que la inteligencia
humana no es mecánica en su naturaleza. También John R. Lucas se ha ocupado de está
cuestión en Mentes, Máquinas y Gödel.8
Esta perspectiva no está ampliamente aceptada, porque tal y como lo plantea Marvin Minsky, la
inteligencia humana es capaz de errar y de comprender declaraciones que son en realidad
inconsistentes o falsas. Sin embargo, Minsky ha informado de que Kurt Gödel le dijo a él en
persona que él creía que los seres humanos tienen una forma intuitiva, no solamente
computacional, de llegar a la verdad y por tanto su teorema no limita lo que puede llegar a ser
sabido como cierto por los humanos.
La posición de que el teorema muestra que los humanos tienen una habilidad que transciende
la lógica formal también se puede criticar de la siguiente manera: No sabemos si la
sentencia es cierta o no, porque no sabemos (ni podemos saber) si el sistema es
consistente. De modo que en realidad no sabemos ninguna verdad que esté fuera del sistema.
Todo lo que sabemos es lo siguiente:
O es indemostrable dentro del sistema, o el sistema es inconsistente.
Otra implicación es que el trabajo de Gödel motivó a Alan Turing (1912-1954) a estudiar
qué funciones eran susceptibles de poder ser calculadas y cuáles no. Para ello se sirvió de
su Máquina de Turing, una máquina de propósito general mediante la que formalizó las
funciones y procedimientos de cálculo. Demostrando que existían funciones que no son
posibles de calcular mediante la Máquina de Turing. El paradigma de este conjunto de
funciones lo representa la función que establece "si dada una Máquina de Turing, ésta
produce un resultado o, por el contrario, se queda calculando indefinidamente". Esta
función, conocida con el nombre de Problema de parada (Halting Problem), será pieza
fundamental para demostrar la incomputabilidad de ciertas funciones.
Una teoría aritmética es ω-inconsistente si, para alguno de sus teoremas formales de
la forma ∃x, φ(x), puede refutarse cualquier caso particular, esto es, puede probarse
¬φ([n]), para cada numeral [n]. Una teoría que no es ω-inconsistente se dice ω-
consistente.
(Los numerales [n] son los símbolos que utilice el lenguaje de la teoría para especificar los
números naturales concretos. En el ejemplo de la aritmética de Peano en la sección
siguiente, los numerales son los símbolos dados por: [0] ≡ 0, [1] ≡ S0, [2] ≡ SS0, etc.) La
ω-consistencia implica la consistencia (pero no al revés). El enunciado «fuerte», en el que
sólo se requiere la consistencia de la teoría fue probado por J. B. Rosser mediante un
método muy similar.
Numeración de Gödel
Artículo principal: Numeración de Gödel.
La numeración de Gödel es una herramienta que permite relacionar las teorías formales
con la aritmética. El lenguaje de una teoría formal de primer orden está compuesto por una
cantidad —a lo sumo— numerable de signos, como por ejemplo:
∃ , ⇒ , ¬ , |, =, x , y , z , ... , 0 , + , × , S
Una numeración de Gödel es una asignación de un único número natural para cada
elemento de cada uno de estos tres conjuntos: signos, cadenas de signos y
sucesiones de cadenas.
Ejemplo
200000 , ...
Gödel de sus signos, con un 77 inicial para indicar que se trata de una cadena:
7720171616161616151415
Ax x : la fórmula x es un axioma
La forma precisa de estas funciones y relaciones es laboriosa y depende del criterio que se haya
escogido para efectuar la numeración de Gödel. En particular la relación Ax x ha de construirse teniendo
en cuenta un cierto conjunto de axiomas concreto, luego la relación Dem hace refencia a una teoría
concreta que no se ha especificado.
Ejemplo
Es sencillo entender ahora cómo deben definirse algunas de estas relaciones según la
numeración de Gödel mostrada antes:
1)
Expresabilidad. Recursividad
Mediante la numeración de Gödel, es posible «traducir» los signos y reglas de una teoría formal T en
números y operaciones aritméticas. Es posible ir más allá, ya que T es una teoría aritmética y se pueden
«recodificar» las mencionadas operaciones mediante el lenguaje formal de T, al igual que se puede
hacer con otras funciones y relaciones aritméticas como por ejemplo:
Para cada entero n, se tiene que si n es par puede probarse la expresión formal ∃x, [n] = [2] × x;
y si es impar, puede refutarse dicha fórmula.
Para cada par de enteros m y n, si se tiene m ≤ n puede demostrarse la fórmula ∃z, z + [m] =
[n]; cuando m > n, puede refutarse dicha expresión.
Que las relaciones presentadas en la sección anterior —como Dem— sean expresables, implica que
una teoría formal aritmética es lo suficientemente potente como para «hablar» de las características de
una teoría formal arbitraria y, en particular, de sí misma.
Probar que todas estas relaciones y funciones son expresables es sencillo si son recursivas, es decir, si
pueden calcularse o verificarse mediante un algoritmo, ya que puede demostrarse que toda relación
recursiva es expresable en una teoría aritmética. Las teorías formales para las que esto es posible —
asignar los números de Gödel de manera que distinguir los signos, cadenas, sucesiones, fórmulas,
consecuencias y axiomas, puede llevarse a cabo con un algoritmo— son las llamadas
teorías recursivas, y por ello esta característica se asume como hipótesis en los teoremas de
incompletitud.
Diagonalización
Para construir la sentencia autorreferente G ha de idearse una manera para que una fórmula hable de
las propiedades de su número de Gödel correspondiente. Esto ha de hacerse de manera indirecta, ya
que dada una fórmula φ con número de Gödel n, otra fórmula que «hable» de φ mediante el numeral [n]
en general tendrá un número de Gödel mayor quen, y por tanto no puede ser la propia φ. Esto se
consigue mediante el llamado lema diagonal.
En una teoría aritmética recursiva, dada una fórmula φ(x) existe una sentencia ψ con número de
Gödel n tal que puede demostrarse ψ ⇔ φ([n]).
En definitiva, dada una propiedad cualquiera φ(x) existe una sentencia ψ que afirma «mi número de
Gödel cumple la propiedad φ».
Supóngase entonces que G puede demostrarse. Entonces existe un número n que cumple Dem(n, g), y
en T puede probarse entonces DEM([n], [g]), lo cual implica formalmente ¬G; y esto es imposible si T es
consistente. Por tanto no existe una demostración de G, y se cumple ¬Dem(n, g) para todos los
números n, lo cual resulta en un número infinito de teoremas formales ¬DEM([n], [g]) para cada numeral
[n]. Como T es ω-consistente, no puede ocurrir entonces que ∃x, DEM(x, [g]) sea un teorema, por lo que
¬G es indemostrable, y T es indecidible.
El hecho técnico que se necesita es precisamente una prueba de que la demostración del primer
teorema de incompletitud puede «traducirse» en una demostración formal de la sentencia Consis T ⇒
¬∃y, DEM(y, [g]). Esto es posible en toda teoría aritmética recursiva, ya que verifican unas
ciertas condiciones de demostrabilidad.