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LA HOMINIZACIÓN

No se conoce con precisión el eslabón perdido entre el primate y el primer homínido


con un bipedismo y una posición vertical que le libere las manos para ejercer todo tipo de
actividades, así como una estructura cerebral hipercompleja que incluye un estado de
autoconciencia. Como consecuencia, se han extinguido especies como el homo habilis, el
homo neanderthalensis, el homo erectus y el homo australopithecus, en favor del homo
sapiens.

Este proceso de hominización ha estado causado por una morfogénesis


multidimensional compleja de influencias genéticas, cerebrales, sociales, culturales,
demográficas, práxicas, tanto cinegética como defensiva ante los depredadores, algo
inexperimentado por el chimpancé, ecológicas (paso del bosque a la sabana a causa de las
sequías)… y otras interacciones o accidentes. Una serie de mutaciones genéticas perdurarán
por selección natural darwiniana, favorecidas por el nuevo ecosistema de la sabana, en seres
mutantes que desarrollan la técnica instrumental y habilidades anatómicas, sobre todo en
pies, manos y cerebro, y fueron sobreponiéndose los homínidos más inteligentes. La caza
estimuló en enorme medida la inteligencia homínida para conocer señales y elaborar
estrategias cada vez más complejas, y el fuego ayudó en tareas digestivas, nocturnas y
protectoras.

Respecto a la sociogénesis, ya antes del homo sapiens existían sociedades complejas y


culturales, llamadas paleosociedades. Los dos sexos se diferenciaban mucho, dominando el
masculino políticamente, el cual cazaba y defendía al grupo, mientras que la hembra
recolectaba vegetales y cuidaba a los jóvenes. Especialmente entre los hombres, surgen
amistades tras la caza colectiva y solidaria, lo que propiciará, por lo general, una cierta
igualdad, por ejemplo, en la distribución de comida, y una sociedad colectivizada sin
demasiadas jerarquías. No había una clase juvenil, sino que aprendían y dependían de los
adultos, por lo que solo podían elegir entre la exclusión o la sumisión. Eso sí, el carácter
explorador y curioso que podían ejercer durante un tiempo notable daba lugar a frecuentes
descubrimientos.

La economía se reducía a la organización cinegética y recolectora, a la praxis ecológica


de dividir el trabajo, y el consumismo se regía por la solidaridad. Por otra parte, el
paleolenguaje era más complejo que las llamadas y señas de los primates, lo que requería
mutaciones genéticas y la necesidad de una comunicación social más flexible y rica, dada la
complejidad de la caza, de los saberes que han de transmitirse, y todos los elementos que han
de ser nombrados, además del crecimiento de las relaciones interpersonales y el afecto por
otros miembros. Esto permitió la creación de un sistema lingüístico de doble articulación,
complejo, abierto, y donde los fonemas pasan a ser palabras que se combinan para expresar
múltiples significados en una organización discursiva, de lo que sería pionero el homo erectus,
y que sería decisivo en el desarrollo del ser humano.

La cultura es un sistema generativo y pilar fundamental de una alta complejidad que se


transmite a las siguientes generaciones, y que se autorreproduce permanentemente, aun
siendo susceptible de diversificarse, sustentándose en la ya algo compleja sociedad de los
primeros homínidos. A partir de un cerebro muy desarrollado, la cultura produce y hace
evolucionar al hombre de una civilización, y de hecho, la paleocultura era ya muy enriquecida,
conservándose en ecosistemas distintos y progresando en complejidad técnica, sociológica y
lingüística.

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