EMPRESAS Y NEGOCIOS

Hostal...
O el arte de confiar en extraños

P
aralelo al estilo de viaje de gran turismo existe otro igual de Ángel Téllez
grande en vivencias y aprendizaje que es muy utilizado por via-
jeros en busca de experiencias sin tanto presupuesto. Bienve-
nido al hostal pequeño (de tamaño), pero con servicio que se
agradece.

Ilustración: Luis Pombo

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Una de las situaciones a la que el viaje-
ro independiente se enfrenta a menudo
es la de compartir un cuarto con tres y
hasta 20 personas, además de tener que
confiar en completos extraños. Esto no
debe ser tan terrible como normalmente
suponemos y puede convertirse en una
ventaja, el truco es empezar y lo difícil
es acostumbrarse.
Tres puntos importantes a conside-
rar para nosotros los viajeros del tercer
mundo son:
1. Las personas con las que nos cruza-
mos durante nuestros viajes se en-
cuentran en las mismas condiciones
que nosotros.
2. Normalmente nuestro presupuesto es
mucho más limitado que el de los de-
más, así que no somos el blanco ideal
para los ladrones furtivos.
3. Los pasaportes latinoamericanos no
tienen gran valor comercial en el mer-
cado negro.
Una vez que hemos comprendido que
quizá los extraños tengan mucha más
desconfianza de nosotros que nosotros
de ellos, es más fácil relacionarse con la
ventaja psicológica que nos proporciona
nuestra condición geopolítica.
Sin embargo, en contra nuestra tene-
mos el condicionamiento de no confiar
en los extraños, ya que nuestras socie-
dades así lo imponen y eso se vuelve una
paradoja interesante, pues a pesar de ser
los sujetos menos confiables, también
podemos ser los más desconfiados.
Sobreponernos a nuestra cultura nun-
ca es fácil, pero hay cosas más terribles
en la vida que romper el cascarón y ex-
plorar más allá de lo que normalmente
nos atrevemos.
Una buena forma de empezar es ele-
gir un hostal para hospedarnos en nues-
tro próximo viaje; los hostales no son
sólo para jóvenes, se sorprenderán de la
cantidad de gente madura que viaja por
el mundo y ahorra eligiendo este tipo de
hospedaje. Quizás el criterio de selec-
ción pueda variar dependiendo del ni-
vel de intensidad de la experiencia que
No hay que desconfiar, socializar
se hace indispensable cuando alguien se
encuentra solo en un país extraño y lejos
de familiares y amigos
se quiera vivir, se pueden elegir hosta-
les que ofrecen cuartos para compartir
con sólo dos o tres personas y con baño
privado o hasta cuartos de 50 camas con
baños compartidos, los precios no varían
demasiado por estos detalles; sin embar-
go, pueden variar dependiendo de la ca-
lidad de los servicios e instalaciones.
Normalmente los hostales son céntri-
cos y el precio por noche incluye sába-
nas y desayuno, además, la mayoría ofre-
ce información turística y, en los mejores
casos, organizan visitas a lugares de inte-
rés y hasta ofrecen descuentos.
Las mañanas y las noches otorgan
grandes oportunidades para socializar
con otros huéspedes, ya que los via-
jeros se reúnen para el desayuno o a
tomar una cerveza por la noche. Siem-
pre resulta útil conocer a algún com-
pañero que nos pueda dar una buena
El Viaje
Y moví mis enérgicas piernas de caminante
y al monte azul tendí.
Cargué la noche entera en mi
dorso de Atlante.
Cantaron los luceros para mí.
Amaneció en el río y lo crucé desnudo
y chorreando la aurora en todo el monte hendí.
Y era el sabor sombrío que da el cacao crudo
cuando al mascar lo muelen
los dientes del tapir.
Pidió la luz en hueco para saldar su cuenta
(yo llevaba un puñado de amanecer en mí).
Apretaron los cedros su distancia, y violenta
reunió la sombra el rayo de luz que yo partí.
Sobre las hojas muertas de
cien siglos, acampo.
Vengo de la montaña y el azul retoñé.
Arqueo en claro círculo la
horizontal del campo.
Sube, sobre mis piernas, todo
el cuerpo que alcé.
Rodea el valle. Hablo,
y alrededor, la vida, sabe lo que yo sé.
Carlos Pellicer (1899-1977).
Poeta nacido en Villahermosa, Tabasco.
referencia o recomendación del lugar
en el que estamos o hasta de nuestros
próximos destinos. El intercambio de
información entre viajeros es una prác-
tica muy antigua que sucede diariamen-
te en los hostales, seguramente hay al-
guien interesado en información sobre
nuestros lugares de origen, contribuir es
parte de la experiencia, no temas unir-
te a una conversación cuando el tema
es nuestro país de origen o un lugar que
conozcamos bien y podamos aportar un
par de consejos u opiniones.
Nunca falta el viajero que nos invita
a acompañarlo o se interesa en acompa-
ñarnos todo el día a un lugar en especí-
fico. No hay que desconfiar, socializar se
hace indispensable cuando alguien se en-
cuentra solo en un país extraño y muy
lejos de familiares y amigos. Compartir
un día conociendo una ciudad o pueblo
con un desconocido puede hacer de una
simple visita una experiencia memora-
ble, siempre es interesante compartir
impresiones con alguien que puede te-
ner un punto de vista muy distinto al
propio.
Por supuesto que debemos hacer
caso al sentido común y evitar lugares
y personas de los que desconfiemos,
pero siempre manteniendo una visión
abierta y no juzgar a la ligera. Es una lí-
nea muy delgada la que separa al bien
del mal cuando se comparte el cuarto y
el baño con personas que nunca había-
mos visto en la vida y que probablemen-
te nunca volveremos a ver, pero siempre
existe la posibilidad de conocer gente in-
teresante que hasta puede cambiarnos la
vida, el secreto es darnos la oportunidad
y dárselas a estos extraños que pueden
ser, como dice la canción, amigos por co-
nocer.
No cabe duda que los agentes de
ventas, al incursionar en mercados in-
ternacionales, deben manejar el arte de
confiar en extraños.
Nuestro autor:
Ángel Téllez es licenciado en administración de empresas por la
Universidad Autónoma de Puebla. Especialista en relaciones públicas.
Experto en sistemas de administración de turismo.
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