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AREQUIPA – 2023
INTRODUCCION
DESARROLLO
Además, las reglas e instituciones del juego político son otro elemento crucial para la
gobernabilidad. Estas reglas establecen los límites y procedimientos que rigen la participación
política, la toma de decisiones y la resolución de conflictos. Un sistema político con reglas
claras y transparentes puede generar confianza y legitimidad en las instituciones, lo que a su
vez fortalece la gobernabilidad.
Asimismo, el papel del Estado y sus políticas públicas estratégicas es fundamental para
garantizar una gobernabilidad efectiva. El Estado tiene la responsabilidad de promover el
bienestar y el desarrollo de la sociedad a través de la implementación de políticas públicas que
aborden las necesidades y demandas de los ciudadanos. Estas políticas deben ser diseñadas
de manera estratégica, teniendo en cuenta los recursos disponibles y los objetivos a largo
plazo.
Además, las élites dirigentes deben ser capaces de establecer acuerdos y compromisos que
permitan la resolución de conflictos y la toma de decisiones consensuadas. Esto implica la
capacidad de negociar, escuchar diferentes perspectivas y encontrar soluciones que sean
aceptables para todas las partes involucradas. La habilidad de las élites dirigentes para
fomentar el diálogo y la cooperación es esencial para mantener la estabilidad y la
gobernabilidad en una sociedad.
Asimismo, la legitimidad de las élites dirigentes es un factor crucial en la gobernabilidad. Los
ciudadanos deben percibir a estas élites como legítimas y confiables, lo que implica que sean
elegidas de manera transparente y que actúen de acuerdo con los principios democráticos y
los valores fundamentales de la sociedad. La falta de legitimidad de las élites dirigentes puede
generar desconfianza y descontento en la población, lo que puede socavar la gobernabilidad y
dar lugar a tensiones sociales.
Si bien la participación de las élites dirigentes es considerada como una condición necesaria
para lograr adecuados niveles de gobernabilidad, no es suficiente por sí sola. Estas élites
deben ser capaces de responder a las demandas societales de manera legítima y eficaz,
estableciendo acuerdos y compromisos que permitan mantener un equilibrio dinámico en el
sistema político. Además, es fundamental que las élites dirigentes sean percibidas como
legítimas y confiables por parte de la población.
En los últimos años, ha habido un creciente interés en la gobernanza, ya que se reconoce que
la gobernabilidad por sí sola no es suficiente para abordar los desafíos complejos que
enfrentan las sociedades modernas. La gobernanza se enfoca en la participación de múltiples
actores en la toma de decisiones, la transparencia, la rendición de cuentas y la colaboración
entre diferentes sectores de la sociedad.
Este enfoque de gobernanza busca promover una mayor inclusión y participación ciudadana
en la toma de decisiones, así como una mayor responsabilidad por parte de los gobiernos y
otros actores. Se reconoce que la gobernanza efectiva requiere una colaboración y
coordinación efectivas entre diferentes partes interesadas para abordar los problemas
complejos y lograr resultados sostenibles.
Según Joan Prats, la gobernabilidad se refiere a un atributo de las sociedades que se han
estructurado sociopolíticamente de manera que todos los actores estratégicos se
interrelacionan para tomar decisiones y resolver conflictos conforme a un sistema de reglas y
procedimientos. Por otro lado, Michel Coppedge define la gobernabilidad como el grado en
que las relaciones entre los actores estratégicos obedecen a fórmulas estables y mutuamente
aceptadas.
CONCLUSIONES
Benavente Urbina, A., & Alvarez Aravena, A. (1991). Buchanan el enfoque individualista del
proceso político: un aporte al sobre la gobernabilidad de la democracia. Ciencia Colombia .
Lópes Leyva, M. A. (abr./jun. de 2013). Gobernabilidad y gobernanza en los albores del siglo XXI y
reflexiones sobre el México contemporáneo . Mex. Sociol.