EL HOMBRE

Es el único ser capaz de razonar, elegir y decidir por el hecho de haber sido creado por Dios a
su imagen y semejanza. El hombre es una unidad de alma y cuerpo.

Según la ciencia nos dice que el hombre aparece en la era cuaternaria y que proviene del
animal mas evolucionado, más complejo.

La filosofía cristiana nos dice que tanto varones y mujeres somos iguales, que tenemos el
mismo origen y fin que es Dios. Dios nos ha creado con un cuerpo material y un alma
espiritual. El hombre y la mujer han sido creados a imagen y semejanza de Dios, con
inteligencia libertad y voluntad capaz de amar.

El fin del hombre no es la muerte, pues si bien es cierto la parte biológica se acaba, el fin del
hombre es buscar su propia felicidad ¿Qué es la felicidad. Es la obtención estable y
perpetua del bien capaz de saciar todas las exigencias de la naturaleza humana.

El fin del hombre será realizarse plenamente mediante el desarrollo de sus capacidades
intelectuales, manuales y espirituales a lo largo de su vida.

El hombre solo puede ser feliz cuando hace feliz a los demás.

El querer ser feliz lleva al hombre a una constante lucha debe esforzarse, trabajar, estudiar,
crear un ambiente adecuado, tolerar hechos, etc. Eso lo lleva trascender en la vida.

Debemos vivir el amor sirviendo a nuestros semejantes en todas sus necesidades desde el
lugar donde nos encontremos a través de nuestro oficio, carrera profesional o técnica o en el
estado en que nos encontremos: laico, sacerdote religioso o laico.

El hombre como imagen y semejanza de Dios ama en todos los actos de su vida y este amor se
proyecta en sus cuatro dimensiones: amor a si mismo, amor para los demás, amor para Dios, y
amor para las cosas creadas.

La felicidad que otorga el fin temporal no es perfecta, ni puede alcanzarse plenamente en la

presente vida. Por eso las personas debemos “DAR GLORIA A DIOS” viviendo en la verdad y
trabajando con responsabilidad y honradez para que al final de esta vida encontremos la
felicidad eterna.