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SERIE JÓVENES Y ADOLESCENTES

El ministerio juvenil y
el discipulado activo
Giancarlos Ventura

Preparado para Abel Esquivel; abelsre@gmail.com con orden nr. 0121254289


REVISTA LA FUENTE
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El propósito de la revista La Fuente es inspirar,


equipar y fortalecer al obrero, líder y pastor
evangélico para potenciar el desarrollo y el creci-
miento de la Iglesia, el cuerpo de Cristo.

La revista La Fuente se publica bajo la personería


jurídica de la Asociación La Fuente, con número
de RUC 80111267-2, inscripta en los Registros
Públicos a inicios del año 2020.

Esta serie de artículos fue escrita por Giancarlos Ventura y


publicada en la sección Jóvenes y Adolescentes de la revista
LA FUENTE, en las ediciones 206 al 208 (abril a junio de 2023).

Giancarlos Ventura
὘ gian.venturag@gmail.com

Casado con Joycy. Diácono en la Iglesia Evangélica


Peruana. Cursa estudios de teología en Birming-
ham eological Seminary y Centros Teológicos
Bautistas. Abogado por la Universidad Nacional
de Trujillo. Gerente de Siguenza & Ventura Abo-
gados, presidente de Civitas Dei y autor en Pala-
brasbiblicas.net.

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Juventud, evangelio
y sociedad
CONSEJOS PARA LIDERAR A JÓVENES QUE IMPACTEN
POSITIVAMENTE LA SOCIEDAD

S e dice que la juventud, como aquella etapa previa a llegar a la


madurez, es la fase más difícil del ser humano. Es entre la ado-
lescencia temprana y tardía (antes de los 22 años) que uno for-
ma su carácter y sus emociones. Por eso, la iglesia se ha visto con el
deber de comisionar a personas para el pastoreo o liderazgo de esta
grande y complicada población juvenil.

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Como pastores o líderes juveniles, luchamos constantemente
con el peligro de buscar hacer más atractivo el ministerio —y de esa
manera evitar que la juventud se retire de la iglesia— mientras des-
cuidamos el formar en ellos una identidad y un propósito, lo cual es
vital en esa etapa de la vida. Si la familia y la iglesia no están involu-
cradas en la formación del joven, la sociedad corrupta lo hará. En-
tonces, no será aquella luz que irradie en la sociedad, sino será el
matiz de una sociedad en tinieblas que está necesitada de Cristo.

En esta serie de artículos, procuraremos brindarte consejos para


que la juventud a la que discipulas sea de gran impacto en la socie-
dad.

CENTRA TU VIDA EN CRISTO


En primer lugar, se trata de Cristo. No deberías discipular o condu-
cir un grupo de jóvenes si aún no has centrado tu propia vida en
Cristo, en el evangelio mismo. El apóstol Pablo nos describe de ma-
nera exacta lo que significa el evangelio, esto es, la muerte y resu-
rrección de Jesús (1 Cor. 15:4). Esto implica dos verdades: que Jesús
es tu Salvador y tu Señor. Con su muerte nos dio salvación, y al resu-
citar fue entronado como nuestro Señor, y le debemos sometimien-
to a Él.

Que Jesús es nuestro Señor significa que somos sus siervos, y que
todo lo que hagamos debemos hacerlo en obediencia a Él como
nuestro Rey, con un corazón correcto y conforme a las Escrituras.
Esto es importante para todo cristiano, incluyendo a los que gozan
de un liderazgo juvenil. Entonces, el riesgo de echar mano de alguna
u otra cosa para retener a los jóvenes en los grupos de comunión e
iglesia será menor, porque seremos conscientes que lo que necesita-
mos en nuestros ministerios para fomentar un impacto en el joven

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y en la sociedad es el evangelio mismo, a Cristo mismo. Si tú, como
líder, estás arraigado en esta verdad, verás los frutos luego en tus
discípulos también.

CONSTRUYE UNA COSMOVISIÓN BÍBLICA


Cuando Jesús empezó su ministerio predicando el evangelio, este
era el evangelio del reino de Dios (Mr. 1:14). Por eso, como líder, de-
bes entender que las buenas noticias tienen un marco; la persona y
obra de Cristo tienen un trasfondo: el reino de Dios. La Biblia se re-
fiere al reinado de Cristo con su énfasis como ser humano, como
Rey del linaje de David, quién luego de morir y resucitar fue corona-
do por Dios Padre, y ahora desde el cielo gobierna no solo a su igle-
sia sino a todo el mundo.

Tener esa visión bíblica del mundo es de suma importancia, por-


que es una realidad que a veces los líderes busquen que sus jóvenes
hagan la «oración del pecador», acepten a Cristo en su corazón pa-
ra que vayan al cielo, y ya de esa manera sentirse realizados. Pero el
cristianismo va más allá, la Biblia nos enseña que es el cielo el que se
ha acercado a la tierra. Y cuando entendemos esta visión correcta
de las cosas procuramos formar jóvenes íntegros, que encuentren
su identidad en Cristo y que permeen el evangelio en la sociedad
que los rodea. Ya lo había dicho J. Gresham Machen: «El reino debe
ser promovido, no solo en ganar a todo hombre para Cristo, sino en
ganar al hombre entero». 1

CONFÍA EN DIOS
El ministerio no solo es un conocimiento correcto de evangelio y
construir una cosmovisión bíblica, sino que consiste en ¡confiar en
Dios!, en depender de Él en todo cuanto eres y hagas. No busques
ser autosuficiente y busca ser dependiente de Dios, porque si ya el

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trabajo del pastorado a nivel general es difícil, el pastorear a jóvenes
puede ser bastante complicado. Puedes llegar a desanimarte cuan-
do las cosas van mal o puedes jactarte cuando pienses que lo estás
haciendo muy bien. Por eso, ¡confía solo en Dios!

Confiar en Dios es buscar hacer su voluntad por medio de las Es-


crituras y de la oración. Medita en la Biblia y sé intencional en apli-
car cada texto a tu vida, familia y ministerio. La oración es una he-
rramienta fundamental de dependencia de Dios. Ora por tu co-
razón, que encuentre gozo en toda situación; por tu esposa, hijos,
pastores e iglesia, puesto que ellos serán tu soporte inmediato en
esta labor; ora por tus jóvenes, por cada uno de ellos, para que Dios
ponga en ti amor sincero y anheles cuidarlos y formarlos.

CONECTA CON SUS FAMILIARES


Recién aquí empezamos a tratar con los demás. Te aconsejo que
mientras conoces a los jóvenes, también busques conocer a sus fa-
miliares más cercanos, especialmente a sus padres. No aísles a la fa-
milia de tu labor como líder juvenil. Recuerda que tú recién estás te-
niendo contacto con ellos en la adolescencia, pero sus padres y
otros familiares han tenido contacto con ellos desde su infancia;
por lo tanto, serán de gran ayuda para la labor de pastoreo que ejer-
cerás.

Recuerda que los primeros llamados a discipular e instruir al jo-


ven son sus padres (2 Tim. 1:5). A falta de ellos o después a ellos,
está el líder. Si sus padres no están de acuerdo con el cristianismo te
será más complicado extender lazos con el joven, puesto que no
respaldarían tu labor. Pero si los padres son cristianos, entonces tra-
baja junto con ellos, en favor de la juventud y su impacto en la so-
ciedad.

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CONÉCTALOS CON EL EVANGELIO Y FORMA
EN ELLOS UNA COSMOVISIÓN BÍBLICA
Ayuda al joven a formar su identidad en Cristo. Para eso, necesitas
conectarlo con el evangelio. No mires en él a un prospecto de tus
propios intereses, busca formar en su corazón la imagen de Cristo.
Para ese entonces, tú ya te has conectado con el evangelio, ahora es
momento de plasmarlo en tu discípulo.

Mientras que el evangelio forma la identidad del joven, la cosmo-


visión bíblica le ayuda a encontrar su propósito en la sociedad. Mi-
rar el mundo como la Biblia nos enseña es vital para los grupos de
jóvenes; identidad y propósito son temas con los que la juventud li-
dia. Jesús predicaba el evangelio del reino de Dios, ahora te toca a ti
predicarles esa buena noticia. Con formación bíblica, el joven en-
tenderá que su llamado
máximo no es permanecer
encerrado en la iglesia, sino
que entenderá que es lla-
Mirar el mundo como mado a ser luz en medio de
la Biblia nos enseña es una sociedad en tinieblas.

vital para los grupos De seguro pensaste en-


contrar en este primer
de jóvenes; identidad y artículo consejos directos
propósito son temas para aplicar a tus jóvenes, y
te encontraste que los pri-
con los que la juventud meros consejos fueron pa-
ra tu corazón. Y es que si
lidia. quieres formar discípulos
que impacten positiva-
mente a la sociedad, es ne-

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cesario que quien los guíe viva conforme el evangelio del reino de
Cristo, siempre confiando en la voluntad soberana de Dios.a

Referencias:
1. Machen, J. Gresham. (1996). Cristianismo y cultura. Barcelona, España: Felire.

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Liderazgo juvenil,
identidad y propósito
FORMANDO DISCÍPULOS ACTIVOS PARA EL REINO
DE DIOS EN LA SOCIEDAD

E l joven cristiano se encuentra en búsqueda de identidad y


propósito en medio de una sociedad y cultura pecaminosa,
pero también se encuentra en el contexto de la comunidad
cristiana, la iglesia. Por eso, como pastores o líderes juveniles esta-
mos llamados a guiarlos en el camino correcto, para que encon-
trando su identidad y propósito sean luz en las tinieblas.

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En nuestra primera entrega aconsejamos a los pastores a que
centren su propia vida en Cristo y construyan una correcta cosmo-
visión bíblica, ¿cómo guiar a jóvenes en búsqueda de identidad y
propósito si aún no he encontrado los míos?, el líder debe entender
que su identidad está en Cristo, y su propósito está en el reino de
Dios, en otras palabras, en Cristo estamos llamados a desarrollar el
reino de Dios en esta tierra. Pero de nada sirve si estas verdades no
impactan internamente mi vida y no me llevan a depender de Dios,
he ahí la importancia del tercer consejo, ¡confía en Dios!, buscarlo
en oración y estudio de las Escrituras son las formas ordinarias para
vivir confiados en Él. Luego, recién podemos formar discípulos con
identidad y propósito, con el poder del evangelio y enfocados en el
reino de Dios, teniendo en cuenta a sus familiares más cercanos.

En este segundo artículo continuaré brindándote consejos para


que la juventud cristiana de hoy sea de gran impacto en una socie-
dad necesitada de Cristo.

1. CONÉCTALOS CON LA IGLESIA


Ayudarlos a encontrar su identidad y propósito no puede estar ale-
jado de la iglesia. Es un dato verídico que los jóvenes de entre los 18
a 22 años de edad suelen retirarse de la congregación por estudios,
trabajo y otros motivos más. Entonces vincularlos con la iglesia es el
desafío del pastor. Estamos llamados a instruirlos en la importancia
de permanecer en la comunidad de cristianos, siendo un medio in-
dispensable por el cual el joven va a fortalecer su identidad y
propósito.

La identidad del ser humano está en Cristo, porque solo en Él po-


demos redimir la imagen de Dios que había sido distorsionada por
el pecado, y ahora ser llamados hijos de Dios y la iglesia de Cristo

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(Juan 1:12). Nuestro propósito también está en el contexto de la
iglesia, apartados de Cristo nada podemos hacer, como su cuerpo
estamos llamados a cumplir el mandato cultural por medio de la
gran comisión (Génesis 1:26-28; Mateo 28:18-20), esto es predican-
do e impactando la sociedad con el evangelio del reino de Dios.

Entonces hay que instruir al joven en la importancia de permane-


cer unido a la iglesia. Y ejercitar con ellos los medios de gracia ordi-
narios que Dios ha establecido para que nos acerquemos a Él. Qué
hermoso sería ver a jóvenes escudriñando las Escrituras, orando sin
cesar, congregando, compartiendo las ordenanzas, es decir, confe-
sando su fe por medio de ser bautizados y comulgando en la Cena
del Señor. No busques mecanismos externos para retener al joven
en la iglesia, mejor aférrate a Dios y al poder del evangelio.

2. GENERA VÍNCULOS DE AMISTAD


En primer lugar, genera amistad con el joven. Sé responsable en ello,
pero busca ser su amigo. Al final de su ministerio el Señor Jesús les
dijo a sus apóstoles que ya no los llamaría siervos sino amigos por-
que les había dado a conocer al Padre (Juan 15:15). Entonces, sien-
do seguidores de Jesús nosotros también queremos dar a conocer al
joven las maravillas de Dios. No busquemos imponerles reglas sobre
reglas sin sentido, sino más bien con el ánimo de amigos mostré-
mosle lo hermoso y necesario que es obedecer a Dios en Cristo, y lo
importante que es tal sometiendo a nuestro Dios para que seamos
de impacto a una sociedad que necesita ser amiga de Cristo.

La amistad también radica en conectar con su día a día. Es una


triste realidad que líderes solo se preocupan por sus jóvenes en los
días que tienen reunión en la iglesia para desarrollar un programa
de enseñanza bíblica, ¡los jóvenes se dan cuenta de esto!, pero ellos

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necesitan más de tu atención, en eso también radica ser amigos. No
los busques solo para que participen en tu reunión, sino anda y par-
ticipa con ellos en su vida
diaria. Involúcrate sabia-
mente en sus tristezas y
alegrías; escúchalos y No los busques solo
aconséjalos, bríndales tu
hombro en donde puedan
para que participen en
llorar y celebra con ellos sus tu reunión, sino anda y
triunfos.
participa con ellos en
En segundo lugar, genera
vínculos de amistad entre
su vida diaria. Involú-
los jóvenes mismos. No solo crate sabiamente en
bríndales una enseñanza de
alto contenido teológico, si- sus tristezas y alegrías.
no desarrolla momentos en
donde los jóvenes puedan
conocerse unos a otros, con
el fin de generar amistades verdaderas. Estos lazos amicales ayu-
darán a que tu ministerio sea una familia armoniosa y un equipo
concatenado. Es mejor caminar hacia adelante siendo luz, en medio
de una sociedad en tinieblas, como amigos que como desconoci-
dos.

3. NO SEGMENTES SUS VIDAS


ENTRE LO SAGRADO Y LO SECULAR
Uno de los errores más comunes que cometemos es que segmenta-
mos la vida del cristiano, en este caso del joven, en sagrada y secular,
y entonces hacemos más énfasis en lo espiritual como si lo «se-
cular» no importara. Corremos el riesgo de solo enfatizar en los

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medios ordinarios de gracia y no en cómo estos deben afectar posi-
tivamente en sus vocaciones. Olvidamos que el mandato cultural
para el hombre sigue vigente o lo desconectamos de la gran comi-
sión.

Los medios de gracia ¡son medios!, esto es, la meditación de las


Escrituras, la oración, el congregarse, las ordenanzas y la koinonía
son instrumentos ordinarios y útiles establecidos por Dios para
cumplir nuestro propósito inmediato de hacer discípulos y con ello
cumplir el propósito mediato y final de transformar y crear cultura
que se ciña a lo establecido por el reino de Dios, siendo nuestras vo-
caciones impactadas por el evangelio. Herman Bavinck escribió: «La
cultura, en un sentido amplio, es el propósito para el cual Dios creó
al hombre según su imagen… [el cual] no solo incluye las vocacio-
nes más antiguas… caza, pesca… sino el intercambio y el comercio,
las ciencias y el arte».1

Es común que caigamos en el error de que nos interese más que


un joven ore, lea la Biblia y participe de nuestras reuniones juveni-
les, y luego de ello nos sentimos realizados como líderes; pero poco
o casi nada nos importa cómo es que se desarrolla el joven en su
quehacer diario, como hijo, hermano, estudiante y trabajador. En-
tonces es momento de enmendar errores, y continuar hacia la me-
ta, formando en la juventud un sentir vocacional que tenga bases
en los conceptos más sublimes del evangelio del reino de Dios, para
que de esa manera la luz que irradie como hijo de Dios sea integral,
impactando todas las esferas de la sociedad.

Aquí nos vamos a detener y continuaremos con más consejos en


nuestra próxima entrega, pero recuerda que como líderes estamos
llamados a conectar al joven con la iglesia, generar vínculos de

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amistad y no dividir la vida en sagrada y secular, esto en favor de la
formación de la identidad y propósito en el joven, la cual llevará a
que sea de impacto en una sociedad necesitada de Cristo.a

Referencias:
1. Herman Bavinck, citado por Darrow Miller en su libro Vida, trabajo y vocación (2011), p. 124.

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Liderazgo juvenil, el reino
de Dios y la transformación
cultural
PROMOVIENDO UNA CULTURA DE REINO
DE DIOS ENTRE LA JUVENTUD

U na cultura es el conjunto de creencias y prácticas de un


grupo de personas llamada ‘sociedad’. Según las Escrituras,
nos encontramos ante dos tipos de sociedades, la que está
en contra de Dios y la que está a favor de Dios. La primera produce
una cultura pecaminosa, mientras que la segunda debería promo-

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ver una cultura conforme al reino de Dios mediante el Evangelio; sin
embargo, parece que hoy en día la sociedad de pecado y su cultura
está ganando terreno.

En esto radica la importancia de lo que se escribe, la iglesia como


sociedad gobernada por Cristo está llamada a ser sal y luz de un
mundo en tinieblas. Parte de esta sociedad está conformada por jó-
venes, entonces, los pastores y líderes tenemos una gran y ardua la-
bor de formar una correcta identidad y un correcto propósito en la
juventud cristiana. Por eso, aconsejamos al pastor juvenil a exami-
narse así mismo, esto es, que centre su vida en Cristo, construya una
cosmovisión bíblica en base a un correcto entendimiento del Reino
de Cristo, y viva confiado en Dios y en sus promesas.

Luego continuamos en el proceso de ayudar a la juventud, se


aconsejó conectar con sus familiares, mientras se cimentaba en
ellos el evangelio y la cosmovisión que ya el pastor había atesorado
en su propio corazón. Además, se tenía que ser determinante al en-
señarles la importancia de congregarnos como iglesia, generando
vínculos de amistad con y entre ellos, involucrándose el líder en el
día a día del joven. Y, por último, se sugirió ¡no segmentar sus vidas
entre lo sagrado y lo secular! Este es un error donde los líderes tro-
pezamos, pensar que nuestra labor termina con sólo ayudarlos en
ejercitarse en los medios de gracia ordinarios, cuando en realidad
estamos llamados a ayudarlos a encontrar su identidad y propósito
como parte de la iglesia en favor de promover una cultura evangéli-
ca en la sociedad.

En esta última entrega daremos los últimos consejos que consi-


deramos son importantes para que los jóvenes cristianos sean rele-
vantes en una sociedad que necesita de Cristo.

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MUÉSTRALES LOS PROBLEMAS DE LA SOCIEDAD
No es novedad que vivimos en una sociedad que “construye una
cultura” en decadencia, pervertida y pecaminosa, solo basta encen-
der la radio o algún otro dispositivo y oír la “música” que la juventud
escucha hoy en día para darnos cuenta. La distorsión de la identi-
dad de la persona (ideologías de género, teorías queer, etc) al igual
que su propósito (machismo, feminismo, corrupción, etc), mues-
tran que la sociedad está en problemas, y los jóvenes son el instru-
mento principal para que esta incultura comience a expandirse ca-
da vez más.

Ha llegado el momento de que los pastores juveniles pongan de


conocimiento esta situación a sus discípulos. Ya debemos terminar
con aquellas reuniones que solo llevan a entretener al joven con
juegos infantiles, y con las enseñanzas de un evangelio que solo es
útil para el día domingo. La juventud debe conocer esta crisis que
existe en todas las esferas de la sociedad (la familia, iglesia, educa-
ción, economía, gobierno, medios de comunicación y ocio). Esta
“cultura” o incultura de la sociedad de pecado, lastimosamente, ya
ha entrado a la iglesia evangélica, entonces, hoy más que nunca de-
bemos estar alerta.

MUÉSTRALES LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA: EL EVANGELIO


Es una verdad que el evangelio cambia a la persona de manera indi-
vidual, pero también es el único fundamento que puede derrotar a
esta sociedad con su cultura, y de hecho así será, es Cristo y el po-
der del evangelio de su reino, relacionado con el mandato cultural y
la gran comisión, el ente transformador de la cultura. Como cristia-
nos sabemos que nos enfrentamos no solo a una batalla cultural si-
no a una batalla espiritual.

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Cuando Adán quebrantó el pacto de obras y pecó, se rompió la
relación que existía entre Dios y el hombre, relación fundamental
para que el ser humano viva de acuerdo a los propósitos de Dios;
como consecuencia, el ser humano lidia consigo mismo, con el pró-
jimo y con la creación en general. Por tanto, todo lo malo de esta
sociedad, los problemas que presenta son por causa del pecado,
entonces, el hombre quiere vivir apartado de Dios, buscando su
identidad y propósito fuera de Él y formando una cultura ajena a los
estándares del Reino de Cristo.

Una mala comprensión


del evangelio y el reino pue-
de llevar al pastor y a los jó-
venes a una situación de in-
diferencia, conformismo y
Jesús se coronó Rey, y
de adormecimiento. Sin ahora dirige su reino
embargo, Abraham Kuyper
nos resume lo que es reino
desde el cielo; los
de Dios de la siguiente ma- llamados a extenderlo
nera: «No hay una pulgada
cuadrada en todo el campo somos su iglesia, entre
de la existencia humana so-
bre la que Cristo, que es
ellos, los jóvenes.
Señor sobre todo, no clame
“¡mío!”».1 En su primera ve-
nida como el gran Hijo de
David, se coronó Rey, y ahora dirige su reino desde el cielo; los lla-
mados a extenderlo somos su iglesia, entre ellos, los jóvenes. El
evangelio es el arma poderosa de conquista dada por Dios para de-
cir «¡Esto es de mi Señor!».

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ENSÉÑALES QUE TODO LO QUE HACEMOS ES PARA DIOS
«¡Mi vocación es de mi Señor!». Esa gran verdad debemos inculcar-
la a los jóvenes, puesto que, en la búsqueda de identidad y propósi-
to, deben entender que todo esto es del Señor. En Palabras del
apóstol Pablo: «Trabajen de buena gana en todo lo que hagan, co-
mo si fuera para el Señor y no para la gente» (Col. 3:23 NTV). Si bien
es cierto que todos estamos llamados a cumplir la gran comisión y
formar discípulos, cuando hablamos de ‘vocación’ nos referimos al
llamado que Dios nos hace en favor de cumplir el mandato cultural
(construir una cultura de acuerdo a los estándares de Dios). Todos
estamos llamados a cumplir tal mandato, el pecado lo distorsionó,
pero no lo erradicó.

La sociedad levanta una cultura pecaminosa por lo que es y por


lo que hace. Entonces, nosotros estamos llamados a promover una
cultura conforme al Reino de Cristo, por lo que somos y por lo que
hacemos. El Evangelio ha redimido nuestra identidad y ha restaura-
do nuestra vocación. No solo necesitamos más pastores y misione-
ros, sino que necesitamos carpinteros, zapateros, abogados, médi-
cos, políticos, esposos, esposas, hijos, etc., que estén dispuestos a ser
luz en una sociedad en tinieblas que caminen de acuerdo a los
estándares de Dios en pro de construir una sociedad y una cultura
digna del Reino divino. Esto hay que enseñarle a la juventud de hoy,
la misma que está en un proceso vocacional.

Necesitamos una juventud que lidere en todas las esferas de la


sociedad, instrúyelos y ayúdalos a que pongan en práctica sus voca-
ciones, ese llamado particular que Dios ha hecho en sus vidas en fa-
vor de construir una sociedad digna del Cristo reinante.

De esta manera concluimos esta serie de enseñanzas, con la ex-

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pectativa y confianza que Dios sigue obrando en su pueblo, y con el
optimismo que ¡Cristo reina!a

Referencias:
1. Abraham Kuyper, citado por Israel Guerrero en el prólogo del li-
bro Dogmática Reformada (H. Bavinck, p. 19).

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¡Saber más!

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