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SERIE ROMANCE Y MATRIMONIO

Temas para conversar


durante el noviazgo
Ángel Vivas

Preparado para Abel Esquivel; abelsre@gmail.com con orden nr. 0121254289


REVISTA LA FUENTE
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equipar y fortalecer al obrero, líder y pastor
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miento de la Iglesia, el cuerpo de Cristo.

La revista La Fuente se publica bajo la personería


jurídica de la Asociación La Fuente, con número
de RUC 80111267-2, inscripta en los Registros
Públicos a inicios del año 2020.

Esta serie de artículos fue escrita por el pastor Ángel Vivas y publicada en la
sección Romance y Matrimonio de la revista LA FUENTE, en las ediciones 211
a 213 (septiembre a noviembre de 2023).

Ángel Vivas
✉ angelvivas82@gmail.com

Ángel Alberto Vivas es de Maracay, Venezuela. Licencia-


do en Teología y especializado en Consejería Bíblica para
Jóvenes, es ministro ordenado por las Asambleas de Dios
de Venezuela, pastor de la iglesia Canaán y director na-
cional de la Escuela de Capacitación en Consejería Bíbli-
ca para Jóvenes de su denominación. Es además Ingenie-
ro en Sistemas, oficial activo del Ejército Venezolano y
capellán en la Base Aérea Militar el Libertador. Está casa-
do con Magbis Noriega y es padre de dos hijos.

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El diálogo: ¿El pilar
olvidado en el noviazgo?
LA IMPORTANCIA DEL DIÁLOGO PARA ENCAMINAR
UN NOVIAZGO EXITOSO

E
n el emocionante viaje del noviazgo, a menudo su-
bestimamos la importancia del diálogo. Detrás de
la atracción inicial, las conversaciones significativas
desempeñan un papel crucial para comprender a nuestra
pareja en profundidad. Al igual que el intrigante Loki (¿viste
la película?), debemos reconocer que la apariencia no lo
es todo. En esta serie de artículos exploraremos cómo

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las conversaciones abiertas y maduras moldean relaciones
sólidas. Preguntas simples pueden revelar mucho, y el
diálogo honesto allana el camino hacia un noviazgo exitoso
y toda una vida juntos.

CUIDADO CON LOKI


Te comparto un testimonio personal, que no me enorgu-
llece que digamos. Recuerdo muy bien aquella chica que
asistía a la iglesia y que logró cautivarme en los momentos
que más quería tener novia. Ella era físicamente todo lo
que había soñado; en cuanto a su personalidad había uno
que otros detalles, pero, a mi parecer de muchacho ena-
morado, no había un peligro real.

En una ocasión, en mi empleo se organizó una fiesta,


actividad que no era cristiana, pero por el asunto de com-
partir con los compañeros de trabajo y no ser el «evangé-
lico asocial» decidí participar y llevarla a ella conmigo. La
fiesta iba muy bien hasta que, avanzando las horas, el al-
cohol empezó a hacer su efecto en las personas. El am-
biente se tornaba incómodo: groserías, gritos, bailes extra-
vagantes… a lo que dije: «Nos vamos, ya compartimos lo
suficiente». Para mi sorpresa, ella me dice: «¡No, si ahora
es que está buena la fiesta! ¡Bailemos!». Como no quise, fue
a bailar con otro. Pero lo peor no fue eso, sino que bailó
con una docena de hombres mientras yo solo observaba.
Uno de ellos le invitó un trago y muy tranquilamente ella
aceptó. La única razón de no haberla dejado allí fue mi
compromiso con su mamá de llevarla de vuelta a su casa;
de otro modo, hubiese salido corriendo de allí. Tuve que
tragar mi vergüenza delante de todos.

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Obviamente terminé con ella, pero antes me dijo:
«Menos mal me di cuenta quién eres, no me quiero casar
con un aburrido». What?! ¿Es en serio? Pero, espérate, ¿y
dónde está que eres cristiana? Allí conocí al dios del enga-
ño de Los Vengadores. Mi corazón se desplomó y me vino
la pregunta: «¿Cómo rayos no me di cuenta antes?». Me
di cuenta que mi primer error fue no haber tenido conver-
saciones reales con ella. La mayoría del tiempo solo le
hablaba de lo mucho que me gustaba. De ahí en adelante,
le di la seriedad debida a la idea de tener novia, y com-
prendí un par de cosas:

Cuando la Biblia nos dice que no nos unamos en yugo


desigual con los incrédulos (2 Cor. 6:14), entendí que el
principio no es solo que no debería casarme con una chica
inconversa. Esa es una interpretación muy superficial. Me
parece que el texto nos enseña realmente que si yo tengo
a Dios en el primer lugar de mi corazón debo casarme con
alguien que también tenga a Dios en el primer lugar, y
tristemente no todo chico o chica que asiste a la iglesia
tiene a Dios en el primer lugar en su vida. ¡Te digo que hay
muchos Loki que te engañan!

Lo otro es que pasar tiempo juntos es importante, pero


lo vital es hacer de ello un encuentro para conversar de
temas que sean transcendentales para ti y para él o ella.
Qué bonito es preguntar mientras comen un helado:
«¿Cómo te ves en 20 años?». Y según cada respuesta, irá
confirmando en tu mente, en tu corazón y en tu fe, si allí
está la voluntad de Dios. Lucas 6:45 nos enseña muy bien
esto. De este punto te diré más.

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USA EL MARTILLO
Conversar, abiertamente y con madurez, te dará ventaja
para ir conociendo a la otra persona, y te dará indicios de
cómo podría ser tu posible matrimonio. Muchas rupturas
matrimoniales son el reflejo de una comunicación pobre.
Creemos fácilmente que esta etapa de novios es solo para
hablar lo cool, lo chévere, lo buena onda, lo romántico, y
no hay nada tan inmaduro como eso. Si lo que buscas es
tener buenos argu-
mentos para la rela-
ción desde varias
perspectivas (familiar, Conversar,
laboral, espiritual, mi-
nisterial, sexual, finan- abiertamente y
ciera), ambos deben
abrirse para hablar
con madurez, te
esos aspectos de la dará indicios de
vida y ser sinceros al
conversar. Elijan te-
cómo podría ser
mas de conversación tu posible
que construyan la re-
lación y vayan aumen- matrimonio.
tando progresiva-
mente el nivel de in-
tensidad en las conversaciones. Pero recuerden: no es solo
conversar sobre cosas serias, es también disfrutarlo.

Es posible que te preguntes: «¿Qué puedo hablar de


serio con mi novia o novio?». Sí, lo sé, ¡muchas veces se
sufre para llegar a un asunto importante en común. Por
eso en esta serie de artículos quiero darte 3 puntos que no

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debes dejar de conversar con él o ella durante su etapa de
noviazgo. Aquí va el primero…

¿QUÉ COSAS TE APASIONAN?


Es ultranecesario saber qué le apasiona a tu futuro esposo
o esposa. Cuando logras saber qué cosas le apasionan a él
o ella, tendrás un abanico de opciones para hacer más
preguntas, y aunque te responda con pocas palabras lo
conocerás mucho más. Esa pasión, por ejemplo, te mos-
trará en qué invertirá la mayor parte de su tiempo, en qué
gastará sus energías y sus ingresos, qué temas siempre
estarán en su mente, e incluso podrás conocer su perspec-
tiva de la vida, y esto será crucial para su futuro matrimo-
nio, especialmente cuando lleguen los tiempos difíciles.
Si ambos saben qué les apasiona, los planes no solamente
van a girar en torno a dónde vamos a vivir, cuántos hijos
vamos a tener, o en qué iglesia nos vamos a congregar. Es
necesario saber qué le hace feliz. Por ejemplo, mi esposa
Magbis desde siempre supo que no había nada que me
hiciera más feliz que servir al Señor entre la gente más
necesitada. Mi pasión siempre ha sido esa; imagínate, me
conoció trabajando de apoyo misionero en la selva del
Amazonas. Ella de una vez apuntó: «Seguro que será un
hombre de ministerio». Sin saber mucho de mí, ya tenía
una conclusión sobre un aspecto de mi vida y de cómo
podría ser nuestro matrimonio (Rom. 12:11).

La mala noticia aquí es no encontrar que a tu novio o


novia le apasione algo, que divague en poder decir: «Amo
ser maestra», «amo predicar», «me emociona mucho
estudiar esta carrera», «me siento feliz cuando hago mú-

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sica», «quiero dedicar mi vida a la medicina», «voy a dar
todo para construir este negocio». No escuchar en sus
conversaciones este tipo de cosas es indicio de aún no
tener un rumbo claro y definido en la vida, y es posible que
te cases incluso con una persona infeliz y frustrada.

Te invito a que en estos próximos días lo pongas en


práctica, si nunca lo has hecho. A los muchachos les reco-
miendo: prepara un buen ambiente, pon tu mejor perfu-
me, lleva un detalle, es decir, prepara el terreno para hacer-
le esta pregunta, y prepárate para disfrutar de su compa-
ñía y escuchar las cosas maravillosas que te dirá. A las
chicas: sé muy sincera, aunque quizás le rompas el cora-
zón, pero es mejor ahora que cuando estén casados. Ben-
diciones.a

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Lo que hará tu noviazgo
sólido y tu matrimonio feliz
HACIA UN PROYECTO DE VIDA COMPARTIDO
DESDE EL NOVIAZGO

Q
ué bueno es encontrarnos de nuevo en este ar-
tículo. Espero la entrega pasada haya sido de edi-
ficación para ti y lo hayas compartido. De hecho,
te puedo decir que yo lo hice y despertó el interés de
algunos jóvenes; recibí unas cuantas preguntas y me pareció
una linda experiencia haber conversado este tema con
algunos de ellos. Eso me llevó a pensar mucho y orar a

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Dios para la entrega de este mes.

«¿Qué te apasiona?» fue el primer punto que ya com-


partimos, como primer tema que se necesita conversar en
el noviazgo. Es una pregunta necesaria, directa y sin ro-
deos, a lo que también se debe contestar con lengua calva,
o sea, sin pelos en la lengua. Hoy tendremos otro tema de
lo cual debes conversar con él o ella antes del matrimonio.

NO TIENES EL GUANTE DE THANOS


Hoy en día puedo ver que el período de noviazgo es
mucho más importante que en años anteriores. Obvia-
mente habían menos Lokis, ¿recuerdas? Y con las estadís-
ticas de divorcios que están por las nubes y la infidelidad
como un hábito normal, el noviazgo adquiere mucha más
seriedad, porque si hay una solución para evitar divorcios,
corazones heridos, familias destruidas, hijos sin papá o
mamá, es un noviazgo sólido, sano, con conciencia, senti-
do común, responsable y que busque agradar al Señor.

El noviazgo es un tiempo de discernimiento y de gene-


rar seguridad. Tu vida matrimonial no se puede improvi-
sar y mucho menos tomar el noviazgo como unas simples
pasantías antes de casarte. Es más, creo que nos estamos
preparando para el matrimonio desde que nuestra madre
nos concibió. Dios sabe que, en el caso de la mayoría, serán
más los años de vida como casados que como solteros, y
por eso Él no improvisa tu futuro. El fin que Dios tiene para
tu matrimonio es que ambos sean felices, ¡no lo arruines
por favor! Porque una vez arruinado no tendrás el guante
de Thanos y las gemas del infinito, como para que con un

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chasquido de dedos, ¡listo, matrimonio arreglado!

«Porque yo sé los pensamientos que tengo


acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos
de paz, y no de mal, para daros el fin que espe-
ráis» (Jer. 29:11 RV60).

Cuando ya hayas
conversado lo sufi-
Si hay una
ciente en tu noviazgo
y tengas la informa-
solución para
ción necesaria, ten- evitar divorcios,
drás dos opciones: o
se abandona o se con- corazones heridos,
cluye. Si abandonas es familias
porque no es la perso-
na ideal, o si concluyes destruidas, hijos
es porque se terminó
esa etapa y ahora vie-
sin papá o mamá,
ne la siguiente: el ma- es un noviazgo
trimonio. De todas
maneras, llegará un sólido, sano, que
punto donde el no-
viazgo deberá termi-
busque agradar al
nar. Señor.
Y entre las cosas que deben conversar y preguntar, va el
segundo punto…

PROYECTO DE VIDA
Hulk enamorado. Te soy franco, me hubiese gustado ver a

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Bruce Banner consolidando una relación con Natasha Ro-
manoff en las películas de Marvel. De hecho, parece extra-
ño que solo Clint Barton (Ojo de Alcón) fuera el único con
un matrimonio sólido y una familia estable en Los Venga-
dores. En el caso de Bruce y Natasha, compaginaban, eran
el uno para el otro, pero él veía algo y varias veces le dijo a
ella: «No podrás tener una vida conmigo, vamos por rum-
bos distintos». Antes de arrastrarla a una vida donde él no
pudiera ayudarla en el futuro, prefería alejarse y deponer
su amor y evitar más dolor y fracasos. Hay que ser valien-
tes en la vida real para llegar a tal decisión.
Sabes que sería hermoso en tu matrimonio que puedas
decir «tuyo y mío, nuestro», hablando del proyecto de
vida. Esto muestra que existe una armonía, una igualdad
de enfoques para la vida y el futuro, entregándose por
completo el uno al otro para desarrollar a lo largo de los
años ese plan de vida. La voluntad de Dios declarada Ma-
teo 19:4–6 para el matrimonio nos enfatiza esta verdad:

«¿No habéis leído que el que los hizo al princi-


pio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el
hombre dejará padre y madre, y se unirá a su
mujer, y los dos serán una sola carne? Así que
no son ya más dos, sino una sola carne; por tan-
to, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre»
(RV60).

Ahora, ¿crees tú que semejante énfasis sobre la unión


matrimonial no incluye el plan de vida? Obviamente lo
incluye. Él no puede apuntar a vivir un matrimonio sin
hijos y ella soñando y anhelando ser mamá. Dudo que

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Dios esté en el asunto.

Conversar sobre ese plan de vida podrán visualizar co-


sas como:
• ¿Tienes proyectos a corto, mediano y largo plazo?
• ¿Deseas en algún momento de tu vida irte del país, a
trabajar, estudiar, vivir, etc.?
• ¿Cuántos hijos quieres tener y a qué edad los quieres te-
ner?
• ¿Ejercerás siempre tu carrera actual o estudiarás otra
cosa?
• ¿Te ha dado Dios un ministerio?
• ¿Consideras dedicarte a tiempo completo a la obra de
Dios?

Un detalle importante es que si eres tú quien hace estas


preguntas, tú mismo una vez escuchado a tu pareja proce-
das a responder con toda la franqueza del mundo. Ade-
más debes manifestar algunas experiencias que deseas
vivir, como:
• Mientras lleguen los hijos, viajar mucho con él/ella.
• Hacer juntos algunos cursos
• Tomar los sábados para visitar a nuestras familias y
amigos
• Hacer ejercicios juntos
• Tener un altar de oración juntos

Cuando estés en esta conversación, estate alerta a lo


que te genera cuando él o ella cuenta sus proyectos: ¿Se
parecen o te generan rechazo? Esa conversación te llevará
poco a poco a ver si coinciden o no los planes personales.

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De estas coincidencias surgirá el proyecto de vida en co-
mún. Ahora bien, ¿debe mi pareja ideal tener proyectos
idénticos a los míos? No necesariamente. Lo que sí será
necesario es que una buena parte de los proyectos apun-
ten al mismo lugar. Siempre será sano que cada uno con-
serve una parte personal, lugares donde tener su espacio
fuera de matrimonio, que te saquen de la rutina y brinden
variedad a la relación. Citando a la psicóloga Ana Ospina:

«Es dañino para la relación que se renuncie to-


talmente el proyecto personal de uno de los
miembros de la pareja (o de los dos), aunque
sea de forma voluntaria (o no), en función del
otro, porque si uno sacrifica todos los deseos,
tarde o temprano eso causará conflicto y “pa-
sará factura”».

¿Quieres que tu matrimonio sea una aventura? Cami-


nen juntos con Dios, tengan una misma visión ¡y empren-
dan muchas cosas juntos! Nos vemos el próximo mes.a

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Conversando sobre
ser padres desde antes
de buscar hijos
LA IMPORTANCIA DE PLANEAR LA PATERNIDAD
DESDE EL NOVIAZGO

Q
ué bueno es encontrarnos nuevamente, ¡ya les
echaba de menos! Agradezco su fidelidad como
lectores de esta revista y les aplaudo por ello. Espero
que algún día tengamos la oportunidad de conocernos.
En este artículo final de nuestra serie, quiero compartir

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más ideas y consejos sobre el tema que venimos abordando.
Así que, preparen su café y comencemos.

«Por lo tanto, el hombre dejará a su padre y a


su madre y se aferrará a su esposa, y se conver-
tirán en una sola carne» (Gén. 2:24 BLTH).

Este es el versículo base para entender mejor la relación


de los esposos y de la relación de ellos con sus hijos. El
vínculo matrimonial, según nos muestra la Biblia, debe ser
más fuerte que el vínculo entre padres e hijos: fíjate que
dice «dejará», es decir, «se irá» del seno de los padres. Por
el contrario, en ninguna parte encontrarás en las Escritu-
ras que el esposo deje a la esposa o viceversa, más bien,
nos enseña que el vínculo matrimonial es «para toda la
vida».

Para mí y mi esposa esto sucedió de forma instantánea


un 19 abril, que fue nuestra boda por la iglesia. Hasta ese
día vivíamos cada quien con nuestros padres. Ambos ha-
bíamos sacado todo lo que era nuestro de la casa de ellos
y lo llevamos a una pequeña habitación que alquilamos.
Fuimos a la luna miel, y al regresar, ya éramos una familia
independiente que Dios unió para toda la vida. En aquella
habitación vivimos durante tres años, hasta que ella que-
dó embarazada. Hoy gracias a Dios ya tenemos dos hijos
y nuestra propia casa.

Entre las muchas cosas que tuvimos que conversar du-


rante nuestro noviazgo, en primer lugar, estuvo la de asu-
mir que el matrimonio es para toda la vida y el divorcio no

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era una opción para nosotros. Claro, sabíamos que íbamos
a tener discusiones —como ustedes también tendrán
problemas en su matrimonio—, pero cuando hay plena
conciencia y responsabilidad ante Dios de que están com-
prometidos el uno al otro para toda la vida, se puede
cargar con el peso y buscar resolver los problemas sin la
amenaza de un divorcio. La palabra «divorcio» jamás de-
bería usarse como arma en una discusión. Lo segundo fue
el proyecto de vida juntos, y de un momento a otro llega-
mos al tema… de tener hijos.

HIJOS: ¿CUÁNTOS Y CUÁNDO?


Un tema que no era muy relevante en el pasado, pero que
hoy en día sí es de mucha importancia, es el asunto de la
crianza de los hijos. Anteriormente, si las parejas se unían
era para tener hijos, no había otro propósito más fuerte
que procrear y formar una familia. Sin embargo, los tiem-
pos han cambiado y ahora la prioridad de cada pareja
varía. Por ello, deben asentar muy bien el tema de tener
hijos, y no dejarlo al aire, indefinido.

Las familias jóvenes de hoy, las familias de la generación


Z, de los centennials, posiblemente la generación Alfa, tie-
nen un dilema cuando les toca decidir si optan por sueños
personales, emprendimientos, dedicarse a una carrera o
conformar una familia. Es mi percepción que a los jóvenes
de hoy el llevar adelante ambas cosas les resulta casi impo-
sible, y es muy interesante que al momento de casarse la
discusión de ellos gire en torno a ni siquiera «¿cuántos
hijos vamos a tener?», sino, «¿vamos a tener hijos?».

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La mayoría de las parejas quieren tener hijos, pero no
siempre coinciden sobre cuántos ni tampoco cuál será el
momento para tenerlos. Estos dos factores son importan-
tes porque no se trata de decisiones privadas o personales.
Mayormente es la mujer quien decide, por ser ella la que
llevará por nueve meses al bebé en su vientre, pasará por
el parto y luego la lactancia; obviamente su decisión tiene
peso. En otras oportunidades es el esposo el que se rehúsa
a tener hijos, pero no
por las mismas razo-
nes. El esposo mayor-
Los tiempos han
mente perfila el tema cambiado y
de la economía. De
igual forma, es un te- ahora la prioridad
mazo que se debe dis-
cutir y llegar a los
de cada pareja
acuerdos que dirija la varía. Por ello,
relación a una armo-
nía matrimonial. deben asentar
muy bien el tema
HIJOS: SACRIFICIOS
Y ALEGRÍAS de tener hijos, y
Tener hijos es un sa-
crificio grande, más si
no dejarlo al aire,
vives en un país con indefinido.
problemas en su eco-
nomía. Las condiciones deben evaluarse mucho. Tener
hijos es renunciar a muchas cosas, y más en estos tiempos
cuando casi es una exigencia que ambos trabajen. La llega-
da de los hijos, por un tiempo, cambiara el enfoque de la
relación, porque ahora todo va a girar en torno al bebé.

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Eso no es malo, mientras no se descuide la base de la
familia, que es la relación de papá y mamá, la relación
matrimonial. Por todo esto, también el qué haremos
cuando los hijos ya no estén en casa debe ser un tema
ineludible de conversación.

Es necesario que acuerden sobre este tema en lo parti-


cular, dependiendo de las circunstancias y el contexto en
que vivan. Yo les recomiendo: tengan por lo menos un
hijo, porque el matrimonio tiene el diseño dado por Dios
para la procreación, y si ustedes son jóvenes de Dios, ten-
drán hijos de Dios seguramente. Eso será fundamento
para establecer familias saludables en un mundo donde
las cosas buenas escasean.

Esta decisión de tener hijos debe en primer lugar ale-


grarlos, ilusionarlos, es decir, deben ver a sus futuros hijos
como una bendición de Dios, más allá de los sacrificios
que conlleva ser padres. Por otro lado, si la idea de ser
padres no les causa emoción e ilusión, entonces con más
razón necesitan llegar a un acuerdo. Y si la decisión es no
tener hijos, no se preocupen, aun así podrán ser felices.

Ambos, ya desde ahora que están de novios, deben


preparase para ocuparse en este diseño natural y bendito.
Deben asumir que los hijos traerán cambios materiales y
económicos. Algunas metas tendrán que esperar o sim-
plemente dejarse atrás. De allí la importancia de conver-
sarlo desde antes de casarse, y así esperar sin miedo o
angustia, sino con disfrute, el experimentar lo hermoso de
la maternidad y la paternidad. Doy gracias a Dios por la

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honra de tener dos maravillosos hijos. Aunque ambos fue-
ron planificados, buscados, y nos preparamos para recibir-
los, cada uno nos cambió la vida en muchos aspectos. Por
cierto, yo quería tener cuatro hijos, y mi esposa solo quería
dos, ¡así que ya se imaginan! Ahora bien, no fue una impo-
sición de ella que hayamos decidido tener dos hijos sola-
mente, fue un acuerdo dadas las muchas circunstancias,
entre ellas la edad de ambos.

¡Vaya, qué emocionante fue para mí escribirles en estos


tres artículos! Me siento emocionado y a la vez triste por
tener que despedirme ahora. Espero haber contribuido en
tu relación de noviazgo, y que los consejos te sirvan siem-
pre. Me despedido diciéndoles: amen al Señor, sírvanle
con pasión, y hagan de su vida y de su futuro matrimonio
una aventura. ¡Se les quiere!a

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¡Saber más!

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