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SERIE CONSEJERÍA

Relaciones tóxicas:
La dependencia
emocional
Víctor Súchite

Preparado para Abel Esquivel; abelsre@gmail.com con orden nr. 0121254289


REVISTA LA FUENTE
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El propósito de la revista La Fuente es inspirar,


equipar y fortalecer al obrero, líder y pastor
evangélico para potenciar el desarrollo y el creci-
miento de la Iglesia, el cuerpo de Cristo.

La revista La Fuente se publica bajo la personería


jurídica de la Asociación La Fuente, con número
de RUC 80111267-2, inscripta en los Registros
Públicos a inicios del año 2020.

Esta serie de artículos fue escrita por Víctor Súchite y


publicada en la sección Consejería de la revista LA FUENTE,
en las ediciones 205 al 207 (marzo a mayo de 2023).

Víctor Súchite
὘ suchitevictor@yahoo.es

Vive en Guatemala, tiene un doctorado en Minis-


terio Pastoral y es pastor y consejero familiar. Es
fundador del ministerio La Familia es Prioridad,
que tiene como objetivo fortalecer a los matrimo-
nios y ayudar a mejorar las relaciones familiares.
Su cápsula radial «La Familia es Prioridad» se es-
cucha en 400 emisoras del continente. Víctor y su
esposa Mayra llevan 33 años de casados y tienen
tres hijos: Tania —casada con Dany Rodríguez—,
Kevin —casado con Ingrid Grotewold— y Yadira.

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Así es como un matrimonio
se queda sin oxígeno
DEPENDENCIA EMOCIONAL EN LA
RELACIÓN DE PAREJA

E l término codependencia es relativamente nuevo en el mun-


do de la psicología, ya que comenzó a utilizarse en la década
de los sesentas, para referirse a una persona que tiene una re-
lación con alguien que consume alcohol o drogas y que le facilita
continuar con su adicción, no permitiendo su recuperación. Más
adelante, el concepto se fue ampliando hasta entenderse como una
dependencia afectiva extrema u obsesiva hacia otra persona y su re-

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lación con ésta (amor enfermizo). De manera que, en esta serie de
tres artículos sobre las relaciones familiares, hablaremos de «de-
pendencia emocional», pensando primero en la relación de pareja,
posteriormente en la relación padres e hijos solteros y finalmente,
en la relación hijos casados y sus padres.

«SI NO ESTOY CONTIGO, NO SOY FELIZ»


¿Prefiere usted que su pareja esté cerca o esté lejos? Hay un refrán
matrimonial popular que dice: «Lloraba la casada por su marido y
ahora llora porque ha venido». El mismo indica que la esposa ex-
traña al esposo cuando sale de viaje o se ausenta de casa, pero
cuando vuelve aparecen de nuevo los conflictos en la vida de la pa-
reja. Así que, «si te vas te extraño, si estás me haces daño». Esto ha-
bla de dependencia emocional o alguien que se aferra a una rela-
ción amorosa tóxica.

En el matrimonio, por ejemplo, la persona que tiene dependencia


emocional quiere que su pareja le acompañe a todo lugar y en todo
momento. Si la esposa tiene dependencia emocional enfermiza de
su esposo, le pedirá que hagan las compras juntos, que vayan a de-
jar juntos a sus hijos al colegio, que vayan al gimnasio a la misma ho-
ra, etc., etc., etc. Por supuesto, tanto el esposo como la esposa de-
ben dedicarse tiempo suficiente, ya que un buen matrimonio no
funciona con sobras de tiempo, pero a la vez, cada uno necesita su
espacio y debe cumplir con sus compromisos. En este caso, estamos
hablando de una relación tóxica.

Las personas codependientes son obsesionadas y no tanto ena-


moradas, su mayor temor es ser abandonadas por su pareja, por lo
que se aferran a ésta cueste lo que cueste, ya que son inseguras de sí
mismas y centran su felicidad en la otra persona; ignorando que la

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felicidad es interna y depende de nosotros mismos. Llegan a depen-
der tanto emocionalmente del cónyuge, que se aíslan socialmente o
se alejan de amistades y familiares.

En 1 Corintios 13:4-7 el apóstol Pablo nos ofrece una larga lista de


características del amor. Entre ellas, nos enseña que el amor cristia-
no no es egoísta. Eso lo afirma en 1 Corintios 13:5, cuando dice que:
«El amor… no busca lo suyo» (RV60). Una versión en idioma inglés
dice: «No busca su propio beneficio» (NASB). Es decir, aquella per-
sona que ama a su cónyuge, no busca sus propios intereses porque
no es egoísta. La persona egoísta solamente se ama a sí misma y
acapara a su cónyuge para sí.

NO ASFIXIE A SU PAREJA
¿Conoce usted la llave inglesa? Se trata de una herramienta para el
montaje de tornillos y tuercas de cabeza hexagonal. Esta llave se
distingue de otras, por ser ajustable pues contiene una mordaza
dentada compuesta por una parte fija y otra móvil ubicada debajo
de la boca, cuya parte interior es lisa para no dañar las tuercas y ca-
bezas de tornillos, y para aflojar o apretar lo suficiente con el fin de
poder realizar el trabajo necesario. Siendo que ésta y otras llaves tie-
nen la función de apretar, usamos la analogía de la llave inglesa de la
asfixia; ya que muchas parejas son tóxicas, por lo que aprietan, aho-
gan o asfixian emocionalmente con un tipo de relaciones de code-
pendencia.

Si usted ama a su pareja, no le ahogue, no le asfixie, no le apriete.


No busque únicamente su propia felicidad, su propia satisfacción,
su propio bienestar. Busque el bienestar de su pareja, pues el matri-
monio es asunto de dos. Ustedes son una sola carne. El verdadero
amor no busca lo suyo, no es egocéntrico. El amor de Jesucristo no

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fue egoísta, nunca pensó en su propio beneficio, pensó en el nues-
tro. Por lo tanto, busque el bienestar de su cónyuge y encontrará su
propio bienestar.

MÁS CONTROL QUE AMOR


En la relación matrimonial de codependencia uno es controlador y
el otro es sumiso, uno es cuidador y el otro es cuidado. En su rela-
ción de pareja, ¿cómo se considera usted?: ¿Es demasiado controla-
dor o controladora con su cónyuge o le tiene la suficiente confianza
como para vivir despreocupado o despreocupada? Por otro lado:
¿Le gusta o le gustaría que le controlen constantemente? A nadie le
agrada que le controlen, entonces no caiga usted en el extremo de
supervisar una y otra vez dónde o con quién anda su pareja. El ma-
trimonio es una relación que debe estar basada en el amor, el respe-
to y la confianza.

Cuando no hay confianza, hay celos, hay control excesivo. En ese


sentido, Cantares 8:6 afirma: «Duros como el Seol los celos; sus bra-
sas, brasas de fuego, fuerte llama» (RV60). La comparación que la
Biblia hace de los celos es buena, ya que éstos se convierten en bra-
sas calientes que no podemos tolerar en el matrimonio, en un mo-
mento dado. Por supuesto, no se debe caer en el libertinaje, pero
tampoco en la vigilancia constante. Una persona controladora se
convierte en perseguidora: Registra la billetera o la cartera del cón-
yuge, el teléfono, la agenda, la computadora o la ropa, para encon-
trar algún indicio de infidelidad. Ojo con eso, ya que, con estas acti-
tudes en lugar de preservar a su pareja, le está alejando de su lado.
Es que a nadie le gusta que le atormenten con interrogatorios al es-
tilo policíaco.

Por lo tanto, si quiere que su relación perdure, está bien llamar

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una o dos veces al día a su
Recuerde: una cosa es cónyuge si es necesario, pe-
ro nuestra pareja no se
cuidar de su cónyuge, podrá concentrar en su
trabajo ya sea fuera o den-
y otra totalmente dife- tro de casa, si le estamos
rente es ser dominante llamando o escribiendo
mensajes de texto a cada
o controlador. rato. Recuerde: una cosa es
cuidar de su cónyuge, y
otra totalmente diferente
es ser dominante o controlador. Si usted es una persona posesiva,
tome en cuenta que este comportamiento deja consecuencias gra-
ves en cualquier relación. Además, debe revisar si no tiene un vacío
afectivo. Es decir, si no recibió suficiente amor en casa y ahora lo re-
clama en su pareja. En ese caso, busque ayuda profesional para le-
vantar su autoestima.

NI INDEPENDENCIA, NI DEPENDENCIA,
NI CODEPENDENCIA, SINO INTERDEPENDENCIA
Sean una pareja interdependiente. La pareja no puede ser indepen-
diente pues ya no son más dos sino uno (yo hago lo que quiera, yo
no tengo que rendirte cuentas, yo me basto solo o sola) eso es inde-
pendencia. Tampoco pueden ser dependientes el uno del otro, por-
que eso no es sano (tú me cuidas, tú me proteges, tú me provees).
Menos aún, deben ser codependientes (asumo tus problemas, y me
preocupo más por ti que por mí, me olvido de mis propias necesi-
dades, sin ti me muero).

Deben ser interdependientes, significa que el enfoque ya no está


en el yo o la independencia, ni en el tú o la dependencia o hasta co-

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dependencia, sino en el nosotros o la interdependencia (nosotros lo
lograremos, nosotros nos apoyaremos, nosotros nos esforzaremos).
Es decir, tú y yo. Pero esos tú y yo vuelan juntos, no amarrados. Us-
ted no puede pretender que dos pájaros logren volar si tienen las
alas atadas el uno al otro, pero si pueden volar el uno junto al otro.
En su matrimonio vuelen juntos, hacia la misma dirección, con los
mismos planes, pero no atados emocionalmente.a

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«Hijitis aguda», un mal
que afecta a muchos padres
DEPENDENCIA EMOCIONAL EN LA RELACIÓN
DE PADRES E HIJOS SOLTEROS

¿ Es usted de los cónyuges que les dan prioridad a los hijos, en de-
trimento de la relación con su pareja? Así como algunos adul-
tos padecen de «mamitis» o «papitis» y acuden a sus padres
en lugar de auxiliarse con su cónyuge para buscar apoyo emocional,
existen también madres y padres que padecen de «hijitis aguda» o
una relación de codependencia con los hijos. Es decir, que aman
más a sus hijos que a su cónyuge y les dedican más tiempo, descui-

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dando la relación conyugal. Como resultado, el matrimonio se debi-
lita y el cónyuge despreciado es tentado a buscar amor y atención
en otra persona, cayendo muchas veces en el adulterio.

En Génesis 2:24 Dios decretó: «Por tanto, dejará el hombre a su


padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne».
Una persona casada no es una sola carne con su papá o su mamá,
ya que abandonó el nido y ha formado su propio hogar. Tampoco
es una sola carne con sus hijos, pues el cordón umbilical que unía a
madre e hijo o hija, fue cortado en el momento del nacimiento y el
cordón o lazo físico con los padres, es cortado en el momento del
casamiento de dicho hijo o hija, pues ahora debe vivir independien-
temente.

HIJITIS AGUDA, DEPENDENCIA SEGURA


Por lo tanto, dar prioridad a los hijos antes que al cónyuge es un
error, porque los hijos están con nosotros temporalmente, mientras
que la relación con nuestro cónyuge es por toda la vida. En ese sen-
tido, hay que preparar a los hijos para que un día se independicen y
formen sus propios hogares. No debemos apegarnos demasiado a
ellos, porque se creará una mutua dependencia emocional. De allí
que muchos hijos adultos no pueden soltarse de la falda de mamá o
del abrigo de papá y que muchos padres se sienten inútiles sin sus
hijos al lado.

A los hijos hay que amarlos, cuidarlos, educarlos, proveerles,


orientarlos y darles buen ejemplo, sin caer en la «hijitis aguda» o
llegar a idolatrarlos, en una relación tóxica. El balance ideal es ser
padres y madres responsables y amorosos, pero sin descuidar la re-
lación conyugal, más bien, fortaleciéndola constantemente.

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LA SOBREPROTECCIÓN ES UNA MALA ACCIÓN
¿Consiente usted a sus hijos concediéndoles todos sus gustos?
Cuando su hijo o hija deja su cuarto desordenado, ¿recoge usted y
ordena sus libros, zapatos, juguetes y ropa? Cuando le piden dinero
para gastar, ¿se los da siempre?

Definitivamente, uno de los errores más comunes que se come-


ten en la crianza de los hijos es ser padres sobreprotectores, súper
amparadores, que miman en exceso a los hijos, los protegen, acari-
cian, consienten y abrigan sin cesar. Es por eso que Proverbios 29:15
nos advierte:

«La vara y la corrección dan sabiduría; mas el mucha-


cho consentido avergonzará a su madre» (RV60).

El hijo consentido será una vergüenza para su madre, nos dice el


proverbista. Es interesante que en este caso se menciona a la madre
y no al padre, porque generalmente son las madres quienes más
consienten a sus hijos. Tomemos en cuenta que este versículo de la
Palabra de Dios anima a los padres a aplicar la disciplina amorosa
pero firme a los hijos.

Sin embargo, los padres consentidores son aquellos que viven di-
ciendo: «Cuidado, mi hijito(a), no te vayas a lastimar», o «no te
preocupes que mamá o papá está contigo», y frases similares que
reflejan sobreprotección, lo cual es una mala acción, ya que condu-
ce a la dependencia emocional. Por supuesto, es necesario cuidar y
proteger a los hijos, pero no al punto de formar niños tímidos, que
fácilmente se desaniman y que no se pueden valer por sí mismos
cuando llegan a la juventud y a la edad adulta.

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Recuerden que los hijos desarrollan una habilidad extraordinaria
para manipular a los padres. Si los padres caen en la trampa, pier-
den autoridad en todos los aspectos; por lo cual, deben ser cariño-
sos y pacientes, pero también, lógicos, justos e inflexibles a la hora
de imponer los principios y valores fundamentales.

Por otro lado, los hijos


son muy hábiles para salirse
con la suya, por lo cual, los
padres deben ser inteligen-
Uno de los errores más
tes para no entrar en su jue- comunes en la crianza
go. Es importante negociar
con el hijo. Esta es una for- de los hijos es ser pa-
ma de escucharle, de to-
marle en cuenta, de cono-
dres sobreprotectores,
cer sus ideas, necesidades e súper amparadores,
intereses; de mantener el
diálogo abierto y de ayu- que miman en exceso
darle a madurar. a los hijos, los prote-
Por lo tanto, si usted per- gen, acarician, consien-
mite que sus hijos hagan lo
que quieran y no les impo-
ten y abrigan sin cesar.
ne reglas, solo estará for-
mando hijos emocionalmente inestables. Delégueles a sus hijos
ciertas responsabilidades, oficios o quehaceres en su casa, de acuer-
do a sus edades. Corrija sabiamente sus tendencias negativas.
Muéstreles mucho amor, pero recuerde que Dios disciplina a sus hi-
jos porque los ama. Amor sin disciplina, no es amor.

Guarde el equilibrio. Sea firme y amoroso como padre o madre

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de familia. Esto debido a que los padres sobreprotectores quieren
estar al tanto de cada aspecto de la vida de sus hijos adolescentes.
Sin embargo, están asfixiando el desarrollo de la personalidad de
sus hijos, pues no les permiten asumir sus responsabilidades y están
criando hijos dependientes de ellos. ¡Cuidado porque el fenómeno
hoy en día en muchos casos es el nido lleno o aquellos hijos adultos
de 3, 4 o 5 décadas que nunca abandonan el hogar!

LA META: HIJOS INDEPENDIENTES Y REALIZADOS


Por supuesto, los hijos nunca llegarán a una dependencia total de
los padres, ya que aún casados necesitan de su apoyo, y porque los
miembros de la familia son interdependientes. No obstante, la meta
de los padres de familia debe ser, darles todas las herramientas para
que lleguen a ser autosuficientes, seguros de sí mismos, que desa-
rrollen sus destrezas y capacidades, que tengan principios y valores
o una base espiritual firme, que se respeten a sí mismos y que respe-
ten a los demás, que corten las alas de la dependencia paterna o
materna y que vuelen con sus propias alas con el favor de Dios.

Una vez logren dicha independencia, no significa que ya no les


vamos a apoyar, ya que los padres siempre deben estar dispuestos a
ayudar a sus hijos en todo aspecto, pero permitirán tranquilamente
que tomen sus propias decisiones, siendo que se han dado a la tarea
de enseñarles y orientarles. ¡Nada más satisfactorio para los padres
que ver a sus hijos realizados! Recuerde que: Los logros de los pa-
dres, a los hijos enorgullecen, pero los logros de los hijos, a los pa-
dres engrandecen.a

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¡Cuidado con el cordón
umbilical en el matrimonio!
DEPENDENCIA EMOCIONAL EN LA RELACIÓN
ENTRE HIJOS CASADOS Y SUS PADRES

¿ Conoce usted personas que cuando estaban solteras no llega-


ban a casa pues querían estar todo el tiempo con el novio o no-
via, pero ahora que están casados quieren pasar más tiempo
con sus padres que con su pareja? Tal parece que el ser humano es
complicado. Al continuar con nuestra serie de temas sobre la code-
pendencia emocional en la familia, hablamos en este tercer y último
artículo sobre la importancia de cortar el cordón umbilical con

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nuestros padres, una vez casados, para darle su lugar e importancia
a nuestro cónyuge.

Como sabemos, en Génesis 2:24 se estableció:

«Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y


se unirá a su mujer, y serán una sola carne» (RV60).

Dejar a padre y madre no significa desatenderlos, pero tampoco


quiere decir que ellos nos abandonan a nosotros, en el sentido de
que ya no se interesen en apoyarnos o que dejen de tener interés
por nuestro bienestar integral. El apoyo y los consejos de los padres
siempre son necesarios, pero debe haber un límite en nuestra rela-
ción con ellos. De lo contrario, habrá problemas entre suegros y
nuera o suegros y yerno. Por esa razón muchos afirman que Adán y
Eva fueron la pareja más afortunada porque no tuvieron suegros, ni
cuñados. Adán no dijo: «¡Que viva mi suegra, pero que viva bien le-
jos de aquí!», como algunos lo hacen. Tampoco se vio en la necesi-
dad de poner un epitafio sobre una tumba que dijera: «Aquí des-
cansa mi suegra en paz… y en casa ahora todos descansamos en
paz», simplemente porque no la tuvo. Desde luego, son muchos los
chistes que se hacen acerca de las suegras, pero en realidad hay mu-
chas suegras que desempeñan muy bien su papel, sin entremeterse
en los asuntos de su hija y yerno, o hijo y nuera.

De modo que si usted es de las personas ya casadas pero que to-


davía tienen mamitis o papitis aguda —es decir, que todavía se co-
bijan emocionalmente bajo la falda de mamá o bajo el abrigo emo-
cional de papá—, debe entender que una vez casados, cada situa-
ción la debemos resolver con nuestra pareja. Podemos recibir con-
sejos de los padres o de los suegros, pero simplemente como suge-

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rencias; las decisiones las tomamos nosotros como pareja, ya que
somos una familia independiente.

NO SE VICTIMICE
Victimismo es disfrazarse de víctima simulando un embate inexis-
tente, para conseguir la atención de otra persona y recibir muestras
de compasión. Precisamente, una de las maneras en que el hijo o la
hija casada se acerca a sus padres es con esa actitud negativa que se
usa para manipularlos emocionalmente. Generalmente son las mu-
jeres las que se victimizan, pero hay también un alto porcentaje de
hombres que lo hacen. Lo cierto es que, cualquiera que lo haga, de-
muestra falta de madurez.

Éxodo 14:11-12 narra:

«Y dijeron a Moisés: ¿No había sepulcros en Egipto,


que nos has sacado para que muramos en el desierto?
¿Por qué has hecho así con nosotros, que nos has saca-
do de Egipto? ¿No es esto lo que te hablamos en Egip-
to, diciendo: Déjanos servir a los egipcios? Que mejor
nos fuera servir a los egipcios, que morir en el desier-
to» (RV60).

Note que los israelitas se quejaron y se victimizaron, a pesar que


Dios les había prometido la libertad. Ellos ya habían salido de Egip-
to, pero Egipto no había salido de sus corazones. Preferían la escla-
vitud que superar los obstáculos y conseguir su libertad. Lo mismo
pasa con las personas que se victimizan, consideran que no mere-
cen vivir lo que están viviendo. «Esto no es justo, mamá», «No lo
merezco, papá», «¡Qué desgracia! ¿Qué hice yo para merecer es-
to?», «¿Por qué me tenía que ocurrir esto a mí?», dicen. General-

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mente son expertos en hacer dramas, pues tienen la habilidad de
conmover a los demás con sus llantos, lamentos y hasta gritos.

Si este es su caso, deje de llamar la atención de esa manera con


sus padres, no mendigue protagonismo, no sea chantajista, recuer-
de que ya no es un niño o niña. Más bien, hágase responsable y lu-
che por mejorar su situación conyugal. Si usted está casado o casa-
da con una persona victimista: mantenga la calma ante sus lamen-
tos y dramas, trace límites a las demandas o insistencias; muestre
amor y comprensión, pero también firmeza para sanar el corazón y
la relación.

NO CULPE A
SU CÓNYUGE
Otro grave error que co-
mente el hijo/a casado/a es
El apoyo y los consejos culpar a su cónyuge, a sus
de los padres siempre espaldas o en su presencia,
ante sus padres: «Por su
son necesarios, pero culpa no alcanza el dine-
ro», «Por su culpa nuestros
debe haber un límite hijos son malcriados»,
en nuestra relación «Por su culpa tenemos
problemas». Cuando en un
con ellos. De lo contra- matrimonio ambos cónyu-
ges se acusan mutuamente
rio, habrá problemas. y nadie asume las respon-
sabilidades, es clara señal
que dicha relación está dé-
bil.

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Obviamente que no es saludable culpar ni sentirse culpable. Si
usted culpa a su pareja, significa que no vive satisfecho, y si se siente
culpable puede terminar deprimido o deprimida. La culpa es un
sentimiento sumamente negativo y es una forma de manipular al
consorte. La persona que se siente culpable vive reprochándose por
qué hizo lo que hizo, por qué dijo lo que dijo. En una palabra, vive
disgustada consigo misma. Por otro lado, la persona que culpa al
otro, demuestra inmadurez al no asumir la responsabilidad.

Por supuesto, esto no es nada nuevo. Se dio en la primera pareja


humana: Génesis 3:9-13 relata:

«Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde


estás tú? Y él respondió: Oí tu voz en el huerto, y tuve
miedo, porque estaba desnudo; y me escondí. Y Dios le
dijo: ¿Quién te enseñó que estabas desnudo? ¿Has co-
mido del árbol de que yo te mandé no comieses? Y el
hombre respondió: La mujer que me diste por com-
pañera me dio del árbol, y yo comí. Entonces Jehová
Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la
mujer: La serpiente me engañó, y comí» (RV60).

Luego de que Adán y Eva desobedecieron, Dios los confrontó. Sin


embargo, Adán culpa primero a su esposa: «la mujer», e inmediata-
mente culpa a Dios mismo: «que me diste». En una palabra, «si no
fuera por ella, y si tú no me la hubieras dado, todo estaría bien».
Eva, por su parte, culpa a la serpiente: «Me engañó». Sin embargo,
no la obligó. El enemigo puede persuadirnos a pecar, pero cada uno
toma la decisión de agradar a Dios u obedecer a Satanás. De mane-
ra que tampoco dicha excusa tenía validez. Por ello, no culpe a su
cónyuge de nada, el matrimonio es asunto de dos. Si las cosas no

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marchan bien, los dos deben trabajar en equipo y sin culparse mu-
tuamente para sacar adelante su hogar, pero sin involucrar a sus pa-
dres o a sus suegros.

Dele prioridad a su cónyuge sobre sus padres. ¡Es tiempo de ma-


durar y romper ya con el cordón umbilical!a

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