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Para mantener en buen estado la carrocería, lo más efectivo es lavarla con frecuencia -
cada dos o tres semanas está bien- o, mejor dicho, mantenerla limpia de impurezas que
puedan dañar la pintura como pueden ser los excrementos de aves, la resina de los
árboles, los restos de sal o los -salpicones- de alquitrán de alguna carretera en obras.
Si, además, quieres una protección suplementaria para la carrocería, lo ideal es aplicar
una capa de cera protectora en toda la chapa después de cada lavado. Lo malo es que
conlleva una media hora de trabajo extra y, por eso, poca gente lo hace. La cera es la
que mejor protección ofrece para la chapa (pintura).
Sin duda, es preferible lavar el coche a mano antes que a máquina, ya que las cerdas de
los rodillos que hay en los túneles pueden arañar la pintura o, incluso, dañar algún
elemento que sobresalga de la carrocería como los espejos retrovisores, un alerón... Los
tres pasos para lavar la carrocería son:
Cuando nieva, las máquinas quitanieves esparcen sal en el asfalto para que la nieve se
derrita. Es importante no dejar que esa sal permanezca acumulada en los bajos de la
carrocería, pues produce corrosión. Si el coche tiene restos de sal, conviene dar un -
manguerazo- a la parte inferior del coche cuanto antes.
Es conveniente revisar los bajos del coche cada 60.000 km para localizar posibles puntos
de óxido. También resulta bueno aplicar cera protectora allá donde se vea cierto
deterioro, aunque esto es mejor que te lo hagan en un taller.
Para que no se agrieten las gomas de las puertas, juntas... existen ceras específicas para
estos materiales. Aplicarlas cada cuatro o cinco meses viene muy bien para prevenir su
deterioro, lo cual es importante porque, en ese caso, entrará agua en el habitáculo.
Para evitar desajustes en la carrocería, hay que tener cuidado al abrir las puertas para
que no hagan -tope-, pues así se acabarían produciendo holguras. Tampoco hay que
cerrar las puertas, el portón o el capó de forma muy violenta, porque después
aparecerán desajustes y ruidos molestos.
1. Quitar pintura antes de soldar o unir, para retirar otros materiales y dejar el metal
a la vista a fin de poder realizar reparaciones.
2. Retirar líneas o puntos de soldadura de piezas de metal.
3. Cortar metal.
Para el sellado de juntas para tus necesidades de acabado, junto con distintos
aplicadores, esto te permite lograr diversos acabados y reproducir el aspecto original.
Tanto si se trata de sellado de juntas estándar.
Las ceras para cavidades internas de color ámbar o transparentes son una forma sencilla
y eficaz de garantizar la protección contra la corrosión, uno de los aspectos más
importantes de las reparaciones de automóviles.