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Se empleó por primera vez la palabra “rinascita” como instrumento lingüístico para
diferenciar dos períodos históricos caracterizados fundamentalmente del siguiente
modo:
- La Edad Media, larga era decadente y bárbara, que se alzó sobre las ruinas de la
civilización romana.
- Y frente a esa época oscura, Italia produjo una “rinascita” de la civilización, gracias
al rescate y traducción de las obras originales del mundo clásico.
Para Burckhardt el tránsito se produce de manera radical, una reacción total al pasado
inmediato. También interpreta de manera radical l dicotomía Italia/resto de Europa
(gracias al “genio itálico”). Los italianos vislumbraron, descubrieron y ejercieron el
sentido individual del sujeto.
Por tanto, según B, las principales características del Renacimiento (italiano) fueron:
Individualismo
Mundo antiguo redivivo
laicismo
Igualdad social
espíritu nacional (nacionalismo)
Elaboró una imagen muy viva y atractiva de la cultura renacentista que aún perdura, pero
no tematizó expresamente la cuestión de una filosofía peculiar del Renacimiento. Hay
posiciones que niegan su existencia.
Durante el siglo XX se desarrollan dos posiciones opuestas acerca del carácter filosófico
del Humanismo. Paul Oskar Kriteller, representante de la corriente que lo niega, frente a
Eugenio Garin, quien defiende el estatuto específicamente filosófico de los humanistas,
auténticos creadores de la primera filosofía moderna.
Kristeller defiende que fue todo aquello*, y también filosofía moral, pero nunca filosofía
metafísica o lógica, ni ninguna disciplina fuera de los studia humanitatis, y remonta a los
sofistas esta tradición humanista, al margen de la verdadera filosofía, negando con ello el
estatuto filosófico a las humanidades, del mismo modo que lo hiciera Platón con la
sofística. Filosofía y retórica son enemigas seculares, del mismo modo cuando los
humanistas se alzaron como enemigos de la filosofía de su tiempo, que no era otra que la
escolástica aristotélica.
Pero la posición más aceptada es que el Renacimiento fue una época en sí misma, que
creó una filosofía específica, propia, pero que ni implica que fuera una época desgajada y
contraria a la Edad Media; sería la “tesis de la contigüedad”. Entre ambas hubo fuertes
vínculos así como profundas rupturas.
2. MODERNIDAD E ILUSTRACIÓN
Debemos ahora señalar su ubicación en relación a la Modernidad. En el Renacimiento
nació la primera filosofía moderna. Por tanto, la primera filosofía moderna habría sido la
filosofía humanista. El Humanismo integró en sí mismo ya una filosofía, la primera
filosofía moderna. Aquellas características ya señaladas, suscitaron pautas mentales
como la crítica, la ruptura del principio de autoridad, la independencia de criterio, el
sentido histórico, pasaron a la modernidad, que no podría haber emergido sin los
humanistas. Hay quienes pretenden encubrir el inequívoco papel de la teología católica
como verdadero poder retardador y hostil de la ciencia moderna. La dicotomía entre
humanismo y ciencia es falsa. La dicotomía real fue la que se estableció entre teología
cristiana y ciencia, de hecho, el humanismo fue una etapa decisiva en la preparación
conceptual de la ciencia moderna. El rescate de obras antiguas olvidadas o desconocidas
ayudará a la ciencia moderna.
El humanismo creó una filosofía en sí misma; en su base, una nueva visión del mundo,
que quería refutar la del pasado, atacando sus formas expresivas. Se dio cuenta de que la
forma literaria determina la posibilidad de éxito.
V. CONCLUSIÓN
La Filosofía del Renacimiento tiene estatuto propio y diferenciado respecto a la Edad
Media, guardando imbricaciones y contigüedades. El programa humanista tuvo
repercusiones en la filosofía, contiene en sí ya una filosofía propia, una nueva mirada del
mundo, engendrando un discurso propio: una filosofía de la finitud, de la ironía frente al
relato escolástico que cerraba el mundo en una forma reductiva de la dialéctica. El
Humanismo creó el espíritu de la Filosofía Renacentista.
EL HUMANISMO
No se trata de un regreso sin más a las formas agustinianas de indagar en el sujeto, es decir,
Petrarca promueve un replegarse hacia sí mismo, no para buscar la fe y al margen de la
razón, sino a través de los estudios humanísticos de los clásicos. Un conocimiento interior a
través del lenguaje, de la retórica ciceroniana, a través de las humanae litterae. Esta
necesidad del autoconocimiento tuvo repercusiones de alcance moral y político. El auto-
conocimiento socrático tiene su culminación en la vida práctica, ese saber de sí no puede
activarse sin la alabra y el diálogo, cobrando preeminencia la vida activa sobre la
contemplativa.
En el grado más bajo se encuentra la virtud política, propia de la vida activa; quien
elige vivir de este modo lo hace en bien de la felicidad pública.
Los siguientes tres tipos de virtud se corresponden con otros tres grados de
alejamiento de la vida activa en os de la vida contemplativa:
o La virtud purificadora purga de los afectos sensitivos del mundo material y
prepara el ánimo para la filosofía
o La virtud perfeccionadora supera los restos de vida afectiva y abre al hombre
al camino de la santidad
o La virtud ejemplar abre el espíritu del solitario hacia la comunión con la idea,
que en su nivel es Dios
Todos estos aspectos serán el germen del humanismo inmediatamente posterior. El carácter
lírico y existencial del humanismo petrarquista no estuvo exento de una dimensión social y
política, todo lo contrario..
Sostenía Bruni que el buen gobierno dependía del buen decir, es decir, de la elocuencia,
considerando necesario llevar a cabo un trabajo filológico, una depuración del latín, de
manera que el decir bárbaro de la escolástica quedara arrinconado gracias a la recuperación
del buen latín de Cicerón. Su dominio del latín y del griego le facultó para realizar las
primeras traducciones directas y depuradas de las obras de Platón, Aristóteles, Jenofonte,
Plutarco…, ninguneando la traducción medieval de la obra.
Quiere reconstruir la imagen que la Edad media había propiciado acerca de la filosofía
aristotélica, que había servido para justificar el valor superior de la vida contemplativa sobre
la vida activa, ideal que contradecía la revalorización de la vida social y política que el
humanismo quería fomentar.
Bruni acusa a los teóricos medievales de haber alterado el verdadero sentido que Aristóteles
hace de la vida contemplativa en su Ética, señalando la imposibilidad de comprender a
Aristóteles sin asumir al ser humano como animal político, cuya vida se cumple dentro de la
comunidad. El sumo bien es ser virtuoso, pero depende de la efectiva realización del deber
social y público, desde el punto de vista aristotélico , el ser humano virtuoso no puede
desarrollarse al margen de la vida pública. Es desde luego una vida dedicada al cultivo
intelectual, pero no en soledad, siempre virada hacia la responsabilidad cívica. Según el
Aristóteles de Bruni, la felicidad del ser humano se cifraría en el cultivo intelectual por pate
de un ser humano comprometido con sus semejantes políticamente. Bruni revalorizará la
noción de placer como elemento fundamental de la vida buena.
Hasta el momento, la historia del poder se había explicado en base a argumentos abstractos
donde Dios tenía un papel importante,, su interpretación hace del pueblo y de sus valores
republicanos el verdadero sujeto de la historia; privilegia los elementos psicológicos de lo
político, teniendo en cuenta las relaciones internacionales de poder, sin acudir a
explicaciones abstractas. El artífice de la historia del poder no es Dios sino los pueblos
quienes construyen su destino según su virtus. Será ésta la que defina el sentido de su
sistema de gobierno, y simpre buscará la manera de imponerse.
2. POGGIO BRACCIOLINI
También del entorno de Salutati, llegó a descubrir valiosos textos de la Antigüedad.
Una idea fuerte de su pensamiento, eje definitivo del Humanismo, es su noción de virtud
como mérito. Pone en tela de juicio la nobleza de sangre estamental, el hombre virtuoso es
aquel que conquista su propio destino a través de sus obras, aunque deja abierta la cuestión
sobre cuál tipo de vida es mejor, la activa del político o la contemplativa del intelectual. Esta
virtud se fundamenta en méritos intelectuales pero también públicos. El virtuoso es aquel
que hace méritos en bien de la libertad de su patria, una idea de virtud en base al mérito
individual. Debe sortear a la fortuna, caprichosa, a través de su esfuerzo y su inteligencia, lo
que lo desvincula del misticismo de la salvación, conque el cristianismo medieval dotaba de
seguridad a los seres humanos.
En Sobre la inconstancia de la fortuna ofrece los dos modelos al respecto, sin definirse por
ninguno de ellos:
Esto entroncaba con los valores cívicos públicos romanos, cada ciudadano era artífice de su
propia suerte, esfuerzo que la fortuna podía desbaratar. El precio de la liberación del
determinismo estamental y la virtud de la sangre, fue la pérdida de la seguridad personal y
la necesidad del esfuerzo por construir su propia virtud.
Arte y política se encuentran en la idea de virtus de Alberti. Del mismo modo que la libertad
política de la república se funda en el orden y proporción de sus clases de manera que
ninguna somete a las demás, todas se equilibran, el arte representa la proporción y el
equilibrio de la naturaleza.
Frente a esta idea de virtus se contraponía la tradición escolástica, a la que Alberti ataca por
sus investigaciones metafísicas que en nada aprovechan al ser humano. Para él, la filosofía,
en buena línea humanista, debía ser indagación moral y política., y ha de poner sus mejores
dotes intelectuales en disposición del bien común. Ignora la virtud cristiana como bien
abstracto, se inspira en la noción clásica de virtud como areté, virtuoso es el ciudadano que
se ejercita intelectualmente en el pensamiento, en la expresión pública del mismo a través
de la elocuencia y el actuar técnico para bien común.
4. LORENZO VALLA
a) Epicureísmo
Convierte a la filología en el método propio de la filosofía., el espíritu crítico de la filosofía
moderna comienza a través de la filología renacentista. Denuncia de lo falso y del error
mediante técnicas que permiten neutralizar los supuestos ideológicos de sus adversarios,
fundamentalmente escolásticos, a quienes acusa de basar sus argumentos en errores, como
por ejemplo, les acusa de ignorar el verdadero concepto de placer y de ahí vilipendiar la
defensa neoepicúrea de la relación entre placer y cristianismo. Un error de traducción tuvo
consecuencias conceptuales y doctrinales devastadoras para comprender la relación del
cristianismo con lo material (restablecimiento de la dignidad del cuerpo).
Valla intenta unir la tradición clásica con el cristianismo. Dada la naturaleza dualista del
hombre, reconoce dos tipos de placeres, según se refieran al cuerpo o al alma:
- los placeres naturales, se dan a través de los sentidos y generan satisfacción natural
- los placeres del espíritu, aquellos que se satisfacen a través del trabajo intelectual.
Considera un tipo de placer más alto, el que se obtiene a través del amor a Dios.
b) El poder de la filología
Los textos debían ser depurados para acceder al verdadero sentido. El tiempo sacralizaba el
pasado y también corrompía la verdad misma. Valla quiere extraer el sentido originario, la
verdad primigenia del documento. Se aleja de la hermenéutica jurídica que sometía el texto
al contexto del lector, con el fin de extraer un sentido acorde a los intereses interpretativos
del presente. El texto era considerado una realidad del pasado, que nos llegaba
distorsionado por falsas interpretaciones acumuladas en el tiempo. El filólogo debía
devolverlo a su voz original, de modo que hablara al presente sin perder su genuina voz del
pasado.
Sin la filología, la filosofía humanista no hubiera podido llevar a cabo su profunda crítica a
las falacias y prejuicios aceptados universalmente.; algo que el Renacimiento comparte con
la Ilustración.
Creía que los embrollos dialécticos no servían para nada cuando la verdad (que es la verdad
de la fe cristiana) se obtiene a través de la vida sencilla. L a teología escolástica había
llenado la fe de pomposas definiciones de las cosas que nada tenían que ver con el mensaje
original del cristianismo. Observa en la escolástica una soberbia de la razón en su intento
por definir y reducir a concepto el misterio de la vida y la salvación.