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Hermosa Rendicion-Vanesa Osoriocanal
Hermosa Rendicion-Vanesa Osoriocanal
Vanesa Osorio
Published: 2021
Source: https://www.wattpad.com
Prólogo
Durante el camino cerré los ojos e intenté no pensar en nada, quería dejar de
pensar. Diego me miraba reojo y me limpié las lágrimas que seguía
cayendo, suelto un suspiro y apoyó mi cabeza en la ventanilla.
—Tal vez debimos ir en metro.
—¿Cómo?
—Si, porque así podrías haber manoseado otro poco más, pervertida—
me dice juguetón y niego con la cabeza.
—Yo no te manosee era movimiento del metro. Eres tú que tenía una
erección, pervertido—me defiendo.
—¿Pervertido yo? ¿Y qué hay de ti? Todavía me duele el estómago por
los pellizcos que me metiste en el metro —se defiende frotándose la zona
aludida con descaro—. ¿No crees que deberías darme al menos un masaje?
—Lo hice para sobrevivir.
—Ah, claro y tenías que levantar mi polera y enterrar tus uñas en mi piel
para sobrevivir, también tengo manos y hombros donde pudiste afirmarte,
cariño—dice arrogante y sin perder el gesto de diversión en sus labios.
Me quedo callada y aprieto mis labios en una fina línea y él suelta una
carcajada donde varios mechones negros caen en su frente.
—¡Pervertida! —Exclama después de varios minutos en silencio.
—No hablaré más contigo sobre eso, además que dijiste que no iba a
confundir nada entre nosotros y lo sigues haciendo—le reclamó.
—Mmm...yo dije que no haría nada que tú no quisieras en ningún
momento dije que no iba a confundir las cosas o eso creo, bella, tengo un
oído selectivo. Tal vez me lo pase por alto.
Me quede callada era inútil hablar con Diego siempre nos vamos a llevar
la contraria. Entró en subterráneo y estacionó el coche de Cameron a lado
del suyo, caminamos juntos al ascensor. Diego levantó mi barbilla e hizo
una mueca.
—¿Qué te hizo imbécil? —pregunta molesto. Entramos en el ascensor y
me observa fijamente esperando una respuesta—. Escúchame, Anastasia,
Jorge no tiene la mejor reputación es un tipo que no acepta el no de ninguna
forma ha hecho cosas horribles a chicas, así que no me mientas.
—Intentó tocarme, pero le pegué así que no te preocupes por eso.
—Sabía que algo estaba tramando ese imbécil—aprieta sus manos en
unos puños y lo miró de reojo—. Antes era mi amigo.
—Ah, ¿y qué tengo que ver en eso? —Apoye mi espalda en ascensor y él
se pasó una por su pelo un claro gesto que no le gustaba el tema.
—Ya lo sabes Anastasia, me gustas—declaró en un susurro. Solté un
suspiro y me pasé una mano por la cara—. Y bueno casi toda la universidad
lo sabe, entonces Jorge no va a perder la oportunidad de fastidiarme con
eso.
Menudo lío estoy metida con este chico que ahora resulta que su ex
amigo lo va a pagar conmigo, eso es genial. Diego se muerde el labio
inferior varias veces, de seguro está pensando si eso me molesta.
—Perdona, Anastasia—apoyó su cabeza en la pared del ascensor y me
acerqué a él.
—No tiene culpa Diego, eres mi amigo podemos dejar este tema de lado
—suplique.
En ese momento las puertas se abrieron y ambos caminamos en silencio
al departamento de Diego. Él introdujo las llaves y abrió la puerta, se hizo
un lado para que pasara primero y luego cerró la puerta con cuidado.
—Anastasia—, susurra en mi oído y me hace dar un pequeño salto y él
ríe—. ¿Te gusta mucho leer?
—Me encanta eso ya lo sabes—le recuerdo, ya que hemos ido a la
biblioteca de Barcelona de hecho él mismo me llevó hace más de 3 semanas
atrás.
—Te quiero mostrar algo especial para mí—dice con voz ronca y toma
mi muñeca con cuidado—. Ven.
Pasamos la cocina y se paró en una puerta, sacó las llaves y alce una ceja
<<acaso tenía el cuarto rojo ahí>> Abrió la puerta y me dejo pasar a mi
primero y luego cerró la puerta quedando completamente oscura.
—Diego...
—Confía en mí, Anastasia, relájate—murmura. Su mano tapa mis ojos y
siento como pasa su brazo por mi cintura y me hace retroceder tres pasos
atrás—. ¿Estás lista?
Asiento con mi cabeza con emoción.
—Sí.
Sentí como apretaba un botón y destapó lentamente mis ojos, pestañeé
varias veces para acostumbrarme de nuevo a la luz. Ahogué un grito de
sorpresa y retrocedí un paso donde choqué con su duro abdomen. Mire a mi
alrededor y era como sacado de un cuento de hada las tres paredes estaban
repletas de libros tanto que había un pequeño pasillo con escalera. ¡Madre
mía! —Exclamó para mí misma.
—¿Te gusta? Es mi lugar preferido de mi departamento—confiesa,
tomando un libro que lo hace ver aún más guapo y tan fuera de lugar con
sus pantalones rasgados-roto de las rodillas y su camisa blanca que se apega
a su torso como una segunda piel.
—Diego...es hermoso...yo ¡Dios! —tartamudeo, mirando de nuevo las
paredes llenas de libro.
—Tiene una sonrisa preciosa, Anastasia, y creo que es la primera vez que
te veo tan contenta—mi sonrisa se agranda aún más—. Puedes venir aquí
siempre que quieras y te puedes llevar todos los libros que quieras.
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—¿Cuál es tu condición o precio? —preguntó con desconfianza.
—¡¿Qué?! No ninguno Anastasia, parece que para ti todo tiene un precio.
Él no tiene idea hasta qué punto es así, con los años solo me he vuelto
cada vez más desconfiada de la gente, ya que nunca sé cuáles son
intenciones reales y eso en fondo me asusta.
—Solo quiero que sonrías, además que somos amigos.
—¿Solo amigo?
Él se llevó las manos al pelo y solté una risa, me gustaba confundirlo.
Tome un libro que tenía un escritor. Miré la portada y es de medicina, lo
hojeé un poco y no entendí nada. Sentí un pequeño soplo en mi cuello y sus
manos se posaron encima de la mía.
—Tú sabes que yo quiero algo más, pero algo serio contigo, lo digo en
serio, Anastasia—murmura Diego, girándome con cuidado para quedar
frente a él—. Me gustas mucho, bella.
Me aclaro la garganta y me alejo de él con cuidado porque eso se puso
incómodo y fue por mi culpa.
—Era una broma Diego.
Él me mira de lado y con sus labios veo que me dice "Terca" y lo soy,
pero en estos momentos aún no me siento preparada para entrar en una
relación por ahora...tengo asuntos más importantes que el amor.
—¡Terca!—me susurra con un tono burlón.
—¡Imbécil! —le respondo con una sonrisa.
Él negó con la cabeza y caminó hasta el escritorio donde tenía una gran
pila de libros. Mire hacia arriba y es increíble solo se podía ver libro y nada
más que libro.
—¿Vives tú solo aquí? —Pregunte con curiosidad.
La verdad es que nunca lo he escuchado hablar sobre sus padres o
hermanos, algo sobre su familia. Él hizo una mueca y sus ojos se pusieron
tristes, pero se recupera con rapidez y adopta una interrogante pose de
regocijo, mientras se relame el labio inferior.
—Vivo solo—él se acerca a mí y me pone una sonrisa sensual—.
¿Preocupada, Anastasia?
—Eso quisiera tú, muchachote—digo burlonamente.
Me acerco a la estantería y empiezo a mirar los nombres de los libros,
algunos son libros recientes y otros son muy antiguos. Sonrió cuando veo
que tiene el libro de Romeo y Julieta al parecer le gustaba mucho este libro.
—Anastasia—, me llamo Diego.
—Sí, dime—sacó otro libro y empiezo a hojearlo con cuidado porque era
un libro antiguo que debe valer una fortuna porque era de Jane Austen y es
de primera edición.
—¿Quieres venir a mi pelea de hoy? —Cierro el libro y lo dejo en la
estantería.
—Mmm..., no lo sé porque no llevas a otra chica—le propongo con un
tono burlón.
Diego hace una mueca poco convencido por lo que le acabo de proponer
y niega con su cabeza.
—Quisiera que estuviera ahí.
—¿Para qué? —Contraataque con él.
Sonreí al ver que soltó un gruñido y es que era tan fácil sacarlo de sus
casillas y en fondo me gustaba molestarlo, pero él no tiene por qué saberlo.
—¿Quieres ir o no? —Dice exasperado y me rio.
Me encojo de hombros y suelto un pequeño bostezo fingido haciendo que
él de nuevo soltara un gruñido y yo me reí.
—Enojón—le sacó la lengua—. Será divertido verte pelear y que alguien
te patee el culo—bromeo con una sonrisa traviesa.
—A mí nadie me gana, Anastasia—dice con orgullo.
Suelto un bufido porque es un engreído enorme, estoy segura de que, si
me quedara encerrada en una habitación con Diego, él me robaría todo el
aire con su estúpido ego y su chiste malo.
—Ya lo veremos guapo. —Le guiño un ojo.
Nota Autora:
Hola personitas hermosa, este capítulo es más corto perdón, pero el
siguiente es más largo. Otra cosita espero que puedan escuchar la canción
que deje arriba, ya que fue la que me inspiro para hacer este capítulo y
loco de esta situación es que antes no había escuchado la letra bien y
después la busque y me di cuenta que va bastante bien con la historia entre
Diego y Anastasia.
Me bajo del todoterreno de Diego y miro la discoteca en donde están
adentro todos mis amigos. Me puse una chaqueta y caminé junto a Diego a
la entrada. Minutos después me muevo dentro de la discoteca, que está
arrebatada de gente y apenas se puede mover.
—¿Estás segura de que es aquí? —Grita Diego sobre la música.
Yo asiento e intento ver en dónde está mi grupo de amigos, pero no
puedo ver absolutamente nada. ¡Dios mío, tengo demasiada sed! Camino
donde está la barra.
—No, puedo ver nada hay demasiada gente aquí—. Me vuelvo para
mirar a Diego, quien estaba tamborileando los dedos en la barra esperando
que nos atendiera.
—¿Seguro que es aquí, Anastasia? —Vuelve a preguntar y asiento con
mi cabeza.
Él se acerca aún más y me sonríe coquetamente, pone un mechón detrás
de mi oreja.
—¿Quieres bailar Anastasia?
—¡No! —exclamó con rapidez—. Te mentí Diego, yo no soy de bailar
mucho tampoco.
Me sonrió de lado y me tomó de la cintura con fuerza y se agachó para
estar a mi altura. Achique mis ojos y lo observe atentamente, pero no me
aleje de él.
—Mentirosa, te puedo enseñar yo soy un buen bailarín y no me enojaré
contigo si me pisas los pies—susurra meloso.
—Sí, sé bailar solo que no me gusta mucho—rebatí con una sonrisa.
Él soltó una risa y me dio un beso en la mejilla, antes de acercarse de
nuevo a la barra y pidió una cerveza y una Coca-Cola. Me paso mi bebida y
le di un trago. Él se volvió acercar a mí.
—Te cuento un secreto, Anastasia—Me dice bastante contento.
—Tengo que fingir que me interesa ¿verdad? —Digo con falso interés.
Él asintió con una sonrisa de bobo.
—Estoy fascinado por ti, en serio, eres una chica bellísima, interesante e
ingeniosa—él me sonríe de lado y añade—. Eres demasiado fascinante para
mí y eso solo significa que terminaré con un corazón roto.
Me quedé un momento en silencio por sus palabras, porque me habían
tomado por sorpresa.
—La vida es una perra e injusta—le digo, él me pasa mi Cola-Cola—.
Pero siempre vas a conocer a gente que te va a sorprender y vas a llegar a
un punto de tu vida que te vas a dar cuenta de que esa persona que te
sorprendió en algún momento de tu vida hizo un impacto en ella.
Lo miré por un segundo antes de dar un trago a mi bebida.
—Creo que ya hiciste ese impacto en mi vida, Anastasia.
Diego me acarició la mano.
—Quisiera que algún día tú también me digas que yo cause un impacto
en tu vida—él quitó su mano y le dio un trago a la bebida.
Se hizo un silencio incómodo. Tome mi celular y le mande un mensaje a
Rocío preguntando: donde estaba otra vez. Porque se estaba convirtiendo en
algo muy incómodo.
—Bella, me estoy aburriendo aquí—comentó aburrido y haciendo un
puchero con su labio inferior.
Lo miré por un segundo, pero lo ignoré y miré a la gente bailar y como se
movía con la música. Diego movía su cabeza al ritmo de la música y
sonreía.
—Vamos a bailar—negué con la cabeza y él juntó sus manos en forma de
súplica—. Solo una canción y te prometo que mantendré mis manos lejos
de ti.
Antes que respondiera, me estaba arrastrando a la pista de baile. Cuando
llegamos lo fulminó con la mira y empezó la canción easier de 5 Seconds of
Summer. Diego me tomó de la cintura y me presionó contra él, provocando
una descarga eléctrica por todo mi cuerpo.
En ese instante varias personas más entran por la puerta empujándonos
hacia delante, donde otras tantas bailan muy arrimadas. Alzó mi barbilla y
veo relucir en la oscuridad su dentadura blanca y perfecta.
Los focos pasan iluminándonos por breves momentos. Mi respiración se
acompaña al ritmo, acelerándose con cada bocanada de aire que logró dar.
Diego me hace girar en la pista con gran facilidad y me vuelve a sujetar
firmemente de la cintura para que no me escape.
Diego se acerca más a mí y empieza a cantar la canción de una forma
sexy y ronca, que hace que mi respiración se agite aún más.
¿Es más fácil quedarse? ¿Es más fácil ir?
No quiero saber, oh
Pero sé que nunca, nunca voy a cambiar
Y sabes que no lo quieres de otra manera
¿Por qué siempre tenemos que huir?
Y terminamos en el mismo lugar
Es como si estuviéramos buscando lo mismo
Lo mismo, sí
Sí, ¿realmente tenemos que hacer esto ahora?
Aquí mismo, con todos tus amigos alrededor
Por la mañana podemos solucionarlo
¡Averígualo!
Te amo tanto que te odio
Ahora mismo, es tan difícil culparte
Porque eres tan jodidamente hermosa
Eres tan hermosa.
De pronto, veo como su cabeza se va inclinando lentamente, pero se
detiene, trago saliva, lo fulmino la mirada, casi lo tengo encima, hasta el
punto de que no veo nada aparte de él. Me observa de manera extraña, creo
que incluso molesto, pero rápidamente borra esa expresión y me saca la
lengua en su lugar.
—Tranquila, Anastasia, no te besaré a menos que tú también lo quieras—
sonríe con modestia.
—Sigue soñando guapo.
—Yo contigo sueño todos los días bella y no tienes ni idea como te
imagino en mi sueño—bromea dándome pequeños golpecitos en su sien.
—Pervertido.
Él me sonrió burlonamente y me tomó de la cintura pegando a su duro
pecho, en donde me afirmé de su hombro.
—Niégalo todo lo que tú quieras, pero es cosa de días, semanas para que
abras tus ojos y te des cuenta de que nosotros nos deseamos.
—Yo no te deseo— bufé molesta.
—Claro que sí—puso una mano en mi mejilla y comenzó a acariciarme
—. Tus labios se entreabrieron Anastasia y tu respiración se alteró—susurró
seductoramente —. Sé que lo deseas.
Le di un empujón y caminé de nuevo molesta hacia la barra, miré de
reojo y vi que Diego sonreía arrogantemente y apuntaba su reloj de la
muñeca.
—Es inevitable—. Escuché gritar.
Hola criaturitas hermosa ❤
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste😍
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes
para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean
feliz y positvos
Un abrazo gigante de oso 😍
Otra cosita estoy subiendo capítulos a mi otra historia, espero que me
apoyen en esa historia tambien 😍
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subire capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram:Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 15
—Lo siento chica, pero no me gustan las mujeres, ya sabes, soy gay—le
dice Diego, a una chica que ha intentado coquetear con él desde hace veinte
minutos.
Me río por lo bajo. Él me mira de reojo y me guiña el ojo.
—Es una pena que sea gay—dice la chica molesta y le pega un empujón
a Diego.
Él pone los ojos en blanco.
—Disculpa, pero respétame por favor. No quiero follarte así que déjame
en paz chica—murmura enojado.
La chica pasa por mi lado, enojadísima por no haber tenido su capricho
de la noche. Me puse al frente de Diego. Él estiró su mano y puso un
mechón detrás de mi oreja.
—Que chica más desagradable, imagínate que, si fuera gay, ella me está
insultando por mis preferencias sexuales—dice molesto. Sonreí con sus
palabras—. No es que sea gay, vale, pero me molesta que no respete las
preferencias sexuales de las personas. Todos somos libres para estar con
quien queramos, mientras se quieran y se respeten.
Yo asiento porque tiene toda la razón. Le doy un trago a mi Coca-Cola,
Diego me tomó de la cintura y ni siquiera me quejo porque la verdad me la
estoy pasando bien con él.
—Bella, creo que tus amigos no aparecieron, son las tres de la mañana.
Abro los ojos. ¡Dios se me pasó el tiempo volando con Diego! —
Exclamó dentro de mí. Me sonrió con su ya típica sonrisa traviesa y su
cabeza se inclina mucho hacia mí, me aparta el pelo de la cara.
—Créeme que a mí también se me pasó volando el tiempo — me susurro
en el oído donde rozó levemente con la piel de mi oreja —. Será mejor
irnos, pero antes bailemos una vez más.
Caminamos junto a la pista de baile y me apreté contra él. Ciñó sus
manos alrededor de mis caderas y me di cuenta de que su expresión otra vez
era diferente, de nuevo estaba serio. Le pasé las manos por el pecho y por
los impecables abdominales, mientras se estiraba y tensaba bajo la ajustada
camiseta, al ritmo de la música. Me puse de espaldas a él y me agarro de la
cintura. En donde comencé a moverme y él me giró y me apretó aún más
con su pecho. Mi mano acarició su perfecto rostro y cerró los ojos.
La pista terminó, pero empezó la siguiente canción y Diego no dio señal
alguna de querer volver a la barra. Tenía la nuca cubierta de gotas de sudor
y las luces de multicolor me hacían sentir algo mareada. Diego me dio la
vuelta y me pegó aún más su pecho, mis manos bajaron y subieron por su
pecho, pero él me agarró de las manos y me la subió hasta el cuello.
Sus manos bajaron por mis brazos, por mis costillas y finalmente
regresaron a mis caderas. Diego se inclinó de nuevo hacia mí, me quedé
petrificada mirando sus ojos café. Nuestras narices se rozaron y puso una de
sus manos en mi nuca y la otra en mi mejilla.
—Estoy fascinado por ti, me tienes fascinado, Anastasia—dice en un
pequeño susurro que casi creo que lo imagine.
Abrí los ojos y me separé rápidamente de él y caminé de nuevo hacia la
barra. Diego me tomó del brazo con cuidado y me hizo una señal que lo
siguiera. Salimos de la discoteca y caminamos hacia su todoterreno.
—¿Qué pasa, Anastasia? —Preguntó integrado como si no se hubiera
dado cuenta de lo que me dijo unos minutos atrás en la pista de baile.
Lo miré sorprendida porque estaba pasando del tema y si él no quería
decir nada yo tampoco lo haría.
—Estoy cansada, es mejor que nos vayamos—le propuse.
Diego se rasca la cabeza y me mira muy fijamente.
—Claro, pero bella...—él se acercó aún más a mí—. Recuerda que el
tiempo corre, lo de nosotros es inevitable. A veces me pregunto por qué te
niegas tanto en aceptar tus sentimientos, es tan malo que yo te guste—
murmura un poco dolido en la última frase.
—No, claro que no, pero no me presiones y estoy cansada Diego, por
favor—. Él suelta un suspiro de frustración y asiente.
Nos subimos en todoterreno en completo silencio. El trayecto se me hizo
eterno, solté un suspiro y me retiré el pelo de la cara. Diego me miró de
reojo. Treinta minutos después él estaba estacionado en su todoterreno
frente a mi edificio.
—Gracias, la pasé muy bien.
Tomó algunos mechones de mi cabello y lo enrolló en su dedo. Se me
acercó y me dio un beso en la mejilla que duró unos segundos más.
—Buenas noches, Anastasia.
Me bajé de su todoterreno y caminé hacia mi edificio. Cuando entré en
mi habitación, me tiré en la cama y caí rendida porque me tenía que
levantar en dos horas más por fin, daría la cara a mis padres después de
tanto tiempo.
******
Me desperté a las cinco de la mañana. Me vestí con rapidez y metí un
poco de ropa en mi bolso, una vez lista, salí de mi edificio y llamé a un taxi.
Dos horas después me encontraba embarcando en mi vuelo hacia Madrid.
Me siento en mi asiento de clase turista. Miro mi celular y veo que no
tengo ningún mensaje, lo que significa que Alejandra no se ha percatado de
que ya no estoy en el departamento. Me acomodo en mi asiento e intento
dormir y no pensar que volveré a ver a mi madre y mi padre después de dos
años.
Dos horas después me bajó del taxi y miró la casa en la que vivía, pienso
que jodida es la vida antes amaba esta casa. Tenía tantos buenos recuerdos
con mi familia, pero de un momento todo cambió y ahora esos recuerdos
son solo esos recuerdos, porque ahora todo cambió y nada volverá a hacer
como era antes, por más que quiera, todos cambiamos para bien o para mal.
Suelto un suspiro y me hago una cola.
Toco la puerta, pero no escucho movimiento dentro de la casa, quizás no
hay nadie, mi padre y mi madre están trabajando en sus exitosos trabajos.
Toco de nuevo, pero absolutamente nada. Negué con la cabeza, es obvio
que aún me odia y que no me quieren ver, doy media vuelta para irme.
—Hija, ¿eres tú? —Miró por encima del hombro y veo a mi mamá con su
típica ropa y su delantal. Ella se acerca a mí y me da un brazo—. ¡Oh, mi
hija, eres tú, pensé que te había perdido como tu hermano! —Exclama
llorando.
—Mamá, perdóname, por favor—le digo aguantándome las lágrimas—.
Todo fue mi culpa, yo tuve la culpa...—Antes de que terminé de hablar, ella
me interrumpió.
—Tú no tienes la culpa de nada hija—ella se separa de mí y me examina
de arriba y abajo—. ¿En dónde has estado estos dos años? ¡Dios
perdóname!
Mi madre se limpia las lágrimas y toma mi bolso y ambas empezamos a
caminar hacia la casa. Millones de imágenes vienen a mi mente, pero aún
puedo recordar la última vez que estuve aquí....
Mi padre tiró mis bolsos a la calle y me refregué mi mejilla por la
cachetada que mi madre me había dado en ese momento. Se que fue mi
culpa que mi hermano muriera y entiendo su dolor y su odio hacia mí, pero
yo también los necesito.
Miro a mi madre que sigo llorando y mi padre me sujeta del brazo.
—Por tu culpa tu hermano está muerto—me gritó con verdadero odio y
me empujo haciendo que cayera al piso—. Tú también moriste para mí.
—Pero... —intente hablar, pero ellos cerraron la puerta.
Me abracé a misma y me quedo unos minutos esperando que esto fuera
una puta pesadilla que mi hermano estaba vivido, que mis padres me
seguían amando, pero nada sucedió y tome la pocas cosas que me
quedaban y comencé a caminar lejos de ellos porque ahora tenía claro que
estaba sola, la única familia que me quedaba es la que elige yo que son mis
amigos, pero duele. Sé que tuve la culpa de que mi hermano muriera, todo
es mi culpa y debo cargar siempre con eso.
—Hija, ¿estás bien? —preguntó mi madre atrayendo de nuevo al
presente, pestañeé varias veces y asentí con mi cabeza antes de contestar a
su pregunta:
—Bueno, sabes que estuve un año viviendo con mis abuelos—ella hace
una mueca—. Y ahora vivo en Barcelona con Alejandra—le digo, jugando
con un mechón que quedó suelto de mi cola.
Ella deja el bolso en el cuarto de estar y se sienta en un sillón negro. Miro
la habitación color verde claro y nada ha cambiado, todas las fotos, muebles
siguen intactos. Me acerco a mi madre y le tomó su mano.
—¿Cómo han estado ustedes? —preguntó con cautela.
—Con un nudo en la garganta por ti. Ese día no éramos nosotros, hija,
jamás debí decirte lo que te dije, eres lo más importante que tengo en mi
vida...Yo y tu padre estábamos tan arrepentidos, te hemos estado buscando
por todos lados, pero no aparecías y pensamos en lo peor, te fuiste de una
noche a otra de la casa de mis padres...Te perdimos el rastro—dice entre
sollozos.
—Perdóname mamá, por no haberme comunicado con ustedes, pero yo...,
pensé que ustedes me odiaban y que ya no me querían y como me echaron
de casa...Yo no sabía qué pensar—digo con la voz rota.
—Hija, nosotros te amamos y después nos dimos cuenta del error y te
buscamos, pero fue como si tú nunca hubieses existido. Perdóname, hija,
hemos vivido con esta angustia tantos meses.
—No tengo nada que perdonarles, yo los sigo amando. Son mis padres y
somos humanos, todos cometemos errores, podemos hacer como que esto
no paso.
Ella me abraza de nuevo, ambas lloramos por todo lo que ha sucedido en
estos dos años. Cierro los ojos y por fin me siento de nuevo protegida por
mi madre. Esa madre que siempre me cuidaba y se preocupaba con
adoración por mi hermano y por mí. Pasan unos veinte minutos en la misma
posición solo abrazándonos.
—¿Tienes hambre, hija? Estás muy flaca, pero también muy guapa—la
miró a los ojos y sonrió.
—Estoy bien mamá, desayuné en el aeropuerto y ¿en dónde está papá?
—pregunto.
—En el trabajo, lo llamaré ahora...—En ese momento la puerta se abre y
entra mi padre llorando, él se me acerca y me abraza fuertemente.
—No puedo creer que esté aquí, hija—dice llorando.
Abrazo a mis padres por última vez antes de dirigirme a la fila en donde
tengo que embarcar. Mi madre llora sin parar y mi padre la consuela con un
enorme abrazo. Tomó la mano de mi padre y madre, le doy un apretón.
—Volveré pronto, los llamaré cuando me encuentre instalada en el
departamento—. Saco mis documentos y camino a la fila.
Una hora después ya estábamos despegando, calculo que llegaré como a
las ocho de la noche. Miro mi celular y tengo muchos mensajes de mis
amigos, los ignoro, no quiero hablar con nadie por ahora. Cierro los ojos e
intento dormir.
******
Abro la puerta del departamento y mi bolso se me cae en la muñeca,
suelto un gemido de dolor porque me quedo un moretón en la muñeca por
el sujeto.
—¡Mierda!—Exclamó. Me masajeo la muñeca para tratar de calmar el
dolor.
—¿En dónde has estado? —Grita Alejandra. Ella se acerca a mí y me
abraza—. Anastasia me tenías preocupada, te llamé todo el fin de semana y
nada. ¡Me quieres matar de un infarto!
—Perdón, Ale necesitaba ir a ver mi familia, estuve con mis padres. —
Digo tapando mi muñeca.
—¿Es en serio? ¿Cómo están tus padres?—Pregunta nerviosa.
Me acerco más a ella y la guio a una esquina para que podamos hablar a
solas con más tranquilidad.
—Fue como antes estar con ellos me hizo sentir segura y me sentía de
nuevo en mi casa, mi padre sigue siendo el padre tierno y sobreprotector y
mi madre sigue siendo tan dulce y comprensiva.
Ella me abraza fuertemente.
—Me alegro mucho Anastasia, merece volver a ser feliz. Necesitas sanar,
Ana, ese corazón tuyo lo necesita. Pero joder, Ana podrías haberme
avisado, antes estuve preocupada estos tres putos días y Diego igual—ella
se hace un lado y observó a Diego quien tiene una enorme sonrisa.
Alejandra me tomó de la muñeca y no puedo evitar soltar un grito de
dolor. Diego se para rápidamente y se acerca a mí. Yo agarro mi muñeca.
—¿Qué ocurre? —Pregunta Alejandra preocupado—¿Qué te pasó en la
muñeca?
—Me quemé, pero nada grave. Un pequeño accidente con la plancha de
ropa—miento.
Cameron le susurra algo a Alejandra y se va a su habitación. Diego toma
un mechón de mi pelo y juega con él.
—Te llamé, porque no me contestabas.
Lo miro por un segundo antes de tomar mi bolso y empezar a caminar a
mi habitación. Diego entra y cierra la puerta con cuidado y se sienta en la
cama.
—Estaba ocupada.
—¿En qué? —pregunta con curiosidad y una pequeña sonrisa en sus
labios.
—Estaba con mi familia, no los veía hace más de dos años y quería estar
todo el tiempo posible con ellos—confieso con tristeza.
Él se pone enfrente de mí y me acaricia la mejilla, pero yo me alejo de él.
Dejo mi bolso y empiezo a sacar toda mi ropa y saco una maleta. Él se
sienta en mi cama y me mira atentamente.
—¿Qué haces Anastasia? —Pregunta interesado.
Lo miro y veo que anda con pantalones blancos, una camiseta negra y un
gorro blanco, se ve realmente guapo. Niego con la cabeza porque esos
pensamientos no deberían cruzar por mi mente.
—Doblar mi ropa y guardarla dentro de una maleta—ironizó y él suelta
una carcajada.
—Sé el proceso—dice con un tono sexy—, el proceso de doblar la ropa,
pero ¿por qué estás guardando tu ropa?
—Me voy.
—¿Qué? —Exclama sorprendido. Diego se levanta de la cama y se
acerca a mí—¿A dónde te vas?
—Me cambio de departamento—suelto un suspiro y me quito el pelo de
la cara—. Mis padres me regalaron un departamento, además Alejandra
necesita su espacio y ustedes son sus amigos, siento que estorbo aquí—
miento, sé que jamás sería un estorbo para Alejandra, pero tengo un terror
de que algo le pase a ella más que ahora Nicolás me ha vuelto ver sé que
tengo el tiempo contado aquí.
Él pone su mano en mi barbilla y me mira fijamente.
—Tú no estorbas en ninguna parte Anastasia, además me tienes a mí y yo
si soy tu amigo—me asegura con una sonrisa tierna.
Niego con la cabeza y me alejo de él y empiezo a guardar todo dentro de
la maleta. Saco otra maleta y empiezo a guardar mis libros. Necesito
mantener a mis amigos a salvo, es horrible esta situación, me cansa ya es
una rutina cada seis meses tener que estar de un lado a otro por una persona
enferma que sé obsesión conmigo.
—Necesito estar sola—le confieso y apartó de nuevo el pelo de mi cara.
—¿Por qué?
—Es mejor así, soy un problema y mientras más sola esté menos daño
hago a la gente que amo—. Digo en un susurro, me acarició la muñeca y
levantó un poco y ahí está la marca de ese hombre.
—Ninguna persona en esta vida es un problema Anastasia. Tú, eres una
buena persona, un poco fría, pero solo estás dolida con la vida al igual que
yo, pero eso no te convierte en mala persona.
—¡Yo, una buena persona! —Exclamó con sarcasmo—Diego, baja de tu
nube en la que estás y abre los ojos. Yo no soy una buena persona, no sabes
nada sobre mí, solo aléjate de mí y estarás mejor.
Se acerca a mí, pero justo cuando va a hablar la puerta se abre y entra
Alejandra y Cameron. La rubia se acerca hacia nosotros y abre los ojos con
sorpresa al ver todas mis cosas en las maletas.
—¿Por qué estás empacando tus cosas?
—Me voy Alejandra. Mis padres tienen un departamento para mí antes
de que pasara todo y quieren que lo ocupe, me pasaron las llaves.
—No quiero que te vayas—dice con voz rota.
—Yo tampoco, pero se los prometí y además nos seguiremos viendo. —
Me acerco a ella y la abrazo fuertemente—. Te amo, eres mi mejor amiga.
—Promete que seguirás viniendo a verme, por favor—. Me dice con una
sonrisa.
—Lo prometo, mi hermosa rubia.
Alejandra me ayuda a ordenar y a empacar todo, lo bueno es que no traje
tantas cosas. Cuando tenemos todo listo ella se retira con Cameron a su
pieza. Pongo las maletas en la esquina y me tiro a la cama.
Me masajeo la muñeca y hago una mueca de dolor. Él me toma la mano y
juega con mis dedos con una sonrisa.
— ¿Alguna vez te has enamorado?
Miro a Diego por un momento antes de cerrar los ojos y siento como él
se mueve. Cuando abro los ojos lo tengo tan cerca que no puedo ver nada
más que no sean sus ojos café que brillan con emoción.
—Si estuve enamorada, pero me traiciono de la peor forma—digo en un
susurro—. Comprendí que el amor es una mierda y que todas las personas
tienen un precio y no les importa a los demás, mientras consigue lo que
quieren.
Él toma un mechón de mi pelo donde lo enrolla en su dedo. Me mira por
unos largos minutos, antes de hablar.
—Yo nunca he estado enamorado de nadie, pero siento que algo está
cambiando dentro de mí y tiene que ver contigo, Anastasia. Estás haciendo
cosas locas con mi corazón.
Me siento en la cama y me alejo lo más posible de Diego, porque no
puede ser, él no puede estar enamorándose de mí.
—No continúes por ahí Diego...
—¿Por qué? Tanto te molesta escuchar la palabra amor—rebatió. —¿Por
qué no podemos estar juntos?
—Porque no quiero, joder, me tienes harta, Diego—fue lo primero que
salió de mi boca—. Entiende que no puedo estar con nadie. Ya sufrí mucho,
Diego, entre nosotros solo puede haber una amistad y no quiero hacerte
daño.
No quiero dañar a nadie y menos a Diego, puedo notar como también
carga un peso sobre sus hombros. Un alma atormentada puede ver a otra
alma atormentada. La verdad me aterra dañar a la gente que amo, pero
tampoco puedo estar cerca de ellos y a Diego aún lo podía alejar de mí.
—Joder, Anastasia, no quiero otra mujer. Te quiero a ti, me tienes
fascinado, me tienes ya....—repite esa frase que me susurro en la discoteca.
—Diego no va a pasar—me levanto de la cama rápidamente y él me
imitó—. Tienes que irte.
—No quiero irme—contesta calmado—. Quiero quedarme aquí contigo,
bella.
Me quede quieta anonada mirándolo, entiendo que Diego siempre me ha
declarado sus sentimientos a mí, y admito que yo también siento algo más
por él..., pero por ahora aún no me siento lista y sé que soy terca y veo
como Diego está siendo paciente conmigo.
—Debes irte—repetí.
Se me acercó de nuevo a mí y me tomó de la cintura. Mi respiración se
alteró, nos miramos fijamente desafiándonos, su mirada era dulce y tierna
en cambio la mía era de terror y pánico.
—Seré sincero contigo, Anastasia, desde el primer día que te sentaste a
mi lado supe que tú tenías algo y cuando hablamos supe que tenías una
chispa única, pero claro, al principio no lo tenía claro tenía que conocerte
para estar seguro si era cierto o no...y es real, Anastasia. Sé que tengo miles
defectos y una reputación asquerosa y que he estado demasiado tiempo en
la oscuridad solo, pero tú eres una bonita luz que vino alégrame los días con
tu compañía.
Abro los ojos porque me sorprendieron sus palabras. Él no pierde
oportunidad y me acaricia la mejilla. Nuestras narices se rozaron y me
quedé quieta por su gesto.
—Mírame Anastasia, ya me tienes, aquí estoy desnudando mi corazón
por ti, por la chica más terca que he conocido en mi vida, pero también por
la chica más fascinante que he podido conocer que no me dejas sorprender
ni por un solo segundo.
—Diego, tú no sabes que estar conmigo se sentirá mal.
—Bella, estar contigo nunca se sintió mal, al contrario, se siente bien.
Me quedo callada. Diego me agarra muy fuerte de la cintura y pongo mis
manos en su pecho. Ambos nos miramos fijamente con deseo. Él muerde su
labio inferior y mis ojos captan ese movimiento tan sensual.
—Necesito besarte, Anastasia—. Dice en un susurro.
Diego se inclina hacia mí, pero yo corro mi cara y sus labios impactan con
mi mejilla. Me mira sorprendido y me suelto de su agarre con cuidado, doy
varios para atrás para poner distancia entre nosotros.
—No, Diego, no hagas esto más difícil para mí... A veces pienso que solo
tiene un capricho conmigo—murmuro confundida por lo que está pasando
entre nosotros—. Estoy segura de que solo estás confundido, ya se te
pasará.
Él se tiró del pelo y se tapó la cara con sus dos manos y soltó un enorme
suspiro. Me crucé de brazo, esperando que dijera algo más para ir a
acostarme.
—No eres ningún capricho para mí. —Se golpea el pecho.
—Claro que lo soy Diego. Soy la única chica que de cierta forma te ha
dicho que no y que te ha rechazado—me acerque a él—. Es una locura y
creo que estás confundiendo de nuevo las cosas como siempre entre
nosotros.
—Anastasia, no estoy jugando a nada—él sostiene mi cara entre sus
manos—. Sé lo que estás haciendo Anastasia, pero te demostraré que
contigo voy en serio, jamás he fingido contigo y te he mostrado al
verdadero yo. Por favor no vuelva a decir que tú eres un juego para mí
porque no lo eres.
—Diego... —muerdo con fuerza mi labio inferior con fuerza—. Sé que
soy complicada y como podrás notar me cuesta confiar en la gente porque
he sufrido muchos golpes y también sé que soy terca.
Su sonrisa se agrandó y se pasó una mano por el pelo.
—Coincido contigo, pero no quiero hacerte daño. Sé que tengo una mala
reputación, pero también sé que eres la chica que está rompiendo todos mis
esquemas y mi mundo se está convirtiendo en un desastre aún más grande
—se quedó callado un momento y añade—: Me gustas, Anastasia. Sé que
soy un desastre, un puto desastre y es tal vez lo mejor que tengo para
ofrecerte por ahora.
—Eres un desastre —confirmó con una sonrisa—, pero todo el mundo lo
es así, que no te sientas especial—bromeo con él.
Una pequeña sonrisa apareció en sus labios.
—Soy un desastre, pero puedo aprender mucho de ti, Anastasia. No me
rendiré porque sé lo que siento por ti y eso no lo pondré en duda por nadie,
ni siquiera por ti—dice con la voz ronca, solté un suspiro al escuchar sus
palabras y me tapé la cara con mis manos.
Nos quedamos callados en un silencio incómodo. No sabía qué hacer al
respecto con Diego, me confunde mucho a veces quisiera besarlo y decirle
que yo también siento esa química con él, pero sé que no sería lo correcto
para él...no se que hacer odio ser así con mis sentimientos.
—Me voy—dice en un susurro y me da un beso en la frente.
Cierro los ojos y siento como la puerta se cierra con cuidado. <<Estás
loco, Diego y sé que va a hacer un impacto en mi vida, es casi inevitable>>
—me dije mentalmente.
******
Entré en la universidad corriendo y chocando con media universidad,
pero por fin, llegué a mi salón. Cuando entré al salón aún estaba vacío.
Joder, siempre pienso que llego tarde cuando aún nadie ha llegado al salón
—puse los ojos en blanco. Caminé al último asiento y me derrumbé en la
silla. Sacó un libro y me puse a leer, pasaron unos minutos y Diego me dio
un beso en la mejilla.
—Hola, mi bella.
Lo miré y no puedo evitar mis ojos, le hicieron un rápido repaso, vestía
con pantalones rotos en la rodilla de color negro y una camiseta blanca.
—¡Hey! —Él chasqueó sus dedos frente a mi cara—. Sé que soy sexy,
pero controla tus ojos—una sonrisa malvada apareció en sus labios.
Negué con la cabeza y volví a poner atención a mi libro. Él arrastró su
silla más cerca de la mía.
—Te ves bonita leyendo, tus ojos brillan con pasión—. Lo mire de reojo
y tiene una mirada traviesa que hace que sus ojos brillen aún más y una
enorme sonrisa perfecta donde se le marca los hoyuelos—. Por cierto,
¿cómo estás?
—Estoy bien ¿y tú? —levantó la mirada de mi libro para mirarlo.
Él se acercó tan rápido a mí que solo sentí el impacto de sus labios en mi
mejilla que duró más de la cuenta.
—Diego—, digo sorprendida.
Él soltó una carcajada y se acercó más a mí tanto que podía sentir su
respiración en mi cuello.
—Te voy a conquistar Anastasia, te voy a sorprender todos los días—Él
me sonrió de lado donde se le marcaron sus hoyuelos—. Te besaré siempre
que pueda—Dijo con una enorme sonrisa.
Puse los ojos en blanco. No tiene remedio, este chico —me digo a mí
mismo. Retomé mi lectura, pero me fue imposible. Él me miraba fijamente,
lo miré de reojo y tenía su cabeza apoyada en su mano.
—¿Por qué me miras tanto? —Digo molesta.
—¿Eh? —Exclamó perdido.
—¿Por qué miras así? —repetí, mordiendo mi labio inferior para no
reírme.
—Eres agradable a la vista.
—Imbécil—bromeo.
Él sonrió aún más y arrastró mi silla más cerca a la de él. Lo miré con
curiosidad, pero él seguía con una sonrisa de bobo que siempre termina de
alguna forma contagiándome.
—Diego...
—Anastasia—, dijo imitando mi tono de voz.
Cerré los ojos y conté del uno hasta el diez, me masajeó la sien, estaba a
punto de perder el control con Diego y es que este chico tampoco me lo
ponía fácil, es como si buscara provocarme.
—¿Te sucede algo? —Pregunto inocentemente y jugando con un mecho
de mi pelo entre sus dedos.
—No, nada—Respiré de nuevo y me derrumbé en la silla. Presionó un
dedo en el tabique de mi nariz.
—¿Quieres golpear mi lindo rostro? —Preguntó con un tono burlón y
asentí con mi cabeza—. Agresiva, deberías besarme mejor—comentó con
diversión.
Entrecerré los ojos y conté uno hasta el cien "¡Dios mío! Ayúdame, por
favor" El profesor entró y por fin, empezó la clase. Él me sonrió toda la
clase y alguien debería darme un premio por aguantarlo tanto.
—Así que te cambias hoy—lo miré y jugaba con un bolígrafo. Yo asentí
—. ¿Quieres que te ayude con las maletas?
—No gracias—rechace su oferta.
Él hizo un puchero.
—¿Por qué no?
—Me ayudarán los gemelos—digo sin interés y volviendo a
concentrarme en mis apuntes.
Apoyó su cabeza en su mano y me miró fijamente. Empecé a anotar lo
que el profesor habla, pero él me observa tan fijamente que me ponía
nerviosa.
—¿Por qué huyes de mí?
—No huyo de ti—murmuré bajando la voz.
—Claro que sí—me rebatió con una sonrisa.
—¡Claro que no! No eres el centro de mi universo, Diego.
Él se golpeó el pecho como si mis palabras lo hubieran lastimado.
—¡Oh, vamos, Anastasia! —Exclamó fuerte con una sonrisa, nuestros
compañeros nos miraban de reojo—. No me estás poniendo fácil lo de
conquistarte, ¿verdad?
—¿Quieres callarte?—Digo enojada.
Miré mis apuntes, pero ya me había perdido y quedé atrasada. Tire el
lápiz y mire al susodicho que hizo que me perdiera en mis anotaciones.
—No—dijo con una sonrisa de bobo—. Sabes, creo que estás siendo algo
aburrida en estos momentos.
—Solo contigo.
Miré hacia la ventana y sentí como Diego, arrastraba su silla más cerca
de la mía en donde sentí como nuestras piernas se rozaron y él tomaba mi
mano.
—No te creo.
Lo miré por un segundo antes de sonreír.
—No tengo porqué demostrártelo—lo provocó con una pequeña sonrisa.
—Deberías relajarte un poco. No te voy a hacer nada que tú no quieras
Anastasia, pensé que eso ya había quedado claro—tomó un mechón de pelo
y lo enrolló en el dedo—. No te besaré al menos que tú lo hagas primero y
estás a la defensiva en estos momentos.
—Lo tomaré en cuenta y no estoy a la defensiva—me crucé de brazos.
Él levantó una ceja y miró mis brazos que lo tenía cruzado, podía ver
como una sonrisa burlona aparecía en sus labios porque me estaba
contradiciendo con los gestos de mi cuerpo y Diego lo sabía.
Me miró por unos largos minutos antes de inclinarse hacia mí y besarme
de nuevo en la mejilla. Abrí los ojos y él soltó una carcajada que hizo que
toda la clase nos mirara fijamente e incluso el profesor.
—Joven Rivero, puede dejar de besar a su compañera—me hundí más en
la silla. Diego me observa fijamente—. Guarde los besos para después.
El profesor volvió a explicar, pero nuestro compañero seguía mirando,
los fulminó con la mirada y poco a poco dejaron de mirar. Miré a Diego, y
estaba recostado en su silla.
—Diego—, maldije entre dientes.
—No te enojes.
—Déjame en paz.
Saqué mi celular y le escribí un mensaje a Dylan. Él se inclinó y vio la
pantalla de mi celular.
—¿Quién es Dylan?
—¿Qué haces ahora? Me espías—digo entrecerrando los ojos.
—Tengo curiosidad por saber con quién hablas. Si quieres, puedes mirar
los míos—comenta sin interés.
Sacó su celular y se puso a jugar con él. Lo miré y tenía una sonrisa
pícara que hizo que clavara la vista en la pantalla de mi celular.
—No soy una fisgona, pero gracias.
—De nada.
Lo miré de reojo. Él seguía sonriéndome con esa estúpida sonrisa parecía
tonto y no puedo evitar que me haga gracia. Apenas había empezado a
curvar los labios en una sonrisa, cuando él soltó un:
—¡Ja!
Lo miré y tenía una sonrisa triunfal.
—Te he hecho sonreír, no te puedes enojar conmigo, Anastasia—me
guiñó un ojo.
Por fin, salimos de clase y en la puerta estaba esperándome los gemelos y
Jonathan. Me acerqué a ellos y le di un beso en la mejilla a cada uno.
—Mi pequeña es tan grande—decía Dylan de broma, fingiendo limpiarse
las lágrimas—. Te vas a vivir sola.
No puedo evitar reírme, son unos imbéciles.
—Oh, no, por favor, aquí tenemos al Dylan dramático—dijo Javier
poniendo los ojos en blanco.
—Déjame perra, envidiosa—bromea Dylan.
—Tú serás perra—rebatió Javier con una sonrisa.
—No sean niñas—dijo Jonathan.
—Cállate perra—dijeron los gemelos al mismo tiempo.
Sentí unos pasos y escuché su risa. Los gemelos seguían peleando entre
sí y tirándose bromas.
—Tus amigos son raros—me susurró Diego en la oreja. Di un salto, lo
que hizo que se riera aún más fuerte de mí.
Lo miré de reojo, pero él se estaba ya alejando. Imbécil es un imbécil—
me digo a mí misma.
—No decías lo mismo Jonathan antes que me cambiaras por las chicas—
bromea Dylan.
—Caminé señoritas—bromeo—. Ustedes me hacen pasar vergüenza.
Dylan se detuvo y abrió la boca, se llevó una mano al pecho y me miró
como si hubiera cometido el mayor de mis crímenes.
—¡Te avergonzamos! —Exclamó con dramatismo—. Perdóname por ser
una persona tan genial y auténtica, amorcín—él entrecerró sus ojos y me
miró fijamente—, eres una perra en todas sus letras.
—No sea exagerado, cariño—me acerqué a él y lo abracé con fuerza—.
Sabes que te amo.
—Lo sé, soy una persona encantadora, es imposible que no me amen—
bromea.
—Eres un puto—aclaró Jonathan con una sonrisa.
—Ya me pedirás que te folle y duro, amorcín—rebatió Dylan con una
sonrisa. Jonathan puso cara de asco y no pude controlar mi risa.
—Si, seguro—respondió asqueado.
—¡Oh por favor! —Exclame—. Vayan a un motel— tomé el brazo de
Javier, quien estaba aburrido viendo su celular.
—Amorcín, te puedes unir—propone de broma.
Fruncí el ceño y negó con la cabeza.
—Eres asqueroso, no voy a ser un trío con ustedes—puse los ojos en
blanco y Dylan me rodeó con su brazo y me dio un beso en la mejilla
—Tú te lo pierdes.
—Eres un puto hermanito—Javier achicó sus ojos y miró a su reflejo.
Son iguales y lo único que cambian son sus personalidades.
—Tú también lo eres, hermanito querido, solo porque te hace el calladito,
te crees el jodido santo Javier—Dylan Bufo—. Eres igual o más puto que
yo.
Javier se encoge de hombros, porque ambos tienen arrastre con las
chicas, solo que Javier siempre ha sido el callado, el que hay que
sorprenderlo para que él tome en cuenta. En cambio, Dylan es un hablador,
una vez que entra en confianza un poco, ya no se calla nunca más.
—¡Y tú! —Me apuntó Dylan, me llevé una mano al pecho—. Terminarás
sola, vieja y amargada porque ya nadie te aguanta—bromea.
—Mejor sola que mal acompañada—digo con una sonrisa burlona.
Entró en el que era mi nuevo hogar con los gemelos, lo increíble de esta
situación es que también venía Diego, pero no porque lo invitáramos, sino
que vivo en su mismo edificio. El destino me está jugando una mala pasada,
es como si de alguna manera quisiéramos que estuviéramos juntos.
—Tus padres se gastaron una pasta—dice Jonathan.
Miro el departamento y es de color verde claro y todos los muebles son
blanco y negro dando un toque de elegancia al departamento. Dejo mis
maletas en el suelo y miro el ventanal en donde puedo observar todo
Barcelona. ¡Me encanta la vista!
—Joder con tu nuevo departamento—dice los gemelos juntos. Suelto una
risa. Amo cuando hablan al mismo tiempo.
—Es demasiado caro—hago una mueca. Mis padres tienen plata y ambos
son exitosos en sus trabajos, pero no me gusta que gasten su dinero en mí,
siempre me ha gustado luchar por lo que quiero.
—Mierda, tenemos que irnos —dice Javier—. Segura, Anastasia que no
quieres ir a la fiesta.
—No—rechazo su oferta de nuevo.
Los gemelos y Jonathan se despiden de mí dándome un enorme abrazo y
beso. Ellos cierran la puerta y nos quedamos solos. Observó a Diego, quien
está mirando con curiosidad el departamento, aunque se parece mucho al de
él, solo que el mío es un poco más pequeño que el suyo.
—Increíble—comenta.
—No te sorprendas tanto, se parece mucho al tuyo—digo con una sonrisa
y sentándome en el sillón.
Él camina donde estoy y se sienta a mi lado.
—Me parece increíble como el puto de destino, quiere que tú y yo
estemos juntos—dice con una sonrisa picarona.
Suelto una carcajada. Lo miro y sigue con su estúpida sonrisa que
siempre me termina de contagiar .
—Eres bellísima—me guiñó el ojo.
No puedo evitarlo, pero comienzo a sonrojarme por sus palabras, pero
que me está pasando—me dije a mi misma. Me puse de pie, pero Diego tiró
de mi mano e hizo que me sentara en su regazo.
—¿Podemos intentarlo?
Lo observé con una sonrisa y pasó mis manos alrededor del cuello de
Diego. Me incliné hacia él.
—De momento amigos, no lo fuerces, Diego.
Sonrió contento con mi respuesta y su nariz acarició la mía, fue una
caricia tan dulce.
—Mmm..., ¿Solo amigos? —Preguntó con una sonrisa traviesa.
—Por ahora. —respondo con una sonrisa traviesa.
Me levanté de su regazo y miró alrededor mío ¡Amaba mi nuevo
departamento y la vista era espectacular!
—Tienes una irresistible sonrisa, Anastasia. —Se paró del sillón y se
puso al frente mío en donde puso un mechón detrás de mí oreja—. No dejes
nunca de sonreír.
Caminé en donde estaban mis cosas y tomé dos maletas. Él me ayudó
con las demás maletas y empezamos a subir la escalera que daba al segundo
piso. Era grande, no tanto como el departamento de Diego, solo había dos
habitaciones. Caminé hacia el fondo y abrí la puerta que era de un color
rosa pálido.
Dejé mis cosas ahí, está es mi pieza que mis padres la habían decorado.
Tenía un escritorio, un librero, un clóset, una cómoda y una enorme cama.
Dejé mis cosas en el suelo.
—Todo tu estilo—sonrió burlón.
— ¡Oye! —Exclamé—. Me gusta este rosa, además fueron mis padres
quienes decoraron el departamento. Tengo hambre, pidamos pizza. —Él
asintió y sacó su celular.
—Llamaré a la pizzería. ¿Pizza vegetariana? Verdad
Yo asentí con una enorme sonrisa.
******
Después de una hora estamos comiendo pizza, sentados en el suelo de mi
sala de estar. La pizza estaba deliciosa. Miré de reojo a Diego estaba
concentrado comiendo pizza. Era raro estar con él, aunque debo confesar
que su compañía me agrada, es simpático y no es arrogante como fue al
principio cuando lo conocí.
Me gusta como es Diego, supongo que lo juzgué muy rápido. No me di el
tiempo de conocerlo, aunque puedo notar que tiene muchos secretos, pero
quien no tiene secretos, yo también los tengo.
—¿Por qué me miras tanto? —Pestañeo varias veces.
—Me gusta estar contigo, ahora—sonreí.
Él me dio un beso en la mejilla y me rodeó con su brazo. Apoye mi
cabeza en su hombro.
—A mí también, Anastasia—él suelta una risa—. Siempre me ha gustado
tu compañía.
—Es porque soy genial, Diego—bromeo con él.
—Bueno, tampoco te pases porque sigues siendo terca y aun te noto algo
a la defensiva, en serio chica que a veces no se como acércame a ti porque
siento que en cualquier momento me vas a pegar un puñetazo.
—¡Ja, ja, ja! Muy chistoso—digo sarcásticamente.
Mi teléfono sonó y vi que era una llamada entrante de Luis. Conteste la
llamada.
—Hola, hola, aquí tu mejor boxeadora—sonreí. Luis se rio a través de la
línea.
—Hola hermosa, aquí tu mejor representante y amigo—bromea.
—¿Qué sucede?
Diego tomó mi mano y empezó a jugar con mis dedos.
—Mañana, a las nueve en punto, en el mismo lugar, ¿puedes? —Hablo
en clave.
Solté una risa.
—Claro, nueve en punto.
—Vas a ganar mucho dinero, nena.
—Mmm...Vale, eso supongo que nos beneficia a los dos, ¿verdad? —
Bromeo, Luis se río y gritó: ¡sí! —Bueno, tarado, nos vemos mañana.
Deje mi celular a un lado y me acerque aún más a Diego.
—Tengo una pelea mañana, ¿quieres ir? —Le pregunto.
Su rostro se iluminó y asintió muchas veces.
—Me encantaría. —Se acercó más y corrió el pelo de mi cara—Te
revelaré un secreto: Eres la chica de mis sueños, Anastasia. Te encontré.
Me quedé quieta y no pude evitar una sonrisa en mis labios. Observé sus
labios y se veían tan suaves. Me acerqué rápidamente y le di un beso fugaz.
Él me miró atónito.
—Sorprendido guapo ¿eh?
—Tú, siempre me sorprendes, Anastasia, no lo dudes.
Me observó y sonrió de lado.
—Me puedes decir que está pasando por tu cabecita—él me miró
fijamente y puse mis manos en su pecho—. Puedo ver como tus ojos lideran
una batalla.
Me mordí el labio inferior y suspiré, no podía negar que me estaba
encariñando con Diego aún más que cada día eso de ser amigos entre
nosotros se veía más confuso y ya no tenía claro si estábamos pasando
tiempo como amigos o algo más, y Diego tenía razón me gusta, pero
también tengo terror de todo, de poner todo en peligro. Tengo miedo de
muchas cosas y quisiera ser más fuerte porque sé que falta poco para que
todo estalle y Diego se entere de todo mi pasado y no sé si él me seguía
mirando de la misma forma que mira ahora.
—Tengo muchos demonios dentro de mí—le digo en un susurro.
—Todo el mundo tiene sus demonios en su interior, nadie en esta vida es
un ángel, Anastasia. Yo también tengo demonios que me torturan todas las
noches y días y luchó siempre contra ellos.
Me quede callada porque tenía razón nadie en esta vida es un santo todos
tenemos algo doloroso de nuestro pasado, cada persona tiene su pelea
interna, lo importante es levantarse y salir adelante,
—Los humanos estamos hechos para ser fuertes y soportar todo—él me
acarició la mejilla—. Puedo ver que sufres por dentro, que cada día peleas
contigo misma—abro los ojos—, y sabes cómo sé eso—yo negué con la
cabeza y él cerró los ojos—. Porque yo también sufro por dentro, mi
corazón sangra todas las noches.
—Diego—, susurró.
—No dejes que tus demonios te ganen, Anastasia. Eres fuerte y sé que
podrás salir adelante. Los humanos somos fuertes y tú eres jodidamente
fuerte, puedo verlo y sentirlo—él sonrió de lado—. Además, que tienes una
buena mano para golpear y queda confirmado por mi cara—solté una
carcajada.
—¿Quién eres? —pregunto anonadada.
—Soy el verdadero Diego y no me estoy escondiendo, te estoy
mostrando al verdadero Diego con sus miedos y secretos.
Me quedé callada por sus palabras porque me estaba mostrando a un
Diego que no conocía y me estaba sorprendiendo de una buena forma. Puso
su mano en mi mejilla y acarició con cuidado. Cerré los ojos.
—Quiero que tú conozcas mi verdadero yo—abrí los ojos—. Quiero que
me conozcas y entiendas que yo no soy como tú piensas, solo tengo una
máscara para protegerme del mundo exterior.
Asentí varias veces.
—La vida es cruel—digo en un susurro.
—Exacto—tomó mi mano y la guió hacia su corazón—. Y mi corazón
está bastante maltratado, dolido con la jodida vida. Solo me quiero proteger
de lo que hay allá afuera.
—Diego.
—Te estoy mostrando al verdadero Diego.
Se acercó a mí y nuestras narices se rozaron.
—No te escondas—digo en voz baja, me sentí hipnotizada y quería
descubrir cómo era realmente Diego, porque el Diego que tengo frente a mí,
me tenía cautiva con sus palabras.
—No lo estoy haciendo y contigo jamás lo he hecho—me susurro.
—Me da miedo que me cautives, Diego.
Él me sonrió de lado mostrándome su perfecta sonrisa donde se le marca
los hoyuelos haciéndolo aún más guapo.
—Yo Quiero que tú estés cautivada por mí—él se acercó más a mí y
podía sentir su respiración en mi oído. Me toque el pecho y mi corazón latía
muy rápido—. Porque tú ya me tienes así—sonrió con orgullo.
Él se separó de mí, tomó mi mano y se la llevó a su corazón donde latía
rápidamente. Observé mi mano en su pecho y puso su mano encima de la
mía y sentí una corriente en todo mi cuerpo.
—Perdón—susurro.
Lo mire extrañada, porque se estaba disculpando.
—¿Ah? —Pregunta confundida.
—Sí, perdóname por haber sido un imbécil cuando te conocí y después sé
que soy un imbécil la mayoría de las veces y sé que te di miedo al principio,
pero como te digo antes Anastasia jamás había sentido esto y actúe como un
loco contigo.
Solté un suspiro y él sonrió aún más. El imbécil era perfecto, de eso no
hay duda, pero aún no estoy segura si solo me estaba tomando el pelo o si
es verdad lo que me está diciendo porque también Diego le gusta bromear
mucho.
—No estoy jugando a nada, Anastasia—me dijo como si me hubiera
leído la mente.
—Tengo que confiar en ti.
—Claro—nos miramos fijamente. Él se relamió el labio inferior, mis ojos
observaron ese gesto y de repente quería morder ese labio—. Yo confío en
ti.
Lo observé y me quedé callada porque no sabia que hacer odio ser tan
insegura en algunas cosas y da miedo pensar en el amor cuando mis dos
relaciones anteriores me hicieron tanto daño. Diego no es como ellos, pero
tampoco metería las manos al fuego por alguien eso lo aprendí hace dos
años atrás. Pero de una cosa tenía claro y es que Diego quiere meterse en mi
vida en todos los sentidos.
Ahhhhh!!!! Perdón por ser tan mala y dejarlo de nuevo con intriga,
pero les tengo mucha sorpresa en esta historia y solo quiero decir que ya
esta muy avanzada y que estoy muy emocionada y espero también que no
me maten.
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen como le ha ido
últimamente en su vida, ya salieron de vacaciones.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste😍
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes
para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean
feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso 😍
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aqui les dejo frases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 24
Él tomó mi cara entre sus manos y me besó con una brusquedad deliciosa
que le agregaba mucho fuego. Agarro con fuerza los brazos de Diego,
respondiendo el beso con la misma furia de deseo que sentíamos. Él bajó
sus manos hasta mi cadera. Su lengua invadió mi boca que me hizo soltar
un gemido. Chupó mi labio inferior antes de morderlo.
Puse mis manos alrededor de su cuello y lo atraje de nuevo hacia a mí
donde lo besé con rabia por todo lo que este chico me hacía sentir, no quería
tener sentimientos por este chico. No quería volver a caer por alguien, pero
aun así estaba cayendo y volviendo a sentir.
—Anastasia—, susurra con voz aterciopelada, recorriendo mi mejilla con
sus labios carnosos, desatando fuego en las zonas más sensibles.
Volvió a atacar besándome, nuestras lenguas danzaron juntas en un baile
de odio, pasión y deseo. Se separo de mí solo para darme pequeños besos
en mi cuello.
—Mi bella—me susurró con una voz ronca y sexy, que hizo que todo mi
cuerpo se estremeciera—. Salgamos de aquí.
Yo asentí y entrelazó nuestras manos, antes de tocar tres veces el ventanal
en donde Alejandra asomó su cabeza y solté la mano de Diego.
—¿Todo bien? —preguntó con un tono de diversión.
Miré hacia otra parte porque tal vez ella nos vio. Diego puso una mano
en mi cintura y asintió con su cabeza, su expresión era indescifrable.
—Si todo bien, mi querida Ale, como siempre ha sido honor venir a tu
departamento, pero nosotros nos vamos, le daré un aventón a bella,
¿verdad? —Mire Alejandra que tenía una sonrisa.
Él me pellizcó en la cadera que me hizo dar un brinco.
—Si, yo...Tengo frío y estoy cansada—me acerqué a Alejandra y le di un
beso en la mejilla—. Nos vemos, mañana guapa.
—Tienes que contarme todo—ella me dio un abrazo antes de dejarme
entrar, me despedí de todos y me dirijo con pasos decidido a Dylan, quien
está coqueteando con una chica.
Le di un golpe en el hombro que hizo que se volviera lentamente hacia
mí. Él me sonrió ampliamente y metió sus manos en los bolsillos de su
pantalón.
—Adiós imbécil—me acerqué a él—. Me las vas a pagar—lo amanece
en un susurro para que solo él me escuchara, pero solo hizo que Dylan
soltara una risa.
—Ya me agradecerás esta noche—él se acercó a mí—. Espero que tenga
una noche movidita—Él levantó las cejas de arriba y abajo.
—Imbécil.
Diego puso una mano en mi cintura y se despidió de Dylan. Lo miré,
tenía una sonrisa picarona y volvió a subir a bajar sus cejas. Le pare mi
dedo del medio, es un chismo.
Entramos en ascensor, él jugaba con mis dedos, lo miré de reojo. Solté un
suspiro al míralo, es perfecto el imbécil. Él soltó una risa y tiró de mi mano
dejándome en frente de él.
—Me gustas mucho—antes de que pueda responder, noto como Diego
tira de la manga de mi chaqueta, obligándome a caminar ridículamente
rápido hacia el hasta que choco contra su pecho.
Me quedo quieta y él me hace girar donde mi espalda toca su pecho,
Diego desliza una mano debajo de mi camiseta, acaricia mi vientre plano y
va subiendo hasta llegar muy cerca de mi pechos. Aguanto la respiración
—Me vuelves loco, Anastasia, jamás había sentido esto, se que suena
cliché, pero es verdad—murmura con voz ronca y dándome un pequeño
beso en cuello que hace que mi cuerpo arda por dentro.
El ascensor abrió las puertas y caminamos rápidamente a su todoterreno,
ambos teníamos mucho deseo por dentro.
*******
Entramos al departamento de Diego, quien me acorraló contra la pared.
Él pasó sus dedos por mi cuello haciendo que mi respiración se
enloqueciera.
—¿Nerviosa? —Preguntó en tono burlón y con una sonrisa presuntuosa.
Negué con la cabeza. Él sonrió y empezó a repartir pequeños besos en mi
cuello que me hicieron cerrar los ojos con fuerza y soltar suspiros
entrecortados Con la punta de su nariz traza un recorrido desde el mi cuello
hasta mi cabello e inspira profundamente, produciéndome un sensual
estremecimiento. Me miró un segundo como si no pudiera creer que
estuviera con él.
Pegó su boca a la mía y su lengua se introdujo con fuerza. Puse mis
manos en su pecho y toqué su firme torso. Se apegó más a mí y se frotó
contra mí, podía sentirlo duro contra mí. Puso sus manos en mis muslos y
me levantó, mis piernas rodearon su cadera.
Él caminó conmigo hasta que se sentó en un sofá. Me separé de él
lentamente intentando controlar mi respiración. Mire sus labios estaban
hinchados, pase mi dedo por sus labios.
—Eres preciosa—me acercó más a él—. ¿Eres real? ¿Estás aquí o solo
estoy soñando con una erección? —Pregunto con su jovial sonrisa
descarada.
—Diego—, me reí.—. ¿Acaso has tenido fantasías sexuales conmigo?
Él puso sus manos en mi cintura e hizo que me moviera hacia adelante y
atrás creando fricción perfecta entre nuestros cuerpos. Solté un gemido.
—Anastasia—, me dio un beso fugaz—. Tú eres mi jodida fantasía. Te
deseo en todas las posturas que mi pervertida mente ha podido imaginarte—
soltó sin descaro.
—Pervertido—digo antes de besarlo—, pero...Tengo algo que confesarte.
Se detuvo y me miró fijamente, me acerqué más a él. Mi sonrojo se
agrandó por como él me estaba mirando.
—Dime Anastasia: ¿Por qué te has sonrojado tanto? —Pregunto
integrado.
Lo mire fijamente y juegue con mechones negros que caían en su frente.
Solté un suspiro. Porque era hermoso.
—Soy virgen—murmuré en voz baja.
Lo miré fijamente, esperando que estallara en una risa o que dijera algo
estúpido, pero solo se quedó callado por unos minutos.
—Virgen, ¿eh? —Sonrió ampliamente—. No lo hubiera pensado, ya
sabes por qué hace un momento te frotabas contra mí y sin piedad, cariño—
dice burlón.
—Tampoco soy una santa, Diego—lo miré por un momento y mi mano
subía y bajaba por su pecho—. Solo llegué a ya sabes a masturbaciones...y
un poco más con mis otras parejas, pero nunca lo he hecho.
Soltó un gruñido y echó su cabeza hacia atrás por unos segundos antes de
mirarme fijamente.
—¡Dios mío! —Exclamó excitado.
—No estoy lista aún—digo con seriedad. Porque si no me había
entregado a Nicolás que lo ame con todo mi corazón, no me sentía muy
segura en hacerlo con él.
—Te esperaré todo el tiempo, no soy tan pervertido, Anastasia — bromea
con una sonrisa coqueta —. ¿Duermes conmigo? —Dijo jugando con
mechones de mi pelo.
—¿Solo dormir? —pregunte. Él asintió, me acerqué a su oído —. ¿O
podemos divertimos un rato? —propongo, tirando de su lóbulo que hizo
que soltara un gemido.
—Jodidamente quiero hacer muchas cosas sucias contigo.
Me acerqué a él y estampé mis labios contra los suyos y moviendo de
nuevo mis caderas creando las fricciones perfectas en nuestro cuerpo con
cada roce. Me mordió el labio y soltó unas palabras incoherentes.
—Joder—Soltó Diego, mirando fijamente, sus dedos se clavaron en mi
cadera, me mordí mi labio—. ¡Dios, Anastasia!—dijo excitado.
Me levanto con facilidad y empezó a caminar a su habitación. Mis manos
se fueron a suave pelo en donde las hebras de su cabello se me escapaban
dentro de mis dedos.
—¿Te gusta mi pelo? —Pregunto con diversión, mientras me dio un beso
fugaz.
—Es suave—digo, pasando aún mi mano por su pelo.
Entró en la habitación y prendió la luz. Me acostó con cuidado y se puso
arriba mío, me miró con lujuria de arriba y abajo. Me levanté y lo atraje a
mí.
—No pienses tanto, Diego.
—No pienso, solo te observo que, por fin, estás en mi cama—dijo con
voz entrecortada—. Joder, te deseo tanto y estoy tratando de no
comportarme como un animal contigo, Anastasia.
Me reí de Diego, me acerqué a él.
—Eres lindo, no tengas miedo Diego. Santa no soy—le guiñe el ojo. Me
saqué la chaqueta y después la polera todo bajo la atenta mirada de él.
Él tragó saliva, mi mano tomó el dobladillo de la polera y se la saqué
lentamente con su ayuda. Sonrió y me dio un pequeño empujón para que
me acostara. Él abrió mis piernas y se puso en medio de ella.
—Perfecta—susurro—. Serás mi jodida perdición Anastasia, ya caí por ti
—dijo antes de besarme profundamente. Sus manos acariciaron mis pechos
por encima del sujetador y no pude evitar que mi respiración se hiciera un
desastre soltando un gemido.
Se separó de mí y fue repartiendo besos por todo mi cuerpo, sus manos
exploraban mi cintura. Él desabrochó mi sujetador y lo sacó con cuidado.
Miré a Diego, estaba hipnotizado mirando mis pechos: "hombres".
—Tienes unos pechos perfectos—dijo con una sonrisa traviesa y
guiñándome un ojo.
Se puso a hacer cosas especulares en mi cuerpo, amasando mi pecho
izquierdo y besando mi pecho derecho. Empecé a decir cosas incoherentes.
Solté varios gemidos que no podía controlar, este chico no solo sacaba lo
peor y lo mejor de mí, le hacía cosas increíbles a mi cuerpo.
Volvió hacia mí y me besó con amor, fue lento y cuidadoso. Su mano
siguió bajando hasta llegar al inicio de mi pantalón y con habilidad
increíble desabrochó el botón y su mano se coló dentro de mi sexo y tocó el
punto exacto que hizo que soltara un fuerte gemido.
Él introdujo un dedo dentro de mi sexo y me mordí en el labio inferior
con fuerza, sabía cómo enloquecer a una chica.
—Die...go—, digo con voz entrecortada.
—Eres bellísima— metió otro dedo con cuidado y moviéndolo en círculo
—. ¿Te hago daño? —Pregunto mirándome.
—Está perfecto..., Diego—digo mordiéndome el labio. Él chupó mi
pezón y aceleró sus movimientos. ¡Dios mío! Mi espalda se arqueó y todo
mi cuerpo se tensó soltando un fuerte gemido.
Cerré los ojos e intenté calmar mi respiración una y otra vez. Abrí los
ojos y vi a Diego mirándome con deseo.
—Tu turno guapo—Lo empujé hacia atrás y me senté encima de él. Miré
fijamente por el chico que sin querer estaba desarrollando sentimientos
fuertes.
—Soy tuyo, Anastasia—él me acarició la mejilla.
Pasé mis manos por su torso duro y bien marcado. Me mordí en el labio
inferior. Mi mano llegó al inicio de su pantalón y lo desabroche. Miré a
Diego quien me ayudó a bajar su pantalón y bóxer.
—Es grande—digo con una sonrisa.
Soltó una risa y me guiñó el ojo. Basta de juegos—susurré, mi mano
rodeó su pene y empecé a subir y a bajar primero lento con cuidado. Él
gruñó y puso los ojos en blanco.
—¡Eres una diosa! —Me detuve a mirarlo. Él abrió los ojos, se acercó a
mí y me besó con fuerza, mi mano volvió a retomar su movimiento un poco
más rápido —. No..., pares.
Me separé de él y le di pequeños besos en su cuello y pequeñas gotas de
sudor que recorría por su torso y cuello, mi mano aceleró. Soltó un gruñido
y se corrió en mi mano. Me levanté y me fui a limpiar al baño.
Cuando volvió él ya estaba cambiado y traía otro bóxer. Diego se acercó
a mí y puso sus manos en mi hombros empujando hacia atrás, di varios
pasos hasta que tope con el colchón. Lo mire y tenía una mirada de deseo.
—Acuéstate, aún no hemos acabado.
Me acosté en la cama y él se volvió a subir encima de mí y me beso con
lujuria, nuestras lenguas se enredaron y estaba ebria del sabor de Diego en
mi paladar, enredo mis dedos entre su pelo y lo acercó aún más contra mi
cuerpo. Siento como pellizca uno de mis pechos hasta dejarlo erguido y
necesitado. .
—Anastasia, tengo que probarte —dice con voz gutural haciendo
descender su caricia hasta la abertura de mis pantalones.
—Dios...
Estoy temblorosa y excitada. De pronto, sus dientes se aferran a mi
clavícula y gimo de placer.
—¡Oh, joder! ¡Mierda, Diego!
—¿Acabas de decir «joder y mierda»? —me suelta divertido con mi
reacción, marcando con su aliento la piel que ya ha dejado enrojecida.
—Es culpa tuya y de tus habilidades sexuales —le acusó, ruborizada ante
su gran alarde de arrogancia.
Como toda respuesta, agarra mi sexo a través de la delga tela de mis
bragas y empuja sus dedos hacia el interior, provocándome.
Suelto un extraño resoplido y parpadeo varias veces porque estoy
demasiado excitada. <<¡Me va a matar de placer, joder!>> Aprieto los
muslos con fuerza, incapaz de pronunciar ninguna palabra coherente,
mientras clavo las uñas en los brazos de Diego.
—Dime que sí —me tienta, repitiendo el movimiento y absorbiendo mi
grito en su boca.
—¡Mierda, si! —Exclamó gritando.
Diego pone una expresión seria de repente.
—No vamos a llegar más lejos de donde tú quieras, Anastasia, lo digo en
serio voy a esperar que tu estés preparada y estés segura de que quiere
hacerlo realmente conmigo.
Asiento con mi cabeza y Diego vuelve a besarme apasionadamente. Al
poco, su boca desciende hasta mi mandíbula besándome de forma deliciosa,
y luego va bajando poco a poco hasta alcanzar con delicadeza la cima de
mis pechos.
Él vuelve a lamer y estira uno de mis pechos a la vez que masajea el otro,
repartiendo un cosquilleo que me hace ronronear. Pero no se detiene ahí;
sus caricias avanzan tocando toda mi piel y luego, inesperadamente, hunde
dos dedos bajo mis sexo, estimulando el punto exacto que me hace
enloquecer y gritar su nombre de nuevo.
Todo el cuerpo me vuelve arde; nunca me había sentido así. Exhaló un
gemido de intenso placer. De pronto, Diego detiene sus caricias y vuelve a
besarme en los labios.
Su mano comienza a bajar hasta llegar a mi cadera, noto como se aparta
lentamente y toma posición entre mis piernas levantándome un tobillo hasta
la altura de su rostro. Sus dientes lo rozan incitándome y al vez
produciéndome una descarga eléctrica en todo mi cuerpo.
—Quédate quieta, bella—me advierte con deseo.
Apenas logro entender lo que me dice estoy perdida en el placer, pero sí
lo suficiente para agarrarme al cubrecama.. Noto como va subiendo
suavemente arrasando con la sensibilidad que me queda, marcando primero
la cara interna de uno de mis muslos y luego el otro dándole pequeños
besos que hace que mi respiración se corte por el deseo.
De repente, vuelve a pararse, me saca la lengua, burlón, y se sitúa de
modo que su cabeza acaba frente a mi ombligo. Me guiña el ojo de forma
juguetón hunde la boca entre los labios de mi sexo, mientras yo rodeo su
espalda con mis piernas.
—¡Jesús! —exclamó perdida en placer.
Una oleada de intenso placer sacude mi cuerpo cuando la punta de su
lengua toca mi clítoris. Las sensaciones son incluso más intensas que la
tuvimos hace diez minutos atrás y Diego comienza a pasar lengua por mi
sexo haciéndome delirar una y otra vez, mierda tiene experiencia... No
duraré mucho debido a mi otro orgasmo.
Empujo la nuca de Diego, atrayéndola hacia mí sexo, y él me complace
haciéndome vibrar con cada toque. <<Me muero, muero>> me digo,
conteniendo el aire y cerrando los ojos.
Exhalo un tremendo suspiro mientras alcanzó otro orgasmo en menos de
diez minutos. Ahora mismo, mi cuerpo es una gelatina y no puedo hacer
nada más que suspira.
Una sonrisa aparece en mi cara.
—¿Anastasia? —me llama suavemente Diego.
—¿Uhm...?
Oigo una carcajada, es un imbécil le gusta presumir sus habilidades de
sexo oral.
—Estás preciosa —dice poniéndose a mi altura y depositando un nuevo
beso cálido y tierno sobre mi boca que me tranquiliza de inmediato—. A
dormir, mi Anastasia.
Me abrazó con fuerza y solté un suspiro que hizo que él soltara una risa
ronca. Nos miramos fijamente y pasó un dedo por mi labio inferior.
—Pensé que me odiabas—dijo en un susurro.
—Aún te odio—bromeo—, pero también me gustas—él soltó una risa
ronca y varios mechones de rebelde pelo cayeron en la frente—. Tengo un
amor y odio, que no sé si va ganando el amor o el odio ¿Por qué lado
debería irme? —Achicó los ojos y lo miró con una sonrisa.
Él me da un beso suave.
—Yo opino que... —Se pasa una mano por la barbilla—. Que tú deberías
amarme locamente. Soy una persona muy ardiente y sexy para que tú no me
ames—me guiña el ojo de forma juguetón.
Solté una risa y acaricié su mejilla.
—Yo creo que me voy por el odio—me di la vuelta dramáticamente y me
tapé hasta arriba con el cubrecamas—. Gracias por los orgasmos, guapo,
pero no creo que se repita.
Me abrazó por atrás y comenzó a besarme el cuello dejando un pequeño
rastro debesos y haciendo que mi cuerpo se estremeciera por completo.
—Solo me quieres para tu placer.
Lo mire de reojo y levante las manos.
—Me has pillado—digo con una sonrisa de boba. Él soltó una carcajada.
—Te pones tontita conmigo, ¿eh? —Me mordió el lóbulo de la oreja y
solté un pequeño gemido—. Adoro ese sonido y quiero escucharlo más
seguido—declaró con voz ronca.
—Mira quien lo dice—bufe.
—Yo no me pongo tontito como tú—puso su dedo en mi nariz—. Al
contrario, me pongo más ardiente, sexy y más guapo—dice con orgullo.
Lleve mi mano al pecho y lo empuje.
—¡Dios mío! Déjame respirar que tu ego se está robando todo el aire—
bromeo.
Él sonrió y volvió a abrazarme.
—Tenías razón.
—¿Eh? —Pregunté distraída porque estaba mirando sus labios.
—Eres divertida y tontita—me miró fijamente y me besó con amor, en
este beso se tomó su tiempo y fue cariñoso, acariciándome la mejilla, mis
manos recorrieron su torso marcado.
Ahhhh ¡Que emoción! Por fin tiene el beso que tanto quería y algo más
:0
Esta lindo Diego ¿Quien le gustaría tener un novio como a Diego?
Hola criaturitas hermosa ❤ ¿Como están? cuentemen como le ha ido
últimamente en su vida, ya salieron de vacaciones.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste😍
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia
Y también comentar la historia sus comentarios son muy importantes
para mi, espero que tenga una muy buena semana y que siempre sean
feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso 😍
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 25
Mire al frente donde se encuentra la discoteca. Reviso la hora y son las diez
de la noche, veo como cada vez hay más gente llegando a la discoteca.
Suelto un suspiro. << Se fuerte Anastasia, esto recién está comenzando>>
—. Me animé a mí misma. Observo de nuevo la discoteca en donde se
encuentra Nicolás.
—¿Lista, amor? —Preguntó Javier.
Yo asentí. Nos bajamos del auto y caminamos a la entrada de la discoteca
. Javier se acercó al guardia y le dijo algo al oído y nos dejaron entrar. Miré
de reojo a Javier y me guiñó el ojo. Nos movimos como pudimos por la
discoteca hasta que llegamos a la barra y pedimos nuestro refresco.
—Lo sé, soy increíble, baby—me gritó por encima de la música. Solté
una risa y miré a todas partes, pero no vi a Nicolás.
Me mordí el labio inferior con fuerza, no pensé que hubiera tanta gente
en esta discoteca. Javier me tocó el hombre y me apuntó donde estaba una
escalera y ahí lo vi. Nicolas estaba hablando con el señor que me amenazó
en Madrid.
—Ahí está el pedazo de mierda.
—No podré acércame—digo preocupada. Él miró hacia todas partes y se
fijó en una chica de pelo rubio que le llegaba hasta la cintura y andaba con
vestido plateado con lentejuelas.
—Claro que sí, tendremos una infiltrada—me guiñó el ojo. Lo vi caminar
con seguridad en donde estaba la chica.
Miré a Javier como sacaba todas sus armas para coquetear con la chica,
que cayó fácilmente por los encantos de Javier. Él le susurró algo al oído.
Ella asentía y me miró por un segundo, antes de mirar hacia arriba. Ella
volvió asentir y luego pasó su brazo por el cuello de Javier y se empezaron
a dar un beso. Aparte la vista y finge unas arcadas.
Él se acercó con la chica donde estaba yo tomando mi Coca-Cola. Ella
me miró y sonrió.
—Anastasia, ella es Casandra—me presento Javier—Casandra, ella es mi
pequeña hermanita y ves ese tipo de arriba—apuntó a Nicolas y Casandra
asintió—. Necesito que le coquetees y te quede lo máximo posible
escuchando, es para saber si ha engañado a mi hermanita y me cuentas todo
con lujo y detalle—dijo Javier con una sonrisa coqueta que hace desmayar a
cualquier mujer.
—No te preocupes, trataré de escuchar todo lo que pueda—me gritó por
sobre la música.
—Muchas gracias.
La chica subió muy coqueta y empezó a hablar con Nicolás donde él le
hizo un lado para que se sentara. Típico de Nicolás, un hombre fácil de
llevarte a la cama. Tomé el último sorbo de mi Coca-Cola.
—Vamos a bailar. —Javier me tomó de la mano y me guió a la pista
baile.
Bailamos una, tres hasta diez canciones. Javier como siempre era un
excelente compañero de baile. Nos acercamos a la barra y pedimos otros
refrescos. Observamos que venía Casandra con una sonrisa.
Ella se acercó a mí y empezó a contarme todo lo que había hablado el
señor y Nicolás con lujo de detalles, cuando acabó sonreí y le di las gracias.
Javier le susurró algo a su oído y se la llevó a la pista de baile donde
bailaron y se besaron. Cuando la pista terminó Javier le dio un último beso,
antes de caminar a la salida.
Una vez de camino por fin a mi departamento, recosté mi cabeza en la
ventanilla. Javier estaba concentrado manejando, pero de repente comencé a
reírme porque recordé como Javier había coqueteado con Casandra.
—Tienes una habilidad increíble para que las mujeres hagan todo por ti
—me reí—. Eres como un don Juan.
—A las mujeres le gustan los hombres confiado—él se encogió de
hombros—. Yo soy todo eso y más—me guiño el ojo y no pude evitar no
reírme.
—No sé qué haría sin ustedes.
—Nos amas Anastasia. Tú te morirías sin nosotros pequeña.
Me bajó del auto de Javier y entró en el ascensor. Observo mi celular son
las dos de la mañana. Ups, muy tarde Anastasia—me digo mentalmente.
Camino un poco insegura al departamento de Diego. Tocó una vez y la
puerta se abre lentamente dejando a un Diego sin polera, mostrando su
perfecto torso con sus tatuajes en su brazo izquierdo.
Él tira de mí y me aprisiona contra su puerta. Lo miro por unos segundos
antes de besarlo con fuerza y rabia porque me estaba dando cuenta que me
encanta Diego y no quería eso, pero ya era bastante tarde parar mis
sentimientos.
—Te extrañe—me susurra con voz ronca.
Me acercó de nuevo a él y pegó mi boca otra vez con la suya porque
necesitaba más de él. Él me alza y mis piernas, rodea su cadera y empieza a
subir la escalera. Cuando llegamos a su cuarto él se sienta conmigo. Mis
manos curiosas empiezan a tocar su duro torso.
—Diego—, sonrió contra su boca—. Estoy cansada.
—Yo igual. Solo te estaba esperando, pero mañana tú y yo todo el día en
mi cama haciendo travesuras—me dice con un tono picaron.
—Me parece una excelente idea—le guiño el ojo.
Me levanta y me deja en el suelo, me quita la chaqueta. Me entrega una
de sus camisetas. Camino rápidamente al baño, me cambio mi ropa por la
polera de Diego y me lavo los dientes. Cuando estoy lista, salgo del baño y
me dirigió directamente a la cama.
Apoyo mi cabeza en su pecho y cierro los ojos porque en verdad estoy
agotada.
—¿Me contarás algún día tus secretos y tus miedos? —Pregunto en un
susurro.
—No es fácil para mí hablar sobre mis miedos y secretos, duele hablarlo
en voz alta porque me hace abrir esa herida que intento cerrar, algún día te
lo contaré Diego, pero por ahora no y lo prefiero así. No quiero que sufras.
—Eso fue devastador y me hace pensar que has sufrido aún más de lo
que puedo ver en tus ojos—hace una pausa y me toma la barbilla. Él no se
resiste y traza con su pulgar una línea en mi mentón y añade—, pero
también me hace pensar que eres peligrosa.
—¿Crees que soy peligrosa? —Pregunté atónita.
—Sí—susurra sobre mi piel y me estremezco completa.
—Te dije que te alejaras de mí Diego. Que estar conmigo se iba a sentir
mal—digo con hilillo de voz.
—Yo te dije que contigo se sentía bien...Para mi eres peligrosa, pero en el
sentido que tengo miedo de que rompas mi corazón. Jamás me había
interesado tanto por una mujer como lo estoy contigo. Entiéndeme,
Anastasia, mi corazón se destruyó cuando mi familia murió.
—Diego—, susurré con tristeza—. Yo también tengo miedo, pero no
quiero pensar enel futuro o el pasado. Solo importa el presente Diego—
tome su cara entre mismanos—. Prometo cuidar tu corazón.
—Eres cursi bella. Yo te protegeré, confía en mí—presume en tono
risueño.
—Soy peligrosa—vuelvo a insistir y su cara enseguida se ensombrece.
—No lo eres, entiende eso. Eres una mujer que ha sufrido mucho, pero
eso no te hace peligrosa.
—Tú no sabes nada—digo con un tono molesto e incluso arrogante que
no pasa desapercibido para Diego porque está evaluando mi reacción.
—Déjame entonces conocer más de ti—él puso su mano en mi corazón,
me quedé quieta—. Y menos de tu cuerpo, por favor—me susurra muy
cerca de la oreja.
Me giré y me tapé hasta arriba con el cubrecamas, no quería hablar más
con él o de seguro iba a explotar y terminaría peleando con él. Se acercó
más a mí y me abrazó por detrás.
—Solo inténtalo, Anastasia—me quedé callada. Él soltó un suspiro de
cansancio—. Buenas noches, bella.
*******
Sentí como alguien caminaba de un lado a otro, me removí un poco y
sentí que alguien arrastró una silla. Me senté en la cama y pestañeé varias
veces para poder ver mejor en la oscuridad. Miré en donde él tenía un
escritorio y lo vi sentado con sus manos en la cabeza y sus hombros caídos.
Miré de reojo el reloj y marcaba las tres y dos minutos de la mañana. Me
moví con cuidado y me acerqué a él.
—Diego—, lo llame—. Estoy aquí.
Me senté en su regazo y lo abracé fuertemente.
—Perdón, no quise despertarte—él miró y tenía los ojos rojos. Cerré los
ojos y apoyé mi frente contra la suya.
—No me pidas perdón Diego—, murmure—. Estoy aquí para ti.
—No me dejes solo, por favor, Anastasia—me rogó con la voz rota.
Mi corazón se rompió en ese momento al escuchar su voz rota, no
merecía sufrir de esta forma. Tome su cara entre mis manos y lo observe,
sus ojos estaban llenos de dolor y pena. Una lágrima solitaria recorrió por
su mejilla y la atrapó con mi dedo.
—Me duele verte sufrir, no lo mereces—susurro.
—Extraño mucho a mi familia—Él me abrazó con fuerza y escondió su
cabeza en mi cuello—. Me siento tan solo. Jamás volveré a ver como mi
padre besa de sorpresa a mi madre cuando llegaba del trabajo o a mis
mellizos cantar canciones infantiles. Jamás volveré a escuchar los regaños
de mi madre al verme rodeado de tantas chicas o escuchando a mi padre
diciendo que está orgulloso de mí y me duele porque no merecía quedarme
solo. Ellos eran buenas personas y no merecían irse tan rápido.
No puedo contenerme y comencé a llorar con él porque no me quiero
imaginar que es lo que él siente al perder a su familia. Comparto su dolor de
pérdida porque sufro también por mi hermano.
—Sé que ellos estarían orgullosos de ti — limpié sus lágrimas y su
respiración comenzó a tranquilizarse —. Eres el mejor Diego. Te mereces lo
mejor del mundo, eres un ángel para mí. Eres mi ángel y has traído
felicidad de nuevo en mi vida.
Tomé su mano y la puse en mi pecho en donde mi corazón latía
rápidamente por este hombre. Él me observó sorprendido.
—Eres luz en mi vida, Diego.
—¿Cómo quieres que no me enamore de ti? —Pregunto susurro —. Si tú
me haces sentir completo, siento que nosotros encajamos a la perfección, es
como si estuviéramos hechos el uno para el otro.
Me acerqué a él y chupé su labio inferior antes de besarlo con amor, puse
mi mano en su mejilla y se la acaricié. Él soltó un gemido de alivio al sentir
nuestras lenguas tocarse y enredarse una y otra vez. Él inclinó un poco su
cabeza para que el beso fuera más profundo.
—Tal vez deberíamos volver a dormir—propuse.
Él asintió con su cabeza. Tome su mano y nos acostamos en silencio. Se
acercó más a mí y me abrazó con fuerza. Mi mano acarició su mejilla.
—Tengo miedo—susurro con voz rota.
—Estoy contigo. No te dejaré caer en estos momentos.
—No quiero volver a tener esa pesadilla por esta noche...—se apretó más
a mi cuerpo.
—No tengas miedo, Diego. Duerme, te protegeré, estoy contigo—digo
besando su mejilla.
No me contestó, pero puso su cabeza en mi pecho y me abrazó aún más
fuerte, mis manos empezaron a acariciar su pelo y pronto la respiración de
él se hizo más profunda, lo que me indicaba que se quedó dormido. Miré
hacia abajo y mordí el labio inferior, se veía como un ángel durmiendo.
—Aún te sigo odiando, pero solo porque estás haciendo que mi corazón
cada día se vuelva más loco por ti—susurré besando su mejilla—. No puedo
evitar tener sentimientos fuertes hacia ti, mientras más te conozco más
caigo por ti, Diego.
Hola personitas bellas ¿como están? ¿como le ha ido últimamente en
estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste😍
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso 😍
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cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 28
Sentí como sonaba la alarma, pero me tapé con una almohada. No quería
ir a clase, quería seguir durmiendo. Sentí que alguien me quitaba la
almohada e hice un puchero porque la única persona que podría ser era
Diego. Él comenzó a darme besos por toda la cara, era una buena forma de
despertar, pero aún no quería despertar, le di un empujón y me tapé hasta
arriba con el cubrecama. Sentí como se reía de mí y me arrancaba el
cubrecama.
—Despierta bella, no me hagas tirarte agua—me amenazó—. Me voy a
bañar y cuando salga quiero ver tu lindo culo fuera de esa cama.
—¡Dios cállate! —Exclame molesta y volviendo a tapar. Sentí como
acariciaba la mejilla.
—Hablo en serio muy en serio—dijo, antes de darme un beso en la cara.
Escuché como caminaba y cerraba la puerta del baño. "¡Por fin! Cinco
minutos más no me harán daño" —me dije a mi misma.
******
Él me arrastraba por los pasillos de la universidad. Lo miré e iba enojado
porque esos cinco minutos se convirtieron en media hora que pasé de largo.
Entramos al salón y nos sentamos en los últimos puestos, miré de reojo a
Diego, quien miraba fijamente al profesor.
Saqué mi cuaderno y comencé a tomar apuntes de lo que decía el
profesor. Sentí como él arrastró su silla más cerca de la mía y miraba lo que
estaba anotando.
—Aun sigo molesto—me susurro con un tono de diversión.
Lo observé un segundo y tenía una sonrisa traviesa en sus labios.
—Es culpa tuya y de tu cama que sea tan cómoda—rebatí con un tono de
burla.
—Me gusta cómo se escucha, eso significa que amas mi cama y es una
ventaja que puedo aprovechar para mi beneficio—comentó con un gesto
pícaro en sus labios que no me pasó por desapercibido.
— Eres malo—le reproché con un puchero.
—No. Yo soy muy bueno y soy delicioso como el chocolate—comento
con un tono sarcástico y me guiño el ojo de forma juguetona, puso su mano
peligrosamente entremedio de mis muslos.
Aguante la respiración y lo mire por el rabillo de mi oreja, tenía una
sonrisa de oreja a oreja, tome su mano y la saqué lentamente.
—¡Manos fuera! —Lo apunté con mi lápiz. Él se rió y me acarició la
mejilla con su nariz.
—Ayer no decía lo mismo—me recordó con tono presuntuoso en su voz
«¡Maldito engreído!»
—Egocéntrico—digo anotando de nuevo lo que está diciendo el profesor.
Me rodea con su brazo y me observa fijamente, sé que está esperando que
diga algo más. Lo miro y estaba tan cerca de mí que no puedo ver nada más
que no sea sus ojos cafés oscuro. —Mi palabra del día para ti.
—¿Ah? —Preguntó perdido por el tema de conversación.
Negué con la cabeza y sonreí.
—Olvídalo, no importa.
Por fin salimos de clase donde los gemelos y Jonathan me estaban
esperando. Dylan se acercó a Diego y chocaron sus puños.
—Ya veo que no se han separado desde que yo los junté—bromea Dylan.
Lo fulmino con la mirada, aún no se me olvida que fue un chismoso.
—Cállate perra—digo enojada.
—Pensé que Diego te mantendría relajada, pero veo que sigues siendo
tan amargada como siempre, cariño—bromea. Le pegué un puñetazo de
broma y él me dio un beso en la mejilla.
Saludo a Javier y Jonathan. Él me imita saludando a los demás.
Caminamos hacia el patio en donde vemos a Alejandra y Cameron
acercarse. Nos sentamos todo en pasto.
—Ya decía yo que no iba a durar mucho—le reclama Javier a Jonathan
—. Me debes plata, hermanito—Javier estira su mano hacia Dylan, quien
refunfuña antes de depositar un billete en la mano de Javier.
—Serán perras las dos—apunta Jonathan—. Apostando de nuevo por mis
relaciones—Jonathan achica sus ojos y mira fijamente a los gemelos.
—No lo veas de esa forma, amorcín, tómalo con un incentivo de que yo
creo que puedes durar más de una semana con una chica, aunque dude que
se te quite lo puto—bromea.
Miró a Alejandra y ambas estallamos en unas carcajadas.
—Yo no tengo fe, eres demasiado puta—dice Javier con una sonrisa.
—¡Hey, déjenme en paz! —Dice molesto Jonathan—. Me gustan
demasiado las mujeres para solo estar con una de ellas, todas merecen
compartirme—bromea.
—¡Oh, cállense los tres! Ustedes tres son putos, no sé por qué lo niegan
tanto, uno se hace más inocente que otro—digo mirando a Javier, quien
abre la boca y se lleva una mano en el pecho.
—Disculpa, pero me estás tirando una indirecta—Dijo Javier indignado,
no puedo evitarlo, pero se me escapa una carcajada—. Porque me siento
ofendido y solo lo defiendes porque es tu favorito—suelta un bufido.
Pongo los ojos en blanco.
—Créanme que los amos a los tres o si no los aguantaría tanto.
—Ustedes cuatro nunca van a cambiar, ¿verdad? —Pregunta Alejandra
apuntándonos.
—¡No! —Exclamamos los cuatro. Lo que hace que todos se rían, Diego
me abraza y esconde su cara en mi cuello.
—Tienes unos amigos increíbles. —Dice en un susurro.
—Son los mejores hermanos que pude pedir—digo en susurro. Miro
como Dylan bromea con Javier diciendo que él es el gemelo más guapo y
así empiezan de nuevo a pelear.
Entramos por fin en mi departamento y él me acorrala contra la pared y
comienza a darme pequeños besos en el cuello. Mis manos rodean su cuello
y tira mi mochila a un lado junto con la de él.
Sonrió y lo observó fijamente porque estoy perdiendo ya esta batalla y
cada segundo que paso con él se mete cada vez más en mi corazón y mi piel
y ya me rendí, Diego siempre será mi hermosa rendición.
Él me alzó y mis piernas rodearon su cadera. Se apretó contra mí y pude
sentirlo duro como una roca. Solté un gemido. Diego caminó y me acostó
en el sillón, se puso arriba de mí y tomó el dobladillo de mi polera y me la
sacó dejándome solo en sujetador. Tome su camiseta y se la quite también,
la tire al suelo y él volvió a besarme con pasión.
—Necesito controlarme—susurro contra mis labios. Sonreí
inocentemente y mis manos recorrieron su torso hasta llegar al inicio de su
pantalón —. Tenemos que parar.
Él se separó y yo me senté en el sillón, lo miré como caminaba de un
lado a otro. Me acerqué a él y puse mis manos en su pecho tanteando la
dureza de sus abdominales marcados, es pecado puro.
—Diego—, susurro con la voz entrecortada.
Me observó con desconfianza.
—A la mierda—dijo antes de empujar contra la pared.
Me besó con furia y con deseo. Mis manos se fueron a su pelo y se lo tiré
con fuerza que hizo que soltara un gemido que se perdió en mi boca.
Desabrochó mi sujetador y pude sentir cómo las copas se aflojaron.
Me separé de él y me saqué mi sujetador. Sus ojos me recorrieron
lentamente mi cuerpo mando pequeñas ondas de lujuria, sus ojos me
miraban como si quisiera comer a besos. Mis manos rodearon su cuello y lo
atraje de nuevo hacia mí besándolo con fuerza y deseo. Puso sus manos en
mi trasero y me levantó con rapidez y comenzó a subir las escaleras.
Abrió de una patada mi puerta y entró con rapidez dejándome en la cama.
Él subió encima y se puso entremedio de mis piernas y lo puede sentir duro
contra mí. Hizo un movimiento con su cadera que hizo que soltara un
gemido. Sus manos fueron hacia mis pechos donde las apretó, las masajeo
hasta dejarlas erguidas y duras.
Cerré los ojos y me mordió el labio inferior con fuerza. Su boca comenzó
a descender lentamente hasta llegar a mis pechos donde chupó mi pecho
derecho y con su otra mano masajeaba mi pecho. Solté un gemido fuerte
cuando atrapo con sus dientes mi pezón y mi espalda se arquea por el
placer.
Volvió a besarme y nuestras lenguas se juntaron, mis manos se fueron a
su trasero y lo apreté contra mí, que hizo que ambos soltáramos un gemido.
Tomó una de mi pierna y la puso alrededor de su cadera y él volvió a mover
su cadera contra la mía creando la fricción perfecta.
—Eres bellísima—me susurro con voz ronca, antes de morder mi oreja.
Sus manos fueron a los botones de mis pantalones y comenzó a
desabrocharlo y su mano no perdió tiempo y se coló entre mis bragas, llegó
a mi sexo y me metió dos dedos dentro de mi sexo. Solté un gemido al
sentir sus dedos dentro de mí. Inicio primero lento con movimiento
circulares y después comenzó acelera sus dedos que entraban y salían.
Mis manos también se fueron a sus botones donde los desabrochó y se
los bajó junto con su bóxer. Su pene salta libre ¡Dios, mío! Está duro y listo
para jugar con él. Me mordió el cuello cuando agarré su miembro y
comencé a masturbarlo despacio.
—Joder, bella—gimió Diego.
Él aceleró sus movimientos y yo también aceleró mis movimientos
haciendo que ambos soltamos gemidos sin control. Sentí como mi espalda
se arqueó y llegué a mi orgasmo.
Cerré los ojos por un segundo intentado controlar mi respiración y miró
de reojo como Diego se tocaba el mismo para llegar a su orgasmo, «Joder
con esa imagen» —digo mentalmente. Estiro mi mano y tomo su miembro,
mi mano sube y baja lentamente por su miembro. Él me besa en la boca
cuando llega su propio orgasmo.
******
Me acerco con mucho cuidado en donde se encuentra cocinado Diego
solo con sus pantalones de pijama. Mis manos rodean su cadera y sube por
su torso bien marcado. Apoyó mi cabeza en su espalda y pudo sentirlo
como se ríe.
—Te extraño—murmuré con un tono de voz triste.
Diego se gira lentamente y una pequeña sonrisa traviesa comienza a
aparecer en sus labios, toma un mechón de mi pelo y se lo enrolla en su
dedo.
—¡Hey! Pero sí aquí está mi Anastasia tontita — Él tira de mi mechón y
me da un suave beso—. Bueno, tú siempre estás así cuando estoy yo, te
tengo bajo mis encantos.
—¡Oh si! — Exclamó sarcásticamente —. Estoy totalmente bajos tus
encantos ¡Qué imbécil eres! — Suelto una risa.
Me tomó de la cintura.
—Fingiré demencia y haré como que no escuche: "¡Qué imbécil eres!"
—dice excesivamente contento.
Me suelto de su agarre y él se gira para volver las verduras
salteadas...Mmm huele delicioso. Él me ofrece y me acerca la cuchara a mi
boca, sopló un poco antes de comer...Mmm delicioso.
—¿Rico? —pregunta con una sonrisa.
Yo asiento y me acerco a él.
—Tengo que conservarte, sabes cocinar muy bien—asiento para mí
misma lo que hace que él se ría.
—Me gusta eso significa que quiere que esté en tu vida por mucho
tiempo—dice alargando la palabra tiempo.
—Eso no lo dude Ángel, sexy y ardiente —le digo antes de pegarle
palmada en su trasero.
Me observa sorprendido.
—¿Qué? Acaso solo tú puedes tocar mi trasero. Ese trasero es mío Diego
y lo tocó cuando quiera.
—Pervertida—me apunta con la cuchara—. No puedes manosearme
cuando esté cocinado, Anastasia.
—¿Por qué no? —Contraataco con una sonrisa—. Se supone que te
puedo manosear en cualquier parte—digo con un mohín en los labios.
Él me observa divertido y se aclara la garganta.
—Porque tengo una jodida fantasía de hacerlo contigo arriba del mesón,
duro y fuerte y no me ayudas ahora mismo—declara sin vergüenza.
Abro la boca y la cierro. Me aclaro la garganta antes de hablar.
—Sin palabras, Anastasia—dice con una sonrisa arrogante. Achico mis
ojos y lo miro.
—Eso..., fue...Mmm, ¡Dios! Tú—comienzo a divagar.
Lo que hace que él suelte una carcajada y me abrace.
—Me gusta dejarte sin palabras, es algo que antes no podía hacer, pero
ahora sí.
—Tú—lo apunto con mi dedo—eres un... —Antes de hablar él pone un
dedo en mis labios. Lo observó.
—Soy una persona encantadora, sexy, caliente y ardiente. Admítelo,
Anastasia, te encanta, soy la persona que te quita el sueño y también las
bragas—se burla con una sonrisa juguetona que lo hace ver más guapo.
—No eres chistoso—digo sonrojándome.
—No soy chistoso, pero tengo carisma—contrataca.
—Diego, es lo mismo.
Él hace un gesto con la mano quitándole importancia y camina donde
está la cocina y la apaga. Me mira de reojo y doy un paso atrás porque sus
ojos brillan con diversión como si estuviera planeado algo.
Lo observo fijamente como saca platos de mis muebles y comienza a
servir la comida en los platos. Me entrega el mío y caminamos al comedor,
nos sentamos en silencio. Levantó la mirada y me está observando
fijamente.
—¡Me encantas! Vale, me encantas y siento que estoy jodido, que no
puedo detener lo que siento por ti y que no quiero tampoco detenerlo
porque soy feliz. Tú me haces feliz, Anastasia—dice muy serio, sin ningún
tono de burla o arrogancia.
«¡Dios mío! Esto se me está escapando de las manos»—me digo a mí
misma. Él me mira fijamente, pero comienzo a comer. Hasta dónde estás
dispuesta a llegar Anastasia ¿Cuánto tiempo más aguantaré esta mentira? —
Me regaño yo misma.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente
en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste😍
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga
una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso 😍
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 33
Feliz día de San Valentín criaturitas espero que la pasen bien con sus
amigos o parejas y si no con su familia. También es un buen panorama
ver películas y leer. Yo ahora estoy en la playa con mi familia. Los adoro
criaturitas y quiero recordar que en Instagram voy a hacer una ronda de
respuesta en donde ustedes podrán preguntarme lo que quieran y hablar
sobre el capitulo. Nos vemos por Instagram criaturitas.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente
en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste😍
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
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Capítulo 34
Nota de la autora: Hola criaturitas, espero que estén preparados para este
capitulo y espero que comenten. Estaré leyendo su comentario. Dejo esta
cancion de Billie Ellish porque creo es perfecta para este capítulo.
Habían pasado ya tres semanas junto a Diego y ya casi cumplíamos dos
meses de que estamos juntos. Diego me tenía atrapada por su amor y cada
día sentía que me ponía más tontita por él, cada día que pasaba caía más por
ese hombre, en estos casi dos meses juntos hemos aprendido mucho de los
dos. Y a pesar de nuestra única pelea que tuvimos las cosas andan mucho
mejor y ambos tenemos tiempo para estar con nuestros amigos y para estar
juntos y eso me gusta.
Diego resulta ser un hombre tan apasionado, romántico y tierno que cada
día me sorprende con algo, es una caja de sorpresa que no sabes en qué
momento te dirá las palabras más lindas que alguien podría decir y también
él se muestra tal y como es, no finge cuando está conmigo. Tengo que
admitir que también saca mi Anastasia alegre, chistosa y romántica, no
puedo evitarlo. Eso que nunca me consideré una chica romántica pero este
chico sabe cómo sacar esa a Anastasia.
Siento que estos casi dos meses he podido conocer muy bien a Diego
porque es muy comunicativo, yo no tanto, aún tengo mucho miedo de mi
pasado y más cuando sé que está muy cerca...Tengo un miedo horrible y es
que también hace unas semanas que vengo viendo a Nicolás o creo que es
él, no estoy segura y tengo terror es como si me estuviera acechando entre
las sombras, pero también puede que sea mi imaginación y estoy siendo
paranoica.
Además, que logré comprender que Diego todos los días tiene la misma
pesadilla o algo así, ya que él me comentó que solo puede ver los faros de
un camión y después siente que cae en vacío despertándose a las tres de la
mañana. Y me duele verlo sufrir todas las noches, puedo ver su dolor y lo
difícil que es para cada maldita noche. Su propia mente lo tortura con esa
horrible noche y me duele porque él no se merece revivir esa horrible
noche, nadie en este mundo se lo merece.
******
Llegamos a la barra de la discoteca en donde se encuentran Alejandra,
Cameron, Bárbara y un chico que estaba acompañado a Barbara. Saludé a
todos y Barbara me fulminó con la mirada cuando Diego me dio un beso en
la mejilla.
—¡Que comience la fiesta! — Gritó Cameron y brindó con Diego.
Alejandra tiró de mi mano y me abrazó fuertemente.
—¡Por fin llegaron! —Gritó Alejandra sobre la música y puse los ojos en
blanco, era una apurona. Siempre ha sido así e incluso a veces me demoraba
en llegar solo para hacerla rabiar.
—Ya llegué, no me demoré tanto.
—Claro que si ¿acaso estaban follando antes de venir? —Preguntó con
una sonrisa de borracha.
Le di un empujón que hizo que se atragantara con su cerveza y
comenzara a toser, no puede evitarlo, pero me comencé a reír. Ella me
fulminó con la mirada.
—Estúpida, ¡Me quieres matar! —Exclamo, aun tosiendo.
—Te pasa por ser chismosa, no se pregunta eso. Acaso yo te pregunto
cuando lo haces tú con Cameron.
Negué con la cabeza. Ella sonrió burlonamente y se acercó más a mí.
—Si quieres te lo digo—dijo encogiéndose de hombros. «Asco» —
pienso para mí misma —. Tú y Diego se ven tan lindos juntos, aún no
puedo creer que estén juntos y mira que ya son dos meses.
—Yo tampoco—reí divertida—. O sea, yo quería una amistad y él no
¿Cómo demonios llegamos a esto? —Preguntó con mi mano en la barbilla,
haciendo que la rubia suelte una carcajada.
—Era obvio, Diego babea por ti. Desde el primer día vi su interés en ti,
pero solo pensé que estaba jugando como siempre. Jamás pensé que vería
un Diego feliz y enamorado por la vida.
—Yo también babeo por él—declaro con diversión. Porque era la verdad
quien jodidamente no se enamoraría de Diego.
—Lo sabía, te gustan los chicos difíciles y Diego lo es.
—Diego es un chico increíble, es tan tierno y romántico—suelto un
suspiro—. Creo que me tiene un poco tontita, pero no se lo cuentes porque
creo que él ya lo sospecha—bromeo.
—Me encanta verte feliz de nuevo amiga, lo mereces—Alejandra apoyó
sus dos manos en mis hombros y me miró fijamente—. Eres una buena
persona, mereces cosas increíbles y él es el chico indicado.
—Creo que estás un poco ebria—digo con un tono burlón, y le doy un
pequeño empujón que hace se tambalee hacia un lado, comprobando que
está bastante borracha.
Siento como alguien me toma de la cintura, me volteo y veo a Diego. Me
tomó de la mano y me llevó hacia la pista de baile. Mis manos suben por su
duro torso hasta que llegan a su cuello.
Me sonrió coquetamente y me tomó firme de la cintura. Mi respiración se
altera de inmediato. Me acerco a él y le doy un beso suave, pero poco a
poco el beso se vuelve salvaje, Diego chupa mi labio inferior, antes de
morderlo con fuerza y suelto un pequeño gemido.
Nos separamos y empezamos a bailar al ritmo de Dua Lipa, pasaron unos
minutos y se unieron Alejandra y Cameron. Diego fue un excelente
compañero de baile, me sorprendió que en cada canción me cantara en el
oído y me besara siempre que podía. Después de unas diez canciones
volvimos a la mesa donde estaba Barbara muy seria con su acompañante.
—¡Otra ronda de chupitos! —Gritó Cameron. Todos bebieron menos yo.
De repente sentía una presión en el pecho, algo malo sentía en mí, pero no
sabía que podía ser. Él me ofreció uno y lo tomé.
—Solo uno—dice en un susurro con tono bastante alegre por el alcohol.
Miro hacia todas partes y pude ver claramente la figura de Nicolás
bailando con una chica rubia. Nuestras miradas coincidieron. Solté un grito
ahogado. ¡No, no, no puede ser!
Él puso una mano en mi barbilla e hizo que lo mirara. Miro mi mano y ya
no estaba el chupito había caído en el suelo. Me suelto de su agarre y miro
en donde estaba Nicolás, pero ya no estaba ahí. «¿Qué mierda estaba
pasando?» Me rasqué el cuello.
—¿Qué sucede? —Preguntó—¿Te sientes mal?
Tragué duro y negué con la cabeza varias veces. Miro a Alejandra, quien
estaba mirando también hacia la pista buscando a quien me hizo gritar.
Necesitaba tomar aire, estaba alucinando o me estoy volviendo loca, qué
está pasando conmigo.
—Necesito ir al baño—digo apresurada. Me miró sorprendido que lo
dijera tan rápido. Él tomó mi mano.
—¿Quieres que te acompañe? Estás pálida—estiró su mano y acarició mi
mejilla—. ¿Si quieres nos vamos?
Diego tomó otro chupito que le pasaba a Cameron y me di cuenta de que
la estaba pasando bien, así que negué con la cabeza.
—Estoy bien. Solo tengo mucho calor y necesito ir al baño—él me miró
con desconfianza y yo traté de sonreír—. Estaré bien, nada me sucederá por
subir al segundo piso del baño—digo con sarcasmo.
Él asintió. Se acercó a mí y me dio un beso corto. Camine como puede
por la pista para poder llegar a la escalera. Me rasqué el cuello. Me sentía
observada, miré hacia todas partes, pero solo vi a gente bailar y pasarlo
bien, era casi imposible ver a alguien sospechoso aquí.
Por fin llegué al baño y entro en él. Me apoye en lavamanos ¿Qué mierda
está pasando? ¿Por qué me estoy imaginando a Nicolás en cada esquina?
¿Me estoy volviendo loca o qué? —Me pregunto a mí misma. No entiendo
nada. Respiré varias veces para tratar de controlarme y decir que todo estará
bien y que solo era mi imaginación haciéndome una mala pasada.
Cuando salí del baño estaba un poco más tranquila hasta que una mano
me agarró del cuello con fuerza y me azotó contra la pared. Abrí los ojos y
vi a mi peor demonio con una sonrisa malvada. Puse mi mano en su brazo
para que soltara, pero él solo apretó un poco más haciendo que me costara
respirar.
Él soltó una carcajada que hizo que mi cuerpo se estremeciera. Respire
profundo y me centre en odio y nada más que en odio que sentía por esa
escoria que tenía en frente de mí. No dejaré que él gane nunca más. Lo hizo
a propósito, jugó con mi mente e hizo que me pusiera paranoica y nerviosa.
—Hola amor ¿Me extrañaste? —Aflojó su agarre de mi cuello y me
acarició la mejilla. —Eres tan hermosa. Joder como me pones con solo
mírate.
Cerré los ojos con fuerza. Él se acercó a mí y me besó con fuerza, pero
yo no abrí la boca y me removí una y otra vez. Sentí náuseas y quería
vomitar. Él soltó un gruñido que sonó más como un animal que como una
persona.
—Suéltame, pedazo de mierda—digo enojada.
Él sonrió burlonamente y negó con su cabeza.
—¿Tienes miedo, cariño? ¿Sabes algo? Tu cara de miedo me recuerda en
esa noche: en donde estabas así también y con más hombres rodeándote,
intentando violarte en una habitación oscura. Por fin, la increíble Anastasia
había caído, la peleadora más grande de Madrid había caído junto con su
hermano, su reinado había caído por su querido novio: ósea yo.
—Eres un hijo de puta—grité con rabia. Como puede ser tan cruel, más
encima fue él quien...Cerré los ojos.
—Cariño, tienes que entender que fueron negocios que me hicieron ganar
mucho dinero, aunque como siempre mi querido hermano salvándote.
Simón el santo, siempre siendo tu ángel guardián, ¿verdad, Anastasia?
Porque gracias a mi santo hermano no alcanzaron a tocarte. Considérate
afortunada porque fuiste la primera y fui lento, pero ahora créeme que no.
—Responde con una sonrisa malvada como puede ser tan malo, yo lo
amaba y me traicionó.
—Eres una mierda—tomé con fuerza su mano y se la apreté. Él soltó un
gemido de dolor. Solo podía pensar en cómo había sido traicionado por él.
Pero él no le tomó importancia y dijo con arrogancia las siguientes
palabras:
—Estás jugando con fuego, cariño. Ah, mi querida Anastasia siempre
estás intentando sacar lo peor de mí, ¿verdad?
Nicolás me agarró del cuello y apretó un poco. Lo miré con odio y sonreí
con maldad a este juego, podemos jugar los dos. Quiere que sea su pesadilla
pues lo seré ahora.
—Te duele, verme de nuevo feliz, ¿verdad? —Puse una mano en mi
barbilla y apretó mi cuello un poco más, pero no quise mostrarle alguna
reacción de mi parte y fingí que no me costaba cada vez más respirar—. Te
duele que sea más fuerte y que ya no me afecte tus trucos de mierda,
¿verdad?
Se apretó más a mi cuerpo y sonrió maliciosamente. Apreté mis manos
en puños con fuerza.
—Tú eres mía y de nadie más. Joder—se acercó demasiado a mí.
Vi mi oportunidad para escapar de él y levanté mi pierna y le di una
fuerte patada en sus partes noveles, él se dobló y cayó al suelo. Me agaché
para estar a su altura. Lo tomé de su polera y lo levanté con una fuerza
impresionante y lo azoté con fuerza contra la pared. Lo agarré del cuello tal
como me tenía a mí y apreté con fuerza su cuello.
Joder, tenía tanta rabia de verlo aquí. Quiero matarlo ahora mismo—me
dije a mí misma—. Podía hacerlo y estoy segura de que le haría un bien a
este mundo al no tener a una escoria de persona—me repetía a mí misma.
Respiraba con dificultad al tenerlo al frente de mí y hacía que perdiera
control sobre mí. Era la persona que más odiaba y también mi demonio
como podía odiarlo tanto y a la vez tener tanto miedo. Saqué mi conclusión
de que el odio siempre gana al miedo.
—Vas a caer Nicolás. Vas a pagar por todo lo que has hecho—él sonrió
burlonamente y no pude contenerme y le pegué un puñetazo en su cara que
hizo que se le borrara su sonrisa—. Mírame, pedazo de mierda no te tengo
miedo porque ya me destruiste ¡mírame joder! —Gritó enojada. —Tú
creaste a esta nueva Anastasia y te debo dar las gracias, me has hecho más
fuerte y no le tengo miedo a nada.
Me acerqué más a él y apreté más su cuello. Sería tan fácil apretar un
poco más su cuello y ver como él deja de respirar. Observa cómo exhala el
último respiro, podía controlar su reparación y verlo como a poco sus ojos
se apagaban, pero no, yo no jugaba así de sucio.
—Sería tan fácil acabar contigo—sonríe con maldad—. Como tú
acabaste con mi vida y la de mi hermano, solo tengo que ejercer un poco
más de presión y ver cómo poco a poco dejas de respirar, imbécil—apreté
un poco más su cuello.
Nicolás soltó una risa y se relamió los labios.
—Cariño: ambos sabemos que no eres capaz de hacerlo—nos miramos
fijamente—. No tienes las agallas de matarme, cariño—dijo con burla.
Apreté más su cuello y Nicolás tomó mi brazo e intento que lo soltara.
Sonreí con maldad hacia él y puse mis dos manos en su cuello y se la apreté
con más fuerza. Nicolás comenzó a toser porque no podía respirar.
—Ahora no eres tan fuerte, verdad, no eres nadie sin tu gente que te
proteja la espalda, ¿verdad? Porque mírame—me observó con odio y mi
dedo acarició su mejilla—. Puedo matarte ahora y crees que el mundo no te
va a extrañar, Nicolás has hecho tanto daño a tantas chicas inocentes que no
merecían eso.
Traté de respirar varias veces para intentar calmarme y no cometer una
locura como la que estaba cruzando en este momento por mi cabeza. Tenía
que controlarme y no dejarme llevar por el odio y cometer un error.
—No mereces la pena—murmure. Negué con la cabeza y solté su cuello
—. Pero recuerda bien mis palabras: Nicolás, acabaré tu vida.
Nicolás empezó a toser y a la vez reír fuertemente lo que lo hacía ver
como psicópata y me dio miedo. Cerré los ojos, mi mano se cerró en un
puño y chocó con su mandíbula que lo hizo caer al piso. Nicolás abrió los
ojos y un pequeño rastro de sangre salía de su labio.
—Recuerda estas palabras: No descansaré hasta que vea tu vida acabada
y no es por nada, pero si yo fuera tú me tendrías miedo porque no sabes de
lo que soy capaz de hacer ahora, esa Anastasia inocente llena de vida murió.
Y agradece que siga teniendo moral porque si no te hubiera matado aquí y
creo que el mundo se hubiera librado de una escoria—me agaché y lo tomé
del pelo—. Un día me dijiste: que era tu ángel, pero ahora tu ángel se
convirtió en tu demonio personal.
Él me observó atentamente y sonreír con maldad hacia él.
—No eres el único que puede jugar en las sombras.
Camino rápidamente donde estaban los demás, pero no estaban ahí. Solo
estaba el acompañante de Barbara. Tenía un mal presentimiento, me
acerqué al acompañante de Bárbara y lo miró atentamente. Tomé mi
pequeño bolso.
—¿En dónde están los demás? —pregunto nerviosa y mirando mi celular
porque tenía los segundos contados para salir de aquí.
Él apuntó a la pista de baile. Yo asentí y caminé con pasos rápidos y
mirando a todas partes, tenía los minutos contados antes que llegara Nicolás
con su gente. Quería sacar a todos de aquí, pero no sabía si podría llegar a
ellos antes de que me atrapen. Cuando llegué me acerqué a Alejandra,
Cameron, Diego y Bárbara los vi feliz bailando. Él estaba muy pegado
bailando con Barbara.
Pestañeé varias veces para no llorar y miré hacia todas partes. Pude ver
como Nicolás habla con cuatro hombres en el segundo piso. Él se acercó a
la barandilla y comenzó a mirar a la pista. Tragué duro y mi boca se secó.
Sentí su risa y miré a Bárbara como pasaba sus manos por el cuello de
Diego.
Me dolió jodidamente, me dolió, pero tampoco iba a caer en este juego si
él quiere ser infiel, cosa de él y no la mía, es su decisión. Miro de reojo a
Nicolás y vi que estaba ahora hablando con el señor que me amenazó en
Madrid. Ellos me estaban buscando. Me toqué el pecho y miré por última
vez a Diego bailando con Barbara y me di cuenta de que necesitaba esto.
Necesitaba una chica sin un pasado turbio y lleno de secretos, necesitaba
tener una chica que le fuera honesta en todo y que no le mintiera. Tenía que
dejarlo ir y no seguir exponiéndolo algo peligroso, él ya había sufrido
mucho y no merecía más caos en su vida. Yo era la personificación del caos
y desastre. No era justo para él.
Miro de nuevo a Nicolás que aún me busca entre la gente. ¡Mierda
Anastasia, tienes que salir ahora! —Me dije a mí misma, me mordí el labio
inferior, no iba a salir de esta, sin que me viera, me iban a atrapar.
Empecé a caminar rápidamente a la salida y vi como Nicolás me apuntó
en donde estaba y los cuatro hombres empezaron a correr en donde estaba
yo. Me toqué el pecho y empecé a empujar a la gente. Miré de reojo y
estaba cada vez más cerca y miré a Nicolás quien habla con él, señor de
Madrid y estaba bebiendo y chocando sus copas. Pedazo de mierda—
murmure en voz baja.
Siento como alguien me agarra del brazo y levanto mi mano lista para
golpearlo, pero veo que es Simón y él prácticamente me arrastra a fuera de
la discoteca. Me sube a su auto y acelera rápidamente.
—Joder Anastasia, ¿estás loca? —Grito Simón.
Pestañeó varias veces hacia él. Simón apretaba fuertemente el volante
tanto que sus nudillos estaban blancos por la fuerza.
—Supongo que si—trate de bromear, intentando relajar el ambiente.
Me miró por un segundo, antes de volver a concentrarse en la carretera.
Observe que nos estábamos alejando de Barcelona. Levanté una ceja,
cuando él dobló por un camino de tierra y comenzaron a aparecer más
árboles por el camino.
—Simón—, lo llamé, pero él me ignoró—. ¿A dónde vamos? Me vas a
matar aquí.
Simón me sonrió de lado y negó con la cabeza. Miré al frente y vi una
pequeña casa de madera en medio de un pequeño bosque. Se bajó de su
auto y me abrió la puerta.
Cuando bajé del auto, me tomó de la barbilla y me miró fijamente como
buscando algún daño en mi cara, tomó mis manos y examinó mis brazos.
Cuando estuvo conforme con su escaneo me soltó.
Él suspiró y se pasó la mano por el pelo.
—Simón—, digo en un susurro—. Gracias por rescatarme.
—Ya te lo dije Anastasia, te protegeré de mi hermano—él empezó a
caminar a la casa y me hizo señales para que lo siguiera.
Él abrió la puerta y me dejó entrar primero y después cerró la puerta
dejándonos a oscuras. Me giré en donde se encontraba Simón y se acercó
aún más a mí.
—Simón: ¿Por qué me trajiste aquí? —pregunto con curiosidad.
Me acarició la mejilla, pero yo di un paso atrás, por mucho que molestara
ver a Diego bailando con Barbara, no iba caer en ese juego estúpido de
pensar mal de mi pareja, yo confió en Diego. Di varios pasos hacia atrás
poniendo una distancia porque, aunque me cueste admitirlo los encantos de
Simón son peligroso para mí.
—Te traje para ponerte a salvo, Anastasia—comento con una pequeña
sonrisa.
Él se alejó y prendió la luz. Pestañeé varias veces para intentar
acostumbrarme de nuevo a la luz. Miré a mi alrededor, era una casa muy
linda, tenía una chimenea y sillones blancos en la sala de estar. Él caminó
un poco y entró en una pequeña cocina en donde también estaba la mesa.
Me senté en la silla y vi como Simón se movía de un lado a otro sacando
cosas para cocinar. Dejó varias verduras y unas hamburguesas de soyas.
Levantó una ceja hacia él, Simón soltó una carcajada.
—Vale, me has pillado—él levantó las manos y sonrió de lado—. Si me
gustaron las hamburguesas de soyas, solo quería hacerte rabiar un poco,
desde ese día que siempre las compro.
Me reí y negué con la cabeza. Recuerdo como ese día Simón me invitó a
comer y se quedó sorprendido cuando le dije que sí, pero que tenía que ser
un lugar vegetariano. Cuando llegamos al restaurante, Simón me dejó
ordenar y ordené unas hamburguesas de soyas con lechuga, tomate, queso
vegano. Simón estuvo diciendo todo el rato que fue la peor hamburguesa
que había comido, solo para hacerme enojar.
—Sabía que me estabas mintiendo—sonreí.
—Solo quería molestarte un poco—Él se rió y varios mechones cayeron
en su frente. Él se dio vuelta y empezó a cocinar hamburguesas.
Dos horas después me reía con Simón recordando lo malo que éramos en
la pista de hielo y todas las veces que nos caímos en dos minutos. Recuerdo
que ese día fue uno de los mejores que pasé con Simón
—Éramos terribles, no aguantabas ni siquiera un minuto de pie Anastasia
y encima me llevas a mí para que yo también me cayera contigo.
Hice un gesto con la mano quitándole importancia.
—Solo quería que amortiguaras mis caídas—brome.
Él sonrió y se acercó a mí.
—¿Qué nos pasó Anastasia? —Preguntó con un tono completamente
serio.
—La vida, eso pasó, Simón.
—No entiendo nada, porque solo recuerdo que éramos tú y yo y buenos
momentos juntos y tú sabes que entre nosotros hubo más que amistad,
Anastasia pude sentirlo cuando nos besábamos.
Que les pareció el capitulo de hoy van entendiendo un poco del pasado
de Anastasia ¿cuénteme que es lo que creen que pasara?
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente
en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste😍
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga
una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso 😍
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 35
—Simón—, digo enojada. Porque les gusta a los hombres recordar tanto las
cosas, porque simplemente no pueden olvidar lo que pasamos juntos hace
casi cuatro años.
—Estábamos bien juntos y después mi hermano...—Él apretó sus manos
en puños.
—Solo paso, me enamoré de Nicolás—solté enojada—. No tengo otra
explicación, jamás quise hacerte daño y solo estábamos tonteando Simón,
no era nada serio.
—¡Nada serio! —Exclamó molesto—. Para mí, si era serio.
—No seas cínico, Simón. Te vi muchas veces coqueteando con chicas y
besándote frente a mí e incluso cuando te las llevas al camerino para tener
sexo con ellas, cuando estábamos tonteando... —Cerré los ojos y lo miré
fijamente—. Nicolás simplemente estuvo ahí para mí y no me andaba
refregándome sus conquistas en la cara como tú ¿lo recuerdas?
Él se tiró el pelo y se dejó caer en el sillón.
—Fui un imbécil, te tuve por unos meses ¿verdad?
—Simón, lo de nosotros fue entretenido, fácil y sin complicaciones, pero
sí en cierta forma me tuviste, pero eso cambió hace tiempo. Ambos éramos
muy jóvenes.
—Lo sé, que imbécil fui. Te perdí y ahora me doy cuenta de lo que perdí.
Solté una risa y negué con la cabeza.
—Tampoco es para tanto, solo fue diversión.
Simón me sonrió de lado y se acercó a mí, pero yo me alejé de él. Quería
irme, tenía muchas cosas que pensar y tenía miedo. Nicolás estaba tan cerca
de mí que puedo sentir que estaba respirando sobre mi cuello. Me rasco el
cuello, necesito atraparlo pronto.
—Será mejor que me lleves de nuevo a la ciudad. —Digo con un
pequeña sonrisa.
Me levanto del sillón y Simón me miro por unos segundos antes de
asentir con su cabeza.
******
Simón estacionó su auto a una cuadra de mi departamento, ni loca le
daba mi verdadera dirección, me despedí de él y esperé que se fuera .
Cuando llegué vi que estaba Diego, Cameron y Alejandra esperándome.
—Veo que tengo un comité de bienvenida—bromeo con una sonrisa.
Tres cabezas se giraron y me miraron sorprendido.
—¿Dónde estabas? —Grita Alejandra.
—Tranquila tuve una emergencia. Los gemelos tuvieron algunos
problemas con unas chicas y fui a salvar sus traseros—mentí
descaradamente—. Los busqué, pero no los encontré. Jonathan
prácticamente me arrastró afuera de la disco.
Abrí la puerta de mi departamento y entraron todos. Caminamos a donde
estaban los sillones y nos sentamos.
—Esos dos siempre metiéndose en problemas—sonrió Alejandra.
—Ya sabes que sin mí ellos no son nada—puse los ojos en blanco—.
Perdón por asustarte, pero mírame estoy aquí sin ningún rasguño—miré a
Diego de reojo quien me estaba evitando con la mirada.
—Pensé que te había pasado algo.
—Hablas como si hubiera alguien cazándome—bromeo, aunque sí tenía
a personas siguiéndome más que nada un exnovio que se obsesionó
conmigo—Fue un largo día, me voy a dormir, pueden quedarse aquí ya que
es tarde.
Alejandra asintió y tomó la mano de Cameron y subimos juntos las
escaleras. Los instalé en una de las habitaciones, me despedí de ellos y
caminé hacia mi habitación y cerré la puerta.
Tomé mi pijama y mis cosas de aseo y me metí en el baño. Apoye mis
manos en lavamanos Diego me ha estado evitando, es obvio que se besó
con Barbara, es lo más lógico, no me sorprende en absoluto. La vida me ha
dado muchos golpes para que ya algo realmente me sorprenda, pero eso no
significa que no me duela porque ya son casi dos meses juntos en los que
hemos vivido momentos que han sido especiales para mí y sé que también
para Diego, pero no puedo juzgarlo sin escucharlo.
Cuando estaba lista, salí del baño y me topé con Diego, quien estaba
dando vueltas en mi pieza. Me apoyé en la puerta del baño y lo miré por
unos minutos.
—Diego, sé que te besaste con Bárbara, es obvio—él se giró, me miró
con los ojos abiertos—. Los vi bailar muy juntos, pero, en fin, no quiero
que discutamos. Quiero escuchar tu versión.
Se acercó a mí y se tiró el pelo frustrado.
—Ella me besó...Yo la detuve, tienes que creerme que están de testigo
Alejandra y Cameron—él se acerca a mí y me quedo quieta—. Le dejé en
claro que yo estoy contigo y que no quería nada con ella.
—Vale—me crucé de brazos.
—¿No me crees?
—Te creo porque sé que estaba Alejandra, si tú le hubieras correspondido
el beso, ella me lo hubiera contado de inmediato, Diego. La conozco muy
bien y si no me contó nada es porque dices la verdad.
Caminé a mi cama y me acosté. Me observó detenidamente y me pasé
una mano por la cara, estaba agotada tanto físicamente como
emocionalmente tanto que no tenía ganas de nada. Solo de desaparecer y
que Nicolás no me encuentre de nuevo.
—¿Te encuentras bien? —Preguntó preocupado.
—Si—digo cansada—. Solo estoy cansada, quiero dormir.
—Algún día dejarás de ser tan misteriosa y guardar tantos secretos—
desvié la mirada, él soltó un suspiro—. Supongo que no.
Sonreí.
—Es parte de mi encanto—traté de bromear—. Además, te encanta que
sea así, es lo que mantiene nuestra relación más interesante.
—Oh, creo que otra vez te estás poniendo tontita.
Sonreí y le pegué un puñetazo de broma.
—Que no me pongo tonta, eres un mal novio.
Diego se sacó la polera. Abrí los ojos como siempre, era un espectáculo
de verlo sin polera. Se paró y se sacó los pantalones quedando solo en
bóxer. Él se metió en la cama y me abrazó fuerte.
—Quiero preguntarte algo, ¿me quieres? —pregunto.
Abrí los ojos y él me miraba tiernamente. Yo asiento porque es obvio que
lo quiero y no sé si estoy haciendo lo correcto en seguir con él y seguir
poniéndolo en peligro y sobre todo después de lo que pasó esta noche.
Estoy segura de que Nicolás ya sabe de su existencia. Me descuidé
demasiado y esta noche por poco me atrapan, fui una estúpida y tengo
mucho miedo. Otra vez se revive mi pesadilla de que no me siento segura
en ninguna parte.
—Yo te quiero Anastasia, contigo me siento completo. No lo olvides
nunca, ¿vale?
Se inclinó y me dio un suave beso. Tragué duro y él apoyó su cabeza en
mi pecho. Mis manos se fueron a su pelo y comencé a tocar su suave pelo.
Me quedé mirando el techo y pasaron varios minutos así. Sentí como la
respiración de Diego se hacía más calmada y me abrazaba más fuerte.
Pasó una hora más o menos, no estoy muy clara y no podía dormir... tenía
tanto miedo de pensar que Nicolás podría estar abajo esperándome o
vigilándome o peor vigilando a Alejandra, porque él sabe que ella es mi
hermana y él hará todo lo posible para lastimarme y jamás me perdonaría
que a ella le pasara algo. Mi celular comenzó a vibrar y lo tomé con miedo.
Miré la pantalla de mi celular y vi que era una llamada entrante de
Simón. Me solté con cuidado del abrazo de Diego y cerré la puerta de mi
habitación con cuidado para que no despertara.
—Hola—digo en un susurro bajando la escalera para que nadie pudiera
escucharme.
—Anastasia, te voy a preguntar algo y quiero que seas sincera conmigo:
¿Quién es Diego?
Tragué duro y mi respiración se alteró.
—¿Por qué lo preguntas? —Preguntó nerviosa.
—Porque Nicolás puso a uno de sus guardias a vigilarlo y también con
Alejandra quiere secuestrarla al igual que los gemelos y Jonathan sabe que
con eso te tendrá. Está mandando muchos de sus hombres. Escúchame bien,
Anastasia, tienes que irte ahora. Mi hermano está tramando algo..., te van a
atrapar, tienes que irte por ahora.
Negué con la cabeza, otra vez no, por favor ¡No me puede estar pasando
de nuevo! —No puedo aguantar más y comencé a llorar ¿Por qué me tiene
que pasar de nuevo? Quería gritar, llorar y romper todo a mi paso. Me senté
en una silla y me derrumbé de nuevo, no sé cuánto tiempo poder seguir
escapando de él.
—¿Cómo sabes todo eso? Pero no puedo dejar a mis amigos aquí, así
como así lo dejaré aún más en peligro. —Digo sollozando y limpiándome
las lágrimas.
—Tengo alguien ahí adentro, te quiero ayudar confía en mí. Tus amigos
estarán bien, estoy hablando con un amigo policía y también con una
amiga, estamos poniendo agentes vigilando a tus amigos, Anastasia.
Créeme que no eres la única que anda detrás de Nicolás. —Él soltó un
gruñido y escuché que prendió su auto.
⋙ Lo estoy siguiendo, Anastasia. Tienes que escapar de él es mucho
más peligroso de lo que te imaginas, créeme cuando te digo que tienes que
irte por ahora hasta que las cosas se calmen, te prometo que tus amigos
estarán a salvo—sentí como habla con alguien más—Te lo prometo, sabes
que yo cumplo con mi palabra.
Me pasé una mano por mi cara y cerré los ojos. Recuerdo como hace dos
años atrás Jonathan me decía las mismas palabras junto con los gemelos:
"vete, escapa de él, es peligroso" —recuerdo que me abrazaron fuerte los
tres antes de subir al tren. Recuerdo que solo tenía la plata de mis peleas y
no sabía en dónde esconderme, estaba sola. No quería seguir exponiendo
más a Alejandra o a mis abuelitos.
Me aclaré la garganta y apreté el celular contra mi oreja:
—Está bien...Confío en ti, pero ¿qué hago? ¿A dónde me voy? No tengo
un plan, Simón. —Sollocé un poco más y me tiré el pelo.
—Por ahora toma un poco de tu ropa, dinero y todo lo que tú creas
necesario para ti. Te veo en el aeropuerto y te pondré a salvo, Anastasia—él
soltó un gruñido y sentí que frenó bruscamente—. Compra un pasaje para
Sevilla.
—Vale
Subí con mucho cuidado y vi a Diego durmiendo profundamente. Entré a
mi armario y saqué unas maletas en donde comencé a meter toda mi ropa,
mi pasaporte y mis tarjetas.
Media hora después tenía toda mi ropa dentro y saqué con cuidado las
tres pequeñas maletas de manos de mi habitación y me senté al lado de
Diego. Él estaba profundamente dormido.
—Perdóname..., Diego, porque cuando despierte tú me vas a odiar con
todo tu corazón porque no vas a entender nada y solo vas a creer que jugué
contigo y que rompí tu corazón—me limpié las lágrimas—. Pero lo hago
para que estés a salvo, me descuide y te puse en peligro. No me quiero ir,
pero tengo que hacerlo.
Me acerqué a él y le di un beso en su frente.
—Te quiero Diego, lamento no habértelo dicho antes cuando estuviera
despierto, por favor perdóname. Jamás quise ponerte en peligro, es por esa
razón que antes de ti no había estado con nadie por mi pasado, porque
siempre me alcanza—solté un suspiro—. Prometo cuidarte desde la
distancia, no dejaré que nadie te lastime más.
Me levanté de la cama y dejé la carta con su celular. Salí con cuidado de
mi habitación. Caminé hacia a donde se encontraba Alejandra y metí la nota
debajo de la puerta.
—Perdóname de nuevo por volver a ponerte en peligro, soy la peor, pero
solucionaré toda esta mierda, solo que por ahora tendrá que ser lejos..., lo
siento tanto. Te amo amiga, si algo te pasara a ti yo me muero y me duele
que seas mi punto débil y que Nicolás siempre esté pensando en hacerte
daño, no es justo para ti. Perdóname por favor—susurro.
Baje con cuidado las escaleras y tome mis maletas. Una hora después ya
tenía mi boleto comprado y solo estaba esperando para embarcar. Me sentía
mal, fui una estúpida por haber dejado que Nicolás se acercara tanto, me
descuidé de la peor forma, ni siquiera vi venir este golpe.
—Anastasia—, gritó Simón. Levanté la mirada y vi que venía corriendo
hacia mí—. Lo detendremos juntos.
Lo mire fijamente.
—Voy a acabar con él—digo con los dientes apretados.
—Acabaremos con él, juntos—me tomo la mano. Simón me dio un beso
en la frente —. Cuídate mucho, te llamaré todos los días y te estaré
mandando información. Toma las llaves de mi departamento.
Tome sus llaves y la guarde. Me limpió las lágrimas que caen por mis
mejillas, él me miró fijamente de seguro, tenía los ojos rojos de tanto llorar,
pero no puedo evitarlo, otra vez tengo dejar todo para no poner a nadie que
amo en peligro.
—Gracias por ayudarme—susurré con la voz ronca.
—Te protegeré, hace unos años no lo pude hacer, pero ahora sí. No dejaré
que te siga lastimando.
Yo asentí, tomé mis maletas y caminé hacia la fila para abordar. Simón
me miró por última vez.
—Se paciente Anastasia, por favor—me suplico.
—Está bien—murmuró.
Creo que por ahora lo mejor es ser paciente y mantenerme al margen por
un tiempo. Me limpio las lágrimas que se me escapan por qué otra vez
Nicolás me hace sufrir con lo que más me duele, que son las personas que
amo y eso duele demasiado.
A sufrido mucho nuestra Anastasia ¿cuénteme que es lo que creen que
pasara?
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? ¿como le ha ido últimamente
en estos ultimos días?
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste😍
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga
una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso 😍
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
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Capítulo 36
Un mes después:
Corría sin parar a través de un pequeño bosque en donde ya había
seguido muchas veces Nicolás y tenía una pequeña casa de madera en
medio de la nada a las afueras de Barcelona. Mi corazón latía muy rápido y
corrí muy rápido por el bosque esquivando todas las ramas.
A lo lejos podía ver los faroles de los autos que venían acompañando a
Nicolás, corrí aún más rápido y sentía que mi corazón se iba a salir en estos
momentos, pero tenía que conseguir más pruebas. Cuando por fin llegué
cerca de la casa me apoyé contra un árbol, para poder recuperar un poco el
aire.
Observé el árbol y la cabaña en donde podía ver lo que estaba haciendo
así que no lo dudé. Comencé a escalar un árbol y me senté en una rama.
Observé como Nicolás habla con los dos hombres de trajes bastante lujosos.
Saqué mi celular y comencé a grabarlo ya que la cabaña tenía enormes
ventanales, un grave error, pero supongo que al estar en medio de la nada él
pensó que nadie lo seguiría hasta aquí. Ya he venido tres veces a este lugar
y él no lo ha notado. He recolectado muchas pruebas para atraparlo, pero
tampoco ha sido tan fácil, es bueno eliminado todas las pruebas de sus
crímenes.
Apretó más mi celular porque tengo la mano congelada por el frío ya que
el invierno se está cercando. Suelto un gruñido cuando veo que toman
asiento y veo como el hombre que me amenazó en Madrid trae una botella
de vino y le sirve.
Dos horas después salen de la cabaña con dos chicas que se ven que están
drogadas porque apenas se mantienen en pie, Nicolás las empuja y los dos
hombres toman con fuerza su brazo llevándose a las chicas en diferentes
autos de lujo. Nicolás se queda ahí sonriendo hasta que ve desaparecer a los
autos y entra de nuevo en casa.
Paró la grabación y me quedo mirando adentro de la casa. Él solo está
sentado usando su computadora ¿Qué le hiciste a esas chicas? Me bajo del
árbol y me acerco lentamente a la cabaña. Tomó una piedra y la envuelvo
en la nota.
Me alejo y la tiró a una ventana en donde el vidrio se parte y Nicolás se
para rápidamente y camina hacia la otra habitación. Me alejo y comienzo a
correr de nuevo hacia dentro del bosque sin parar, no me tiene que ver.
Cuando salgo del bosque me subo a la moto que arrendé y aceleré
rápidamente alejando de él por ahora.
******
Miro mi celular y veo que Diego sale de la tienda con una botella de
licor. Observó cómo se tambalea un poco, pero se afirma en Bárbara y en
Cameron. Niego con la cabeza y es que lo noto mal, es obvio que va
borracho y apenas puede caminar bien. Alejandra camina detrás de ellos y
ella también ha perdido algo de peso.
Niego con la cabeza y los sigo a una distancia prudente por el otro lado
de la calle. Veo que se sienta a fondo de la plaza en pasto, yo me siento a lo
lejos en una banca. Diego abre la botella y le da un largo trago, esto no era
lo que yo quería. Me duele que esté recurriendo al alcohol. Cameron le
arrebata la botella a Diego y la guarda en su mochila.
Ellos comienzan a discutir tanto que Diego le pega un empujón a
Cameron y entre Barbara y Alejandra se interpone entre ellos. Me masajeó
la sien, yo no quería esto, Diego no debería estar tomando y peleando con
su mejor amigo...odio no poder ir y tomar su mano, pero no puedo. Me
acomodo mejor la gorra y me pongo los lentes de sol y doy una vuelta por
la plaza asegurando de que Nicolás no esté cerca de ellos.
Cuando doy la tercera vuelta y no veo rastro de Nicolás me vuelvo a
sentar en la banca y veo como ya está más calmado el ambiente. Diego trata
de sonreír con lo que le habla a los demás, pero él se separa y se aleja un
poco de lo demás. Observo que se lleva su teléfono a la oreja, en ese
momento siento vibrar mi antiguo celular. Observó que es una llamada
éntrate de Diego y la cortó. Necesito que te olvides de mí—hablo conmigo
mismo.
Él frunce el ceño y se lleva de nuevo el celular a la oreja y otra vez
comienza a vibrar mi celular, dejo que suene y pasa cinco minutos
llamándome hasta que Bárbara lo viene a buscar y él se vuelve a sentar con
los demás. Me limpio una lágrima que recorre mi mejilla.
—Perdón Diego, no quise hacerte daño o alejarte de mí, pero la vida es
una perra injusta y aunque no pueda tomar tu mano o estar ahí cerca de ti.
Sigo aquí a la distancia y mientras yo esté aquí, nadie puede herirte—
murmuré en un susurro.
Miré la hora y tenía que irme. Me levanté de banca por suerte, el metro
estaba cruzando la plaza. Camine lentamente en donde están ellos y agache
un poco los lentes de sol y mire fijamente a Alejandra quien abrió los ojos
al verme. Me coloqué de nuevo los lentes de sol y caminé de prisa
mezclándome con la gente que entraba en el metro. Tal vez fui una tonta al
dejar que me viera Alejandra, pero ella necesitaba saber que estoy bien y
que sigo con vida, que nada malo me ha pasado. Que siempre estaré ahí
protegiéndola, que jamás la dejaría sola.
Entré en el bar, me senté en la mesa más alejada y observé a los gemelos
y a Jonathan como estaba hablando con tres chicas. Puse los ojos en blanco
y observé hacia la calle en busca de algún rastro de Nicolás, pero tampoco.
Lo que sí vi fue el agente que estaba estacionado afuera del bar.
Escuché la risa de Dylan y cómo ellos brindaban con las chicas y después
cómo tiraban bromas entre ellos. Esos tres nunca van a cambiar—me digo a
mí misma. Hago un puchero porque me muero por ir a abrazarlos, pero no
puedo, ni siquiera debería estar aquí.
Se supone que tendría que estar en Sevilla, tranquila en mi departamento,
pero no puedo como podría estar ahí tranquila cuando puse en peligro a
toda la gente que amo de nuevo, él siempre ha sabido cual es mi punto
débil.
Él simplemente no me mata porque le gusta torturarme con la gente que
amo, le gusta ver como yo sufro en vida para sentirse más poderoso,
Nicolás es así y conocí esa parte sádica de él, cuando pasó lo de esa noche.
Saqué mi celular y vi que me tenía que ir ya porque mi vuelo salía en una
hora. Fue un viaje corto, pero necesario para mí, necesitaba ver que ellos
estaban bien y que seguían con su vida y aunque con los gemelos y
Jonathan seguía teniendo contacto con ellos con Alejandra y Diego, no para
ellos simplemente me fui de una noche a otra. Rompí el corazón de ellos y
sé que ambos la están pasando mal, pero es necesario.
Salí del bar e hice contacto visual con el agente, quien negó con su
cabeza. Me aleja rápidamente de ahí. Bah, me da lo mismo si estoy
rompiendo las reglas, no me iba a quedar escondida en un departamento,
esperando que ellos hagan su trabajo cuando yo también soy bastante
inteligente y astuta. No necesito estar encerrado en un departamento
esperando a que las cosas se resuelvan mágicamente, porque la vida no era
así y yo no me iba a quedar con los brazos cruzados esperando, tengo mi
propio plan y pruebas.
Esto solo es el comienzo y lo voy a hacer con la policía o sola, pero
acabaré con Nicolás de una vez por todas. —Me digo a mí misma.
Miro de reojo a la gente quien está hablando por teléfono de seguro que
le aviso a Simón de que estoy aquí rompiendo las reglas. Que se jodan—
murmuró.
Simón, Simón, Simón, cumpliste tu palabra de proteger a mis amigos y
me has puesto segura de nuevo. Suelto un suspiro, porque me ha estado
llamando todos los días preguntándome: ¿Cómo estoy? Tanto física como
mentalmente, supongo que tiene algo de miedo que haga alguna locura.
Tengo mucho que agradecerle por estar apoyándome en mi etapa más
oscura o la más solitaria...o algo por estilo.
******
Tres días después:
Siento que alguien toca la puerta de mi departamento. Abro la puerta y
veo a Simón con una botella de tequila y con varios limones, me hago hacia
un lado para que entre.
—Soy genial—es lo primero que dice—. Tú y yo nos vamos a
emborrachar para pasar las penas juntos.
Desaparece en la cocina y me siento en el piso del cuarto de estar en
donde dejó la botella. Se sienta al lado mío y me da un beso en la mejilla.
Lo observo y anda vestido todo blanco haciendo que sus ojos azules
resaltan aún más.
—Este mal que me sienta tan sola.
—Ya no estás sola, me tienes a mi bonita—él me guiña el ojo y sirve el
tequila en los vasos. Cortó algunos limones.
—Gracias por estar conmigo.
—Siempre estaré ahí, mientras tú quieras.
Me pasa mi vaso y brindamos juntos, me llevo el vaso a mis labios y de
un trago me lo tomo, el líquido me quema la garganta, pero quiero olvidar
por hoy quiero olvidar todos los problemas que tengo y disfrutar como
antes.
—Te ves hermosa—me dice observándome detenidamente, pongo los
ojos en blanco. Ando con pantalón negro de tiro y una camiseta gris.
—Tú siempre te ves bien—digo con una sonrisa.
Me vuelve a pasar otro vaso que no dudo en tomarlo rápidamente y él me
imita. Uno, tres hasta diez tragos de tequila nos tomamos hasta que la
botella se acaba y estoy muy achispada tanto que me rio por cualquier cosa
que me cuente Simón.
—No te miento, me vuelto un santo—me río porque no le creo que no
tenga novia o se esté ligando a varias chicas al mismo tiempo.
—Sigues siendo descarado, Simón.
Él se inclina hacia mí tanto que no puedo ver nada más que sus ojos
azules. Su mano acaricia mi mejilla y no me muevo.
—Me sigues encantando, Anastasia—declara con una bonita sonrisa.
Miro sus labios y me doy cuenta de que él está haciendo lo mismo.
—¿Ah?
—Solo déjate llevarte, bonita—toma mi mano y la pone en su corazón.
Se acerca más a mí, nuestras narices se rozan, él se muerde su labio
inferior y pasa su dedo por mis labios. Niego con la cabeza porque ese gesto
me recordó tanto a Diego. Antes de que pueda reaccionar su boca está en la
mía y mi cuerpo me traiciona porque le sigue el beso, es como antes a esa
Anastasia: rebelde, fiestera, carreras ilegales, peleas ilegales y con Simón.
Él siempre ha significado ese chico que me orilla a cometer locuras y no
pensar en las consecuencias de las locuras. Tiró de mi mano e hizo que me
sentara en su regazo.
Me separé rápidamente, esto era una locura, una locura deliciosa y
tendedora, pero ya pasé por esto con él y no volvería a pasar esto de nuevo.
Me levanto de su regazo.
—¿Qué pasó? —Pregunto parándose.
—No. No, no puedo, Simón.
—¿Por qué? Porque aún sigues queriendo a Diego, ¿verdad?
Yo asiento porque no he dejado de pensar en un solo día y eso me llega
incluso a enfermar que cada día, minutos y segundos esté mi mente
pensando en él y en su chiste malo, en lo vanidoso que era con él, sus besos,
en fin, lo extraño mucho.
—Yo te amo, Anastasia hace más de cinco años y lo entiendo. Fui un
imbécil cuando estuvimos esa vez juntos, pero era joven y con las hormonas
revueltas que no sabía lo que quería, pero ahora sé que te quiero a ti.
—Pero yo ya no te quiero...amo a Diego. Joder, y no lo hubiera dejado si
no hubiera sido por Nicolás, seguiría con él—gritó llorando porque es la
verdad que si no hubiera sido por Nicolás estoy segura de que estaría con él.
—Eso es mentira—tomo mi cara entre sus manos—. Sigues sintiendo
algo por mí, el beso me lo indica...lo amas a él, está bien lo entiendo, pero
sigues sintiendo cosas fuertes por mí—negué con la cabeza—. Eso es lo que
tú crees. Demuéstralo, Anastasia, bésame.
Me limpié las lágrimas y tomé su cara antes de que yo pueda besar su
boca de nuevo. Está encima de la mía moviendo su lengua que no pierde
tiempo y se adentra dentro de mi boca jugando con la mía. Sus manos
tomaron mi cintura, pero yo se las atrapé y me separé de él.
—Si sintieras cosas fuertes por ti, sé que ese beso se hubiera alargado o
me hubiera hecho perder la cordura. Lo siento, pero amo a Diego y eso
nadie lo va a cambiar—me senté en el sillón—. Estoy mareada pero no
borracha, Simón.
—Si sabes que no dejaré de conquistarte, ¿verdad?
—Te quiero, pero como amigo.
Se sentó al lado mío y me abrazó fuertemente.
—Siempre esperaré por ti, bonita.
Me quedé callada, no quería hablar más, ya me sentía mal con los besos.
Tal vez fui un poco dura con él, pero no quiero ilusionarlo porque amo a
Diego y aunque no estoy con él, mis sentimientos siguen intactos por él y si
tengo que mantener lejos de Diego para que esté a salvo lo haré porque de
eso se trata el amor de hacer sacrificios por la gente que amas aun cuando a
ti te está matando por dentro y también lo hago principalmente por mi rubia
porque es una de las personas más importantes en mi vida y si a ella le
hacen daño es como si me lo estuviera haciendo a mí.
Llegó mi último día aquí en Sevilla en unas horas más, tenía que tomar el
vuelo hacia Barcelona y tendría que volver, por una parte, estoy aterrada de
ver a Diego o a Nicolás, pero también vengo más fuerte que nunca a
derribar todo lo que se me cruce en el camino.
Si cree Diego que me lastimara verlo con otra chica se equivoca y a
Nicolás seguiré siendo su demonio personal como lo había hecho estos
meses. Esta vez no dejaré nada suelto y seré más astuta, más rápida e
inteligente que él.
Ayer mandé todos los trabajos que debía y mañana ya podría volver a la
universidad en donde, por fin, podré volver a ver mis gemelos, Jonathan y
Simón. Tengo tanto que agradecerle a Simón, aunque estoy un poco
confundida no quiero que mis sentimientos vuelvan a salir por él.
Estaba emocionada, se acabó lo de estar escondida, por fin podría salir
tranquila en Barcelona. También Simón dijo que nos íbamos a juntar con
uno de sus amigos que era agente de policía quien estaba llevando el caso.
Te tengo en mi poder a mi querido Nicolás.
En ese momento me entró una llamada de Javier:
—Hoy día vuelves—gritaron los gemelos.
Solté una risa y me acerqué al ventanal. Miré mi pieza y todo estaba
empacado, ya no quedaba nada afuera y yo ya estaba vestida.
—Sí, llegó a las diez de la noche. Supongo que me irán a buscar,
¿verdad?
—Amorcín, seré puntual y estaré ahí listo para darte un enorme abrazo y
no soltarte nunca más, porque quiero que sepas que nos rompiste el corazón
cuando te fuiste de un día a otro, no pensaste en nuestros sentimientos—
dijo con exageración.
Puse los ojos en blanco.
—No te pases cariño, era lo mejor para todos en ese momento. Me
estaban pisando los talones y necesitaba que ustedes estuvieran a salvo.
Escuche como ellos bufaban juntos, son iguales.
—Alejandra se ve muy triste y creo que está muy dolida que ni siquiera
le dijeras algo o que la llamaras—dice Javier. Me acuesto en la cama y me
paso una mano por la cara.
—Soy una mala amiga, pero era por su bien, tenía que ser cuidadosa, no
podía estar gritando a donde me había ido. Era peligroso para todos—solté
un suspiro—. Créanme que la llamaré ahora, necesito que me escuche y
poder explicarle algo de lo que pasó esa noche.
—Ya era hora. Aún no creo que vuelvas. Joder—gritaron los gemelos.
Solté una risa. Hablamos un rato más y después de la llamada necesitaba
llamar a Alejandra.
Revisé mi instagram y vi como Alejandra había subido una foto en donde
salía: Cameron, Alejandra, Barbara y Diego. Negué con la cabeza, no podía
enojarme con ella, eran sus amigos y Bárbara era su amiga, así que tiene
derecho de apoyar a sus amigos en su relación.
En ese momento me entró una llamada de Simón que sin dudarlo
contestó:
—Hola—digo jugando con un mechón de pelo.
—Hola hermosa ¿Cuándo llegas? —Preguntó con entusiasmo.
—Hoy día llego a las diez de la noche y los gemelos me van a ir a buscar
¿Por qué preguntas?
—Te parece si te voy a buscar el lunes en la universidad. Tengo algo
importante que mostrarte de mi hermano y tranquila él está en Madrid,
además hablé con mi amigo y dijo que podía ir a buscarte y después
juntarnos ese día tengo clases así que llegaré más tarde. Por eso le dije que
te pasara a buscar y tranquila es de confianza... ¿Confías en mí? —
pregunto.
Medite unos segundos antes de decir:
—Si confío en ti, eso es obvio: Simón—puse los ojos en blanco porque él
no podía verme. —Está bien y ahí me das su número para ver en qué lugar
nos juntamos.
Solté un suspiro de alivio y me mordí en el labio inferior.
—Simón, oye gracias por todo. Creo que si no me hubieras llamado
todos los días... me hubiera vuelto loca aquí.
—Anastasia..., siempre estaré aquí para ti—tragué duro, porque tenía que
confundir tanto las cosas con Simón, porque no te puedo odiar, como odio a
tu hermano.
—Nos vemos, adiós.
Me acerqué al espejo y me miré que seguía igual, solo que mi pelo me
llegaba a la cintura, me gustaba como quedaba el pelo largo. Tomé mi
celular y busqué entre mis contactos el número de Alejandra.
Respire profundo antes de marcar su número:
—Hola ¿Quién eres? —Preguntó con desconfianza.
—Soy yo—digo mordiéndome el labio. La línea se quedó en silencio y
miré mi celular para ver si me había cortado o algo—. Tengo que explicarte
muchas cosas y sobre todo de esa noche en la que desaparecí.
Escuché que ella hablaba con otras personas y cerraba una puerta.
—Anastasia: ¿Estás bien? —Preguntó con la voz rota.
—Si estoy bien, Alejandra... Perdón por si te cause algún susto. Pero te
debo una explicación enorme y espero que me comprendas por favor, tienes
que entender que yo no me quería ir de Barcelona.
—Te escucho Anastasia.
—Esa noche apareció Nicolás—ella soltó un grito—. Peleamos como
siempre que nos vemos... —Comencé a tartamudear porque no sabía qué
más decirle—. La cosa es que se calentaron mucho entre nosotros. Yo lo
amenace y él a mi...en fin no podía estar más en Barcelona porque él sabía
que estaba ahí. Y no podía estar en la misma ciudad y respirando el mismo
aire que él.
—Pero Anastasia: ¿Por qué no me dijiste de lo que pasó?
—No lo sé...Creo que no quería darle importancia o preocuparte, pero
tampoco quería estar en Barcelona con él ahí. Siento que no cabemos en la
misma ciudad y estoy segura de que él me estaba vigilando.
—Es un enfermo—Alejandra soltó un suspiro—. Aún no entiendo
porque te fuiste, ¿en dónde estás ahora?
—Mmm...Sevilla, pero vuelvo mañana. Me fui porque lo necesitaba,
necesitaba alejarme de todos y respirar—miento.
—¿Sabes que no me sorprende esto? Verdad —Juego con mi pelo—. Has
estado en tantos lugares estos últimos años que no me sorprende. Pero
quiero que sepa que sé que me estás ocultando muchas cosas que pasan
entre tú y Nicolás.
—No te puedo mentir, ¿verdad? —Alejandra me conocía tan bien que,
aunque ella no me estuviera viendo, ella sabía que estaba mintiendo.
—No puedes porque era feliz. Diego te hacía feliz y tú volvías a sonreír,
eras de nuevo tu esa Anastasia feliz y enamorada de la vida.
Me pasa una mano por la cara y mordí mi labio antes de contestar:
—Te prometo que no me pasará nada—yo miré a mi alrededor—.
Créeme que voy a volver más fuerte que nunca.
—Eso ya lo sé. Tú eres la mujer más fuerte que he conocido y no lo
dudo. ¿Algún día me contarás qué fue lo que te pasó realmente ese día?
Nos quedamos en silencio en un momento en que siento que se hace
eterno. Hasta que ella rompe el silencio volviendo a hablar.
—No quieres preguntar por él.
—¿Diego? —Pregunte en un susurro.
—Si, él está bien, pero tienes que saber algo, Anastasia.
Me levanté de la cama y caminé en donde estaba mi computadora
prendida y observé la foto en donde salía Diego y yo.
—Vale. Dime que pasa con él.
—Es difícil para mí porque eres mi mejor amiga, mi hermana y Diego es
un gran amigo para mí y Bárbara también—comenzó a divagar. Lo que yo
ya sabía de qué Diego estaba con Barbara—. Ellos comenzaron a salir
juntos.
Me quedé callada y apreté mis labios en una fina línea. Aunque lo sabía
no podía evitar sentir un pinchazo en mi corazón.
—Supongo que está bien—ella comenzó a divagar de nuevo. Puse los
ojos en blanco—. Alejandra no me afecta. Entiendo que son tus amigos y si
ellos están juntos es porque se quieren y fin del cuento.
—Pero Anastasia—dice en un susurro.
—Estoy bien. —Borre la foto que tenía con él y apague la computadora
—. Cada uno tomó caminos distintos y eso está bien.
—Pero ¿no lo extrañas?
Claro que lo extrañaba cada jodido segundo, pero Alejandra no tenía que
saber esto.
—No. Lo olvide—digo fría.
—Ya—dice, no muy convencida.
—Te amo Ale. —Solté un suspiro y miré el reloj y tenía que salir ahora o
voy a llegar tarde a mi vuelo—. Tengo que irme Alejandra. Se me hace
tarde para ir al aeropuerto.
—Te amo —ella murmura algo con otra persona que no soy capaz de
entender—. Mañana me darás un enorme abrazo ¿verdad?
—Claro, te daré el mejor y fantástico abrazo que te puedan dar.
—¿Por qué me amas?
—Porque te amo—sonreí—. Adiós, rubia bonita.
Dios mío, aunque tenía terror mañana lunes tendría que ver en vivo y en
directo a Diego y Bárbara. En donde Barbara me restregara su amor en la
cara porque ella me odia. Tengo que ser fuerte y no dejarme intimidar por
nadie. Por dentro estaba nerviosa de que todo saliera mal con Diego y
Nicolás, aunque con Diego solo tenía que mantenerlo lejos para que Nicolás
no lastime y yo tengo que atraparlo para destruirlo y por fin ser libre y feliz.
Mire una foto que tenía aún mía y de Diego en celular porque no puedo
olvidarte, porque sigues aquí dentro de mi corazón. Porque no puedo
odiarte como al inicio. Porque me enamoré de ti.
Que jodido es el puto amor, es la última vez que te enamoras, Anastasia y
es que tú no aprendes ¿verdad? —Pelee conmigo mismo.
Otro lunes de mierda, estoy muy segura de que odio los lunes. Presioné
de nuevo el botón de ascensor porque se estaba demorando y mi Uber ya
estaba abajo esperándome. Las puertas se abrieron y entré con Diego, quien
me saludó con una sonrisa tierna. Me giré para mirarlo.
—No me vas a saludar, Anastasia—Abrí los ojos porque yo no entiendo
a los hombres en serio que están más locos.
—Depende si voy a recibir palabras de odio, pues no.
Él soltó un largo suspiro y yo lo miré de reojo.
—Me he comportado muy mal contigo, cuando tú no me has hecho nada,
perdóname. Supongo que fue la impresión de volver a verte.
Yo asiento, porque no quiero que se vuelva a acercarme a mí, veo que él
da dos pasos hacia mí.
—Tratemos de llevarnos bien.
Lo observé detenidamente y me tomé el tiempo de mirarlo bien, andaba
con una polera blanca de mangas largas y pantalones negro-rotos en la
rodilla. Me di cuenta de que él también me estaba mirando.
—Tu novia me odia, pero supongo que podemos ser educados el uno con
el otro.
Él soltó una risa y yo lo miré, porque se reía.
—Si Bárbara siempre te ha odiado—se encoge de hombros—. Me alegro
de verte de nuevo, Anastasia—tomó mi mano y le dio una suave caricia que
hizo que mi piel se pusiera de gallina y el pulso se altera. Retiré mi mano
rápidamente, pero creo que él se dio cuenta.
Salí rápidamente del ascensor en donde saludé al conserje y me subí a
Uber, me acaricié la mano y no podía creer que una pequeña caricia me
afectara tanto, tampoco no entendía el cambio de Diego y porque volvía a
ser ese chico tierno.
Este día me sentía observada, pero por Diego y por Bárbara. Diego me
observa como antes como si quisiera descifrarme y Bárbara me tiraba daga
con sus ojos y también lo noté distante a Diego de Bárbara porque en las
clases ya no estaba como cuando llegué se podía sentir el ambiente tenso
entre ellos dos.
Levanté la mirada y vi que él me estaba mirando fijamente y me sonreía.
Le devolvió la sonrisa y sentí que mi celular vibra:
<De Simón a las 14:15 p.m.>
"Ya llegué.
Pd: Te espero para ir a comer"
<De Anastasia a las 14:16 p.m.>
"Está bien y tengo que hablar de tu amigo Harry, pero te lo digo en
persona.
Pd: Tengo hambre"
La clase terminó y tomé mi mochila y salí detrás de Diego y Bárbara
quienes iban peleando por algún asunto. <<No quería escuchar y no debía
hacerlo>>—me dije a mí misma. Pero aun así caminé lento escuchando su
pelea y resulta que era por mi culpa: <<oh genial>>
Sentí como alguien me da un beso, miré por encima de mi hombro y vi a
la rubia con una sonrisa y a Camero quienes nos fuimos hablando.
Vi a Simón apoyado en su coche y no dudé en acercarme a él con
Alejandra. En donde comenzamos a hablar sobre él igual que íbamos a
comer.
—¿Quieres venir a comer con nosotros? —Ofreció Simón con una
sonrisa, Alejandra me miró y asentí. Ella habló con los demás y nosotros
nos alejamos de los demás.
—Me cayó bien tu amigo Harry, un poco duro con sus preguntas y algo
coqueto, pero me agradó.
—Es un buen sujeto Harry, aunque me enoje un poco con él.
—¿Por qué?
—Porque te encontró preciosa, él fue sincero conmigo y dijo que tú le
interesaba—Él tomó mi cara entre sus manos y me miró fijamente—. No
quiero sonar como un enfermo, pero tengo celos y miedo.
—Simón...
—Porque he estado esperando por ti hace seis años y sigo esperando...Me
da miedo que vuelva a interesarte por otro chico que no sea yo. Suena
egoísta pero no puedo evitarlo.
—Yo aún sigo queriendo a Diego y no creo que pueda fijarme en alguien
más por ahora y no quiero lastimarte Simón, quiero ser sincera.
—Me gusta que sea sincera conmigo.
—Tenemos confianza, Simón, y es lo mínimo que puedo hacer, no te
mentiré. Te diré algo aun cuando estoy enamorado de...Bueno, tú aún haces
cosas locas con mi respiración, pero no se compara a lo que siento por él.
Nos quedamos en silencio unos segundos y Simón me mira fijamente.
—Estamos listos—escuche lo que decía Diego enojado. Lo miré, estaba
mirándonos fijamente, me solté del agarre de Simón y me metí en su auto.
Simón habló con Alejandra, quien le dio la dirección a los demás y
asintió, vi como Diego caminaba con Bárbara a su todoterreno. Simón se
subió y se pasó su mano por el pelo.
Nos fuimos callados todo el camino y llegamos a un pequeño restaurante
de color verde claro. Simón me abrió la puerta y entramos en un restaurante
bastante bonito y nos sentamos en la mesa. Me senté al lado de Diego y
Simón.
El almuerzo transcurrió con tranquilidad, Simón tiraba bromas con
Alejandra cuando estábamos en el instituto, pero yo me quedé callada, solo
asentí cuando preguntaba algo y no tenía ánimo de hablar del instituto.
Sentí que alguien me tomó de la mano, bajé la mirada y vi la mano de
Diego, levanté la mirada y estaba mirándome de reojo, porque me hace esto
de nuevo. Me solté de su agarre y me pare al baño, necesitaba despejarme
un poco porque me estaba matando, tenerlo a mi lado.
Me apoyé en el lavamanos y me eché agua en la cara, sonríe Anastasia,
por favor—me dije a mi misma. Me pasé una mano por el pelo, hoy día no
me había sentido tan bien de ánimo. Dormí pésimo, casi no pude pegar un
ojo recordando esa noche, no sé porque ahora han vuelto esas pesadillas,
pero me he sentido tan sola en estos meses.
—¿Estás bien? —Di un salto a escuchar su voz. Levanté la mirada y vi a
Diego con una sonrisa.
—No, pero lo estaré—me senté en el suelo y él frunció el ceño.
—Anastasia: Quiero que respondas unas preguntas porque me estoy
volviendo loco y ya no puedo con esto ¿en dónde estabas? ¿Por qué te
fuiste? Y también ¿Por qué volviste?
—Me fui porque quería irme, Diego. Era necesario para mí, pero volví
porque vivo aquí y tenía que seguir con mis estudios.
Nos quedamos callados por unos segundos y él me observa tan fijamente
que sabía que estaba analizando mis palabras.
—¿Simón es tu novio? —Abrí la boca y la cerré de nuevo y respiré
varias veces e intenté calmarme, es él quien está con alguien más y me
pregunta si estoy con Simón, tiene agallas.
—No es de tu incumbencia, Diego.
—Claro que sí, te recuerdo que estabas conmigo y de la nada
desapareciste y me dejaste solo por tres meses y resulta que cuando hace
poco le pedí a Bárbara que fuera mi novia, llegas de nuevo a mi vida a
causar caos y daño en mi vida.
—Diego, no te estoy pidiendo que termines con Bárbara, de hecho, te
felicito y espero que seas feliz—me pare del suelo.
—Que sea feliz—repitió con dolor esas palabras—mírame, Anastasia y
dime si me ves feliz con ella—asentí—. No sabes nada, te conté que puedo
ser un perfecto mentiroso y actuar como si amara a alguien—negué con la
cabeza y ambos no mantuvimos la mirada—. Mierda, no puedo verte cerca,
porque tengo una batalla interna conmigo y ahora mismo gano el odio.
⋙ No puedo perdonarte, porque me destruiste, no puedo ser cortés
contigo, lo siento, no puedo...Anastasia, pensé que iba a poder, pero no,
joder—gritó enojado —. Has cambiado tanto que ya no te reconozco.
Intenté pasar por su lado, pero me agarro del brazo, no puedo evitar que
una lágrima se me escape, porque yo no me quería ir, no quería dejarlo y me
duele ver que ahora me odia.
—Nunca he sido otra persona, Diego — Nos miramos fijamente —.
Ahora si quieres desquítate conmigo, vamos, grítame, dime que soy la peor
persona que has conocido en tu vida, vamos.
Él me miró fijamente y me solté su agarre.
—Te revelaré un secreto, Diego: No hay final feliz, estuvimos juntos y
fue un sueño, gracias a ti aprendí muchas cosas y te lo agradezco, pero
ahora ambos tomamos caminos separados. —Sus ojos se empañaron y mi
corazón se rompió—. Tienes que seguir con tu vida como lo has hecho
estos tres meses sin mí, porque esta es la realidad de nosotros, tú estás con
Barbara y yo... —Me quedé callada porque tampoco le iba a mentir
diciendo que estaba con Simón,
Él negó con su cabeza y puso un mechón detrás de mí pelo. Su mano
acarició mi mejilla y yo la agarré.
—Vamos Diego, saca ese odio que siente por mí—apreté mis labios en
una línea—. Dime todo lo que siente por mí, vamos desquítate conmigo.
—Te odio—dijo con los dientes apretados—. Tú crees que puedo seguir
con mi vida, cuando te veo frente a mí a la chica que estaba intentando
olvidar y odiar porque me destruyó con sus manos, cuando ella me
prometió que no rompería mi corazón—me quedé quieta, escuchando sus
palabras—. ¿Crees que ya te olvidé?
Yo asentí con la cabeza y desvié la mirada, pero él tomó mi mano y la
guió a su corazón y negó varias veces.
—¡Pues no! —Exclamo—. Y eso duele, porque te pienso cada jodido
día, mi mente me tortura con nuestros recuerdos, Anastasia—di un salto
cuando su mano acariciaba mi mejilla—. Todas las noches me preguntaba:
¿Qué hice yo para que te alejara de mí? Me dejaste solo y perdido, el
alcohol fue la única solución para no recordarte, pero aun estando borracho
te recordaba con más claridad.
⋙ ¿Aún crees que te olvide, Anastasia? —Pregunto en un susurro—. Te
odio porque mis sentimientos por ti solo han crecido por ti y no te lo
mereces, no te mereces ninguno de mis sentimientos ¡Me escuchas! —
Exclamó separándose de mí.
Sentí una punzada de dolor al escuchar sus duras palabras, me dolía,
joder, me duele que me diga que no merezco sus sentimientos y que me
odia, pero solo hice para que estuviera salvo de mi exnovio psicópata.
Yo asentí muchas veces y agaché la mirada.
—¡Mírame joder! —Gritó él, aún más fuerte, levante la mirada—. Te
odio, eres la peor persona que he conocido en mi vida, me has roto el
corazón.
Me quedé callada, porque si hablo probablemente me iba a romper y
Diego tenía que estar lejos de mí, Nicolás sabe que amo a Diego y me da
miedo que le haga daño o quizás que cosa.
—Porque no puedo sacarte de mí jodida cabeza—apoyó su cabeza contra
mí—. Porque no te puedo olvidar...yo necesito sentirte de nuevo Anastasia,
necesito besarte de nuevo y correr el peligro que eso significa
Miré sus ojos y sus pupilas estaban dilatadas, se remojó su labio inferior,
pasó una de sus manos por mi espalda y me acercó a su pecho.
—Necesito besarte Anastasia aun cuando eso me vuelva a condenar a ti.
Me senté esta vez en el último asiento y miré como mis compañeros iban
entrando, algunos me saludaron, muchos los conocía a través de Alejandra.
Hoy me sentía agotada, triste y cansada de toda la mierda de Nicolás porque
siento que he agotado todas mis fuerzas en pensar como lo detendremos.
Saqué mi celular y revisé unos documentos que me había mandado Simón
sobre su hermano.
Sentí como alguien se sentaba al lado mío, pero no tomé importancia,
seguía leyendo y tuve que detenerme un momento, ya no quería leer más.
Dejé el celular en la mesa.
—Día complicado ¿eh? —Dijo esa voz que estuve ignorándola. Miré a
mi lado y ahí estaba Diego vestido con chaqueta de cuero, pantalones
negros y convers blanca.
—Diego—, susurre—. ¿Qué haces...aquí? —Pregunté mirando a todas
partes, vi a Barbara mirándonos, pero ella desvió la mirada.
—Vengo a clases, Anastasia—dice burlón. Puse los ojos en blanco, eso
ya lo sabía, no era estúpida —. Era el único puesto vacío—respondió como
si me leyera el pensamiento.
Asentí y volví a tomar mi celular y concéntrame en la pantalla de mi
celular.
—Así que...—Se quedó callado y lo miré.
—Así que ¿qué? —Pregunte a la defensiva.
—¿Estás con ese chico? —Preguntó con curiosidad. Abrí los ojos y
desvié la mirada, me quedé callada—. Supongo que es un sí y el que calla
otorga Anastasia y por tu silencio me has confirmado que si es tu novio—
dice molesto.
—Diego—, empecé a decir molesta.
—Joder contigo, en serio, tan fácil fue para ti olvidarte de mí—me miró
con odio y tragué duro—como puedes ser tan cruel conmigo.
—Perdona..., ambos tomamos caminos diferentes, Simón y yo nos
conocemos, él me entiende...y—antes de que terminar, golpeó la mesa.
Vale fue un golpe bajo, decir que Simón me conoce mejor que él y que
me entiende, pero es que no sé cómo hacer para que Diego se aleje de mí,
siento que me pone una mano en mi cuello cuando estoy con él porque sé
que lo estoy condenado y puedo escuchar la voz de Nicolás diciendo "eres
una asesina, Anastasia está condenado a más personas a que mueran por ti".
—Cállate, maldita sea—murmuró con los dientes apretados, llamando la
atención de algunos de nuestros compañeros—. Tú jamás me contaste nada
y si lo hiciste fue porque te estaba presionando, así que cierra esa
boca...porque yo quería entenderte, pero si tú no me contabas nada ni de tu
vida o tus miedos, dime tú cómo comprendo yo a esa persona.
Me quedé callada y miré por la ventana. Sentí como Diego acercó su silla
más a la mía.
—Te quedarás callada ¿verdad? Siempre había pensado que eras una
mujer que enfrenta los problemas, pero veo que me equivoqué y te he
estado esperando todas las noches, para que me des tus motivos, pero huyes
como una cobarde.
Fruncí el ceño y me giré molesta hacia él, que estaba tan cerca de mí que
no podía ver nada más que no fuera sus ojos.
—No soy cobarde Diego ¿Qué quieres de mí? ¿Por qué no puedes seguir
con tu vida? —Pregunte tomándolo de la polera.
Diego tomó mi mano y me acarició, haciendo que mi piel se pusiera de
gallina, se dio cuenta y sonrió.
—¿Nerviosa? —Preguntó con voz ronca.
—Yo...no—empecé a tartamudear y a ponerme roja. Desvié la mirada y
traté de respirar con tranquilidad. Porque simplemente no se aleja de mí.
—Aun sigues sintiendo lo mismo que yo, bella—me susurró en el odio
que me hizo dar un brinco en mi silla. Él seguía acariciando mi mano—.
Deja de huir de mí.
Agaché la mirada y me solté de su agarre.
—¿En dónde está mi Anastasia, rebelde, contestona y peleadora? —
Preguntó con tristeza.
Muriendo lentamente Diego. Me limpió una lágrima que deslizó por mi
mejilla. Diego tomó mi barbilla e hizo que lo mirara.
—¿Qué sucede contigo?
—Nada Diego, déjalo así, por favor.
Que no se da cuenta que me duele tenerlo tan cerca y no poder besarlo,
abrazarlo. Me duele tener que verlo tan cerca y callarme todo lo que siento,
me duele no poder acariciarlo y decirle que estoy enamorada de él.
La profesora entró y empezó a pasar los contenidos de clase, nos
quedamos en silencio durante el resto de clase. Por fin, la clase terminó y
empecé a guardar las cosas. Diego se levantó de la silla y sentí como
alguien cerró la puerta. Levanté la mirada y estábamos solo nosotros dos.
Diego caminó en donde aún seguía sentada y acercó su silla más a la mía
y me miró fijamente.
—Por favor, dime que hice mal para que huyeras así de mí —negó con la
cabeza—. Por favor, que error cometí para que te alejaras así de mí. ¿Qué
hice para que huyeras de mí? Sé que cometí errores y lo siento Anastasia—
tomo mi mano—lo siento si hice algo mal, puedo cambiarlo.
Me mordí el labio inferior y negué con la cabeza.
—No hiciste nada, Diego. El problema es mío—digo con la voz
entrecortada porque jamás hizo algo mal, Diego lo único que hizo fue
quererme y hacerme feliz durante el tiempo que estuve con él.
Mi celular vibró y vi que me había llegado un mensaje de un número
desconocido a mi antiguo número, era una foto, la abrí y solté un grito
ahogado. Era una foto de Alejandra, Cameron y Diego. Sentí como esa
mano imaginaria me apretara más el cuello, negué con la cabeza. No me di
cuenta de que Diego estaba mirando también la foto.
—¿Quién te mandó esa foto? —Pregunto curioso. Me levanté, pero él me
bloqueó la pasada para salir.
—Fue Alejandra—mentí. Diego frunció el ceño y tomó mi mano en
donde estaba temblando. Abrió los ojos y me miró preocupado.
Mi celular antiguo volvió a vibrar avisando que me había llegado otro
mensaje, me solté del agarre de Diego y me alejé un poco para abrir el
mensaje:
<Desconocido a las 10.01 a.m.>
"Alejandra siempre es tan hermosa ¿verdad Anastasia? A mi querida
Anastasia, tú siempre fijándote en chicos boxeadores, son tu debilidad ¿o
no?"
No puedo evitarlo, pero mis ojos se empañaron porque Nicolás mandó
una de sus muy sutiles amenazas recordando porque no podía volver con
Diego y porque no podía darle tampoco explicaciones de porqué desaparecí,
no pienso condenarlo a él o Alejandra.
—Tengo que irme—dije apresurada.
Tenía que hablar con Simón y saber qué más faltaba para poner a su
hermano en la cárcel, cada día teníamos más pruebas y yo quería volver a
mi vida tranquila, fui una estúpida cuando fui a esa pelea en Madrid, solo
hizo más intenso el juego que tiene Nicolás hacia a mí.
—No te dejaré salir de aquí—se acercó a mí—. Ya no te reconozco y lo
poco que conocí de ti—él negó con la cabeza—. Te miro y ya no está esa
Anastasia que me cautivó, veo a otra chica. —Otra vez con la misma pelea,
puse los ojos en blanco porque ya me lo había dicho hace cuatro días atrás.
—Las personas cambian Diego y yo siempre cambio—bufe molesta—. Y
si te decepciona como soy ahora, perdóname, pero soy humana y tengo
problemas como todas las personas y no puedo aparentar que estoy bien o
sonreír como hipócrita, me cansé de ese juego—solté enojada y molesta.
Diego sonrió.
—Y ahí está, mi bella.
Puse los ojos en blanco y me acerqué a él, lo tomé de la polera.
—Porque tienes que hacerlo tan complicado Diego. No te das cuenta de
que me lastima tenerte tan cerca y no poder hacer nada.
Me miró sorprendido.
—Y crees que a mí no me duele.
—Tengo que mantenerte alejada de ti. No lo entenderías, Diego.
Nuestras narices se rozaron, nos desafiamos con las miradas. Mi
respiración se alteró y Diego tomó mi mano y la guió hacia su corazón,
podía sentir como su corazón latía muy rápido.
<<Solo un beso, solo un beso Anastasia >>—me dije a mí misma en mi
mente. Diego cubre mi boca con la suya de manera posesiva, haciéndome
perder la cordura que tenía. Empuja insistentemente su lengua hasta que ya
no puedo negarme más y se abre paso con éxito, hundiéndola más adentro,
buscando la mía una y otra vez. Intentó frenar, pero Diego me lleva con su
aliento provocándome y aliviando mi dolor de hace tres meses. Me empuja
contra la muralla y me toma con fuerza de la cintura.
Lleva mis brazos hasta su pecho y luego hasta su cuello, mis manos
rodean su cuello y lo atraigo más a mi cuerpo. Diego me alza hacia arriba
empotrándome con una fuerza animal que hace que pierda mi cordura.
Diego se sienta en una silla y toma mis caderas y empieza a moverlas
creando perfecta fricción entre nuestros cuerpos que me hace soltar un
gemido y morder su labio inferior con fuerza. Diego vuelve a besarme con
fuerza, nuestras lenguas peleaban entre sí.
Diego se echa un poco por hacia atrás para que podamos tomar aire y
suelta muy despacio mi labio inferior.
—Anastasia, por favor nosotros estamos hechos para estar juntos y tú lo
sabes ¿verdad? Deja de huir, cometí errores y actué mal contigo, pero sigo
esperando por ti—susurra con voz ronca mientras me acaricia el lóbulo de
oreja.
Lo miró fijamente y niego con la cabeza. Diego pasa una mano por mi
pelo y juega con él.
—Te sigo queriendo Anastasia y con mayor intensidad y eso duele.
Siento que mi corazón me traiciona porque yo debería odiarte, pero no
puedo como podría odiarte. Solo tengo que mirarte para saber que jamás
podría odiarte aun cuando yo mismo lo quise creer.
—Es que yo—niego con la cabeza—. No puedo.
Me levanté de su regazo y tomé mis cosas. Diego me observó
atentamente y empecé a caminar hacia la salida, pero me detuve y caminé
de nuevo, en donde estaba Diego, tomé su cara y le doy un beso rápido.
—Diego—, susurre—. ¿Qué pasaría si te digo que no me quería ir? ¿Qué
pasaría si te digo que yo no me quería ir de tu lado? Tal vez fue por motivos
mayores que no puedo decirte.
Se levantó de la silla y se acercó a mí.
—Te perdonaría, Anastasia me tienes aquí. —Se acercó a mí—. Me tiene
aquí ahora como siempre Anastasia.
—Eso suena bonito, ¿verdad? —Mis ojos se empañaron, pero recordé las
amenazas de Nicolás y cuáles eran los objetivos para Nicolás que era Diego
y Alejandra.
Me giré para irme porque estaba a punto de llorar, pero él tomó mi mano
y me quedé quieta.
—¿Quién te está haciendo daño?
Me quedé sin aliento y me giro para mirarlo, su mirada me demostraba
que estaba preocupado por mí.
—No es a mi directamente, me lo hacen de otra forma Diego, me hace
más daño que cualquier otra cosa y no puedo ser egoísta.
—Supongo que no me lo contarás, ¿verdad?
—Supongo que me conoce bien después de todo. —Me acerqué a él y
acaricié su mejilla y admiré su hermoso rostro—. Lo solucionaré Diego,
solo necesito tiempo.
Me alejé rápidamente de él porque estaba a punto de decirle la verdad y
en algún momento planeo hacerlo porque cada día que investigamos a
Nicolás más peligroso me parece y tarde o temprano no podré sostener esta
mentira ni con Diego y Alejandra, solo es cosa de semanas que todo se
destape, tengo contado los días para decir la verdad.
El día lo pasé con los gemelos, quienes andaban con sus conquistas de la
semana y Jonathan con su nueva chica, se pasaron el día molestando que
tenía que ligar más y divertirme más, estaba que les pega un puñetazo en
sus caras por ser tan pesado.
—Vas a terminar solterona, amargada y con muchos gatos, amorcín—
fulmine con la mirada a Dylan.
—¡Cállate puto! —bromea.
—Soy puto y a mucha honra—dijo contento y sacándome la lengua.
Solté una risa y él me guiñó el ojo—. Cobro cincuenta dólares por sexo y
baile sensual todo por dos horas—bromea.
—No me digas tu precio, que no quiero contrate—le di pegue empujón y
me abrazó fuertemente.
—Para ti es gratis muñeca—. Solté una risa y él también.
Javier y Jonathan me abrazaron también y caminamos juntos hacia el
auto de Javier, así abrazado. Amaba estos imbéciles, son los mejores
amigos que he podido encontrar con Alejandra, con ellos siempre me puedo
reír, hacer locuras porque siempre te van a acompañar en todas tus locuras
Me bajé del taxi y me mordí en el labio inferior, tomé con fuerza mi bolso y
vi como toda la gente entraba al edificio abandonado. Respiré
profundamente y rodeé el edificio y entré por la puerta de emergencia,
caminé por el pasillo oscuro y vi una sombra parada. Me acerqué un poco
más y vi que era mi amigo Luis.
Me acerqué a él y le di un abrazo.
—Hola hermosa—me dio un beso Luis.
—Hola—entramos en mi habitación y dejé mis cosas en el suelo. Luis
me entregó una carpeta con hojas. Lo tomé y lo miré con el ceño fruncido.
—Los nombres de sus peleadores y..., Anastasia está ahí—abrí los ojos y
abrí la carpeta, Luis se acercó y mostró la página en donde estaba mi
nombre—. Sales como "incapacitada" —dijo la última palabra haciendo
comillas.
—Gracias...Él no se habrá enterado que estoy hoy día aquí, ¿verdad?
Luis hizo una mueca.
—Hasta el momento nadie se ha acercado aquí, pero el rumor de que has
vuelto a pelear no demora en llegar—soltó un gruñido.
Negué con la cabeza y me saqué el polerón y me puse vendas en las
manos.
—¿Estás lista muñeca? —Preguntó con una sonrisa.
—Más que lista—digo con emoción. Por fin podía volver a las peleas, es
algo que siempre me ha apasionado, no puedo evitarlo, pero para mí es una
distracción donde siempre puedo aprender nuevas cosas en las peleas para
destruir a mis oponentes.
Luis me abrazó y caminamos juntos, se escucha a la gente diciendo mi
nombre y el de mi oponente. Luis me dio un beso y se metió en dónde
estaba ese muro de personas.
Como siempre Luis presentó a mi rival que se llamaba Camila y la gente
gritó, fue mi turno y me acerqué lentamente hacia la muralla de personas
que se abrieron rápidamente y gritaba mi nombre.
Miré a la chica, era una pelirroja con unos ojos verdes increíbles, tenía el
pelo corto. Ella se acercó a mí y me miró de arriba y abajo con una sonrisa
traviesa y me guiñó el ojo.
Luis tocó la bocina y la pelea comenzó, ella se acercó a mí y tiró el
primer golpe que lo esquivé con gran facilidad e intentó de nuevo, pero
también lo esquivé, ella retrocedió y lancé mi primer golpe que impactó en
su barbilla, la chica era bastante torpe y lenta, últimamente todas eran así o
yo ya estaba acostumbrada. Tiré mi segundo puñetazo que golpeó con
fuerza su nariz que comenzó a sangrar.
La chica se limpió y se acercó a mí con odio, tiró otro golpe que lo
esquivé, ya me cansé, me acerqué a ella con furia y comencé a golpear una
y otra vez la chica apenas lo esquiva, pasaron unos diez minutos así y le di
el último golpe en la nariz que hizo que se hiera para atrás y mira a Luis por
un momento. Me acerqué a ella y Luis tiró la bandera blanca.
La gente estalló en gritos y empezaron a gritar mi nombre, me acerqué a
la chica y le di mi mano.
—Lo siento, no fue mi intención—dije con sinceridad.
Ella se quitó una venda y se limpió la sangre. Luis se acercó a nosotras y
le pasó una botella de agua, ella mojó la venda y se limpió la sangre.
—No te disculpes así es esto, solo que no podías concentrarte en tu
belleza—dijo guiñándome el ojo—. Eres muy hermosa.
—Gracias—dije con una sonrisa. Me despedí de ella y Luis me llevó
abrazada de nuevo a los camarines, me entregó mi parte de la plata. Me
senté en la silla y Luis soltó una risa.
—Le gústate a la chica—negó con la cabeza.
—Era linda—dije con una sonrisa.
—Te voy a pedir un taxi—dijo sacando su celular y llamando. Me saqué
las vendas y las tiré al basurero, me solté la cola y me puse de nuevo el
polerón. Luis me abrazó y caminamos juntos hacia afuera en donde había
un taxi esperándome.
—Adiós Hermosa—me abrazó Luis y me subí al taxi. Cuando llegué a
mi departamento me tiré en el sillón y me sentía tan cansada. Miré al techo
y recordé el beso que me había dado con Diego y mi respiración se alteró,
solo fue un beso para que perdiera mi fuerza de voluntad por ese chico.
Cerré los ojos y cada vez sentía mis párpados más pesados.
******
Sentí como alguien azotaba mi puerta y una y otra vez, me removí, me
giré y caí al piso. Abrí los ojos y vi nada más que mi lindo piso de
cerámica, me di cuenta de que estaba en mi sala de estar. <<¡Mierda!>> —
exclame. Refregándome mis brazos, sentí de nuevo los golpes, pero ahora
eran más fuertes. Tomé mi celular y eran las tres y dos minutos de la
mañana, me acerqué lentamente a la puerta. Los golpes cesaron y la abrí
lentamente y vi alguien apoyado en mi puerta, abrí la puerta y la figura cayó
para atrás. Me acerqué lista para pegarle, pero me di cuenta de que era
Diego.
—Diego—, digo un susurro y acercándome a él.
—Anastasia, perdón por despertarte, pero te necesito... —Dice con la voz
rota.
Me acerqué a él y lo tomé de la mano haciendo que se parara. Diego me
miró de arriba y abajo. Tome su mano y lo guíe de nuevo al sillón.
—¿Por qué sigues vestida? —Preguntó en un susurro. Miró mi bolso y
luego a mi—. Fuiste a pelear, ¿verdad?
—Creo que eres muy observador hoy.
Me senté en el sillón y él me imitó, se acercó demasiado a mí e intenté
alejarme, pero me tomó de la mano y tiró de mí.
—Puedes abrazarme, por favor—se le rompió de nuevo la voz. Me mordí
en el labio inferior y me acerqué a él, me subí en su regazo y lo abracé
fuertemente. Escondió su cabeza en mi pecho y mi mano le acarició su pelo.
Pasamos una hora en esta posición y podía sentir como la respiración de
Diego se estaba volviendo más tranquila, por mucho que me gustara estar
así con él teníamos que ir a una cama.
—Diego—, lo llamó y levantó la cabeza —. Tengo sueño—dije en un
susurro.
—No quiero estar solo...
—No te voy a dejar solo, Diego, ven vamos—digo levantándome y
tomándolo de la mano. Subimos las escaleras y abrí mi pieza, nos
quedamos a oscuras solo entraban algunos rayos de la luna. Pasó por mi
lado y se quitó la polera, haciendo que soltara un suspiro, él me miró de
reojo y sonrió.
Se metió a mi cama y me hizo una señal para que me acercara, me quité
las zapatillas y el polerón y me quedé con calza y sostén deportivos y me
metí a mi cama.
Me tomó de la cintura y me miró fijamente, yo desvié la mirada y miré al
techo. Me abrazó fuertemente y apoyó su cabeza en mi pecho.
—No estoy con Bárbara, terminamos, solo estábamos hablando con ella
y pidiéndole perdón, jamás quise lastimarla, pero ella insistió en que
estuviéramos juntos—me senté en la cama y él me imitó.
—Diego, porque no le das una oportunidad.
Frunció su ceño.
—Te das cuenta de lo que estás diciendo—soltó un gruñido—. No quiero
estar con ella ¿Qué es lo que te preocupa?
Bajé la mirada hacia mis manos y me mordí en el labio inferior.
—Claro, claro, se me olvidaba que tienes novio—puso su mano en mi
barbilla e hizo que lo mirara—. ¿Qué diría tu querido novio, si él supiera
que te besaste conmigo y que ahora estoy contigo en tu cama? ¿Qué crees
que diría Anastasia?
—¿Me estás amenazando? —Preguntó enojada
—No, solo estoy diciendo un hecho— me tomó de la cintura con fuerza
—. Te gusta correr peligro, te gusta la adrenalina ¿verdad Anastasia? —
Susurro sexymente mientras sus manos acariciaban mis caderas.
Subió sus manos y llegó hasta mis pechos, los apretó y me hizo soltar un
gemido. Lo miré y él sonrió con orgullo, se acercó a mí y comenzó a
besarme el cuello.
Cerré los ojos con fuerza. Él me tomó firmemente y me puso encima de
su regazo y pude sentirlo duro.
—Puedes sentirme, ¿verdad? —Tomó mis caderas con fuerza y comenzó
a mover hacia adelante y atrás frotando nuestros cuerpos—. ¿Te gusta esto?
—Me susurró con voz ronca.
Yo lo miré fijamente y no puedo contenerme y lo besé, él me apretó más
su cuerpo y sus manos se colaron entre mis calzas y me acarició por encima
de mis bragas.
—Estás mojada solo por mí, bella—chupó mi labio inferior antes de
morderlo con fuerza y yo solté un pequeño gemido. Quitó sus manos dentro
de mis calzas y me tomó la cara con las manos y me besó profundamente,
nuestras lenguas danzaron juntas y yo tomé con fuerza de su cuello, no
quería dejarlo ir por esta noche.
—Eres mía—susurró sobre mi boca, volviéndome a besarme con más
fuerza. Sus manos se fueron hacia mis pechos comenzó a masajear, mi
mano tiró de su cabello con fuerza. Él soltó un gruñido.
De repente mi celular comienza a sonar, Diego deja de besarme y toma
mi celular, su cara pasa de estar relajada a enojada, me pasa mi celular y
veo que es Simón.
Me mira fijamente y niega con la cabeza. Contesto la llamada porque
primero: Simón jamás me había llamado tan tarde como ahora y segundo:
me preocupa que Nicolás le haga algo también a él.
—Simón—, digo en un susurro. Escucho su respiración a través de la
línea.
—Anastasia... —Dice con la voz agitada—. Porque no puedo sacarte de
mi cabeza, me pregunto todos los días porque no te puedo olvidar, pero
luego recuerdo lo que vivimos y boom me doy cuenta de que no podría
olvidarte jamás.
Me levanto de la cama y él me tomó de la mano.
—Simón: ¿Estás borracho?
—Tal vez, un poco, es solo que no puedo seguir fingiendo que solo
quiero ser tu amigo, porque no podemos intentarlo tú y yo, eso suena
jodidamente hermoso ¿verdad?
Suelto un suspiro y me paso la mano por mi cara.
—Simón debería ir a dormir, ¿en dónde estás?
—En mi casa, solo y borracho con el corazón roto por ti—dice de broma.
Me muerdo el labio inferior porque sé que está haciendo un puchero
como niño chico, como siempre lo hacía cuando quería conseguir algo
conmigo, suelto una risa.
—Solo acuéstate y mañana nos juntamos.
—Mmm....valeee—dice marcando bien la letra "e" —. Me darás un beso
al menos ¿verdad? —bromea.
—Solo acuéstate, adiós.
Corto la llamada y veo que Diego está acostado con una sonrisa picarona
y me hace señas para que me acerque a él. Camino despacio a mi cama y
tira de mi mano y me hace sentarme encima de su regazo.
Nos miramos fijamente y puedo ver la batalla que lideran sus ojos entre
amor y odio, yo lo miro con la misma fuerza.
—Te quiero, ¿lo sabías? —Me susurra con su voz sexy—. No tienes ni
una idea de cuanto te deseo y odio hacerlo de la forma en que lo hago
porque me condena más a ti, te pienso cada segundo y no me arrepiento de
volver hacia a ti porque como te lo dije una vez Anastasia: estar contigo
jamás se ha sentido mal, al contrario, se siente bien y eso me gusta.
Lo miré fijamente y por dentro de mi corazón, dio un salto de felicidad,
pero joder odio, no poder estar con él, odio no poder tomar su mano frente a
todo el mundo o besarlo o incluso decir que creo que estoy muy enamorada
de él y que tenía razón en decir que tenía ese efecto en mí de ponerme
tontita cuando estoy con él.
—Diego—, susurré mis manos, se fueron a su pecho, subieron y bajaron
lentamente—. Recuerda que sin sentimientos.
Tomó mi muñeca y me quedé quieta mirándolo.
—Te estás quemando en este juego Anastasia—él me giró y mi espalda
tocó el colchón—. Te gusta la adrenalina y el peligro, bella. Corramos
juntos ese peligro y la adrenalina que tanto te gusta bella.
Tomó mi pierna e hizo que rodeara su cadera y presionó su erección
contra mí que hizo que soltara un gemido fuerte. Él sonrió traviesamente y
su boca cubrió la mía.
—Sin sentimientos, Anastasia—susurró, antes de tirar el lóbulo de mi
oreja que me hizo cerrar los ojos con fuerza y tratar de poner un poco de
control en mi respiración que en estos momentos era un desastre.
—Diego te deseo...Quiero hacerlo—murmuró.
Me observa fijamente y me besa con calma, me acaricia la mejilla. Se
separa un poco de mí.
—Quiero que seas el primero.
—¿Estás segura? Porque si lo hacemos ya no ha vuelto atrás, piénsalo
bien, por favor, Anastasia.
—Quiero que sea tu Diego — insistí porque estaba segura de mis
sentimientos hacia él —. No lo piense tanto.
—No lo sé Anastasia, ¿estás segura? —repitió. Me subí en su regazo y
asentí. Me miró un momento hacia el techo y luego a mí. Vi como sus ojos
lideraban una batalla.
Mis manos acariciaron su torso y me agarró la muñeca. Nos miramos por
un segundo antes de que él presiona su boca contra la mía. Me hizo girar y
mi espalda tocó el colchón y se puso entremedio de mis piernas.
Tomó una de mis piernas y rodeó su cadera empujó su pelvis y pude
sentir lo duro contra mí. Cerré mis ojos porque de verdad íbamos a hacerlo
y no me arrepiento. Amo a Diego aun cuando por ahora tengo que renunciar
a él.
Se detuvo y se sentó, me observó y sus manos comenzaron a bajar mis
calzas. Las tiró al suelo y volvió a besarme con cariño. Mis manos como
siempre se fueron a su pelo y se lo tiré con fuerza. Se separó y comenzó a
darme pequeños besos por toda la cara. Su mano fue descendiendo hasta
llegar a mis bragas y me acarició por encima.
—Diego...
Él se rió y su mano se metió dentro de mis bragas, no perdió el tiempo y
metió dos dedos dentro de mi sexo y los movió en círculo haciendo que mi
respiración fuera un desastre y dijera su nombre una y otra vez.
Mis manos rodearon su cuello y lo besé, necesitaba distraerme y no estar
tan nerviosa. Se dio cuenta y me besó con más calma, fue un beso lleno de
amor que me dolió porque ambos nos seguíamos queriendo. Me separé de
él y chupé su cuello con fuerza. Aceleró sus movimientos con los dedos y
podía sentir como se acercaba mi orgasmo.
—Córrete para mi bella—mordisqueo mi labio y solté un profundo
gemido.
No perdió tiempo y me besó por un segundo y fue bajando lentamente
mis bragas dejándome solo con sostén deportivo.
—Fuera bragas, aún podemos detenernos, Anastasia.
Negué con la cabeza, no quise responder, estaba muy nerviosa, nunca
nadie me había visto tan desnuda como Diego que no perdió la oportunidad
de evaluarme detenidamente y por un momento pensé en taparme.
Se paró un segundo y buscó en su pantalón su billetera en donde extrajo
un condón y volvió a sentarse a mi lado. Me miró fijamente y me acarició la
mejilla.
—Eres bellísima.
Tomó la tela de mi sostén y comenzó a quitármelo. Levante los brazos y
quede desnuda, completamente desnuda. Él soltó un gemido y se mordió el
labio. Él se sacó rápidamente el bóxer y rompió el envoltorio del condón, se
lo puso con rapidez.
Se subió encima de mí, se acarició un poco su miembro y no puede evitar
soltar un gemido. Me observo por unos segundos antes de ponerse entre
medios de mis piernas, pude sentir como se rozó contra mi sexo y lo sentí
tan duro y grande que comenzó a entrarme el pánico.
Comenzó a besarme, pero no podía seguirle el ritmo, mi mente solo
pensaba: <<Que eso iba a doler y mucho>>.
—Bella, tranquila soy yo. Mírame
Nos observamos y me acarició la mejilla.
—Sigo esperando por ti, bella. —Me dio un suave beso—. Sigo
queriéndote, mis sentimientos por ti son más fuertes que antes, ¿lo sabes?
Yo asentí, no podía encontrar mi voz, tenía la garganta muy seca. Se rozó
contra mí, era una sensación extraña. Comenzó a darme pequeños besos en
el cuello y su mano acarició mi pecho derecho donde apretó un poco y su
boca chupó mi otro pezón.
Cerré los ojos con fuerza porque de nuevo estaba comenzando a
relajarme y a excitarme. No puedo evitarlo, un leve mareo hace que se
tambaleen todos mis sentimientos cuando noto que de nuevo mueve sus
dedos dentro de mi sexo y que empieza a estimular con círculos suaves.
Estaba siendo muy cuidadoso haciendo que me retuerza de placer, soltando
pequeños gemidos de placer que no puedo controlar.
No puedo evitarlo, lo llamó varias veces por su nombre, consumida por
las olas de placer que me está proporcionando Diego con sus dedos. Sabe
cómo volverme loca.
—¿Estás lista, Anastasia? —Pregunta con voz ronca.
Me apoyo en mis codos y paso mi lengua por su cuello haciendo que él
se estremezca.
—Lo estoy, Diego.
Baja su rostro al mío y con su nariz acaricia la mía para luego trasladarse
a mi mejilla y posterior a ello hacia mi mentón. Pasa una pierna a través de
la mía. Luego presiona sus labios suavemente sobre los míos para besarme
con suavidad y lentitud.
Llevo mi mano a su cuello para acercarlo más mientras abro mi boca
esperando que profundice el beso, lo cual hace y pronto el beso pasa de ser
lento a rápido. Vuelve a presionar a su miembro contra mi sexo y muerdo su
labio.
Noto como su miembro vuelve a ser presiono y se mete despacio en mi
interior, produciéndome una punzada de dolor y soltando un pequeño grito
que hace que Diego se detenga y comience a darme pequeños besos por
toda la cara. El vuelve a empujar un poco más. Cierro mis ojos con fuerza.
—¿Quieres que me salga? —Dice jadeando. Pequeñas gotas de sudor
recorren su frente. Niego con la cabeza—. Joder bella, te va a doler un
poco. Dime si te duele y me detengo ¿vale?
—Vale—susurro.
Él empujó de nuevo y gritó. Se detuvo y me besó con ternura para
intentar aliviar el dolor. Joder esto duele, no pensé que perder la virginidad
fuera tan doloroso.
Se quedó unos minutos quietos y cuando me puede acostumbrar a tener
la mitad de su miembro adentro yo misma moví mi cadera y él entró por
completo en mí.
Nos quedamos varios minutos quietos porque duele y demasiado, Diego
me da besos por toda la cara y me acaricia la cintura. Cierro los ojos, lo
siento caliente y grande, pero poco a poco me voy relajando. Tampoco voy
a decir que es lo más cómodo y que la sensación de tenerlo en mi es
placentera porque no. Por instinto balanceo mis caderas pidiendo que se
mueva para aliviar un poco el dolor.
—Jodidamente es mejor que todas mis fantasías—gime agarrándome de
las caderas.
Comienza a mover su cadera primero lento haciendo que suelte varios
gemidos y haciendo que el dolor se calme un poco, aunque sigue siendo
incómodo tener algo dentro de ti por primera vez.
—¿Te gusta Anastasia? —Pregunta agitada.
—Me gusta Diego—muerdo su oreja haciendo que gruña y tome con más
fuerza mis caderas.
—¿Puedo moverme más rápido?
Yo asiento y comienza a moverse más rápido, hostigando ese punto de
deseo entre mis muslos con expresión de suma concentración en su rostro.
Los movimientos cada vez se hacen más rápidos y provocadores. Toma una
de mi pierna y la enreda en su cadera y los movimientos resurgen con
mayor fuerza, prendiendo llamas de placer que aumentan de tamaño como
un mar impetuoso que me arrasa desde las puntas de mis pies y me sacude
entera.
Haciendo que grite su nombre y soltando palabras incoherentes. Cada vez
son más rápidos y las gotas de sudor recorren nuestro cuerpo. Me vuelve a
besar y mis manos se enredan en su cuello atrayéndolo más hacia mí. Me
separo de él y beso su cuello con fuerza, intentado dejar una marca.
—Voy a correrme, bella—gruñe él, embistiendo con mayor fuerza.
—No pares, por favor
Baja su mano y acaricia mi sexo con sus dedos haciendo que esté a punto
de llegar al orgasmo y me vuelva loca. En ese momento, una ola de
inmenso placer se alza por todo mi cuerpo sacudiéndome y empujándome a
arquear la pelvis, hasta dejarme sumida en un estado de embragues total.
Enrolla mi otra pierna y acelera su movimiento uno, dos, tres hasta seis
veces, entra en mi hasta llegar a su propio placer. Su cuerpo cae encima de
mí y no logra aplastarme. Diego me acaricia el pecho con su nariz.
Estoy consumida y derretida aún por el placer. No puedo más. Sin duda
este es uno de mis mejores momentos.
Él se retira con cuidado y le hace un nudo al condón y lo bota en mi
pequeño basurero que tengo al lado de mi mesita de noche. Tomo la polera
de Diego y me la pongo. Observó cómo él toma su bóxer y se lo vuelve a
poner.
Se vuelve a acostar a mi lado y me abraza fuertemente.
—Gracias por dejarme ser el primero.
—Fuiste el correcto—murmuró tapándome con un cubrecamas y
apoyando mi cabeza en su pecho.
Él suelta un suspiro y me quedo callada porque mañana se romperá la
burbuja en la que estamos y volveremos a tomar caminos separados.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por favor, no exponga y
quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que coperar todos para que
se pueda para, quedémonos en casa.
Hoy les traigo nuevo capítulo espero que le guste😍 Y otra cosita ya
estamos apunto de llagar a las 200.000 lecturas, gracias por tanto apoyo
su comentarios y su mensajes me hacen tan feliz y aun queda mucho de
esta historia
Como se darán cuenta esta semana tendrá dos capítulos para que
alegra su tarde, noche o día...Bueno capítulo de hoy fue algo
bueno...hace calor, espero que lo difruten mucho y comente... su teorías.
Un beso enorme y que tengas un hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga
una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso 😍
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Aquí les dejo fases de mi Instagram que subo de mi libro
Capítulo 47
Siento la mirada de Simón sobre mí, pero yo solo puedo observar a Nicolás
a una distancia prudente. Él sonríe burlonamente y mira fijamente cada uno
de los movimientos del chico que estoy profundamente enamorada.
Observó a Diego como vuelve a atacar a su oponente con odio, a lo lejos
puedo ver a Alejandra con Cameron. Niego con la cabeza me da miedo
como Nicolás evalúa todos los movimientos de Diego es como si estuviera
analizando y viendo en qué momento puede atacar.
Intento acercarme un poco más, pero Simón me tomó de la mano y me
retiene. Suelto un gruñido.
—No hagas una locura Anastasia—dice en serio.
—No haré nada, solo quiero proteger a Di...
—Sigue el plan, Anastasia concéntrate, ¿estás lista, bonita?— Yo asentí.
Simón me da un beso en la frente y observo como se aleja de mí para
acercarse a donde se encuentra su hermano y le da un empujón. Me acerco
por detrás y veo como ellos comienzan a discutir. Observó como Simón le
vuelve a dar un empujón cuando Nicolás saca su teléfono. Me acerco
rápidamente a donde cae el teléfono y estiro mi mano para tomarlo.
Ellos siguen peleando entre ellos y puedo escuchar los gritos de Nicolás.
Abro el teléfono rápidamente y meto un chip de rastreo, cierro rápidamente
el teléfono y le doy una pequeña patada para que llegue a donde está
Nicolas. Me alejo rápidamente de ahí antes de que me vea.
Me escondo detrás de un pilar esperando que llegue Simón, los observo y
veo como varia gente lo tiene que separar. Cuando él llega me doy cuenta
de que está sangrando su labio. Tomó su barbilla evaluando el daño y sacó
rápidamente un pañuelo y presionó sobre su labio. Observó a Nicolás y veo
que él está peor.
—No puede evitarlo—susurró—. Él recogió su teléfono, esperemos que
funcione.
—No debiste pegarle, eso no era parte del plan.
—No me puede contener. Es un hombre miserable, como puede hacerte
tanto daño, lo siento, pero esa persona no es mi hermano para mí, él murió
hace tiempo.
Nos quedamos callados, observando la pelea, la bocina suena declarando
ganador a Diego. Sonrió un poco y observó como Cameron llegaba
rápidamente a su lado.
Miro donde se encuentra Nicolás y veo que sale rápidamente por la
salida, suelto un suspiro mientras más lejos esté de Diego o de Alejandra
mejor. Saco rápidamente mi celular y abro la aplicación de rastreo.
—¿Funciono? —Pregunto abrazándome. Esperé que cargara y
efectivamente había funcionado nuestro plan. Apoyó su cabeza en mi
hombro y observó mi pantalla—. Bien, ahora podremos observar cada uno
de sus pasos.
—Gracias por ayudarme—me solté de su abrazo y le di un beso en su
mejilla.
—Estamos juntos, bonita—me tomó de nuevo de la cintura—. Somos el
mejor equipo ¿verdad?
Ambos levantamos nuestro puño y lo juntamos. Sonríe como una
estúpida por sus gestos.
—Gracias por ser mi amigo.
—¿Amigo? —Se llevó una mano al pecho, como si mis palabras le
hubieran dolido—. Eso duele, sabes bonita, no seas tan directa de
mandarme a la zona de amigos, al menos puedes ser más sutil con mi pobre
corazón—Bromea.
Solté una risa y negué con la cabeza. Miré la pantalla de mi celular y
Nicolás estaba afuera. Fruncí el ceño, pensé que se había ido.
—Aún sigue aquí—dije.
Tomó mi celular y miró fijamente la pantalla. Él soltó un gruñido y tomó
mi mano y caminamos a la salida de emergencia y escuché la risa de
Cameron y Alejandra. Solté un suspiro. Desearía poder estar ahí adentro
con Diego.
Salimos del edificio abandonado donde mucha gente salía sin parar. Él
me apretó aún más la mano y caminamos con cuidado a su auto de él que se
encontraba estacionado a una distancia prudente de él de Nicolás y Diego.
Cuando estuvimos adentro me llevé la mano al pecho y observamos a
Nicolás pasaron unos veinte minutos y salieron Cameron, Diego y
Alejandra. Los observé y vi como ellos se despidieron de Diego. Subieron a
sus respectivos carros.
Alejandra y Cameron salieron primero y le tocaron la bocina a Diego. Él
arrancó al minuto después y salió del estacionamiento y se puso en marcha.
Nicolás prendió su auto y comenzó a seguir a Diego.
Solté un grito ahogado y me llevé mi mano al corazón, Simón prendió su
auto y siguió a Nicolás. Me mordí el labio inferior con fuerza.
Saqué mi celular y busqué su número, me quedé mirando la pantalla y se
empañaron mis ojos. —Perdóname, perdóname, Diego—me digo a mí
misma. Él me miró de reojo y yo solo me concentré en el auto de Diego.
Una hora después llegó Diego al edificio, se bajó tranquilamente
acompañado de una chica. Nicolás se estacionó por unos minutos y después
se fue. Simón me abrazó con fuerza.
—Tienes que decirle—Me aconsejo y añade—: tiene que saber quién es
al menos.
—Yo lo...Quiero, pero esto se escapó de mis manos, tenemos que
atraparlo pronto—dije alterada.
Hizo una mueca y soltó un largo suspiro.
—Las pruebas ya están entregadas, solo hay que esperar y aún falta más,
debemos tener más Anastasia—negué con la cabeza varias veces.
—¡No! —Negué con la cabeza, él tomó mi cara entre sus manos y secó
las lágrimas que no podía contener—¡Ya no quiero más!
—Tranquila, bonita, por favor, estamos haciendo todo lo que podemos —
se acercó a mí —. Tienes que contarle, ve y habla con él, ya sabe Alejandra
de Nicolás y que no tiene que confiar en él, pero Diego no sabe nada.
—Me odia—dije con la voz rota.
—Inténtalo, vamos—se inclinó más hacia mí y me dio un beso en la
frente.
—Lo intentaré—dije en un susurro y bajando de su auto.
******
Me quedé observando su puerta por veinte minutos, que mierda le iba a
decir. <<Hola Diego, quiero contarte que mi exnovio ya sabe que él es un
psicópata y está obsesionado conmigo y que intenta hacerme daño a través
de ti.>> Eso sonaba pésimo.
—No seas cobarde, Anastasia—digo en un susurro.
Toqué la puerta con fuerza y espero unos minutos que se abriera, toque
de nuevo y la puerta se abrió.
Di un paso atrás, mi corazón se rompió un poco más. Había una chica
que recuerdo a haberla visto en la universidad al principio besando a Diego
y ahora estaba usando la polera de él. Ella se cruzó de brazo y me miró de
arriba y abajo.
—Se te perdió algo, linda—dijo arrogante.
—Necesito hablar un segundo con Diego, puedes llamarlo. —Me crucé
de brazos. Ella dejó la puerta abierta y pasaron unos minutos, salió Diego
sin polera con la parte de abajo en pijama.
—¿Qué quieres? Estoy ocupado.
—Necesitamos hablar, pero a solas—. Miré hacia la chica, no necesitaba
que ella supiera algo de mi pasado. Él habló con la chica y ella entró.
—Tú y yo no tenemos nada que hablar, me escuchaste. Me hartaste de
tanto misterio y secretos, ve y cuéntaselo a tu novio, a mí me dejas en paz
de una buena vez, me cansé de ser tu juguetito. ¿Me entiendes? —Me gritó.
Yo abrí los ojos y negué con la cabeza. <<¿Qué estoy haciendo aquí?
¿Por qué intentarlo ahora Anastasia? >>—Negué de nuevo con la cabeza.
—Lo siento...Solo olvídalo
—Lo estoy haciendo, te estoy olvidando. Así que vete de aquí ahora—me
apuntó con un dedo y yo asentí.
Di media vuelta y caminé rápido hacia las escaleras. Entré a mi
departamento y me derrumbé a llorar porque se acabó todo con Diego. Me
levanté y me dirigí hacia mi cuarto, me quedé mirando el techo toda la
noche.
******
Desperté un poco mejor de ánimo, entre en el ascensor y mi humor se fue
de inmediato, vi como Diego besa a la chica de noche, él me miró y sonrió
con maldad, eso dolió. Negué con la cabeza y miré mi celular, Nicolás se
encontraba aún lejos de mí. Cuando llegamos al estacionamiento vi a Simón
apoyado en su coche.
—¿Y cómo te fue? ¿Pudiste hablar con él?
Él miró a Diego, quien estaba besando a la chica. Mis ojos se empañaron
y me abrazó con fuerza.
—Es un cabrón Anastasia, no merece que lo sigas protegiendo.
Simón me limpió las lágrimas que no podía contener. El chico del que
estaba enamorada me odiaba, pero solo para protegerlo y eso me hacía doler
el doble.
—Lo protegeré siempre. Yo lo metí en este juego de Nicolás y es mi
responsabilidad.
—Eres la mujer más fuerte que he conocido y ojalá me amaras a mí y no
a él. Quisieras que me quisieras no como tu amigo, como algo más
Anastasia.
Mire a Simón e intente sonreír y ser fuerte, fingir que no tengo el corazón
roto justo en este momento. No quería lastimar aún más a Simón con mis
rechazos.
—Voy a llegar tarde—le recordé con una sonrisa.
—Estás cambiando el tema, pero estás de suerte que hoy día no estoy tan
preguntó.
Me bajé del auto y lo primero que veo es a Diego besando de nuevo a la
chica con la que durmió anoche en su departamento y Alejandra mirándolo
con cara de asco, lo que me hizo gracia. Simón se acercó a mí.
—Anastasia—, gritó con emoción la rubia, ella se acercó a mí con
Cameron—. ¿Cómo estás bebé?
—Muy bien—Simón puso una mano en mi cintura y Alejandra miró con
asco de nuevo—. ¿Cómo está Cameron? —pregunto.
—Bien linda, eh, y tú eres ¿Simón? —pregunto.
Él asintió y me alejó de ellos, me tomó de la cintura y me dio un beso en
la mejilla.
—Nos vemos—me susurro.
—Adiós.
Alejandra me abrazó y me miró con una mueca.
—Me dan ganas de pegarle ambos—fruncí el ceño —. A ti y a Diego
¿Qué mierda pasó? ¿Por qué están separados ustedes? Cuando se quieren,
serán imbéciles y tú con Simón, que acaso nunca se te va a pasar el encanto
por ese chico—dijo enojada y hablando tan rápido que apenas le entendía.
—Oye, no me juzgue, Diego sigue con su vida y yo igual.
Alejandra soltó un gruñido y caminamos juntas hasta que llegamos a mi
sala, me quedé afuera y vi como Diego saluda a Alejandra y pasó por mi
lado dándome un empujón. Ella lo fulminó con la mirada y yo agaché la
mirada.
—¿Qué ocurre Anastasia?
—Estoy cansada —Ella me abrazó y escondí mi cara en su pecho—. No
he dormido bien en días y creo que me está pasando factura.
—Mmm. No te creo ¿Por qué no hablas con él?
—No—murmure.
Alejandra me miró incrédula y soltó un gruñido.
—Ambos son imbéciles—dijo Alejandra levantando sus manos.
Entré al salón y me senté en último puesto, miré a mi otro lado. Él seguía
con la chica. Respire y desvíe mi mirada hacia el frente. "Se fuerte
Anastasia, queda poco...Para que esto acabe". —Me dije a mí misma
dándome ánimos.
Me removí incómoda en mi silla, quería irme, no tenía ganas de estar
aquí, lo único que quería hacer en estos momentos era estar sola en mi
departamento. Yo y la soledad donde no pueda lastimar a nadie más.
Miré de reojo a Diego, quien se despidió de la chica y caminó seguro
donde me encontraba, arrastró su silla y se sentó con una sonrisa arrogante.
Saqué mi celular y vi que Nicolás estaba estacionado en la universidad.
Mire hacia la ventana, pero no puede ver a nadie.
—Está aquí — murmuré en voz baja.
Pasé una por mi pelo y miré por la ventana intentando encontrar su auto,
pero no lo veía, miré de nuevo la pantalla de mi celular y seguía aquí.
—¿Qué te pasa? Tu novio se ha enterado que lo engañaste conmigo—
dice con arrogancia, es voz que me enloquece.
Lo mire e intente hacer memoria de donde él había dejado su auto y mire
por la ventana, vi el auto de Diego y mire de cerca los autos y puede
distinguir el auto de Nicolás.
—Necesitamos hablar.
—No tengo nada que hablar, así que jódete—murmuró enojado. Lo miré
por un segundo.
—Es importante—insistí de nuevo. Tenía que saber de Nicolás, tenía que
saber que corría peligro.
—¡Que acaso no escuchaste! Que te jodas Anastasia—dice enojado y
levantándose del asiento.
Me levanté del asiento, enojada y me acerqué a él y lo tomé de la polera
con fuerza, él me miró con odio.
—Jódete tú, imbécil de mierda—le grité enojada.
Solté un gruñido y caminé hacia el baño. Entré en el baño y me apoyé en
el lavamanos, cerré los ojos, sentí como alguien me agarraba de la cintura,
abrí los ojos y vi a Diego.
—Te duele, ¿verdad?
—No.
Él soltó una risa amarga y lo miré a través del espejo como se reía de mí,
solté un gruñido e intento pasar, pero él me tomó de la cintura con fuerza.
—Claro que te duele, como a mi verte con tu novio—dice con odio.
Me giré para encararlo, achiqué los ojos y me mojé el labio inferior, me
miró por un momento mis labios y después a los ojos.
—Simón, no es mi novio, es mi amigo y punto. Jamás te confirmé nada
Diego, tú mismo sacaste esa conclusión de que Simón era mi novio y yo
solo te seguí la corriente porque te tenías que alejar de mí y ahora que sabes
que Simón no es mi novio. Lo que pasó esa noche lo hice porque...Nada
mejor olvidarlo —él frunció el ceño y yo lo empujé—. Ahora puedes seguir
divirtiendo cuanta chica se te crucé—me solté su agarre.
—No. No, no te creo nada—dice cruzándose de brazo. Me acerqué a él.
—Si él fuera mi novio jamás en la vida le hubiera puesto los cuernos con
otra persona. Yo no soy así, cuando me enamoro, lo doy todo por esa
persona, como se nota que no me conoces nada, pero, en fin...—Digo
desilusionada.
—Demuéstramelo—murmuró acercándose a mí y levantando mi barbilla
—. Bésame.
Se inclinó hacia mí y nuestras narices se rozaron.
—No tengo porqué demostrarlo, hay otras formas—digo en un susurro.
—Simón es mi amigo y punto está en ti si me quiere creer o no.
—No te creo—negó con la cabeza—. Me has mentido tanto y me has
roto el corazón tantas veces que ya no te creo nada. No creo que entre tú y
Simón solo sean amigos, ustedes tienen algo, no soy imbécil Anastasia.
Achique mis ojos y lo observe.
—¿Quieres saber? Él fue el primero en muchas cosas en mi vida, pero
también ha sido un gran amigo y eso es todo lo que somos por ahora. ¿Me
gusta Simón o siento algo por él? Tal vez, pero por ahora solo somos
amigos—. Repito de nuevo la frase de <<solo somos amigos>> por qué es
lo que somos y nada más.
—¿Por qué Anastasia? Porque me dejas vivir en una mentira. Estas
cuatro semanas pensando que tenías novio y lo que pasó entre nosotros esa
noche...
—Porque te quería, me entregué a ti porque te quería aun cuando no
podía. Lo di todo por ti porque...Creo que no es necesario decirlo. Y
también porque tengo un exno...—Antes de que terminara de hablar, él me
interrumpió.
—Es tarde para nosotros Anastasia.
Di un paso atrás porque me dolió escuchar sus palabras. Lo observé y
estaba serio. Era el final entre nosotros dos, supongo.
—Supongo que sí.
—Tengo que irme.
Él salió por la puerta y me senté en el suelo. Me abracé a mí misma y
traté de controlar mis lágrimas, pero no podía estar siendo una auténtica
llorona y no sabía si lloraba por haber perdido a Diego o porque sentía que
jamás me podría liberar de Nicolás. No quería que esto acabara así con
Diego, aún tenía una pequeña esperanza de volver con él, cuando Nicolás
cayera. Pero eso fue antes de lo que me acaba de decir, porque él mismo lo
dijo: <<Es tarde para nosotros Anastasia.>>
Me quedé sentada ahí en el baño por unos minutos antes de salir y entrar
a mi otra clase en donde tendría que volver a ver. Tengo que ser fuerte
cuando siento que cada día que pasa tenemos más a Nicolás en nuestro
poder, pero acabó él se está llevando mi vida, mi felicidad de nuevo
Alejandra:
Cameron me abraza y Diego estaba hablando con otra chica. No puedo
creer que Anastasia se fuera, quizás a donde, cuando tiene un exnovio loco
buscándola que intenta hacerle daño. Me separé de Cameron y me limpié
las lágrimas. Miré mi celular y vi que Anastasia llevaba ahí ya treinta
minutos.
En ese momento mi corazón se alteró más y supe que mi amiga estaba en
peligro. Corrí donde Simón se estaba bajando de su auto ¿qué coño hace
aquí? Se supone que tenía que juntarse en otra parte con Anastasia.
—¿Qué mierda haces aquí? —Grité fuera de mí.
Simón me miró y frunció el ceño.
—Viene a buscar Anastasia.
—Se supone que ella está contigo—le mostré mi celular y Simón me lo
arrebató—¡Por Dios! —grité.
Cameron me abrazó por la cintura, pero me soltó su agarre. Sabía que
algo malo estaba pasando, lo podía sentir en el momento que ella subió a
ese maldito taxi.
—¿Por qué está ella ahí? —tartamudeo
—Por ti, imbécil, ¿de quién es ese lugar? —Se calló y se metió
rápidamente en el auto, pero yo golpeé su coche y grité—: ¡Es de tu jodido
hermano! Si algo le pasa será tu maldita culpa—grite.
Tomé a Cameron de la polera y él abrió los ojos de seguro parecía una
loca.
—Conduce de una jodida vez, es maldito auto—Cameron se subió a su
auto y me acerqué a Diego y lo tomé con fuerza de su maldita polera—. Tu
vienes con nosotros, te guste o no te guste. Sube a ese puto auto ¡Ahora! —
Gritó descontrolada.
Diego me miró con los ojos abiertos como si no me reconociera. Pues
que se joda el imbécil, lo tomé con más fuerza y él asintió y yo corrí a
subirme al auto.
—Cameron, acelera este puto coche ahora, Anastasia está en peligro—
gritó como una loca. Cameron derrapó y salió muy rápido en su coche.
—¿Qué está ocurriendo? —Preguntó Diego confundido. Me limpio las
lágrimas.
—Anastasia..., ella está en peligro...
—¿Por qué piensas eso? —Pregunto alterado.
—Se iba a juntar con Simón y llegó al estacionamiento. Joder Camero
acelera más el puto coche.
Cameron conducido veloz e incluso vi que pasó a Simón. Sentía un nudo
en mi pecho, apenas podía respirar, sentía en mi corazón que Anastasia
corría peligro, lloré todo lo que puede por el camino, recé una y otra vez
para que ella estuviera bien y que solo fuera cosas mías, que cuando
llegáramos nos iba a decir que estábamos exagerando y tiraría una de sus
malas bromas.
Cuando estábamos llegando al lugar veo a Anastasia caminar, pero muy
lento y veo cómo de repente se desmaya y cae al suelo.
—Anastasia—, gritó. Abrí la puerta antes de que Cameron pudiera frenar.
<<Mierda, Alejandra.>> Escuché que me decía él. Corrí donde estaba el
cuerpo de mi amiga. Tomó su cabeza y observó que estaba sangrando—
¿Qué te han hecho?
Diego se tira al suelo y toca la cara de Anastasia, donde se raja la polera
y hace presiones en la cabeza de Anastasia para tratar de parar la sangre. No
puedo ver bien y siento que Diego me está gritando, pero yo no reacciono
hasta que llega Simón y la comienza a soltar las manos que las tenía
amarrada con unas cuerdas. Ellos comienzan a pelear y yo tomo la cara de
amiga donde apenas la puedo reconocer.
Cameron comienza a gritarles a los dos. Diego se limpia las lágrimas,
presiona alrededor de la cabeza Anastasia una especie de venda, pero con su
polera y luego la toma en sus brazos. Cameron me levanta del suelo, siento
que me está gritando, pero no escucho nada y apenas lo veo. Él me levanta
y me sienta en copiloto y arranca el auto.
—Cameron, acelera más, está perdiendo mucha sangre—grita Diego. Me
giró y tomó la mano de mi amiga que está llena de sangre. —Necesito otro
paño para parar la sangre. Tranquila, bella—él besó su frente.
Simón le pasó su polerón y observó como Diego presionó de nuevo su
cabeza. No podía parar de llorar, porque lo sabía, presentía que algo malo le
iba a pasar, sentía que ella corría peligro.
—No puedes dejarme Anastasia ahora. Si te mueres yo me muero
contigo ¡Escuchaste! —Grito con la voz cortada. Diego le habla a
Anastasia. Escuché que le decía que la amaba una y otra vez y que lo
perdonara.
Simón lloraba y hablaba con alguien por teléfono, no lo entendía bien,
sentí como me apretaba la mano. Bajé la mirada y Anastasia me apretaba la
mano.
—Diego—, susurró Anastasia, me limpié las lágrimas, porque seguía con
nosotros. Diego le habla y le toma el pulso a Anastasia.
—Te amo, Anastasia. Todo estará bien, casi llegamos, por favor sigue
mirándome ¿vale? No cierres los ojos, por favor—dijo con voz
desgarradora.
Cameron estacionó el auto en la entrada del hospital y me bajé corriendo.
Entré y hablé con una enferma y rápidamente sacaron una camilla. Se
acercaron y pusieron con cuidado Anastasia y la llevaron con cuidado
dentro del hospital. Los seguí, hasta que llegaron a una habitación y no me
dejaron entrar.
Diego se sentó en el piso y escondió su cabeza. Cameron me llevó al
asiento que estaba ahí. Me tomó de la barbilla y me secó las lágrimas, pero
me paré e intenté mirar por la puerta, necesitaba estar a su lado, no quería
separarme de ella.
Sentí como Cameron me abrazaba e intentaba llevarme de nuevo a los
asientos, pero yo no quería y comencé a gritar que me dejara. Él me abrazó
con cuidado, pero yo lo empujé.
—Déjame Cameron—grite llorando—. Quiero verla, por favor necesito
verla. Siento que me está matando ahora mismo—él vuelve a abrazarme,
pero yo me remuevo hasta que caigo en el piso y comienzo a llorar porque
no puedo perderla; es mi hermana y siento que me muero.
Él me abrazó con fuerza y escondí mi cara en su pecho. En ese momento
llegó Harry con más policía donde se acercaron a Simón, quien estaba
llorando en una silla.
Ellos comenzaron a pelear y escuché como decía que había sido Nicolás,
cosa que yo ya sospechaba era la única persona que le quería hacer daño a
ella. En ese momento llegaron los gemelos y Jonathan.
—¡¿Qué le pasó a mi amorcín?! Dígame qué mierda pasó—gritó Dylan.
Harry se acercó a ellos y le habló hasta que sentí el grito de ellos. Me solté
del abrazo de Cameron y fui a donde mis amigos me abrazaron con fuerza y
lloramos por nuestra Anastasia.
—Dime que ella estará bien—gritaba Dylan con la voz rota. —Ella no
me puede dejar. No. No, no puede—Javier abrazó a su hermano y ambos
comenzaron a llorar.
Jonathan soltó un grito y comenzó a golpear la pared del hospital, tomó
su mano y lo abrazó fuertemente.
—Ella va a estar bien, Anastasia es fuerte. Joder es mi pequeña
hermanita—lloraba en mi brazo Jonathan.
Yo asentí. Tenía que estar bien, sé que ella no se daría por vencida jamás.
Los cuatro nos abrazamos y nos sentamos juntos. Mire como Cameron
abrazaba a Diego, estaba cubierto de su sangre.
Me limpio las lágrimas porque sé que mi amiga estará bien y tiene que
estarlo porque ella es la mujer más valiente. Me pare y me acerqué a Simón
que estaba hablando con Harry y él estaba escribiendo en una libreta.
—Tu hermano fue quien le hizo esto, porque lo voy a matar—digo con
los dientes apretados.
Él se levanta de la silla y mira un momento a Harry y luego a mí. Él se
aclara la garganta y se limpia las lágrimas que rueda por sus mejillas.
—Tú no vas a cometer esa locura—me limpio las lágrimas que caen por
mis mejillas. Simón extrae el teléfono de Anastasia y se lo entrega a Harry
—. No tienes idea de lo peligroso que es mi hermano.
Harry guarda el teléfono dentro de una bolsa de plástico y se lo guarda
dentro de su chaqueta y se dirige a hablar con los otros policías.
—Voy a matar a tu hermano Simón—dice Diego.
—Ustedes no harán nada porque si hacen alguna locura, pondrá en riesgo
todo lo que hemos trabajado junto con Harry y Anastasia—se limpió una
lágrima—. No sean estúpidos y manténganse al margen por ella, por favor.
Doy un paso hacia atrás que es lo que están escondiendo entre ellos,
porque no podemos saber.
—Nicolás fue quien le hizo eso a Anastasia y te quedarás con los brazos
cruzados. ¿Creí que la amabas? —Dije alterada. Él respiró profundamente.
—Me haré cargo yo y Harry sobre el tema de mi hermano. Él va a pagar
por cada uno de sus crímenes que ha hecho con todas esas mujeres.
—¿Qué crímenes? —dice Diego con la voz rota —. Dime donde vive tu
hermano que lo voy a matar ahora mismo, te guste o no
—Ya basta. —dice Harry —. No tienes que dar más explicaciones,
Anastasia no quiere que ellos lo sepan y respeten eso por ella. Manténgase
lejos de esta situación, háganlo por ella.
Cameron me tomó de la cintura, pero yo me solté y volví a abrazar a los
gemelos con Jonathan donde nos quedamos los cuatro esperando que
nuestra amiga estuviera bien. Me limpié las lágrimas recordando nuestros
recuerdos y sobre todo cómo fue que comenzó nuestra amistad.
13 años antes:
Sentía como Amanda se reía de mí con las niñas, sobre mis trenzas o
sobre mi ropa. Me hundí en la silla porque era la única niña que no tenía
ninguna amiga.
En ese momento alguien me tiró varias pelotas de papel y todo el curso
se rió de mí, tenía ganas de llorar, no entendía porque las demás se rían
tanto de mí. En ese momento entró la profesora con una niña a su lado. Me
fijé que era una niña de pelo castaño con ojos azules.
—Buenos días, alumnos. Tenemos una nueva compañera ¿quieres
presentarte? —dijo la profesora.
La niña con una enorme sonrisa asintió.
—Me llamo Anastasia Evans, vivía antes en Bilbao, pero mi padre con
mi madre puso sus negocios en Madrid, tengo un hermano y eso es todo—
ella sonrió. Escuche cómo murmuraba Amanda con sus amigas sobre
Anastasia.
Yo miré un momento a la profesora y después a mi cuaderno, sentí como
la profesora se acercaba con la niña. Ella se sentó a mi lado y yo agaché
más la vista, no quería que la nueva niña me molestara como las demás
niñas de la clase.
—¿Cómo te llamas? —Levanté la mirada y me topé con sus ojos azules
como los míos y una enorme sonrisa—. Yo me llamo Anastasia.
Ella estiró su mano, dude en estrechar su mano. Ella dio un suave, pero
seguro apretón de manos.
—Me-e llamo Alejandra Navarro—tartamudeo porque no quiero que ella
me moleste. Ya no quiero que se sigan burlando de mí.
—¿Quieres ser mi amiga para siempre? —dice Anastasia. Yo asiento.
Me siento emocionada porque, por fin, voy a tener una amiga. Ella
escribió nuestro nombre juntos y abajo puso BFF y me explicó que era
inglés pero que significa mejores amigas para siempre.
—Seremos grandes amigas.
La clase terminó y ambas salimos hasta que llegó Amanda dando un
empujón que hace que me caiga y ellas comienza a burlarse de mí hasta que
siento la voz de Anastasia defendiéndome. Me intento poner de pie, pero
Mariel me empuja de nuevo haciendo que de nuevo caiga.
—¿Por qué la empujas? —Escucho que dice Anastasia enojada. Ella se
acerca a Mariel y le da un empujón y Mariel igual, pero Anastasia la toma
del brazo y se los pellizca haciendo que ella grite —. No lo vuelvas a hacer
o te va a ir peor—todas ellas asienten y se van.
Anastasia me ofrece su mano y me ayuda a pararme. Ella me sonríe.
—Ya no te molestarán más las niñas estúpidas—dice abrazándome y yo a
ella porque por fin tenía una amiga y ya no estaba sola.
Presente:
Sonrió con ese recuerdo porque quien diría que esa promesa de niña de
seis años se mantendría hasta el día de hoy. Me duele mi corazón y siento
que estoy siendo quemada al no tener noticia de ella. Dylan me acaricia el
pelo. Limpio una lágrima que rueda por mi mejilla.
—¿Cuántas horas han pasado? —Me aclaro la garganta porque la tengo
seca y ronca.
—Dos horas, dos jodidas horas y nada—dice Javier.
Cameron me observa y yo me levanto de mi asiento y camino hacia él
que está con Diego. Abrazo a Diego porque sé que hizo todo lo que estuvo
en sus manos para controlar la hemorragia o la sangre, debe haber sido
difícil para él pensar con la cabeza fría viendo Anastasia así.
—Serás el mejor doctor, Diego—le susurro—. Ella estará bien, jamás nos
dejaría.
Su cuerpo comienza a temblar en mis brazos y lo abrazó con más fuerza
porque yo vi como Diego cayó en el alcohol los tres meses que desapareció
Anastasia. Como el primer mes fue todos los días a la universidad borracho
tanto que los profesores lo echaban de la clase y el segundo mes Cameron
tuvo que intervenir e irse a vivir con él para que comiera algo.
—Yo la quiero tanto y he sido un imbécil, me dejé llevar por el odio y el
rencor que sentía hacia ella.
—Ambos se han hecho daño, pero Anastasia te quiere.
Cameron me atrajo hacia su regazo y me abrazó fuertemente, escondí mi
cara en su cuello y comencé a llorar de nuevo porque se estaba demorando
demasiado, porque nadie no decía nada. Harry caminaba de un lado a otro
hablando por teléfono al igual que Simón.
Solté un suspiro porque odio a Nicolás, pero a Simón no podía se nota
que ama a mi amiga y que están juntos para detener a Nicolás con Harry.
¿Qué tanto es lo que ocultan?
Cameron habla con Diego, pero no quería escuchar, quería
desconectarme hasta que saliera el doctor y me dijera que ella estaría bien,
porque lo va a estar mi corazón me lo dice, ella tiene tanto porque luchar.
Hace dos años atrás Anastasia cambió tanto y fue tan cruel conmigo. Ella
jamás lo había sido conmigo, comenzó a alejarse de mí y hacer totalmente
fría conmigo y no entidad porque hacía eso, pero ahora puedo comprender
que fue por culpa de Nicolás. Sé que algo muy grave pasó esa noche en que
murió el hermano de Anastasia. Jamás me dijo cómo lo mataron, pero ahora
sospecho que tuvo que estar involucrado Nicolás al igual que sus cambios
constantes de ciudades. Ahora sé que Anastasia huía de él porque siempre
andaba detrás de ella.
Hace dos años me arrebataron la alegría de Anastasia. Recuerdo el
primer mes que se quedó en mi casa, era fría conmigo y apenas comía..., lo
más duro eran las noches cuando la escuchaba gritar en la noche y cuando
entraba al cuarto de invitado, la veía en el suelo en posición fetal, llorando y
lanzando golpes al aire. Todas las noches era lo mismo, pero siempre me
quedaba cada una de esa noche a acompañarla y abrazarla, jamás quise
presionarla a que me contara lo que realmente ocurrió.
Hasta el tercer mes que veía como mi amiga se estaba muriendo en vida
frente a mis ojos y tuve que obligarla a que fuera psicólogo porque no podía
seguir viéndola así, como ella simplemente se apagaba frente a mí. No
podía ver cómo la estaba perdiendo, ese día la acompañé como siempre
tomando nuestras manos en los tiempos difíciles. Mis padres adoran
Anastasia y ellos también estaban preocupados tanto que intentaron hablar
con los padres de Anastasia, pero ellos estaban cegados por el odio y rencor
de haber perdido Alex su hijo que echaron de la casa, Anastasia. Pero ella
jamás estuvo sola porque me tenía a mí y a mis padres que la aman como si
fuera su hija, por eso mis padres no dudaron en recibirla. Creo que fue la
etapa más dura para nosotras en donde pusimos realmente a prueba nuestra
amistad y sobrevivió como siempre en los buenos momentos y en los
malos.
Aunque ella se pudo recuperar, jamás volví a ver ese brillo en sus ojos.
Creo que ella solo avanzó, pero jamás dejó de sufrir por dentro. Sé que hace
mucho tiempo fingió las sonrisas, era demasiado obvio para mí, porque
cuando ella es feliz de verdad tiene ese brillo en sus ojos como cuando
estaba con Diego, tenía ese brillo de felicidad. No como cuando volvió
podía ver de nuevo como ella se estaba apagando poco a poco, aun cuando
ella sonreía, yo lo podía ver.
Ahora entiendo que Nicolás es culpable de que mi amiga está ahí ahora y
es culpable de que ella cambiara hace dos años atrás. Siempre he sabido que
mentía diciéndome que había terminado por una infidelidad, no me
encajaba y después cuando me dijo que Nicolás la estaba buscando de
nuevo, no tenía sentido, tarde o temprano sabré la verdad aun cuando ella
no quiera.
Diego:
Me senté en el suelo esperando que se abriera esa maldita puerta y saliera
el doctor y diera noticias de mi Anastasia. ¡Jesús! Fui un imbécil con ella
hoy día y todos los días desde que llegó de nuevo a mi vida.
Ya han pasado tres horas y nada de nada. Miro de reojo como Cameron
abraza a Alejandra que tiene los ojos rojos y no ha parado de llorar. Me
limpio las lágrimas con el polerón que me entregó Cameron ya que mi
polera estaba destrozada. Espero haber actuado rápido al parar la
hemorragia ¿Qué clase de persona le hace eso a Anastasia?
Apoyo mi cabeza en la pared y cierro los ojos. He sido un capullo con
ella y sé que no me va a perdonar jamás, pero el odio me cegó. Joder, me
dolía verla a mi lado, tan bella como siempre. Me lastimaba verla porque
solo recordaba lo mucho que me lastimó no volver a verla, cuando yo
desperté esa mañana donde ella desapareció y mi vida se fue a la mierda de
nuevo.
3 meses antes:
Estiré mi mano en busca de Anastasia, pero no la encontré. Me removí
hacia el otro lado buscando su cuerpo, pero no estaba. Abrí los ojos y vi que
no había nadie en la habitación. Me levanté de la cama y la busco dentro del
baño, pero no la encuentro. Me pongo mi ropa y salgo descalzo, la busco en
la cocina, en la sala de estar, pero nada. Vuelvo arriba y abro la habitación
vacía que tiene, pero nada. Me acerco donde dejé mi celular y veo que hay
una hoja arriba de mi celular, la abro y veo que está escrita por ella:
Te quiero Diego.
Me tengo que ir, pero lo hago porque quiero.
Por favor, no me busque.
Olvídate de mí. Gracias por tantos bellos momentos.
Niego con la cabeza, esto es una mentira. Camino hacia el clóset y no
veo su ropa, no veo nada de ella. Niego con la cabeza y marcó su número,
pero me arrojo una y otra vez al buzón de voz. Me siento dentro de su clóset
y observó que quedó un polerón escondido en un cajón, lo tomo con fuerza
porque ella no me dejaría, así como así ¿verdad? Me niego a creer que ella
se fue. Tal vez sea una broma de ella, eso tiene que ser.
Siento el grito de Alejandra y camino rápidamente, me la encuentro en el
pasillo. Tiene los ojos rojos y tiene una nota en su mano.
—Dime que está contigo ahí adentro, por favor—me ruega Alejandra. No
alcanzo a responder cuando ella está dentro de la pieza buscándola. Yo la
tomo del brazo—. Se fue, ella me volvió a dejar sola ¿Por qué? —grita.
—Eso es mentira, Alejandra. Estoy seguro de que nos está jugando una
broma.
—Entiende Diego, se fue, no es la primera vez que desaparece así ¿Que
no lo ves? Sus putas cosas no están. Ella me dejó de nuevo—Comienza a
llorar.
Me tiro el pelo y niego con la cabeza otra vez.
—Ella no se fue, estoy seguro de que volverá. ¡Deja de mentirme! —Le
gritó. Cameron me pide que me tranquilice. Alejandra llama Anastasia
varias veces, pero todos escuchamos cómo le envía el buzón de voz.
Nos quedamos dos horas esperando hasta que Alejandra se va llorando
con Cameron y yo me quedo aquí, esperando porque me niego a creer que
se fue sin mi ¿ella no me haría eso? Abrazo su polerón que tiene su aroma y
la noche cayó sin ninguna respuesta de ella a mis llamadas.
—Anastasia, sigo esperándote, por favor ya basta con la broma, creo que
se acabó lo gracioso, por favor vuelve—le digo cuando vuelve a llevarme al
buzón.
Llevaba dos semanas dentro de su departamento y no quería salir de ahí
porque la seguía esperando a que ella volviera o me diera alguna pista.
Sentí que alguien tocaba la puerta y bajé corriendo las escaleras, sabía que
ella volvería. Cuando abrí la puerta, mi sonrisa se borró porque era
Cameron.
—Pensé que... —Antes que termine de hablar, él entra al departamento.
—Lo sé, pensaste que era ella, amigo se fue ¿lo entiendes? —Negué con
la cabeza y caminé de nuevo hacia la escalera—. Diego se fue, tienes que
salir de aquí, por favor.
Él tomó mi hombro, pero yo negué con la cabeza.
—Ella no me dejaría. Ella me quiere y jamás me lastimaría así. Ella no se
fue, sé que ella volverá a mí.
Cameron me abrazó con fuerza y mis ojos se empañaron.
—Ella no me dejaría así porque ella sabe que me destruirá, porque siento
que me está matando ahora mismo—digo separándome de él.
—Tal vez, tuvo sus motivos para irse...—Intentó defenderla, pero mi
rabia estaba llegando, porque me estaba dando cuenta que de verdad ella se
fue y no pensó en mí.
—Cameron: Vete, quiero estar solo—digo enojado. Él negó con la cabeza
—. Vete ahora—grité.
Mi amigo me dio un empujón y yo a él.
—No te dejaré solo ahora que me necesita. —Una lágrima recorrió mi
mejilla y Cameron hizo una mueca— Ella se fue, Diego, pero estoy seguro
de que tuvo sus motivos...
—Cállate maldita sea, déjame solo.
Negó con su cabeza, pero dio media vuelta y salió del departamento de
Anastasia. Volví acostarme en su cama y aún tenía su aroma en sus sábanas,
cerré los ojos e imaginé que seguía conmigo. Tienes que volver, Anastasia
—me digo a mí mismo.
Pasaron dos días más y no tenía ninguna respuesta cuando volví a marcar
su número. Esperé unos segundos para dejar un mensaje:
—Te sigo esperando aquí Anastasia, por favor. Ya han pasado dos
semanas que me dejaste y te necesito..., ¿Qué hice mal? Por favor. Solo
quiero una respuesta—le suplico y corto el mensaje.
Miré un momento su cuarto antes de tomar su polerón que es lo único
que me quedó de ella y cerré su departamento. Entré a mi departamento,
caminé hacia mi cocina y tomé una botella de tequila. Necesita olvidarla
por esta noche.
Dos meses después:
Doy un trago más a mi botella y veo como pasa una pareja tomada de la
mano, la mujer me mira con mala cara. Miró de nuevo hacia la puerta de
Anastasia y seguía cerrada. No apareció aquí hace un mes y medio por aquí.
Pero no quiero moverme de aquí a un borracho, la sigo esperando, pero
siento como mis esperanzas se van perdiendo y el odio va tomando lugar en
mi corazón ¡No entiendo qué hice mal! ¿Por qué me dejó, así como así? Tal
vez, le está asfixiando con mi amor. Miré la hora en mi celular y ya eran las
dos de la mañana. Me paro lentamente para tomar el ascensor porque es
otro día que no aparece.
Me removí en mi cama y sentí el ruido de las botellas vacías en mi cama.
Mi cabeza dolía y no me ayudaba en nada que alguien tocara mi maldita
puerta. Me tambaleé y bajé aún borracho. Cuando abrí la puerta estaba
Cameron con una maleta.
—Te ves asqueroso—fue lo primero que dijo—. Has perdido quizá seis
kilos.
—Déjame en paz—digo azotando la puerta y caminando hacia mi cocina,
sacó otra botella de alcohol, no alcanzó a dar un trago cuando Cameron me
arrebata la botella y bota su contenido en lavaplatos—¿Qué mierda haces?
—Ayudarte, eso es lo que hago—boto la botella a la basura—. No dejaré
que mi amigo caiga en alcohol, enfréntalo como un hombre Diego y no
como un cobarde. Joder tío, todo el mes pasado borracho.
—Déjame en paz, es mi puta vida y hago lo que quiera—tomé otra
botella y él me la volvió a quitar, le di un empujón y él a mí donde me
tambaleé y me caí.
—Mírate Diego, no eres capaz de mantenerte en pie—me ofreció su
mano y negué con la cabeza—. Anastasia se fue y ¡qué! Por eso vas a
arruinar tu puta vida en el alcohol.
—Lo hago porque necesito olvidarla—gritó poniéndome apenas de pie
—. Necesito que salga de aquí—me golpeo el pecho con fuerza.
—No es la forma.
Lo fulminó con la mirada y él se llevó su maleta a una de las habitaciones
y después vacío todo el alcohol que había en mi departamento. Esas
semanas Cameron fue un verdadero dolor de culo, pero admito que me hizo
bien tener alguien a mi lado para apoyarme, puede comenzar a salir de la
casa estando de nuevo sobrio y volver a sonreír. Y aunque la sigo
extrañando cada jodido día e intento odiarla con todas mis fuerzas, sigue
estando aquí, pero poco a poco he aprendido a vivir con ese dolor que al
principio creí morir por no tenerla a mi lado, mi corazón está volviendo a
sanar. Ahora solo me queda seguir adelante.
Un mes después:
Barbara me hacía una escena de celos con una camarera que solo me
sonrió. Camine rápidamente detrás de ella pidiendo que se tranquilizara otra
vez con esta misma escena, siempre es lo mismo con ella cada vez que la
invito a salir, es lo mismo.
Ella no me habla, seguía enojada caminando donde estaba mi coche.
—¿Qué mierda te pasa? —Le dije molesto. —Esa chica solo sonrió.
—Sí, porque quería que te la follaras en el baño Diego, deja de hacerte el
inocente.
Me quedé mirando como el viento hacía que volara su pelo pelirrojo, lo
admito este mes. Comencé a acostarme de nuevo con Bárbara y a besarla
frente a nuestros amigos haciendo más real nuestro aún cuando yo sabía que
lo hacía para olvidarla. Cameron me decía que estaba cometiendo un error y
que nuestra relación iba por mal camino.
—Barbara te controla mucho amigo, te estás asfixiando ya verás cuando
un día vas a explotar con ella y le harás un verdadero daño a la que tú
decías que era tu amiga—él se fue acostar enojado a la pieza de invitado.
Pero no le hice caso y ahora me daba cuenta de que tenía razón, no la
quería como a ella. No era lo mismo, podía ver como esta relación era
tóxica y aun así le pedí que fuera mi novia. Pensé que estaba haciendo lo
correcto, pero desde que ella se fue todo me sale mal.
—No es así Bárbara, hace esta escena de celos cada vez que salimos
juntos. Me estoy cansando.
—Porque tengo mis motivos—dice haciendo con puchero. Suelto un
enorme suspiro y me pasó una mano por el pelo tratando de controlarme.
Puse un mechón de pelo detrás de su oreja.
—Eres mi novia, te lo pedí a ti, ¿verdad?
Ella asiente y luego pega su cuerpo al mío, mordisquea mi oreja y su
mano baja hasta mi entrepierna donde la acaricio por encima de mi pantalón
como siempre después de cada pelea. El sexo era la solución. Cuando
llegamos a mi departamento se lo hice con fuerza haciendo que ella gritara
mi nombre una y otra vez.
Me pasó una mano por la cara y veo como ella duerme tranquila entre
mis sabanas y yo me pregunto ¿en dónde estás Anastasia? Porque sigues
aquí aun cuando te odio.
Ese mes pude decir que volvía a ser yo y que poco a poco podía volver a
tomar las riendas de mi vida. Barbara muchas veces me seguía sacando en
cara Anastasia y parecía como una sombra entre nosotros, aunque pensado
para ella, todas las chicas eran un problema. Entendí que Bárbara es
demasiado insegura y eso estaba haciendo que mi paciencia se acabara,
pero tampoco quería terminar con ella ¿por costumbre o porque no quería
sentirme solo de nuevo? —Me preguntaba a mí mismo.
Al día siguiente:
Entré con Bárbara a la sala y nos sentamos juntos. Ella tomó mi cuello y
pegó su boca con la mía y comencé a besarla, pero me separé de ella porque
entraba el profesor.
—Buenos días alumnos—dijo el profesor Roberto cansado y presionado
su dedo en el tabique de la nariz y añade—. Tengo sus informes aquí y se lo
entregaré, algunos estuvieron muy buenos, pero otros muy malos...En fin,
comenzaré a llamarlos y se van acercando.
Nos tocó a mí con Bárbara donde nos sacamos una buena nota. Volvimos
a nuestro puesto y seguimos hablando de cualquier cosa. Ella se reía sin
parar hasta que escuche lo siguiente:
—Por favor que venga la señorita: Anastasia Evans—dijo el profesor
fuerte.
Me giré y la vi, mi corazón se aceleró y vi como todos nuestros
compañeros la miraron embobado porque parecía un ángel con su pelo que
lo tenía mucho más largo hasta la cintura. Sentía que no podía respirar al
verla, ella sonreía al profesor y sentía que hasta el profesor estaba
embobado con la belleza de Anastasia, ella giró y caminó segura a su
puesto. Tomó su libro, se concentró, no podía apartar mi vista de ella tanto
que ella levantó la vista y me observó con una pequeña sonrisa hasta que
Barbara tomó mi brazo y salí del hechizo de Anastasia.
Barbara comenzó una pelea sobre la llegada de Anastasia, yo la intenté
calmar diciendo que nada iba a cambiar entre nosotros, pero ella no me
creía y en el fondo de mi yo tampoco. Si no fuera porque estaba lleno de
odio hacia ella o por Barbara me hubiera parado y lo hubiera besado frente
a todo el mundo, pero ese era el Diego soñador y feliz que se había acabado
cuando ella se fue.
Presente:
Cierro mis ojos porque me está doliendo ver como no hay noticias de mi
Anastasia, porque se demoran tanto con ella ¿Qué está pasando? No quiero
ser negativo, quiero creer que ella va a estar bien. Intenté hacer todo lo que
sabía para controlar su hemorragia, pero no podía pensar claro viendo como
la chica que amaba estaba llena de sangre y golpeada.
Me levanto del suelo, necesito salir de aquí, siento como las paredes se
están cerrando y porque no puedo perderla a ella no. Siempre he odiado los
hospitales cuando tengo alguien importante, por esa noche que perdí a mi
familia. Cuando estuve interno en él y ahora estaba el amor de mi vida ahí
adentro.
Mis abuelos me cuestionaron mucho por estudiar medicina, pero quería
hacerlo, quería sentir a mi papá más cerca y me apasiona, pero en estos
momentos siento que no puedo estar aquí.
Cameron se acerca a mí y me abraza fuertemente. Él sabe sobre mi
pasado y lo mucho que me cuesta estar aquí cuando veo alguien que quiero.
—Tranquilo, amigo. Anastasia es la chica más fuerte que hemos
conocido.
Me separo de él y asiento.
—No entiendo. ¿Por qué se han demorado tanto? Siento que me agobio y
siento que estoy perdiendo la fe.
—No vayas por ahí, Diego. —Cameron me llevó de nuevo a sentarme en
otra silla—. Se positivo amigo.
—Me he comportado como un imbécil este mes con ella echándole en
cara cada cosa, desquité toda mi rabia con ella, porque no podía aceptar que
la seguía amando y ganó más mi orgullo que ir a hablar con ella
tranquilamente—él suelta un suspiro y me da una palmada en la espalda—.
Ella intentó decirme algo hoy y ayer igual, no le hice caso y le dije que se
fuera a la mierda. Soy una persona horrible.
—No lo eres Diego, solo estaba cegado tú mismo, lo dijiste...Ambos se
han hecho daño, tú con tus acciones y ella tal vez, por no ser sincera, pero
se quieren.
—Yo la amo, siempre la he amado, solo que nunca se lo dije porque me
aterraba que ella saliera huyendo cuando se lo dijera. Siempre he sabido que
ella es la indica tanto que me podría casar con ella mañana mismo,
Cameron.
Hundo los dedos en mi pelo, porque es verdad. Cuando ella recién le
comenzaba a gustar, yo ya la quería, cuando ella me estaba queriendo, yo ya
la amaba y veía una vida con ella. Es de locos, pero jamás he sentido algo
igual con una chica como lo hice con Anastasia.
—Lo sé amigo, se te caía la baba cuando la veías y cuando estaban juntos
se entendían también.
—¿Por qué alguien la lastimaría así?
—Por lo que se, era su exnovio y está obsesionado con Anastasia desde
hace tiempo—miró de reojo Alejandra—. Me lo contó hace unos días
Alejandra, te acuerdas de que llegó un día al departamento de Alejandra—
yo asiento porque lo recuerdo—. Alejandra quedó muy preocupada y ahí
me lo contó.
—Lo voy a matar, te lo juro.
—No vas a hacer nada Diego. Piensa con claridad que a ella no le
gustaría ¿vale? Ella te necesita en estos momentos, primero que nada,
ambos se tienen que perdonar y ser sincero—me dio la palmada en la
cabeza—Tu eres un imbécil, besándote con cualquier chica. Estoy seguro
de que le hice creer a Anastasia que te la follaste, ¿verdad? —Yo asentí y
hundí mis manos en mi pelo—. Espero que sea honesto con ella.
Yo asentí porque tenía razón y tenía que estar con Anastasia aun cuando
tal vez ella no me quiera aquí con ella, pero estaría ahí, no le dejaré de
nuevo. En ese momento por fin se abre la puerta y sale el doctor, todos nos
acercamos a él, pero Harry le pide un momento y habla con él. Nos
quedamos todos quietos y vemos como Harry sigue anotando cosas en su
libreta.
Pasan minutos y por fin el doctor se puede acercar a nosotros.
—Familiares de Anastasia Evans.
—Somos sus amigos, somos los que la trajimos aquí—dice Cameron—.
¿Cómo está?
El doctor suspira y nos mira fijamente.
—Señorita Evans está estable, sufrió muchos golpes en su estómago, lo
que provocó una hemorragia que fue difícil de controlar, pero ya está
controlada por suerte. No se quebró ninguna costilla y tuvo una pequeña
contusión en su cabeza debido a un golpe muy fuerte —el doctor nos miró
fijamente—. Necesitar estar en reposo absoluto por dos semanas y venir dos
veces más para revisión.
—¿Podemos pasar a verla? —pregunto.
—Solo una persona, ella está despertando, pero está bajo los sedantes. —
Todos asentimos. Cuando se fue puede respirar con tranquilidad y Cameron
me abrazó.
Alejandra me mira y asintió con mi cabeza. La veo entrar en la
habitación y me quedo afuera esperando que sea mi turno. Pasan los
minutos y Alejandra sale con los ojos rojos, pero está sonriendo. En ese
momento entra Dylan.
Ella se acerca a mí y me abraza con fuerza.
—¿Cómo está? —Preguntó con desesperación.
—Ella estaba toda lastimada, pero aún así ella estaba sonriendo—
Cameron abrazó a Alejandra—. Hasta tiró una de sus malas bromas sobre
volverse adicta a los sedantes. —Ella soltó una carcajada.
Alejandra fue a hablar con los demás y me siento a esperar mi turno. Veo
como entra uno a uno de sus amigos e incluso entra Simón y después Harry
donde ahí se demora más de una hora. Cuando sale Harry se acerca a Simón
y hablan. Se despiden de Alejandra y promete traer información pronto.
Observó como Simón no quiere irse, pero Harry prácticamente lo arrastra.
¿Qué ocultan estos tres? —murmuró. El doctor aparece y dice que
alguien se puede quedar a cuidarla y me ofrezco como voluntario.
Alejandra hace un puchero, sé que ella quería, pero yo aún no la he visto y
las visitas ya terminaron.
—¿Estás seguro Diego? —Me pregunta por tercera vez Alejandra.
—Alejandra, necesito verla además quién mejor que yo que la cuide,
estoy estudiando para ser doctor y sé todo lo que ella pueda necesitar
durante la noche—ella asiente. Me despido de todos y Cameron dice que
pasará a atraer ropa limpia.
Mis manos tiemblan cuando giro el picaporte y entro en la habitación
totalmente blanca y solo escucho el sonido de las máquinas. Cierro los ojos
cuando la veo con los ojos cerrados. Me acerco y veo que tiene varios
moretones en las mejillas, un corte en su labio y tiene moretones en sus
ojos, sus manos están vendas. Me imagino que su estómago debe estar
igual.
Arrastré la silla haciendo que abra los ojos, me mira con sorpresa. Tomó
sus manos con cuidado.
—Hola.
—Diego—, susurra con voz ronca—. ¿Qué haces aquí?
—Me quedaré a cuidarte, todos estuvieron de acuerdo que era lo mejor,
ya que estoy estudiando medicina, bella.
—Pensé que me odiabas—una lágrima rodó por su mejilla, la limpié con
mi pulgar.
—¿En serio piensas eso de mí? —Ella asintió—. Jamás podría odiarte
aun cuando yo mismo lo quise creer, Anastasia. Solo estaba cegado por el
rencor, pero jamás he dudado mi amor hacia ti. ¿Me crees?
—Yo...ya no sé qué es verdad o mentira en ti.
Nos quedamos callados por un momento. Tomo su mano, pero ella se
suelta de mi agarre, me duele su rechazo, pero entiendo su dolor.
—No me acosté con ninguna de esas chicas. —Ella me observó de reojo
—. Solo lo hice para lastimarte porque estaba dolido y me sentía tan mal
que no pensé en nada más que en lastimarte.
Una lágrima recorre su mejilla.
—Lo siento tanto, Anastasia. Soy un imbécil, un estúpido y un tonto que
no pensé en el daño que te estaba causando Anastasia, por favor... —
susurré.
Ella no me miró, se quedó mirando hacia al frente y me quedé en silencio
porque soy un imbécil que solo la hizo sufrir aún más. Pasaron varios
minutos donde estuvimos callados.
—Por favor, perdóname... Yo no sé qué hacer para que me perdones...
Ella soltó un suspiro. La miré y tenía los ojos cerrados.
—Menos mal que soy fuerte Diego.
Fue todo lo que dijo. Esta mujer era muy fuerte y solo me hacía admirarla
aún más y amarla más de lo que ya lo hacía. Los minutos pasaban y no
hablamos de nada hasta que rompí el silencio:
—Te quiero Anastasia cuando te entregaste a mí, yo creía que
volveríamos, que todo sería como antes sentirte de nuevo en mis brazos esa
noche fue lo mejor y no lo digo solo por el sexo, sino porque de verdad me
sentía en casa contigo. Me crees si te digo que estuve dos semanas en tu
departamento, esperándote aún tengo tu polerón que se te quedo.
Ella abre los ojos y niega con la cabeza.
—De todas formas, no podemos estar juntos aun cuando yo quiera,
Diego.
—¿Por qué no podemos estar juntos? Sé que he sido un imbécil, pero te
quiero Anastasia. Solo estaba enojado contigo porque nada ni una sola
llamada cuando te fuiste. Perdóname, he sido un capullo contigo esta
semana y todo este mes..., lo siento tanto, pero estaba cegado por la ira,
perdóname, por favor.
⋙ Anastasia, verte como te encontramos me hizo darme cuenta de que
no puedo vivir sin ti, casi te pierdo, perdóname...Puedo cambiar mis errores,
solo dime ¿Qué tengo que cambiar para que vuelvas a mí?
Ella comenzó a llorar y yo le limpié su lágrima porque no quería verla
sufrir más.
—No has hecho nada Diego. Jamás me hubiera alejado de ti, yo no me
quería ir, pero tuve que hacerlo.
—¡¿Cómo?! ¿Qué dices? —Preguntó con la voz rota.
Sentí como lágrimas rodaban por mi mejilla, porque fui un imbécil que
solo me aferré al dolor y al rencor. Cuando solo tenía que prestar atención
en sus gestos y en sus palabras para saber que ella no estaba bien y que
alguien le estaba haciendo daño.
Apoyé mi cabeza en su cama y comencé a llorar, soy un imbécil. Como
puede hacerle aún más daño Anastasia. Como me puede convertir en
alguien tan tóxico que con hacerla sufrir me besé con cualquier chica. Mi
madre estaría decepcionada en estos momentos de mí y me sentía asqueado
conmigo mismo.
—Jamás te hubiera dejado Diego. No hiciste nada malo, todo lo
contrario, tú me haces feliz, pero... Tengo un demonio detrás mío que me
está matando—susurro. Ella tenía los ojos rojos y estiró su mano para
limpiar mis lágrimas
—Per-dóname, Anastasia. —Le suplico de nuevo por qué no me cansaré
de pedirle perdón—. Fui un egoísta contigo... me volví loco por el odio que
no me di cuenta del daño que te estaba causando. Sabía que algo estaba
pasando contigo, pero soy un imbécil...Ese día en el salón lo supe, pero me
enojé contigo porque me sentí usado esa noche, me cegué completamente...
⋙ Me convertí en alguien tóxico, en alguien que solo le importaba en sí
mismo. Yo mismo me doy asco Anastasia. No quiero ni verme, porque te
lastimé cuando prometí no hacerlo. Soy lo peor, no te merezco jamás, te
merecí porque eres tan buena, eres bellísima en todos los sentidos. —Digo
limpiándome las lágrimas.
Ella estiró su mano y le dio un suave apretón a mi mano. Me limpié las
lágrimas. Ella no dijo nada y me dolía su silencio, pero la entendía y le hice
daño aún más. Tenía miedo de perderla para siempre porque yo si fuera ella
no me perdonaría. Pasamos unos minutos en silencio hasta que ella se
relamió los labios y aclaró su garganta.
—Me dolió verte besar con otras chicas y escuchar tus palabras, pero es
algo que puedo soportar porque ya nada me sorprende Diego. Hace tiempo
que me rompieron mis ilusiones. Me destruyeron cuando solo soñaba con
tener una historia de amor como leía en los libros que me devoraba todos
los días. —La miré y tenía los ojos cerrados, pero aun así ella estaba
llorando. Limpie sus lágrimas—. Tengo a mi propio demonio personal
torturándome y llevándose lo poco que me queda de mí. —Ella abrió los
ojos y estiró su mano para secar mis lágrimas—. Solo quiero dejar de
condenar a las personas que amo. Lo siento Diego, también te hice daño
con mi silencio.
—Tu demonio es Nicolás—pronunció su nombre y su cuerpo tiembla,
sus ojos se cierran con fuerza y yo acaricio su mejilla—. Fue él ¿verdad? Él
que te hizo esto.
No me respondió, se quedó callada mirando el techo, hasta que dijo las
siguientes palabras que me confirmaba que había sido él porque estaba
evitando el tema:
—Tengo sueño Diego, los sedantes están haciendo efecto—me susurro
con una sonrisa.
Ella cierra los ojos y yo me quedo quieta mirándola como su respiración
se hacía más tranquila hasta que cayó en un sueño profundo. Sabía que algo
me estaba ocultando vale, su ex novio está obsesionado con ella y con
hacerle daño, pero en qué parte del juego entro yo. Me pasé una mano por
la cara ¿Qué te está haciendo ese sujeto? Porque está tan obsesionado con
ella. La miré y es hermosa, aun con sus golpes, era preciosa. Era mi ángel,
como decía Patch.
Tenía que saber más, esta vez no me podía evitar más y tampoco la iba a
dejar ir tan fácil. Luché mucho por ella para que ella me entregara su
corazón. Así que lucharé con mayor intensidad por ella que antes.
Cameron tocó la puerta y me entregó una mochila, almohada, una manta
y comida, le agradecí porque sería una larga noche.
Cuando estaba cambiado y un poco más limpio me cubrí con la manta.
Miré a la chica que amaba como dormía esa noche. No pegué el ojo. Tenía
miedo de que algo le pasara así que me mantuve despierto acariciando su
pelo.
—Te amo Anastasia—le susurré dándole un beso suave en sus labios.
Diego:
Habían pasado cinco días y Anastasia ya se recupera rápidamente. Di un
sorbo a mi café porque no he dormido nada bien en estos últimos cinco días
y mis ojeras me delataban. Mire de reojo a Cameron que me está mirando
fijamente.
—¿Tengo algo en mi cara o es que mi belleza te quita el aliento? —
bromeo.
—¡Ja, ja, ja! Que chistoso eres. Me preocupas, no te has movido de aquí
además de irte a bañarte, pero te ves horrible con esas ojeras.
Miro de reojo cómo salen Harry, Simón y una chica que también es
policía que han venido todos los días a ver Anastasia. En ese momento
entra Alejandra, los gemelos y Jonathan. Cameron me invita a comer algo,
pero yo niego con la cabeza, no me quiero mover de aquí. Pasa una hora y
Cameron me trae una pizza vegetariana pensando también en Anastasia.
—Dale un poco a Anastasia, que de seguro que se muere por comer algo
mejor que la comida del hospital—deja la pizza en mi pierna.
—Gracias—. Lo digo con sinceridad, pero no por la pizza. Porque
Cameron ha sido un pilar importante en mi vida y siempre ha estado ahí
para mí desde que tenía doce años que somos amigos.
—Eres mi hermano, siempre estaré para cuidarte, pequeño—me despeina
el pelo. Suelto una risa, solo porque me gana por meses.
En ese momento entró la enferma a la habitación de Anastasia diciendo
que la visita se acabó. Me despido de todos y tomo mi mochila con la pizza.
Entró a la habitación y saludó a la enfermera que ya me reconoce.
Anastasia me saluda, pero continúa bromeando con la enfermera.
—Te dejo en buenas manos, bonita.
La enfermera me sonrió y dejé mi mochila en el suelo. Me acerqué a
donde estaba la cama.
—¿Cómo estás?
—Me duele aún el estómago y la cabeza, pero soportable — no me mira
y suelto un suspiro —. ¿Por qué sigues aquí?
—Porque te quiero—digo tomando su mano, pero ella se suelta—.
Anastasia, hasta cuando vas a evitar hablar conmigo.
Desde hace cinco días que cuando entro a la habitación ella se hace la
dormida y no me habla. Entiendo que fui un imbécil, un gilipollas, pero no
sabía nada. Jamás la hubiera tratado así.
—Yo...No puedo estar contigo Diego, olvídate de mí, por favor.
—Dime, vamos, dime tus motivos reales Anastasia, porque sé que aún
nos seguimos queriendo. Vamos, dime tus motivos.
—No puedo yo... —Antes de que terminara. Volví a presionar hasta que
comenzamos a discutir porque necesitaba entender toda esta maldita
situación para ayudarla. Y entender en qué parte del juego entro yo—.
Porque si estás conmigo, corre tu vida en peligro Diego—dice llorando—.
Que no lo entiendes.
Me quedé callado. Una rabia se estaba apoderando de mí. <<Maldito
imbécil>> —pensé. Ella se alejó de mí para que él no me hiciera daño.
Tome su cara entre mis manos donde limpie sus lágrimas y espere que se
calme.
—Entiende Diego que no quiero que él te lastime, es más peligroso de lo
que todos piensan... es peor de lo que yo creía, aléjate de mí.
Mi corazón se rompió en ese momento porque en estos días mi mente no
dejó de pensar en que él tenía la culpa de que nosotros no estuviéramos
juntos, él la lastima con la gente que ama Anastasia. Ahora entiendo todo y
me duele jodidamente, me duele porque he sido un imbécil todo este tiempo
cuando ella me estaba cuidando. Ese es el motivo porque ella se alejó de mí
y siento que mi corazón sangra, pero yo no quiero que esté lejos de mi...Yo
la necesito conmigo. Ambos nos necesitamos y es por eso por lo que digo
las siguientes palabras:
—Nada me pasará Anastasia...No me pidas que esté lejos de ti, por favor.
Cuando sé que aún me quieres ¿Por qué aún me quieres?
Ella asintió con su cabeza. Solté un suspiro de alivio al ver su gesto.
Tiene que haber otra forma, no dejaría a Anastasia sola de nuevo.
—Puedo ayudarte Anastasia, también tengo contacto que lo pueden
buscar y...—Ella me interrumpió.
—No te metas Diego. Esta es mi pelea con mi pasado y tú no perteneces
ahí, no te metas por favor, me lo prometes.
Niego con la cabeza, porque no puedo prometer que no me voy a meter
en esto y menos con ese imbécil que le hizo esto a ella.
—Aléjate de mí, entonces, no me busque Diego. Vete ahora—apuntó la
puerta con su dedo.
—Finjamos—dije con lo primero que se me cruzó por la mente—.
Fijamos que no estamos juntos con todo el mundo, en la universidad, con
nuestros amigos; fijamos que no estamos juntos, pero no me alejes de nuevo
de tu vida, Anastasia—digo desesperado.
No la dejaré sola en estos momentos cuando ella me necesita y por fin
voy comprendiendo sus motivos.
—¿Qué dices, Diego? —Pregunta desconcertada.
Me tiró del pelo.
—Finjamos que no estamos juntos hasta que todo esto termine.
Anastasia: Yo ya no puedo estar más días sin ti...Tú no sabes cómo te he
extrañado cada noche. Como mi corazón sangraba al no verte cada día.
⋙ Ya no puedo estar más lejos de ti ¡Mírame, soy un asco de persona
ahora!—Me agacho y tomo su mano con cuidado—. No me quiero ni ver
porque le hice daño al amor de mi vida y esa persona eres tú. Bella eres el
amor de mi vida, mi corazón es tuyo, mis pensamientos tienen nombre y
apellido que es Anastasia Evans, mis ojos siempre están pendientes de ti y
mis pies siempre te seguirán donde tu vayas buscándote para amarte con
locura.
—Diego... —, Susurro volviendo a llorar.
—Por favor, Anastasia, siempre he sabido que eres mi chica ideal que no
podría tener tanta química con otra chica que no fuera tú. —Ella me miraba
atentamente y yo tomé su cara entre mis manos.
Nos quedamos callados unos segundos hasta que ella rompe el silencio:
—Te has vuelto aún más loco—me sonríe.
Me quedo mirándola por largos minutos y ella comienza a peinar su largo
pelo con cuidado. Suelto un enorme suspiro y ella me sonríe.
—Anastasia—, la llamó.
—Dime.
—¿Cásate conmigo? Mañana mismo si quiere nos casamos para que veas
que te amo y que siempre he sabido que eres la correcta en mi vida. Cuando
yo comencé a gustarte, yo ya había caminado veinte pasos hacia ti, porque
yo ya te quería y cuando tú me querías, yo ya te amaba siempre he ido muy
rápido porque contigo todo se sentía correcto—sus ojos se abrieron, pero
luego soltó una risa.
—¿Qué te parece si fingimos? —Me pregunto y yo asentí—. Tal vez,
después nos casamos.
—Entonces... —Comencé a decir y Anastasia se rió de mí. Tomo mi
mano y me acerco más a ella. Nuestras narices se rozaron y puse mi mano
en su mejilla con cuidado.
—Tengo miedo Diego. Pero me está matando seguir lejos de ti —la
observé a los ojos, amaba como sus ojos brillaban por mí—. Si vamos a
fingir, me tienes que prometer que no te vas a involucrar en mi pasado, te lo
contaré todo, pero dame mi espacio.
—Te lo prometo Anastasia, te amo ¿lo sabías?
—Pensé que me odiabas ¿en serio?
—Estaba cegado por el odio—tomé su mano y la llevé a mi corazón que
latía rápidamente por ella.
Nos quedamos mirando hasta que ella se rio y juntó nuestros labios
haciéndome que soltara un gemido de alivio, fue un beso tierno y lento
porque no quería lastimar su labio. Nos separamos y apoyé mi frente contra
lo suyo.
—Entonces ¿Quieres casarte conmigo en un futuro?
—¡Diego! —Exclamó riéndose, pero no me estaba riendo porque mi
propuesta iba muy en serio, ella se quedó callada y abrió los ojos —.
¿Hablas en serio?
Yo asentí y le di un suave beso en sus labios.
—Muy en serio... Piénsalo, tenemos todo el tiempo aun, pero va en serio.
Ella apretó los labios en claro gesto de que quería reírse de mí, pero negó
con la cabeza. Miró hacia donde estaba la mochila, seguí su mirada y vi que
observa la pizza.
—¿Quieres un poco?
—Por favor, quiero algo engordador y lleno de caloría como un trozo de
pizza que me haga olvidar el sabor de la comida del hospital—solté una risa
con sus palabras.
Me pare y tome la caja de pizza. En estos momentos pensaba hacerle un
monumento a Cameron. Le pasé un trozo y cuando dio un bocado, soltó un
suspiro. La miré y me di cuenta de que extrañaba tanto tenerla cerca mía.
—Gracias.
—¿Cuándo te dan el alta? —pregunto. Aunque ya sabía que se lo daban
en dos días más y que tenía que estar en reposo absoluto.
—En dos días, por fin el doctor me ha dicho que me he recuperado
rápido. Soy una muy buena paciente.
Yo me ríe porque era verdad, Anastasia a pesar de haber sufrido tanto
seguía sonriendo e incluso cuando fui un imbécil con ella.
—Alejandra se ofreció a cuidarme al igual que Simón—fruncí el ceño
cuando escuché su nombre, pero ella siguió hablando—. Dije que quería
estar sola y que si quieren podrían venir en el día a verme.
—¿Tienes algo con Simón? —Pregunto en un susurro.
—Nos besamos dos o tres veces, Diego, y tengo sentimientos por él, pero
no es lo mismo que contigo. Te quiero a ti. Y aunque puede haberme
acostado con Simón o ser su novia, no lo hice porque eres tú quien tiene mi
corazón—terminó encogiéndose de hombros y haciendo que yo sonría de
oreja a oreja.
—¿Y Harry?
—Harry, gran policía y amigo, tiene un corazón bueno y me ha ayudado
mucho. Me siento más segura teniendo su ayuda. ¿Algo más?
Negué con la cabeza y comimos la pizza en silencio, apoyé mi cabeza en
su pierna y cerré los ojos hasta que escuché que hablaba de nuevo.
—Si—susurro.
—¿Qué sí? —Levanté mi cabeza para verla aun en la oscuridad como
ella sonreía.
—Si, quiero casarme contigo en un futuro Diego—ella se me sonrió de
lado—. Cuando tengamos treinta años—bromeo.
Negué con la cabeza y volví a apoyar mi cabeza en su pierna y me quedé
quieto viendo como la respiración se hacía más lenta hasta que ella rompió
el silencio:
—Tenía miedo, aún sigo teniendo miedo, supongo que la razón por la que
no te lo dije era porque tenía miedo, quisiera algo impulsivo Diego..., tenía
terror que cuando te lo contara fuera a buscarlo por un impulso. O que me
odiaras por ponerte en peligro, tenía miedo de tu reacción, Diego, porque
cuando se lo conté a mis padres me insultaron, me echaron de la casa—
limpió sus lágrimas rápidamente—. Me dejaron sola cuando tenía dieciséis
años, estaba sola completamente sola por eso cuando me conociste era
desagradable y fría con la gente porque mientras menos conocía menos
poder tenía sobre mi Nicolás. Cuando veo a Nicolás siento tanto odio, pero
a la vez miedo y me vuelvo a sentir una niña que no sabe nada. Cuando lo
veo solo puedo revivir ese recuerdo—susurra.
Me acerqué a ella y acaricié mi nariz con la suya, no quería verla llorar
más. ¡Dios mío, amo tanto a esta mujer! —Me digo a mí mismo. Me
protegió de tantas formas que yo no me di cuenta.
—Eres mi ángel, Anastasia—ella sonrió—. Eres mi ángel guardián, me
conoces bien Anastasia y sé que soy muy impulsivo...Quiero matarlo ahora
mismo.
Ella negó con la cabeza y apretó mi mano.
—No. No, no, por favor.
—No lo haré, te lo prometí, bella.
Apoyé mi cabeza contra la suya y la miré a los ojos. A esos ojos azules
que tanto me cautivaron cuando la vi por primera vez, aun cuando sus ojos
tiraban dagas de odio hacia mí.
—No te dejaré nunca sola, bella. Quiero apoyarte siempre, quiero ser tu
compañero como lo fuimos hace tres meses atrás.
—Nos entendíamos bien.
Nos quedamos callados unos minutos. Pasos mis dedos por su pelo para
que se relaje. Necesita descansar y no estar bajo estrés o preocuparse y me
encargaré de eso.
—Tienes que dormir, bella. Te protegeré ¿vale?
Ella asiente y estira sus labios donde le doy un suave beso en los labios.
Observó cómo su reparación se va haciendo más lenta hasta que cae en un
sueño profundo.
—Te amo Anastasia: eres el amor de mi vida—suelto un suspiro y me
paso una mano por el pelo.
Suelto una pequeña risa porque jamás pensé que sería el chico cursi de la
relación, jamás pensé enamorarme así de algo, pero con ella todo fue tan
rápido que no me di cuenta cuando ya estaba declarando mi amor hacia ella
y ella mandándome al carajo con mis sentimientos. Tuve que luchar mucho
para que ella me dejara entrar a su vida y cuando lo logré ella me fascinó
simplemente caí de rodilla ante el amor porque no quería parar de sentir, así
que solo me dejé llevar por ella y caí como un imbécil enamorado.
La amo tanto que a veces la llego a odiar por cómo me hace sentir y es
tan fácil culparte, Anastasia porque no debí fijar mis ojos en la chica que
me retó, me insultó y me humilló, pero no puede porque ella me atrapó
antes de que me diera cuenta—me digo a mí mismo. Estoy condenado por
esta mujer. Debería arrodillarme ahora mismo por ella y pedirle que se case
conmigo porque estamos destinados a estar juntos.
Este capítulo va dedicado a una lectora que siempre me ha estado
apoyando y comentando en instagram, gracias linda por tanto apoyo
JhennyDelgadoMuoz y a ustedes. Nos leemos en instagram criaturitas
Los días pasaban y me estaba volviendo loca de tanto reposo, pero tenía que
hacerlo ya que tuve una hemorragia en mi estómago debido a los golpes.
Aunque ya apenas era perceptible los moretones en mi cara. En mi
estómago si se notaban eran enormes y morados. Solté un suspiro y miré de
nuevo el techo. Recién es miércoles y aún me quedan cuatro días en reposo.
Miré el reloj, eran las once de la mañana y ya había mandado todos los
trabajos y me moría del aburrimiento. Todos estaban en la universidad y
aunque hoy día Diego no quería ir, le obligué o si no comenzarían a
sospechar y no quería porque Nicolás seguía libre y mis amigos aún seguían
en peligro y tenía que ser inteligente.
En ese momento me entró una llamada de Harry:
—Hola.
—Hola mi querida Anastasia ¿Cómo sigue ese reposo?
Solté un bufido porque ellos sabían que me estaba volviendo loca estar
en una cama mientras ellos seguían buscando a Nicolás y recolectando
pruebas con Simón y Mariel. Una amiga de Harry con la que me llevé súper
bien y es una mujer con mucho carácter.
—Si siguen preguntando cómo voy con mi reposo una vez más...Te juro
que...
—Tan violenta Anastasia—él se rió un momento y luego se quedó
callado—. Tenemos buenas noticias, Mariel está dentro de las boxeadoras
de Nicolás.
Me senté con cuidado en mi cama, pero aun así dolía. Me quiero morir—
me digo a mí misma.
—¿Cómo? ¿Es en serio? —Pregunte con asombro.
—Si. No sospecho nada y creo que le gustó bastante a Nicolás—se quedó
callado un momento—Anastasia, pronto acabará todo, en unos días
terminará todo, lo prometo. Pasaré a verte con Mariel.
—Vale, gracias es que siento que estoy perdiendo la cabeza por estar
tanto en cama—él se rió—. Que no te rías imbécil.
Sonreí. Por fin esta pesadilla pronto acabará y me siento orgullosa de
todas las pruebas que juntamos con Simón para detener a Nicolás. Aún
recuerdo esos tres meses cuando me los pasé todo el tiempo siguiendo a
Nicolás. Aun cuando después Simón me advertía de que era peligroso que
me acercara tanto a él.
—Gracias, Harry, y a Mariel por ayudarnos...Yo sé que ellos tienen
mucho poder —me mordí el labio inferior—. Ellos pueden comprar a todo
el mundo... En serio que gracias por estar de nuestro lado...—Antes de
terminar de hablar Harry me interrumpió.
—Eres mi amiga Anastasia—suelta un suspiro—. Además, que es mi
trabajo y Nicolás es una basura de persona que pagará cada uno de sus
delitos. No pierdas la fe, Anastasia esta vez no habrá margen de error.
Solté un suspiro.
—Tengo miedo... Siento que se avecina lo peor y no sé si estoy lista para
eso Harry—confieso.
—Anastasia, eres una de las mujeres más fuertes que he conocido, tú
puedes con muchas cosas—se quedó un momento callado antes de volver a
hablar—. El encierro no lo llevas nada bien porque está siendo una
pesimista. Oye, me está deprimiendo hasta mi—brome.
Solté una risa ante sus palabras. La verdad es que estaba perdiendo la
cabeza porque yo estaba estresada de ver las cuatro paredes de mi cuarto.
—Tal vez...—respondí con una sonrisa.
—Por cierto, Mariel dice que era una mujer muy fuerte y que se siente
orgullosa de ti — escuche su risa y después un "hola" de su parte —. Te
dejo bonita.
—Adiós imbécil.
—¡Me encanta como demuestra tu amor conmigo! —Exclamó antes de
cortar la llamada.
Pasó una hora más donde estuve haciendo diferente trenza que vi en
YouTube para poder pasar un rato hasta que sentí que alguien tocaba la
puerta. Me levanté con cuidado y caminé con mucho cuidado. Cuando por
fin pude llegar a la puerta vi a Mariel con una enorme sonrisa y una bolsa
de hamburguesa, papas fritas y bebida.
—A que soy genial—dice con una sonrisa y dándome un beso. Ella toma
mi mano y me ayuda a caminar—. Te veo mucho mejor, hermosa.
—Estoy mejor. Solo que aún me duele, los moretones de mi estómago
aún están muy morados, pero espero que sane luego.
—Tenemos buenas noticias, estoy adentro como te comento Harry que
por cierto me dijo que no podía venir—ella se giró hacia mí con una
enorme sonrisa—Así que tendremos la tarde para nosotras, sin hombres.
Tarde chicas —ella levantó sus manos hacia arriba haciéndome reír.
Me agrada que ella sea la jefa de Harry y que pueda tener más confianza
ya que ella me contó que cuando era más joven también vivió una relación
tóxica y casi muere también a golpes, después ella lo denunció. Desde ese
momento se interesó en ser policía, aunque ya tiene un hermano que
también es policía. Lo hizo porque quería ayudar a más mujeres que
estuvieran pasando algo similar a lo que ella vivió.
—Me parece genial, guapa. Oye Mariel, ¿sabes cuantas pruebas más
vamos a necesitar para meterlo en la cárcel? —Pregunte sentándome con
cuidado.
Ella dejó una hamburguesa vegetariana frente a mí con papas fritas y una
Coca-Cola
—No mucho, con lo que grabaste en tu celular es una prueba enorme y
todas las pruebas que tiene entre tú y Simón. Además, tenemos más casos
relacionados a Nicolás—fruncí el ceño y ella se dio cuenta—. No te lo
puedo decir Anastasia. Es confidencial y por lo tanto no puedo, espero que
me entiendas.
—Te entiendo.
Cuando terminamos de almorzar no podía parar de reír con ella, era tan
graciosa contándome sus anécdotas de cómo cuando llegó la hacían menos
en la policía, hasta que les dio una paliza a todos a resolver varios crímenes
ganándole a todos los superiores y ahora ella era la jefa.
—¡Dios, Anastasia! Los hubieras visto, su orgullo de macho peludo
estaba por el suelo porque era mucho mejor que todos ellos. No es por nada,
pero soy muy buena haciendo mi trabajo—me rio.
—Te admiro mucho.
—Y yo a ti hermosa, no cualquiera es tan fuerte como tú. Te miro y me
recuerdas a mi hermanita—una lágrima cayó por su mejilla—. Ella tenía
cáncer y perdió la batalla.
—Lo siento tanto, Mariel—susurro.
—Aún duele mucho—su mirada decayó un poco, pero luego negó con su
cabeza.
Ella se puso seria de nuevo y sacó una libreta y la grabadora, muchos
documentos, fotos de Nicolás, Roberto y otros eran políticos que los había
visto alguna vez en la televisión. Ella me contó todo con un lenguaje tan
técnico y profesional que me costaba llevar el ritmo. Pasé unos minutos
contándome lo que yo ya sabía del tráfico de personas que tenía Nicolás con
varios políticos.
En ese momento sonó su teléfono y lo contestó y siguió tecleando cosas
en su computadora que no podía ver.
—Dime: ¿Qué ocurre? —Se quedó callada y apretó los labios en una fina
línea—¿Dónde? Un cuerpo—me tensé en ese momento un escalofrío que
recorrió mi espalda—. Mierda, entonces ocurrió hace semanas—se quedó
callada. —Vamos a tener que ver los archivos de gente desaparecida o con
el ADN para saber quién es. No quiero que toquen nada hasta que llegue yo
a la escena del crimen—ella se levantó y se alejó de mí.
No sé por qué, pero comencé a sentirme mal, un sudor frío recorrió mi
cuerpo por las palabras que estaba diciendo Mariel. Ella regresó después de
unos minutos donde su cara no muestra expresión alguna. Guardó todas sus
cosas y se acercó a mí.
—¿Qué pasa?
Ella negó con su cabeza y tomó mi mano con cuidado.
—Un caso que necesita de mí. No te preocupes por nada.
—Pero lo que dijiste...
—Anastasia, matan a personas todos los días y las tiran ahí como si
fueran basura, la gente es mala y ahora paso eso... —hice una mueca—. Lo
siento, pero estoy acostumbrada a esto, soy la jefa, sé que para ti es duro
escuchar, pero me enfrento a esto todas las semanas.
—¿Cómo puedes dormir? Yo no podría.
—Siendo fuerte y después te acostumbras, pero nunca del todo. Duele,
pero no puedo ser débil, no sabes todo lo que he visto o investigado...La
gente cada vez está peor. Este trabajo me ha enseñado lo oscuro y sádico
que pueden ser los humanos para saciar su placer o la venganza.
—Eso es horrible—me abrazo a mí misma. Mariel me dedicó una dulce
sonrisa.
—Eres fuerte, Anastasia, no dejes nunca de luchar por tu felicidad. Jamás
te dejes caer, la vida es cruel, pero es parte de ella —su teléfono volvió a
sonar—. Voy en camino, cierra toda la área Harry hasta que llegue yo.
Ella colgó la mochila en su hombro.
—Me voy. Me necesitan, esos policías no son nada sin mí—ella me
guiñó el ojo y caminó hacia la puerta.
Me quedé pensando qué duro es trabajar en la policía...Yo no podría
hacer lo que hace Mariel...No podría dormir en la noche y me hace
admirarla aún más. Me quedé mirando Barcelona y algo me decía que esto
se iba a poner peor. Lo sentía dentro de mí que esto era recién el inicio de
algo que no estoy preparada para afrontar.
******
Sentí unos labios sobre los míos y como alguien me acariciaba la mejilla.
Pestañeé varias veces y abrí los ojos encontrando con unos ojos cafés que
me devolvía la mirada.
—¿Cómo estuvo ese sueño? —Preguntó con una sonrisa.
—Mmm...,me quedé dormida—murmuró con voz ronca.
—A la excusa de que me quede dormida es la mejor, ¿no?
Observó a Diego que tiene una enorme sonrisa de felicidad con algo de
picardía. Él observa detenidamente, sus ojos suben y bajan por mi cuerpo.
—¿Qué tal la visita a tus abuelos?
—Bien, mis abuelos son adorables como todos los abuelos y me dieron
mucho amor. Obtuve unas ricas galletas de parte de mi abuela porque dijo:
"que soy el hombre más hermoso del mundo"—dice guiñándome un ojo.
—Ya veo quienes son las personas que te suben a tu ego—digo poniendo
una mano en mi barbilla. Lo que hace que él suelte una carcajada.
—Mi abuela me enseñó todo sobre cómo tener mucha vanidad y siempre
sentirme seguro de mí mismo—se encoge de hombros y añade—. Por
cierto, te extrañe.
Suelto una risa porque me resulta adorable.
—Sigues siendo tan cursi, Diego.
Él se llevó una mano a su pecho y sonrió de lado donde se le marcaron
sus hoyuelos.
—Es mi lema ¿no? Soy el mejor novio, ¿verdad?
Puse una mano en mi barbilla y me acaricié haciendo un gesto de que
estaba pensando y el ambiente cambió rápidamente.
—No recuerdo en qué momento dije que si quería ser tu novia—Solté un
poco brusca y con mal sabor de boca porque a Barbara se le pidió ser su
novia y a mi no. Bah tampoco me molesta, pero...No se tenía un mal sabor
de boca al recordar esa publicación.
Diego frunció el ceño. Me volví a tapar con un cubrecamas, busqué mi
celular entremedio de las almohadas hasta que lo encontré y lo saqué.
—¿Estás enojada? Es porque no te he pedido ser mi novia, ¿verdad?
—No Diego. Sabes que me da lo mismo, pero por ahora no somos novios
—en ese momento me entró una llamada de Simón, no puede evitar sonreír.
—¡Anastasia! —exclamó Simón. Puse los ojos en blanco porque conocía
ese tono, estaba un poco borracho. Diego me mira de reojo. —¿Qué haces
ahora? Puedo ir a verte.
—¡Oh, oh, oh! Alguien está borracho qué te parece si te acuestas y
mañana me vienes a ver cuándo este sobrio ¿te parece Simón?
—Me conoces también y yo a ti y aun así no es suficiente para que te
enamores de mi ¿verdad?
Negué con la cabeza y sentí un pinchazo en mi corazón porque sabía que
le estaba haciendo daño a mi amigo al no corresponder a sus sentimientos,
pero tampoco podía estar con él sin amarlo.
—Simón... —, Diego se levantó y se metió dentro del baño.
—Mañana iré a verte. Te quiero Anastasia...Tengo una pregunta para ti y
quiero que seas sincera como siempre lo has sido conmigo.
—Vale. Pregunta y prometo ser sincera.
—¿Tu en serio no sientes nada por mí? Y no me refiero a amistad, es en
serio que no recuerdas toda nuestra historia y que aún seguimos
escribiendo.
Me quedé callada porque sentía algo más que una amistad hacia Simón,
tal vez, pero no puedo comparar los sentimientos que siento hacia Simón
comparados con los que siento a Diego. Simón simplemente perdería.
—Voy a cortar la llamada y hablamos cuando no estés bebido.
Corte la llamada y tire mi celular a un lado. En ese momento salió Diego
con una pequeña sonrisa que ocultaba su verdadero estado que era celoso
por Simón.
—¿Todo bien con Simón? —Soltó con odio, aunque lo ocultaba con su
sonrisa. Estaba claro que se estaba controlando.
—Si, solo estaba un poco borracho.
—Y ¿Por qué siempre te tiene que estar insistiendo?
—No lo sé... —dije de verdad porque no sabía porque me insistía tanto
aun cuando sabía que mis sentimientos eran para Diego.
—Ya—dice con amargura.
—¿Estás celoso? —Pregunte con diversión.
—Puff...celoso yo, no ah ah...No jamás—dice con voz un poco aguda.
Achique mis ojos y me aguante la risa porque se veía chistoso Diego, no
recuerdo haberlo visto celoso antes.
—Mmm..., aja. Si seguro que mis ojos están viendo mal, entonces—
bromee con él.
Lo que hizo que él soltara una ruidosa carcajada fingida. Se acercó a mí y
tomó mi cara entre sus manos, su dedo acarició mi mejilla y luego su nariz
rozó con la mía.
—No tengo porque estar celoso porque sé que tus ojos son solo para mí
—susurró.
Presiona sus labios con los míos donde me beso con cuidado y abrí mi
boca esperando que profundice el beso y no duda en hacerlo metiendo su
lengua, ambas juegan la una con la otra. Él se separa un poco.
Miro sus ojos y están dilatados por mí. Pasa un dedo por mi labio inferior
y el moja su labio inferior.
—Te deseo Anastasia.
—Yo también Diego y quiero volver hacerlo—susurro.
Pongo una mano en su duro abdomen y comienzo a bajar, llegó su
entrepierna y se la acarició por encima del pantalón. Suelta un gemido y su
mano desciende hasta llegar a uno de mis pechos donde le da un pequeño
apretón.
—No, no. No tienes que recuperarte primero— se aleja de mí y se sienta
al final de la cama. Estoy segura de que si le diera un pequeño empujón se
caería.
Es dramático, ni que lo fuera violara—me digo a mí misma.
—Dios que eres un exagerado. Ni que fuera a violarte—solté un bufido.
Él pone los ojos en blanco y se vuelve a acercar a mí.
—¿Cómo están esos moretones? —Murmuró acariciando mi nariz con la
suya. Me quedo hipnotizada mirando sus ojos. Diego da varios toques con
su dedo en mi frente. —¿Hay vida ahí dentro?
—¡Que imbécil! —Hago un mohín y pegándole un manotazo—. Me
duele mucho aún y siguen morados e incluso un poco inflamados.
Me quita el pelo de la cara y presiona sus labios con los míos, aunque fue
un toque muy rápido ya que tomó la crema que tenía que echarme en los
moretones.
—Vamos a mejorar eso.
Me acuesto y levanto mi polera. Diego vertió un poco de crema en sus
dedos y comenzó a esparcir con cuidado la crema en mis moretones. No
puede evitar hacer una mueca de dolor.
Solté un suspiro de frustración porque me siento débil, pero también sé
que me defendí lo más que puede de Nicolás solo que como siempre él
jugaba sucio.
—Me duele lo que ese imbécil te hizo—suelta con odio.
Apretó su mandíbula y soltó un gruñido. No dijo nada más y siguió
vertiendo la crema cuando terminó, me bajó con cuidado la polera. Y se
acostó al lado mío.
—¿Sabes? Me cuesta creer que estemos así tú y yo después de casi seis
meses desde que nos conocemos y que tú me sigas sorprendiéndome...—
Murmuro mirando el techo. Diego gira su cuerpo y apoya su cabeza en la
mano — Lo que me refiero es que eres una caja de sorpresa Diego, a veces
puedes ser tan cursi que me enfermas en buen sentido — bromeo. Él sonrió
— . Y puedes ser increíblemente sexy y caliente...Me sorprendes cada día
más y no puedo creer que volvamos a estar juntos en una cama—subí y bajé
mis cejas haciendo que él suelte una carcajada.
⋙ Cuando me fui pensé que te olvidaría y estaba dispuesta a hacerlo
¿Sabes? Confiaba en mí que te podría sacar de mi corazón, pero fue al revés
mi corazón te añoraba más y recordaba cada momento que habíamos vivido
juntos e incluso nuestras peleas cuando nos odiábamos al principio. Te
pensaba tanto que me enfermaba recordarte tanto.
Soltó una carcajada y bajó su cara donde su nariz acarició mi mejilla y su
mano se puso en mi cintura.
—Yo al principio no quería creer que te habías ido, me costó dos
semanas entender que te habías ido y quedé destrozado—murmuró con voz
ronca—. Lo primero que hice fue caer en alcohol tanto que Cameron se
mudó conmigo para controlarme de que comiera algo y que no pasara
bebiendo e intenté odiarte con todas mis fuerzas. Me cegué tanto por el odio
que no me di cuenta de lo cruel que estaba siendo contigo hasta que casi te
pierdo.
—Diego—, susurro.
Él acaricia su nariz con la mía. Me dio un beso en la nariz para luego
darme en la mejilla y en la barbilla.
—Todas las noches me quedé mirando el ventanal preguntándome en
dónde estabas y porqué te fuiste de mi lado, pero solo era cinco segundos
porque luego volvía a odiarte Anastasia.
—Se nota que me quería en esos momentos—bromeo.
—En el fondo sí, porque mientras más ganas tenía de odiarte más te
pensaba y entonces mi corazón jamás te pudo sacar. Solo había un muro: yo
lo llamo "el muro del imbécil" ¿Qué te parece?
Me tapé la cara con las manos y me puse a reír: Este chico no es normal,
no, no lo es, pero así es perfecto—me digo a mí misma.
—Excelente, perfecto para ti.
—Soy increíblemente genial, ¿verdad? Mi cerebro es jodidamente
asombroso que cada día me supero e incluso hace que las cosas se vean aún
más espectaculares—tomó un mechón de pelo y lo enrolló en su dedo—. Y
a ti te veo cada segundo más preciosa, eres un espectáculo bellísimo de
mirar.
Pestañeé varias veces y solté una pequeña risa, porque estaba siendo
extremadamente cursi y lo amaba así.
—Mi sonido favorito es tu sonrisa y saber que te la causo yo—se acercó
más a mi—. Te amo mi bella—mordisqueo mi oreja haciendo que mi
respiración se cortara por un momento.
⋙ ¿Nunca has sentido curiosidad al saber de porque te digo bella?
Fruncí el ceño y negué con la cabeza.
—No, pero me lo dices.
—¡No! Todavía no, ahora te quedarás con la curiosidad, Anastasia. —Me
saco con la lengua.
Negué con la cabeza, tomé el vaso con agua y la pastilla. Me la tomé bajo
la atenta mirada de Diego. Me acosté y apoyé mi cabeza en su pecho. Diego
comenzó a peinar mi pelo haciendo que me relajara aún más con el efecto
de la pastilla, odiaba estar así. Diego comenzó a tararear una canción.
Lo miré y él me guiñó un ojo. —¿En qué momento me enamoré tanto de
este hombre? Porque yo no lo recuerdo—me digo a mí misma. Él siguió
tarareando la canción y acariciándome el pelo hasta que mis párpados
estaban cada vez más pesados.
— Míranos, Anastasia, llevamos tiempo así, juntos y me siento completo
contigo. Ninguno de los dos creíamos en la felicidad, ¿no lo ves? —acaricio
mi mejilla y observe esos ojos café que tanto amaba—. La felicidad
también es un lugar. Somos nosotros. Nosotros juntos.
Una sonrisa enorme apareció en mi cara y me mordí el labio inferior por
dentro estaba llorando, pero también quería reír porque es muy cursi, pero
lo amo así, es perfecto.
—¡Cursi! —susurre.
—¡Anastasia que me quitas mis momentos de Romeo! —bromea.
Abrí los ojos y tenía una sonrisa de bobo.
—Oh, Romeo, oh, Romeo, ¡cállate que me estaba quedando dormida!—
Respondí abrazándolo con más fuerza y besando su barbilla.
—Vez que te pones tontita conmigo—lo miré y su dedo acarició la
esquina de mi labio—Listo, se te estaba cayendo la baba.
Puse los ojos en blanco. Antes de besarlo suavemente, pero me separé
rápidamente y él hizo un puchero.
—Ahí te quedas con las ganas, chico ardiente—digo volviendo a
acomodar mi cabeza en su pecho y solté un bostezo.
Él soltó una risa y de nuevo comenzó a acariciar mi pelo hasta que de
nuevo sentía mis párpados más pesados. Odio estar con medicamentos y
más lo que me relaja tanto, pero tengo que recuperarme pronto por todo lo
que se va a venir en unos días.
Nota: Hola criaturitas antes de que lean el capítulo tengo dos cosas
importantes es que la historia ahora sera contado desde el punto de varias
personas, principalmente Anastasia, pero también de otros personajes. Y la
segunda es que se viene fuertes los capítulos y he estado muy nerviosa por
su reacción... Solo quiero aclarar que hacer este personaje le invertido
mucho tiempo, ha sido el personaje mas asqueroso y repugnante que he
escrito alguna vez, pero también lo quería hacer bien, quería meterme
realmente en como pensaba ellos... Porque sí, este personaje me ha
inspirado en personas reales para hacerlo... Así que los dejo con el
capítulo. . Por cierto, puse enclave esta palabra: Orgyilkos es un idioma,
no es alemán, ni inglés.. Buena suerte descubriendo cuál es, nos estamos
leyendo los comentarios o instagram.
Diego me ayuda a comer sushi vegetariano ya que no podía con los
palillos y estuve intentado como veinte minutos, pero nada. No tenía
planeado comer sushi hasta que llegó Diego de la universidad con la
comida.
—¿A qué hora viene a verte Simón? —Preguntó él dándome otro pedazo
de sushi.
Comí lentamente mirándolo porque a pesar de que me estaba sonriendo
podía notar que estaba algo molesto.
—Pues... A las tres dijo que más o menos iba a llegar —tomo mi vaso de
jugo y le doy un trago bajo la mirada de Diego.
—Vale, entonces me iré unos minutos antes—me mira de reojo mientras
se lleva un trozo de sushi a su boca.
—¿Estás molesto?
Él hace una mueca y negó con la cabeza. Toma un mechón de mi pelo y
juega con él.
—No, no. Es solo que sé que ustedes tienen historia y sentimientos. Es
algo que me hace sentir algo inquieto y más cuando él sigue enamorado de
ti—él suelta un largo suspiro—, pero confío en ti y tus sentimientos.
Nos quedamos callados y él se lleva otro trozo de sushi a su boca.
—No me pondré celoso—murmura—. Aun cuando sé que me vería muy
ardiente estándolo, pero confío mucho en ti—se encoge de hombros y toma
otro trozo de sushi que lo lleva a mi boca.
Masticó con una sonrisa lo que hace que él sonría.
—Porque si empezamos a dudar del uno al otro nuestra relación se va a ir
a la mierda—él limpia la esquina de mi labio con su pulgar—. Y la
confianza es lo más importante en una relación y yo sé que tú me quieres
mucho...
Yo asiento antes sus palabras mientras estoy embobada mirando su boca.
—Y es que como tú no me ibas a querer con lo guapo que soy y también
soy sexy, ardiente, un genial novio que le trae comida a su sexy novia, un
buen cocinero y soy muy, pero muy guapo—murmuró mordiendo mi oreja.
Pongo los ojos en blanco. Ya decía que era mucho tiempo sin que él
subiera su ego—hablo conmigo mismo.
—¡Aparta que me está quitando mi oxígeno de mi espacio personal! —
Pongo mis manos en su pecho y le doy un empujón.
Él me miró un segundo antes de reírse y presionar sus labios contra los
míos. Me quedé quieta por un segundo porque me tomó por sorpresa.
Comenzó a mover mis labios al compás de los suyos donde su lengua se
adentró y comenzó a jugar con la mía. Solté un pequeño gemido porque en
estos días Diego se ha comportado tan cuidadoso conmigo y me trataba
como una muñeca y sus besos eran tan cuidadosos, pero noto como este
beso es más salvaje y caliente.
Puso una mano en mi nuca y me besó con más fuerza. Tome su polera
con fuerza. Su otra mano bajó y la puso en mi muslo, comenzó a
acariciarme. Sentía como ese pequeño toque me hacía sentir mucho calor.
Él cambió el rumbo de su beso y comenzó a darme pequeños besos en mi
cuello haciendo que mi espalda se hiciera para atrás y tocará con los cojines
del sillón. Mis manos se fueron a su pelo y se lo tiré con fuerza. Él me miró
por un segundo y luego se apartó rápidamente.
Solté un gruñido porque otra vez hacía lo mismo.
—No puedo...Te puedo lastimar—susurro. Bajé mi vista y podía ver que
él también estaba excitado.
—Joder..., Diego—murmuró molesta—. Entonces no me beses de esa
forma, si me vas a dejar así. ¡Deja de tratarme como una jodida muñeca de
cristal!
Me levanté rápidamente y solté un gemido de dolor. —Me quiero morir
—grité para mí misma. Él se puso frente a mí y me miró con una mirada de
"te lo dije, tienes que recuperarte." Le di un empujón y caminé con pasos
lentos.
Sentí los brazos de Diego y como me levanté y me subía por la escalera
como si nos estuviéramos casando. Me crucé de brazos y él tenía una
pequeña sonrisa. Entró a mi habitación y me acostó con mucho cuidado.
Levanto mi polera con cuidado y tomo la crema. Comenzó a dar
pequeños masajes a mis moretones cuando terminó. Me observó fijamente.
—Quiero hacerlo, Anastasia—achique mis ojos—. Pero no así, te puedo
lastimar. Tuviste una hemorragia interna por Dios y tú quieres que lo
hagamos si te duele todo el estómago. Lo siento.
—Vale... Entonces no me toques así porque me calientas y después te
haces el santo Diego... —lo recriminé.
Abrió los ojos sorprendido.
—Ya veo que estás frustrada sexualmente—soltó un bufido y yo me
comencé a sonrojar—. También yo, pero estoy tratando de controlarme y tú
no me ayudas. Además, fue grave lo que te pasó Anastasia.
Me crucé de brazos.
—Está bien—mire hacia al lado—. Tienes razón.
—Gracias a Dios que volviste en sí—lo miré y añade—: estaba viendo
aquí a una depredadora sexual—puse los ojos en blanco—. No te hagas la
loca, me miras como si fuera yo el malo.
—En primer lugar: no soy una depredadora y, en segundo lugar: no te
veo como el malo.
Miré el reloj y vi que ya eran las dos de la tarde y que un rato más se
tenía que ir Diego.
—No me gusta esto—digo mirando el techo—. No me gusta tener que
fingir y estar escondiéndonos, odio no poder tomar tu mano en público,
odio no poder besarte y abrazarte libremente, odio tener que ocultarlo a
todo el mundo. Lo odio, odio, odio, joder, odio esto.
Me observo sorprendido.
—Siento lo mismo Anastasia, pero prefiero esto que no estar juntos ¿o tú
sí?
—Quiero estar contigo, pero no de esta forma—me tapé la cara con las
manos—. Me da miedo que termines aburriendo de mi o que huyas porque
sientas que te estoy escondiendo cuando no es así.
Él me abrazó con cuidado.
—No pienso eso, Anastasia. Te recuerdo que fue mi idea la de fingir.
Me pasé una mano por mi cara.
—Lo siento, es que me estoy volviendo loca al estar aquí encerrada y
viendo las paredes y no sé lo que estoy diciendo... Siempre he sido una
persona que no puedo estar en cama tanto tiempo.
Él me dio un beso en el pelo.
—Puedes aguantar unos días más. Solo queda poco y cuando te recuperes
prometo complacerte de muchas maneras, Anastasia—susurro con voz
ronca. Haciendo que mis mejillas se sonrojan.
Me aclaré la garganta. Él se sentó al frente de mi en posición de indio y
tomó mi mano.
—¿Recuerdas cuáles fueron nuestros primeros sentimientos?—murmuró
jugando con mi dedo meñique—¿lo recuerdas, Anastasia?
Levanté la mirada y vi que miraba fijamente sus pupilas, estaban más
oscuras y tenía una sonrisa burlona en sus labios.
—Te odio, Anastasia.
—El sentimiento es mutuo—conteste con una sonrisa—. No quiero tener
sentimientos, Diego.
—Sin sentimientos, Anastasia.
Me quedé pensando un momento antes de decir las siguientes palabras:
—Tengo muchos sentimientos fuertes hacia ti.
Soltó un suspiro y me apretó un poco mi dedo meñique,
—Con sentimientos, Anastasia—respondió con una sonrisa. —. Te das
cuenta de que estamos siendo muy cursi, bella.
—Contigo siempre— respondí extendiendo mi dedo meñique, él también
e hicimos la pinky promise. Ambos estallamos en una carcajada.
Él me sonrió de lado porque ambos habíamos dicho todos los
sentimientos de cómo había comenzado nuestra historia del odio al amor y
es de locos ponerse a recordar las palabras que nos dijimos en el pasado.
—Te amo, Anastasia—me contestó.
Solté un suspiro al escuchar esas dos palabras que tanto me gustaba
escuchar. Él mantenía su sonrisa esperando una respuesta, pero las palabras
no salían de mi boca y no sé porque no entendía porque no podía decir esas
dos palabras.
Él soltó un suspiro y soltó un poco su dedo. Diego agachó la cabeza y
comencé a sentirme mal por no poder decir esas palabras.
—Yo...espera un poco, por favor—digo con nerviosismo. Levantó la
mirada y me observó atentamente.
—Vale... —Él apoyó su cabeza en la mano y me sonrió ampliamente que
me hacía sentir más nerviosa. Los minutos pasaban y sentía que esas
malditas palabras no me iban a salir nunca —. Sigo esperando o hablamos
de otro tema.
Me tapé la cara con la mano, no era fácil para mi decir de nuevo esas
palabras cuando una vez la dije me traicionaron de la peor forma, pero
Diego no era así. Él no era Nicolás de ninguna forma.
—Bueno, ya es hora de irme o no encontrar a Simón juntos... — Se
levantó, pero yo tomé su mano.
—Espera un poco, por favor—tire de su mano y él se volvió a sentar. Me
quedé callada—. Tengo que irme, Anastasia y si sigo esperando aquí me
haré viejo.
Lo miré un segundo, porque mierda no sé qué calla me está poniendo
más nerviosa y porque no salen esas palabras de mi garganta siento que
están atoradas.
—Yo...
—Tú, ¿qué?, Anastasia—me presiono esta vez.
Lo observé unos segundos más, Diego estaba mirando la hora de su
teléfono. No siento nada de presión—me digo a mí misma. Me miró y
volvió a mirar su estúpido teléfono que me dio ganas de arrancárselo.
—Anastasia, me tengo...
Le quité el teléfono de las manos y puse mi mano en su boca para que se
callara de una puta vez. Me miró con asombro.
—¡Dios cállate que no me dejas de pensar con claridad y menos si haces
esos gestos! —Él asintió y retiró lentamente mis manos de su boca.
—¿Sabes que te quiero Diego?—Él asintió con emoción—. Pero también
tú sospechas que te amo, ¿verdad? —Una sonrisa de bobo apareció en sus
labios—: Entonces no dudes de esas dos palabras de mí, porque yo daría mi
vida por ti sin pensarlo, pero si necesitas escucharla para que se te suba el
ego está bien—sonrió y me siento en su regazo—Te amo mi chico ardiente
y sensual.
Soltó una risa y me uní a él porque ha sido la declaración más patética
del mundo. Me dio un beso en la barbilla, luego en la nariz y al final en los
labios.
—Te amo, Anastasia —respondió antes de cerrar sus ojos y presionar sus
labios contra lo mío.
Movió sus labios con delicadeza sobre los míos a diferencia de los otros
besos. Este beso fue calmado, lento y también algo juguetón. Se tomó su
tiempo besándome. Mis manos rodearon su cuello para atraerlo más hacia
mí. Nos separamos cuando ambos necesitábamos aire. Él pasó su dedo por
mi labio inferior.
—¿Me amas?
—Te amo, chico ardiente—susurré mordiendo su labio inferior.
Se sonrojó y me acarició tiernamente la mejilla. Nos quedamos callados
hasta que sentí que alguien tocaba la puerta principal y después mi celular
vibró entrando en una llamada de Simón.
—Mierda—digo antes de contestar el celular—: bajo, en un momento
espérame por favor, que estoy caminando como abuelita—le contesté a
Simón, quien rió y cortó la llamada.
—¿Qué vamos a hacer? —Preguntó él con una sonrisa en sus labios.
Tomé su cara entre mis manos antes de darle un suave beso.
—Ayúdame a bajar y te quedas aquí en mi cama. Trataré de que sea una
visita corta.
Él me levantó con cuidado y me ayudó a bajar con cuidado las escaleras.
Mis pies tocaron el suelo, me giré para mirarlo y darle el último beso. Subió
rápidamente las escaleras y caminó con cuidado hacia la puerta.
Cuando abrí la puerta estaba Simón con pantalones rajados de mezclilla y
también una chaqueta se acercó a mí y me dio un beso cerca de mis labios,
pero di un paso hacia atrás.
—¿Cómo estás bonita? —Me ayudó a caminar hasta que nos sentamos en
el sillón.
—Sanado como siempre—me senté en posición de indio y él me imitó.
Mire un momento al techo y después a él. — ¿Y tú?
Pasó una mano por su cara y me fijé que tenía unas enormes ojeras, sus
hombros estaban tensos. Tomé su mano, porque algo estaba pasando.
—¿Qué sucede, Simón?
Agachó la mirada un momento antes de mirarme, estiró su mano y puso
un mechón en mi pelo.
—Estoy preocupado porque caíste una trampa de Nicolás y fue tan fácil
para él hacerte daño, casi te mata a golpes, escuchar tu grabación ha sido lo
más doloroso para mí y escuchar su voz de loco..., fue aterrador para mí.
—Fui una tonta, pero pensé que te había hecho algo—juego con los
dedos de mi mano—. Tuve miedo de nuevo y pensé que me iba a secuestrar
para venderme de nuevo.
—No eres tonta Anastasia, él está enfermo...Esta vez fue peor, no pensé
que él te fuera a pegar jamás lo había hecho contigo, me preocupa que cada
vez está teniendo menos empatía por las personas — se estiró hacia atrás
—. Encontrarte ahí fue como revivir esa noche, pero peor.
—Simón—, susurre.
Él se volvió a sentar y puso una mano en mi mejilla. Me observó
fijamente y esquivó su mirada.
—¿Puedo besarte?
Solté una risa y negué con la cabeza. Él soltó un enorme suspiro, pero
levantó sus dos manos.
—Que jodido es el amor, Anastasia—apoyó su codo en su pierna y
recargó su barbilla en su mano, me miró expectante ante una respuesta:
—Muy jodido, porque cuando tenía dieciséis años yo quería que tú me
miras así, quería ser tu única chica y ahora que estoy enamorada de otro
chico, tú quieres que sea tu chica...Siempre vamos a querer lo que no
podemos tener, Simón.
—Bueno, ya te he esperado por seis años..., Mmm unos años más, no me
mataran, ¿verdad?
Le di un empujón.
—Busca tu felicidad, Simón, no te quedes recordando lo que pudimos ser
—me encojo de hombros.
Se acercó más a mi hasta que nuestras narices rozaron y él puso un dedo
en mi labio. Me quedé quieta.
—Ambos sabemos que nuestra historia no se ha acabado, aún falta
mucho. —Me dio un suave beso y me alejé rápidamente.
—¡Simón! No hagas de nuevo eso—le reclamé.
—¿Por qué no? Ya nos hemos besado antes—niego con la cabeza y miro
hacia el segundo piso. Diego nos está observando, veo como aprieta la
barandilla con fuerza.
—Ya sabe lo que siempre te digo... —Antes de que terminara, él dijo:
—Si estás enamorada de Diego, ¡vale! Lo pillo, pero no me rindo—
presiono su mano en mi corazón—. Porque sé que en el fondo aún te gusto
y tienes mucho más sentimientos. Tú misma lo dijiste, aún hago cosas locas
con tu respiración.
Me levanté del sillón con cuidado porque me dolía demasiado poder
levantarme. Él se paró frente a mí.
—Tú misma lo dijiste: no te quedes en los recuerdos de Diego—Di un
paso hacia atrás, pero él me agarró de la cintura con cuidado—. Nuestros
caminos se volvieron a juntar y no creo en las coincidencias, Anastasia
volviste a mí.
—No me confundas más, por favor ¿podemos ver una película? —Él
asintió, pero antes que me diera cuenta ya tenía sus labios sobre los míos y
yo me alejé rápidamente, haciendo que resbale y caiga. —¡Mierda! —
exclame.
Me levanto rápidamente y me llevo al sillón, odio estar tan débil, me
hace lenta y frágil. Me miró preocupado, me tocó la cara, los brazos
buscando alguna herida o moretón, solté una risa.
—¡Simón basta! Estoy bien, caí de culo, pero estoy bien—apoyó su
cabeza en mi pierna y comenzó a reírse—. Solo te pido que no me beses de
nuevo, por favor.
—No te puedo prometer eso, bonita.
Puse los ojos en blanco porque ya me veía venir la pelea con Diego,
aunque técnicamente no somos nada. Simón sacó su computador y decidió
poner una película de terror, sacó una manta y palomitas.
—La sangre es muy falsa—digo con cara de asco haciendo que se ría—.
Vaya película de terror más falsa—solté un suspiro de frustración.
—Shhh deja de ser tan gruñona—me beso en la mejilla y continuamos
viendo la película que era un asco de película, pero supongo que entretenía
algo, pero tampoco tanto.
Me estiro en el sillón y veo como Simón guarda todas sus cosas y se pone
la mochila en su hombro derecho. Miro mi celular y han pasado casi tres
horas.
—Me tengo que ir—me da un beso en la mejilla—. Mañana vengo con
Harry y Mariel a hablar de los avances. Pronto acabará todo.
—Vale—digo con una sonrisa—. Adiós, guapo.
Lo vi como caminaba hacia la salida y me decía chao con la mano y cerró
la puerta. Apoyé mi cabeza en el sillón y miré al techo, sentí como se
acercaban unos pasos hasta que crujió el sillón.
—Quiero matarlo—fue lo primero que dijo. Levanté la cabeza y nuestras
miradas chocaron.
—Tenemos que fingir, Diego.
—Sí, pero no por eso te tienes que andar besando... Me dijiste que no
tenías nada con él—me reclamó.
—Y no tengo nada con él, pero es más rápido y me pilla desprevenida, sé
que escuchaste lo que le dije y de seguro viste mi espectacular caída—me
crucé de brazos.
—Vale, no quiero pelear por algo tan estúpido como esos topones de
labios—puso los ojos en blanco—. Ahora si deja que yo te bese porque me
amas a mí.
Le di un empujón haciendo que se cayera del sillón, no puedo evitarlo,
pero me reí, me quedé un momento pensado que ahora sonrió más, pero era
porque por fin estaba comenzando a sanar...No quería seguir siendo tan fría
con la gente que amaba, me dolía tener que hacerlo, pero sé que falta poco
para que esta pesadilla acabe.
—¡Muy graciosa Anastasia! —Me muerdo el labio inferior para
aguantarme la risa. Él se volvió a sentar y soltó un suspiro, miró un
momento hacia al frente antes de volver a mirarme. —Es normal que sienta
algo de miedo.
—Somos humanos, es normal sentir miedo, está en nuestra naturaleza y
es una reacción normal.
—Sí, pero tengo miedo de perderte y suena ilógico, pero vi como tú y él
se entendían también que...
Estire mi mano para tomar su brazo y acariciarlo.
—Diego...si hubiera querido estar con él, lo estaría, pero tú eres el chico
que amo..., Mmm, no te vas a poner ahora inseguro de Simón, ¿verdad?
—No, es solo que...
—¡Es solo que! ¿Qué? —Lo presioné. Me miró un momento y puso una
mano en mi muslo, comenzaron a ser pequeñas caricias—. Bésame, Diego.
No hizo falta pedírselo dos veces, tomó mi cara entre sus manos y
comenzó un suave beso lento y perezoso donde nuestros labios se movían
juntos y nuestras lenguas se juntaron, fue un beso tierno, se tomó su tiempo
en este beso, hasta que sentimos que ya no podíamos respirar.
Recargo su frente contra la mía, su mano seguía acariciando mi muslo.
Lo miré y tenía los ojos cerrados, los labios hinchados por el beso.
Extrañaba tanto estar con él aun cuando siento un pinchazo en mi corazón
porque sé que estoy haciendo mal al estar con él, pero no puedo estar más
lejos de él.
—Eres un enigma, Anastasia—susurro contra mis labios.
—¿Ah? —Murmuré perdida porque mi mente estaba pensando en otras
cosas que no incluía ropa o hablar.
Él se volvió a sentar y tiró de mi mano para que me sentara en su regazo.
Apartó el pelo que caía en mi cara.
—Estaba recordando cuando nos conocimos—levanté una ceja y él soltó
una risa porque mi mano comenzó a bajar por su torso hasta llegar al inicio
de los botones del pantalón—¡Pervertida! Bueno, recordé que tú siempre
salías primero de algunos lugares, pero siempre te ganábamos ¿A dónde
ibas o qué hacías?
—Ah..., bueno, muchas veces necesitaba perderme y eso es lo que hacía,
a veces me baja del taxi, caminaba sin rumbo alguno..., supongo que lo
hacía para tratar de encontrarme a mí misma. A veces lo necesitaba,
necesitaba perderme a mí misma para encontrarme y no rendirme. Me
gustaba perderme entre las calles y la gente.
—¿Eso suena peligroso?
—Era sanador para mí. Porque, aunque no lo creas, yo misma me daba
cuenta como estaba lastimando Alejandra con mi carácter a pesar de que
ella siempre estuvo conmigo e incluso contigo, lo sabía. Me estaba
convirtiendo en alguien tan fría y desagradable que me daba miedo, pero no
sabía cómo parar.
—Mmm..., desagradable sí que eras un poquitito—me dio un suave beso
en los labios—, pero estabas herida y te entiendo. Entiendo cada una de tus
acciones, aunque muchas veces no hayan sido correctas.
—¿Gracias? —Suelto una risa—. Podemos hacer algo más movido por
aquí ¿o no?
Soltó un largo suspiro y tiró mi pelo hacia atrás. Mi cabeza se hizo hacia
atrás y comenzó a chupar mi cuello.
—No dejarás de insistir hasta que te lo haga, ¿verdad? —Susurro con voz
ronca y sensual.
—Malo—digo con un mohín en los labios.
Él asume el control del beso y acomoda sus labios sobre los míos con una
exigencia feroz. La caricia se vuelve rápidamente salvaje, absorbente e
inimaginable.
Diego suelta un gruñido y me abraza con más fuerza. Mis pechos se
estrujan contra su torso firme y duro. Él levanta un poco su trasero donde
saca la billetera y no pierdo la oportunidad y le doy una palmada en su
trasero sexy.
En respuesta él pellizca mi trasero y doy un respingo. Antes de que pueda
decir algo, aparta de nuevo el pelo hacia un lado y lame con sensualidad la
curva del lado derecho de mi cuello. Suelto un gemido que lo hace reír y
comienza a desabotonar los pantalones y saca muy lentamente mi polera.
—Joder... Eres mi musa de mis fantasías Anastasia—recalca
levantándome un poco por las caderas. Desliza mis pantalones junto con
mis bragas por mis muslos con movimientos lentos.
Estoy apunto a decir "Que se apure", pero él me hace callar con un
pequeño soplo de aire en mis senos.
—Eres lo más increíble que me ha pasado en muchos años. Eres un
espectáculo de mujer—concluye tomando mi mano y guiándola hacia el
lugar exacto por donde tiene muy despierta su erección.
—Mi amigo está ansioso de salir y es todo por ti—me susurra y continua
—. Estaba intentado ser un niño bueno, pero tu fuiste una niña mala—gruñe
con la voz agitada y comenzando a mover sus caderas en círculos, lo podía
sentir duro.
Noto que está duro como una roca y mis caderas se mueven al compás de
la suya. Él toma mi boca y la llena poderosamente con la suya.
—Estoy al puto límite—me muerde la mandíbula y luego el cuello—.
¿Estás lista? —Pregunta con dificultad.
Diego me aparta un momento, miro como baja la cremallera de sus
pantalones y también el bóxer. Saca un condón dentro su billetera, lo rasga
y lo desliza lentamente por su pene. Mi boca se seca y Diego comienza a
masturbarse lentamente y no puedo aparta la mirada de su mano.
Ambos jadeamos cuando está completamente dentro de mí. Cierro los
ojos porque en esta posición lo siento aún más grande y duele un poco.
Entreabro la boca y fijo la vista en mi techo, mientras mi respiración está
hecha un puto desastre.
—Chica mala—me susurra.
Él se retira y vuelve a insistir cada vez más hondo, más poderoso.
—Diego—, jadeo.
—Es lo que querías, ¿verdad? —Me pregunta con una sonrisa y asiento.
Él suelta una risa antes de capturar mis labios con los suyos aumentando
mi agonía y acaricia mi espalda mientras acelera el ritmo de cada
penetración. Con la mano libre cubre uno de mis senos ya duros, los masaje
y luego su boca cubre mi seno, lo que me hace casi perder la razón.
Estoy a punto de desfallecer en sus brazos, pero él me sostiene con
firmeza. Diego me toca y ondas de placer recorren mi cuerpo, inhalo hondo
para tratar de calmarme. Siento su mano sobre mi piel es demasiado porque
sus movimientos son cada vez más rápidos. Siento como entra una, cuatro,
doce veces antes de que llegue mi orgasmo y me deja fuera de sí.
Él suspira con dificultad y entra dos veces en mi antes de correrse en el
condón. Me abraza con fuerza y me da besos por toda mi cara. Pasan varios
minutos donde ambos nos estamos recuperando antes que comience a reír y
él se une.
—Chica sucia y mala. Me excitaste y me calentaste hasta que no pude
más.
—Tampoco te vi quejarte cuando entrabas y salía—lo pinché—lo que lo
hizo reír.
—Necesitamos una ducha, aunque igual me gusta que esté sucia—me
susurro con voz ronca y sensual.
—¡Imbécil!— replicó con una sonrisa.
—Pero soy un imbécil que amas, lo cual—dice mientras acaricia
lentamente mi estómago—. Te convierte en una triple tonta. Pero una
tontita perfecta para mí—concluye con una sonrisa. Lo observé
detenidamente y él se rio de mi expresión.
—¡Muy cursi!—rebato con una sonrisa.
—¡Tontita!—murmura antes de besarme suavemente en los labios.
Orgyilkos:
Doy una calada al cigarro mientras observo a la chica como sale de la
universidad para dirigirse al estacionamiento. Sonrió antes de correr hacia
mi auto que se encuentra al lado del suyo. Sacó rápidamente las muletas y
varios libros. Camino hacia la chica que viene mirando el teléfono.
Chocamos y dejó caer los libros torpemente.
—Discúlpame—dice la chica.
La analizo fijamente, su pelo es largo, castaño claro, ojos verdes...piel
blanca. Es hermosa y tiene un cierto aire a ella. Le sonrió de lado y su
sonrisa se agranda.
—No te disculpe, fue un accidente—ella me entrega los libros, pero hago
que de nuevo se me caiga y también se me cae una muleta—. Perdón es que
aún no me acostumbro a andar con muletas.
La chica niega con su cabeza y se pone un mechón detrás de su oreja que
me hace recordar a ella, es hermosa esta chica y se parece tanto a ella.
—No te preocupes ¿Cómo te llamas? —Ella sonríe.
—Me llamo Paúl y tu—ella me dice su nombre y nos quedamos callados.
Me llevo una mano a mi cabeza—. ¡Qué tonto! Se me quedó algo en auto,
me podría acompañar—apuntó hacia dónde está mi auto y ella asiente.
Tomamos rumbo hacia el auto y le fui contando un poco sobre mi para
que no se me escapara. Cuando llegamos a mi auto, saqué las llaves de mi
bolsillo las deje caer torpemente.
—Perdón, es que estas muletas me hacen ser torpe—le sonrió de lado.
Ella hace un gesto con la mano quitándole importancia. Se agachó a
recoger las llaves, en ese momento levantó mi muleta y le pegó en la
cabeza. La chica quedó inconsciente en el suelo. Observó hacia todas partes
y está solitario el estacionamiento. Meto las muletas dentro del coche y
rápidamente esposo a la chica, la meto dentro del maletero.
Unas horas después llego a mi pequeña casa. Me bajo y camino hacia el
maletero donde se escuchan los gritos y golpes que da la chica. Cuando
abro el maletero la chica está llorando y me mira asustada.
—Bienvenida a tu última noche—acaricio su mejilla—, pero tranquila la
pasaremos muy bien tu y yo.
—Déjame ir—me grita llorando.
Sacó una pistola y se la apuntó. Ella abre los ojos asustada y se queda
callada.
—Te vas a portar bien o si no te mato ¡me escuchaste puta! —Le gritó.
La sacó del maletero y ella mira a su alrededor, le dio un empujón—.
Camina hacia la casa.
Cuando entramos a la casa la guié hacia el sótano, ella bajó llorando
porque era su fin, esta chica iba a salir de aquí muerta. Necesitaba matarla
para satisfacer mis placeres.
—Desnúdate, ahora—le susurre. Ella negó con la cabeza y levanté mi
mano donde mi mano chocó su mejilla derecha—. Desnúdate ¡o te mato! —
grite.
Ella comenzó a quitarse la ropa y lágrimas gruesas caían por su mejilla.
Le observé cómo se iba quitando cada prenda. Tomé un mechón de pelo
castaño, ese color que tanto me recordaba a ella solo que ella era fuerte,
pero esta chica de aquí no podía hacer lo que quisiera con ella.
—¿Por qué haces esto? No te he hecho nada—dijo llorando. La observé y
tenía un bonito físico en donde me entretendría esta noche jugando con ella.
—Porque quiero. Además, te pareces mucho a alguien—apreté mis
manos—. Porque todas son iguales, se enamora de la cara bonita. Son tan
estúpidas ¿Qué pensabas bonita? Que te iba a pedir el número para después
salir juntos — Ella miró hacia otra parte y me soltó una risa. — Lo ves, eres
una estúpida, pero esta es una lección que vas a aprender que no todos
somos buenos.
******
Me salgo dentro de ella, quien llora sin parar. Pongo los ojos en blanco,
me visto rápidamente y me acerco a ella. La jalo del pelo y cae al suelo.
Ella llora y me suplica que la deje tranquila. Me subo rápidamente encima
de ella y mis manos rodearon su cuello. Ella se dio cuenta rápidamente de
lo que iba a pasar, patea instintivamente y comienza a rasguñar mis brazos
haciendo que me excite más.
Veo como en su mirada hay miedo y pánico... Me siento un dios a saber
que estoy controlando yo su vida. Ella comienza a debatirse salvajemente,
gimiendo, pero sus pulmones ya que tiene poco oxígeno y casi no pelea. De
sus ojos escapan lágrimas amargas porque ella sabe que fue una tonta por
confiar en alguien que no conocía y solo por parecerle atractivo ahora
estaba a punto de morir.
Siento como su cuerpo se relaja de repente, en el instante mismo en que
la vida lo abandona. Espero unos segundos más y veo el cadáver de la
chica, no puedo evitar al sentir un enorme placer en este momento.
Dos horas después tiró el cuerpo de la chica en medio del bosque del
parque y sacó un cigarro y le dio una calada. Miro hacia todas partes para
asegurarme que no hay nadie y me acerco al cadáver de la chica, acarició
sus mejillas. Observo el cuerpo desnudo de ella y una sonrisa aparece en
mis labios al recordar.
—Esto es solo el comienzo—susurró antes de comprobar que no dejé
ninguna pista o algo que pueda culparme. Camino un poco más y veo el
cadáver de otra chica que asesine a hace unos días.
—Todas son estúpidas que caen por una cara bonita—sonreí con maldad.
Apagué el cigarrillo en el cuerpo de la chica y me llevé la colilla. Me
saqué mis guantes y comencé a caminar tranquilamente hacia mi auto.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos últimos días de cuarentena? Por favor, no exponga y
quedémonos en casa. Eso es serio y tenemos que cooperar todos para que
se pueda para, quedémonos en casa.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con
sus mensajes y sus comentarios. Espero yo alegra esta tarde, noche o
mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga
una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso 😍
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 56
Este capítulo esta dedicado a dos personitas que siempre me esta apoyando
en todo, gracias por tanto las quiero mucho: karena0406y
victoriamansilla18 gracias por su apoyo y a todos ustedes.
Día sábado penúltimo día de guardar reposo. Por fin ya no me duele tanto
los moretones y el doctor dijo que podía volver a mi vida normal, pero que
tuviera cuidado con los últimos moretones y que me vería el próximo
miércoles.
Diego me dejó sentada en el escritorio de su enorme biblioteca, le dije
que era un pesado y que ya podía caminar, pero insistió en cargarme. Lo
veo buscar y tomar varios libros que tiene que leer para su trabajo. No
puedo evitar que mis ojos se vayan a su trasero.
—Se que me estás viendo el trasero—dice tomando otro libro y
caminando hacia donde tiene la escalera—. Pervertida—declara con una
sonrisa.
Apoyo mi barbilla en mi mano y veo como toma otro libro y lo hojea
antes de asentir para sí mismo. Suelto una pequeña risa, es absolutamente
tierno y sexy, que lo convierte en una mezcla peligrosa.
—Se te ve bien tu trasero en esos pantalones—respondo con una risa.
Él deja cuatro libros en el escritorio antes de volver a subir por la
escalera.
—Repito pervertida—me observa de reojo y se apoya en el barandal del
pequeño pasillo donde están los libros que llegan al techo—. Tu hambre
sexual crece con cada segundo y temo por mí, bella.
Suelto un bufido y lo fulmino con la mirada. Es un engreído, pero a lo
grande—murmuró en voz baja.
—No eres para nada gracioso—tomo un libro que dejo en el escritorio y
lo hojeo y veo que son libros de medicina.
Lo miro y ya me lo imagino como doctor sexy. Me sorprende que esté
estudiando esto por sus malos recuerdos, pero también me dijo que lo
quería hacer porque quería salvar muchas vidas.
Es uno de los hombres más fuertes que he conocido en mi vida, además
que tiene un alma tan noble que hace que me enamore más de él, pero él no
tiene porqué saberlo.
—¿Sabes? No estaba seguro de estudiar medicina, pero ahora me
emociona este semestre, me ha gustado mucho y me gusta ayudar a las
personas. El próximo semestre comienzo con mis prácticas—me sonríe
bajando de la escalera de caracol.
—Te había dicho que te amo y que te admiro—murmuré con una sonrisa.
Se agachó y puso sus manos en mis muslos y no puede evitar sonrojarme
porque estos últimos días hemos estado haciendo mucha actividad sexual y
bueno me ha gustado bastante, no puedo evitar alterarme con su contacto.
—Si. Yo también me amo—respondió con una sonrisa y besando mi
mano—. Te amo, Anastasia, eso está más que claro desde hace tiempo.
Se acercó y me dio un fugaz beso. Volvió a caminar y a subir por la
escalera de caracol que hacía que su biblioteca fuera un sueño hecho
realidad.
—Terminaste ya con tus trabajos. —Lo observé que tomas otros cuatro
libros más, pero cuánto necesita.
—Sí—declaró con un suspiro—. Extraño ir a clases, estuve casi tres
meses online y ahora esto... Igual es lo más entretenido que he hecho
además de mirar las paredes de mi cuarto cuando no estabas—soltó una
carcajada al escuchar mis palabras.
Bajó otra vez y metió todos los libros en la mochila antes de tomar mi
mano, caminar a la salida de su departamento. Cuando llegamos a mi
departamento, él caminó directamente a la mesa donde tenía más libros y su
computadora. Me senté a su lado y él comenzó a comentar lo que tenía que
hacer en su trabajo.
Cuatro horas después Diego terminó su trabajo porque se acostó conmigo
en un sillón. Mi mano se fue a su barbilla había un rastro leve de barba
apareciendo en su perfecto rostro.
—Terminé todos mis trabajos—dice, besando mis mejillas y comenzando
a bajar sus besos hasta mi cuello—. Soy todo tuyo ahora, Anastasia.
—Mmm... —Murmuré mientras mis manos se iban a su suave pelo
negro.
—Pero antes veamos cómo sigue esos moretones—se separa de mí y yo
hago un puchero. Él me levanta la polera y examina muy bien mis
moretones que ya casi desaparecen solo que hay algunos que son internos y
son los que más duelen. —. Veo que ya están mejor.
Diego sube más mi polera y yo levanto mis brazos para que pueda
sacarme la polera.
—Vamos a saciar tu apetito sexual para que me deje de mirar como si
fuera un chocolate—murmura antes de comenzar a chupar mi cuello. Sus
manos se van directo a mis pechos que se pone duro por las atenciones de
Diego. Desabrocha mi sujetador y lo tira al piso.
—Vamos a enloquecer esta noche, Anastasia—dice guiñándome un ojo
con una sonrisa coqueta. Su boca succiona mi pecho izquierdo y su mano a
mi otro pecho. Cierro los ojos porque está haciendo que me vuelva loca,
pero de una muy buena forma.
—Diego... —, gritó su nombre. Él ríe y succiona con más fuerza mi
pecho izquierdo y luego cambia al derecho.
No te vuelvas loca, no te vuelvas loca por favor—me digo a mí misma.
Se separa solo para sacarse la polera donde deja a la vista su abdomen y
se pasa una mano por el pelo despeinándolo más. Se me cae la baba y
compruebo que no esté babeando, llevando una mano a mi boca y por
suerte no lo estoy. Él me mira curioso por lo que acabo de hacer.
—¿Delirando ya por mí? —Pregunta con diversión.
Suelto una risa. Mis dedos van a su abdomen y se acerca más a mí y
siento sus labios dejar un rastro de beso húmedo por mi cuello. Sus manos
van por el botón de mi pantalón donde los baja con braga y todo,
dejándome completamente desnuda tirando mi ropa al suelo junto con su
pantalón y su bóxer. De su billetera extrae un condón. Lo rasga y se lo pone
en su muy animado miembro.
Cuando está listo se ubica sobre mí. Y vuelve a besar mis pechos que le
da toda su atención hasta que me tiene temblorosa por sus caricias pidiendo
por más. Mis piernas se enredan alrededor de la cintura, lo siento rozarse
contra mí y me estremezco.
—Vamos a delira juntos, Anastasia ¿te parece bien?
—Contigo siempre.
Se roza otra vez haciendo que suelte un gemido y se impulsa hacia
adelante y lo siento deslizarse en mí. Me da pequeños besos por toda la cara
antes de besarme tiernamente.
Sus movimientos son lentos y profundos que me arrancan muchos
gemidos. Siento como en cada impulso intentará adentrarse en lo más
profundo de mí, no puedo evitar llamarlo una y otra vez.
Mis manos van a su trasero para atraerlo más a mí. Diego recarga su
frente contra la mía y sus manos van a mis pechos, los masajea. Sus
movimientos son ahora más rápidos y sus manos bajan hasta mi cadera y
siento cómo sus dedos se clavan en mi cadera.
—Te amo, Anastasia—susurran entre jadeos.
Cierro mis ojos porque siento como cada vez estoy más cerca a la llegada
de mi orgasmo. Él acelera sus movimientos bajo una de mis piernas
mientras que la otra se mantiene rodeando su cadera haciendo más profundo
sus movimientos y más rápido. Siento como mis pies se encojen por las
sensaciones y mis gemidos son claras indicaciones que mi orgasmo está
llegando.
—Diego... —, gritó cuando llegó a la cumbre de mi placer.
Él suelta una risa antes de acelerar más sus movimientos entrando una,
tres hasta siete veces más que hace que se alargue mi orgasmo haciéndome
delirar aún más. Siento que entra tres veces más antes de gritar mi nombre y
estallar en su orgasmo. Se sale de inmediato haciendo un nudo al condón
antes de botarlo al suelo.
Sus brazos me envuelven y me da un beso en la frente. Puedo escuchar
como su corazón aún late fuertemente.
—¿Sacio tu apetito sexual? —Preguntó con un tono de diversión.
—Diego... —, susurro su nombre, aún algo ida por el orgasmo—. Eres
adictivo, jamás podría cansarme de ti.
—¿Aún quieres más de mí? —Pregunto dramáticamente—. Después me
dices a mi pervertido.
—¡Eres malo! —Exclamó riéndome.
—¿Estás seguro de que quieres volver a tu vida normal el lunes? —
Pregunta apartando el pelo de mi cara.
—Si, tengo que hacerlo Diego, no me puedo quedar una vida encerrada
porque la culpa de Nicolás. Además, confió en Mariel y Harry que están
haciendo todo lo que pueden.
—Pero Anastasia, ahora hay un asesino matando chicas—me mira con
terror—. La misma Mariel declaró que estaba al frente de un asesino serial
porque se han encontrado cuatro cuerpos. Cameron está protegiendo a
Alejandra —se queda un momento callado—. En la universidad está
recomendado que las mujeres siempre estén acompañadas.
—Lo sé Diego, tengo miedo—declaró en un susurro.
—También lo tengo Anastasia, no te dejaré sola ni un segundo—me dio
un suave beso en los labios —.¿Te gustaría conocer a mis abuelos? —
Pregunta cambiando el tema rápidamente.
Me quedo en silencio pasando mi mano por su babilla que me raspa un
poco por el leve rastro de barba que comienza a crecer.
—Claro Diego, sé que ellos son importantes para ti, es un placer conocer
a tus abuelos—él me da un suave beso en los labios—. Nunca pensé que me
iba a enamorar tanto de ti—confieso dramáticamente.
—Pues al final resulta que si te enamoraste de mí y que soy tu tipo de
hombre—dice burlonamente—. Te tragaste tus palabras que me dijiste en
un comienzo.
—¡Ja, ja, ja que gracioso eres!
—Bueno, yo admito que me tragué mis palabras contigo Anastasia, al
principio solo creía que ibas a hacer una más del montón, que solo tendría
que conquistarte un poco para tenerte en mi cama, pero no porque resultaste
ser todo un desafío, un peligroso desafío que me atrapó.
Se queda callado un segundo antes de continuar:
⋙ Me atrapaste antes de que yo me diera cuenta. Ni siquiera me di
cuenta cuando te estaba diciendo todas mis frases cursi para ti—me atrae
más su pecho—. No me di cuenta ni siquiera podía yo mismo contener mis
pensamientos para mí mismo. Cuando te vi subir al auto ese día, me
enamoré físicamente de ti. Sé que suena vacío decirlo, pero quiero ser
sincero...Me volvías loco verte porque eras como un ángel caminando por
los pasillos de la universidad y lo peor es que mis ojos te seguían a cada
segundo.
—¡Eso es acoso! —Bromeo.
—Tal vez, pero entiéndeme que no sabía que me estaba pasando. Quería
estar a tu lado aun cuando nos odiábamos. Amaba tenerte a mi lado—él
niega con su cabeza—. Jamás había experimentado las emociones que tú
estabas causando, hasta que me di cuenta de que era un imbécil enamorado.
—Yo tenía miedo y cada vez que te acercaba a mí diciendo esas palabras,
me quería morir porque sabía que te estaba poniendo en riesgo...también
tenía miedo de que me traicionaras como él—declaró en un susurro—, pero
no lo eres. Gracias a ti comencé a luchar más por mí misma para poder
recuperarme y me has sanado de cierta forma.
—Te amo—me susurro antes de besarme—. Anastasia, superaremos todo
junto.
—Contigo siempre.
Estiró su dedo meñique y también lo hice donde hicimos la promesa.
Tengo que admitir que estoy aterrada de salir afuera más cuando hay un
asesino serial matando a mujeres jóvenes. Creo que le tomas más el peso
cuando la misma policía está diciendo que el asunto es grave y que piden a
las mujeres jóvenes que no salgan de sus casas por las noches.
Me aterró ver cómo Mariel estaba dando este aviso a toda Barcelona,
podía ver cómo estaba más cansada y más cuando a veces me contesta los
mensajes a las cinco de la mañana.
—¿Vamos a bañarnos? —Me susurra Diego mordiendo mi oreja. Asiento
con mi cabeza.
******
Salgo del baño sintiéndome peor, los calambres llegaron junto con los
vómitos y con la espectacular y amada regla. Me acuesto, tapándome hasta
arriba, odio la regla, pero por suerte me tocó un día domingo donde puedo
descansar.
Él me mira preocupado porque es la tercera vez que vomito desde que
desperté. Miro el reloj y son las once de la mañana. Pone una mano en mi
frente.
—¿Esto es normal? —Preguntó alarmado porque él me ha visto dos
veces, pero esas dos veces solo fueron calambres, este mes llegó más fuerte.
—A veces me llega más fuerte que otros meses — respondo cerrando los
ojos —. No te preocupes tanto Diego, es normal en mí.
Pasa su mano por mi mejilla e intento sonreír.
—¿Qué puedo hacer para que te sientas mejor? —Lo miro de reojo y
niego con la cabeza porque ya me tomé la pastilla para el dolor y ahora solo
tengo que esperar que haga efecto.
—Diego—, murmuró tapando aún más con cubrecamas —. Solo necesito
dormir y me tomé la pastilla para el dolor, en unas horas estaré bien.
—Vale.
Siento como me toma de la cintura, pero yo tomo su mano y me alejo. No
quiero que me abrace en estos momentos porque puedo tener una
emergencia de nuevo.
Diego suelta un bufido y no puedo evitar reír. Abro los ojos y lo veo con
el ceño fruncido.
—No me abraces por ahora.
—¿Por qué? —Rebatió como un niño pequeño.
—En primer lugar: porque me siento mal y, en segundo lugar: no quiero
vomitar encima de ti, además que así puedo levantarme más rápido, Diego.
Esto es incómodo para mí y no me ayudas en nada.
—Vale...Duerme entonces—la cama crujió cuando se levantó y después
sentí como me quitaba el pelo de la cara—. Te preparé una sopa para que te
sientas mejor. No quiero dejarte sola.
—Estaré bien, Diego.
—Llegaré en la noche. Te dejaré lista la comida ¿vale?
Yo asentí una y otra vez, me tapé aún más porque me estaba matando los
dolores menstruales. Él me miraba preocupado y traté de sonreír.
—Ma vas a desgastar si me miras así—brome.
—Me voy. Duerme.
Me dio un suave beso y cerré mis ojos este día quería solo ser yo y
maravilloso regla de compañía y muchas películas para ver. Además, que él
tenía un almuerzo con sus abuelos y sé que no lo ha visto en días.
También quería pensar en dónde podía estar escondido Nicolás porque sé
que Mariel y Harry tiene suficiente con el caso del asesino serial, la gente
está exigiendo respuesta rápidamente y me temo que Mariel está amarrada a
este caso ya que se ha vuelto uno de los más mediáticos en la última década
en España.
******
Jonathan tocaba la bocina una y otra vez mientras peleaba con otro
conductor que se nos atravesó en el camino. Rodé los ojos porque ya
íbamos atrasados a la universidad.
—Ese imbécil se atravesó—murmuró de nuevo.
—Tú solo acelera—me cruce de brazo—. Seré puntual y más vale que
esté lista cuando pase por ti a las ocho en punto—intente imitar su voz.
Jonathan se rio. Porque ayer me estaba echando la bronca de la vida si no
estaba lista y que fue lo que pasó, estuve puntual afuera de mi edificio
esperándolo a las ocho y él todavía no salía de su departamento.
—No te enojes. —Tocó de nuevo la bocina a un auto que se estacionó
donde él quería estacionarse —. ¡Maldito imbécil!
—Pues me hubiera ido caminando, imbécil.
—¡Perdón! Tuve una noche movida. Vale—achiqué mis ojos y lo observé
fijamente.
—Claro tú y tu polla no se puede quedar tranquilo una noche, ¿verdad?
Él soltó una carcajada y se estacionó. Me bajé del auto y por fin, podía
caminar normal. Sentí como seguía riendo y tomaba mi brazo.
—Sabes que mi amigo es travieso y era fin de semana.
—Puerco—respondí con asco. Porque con mis mejores amigos hemos
tenido largas conversaciones sobre el tema de las chicas.
Puso sus brazos en mis hombros y seguía riéndose de mí.
—¡Niña estúpida! Necesita sexo, ya veo que está irritable. Dylan tiene
razón, necesita sexo y eso ayuda a relajar o te agita—bromeo.
Solté un gemido ahogado. Puse mi cara más dramática y le pegué una
palmada en su cabeza.
—Y tú necesitas guardarte "tú famoso amigo o se te desgastará", puto. —
Digo haciendo comilla con mis dedos.
Jonathan me miró un momento antes que ambos estalláramos en una
carcajada.
—Ya te había dicho que te amo, niña tonta—dice apretando mis mejillas.
Suelto un grito. ¡Es un imbécil, que es un imbécil! —Me digo a mí
misma.
—Jonathan —, digo enojada y caminando hacia mi salón —. ¡Eres un
imbécil!
—¡Niña tonta!—Me responde.
Caminó rápidamente donde está sentado Diego. Me mira de reojo, pero
sacó rápidamente mi cuaderno y pongo atención al profesor.
Él pone una mano en mi pierna y se la quito. Lo miro de reojo y veo que
está mirando fijamente al profesor. Fingir tenemos que fingir nuestra
relación—me repito a mí misma. Por suerte ya no compartimos tanta clase
por hoy solamente matemática e inglés.
Termino de hacer mis ejercicios y siento la mirada de Bárbara sobre mí.
Levantó una ceja hacia ella y después su mirada cae en Diego, quien está
durmiendo porque fue uno de los primeros en terminar. Observó a Bárbara
como sigue mirando a Diego como si fuera su mundo.
En cierta parte la entiendo porque ella se enamoró de él, no la culpo
porque Diego es increíble, además de guapo tiene un alma noble que no a
cualquiera deja conocer y estoy segura de que ella sabe cómo es Diego
realmente. Se da cuenta que la estoy observando y me para el dedo del
medio. ¡Que madura!—Hablo conmigo misma.
Ruedo los ojos antes de contestar un mensaje de Harry que aún no tiene
nada sobre Nicolás. Me rasco el cuello porque en donde mierda está
escondiendo. Aunque ya tengo la sospecha y voy a comprobar ese lugar
sola, necesito estar segura.
Le di un empujón a Diego, quien se sobresaltó. Me miró sorprendido y
apunté al profesor que estaba diciendo que la clase había acabado. Me
levanté de mi asiento y Diego igual.
—Hola, Diego—escuche la voz de Barbara. Miré para atrás y vi que
había parado a Diego y estaba conversado. Puse los ojos en blanco y
caminé hacia la puerta.
Cuando salgo afuera del salón veo a Dylan y Javier que me abrazaron
fuertemente y vi como Diego pasó con Bárbara por mi lado. No puede
evitar fruncir el ceño y seguirlo con la mirada.
—¿A qué viene esa carita? —Preguntó Dylan. Él siguió mi mirada y vio
como Barbara y Diego conversaban muy cerca. —Mmm...Pensé que era
mentira, pensé que ustedes estaban juntos.
—Pues ya ves que no—respondo encogiéndome de hombros.
Camino hacia el otro lado y ellos me siguen hasta que llegamos al pasto y
nos sentamos. Dylan me abraza y me atrae a su pecho.
—¿Te encuentras bien? —Pregunta Javier mirando fijamente.
—Sobre lo de Nicolás—, Javier asiente. Y Dylan me peina el pelo con
sus dedos—. Nicolás escapó, está prófugo y posiblemente es psicópata que
no se de lo que es capaz de hacer.
—Eso se veía venir, que iba a escapar, su reinado ha caído y ahora está
solo—suelta con odio Dylan—. Por suerte cayeron todos esos amigos
poderosos que tenía.
—Tengo miedo...Cuando vaya a dar mi declaración ellos caerán por mi
culpa y...Nicolás está libre y se le hace daño a Alejandra o a ustedes—
susurro con miedo.
—Nosotros sabemos defendernos que no se te olvides que éramos
boxeadores al igual que tú, Amorcín, pero Alejandra no.
Miré a Dylan, quien estaba pensativo. Javier tomó mi mano y le dio una
suave caricia.
—Todo estará bien. Lo van a detener Ana, estoy seguro—dice Javier,
dándome ánimos con sus palabras que en cierta forma la necesitaba y quería
creer.
Asentí con mi cabeza, porque quería creer que lo van a atrapar y que todo
terminara tarde o temprano, esto va a acabar. El problema es de qué forma
va a acabar esto, no quiero que nada malo le pase a la gente que amo o
gente inocente que no merece esto. Pero sé que una de las movidas de
Nicolás es que va a intentar hacerme daño a través de otra persona porque
como él mismo lo dijo: estoy segura de que tu conciencia no podría tener
otra muerte sobre mí. Y no podría me mataría aún más en vida y no podría
yo...No podría con el dolor, aún no puedo con el de mi hermano.
Los gemelos me acompañaron a la puerta de mi siguiente clase. Observe
a Bárbara sentada con Diego. Pase por su lado mientras ellos se reían. Me
senté al lado de la ventana y miré hacia afuera.
—Diego, déjame—gritaba Barbara.
Miré de reojo y vi que Diego estaba haciendo cosquilla a Barbara. ¡Si
que está fingiendo bien, este chico denle el Oscar, por favor! —Puse los
ojos en blanco y comencé a golpear mi lápiz contra la mesa.
¿En dónde estás Nicolás? ¿Cuál es tu siguiente movimiento? —Pensaba
una y otra vez y mi mente solo me lleva a ese lugar que lo seguí muchas
veces cuando lo vigilaba. Día sábado penúltimo día de guardar reposo. Por
fin ya no me duele tanto los moretones y el doctor dijo que podía volver a
mi vida normal, pero que tuviera cuidado con los últimos moretones y que
me vería el próximo miércoles.
Me concentré en mirar hacia afuera que mirar como Diego tonteaba con
su ex novia. Bah, que haga lo que quiera total, no somos nada. Me
concentré en los vehículos que había en el estacionamiento y un auto llamó
mi atención que ya la había visto muchas veces, era un Audi que era de...él,
saqué mi celular y tomé una foto. Me levanté rápidamente, tenía que sacarle
una foto de la matrícula, pero cuando llegué al estacionamiento ya se había
ido.
Volví a la sala pensativa. ¿Estás segura de que es él? —Me digo a mí
misma. Me estaré volviendo loca o me estoy sugestionando por el estrés
que me está causando Nicolás.
Sentí la mirada de Diego sobre mí, pero ignoré que siga tonteando con su
exnovia. ¡Imbécil!—Grité en mi mente.
Orgyilkos E.R:
Observo como la chica se acerca donde está estacionado mi vehículo y
sonrió, porque muy pronto será otra chica más muerta. Me observo en el
espejo del retrovisor, paso mi mano por el pelo negro. Tamborileo mis
dedos contra el manubrio, mientras veo como la chica de pelo castaño mira
ambos lados para cruzar.
Tranquila, que solo te quedan un par de horas con vida —Sonrió con
maldad.
En ese momento la puerta se abre y la chica me saluda con una enorme
sonrisa. La observo fijamente antes de inclinarme hacia ella y le doy un
suave beso en sus labios. Ella pasa sus manos alrededor de mi cuello
profundizando el beso, pero me aparto.
—Tranquila, linda—le susurro dándole un beso—. No le dijiste a nadie
sobre nosotros todavía, ¿verdad?
—No—pongo un mechón detrás de su oreja y observo sus ojos azules
que me recuerdan tanto a ella—. Mis padres piensan que voy a estar en la
casa de mis amigas y mis amigas piensan que tenía hora en el doctor con
mis padres.
Sonrió de lado y acarició la esquina de su labio inferior.
—Lo vamos a pasar muy bien. Te lo prometo bonita.
Me pongo en marcha, pero de repente un movimiento me hace girar la
cabeza y veo como ella está buscando algo. Me quedo un segundo
observando cómo mira su celular y luego mira todos los vehículos que hay
en el estacionamiento de su universidad. Una sonrisa aparece en mi rostro,
porque primero te voy a destruir psicológicamente y después ella misma me
suplicará que la mate porque me llevaré todo de ella.
La haré cargo de cada asesinato, porque ella ha sido mi musa para matar
a jóvenes chicas que tenían toda una vida, pero tuvieron la desgracia de
desparecerse a ella—pienso para mí mismo—. Ella no lo podrá aguantar, lo
sé, la conozco demasiado bien.
Me giro hacia mi lado y veo como la chica me va contando cosas sobre
su familia y amigos, me uno a la conversación, aunque no me importa
porque como dije en un par de horas estará muerta.
******
Cuando llegamos a la casa, Ella se baja emocionada y camina
rápidamente hacia la entrada. La observé desde el auto y tomo una palanca
que escondo cuando me estoy acercando a ella.
—Me gustas mucho—me dice cuando llego a su lado. Le entregó la llave
para que abra la puerta.
Suelto una pequeña sonrisa y mi mano acaricia su cuello.
—¿Yo te gusto? No deberías enamorarte de un monstruo—declaró
levantando la palanca que chocó contra su cabeza donde cayó en el suelo.
Miré la palanca y había un claro rastro de sangre.
Mis manos toman las piernas de la chica, comienzo a rástrala por el suelo
y la levanto. Bajó al sótano con ella y la dejó acostada en el colchón que
tengo en el sótano. Tomó un mechón de su pelo castaño y lo acercó a la
nariz, huele a jazmín.
Cuando Alíen Morales vuelve en sí, tiene una mirada nublada e intenta
llevarse una mano por la cabeza, supongo que le duele la cabeza. Doy una
calada a mi cigarro mientras observo sus movimientos.
Ella trata de mover un brazo, pero no lo logra. Observo cómo aprieta los
párpados para intentar recuperar la nitidez. Ella abre los ojos de nuevo y
observa a su alrededor asustada. Intenta mover las piernas, pero descubre
que también están amarradas.
Ella intenta gritar, pero el pedazo de cinta adhesiva no lo deja. Sus ojos
rápidamente se empañan y gruesas lágrimas comienzan a caer. Doy una
última calada antes de ponerme de pie y acércame a ella.
Me acerco a ella y abre los ojos aterrorizados. Suelto una risa y tomó con
fuerza su barbilla.
—Jamás debiste salir con un desconocido que te topaste en la biblioteca
—me agache para estar a su altura.
Mis manos comenzaron a subir por sus muslos y ella grita, pero no
entiendo qué está diciendo. Ella solo llora y comienza a intentar soltarse,
pero es evidente que no lo logrará.
—Es una lección que tienes que aprender bonita—apartó su pelo hacia
atrás—. Nunca confíes en una cara bonita o ningún extraño porque hay
gente realmente mala afuera que se aprovechan de chicas buenas como tú.
Ella abre de par en par los ojos y emite un gemido indistinto.
—No te esfuerces por tratar de suplicar, no logro entenderte—digo
burlonamente.
Me coloco detrás de su espalda. Ella trata de girar la cabeza para vigilar
mis movimientos.
—Esta será tu última noche y sabes que es lo peor para ti, además de
morir—susurre en su oído—. Es que ni tus padres ni amigos saben que
estás conmigo, porque decidiste protegerme a mí que, a tu misma vida, solo
porque te gustaba.
Ella comienza a patalear y a llorar lo que me hace reír aún más. Me
pongo frente a ella y pongo mis manos en su cuello. Ella intenta soltar sus
manos, pero es evidente que no lo logrará.
—Mientras más miedo tienes, para mi es mayor el placer.
******
Observó como la luz abandona los ojos de la chica. Tomó rápidamente el
cadáver de la chica y lo subo al vehículo y lo dejó en la maletera del auto.
Me subo al asiento del copiloto y prendo el vehículo, comienzo a manejar
hacia mi destino.
Una hora después ató cuerdas con rocas en cada extremidad de la chica.
Empujó el cadáver de la chica y observó cómo se iba hundiendo en el agua.
Vamos a ver mi querida Mariel si vas a poder sacar alguna pista o rastro
sobre este asesinato.
Prendo otro cigarro y observó que no había nadie en el bosque. Doy la
media vuelta y comienzo a caminar tranquilamente por el bosque que ya me
lo sé cómo la palma de mi mano.
Mariel:
Respiré profundo antes de enfrentarme a mis compañeros donde iba a
estar Luis como siempre molestando e intentando desmerecer mi trabajo.
Abrí la puerta y todos mis compañeros y compañeras estaban esperando
instrucciones de cómo se iba a avanzar la investigación.
Me apoyó en el escritor y todos se quedaron callados. Harry me sonrió de
lado y solté un suspiro, estoy agotada solo dormí dos horas, he estado
revisando más de dos semanas de grabaciones de video para ver si
encontraba algún auto sospechoso y cuando estaba a punto de tirar la toalla
encontré un auto sospechoso y sin matrícula.
—Como saben, estamos en frente de un asesino serial y me temo que
somos novatos aun en estos casos—varios comenzaron a murmurar—. El
peor asesino que hemos tenido ha sido Manuel Delgado que solo se pudo
comprobar siete asesinatos de los cuarenta y ocho asesinatos.
⋙ En donde ahora tenemos un asesino que es bastante astuto como
todos estos asesinos seriales y que hasta el momento solo ha matado cuatro
mujeres de una edad de 18-19 años. Mire, seré honesta en decir esto,
tenemos que ser rápidos o pronto serán más chicas, que pueden ser nuestras
sobrinas, ahijadas o hijas—me quedé un momento callada.
—La investigación no ha dado muchos frutos, pero ya tenemos un
modelo de vehículo sospechoso, un Alfa Romeo rojo, sin matrícula.
González necesito que traigas los documentos de este modelo de auto que
hay en todo Barcelona y después iremos haciendo descartes de la gente,
cualquiera que tenga antecedentes ya sea de robo, delitos sexuales o
pornografía pasa a hacer sospechoso e iremos cada uno a verificar la
coartada y revisaremos los expedientes. ¿Quedó claro? Tenemos que ser
rápidos, cada segundo está contando para salvar la vida.
Me pasé una mano en la cara y me mordí el labio inferior antes de decir
lo último:
⋙ En unos días llegará el perfil psicológico que hizo el FBI detallado
de cómo es nuestro posible asesino, pero me temo que ahora estamos a
oscuras y tendremos que actuar lo más rápido descartando sospechosos con
el vehículo, les pido que seamos los más rápido posible en esto y que sea
nuestra prioridad en este momento.
Todos asintieron y comenzaron a salir de la habitación excepto Luis,
quien se me acercó con una sonrisa burlona.
—Conmovedoras palabras, Mariel, disfruta tanto como pueda de tu cargo
—mire su reloj y luego me lo apunto—. El tiempo pasa y los jefes quieren
respuesta a cosas que no estás dando.
—Oficial Soto—digo molesta—. Le ordeno que vaya a ayudar a sus
compañeros a buscar el vehículo sospechoso y deje de estar haciendo
comentarios así.
Pasé por su lado, pero él me tomó de la muñeca. Abrí los ojos.
—Muy pronto recuperaré mi cargo de jefe, Mariel —declaró burlón —.
Las mujeres no son tan buenas en estos casos.
Me solté de su agarre y salí rápidamente de la oficina de reuniones
entrando en mi despacho para comenzar a buscar al sospechoso de ese auto.
Puse mis manos en mi cabeza porque estaba cansada ya que Luis siempre
estaba haciendo menos por ser mujer y mi paciencia se estaba agotando en
cualquier momento le iba a pegar un combo en su rostro.
Chicas y chicos un aviso importante ya subida la nueva historia que
se llama Insuperable Efímero y mañana se sube otro capítulo de mi
nueva historia:
Gracias a Universo De Wattpad por apoyarme tanto <3
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos meses de cuarentena? Bueno, yo voy por el quinto mes y si ya
perdí la cabeza y ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con
sus mensajes y sus comentarios. Espero yo alegra esta tarde, noche o
mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga
una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso 😍
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 58
Orgyilkos E.R.R:
Pasó una mano por mi pelo colorín y sonrió con el resultado, me pongo
los lentes de sol. Observó cómo la pareja se estaciona en un mirador donde
está prácticamente oscuro. Sonrió con maldad y cargó la pistola.
Ajusto mi gorra de policía y tamborileo los dedos por la emoción de
matar de nuevo. Me encanta matar porque tengo la posesión, control y
puedo tener la violencia que quiero. Jamás pensé que se iba a volver
adictivo, matar al principio fue curiosidad y por experimentar, pero ahora
me deja hambriento e insatisfecho, pero también me deja con la creencia
irracional de que la próxima vez que mate quedaré satisfecho. O la próxima
quedaré satisfecho. O la próxima vez, pero al final es un placer
indescriptible tener el control y el poder de decidir si ella vive o no.
Me bajo del vehículo y camino hacia el auto de la pareja, me acerco y
golpeo la ventanilla con la linterna. El chico abre los ojos cuando sacó mi
arma y la apuntó directamente a su frente, apretó el gatillo en donde rompe
el cristal e impacta directamente con la frente del chico, muriendo en el
instante.
Escuchó los gritos de la chica y rodeó rápidamente el auto y abro la
puerta. Sacó a la chica y le pegó con el mango de la pistola una y otra vez
hasta quedar inconsciente. Tomó rápidamente el cuerpo de la chica y la dejó
en el maletero. Tomo sus manos y la esposó.
Sacó la gasolina y roció el auto cuando estaba empapado, encendió un
fósforo y lo dejó en el vehículo y comenzó a aprenderse rápidamente. Meto
mis manos en mi bolsillo y sonrió mientras se quema el auto.
Me sacó los guantes y me subí en el coche dejando atrás el auto. Acelero
y pongo algo de música para relajarme. Cuando estoy llegando a la cabaña
la chica comienza a llorar y a pegar el maletero, creo que alguien despertó y
justo a tiempo. Apago el auto y me bajo del auto.
Abro el maletero y la chica me mira asustada.
—Bienvenida a tu última noche—sonreí con maldad y acaricio sus
mejillas, ella llora sin parar.
—Déjame ir—me gritó.
Mi mano chocó su mejilla y me miro asustada. Una sonrisa apareció al
ver cómo sus ojos azules me miraban con horror.
—Te aseguro que esto solo inicio, porque te soltaré, claro, pero cuando
estés muerta—declare, tomándola del brazo y ella se cayó al piso—. Párate
—orden.
Ella negó con su cabeza y comenzó a gatear intentando escapar, lo que
me hizo enojar. Me acerqué y tomé un mechón de su pelo, comencé a
rástrala a la casa, la tiré del brazo y ella me miró con horror como si fuera el
peor demonio y tal vez lo era.
—Déjame no te hecho nada, por favor—la lágrimas gruesas caían por su
mejilla.
Tome un mechón de su pelo castaño largo y aspire su aroma.
—Vas a morir—dije con la voz ronca excitado por este momento que
tanto había deseado que llegara.
La empujé para que caminara al sótano y no paraba de decir que la dejara
tranquila. Cuando llegó al inicio de la escalera se quedó un momento quieta
hasta que le di un empujón y tomé una pala que tenía en la esquina. Ella no
se movió y suelto un gruñido, apretó el mango de la pala y la levantó en el
aire con furia que chocó con el cráneo de la chica haciendo que ella cayera
por las escaleras abajo.
Bajé tranquilamente por las escalera. Me agaché y tomé el pulso de la
chica que seguía viva, pero estaba inconsciente. La tomé de los pies y la
rastreé al colchón donde aún tenía el cadáver de la chica que mate hace
unos días, pero ya estaba en un avanzado estado de descomposición.
Empujé el cadáver de la chica y comencé a amarrar a mi nueva víctima.
—Descansa por ahora—acaricie la mejilla de la chica.
Me puse los guantes y tomé el cadáver de la chica, comencé a subir las
escaleras. Miré al cadáver de la chica y una sonrisa cruzó mi cara porque no
debió hacer autostop...Uno nunca sabe quién es realmente la persona que
está conduciendo y la pobre tuvo la mala suerte de toparse conmigo.
Caminé hacia el bosque, tarareando una canción ya que esta iba a ser una
noche de diversión. Cuando estuve conforme tiré el cadáver y regresé
tranquilamente a mi cabaña.
******
Sacó un cigarro y observó su cuerpo desnudo. Miro que su pecho está
sangrando por mi mordida. Me llevo el cigarro a la boca y le doy una
calada, ella se remueve sin parar sobre el colchón.
—Eres un enfermo.
Me agaché para estar a su altura y chasqué mi lengua.
—No soy un animal, no estoy loco y no tengo doble personalidad.
Mírame—tome con fuerza su barbilla y ella me miró con verdadero miedo
—. Soy un persona normal y corriente que puede engañar a todo el puto
mundo, si quiero.
—Estás enfermo, por favor déjame ir...te lo suplico que no se lo diré a
nadie—me suplica con la voz rota.
Suelto el humo y apago el cigarro en su cuerpo, ella aúlla de dolor y
suelto una carcajada. Me pongo los guantes y me subo arriba de ella. La
chica se remueve y comienza a patalear, pero es imposible porque se lo
impiden las cuerdas.
—Te dejaría ir, pero me temo que me excito aún más de matarte y ver
como la luz se va de tus ojos. No llores hermosa que nadie te salvara ni tu
novio o tu familia—solté una carcajada—. Se me olvidaba que tu novio está
muerto ya.
Ella niega con su cabeza y pongo los ojos en blanco. Pongo mis manos
alrededor de su cuello y comienzo de a poco hacer presión, ella comienza a
debatirse con fuerza, gimiendo, apretó más su cuello. Ella me mira con
horror e intenta soltar sus manos, pero es imposible. De sus ojos escapan
lágrimas amargas porque sabe que va a morir en unos segundos. Aprieto
con más fuerza su cuello y, ya casi no pelea en sus pulmones, debe quedar
poco oxígeno.
Siento como su cuerpo se relaja de repente, en el instante mismo en que
la vida abandona su cuerpo porque exhala el último suspiro y sus ojos se
cierran. Me separo lentamente y observo el cadáver de la chica.
******
Observo como mi hermano cruza la calle para entrar en el supermercado
y se pasa una mano por su cabello rubio. Tamborileo los dedos en el
manubrio mientras espero que salga.
Debería matarlo o dejarlo vivir para ver como él sufre cuando mate a
nuestra Anastasia—pienso.
Me agacho en ese momento porque veo como mi hermano se reúne con
un policía quien le da un abrazo amigable. Siempre ha sido tan bueno "el
hijo ejemplar de la familia y el ángel guardián de Anastasia", pero esta vez
no la podrás salvar porque la mataré, así como ella acabó con mis negocios
y a mi hermano dejaré que sufra su muerte en vida que sea miserable
porque nunca la va a obtener de nuevo. Arrancó con fuerza el vehículo y
miró cómo él se ríe con su amigo policía.
Mariel:
Miré de nuevo las fotos de las chicas que habían sido asesinadas y no
tenía nada, el asesino era demasiado inteligente, prácticamente no dejaba
pista y hace tres meses atrás se encontraron también otros cuatro cuerpos en
Madrid. Miré de nuevo las fotos de las chicas, tenía ojos azules o verdes,
pelo largo con la raya al medio, eran de piel blanca y estatura entre un 1.65
a 1.70.
El pánico crece aun cuando se ha decretado el toque de queda han
desaparecido cuatro chicas y un chico en cual no se tiene rastro. Al
principio se puso en duda la última desaparición porque era una pareja, pero
cuando vi la foto de la chica sabía que no lo era porque tenía las mismas
características que tenía las víctimas que hemos encontrado. A pesar de que
teníamos cuatro sospechosos se fueron a la mierda porque el ADN que
encontramos no coincidía con los sospechosos así que de nuevo estamos en
la nada.
Me acerqué al mural donde están las fotos de todas las víctimas. Todas
habían tenido el mismo destino, fueron abusadas sexualmente y torturadas
antes de que el asesino las estrangularás con sus manos e incluso el asesino
había vuelto varias veces a la escena del crimen borrando cada pista, pero
también había vuelto para practicar necrófilas.
En ese momento Harry entró a mi oficina y me dejó un documento. Lo
miré y él sonrió dulcemente:
—Lo ha mandado la oficina del FBI, el perfil psicológico del asesino
Lo tomé con rapidez y comencé a leer con cuidado:
Varón blanco entre 23-29 años; delgado, de aspecto normal. Su casa debe
estar muy ordenada y limpia, seguramente habrá pruebas del crimen en ella
en su pieza o sótano. Historia de enfermedad mental, consumo de drogas y
alcohol. Será social tanto como con mujeres y hombres, probablemente
pase mucho tiempo afuera de su casa. Desempleado o estudiante de
universidad. Si convive con alguien serán sus padres o abuelos, pero es
poco probable. Probablemente sea un sujeto encantador y apuesto y se
podrá acercar con mucha confianza a las víctimas.
Se lo entregó Harry, quien lo leyó rápidamente. Me pare y me acerque a
las fotos de las víctimas, todas las chicas eran muy guapas y apuesta, debe
tener entre 23 a 26 años el asesino, posiblemente sea universitario ya que
todas las chicas que desaparecieron iban a la universidad, las víctimas
tienen la mayoría entre 18-20 años.
—¿Qué opinas, Mariel?
Me giré para mirar a Harry y de nuevo a las fotos.
—Que tenemos un asesino muy inteligente y que será difícil de
encontrarlo podría ser cualquiera, Harry, aunque...
—Me cago en la mierda, justo cuando estamos con el caso de Nicolás
pasa esto hace ya un mes que está libre y Anastasia tiene miedo...
Antes de que terminara de hablar interrumpí, jamás dejaría de lado
Anastasia en poco tiempo que la conocí. Me encariñé con ella. Sé que no es
ético de mi parte, pero tiene esa chispa que tenía mi hermanita y es mirada
dulce...Es una locura, pero le he tomado mucho cariño y no quiero que nada
malo le pase a ella.
—No la dejaremos sola...También he estado pensando en qué lugar se
puede estar escondiendo Nicolás, pero todos los testigos que hemos ido a
interrogar son testimonios que nos llevan a nada.
Él se levantó y se acercó a mí.
—Por ahora ella está bien y la tenemos vigilada las veinticuatro horas, lo
encontraremos.
En ese momento entró Rick y su cara lo decía todo: "se ha encontrado
otro cuerpo".
—¿Dónde? —Le pregunté tomando mi chaqueta y mi pistola.
—En el mismo parque al parecer se ha vuelto el lugar favorito del sujeto.
—Mierda—dijo Harry.
Tomé todo lo que necesitaba para ir a otra escena del crimen. Salimos
rápidamente de la estación de policía. Cuando me subí al coche de Harry
me miró de reojo.
—Este asesino es más inteligente de lo que creíamos, es casi un fantasma
que no deja rastro—él me miró un segundo—. El ADN que se pudo
conseguir tuvo que ser completado, lo que no es 100% fiable. Estoy
cansada y no quiero más esto—declare.
—Ya verás que lo resolvemos juntos—dice tiernamente.
Harry me miró y tomó mi mano, le dio una suave caricia, entrelace mi
mano con la suya y me miró asombrado. Me acerqué a él y le di un beso en
sus labios.
—Se que te gustó Harry—sus mejillas se tiñeron de rojo y me reí porque
se veía tierno—. A mí también, pero pensé que serias más rápido.
Él tomó mi cara entre sus manos y me dio un suave beso en los labios. Su
nariz acarició la mía.
—Me gustas mucho, pero a la vez me intimidas...Eres mi jefa y no sabía
qué esperar de ti. Eres increíble Mariel.
—No es momento de ser cursi, Harry después hablaremos de nuestros
sentimientos, ahora tenemos trabajo—digo con una sonrisa.
Saqué varios papeles y comencé a revisar a las mujeres que estaban
desaparecidas y que tuvieran los rasgos de las otras víctimas.
******
Cuando llegamos a la escena vi que varios de mis compañeros ya estaban
en el lugar, antes de que entrara Luis me cortó la pasada. Lo fulmine con la
mirada.
—Alto cariño, será mejor que nos dejes el trabajo a los hombres—sonrió
egocéntricamente—. Tal vez te puedas traumar con lo que verás.
Solté un gruñido, ya estaba cansada de este imbécil.
—Muévete de una vez, cariño—él me dejó pasar y lo miré de nuevo—.
Que no se te olvide que soy la jefa y no es mi culpa que haga el trabajo
mejor que tú, por algo te cambiaron. Madura hombre.
Cuando me acerqué más vi el cuerpo de la chica desnudo, me puse los
guantes y Harry comenzó a sacar fotos. En ese momento se acercó Gonzalo.
—¿Cómo lo encontraron? —pregunte.
—Estaba flotando, supongo que el asesino le puso roca para que se
hundiera...Un señor lo encontró—me señaló Gonzalo al hombre que debía
tener entre unos 65-70 años.
—La víctima fue estrangulada—me agaché y observé sus uñas, algunas
estaban quebradas—. La víctima peleó así que de seguro que el asesino
debe tener algunos rasguños. Muy inteligente el asesino al tirar el cuerpo de
la víctima al agua borró todo posible rastro de evidencia.
Harry asintió y se acercó a examinar el cuerpo de la chica. Tenía el
cabello castaño oscuro y largo casi hasta la cintura, debía medir un 1.68 de
altura y color de piel blanca.
—Creo que la mató hace casi 6 o 9 días. No sabría decir con exactitud el
día porque el agua aceleró el proceso de descomposición del cuerpo.
—Mierda—solté un gruñido—. Es muy inteligente.
Me agaché a revisar el cuerpo y presentaba una clara evidencia de que la
habían forzado a tener relaciones sexuales por los moretones que presentaba
en el inicio de los muslos. Revise de nuevo sus uñas para tratar de encontrar
sangre o piel del asesino. Bingo: Encontré un poco de piel en sus uñas con
un poco de sangre seca, la puse en una bolsa para después mandar analizar.
Revisé su pelo y encontré una pequeña fibra de color negro, la metí en otra
bolsa.
Estuvimos casi tres horas revisando la escena en busca de cualquier otra
pista, pero no había mucho como he dicho, el asesino es realmente bueno y
no deja casi ninguna pista, aun así, teníamos que esperar a la autopsia del
cuerpo para ver si encontraba ADN en el cuerpo, pero lo dudo el asesino
sabía que el agua borraría cada evidencia además llevaba seis o nueve días
en el agua.
—Adelante—dije cuando alguien tocó mi puerta.
La puerta se abrió y entró Luis con una enorme sonrisa, me cruce de
brazo ¿Qué mierda quería este imbécil ahora?
—¿Qué quieres? —Pregunte molesta.
—Solo te vengo a decir esto linda más te vale que avances en casos o si
no te pueden bajar de rango, la gente quiere respuesta y está metiendo
presión así que veremos cuanto más te queda como jefa.
—Sal de mi oficina, ahora Luis—apreté los labios.
Él me guiñó el ojo y cerró la puerta. Solté un suspiro, antes ya era difícil
ser policía y ahora era casi imposible y más con Luis que no perdía el
tiempo de fastidiar mis casos.
Harry entró a mi oficina con la foto y el nombre de la chica, la víctima
número cinco. Se llamaba Marisol, tenía 19 años y estudiaba danza, era una
chica muy guapa. Observé a Harry quien miraba las fotos de las chicas y
luego a mí.
—Tengo un sospechoso—dijo de repente. Levante mi cabeza y lo
observe. Me hizo una señal de que me acercara a él y lo hice. En su mano
tenía una foto de Anastasia—. No te recuerda alguien estas chicas o no les
encuentras un parecido a Anastasia.
Abrí los ojos y negué con la cabeza, era imposible. Harry puso la foto de
Anastasia al lado de las otras víctimas. Solté un grito de horror porque
muchas de ellas tenían pequeñas similitudes o características con Anastasia.
Como en el pelo, en la forma que lo llevan, en tono de piel, en los ojos e
incluso en la sonrisa...
—Es solo una intuición, pero Nicolás encaja muy bien con el perfil que
mandó el FBI, pero eso sería una locura y todo el mundo lo está buscando.
Lo observé y Harry era un hombre muy astuto e inteligente, así que sabía
que tenía más para sospechar de Nicolás.
—¿Tienes más razones para creer que es él? —pregunte.
—No, solo está por ahora. —Negó con la cabeza—. Y no lo descarto
hasta que lo tengamos bajo prisión.
—Esto le hará más daños a Anastasia...hay que evitar decírselo, ella ya
tiene demasiado y sé el dolor que esto le va a causar.
Él asintió y me abrazó con fuerza.
—Le he tomado mucho cariño a Anastasia, es como mi pequeña
hermanita—susurró.
—Es imposible no quererla—me respondió con una sonrisa—. Lo
lograremos, Mariel, lo detendremos.
Revisé de nuevo el perfil psicológico que había enviado y cada vez sentía
que Nicolás encajaba más en ese perfil: era guapo, encantador, carismático
cuando se lo proponía y manipulador...ha tenido enfermedades mentales
cuando era pequeño..., pero no tenemos ninguna prueba o algo sólido de
que él fuera el asesino.
—Puede ser él..., pero no tenemos pruebas y sin prueba que lo vincule a
los crímenes, saldrá fácilmente y tengo miedo...Nicolás parece más un
modelo que un asesino, probablemente la gente nos va a cuestionar
realmente si es él porque vamos, Nicolás tiene cara de ángel.
Me masajeo la sien. Harry se agachó a mi lado.
—Tenemos que ser más rápido, hay que atraparlo ya. Anastasia se altera
más si sabe que él es responsable de esto...es que miro las fotos de esas
chicas y encuentro muchos rasgos que tiene Anastasia y tú y yo sabemos
que los asesinos seriales siempre tienen una rabia hacia una mujer.
Se quedó callado un momento y puso un mechón detrás de mí pelo.
⋙ Si es Nicolás...creo que paga toda la rabia en esas chicas porque
Anastasia no le tiene miedo al menos que tenga alguien que ama Anastasia,
además Anastasia sabe defenderse y las otras chicas no para él debe ser
juego excitante tener alguien que le tenga miedo.
—Pero..., Harry—mis ojos se llenaron de lágrimas—. Si el asesino fuera
Nicolás, yo creo que está experimentado con esa chica para cuando tenga
realmente Anastasia, cada vez está más violento y si solo está practicando
hasta que... —Niego con la cabeza.
—Tal vez, pero esto le va a hacer un daño irreparable a Anastasia.
Me mordí el labio inferior con fuerza.
—Llama a Simón—él frunció el ceño—. Es hora de que nos cuente un
poco más de Nicolás sobre su infancia, no lo crees. Dile que traiga todos los
documentos que tengas sobre su hermano ahora.
Harry se levantó y marcó el número de Simón, escuché como ellos
hablaban y Simón aceptó de inmediato en ayudarnos y dijo que estaba en
veinte minutos en la estación. Releí el perfil y cada vez me parecía que
Nicolás encajaba en el perfil.
Cuando entró Simón por la puerta nos sonrió y dejó el informe en mis
manos, comencé a leer y me di cuenta de que Nicolás tenía trastorno de la
personalidad antisocial desde los ocho años que se lo detectaron. Observe
como Simón y Harry bromeaban, hasta que él observó el mural. Se levantó
rápidamente y tomó la foto de Anastasia.
—¿Qué mierda es esto? Porque está la foto de Anastasia y que tiene que
ver el enfermo de mi hermano... aquí—gritó con la voz rota.
—¡Cálmate, Simón! Tu hermano es por ahora el principal sospechoso—
él negó con la cabeza y una lágrima cayó por su mejilla.
—Se que mi hermano es un monstruo, pero... —Cerró los párpados y
respiro profundamente.
—Amigo, tu hermano es un psicópata muy peligroso... Observa a las
chicas y dime si no se parece a Anastasia, vamos Simón dímelo.
Él observó atentamente las fotos y sus ojos se llenaron de lágrimas. Harry
lo abrazó con fuerza.
—Esto va a destrozar Anastasia... —dijo con la voz ronca.
—Simón—, lo llamé y se sentó de nuevo en el asiento frente al mío—.
Relátame todos los recuerdos que puedas de Nicolás: comportamientos
raros que no sean normales en un niño.
Me observó un segundo antes de relamerse el labio inferior y se limpió
las manos en el pantalón.
—Cuando Nicolás tenía cinco años, estábamos durmiendo juntos...de
repente me desperté y estaba rodeado de cuchillos que apuntaban hacia
mí...Él estaba mirándome con una enorme sonrisa y después salió. Creo que
ese es el primero. El otro fue un día que estaba llegando del colegio y
Nicolás ya tenía seis años...Cuando entré en mi habitación, él estaba
incendiando el cubrecama—anoté todo y me di cuenta de que Nicolás
también era pirómano...uno de los rasgos más comunes entre los psicópatas
—. Y cuando tenía siete años él estranguló a nuestro gato...Mis padres en
ese momento lo llevaron psicólogo.
⋙ Es todo los incidentes que recuerdo al menos yo...
—Gracias, Simón es de mucha más ayuda y me temo decirte que tu
hermano encaja a la perfección con el perfil.
—Por favor atrápalo...No quiero que lastime a Anastasia, me muero si a
ella le pasa algo—tomo mi mano.
—Lo atraparemos—digo intentando sonreír—. Harry..., tenemos que
atraparlo ahora antes de que siga matando.
Bueno era muy lógico que el psicópata era Nicolás ya que en cada
capítulo iba dejando pista, pero también aproveche la oportunidad de
confundirlos con Simón...porque a muchos no le cae bien, pero Simón es
bueno. No me maten, pero creo que mas de 90% pensaba que el psicópata
era Simón, lamento decirlo que estaban realmente equivocados. La
historia entre Nicolás y Simón es realmente turbia entre ellos dos.
Ademas Nicolás es mas listo de lo que creen por eso le ha sido tan fácil
burlarse de la policía, ademas que si regresan capítulos anterior estoy
relatándo verdaderos comportamientos de un psicópata. Lo próximo
capítulos se viene mas fuerte ya que solo van quedan 8 o 9 nueve
capítulos para que termine.
Recuerden que me he inspirado en verdaderos psicópatas reales e
intentado hacer lo mas real posible.
Hola Hermosa criaturitas, ¿como están? como le ha ido últimamente
en estos meses de cuarentena? Bueno, yo voy por el quinto mes y si ya
perdí la cabeza y ustedes como lo llevan.
Gracias por tanto apoyo ustedes son los mejores, me alegran el día con
sus mensajes y sus comentarios. Espero yo alegra esta tarde, noche o
mañana con este nuevo capítulo.Un beso enorme y que tengas un
hermoso día❤
No se le olvide votar si le gusta la historia Y también comentar la
historia sus comentarios son muy importantes para mi, espero que tenga
una muy buena semana y que siempre sean feliz y positivos
Un abrazo gigante de oso 😍
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 60
¡Advertencia!
Antes de comience este capítulo tengo que advertir que
contiene pensamientos reales de psicópatas y también se hablan temas
delicado como el canibalismo y créame lo he suavizado un monto, no hay
ninguna escena explicita o algo por estilo solo se habla del tema, pero lo
pongo como advertencia ya que es un tema fuerte. Ya que como he dicho
Nicolás esta inspirado en los mayores psicópatas del mundo y en que mas
se pueden sentir presente en libro es Ted Bundy , Richar Ramirez, Jeffrey
Dahmer , Edmund Kemper y entre otro mas. También quise hacerlo lo mas
realista posible y no romantizar a estos sujetos y mostrarlo como son
realmente, mostrando la verdadera cara de estas personas, si es que se le
puede llamar persona. Si me pregunta cual es motivo de porque esta
persona cometen estos delito aun no lo entiendo y eso que he investigado a
mas 56 psicópatas. Son gente enferma, unos verdaderos monstruos.
Nicolás
Si alguien me pregunta cuál es mi mayor fantasía en este momento
respondería sin dudarlo el asesinato masivo: un grupo selecto de mujeres de
pelo castaño y ojos de colores a quienes puedo reunir en una misma
habitación, matarlas y hacer el amor de una manera apasionada y salvaje
con sus cadáveres. Quitarles la vida a ellas, para luego tomar posesión de
todo cuanto les pertenecía. Todo sería mío. Todo.
Desde chico recuerdo tener estas fantasías. Siempre supe que no era
normal, cuando fui creciendo estas fantasías se hicieron aún más reales aun
cuando intenté callar esos pensamientos. Me enamoré, claro, de ella. Ella
era mi luz de cierta forma hizo que esos demonios se mantuvieran
encerrados por un momento. El amor que ella me dio fue sincero y...yo
intente también amarla a mi manera, pero esa fantasía desde
pequeño...siempre estuvieron presente.
Quería matar, quería saber que era matar y cuando lo probé fue la
adicción más grande que pude sentir, no solo es placer que siento, es la
adrenalina de ese momento saber que eres como un dios porque tiene el
control de la vida de otro ser humano.
Y después estaba la parte más peligrosa deshacerse del cuerpo y no dejar
ninguna pista o que nunca encuentren el cadáver. Sin cuerpo no hay delito,
¿verdad? La mayoría de gente piensa que somos personas solitarias, pero al
contrario no mezclamos con gran facilidad.
Me lave las manos y mire el agua como se teñía de color rojo. Otra chica
que mato y disfruté cada segundo, que estuve descuartizando su cuerpo para
sentir más placer. Siempre tengo este sentimiento dentro de mí, de que si
mato a otra mujer quedaré satisfecho, o a la siguiente, o la siguiente, pero
nunca es suficiente, solo crece aún más esa hambre de matar.
Tengo que matarla, estoy seguro de que si la hubiera matado hace dos
años atrás, no hubiera matado a todas esas chicas inocentes, ¿o sí?
Cuando la tenga en mis manos, disfrutaré matándola lentamente, la
torturaré, la destrozaré para que ella no se pueda defender de mí. La
romperé por dentro, le quitaré todo. Ella me amo y yo a ella, pero mi
ambición me gano, yo quería ser rico, tener varias mujeres donde pudiera
hacer con ellas lo que quisiera a cambio tuve que vender a la única mujer
que me amo y no tuve el remordimiento en hacerlo. Según en la clase
psicología eso es falta de empatía. No me podía poner en lugar de Anastasia
y yo solo disfruto verla sufrir, amo verla destruida, atormentada y con
miedo. En un momento me llevé todo de ella, la dejé viva, pero sin nada por
dentro.
Ella era la responsable de todo lo malo que me ha ocurrido antes de que
pasara yo estaba en la universidad era uno de los mejores alumnos de
psicología, tenía una novia que hasta el día de hoy me apoya a pesar de lo
que dicen en las noticias. Ella me cree a mí, ya que le gusta ser sumisa y no
tiene pensamientos propios. ¿La amo? Tal vez, y solo de pensar en perderla,
me mata. Amo Anastasia también. Ellas son las dos mujeres que amo, solo
que Anastasia siempre ha sido rebelde y en cambio Amber siempre ha sido
tímida, callada y fácil de manipular para mí. Ella es perfecta para mí.
Tenía otra vida que era la que más me gusta que era engañar a chicas
dulces, ingenuas que me creían su príncipe azul. Era muy fácil engañarla,
ya que la mayoría venía de familias distorsionadas que solo querían escapar
o drogarse y yo les ofrecía eso, las engañaba con dulces palabras y caían
como estúpidas.
Me sequé las manos y salí del baño. Cuando llegué a bajo vi el cuerpo
descuartizado de la chica y comencé a meterlo en diferentes bolsas de
basura.
Tire las bolsas en medio del bosque como basura. Saque de mi bolsillo y
acaricie la pulsera que le robe a esa probé chica. Un recuerdo para mí, un
recuerdo que siempre quedaría en mi memoria. Miro por última vez dónde
están las bolsas y sonrió con satisfacción.
******
Miró el edificio y sonreí cuando la vi. Era tan bella y ella sería la clave.
Observe que había dos policías que la vigilaban, eran jóvenes, bastante fácil
de atacar de sorpresa. Ella se apartó el pelo rubio de la cara y le dio un
suave beso en los labios a un chico y se fueron en el auto.
Me quedé quieto unos segundo, antes de arrancar el coche y seguí el
mismo rumbo que tenían los policías, cuando se detuvieron, mi sonrisa se
agrandó aún más. Ya que estaba viviendo en el mismo edificio, típico de
ella intentado salvar la vida de su mejor amiga y familiares.
Me quede unas horas afuera y vi que no iba a tener más suerte, pero ya
tenía su rutina, era bastante predecible y no sería nada difícil atraparla.
Mariel
Mire a Amber, y no tenía palabras para descubrir mi estado, decir que
estaba asombrada sería poco. Apreté los labios en una fina línea. La chica
estaba completamente enamorada de Nicolás. Mire a Jess quien está
anotando todo. Amber era muy parecida a Anastasia físicamente, pero era
tímida, callada e ingenua.
—Están mintiendo—volvió a repetir por cuarta vez.
Jess se aclaró la garganta y levantó la mirada de la libreta.
—¿Nunca te hizo daño de ninguna forma? —Preguntó con calma.
La chica apretó sus manos y negó con la cabeza una y otra vez. Solté un
suspiro.
—¿Estás segura? —Insistí de nuevo.
—No, él es dulce, cariñoso, amable y tierno...creo que se está equivocado
de persona y él solo huyo por eso, pero va a volver—respondió con una
sonrisa.
Jess me miró fijamente y apreté de nuevo los labios. Es oficial, esta chica
está ciega o la tiene muy bien manipulada Nicolás. Ella dio un sorbo a su
café y sus padres se acercaron a nosotros.
—Creo que ya ha tenido suficiente nuestra hija. Yo le creo Nicolás, es un
chico inteligente, amable y cariñoso con nuestra hija—aseguró su madre.
Nos levantamos del sillón porque no íbamos a sacar nada de aquí, era
tiempo perdido para nosotros. Nos despedimos de los padres y de Amber.
Me quede pensado, Amber era tan parecida Anastasia, la chica perfecta para
él, ya que no quería ver la realidad al igual que sus padres, estaban
completamente cegados.
Suelto un suspiro porque aún teníamos trabajo que hacer aquí en Madrid,
teníamos que evaluar los restos de varios cadáveres que se han encontrado
en un bosque a las afueras de Madrid y nuestro principal sospechoso es
Nicolás, pero es casi imposible sacar algo porque son solo huesos y
tampoco tenemos algo que vincule a Nicolás a estos crímenes solamente la
apariencia de las chicas. Es el mismo patrón. Chicas entre 18 a 22 años,
pelo castaño, ojos de colores. Esto es una mierda.
Apreté los labios cuando comenzaron a repetir los nombres de las chicas
desaparecidas en total son siete chicas que estaban desaparecidas.
—Sabe cómo manipular a la gente y muy bien, tampoco me sorprende
alumno sobresaliente de psicología—murmuró Jess.
—Si, esa chica...creo que estaba ciega.
—Está en estado de negación porque de seguro que Nicolás realmente es
cariñoso, amable y tierno con ella. Recuerda que los psicópatas siempre van
a tener una doble vida. Solo tenemos que mirar a todos los psicópatas de la
historia del mundo, muchos de ellos eran padres, hijos, amigos y frente a su
alrededor era una excelente persona atenta, cariñosa, amable y simpática,
pero por dentro había un verdadero monstruo.
—Lo sé, es solo que se me hace raro, ya que está en todas las noticias
que es principal sospechoso y que se encontró ADN en dos víctimas, y aun
así lo defiende. Déjame decirte que eso no es normal.
Mire a Jess y él miraba ambos lados antes de doblar a la derecha.
—Está en estado de negación hasta que Nicolás no confiese de su propia
boca que él ha sido el asesino no creo que nos crean—solté un enorme
suspiro—. Esto es muy frustrante, lo entiendo.
—Estoy agotada—confesé.
—Es válido. La gente cree que es muy fácil atrapar a estas personas, pero
no lo es, pueden pasar años matando y nosotros sin tener pistas, muchas
veces son gente que no tiene antecedentes como Nicolás. La gente que va a
pensar cuando tengamos por ejemplo a dos sospechoso uno que tiene cargos
de abuso sexual y en otro tenemos un carismático estudiante psicología que
es guapo, cariñoso, amable. La gente se va a tirar obviamente a la persona
que ya tiene cargos y nosotros igual es lógico, siempre es así.
—En eso tiene razón, yo pensaría igual.
—Todo el mundo, Mariel, pensaría eso—detuvo el auto en semáforo que
estaba rojo—. La gente quiere creer que la persona que cometió esos
horribles asesinatos sean igual, una persona repugnante, pero en cambio es
todo lo contrario e incluso atacan a la policía diciendo que tiene a la
persona equivocada, porque ellos tenía imagen limpia de esa persona.
No dije nada más y estuvimos en silencio durante todo el camino hasta
que llegamos a la estación de Madrid. Me bajé con Jess y caminé
directamente a la sala donde se realizaban las autopsias. Cuando entre vi
que estaba mi hermano con el doctor.
—¿Algo? —Pregunto, poniéndome los guantes de látex.
—No mucho.
Mi hermano me hizo una señal y me acerqué y vi los restos del cadáver
que era puro hueso y el cráneo. Lo miré y vi que tenía roto el hueso parietal.
El doctor tomó el cráneo.
—El golpe que recibió en la cabeza la mató en un segundo. Le rompió el
hueso parietal, fue con un objeto...pudo ser con un bate o una palanca.
También están casi todos los huesos, pero faltan huesos y me temo que no
hay más pista.
Asentí con mi cabeza. Lo sabía, sabía que no podríamos encontrar más
pistas...era imposible y tampoco podríamos tener algún ADN de nuevo
estábamos en cero en estos casos.
Salí de la habitación con Jess y mi hermano. Entramos en la oficina y nos
sentamos en los sillones frente al escritorio.
—No sacaron nada con la chica, ¿verdad? —Preguntó mi hermano.
—Nada prácticamente lo tiene en un altar—contesté con ironía—. Es un
experto, debe estar partiéndose de la risa porque tiene a toda la policía
española buscándolo y aun si puede seguir matando y secuestrando a chicas
¡Mierda!
—Que esperabas Mariel, es un puto genio—me grito mi hermano—. Y se
mezcla muy bien entre nosotros.
—¡Una mierda! — Exclamo enojada—. Lo atraparé, joder, lo atraparé y
pagará por cada chica que ha matado ¡Te lo prometo!
Azote la puerta cuando salí de la oficina, tenía que volver a Barcelona y
nuestros vuelos sale en dos horas más. Lo atraparé aun cuando sea la última
cosa que haga en esta vida. Tarde o temprano caerá y disfrutaré cuando lo
tenga frente a mí, lo haré pagar por cada vida que se robó a chicas inocentes
que tenían toda una vida por adelante que no merecían ese final, nadie lo
merecía.
*****
Mire la hora y son seis de la mañana prácticamente no he dormido nada,
solo las tres horas de viaje. Mire la última vez el mapa y revise los puntos
en donde habían desaparecido algunas de las chicas y en algunos puntos
estaba muy cerca entre ellos. Tenía policías encubiertos vigilando esas parte
las 24 horas del día, pero aun si cambia siempre de lugar.
Tome la libreta donde estaban las declaraciones de las últimas personas
que habían visto a las víctimas y era casi siempre lo mismo: la chica salía
de la universidad, caminaba por las calles y después nada, desaparecen en el
aire. Todas eran amables, risueña, guapa, responsable y buena hijas.
—¿Deberías descansar? —Levanté la mirada y vi a Harry apoyado contra
el marco de la puerta.
—No...puedo de todas formas, aun cuando lo intente.
Él cerró la puerta y se acercó a mí. Lo miré fijamente y su mano se estiró
para tocar mi mejilla, cerré los ojos al sentir su contacto.
—Tienes que descansar, Mariel.
Él apoyó su frente contra la mía. Solté un suspiro. Quería descansar, pero
no lo podía hacer hasta que lo atrapemos...pienso en todas esas chicas
jóvenes que tenían toda una vida por vivir, pero estuvieron en lugar y en
momento equivocado, ya que un monstruo le quitó esa oportunidad de
seguir con su vida. Me ponía en lugar de su familia, de sus padres, amigos y
hermanos en cómo lo estaban pasando. Querían justicia y aun no se los he
podido dar.
—Tengo mucho trabajo, Harry, no puedo hacer eso. Cuando esto acabe lo
haré, pero ahora necesito seguir.
Intenté separarme, pero él tomó mi cara entre sus manos. Lo miré
fijamente y él se acercó y me dio un suave beso. Me quedé quieta por un
segundo, pero pronto reaccioné y apreté con fuerza su polera, su lengua
acarició la mía y solté un gemido. Mierda había pasado tanto tiempo sin
sexo.
Harry tiró de mi mano e hizo que me levantara. Volvió a besarme y su
mano me agarró con fuerza la cadera y me apego a su pecho donde pude
sentir como su erección crecía a través del pantalón. ¡Mierda! Se siente
grande.
Él interrumpe el beso y me mira con lujuria, comienza a quitarme
lentamente la chaqueta y la tira al suelo. Miro la puerta y él lo nota.
—La cerré con llave, no hay nadie solo nosotros—me susurra,
besándome el cuello.
Me pasa un brazo por la espalda sin dejar de caminar y me lleva
firmemente apretada contra su pecho. Le pasó los dedos por la mata de pelo
suave y despeinado y frunzo el ceño cuando deja atrás mi escritorio.
—¿Adónde vamos?
—Al sofá—dice, y me besa con fuerza—. Será más cómodo para
nosotros.
Me lleva al sofá. Me suelta y empieza a desabrocharme la blusa. A sus
dedos les cuesta encontrar los diminutos botones, y se concentra tanto que
aparece una pequeña arruga en su frente y solo pasa cuando está
concentrado. Le quitó el cinturón y le bajó la bragueta.
Luego me centro en su camisa, en su perfecta camisa blanca que lo hace
ver tan sexy. La desabotono lentamente hasta que su delicioso y cálido
pecho está bajo las palmas de mis manos. Con el pulgar, trazó círculos
sobre sus pezones y él suelta el último botón de mi camisa antes de pasar a
los pantalones.
—¡Dios tus manos! Joder—musita entre besos mientras sus manos
buscan el cierre de mi pantalón. Sus manos encuentra con facilidad el cierre
de mis pantalones me los baja y me levanta del suelo para que pueda
quitarme los zapatos.
—Eres mi hermosa pelirroja, Mariel, eres tan guapa—susurra con voz
ronca, mientras me quita la blusa—. Joder, te he deseado tanto.
Sonrío para mis adentros. Yo también lo he deseado durante mucho
tiempo, necesito esto, aunque sea poco ético de nuestra parte, necesito
sentirlo.
Harry da un paso atrás y se quita los zapatos, los calcetines, los
pantalones y la camisa abierta sin dejar de recorrer mi cuerpo con la mirada.
Yo también lo admiro y su cuerpo es pecado puro con abdominales perfecto
y su bóxer negro que muestra que tiene un gran pene. Se me moja la boca.
—Disfrutas lo que ves —dice con orgullo y luego se baja el bóxer.
Su pene salta libre y ¡madre mía! Es grande y debe medir unos 21 cm.
Quiero arrodillarme y saborear su pene en mi boca, pero las apremiantes
punzadas de mi entrepierna reclaman mi atención.
Me desabrocho el sujetador y lo dejó caer al suelo, y en un segundo tengo
su cuerpo sobre el mío y su aliento en la cara. Desliza un dedo bajo el
elástico de mi ropa interior y me roza el sexo.
Echó la cabeza sobre su pecho y le clavó las uñas en los brazos para no
caerme por las descargas eléctricas que provocan sus caricias.
—Estás mojada —dice con la voz muy grave y ronca, despacio, mientras
su dedo dibuja círculos y aplica presión cuando llega a la punta de mi sexo
—. ¿Me deseas, Mariel?
Quiere que responda a la pregunta.
—Joder, si —jadeo.
El gruñido de satisfacción que escapa de su boca vibra y casi hace que
me corra. Joder, ha pasado tanto tiempo sin sexo que estoy ardiendo en
estos momentos y más con Harry.
Levantó la cabeza y su boca cubre la mía y le exige que se abra mientras
me baja las bragas. Dejó escapar un pequeño gemido. Su sabor es adictivo y
correspondo a cada lametón, a cada caricia, hasta que se aparta.
Se arrodilla delante de mí, apoyó las manos sobre sus hombros y me baja
las bragas por las piernas. Levantó el pie y luego repitió la misma operación
en el otro. Me coge de las caderas y yo respondo con un gemido de
sorpresa.
Se despega de mis labios, me clava la mirada y sus ojos verdes me miran
con mucho deseo y me imagino que mi mirada es igual que la suya.
—Estás muy mojada, Mariel—vuelve a repetir y su boca toma la mía con
ganas. Me acaricia el trasero con las palmas de las manos y desciende por
mis caderas. Tira de mi pierna por debajo de la rodilla para que rodee con
ella su cintura. Se aparta. Me deja respirar—. ¿Quieres que te folle? —
Pregunta, mientras su mirada busca la mía.
—Sabes que sí —susurro.
—Dilo. Necesito oírtelo decir.
—Fóllame, Harry —digo con una sonrisa, y le beso los labios carnosos y
húmedos y le rodeo el cuello con los brazos. Luego doy un pequeño salto y
me agarro con las piernas a su cintura.
Lo miró fijamente a sus preciosos ojos verdes mientras él se coloca en la
entrada a mi cuerpo. Permanece un segundo ahí, luchando por no
sumergirse de pleno en mí.
—¿Tomas pastilla? —Pregunta.
—Sí. —Contestó rápidamente.
Se introduce lentamente en mí con un movimiento paciente, y nuestra
unión nos corta la respiración a ambos. Me abraza mientras recuperamos el
aliento, se acerca al sillón y me recuesta en el sofá, sin separarse de mí para
que permanezcamos unidos.
—Joder, se siente tan bien estar dentro de ti. —Se retira despacio y
vuelve a entrar, suave y firme, marcando la pauta, de lo que está por llegar.
Me está matando con su lenta tortura, pero de una buena forma.
Continúa con sus estocadas lentas y contenidas, y yo llevo mis manos a
su espalda, dibujando figuras asimétricas sobre su piel firme. Me besó en
los labios. Me concentro en absorberlo y él sigue entrando y saliendo,
moviendo las caderas en círculos y acercándome al clímax.
Nuestras miradas se funden, ardientes. Su paciencia y su fuerza de
voluntad para mantener este ritmo tan sensual, está haciendo que me vuelva
loca de placer. Sabe hacer el amor como nadie. Le cojo la cara con las
manos para que no baje la mirada y su cuerpo vibra y tiembla sobre mí.
Palpita en mi interior e, instintivamente, mis músculos se contraen
alrededor de él. Se le acelera la respiración.
—Dios, Mariel, se siente tan bien. —Gime hundiéndose y clavándose
entero en mí. Las caricias precisas con las que colma mi pared anterior
hacen que me muera de ganas de levantar las caderas y capturar el orgasmo
que se aproxima.
—No puedo aguantar más. Esto es muy intenso—gimo.
—Córrete para mí, estoy casi listo—dice tragando saliva, y tenso los
muslos cuando me penetra de nuevo, esta vez menos controlado.
Respira aceleradamente y apoya la frente en la mía mientras recupera el
control con otra deliciosa embestida.
—Ya estoy, Harry —gimoteo al sentir que mi autocontrol desaparece.
Con un grito estalló en mi orgasmo. Acelera el ritmo para que saltemos
juntos al abismo.
—¡Dios! —Grita con una última penetración, apretándose con fuerza
contra mi sexo antes de desplomarse sobre mí y unirse a mi estado de
semiinconsciencia. Su erección salta y palpita cuando se corre dentro de mí.
—Jodeeeeeeer —masculló en voz baja con los ojos cerrados, satisfecha y
relajada.
Harry me atrajo a su pecho y enrollo un mechón de su pelo. Lo miro y él
me sonrió de lado.
—Me encanta tu pelo pelirrojo, te hace aún más sexy, Mariel.
—Lo sé—digo con orgullo.
Me levanto y comienzo a vestirme bajo la atenta mirada de Harry que
sigue desnudo y es un espectáculo exquisito. Me da ganas de volver a
repetir, pero pronto llegarán las demás personas y tenemos que volver a la
realidad.
—Voy al baño, necesito limpiarme—digo con una sonrisa. Él me guiña el
ojo y yo salgo de mi despacho.
*******
Jess paró el vehículo y vimos que ya estaba toda la prensa, se había
encontrado otro cuerpo. Harry me abrió la puerta y los tres apartamos como
pudimos a los periodistas y nos internamos en bosque. Cuando llegamos a
la escena del crimen, me tapé rápidamente la boca para no vomitar. El olor
a muerte y a descomposición nos envolvió a los tres.
Respire muchas veces para que se fuera las arcadas, cuando lo controle,
me acerque al médico José. Me puse rápidamente los guantes de látex y
comencé a sacar las fotos, el cuerpo presenta un estado avanzado de
descomposición diría que entre 3 a 4 semanas, pero lo que más me impactó
fue que le falta parte del cuerpo le falta un pecho y también parte del muslo.
¡Mierda! Quiero pensar que no es lo que yo creo.
Tomamos cualquier cosa y de nuevo encontramos la marca de un zapato.
Lo sacamos con cuidado para después hacer un modelo. Harry buscaba
quién podía ser la posible víctima.
—¿Su veredicto? —Le pregunté al doctor José.
Él nos miró fijamente a los tres y se relamió los labios antes de hablar.
—La chica tiene un estado avanzado descomposición, murió hace 4
semanas, pero también le falta parte de cuerpo que es el seno derecho y la
parte del muslo izquierdo y el corte fue perfecto, por lo tanto, el asesino fue
el que cortó esa parte en específico, no sé con qué propósito lo habrá hecho.
—Probablemente esté practicando canibalismo—soltó Jess.
Lo miro y apreté los labios. Yo también tenía esa sospecha, pero, joder
esto era otro nivel de lo asqueroso y repúgnate como puede..., no es que
solo de imaginarlo siento ganas de vomitar. No puedo evitarlo, pero mi
estómago está revuelto.
—¿Por qué alguien haría eso? —Preguntó Harry molesto y mirando a
Jess.
—Para mayor placer—fue todo lo que dijo antes de continuar revisando
la escena.
Observe cómo levanta el cuerpo de la chica y Harry me entregó una hoja.
La miré y era la chica que se llamaba Javiera tenía 18 años, estudiante de
enfermería desapareció aproximadamente hace 4 semanas.
—Le haré una autopsia más detallada para ver si encontramos algo más y
también el ADN. Te llamaré cuando tenga informe completo.
—Gracias—dije.
Me acerqué a Jess y él soltó un suspiro de frustración.
—Es una práctica sexual perversa lo que está haciendo y muchas veces
los psicópatas que hacen eso creen que comiendo una parte de sus víctimas
pasan a formar parte de ellos.
—Esto es asqueroso, está cruzando todos los límites—dije asqueada, solo
de pensar...que asco ¡dios, no! Es uno de los actos más asquerosos que he
escuchado y hasta ahora he tenido que ver, pero para nuestro amigo del FBI
era pan comido por lo que veo—. ¿Cómo lo sabes?
—Jeffrey Dahmer—me miró fijamente—. Ted Bundy y la lista sigue y
sigue, casi la mayoría le da curiosidad y creo que aquí podemos ver como
Nicolás está buscando más placer en prácticas sexuales perversas y no creo
que vaya a parar.
—Eso ya lo sé, Jess.
—Tienes que dar otra alerta.
—Es lo mejor, Mariel, esto está escalando a puntos que no creíamos—me
dijo Harry preocupado.
—Pero también está llegando el fin—dice Jess y me entregó una colilla
de cigarro—. Cada vez está siendo más descuidado y cometiendo más
errores, por lo tanto, caerá antes de lo que crees.
—Eso espero, ahora vamos que tenemos que dar un nuevo aviso.
Diego
Sonrió cuando veo que ella iba a entrar a su salón para dar su último
examen de esta semana. Ella me guiña el ojo y pongo los ojos en blanco.
Apenas nos hemos visto esta semana, ya que ambos tuvimos una semana
llena de exámenes. Ella estuvo acompañada de Alejandra y yo de Cameron.
Me acerco a ella y la tomó de la cintura. Ella me miró con una enorme
sonrisa y apartó su largo pelo. Me gusta como tiene pelo, es algo que me
vuelve loco.
—Hola, mi bella novia—Digo con una sonrisa y agachándome para estar
a su altura.
—Hola, mi chico cursi y ardiente—sonrió por su apodo, me gusta. Sé que
soy bastante cursi con Anastasia, pero no puedo evitarlo, simplemente me
sale ese lado con ella—. Quiero boxear—dice con un puchero.
Apoyo mi frente contra la suya y la aprieto aún más contra mi pecho.
—¿Quieres que te preste mi linda cara para boxear? —pregunto con
diversión.
Ella arruga un poco su nariz y se muerde el labio inferior. Me mira... me
sigue mirando y suelta una risa. Me encanta verla sonreír.
—Creo que eres masoquista porque mi golpe fue el que te enamoro.
Hago una mueca fingida y ella me mira divertida. La atraigo más a mí y
le doy un suave beso en sus labios. Siento como alguien tose, nos
separamos y veo a Cameron con Alejandra. Anastasia observa como una
señora entra a su sala, me da un beso y entra en su salón. No puedo evitarlo
y la sigo con la mirada.
—¡Dios mío, Diego! —exclama Cameron.
—¡¿Qué?! —exclamó con una sonrisa.
—Límpiate la baba, colega—me da un empujón y se lo devuelvo. Ambos
comenzamos a caminar a la cafetería, ya que terminamos los exámenes por
esta semana y la única que queda es Anastasia.
Nos sentamos en una mesa apartada y veo de reojo a Bárbara con Carlos,
los miro con asco y veo como ella se limpia una lágrima <<Que patética es
Bárbara>> Me arrepiento tanto haberme acostado con ella y de que fuera mi
novia ¡Qué horror! —pienso para mí mismo. En mi defensa estaba
despechado y bueno no estaba en mi mejor momento.
—¡Qué zorra es Bárbara! —dice Alejandra.
Suelto una carcajada y me apartó un mechón de la frente. Miro hacia mi
lado y veo a Amber, quien me guiña un ojo y yo pongo los ojos en blanco.
Soy un hombre casado.
—¡Alejandra! —le reclama Cameron.
Sonrió. Cameron siempre ha sido el más pacífico en nuestro grupo, no le
gustan los conflictos de ninguna forma. Los chicos se levantan para pedir
nuestro almuerzo y me quedo solo. Miro mi teléfono y no tengo ningún
mensaje de Anastasia, la extraño. Hemos estado una semana separados,
aunque tampoco es que necesitemos estar pegado todo el tiempo, pero ya la
extraño y quiero besarla y dormir con ella.
Siento como alguien arrastra una silla, miro a mi lado y veo a Amber. La
observo y anda con un top que no deja nada la imaginación y una minifalda.
Miró de nuevo mi teléfono, no quiero hablar con ella. Me acosté con ella,
claro, tampoco soy un santo.
—Hola, Diego.
—Hola—digo con un largo suspiro.
Ella pone una mano en mi brazo y yo miro ese toque y lo apartó con
rapidez. Ella no se rinde y vuelve a poner la mano ahora en mi pierna, la
apartó de nuevo y la miró molesto.
—¿Qué pasa Diego? Ya no quieres jugar conmigo—dice con voz de niña
regañada.
—Sabes que tengo novia, Amber, así que déjame en paz—digo enojado.
Ella lo vuelve a intentar y tomó su muñeca. Ella me mira con mirada
juguetona y se relame el labio inferior. Joder, no me la pienso volver a follar
en mi puta vida—. Vete de aquí antes que me ponga violento.
Ella se acerca a mí y yo me alejo.
—Me gusta que seas violento, Diego—me ronronea.
Intento pararme, pero se aferra a mi cuello. Esta chica parece pulpo, tomó
sus muñecas y la separó como puedo de mí, pero ella no se rinde, pero que
mierda le pasa.
—Déjame en paz, que no va a volver a pasar nada entre nosotros—le
digo furioso.
—¡Te has vuelto aburrido! —me suelta.
La empujo y ella cae sentada en la silla, salgo de la cafetería y camino
hacia el salón donde está dando el examen Anastasia. Cuando llego veo que
ella está guardando algo en su mochila y me acerco lentamente y pongo mis
manos en su cintura y suelto:
—Buuh—ella se gira y detengo su mano. Suelto una risa y ella me mira
entre enojada y molesta—. Tranquila fiera que soy yo.
—¡Eres un gilipollas! —exclama enojada y tirándome su estuche en la
cabeza.
—¡Auush! Eso duele—digo con una mueca.
Ella se sienta y se pasa una mano por la cara. Me agacho para estar a su
altura y apartó su pelo de la cara. Necesito que me mire, sé que está
preocupada y que tiene miedo, joder, hasta yo le tengo miedo a Nicolás es
más peligroso de lo que pensé. La abrazó con fuerza y ella intenta alejarse,
pero yo me aferro a ella y al final, se rinde y me abraza.
—Te amo—le susurro, dándole pequeños besos por su cuello. Ella
suspira y no tomó como su cuerpo se va relajando con mis caricias—.
Perdóname, no fue divertido, lo siento.
—Diego, soy una bruta casi te pego—ella suelta una pequeña risa—.
Casi arruino tu cara de ángel.
—Un golpe no me haría daño—susurro.
De repente alguien me agarra del brazo y me hace tambalear. Anastasia
abre los ojos y yo miro a la persona que me agarro del brazo y veo que es
Amber, pero que le pasa a esta chica.
—Vamos, Diego, no te enojes—dice haciendo puchero.
Miro a Anastasia quien está frunciendo el ceño. Me mira y luego mira a
Amber, ¡Mierda! Me suelto de su agarre, pero ella vuelve al ataque como un
maldito pulpo con sus brazos. Tomo sus muñecas y ella me sonríe.
—¡Me gusta que seas difícil!
Anastasia se aclara la garganta y yo me giro para mirarla y busco su
ayuda, pero ella está tranquila sonriendo. ¡Oh, genial! Me va a dejar solo
lidiar con ella ¡Qué buena novia!
—Déjame ya, joder Amber, vete a joder alguien más que no te volveré a
tocar. Tía búscate a otro chico que te aguante, que no ves que tengo novia.
—¡Oh, vamos, Diego! Podemos hacer un trío como la otra vez.
—¡Hey, guapa! —dice Anastasia. Amber la mira y ella se pone de pie y
se aparta su larga melena y pasa su brazo por la cintura, me apega a ella—.
Deja de molestar a mi novio.
Amber frunce el ceño y se cruza de brazos.
—Te sientes muy segura con él, ¿verdad? —pregunta Amber con aire
malvado.
—¿Celosa? —rebate Anastasia con una sonrisa de orgullo. Yo pongo los
en blanco y la tomó de la cintura, me agacho para estar a su altura.
—Vámonos, bella, no vale la pena gastar saliva con esa chica—le
susurró, dándole un beso en la mejilla y ella asiente.
Damos media vuelta y comenzamos a caminar a la cafetería, pero un
grito hace que no giremos. Por el rabillo veo como Amber nos sigue y
Anastasia, se gira molesta y yo intento que siga caminando.
—No es tan santo como piensa, guapa, y yo no confiaría tanto en él, tal
vez, te ha puesto el gorro con alguien más—aprieto los puños y me giró
molesto. Me acerco a ella y comienza a retroceder.
Anastasia tira mi mano, pero me suelto. Me harto esta chica, jamás le he
puesto los cuernos Anastasia y ni siquiera se me pasaría por la cabeza, pero
claro como no logró seducirme ahora quiere hacerme ver como el malo.
Una cosa que siempre he aprendido de Amber es que es muy caprichosa, si
no consigue lo que quiere, manipula a la gente.
—¡Cállate, maldita sea! Jamás le he sido infiel, Anastasia y eso lo sabes,
compórtate como una adulta. Tan desesperada estas para que te follen ¿eh?,
dímelo joder, te dije que no así que vete de aquí antes de que pierda mi
paciencia.
Ella abre la boca, pero la cierra y se va lentamente. Suelto un gruñido y
me giro a dónde está Anastasia y veo que mira sorprendida. ¡Mierda! No
quiero que piense que le fui infiel, eso jamás pasaría.
—Nunca te he sido infiel—es lo primero que digo, cuando tomo su mano
y ella frunce el ceño y me mira fijamente.
—Diego...
—¡Anastasia, sabes que yo jamás haría eso! —exclamo molesto. Ella me
mira... Tiene que creerme, ella me conoce y si vale, tenía fama de mujeriego
y no lo niego, me acosté con muchas chicas, pero cuando la conocí a ella
me detuve, bueno...solo con Bárbara, pero fue cuando terminamos y no
sabía nada de ella.
Ella me sigue mirando y siento como van pasando los segundo y ella
sigue sin decir nada. Me pasó una mano por el pelo y ella suelta una risa y
se cuelga mi cuello.
—¡Lo sé, Diego! sé que nunca me harías eso —dice, besando mi cuello y
yo la abrazo con más fuerza.
Anastasia es mi mundo, gracias a ella volví a sonreír y puede volver
amar. Si admito que antes era mujeriego, pero nunca me cerré a la
oportunidad de tener una novia y Anastasia, simplemente me sorprendió y
supe que ella sería la indicada para mí, y tenía jodidamente razón.
******
Casi escupo mi bebida, mire a Dylan quien tenía una sonrisa inocente,
amaba ese sujeto, era raro, pero eso lo hacía encantador. Mire Anastasia y
luego a Cameron.
—¡Eres tan raro, Dylan! —exclamó Anastasia.
—¿Solo quiero algunos detalles de cómo es su vida sexual? —Miro
Anastasia y ella hizo una mueca. Todos volvimos a mirar a Dylan—.
Amorcín eres una egoísta, yo siempre te he contado todo e incluso si me
pongo condón o no, solo quiero detalles de si va a haber un futuro Dieguito
o Anastasia.
No pude evitarlo, pero escupí mi bebida dentro del vaso y comencé a
toser. Anastasia le tiró un zapato en la cabeza y la sala estalló en carcajadas.
Lo miré y se estaba refregando la cabeza donde le había caído el zapato.
—¡Joder, que te calles que no me quiero imaginar tu pene y menos el de
Diego! —exclamó Javier.
—¡Tan sensible, que eres hermanito, es sexo! Que tiene de malo. No se
hagan los santos porque todos son unas putas perras que han follado sin
parar—nos apunta a todos los hombres.
—¡Dylan! —exclama Anastasia, muerta de la risa. Acaricio sus muslos y
apartó su hermoso pelo castaño y comienzo a jugar con su pelo haciendo
una trenza pequeña.
—¿A veces me cuestiono tu sexualidad? —pregunta Jonathan. Dylan se
gira hacia él y le sonríe—. Porque me mira, perra.
—Yo soy él que siempre doy, cariño, recuerda nuestras noches, perra
envidiosa—Anastasia suelta una risa y yo también. Estos chicos son
increíblemente raros, pero increíbles y aman a mi chica.
—Tú jamás vas a tener mi trasero—se burla Jonathan, dándole un trago a
su cerveza.
Nos reunimos un momento para celebrar que se terminó otra semana más
de exámenes y también para subirle un poco el ánimo, Anastasia, sé que
está preocupada por todo. Las pesadillas la tiene cada 4 veces a la semana a
pesar de que va a terapia. Quise hacer esta pequeña reunión con sus amigos
para que sonría y Dylan vaya que lo consigue.
—Gracias por esta sorpresa—me susurra ella, besando mi cuello.
—Recuerda Anastasia: siempre sonríe para mí, ¿vale?
—Puedo abrazar a Anastasia, ¿o no? —pregunta con una sonrisa Dylan.
Yo me encojo de hombros y le doy un beso en la sien antes de que Dylan
literalmente me la roba de mi regazo. Él me saca la lengua y pongo los ojos
en blanco.
Miro como Dylan le dice cosas en oído a Anastasia y ella se muerde el
labio inferior para no reír y después Javier la abraza con fuerza y después
Jonathan. Sonrió. No me da celos porque ellos son como hermanos y
siempre me lo han demostrado. Jonathan se roba a Alejandra y Cameron se
acerca a mí.
—Somos dos estúpidos enamorados—me dice antes de chocar su vaso
con el mío.
—Yo ya perdí esa batalla la primera vez que la vi—murmuró con una
pequeña sonrisa en mis labios.
—Lo sé amigo, se te cae la baba por ella, pero solo pensé que sería otro
capricho—él hace una mueca—. Lamento haberte amenazado para que te
alejara de ella, pero no sabía cuáles eran tus intenciones y Alejandra estaba
nerviosa.
—Normal—digo encogiéndome de hombres. Jamás he negado que fui un
mujeriego. Tenía mis noches y tardes locas, pero eso no significa que no
quiera una relación estable, yo solo esperaba a la chica correcta—. Siempre
tuve mala reputación, pero ya no. No tienes ni idea lo feliz que soy ahora,
gracias a ella he podido volver a ser yo. Deje esa ira a un lado para volver a
sonreír y ser cursi.
—Yo soy feliz por ti, te lo mereces.
Pasamos más de media hora hablando entre nosotros hasta que Alejandra
vuelve con Cameron y mi bella novia vuelve a mí. Anastasia me muestra su
enorme sonrisa y me da un suave beso. Alejandra y Cameron llegan con
palomitas, papas fritas y maní para comer durante la película. Anastasia se
acomoda en mi regazo y escogimos ver una película de comedia que es: ¿y
dónde están las rubias?
******
Miro la hora son las once de la noche y Dylan abraza con fuerza
Anastasia. Somos los únicos que quedamos en la sala de estar, Alejandra y
Cameron se fueron a acostar, según ellos a dormir, pero a mí no me engaña.
—Recuerda siempre con condón, que aún soy demasiado joven y sexy
para ser tío—dice Dylan, acariciando el vientre de Anastasia. Ella pone cara
de terror y le da una palmada a su mano—. Nos vemos guapa, te amo ¿y tú
me amas?
—Siempre, amorcín—dice Anastasia.
—Adiós, Diego.
—Adiós—le devuelvo la sonrisa y ella cierra la puerta.
Me acerco a ella y pongo mis manos por encima de su cabeza quedando
atrapada. Ella se gira y toma mi polera y me acerca aún más a su pecho,
pone una pierna en mi cintura y suelto un gruñido.
¡Mierda! Ya estoy caliente y quiero hacerla gritar mi nombre, una semana
sin sexo es una tortura. La beso con pasión y nuestras lenguas se entrelazan,
su mano baja y toca mi erección por encima de mi pantalón.
—Te deseo, Diego—me susurró, besando mi cuello y dejando besos
calientes. Cierro los ojos y disfruto de sus caricias. Sabe cómo volverme
loco. No espero más y me aprieto aún más para que me sienta. Muevo mi
cadera y ella jadea.
—¿Quieres que te folle? ¿Qué sea duro y salvaje? —le pregunto con una
sonrisa de orgullo.
Ella enrolla sus piernas en mi cadera y se cuelga en mi cuello, comienzo
a caminar hacia su habitación. Sé que no ha contestado mi pregunta, pero
no hace falta, ambos lo deseamos.
Abro de una patada la puerta y la dejó en la cama, cierro la puerta con
pestillo. Me acerco a ella y la beso con posesión, necesito esto ahora. Ella
me mira y comienza a desvestirse lentamente, yo la observo como cada
prenda cae al suelo y comienzo a desvestirme rápidamente. Desarmó la
cama y la tomó y la dejó con cuidado en la cama.
Me coloco encima de su cuerpo para poder mirarla directamente a los
ojos. Mi cuerpo se ajusta al de ella y lo cubro al mismo tiempo que las
sábanas se quedan arrugadas en mi cadera.
Anastasia abrió sus muslos y me acomode mejor entremedio de su pierna
para que pudiera sentir mi enorme erección, solo con ella podía estar tan
caliente.
—Te extrañé, mucho tiempo sin estar contigo—susurro, besando su
cuello.
—Exagerado, que fue una semana. En serio y después dicen que las
mujeres somos exageradas y dramática—dice con una enorme sonrisa y yo
la callo besando sus carnosos labios.
Alargó mi mano por debajo de la almohada y sacó un condón. Ella me
observa, y yo sonrío. Rasgue el paquete con mis dientes y me coloco
rápidamente el condón en mi dura erección. Tomó la mano de Anastasia y
la guió a mi pene, ella comenzó a mover su mano de arriba y abajo,
haciéndome gemir su nombre. Es mi diosa.
La tumbé de nuevo en la cama y me coloqué rápidamente encima de ella,
abrí sus piernas y mis dedos acarician su clítoris y ella suelta un gemido.
Metí un dedo dentro de su sexo y luego otro y los moví en círculo. Ella
abrió la boca y la besó con fuerza. Ella me recibió con gusto y nuestras
lenguas se enredaron. Sigue estimulando su clítoris con mis dedos y estaba
muy húmeda.
Tomé mi pene y la guie a la entrada de su vagina, rocé mi pene contra su
sexo una y otra vez para que se mojara aún más y ella jadeó con fuerza, di
un empujón y me introduje es su interior por completo. Anastasia, rasguño
mi espalda y beso mi cuello. Me detuve un momento y la miré directamente
a los ojos. Ella tenía los labios entreabiertos y su mirada era de placer.
—Salvaje, mañana tendré tu marca por toda mi espalda—digo con una
sonrisa burlona. Me salgo y vuelvo a entrar con fuerza.
Ella abre los ojos y tiró de su labio inferior donde chupo con fuerza antes
de besarla, me salgo y vuelvo a entrar con fuerza y muevo mi cadera. Ella
suelta un gemido.
—¡Mierda, eres tan sexy! —exclama muerta de placer.
—¿Rápido o lento? Tú escoges, Anastasia—digo besándola suavemente
en los labios.
Ella me mira por un momento.
—Lento al principio y rápido al final y que sea salvaje—dice, dándome
una palmada en el trasero. Suelto una risa, amo esta mujer, estaría perdido
sin ella para siempre, la necesito mucho en mi vida.
Me retiré lentamente y volví a hundirme en ella con delicadeza tal como
me había pedido. Anastasia alargó los brazos para rodearme el cuello y me
atrajo más hacia ella para besarme en los labios. Me encanta cuando ella
toma la iniciativa del beso.
—Me encanta follarte—le susurro, y me vuelo enterrar en ella con fuerza
y sus manos me aprieta el trasero para entrar más adentro.
Ella suelta una risa y me sorprende cuando suelta las siguientes palabras:
—Cállate y bésame —murmura contra mi boca.
Sonrió.
—Estás mandona hoy, pero eso sí puedo hacerlo, bella.
Me callo cuando nuestras lenguas se entrelazaron y colisionaron,
enredándose hasta que a Anastasia le faltaba el aliento y comenzó a jadear.
Solté un leve gemido en la garganta y pasé los brazos por debajo del cuerpo
de Anastasia para poder tenerla más pegada a mí.
Ella arqueó aún más las caderas con fluidez, mientras yo deslizo mi pene
dentro y fuera de ella hasta que Anastasia estuvo más que mareada de
placer. ¡Mierda! estoy muy cerca de mi orgasmo siento como mi pene crece
aún más.
Entre aún más fuerte dentro de ella y no había ninguna parte de ella que
yo no estuviera tocando de alguna manera. Su cuerpo estaba pegado al mío,
Anastasia podía sentir cada una de mis sacudidas, cada vez que mis
músculos se tensaban.
—¡Quiero que me sientas bien adentro! —le susurré, mordiendo su oreja
y ella soltó un pequeño jadeo.
Comencé a dejar un reguero de besos por su mandíbula y luego por el
cuello, seguí bajando hasta llegar a su pecho donde chupé y mordí su pezón
con fuerza haciendo que elevará su pelvis.
—Estás tan caliente por dentro, me encanta estar dentro de ti—digo,
chupando su pecho derecho.
Ella se excita más con mis palabras porque sentí como apretó sus
músculos internos, apretando aún más mi pene. ¡Mierda, no me falta
mucho! La tomé de la cintura y la senté en mi regazo
—¡Quiero que me montes, Anastasia! —le ordenó, dándole una nalgada
en su culo.
Anastasia comenzó a subir y a bajar lentamente por mi pene y sus
movimientos eran lento, pero profundo haciendo que mi pene se metería
aún más. Me acerqué a ella y la besa. Mordí su mandíbula y la mira
fijamente, ella tomó controlo y comenzó a mover sus caderas en círculo
haciéndonos a ambos jadear, ella es perfecta.
—Sigue así, Anastasia, me vuelves loco—digo animándola, y
acariciando su trasero. Ella pone los ojos en blanco y la beso. Sé que está
cerca, lo noto en sus contracciones.
La detengo y la giró de nuevo para que esté en la cama. Y vuelvo a
penetrarla de inmediato. Anastasia me abrazó y me acercó más a ella. Se
colgó de mí, mientras, me enterraba en su interior con mayor profundidad y
con más fuerza. La miro y tiene la mirada llena de placer y lujuria.
—Bella, mírame.
Ella abrió los ojos y me miró fijamente, había placer en su expresión y
una mirada de ternura.
—Te amo, mi chico cursi y ardiente.
Sonreír.
—Bésame—le supliqué.
—Diego... —dijo mi nombre divertida, era estúpido, yo podía besarla
siempre que quisiera. La besó con fuerza, con posesividad. Anastasia se
estremeció y arqueó su cuerpo.
—¿Cuán cerca estás?
—Casi estoy —susurro Anastasia.
—Dime lo que necesitas para llegar.
—Tú —dijo—. Solo tú.
Mis ojos brillaron y apreté la mandíbula. Y la volví a besar otra vez con
más fuerza y con más hasta que ella estuvo respirando mi aire y yo el de
ella. Sentí como Anastasia estaba cada vez más cerca de su orgasmo y sentí
como apretó mi pene con sexo y se mordió el labio inferior con fuerza y
grito mi nombre.
—Ah, Anastasia —solté un gemido—. Estoy cerca, muy cerca.
Comencé a moverme más rápido y con más fuerza. Sentía como mi
control desaparecía y sentía como su orgasmo se alargaba debido a mis
penetraciones, sentí que le venía el segundo orgasmo Anastasia y me moví
con más fuerza y puse una mano en cintura para que no se moviera tanto.
Se la metí una, dos, cinco hasta diez veces hasta que por fin solté un
gruñido y me corrí dentro del condón, caí sobre ella con cuidado. Nuestros
cuerpos estaban sudados.
Anastasia pasa sus dedos por mi húmedo pelo y recuesto mi cabeza en su
pecho y lo acaricio con mi nariz. Ella es la única mujer que siempre amaré.
—Dime una de tus frases cursi—me pide con voz ronca.
—¿Te gusta que sea cursi?
Ella soltó una risa y me enamoré aún más... me quedé mirándola como su
nariz se arrugaba un poco y se veía aún más bella. Acaricié su mejilla y ella
se quedó callada un momento esperando mi frase.
—La segunda mejor cosa que puedes hacer con tus labios es sonreír. Y la
primera es besarme, bella—le digo antes de besarla lentamente, nuestras
lenguas danzaron lentamente en un baile sensual y pongo una mano en su
cadera—. Te amo, siempre sonríe y siempre bésame, Anastasia.
—Por ti siempre, mi chico cursi y ardiente—dice acariciando la mejilla.
*****
Los días pasaban rápidamente y aún no había noticias sobre Nicolás y
tampoco se había encontrado más cuerpo o desaparecido más chicas. La
policía sigue dando aviso de que las mujeres tengan preocupación y que por
favor no salgan tan tarde. En la universidad hay más seguridad y puedo
notar como cada día que pasa Anastasia se está apagando más y que ahora
sus pesadillas son más fuertes.
La miro y está leyendo un libro, pero sus hombros están caídos. Dejo mi
computador de lado y me acerco a ella.
—Anastasia, quiero que todo salga bien, que vuelvas a reír en voz alta,
que el universo te escuche, que cada sueño que tienes se te cumpla. Quiero
verte ganar. No te rindas, por favor sonríe para mí.
Ella me miró y se abrazó a sus rodillas, anoche tuvo una terrible pesadilla
donde apenas pudo dormir, lo sentí porque se movía a cada rato, aun cuando
la abracé la sentí inquieta.
—Te amo, por favor no te rindas.
—No lo haré Diego, lo prometo—dijo con una pequeña sonrisa. La
abracé con fuerza y ella escondió su cara en mi cuello.
Diego me dio un beso en la frente antes de irse a jugar con sus amigos al
basquetbol, mis ojos lo siguieron hasta que entró en la cancha, se dio la
vuelta y me lanzó un beso y fingí que lo atrapaba con mi mano. Observe a
mi alrededor como estaban unos metros más atrás los policías porque ahora
ya entraba dentro de la universidad. Lo que me tenía muy incómoda porque
no tenía privacidad para nada ahora.
Observe que Barbara se acercaba dónde estaba y desvié la mirada porque
no quiero dramas y tampoco quería pelear con ella porque sé que le ganaría.
Ella se sentó en la esquina de la banca y miró a Diego quien tenía el balón
en sus manos.
—Diego realmente te ama —murmuró Bárbara con un tono triste en su
voz.
La miré de reojo y asentí con mi cabeza.
—Yo también lo amo profundamente y me cegué tanto por ese amor que
estuve a punto de cometer una locura —dice con la voz entrecortada y vi
que se estaba limpiando una lágrima —. Sabes, pensé que sería como todas
las películas o libros donde al final tu mejor amigo también se enamora de
ti, pero no, Diego solo me tenía para pasar un buen rato —suelta un enorme
suspiro.
⋙Lo amaba demasiado tanto para escuchar todo lo que él quisiera
contarme. Tú no tienes una idea como sentía cada vez que me contaba con
que chica se enrolló, mi corazón se rompía, Anastasia. Y cuando llegaste tú,
él se quedó enamorado al instante de ti. Nunca lo había visto tan interesado
como lo estaba contigo y cuando escuche que te llamaba bella, lo vi todo
rojo porque él siempre me contó que cuando conociera a la chica indicada
le diría un apodo, nunca me lo dijo cuál, pero cuando escuche como te
llamaba lo supe. Yo me cegué porque sentía que yo merecía ser esa chica
por todo los años que estuve ahí para él e incluso cuando tú te fuiste yo
estuve para él —susurró con voz rota y miró a la cancha donde Diego tenía
el ceño fruncido.
—Bárbara yo no lo busque, te lo puedo asegurar.
—Te creo Anastasia. Diego fue él que te persiguió y te insistió, a veces
puede ser muy convincente. Yo solo quería pedirte perdón por todo, jamás
debí intentar interponerme entre ustedes o haber intentado drogar a Diego
—la miré fijamente porque no sabía si esto era real o mentira —. El amor
realmente te ciega y estoy yendo al psicólogo para volver a sentirme segura
conmigo misma.
—Bárbara..., no sé qué decirte, no te culpo por estar enamorada de Diego
o algo por estilo, pero creo que no debiste forzar las cosas entre ustedes
porque eso iba a acabar mal. Y aún eres joven, eres una chica guapa y lista,
y si Diego no supo ver eso en ti de forma amorosa pues él se lo pierde,
Bárbara. Mira no te puedo perdonar de inmediato por lo que intentaste
hacer a Diego porque eso estuvo realmente mal y si no te pusimos una
denuncia fue porque Diego realmente te apreciaba como amiga.
Ella asiente con su cabeza y se limpió las lágrimas que caían por su
mejilla. Sacó de mi mochila un pañuelo desechable y se lo entregó. La
observé fijamente porque ni siquiera la odiaba, entiendo que el amor te
ciega e incluso se puede volver una obsesión muy peligrosa, pero lo bueno
es que estaba yendo a terapia para sanar.
—Eres una buena persona Anastasia, y Diego se ganó el cielo contigo —
murmuró, levantándose de la banca. Observó cómo mira de reojo a Diego
quien viene caminando donde estamos y luego me mira de nuevo —. Lo
siento —susurra antes de irse rápidamente.
Diego la fulmina con la mirada y toma mi barbilla con cuidado pasando
su pulgar por mis labios y mi respiración se altera al sentir ese sutil toque.
—¿Qué te dijo?
—Me pido perdón por todo, Diego...yo no entiendo por qué estaba
cambiada, pero la vi destrozada.
Él se agachó para estar a mi altura, su mano acarició mi rostro, se veía
muy guapo con su pelo algo húmedo y su camiseta de tira que dejaba a la
vista sus musculosos brazos. Lo miré de nuevo y tenía una pequeña sonrisa
pretenciosa en sus labios.
—Lo sé, sé que me veo sexy, pero concéntrate ¿qué te dijo? —dice con
un tono que se vuelve un poco duro.
—Me contó sobre tu historia de amistad de como estuvo siempre
enamorada de ti y me pidió perdón por lo que intentó hacernos, tampoco
fue tanto lo que hablamos —le explico, acariciando sus brazos de arriba y
abajo y puedo notar como se estremece por mis caricias.
—Ah, vale, que hago lo que quiera mientras se mantenga lejos de ti y de
mí está todo bien. Ella murió en el momento que intento drogarme para
poder abusar de mí —murmura cortante y molesto.
Asiento con mi cabeza porque entiendo mucho lo que intento hacer
Bárbara y Carlos no tiene nombre y yo tampoco creo que la pueda perdonar
en ese sentido, pero siempre es bueno pedir perdón para sanar con uno
mismo y me alegro de que se dé cuenta de su error.
—Te ves sexy con esta minifalda de cuero y una polera negra, te hace ver
como mi chica mala y me calientas, Anastasia, y me dan ganas decirte
muchas guarradas en este momento —me susurra con voz sexy y dándome
pequeños besos en el cuello.
Suelto un pequeño gemido y él suelta una risa, su mano comienza a bajar
lentamente por mi cuello, por mi brazo hasta que llega a mi cadera donde
me da un breve apretón y la deja por encima de mi falda, comienza a
dibujar círculos invisibles que hace que toda mi piel arda ¡Es una maldita
adicción sus caricias!
—¿Estás caliente, Anastasia? —Pregunta con tono meloso y metiendo su
mano por debajo de mi falda y trago duro.
—Diego..., alguien te puede ver—le reprocho, pero no sueno convincente
porque él saca su lengua como niño pequeño y suelto un gemido cuando sus
dedos hacen presión en mi sexo sobre la tela de mi braga—. Diego.
—Responde a mi pregunta—ronronea, besando mi cuello y me
estremezco entera porque si, joder, estoy caliente y no puedo evitarlo con
sus malditas caricias y susurrando palabras caliente.
—Si, pero Diego para con esta tortura—digo con la voz entrecortada y
suelto un suspiro de alivio cuando retira su mano dentro de mi falda.
Él mira un momento a su alrededor y yo apoyo mi cabeza en su hombro,
es el peor me excita y me deja así, sé que lo hace para distraerme de todo lo
que está pasando porque las semanas pasan y no hay noticias de Nicolás y
sospechosamente ha parado de matar porque hace más de un mes que no se
han encontrado cuerpos y tampoco han desaparecido más mujeres, es como
si estuviéramos en una calma que me pone aún más en alerta.
—Será mejor irnos al departamento—me dice con un tono burlón y me
roba un beso en los labios y apartó mi pelo tirando hacia atrás—. Para que
pueda atender las necesidades de mi chica, no quiero que ella piense mal de
mí.
<<Es un egocéntrico y un imbécil>>—digo mentalmente. Diego
entrelaza mi mano con la suya y nos topamos con la otra parejita ruidosa de
nuestro departamento. Alejandra dejó de besar a Cameron y se subió
prácticamente encima de mí donde casi nos caímos, pero Diego me afirmó
con fuerza.
—Alejandra me estabas babeando el cuello—digo con hilo de voz porque
me está asfixiando con sus manos en mi cuello y sus piernas están alrededor
de mi cintura, es un koala—. ¡Dios mío!
—Te amo—me susurro, dándome un sonoro beso en la mejilla y
comenzó a soltarse poco a poco y miro de reojo a los chicos que nos
miraban con curiosidad.
—¡Hey chicas! Acaso quiere montárselo ustedes solas y no nos quiere
dejar mirar—ironiza Diego pavoneándose, mientras se sitúa detrás de mí.
Alejandra sonríe con descaro a Diego y le da un puñetazo de broma en su
pecho y él finge que le duele y deja caer prácticamente todo su peso sobre
mí. Miro a Cameron y está poniendo los ojos en blanco.
—Eres un maldito, pervertido—dice Alejandra provocando a Diego—.
No te hagas el loco porque sé que nos escucha mientras Cameron y yo
tenemos sexo.
Diego acaricia mi pelo con cuidado, pero tiene una sonrisa burlona en sus
labios dispuesto a seguir provocando a Alejandra, vamos a ver Alejandra es
bastante ruidosa y Diego solo lo hace para molestarlos, es una locura mi
departamento.
—Bueno, Alejandra, tú no eres precisamente una monja de clausura —se
burla Diego.
Cameron se echa a reír, y eso no le hace ni pizca de gracia a Alejandra,
que le clava si puño en el estómago a modo de respuesta y de que no opine
nada sobre esta rivalidad estúpida que se ha creado entre ellos.
—Pero puedes estar tranquila: nos hemos perdido siempre de todo el
espectáculo visual y solo hemos escuchado debido a que tú gritas, monjita
—explica muy serio Diego, como si fuera un crítico profesional de cine,
pero le dura poco porque una sonrisa perversa sale a relucir en sus labios.
Yo empujo a Diego para que nos vayamos luego de la universidad y ellos
se miran antes de estallar en una carcajada, Alejandra abraza con fuerza a
Diego y Cameron toma mi brazo.
—Vámonos, Anastasia porque si no nos movemos ellos no lo harán—
asentí con mi cabeza y comenzamos a caminar a la salida y sentí como
venía corriendo detrás de nosotros.
Diego me tomo de la cintura y me levanto del piso dándome varias
vueltas antes de caminar con paso firme a su todoterreno. Abrió la puerta
con una absurda reverencia para mí y puso una mano en mi cabeza para que
no me pegara con el marco de la puerta. Diego se inclinó hacia mí y me dio
un breve beso fugaz en mis labios antes de abrocharme el cinturón.
—Así estarás quieta y te comportarás como una niña buena—me sonríe
con gesto juguetón en sus labios.
Suelto un bufido por sus palabras.
—¡Imbécil! —le digo, atrapando su labio inferior donde lo muerdo un
poco y él suelta un pequeño gemido de dolor—. Vámonos luego por favor
que esos policías me pone nerviosa.
—¡Aja! De seguro que en tu pervertida mente ya me tienes esposado en
la cama e indefenso, comienzo a temer por mí y por tu apetito sexual—se
burla, bajando su frente hasta tocar la mía.
Me remuevo ruborizada y echó un vistazo alrededor.
—¡Diego! No eres gracioso.
—¡Al menos podrías negarlo! —Exclama con una sonrisa juguetona y
acaricia mis muslos con cuidado—. Te juro que, si no estuviera esos
policías aquí, ya te hubieras corrido en mis dedos y después te follaría con
fuerza, pero será para otra.
Lo miro perpleja porque este chico sigue sorprendiéndome como puede
ser a veces tan cursi y después un dios sexo, me sorprende. Diego suelta
una pequeña carcajada..
—¡Ya no quiero tener tanta seguridad! Me hacen sentir incómoda—
Exclamó con sinceridad.
Ambos giramos nuestra cabeza hacia donde se encuentran los policías
que no están observando fijamente y él asiente con su cabeza porque sé que
es por mi seguridad, pero es algo incómodo no poder tener nuestros
momentos juntos tranquilos.
—Tienes que aguantar, Anastasia es por tu seguridad—me dice con un
tono totalmente serio y asiento con mi cabeza—. Te amo, bella ¿quieres
casarte conmigo?
—No—respondo con una sonrisa burlona.
—Eso es un sí—dice con un tono de voz excesivamente contento y pasa
por alto mi verdadera respuesta—. Nos casamos entonces en una semana—
asiente con su cabeza y yo niego con la cabeza.
*******
Entro en mi departamento, pero paró en seco porque siento algo raro, no
sé cómo describirlo, pero es como si alguien hubiera estado aquí. Me rasco
el cuello y Diego acaricia mi brazo con cuidado.
—¿Qué ocurre? —pregunta alarmado.
—Llama a los policías Diego, por favor—digo cerrando de nuevo el
departamento y Alejandra me abraza con cuidado, mientras Diego habla
con los oficiales. ¡Dios sé que él estuvo hoy aquí! Es una intuición y no
estaré segura hasta que los policías registren el departamento.
Pasan dos minutos y entran los dos policías a mi departamento, todos nos
quedamos afuera esperando que sea seguro tal vez, estoy siendo algo
paranoica y yo misma hubiera entrado si hubiera estado sola, pero están
conmigo las personas que amo y me niego a exponerlos a esto. Diego me da
besos en la coronilla de mi pelo para intentar tranquilizarme, pero no puedo
porque pasan los minutos y aún no salen los policías e incluso me estoy
poniendo nerviosa por ellos.
Miró de nuevo la puerta y por fin se abre la puerta donde salen los dos
policías y se acercan a nosotros.
—Está libre—dice el policía que se llama Javier.
Suelto un suspiro de alivio. Los policías hablan poco más y asiento a
todo lo que me dice que van a estar pendiente y que van a revisar las
cámaras para saber si alguien realmente entró en departamento cosas que lo
agradezco, tal vez estoy algo paranoica, pero prefiero ser precavida.
Cuando entramos en departamento voy directamente a la cama, no quiero
nada más, pero paró de inmediato porque siento que hay cosas que están
fuera de lugar. Miro a mi alrededor y veo que la foto que tengo mía y de mi
hermano en la mesita de noche, no está en la misma posición. Entro en mi
closet y veo que el cajón de la ropa interior está entre abierto y recuerdo que
no lo deje así ¡Mierda estuvo aquí! Me pongo de puntilla y estiro mi mano
buscando mi cuchilla y no está donde la tenía escondida. Siento como toco
un papel, lo agarro y cuando doy la vuelta.
Suelto un grito horror.
—No puede ser, no, no—gritó con horror, al ver un cuerpo decapitado en
un sótano, suelto la foto como si me quemara y me abrazó con fuerza ¡Dios,
dios, eso tiene que ser mentira!
Miró de nuevo a abajo y veo que tiene algo escrito, me agacho y puede
ver que ha sido él:
Te extraño, Anastasia ¿y tú?
Pronto estarás aquí conmigo....
Te amo, pero tengo que matarte, eres la culpable de todo
Lo malo que me ha pasado en estos últimos años y mereces morir.
Niego con la cabeza y me limpio las lágrimas que caen por mi mejilla.
Volteo la foto y veo que Nicolás se está masturbando, viendo el cadáver de
la chica, cierro los ojos con fuerza y me limpio las lágrimas con rabia
¡Maldito enfermo!
—Anastasia, ¿qué haces aquí? —pregunta Diego con tono de voz
preocupado y escondo la foto dentro de mi pantalón.
—Yo necesitaba pensar un poco—me giro y trato de sonreír, pero me sale
más una mueca—. Ahora bajo a comer.
Diego me mira de arriba a abajo antes de acercarse a mí con cuidado.
—¿Por qué llorabas?
—Diego, esto me está pasando factura no sé cuánto tiempo planeo seguir
así, estoy cansada de tener a personas siguiéndome, estoy cansada de ver
lado positivo o pensar que lo van a atrapar cuando cada vez veo que es
menos probable.
Él frunció el ceño ante mis palabras.
—Anastasia, están haciendo todo lo posible para atraparlo, pero no es tan
fácil y ten algo de fe, sé que lo estás viendo todo oscuro, pero por favor
hazlo por ti y tu futuro, por nosotros. Yo tengo fe que en cualquier momento
lo van a atrapar, Anastasia.
Miré los pies de mis zapatillas y asentí con mi cabeza. Diego me atrajo a
su pecho y lo abracé con fuerza, necesitaba tenerlo cerca de mí y tenía
razón estaba siendo muy dura con Mariel y Harry. <<Piensa positivo,
Anastasia>>—me dije mentalmente.
Nicolás:
Aprieto mis manos en puño y la vuelvo a soltar lentamente, miro como la
mamá y la hija camina hacia su casa y me fijo que la niña tiene un aire a mi
inocente Anastasia, me recuerda tanto cuando me topé por primera vez con
ella en colegio ¡Dios necesito matarla pronto!
Arranco mi coche y giró mi cabeza hacia el edificio donde vive
Anastasia, espero que le gusten los regalos que le he dejado, acarició unas
bragas que le robe de su cajón y pongo bien mi gorra de policía.
<<Queda muy poco para matarla solo unos días antes de que ella esté
muerta>>—pienso y me pongo los lentes de sol y mezcló en tráfico de
Barcelona.
Diego
Abrí la puerta y vi a Harry y Mariel con sus gestos serios en sus caras
que no demostraban ninguna expresión, los hice pasar y Anastasia fue a su
encuentro donde los llevo al segundo. Me quedo mirándolos como subían la
escalera, sé que algo me está ocultando Anastasia.
Entre en la cocina y me serví un vaso de agua, estaba molesto porque
siento que Anastasia está con un enorme muro invisible que no sé cómo
romper y siento que cada segundo que pasa se hace más grande entre
nosotros. Me siento en el taburete y juego con mi vaso de un lado a otro, me
estoy cansado de tener paciencia para todo, la amo, y entiendo su dolor y lo
que está sufriendo, pero no me parece justo que esté tan misteriosa
conmigo, se supone que somos una pareja.
Suelto un bufido y apoyo mi cabeza en mi mano, siento como se abre la
puerta y veo que es Anastasia. Ella me mira preocupada y suelto otro bufido
porque sinceramente no estoy de humor para hablar con ella. Me levanto de
la silla y pasó por su lado, pero ella me agarra el brazo con cuidado.
—No, Anastasia, no estoy de humor para hablar contigo—me suelto su
agarre con brusquedad y ella da un paso hacia atrás.
—¿Estás enojado conmigo?
—Sí, estoy cansado de que me oculte cosas es...que, ya no doy más,
sabes entiendo tu miedo, joder, claro que lo entiendo, pero me tienes que
apartar de esa forma de tu lado—murmuro enojado y ella se queda callada
—. Anastasia, te amo mucho, pero a veces el amor no lo puede con todo y
menos si no hay sinceridad entre nosotros—suelto cabreado y salgo de la
habitación antes de que pueda decir algo.
En el camino me cruzo con Cameron y niego con la cabeza no es un buen
momento para mí y no me apetece hablar con nadie porque siento que
explotaré en cualquier momento y no quiero desquitarme con nadie.
Entre en la habitación de Anastasia y vi que Harry y Mariel se estaban
yendo ya, me hice a un lado y cerré la puerta de un golpe. Me saqué la
polera, los pantalones y camino a la ducha porque necesitaba relajarme. Me
saqué el bóxer y abrí el grifo de la ducha, comprobé la temperatura antes de
entrar y vi que se abría la puerta y era Anastasia.
—Que no me puedo duchar tranquilo—bramo molesto y ella cierra
rápidamente la puerta.
Memojo el pelo y cierro los ojos con fuerza porque tengo tan rabia, no
entiendoqué hice mal, siempre he sido sincero con ella y aun así se empeña
en guarda sus secretos conmigo y alejarme de su vida, al principio entendía
sus miedos y espere, espere una y otra vez hasta que me lo contara, pero es
algo que poco a poco me va desgastando hasta que ya no puedo
más...Siento que estoy yo solo en esta relación.
Cuando salgo de la ducha Anastasia está sentada en posición de indio y
me mira con los ojos bien abiertos, cruzó la habitación hasta el closet donde
me pongo mi pijama y camino a lado derecho de mi cama donde me
acuesto.
—Diego—, me llama Anastasia con tono de preocupación.
—No es momento, Anastasia—respondo aún enojado y mirando el techo
puedo sentir como ella se mueve y siento que está cerca de mí, puedo sentir
su perfume. Le doy la espalda y ella suelta un bufido.
—Vale, me voy entonces—murmura enojada.
Veo como entra en su armario saca unas mantas y cojines antes de cerrar
la puerta ¡Joder, eres un imbécil! —me digo a mismo. Me pasó una mano
en la cara y miro el reloj son las once de la noche, pero tampoco voy a
buscarla aún no me siento lista para mirarla a los ojos.
*******
Termino de hacer las lagartijas, miro la hora y son las dos de la noche y
Anastasia ni siquiera ha vuelto a la cama. Me secó el sudor de mi cuello con
una toalla y miró de reojo la puerta, no puedo dormir, lo intenté, pero no
puedo. Odio pelear con ella, siento que me estoy comportando como un
maldito gilipollas, me pongo la toalla alrededor del cuello y abro la puerta,
el pasillo está completamente oscuro.
Cuando llego a bajo veo que Anastasia está acostada en el sillón mirando
la ciudad, me acerco con cuidado y puedo escuchar pequeños sollozos que
provienen de ella y mi corazón se parte aún más. ¡Soy un puto imbécil! —
peleo conmigo mismo. Me acerco a ella con cuidado y ella cuando me ve se
da la vuelta.
Suelto un suspiro y me meto con cuidado al sofá y la agarro de la cintura.
Siento como su pecho sube y baja rápidamente. Paso mi brazo por debajo
de su cintura y la atraigo a mi pecho, pero ella se remueve con fuerza.
—Déjame Diego, ahora soy yo la que no quiero—me contesta enojada.
—Perdóname, Anastasia, soy un imbécil y lo sabes—le susurró a su oído
y ella ni corta ni perezosa me pega un codazo que me tira al suelo.
Suelto un gemido de dolor porque a veces Anastasia se pasa con su
fuerza. Ella me mira de reojo, pero ni se acerca a ayudarme, pongo una
mano en la parte que me pego y comienzo a retorcerme para que se acerque
a mí. Si, Anastasia es bastante bruta muchas veces, pero es algo que amo de
ella.
Anastasia me mira por un segundo antes de acercarse a mí y yo la agarro
rápidamente de su pequeña cintura y ruedo por el piso para mantenerla
abajo de mi cuerpo. Ella me mira sorprendida y no puedo evitar esbozar una
sonrisa traviesa, ella intenta empujarme, pero caigo como peso muerto
sobre ella y nuestras narices se rozan.
—Te amo tanto—le susurro completamente serio y ella niega con su
cabeza—. Perdóname por ser un gilipollas contigo, no fue la forma.
—Diego si no te quise mostrar lo que me dejó Nicolás es porque era
asqueroso y, además, es una prueba importante para Mariel, yo no quería
verlo...fue horrible lo que vi—dice con la voz rota y sus ojos se llenan de
lágrimas haciéndome sentir aún peor—. Perdóname, Diego, pero no quería
que tú la vieras también, nadie merece ver eso.
La abrazó con fuerza y ella rompe a llorar e intentó calmarla tarareando
canciones en su oído y dejo que saque todo lo que siente porque sé que no
es fácil para Anastasia lleva años huyendo de Nicolás siento como a poco él
se está llevando la alegría de ella, quisiera que por fin fuera libre, nunca me
imaginé que Anastasia cargará con un pasado tan doloroso y es algo que
muchas mujeres sufren, no sé qué tiene en la cabeza algunos hombres
cuando se obsesiona con algunas chicas, prácticamente la acorralan y le
quitan su tranquilidad.
La siento en mi regazo y apoyo mi espalda contra el sillón, mi mano sube
y baja por su espalda intentando tranquilizar, ella se aferra a mi cuello con
fuerza y le doy varios besos en la sien para que se calme.
—Bella, por favor no llores, estoy contigo y gracias por explicármelo,
pero no me escondas las cosas porque me hace sentir mal—le explico,
secando las lágrimas caen por su mejilla—. No quiero sonar cruel, pero no
te ves tan bonita llorando y con los mocos colgando de tu nariz—bromeo
con ella, porque joder se ve hermosa incluso así con sus mejillas un poco
rojas.
Anastasia se pasa la mano por su nariz y me sonríe un poco.
—Eso es, jamás dejé de sonreír para mí—le recuerdo acariciando su
mejilla y sus labios se separa un poco donde no pierdo tiempo y la beso con
brusquedad.
Ella se queda paralizada por un segundo antes de corresponder mi beso,
nuestras lenguas se tocan por un segundo antes de enredarse.
La abrazó con fuerza, siempre la voy a amar Anastasia es mi primer amor
y quiero que sea el único, espere demasiado tiempo por ella y nunca la
dejaré ir porque sé que estamos hechos el uno para el otro. Nos separamos
cuando ambos necesitamos aire y Anastasia apoya su cabeza en mi pecho
donde su mano comienza a subir y a bajar por mi pecho.
—¿Cásate conmigo, Anastasia? —digo con tono de voz completamente
serio.
Ella levanta su cabeza para mirarme y una pequeña sonrisa aparece en
sus labios que me vuelve loco, joder, es preciosa.
—No—responde sin vacilar, y me llevo una mano al corazón porque ya
le he pedido como cinco veces que nos casemos y en todas me ha
rechazado.
Suelto un bufido y su sonrisa se agranda aún más.
—¿Cásate conmigo? —ínsito de nuevo, y ahora soy yo el que esboza una
pequeña sonrisa.
—No—repitió con seguridad—. No me casaré a los veinte años Diego,
soy muy joven al igual que tú.
—Bueno a la décima será la vencida, como dice el dicho nunca te rindas
—digo con un tono de voz orgullo y ella suelta una pequeña sonrisa y mis
brazos rodean su cintura —. Te amo, bella, jamás me cansaré de decírtelo
una y otra vez, espero que no te aburras de escucharlo.
—Mi chico cursi y ardiente—susurra Anastasia, acaricia mi mejilla
donde cierro los ojos porque su tacto me afecta más de lo que quisiera
admitir, solo ella puede alterarme con ese pequeño tacto, siento como poco
a poco mi amigo va despertando y joder, no puedo controlarlo cuando la
deseo tanto, es como si nunca tuviera suficiente de ella—. ¡Pervertido! —
Exclama con una enorme sonrisa y se baja de mi regazo.
—No me culpes a mí, es mi amigo que se despierta cada vez que tú me
tocas, Anastasia, jamás tendré suficiente de ti—comentó con una pequeña
sonrisa traviesa en mis labios—. Siempre te voy a desear—murmuró con la
voz ronca antes de lanzarme sobre ella.
—¡Diego! —Exclama Anastasia cuando ya la tengo debajo de mi cuerpo
y su pierna se enreda en mi cintura.
Ambos nos miramos y nos deseamos con la mirada, sus pupilas están
dilatadas y sus labios entreabiertos. Muevo mi cadera para que me sienta y
ella suelta un pequeño gemido y eleva su pelvis para sentirme mejor.
—Vamos a la cama—le susurró, dándole pequeños besos calientes en su
cuello—. No queremos tener público—le advierto con tono burlón porque
en cualquier momento pueden bajar Cameron o Alejandra y descubrirnos.
Anastasia pone su palma en mi pecho donde sube y baja, tentándome a
seguir aquí en el piso y suelto una risa ronca. Ella juega con el elástico de
mi delgado pijama, miro como su mano comienza a meterse dentro y la
miro de nuevo, ella se está remojando el labio inferior ¡Mierda, joder, estoy
como un toro! —pienso. Soy un pervertido, pero quisiera azotar Anastasia
contra esa pared y follarla sin compasión y después practicar sexo oral en la
mesa, para que sea mi delicioso postre.
—No me digas que te da miedo, Diego—me provoca con ese tono de voz
dulce que me hace ponerme aún más duro y más cuando me agarra el pene
y comienza a masturbarme lentamente.
Suelto un pequeño gemido de placer y apoyo mi frente contra la suya.
—Anastasia—, le advierto con la voz entrecortada.
—Estaré calladita—. Me asegura con una pequeña sonrisa traviesa en sus
labios y suelto un gemido cuando aprieta mi pene, ¡Joder, está bien! —me
digo a mí mismo.
Y pongo mi boca contra la de ella, besándola con fiereza, con la lengua
metida hasta el fondo de la boca de Anastasia. Ella suelta un gemido de
placer que es callado por mi boca.
No puedo resistirme y la alzó donde camino hacia la pared y la aprieto
con fuerza a la pared, ella eleva su espalda para amortiguar el golpe y
comienzo a mover mis caderas para que sienta lo duro que estoy. La tomó
por la nuca con mi mano y la obligó a permanecer quieta. Con un gemido,
ella aferra mis hombros con sus pequeñas manos y me aprieta contra su
pecho. Sus ojos llenos de pasión me deslumbran.
—¡Calladita, Anastasia! Porque si Alejandra y Cameron bajan será tu
culpa—gruñó, y comienzo a quitar su pijama.
******
Nicolás
Estaciono mi auto en una esquina aparte del resto de autos donde está
algo oscuro y espero pacientemente, miro el reloj y son las 12:58 de la
mañana. Observó cómo muchos chicos comienzan a entrar y salir. Miro el
reloj y veo que ya debería estar llegando la chica que dejó su auto al lado
mío.
Sonrió cuando la veo acercarse a su auto, anda con pantalones negros
pitillos y un polerón ancho azul y su pelo recogido en una coleta. Aprieto
mis manos alrededor del manubrio y me bajo del auto con un montón de
libros, observo que está casi vacío el estacionamiento y en donde estamos
está algo oscuro, ya que es final del estacionamiento.
La chica viene con la vista pegada en su celular que no se da cuenta
cuando mis libros caen al piso con su celular. Ella me miró por varios
segundos y vi como hizo un pequeño recorrido por mi cuerpo con su mirada
¡Es una zorra, como todas las otras que caen por una cara bonita! —Sonreí
y sentí que ella soltó un pequeño suspiro.
—¡Perdóname, por favor! —me dijo rápidamente agachándose y yo
también, tome su teléfono y se lo entregue. Ella me sonrió y puso un
mechón en su pelo—. Discúlpame, por favor—ella me entrega mis libros y
los tomo acariciando levemente su mano.
—Discúlpame tú a mí—le sonrió de lado donde se marcan mis hoyuelos
y la chica se queda embobada mirándome—. ¿Cómo te llamas, guapa?
—Samantha y ¿tú? —preguntó con una dulce sonrisa.
Mi sonrisa se agrandó y ambos nos levantamos mirándonos fijamente,
miré sobre su hombro y no había nadie.
—Paul—conteste con una sonrisa encantadora y escucho que la chica
suspira. La tengo donde quiero—pienso para mí mismo con una enorme
sonrisa malvada. — ¿Te gustaría ir a tomar un café, ahora? Digo para
conocernos y olvidar este horrible comienzo—le propongo con una sonrisa
de lado.
Ella levanta la mirada y miro sus ojos de color verde, ella asintió varias
veces y tomo su mano para guiarla a mi coche negro.
—Espera un poco tengo que sacar algo—le digo con una sonrisa y le
guiño el ojo.
Ella asiente con su cabeza y se pone a mirar alrededor. Abro la puerta de
mi coche y sacó con cuidado una palanca y la escondo en mi espalda, me
acerco lentamente por detrás y aprieto con fuerza la palanca.
—Conozco una cafetería cerca de la universidad—escuché que decía la
chica.
Levante la palanca y golpee con fuerza contra su cabeza donde cayó al
piso inconscientemente. La tomé entre mis brazos y abrí rápidamente el
maletero donde tomé cinta adhesiva y se la puse en la boca y amarro sus
manos con fuerza.
Acaricie su mejilla y tiene una piel realmente suave.
—¡Todas son unas estúpidas que caen por una cara bonita! —sonreí con
maldad antes de cerrar el maletero y entrar en mi auto y salir del
estacionamiento estudiantil.
******
Mariel
Mire a todas las víctimas y en total teníamos seis cuerpos de chicas y tres
de hombres y aún estaba desaparecida cinco chicas que no teníamos rastro
de ella o de sus cuerpos. Solté un suspiro las chicas que habían
desaparecido encajaban perfectamente en las víctimas de Nicolás. Este es
un psicópata realmente peligroso, ya que Nicolás mata a hombres y a
mujeres.
Siempre era el mismo método, a los hombres lo mataban de un disparo
de pistola o con cuchillo y a las mujeres las torturaba, abusaba de ella
sexualmente y siempre condón porque no a se ha podido encontrar ningún
rastro de semen e incluso cuando practica necrofilia lo hace con condón.
Miro la hora son las doce de la noche, observo la foto que Nicolás le dejo
Anastasia y siento asco, es horrible lo que está haciendo, cada vez está
buscando nuevas formas de obtener placer. En ese momento se abre la
puerta y entra Harry con Jess, ellos toman asiento en la silla frente a mi
escritorio y Harry deslizó un papel frente a mí.
Lo tomé y me di cuenta de que era un calendario que empieza en mes
agosto hasta ahora que es mes noviembre. Alce una ceja hacia ellos porque
no entendía qué era lo que ellos querían que vieran.
—Cada dos semanas desaparecen las chicas, Mariel ósea que cada dos
semanas Nicolás sale a cazar nuevas víctimas por así decirlo, mira—me
entrego otra hoja con las denuncias de desaparición y vi que era cierto.
—Es realmente inteligente—declara Jess—. Es una mezcla entre Ted
Bundy y Richard Ramírez, este chico ha investigado sobre asesinos seriales
y si no me equivoco ha tomado nota de los errores que en su momento
tuvieron los asesino seriales para él no cometerlo con sus víctimas, se burla
de nosotros—dice, acariciando su barbilla—. Realmente es bueno matando
imagino que durante esa dos semanas él sigue practicando necrofilia con
sus víctimas hasta que el cuerpo ya no puede más por la descomposición y
busca a otra víctima, aunque en este mes, solo ha desaparecido una sola
chica al principio de este mes y parece que ahora se ha detenido.
Me pasó una mano por la cara porque desde agosto hasta noviembre
estamos trabajando 14 horas diarias intentando encontrarlo, incluso tenemos
policías encubiertos en todo los puntos que han desaparecido las chicas y
también donde se han encontrado los cuerpos, pero siempre está cambiando
de lugar y Barcelona es enorme con una población de casi dos millones de
personas es como buscar una aguja en pajar a pesar de que tomamos todas
las medidas, es inteligente, se va a lugares donde casi no hay cámaras.
—Quiero decir que esto recién está comenzado—dice Jess con un tono
completamente serio—. Estos asesinos seriales pueden estar años matando,
al menos que cometan errores y créanme que tarde o temprano lo cometerá,
pero te puedo asegurar que hasta que no lo cometa dudo que lo atrapemos.
En ese momento la puerta se abre y entra Luis con los ojos llorosos y
mira un momento el mural de víctimas antes de romper a llorar. Me levanto
rápidamente dónde está él y veo que tiene una foto de su hija universitaria.
—¿Qué ocurre, oficial soto?
—Mi hija...ha desaparecido y no contesta su teléfono—dice con la voz
rota y me pasa la foto de ella y me paralizo porque la hija de Luis tiene el
pelo castaño, piel blanca con ojos verdes como muchas de las chicas que
han desaparecido—. No contesta el teléfono y llame a todas sus amigas y
nadie sabe nada, en la universidad tampoco sabe nada, por favor, Mariel,
ayúdame—me suplica con la voz rota y asiento con mi cabeza.
—Por supuesto, vamos ahora a la universidad, quédate un momento aquí
—me asomó por la puerta y veo que varios están atendiendo llamas del
posible paradero de Nicolás o de los avistamientos—. ¡Hey, escuchen!
Tenemos un caso ahora en la universidad Pompeu Fabra ya saben lo que
tiene que hacer, vamos muévanse—les ordenó.
En ese momento salen Harry, Luis y Jess y corremos rápidamente al
estacionamiento donde nos subimos con rapidez antes de que cierre la
puerta, Harry acelera con su coche. Durante el camino Luis siguió
intentando llamar a su hija, llame a Gonzalo para que nos consiguiera el
permiso de registrar la universidad y las cámaras de todo el campus y
estacionamiento.
Cuando llegamos al estacionamiento había muy pocos autos, Luis corrió
hacia un auto plomo que lo identificó como el de su hija y se subió en él
buscando pista con Harry. Mire a mi alrededor y me di cuenta de que en
este punto no había cámara y mire abajo y había pequeñas gotas de sangre
que también estaba en la puerta de atrás ¡Mierda, joder! —pensé para mí
misma.
—Encontré sangre—murmuró, colocándome los guantes de látex, me fijo
que está seca, aplico un poco de agua destilada y pasó rápidamente un
palillo de algodón sobre la puerta y lo insertó rápidamente en el tubo de
ensayo que contiene el reactivo y luego lo pongo en una bolsa de plástico.
Me fijo que ahí un poco de tierra en suelo un poco más allá, escuchó los
llantos de Luis y se me rompe el corazón porque ningún padre quiere esto
para su hija, sobrina, amigos, nadie lo quiere vivir y no puedo imaginar el
dolor que está sintiendo en este momento Luis. Acaricio la tierra y frunzo el
ceño.
—¿Tierra? —pregunta con interés Jess y guardo un poco para analizarla
porque no es muy común la tierra en una ciudad que es prácticamente en
donde casi toda las calles son de cemento—. Muy poco común—afirma.
—Jefa debería venir a ver lo que encontramos en las cámaras—asiento
con mi cabeza y veo que Luis corre con desesperación dónde está Gonzalo,
será una larga noche, pero quiero tener la fe de que ella no es una de las
víctimas de Nicolás y tenemos que encontrarla rápido cada segundo cuenta
para ella.
Observamos como un vehículo negro se estaciona a la ocho de la mañana
en el estacionamiento, y luego sale exactamente a la una de la tarde tiene las
ventanas polarizadas y con una matrícula falsa, y que se ganó
estratégicamente en ese lugar porque las cámaras no alcanza a grabar ese
ángulo. Suelto un gruñido y comienzo a ordenar el registro de todas las
cámaras de la zona.
Pasamos toda la noche mirando horas y horas de cámaras y por fin logro
ver el auto que buscamos y vemos que va en dirección al sur y después
siguen avanzando donde las cámaras lo multaron por exceso de velocidad
hasta que lo perdemos. ¡Mierda! miro la muestra de tierra y la llevó a que la
analicen porque esta tierra tiene un leve subtono como anaranjado y eso
puede ser una pista de donde esta o donde se oculta y así estaríamos más
cerca de atraparlo, miro la hora son las cuatro de la mañana, prometo que lo
atraparé, aunque sea lo último que haga en esta vida y va a pagar por cada
crimen que ha cometido, nadie en esta vida tiene el derecho de decidir
quien vive y quién no, nadie lo tiene y menos un enfermo psicópata.
Lo juro por mi familia que Nicolás tiene sus días contados, me da lo
mismo tener que mandar helicópteros por el alrededor de Barcelona,
buscando su maldito escondite, solonecesito que me confirme lo de la tierra
para saber en dónde se estáescondiendo ese maldito psicópata.
Hola, hola criaturitas feliz día de san Valentín adelantado lo subo hoy
porque mañana voy a donde mi abuelita y es horrible la señal, espero que
les guste. Este es mas tranquilo debido a San Valentín, pero ya la otra
semana comenzamos fuerte.
Mariel
Miro a mi alrededor y apenas puedo escuchar lo que está diciendo Harry
porque ya había pasado una semana desde que desapareció la hija de Luis y
aún no hemos encontrado nada. Hemos movido todo para encontrarla y así
con cada víctima que ha desaparecido, pero siempre es lo mismo, no
encontramos nada absolutamente nada, simplemente desaparecen en el aire.
Observó como los equipos de rescate se van, dejando la búsqueda. Son las
diez de la noche y ya no se puede seguir buscando porque es peligroso
porque hay ríos y barrancos que son peligrosos.
Observo como Luis llora y se me rompe corazón porque a pesar de que
fue un imbécil conmigo, entiendo su dolor y la impotencia que siente de no
poder proteger a su familia, más con los medios de comunicación que nos
han llamado incompetente. No solo nos han insultado en nuestro trabajo,
sino que han relevado pistas como las pisadas que teníamos en varias
escenas del crimen, alguien filtró que marca era la zapatilla y el número,
una pista que ahora no sirve en absoluto porque asesino ya se desasió de la
evidencia.
Eso nos deja en nada, sentía tanta rabia cuando vi que se había filtrado
esa pista era una de la más importante. Me alejé un momento del grupo.
Había mucha presión de que teníamos que encontrarlo departe de todo el
mundo, teníamos que detener a ese demente ahora, pero como...Hemos
hecho todo lo que posible. Trabajamos 17 horas todos los días hace más de
cinco meses.
Estoy enojada, conmigo misma porque me siento incompetente con mi
trabajo. Estaba perdida. No sabía qué hacer en estos momentos, todo el
mundo corría peligro por ese monstruo. Nicolás va a matar a sangre fría a
cuanta gente se le ponga enfrente.
—Mariel—, me llamo Harry y me apoyó por un momento en un árbol
porque estoy cansada—. ¿Dónde estás?
Sentí como sus pisadas se acercaban más a mí, pero yo no me moví.
Estaba derrotada y me sentía culpable porque no estaba cumpliendo con mi
misión que era proteger a los ciudadanos de este país.
—¡Hey, aquí estás! —dice Harry preocupado y tocando mi hombro con
cuidado.
Levante la mirada y me tope con sus verdes ojos que me encantaba.
—¿Estás bien? —pregunta alarmado, acariciando mi mejilla con cuidado.
Cerré los ojos y disfruté por unos segundos esa caricia que tanto
necesitaba en estos momentos. Ser policía no es fácil, casi no tienes vida
social y debes tener la mente fría al momento de ver las escenas de
crímenes, en este trabajo no se puede ser blando porque no vas a durar, es
así de simple, este trabajo no es para débiles. Me he enfrentado a toda clase
de asesinos, violadores y locos, he escuchado cada mentira y cada vez más
loca para tratar de no ir a la cárcel o no asumir su culpa.
—No. No, no estoy bien Harry. Estoy cansada, pero no puedo rendirme
ahora...tengo que viajar ahora a Madrid—comencé a caminar, pero Harry
me agarró del brazo—. ¿Qué sucede?
—Tienes que dormir, no has dormido nada y no has descansado un solo
día Mariel, no puedes seguir así—me recrimina con un tono de voz
preocupado.
Negué con la cabeza y me solté de su agarre.
—No tengo tiempo para descansar. No entiendes que cada minuto o
segundo una vida corre peligro, todo el mundo corre peligro ahora, nadie
está a salvo. — Le recuerdo con una sonrisa triste.
Porque hace pocos días se vinculó otro caso donde Nicolás había entrado
en un departamento y había disparado al hombre mientras dormía y luego
secuestró a la chica. Nadie está a salvo ahora, absolutamente nadie.
—Tienes que hacerlo, vete a dormir, ahora—me advierte Harry con un
tono amenazador y tomando mi brazo—. Necesitas dormir para trabajar
mejor. Te llevaré a tu departamento.
No dije nada más porque la verdad es que estaba algo enojada y es por la
falta de sueño, me estaba comenzado poner irritable y creo que no era sano
trabajar 17 horas, pero es que no podía parar, necesitaba atraparlo todo el
mundo me estaba presionado y me sentía una inútil al ver todas la noticias
diciendo que la policía española no estaba haciendo bien su trabajo
tratándonos de incompetentes en nuestro trabajo, pero no era fácil, joder,
ellos no sabían lo que era estar en este lado. Muchos de nuestros oficiales
han tenido pesadillas o se han refugiado en alcohol, no es fácil ver cuerpos
de jóvenes que podrían ser nuestras hijas, hermanas o sobrinas, muchos
piensan que la policía somos de piedra, pero no lo somos nos afecta y cada
uno lo lleva como puede.
*****
Me senté en mi cama y comencé a sacarme las botas, pero justo en ese
momento sonó el teléfono y lo saqué de mi chaqueta. Mire la pantalla y era
de la estación de policía.
—¿Qué paso?
—Tenemos otra escena del crimen, jefa—respondió Gonzalo y apreté el
celular con fuerza—, pero no es Barcelona, es en Costa Brava ocurrió hace
tres horas. Puede que sea nuestro asesino porque la forma en la que cometió
el crimen es muy parecida a la escena que tuvimos en el departamento.
Me levanté de la cama tomando la llave, miré el reloj y eran las doce de
la noche, otra noche sin dormir. Harry tomó las llaves de mi coche y ambos
comenzamos a caminar a la salida de mi departamento.
—Voy de camino. Llama a Jess, por favor—corte la llamada y entramos
en el ascensor—. Será una larga noche Harry. Tenemos que ir a Costa
Brava, ahora es ahí la escena del crimen.
—¡Dios mío! —Susurro, pasándose una mano por la cara—. Este sujeto
es la personificación de la maldad.
Apoye mi espalda en el ascensor y lo mire fijamente, tenía unas ojeras
muy marcadas al igual que yo, ninguno de los policías ha podido dormir
bien durante meses y eso nos está afectando.
—Será mejor darnos prisa—le aseguro con una pequeña sonrisa y ambos
corrimos a mi auto porque no teníamos tiempo que perder.
*******
Miré de reojo a Harry quien iba concentrado en la carretera y apoyé mi
brazo en la ventanilla. Es increíble como esto se ha vuelto un verdadero
acertijo para nosotros y para el asesino un verdadero reto de burlar a la
policía. Es como un fantasma nadie lo ve y actúa en la noche y en el día. Un
verdadero fantasma y se mezcla con tanta facilidad entre nosotros.
—A veces pienso que estamos cazando a una persona—soltó de repente
Harry y asentí con mi cabeza, porque en efecto estos meses hemos estado
cazando a un humano.
—Es lo que estamos haciendo, cazando a una persona. Creo que tenemos
que pensar como individuo que no tiene lógica, tenemos que intentar
entender su mente—respondo con una mueca y nos quedamos callados
porque ambos sabíamos que esto se está poniendo cada vez más peligroso.
Nicolás no solamente es sospechoso de crímenes en Barcelona, también
lo es en Madrid y ahora en Costa Brava cosas que cuando lo atrapemos se
tendrá que hacer diferentes juicios y en cada ciudad respectiva, será un caos
mediático más de lo que ya es en estos momentos.
Cuando llegamos a la dirección la casa ya estaba llena de policías y vi
que ya había llegado Jess quien se acercó a nosotros y me abrió la puerta.
Caminamos rápidamente pasando la cinta policial. Me acerqué a la policía y
le mostré mi placa y me dejó pasar dentro de la casa.
Federico el jefe de la policía Costa Brava se acercó a mí y me estrechó la
mano.
—Me alegro de que hayas podido venir agente Muños, síganos por favor
—asentí con mi cabeza y ambos caminamos por un pasillo donde entramos
en un cuarto y cerré los ojos por un momento—. El asesino mató al esposo
y al hijo, además abusó sexualmente de la esposa y secuestro a la hija.
Me mostró una foto y no me sorprendí en absoluto cuando vi las
facciones de la hija pelo largo castaño con raya al medio, los ojos de color
café claro y tendría uno 19 a 22 años caía en el patrón de las víctimas de
Nicolás.
—Fue una verdadera masacre—sigue comentado Federico. Mire el
cuerpo del hombre que estaba durmiendo aun, pero alrededor de su cabeza
tenía charco de sangre y la mujer está con los ojos abiertos con una mirada
de horror—. Y dejó un símbolo en la habitación de la chica, sígueme.
Caminamos por el pasillo y entramos en una habitación de color rosa
donde en la pared había un enorme dibujo con sangre de un pentagrama y la
frase de ¡Viva satán! Esto es nuevo. Jess acarició mi hombro y me hizo una
seña para que saliera un momento y me disculpe un segundo.
—Es un individuo enfermo, Mariel, esto que hizo aquí es una verdadera
masacre con una familia. Además, dejó un pentagrama que no sabemos qué
significado tiene para el asesino o si está imitando a Richard Ramírez o
Mason—Observó como Harry tomaba foto de la escena del crimen—.
Ahora nadie está salvo en sus casas va a comenzar a acechar en la noche y
el asesino se sintió muy cómodo en la casa.
—¿Cómo? —pregunté algo perdida con lo último que dijo.
—Si, el asesino se sentía cómodo aquí porque dejó una bebida a medio
tomar y no hay huellas, usaba guantes. Como siempre un paso adelante y
que crees también limpio bien su saliva, es muy inteligente no se le escapa
nada—soltó un gruñido Jess.
—Se está burlando de nosotros para él es un juego—murmuró enojada y
acercándome de nuevo a Federico porque necesitaba más información.
—Bueno Muñoz ¿tiene algún patrón parecido a sus escenas de crímenes?
—preguntó Federico viendo cómo trabajan los médicos forenses—. Porque
puede que haya dos asesinos sueltos.
Hice una mueca porque la verdad es que esto no era el patrón que sigue
Nicolás para nada, pero si tenía la similitud con la chica secuestrada, pero
sinceramente no era el patrón típico de Nicolás y no estaba segura porque
está escenas de crimen es como si fuera obra de otro asesino y puede ser.
—No, sinceramente no es como los casos que tenemos en Barcelona,
pero la hija tiene el mismo patrón de las víctimas ¿usted qué cree?
—Estoy confundido, pero hasta que no tengamos las pistas no podemos
sacar nada. Hasta el momento tengo esta hipótesis de cómo fue que atacó el
asesino. El individuo abrió la ventana entró silenciosamente, primero fue al
cuarto de la hija donde la ató y la amordazó—caminamos por el pasillo y
entramos en el dormitorio del hijo—. Después amordazo a hijo y le disparó
en la cabeza de seguro estaba usando una pistola PSS para no hacer ruido—
mostró un casquillo de balas en una bolsa plástica—. Salió de la habitación
y disparó al esposo, luego atacó brutalmente a la mujer donde abusó
sexualmente y luego la estranguló con el cable de la lámpara y salió por la
puerta con hija—termino de comentar con una mueca.
Pasamos varias horas revisando toda la escena del crimen tomando foto y
tratando de encontrar huellas, pero como me dijo Jess estaba usando
guantes y cuando abuso de la mujer usó condón para no dejar ADN en el
cuerpo de la víctima, todo estaba limpio de él.
Nos hospedamos en un hotel cercano para poder dormir algo antes de
volver a Barcelona, estaba cansada era las ocho de la mañana y no había
dormido nada en 24 horas. Me acosté en la cama y observé como Harry
salía del baño con una pequeña toalla alrededor de su cintura y con otra
secando su pelo.
Solté suspiro, es guapo y sexy, pero sinceramente estoy tan cansada que
ni siquiera puedo pensar en estos momentos en sexo.
—¿Qué piensas Mariel?
—Siento que son dos asesinó diferentes ambos sabemos que Nicolás no
mata a toda una familia, pero la chica cae en patrón de Nicolás, no descarto
nada, pero esto se sale del patrón de Nicolás y eso me preocupa más porque
ahora puede atacar a cualquiera y eso significa que nadie va a estar a salvo
durante la noche. Nadie absolutamente nadie. Siento que puede ser una
distracción para hacernos creer que tenemos dos asesinos—muerdo mi labio
inferior con fuerza—. No sé qué pensar, Harry.
—Concuerdo contigo, Mariel. La escena del crimen que vimos hoy fue
una masacre y no se parece al patrón marcado que tiene Nicolás, pero no
olvidemos que estos individuos son locos—se sentó en la cama y se puso un
bóxer blanco—. Es un acertijo.
Apoyé mi cabeza en la almohada y cerré los ojos porque mis párpados ya
se cerraban solos y necesitaba dormir por lo menos dos horas. Sentí como
Harry me atraía a su pecho y me peinaba mi pelo.
—Duerme preciosa—me susurro con la voz ronca y apagando la
lámpara.
******
Me bajo de mi auto y evitó a toda costa los periodistas, pero se me hace
imposible y veo a Lorena Soto periodista de 24 horas. Suelto un suspiro,
cuando me pregunta por el crimen que ocurrió en Costa Brava.
—¿Es cierto que encontraron la misma huella de zapato en la casa donde
la familia fue asesinada en Costa Brava?
Pongo cara de póker y trato de sonreír.
—No, eso no es cierto. Son dos casos por separados a los que tenemos
aquí Barcelona y solo fui dar mi opinión sobre la escena—respondí
tranquilamente y caminado hacia la entrada de la estación de policía—.
Discúlpeme, pero tengo trabajo qué hacer.
Abrí la puerta de la estación y de inmediato llegó a mi lado mi secretaria
Sally me entró una carta que no tenía remitente solo el destinatario que era
para mí. Lo tomé y camino rápidamente a mi despacho porque tenía trabajo
que hacer. Tome los pasajes de avión en dos horas más tenía que ir a Madrid
a ver de nuevo Eduardo, no sé qué es lo que quiere de mí, pero según él
tenía información importante de Nicolás y no puedo no ir porque ese
enfermo era el jefe de Nicolás.
Abrí la carta y apreté los labios con fuerza.
Todos somos malvados de una forma u otra. Nadie es un santo en esta
vida.
Están cansados y frustrados, ¿verdad?
Un consejo mi querida Mariel: Para atrapar a un asesino serial
Se necesita un error del asesino o un golpe de suerte de la policía,
¿verdad? Eso es lo que necesitan ahora.
Es eso o necesitan entrar en la mente de un asesino serial.
Están actuando muy lento. Tic, tac, tic, tac, el tiempo sigue corriendo al
igual que crece mi colección de juguetes.
No me entienden. Tal y como suponía, no son capaces de hacerlo, nadie
puede hacerlo. Yo estoy más allá de su experiencia.
Estoy más allá del bien y del mal.
Me pase una mano por la cara porque está jugando con nosotros cómo
puede existir gente así, como puede existir a gente que le guste matar a otro
ser humano, el mundo cada vez va peor y pierdo cada día la fe en la
humanidad por personas así de enferma.
Me levanté de mi silla y caminé a donde teníamos toda la evidencia hasta
ahora de los crímenes, teníamos la réplica de la mordida que se encontró en
varios cuerpos para cuando lo atrapemos podamos hacer una comparación
con los dientes del asesino y también teníamos la réplica de la zapatilla que
se encontró en varias escenas del crimen era una zapatilla Adidas de la talla
39, teníamos pequeñas fibras negras que son de la alfombra de coche y
teníamos los casquillos del arma.
En ese momento la puerta de mi despacho se abrió y entraron varios
policías y Harry tomó el control del televisor y lo puso en canal 24 horas
donde estaba la alcaldesa de Costa Brava dando una rueda de prensa.
"Su atención, por favor para una breve declaración. Por favor, observen
bien este retrato—comenzó la alcaldesa, sosteniendo el retrato del
sospechoso que era muy similar a Nicolás. Apreté los labios con fuerza y
escuché varios murmullos de mis compañeros—. Esta persona entró en la
casa durante la noche para matar a la familia Quezada, pero también es
sospechoso en otros crímenes en Barcelona. Esta situación es muy grave,
hay una recompensa de $10.000 euros por cualquier información que
conduzca a su arresto y condena. Según el análisis de balística, el arma que
mató al señor y a su hijo Quezada en Lloret de Mar el día de ayer usó las
mismas municiones con la que mató a otra persona más en el sur de
Barcelona."
Apreté los labios con fuerza y mis puños porque estaba revelando
información importante apenas puedo escuchar lo que dice por qué acaba de
revelar que habíamos conectado los casos por el patrón de mujeres, la
balística y el calibre del arma. No. No, no podía creer, jamás se tenía que
revelar esa información tan importante y que solo sabe el asesino,
estábamos acabados.
—Mariel—se acercó a mi Harry con cuidado porque estábamos acabados
ahora el asesino se va a deshacer de todo.
—Esa mujer acaba de cometer el peor error. Esto se está acabando las
pocas pistas que teníamos ahora el asesino lo sabe, Harry—digo furiosa y
saliendo de mi despacho porque necesitaba aire —. ¡Maldición! Putos
políticos de mierda—comencé a maldecir una y otra vez.
Mi secretaria se acercó a mí con un café cargado.
—Gracias Sally, ponme en contacto con el jefe de policía de Costa Brava,
ahora mismo—murmure aún molesta por lo que acaba de pasar—. Jess
puedes venir a mi oficina.
Él asintió con su cabeza y me sigo a mi despacho.
—En una hora más tenemos que ir a Madrid para hablar con Eduardo—él
alzó la ceja—. Él era un político uno de los más poderosos dentro de
España, pero hace unos meses fue encontrado culpable por tráfico de
persona y red prostitución de menores de edad. Un pedófilo y Nicolás era
su diamante para engañar a todas las mujeres y chicos, pero también es
parte de los jóvenes que han sido abusados por él y por los otros seis
políticos.
Le entregó su pasaje y en ese momento entra Harry le entregó el suyo
porque vamos a ir los tres a esa reunión.
—No dejaremos caer y tenemos que sacarle la más información posible a
este sujeto, ¿Entendido? Además, que tenemos localizada una cabaña en
bosque a las afuera de Madrid. El dueño es Nicolás así que tendremos
acción muchachos ¿Están listos?—pregunté apoyando mis manos en el
escritorio y ellos asintieron con su cabeza—. Entonces tenemos que irnos
ahora.
Diego
Miraba de reojo a Anastasia que estaba concentrada estudiando sus
apuntes ya estábamos acabando el año y me parecía loco lo mucho que este
año cambió para mí. Estoy completamente enamorado de una chica que me
deslumbró en cuanto la vi, sabía que era rara, pero no en sentido malo si no
en el bueno donde te sorprende con sus acciones y Anastasia, es hermosa,
claro, pero también es inteligente, ingeniosa y sobre todo me entiende en mi
pasado doloroso.
Me quedé mirando la esquina donde recuerdo que la tome del brazo y
Alejandra nos miraba con desconfianza hacia a mí, porque ella de seguro
vio mi interés hacia Anastasia. Sonreí porque aún puedo recordar nuestra
conversación e imaginarnos ahí hablando:
—¿Qué es esto? —preguntó ella con una ligera mueca en sus labios.
Sonreí
—Mi número. Botaste el anterior, guárdalo por favor y recuerda ponerme
como "el amor de tu vida" —bromee con una sonrisa traviesa en mis labios.
Nos miramos por varios segundos fijamente, no sé qué estaría pensando
ella, pero yo solo quería besarla para saber si era real lo que
estaba sintiendo o no.
—Tengo que irme, nos vemos y ni una sola palabra a tus amigos y menos
Alejandra—me suplico con esa dulce voz de ángel.
Sonreí con ese recuerdo porque parece que fue ayer, a veces pienso que
es un sueño. Muchas veces cuando estoy haciendo el amor con Anastasia,
necesito que ella me mire para saber que ella es real, que está conmigo.
Escuché su risa solo en ese momento salí de mis pensamientos. Mire a mi
lado y vi que estaba solo, busque a Anastasia con la mirada y vi que estaba
sentada con su vista clavada en mí, pero Cameron le hablaba.
Cuando me acerque a ella me hinque para estar a su altura y ella acarició
mi mejilla.
—¿Estás bien? Estuviste como tres minutos parado solo ahí pensado—
dice con un tono dulce, pero que no pasa desapercibido el tono de burla.
—De seguro estaba babeando por ti, Anastasia, es algo que le suele pasar
cada momento—me da un empujón Cameron que me hace tambalear, pero
ella me agarra del brazo y evita que caiga—. Bueno, parejita enamorada me
voy a dar un examen.
Nos quedamos mirando fijamente y ella sonríe con dulce sonrisa, toma
mi brazo con más fuerza.
—Gracias por no dejarme caer—le susurro, y ella pasa sus brazos
alrededor de mi cuello.
—Jamás te dejaré caer, Diego—dice con voz ronca, y dándome un beso
suave en los labios.
Apoyo mis manos en sus piernas y dejé que ella guíe el beso, es un beso
lento y pausado. Anastasia apoya su mano en mi mejilla y me acaricia con
cuidado haciéndome estremecer como el primer día que la bese, con ella
todo ha sido muy fuerte tanto que no sabía controlar mis emociones y no
sabía lo que estaba sintiendo e incluso llegue actuar intenso con ella, pero
no lo sabía, nunca me había enamorado y no sabía cómo era.
«Nunca quise un amor a medias, rasgado, partido a la mitad, siempre
quise que alguien me ame por completo como lo hace Anastasia. He
luchado y sufrido tanto por mi pasado, que joder, me merezco algo entero,
intenso, indestructible. A veces me digo a mí mismo que me controle con
los sentimientos, pero es imposible, me gusta amarla»—pienso para mí
mismo y este pensamiento lo tengo cada día.
Ella apoya su frente contra la mía.
—Tengo que irme a dar un examen—dice con la voz aún agitada por el
beso y pongo un mechón detrás de su oreja.
—Yo también, vamos bella.
Me pongo de pie y ella entrelaza nuestras manos y comenzamos a
caminar por los pasillos de la universidad, veo a muchos de mis amigos y
los saludo con la mano primero voy a dejar a Anastasia a su sala antes de
volver a la mía.
—¿Qué quieres hacer después? —le preguntó Anastasia.
—Bueno quiero dormir ha sido noches y noches desvelándome así que
quiero dormir hasta el otro día—comenta con una pequeña sonrisa,
revisando sus apuntes sin parar.
Suelto una risa porque si algo he aprendido de Anastasia es que ama
dormir y es muy, pero muy dormilona y cuesta mucho para que suelte la
cama siempre soy yo el que la tiene que despertar.
—Suerte con eso—le susurro sobre su oído con voz sensual—. Porque
mis manos tienen otro plan que consiste en no tener ropa. Solo tú y yo. Voy
a amarte esta noche Anastasia, de mil formas lo haré con palabras y
caricias.
Me alejé un poco de ella y vi que tenía sus mejillas teñidas de un leve
color rojo por mis palabras.
—¡Diego! —Exclama ella sonrojada y tapando sus mejillas con la mano.
—Eres bellísima—le recuerdo y le robo un beso.
Ella pone los ojos en blanco y mira por encima de mi hombro, veo como
se acerca su profesora que me hace una pequeña evaluación y luego mira a
Anastasia. Ella se pone en puntitas y me da un fugaz beso antes de entrar en
la sala.
Entro en mi salón y me siento con Juan quien choca su puño con el mío y
saludo a Marcos, es extraño no tener a Cameron a mi lado, pero él decidió
que su pasión era ser psicólogo al principio de este año y lo entiendo
Cameron es uno de los hombres más pacíficos que he conocido quien
siempre te ayuda y te alienta hacer mejor persona.
—Últimos exámenes, Dieguito—me molesta Juan, abrazándome—. ¡Por
fin veré a mi novia!— Exclama con emoción Juan.
Sonrió porque un maldito imbécil enamorado, pero enamorado a nivel
que yo aún no he llegado. Su novia estudia en Irlanda y va cada mes a
visitarla o ella viene, es increíble ver como su amor ha seguido. Conocí a
Glenda, antes estudiaba aquí, pero le ofrecieron una beca universitaria en
una de las mejores universidades de Irlanda y Juan fue el primero en
apoyarla en sus sueños aun cuando ella estaba dudando porque no lo quería
dejar, pero Juan se negó a que ella dejara ir esa oportunidad y fue él mismo
quien le hizo la maleta. Si obviamente estuvo triste, pero después lograron
funcionar.
—¿Se quedará todo el verano España? —Preguntó con una sonrisa
burlona en mis labios y él me dio un empujón.
—Sí, tenemos que juntarnos Glenda los extraña mucho, además dice que
tiene que ver con sus propios ojos a tu novia—se burla de mí. Él se pasa
una mano por su pelo colorín—. Ella no cree que hayas dejado de ser puto
—suelta lo último con una enorme carcajada.
—¡Ja, ja, ja! Que graciosa es tu novia—contestó, poniendo los ojos en
blanco—. Y no soy un puto—me defiendo.
Juan me mira por un segundo antes de volver a reírse, bueno admito que
antes me acostaba con diferentes chicas, pero nunca me sentí totalmente
cómodo con ellas y con Anastasia simplemente pasó.
Juan se calla cuando entra nuestro profesor y comienza a dar las
instrucciones de nuestro último examen y lo importante que es esta última
nota para poder cursar el ramo y como tenemos que comenzar a buscar
práctica en los hospitales. Sonrió porque es algo que ya quiero hacer tal
como lo hacía mi padre para él ser médico era una de sus grandes pasiones
y yo quiero eso para mí y de cierta forma sentirlo cerca de mí.
*******
Dylan abrazaba Anastasia y Javier también la abrazó con fuerza.
Jonathan me paso una cerveza y la tomé, casi no he cruzado palabra con él
porque en un momento llegué a pensar que era su novio. Aún puedo
recordar ese día cuando estaba en el departamento de Alejandra y vi que
ella salía de su habitación y mis pies caminaron hacia ella antes de que mi
mente lo procesara. Recuerdo que hablé con ella, pero mi humor se fue
cuando vi que un chico la tomaba de la cintura con fuerza y la pego a su
pecho, y ella no hacía nada por alejarse de él.
Pensé toda esa noche que ella ya tenía novio y que ya no tendría la
oportunidad de acercarme a ella, y claro mi boca no se pudo contener que al
otro día tuve que preguntarle de una forma discreta si acaso ese chico era su
novio.
Ella me miró con odio en ese momento porque la había seguido hasta una
banca y soltó incluso molesta esa palabra:
—Jonathan no es mi novio, Diego, es mi mejor amigo...desde...no le sé
hace diez años.
Le di un sorbo a mi cerveza y la miré porque esa respuesta volvió a
darme toda la esperanza que necesitaba para luchar por ella. Miro a
Cameron quien está cocinando con la rubia.
—Bueno amorcín, ¿Cómo está tu novia Marcela? —pregunta Dylan a
Jonathan quien se atraganta con su cerveza—. ¡Dios ya le está afectando!
—Bromea con Anastasia, y ella suelta una pequeña risa.
—No es mi novia y ya acabo ¿por qué lo preguntas? —Pregunta con
desconfianza y mira fijamente a Dylan
Yo observo a Dylan como una sonrisa burlesca va apareciendo el rostro
angelical de Dylan, que de ángel no tiene nada y Javier comienza a sacar su
billetera. Jonathan suelta un bufido y le tira un cojín a Dylan quien lo
esquiva.
—Ya no seguiré teniendo fe en ti, Jonathan—bufo Javier, depositando un
billete en la mano de Dylan.
—Es un puto, no se le va a quitar nunca hermanito ya deberías aprender
de todas las veces que hemos apostado. Sigue apostando por él que te
quedarás sin dinero—se burla Dylan con una sonrisa juguetona en sus
labios.
—¡Eres un cabrón! Deja de apostarme—dice molesto con Jonathan.
—A ti no te duran las relaciones porque me amas a mí y soy el amor de
tu vida y en fondo lo sabes—dice Dylan, lanzándole un beso a Jonathan—.
Nadie te va a amar como yo, amorcín.
Nos quedamos callados antes de que la sala estallara en carcajadas
porque a veces se pasa Dylan, pero todos sabemos que ellos dos se ven con
hermanos. Jonathan niega con la cabeza.
—Por supuesto, amorcín eres el único en mi vida, las demás chicas solo
son algo pasajero por eso siempre vuelvo a ti—contesta Jonathan
guiñándole un ojo a Dylan.
Él se lleva una mano al corazón y hace un puchero. Suelto una risa
porque los amigos de Anastasia son raros en buen sentido de que, si está
triste ellos siempre te van a alegrar con sus bromas, sobre todo Dylan quien
tiene una mente bastante rara.
—Lo sé porque soy grandioso y eso tú lo sabes—le guiña un ojo—. Ves
Anastasia, tú te lo perdiste y yo Jonathan si pudo ver lo fabuloso que soy
por eso soy el número uno es su corazón.
—¡Hey! —Exclame.
—No te ofendas Diego, solo le estoy recordando Anastasia lo que se
perdió—dijo con un tono burlón y abrazándola.
—¡Pobre de mí! Fui tan ciega ahora mismo término con mi chico cursi y
ardiente por ti, ¿vale? —dice Anastasia con tono de burla y mirándome con
una sonrisa dulce.
Pongo los ojos en blanco. Anastasia se levantó y se acercó a mí, yo la
tome de la mano y la senté en mi regazo, rodeé su cintura con mi brazo y le
saque la lengua Dylan quien me sonríe.
—Lo siento, Dylan, pero ella me ama a mí, soy su chico cursi y ardiente
—digo con una enorme sonrisa, y la estrechó aún más contra mí.
Anastasia pasa una mano por mi cara y despeina mi pelo. Hago una
pequeña mueca y ella me sonríe con esa sonrisa picarona que me derrite
poco a poco por ella. En serio que la amo y lo mejor es que me gusta amarla
de esta forma tan pura como ella se merece.
—Te amo—le susurro mordiendo su oreja—. Tienes el pelo más largo—
comentó algo distraído acariciando su largo pelo que ya comienza a llegarle
al trasero.
—Si—suspira y apoya su cabeza en mi hombro—. Se está volviendo
algo molesto para mí, pero a la vez me gusta.
—Tú te ves bonita con cualquier cosa—le aseguro, y acarició con
cuidado su cuello.
¡Mierda! Ya la de deseo y si han pasado dos semanas que siempre es su
ritual, yo me dé vuelvo a mi departamento con Cameron y Anastasia y
Alejandra se quedan aquí porque según ella somos una distracción para
estudiar. A mi da igual porque siempre sé que volveré con ella tarde o
temprano siempre vuelvo a ella.
—Adulador—bromea ella.
—¡Oh claro que soy un adulador! Y te puedo adular de muchas formas
sobre todo esta noche—insinuó con voz aterciopelada.
—¡Diego! —Exclama en un susurro, y yo suelto una risa.
Anastasia se queda sentada en mi regazo con su cabeza apoyada en mi
hombro y charló animadamente con Jonathan como digo antes no había
cruzado más de dos palabras con él y es gracioso tanto como los gemelos,
pero sé que él es el más calmado del equipo. Me cuenta que está estudiando
mecánica, que ama las motos y que por ahora no quiere ninguna relación
seria. Yo bromeo con él y Anastasia diciendo que antes pensaba que era
novio y hace una mueca, pero no dice más e incluso evade el tema.
—¡Oh, se quedó dormida! —Exclama Alejandra y apunta Anastasia.
La miro y veo que tiene los ojos cerrados y pequeños suspiro escapan de
sus labios que chocan contra mi cuello. Sonrió, es preciosa. Tiro de su falda
y la levantó con cuidado para que nadie pueda ver nada y me dirijo a las
escaleras, sé que está cansada porque ayer me mandó un mensaje a las
cinco de la mañana lo cual solo durmió como dos horas o tres horas como
mucho.
Entró en su cuarto y le dejó con cuidado en la cama. Me siento a su lado
y apartó su largo pelo de la cara y acarició sus suaves piernas.
—¿Anastasia? —la llamó en un susurro ronco, y acaricio su cara.
—Mmm—dice entre dormida.
Sonrió y la tapó con una manta para que no tenga frío. Me quedé varios
segundos mirándola como un bobo enamorado.
—¿Anastasia? —la vuelvo a llamar, y ella arruga un poco su nariz, pero
no contesta—. Te amo, mi bella.
Regreso abajo con los demás y me siento a lado Dylan quien me ofrece
un brownie que hizo la rubia y lo tomo. Pasamos varias horas charlando y
conversando sobre distintas cosas como los exámenes y que vamos a hacer
en las vacaciones, pero todos sabemos que corremos peligro mientras
Nicolás esté suelto y aún es más incómodo con todo esos policías
persiguiéndonos de un lado a otro.
*****
En cuanto cierro la puerta, dibujó una enorme sonrisa y busco Anastasia.
Está tendida de espaldas en la cama, todavía con la falda y sus típicas vans
puestas. Su cabello largo castaño se extiende por el edredón de color crema.
—¿Anastasia? —la llamó en un susurro, pero ella no se mueve ni tan
solo un poco.
Pruebo a besarla por detrás de la oreja y a deslizar una mano por su
vientre muy despacio, sin resultado alguno, está profundamente dormida.
De repente, suelta un suspiro y se gira al lado contrario. Está consumida por
el agotamiento. ¡Joder! Está tan bella y solo puedo comportarme como un
cabrón excitado.
Me pasó una mano por la cara mientras la contemplo con un sentimiento
de frustración. Quiero respetarla, pero resulta muy difícil más cuando ya
lleva tres horas durmiendo y yo tenía otros planes. Suelto un suspiro y sin
hacer ruido me levanto de la cama y me siento en el borde de la cama, junto
a sus pies.
Me pasó una mano por el pelo y al final suelto un suspiro, comienzo a
sacar sus zapatillas «¡Oh, no, mierda! No ha sido buena idea, en absoluto ha
sido pésima idea para mi amigo de allí abajo»—me digo al ver sus largas
piernas.
Resoplo, «Eres un maldito pervertido». Me alejo de la cama y tiré de la
colcha para taparla sin apenas mirarla. Aléjate de ahí ahora, no seas un
cabrón.
—Joder, mierda, joder—mascullo, dando vuelta en la habitación y me
siento en un sillón que tiene Anastasia y me llevo la mano a la cabeza—.
Vete a bañar—me ordeno a mí mismo para dejar de tener estos
pensamientos pervertidos.
Me meto en la ducha, pero cuando salgo únicamente vestido con el bóxer
negro encima y la encuentro tan pacíficamente durmiendo, me pongo peor
ya han pasado cuatro horas y sé que Anastasia podría dormir hasta mañana.
La miró fijamente y sigue durmiendo. Siento un calambre en la entrepierna.
Suelto un bufido y camino varias veces alrededor de la cama, pensando
en cómo puedo despertarla, pero al final niego con la cabeza tengo que
dejarla descansar. Enciendo el televisor y busco al entretenido que ver y la
dejó en los Simpson, subo el volumen con el mando. A continuación, me
acerco a Anastasia.
—¿Anastasia? —la llamo aguantándome una sonrisa burlona—. ¿Ya
estás despierta? Por favor, despierta.
Como era de esperar no responde, y su respiración suena aún más
profunda. Inquieto, recorro de nuevo la habitación de un lado a otro
pensando en que puedo hacer mientras ella duerme y ocupar la mente en
otra cosa que no sea Anastasia desnuda debajo de mi cuerpo gimiendo.
Hago unas flexiones en suelo durante varios minutos, pero aun si no logro
calmarme. Decido seguir haciendo la invertida en medio del cuarto para
relajarme y mantener mi concentración en la postura.
—¿Qué estás haciendo, Diego? —Escuchó la voz ronca de Anastasia.
Pierdo el equilibrio al instante de oír su voz ronca y caigo al piso.
¡Mierda! Apenas noto que Anastasia salta de la cama y va corriendo hacia
mí. Me quedo quieto y cuando veo que se está agachando tiró de su mano y
rodamos por el piso. Anastasia queda en suelo y yo encima, con mi rodilla
presionado la cara interna de sus muslos.
—¡Oh, mi cabeza, Diego eso dolió! —se queja.
Anastasia suelta un pequeño gemido y bajó la vista. No se me escapa
ningún detalle mientras le doy un exhaustivo examen de ella. Su falda se ha
subido hasta prácticamente la cintura y su polera hasta el inicio de su pecho.
La versión de Anastasia agitada y desordenada me gusta aún más.
—Anastasia... —masculló con la voz ahogada por el deseo que tengo en
estos momentos. Las palabras suenan en mis labios más como un gruñido
—. ¿Estás bien?
—Diego estoy bien, ¿y tú? —responde ella igual de excitada, por la
forma en la que está examinado también mi cuerpo.
Y esa mirada tan intensa hace que esté completamente devastado por
ella.
—Bien—confirmó con la voz aun agitada.
—¿Por qué estabas haciendo la invertida Diego? Has estado a punto de
quebrarte el cuello—me regaña preocupada, y estira su mano para acariciar
su cuello.
Chasqueo la lengua con un falso dolor y le dedicó una sonrisa fugaz y
muy masculina.
—Eso no es justo, Anastasia —le reprocho, y acerco mi cara hasta la
suya—. Y lo sabes, te has quedado dormida durante más de cuatro horas.
Ella se pone rígida, pero hace ningún movimiento de escapar, como si
estuviera dispuesta a continuar con mis planes que tenía a modo de disculpa
por lo ocurrido.
—Lo siento. No fue mi intención distraerte, pero apenas abrí los ojos te
vi ahí parado en tus dos manos en medio de la habitación fue algo raro de
ver—dice con una expresión preocupada.
—Te perdono, amorcín—. Ruedo hacia un lado del suelo y le ofrezco una
mano para que se pueda incorporar, pero segundo se levanta, de pronto
escucho el sonido de su risa—. ¿Te estás riendo de mí?
—Lo siento—se disculpa de nuevo entre carcajadas—, pero eso ha sido
tan...
No la dejó acabar de hablar. Tiro de su brazo hacia mí, inclino la cabeza y
pongo mi boca contra la de ella, besándola con fiereza, con la lengua metida
hasta el fondo de la boca de Anastasia. Ella forcejea al principio, aunque
solo durante un momento. No puedo resistirme y la alzó en volandas hasta
la cama sin dejar de penetrarla con mi lengua.
Quiero devorarla con toda mi boca, de los pies a la cabeza. Explorar
palmo a palmo cada parte de su cuerpo. La tomó por la nuca con mi mano y
la obligó a permanecer quieta. Con un gemido, ella aferra mis hombros con
manos y me aprieta contra su pecho. Sus ojos están llenos de pasión.
—Falda afuera —gruño, y comienzo a quitársela.
Ella empieza a reírse de nuevo.
—Te ves algo ansioso, Diego—se burla, tras lo que acaricia los músculos
de mis tensos brazos.
«No tienes ni puta idea, Anastasia»—pienso para mí mismo y solo sonrió
para ella. Me quedo sin aire. No puedo concentrarme en nada más; no
puedo apartar mi vista de ella me tiene para siempre.
—¿No has tenido suficiente de mí? —pregunta con la voz ronca.
—Jamás tendré suficiente de ti, Anastasia, te deseo cada segundo—le
aseguro con una sonrisa provocativa.
Me adueño de sus nalgas y las aprieto duro contra mi entrepierna. Ella
suelta un pequeño gemido y me devuelve una mirada llena de deseo.
Comienzo a sacar su polera y solo queda en ropa interior de encaje de
negra.
—Te deseo—digo perdido. Envuelvo sus muñecas con las manos a la
altura de su cara y me inclino.
El estallido que se produce cuando mis labios se unen de nuevo con los
suyos solo podemos oírlo los dos. Nadie más puede entender nuestras
sensaciones, nadie puede intentar comprenderlas. Solo estamos nosotros
dos juntos y este deseo que cada día crece aún más por ella como si no
tuviera límite.
******
Observó de reojo a Anastasia y sigue durmiendo, está enredadas en las
sábanas de su cama y se ve hermosa. Abro el armario donde guardamos
nuestro trabajo o libros de la universidad, necesito los papeles de práctica
así que saco todas las carpetas que encuentro y me siento en el piso.
Comienzo a mirar distintas carpetas hasta que una llama mi atención y
reviso los papeles que son de juicio o varios juicios. Frunzo el ceño porque
no puede ser. Miro a Anastasia y veo que ella está mirando fijamente la
carpeta.
—¿Qué es esto? —pregunto preocupado, y tomó con fuerza la carpeta y
sigo mirando los documentos.
Anastasia se viste rápidamente y se acerca con preocupación hacia mí.
—¿De dónde...sacaste eso? —pregunta nerviosa.
Miró de nuevo los papeles y son todas órdenes de alejamiento hacia
Nicolás en diferentes ciudades Sevilla, Madrid, Bilbao, Córdoba. Ella me
mira un segundo antes de quitarme la carpeta de la mano.
—¿Anastasia? —la llamo con cuidado—. Nicolás te ha estado acosando
casi tres años aun cuando él tenía orden de alejamiento, ¿por qué no
llamaste a la policía?
Ella levanta la mirada y lágrimas caen por sus mejillas.
—Claro que llame una y otra vez durante los meses que Nicolás me
perseguía, pero siempre me decían la misma respuesta: Señorita está a más
de veinte metro en un lugar público, tal vez solo fue casualidad y mientras
no rompa la distancia de un metro no podemos hacer nada—ella se limpia
las lágrimas y aprieta con fuerza la carpeta—. Los llamé cada vez que lo
veía, pero solo me hicieron sentir que estaba exagerando. Prácticamente me
estaban diciendo que mientras él no me matara no harían nada por mí.
Apreté mis puños porque si las órdenes de alejamiento son una mierda
casi nunca hacen nada por las personas que la tiene. Anastasia se sentó en la
cama y abrazó sus piernas. Me agaché para estar a su altura y limpiar las
lágrimas.
—Me acosaba durante dos meses completo donde lo veía en cada esquina
o a veces me asomaba en la ventana y ahí estaba en la otra calle solo
observando fijamente—limpio sus lágrimas—. Sus acosos siempre era
intenso, pero solo duraban un mes o dos...a él le encantaba ese juego de
torturarme mentalmente.
Toma una bocanada de aire antes de continuar:
»Hubo un tiempo donde viví con mis abuelos de parte materna en Bilbao
donde nací y solo habían pasado quinto meses de lo de mi hermano aún
seguía afectada por todo...Y ya lleva dos meses en terapia hasta que
comenzó a acosarme, al principio pensé que era una coincidencia, pero no
lo era lo veía cada momento cuando salía de la casa de mi abuela y
comencé a tener más miedo y más, hasta que ya no salía de la casa de mi
abuela, pero un día todo empeoro.
—Anastasia, si no quieres hablar porque te trae malos recuerdos no lo
hagas, amor—digo con ternura, y secando las lágrimas.
—Recuerdo que eran las dos de la mañana y sentí un ruido en las
escaleras. Nicolás ya lleva dos meses acosándome sin parar y ya tenía
mucho miedo casi no salía para nada y solo lloraba en mi cuarto. Esa noche
Nicolás entró en mi habitación...No sé cómo lo hizo, pero entró en la casa—
pongo mi mano en su mejilla—. Entró en mi cuarto y arrastró la silla que
tenía en mi cuarto despertándome, cuando lo vi fue como ver a mi demonio.
Nicolás sacó un arma y me apuntó y estuvo por más de tres horas
apuntándome...yo solo recuerdo que lloraba y él sonreía con maldad.
Cerré los ojos porque es un enfermo que mierda le pasa para tortura así a
una persona por más de tres horas.
» Cuando se fue se acercó a mí y me dio un beso en la frente. Entendí
que ese solo sería el inicio a su macabro juego donde quería llevarme a la
locura y casi lo consigue más de una vez me quise suicidar por estos juegos
—termina de hablar con la voz ronca y sus mejillas sonrojadas.
—Anastasia—, la llamó.
—Pero soy más fuerte que él, y decidí luchar por mi vida y también por
mi hermano. Tengo fe que lo van a atrapar por fin y que esto va a acabar.
Quiero creer que así va a hacer, Diego.
—Pronto va a acabar Anastasia, y todo esto va a hacer una pesadilla—le
doy un beso fugaz—. Eres el amor de mi vida, mi bella.
Una pequeña sonrisa aparece en sus labios deslumbrándome por
completo.
—Te amo mi chico cursi y ardiente.
Mariel
Revisa las cámaras de seguridad de la universidad donde había
desaparecido la hija de Luis ya habían pasado casi un mes sin ninguna pista,
ni siquiera se había encontrado un cuerpo. Simplemente ha desaparecido y
eso para todos ha sido una esperanza al igual que las demás jóvenes
desaparecidas, pero yo ya temía lo peor. La mayoría de las chicas eran
responsables y tenían obligaciones como la universidad.
Miro Harry quien está revisando unos documentos y suena en ese
momento el teléfono.
—Estación de policías de Barcelona ¿Cuál es la emergencia? —
Respondo con la voz algo ronca.
—Si, señorita soy yo de nuevo—fruncí el ceño y Harry me miró
fijamente—. Tengo pruebas contra mi esposo que él es el asesino serial, por
favor les pido que vengan de nuevo a mi casa para que ustedes mismo lo
vean.
Solté un suspiro.
—Muy bien quédese ahí estaremos en veinte minutos, ¿se encuentra
sola? —pregunté, cargando mi pistola.
—Si, mi esposo está trabajando, pero señorita le digo que yo misma
participé en varios casos de esas jóvenes que están desaparecidas y tengo
prueba sobre todo de la última víctima que encontraron tres días atrás, por
favor ya no puedo con esta culpa—se quedó callada un momento—. Lo
espero aquí.
La línea se cortó y miré fijamente a Harry.
—La señora Gutiérrez de nuevo dice que tiene pruebas que vinculan a su
marido con los casos de las desapariciones de las jóvenes—Harry tomó su
chaqueta y salimos de mi oficina—. Vamos a ver las pruebas que tiene,
también dijo que tenía prueba sobre el último cuerpo que se encontró hace
tres días.
Harry me entregó la autopsia de la última chica que fue encontrada había
sido abusada sexualmente, tenía una cuerda alrededor de su cuello y tenía la
ropa rasgada y su pantalón no tenía el cierre lo habían cortado con un
cuchillo. La causa de la muerte: estrangulamiento. La chica era Maire
Sepúlveda, solo tenía dieciocho años.
—Esta señora nos está haciendo perder el tiempo—murmuró molesto
Harry, pero negué con la cabeza porque debíamos tener la mente abierta.
Me cuesta creer que aún no atrape a Nicolás con la vigilancia que tenemos.
Y si no es Nicolás el asesino—. Esa mujer está mintiendo, Mariel.
Entramos en coche y se puso rápidamente en marcha. Yo tampoco
entendida porque insistía tanto con echarle la culpa a su marido.
—Solamente vamos a ver qué pruebas tiene y si se vincula con el último
caso—me queda callada un momento—. Y si no nos hemos equivocado
Harry, que pasa si Nicolás no es realmente el asesino serial porque te lo juro
que no entiendo cómo es que no lo hemos atrapado aún. Qué pasa si es otra
persona que mata por la noche y sigue teniendo una vida completamente
normal. Hemos gastado todo nuestros recursos en Nicolás y que pasa si no
es él, que otra persona, puede ser cualquier persona.
Harry frunció el ceño.
—Puede ser Harry, y eso lo sabes bien— apoyé mi cabeza en mi
ventanilla—. No encontramos nada cuando fuimos a esa cabaña dos
semanas atrás, nada que lo vincula los crímenes de Madrid, nada. Esa
cabaña era el lugar perfecto para cometer un crimen y aun así no
encontramos nada.
Ambos nos quedamos callados porque él sabe que tengo razón y si para
mi Nicolás es el principal sospechoso, no nos podemos encerrar en un solo
sospechoso, ya no más y esta señora nos está llamando hace días, primero
fueron otros compañeros y luego fuimos nosotros, pero ella no tenía prueba
solo una versión que nos dejó algo incrédulos. Pasamos durante el resto del
camino callado de seguro ambos íbamos metidos en nuestro pensamiento y
joder, es que siento que estoy perdida y están frustrante no poder meter en
esa mente para saber que está pensado, cuál va a ser su siguiente
movimiento.
Harry estaciono su vehículo frente a una pequeña casa en un tranquilo
barrio de Barcelona.
—Bueno hagamos esto.
Salimos del coche y caminamos por el pequeño jardín verde que estaba
muy bien cuidado. Harry tocó la puerta y la señora Gutiérrez nos abrió la
puerta.
—Señora Gutiérrez—saludó Harry de forma profesional y con la voz
ronca y gruesa—. Estamos aquí para ver las pruebas que tiene.
—Sí, pasen por favor.
Ella se hizo a un lado y entramos a su pequeña casa, seguimos a la señora
Gutiérrez donde tenía una cuerda cortada, un cierre de un pantalón de
mezclilla y una mochila morada. Mire a Harry y él me miró de reojo antes
de poner la vista fija en la posible evidencia. Mordí mi labio inferior porque
en la escena del crimen al pantalón habían cortado el cierre y eso era
confidencial nadie más lo sabía, además de la policía y el asesino. Me puse
los guantes de látex con rapidez y tomé la cuerda para examinar, es muy
parecida a la que se encontró en el cuerpo de la chica.
Harry comenzó a meter las pruebas en diferentes bolsas. Mire a la señora
Gutiérrez y ella venía con muchos recortes diarios.
—Esto tenía mi esposo en una carpeta. Señorita le estoy diciendo que mi
esposo el asesino serial, mire la pruebas y esto—dejo los recortes de
periódicos. Me acerqué a ellos y era todo sobre las desapariciones de las
jóvenes o cuando se encontraban los cuerpos. Un escalofrío recorrió mi
cuerpo—. Puedo ayudarlos, yo...ya no puedo con esta culpa.
Harry me miró por un segundo antes de comenzar a guardar los recortes
de los periódicos en una bolsa de plástico para la evidencia. Saque una
esposa porque esta señora tenía pruebas que nadie más sabía esa
información sobre que le faltaba el cierre en pantalón solo sabíamos la
policía y el asesino es una información que nadie sabe hasta ahora y estos
recortes es como si fuera un trofeo para el esposo de esta mujer.
La señora me miró y puso las manos detrás de su espalda.
—Tiene derecho a guardar silencio o todo lo que diga podrá ser usado
como prueba en su contra. Tiene derecho a consultar a un abogado antes de
hablar con la policía y a tener un abogado presente durante el interrogatorio
o más adelante. Si no puede pagar un abogado, el tribunal le asignará uno
antes del interrogatorio si así lo desea. Si decide responder preguntas sin un
abogado presente, tendrá el derecho de dejar de contestar en cualquier
momento hasta que hable con un abogado—termine de decir, ajustando las
esposa en su muñeca.
—Cooperaré en todo lo que necesitan—volvió a repetir la señora
Gutiérrez, mientras salimos de su casa.
Durante el camino la señora Gutiérrez se mostró bastante callada porque
ahora tenía cargos de ser cómplice de un asesino, pero había algo que
dentro de mí no encajaba. Algo me decía que ella estaba mintiendo.
Cuando entramos en la comisaría Harry la guio a la sala de interrogatorio
y Luis se acercó a mí.
—¿Qué sucede, Muñoz? Porque Harry viene con esa señora esposada—
le hice una señal para que me siguiera a la sala donde evalúan las pruebas
que teníamos en caso—. Tiene evidencia.
—Esa señora—me quede callada porque sus ojos comenzaron a
empañarse por su hija, él tenía la fe de que estaba bien que volvería—. Ella
dice que su esposo es el asesino serial y no solamente eso, entregó pruebas
de último caso como una cuerda muy parecida a la que encontramos en el
cadáver de la chica, recortes de periódico de todas las desapariciones y
cuando han sido encontrados, una mochila y una nota. Ahora necesito que
comprueben las pruebas.
—Tengo que hablar yo mismo con esa señora—me pide Luis,
limpiándose las lágrimas con la mano. Me acerqué a él—. Estaré bien,
Mariel, necesito ser yo quien la interrogue.
Solté un suspiro.
—Está bien que sea con Harry, yo estaré en esto. Necesito comprobar la
cuerda y la mochila—dije con un tono de voz preocupada.
Él asintió con su cabeza y comenzó a caminar hacia la sala de
interrogatorio. Solté un largo suspiro porque algo no me encajaba, pero esta
señora tenía pruebas contundente que tenía que ser examinadas a fondo para
poder ver si era verídicas o falsa porque en estos meses muchas mujeres han
llamado culpando a sus parejas de que ellos son los asesino serie y al final
era una mentira.
******
Me acerqué a mis compañeros quienes estaba observando el
interrogatorio de la señora Gutiérrez Catalina, la señora contaba todo de
como ella misma fue la que estranguló a la víctima con la cuerda debido a
que su esposo la amenazó. Apreté mis labios en una fina línea cuando ella
seguía relatando todo.
Caminé hacia la puerta y entré en interrogatorio con cuidado, Harry me
miró de reojo y yo me acerqué lentamente apoyándome en la pared. Me
quede quieta escuchando como decía que su pareja era violenta con ella
pegándole y amenazándola con matarla todos los días. Saque un pañuelo
desechable y se lo entregue para que se limpiara.
—Señorita Gutiérrez, las pruebas que entregó coinciden con las que se
encontraron en la escena del crimen—ella abrió los ojos—. En estos
momentos usted pasa a estar detenida por cómplice. Ahora mismo a su
marido lo están arrestando.
La sala se quedó en silencio y me remojé el labio antes de hablar. Apoyé
mis dos manos en la mesa para quedar frente a la señora Gutiérrez quien me
miraba algo asustada.
—Nos va a guiar donde fue que tu esposo abusó sexualmente de ella y
luego donde dejaron su cadáver—ordené con voz firme. Ella asintió con la
cabeza y Harry la volvió a esposar—. Vamos.
Salimos de la sala de interrogatorio con varios policías más para mayor
seguridad y poder investigar bien la escena del crimen, aún no puedo creer
que la cuerda que entrego es igual a la que se encontró en cadáver y la tela
también encajaba. Ahora solo quedaba ver si ella podía decir la ubicación
exacta de donde se encontró el cuerpo que tampoco ha sido revelado para
mayor seguridad.
Entramos en coche y fui dándole indicaciones a mi compañero por el
teléfono para que mantuviera todo en orden para que no estuvieran los
periodistas en la escena. Mire de reojo a la señora Gutiérrez quien comenzó
a darle las indicaciones de donde se había encontrado el cuerpo. Harry se
puso en marcha donde le indicaba y todos íbamos nervios.
Harry se detuvo en la universidad donde estudiaba. Apreté mis labios y
todos estábamos callados excepto la señora Gutiérrez quien comenzó a
relatar lo que sucedió.
—Ella estaba aquí en esta esquina haciendo autostop y mi esposo bajó la
ventanilla donde se ofreció a llevarla, ella lo dudo un momento, pero mi
esposo puede ser muy convincente, además que ella también confió en mí
porque estaba su esposa así que subió—se quedó callada unos segundos
antes de continuar—. Cuando se subió Maire nos indicó que iba a su casa
quedaba muy cerca del parque nacional de Montesey así que dijimos que la
podíamos acercar.
Harry comenzó a manejar hacia el parque Montesey que era donde
efectivamente se había encontrado el cuerpo de la joven estudiante Maire.
Durante el camino nos mantuvimos en silencio hasta que llegamos al
parque donde Harry fue manejando más lento hasta que ella dijo que aquí
fue donde dejaron el cuerpo.
Nos bajamos del coche y efectivamente aquí fue donde se encontró el
cuerpo. Harry puso una mano en mi hombro y ambos lo sabíamos nos
habíamos equivocado con Nicolás, es imposible que el fuera el asesino
serial, pero aún sigue siendo buscado por el intento de asesinato hacia
Anastasia y por cargo de prostituir a menores.
—Nos esquivamos Harry— susurré con la voz rota porque fuimos tan
ciego y nos enfocamos solamente en Nicolás—. Tenemos que ponernos en
marcha pronto. Quiero a ese sujeto en la cárcel ahora.
******
—Yo no cometí ese crimen y menos los otros crímenes. Escúcheme por
favor mi esposa se está inventado toda la historia—dijo por sexta vez y Luis
se acercó con las revistas de policías que encontramos y con su computador
que tenía pornografía de chicas que se parecían mucho a las chicas que
desaparecieron e incluso pornografía infantil. Se quedó callado—. ¿De
dónde sacaron eso?
—Escúcheme señor Gutiérrez tenemos pruebas que lo vincula con el
último cuerpo que fue encontrado. Le repetiré de nuevo ¿dónde se
encontraba usted el día 2 de noviembre a las ocho de la noche? —pregunte
molesta.
—Le dije que estaba con mi esposa, está mintiendo todo—frunció el
ceño y se pasó una mano por el pelo—. Puedo hacer la prueba de bolígrafo
para que me crean.
—Muy bien señor Gutiérrez preparemos todo para hacerle la prueba de
polígrafo—me levanté de la silla y lo dejé hablando con su abogado—.
Preparen la prueba del bolígrafo.
Marcela asintió con la cabeza y caminó a mi despacho para ver qué
estaba pasando en las noticias que ya se habían enterado de que teníamos a
dos personas en la cárcel por el crimen de Maire. Prendí la televisión y
como asumí está pasando de nuevo la noticia de que por fin había alguien
en las rejas.
Me puse los guantes y comencé a revisar las cuerdas era iguales de la
misma calidad y tejido En ese momento la puerta se abrió y entró Harry con
dos café.
—Ten bonita, es increíble que él pueda ser el asesino serial. Me siento
mal, Mariel nos enfocamos tanto en Nicolás que olvidamos que había más
de dos millones de personas que podía ser sospechoso—le di un trago a mi
café—, pero me alegro de que por fin se esté acabando esto y podamos por
fin atrapar a Nicolás después de esto.
Me acerque a mi mesa y tome la hoja con preguntas para entregárselo a
Marcela quien estaba preparando la prueba del polígrafo. Pienso en la
prueba de la pisada, la de pistola, pero eso ya no sirve el asesino debió
deshacerse ya de esa pruebas, si yo fuera un asesino y viera eso en las
noticias también lo haría. Esa prueba ya no sirve y tenemos que
concentrarnos con lo que tenemos ahora.
Entramos en la sala de interrogatorio donde estaba instalando las últimas
cosas y le entregue la hoja Marcela quien asintió con la cabeza. Entre en
cuarto donde todos observamos como inicia la prueba de polígrafo. Durante
toda la prueba estuve atenta a cada palabra que salía de la boca de señor
Gutiérrez y Harry me tomo la mano de forma discreta para que me relajara,
pero no podía, algo dentro de mí me dice que Nicolás es asesino, pero las
pruebas que tenemos pone al señor Gutiérrez como el principal sospechoso,
además con los cargos de pornografía infantil.
Pasaron veinte minutos más y por fin Marcela entró en la habitación con
los resultados de si había pasado o no la prueba.
—¿Pasó la prueba de polígrafo o no? — pregunté con un tono de voz
preocupada.
—No, obtuvo la mayoría malas, está mintiendo—nos entregó la hoja y
había fallado en quince preguntas de veinte—. Ese hombre esconde algo y
tiene un aura peligrosa, me sentí incómoda todo el tiempo que estuve allí
adentro.
Harry apoyó su mano en mi hombro y me hizo una suave caricia para que
me tranquilizara.
—Bueno tenemos que ponernos en marcha para que comience lo antes
posible el juicio y tenemos que volver a ir a su casa para registrar cada
esquina de esa casa—dije antes de salir de la sala y caminar a mi despacho.
—Mariel, pero ¿y Nicolás? Qué pasa con la foto que nos entregó
Anastasia—me recuerda Harry.
—Harry, esa foto está editada no era real, yo también lo creía, pero un
experto me dijo que era un montaje. Nicolás lo hizo solo para asustar más
Anastasia, para que sepa que él siempre estará detrás de ella. No me rendiré
con Nicolás lo atraparé tarde o temprano, pero ahora concentrémonos en
esto.
******
Anastasia
Diego me abraza con fuerza mientras veíamos Harry Potter y la orden del
fénix, estábamos en pijama rodeado de comida chatarra del McDonald 's
porque ninguno de los dos tenía ánimos de cocinar era viernes de hacer
flojo.
—Te amo, mi bella—me susurró con voz ronca, y besando mi cuello—.
¿Te acuerdas la primera vez que vimos Harry Potter?
Asentí con mi cabeza y tomé una papas con mayonesa.
—En ese momento yo ya estaba loco por ti—lo miré de reojo, y Diego
me mostró su sonrisa jovial que hacía que le marcaran esos hoyuelos
perfectos—. Yo solo quería besarte para saber si era real lo que estaba
sintiendo contigo.
Solté una risa y apoyé mi cabeza en su hombro. Diego acarició mi nariz
con la suya, este era el paraíso para mí, no había mejor lugar que los brazos
de mi amado chico cursi y ardiente.
—Mmm...¿por qué no me besas ahora para comprobar si lo que sientes
por mí es real o no? —lo reto con una pequeña sonrisa.
Él suelta una risa ronca y varios mechones de pelo negro cae en su frente
lo que me hace suspirar. Están guapo y sexy que me vuelve loca de amor y
lujuria, vamos que el sexo con él es salvaje, duro y otras veces tierno y
romántico, pero me gusta más cuando Diego es salvaje en la cama.
Diego me tomó de la cintura y me sentó en su regazo.
—¿En qué estás pensado mi bella? Porque tus mejillas se han tornado un
poco rojas—comentó con un tono burlón. Me llevé las manos a mi mejilla
—. Está teniendo pensamientos pervertidos, ¿verdad?
—¡No! — chillé.
Diego ladeó su cabeza y me observaba fijamente no sé qué estaba
pensando, pero juro que en ese momento me enamoré aún más de él. ¡Dios
mío! Soy una estúpida enamorada y pensar que yo solo quería una amistada
con él y si no hubiera sido por Diego creo que hasta día de hoy estaría
negado mi amor por él.
Diego me dio un pequeño pellizco en mi cadera y me abrazó con fuerza.
—¿Estás teniendo pensamientos calientes, húmedos y sin ropa entre
nosotros dos? —preguntó con un tono presuntuoso y metiendo la mano en
mi polera—. ¿Quieres que te folle, ¿verdad?
Suelto un pequeño gemido cuando aprieta mi pezón y me da un pequeño
beso en el cuello. Niego con la cabeza porque no puedo estoy con mi amada
regla.
—Tengo la regla, Diego—le recuerdo, y le doy un manotazo a su mano.
—A mí no me importaría—lo fulmino con la mirada. Él sonríe de forma
inocente—, pero como soy un caballero y porque te respeto jamás te
obligaría algo que sé que no te sientes cómoda.
En ese momento entra Alejandra con Cameron quienes se quedan quieto
un momento antes de darse la vuelta. Diego quita la mano dentro de mi
polera. Alejandra niega con su cabeza.
—Joder, mantenga esas manos quietas—nos recrimina y se cruza de
brazo. Diego suelta un bufido y le tira una almohada quien la detiene
Cameron—. ¡Eres un cerdo Diego!
Diego imita a Alejandra y se cruza de brazo tal como se encuentra
Alejandra ¡Dios otra vez no! Cameron me mira un momento, y niega con su
cabeza antes que Diego y la rubia estallen en una carcajada.
—Alejandra por favor toca la puerta cuando entres en mi habitación—le
recuerdo con una sonrisa burlona—. Después no te quejes de lo que puedas
ver.
—¡Si! Después no te quejes monjita o acaso siente curiosidad de ver lo
que hacen los adultos en la cama, monjita—se burla Diego una risa malvada
que saca a relucir ese lado playboy que tiene en su interior.
Alejandra le para el dedo medio y se sienta en mi cama.
—¡Cállate puto barato! —Exclamó molesta Alejandra.
—¡Oh, por favor cállense los dos! —Exclamé molesta porque estas mini
peleas son de todo los días—. ¿Qué ocurre, rubia?
—Bueno tiene que poner las noticias porque creo que atraparon al
asesino serial—abrí los ojos porque eso significa que atraparon a Nicolás.
Alejandra tomó el control donde efectivamente estaba dando el anuncio que
tenía a un sospechoso entre rejas, pero no era Nicolás—. ¡Por fin lo
atraparon! —Exclamó rubia.
Mis ojos se empañaron porque no entendía nada, nada Nicolás es el
asesino serial, él mismo me lo confesó y no entiendo por qué está detenido
ese caballero. No, no, no podía ser. Jamás lo van a atrapar, siempre va a
estar ahí para atormentar.
—Bella—Escuché que me llamaba Diego, pero no podía despegar mi
vista de las declaraciones que estaban dando Harry porque me sentía de
cierta forma traicionada, pensé que ellos lo atraparían—. Anastasia, ¿estás
bien?
Diego tomó con cuidado mi cara entre su mano, pero apenas lo podía ver
por las lágrimas. Quiero ser libre, por favor, solo quiero eso. Quiero que me
deje en paz que ya pare con este juego macabro porque siento que ya no
doy más, siento como a poco me voy apagando más.
Diego me tomó de la cintura me abraza con fuerza, apenas escucho lo
que le dice Alejandra y siento su mano acariciando mi pelo.
—¿Qué pasa, mi bella? Por favor háblame—me ruega Diego con la voz
rota y me sorbo la nariz—. Por favor no llores, recuerda que siempre tiene
que sonreír para mí.
—Diego... —dije con la voz rota y contenido el hipo que me acaba de
dar. Diego limpia mis lágrimas con su pulgar y tenía una pequeña arruga en
su frente—. No entiendo nada por qué aún no pueden atrapar a Nicolás
siento que jamás podré ser libre que siempre será una sombra en mi vida,
jamás podré salir tranquila a calle porque siempre tendré miedo de que él
esté ahí en la sombra acechándome en su juego enfermo.
Diego me dio un beso en la frente y me entrego mi jugo.
—Bebe un poco para que se te pase un poco el hipo, mi bella—él abrió la
botella y le di un pequeño trago—. Sé que tienes miedo, pero Mariel tiene
que hacer su trabajo si atraparon a ese sujeto es porque él debe ser el
asesino serial y por fin eso va a terminar Anastasia y ahora se podrá
concentrar en Nicolás.
Me limpié la nariz con la manga de la polera de Diego y él ni siquiera
hizo una mueca.
—Sí, es solo que quiero ser libre Diego—declare con la voz rota porque
es lo que más anhelaba en estos momentos—. Solo quiero una vida
tranquila.
Diego puso sus brazos alrededor de mi cintura y me abrazó con fuerza
pegando a su duro pecho y sus dedos comenzaron a peinar mi largo cabello
que es algo que me tranquiliza y Diego lo sabe.
—No te dejaré caer sola jamás en esta vida, Anastasia—me prometió y
me dio un beso en la sien—. Si caemos lo haremos juntos y nos volveremos
a poner de pie como siempre lo hemos hecho juntos y por separado.
Mi corazón dio un salto de amor por esas palabras tan dulces. Lo miré y
me di cuenta lo afortunada que soy de tenerlo en mi vida, no solo me apoya,
sino que me ama de una forma tan pura y sincera que aterra, pero a la vez te
emocionas por dejarte llevar y dejarte amar.
—Te amo mi chico cursi y ardiente—le susurro sobre sus labios.
—Te amo mi chica rara—me dio un beso fugaz y Diego se acostó
conmigo, apoyé mi cabeza en su duro pecho—. Duerme un poco mi bella,
te protegeré de todo lo que te lastime en tus sueños.
Me dolía los ojos porque de seguro que aún tenía los ojos hinchados es
que me siento frustrada porque siento que nunca me podré librar de Nicolás
aun cuando intento pensar pensativo de que un día de esto lo van a atrapar,
pero muchas veces lo veo negro porque la policía me fallo tantas veces
antes que me cuesta confiar en ellos a pesar de que Mariel y Harry los
considero mis amigos.
Me removí de mi cama una y otra vez, me refregué el ojo y vi que alguien
estaba tocando mi ventana. Me acerqué lentamente a la ventana para abrir
la ventana y él entró con una mochila negra. Tomo mi nuca y se acercó a
mí para darme un suave beso en los labios, puse mis manos alrededor de su
cuello para atraerlo más a mí, necesitaba más de él.
Él mordió con fuerza mi labio inferior antes de soltarlo. Y apoyó su
frente contra la mía.
—Eres tan bonita, Anastasia—dijo acariciando mi mejilla con cuidado.
—Y tú eres mi chico misterioso.
—Entonces somos un buen equipo. Tú eres la chica popular y yo soy tu
chico misterioso tal como pasa en tus libros, ¿verdad? —Preguntó con una
pequeña sonrisa en sus labios.
—Aja—respondo con diversión y él soltó una risa.
—Te amo, Anastasia—me susurró sobre los labios.
Me separé de él, para mirarlo fijamente.
—Dime que me amas—me pidió con una dulce sonrisa.
—Te amo, Nicolás.
—¿Así? —Preguntó con una sonrisa enorme.
Puso sus manos en mi hombro y me empujó con cuidado hasta que mi
espalda tocó mi colchón y se subió arriba de mí. Acarició mi mejilla con
cuidado y fue bajando hasta la altura de mi cuello.
—No deberías amarme, Anastasia—me dio un suave beso en la mejilla y
su nariz acarició la mía—. Tengo muchos demonios y voces que me
atormentan. En fondo soy una persona peligrosa.
Tomé su muñeca y lo miré fijamente, porque siempre me decía esas
palabras, no tenía sentido para mí.
—Te amo—volví a repetir.
—¿Segura? —Preguntó serio. Puso su otra mano en el cuello y con una
sonrisa malvada —comenzó a aparecer en sus labios—. No deberías amar
a un monstruo como yo.
Nicolás comenzó a apretar mi cuello con fuerza, puse mis manos en sus
brazos intentando rasguñarlo y comencé a patalear, intenté gritar, pero no
podía hablar porque me faltaba cada vez más el aire y veía cómo sus
pupilas se agrandan cada vez más.
Sentí que alguien me movía sin parar y me removí hasta que caí al piso,
puse una mano en mi cuello porque sentía su mano aun en mi cuello
estrangulándome. Diego me abrazó con fuerza y rompí a llorar porque estas
pesadillas se siente tan real, tan real porque siempre se mezcla con lo que
antes era un lindo recuerdo a lo que es hoy en día Nicolás.
—Saca todo lo que tienes dentro de ti, Anastasia, no te dejes nada dentro.
Estaré aquí hasta que ya no te queden lágrimas por derramar—me susurro,
besando mi frente.
—Sentía tan real, Diego, tan real—confieso, limpiándome las lágrimas.
Diego toma mi barbilla con cuidado y limpia mis lágrimas con cuidado.
Lo amo tanto por tenerme esta paciencia infinita por apoyarme de esta
forma en la que muchas otras personas se verían saturado por estar a mi
lado. Dos años atrás me veía a mí misma como un amuleto de mala suerte
que solo trae desgracia y me daba tanto miedo que Nicolás lastimara a las
personas que amo porque no lo podría soportar, me muero si les pasa algo a
la gente que amo por mi culpa.
—Tranquila mi bella, recuerda que siempre voy a estar contigo—me da
un suave beso en los labios antes de levantarme del suelo y llevarme de
nuevo a la cama—. Te parece si vemos la pantera rosa para relajarnos con
unos ricos chocolates—propone con una tierna sonrisa.
Asentí con mi cabeza y veo como él comienza a buscar en YouTube los
capítulos de la pantera rosa que son unos dibujos animados muy antiguos,
pero son una parte linda de mi infancia. Diego me entrega una barra de
chocolate y me atrae a su pecho.
—Gracias por ser mi luz Diego, en mi oscuridad y por sostener mi mano
con fuerza para no caer.
—Siempre seré tu luz Anastasia, así como tú la mía—susurró,
besándome en los labios.
*******
Nicolás
Sonreí con malvada cuando vi que había ha restado a dos personas por
los crímenes que cometí. Que estúpida es la policía, esto era una ventaja
para mí y para mi plan. Observe una foto de ella y la acaricie, era tan bonita
y perfecta.
—Ya queda poco mi Anastasia, para que vuelvas a ser mía. Tranquila
pequeña que esta vez vas a acabar muerta.
Apagué la televisión y caminé hacia mi sótano donde tenía un nuevo
colchón, unas esposas, una pequeña televisión y libros para mi preciosa
chica. Tenía lista su nueva habitación por la cual estaría solo unas horas
porque de aquí ella solo va a salir muerta.
Tome una hoja de cuaderno y me ajuste bien los guantes de cuero para
escribir la nota a mi querida Mariel.
Yo maté a Maire Sepúlveda la golpeé hasta la muerte la viole y me
encantó, y si estoy enfermó y me divierto. Esas personas que tiene
arrestada asumieron la culpa y yo estoy libre para seguir matando a mi
gusto. Les debo dar las gracias a ellos porque gracias a esas inocentes
personas podré matar a más mujeres.
Sonreí, pero me guardé la nota porque no la iba a enviar hasta que maté
Anastasia. Necesito matarla, ya porque ella lo merece, ella arruinó mi puta
vida, arruinó nuestro hermoso juego, merecía morir. Me quito todo y yo le
voy a quitar su vida de la peor forma la torturaré psicológicamente y
después abusaré de ella para luego matarla. Solo quedan dos días para
iniciar con mi plan.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien. Bueno
llegamos al ultimo capítulo para entrar en final de esta historia, y ya somo
dos millones de lecturas, muchas gracias por tanto apoyo, probablemente
suba un especial por los dos millones de lectura. Recuden comentar y votar
ya que esto me motiva mucho.
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Especial de un millón de lecturas Capítulo 1 del
punto de Diego
Mire de reojo a Cameron quien estaba esperando que la luz del semáforo
cambiara a verde. Estaba resultando bastante pesado hoy porque íbamos a
conocer a la mejor amiga de la rubia y ya me tenía cansado de escuchar que
me alejara de ella. Cameron dobló por la izquierda y freno con fuerza
cuando un auto estaba esperando en la mitad de la calle.
—¡Muévete, hijo de puta!—Exclamó molesto Cameron, tocando la
bocina del auto.
Lo miré con una sonrisa divertida porque era muy raro ver a Cameron
molesto. Cerré el libro y me giré para mirarlo con diversión.
—Diablos Cameron, acabas de insultar a alguien—me burlé con
diversión y soltó un bufido que hizo que varios mechones rebeldes cayeran
en su frente—. Este día se pone interesante para mí.
—Joder, Diego, aléjate de la amiga de Alejandra—me advirtió de nuevo
con un tono de voz enojado y acelerando su auto.
—Ya van dos insultos en menos de... —mire mi teléfono y él me dio un
empujón—. En menos de 50 segundos un nuevo récord para ti y ahora me
agredes físicamente, ¿Por qué estás tan agresivo hoy? Creo que estás algo
urgido por tener sexo con tu sexy rubia—me burle con una risa juguetona.
Camero tomo mi libro y me pego en la cabeza con él.
—¡Eso dolió! —Exclame, le quitó el libro.
—Solo aléjate de ella—me amenazó de nuevo Cameron y ahora yo le
pegue con el libro porque ya me estaba aburriendo con este tema, por favor
es solo una chica más de la universidad—. ¡Imbécil!
—Cameron, es una chica más en la universidad por favor, no voy a saltar
encima de ella—puse los ojos en blanco y me pasé al puesto de atrás—. ¿Tú
ya la conoces? — pregunté, mirando por la ventanilla.
—Si, Alejandra se ha juntado muchas veces el año pasado con ella.
Anastasia fue la chica que casi te atropella esa vez que salías tú y Bárbara
de la universidad—me recuerda Cameron con diversión.
Fruncí el ceño porque apenas le puse atención a ese momento: Solo le
dije que tuviera cuidado y me fui con Bárbara a mi todo terreno. Así que la
amiga de Alejandra anda en moto que interesante, pero sigo repitiendo que
solo es una chica más que formará parte de nuestra universidad.
—Bueno iré a buscar a Alejandra, ¿Quieres ir? —Preguntó Cameron con
una pequeña sonrisa y negué con la cabeza porque quería seguir leyendo—.
Diego a veces parece un nerd leyendo.
Lo miré y le volví a pegar con el libro en la cabeza. Él soltó un gemido
de dolor.
—También es una buena arma para pegarte amigo mío—me burlé con
diversión y él puso los ojos en blanco.
Cameron cerró la puerta y vi como entraba corriendo al edificio de
Alejandra. El chico está algo desperado por sexo que ahora hasta estaba
corriendo para ir a tener algo rápido en su pieza. Saque el marcado del libro
y retome la lectura es algo que me gusta desde pequeño y a pesar de que
doy la imagen de chico malo, no lo soy. La gente siempre va a creer una
imagen de ti por cómo te ves físicamente y no por como eres realmente.
Mire mi teléfono y ya íbamos algo tarde, pero que estaban haciendo allí
adentro, mire por la ventanilla y vi que se abrió la puerta del edificio donde
Cameron sostenía la puerta para que saliera Alejandra y su amiga. Cameron
agarró del brazo a Alejandra y comenzaron a besarse.
¡Dios santo estos chicos! —pensé para mí mismo. Me fijé en la otra chica
quien estaba de espalda y me dejaba a la vista un espectacular trasero
redondito y de seguro duro, tenía el pelo largo castaño que casi le llega a la
cintura. Todo se veía muy bien desde atrás ahora quería verle la cara.
Me acerqué un poco más a la ventanilla y vi que ella venía algo molesta
al auto de Cameron. Me volví a sentar en mi lugar y guarde mi libro de
Romeo y Julieta, saque otro de medicina. La chica entró en auto y su
fragancia llenó por completo el auto, era de vainilla mezclado con un aire
sexy. La miré de reojo y no podía ver su cara porque su pelo estaba como
una cortina tapando su cara y cada una de sus facciones.
Solté un pequeño bufido y me concentré en la lectura de mi libro, sentí
una mirada sobre mí que me estaba observando fijamente. Miré de reojo a
la chica y casi me desmayo por su belleza. La chica tiene las pestañas largas
y gruesas, unos labios carnosos y sus ojos azules son los más hermoso que
he visto en mi vida.
Ella me mira también por unos segundos y juro que en ese momento
entró una hermosa luz que se posó en ella. Negué con la cabeza y alcé una
ceja hacia ella porque estaba intenté ver el nombre de mi libro. «Es
curiosa»—pensé para mí mismo. Y muy guapa, joder, que se me ha puesto
dura con esa pequeña mirada.
Ella desvía la mirada y mira por la ventanilla donde vemos a Cameron y
Alejandra besándose apasionadamente. Ella suelta un pequeño suspiro y
saca su celular. Intento volver a retomar la lectura, pero no puedo dejar de
mirarla y ella está intentando volver a mirar el nombre de mi libro.
—No creo que te guste este libro —digo con una sonrisa burlona en mis
labios—. Es tu primer año de universidad, ¿verdad?
Ella ni siquiera me mira cuando responde:
—Tal vez. Y sí, es mi primer año de universidad—. Se encoge de
hombros.
Ella me ignora porque se pone a mirar su teléfono, pero yo no me rindo
porque esta chica me trae una paz que no sentía hace años y es raro porque
apenas la conozco hace unos minutos.
—Me lo imaginaba. ¿Eres amiga de Alejandra?—preguntó con una
sonrisa de curiosidad porque ahora lo único quería en estos momentos era
conocerla.
Ella miró unos segundos a la parejita de mis mejores amigos y luego me
miró por unos segundos en silencio. Me quede perdido en sus asombrosos
ojos azules, son de un azul extraordinario y su belleza me estaba quitando el
aliento, también me estaba poniendo cachondo de imaginarla desnuda
sentada en mi regazo y mis manos tocando su piel.
—Si—dijo tratando de ser amable, pero me di cuenta de que estaba
tratando de cortar la conversación.
Fruncí el ceño porque esta chica no me estaba dando bola, y eso no me
gusta mucho, normalmente siempre son las chicas que me sacan
conversaciones para llamar mi atención. La miré y se estaba poniendo un
mechón detrás de su oreja.
—¿No quieres hablar conmigo? —Pregunte con un tono burlón.
—Soy una chica de pocas palabras—fue todo lo que ella me dijo y se
concentró en su celular.
Solté una pequeña carcajada porque esta chica tenía un aura que me
estaba encantando.
—¡Interesante! Entonces eres de las chicas misteriosas que guardan
secretos y tiene esa aura oscura a su alrededor—comente con una sonrisa
traviesa. Ella me miró fijamente y cerré mi libro para concentrarme en ella
—. Eres de esas chicas que le gusta estar sola porque la vida ya le ha hecho
mucho daño, ¿verdad?
Sonreí porque la chica me miraba sorprendida y justo cuando ella me iba
a responder las puertas de adelante se abren y entra la parejita de mis
mejores amigos enamorados.
—Hola, Diego—dice Alejandra con emoción. Me pasé una mano por el
pelo—. ¿Cómo estás?
—Hola, guapa, muy bien y tú—. Le respondo con una sonrisa jovial y
Alejandra me guiña el ojo.
Cameron soltó una carcajada al escuchar mis palabras porque siempre
estamos bromeando. Observé por el rabillo de mi ojo derecho y vi que bella
estaba revisando su teléfono. Un momento acabó decirle el apodo que mi
padre le decía a mi mamá a ella. Me quedé varios segundos mirándola y
mientras más la miro más bella la encuentro.
—Diego, por última vez, no quiero que le digas así a mi novia— dice
Cameron de broma y pegándome una pequeña palmada en la cabeza.
No puedo evitar hacer un gesto burlón.
—No es mi culpa que las chicas no se resistan a mí—respondo en tono
de burla y siento su mirada sobre mí—. Veo que este año hay muchas chicas
guapas—suelto de repente.
Nuestra mirada choca por unos segundos donde ambos nos estamos
mirando fijamente en una especie de competencia que sinceramente me da
miedo como su belleza me está hechizando, al final le guiño un ojo y ella
frunce el ceño. Anastasia niega con su cabeza.
De cierta forma ese gesto me enoja un poco y me molesta que no me
preste atención o que ni siquiera me mire.
—Alejandra, tengo una duda—digo de forma irónica—. ¿Es cierto que tu
amiga es una chica de pocas palabras?
Alejandra la mira con cierta diversión y Anastasia le guiña el ojo en
forma de respuesta. Pongo los ojos en blanco
—Algo así, no es nada contra ti—dice la rubia, y me dedicó una pequeña
sonrisa juguetona en sus labios—. Le cuesta demasiado confiar en la gente
y bueno Diego, tú eres muy confiado con la gente.
Alejandra me miró con una pequeña mirada de advertencia que hizo que
mi sonrisa creciera aún más y ella lo noto.
—¡Interesante! —Exclame con mucha emoción.
—¡Hey, chico! —Me llama un ángel—. ¿Sabes que sigo aquí? Puedo
responder tus preguntas, claro, cuando te conozca porque ahora no y la
razón es porque tú has visto lo loco que está la gente, ahora—comenta con
cierto aire burlón en su tono de voz que me está volviendo loco.
Me acerco un poco a ella.
—Eso es una invitación a salir y a pasar tiempo juntos—sonrió con aire
malvado y ella suelta una risa. Me inclino hacia ella, pero ella se aleja de mí
—. Yo también puedo ser un chico de pocas palabras—suelto sin descaro
esas palabras que tenían doble sentido.
Ella se muerde el labio inferior y juro por dios que ese pequeño gesto tan
sexy fue directo a mi pene.
—Lo tomaré en cuenta—declaró ella con un tono burlón que no pasó
desapercibido para mí y eso alimentó mis ansias para conocerla.
—Espero que no lo piense tanto, nena, porque una cosa mala en mí es
que soy algo intenso y no me gusta esperar tanto. Soy un chico que le gusta
correr en vez de caminar—dije con sinceridad.
Ella me miró y una sonrisa burlesca apareció en mis labios.
—¡Interesante! También eres bastante confiado con la gente extraña—
murmuró.
—Algo— comenté con diversión—. Sobre todo con chicas guapas y
misteriosas, son así por decirlo un desafío—la miró fijamente sin despegar
la vista de sus hermosos ojos azules.
—Eso en muchos idiomas se puede considerar acoso, ¿lo sabes? —
responde con una dulce sonrisa.
No puede evitarlo y suelto una carcajada, ella me miró por un segundo y
yo la observaba con mucha diversión porque definitivamente esta chica
tenía algo que me encantaba. Ella me seguía observando de una forma que
me ponía nervioso porque sentía que su mirada me estaba quemando.
Alcé una ceja hacia ella y desvió la mirada rápidamente cuando la
descubro con su pequeño escaneo hacia mí. Durante el camino la fui
mirando de reojo, pero ella no volvió a mirarme cosa que me hacía sentir
frustrado.
Nos bajamos del auto de Cameron y comenzamos a caminar a la entrada
de la universidad donde íbamos hablando sobre la fiesta que quiere dar
Alejandra en su departamento. Mire por el rabillo de mi ojo y ella iba en
absoluto silencio escuchando lo que iba diciendo Alejandra.
—Diego—, grita Amber, corriendo hacia mí—. Te extrañé tanto en estas
vacaciones.
Ella se lanza en mis brazos y antes de que pueda decirle algo me besa con
fuerza, pero no me negué y le seguí el juego, además, Amber era una guapa
chica con la que me encantaba follar durante mi año universitario y era de
las pocas chicas que solo quería sexo y nada más.
—Hola, Amber, como siempre tan guapa, pero si me disculpas tengo que
ir a clase—ella hizo un pequeño puchero y aparte su pelo hacia un lado—.
Te llamo después—le guiño el ojo.
Camino por los pasillos de la universidad y en camino fui saludando a
varios amigos que me encontraba en el pasillo. Entre en mi aula y mis ojos
recorrieron la sala buscando un puesto vacío, pero me fije en una guapa
chica que estaba sacando sus cuadernos de la mochila. Camine hacia ella
antes de ser consciente de lo que estaba haciendo.
—Menuda coincidencia, bella—suelto de repente el apodo que mi padre
le decía a mi madre, pero ¿Qué mierda? —pienso para mí mismo.
Ella me mira por unos segundos en silencio y sonrió.
—Que genial tengamos esta clase juntos—digo lo primero que se me
viene a la mente porque aún estoy procesando que le dije «bella» nunca
antes se lo había dicho a alguien, siempre he sabido que es un apodo muy
especial para mí.
—¡Qué alegría! Mi corazón da saltos de emoción—dice con una falsa
emoción—. Te gusta hablar con los extraños, ¿verdad? —apoya su codo en
la mesa y me mira fijamente tanto que me pone algo nervioso.
—Sí, quiero decir es la forma en la que se conoce a las personas—Ella
alzó una ceja y sacó a relucir mi sonrisa burlona—. Me refiero a que en
nuestra vida siempre llegan personas nuevas, ¿verdad? —Ella asiente con
su cabeza y fue un gesto muy tierno, pero « ¿qué está pasando? » —vuelvo
a repetir para mí mismo, desde cuando pienso que un gesto es tierno.
Suelto una risa para callar mis pensamientos.
—Entonces para conocer a esa persona tengo que hablar con ella para
saber cómo es su carácter, sus gustos, al menos es la forma tradicional—
termino de decir con cierto aire burlesco en mis palabras.
—¿Tiene dos formas para conocer a la gente? —Pregunta con curiosidad.
«Bingo» Anastasia es muy curiosa y eso es una ventaja.
—Claro, la segunda es sin ropa y mis manos explorando su cuerpo— ella
apretó sus labios en una fina línea—. Uno puede conocer a la persona a
través del sexo y sin necesidad de palabras—comento con diversión, pero
creo que a ella no le ha gustado.
Pero me mira unos segundos antes de soltar una pequeña risa que me
vuelve loco, es preciosa. Tal vez ahora entiendo un poco las amenazas de
Alejandra de que no me fijara en ella, pero ahora sé que va a ser imposible
alejarme de ella porque me gusta y quiero conocerla. Anastasia tiene algo
que me trae una paz y una luz que hace tiempo no sentía.
—Valee—dice algo incómoda por mis palabras, lo que me causa gracia.
Me paso la mano por el pelo para tratar de controlar esos mechones
rebeldes que siempre caen mi frente.
—Supongo que sí te ofrezco estas dos ofertas tú no tomarás ninguna de
las dos ofertas, ¿verdad?
—Exacto—Ella mira alrededor y yo igual, veo que Tamara me está
mirando y le guiño un ojo.
Nos quedamos en silencio y saco mi libro de Romeo y Julieta. Ella me
miró sorprendida con la boca ligeramente abierta, pero se repuso de
inmediato cuando vio que la estaba mirando.
—¿Te gusta Shakespeare? —preguntó, abriendo la página en la que
estaba leyendo.
—No tanto Diego, difiero en muchos puntos de vista con él—comentó
con una pequeña sonrisa.
Sonrió, pero no aparto mi vista del libro porque aunque me gustaría
seguir viéndola también amo leer, siento su mirada sobre mí y la miró por el
rabillo de mi ojo.
—Eres bellísima. ¿Te gustaría salir con este extraño? — Pregunté aun
leyendo el libro.
—No—respondió de inmediato.
Solté un largo suspiro porque sabía que diría esa respuesta, cambie la
página de mi libro, pero aun así la seguí mirando. ¡Dios es tan bella!
Realmente me ha quitado el aliento.
—Tenía que intentarlo—digo con un suspiro de frustración porque algo
me dice que no será tan fácil pasar tiempo con ella.
Seguí leyendo y sentí como abre algo y después como comienza a
golpear la mesa. La miro porque el ruido me estaba molestando mi lectura.
Me aclaré la garganta un poco antes de hablar.
—Puedes dejar de hacer ese ruido—le pido amablemente.
Ella me muestra una risa juguetona y me ignora, sigue golpeando con
más fuerza el lápiz contra la mesa de seguro que quiere molestarme con el
ruido lo veo en cómo sus ojos brillan de emoción.
—¡Dios, solo quiero leer un poco! —exclamó molesto por el ruido ya del
lápiz.
—¡Y yo solo quiero golpear mi lápiz contra mi mesa! —responde seria.
Fruncí el ceño porque se lo pedí amablemente una vez, ella volvió jugar
con su lápiz. Intenté seguir leyendo por varios minutos, pero ese sonido me
estaba causando un toc y no podía concentrarme en mi libro. Estiro mi
mano y le arrancó el lápiz de su mano.
Ella me fulmina con la mirada y sonrió con aire malvado para ella.
—Devuélveme el lápiz— me pide amablemente.
Suelto un bufido.
—¡No! —Exclamo molesto—. Te lo pedí amablemente y no quisiste
parar y ahora te aguantas, muñeca.
Ella abre los ojos sorprendida y un pequeño rubor comienza a aparecer
en sus mejillas, y se ve aún más sexy estando molesta, de repente sentí unas
manos sobre mis hombros. Me volteo a ver quién es y es mi amada Tamara.
—Hola, Támara, tan guapa como siempre.
Elle me sonrió de forma traviesa y puso una mano en su cadera. Le doy
rápido recorrido de cómo anda vestida con una sexy falda y una polera
negra. Tamara se sienta en mis piernas y comienzo acariciar sus suaves
piernas, ella pone sus manos alrededor de mi cuello. Y siento que mi bella
compañera suelta un suspiro. Dejó su lápiz en mi mesa y veo como ella lo
agarra de inmediato.
—Disculpa, pero te puedes salir de ese puesto— dice Tamara de forma
arrogante.
Ella sonríe de oreja a oreja. ¡Ay, dios! —pienso para mí mismo.
— ¡Mmm...déjame pensarlo! —Dice Anastasia, pasándose una mano por
su largo pelo castaño que se ve tan suave—. Después de meditarlo unos
segundos ya sabes analizando las ventajas y desventajas de porque tendría
que irme del puesto donde yo llegue primero. Mi respuesta es un no—Miro
a Tamara y veo que está bastante molesta e incluso su cara se torna algo
roja—. Mira guapa, puedes llevarte a este chico que fue él quien se sentó
aquí. A mí no me metan es sus asuntos poliamoroso.
⋙ Me harías un favor llevándotelo, por favor—juntó sus manos en
forma de súplica.
Me aclaré la garganta y ella me guiñó el ojo de forma traviesa. ¡Dios, lo
está haciendo a propósito! —Exclamó molesto para mí mismo.
—Primero que nada, bonita ¿Quién crees que eres tú? ¡Y, además, sabes
quién es él!—Exclamó indignada Tamara.
Mire de reojo Anastasia y se estaba mordiendo el labio inferior para no
reírse y de cierta forma me estaba causando gracia la situación. La gente de
la universidad tiene una imagen de mi muy equivocada para las chicas soy
el chico malo que solo quiere sexo y nada más y para los chicos soy la
apuesta asegurada para el boxeo.
—Por favor, chica, me da exactamente igual quienes son ustedes dos—
dice ella encogiéndose de hombros—. Solo quiero que me dejen sola y
tranquila en este puesto y listo—dice limpiándose la uña—. Hay muchos
más puestos desocupados, guapa —Anastasia le guiña el ojo a Tamara y
ella se pone roja.
¡¿Cómo?! Acaso Anastasia es lesbiana, no me molesta las chicas que lo
son siempre las he apoyado, pero algo dentro de mí no me gusta que ella lo
sea. Tamara se levanta de mi regazo y vuelve a su asiento.
Me aclaro la garganta porque me acaba de arruinar mi fiesta.
—Me acabas de arruinar la fiesta —murmuró molesto—. Disculpa, pero
eres algo desagradable—suelto lo último enojado.
Ella me miró con diversión, pero yo no estaba enojado. Ella estalla en
una carcajada y niego la cabeza porque estoy enojado con ella porque le
coqueteo a Tamara y ella se sonrojó, me molesta que tal vez ella sea
lesbiana, pero ¿por qué? Siempre he apoyado a la comunidad, pero no me
gusta la idea de que ella lo sea.
— ¿Por qué eres desagradable? —Volví a preguntar.
Ella se mordió el labio inferior para aguantarse la risa y me molesto esta
actitud tan rebelde en estos momentos.
—Soy como soy—Soltó con diversión y yo sonreí con maldad hacia ella
—. ¿Acaso tienes celos de mí?
—Oh, excelente respuesta como que el dinero es dinero. Creo que tú
tienes celos de la otra chica, estoy seguro de que quieres estar en mis
piernas y que mis manos recorran tu piel—la provocó con un gesto torcido
de satisfacción.
—Claro, muero de celos.
—Cobarde—le susurro en donde mi boca toca ligeramente la piel de su
oreja y da un pequeño salto—. Tu cuerpo dice otra cosa.
—Nah, mi cuerpo se aleja de ti porque me estás acosando, estás en mi
espacio personal—declara con seguridad.
Ella mueve las manos marcando cuál es su espacio personal y yo suelto
una carcajada donde varios mechones rebeldes caen en mi frente, me paso
la mano por el pelo despeándolo más. Anastasia observa a su alrededor y
luego vuelve a fijar su vista en mí.
—Me quedó claro cuál es tu espacio personal y lo he respetado hasta
ahora, pero me acabas de arruinar la fiesta, Anastasia—me acerqué a ella de
forma amenazadora y nuestras narices se rozaron—. Y puede que me guste
romper tu espacio personal, nena.
—¡No soy tu nena y quita tus manos de mi espalda! —Dice enojada, y
retiro lentamente mis manos de su espalda porque está furiosa—. No me
toques de nuevo o te lo juro que no respondo.
Ella respira varias veces para lograr calmarse y me siento mal porque tal
vez fui muy cabrón con ella y no lo merecía.
—Vale, lo siento. ¡Mierda! Me pase, pero no me gusta que me arruine
mis fiestas—digo chasqueando mi lengua y añado—: Será mejor que me
vaya, ya que alguien espanto a una de mis chicas.
Comencé a guardar mis cosas y mi libro de Romeo y Julieta de cierta
forma me sentía culpable, pero a la vez estaba molesto con ella porque me
sentía muy atraído hacia ella de una forma muy intensa y la segundo es que
me acaba de arruinar mi fiesta con Tamara, además le coqueteó y Tamara
cayo en sus encantos tal como lo estaba haciendo yo.
—Le mandas saludo a tu chica—dice con una sonrisa juguetona, y
guardó el último libro en mi mochila.
Suelto un bufido y me inclino hacia ella.
—Se lo diré cuando me la esté follando—le susurro con voz ronca.
Anastasia se quedó en absoluto silencio y luego negó la cabeza. No
puede evitar darle un pequeño golpe en su hombro que me hizo sentir como
un verdadero cabrón, normalmente no soy así, pero esa chica me está
enfermando y molestando por alguna razón y a la vez quería estar a su lado.
Me senté a lado de Tamara quien me dio un suave beso en los labios.
— Buenos días, alumnos, la clase comenzará ahora, así que guarden
silencio por favor — dice el profesor de historia.
Durante la clase estuve tonteando con Tamara, besándola, pero aun así
mis ojos siempre iban a parar a la bella y dulce chica que tomaba nota a
todo lo que el profesor estaba diciendo. Intente varias veces concéntrame en
el profesor o en Tamara, pero no podía y no entendía por qué Anastasia me
deslumbra tanto con su belleza que no es nada del otro mundo, muchas
chicas son guapas o más que ella, pero Anastasia tenía algo que estaba
capturando toda mi atención.
Arranqué una hoja y comencé a escribir rápidamente una nota para mi
bella. La dejé con cuidado en la mesa. Ella levantó la mirada y nuestras
miradas chocaron, sentí de nuevo esa paz, ¿pero qué me está pasando?
Desvió rápidamente la mirada de ella.
Escucho como ella suelta un pequeño bufido que me hace sonreír y veo
que desdobla mi nota pasan varios segundos donde ella lo está leyendo y
luego la rompe en varios pedazos. Me llevo la mano al corazón y hago un
puchero que le saca una breve sonrisa.
El timbre al fin sonó y guardé todas mis cosas en mi mochila. Observé
como Anastasia salía rápidamente de la sala, la seguí. Tomó con cuidado su
brazo y ella se dio la media vuelta algo molesta.
— ¿Qué quieres?
—Eso fue feo, acabas de romper mi corazón y también mi declaración—
me inclino hacia ella, pero Anastasia retrocede—. Tranquila Anastasia, no
romperé tu espacio personal. Ven, te llevaré a donde nos juntamos con los
demás para que no seas una rara—me rio—. Claro que sería una rara muy
bella—digo mordiendo el labio inferior varias veces.
Ella me mira molesta, y me meto las manos dentro de los bolsillos de mi
pantalón. Anastasia arruga un poco su nariz antes de contestar:
—Vaya no mentías con lo de ser intenso, ¿verdad? —sonrió de lado y
varios mechones cayeron en mi frente—. No te preocupes por mi soy
nueva, pero puedo encontrar a mi amiga.
—Será más rápido si vas conmigo—me ofrezco porque necesito pasar
más tiempo con ella para saber que me sucede con ella. Sacó un pequeño
papel y se lo entregó—. Mi número.
—Okey—murmuró desconcertada.
—Es por si te pierdes y necesitas a un guapo guía que te guíe por la
universidad— pongo mis manos en su hombro y ella asiente con su cabeza
de una forma muy tierna—. Y me puedes guardar como: "el amor de tu
vida" en tu celular—digo con una sonrisa traviesa y hago comillas con mis
dedos.
—No lo sabía, pero interesante dato para mí—dice con mucho sarcasmo
y golpeando mi hombro—. Solo que yo no tengo citas, no creo en el amor y
tampoco me gusta conocer a gente nueva.
Me quede quieto por unos segundos como que no cree en el amor, eso es
muy fuerte e incluso para mí.
—Eres rara—suelto de repente y me dan ganas de morderme la lengua
porque es rara, pero en buen sentido.
Ella se encoge de hombros sin darle mucha importancia a mis palabras y
de cierta forma me trae un alivio porque no quiero que piense que la estoy
insultando.
—Lo soy—responde guardando mi número en su bolsillo de su pantalón.
—¿Te gusta la soledad? —preguntó con curiosidad.
Sonrió.
—Me gusta perderme, así que supongo que sí. A la gente le da miedo
estar sola en esta vida, yo creo que es algo fascinante. Me tengo que ir—
dice, y da media vuelta antes de que pueda decir algo.
—Adiós, chica rara—le digo con una sonrisa, cuando ya veo que está
algo lejos de mí.
¡Dios! Es chica es bellísima, inteligente y fascinante y solo significa una
cosa para mí que estoy en grave peligro de caer en hechizo de Anastasia o
peor que rompa mi corazón, Alejandra tenía razón tengo que alejarme de
ella porque único que saldría lastimado aquí seré yo, pero a la vez quiero
conocerla porque algo dentro de mí me dice que es la indicada para mí y
eso suena loco porque solo la conocí hace unas horas.
Hola Hermosa criaturitas, ¿Cómo están? Espero que este bien. Bueno
aquí esta especial de 1 millón de lecturas y aun falta especial de dos
millones de lecturas que por ahora no se cuando lo subiré, pero será pronto
porque ahora estoy en periodo de exámenes.
Espero que les guste mucho y no se les olvide votar y comentar si les
gusta lo que escribo porque esto motiva mucho a los escritores
No se le olvide seguirme en las redes sociales, en donde siempre estoy
avisando cuando subiré capítulo y últimamente wattpad ya no avisa,
cuando subo capítulo ♀ ♀😭
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Twitter: Vanesa Osorio Guerrero
Capítulo 80 (Antepenúltimo)
Mire el reloj marcaban las dos de la mañana, estaba aterrada por lo que
acabo de hacer, pero estaba siguiendo las instrucciones de Nicolás porque él
sabe que estoy vigilada, nada de teléfono. Limpié las lágrimas que caían por
mis mejillas y me acerqué a Diego quien estaba profundamente dormido o
drogado. Me siento horrible haberlo drogado, pero fueron las instrucciones
y no solamente fue a él también a Simón, Cameron y al policía que se
quedó vigilando.
Guarde el cuchillo en mi espalda y unas horquillas en mi pelo. Acepte ir
a ese lugar, pero eso no significa que no lucharé con uñas y dientes para
salir de ahí. Me acerqué a él y le di un beso en su frente.
—Te amo Diego sin duda eres lo mejor que me ha pasado—acaricie su
mano en donde él se removió—. Lo siento, pero tengo que salvar a
Alejandra, perdóname por drogarte Diego, pero... Ella no merece eso y
ninguna de esas chicas lo merecen.
Solté un suspiro enorme y me limpié una lágrima que recorría mi mejilla.
«Tengo que ser fuerte y valiente»—me digo a mí misma
Salgo con cuidado de mi departamento y presiono el botón del ascensor.
Cuando llego al sótano veo que hay un policía, pero está mirando su
teléfono. Me agacho y comienzo a caminar lentamente hacia la salida en
donde me pongo un gorro para no me reconozca.
Corrí hacia una esquina y tomé un taxi en donde le pido que me lleve a
un alquiler de coches de veinticuatro horas. Me subo a al auto y respiro
profundo siento como cuchillo hace presión en mi espalda. Apoyo mi
cabeza contra el manubrio, tenía que controlarme y ser fría.
—No es el momento de ser débil Anastasia—me recuerdo a mí misma—.
Te salvaré Alejandra, solo espera unos minutos, sigue luchando por favor.
Encendí el coche y me dirigí a esa maldita cabaña. Todo el camino estuve
nerviosa y tuve que parar dos veces para vomitar, sentía tanto asco hacia
Nicolás y de lo que era capaz de hacer y también me sentía asqueada por mí
misma porque yo fui la que condenó a esas chicas, yo las mate. No
puedo...más, él sabía que esto me mataría...no lo voy a resistir por muchas
terapias, no podré verme de nuevo sin sentir asco de mi apariencia.
—Otra vez no—Detengo el vehículo y salgo rápidamente para vomitar o
más bien para dar arcadas, ya no tenía nada en mi estómago solo agua—.
Tienes que ser fuerte Anastasia, esta vez solamente es Nicolás y tú—me
doy ánimo a misma.
Me volví a subir al auto y me limpié el sudor que recorría mi frente. Me
sentía muy mal, y la mano izquierda me está jodiendo, pero tengo que ser
fuerte. Volví a encender el vehículo y retomé el camino hacia la cabaña de
terror. Doble a la izquierda en donde tomé un camino de tierra y los árboles
empezaron a parecer dándole un toque aún más tenebroso. Me bajé donde
Nicolás me dijo en la llamada y seguí caminado a pie.
Mire a mi alrededor y estaba oscuro y tenebroso. «Realmente era mi
película de terror»—me dije a mi misma. Caminé un poco más por el
camino hasta que una pequeña y acogedora cabaña de madera apareció a mi
vista.
—Eres puntual—dice Nicolás fumando un cigarro tranquilamente.
Me limpié las manos en pantalón porque estaba algo sudada, cuanto
estuve más cerca solté un grito de horror porque su camiseta estaba llena de
sangre y me tapé la boca para no vomitar. Cerré los ojos esperando que esto
fuera solo una pesadilla.
—Acércate Anastasia, no te haré nada por ahora—dice con una voz
calmada—. ¡Dije que te acerques! —Me gritó.
Tragué duro y me acerqué cada vez más a él, pero me daba tanto miedo,
tenía frente a mi peor pesadilla. Nicolás sonrió de lado como cuando
estábamos juntos y me dio un escalofrío y di un paso atrás.
—Quieta Anastasia—dice dándole otra calada a su cigarro.
—¿En dónde está Alejandra? —Pregunte abrazándome a mí misma.
Nicolás tiró al suelo el cigarro y dio tres pasos así a mí en donde me
tomo del cuello y me azotó contra un árbol. Solté un gemido de dolor
porque fue tan rápido, su mano comenzó a acariciar mi mejilla.
—Ella ya está a salvo con un pequeño regalo para tus amigos los policías
—apretó más mi cuello y vi como sus pupilas comenzaron a dilatarse. Esto
realmente lo excita, maltratar a mujeres—Tu vida a cambio de la de tu
amiga. ¡Que novele de tu parte Anastasia! —Exclamó en tono de burla.
Nicolás apretó más mi cuello y comenzó a darme besos en cuello, podía
sentir el olor a sangre seca que hacía que se me revolviera aún más el
estómago. Nicolás tomó con fuerza mi rostro para que lo mirara, y limpio
una lágrima que rodaba por mi mejilla.
—Eres tan buena, Anastasia. El mundo necesita más personas como tú,
necesita a más gente que esté dispuesta a dar su vida por las personas que
aman sin interés como tú lo haces. —él apretó más mi cuello e intenté
separarlo, pero él rio como un maniático—. Pero este mundo es cruel
Anastasia, créeme hay mucha más persona como yo allá afuera haciendo su
vida normal, oculto. Uno de cada diez niños nace siendo un monstruo.
»Los asesinos somos sus hijos, somos esposos, amigos, estamos en todas
partes y el mundo no se da cuenta de que estamos con ellos.
Él apretó aún más mi cuello, sentí como mis pies dejaban de tocar la
tierra y aumentaba la presión, comencé a toser y a rasguñar sus brazos para
que me soltara porque no podía respirar. Nicolás me dio un beso en los
labios antes de soltarme para caer al piso. Tome grandes respiraciones de
aire e intente levantarme, pero él me agarró del pelo e hizo que lo mirara.
—Tengo una duda mi chica bonita, ¿Por qué te sacrificaste por ella? La
gente muere todo el tiempo, ¿qué significa una persona menos en esta
tierra? Si al final ella va a morir igual en algún momento de su vida. La
muerte llega tarde o temprano.
No dije nada por qué es evidente que no sirve explicarle el dolor que se
siente cuando pierdes alguien cercano a ti, él nunca lo va a entender lo que
es amar alguien tanto que darías tu vida a cambio de que ella esté bien, él
nunca lo va a entender por qué es un psicópata que no puede sentir amor
por alguien ni siquiera por su propio hermano. Nicolás no es capaz de
ponerse en tu lugar y sentir tus sentimientos.
—¡Responde maldita puta! —Me pego una patada que me hizo doblar y
ponerme en posición fetal para protegerme—. Eres tan débil Anastasia, ya
no eres nadie. Sabía que te mataría con la muerte de tu hermano. Mmm...es
gracioso porque tu hermano me amenazó incontables veces a espalda de ti y
me tenía cansado de sus amenazas diciendo que tú eras mejor que yo.
Nicolás tira de mí para ponerme en pie y toso un poco intentó recuperar
el aire.
—Porque la amo—conteste en un susurro—. Yo la amo porque es como
mi hermana y daría mi vida por ella así de simple Nicolás, pero tú nunca
sabrás lo que es amar a alguien porque eres un monstruo incapaz de tener
empatía por otras personas y me das pena. Todas esas personas que has
matado valían más que tú porque eran buenas y amadas, en cambio tú—lo
mire con asco y él apretó aún más sus puños—. Eres un ser despreciable
con una cara bonita.
Esquive su puñetazo y lanzó un golpe que va directo a su mejilla. Sonrió
porque ahora solo somos los dos y si muero lo haré sabiendo que peleé por
mi vida. Me acerco a él dispuesto a pegarle otro puñetazo, pero me detengo
cuando saca una pistola.
—¡Quieta maldita puta! O te lo juro que te mato y nunca fallo—dice
tranquilamente y carga la pistola.
Mi respiración es agitada mientras alzo la vista a mi demonio personal.
Mi cuerpo tiembla por completo porque tengo que tratar de calmarlo y
hacer tiempo para salir de aquí como pueda.
—Ahora será una niña buena y vas a comportarte, Anastasia una más y te
lo juro que no dudaré en dispararte. Ahora entrarás en esa puta casa que
tengo una sorpresa para ti—me tomo de la muñeca y me apego a su pecho
—. Porque no estamos solos, tenemos una pequeña visita.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo y me solté su agarre e intenté correr,
pero me apretó con más fuerza y suelto un gemido de dolor cuando su mano
golpeó mi mejilla derecha.
—No, no, mi bonita. Tenemos muchos asuntos pendientes entre tú y yo
—me agarró del cuello y pegó su frente contra la mía—. No me hagas
enojar más de lo que estoy Anastasia, no voy a dejarte ir. Vas a morir. Ese
era tracto, la vida de Alejandra por la tuya, yo lo cumplí ahora pórtate bien
y tal vez si lo haces tú muerte no va a ser dolorosa.
Asentí con mi cabeza y comienzo a derramar lágrimas sintiendo su mano
ascender de mi espalda hasta mi cabello donde tira de él y me guía a la
cabaña del terror ¿Cuántas chicas cruzaron esa puerta viva y luego ya no?
Ahora era mi turno.
Cuando entramos en la cabaña, me imagine las peores paredes llenas de
sangre, basura, ratas, pero no, todo estaba impecable y limpio. Me arrastró
hacia una habitación donde abrió la puerta y me aferro al marco del pasillo
porque no quiero entrar ahí. Él suelta una risa y me pega una cachetada y
me empuja hasta que caigo al suelo.
—Te estás portando muy mal y me estoy enojando cada vez más
Anastasia, pero no creas que me desquitaré contigo. No, no, no, tú eres
fuerte y puedes aguantar una paliza, pero creo que ella no lo soportaría—
sonríe con maldad hacia el fondo de la habitación.
Mi cuero cabelludo me pica y comienzo a llorar al pensar que puede ser
Alejandra herida y que al final nos mate a las dos. Giro mi cabeza y mi
corazón se parte aún más porque no es Alejandra en el fondo de la
habitación, ahí una niña con pelo castaño largo, abrazando a un peluche.
—No me hagas enojar más—me susurra con voz amenazadora y me
levanta del suelo— ¡A que es bonita! —Exclama.
La niña que debe tener unos diez años abraza aún más su peluche ¡Dios
yo la condene a esto!
—Se parece mucho a ti. Es como verte a los diez años—dice acariciando
mi mejilla y rompo a llorar porque esto es mi culpa, ella está aquí por mi
culpa—. La pequeña iba tranquilamente a su escuela, pero se topó con
alguien malo, muy malo—dice con voz infantil, pero burlón.
La niña comienza a llorar con más fuerza y Nicolás me suelta para
acercarse a ella, pero me interpongo porque no dejaré que la toco, no
mientras esté yo que haga conmigo lo que quiera.
—¡No la toques!
Me miro molesto y me pego un puñetazo donde caigo al suelo y
comienzo a arrastrarme por el suelo, pero él vuelve a pegarme una patada
con fuerza que me corta la respiración por varios segundos. Escucho como
la niña comienza a gritar que ¡No la toque! Miré de reojo y vi que Nicolás
estaba acariciando su mejilla.
Me levanté rápidamente porque tenía que protegerla. Nicolás rodó los
antes de bloquear mi golpe, pero tomé su mano y lancé un puñetazo con mi
mano izquierda que me dolió por los cortes. Él se soltó un gemido y lanzó
otro puñetazo, pero lo bloqueo, tomó mis manos y las apretó con fuerza
haciéndome gritar de dolor. Me pego un codazo, pero aun así no me moví y
seguí protegiendo a la niña quien abraza una pierna mía en busca de
protección.
—Quítate Anastasia, quiero hablar con la niña—negué con la cabeza y
sentí como la niña abrazaba más mi pierna—. ¡Quítate de ahí ahora, es mi
juguete! —Grito furioso como si fuera una bestia.
En ese momento sentí tanta rabia que no sé cómo me solté de su agarre,
pero apreté con fuerza mi puño y lancé un golpe de nuevo en su nariz donde
comenzó a salir un breve rastro de sangre. Se pasó una mano por la nariz
cuando vio que estaba sangrando me miró de una forma que realmente me
dio miedo. En su mirada había puro odio. La niña seguía llorando y pongo
una mano en su hombro para protegerla aún más. ¿Qué fue lo que le hizo?
—preguntaba para mí misma.
—Mi paciencia se agotó, maldita zorra de mierda—A empujones y
prácticamente me arrastra por la habitación hasta sacarme de ahí y me da un
fuerte bofetada que me hace caer al suelo. El ardor es intenso, pero puedo
soportar pero aun así las lágrimas escapan por mis mejillas.
Él se agacha para estar a mi altura y me observa con una sonrisa de
sádico. ¡Él la está pasando bomba! —Exclamó de forma irónica en mi
mente. Las venas de su cuello se marcan, está furioso, pero valió la pena
mientras su ira está dirigida a mí y no toque a esa inocente niña.
—Sigues siendo una maldita fiera, pero tranquila mi bonita que sé muy
bien cómo tratar a las chicas como tú.
Tomó en un puño mi pelo y me alzo para que me pusiera de pie, me
agarró con fuerza y tiró de mí para que bajara las escaleras. Prendió la luz
cuando estuvimos abajo y me tape los ojos porque había... había un cuerpo
de una chica en suelo y desnudo. El sótano olía mal y me llevé las manos a
la boca para no vomitar.
—Ups se me olvido de que tenía alguien—camina hacia donde se
encuentra el cuerpo desnudo de la chica, me acerco un poco para ver si está
viva, pero tiene los ojos abiertos con una mirada de horror. Suelto un grito y
cierro los ojos con fuerza, esto no es real, no es real—. Llegaste tarde para
salvarla, Anastasia. Otra muerte sobre ti.
Rompí a llorar y sentí asco como las manos de Nicolás recorrían el
cuerpo de la chica porque ella no merecía eso. Sé que no hay manera que
escape de aquí, no hay suficiente tiempo para mí, pero puedo salvar a esa
niña inocente. Tengo que sacarla como sea de aquí.
—Era bonita, al igual que tú y tenía solo 18 años. No te sientes mal
contigo misma, al saber que todas las chicas que he matado son porque me
recuerdan a ti—apenas puedo verlo a través de mis lágrimas. Él se acerca y
me da pequeños golpes en la frente—. Tú las mataste Anastasia, es tu culpa
que yo matara a todas esas chicas porque te extrañaba.
Acaricia mi mejilla con cuidado y limpia las lágrimas que ruedan por mi
mejilla. Me quedo quieta porque tiene razón yo las mate, las condenó al
igual que mi hermano.
—Te amo Anastasia, pero tú nunca lo hiciste solo te gustaba lo que yo
representaba para ti, una fantasía de los libros románticos que tanto amas.
Me crees estúpido ¿o qué? Era tu experimento favorito, ¿verdad? —Dice
dándome golpes en la frente y niego con la cabeza—. Eres una estúpida,
siempre quisiste ver bondad en mí, pero te cuento un secreto, bonita, la
gente es mala y no va a tener piedad contigo. La vida es cruel, abre los ojos
Anastasia, yo no era bueno y nunca lo fui.
Me zarandeo los hombros y cerré los ojos con fuerza.
—Nunca fui bueno, pero tú... Lo intente, intente ser bueno por ti, pero
sabes que pasan con las personas que están siempre enojados y llena de iras
que explotan, fueron años y años de esconder estos pensamientos sobre
matar—me acorraló contra la pared y sentí su reparación en mi oído—. Tú
fuiste mi musa para matar a cada una de esas chicas porque te amo.
Siento que hablamos de personas diferentes, yo nunca vi alguna señal de
alerta con Nicolás hasta ese día que me vendió para pagar sus deudas en ese
momento conocí al verdadero Nicolás o una parte y después fueron los
meses de acoso hacia mí. Yo lo amé y fui feliz el tiempo con él porque yo
veía bondad en él, pero todo fue una fachada.
—No te sientas mal Anastasia, no me pudiste sanar con tu amor porque
yo no tengo arreglo, sé que soy un monstruo, pero así nací. Desde pequeño
que quería matar a las personas incluso los intente con mi familia—se burla
con diversión—. Pero me descubrió mi papá, y yo como un niño inocente
dije que solo quería cortar una caja, pero en realidad quería ver la sangre de
un humano.
Pestañee varias veces hacia él y tomó mi rostro entre sus manos.
—Te das cuenta lo jodido que estoy—asentí con mi cabeza y me mostró
una sonrisa malvada—. Y ahora tengo aquí conmigo, pero aunque quisiera
tener para mí...no puedo...tengo que matarte porque tú fuiste la que me
jodiste todo con mi puto hermano—dice cada palabra con ira.
—Por favor, Nicolás. Esto no está bien y puedes detenerte ahora. Porque
no te entregas por las buenas.
Él suelta una risa y tira de su cabello, su rostro se va tornando algo rojo
mientras aprieta sus manos en puños. Está lleno de ira y enojo. En cualquier
momento vuelve a tocarme.
—Vas a acabar igual que todas las putas que maté, Anastasia—me
empujó hacia al colchón donde me caí—. Esta noche no las vas a olvidar
nunca porque será tu última noche.
—¡Eres un puto enfermo de mierda! —Grito sin poder controlarme, si él
va a matarme no puedo solo dejarlo fácil, voy a luchar y lo más importante
proteger y sacar a esa niña de aquí.
Me pongo de pie rápidamente y no me muevo porque sé que si lo hago
me va a atrapar con rapidez. Nicolás bufa molesto y saca una cuchilla, me
apunta con ella y trago duro.
—Te amo Anastasia, pero tú no y prefiero matarte que verte con otro
chico—una lágrima cayo por mi mejilla y la limpie rápidamente—. Pero
eso no significa que no disfrutaré de ti, antes de que te mate y después voy a
ir por esa niña tan dulce.
—Nicolás déjala ir, es una niña...por favor—le supliqué con la voz rota.
—Acaso vas a tomar su lugar y te vas a quedar quieta cuando quiera
tocar tu cuerpo—puso sus manos en mi cintura y comenzó a bajarlas, pero
las detuve. Sus ojos brillaron con chispa de maldad y negó con la cabeza—.
Ves tú no te vas a rendir tan fácil a ti tengo que torturar, pero ella está sola
indefensa muy fácil del dominar.
Es un monstruo nació o la vida lo trató mal y se fue alimento año tras año
de ira y rabia sobre las críticas o comparaciones que siempre le hacían a
Nicolás con su hermano. La vida es una mierda, pero Nicolás simplemente
fue un cobarde que dejó de luchar para caer en sus demonios.
—¡Es una niña, Nicolás! Debe tener entre 9 o 10 años, déjala ir—le
supliqué con la voz rota—. Por favor, déjala a ella y te prometo que no
lucharé por mi vida.
Negó con su cabeza con diversión y puso su mano en mi cadera donde
levanto mi polera y comenzó a subir por mi estómago, pero agarre con
fuerza su muñeca y le pegó un puñetazo, lo empuje con fuerza e intenté
escapar, pero de repente sentí un golpe en mi cabeza que me hizo caer. Me
llevé la mano a mi cabeza y vi que tenía un leve rastro de sangre antes de
perder el conocimiento.
*******
Cuando desperté vi a Nicolás limpiando unos cuchillos e intenté pararme,
pero mi mano izquierda estaba esposada. ¡Dios, otra vez así! Negué con la
cabeza porque me estaba torturando. Tire de la esposa el ruido de la cadena
llamó la atención de Nicolás quien me sonrió.
Se acercó a mí y me acarició la mejilla. Su mano acarició mi pierna y
cerré los ojos al sentir su tacto. Soltó una risa y comenzó a besarme el
cuello en donde solté un grito de horror y apretó con fuerza mi mano
derecha dejando inmóvil.
—No, por favor—le supliqué—. No lo hagas—comencé a llorar porque
esto ya lo viví antes.
—¡Ya cállate! Joder—su mano se alza y me abofetea con fuerza—. Eres
igual que todas, ellas se quejaban y suplicaban como si eso las fuera a
salvar—. Lo observé era realmente hermoso con sus ojos azules, tenía una
cara de niño bueno y aun así era ángel de la muerte—. Todas ellas eran
ingenuas y enamoradas del chico atractivo y amable son todas tan estúpidas
que apenas ven una cara bonita se vuelven locas.
Toma mi rostro y me da un beso donde me remuevo sin parar, me pega
un puñetazo en mi estómago.
»Todas esas chicas creían que iban a tener una historia de amor con un
chico guapo, eran tan inocentes y estúpidas. Incluso fue divertido ver cómo
suplicaba por su vida—su mano subió hacia mi pecho en donde puso sus
manos en mis pechos y los apretó. No podía evitarlo, pero comencé a llorar
e intenté soltarme, pero la esposa me lo impedía.
Sacó un teléfono desechable en donde marcó un número, puso mi dedo
en mis labios. Tire de nuevo de la cadena y él apretó mis muñecas para que
no me moviera e hiciera ruido.
—Será mejor que te comportes bien en esta llamada porque voy a avisar
en donde puede encontrar a tú adora Alejandra, compórtate porque si no
corto la llamada y tu amiga morirá ahogada—Asentí con mi cabeza porque
ella tenía que estar bien y a salvo es lo que me mantiene con vida por ahora.
»Hola, querido hermanito, me has extrañado—dice con un tono burlón.
Abrí los ojos y negué con la cabeza. Él tapó su celular con la mano—.
¡Quédate tranquila porque solo le quedan 30 minutos! Compórtate como
una niña buena.
*******
Diego:
Sentía que alguien me movía y gritaba mi nombre cuando pude abrir los
ojos vi a Simón zarandeándome de los hombros. Me solté de su agarre y me
llevé una mano en la cabeza porque apenas podía ver y no me sentía mejor
que alguien me sacudiera sin parar como si fuera un peluche.
—Diego, ¿estás bien? —Me paso una botella de agua y le di un sorbo.
Me giré para mirar a Anastasia, pero no estaba ¿Qué mierda? Me levanté y
me tambaleé un poco.
Simón me afirmó e hizo que me volviera a sentar. Cameron entró y negó
con la cabeza. Me costaba entender lo que estaba pasando, recuerdo que
estaba con Anastasia y ella me paso un vaso con jugo...luego estábamos
acostados abrazándonos, pero cada vez me costaba estar más enfocado en
ella ¿Anastasia me drogo? ¿Por qué?
Observé a Simón quien se llevó las manos al pelo y comenzó a llorar y lo
supe ella nos drogó a todos para poder ir a donde estaba Nicolás. Cameron
me abrazó con fuerza y me derrumbo.
—Ella ya no quería seguir luchando— tomé con fuerza su polera—. Ella
se odia a sí misma por culpa de ese enfermo.
—Diego—, me abrazó con más fuerza—. Ella estará bien, Anastasia no
se daría por vencida, así como así, ella tiene un plan estoy seguro de que
ella no se dejará vencer.
—¿Por qué? ¿Por qué me drogo? ¿Por qué no piensa en mí? Yo no puedo
vivir sin ella. Es mi luz. Cameron tenía mi futuro con ella y mi presente,
ella es la que tiene mi corazón.
Me tiré el pelo y me pare lentamente en ese momento entró Harry con
Mariel y negaron con la cabeza.
—Arrendó un vehículo sin GPS así que no tenemos nada, le perdimos el
rastro Anastasia—dijo Harry molesto y tirando de su pelo.
Mariel se acercó a mí y me abrazó con fuerza me quedé quieto, pero
comencé a llorar porque Nicolás era el asesino serial quien estaba matando
a chicas y no el hombre que tenía aún prisión. Cuando bajé con Anastasia y
vio las noticias de la chica que fue encontrada muerta de la misma forma
que la otras chicas que han muerto vi como ella se rompió por completo, su
mirada se apagó por completo, apenas conversaba conmigo.
En ese momento Mariel me abraza con fuerza y me aferré a ella porque
me hacía esto Anastasia, porque me dejó de nuevo.
—Por favor, encuéntrala...No puedo perderla—le susurré a Mariel.
—La encontraré—me prometió.
En ese momento sonó el teléfono de Simón. Él sacó su celular y miro
Harry todos bajamos rápidamente a la sala en donde me senté a lado de
Harry quien le dio una señal a Simón para contestar la llamada.
—Hola, querido hermanito, me has extrañado—dice con un tono burlón
y apreté con fuerza mis puños porque lo iba a matar—. He escuchado que
tienes nuevos amigos contigo, en fin, solo te llamo para decirte que
Anastasia está conmigo y está viva si te lo preguntas, aunque no por mucho
tiempo.
—¡Hijo de puta!—apreté mis manos en puños y vi como Harry tecleaba
sin parar sus dedos en la computadora.
—Déjala ir Nicolás—dijo Simón y se limpió las manos por el pantalón.
Él soltó una risa que hasta mí me dio escalofrío—. Entrégate deja de hacer
tanto daño, Nicolás hazlo por mis padres.
Nicolás soltó un bufido al escuchar las palabras de su hermano.
—Si, claro que la dejaré ir, pero muerta. Sé que tú la amas y también su
amado príncipe Diego y yo también la amo, pero ella es mía y cómo es mía
hago lo que quiera. Es una maldita puta—cerré los ojos con fuerza porque
lo voy a matar—. Además que ese fue el trato entre Anastasia y yo ¿no te lo
contó? —pregunta con tono de burla y alardeando.
—Déjala ir, Nicolás, por favor—le suplicó de nuevo Simón.
Harry hizo un movimiento para que Simón le siguiera hablando y no
cortara la llamada. Observe como Harry está rastreando la llamada y Mariel
estaba organizando las patrullas de policía.
—No, no, no hermanito. Ella hizo un trato conmigo la vida de Alejandra
por ella, ese es motivo de mi llamada—chasquea su lengua.
—¿De qué hablas? Suelta ahora si te entregas y coperas podrían hacer un
acuerdo para que no sea tan dura tu condena, Nicolás. —Trato de
convencerlo Simón.
Se quedó callado por unos segundo antes de que él volviera hablar:
—Tú crees que soy estúpido. Tus amigos los policías han sido unos
imbéciles son estúpidos. Me burlé de toda la policía de puta España. Sé que
estás con Mariel acércate bonita, vamos a acercarte y saluda—Mariel apretó
sus labios en una final línea y saludo a Nicolás—. Te revelaré un secreto,
Mariel: Ustedes y la sociedad quieren creer que pueden identificar a las
personas malvadas, o a las personas malas o dañinas, pero eso no es
factible. Dejen de creer que hay estereotipos para identificarnos podría ser
cualquiera incluso unos de tus policías, el vecino, tú mismo padre, tu esposo
o tú mismo hijos.
Todos nos quedamos callados en ese momento y Mariel negó con la
cabeza varias veces porque en eso Nicolás tenía razón.
—Dejen de creer que saben cómo soy porque no tiene una puta idea—se
quedó callado unos segundo y vi como Harry se le quedó pegado el maldito
computador. ¡Tenía que ser una puta broma!— Te revelaré otro secreto de
una chica que buscan creo que se llamaba Yasna la que se parecía mucho
Anastasia encontrar su cuerpo en tres partes por distintas partes del parque.
—¡Suelta Anastasia!—gritó alterado. Se quedó callado unos segundos
antes de contestar:
—Claro, cuando esté muerta, tal vez te envié algo de ella por correo—se
burló de mí—. Tengo que colgar tengo a dos chicas muy guapas que están
esperando por mí y una la estoy viendo. Vamos bonita no seas tímida—
todos escuchamos como Anastasia decía: ¡No una y otra vez! Mi corazón se
partió, comencé a llorar y Cameron me abrazó con fuerza—. Ah por cierto,
Alejandra está en una maleta a una cuadra del departamento, tranquilo no
soy tan malo y tiene agujeros para que pueda respira
Harry logró por fin la computadora se despegó, me acerque a Mariel,
pero estaba igual que Harry aún no podían rastrear el celular me tire de
pelo. ¡Esto tiene que ser una puta de broma!—digo furioso.
»Una vida a cambio de otra vida es fue el precio para tener ahora
Anastasia—corto la llamada.
Harry ordenó a los policías que fueran a buscar a Alejandra. Cameron se
levantó y fue corriendo con los policías. Mariel golpeó la mesa y gritó:
«¡Mierda!»
—¡Mierda! No puede rastrearlo por completo, pero sé dónde está más o
menos—dice Harry. Mostrando un bosque a la fuera de Barcelona a unos 40
minutos de aquí—. ¿Estamos listos? —Le pregunto a Mariel, quien sonrió y
asintió con su cabeza.
—Todo listo e incluso el helicóptero necesita las instrucciones para
despegar—Mariel volvió a llamar y comenzó a dar instrucciones al
helicóptero que no entendía en código que estaban hablando de Charlie
Tango.
Harry me dio unas palmadas en la espalda.
—Lo vamos a atrapar y ella estará bien, ¿vale?
Ellos guardaron sus computadoras rápidamente y Harry dio la orden a los
otros policías. Comenzamos a caminar a la salida y sentí una mano en mi
hombro, me giré y vi que Simón me sonreía.
—Anastasia, es fuerte y una guerrera sé que luchará hasta el final—asentí
con mi cabeza—. Ella es más fuerte que mi hermano.
Observe cómo Mariel y Harry cargaban sus pistolas. Trague duro porque
esto se iba a poner feo. Cuando llegamos al ascensor vi a la rubia abrazando
a Cameron. Ella me miró y rompió a llorar abrazándome con fuerza.
—¿En dónde está? —Se separó de mí y sus ojos se abrieron con terror
porque ya lo sabía—¡No, no, no, no! —Exclamó en negación y Cameron la
abrazó con fuerza.
Harry se aclaró la garganta.
—Ustedes quédense aquí—nos ordenó Harry, entrando en el ascensor,
pero yo metí con rapidez al igual que Alejandra y Cameron—. O pueden
venir—soltó enojado.
Fruncí el ceño e intenté tranquilizar mi respiración para mantener la
calma porque ellos son los expertos y necesito estar tranquilo para no hacer
una locura como yo mismo ir a matarlo.
—Van a ir, pero se quedarán en coche y no intente ser héroes en este caso
porque cualquier error o imprudencia le podría costar la vida a Anastasia y
a la otra chica que tiene ahí adentro, ¿Quedó claro? —Pregunto Mariel
fulminado con la mirada y asentí con mi cabeza.
—Por favor, tráela de vuelta...yo la amo, me salvó la vida—susurro
Alejandra, tomando la mano de Mariel. Alejandra tenía la cara hinchada y
un pequeño corte en su labio, pero estaba sana y salva—. Por favor, ella
tiene que estar bien..., yo me muero si le pasa algo—rompió a llorar.
—La sacaremos de ahí, confía en nosotros. ¡Ahora muévanse! —
Corrimos hacia el auto de Harry y antes de que Cameron y Mariel cerraran
la puerta él ya estaba acelerando.
Mariel comenzó a dar órdenes y se escuchaba como alguien le respondía,
teníamos los minutos contados y encontrarlo en el bosque iba a ser difícil,
pero por suerte teníamos el helicóptero quien ya estaba sobrevolando los
cielos de Barcelona.
******
Anastasia:
Solté un grito de horror cuando dejó de moverse encima de mí, ya no me
quedaban lágrimas de tanto que había llorado. Se corrió encima de mí y me
tragué mi vómito, porque si lo hacía se iba a enfadar de nuevo. Sus manos
soltaron mi cuello y se separó de mí en donde limpio su corrida de mi ropa.
—Agradece de que no te viole aún, así que deja de llorar de una puta vez
—Soltó la cadena y me empujó hacia donde tenía el cuerpo sin vida de la
chica—. Tengo que usarlo bien antes de desecharla.
Puse una mano en mi boca porque sentía tan asco de la escena que vi
como Nicolás violaba el cuerpo de la chica que estaba muerta para después
venir a mí tocar mi cuerpo antes de correrse encima de mí.
—Deja de llorar, hija de puta—su mano se alza y me pega un puñetazo
con fuerza que me hace golpear con el piso. Sentí el sabor de mi sangre en
mi boca. Nicolás tiró de mi esposa y me arrastro por el piso hasta la
escalera—. Levántate y sube las escaleras.
Subí las escaleras a empujones de Nicolás y abrió la puerta de la
habitación donde estaba la pequeña, caminó hasta llegar a la cama y me
esposo. Me dio un beso y me removí hasta que me dejó tranquila.
—Tengo que irme a deshacer de un cuerpo, ahora vuelvo—comenta con
un tono burlón y acariciando mi mejilla—. Cuando vuelva será tu turno—
susurro sobre mi oído y me dio un beso en la frente.
Cerró la puerta con llave y tiró de la esposa con fuerza. La niña me mira
con sus enormes ojos azules, se parecía tanto a mí y me dio más rabia por lo
asqueroso que era Nicolás. La niña se acerca a mí, tenía los ojos hinchados
y abraza con fuerza su peluche.
Me senté en la cama y saqué una horquilla que tenía escondida en mi
pelo.
—¿Cómo te llamas bonita? —Pregunte.
Ella me miró con sus grandes ojos azules y se sentó a mi lado abrazando
aún más su peluche como si ese peluche pudiera protegerla de Nicolás. Abrí
la horquilla y le quité la punta de plástico y la escupí. Enderece el metal y lo
separe de los dos lados y quedo un pedazo de alambre recto. Doble la punta
de horquilla con fuerza intentó hacer una llave para poder abrir las esposas,
espero que aun recuerde hacerla.
—Mi nombre es Nicole. Quiero ver a mis papás—dice en un susurro
volviendo a llorar.
Mi corazón se rompe al verla como abraza a su peluche. Coloqué la
punta en el ojo de la cerradura y doble el metal hacia atrás para hacer la
forma de una llave. Doble la llave hacia atrás para hacer el ángulo de 90
grados y luego torcí la llave en diferentes direcciones de la cerradura hasta
que escuché el clic. Me giré hacia ella quien me miró sorprendida cómo me
había liberado.
—Nicole, lindo nombre yo me llamo Anastasia—y limpie las lágrimas
que corrían por su mejilla—. Te sacaré de aquí, ¿vale? No será difícil ¿viste
cómo me solté? —le pregunté con una sonrisa y ella asintió con su cabeza
—. Te prometo que saldremos de aquí juntas y que tus padres estarán
contigo.
Ella asiente con su cabeza.
—Tengo miedo de él. Me secuestró cuando iba de camino a mi colegio y
me tocó por todas partes—cerré los ojos con rabia. ¡Era un monstruo!—.
Parece un ángel, pero es malo muy malo. Solo quiero volver con mis papás,
por favor.
La niña me abrazo comenzó a llorar en mis brazos traté de tranquilizarla
porque la sacaría de aquí, aunque fuera lo último que hiciera tal vez, no
tuve la oportunidad de salvar la vida de esas chicas, pero no dejaría que
Nicolás le hiciera daño a ella más porque es una niña y ninguna niña
merece sufría algún abuso sexual a esa edad.
Mire la ventana, tenía que romperla, pero si lo hacía vendría Nicolás la
única solución es que ella escape y yo me quede peleando con él mientras
ella escapa. En ese momento la puerta se abrió y la niña se puso detrás de
mí.
—Veo que alguien se apegó a ti y te soltaste. Por eso eres la mejor, tan
bonita, sexy e inteligente—. Acarició mi mejilla y tomó un mechón de mi
pelo en donde acerco a su nariz y aspiro el olor de mi pelo—. Eres tan
dulce, Ana y pronto te probaré.
Me quede quieta porque tenía miedo ahora veía realmente lo que era
capaz de hacer Nicolás y era el demonio en persona en donde mataba a
mujeres y no sentía remordimiento hacerlo para él era tan común como ir a
comprar y jugar con juguete.
—Me tienes miedo, ahora Anastasia—me tomo de la cintura con fuerza y
ni siquiera me quise soltar—. Te da miedo el verdadero Nicolás.
Tomó mi muñeca y me jalo hacia afuera en donde cerró la puerta. Abrió
de nuevo la puerta del sótano en donde se ha convertido en mi infierno.
Apoye mis manos en el marco de la puerta del sótano. Mi cuero cabelludo
pica y arde, tira más fuerte de mi cabello arrancándome un grito.
—No por favor, Nicolás—imploro una y otra vez, pero él solo se ríe de
mí y mi suplicas.
Me soltó y me miró unos segundos en donde por un segundo puede ver
esa mirada del chico que en su momento me enamoró, pero solo fue un
destello. Una sonrisa malvada apareció en su rostro, levantó su mano en un
puño y me golpeó con fuerza donde caí.
Esquivo el siguiente puño y se subió encima de mí.
—¡Quédate quieta! No me obligues a encadenarte para luego ir por esa
niña y lo haré frente a tus ojos... —se calla abruptamente y las alerta de su
nariz se inflan parece que está a punto de explotar—. Yo... —se calla y se
levanta encima de mí y toma mi mano con cuidado, pero yo me alejo con
miedo porque no sé qué cambio es este puede ser una trampa.
—Nicolás...
Él me observa por unos segundos desconcertado y no veo venir el fuerte
golpe del dorso de su mano con mi boca. Saboreo la sangre mientras cae
por la comisura de mi boca y jadeo de dolor antes de gritar cuando toma mi
mano izquierda y aprieta mis heridas de la mano.
Me jala hasta abajo donde tomas las cadenas. Negué con la cabeza
porque no de nuevo sabía lo que se venía, iba a abusar de mí. Pero no lo
dejaré, eso no va a pasar y menos va a tocar esa niña.
No más.
Ya basta, no más víctimas inocentes.
No puedo permitirlo de nuevo y menos con una niña inocente que solo
iba a clase.
Ya basta del abuso sexual hacia la mujer.
Se acercó e intento pegarme, pero bloqueó su golpe, me cansé estaba ya
cansada que me pegara, ya le di oportunidad de que matara, pero Nicolás
también me dio una motivación por la cual seguir luchando que era esa
niña. Me empujo contra la pared y me corrí hacia un lado esquivando el
golpe.
—Eres una maldita perra—me agarró del pelo y le pegué un codazo en su
estómago en donde cayó al suelo. Tome su cara entre mis manos y le pegue
un puñetazo en donde cayó al suelo y le pegue una patada una y otra vez.
Me senté encima de él y comencé a pegarle puñetazo una y otra vez, no
podía detenerme y mis nudillos estaban cubiertos de sangre.
—¡Jódete maldito imbécil!—Grite con ira.
Apenas podía verlo por las lágrimas. Sentí que tomaba mi tobillo y tiró
haciendo que me cayera. Solté un grito, cuando él se subió encima de mí y
bloqueé su golpe con mi brazo. Pero su otra mano me agarró con fuerza mi
cuello.
—Te voy a violar Anastasia y luego te mataré e iré por esa puta niña para
hacer lo que se me dé la gana con ella.
Rasguñe su brazo e intenté tomar algo que pudiera usar para pegarle para
que me soltara. Puse una mano en sus manos para detenerlo, sentía como
me costaba respirar y hacía más presiono. Estiro mi mano buscando algo y
toco algo duro, lo agarró con fuerza y golpeó su cabeza donde cayó a mi
lado.
Presionó una mano en mi cuello y tomó varias bocanadas de aire. Le
pegué otra vez con la piedra en la cabeza, comencé a correr hacia la
escalera. Nicole se acercó a mí y miró hacia la puerta.
—Aléjate bonita, nos vamos de aquí ahora. —rompí la ventana con el
codo y ella cerró los ojos. Le pegué una pata los trozos quedaban aún en la
ventana. —Escúchame Nicole, vas a tener que ser valiente ¿Me lo
prometes?
Ella asintió con su cabeza y limpié las lágrimas que caen por su mejilla.
La gire hacia la venta y le apunte derecho.
—Tienes que correr derecho y encontrarás la carretera, ¿vale? No pares
de correr en ningún momento. Tienes que ser valiente, Nicole.
—¿No vas a venir?—Preguntó en un susurro. Negué con la cabeza
porque tenía que quedarme aquí para pelear con él—. No quiero ir sola.
—Yo tengo que quedarme aquí para detenerlo y así tú puedas escapar,
pero te prometo que estaré bien—le aseguré con una pequeña sonrisa—.
Eres valiente, Nicole. ¿Estas lista?
En ese momento la puerta se abrió y sentí como Nicolás jalaba mi pelo y
me arrastraba hacia el sótano en donde me pego en la cabeza con algo y
perdí la conciencia.
Capítulo 82 (Final)
Diego
Miré el reloj y ya habían pasado treinta minutos y aún faltaban 30
minutos para llegar. Mariel y Harry no paraban de dar órdenes, el
helicóptero ya estaba volando por encima del bosque.
—Encontramos dos cuerpos—avisaron a través walkie-talkie. Mariel lo
tomó con fuerza—. Está a unos 50 metros muy cerca de la carretera.
Mariel y Harry se miraron un segundo antes de que ella contestara:
—Entendido. Tenemos que comprobar si son las supervivientes que
estamos buscando—comentó Mariel.
Alejandra tomó mi mano con fuerza y negué con la cabeza porque me
niego que sea ella y otra víctima de ese enfermo ¡Dios mío! Porque acepte
ese maldito vaso de jugo, si no me hubiera tomado ese jugo ella aún estaría
conmigo porque nunca piensa en ella porque siempre pone a otras personas
antes que a ella. Sé que salvó Alejandra y amo a mi mejor amiga, pero se
pudo haber hecho de otra forma.
—¡No ella no puede ser! — grité con fuerza, apenas podía verlos.
Alejandra me abrazó con fuerza. —. Ella no me puedo haber dejado. Eso es
una puta mentira—digo golpeando el asiento y Cameron me abraza con
fuerza.
—Es imposible—dijo Simón con la voz rota. Puso una mano en mi
hombro—. Es muy poco tiempo desde la llamada, ella seguía con vida...no
creo... —se le cortó la voz y abrazó con más fuerza a Alejandra.
Mariel me fulminó con la mirada.
—No creo que sea Anastasia, pero tenemos que ir a ver para estar seguro
—ella negó con la cabeza y señaló un lugar donde Harry se estacionó—.
Volveremos en seguida quédense aquí.
Harry y Mariel bajaron del coche y vi como desaparecía por el bosque.
No puede ser ella, no puede ser—decía una y otra vez a mí mismo. Me
separe de Alejandra y me baje del coche, tenía que comprobarlo con mis
propios ojos que no era ella. Anastasia tiene que estar bien, por favor.
—Diego—, sentí el grito de Cameron con Alejandra.
Apenas podía ver por donde era el camino y me limpié las lágrimas
rápidamente. Hasta que vi al grupo de policía, no pude avanzar mucho
porque uno me detuvo el paso. Mire a Mariel quien estaba revisando a las
chicas.
—¡Dime que no es ella, por favor!—grité desesperado.
Mariel ordenó algo a los policías y todos ellos asintieron. Harry y Mariel
vinieron rápidamente hacia mí, ella tomó mi mano y me dio un apretón.
Comenzaron a correr rápidamente. Cuando nos subimos al auto Harry
aceleró rápidamente tomando rumbo de nuevo por la carretera.
—¿Qué pasa? — grité furioso—. Dime que no es ella por favor—grité
con la voz entrecortada y limpiando las lágrimas porque siento que me
muero en estos momentos donde nadie responde mi pregunta.
Mariel tomó mi mano y negó con la cabeza.
—No es Anastasia. Tenía un estado avanzado descomposición y ahora
los demás policías se quedaron revisando el área en busca de pistas y
pruebas. Harry acelera este puto coche ahora. Tenemos que darnos prisa
cada segundo que pasa Anastasia y la otra chica corren peligro—comentó
Mariel, mientras tomo walkie-talkie y dio nuevas órdenes para que
mandaran otro helicóptero para buscar más cuerpo.
Trague duro y tire de mi pelo porque sentía que esto era una puta
pesadilla, joder, hace seis horas atrás estábamos juntos abrazado viendo una
película y ahora la estábamos salvando de exnovio un psicópata asesino
serial que está obsesionado con ella.
—Faltan unos diez minutos—comentó Harry acelerando aún más el
vehículo.
En ese momento sonó el walkie-talkie:
—Encontramos en donde se esconde el sospechoso está a unos 25
kilómetros y estamos viendo el auto que arrendó la víctima—Mariel soltó
un suspiro y Alejandra me abrazó con más fuerza—. El vehículo se
encuentra a 3 kilómetros de distancia de una pequeña cabaña.
—Gracias agentes Navarro—comentó Mariel a través walkie-talkie—.
Estás atrapado Nicolás.
Ella comenzó a dar órdenes de posiciones a los policías para entrar a esa
casa y poder rescatar a las personas. Sé que son buenas noticias, pero aun
así no estaría tranquilo hasta que la tuviera en mis brazos.
—No abran fuego, lo quiero vivo a Nicolás—dice a través de walkie-
talkie—. Esas chicas merecen justicia al igual que la familia y se la
daremos.
******
Anastasia:
Abrí los ojos y me llevé una mano a la cabeza porque me estaba doliendo
mucho, miré a mi alrededor y me di cuenta de que aún estaba en sótano. Me
levanté con cuidado y me di cuenta de que no estaba Nicolás en ninguna
parte, pero sentí gritos arriba.
—¡Nicole!
Subí corriendo las escaleras e intente abrir la puerta, pero tenía una llave,
golpeé la puerta y escuche que pedía mi ayuda. ¡Hijo de puta! —apreté mis
manos con odio porque me noqueó para poder abusar de ella. Pegue una
patada con fuerza, pero no abrió. Me alejé un poco y volvió a pegar una
patada a la puerta que se abrió.
Entre en la habitación tome del cuello Nicolás y lo quite encima de
Nicole. Cerré los ojos porque ya me tenía cansada y una ira se apoderó de
mí. Es ahora nunca para salvar a Nicole. Comencé a apretar mi brazo
alrededor de su cuello e hice presión con fuerza, él me pegó un codazo en la
costilla en donde me hizo soltarlo porque me dolía todo el estómago debido
a los golpes anteriores.
—¡Anastasia!—gritó Nicole.
Cuando Nicolás se abalanzó hacia mí e hizo que me cayera con él.
—Maldita puta mierda, estoy cansado de ti ni siquiera vale la pena que te
toque—Le pegue un puñetazo en la nariz y sentí como sonó, se llevó la
mano a la nariz y tomó su cara entre mis manos antes de pegarle un
cabezazo con fuerza—. ¡Eres hija de puta!
Me levanté y le pegué una patada con fuerza, se puso en posición fetal.
Lo tomé del pelo y le pegué otro combo en la nariz. Nicolás aulló de dolor.
Me acerqué a Nicole para ver si estaba bien y no encontré ningún daño o
abuso.
—Nos vamos—le susurré.
Sentí como Nicolás me agarraba del cuello y me azotaba contra el piso en
ese momento sentí el cuchillo en mi espalda. No podía moverme y sentía
que me costaba respirar, él estaba sudando mucho, pero de repente suelta
sus manos de mi cuello. Él soltó un grito y lo empujé vi como Nicole le
había clavado un pequeño vidrio en su espalda.
Pero él se lo sacó y se acercó a nosotras acorralándonos, puse detrás de
mí a Nicole y apreté mi cuchillo con la mano porque este era su fin.
—Son todas las mujeres unas malditas perras—grito fuera de sí.
Lanzó su puño y bloqueó con mi brazo saqué el cuchillo, se lo enterré en
pecho con fuerza. Mis manos temblaron... Jamás había apuñalado a alguien
en mi vida. Sentí un sollozo, me gire hacia Nicole y la tome con fuerza en
donde ella enredó su mano alrededor mi cuello.
—El único monstruo eres tú—lo empujé del cuchillo enterrándoselo con
más fuerza y cayó al suelo.
No me quedé a ver si seguía vivo o muerto, corrí hacia la salida de esta
maldita casa y Nicole escondió su cara en mi cuello, escuché sus pequeños
sollozo se me rompió corazón porque tampoco pude cumplir la promesa de
que él no la iba a tocar. Corrí lo más rápido que podía por el camino, pero
Nicole pesaba un poco y se me hacía más difícil llegar al auto.
Mire hacia atrás, pero no veía bien si él venía detrás de nosotras. Abrace
con más fuerza a Nicole para que no se caiga. Solté un suspiro cuando pude
ver el coche, ya casi llegamos.
—Ya casi llegamos, preciosa—digo con la voz agitada.
Subí rápidamente a Nicole al auto y corrí hacia la puerta del conductor,
pero cuando estaba entrando al coche escuché el grito de Nicole y vi que la
puerta estaba abierta. Me giré y vi que Nicolás me apuntaba con un arma y
tenía abrazando a Nicole.
—¡Anastasia!—Gritó ella con la voz rota y lágrimas gruesas se deslizaba
por sus mejillas.
Intenté acercarme, pero escuché un disparo que me aturdió los oídos unos
segundos después sentí un dolor en mi hombro y miré y vi que comenzaba a
salir sangre de mi hombro. Mordí mi labio porque el dolor me estaba
quemando y ardía, pero era soportable. Observe a Nicolás quien me estaba
apuntado con la pistola en la cabeza.
—Quieta Anastasia, porque el otro va directo a tu cabeza.
Mis ojos se empañaron porque me dolía el brazo, pero me dolía no poder
ayudar a la niña. Jamás me podré recuperar de todo esto. Al final lo
consiguió me destruyo de la peor forma me daba asco mí misma, no quería
ver mi reflejo porque siempre recordaré lo que vivió Nicole, lo que viví yo
y esas chicas por culpa de un enfermo que sé obsesiono conmigo hasta el
punto de comenzar a matar mujeres que se parecían a mí para vengarse de
mí.
—¡Te amo Anastasia, pero tengo que matar!—Grita de rabia que lo hacía
ver aún más loco—. Prefiero matarte que verte feliz con alguien más... Eres
mi creación por lo tanto eres mía y ahora...
Antes de que terminara de hablar escuchamos se acercaban los autos de
policías. Nicolás rápidamente me tomó del cuello y me apuntó con la
pistola. Reconocí ese auto que llegaba es el de Harry en ese momento las
puertas del conductor y del copiloto se abrieron, salieron Harry y Mariel
apuntando a Nicolás, más auto de policías comenzaron a rodear a Nicolás.
Nicole tomó mi mano y la tomó con fuerza. Nicolás apretó más su pistola
contra mi cabeza. Todos estábamos quietos hasta que se abrieron las puertas
de atrás y vi como salía Diego, Alejandra, Simón y Cameron.
—¡Anastasia!—gritó Diego llorando.
Mis ojos se empañaron al verlo y ver a la rubia a salvo. Ella estaba
llorando mientras gritaba que me soltaran. Estaba tranquila de que ella
estuviera sana y salvo. Observe a Simón quien estaba llorando y sostenido a
Diego. Le di una dulce sonrisa por todo lo que había hecho por mí, por
salvarme de su hermano tantas veces, por no rendirse en atrapar a su
hermano y sobre todo por ser el mejor compañero de investigación.
—Suéltalas ahora Nicolás, estás rodeado—grito Mariel, apuntando su
arma hacia Nicolás.
Él me apego más su pecho y negó con la cabeza. Sentí como aspiraba mi
pelo y me daba un beso en donde me removí con asco una y otra vez.
—No se acerquen o la mato ¡Me escucharon las mato a las dos! —grito
apuntando más el arma contra mi cabeza.
—Suéltalas ahora, no tienes escapatoria, Nicolás—gritó Harry
acercándose lentamente.
Mire Harry y nuestros ojos contaron, apunte a la niña que tenía Nicolás
para qué la salvará porque ella es la que importaba salvar en estos
momentos.
—Quieto un paso más y la mató. Sabes que soy capaz—apuntó Simón—.
No dejaré que este contigo, pedazo de mierda.
Mire a Simón quien estaba abrazando a Diego. Alejandra me miraba con
los ojos abiertos y moví mi boca diciendo que la amaba, ella negó con la
cabeza. En ese momento vi como Nicole se soltó y comenzó a correr hacia
Harry. En ese segundo vi como Nicolás apuntaba hacia Nicole, le pegue un
codazo y corrí hacia Nicole en donde la abrace para protegerla y sentí el
sonido de dos disparos.
Abracé con fuerza a Nicole y sentí un dolor perforando mi estómago y
otro en mi hombro. Toqué mi estómago y sentí una húmeda en mi polera
como expandía con rapidez, solté un gemido de dolor. Abrace con fuerza
Nicole para protegerla. Pasaron unos segundos antes de que Mariel abriera
fuego hacia Nicolás y vi como ella corrió hacia él.
Me separé de Nicole y la observé que ella estaba sana y salvo. Ella abrió
los ojos asustada y observó con mi estómago, miré y vi que salía mucha
sangre de mi estómago. Hice una mueca y me llevé una mano para taparlo.
—Promete que será valiente—le dije en un susurro con voz ronca.
—¡Anastasia!—Grito alarmada y vi como lágrimas gruesas caían por su
mejilla, apenas la podía ver porque dolía como el infierno el dolor y no
podía enfocar ya mi vista hacia ella.
En ese momento vi como Diego se tiró al suelo y me abraza un momento
antes de rasgar su polera y pasó una tira de su polera en donde lo apretó en
mi estómago. Solté un gemido de dolor, cada vez me costaba más respirar y
enfocar mi vista hacia él.
—Perdóname, bella..., necesito para la hemorragia— tomé su mano para
que se detuviera porque ya no servía nada—. No me mire así, no me puedes
dejar...me lo prometiste, tenemos mucho porque vivir juntos—comenzó a
darme beso por toda la cara.
La rubia tomó mi mano y rompió a llorar, escuché que me decía: «No lo
podía dejar». Simón me decía: «Que tenía que ser fuerte que la ambulancia
estaba cerca». Los observé y sonreí porque al final se habían convertido en
una persona tan importante para mí y sé que ellos estarán bien sin mí que
podrán hacer una vida por fin tranquilamente.
—Te amo Diego, fuiste lo más hermoso que la vida me dio—le susurre
con la voz ronca. Él negó con su cabeza y presiono de nuevo. Tome la mano
de mi rubia bonita—. Te amo Alejandra, cuida por mí a mis padres y Diego
sé fuerte sin mí, por favor.
Sentí como ella gritó: «¡No!» Pero apenas podía mantener los ojos
abiertos y me costaba respirar. Tenía aceptado que este era mi final, hace
tiempo que lo supe, pero aun así quería seguir luchando..., pero ya era mi
momento de irme y lo tenía aceptado. Al menos puede salvar a Nicole que
no merecía sufrir. Respire profundo antes de cerrar los ojos, por fin podía
descansar, por fin soy libre de Nicolás.
*******
Diego:
Harry dobló por un camino a la izquierda de tierra y Mariel iba hablando
con los otros policías en ese momento se escuchó un disparo. Harry aceleró
y observamos que Anastasia estaba al frente de Nicolás quien le apuntaba
con la pistola, pero al sentir la sirena la tomó rápidamente del cuello.
Harry y Mariel se bajaron del auto apuntado a Nicolás apenas podía ver
como el amor de mi vida estaba con un enfermo quien le estaba apuntando
con su arma. Me baje del auto y grite su nombre en donde intente ir, pero
Simón me tomó de los brazos impidiéndome ir hacia ella.
Observé que Anastasia no estaba sola una niña agarraba su mano la niña
se parecía mucho Anastasia con su pelo largo castaño y de color piel
blanca...es una niña debe tener entre nueve a diez años. «¡Ese enfermo!»
—Suéltalas ahora Nicolás, estás rodeado—grito Mariel.
Nicolás apegó más Anastasia a su pecho y negó con la cabeza. Observe
como enterraba su nariz en el pelo de Anastasia y luego le daba un beso en
donde ella se removía con asco. «¡Lo voy a matar!» Me removí para
soltarme, pero Simón me tenía bien agarrado de los brazos y me contuve
porque si hacía una locura todo podía acabar muy mal.
—No se acerquen o la mato ¡Me escucharon las mato a las dos! —grito
apuntando de nuevo hacia Anastasia.
—Suéltalas ahora, no tienes escapatoria, Nicolás—gritó Harry
acercándose con cuidado solo alcanzó a dar cinco pasos antes de que
volviera hablar Nicolás.
—Quieto un paso más y la mató. Sabes que soy capaz—apuntó Simón—
No dejaré que este contigo, pedazo de mierda.
Todo sucedió tan rápido que vi como la niña se soltó y comenzó a correr
en donde estaba Harry, Anastasia abrió los ojos y le pegó un codazo. Ella
corrió a proteger a la niña. Observe como Nicolás apuntaba Anastasia y
disparó dos veces seguidas. Ella hizo una mueca antes de abrazar con fuerza
a la niña para protegerla. «¡No, no, no, esto no es real, es una pesadilla!»
—¡No! —grité cayendo al suelo porque la estaba perdiendo. En ese
momento escuché más disparos y sentí cómo sonaba la ambulancia más
cerca. Me solté del agarre de Simón para ir con ella.
Corrí hacia donde estaba ella y caí al suelo en donde me raje la polera e
hice una venda, la mire y tenía dos balas en sus hombros y una había
perforado su estómago. Mis ojos se empañaron porque no podía perderla,
ella no me podía dejar sola. Ella no podía hacer eso, nosotros nos íbamos a
casar tenía mi vida planeada con ella.
La observe tenía una cara de dolor cuando hice un nudo en la herida
necesitaba detener la hemorragia para que dejara de perder tanta sangre.
—Perdóname, bella..., necesito para la hemorragia—le susurré, apenas la
podía ver a través de mis lágrimas. Ella tomó mi mano y vi en sus ojos
como ella se quería ir, ya no quería luchar. Comencé a llorar porque no lo
iba a aceptar—. No me mires así, no me puedes dejar...me lo prometiste,
tenemos mucho porque vivir juntos—comencé a darle besos por toda la
cara.
En ese momento llegaron los demás. Alejandra tomó su mano y escuchó
a Simón decir que la ambulancia estaba llegando ya, pero ella nos sonrió y
la abrace con más fuerza porque se está rindiendo.
—Te amo Diego, fuiste lo más hermoso que la vida me dio—me susurro.
Negué con la cabeza y presiono de nuevo. Tomó la mano de Alejandra—.
Te amo Alejandra, cuida por mí a mis padres y Diego sé fuerte sin mí, por
favor—susurro antes de cerrar sus ojos.
Mariel nos pidió que dejáramos pasar a los paramédicos en donde
levantaron rápidamente el cuerpo de Anastasia y le pusieron oxígeno. La
subieron a la ambulancia y me subí con ellos. En el camino estuvieron
controlando la hemorragia, pero estaba perdiendo mucha sangre y tenía que
sacar la bala ya.
Cuando llegamos al hospital había perdido mucha sangre. Entraron
rápidamente en donde me quede afuera porque no podía entrar a la sala de
emergencia aun cuando intente dos veces en ese momento llegó Mariel,
Harry, Alejandra, Cameron y Simón. Alejandra me abrazó fuertemente.
Sentía un déjà vu de nuevo estando aquí con ellos y viendo como el amor
de mi vida luchaba por su vida, pero esta vez era peor mucho peor.
—Tengo que avisar a sus padres—le dice Mariel a Alejandra, ella asiente
con su cabeza.
Mariel se alejó y en ese momento llegó Dylan quien me abrazó con
fuerza con su hermano y Jonathan.
—Otra vez, ella aquí—me susurró, antes de abrazarme con fuerza.
—Saldrá adelante Anastasia es más fuerte de lo que creen—dice
Alejandra limpiándose las lágrimas.
En ese momento llegó la niña con sus padres quienes se acercaron a
nosotros preocupados.
—¿Anastasia? —Preguntó la niña con curiosidad.
Todos nos quedamos callados porque la niña tenía rasgo parecido a
Anastasia y todos caímos en cuenta en lo enfermo que estaba Nicolás y en
la enorme obsesión que tenía hacia Anastasia buscando a mujeres y a niña
que se parecieran a ella.
—Ella está siendo atendida por médicos—le dijo su mamá. Ella frunció
el ceño, pero volvió a preguntar por ella—. Esperamos a que termine y la
podrás ver ¿vale?
Mariel se acercó a ellos en donde tenía que esperar los exámenes para ver
si Nicolás la había abusado de ella o no. La niña comenzó a llorar de nuevo
al escuchar el nombre de esa basura.
Harry se sentó a lado de Simón quien lloraba sin parar. Me senté en el
suelo porque otra vez estaba en la sala de emergencia, pero esta vez era
mucho peor y todos los sabíamos. La bala había perforado su estómago
dañando de seguro varios órganos importantes.
—No puedes dejarme Anastasia, tú misma me prometiste que no me
dejarías caer y que nos casaremos a los 30 años, no puede fallarme en esas
promesas, por favor—susurre con la voz rota y limpiando mi nariz con la
manga de mi polera.
Cameron me abrazó con fuerza y me aferré a él con fuerza porque esto es
injusto justo cuando ella estaba feliz por haber terminado el año
universitario ocurre esto y lo peor es que ella intentó siempre protegernos a
todos. Ella dio la vida por nosotros y nosotros nunca entendimos bien ese
afán de protegernos de Nicolás, pero es porque ella conocía a ese monstruo.
—Ella es fuerte, Diego, va a salir adelante—me aseguro Cameron.
Pasaron horas en donde no se sabía nada de Anastasia y cada minuto que
pasaba sentía que me estaba arrancando el corazón a pequeños pedazos.
Sabía que había una gran probabilidad que Anastasia no superara esa
operación y la otra es que podía quedar con secuelas. Abrace con más
fuerza Alejandra quien nos estaba dando ánimo a todos de que ella iba a
estar bien.
******
Habían pasado diez horas desde que estábamos aquí y aún no sabíamos
nada, pero en un momento entraron más paramédicos en la habitación y
entendí que Anastasia no estaba soportando la operación y que en cualquier
segundo se podría ir de mi lado.
—Eres una guerrera, no olvides, Anastasia—susurro, mirando la puerta
esperando que saliera pronto los doctores y no dieran noticias sobre cómo
estaba.
En ese momento entraron corriendo los padres de Anastasia quien
abrazaron Alejandra y la mamá de Anastasia me abrazó con fuerza en
donde me derrumbe con ella porque aún no teníamos noticias eso solo
mostraba una cosa que la operación está siendo complicada y ya había
pasado diez horas donde nadie decía nada de cómo estaba ella desde que
entraron con Anastasia a emergencia. El padre de Anastasia me miró y me
abrazó con fuerza.
Pasamos en completo silencio y los padres de Anastasia lloraban
abrazados. Mire Alejandra quien estaba con los gemelos, Jonathan y
Cameron. En ese momento sentí que alguien me llamaba levanté la vista y
vi como llegaban mis abuelos, ¿Pero cómo? Yo no los llamas. Mire a
Cameron quien me sonrió. Mi abuelita me abrazó con fuerza y mi abuelo se
sentó a lado mío.
En ese momento salió el doctor en donde todos nos acercamos
rápidamente.
—La señorita Evans está en un estado crítico las 48 horas van a ser
cruciales para ver cómo soportó la operación, la bala perforó el estómago
dañando los vasos sanguíneos en donde tuvimos que reemplazar el
aneurisma aórtico. La paciente a la mitad de la operación tuvo dos pre
infarto que pudimos controlar. Pero la paciente entró en un coma. Lo siento
mucho, pero no sabemos si va a pasar estas horas. Es grave, lo siento
mucho, podrán pasar un rato para verla y despedirse de ella. El panorama
no es bueno... —no escuche nada más porque no podía, la iba a perder tal
como me paso con mi familia y me quedaré de nuevo perdido sin ella.
Sentía rabia en estos momentos.
Te quiero abrazar, pero no puedo.
Te entregué mi corazón, y ahora lo estoy perdiendo porque te estás yendo
de mi vida.
Te puedo perder, te estoy perdiendo ahora mismo y no puedo hacer nada
para salvarte.
Los papás de Anastasia se derrumbaron y mi abuelita me abrazó con
fuerza en donde me sentía de nuevo como un niño pequeño y solo tenía mis
abuelos... Negué con la cabeza porque me negaba a pensar que la iba a
perder. Ella es una guerrera y sé que va a salir de aquí. «Tienes que
despertar Anastasia, por favor tienes que hacerlo para que estemos juntos y
le demuestre al mundo de que eres una guerrera».
—Abuelita, mi novia está ahí... —susurré con la voz entrecortada, mi
abuelita me limpio las lágrimas e intenté pensar positivo como lo estaba
haciendo Alejandra. Ahora todo dependía de Anastasia, era ella quien tenía
que luchar... Los doctores no podían hacer nada—. La estoy perdiendo.
—Ella es fuerte mi Dieguito, saldrá de esto tienes que ser positivo y no
ser negativo. Cuando entres ahí, háblale, cuéntale tus metas, sueños y
planes que tienes con ella. Tienes que motivarla a luchar por su vida—me
dio un beso en la mejilla.
Asentí con mi cabeza porque cuando entrara a verla le diría mis frases
más cursis para ella para que siga luchando por todo lo que le queda por
vivir, ella no puede irse aún, me niego a eso.
—Pueden irse a quedar conmigo un tiempo, no quiero estar solo—le
supliqué con la voz rota.
—No te dejaremos solo—me abrazó mi abuelito con fuerza, y escondí mi
cara en su pecho.
******
Entre en la habitación de cuidado intensivo donde se encontraba ella, ya
habían pasado 34 horas y estaba estable, pero aún corría mucho peligro.
Entre con cuidado a la habitación estaba rodeada de máquinas. Tome su
mano con cuidado y tenía varios moretones y cortes en su cara, pero aun así
se veía bella.
—Hola, mi bella— susurré, acariciando su mano—. Te amo, lo sabes,
¿verdad? Claro que lo sabes y sé que tú me amas con la misma locura que
lo hago contigo porque estamos destinados a estar juntos y tú lo sabes.
La observé y seguía respirando a través del ventilador porque tampoco
podía hacerlo por ella misma. Me limpié las lágrimas que se deslizaba por
mi mejilla.
—No puedes dejarnos aquí porque tú me hiciste una promesa que
nosotros nos íbamos a casar cuando tuviéramos 30 años, pero tienes que
luchar para salir adelante. Cuando despierte nos casaremos al otro día—hice
una pequeña pausa—. Tienes que luchar por tu vida, por favor.
Acaricie con cuidado su dedo porque no quería hacerle ningún daño.
Solté un gemido de dolor porque me dolía verla en esa cama luchando entre
la vida y muerte o ver como cada persona que ama entra a decirle palabras
de aliento y también a despedirse de ella porque es posible que no pase las
48 horas.
—Todos han entrado aquí para darte palabras de amor porque tiene a
mucha gente que te ama Anastasia e incluso hay una pequeña que te ve
como una heroína. Eres tan valiente, joder, eres una guerrera—la miro
fijamente, esperando que tal vez hiciera algo, pero se mantuvo quieta—. La
primera vez que te vi, supe que era la chica para mí, en mi mente ya te decía
el apodo de mi padre y después se volvió costumbre porque sabía que tu era
la indicada.
»Solamente tú sabes sacar a este Diego cursi que suspira por ti a cada
segundo—sonrió un momento—. Tengo aún tantas frases cursis para
recitarte al oído y aún me faltan millones de besos y caricias que darte, aún
nos falta mucha historia por recorrer juntos. Solo tú tienes esa habilidad de
alterar mi corazón, sin siquiera tocarme, Anastasia.
Apoye mi frente en la cama y acaricie la palma de su mano. Esto tiene
que ser una pesadilla donde aún no puedo despertar porque todo me parece
irreal como tu vida puede cambiar en un segundo. Estoy destrozado porque
no sé cómo puedo sanar su dolor y siento impotencia por no haber hecho
más.
—Nunca olvides que la felicidad es un lugar. Somos nosotros. Nosotros
juntos— susurré besando con cuidado su frente—. En unos días comenzaré
con mis prácticas en un hospital y también mis abuelos se van a mudar
conmigo por un tiempo porque no quiero estar solo—murmure—. No
quiero estar solo de nuevo y volver a perderme en mi mismo y te prometí
que sería fuerte porque sé que este no es fin de nuestra historia como te lo
dije antes tenemos mucha historia aún que vivir.
»Ambos nos prometimos no dejarnos caer porque ambos nos cuidamos el
uno al otro porque ya estamos demasiado jodidos, pero de cierta forma
estábamos sanados juntos y por separado.
En ese momento entró la enfermera para decirme que la visita ya había
terminado. Me levanté y le di un beso en la frente con mucho cuidado
porque no quiero lastimarla más.
—Te amo, mi bella, por favor lucha por tu vida no te rindas aún—le doy
otro beso en la frente y me limpio las lágrimas que salen sin control.
Salgo de la habitación y caminó hacia los asientos donde me siento a lado
de mi abuelita quien me acaricia mi pelo como cuando era pequeño y estaba
triste porque mi mamá no me quería llevar al parque porque tenía que
cuidar a los mellizos.
—Ella saldrá adelante Dieguito, debes tener pensamiento positivo como
su amiga que les está dando ánimos a todos. Tienes que ser positivo por ella
—asentí con mi cabeza.
—Lo intento abuelita, pero siento que me estoy muriendo ahora mismo.
Siento que están rompiendo mi corazón a pedazos pequeños a cada segundo
que ella no abres sus ojos—cierro los ojos con fuerza y ella me abraza con
fuerza—. Duele mucho.
—Lo sé, mi niño. El amor duele más cuando tenemos alguien en un
estado grave de salud, pero debes tener fe—me dio un beso en la mejilla—.
Debemos tener toda la fe del mundo ahora Diego y ser paciente, tenemos
que esperar ahora. Ahora ella es la que tiene que luchar por su vida.
Asentí con mi cabeza, pero pensé para mí mismo ¿Cómo decir adiós a la
persona que da sentido a tu vida? No puedo... Yo nunca podré despedirme
de ella porque ella ya forma parte de mí. Anastasia causó un impacto en mi
vida que nadie jamás va a poder borrar su huella en mi corazón.
******
3 meses después:
Baje corriendo las escaleras de mi departamento porque ya iba algo
atrasado para mi tercer año de universidad. Entre en la cocina y sentí un
rico aroma a pan tostado, sonreí a ver mi abuelita tarareando una canción
mientras hacía un pan con huevo para mí. Me acerqué a ella y le di un beso
en su mejilla.
—Hola, hermosa mujer.
—Vas tarde a tu primer día de universidad—me regaño mi abuelita y me
entrego mi pan—. Serás mejor que te apures.
—Eres la mejor abuelita— murmuré—. Además que ya sabes que la
puntualidad no es lo mío y menos en la universidad—bromee con ella.
Puso los ojos en blanco y me apuntó con cuchara de madera.
—Será mejor que salgas de esta cocina en cinco segundo o te pegaré con
esta cuchara—me regañó con una sonrisa.
—No me regañes abuelita, se supone que tienes que darme mucho amor
y no regaños—me acerco a ella y la abrazó de nuevo—. Adiós, mujer
hermosa.
Tome las llaves de mi todoterreno y salí de mi departamento donde
presione el botón para llamar al ascensor. Me quedé unos segundo quieto
esperando a que ella apreciara, pero no lo hizo. Negué con la cabeza. Y
entré en el ascensor ya habían pasado tres meses desde que Anastasia no
está a mi lado. Tres meses en donde he tenido que ser fuerte por ella porque
se lo prometí y siempre cumplía mis promesas aun cuando me estuviera
muriendo por dentro.
Tres meses que me han dolido cada día al despertarme sin ella a mi lado.
Tres meses en donde mi departamento se ha vuelto mi propia torturar
personal donde puedo recordar cada detalle o momento que vivimos juntos
ahí. Duele mucho porque no la he dejado de amar ningún día, al contrario
mi amor por ella crece aún más y me hace ser más fuerte.
En todo este tiempo he mantenido mi cabeza ocupada con las prácticas
del hospital que fue sanador en cierta parte para mí y no caer en el alcohol
cosa que a ella no le gustaría ver como arruino mi vida. Sé que ahora ella
está orgullosa de mí y de cómo he llevado todo esto, no ha sido fácil y
muchas veces me he sentido perdido por no tenerla a mi lado, pero siempre
recuerdo sus palabras y la promesa que le prometí.
Las noches son más largas y los días se hacen eternos al no tenerla a mi
lado, pero mi corazón poco a poco está sanado. Respiro hondo, aspirando el
fresco aire del verano. A pesar de que Barcelona no ha cambiado nada, yo
si lo he hecho soy ahora una mejor persona gracias a ella.
Aspiró de nuevo el aire antes de subir a mi todoterreno.
—Nuestro amor es como las ráfagas de viento, no puedo verlo, pero
puedo sentirlo.
Anastasia hizo un impacto en mi vida que nadie nunca podrá borrar en mi
corazón y en mi mente. Ella me ayudó a sanar mis demonios y me demostró
que no tenía por qué fingir ser otra persona que no era. Me enseño amar de
una forma pura y honesta donde me regalo los mejores momentos llenos de
risa, bromas y mucho sexo donde nos demostrábamos lo locos que
estábamos el uno por el otro.
Camino por los pasillos de la universidad y veo como se acerca la rubia
con Cameron. Comenzamos a caminar hablando sobre cómo fueron las
prácticas, ya durante el verano apenas los puede ver el hospital me tenía
muy ocupado y lo agradecía porque me mantenía cuerdo y amaba poder
ayudar a las personas.
—Hoy pasaré a ver a los padres de Anastasia—comentó Alejandra, y una
lágrima se deslizó por su mejilla.
—Yo pasaré después de ir al hospital—murmuró, y ella asiente con su
cabeza. Ambos hemos ido a ver constantemente a los padres de Anastasia
para apoyarlos porque ellos están devastados con todo lo que está pasando.
—Nos vemos después de clase—me despido de Cameron y Alejandra.
Entro en mi salón para iniciar un nuevo año que fue muy diferente al del
año pasado en donde conocí al amor de mi vida y ahora ella no estaba
conmigo. Me siento a lado de Juan quien me da un abrazo enorme y saludo
Marcos quien choca su puño conmigo.
—¿Cómo estás, Diego? —Preguntó alegremente.
—Bien, supongo—dije encogiéndome de hombros—. Es difícil y cuesta
asimilar todo lo que me ha sucedido estos tres meses, pero estoy mejor.
—El tiempo todo lo cura, Diego. Eres fuerte, amigo mío y eres bueno, de
ahora en adelante estoy seguro de que vienen cosas increíbles para tu vida,
te lo aseguro como tu genial amigo que soy—comentó con tono de
diversión que me saco una sonrisa—. Eso es sonríe, Diego.
—¡Oh cállate! —lo golpeé con un libro en la cabeza.
Caminé por los pasillos del hospital observando que los pacientes que
todo estuviera correcto junto con mi tutor de las prácticas quien me iba
guiando al siguiente paciente donde lo reviso y dijo que estaba correcto con
sus medicinas. Así transcurrió toda la tarde hasta que tuve un pequeño
descanso para mí.
Camine por un pasillo y luego doble a la derecha donde me pare frente a
una puerta. Me limpié las manos en mi bata antes de entrar en la habitación
donde se encontraba ella.
—Bella—susurro con la voz rota.
Anastasia sobrevivió a las 48 horas donde salió de terapia intensiva, pero
estaba un profundo coma que hasta el día de hoy no ha despertado. Cada día
he estado aquí alentándola a despertar diciéndole todas las frases cursis que
se ha pasado por mi cabeza, le he contado sobre lo que está pasando afuera
mientras ella se recupera.
Me acerco a ella y le doy un suave beso en su frente.
—¿Cómo estás? Sabía que eres mi paciente favorita en este hospital—
sonreí—. Por favor, Anastasia, abres esos hermosos ojos azules que me
enamoraron cuando te vi por primera vez.
La observé fijamente y tomé su mano. Hace tres meses que se encuentra
en esta habitación sin hacer ningún movimiento y los doctores dijeron que
ella se estaba recuperando bien, pero ahora solo depende de ella por así
decirlo. Hace tres meses que vengo todas las tarde a estar con ella donde le
he dicho cuanto la amo hasta me he enojado con ella por no abrir los ojos
para mí.
—Hace un tiempo te cante una de mis canciones favoritas de los Guns
N'Roses, ¿lo recuerdas, mi bella? —comente acariciando su mano—. Creo
que decía algo así:
Shed a tear cause I'm missing you
I'm still alright to smile
Girl I think bout you every day now
Was a time when I wasn't sure but you
Set my mind at ease
There is no doubt you're in my heart now
Said woman take it slow and it'll work itself out fine
All we need is just a little patience
Said sugar make it slow and we'll come together fine
All we need is just a little patience
(Patience)
Seguí cantando la canción porque necesitaba tener paciencia y fe por ella
porque sabía que tarde o temprano ella volvería a mí. Ella volviera abrir sus
ojos para mí y yo estaría con ella.
—¿Te cuento otro secreto, bella? —la observe y su respiración es
tranquila y pacífica—. No hubo trucos. Simplemente, nuestros ojos
coincidieron el momento perfecto de ese primer día de clase.
Acaricie su mejilla con cuidado y a veces creo que incluso soy un poco
ingenuo por esperar que ella abra sus ojos al escuchar mi voz. Ahora es ella
la que tiene que luchar por su vida. A veces me aterra pensar que tal vez
ella nunca abra los ojos de nuevo, pero como dije antes nuestra historia
recién está comenzando aún nos queda un largo camino por recorrer y esto
solo es un bache en nuestro camino.
—Te esperare todo el tiempo que necesites para volver a mí, bella—
susurro, besando su mano—. Tómatelo con calma, amor, siempre estaré a tu
lado y no te dejaré caer jamás.
Fin.
Nota de la autora: ¡Dios creo que aun estoy llorando! Pero este es fin de
Hermosa Rendición para entrar al segundo libro de esta saga. Bueno
muchas gracias cada lectora que amado esta historia y me ha dado su
apoyo y también estoy super nerviosa de como ustedes van tomar el final
porque es el primer libro que lo termino y esto bastante nerviosa, aun falta
el epilogo que lo subiré un rato después. Pero si ahora tendremos que
esperar un mes para saber que va sucede con Anastasia.
Este final estuvo llena de emociones, llore mucho escribiéndolo y mas
por la crueldad de Nicolás que muchos saben esta inspirado en
psicópatas reales y para mi fue algo horrible como estos
psicópatas trataban a las personas, fue un final como dije anteriormente
donde da paso para un nuevo capítulo a la historia de Diego y Anastasia
que aun no se sabe si ella despertara..., pero lo sabrán pronto.
Muchas gracias por tanto apoyo que le han dado a esta historia, los amo
mucho.
No se les olvide seguirme en mis redes sociales para hablar por allá:
Instagram: Vanesa Osorio Guerrero
Epílogo
Bueno gracias a todas las persona que han apoyado tanto esta historia
de Diego y Anastasia y espero que les hay gustado el especial de 4 millones
de lectura y de verdad que los amo mucho y estaremos hoy día hablando en
mi Instagram sobre el especial.
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Instagram: Vanesa Osorio Guerrero