Nº155

La División Azul
Voluntarios en el
frente oriental
Sobornos
Corrupción para
evitar intervenir
La Nueve
Los primeros en
entrar en París
Operación
Backbone
El plan aliado para
invadir el sur de
la península
Madrid
Nido de espías

EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

Ɯ
Ɯ
 EDITORIAL

Joachim von Ribbentrop,

ministro de Exteriores del
III Reich, y su homónimo
ALBUM

Ramón Serrano Suñer (1941).

Una neutralidad «mentida»

C
omo explican los historiadores Antonio Manuel Moral Roncal y Francisco
Javier González Martín, coordinadores del libro España y la Segunda
Guerra Mundial. Otras visiones del conflicto, los españoles no fueron aje-
nos a la gran contienda, dado que el régimen franquista estaba más que orientado
hacia el Eje, Alemania e Italia, en 1939; dos potencias que contribuyeron a su vic-
toria en la Guerra Civil y las deudas contraídas con ambos resultaron ser un lastre
penoso y un hecho que condicionó de forma rotunda la posición de nuestro país.
La deuda con Mussolini quedó reducida de 7000 a 5000 millones y se facilitó un
calendario de pago «flexible», de 1942 hasta 1967. Sin embargo, Hitler exigió el
pago exacto de la deuda (pasó la factura incluso por los servicios de la Legión Cón-
dor y por los daños que los alemanes pudieron sufrir durante el conflicto), con lo
que no hubo otra que comerciar con Berlín acerca de la preponderancia en España
de diferentes empresas alemanas y de materiales estratégicos en los que era rica
(wolframio). Por supuesto, el número de germanófilos creció y con ello una cultura
admirativa hacia la gran bota nazi (algo que cambió ligeramente con su fracaso y la
necesidad de separarse de él «católicamente»). ¿Cómo
cayó esta política en el bando aliado y qué hizo este al
respecto? Sin lugar a dudas, la península ibérica era geo-
gráficamente un lugar más que estratégico para unos y
otros. En este número de MUY HISTORIA buceamos en
cada uno de los escenarios que tuvieron a nuestro país
como protagonista o testigo.
Carmen Sabalete
Una lectura apasionante. Directora
Disfruta. (csabalete@zinetmedia.es)

MUY HISTORIA 3
SUMARIO

ESPAÑA
EN LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

106
GETTY

REPORTAJES
66 Franco ante la Segunda Guerra Mundial

Sobornos para que España no actuara

18

26

La División Azul 36

Españoles en el Ejército Rojo 44

Wolframio, el mineral estratégico 52

GETTY

Manadas de lobos. Los submarinos nazis 58

La X MAS. Los torpedos tripulados 66

98 Madrid, nido de espías

Operación Backbone
74

82

Relaciones entre España y Portugal 90

La 9. Los primeros en entrar en París 98

El Imperio del Sol Naciente 106

La ruta de las ratas ibérica 116

ALBUM

Españolas en la Resistencia Francesa 124

4 MUY HISTORIA
 18

44
GETTY

ASC
SECCIONES
Historias de la filosofía 6

Entrevista: David de Jong 8

Momentos estelares 11

58 Episodios 12
ALBUM

Historias del cine 16

Dossier 132

Historia alternativa 140

Historia en el arte 142

Panorama 144

116
110
ASC

36
ALBUM
GETTY

MUY HISTORIA 5
HISTORIAS DE LA FILOSOFÍA

El éxito: una fábula

hecha de zanahoria
JORGE DE LOS SANTOS
FILÓSOFO

l rucio persigue la zanahoria. Su avidez por alcan-

zarla es lo que le pone en movimiento. Lograrlo
supondría para él un éxito. El éxito es el sentido
que hace que no permanezca tumbado sino que
se incorpore y que avance, de entre todas las in-
finitas direcciones posibles hacia una en concre-
to. Hacia aquella donde le han dicho que puede alcanzar
el éxito. El éxito para nosotros, igual que para el asno, es
un concepto principal de sustentación, si la posibilidad
de alcanzarlo fuera demasiado remota (el palo fuera ex-
cesivamente largo o la zanahoria desapareciera) nuestro
estado inercial sería el del Bartleby de Melville: simple-
mente preferiríamos no hacerlo, no hacer nada. Somos
en cuanto vemos o creemos ver que hay una zanahoria
allí delante. Pero ¿por qué entendemos el éxito como el
conseguir alcanzar algo concreto?, ¿por qué ese algo que
ansiamos zamparnos es una zanahoria y no un rábano o
un mango? Quien determina lo que significa el concepto
del éxito, quien nos convence de que tiene forma de zana-
horia es el carretero que hace que lo llevemos donde muy
posiblemente solo él quiere ir. El tema es importante.

SALIR, ¿HACIA DÓNDE?

Éxito es un término que tiene un origen etimológico
latino: «exitus». Su significado es el de «salir». Y aquí
empieza la sorpresa. En su semántica está emparejado
con otro término latino: «exsistere». «Existir», que sig-
nifica «posicionarse hacia el afuera». En otras lenguas,
como el francés o el inglés, «éxito» toma su raíz latina
del término «succedere», que sería, sin mayores conno- Quien
taciones morales, «lo que viene después», lo que acontece determina lo
que significa el
tras el salir, tras implicarse en lo abierto. No es ninguna
concepto del
barbaridad conceptual asociar el éxito al existir. El éxito éxito, quien nos
y el existir implican un moverse hacia donde uno no está convence de
en ese momento, un cambio inercial. Pero la pregunta que tiene forma
es necesaria: salir, ¿hacia dónde? Hacia un entregarse a de zanahoria es
lo abierto, hacia un conformar desde la libertad que da el carretero
la indeterminación un proyecto (una eyección, una sa- que hace que
lida), un propósito, un porvenir: a lo que conforma una lo llevemos
donde muy
existencia. El éxito, en su condición más amplia sería la posiblemente
satisfacción de reconocer la propiedad de uno mismo solo él quiere ir.
después de ofrecerse a lo abierto, al afuera, que le posibi-
lita su existencia. El asno, por tener su existencia limitada
exclusivamente a la zanahoria, por carecer de la liber-

6 MUY HISTORIA
 Hoy, a todos nosotros,
se nos marca
la puerta: el éxito
es una zanahoria,
o no es nada

tad de establecer su propio proyecto nunca tendrá éxito
por más que alcance un millón de zanahorias. Cuando la
puerta de salida viene marcada de antemano y de forma
externa al sujeto nunca podremos hablar de éxito (ni de
existencia). Hoy, a todos nosotros, se nos marca la puer-
ta: el éxito es una zanahoria o no es nada.
SOMOS LA MERCANCÍA
Para los diccionarios, esos intransigentes acotadores de
conceptos, éxito es «el resultado feliz de un negocio o
empresa». «Negocio» o «empresa» son ya términos me-
tonímicos que ocultan una inquietante equivalencia: el
proyecto es, debe ser, un negocio, una empresa. La lógica
empresarial de ganancia y acumulación como prioridad,
la que establece el beneficio y la disponibilidad como
exclusiva aspiración y el cálculo o la razón instrumental
como medios, articula el sentido que tenemos del éxito.
Una lógica que subyace a cualquier proyecto que uno em-
prenda: uno puede ser poeta, escultor, filósofo o zapatero
pero tras su proyecto de existencia siempre subyace otro:
el de alguien que opera, que debe operar si aspira al «éxi-
to», como un mercader, como una entidad empresarial.
La acepción anglosajona de «éxito», aquella que sigue
contemplando este como un «dar salida» pero en el sen-
tido de colocar, de volcar una mercancía en el mercado
para ser vendida en el mayor número de unidades posi-
bles, produce un siniestro giro. La mercancía ya no es tan
solo tornillos del ocho, bollería o smartphones sino que
la mercancía es en última instancia uno mismo. Es uno
mismo el que «debe salir», ¿a dónde?, al mercado: es uno
mismo el que debe devenir una «existencia» (un producto
comerciable, reemplazable, medible en stock) a cambio
muchas veces de perder su «existencia» (su posibilitar de
ver y habitar lo abierto que le permite su propio proyecto)
El éxito ya no es solo y exclusivamente la zanahoria sino
que, además, la zanahoria somos nosotros mismos.
O ZANAHORIAS, O BURROS
A todo ese soporte malsano de la autoayuda o el autoco-
nocimiento que se nos oferta para conseguir el «éxito»,
a esa hipermotivación fundamentada en el pensamien-
to mágico que nos situará en el éxito, a esa instrucción
permanente en procedimientos, reglas, proactividad,
«creatividad» y demás leches del autobombo y la audien-
cia, lo que les subyace no es el éxito sino un imperativo:
adáptate. Acepta sumisamente que no hay más verdura
que la zanahoria, que no hay más salirse hacia fuera que
siendo una zanahoria o con el disfraz, que algunos hasta
identifican como propio, de zanahoria. Los demás esta-
mos más en la piel del burro. Ese que siempre fracasa. MH

MUY HISTORIA 7
ENTREVISTA

DAVID DE JONG
«Las grandes empresas alemanas
utilizaron la mano de obra gratuita
de entre 12 y 20 millones de judíos
y prisioneros de los países ocupados»
GEMA BOIZA
PERIODISTA
C
ómo se le ocurrió escri-
bir este libro? ¿Cuál fue
su génesis?
Tuve la idea cuando tra-
bajaba como periodista financiero en
Bloomberg News. En aquel entonces
me asombró que empresas tan im-
portantes como BMW o Allianz es-
tuvieran comprometidas en el blan-
queo de su historia y en la ocultación
de la participación de sus fundadores
y directivos en crímenes de guerra y
contra la humanidad. Quería desve-
lar esta historia a la gente de la calle
porque todo el mundo conoce o con-
sume a diario pizzas del Dr. Oetker,
o los coches de Volkswagen o BMW,
y si tienes mucho dinero, incluso los
lujosos Porsche o los Bentley. En lu-
gar de asumir las responsabilidades
de sus empresas con el pasado, sus
directivos han creado fundaciones,
cátedras universitarias y museos que
glorifican a los magnates que colabo-
raron con los nazis. Y creo que eso
debe saberlo la gente de la calle.
¿Fueron los grandes magnates ale-
manes de BMW y de otros produc-
tos, como los de la casa de seguros
Allianz, los que contribuyeron a la
victoria electoral del partido nazi?
El 20 de febrero de 1933, dos doce-
nas de los industriales alemanes más
influyentes se reunieron con Adolf
Hitler en la casa que tenía Hermann
Göring en Berlín cerca del barrio gu-
bernamental. De forma muy explíci-
ta, el Führer les prometió que, si le
apoyaban financieramente para ga-
nar las elecciones que se avecinaban,
esas serían las últimas que se celebra-
rían en cien años. Lo que significaba
que ese iba a ser el final de la demo-
cracia alemana. Entre los asistentes a
esa reunión se encontraban Günther
Quandt, un fabricante textil que se
convirtió en un importante fabrican-
te de armas y cuya dinastía controla
hoy el imperio BMW; el barón Au-
gust von Finck, un importante finan-
ciero bávaro; Friederich Flick, mag-
nate del acero y que con el tiempo
controló el consorcio Daimler Benz;
Kurt Schmitt, consejero delegado de
Allianz, el gran consorcio de los se-
guros; ejecutivos de la petroquímica
BIOGRAFÍA DE
DAVID DE JONG
E s periodista de investigación y
escritor. Dinero y poder en el
Tercer Reich (Principal de los libros,
2022) es su primer libro, para cuya
investigación y redacción se trasla-
dó a Berlín durante cuatro años,
desde donde continuó su labor pe-
riodística. Anteriormente, cubrió no-
ticias relacionadas con el mundo
bancario y financiero europeo des-
de Ámsterdam, así como diversas
investigaciones sobre riquezas
ocultas y fortunas multimillonarias
para Bloomberg News. Su trabajo
también ha aparecido en Bloom-
berg Businessweek, The Wall Street
Journal y el Dutch Financial Daily.
Nació en los Países Bajos y en la
actualidad reside en Tel Aviv.
IG Farbe; altos ejecutivos del Deuts-
che Bank y Gustav Krupp, presidente
del imperio siderúrgico, entre otros
grandes empresarios.
¿Algunos de ellos eran unos nazis
convencidos?
Solo unos pocos. En realidad, eran
unos meros oportunistas. A August
von Finck sí se le podría considerar
un nazi convencido. Pero nunca dejó
que su ideología se interpusiera en
sus negocios. En mi libro menciono
el caso aislado de la familia Oetker,
que sí tomó malas decisiones de ne-
gocios por sus ideas nazis. Por ejem-
plo, fusionó dos periódicos, de los
cuales uno no era nazi y proporcio-
naba beneficios. El otro apoyaba al
Partido Nacional Socialista, pero no
era rentable. La decisión de unirlos
en una sola cabecera fue un desastre
desde el punto de vista económico.
¿Los empresarios alemanes aumen-
taron su patrimonio en la guerra?
Lo incrementaron durante los pri-
meros años del Tercer Reich, cuando
Hitler inició el rearme. Desde enton-
ces, millones de marcos empezaron a
llegar a esas empresas que remodela-
ron sus instalaciones para adecuarlas
a las necesidades de la guerra. Lue-
go llegaron las leyes de Núremberg,
que impedían a los alemanes arios
contraer matrimonio con judíos. A
partir de ese momento comenzaron
las expropiaciones de propiedades
hebreas, muchas de las cuales pasa-
ron a la industria alemana. Luego,
estalló la guerra y con ella siguió el
latrocinio de propiedades. Pero el
conflicto armado, sobre todo en sus
etapas finales, no fue un negocio para
los magnates que se vendieron a Hit-
ler. A partir de 1943, cuando las cosas
comenzaron a pintar mal para los na-
zis, la guerra dejó de ser un negocio.
En su libro reseña que esas empre-
sas usaron a judíos y prisioneros de
guerra como mano de obra gratuita.
Las grandes empresas alemanas uti-
lizaron la mano de obra gratuita de
entre 12 y 20 millones de judíos y pri-
sioneros de los países ocupados, cuyo
trabajo. desarrollado en unas condi-
ciones tan duras que muchos perdie-
ron la vida, mantuvo vivo el esfuerzo
de guerra. Se calcula que la familia
Quandt explotó a 60 000 personas y
que desarrolló su propio campo de
concentración. Por su parte, Hein-
rich Flick explotó a unas 100 000 per-
sonas en sus fábricas y minas. Podría
decirse que casi cada campo de con-
centración tenía una gran industria
asociada. Por ejemplo, la empresa IG
Farben estaba estrechamente vincu-
lada con el campo de exterminio de
Auschwitz, Volkswagen y Dr. Oetker
con el campo de Neungame y BMW
con el campo de Dachau.
¿Hubo magnates estadounidenses
que hicieron negocios con el Tercer
Reich?
Henry Ford era un antisemita decla-
rado y un devoto de Hitler. Pero no se
aprovechó de las circunstancias para
hacer negocios con los nazis. Las em-
presas estadounidenses que si aprove-
charon la oportunidad fueron General
Motors, que tenía intereses en Alema-
nia, ya que fabricaba los automóviles
Opel, y la empresa IBM, cuyas com-
putadoras ayudaron a los perpetrado-
res del Holocausto a hacer gráficos y
tablas de los asesinatos cometi- >>>
MUY HISTORIA 9
 >>> dos en los campos de exterminio
nazis. Estas dos grandes corporacio-
nes de Estados Unidos aprovecharon
el ascenso al poder de los nazis para
hacer negocios con ellos.
Contrasta el silencio de estas grandes
empresas alemanas con la asunción
de culpas y expiación de pecados que
han llevado a cabo los gobiernos ale-
manes desde la posguerra.
Muchas empresas de todo el mundo,
piensan que las leyes morales no van
con ellas. Los responsables de las em-
presas alemanas afirman que se com-
prometen con la cultura de la memo-
ria, pero lo que hacen es esconder su
pasado oscuro y no asumir respon-
sabilidades por los crímenes cometi-
dos. En Alemania, el poder es muy
conservador y está muy jerarquizado.
Por eso, atacar esas empresas que son
símbolos del poderío económico ale-
mán, como BMW, Dr. Oetker, Pors-
che o Volkswagen, es problemático
porque han mostrado al mundo su
decisiva contribución al éxito econó-
mico de Alemania.
¿La irrupción de la ultraderecha
pone en peligro el ajuste de cuentas
que ha llevado a cabo Alemania con
su pasado nazi?
Efectivamente. La ultraderecha ataca
de lleno la cultura de la memoria en
Alemania. Los dirigentes del partido
Alternativa para Alemania afirman
que los 12 años que pasó Hitler en
el poder son una anécdota ante mil
años de historia alemana. En realidad,
esa visión de un pasado brillante que
reivindica la ultraderecha alemana se
está produciendo en otros partidos
ultras o populistas en otros lugares
del mundo, como en los Países Bajos,
España, Reino Unido o Estados Uni-
dos, entre otros muchos países.
«Empresas como BMW, Allianz o Volkswagen
han ocultado la participación de sus
fundadores en los crímenes de los nazis
contra la humanidad»
10 MUY HISTORIA
«EL DINERO Y PODER
EN EL TERCER REICH»
E
n este libro, David de Jong revela la
verdadera historia de cómo las dinastías
industriales más ricas de Alemania ama-
saron grandes fortunas colaborando con el
Tercer Reich. De Jong demuestra cómo estos
magnates se apropiaron de negocios judíos,
se hicieron con mano de obra esclava y fabri-
caron armas para el ejército de Hitler. El autor
también expone cómo los intereses políticos
de otros países ayudaron a estos millonarios
a quedar impunes por sus crímenes y a ocul-
tar un pasado sangriento que sigue manchan-
do la economía alemana y mundial hasta
la actualidad.
¿Es un fenómeno global? supuso que cientos de miles de cri-
Totalmente, y supone un gran pe- minales nazis no fueran sometidos a
ligro. Como decía, Alemania ha los programas de desnazificación. Al-
hecho un gran trabajo a la hora de gunos fueron seducidos por Estados
abordar con transparencia sus crí- Unidos para trabajar en diversos pro-
menes pasados. Pero las simpatías yectos de investigación. Otros fueron
por esas empresas que colaboraron captados por la Unión Soviética.
con el régimen nazi siguen vivas,
porque esas empresas representan Imagino que muchos permanecie-
un orgullo para muchos alemanes, ron en Alemania Occidental.
al mostrar al mundo el poderío eco- Sí. La mayoría de científicos y pro-
nómico de su país. fesionales liberales quedaron libres
y retomaron sus trabajos en la Ad-
Sorprende la hipocresía de los alia- ministración y en empresas de Ale-
dos al finalizar la guerra, cuando mania occidental. Hubo un gran
amnistiaron a los científicos nazis componente de «Realpolitik» en las
más destacados para llevarlos a sus decisiones que tomó Estados Uni-
países. dos en aquellos años. Washington
Cuando irrumpió la Guerra Fría, los se comprometió a hacer todo lo que
nazis pasaron a ser un problema me- estaba en sus manos para recons-
nor para Estados Unidos. Por eso los truir Alemania y dotarla de nuevo
industriales alemanes pudieron evi- de poder industrial y convertirla en
tar los juicios de posguerra y los pro- un muro contra una posible invasión
gramas de desnazificación. Los alia- de los ejércitos soviéticos en Europa
dos occidentales decidieron convertir occidental. Eso hizo posible que la
a Alemania occidental en un aliado y línea de poder de las grandes empre-
en un colchón de protección contra sas alemanas fuera continua desde el
la Unión Soviética y sus satélites. Eso Tercer Reich hasta nuestros días. MH
 MOMENTOS ESTELARES DE LA VIDA COTIDIANA

Historia del
roscón de Reyes
E
l roscón de Reyes es una costumbre popular

SHUTTERSTOCK
muy arraigada. Su historia ilustra sobre cómo se
forman las tradiciones. De origen antiquísimo,
penetró en la sociedad española de manos de
la corte a comienzos del siglo xviii, adoptándola otros
grupos mucho tiempo después. Tiene interés su propa-
gación desde la élite a estratos sociales más bajos hasta
su adopción por los grupos populares y su identificación
como una celebración propia. Es un camino característi-
co para costumbres y novedades que llegan a entenderse
como elementos identificativos.
Cabe rastrear precedentes del roscón de Reyes en la
antigüedad. Los romanos celebraban las saturnales, un
festival en honor de Saturno y del sol. Se introducía una
alubia o un haba en una torta de aspecto redondo, que
evocaba al sol. Al que le tocaba era nombrado rey de la
fiesta, un esclavo que reinaba por un día, con capacidad
de hacer cumplir sus deseos esa jornada, incluso de dar
órdenes a sus amos.
La costumbre sobrevivió en Francia al Imperio romano,
incorporándose al calendario religioso cristiano. En tor-
no al siglo xiii y xiv estaba ya asociado con un pastel
que se repartía el día de la Epifanía, los Reyes Magos. En
Francia «le gateau des Rois» llegó a ser una costumbre
muy popular en el siglo xvii, extendida por diversos es-
tratos sociales, pero con diferencias según las clases: una
moneda entre los ricos, una alubia entre los pobres. Lo
importante en ambos casos era la sorpresa y la designa- con un muñequito de porcelana «designaba a una señora
ción como rey por un día. como la reina de la fiesta». Hay que suponer que habría
Consta que en el siglo xiv en Navarra había una cos- diversas variantes.
tumbre similar, la del rey de la Faba, parecida a la que La idea básica se mantendría —un premio en un trozo
celebraba el año nuevo en Granada. Sin embargo, el ros- de pastel— y la vinculación al día de Reyes, nada más co-
cón de Reyes que se generalizó en España llegó desde menzar el año. Lo importante es que a lo largo del siglo xx
Francia a comienzos del xviii, traído por los Borbones. la costumbre burguesa, de origen francés y adoptada ini-
En tiempos de Felipe V era una costumbre muy minori- cialmente por la corte española, se hizo por cada vez más
taria, circunscrita a la corte. De la corte pasó primero a la popular. También se desarrolló en México, Puerto Rico y
aristocracia. otros países latinoamericanos como Guatemala, Ecuador
A mediados del xix empezó a sobrepasar el ámbito de o Perú, olvidado ya su origen aristocrático y francés.
una élite reducida. En 1848, lo mencionaba la publicidad La costumbre ha generado la palabra tontolaba —«tonto
del diario El Español. Aparecía como «un gran bizcocho del haba»—, por aquel al que le tocaba el haba y debía
que llaman torta de reyes» de tradición francesa, en cuyo pagar el roscón de Reyes, tal como sucedía en algunas ver-
interior se metía un haba o una almendra que designaban siones de la costumbre. MH
al rey de la reunión.
A finales de siglo el roscón de Reyes fue adoptado por
la elite burguesa, deseosa de emular a la aristocracia
MANUEL MONTERO
tradicional. Según se describía, un niño vestido de paje
■ Catedrático de Historia Contemporánea y rector de
medieval entraba en el comedor con un pastel troceado, la Universidad del País Vasco entre 2000 y 2004.
cubierto con un lienzo blanco. Al que le tocaba el trozo

MUY HISTORIA 11
EPISODIOS

12 MUY HISTORIA
 Escena de la «Batalla de Pensacola»,
grabado de Vernier y Torlet, de la Historia de los
Estados Unidos de Roux de la Rochelle, edición
La
Conspiración
española, impresa en Barcelona en 1850.

Española
PEDRO DAMIÁN CANO BORREGO
HISTORIADOR

L
a ayuda española a la independencia de las colonias nortea-
mericanas del Reino Unido fue seguramente la medida más
trascendental de todas las decisiones políticas tomadas en el
siglo xviii, y a medio plazo coadyuvaría a la implosión de
sus vastas posesiones. La razón principal para ello, más allá de las as-
piraciones de recuperar Florida y expulsar a los británicos de las cos-
tas del Golfo de México, fue la adversidad climática. El fenómeno de
un «Meganiño» en el área caribeña comportó sequías extremas en la
parte continental de Nueva España, actuales México y la mayor par-
te de Estados Unidos, el tradicional granero de las Grandes Antillas
españolas. Simultáneamente, continuos huracanes de una intensidad
hasta entonces desconocida sembraron la desolación en toda el área
caribeña y en los territorios españoles de Luisiana y Texas.
La necesidad acuciante de alimentar a la población llevó a que los
gobernadores españoles de los distintos territorios permitiesen
la entrada de las mercancías de los comerciantes norteamerica-
nos, principalmente harina, financiando con ello su revolución,
y llevando finalmente a la Corona a decretar el Libre Comercio.
La sucesión de acontecimientos llevó asimismo a la entrada de
España en la guerra en 1779, lo que supuso el punto de inflexión
en la misma y el comienzo del fin de la presencia británica. España
asumió un coste superior a cien millones de pesos fuertes, o spa-
nish dollars en las fuentes norteamericanas, en moneda efectiva,
armas y pertrechos para los norteamericanos, y en tres años de
hostilidades Bernardo de Gálvez reconquistó las Floridas y se apo-
deró de Fort Butler y Natchez en el Misisipi, así como de Mobila
y Pensacola en el Golfo de México.
Estos enormes costes nunca fueron reconocidos por los nacientes
Estados Unidos, y ya en las negociaciones que condujeron al Tra-
tado de París de 1783 sus ministros plenipotenciarios, como John
Jay, por los que de hecho habían pasado por sus manos la mayor
parte del dinero y los pertrechos recibidos, llegaron a sostener que
la contribución española había sido nimia, no reconociendo una
deuda que a la fecha no ha sido ni asumida ni saldada. Esta artera
posición fue debida a que el nuevo Estado había nacido financie-
ramente quebrado y con una herencia de hambrunas e inestabili-
dad social que perduró hasta finales de la centuria, y enturbió en
origen las relaciones entre ambos países.
Otro motivo de discordia fue la nueva frontera, extensísima, que
desde Fernandina, en la desembocadura del río Santa María, >>>
AP

MUY HISTORIA 13
 ASC

ASC

ASC
Bernardo de Gálvez, que reconquistó la Retrato del general James Wilkinson, John Rogers Clark, el militar de más alto
Florida, de Mariano Salvador Maella. gobernador militar de Kentucky. rango en la frontera del Noroeste.

>>>se extendía casi mil kilómetros hasta Natchez, en el

Misisipi, y desde allí hasta el actual Canadá otros más de
dos mil doscientos kilómetros siguiendo el curso del río.
Los plenipotenciarios españoles defendieron en las nego-
ciaciones del Tratado de París que la misma se fijase en los
Apalaches, dejando un glacis de protección para sus terri-
torios en manos de las naciones indias, que según las Leyes
de Indias eran sus legítimas propietarias. Los norteame-
ricanos, por su parte, exigieron la libre navegación por el
Misisipi y la evacuación española de la franja norte de la
Florida Occidental, lo que les fue negado, si bien obtuvie-
ron del Reino Unido secretamente el reconocimiento de su
soberanía desde los Apalaches hasta el Misisipi.

LA MARCHA HACIA EL OESTE

En los nacientes y depauperados Estados Unidos, una mul-
titud de aventureros de toda clase social, muchos de ellos
criminales de la peor especie, se dirigieron hacia la frontera
occidental en busca de tierras que poblar, lo que llevó al
enfrentamiento, primero con las naciones indias y poste-
riormente con los españoles. Los indios, como los creek o
cherokee, que habitaban la franja entre los Apalaches y el
Misisipi, no eran nómadas, sino agricultores y cazadores.
ASC

Tras la contienda, las principales naciones indias sellaron

su alianza con la Monarquía española. La Corona se com-
prometía a mediar con los Estados Unidos los límites de
cada una de ellas, para conservar la pacífica propiedad de
sus tierras, bajo promesa de todas las naciones indias de
considerarse como una sola, bajo la protección de Su Ma-
jestad Católica y Emperador de las Indias.
Por Real Cédula de 23 de agosto de 1787 España permitió
el asentamiento de colonos norteamericanos en Florida y
Luisiana. En el caso de Luisiana, con un territorio estimado
de 2 275 940 km2, la población no india del territorio era
irrisoria, con unos 20 000 habitantes entre criollos fran-
La Corona española prometió la protección de todas las nacio-
nes indias. En la imagen, el jefe seminola Tuko-See-Mathla.
ceses, españoles, negros y otras poblaciones mestizas. La
llegada masiva de pobladores anglosajones era vista lógi-
camente como un problema a futuro, y más cuando se veía
el incremento exponencial de población que se produjo en
Kentucky y Tennessee.
Una marea humana avanzó rápidamente hacia el Oeste,
desalojando y exterminando a su paso a los indios, bajo

14 MUY HISTORIA
el pretexto de que sus tierras se tomaban en servicio de la
humanidad y la civilización.
Las ideas sobre la posterior expansión norteamericana,
plasmadas en la conocida como Doctrina Monroe unos
años después, son muy claras ya en las obras de los Padres
Fundadores de los Estados Unidos de América. Su objeti-
vo era explotar y conquistar el Oeste de Norteamérica, sin
ningún pudor por los derechos de sus habitantes, indios o
españoles, en un «Imperio de Libertad», que según Andrew
Jackson debía ocupar todo el hemisferio septentrional del
continente. En sus escritos, además del desprecio mostra-
do hacia españoles e indios, es patente la pésima opinión
que se tenía de estos nuevos pobladores, conocidos como
fronterizos, que, no obstante, supusieron la punta de lanza
de toda la posterior expansión hacia el Oeste.

LA CONSPIRACIÓN ESPAÑOLA
Los nuevos pobladores blancos de estos territorios eran po-
siblemente los norteamericanos más individualistas, igua-
litarios y democráticos. Las leyes sobre la titularidad de la
tierra y la posición de los nuevos territorios dentro de la
Unión provocaron recelos y alimentaron los movimientos
secesionistas entre sus élites. En esta situación, el general
James Wilkinson, gobernador militar del territorio, entró
ASC

en negociaciones con las autoridades españolas, al igual que

otros destacados habitantes del territorio, como el coronel
Bound, gobernador de Tennessee, o Georges Rogers Clark,
el oficial militar estadounidense de mayor rango en la fron-
tera del noroeste durante la Guerra de Independencia.
Diego María de Gardoquí y Arriquibar, primer embajador
de España en los Estados Unidos, recibió informes de Ja-
mes White, Superintendente de Asuntos indios en el dis-
trito sur, James Sevier y James Robertson, los dirigentes de
los asentamientos en el Estado propuesto de Franklin, y
John Brown y James Wilkinson de Kentucky, que le infor-
maban de los anhelos de estos fronterizos u occidentales de
obtener el derecho a la libre navegación por el Misisipi y la
protección contra los indios, estando preparados para inde-
pendizarse de los Estados Unidos si dicho acceso no les era
permitido, aceptando la protección de la Corona española.
El autor estadounidense Robert V. Remini, en un estudio
sobre el tema y a la vista de los documentos obrantes en
el Archivo General de Indias, afirma expresamente que
se quedó asombrado al descubrir la cantidad de docu-
Para la nueva nación
odiar a indios y a
españoles era una misma
cosa, se menospreciaban
sus derechos y sus leyes
España financió y cooperó en la sublevación de las colonias
contra Gran Bretaña, una colaboración nunca reconocida.
mentos que demostraban la traición, la volubilidad y la
falta de confianza que mostraron sus actores norteame-
ricanos. Igualmente, pone numerosos ejemplos de que
fueron los propios fronterizos los que clamaban por re-
cibir la protección de España, sin que a la vista de la do-
cumentación conservada fueran incitados para ello por
los agentes españoles.
EL COMIENZO DEL FIN
Las autoridades españolas no crearon ni fomentaron el se-
paratismo de los fronterizos. La defensa de España de sus
aliados y, en el caso de los indios, nominalmente súbdi-
tos, ha sido utilizada hasta la actualidad por los Estados
Unidos como razón para su posterior expansión contra sus
territorios y, posteriormente, contra los de las subsiguientes
repúblicas hispanoamericanas.
La dudosa justificación moral de este proceder se encuentra
en la obra del historiador norteamericano Henry Adams:
odiar al español era tan natural para el hombre de Tennes-
see como odiar al indio, y el menosprecio a los derechos
del Gobierno español no era menor, en ningún sentido,
que el menosprecio a los de una tribu de pieles rojas. Res-
pecto de los indios y españoles, el poblador del Oeste no
tenía noción de la existencia de ninguna ley. Echar a am-
bas razas del país y apoderarse de sus tierras era su más
decidido propósito. MH

MUY HISTORIA 15
HISTORIAS DEL CINE
Karra Elejalde y Ana
Álvarez en La madre
muerta (1993).
La madre muerta ÓSCAR CURIESES
ESCRITOR
smael (Karra Elejalde), un hombre violento de unos
I treinta años que ha cometido varios crímenes, lleva una
vida itinerante junto a su pareja y cómplice Maite (Lio).
La hija de una de sus víctimas, Leire (Ana Álvarez), quien
presenció el asesinato de su madre, ha crecido y es ahora
una adolescente. Ismael la ve pasar cada mañana desde el
bar de noche en el que trabaja camino de la institución
mental a la que acude todos los días en compañía de la
señora Millás (Gregoria Mangas). Ismael se pregunta de
manera obsesiva si Leire aún recuerda que fue él quien
asesinó a su madre y si será capaz de delatarlo. Finalmen-
te, su pareja y él deciden raptar a Leire, salvando los obs-
táculos que encuentran para hacerlo, la señora Millás y
Blanca (Silvia Marsó), una joven enfermera que les segui-
rá la pista una vez hayan secuestrado a Leire para pedir
un rescate que les permita marcharse a otra ciudad.
A pesar de no ser un filme que hable explícitamente
sobre el conflicto vasco del terrorismo, vista a día de
hoy y desde una perspectiva pragmática atenta, resul-
ta mucho más que un simple thriller. Es cierto que en
ningún momento aparece dicha temática mencionada
16 MUY HISTORIA
ALBUM
de manera explícita, pero el contexto (principios de los
años 90 del siglo xx en el País Vasco) debería conse-
guir replantearnos el significado de esta obra a la que
gran parte de la crítica española ha acusado en repeti-
das ocasiones de superficialidad e inconsistencia, sobre
todo en lo relacionado con el guion. Resulta innegable
que hay situaciones un tanto inverosímiles (como la ci-
ta forzada a Truffaut cuando Ismael y Maite deciden
salir a ver una película dejando a Leire atada y sola en
la casa o el personaje de Blanca, que no posee profun-
didad psicológica alguna y parece sobre todo una pieza
incrustada en la dramaturgia para crear suspense), pero
La madre muerta, como se ha mencionado, examinada
desde el contexto vasco de la época, trae a colación el
tema del terrorismo aunque no aparezca de manera ex-
plícita, como sí sucede un año después en Días Conta-
dos (1994) de Imanol Uribe. En ese aspecto, la película
de Juan Bajo Ulloa, puede resultar muy reveladora y
sugerente, pues durante esos años tanto el terrorismo
de Estado ejecutado por los GAL como los atentados
terroristas de ETA se encontraban a la orden día.
INTERPRETACIONES NO EXCLUYENTES
Frente a ese argumento se podría señalar que la banda
terrorista ETA siempre elegía cuidadosamente a sus víc-
timas y jamás en toda su historia secuestró a una mujer
(menos aún a una niña discapacitada) o a personas no
vinculadas con el mundo empresarial o político, salvo al
futbolista Quini del Fútbol Club Barcelona. Es cierto, pero
¿no podría ser esa precisamente la mejor forma de abor-
dar el asunto para evitar tensiones? Así, en lugar de un te-
rrorista aparece solo un delincuente que termina secues-
trando a alguien para obtener un rescate. El hecho de que
los personajes Ismael (Karra Elejalde) y Maite (Lio) sean
«una pareja» y de que pidan un rescate por la persona a
la que secuestran resulta más que sugerente. Ese plantea-
miento parece mucho más inteligente y menos polémico
para adentrarse en la psicología del secuestrador y asesi-
no Ismael. Al trabajar desde ese punto de vista lo relativo
a la política queda completamente diluido. ¿No es llama-
tivo que un director que ha pasado gran parte de su vida
en el País Vasco filme una película como esta en ese pe-
riodo y en ese espacio concreto? Si la acción transcurriese
en otra parte de la geografía española o su biografía fuese
otra, no tendría sentido alguno plantearlo, pero siendo
el País Vasco el lugar en el que se desarrolla el secues-
tro y su director alguien que probablemente ha vivido
el conflicto de primera mano, se impone la posibilidad
de que el filme pueda ser interpretado de una manera
diferente. Si se recuerda, por solo citar un ejemplo, las
resonancias de Solo ante el peligro (High Noon, 1952) de
Fred Zinnemann en relación a la temática de la caza de
brujas en los Estados Unidos del general McCarthy tras
la Segunda Guerra Mundial, hoy en día, una interpreta-
ción de este tipo resulta también plausible para La ma-
dre muerta. Pero en ningún caso se trata de buscar una
analogía rígida entre La madre muerta y el tema del te-
rrorismo, sino de identificar algunos aspectos comunes o
resonancias. Las relaciones de poder que se establecen en
el filme son básicamente de dominio, castigo y sumisión:
Ismael ostenta el poder sobre Maite, su pareja, y sobre la
adolescente Leire. Maite obedece a Ismael, pero asesina a
Blanca (Silvia Marsó) y somete a Leire, pidiendo a Ismael
que la asesine de forma recurrente. Las decisiones que
provienen de la figura masculina no son cuestionadas en
absoluto o si lo son jamás se llevan a efecto. Alguien da
las órdenes, el resto obedece. De otro lado habría que
examinar el tema de la itinerancia y el ocultamiento en
lo relacionado con los personajes de Ismael y Maite con
los domicilios, esos hechos son recursos típicos del te-
rrorismo (sea de Estado, como los GAL, o de una banda
terrorista como ETA). Hay que añadir que la motivación
última del secuestro, a pesar de que inicialmente sea otra,
No se trata de buscar una analogía rígida entre La madre muerta
y el tema del terrorismo, sino de identificar resonancias
Fotograma de
La madre muerta
(1993).
ALBUM
es la de conseguir un rescate. Todo aquello que impida o
ponga en peligro el secuestro, como sucede con Blanca,
será destruido y eliminado.
Otro elemento a considerar en La madre muerta es la te-
mática de la culpa y cómo esta produce transformaciones
en las relaciones de poder. Ismael ha asesinado a la madre
de Leire, siendo esta testigo de ello en la infancia. Su vida
ha quedado marcada para siempre y es ingresada en una
institución para enfermos mentales. En la película se in-
siste en el hecho de que Leire es incapaz de hablar y son-
reír a pesar de los tímidos intentos de Ismael por animar-
la, incluso disfrazándose de payaso y gastándole bromas.
¿No es precisamente ese también uno de los problemas
que ha acarreado el terrorismo en la sociedad vasca o en
sus víctimas, la incapacidad para poderse expresar libre-
mente o disfrutar, derivados del empleo continuado de la
violencia? Las obras artísticas pueden alcanzar cotas de
significado alejadas (también coincidentes, por supues-
to) de las voluntades de sus creadores, pues en última
instancia son parcialmente independientes de ellos. Creo
que eso es lo que sucede en este trabajo de Juanma Bajo
Ulloa. No solo posee un significado que a todas luces es
evidente, el thriller que narra un secuestro, sino que po-
sibilita, y ahí reside su interés, otras interpretaciones no
excluyentes de la anterior.
Este largometraje, considerado por muchos el mejor de
su director hasta la fecha, se rodó entre Alas de mariposa
(1991), su primer trabajo (Concha de oro en el Festival de
cine de San Sebastián de 1991), y Airbag (1995), película
que alcanzó un gran éxito de público. La madre muerta
(1993) fue galardonada con más de una decena de premios
internacionales entre los que destacan Festival de cine de
Montreal de 1993 (Mejor director: Juanma Bajo Ulloa) y el
Festival de cine de Estocolmo de 1993 (Premio de la crítica
a la mejor película y Mejor actriz: Ana Álvarez). MH
MUY HISTORIA 17
LA CONFERENCIA DE
HENDAYA. Hitler y Franco pasan
revista a las tropas alemanas de la
guardia ceremonial en la estación

GETTY
de Hendaya junto a la frontera
hispano-francesa, poco antes de
la entrevista entre ambos el 23 de
octubre de 1940.
 ANTE LA
SEGUNDA GUERRA
MUNDIAL
Neutralidad, no beligerancia y neutralidad vigilante. La postura
de Franco en la Segunda Guerra Mundial varió en función de sus
intereses y al hilo de los acontecimientos que se sucedían en el
tablero europeo. Las potencias del Eje y los aliados tiraban de su
uniforme mientras trazaban planes para esa España malherida,
con un régimen que debía muchos favores a unos, pero cuya
supervivencia pasaba por apostar a la carta ganadora de los otros.

ALBERTO DE FRUTOS
PERIODISTA Y ESCRITOR

MUY HISTORIA 19
SHUTTERSTOCK
DISCURSO
TRAS LA
INVASIÓN. l 1 de septiembre de 1939, Europa esta-
El 19 de
septiembre de
lló en mil pedazos. Las pretensiones del
1939, Hitler se Reich sobre Dánzig y el corredor pola-
dirigió a co condujeron a la invasión de Polonia
Alemania y al por las tropas alemanas, con Francia y
mundo desde Gran Bretaña como convidadas de pie-
Dánzig, dra. Tras declarar la guerra al agresor, una calma
anunciando la
desaparición del chicha —la drôle de guerre, o guerra de broma,
Estado de según la terminología francesa— estancó a los
Polonia. ejércitos de ambos bandos, que velaron armas
hasta el segundo zarpazo de la bestia nazi, ya en
la primavera de 1940.
España reaccionó a las hostilidades con un de-
creto publicado en el Boletín Oficial del Estado
el 4 de septiembre, en el que se ordenaba «la más
estricta neutralidad en relación con el conflicto
europeo». Un día antes, el Caudillo se había diri-
gido por radio a los gobernantes de las naciones
implicadas para recordarles «los dolores y trage-
dias» que habían padecido los españoles y para
apelar a su «buen sentido y responsabilidad», con
el foco puesto en el cataclismo económico que
resultaría de la extensión de la discordia.
En los primeros compases de la guerra imperaba
la prudencia y el régimen camufló sus intenciones
20 MUY HISTORIA
A la sazón, Juan Luis Beigbeder dirigía la cartera
de Exteriores, y así sería hasta octubre de 1940,
cuando lo reemplazara el «cuñadísimo» Ramón
Serrano Suñer, a quien el embajador Von Stohrer
consideraba «el más ardiente germanófilo de
España». Desde luego, Beigbeder no era un alia-
dófilo convencido —solo tras su defenestración
se arrimó al embajador británico Samuel Hoare
y, de hecho, fue él quien facilitó el repostaje de los
submarinos alemanes en los puertos españoles—;
pero, en los primeros compases de la guerra, aún
imperaba la prudencia y, hasta que Alemania
no se paseó por el frente occidental, el régimen
camufló sus intenciones. Y en ese plan seguía el
13 de mayo, cuando un nuevo decreto renovó la
«más estricta neutralidad» frente a la situación
que se vivía en Bélgica y Holanda.
NO BELIGERANCIA
El momento clave fue la entrada de la Italia fas-
cista en la guerra, el 10 de junio de ese año. En
un célebre discurso desde el palacio de Vene-
cia de Roma («Combattenti di terra, di mare, e
dell’aria!»), Mussolini comunicó a su pueblo que
acababa de declarar la guerra a Francia y Gran
Bretaña, para éxtasis de unos camisas negras que
celebraron la victoria prometida por su líder de
la mano de la Gran Alemania.
Sin embargo, antes de esa fecha, el Caudillo ya se
había posicionado mediante una carta al Führer
firmada el 3 de junio, que el jefe del Alto Esta-
do Mayor, Juan Vigón, le entregaría en persona
cuando partiera a Berlín unos días después. En la
misiva, Franco se ponía sin recato a los pies del
conquistador de Europa: «Querido Führer: En
el momento en que los ejércitos alemanes bajo
su dirección están conduciendo la mayor batalla
de su historia a un final victorioso, me gustaría
expresarle mi admiración y entusiasmo y el de
mi pueblo, que observa con profunda emoción el
glorioso curso de una lucha que ellos consideran
propia». Con los vientos propicios de la batalla de
Francia, el Generalísimo le aseguró que no tenía
ALBUM

intención de permanecer «al margen de sus cui-

tas». Los tanques alemanes estaban a las puertas JUAN LUIS
de París y, en las negociaciones venideras, algún BEIGBEDER Y
fruto, pensaba, le caería. Claro que todavía no viró al de «no beligerancia», curioso término ATIENZA.
había llegado la hora más gloriosa para el Impe- que un jurista de la época, Edwin Borchard, de- Nombrado
ministro de
rio británico y la Commonwealth… finió como una excusa para violar las leyes de la Asuntos
Desde la prensa, el discurso germanófilo impu- neutralidad, escapando a las consecuencias del Exteriores por
so su credo y preparó a la opinión pública para estado de beligerancia. Franco en
una mayor implicación en el conflicto, que co- No obstante, el Gobierno español ya había dado agosto de 1939,
braría carta de naturaleza el 12 de junio, una vez sobradas muestras de sus preferencias. En mayo, había realizado
una importante
que el Mediterráneo se convirtió en un campo cuando Francia reclamó su mediación para abor- parte de su
de batalla. Entonces, el estatus de «neutralidad» tar la declaración de guerra de Italia, Franco carrera militar en
el protectorado
español de
Marruecos,
donde estuvo
destinado
dieciséis años.
GETTY

ENTREVISTA EN EL ERIKA. Tras siete horas de reunión en la estación de Hendaya, el 23 de octubre de

1940, Hitler y Franco no alcanzaron un acuerdo expreso, por lo que España no entró oficialmente en la guerra.

MUY HISTORIA 21
 LA OCUPACIÓN DE TÁNGER
n 1923, España, Francia y el Reino Unido sus-
E cribieron el Estatuto de Tánger, por el que la
ciudad y su periferia pasaban a ser adminis-
tradas por los tres países, como una Zona Inter-
nacional bajo la soberanía del sultán de Marrue-
cos. A esa suerte de protectorado se sumarían
luego Italia, Portugal, Bélgica y los Países Bajos.
Su estatus cambió, sin embargo, el 14 de junio
de 1940. Ese día, y aprovechando el caos de la
entrada de las tropas alemanas en París, la dic-
tadura de Franco rompió la baraja y, con el fin de
garantizar su neutralidad, asumió «los servicios
de vigilancia, policía y seguridad de la Zona». De
acuerdo con el Estado Mayor del Ejército en Ma-
rruecos, la ocupación era necesaria para sosla-
yar un posible desembarco francés o británico. Y
tampoco podía descartarse que Italia lanzara uno
de sus zarpazos en la región.
La columna de ocupación de Tánger, formada por
las «mehalas» o cuerpos del Ejército regular 1 y 3,
al mando, respectivamente, de los tenientes coro-
neles Augusto Gracián Ripoll (Tetuán) y Fernando
no solo se negó a intervenir, sino que se
«chivó» al Duce y le pidió consejo sobre la con-
veniencia o no de avisar a Alemania. A su vez, los
informes que el embajador español en Francia,
José Félix de Lequerica, remitía a Madrid sobre
la situación política en el país vecino y sus prin-
cipales actores se trasladaban sin solución de
continuidad a Berlín, que aprovechó la calidad
de esa fuente para desestabilizar a su rival.
A ojos de los analistas, la «no beligerancia» que-
daría justificada por el Tratado Hispano-Italiano
de Amistad y No Agresión (1936), por el que si
uno de los Estados entraba en conflicto con una
o más potencias, el otro se comprometía a adop-
tar la posición de no beligerancia. La fórmula
EMISARIO
EN BERLÍN.
Franco
encargó a
Juan Vigón,
jefe del Alto
Estado Mayor,
la entrega de
una carta a
Hitler fechada
el 3 de junio
de 1940 en la
que le
felicitaba por
«los éxitos
conseguidos».
ASC
22 MUY HISTORIA
García Valiño (Larache) y dirigida por el coronel
de infantería Antonio Yuste Segura, cumplió sin
sobresaltos su cometido, recibiendo el aplauso
del poeta falangista Rafael Duyos («Antonio Yuste
se llama / el que las fuerzas mandaba […])».
Fuera de nuestras fronteras, la noticia mereció un
eco muy escaso: la capitulación de París y el lla-
mamiento desesperado del presidente Reynaud a
Roosevelt copaban todas las portadas. Unos me-
ses después, en noviembre, el régimen abolió los
órganos de la administración internacional, despi-
dió a los funcionarios extranjeros y «españolizó»
la ciudad, imponiendo la lengua de la metrópoli
en los letreros o exportando sus púdicos bañado-
res a las playas.
Entre 1940 y 1945, las leyes del Protectorado ri-
gieron también para Tánger, que permaneció en
manos españolas hasta el fin de la Segunda Gue-
rra Mundial, cuando se restableció la administra-
ción internacional, ya con la presencia de la Unión
Soviética, cuya delegación torpedeó al régimen
franquista por su apoyo al Eje.
inauguró una fase de negociaciones conducentes
a la entrada de nuestro país en la guerra junto a
las potencias del Eje y precedió a la ocupación
de la Zona Internacional de Tánger el 14 de ju-
nio. Durante varios meses, los representantes de
España y Alemania prepararon el terreno para
la cita que resolvería la actuación de España en
la Segunda Guerra Mundial, que tendría lugar el
23 de octubre en la estación de Hendaya, en la
frontera francoespañola.
LA ENTREVISTA DE HENDAYA
¿Qué quería Franco y qué podían ofrecerle, a
cambio de su apoyo, quienes habían sido sus
padrinos en la Guerra Civil? «Imperio —leemos
en un opúsculo de 1940 titulado Así quiero ser.
El niño del Nuevo Estado— no es solo territorio:
es potestad absoluta e indivisible sobre el pue-
blo que se gobierna». De acuerdo, imperio no es
«solo» territorio, pero también es «territorio», y,
en este sentido, Vigón se presentó en Berlín con
una lista de exigencias que incluían el Marruecos
francés, el Oranesado y la ampliación de las po-
sesiones en el Sáhara y el golfo de Guinea, donde
el régimen aspiraba a quedarse con el sureste de
Nigeria y sus musculosos braceros.
Naturalmente, la reivindicación más acuciante
era Gibraltar, pero conquistar la colonia no sería
tarea fácil. Consciente de su importancia, en ene-
ro de 1941, el Oberkommando der Wehrmacht
(OKW) ultimó los preparativos de la Operación
 tentación imperial de Franco, que, por el otro
lado, se encontró con el desapego de los alema-
nes. Estos no solo no le condonaron la deuda
contraída durante la Guerra Civil, sino que, co-
mo indica Paul Preston en Franco. Caudillo de
España, «demostraron poco interés en cortejar-
le». Y mucho, en cambio, en las islas Canarias,
donde el Führer planeaba instalar una base
permanente —al igual que en Agadir y Moga-
dor— para librarla de las garras británicas.
Todas esas cuestiones se dirimirían en la entre-
vista de Hendaya, una semana después de que
Serrano Suñer se pusiera al frente del ministe-
rio de Exteriores en sustitución de Beigbeder. El
encuentro, como sabemos, resultó peor que un
dolor de muelas para Hitler, que no logró arran-
car a su interlocutor el compromiso de meter a
España en el conflicto. El Führer consideraba
que sus pretensiones eran excesivas —máxime
teniendo en cuenta que las cesiones territoria-
les hubieran puesto en peligro su colaboración
con la Francia de Vichy, con la que había fir-
mado un armisticio en junio—, y el Caudillo,
por su parte, salió de aquel diálogo de sordos
EL CAUDILLO
desencantado, con el orgullo herido por lo que Y EL DUCE.
entendía una falta de consideración y seguro de Franco y su
haber perdido el tiempo. ministro de
Sea como fuere, el acuerdo, muy vago, señalaba asuntos
GETTY

que España lucharía junto a las potencias del Eje exteriores,

SAMUEL HOARE. La principal misión del Serrano Suñer,
cuando estuviera preparada (y su preparación posan junto a
embajador británico en España entre 1940 y 1944
fue evitar su entrada en la Segunda Guerra Mundial dependía, casi exclusivamente, de la ayuda ale- Mussolini tras
a favor del Eje. En la imagen, aparece saliendo de mana), que Gibraltar se reincorporaría a España una entrevista
Downing Street en 1938. y que lo de África, por decirlo de alguna entre ambos
mandatarios en
febrero de 1941.

Félix, pero la tozudez de Franco y su proverbial

cautela negaron el paso a las tropas germanas por
la península y, consecuentemente, las opciones
de Hitler para dominar el Mediterráneo occiden-
tal y doblegar, así, a su némesis británica.
Desde el principio de la guerra, y aun antes (re-
cordemos que Franco se había puesto de perfil
en la crisis de los Sudetes), el general se mostró
mucho más precavido que sus viejos compa-
ñeros de viaje, tanto por razones «espirituales»
como económicas. Entre las primeras, el pacto
Ribbentrop-Mólotov y el ataque a la católica
Polonia eran difícilmente digeribles para un
militar que quiso entender la Guerra Civil co-
mo una cruzada. Entre las segundas, hay que
subrayar que Gran Bretaña, como veremos más
adelante, jugó muy bien la baza del dinero, ya
fuera a través de la presión económica, con la
amenaza de un bloqueo comercial o la conce-
sión de créditos, ya de los copiosos sobornos a
generales y ministros del Gobierno español.
ALBUM

La diplomacia anglosajona, pues, suavizó la

MUY HISTORIA 23
 El acuerdo, muy vago, señalaba que España
lucharía junto al Eje cuando estuviera preparada
manera, ya se vería… Aunque la letra y la del imperio colonial francés y no quería que na-
música fueran insuficientes para ambos manda- die le hiciera sombra en el Mediterráneo. Para
tarios, Franco se sumó al Pacto de Acero que, en afianzar su postura, un memorándum de trece
1939, habían sellado el ministro de Exteriores páginas, remitido a la embajada de Alemania por
italiano Galeazzo Ciano y su homólogo alemán el Estado Mayor de Franco, elevó el listón de las
FALLIDA Joachim von Ribbentrop, pero, tal como afirma contrapartidas españolas a un punto intolerable,
OPERACIÓN la profesora de la UNED Ángeles Egido, «no hu- y Von Ribbentrop asumió que el Caudillo nunca
FÉLIX. bo alianza militar efectiva». les ayudaría en su misión.
El fracaso de la A pesar de ello, lo hizo con el envío de la Di-
entrevista de
visión Azul, un contingente de voluntarios para
Hendaya
impidió que se NEUTRALIDAD VIGILANTE combatir a Rusia en «la batalla decisiva por la
materializaran El jefe de Estado español era una causa perdida civilización». Dieciocho mil hombres, entre
los planes de cuando, en un último intento por seducirlo, Hit- soldados, oficiales y suboficiales, nutrieron la
Hitler para ler apremió a Mussolini para que lo recibiera en primera remesa, que partió de la Estación del
capturar la Villa Margherita de Bordighera, al noroeste de Norte de Madrid el 13 de julio de 1942. Hasta
Gibraltar, un
objetivo clave. Italia, en febrero de 1941. En aquel encuentro, el su repatriación, la fuerza alcanzaría los 45 000
En la imagen, ferrolano volvió a dar largas a sus aliados, lo que, efectivos, de los que cerca de cinco mil cayeron,
miembros de los en cierto modo, tampoco pareció incomodar a la mayoría en Krasny Bor. Pero una cosa era el
Royal Marines su anfitrión, que aspiraba a heredar los restos frente del Este y otra muy distinta enzarzarse
en Gibraltar, en con las potencias occidentales en una refriega de
julio de 1940.
resultado más que incierto. Como dejó escrito
Serrano Suñer, esa opción se contempló solo co-
mo un último cartucho, en caso de que la victoria
alemana fuera inminente.
Y así se demostró cuando las tropas aliadas des-
embarcaron en el norte de África en noviembre
de 1942, en el curso de la Operación Torch, para
abrir un segundo frente que aliviara la presión
sobre los soviéticos. Eisenhower, receloso del
sentido que para el Gobierno español tenía la
«no beligerancia», consideró que el plan triun-
faría solo si Franco no se echaba en brazos de
Hitler. Para tantearlo, le explicó por carta que
ese movimiento no pretendía bajo ningún con-
cepto cargar contra el Gobierno, el pueblo ni el
territorio español. «Con su amplia experiencia
militar —le dijo—, comprenderá claramen-
te que en interés de la defensa de América del
Norte y del Sur es esencial que se tomen me-
didas sin demora para evitar una ocupación
del África francesa por parte del Eje». Fue una
prueba de fuego de la que el general salió airoso:
una vez más, se quedó de brazos cruzados, limi-
tándose a decretar la movilización parcial para
reforzar sus posiciones en Marruecos.
Desde el principio de la Segunda Guerra Mun-
dial, España había constituido, por su posición
geográfica, una pieza de caza mayor tanto para
los aliados como para las potencias del Pacto
Tripartito, pero, en el fondo, nunca dejó de
ALBUM

ser un títere zarandeado por las secuelas de la

24 MUY HISTORIA
 EL AMIGO AMERICANO
n noviembre de 1944, Franco concedió una Durante la entrevista en El Pardo, Franco deslizó

E entrevista a la agencia United Press en la que

precisó la posición española ante los proble-
mas internacionales y comentó la situación inter-
otras perlas, pero quizá ninguna tan asombrosa
como que España era ya una verdadera democra-
cia, «donde la suma de voluntades individuales
na del país. se manifiesta por caminos distintos de los ensa-
A las preguntas del director de Servicios Exterio- yados en los pasados tiempos». Finalmente, dijo
res de la empresa, A. L. Bradford, el jefe de Esta- que los exiliados tenían las puertas abiertas pa-
do replicó que España no había sido nunca fas- ra volver a la patria, siempre que respetaran sus
cista o nazi, ya que Alemania no compartía sus leyes (unos veinte mil regresaron entre 1940 y
principios de «catolicidad», y aseguró que nunca 1944). Y, erigido en todo un estadista, se reafirmó
se había asociado con las potencias del Eje, ob- en su propósito de colaborar con Estados Unidos.
viando que, en 1940, se había adherido al Pacto
de Acero de Berlín y Roma.
El general sostuvo, igualmente, que, tras la caída
de Francia, no se había aprovechado de su des-
gracia —algo incompatible con la «hidalguía» de
la nación española—, sino que, antes al contrario,
tuvo hacia el país vecino numerosos gestos amis-
tosos. ¿Como cuáles, nos preguntamos? ¿Pujar
por sus posesiones en el norte de África? ¿Dar la
espalda a los refugiados (no al cien por cien, claro
está) que huían de la barbarie nazi para entregar-
los a la Gestapo? Walter Benjamin, gigante de la
filosofía del siglo XX, fue uno de ellos. Tras cruzar
los Pirineos y llegar a Portbou, el autor de La obra
de arte en la época de su reproductibilidad técni-
ca fue interceptado por la policía española, que le
notificó su inmediata devolución a Francia. Aque-
lla misma noche, Benjamin se suicidó con una so-
bredosis de morfina.

ASC
JOACHIM VON
RIBBENTROP.
El ministro de
Relaciones
Guerra Civil. El petróleo americano, el carbón de «reconstrucción nacional, moral y material» Exteriores de
inglés y los cereales de Argentina pesaron más que tenía por delante. Poco después, el cuerpo Alemania explica
que las simpatías personales o el ansia de re- expedicionario de la División Azul fue desman- en una
verdecer viejos laureles. La supervivencia del telado y se suspendieron los envíos a Alemania conferencia de
prensa en Berlín
régimen, malquisto con parte del clero y con no del codiciado wolframio, un mineral que se ex- la invasión de
pocos militares, dependía de su neutralidad — traía en Galicia y se utilizaba, sobre todo, para Dinamarca y
hostil, pero neutralidad al fin y al cabo—, y a reforzar el blindaje de los tanques. Franco tenía Noruega en la
ella se encomendó Franco. claro quién ganaría la guerra y cuál sería, a partir Operación
Si a principios de 1941 este hubiera despejado de entonces, su lugar en el mundo. MH Weserübung
(9 de abril de
la frontera pirenaica a la Wehrmacht y Gibraltar 1940).
hubiese caído en manos de sus socios, el papel
de España en el concierto europeo habría sido
muy distinto. Pero no fue así. A finales de 1943,
el Gran Imperio Alemán era un reflejo del que
había estremecido al mundo, e Italia, tocada y
hundida, había firmado el armisticio con los alia-
dos el 3 de septiembre.
De este modo, el 1 de octubre de ese año, durante
la conmemoración del Día del Caudillo, Franco,
en un discurso ante el Consejo Nacional de Fa-
lange en Madrid, formuló un nuevo principio, la
llamada «neutralidad vigilante», sin derogar ex-
presamente la política de no beligerancia. Frente
a los horrores de la contienda, esa neutralidad
ASC

permitiría a su pueblo concentrarse en la labor

MUY HISTORIA 25
 ASC

26 MUY HISTORIA
 L A CA B A L L ERÍ A DE S A N JORG E,
L A OPER ACIÓN U LT R A S ECR E TA DE CH U RCH IL L.

CORRUPCIÓN PARA EVITAR

LA INTERVENCIÓN ESPAÑOLA
Una serie de personajes de diversa índole, banqueros,
diplomáticos y militares, urdieron una red para forzar la ansiada
neutralidad de España en la Segunda Guerra Mundial.
Los aliados tuvieron que tentar y pagar generosamente al
Gobierno de Franco para que no se uniera el Eje.

DAVID CASADO RABANAL

PERIODISTA Y DIVULGADOR

n la noche del 4 de junio de 1940, el
nuevo embajador británico en Madrid,
sir Samuel Hoare (1880-1959), envió su
primer telegrama urgente a Londres. Se
trataba de un comunicado reservado,
dirigido al ministro del Foreign Office,
lord Halifax, advirtiendo lo siguiente: «Hay in-
dicios en Madrid de que está cobrando impulso
la idea de abandonar la neutralidad, y tengo la
impresión de que ha llegado el momento de ha-
cer algo de forma inmediata para detener tal im-
pulso... Para tal fin es posible que necesite hasta
500 000 libras, pero es preciso actuar cuanto an-
tes». Inglaterra estaba entre la espada y la pared,
y aquel mismo día había concluido la Operación
Dinamo, que puso a salvo lo que quedaba del
cuerpo expedicionario británico en Dunkerque.
La posibilidad de que España declarara la guerra
al Reino Unido e invadiera el Peñón de Gibraltar
con la ayuda alemana era una amenaza constante,
y el flamante embajador se temía lo peor. Había
tomado posesión de su cargo hacía tres días y es-
taba a la espera de presentar al Caudillo Francisco
Franco y su ministro de Exteriores, el coro-

MUY HISTORIA 27
 nel Juan Luis Beigbeder Atienza, sus cartas
credenciales para obtener el plácet del Gobierno,
pero decidido a pelear por el prestigio de su país
e influir de forma decisiva en el mantenimiento
de la neutralidad española.
Hoare se había enfrascado en un intenso esfuerzo
de documentación previa sobre las posibilidades
que ofrecía la dramática situación económica
del país. En los informes del Foreign Office que
consultó abundaban las referencias que asegura-
ban tanto las presiones del Eje como que Franco
quería permanecer neutral. Para el Political In-
DUDAS telligence Department (PID), resultaba difícil
SOBRE LA
NEUTRALIDAD.
predecir por dónde pudiera discurrir la política
La Inglaterra de española, haciendo hincapié sobre las pugnas
Jorge VI dudó de existentes entre la Falange y el Ejército, cuyo re-
la posición sultado era impredecible. A tenor de los análisis,
española en la daba la impresión de que el Caudillo navegaba a
futura guerra.
la deriva de fuerzas sobre las cuales tenía escaso
En la imagen
Samuel Hoare, control. Seguía una política de equilibrio entre
embajador tendencias contrapuestas y se apoyaba en su cu-
británico en ñado Ramón Serrano Suñer, quien encarnaba
Madrid, con la las aspiraciones falangistas. El PID concluía que
familia real Franco no estaba bien informado sobre el mun-
británica en un
acto en 1937.
28 MUY HISTORIA
do exterior, y tampoco sobre la situación interna,
«por lo que se comprendía que se dejara influir
por una personalidad tan fuerte y falta de escrú-
pulos como Serrano».
En principio, todo estaba en contra de los britá-
nicos para que España permaneciera neutral y la
entrada del país en la guerra parecía inminente,
salvo que se detuviera con todas las presiones
diplomáticas disponibles y el recurso a los so-
bornos empleando una gran cantidad de dinero.
Hoare estimaba que la compra de voluntades
para ganar tiempo entre los jerarcas del régi-
men podía rondar ese medio millón de libras
esterlinas que solicitaba, a cambio de retrasar la
participación española en el conflicto europeo
alrededor de unos seis meses. Los mínimos ne-
cesarios para convertir la plaza de Gibraltar en
una fortaleza inexpugnable. Si el Peñón caía en
manos españolas o alemanas y las fuerzas del Eje
instalaban baterías en Ceuta y la costa africana,
el Estrecho quedaría blindado y todas las flotas
del Imperio británico tendrían que circunnave-
gar África para acceder al Canal de la Mancha
o viajar hasta la India, un territorio clave que
GETTY
podía llenarse de insurgentes y opositores a la
Corona británica.
En el diseño de toda esta operación de chanta-
je encubierta, que necesitó del visto bueno del
premier Winston Churchill y el canciller del Ex-
chequer y ministro del Tesoro, sir Kingsley Wood,
Hoare se sirvió de la contrainteligencia y el espio-
naje, recurriendo a los buenos oficios y contactos
del capitán de marina Alan Hug Hillgarth (1899-
1978), su agregado naval y máximo responsable
de la Inteligencia británica en España. Marino de
formación, Hillgarth había conocido a Churchill
en 1935, cuando era vicecónsul honorario en Pal-
ma de Mallorca. Ascendido a cónsul durante la
Guerra Civil, se convirtió en un eficaz agente de
la Inteligencia Naval y resultó una figura clave en
la rendición de Menorca. En agosto de 1939 le
nombraron agregado naval en Madrid con el ran-
go de capitán de navío. Sus informes, casi siempre
muy críticos con respecto a la política oficial del
Foreign Office, a menudo llegaban a Churchill,
lo que le permitía actuar con independencia de
criterio. Hillgarth también había frecuentado
mucho al financiero Juan March Ordinas duran-
te su estancia en Mallorca y lo consideraba como
«un canalla integral», pero veía en él a la persona
más adecuada para secundar los planes del em-
bajador. Hoare había recibido del agregado naval
un informe muy detallado sobre la situación re-
al del país y las ínfulas germanófilas de muchos
militares y jerarcas del régimen, con el ministro
Serrano Suñer a la cabeza.

LA CABALLERÍA DE SAN JORGE

ASC
La relación de Hillgarth con March, su amistad JERARCAS Y
con Churchill y su buena sintonía con Hoare, MILITARES
hicieron posible montar el plan de sobornos Corporation de Nueva York. La operación exigió BAJO
SOSPECHA.
para reforzar la oposición de los generales, en el poder disponer del equivalente a diez millo- Los británicos
su mayoría monárquicos y contrarios tanto a nes de dólares que se transfirieron en tres tramos advertían de las
Serrano como a la entrada de España en la gue- de dos, tres y cinco millones, depositándose en inclinaciones
rra. Trabajando mano a mano con el embajador, las cuentas abiertas a nombre de Juan March y germanófilas
fue Hillgarth el autor de la frase con la que se los beneficiarios respectivos, empezando por los de muchos
militares y de
dio nombre a esta operación ultrasecreta, en el cinco nombres que ya figuraban en la nómina Serrano Suñer,
sentido de que era el momento adecuado para corrupta del banquero: Nicolás Franco, herma- de gran
emplear la «Caballería de San Jorge», haciendo no del Caudillo, y los generales Aranda, Varela influencia sobre
alusión a los soberanos de oro que se utiliza- y Kindelán, más el coronel Galarza, todos ellos Franco.
ron para la compra de voluntades. Se trataba de partidarios de defenestrar a Serrano tan pronto
las monedas acuñadas con la cara del monarca como fuera posible.
Jorge V y la imagen del patrón británico, que Sin ocultar su temor y preocupación por el
fueron depositadas en la filial de la Swiss Bank abandono de la neutralidad española y la

Los británicos dispusieron una red de sobornos a

políticos y militares para asegurar la neutralidad
MUY HISTORIA 29
 CARTA DE HILLGARTH A CHURCHILL
on fecha del 27 de julio de 1940, Alan Hillgarth envió al primer ministro la carta en la que pondera-

C ba la gestión del embajador Hoare con las siguientes palabras: «Las cosas van bien aquí en reali-
dad. El elemento antialemán es mucho más fuerte que antes y si España se ve empujada a la gue-
rra existe la posibilidad de que pueda defenderse de Alemania... Nuestro nuevo embajador ha hecho
maravillas. No soy diplomático profesional, así que a lo mejor se me permite decir que en estos mo-
mentos sir Samuel Hoare está haciéndolo mucho mejor que cualquier otro diplomático que se me ocu-
rra. Nuestra gran dificultad radica en la actitud de la prensa inglesa que, naturalmente sin saberlo, nos
pone trabas cada vez que damos un paso adelante... Casi todos los periódicos publican artículos y car-
tas atacando al Gobierno español. A veces sugieren incluso un ataque armado contra España o la difu-
sión de octavillas para alentar a los republicanos. No se dan cuenta de lo peligroso que esto es».

situación es crítica». No le faltaba razón. Fran-

co y sus generales estaban entusiasmados por
las victorias alemanas y ansiaban entrar en la
guerra al lado de los vencedores, pese a lo cual
se produjo una primera grieta en el Gobierno
español: la salida de Yagüe el 27 de junio. Parti-
dario de los nazis y de la entrada de la guerra, el
cese del ministro del Aire supuso un alivio para
los británicos.
Ese mismo día Hoare explicó a Churchill la nue-
va situación y la oportunidad de actuar que ello
implicaba, «porque valía la pena mantener a Es-
paña al margen de la guerra siquiera fuese por
un relativamente corto periodo de tiempo. En el
país había poderosos elementos antialemanes,
pero era necesario activarlos». Churchill quedó
convencido y el embajador obtuvo del premier
la conformidad para proceder de inmediato con
los sobornos.
A lo largo del verano de 1940, los intercambios te-
legráficos entre la embajada británica en Madrid
y Londres se fueron incrementando a medida que
se iban precipitando los acontecimientos. Prime-
ro cuando Italia declaró la guerra a Francia y el
Reino Unido (10 de junio), y a continuación con
la caída de París (14 de junio), que dispararon la
inquietud, la decepción y el temor por la derrota
ASC

entre la población británica. Solo la férrea volun-

CONVENCER tad de Churchill de resistir y su famoso discurso
AL PRIMER en la Cámara de los Comunes, pronunciado el 13
MINISTRO. reciente declaración del Gobierno fran- de mayo, después de aceptar el cargo de primer
Hillgarth y Hoare quista a favor de la «no beligerancia», un nuevo ministro, alimentaron la llama de la esperanza:
insistieron a
Churchill en que
concepto que Mussolini había esgrimido para «Solo puedo ofrecer denuedo, sangre, sudor y lá-
era necesario caracterizar su actitud al comienzo del conflicto grimas... Y me preguntaréis: ¿cuál es su política?
activar a los europeo, y que Franco había copiado para con- A lo que yo os puedo responder: es dar la bata-
antialemanes tentar al Duce y los falangistas, Samuel Hoare lla en el mar, en la tierra y en el aire con todas
españoles para escribió a lord Halifax solicitando su confian- nuestras fuerzas y con toda la fortaleza que Dios
evitar que
za para poner en marcha, sin mencionarlos, quiera concedernos; darle la batalla a una tiranía
España entrara
en la guerra. los sobornos en estos términos: «Debe aceptar monstruosa, a la que jamás se había llegado en
mi palabra de que las personas son de la ma- el luctuoso y lamentable catálogo de los críme-
yor importancia… La entrada de España en la nes de la humanidad. Esta es nuestra política. Y
guerra depende de nuestra rápida acción… La me preguntaréis: ¿cuál es nuestro objetivo? A lo

30 MUY HISTORIA
que os responderé con una palabra: la victoria;
la victoria a toda costa; la victoria pese a todos
los horrores; la victoria, por más largo y duro que
pueda ser el camino».
LA DEPAUPERADA ESPAÑA
Puesta en acción la Caballería de San Jorge, la pre-
sión británica se reforzó a lo largo de 1940 con
el recurso de los «navicerts» (salvoconductos o
certificados de inocuidad en naves de Estados
neutrales) y el control sobre el envío de alimentos
y suministros de petróleo para que la depauperada
España se mantuviera neutral, logrando que al fi-
nal se enfriaran los ánimos bélicos del Caudillo. Sin
embargo, tras la reunión de Hendaya entre Fran-
co y Hitler (23 de octubre de 1940), los alemanes
volvieron a presionar al Gobierno español con la
exigencia de que se pagaran las deudas de la Gue-
rra Civil, fijadas en 372 millones de Reichsmark.
Pero en marcado contraste y con la intención de
aislar a Serrano Suñer, la ayuda británica se plas-
mó de manera oficial el 7 de abril de 1941, con
ASC
la concesión por parte de su Gobierno de un
crédito por valor de 2 500 000 libras esterlinas al
Banco de España.
Esta efectiva presión aliada sobre el Caudillo au-
mentó cuando a finales de ese mes estalló una
segunda crisis en el Ejecutivo español, de redu-
cidas dimensiones pero de vital importancia,
después de que el general Juan Vigón le comu-
nicara al Generalísimo que, si no ponía freno al
poder de Serrano Suñer, los ministros militares
dimitirían en bloque. El resultado de este ulti-
mátum fue uno de los primeros frutos políticos
del audaz plan británico, concebido diez meses
antes para sobornar a los generales y al corrupto
hermano del dictador, que entonces ejercía de
embajador en Lisboa. Los británicos dieron ga-
rantías a Nicolás de que si los aliados ganaban la
guerra no forzarían al Caudillo a dejar el poder,
ni apoyarían el regreso a España de la República,
pese a prometer justo lo contrario al Gobierno
republicano en el exilio, cubriéndose así las es-
paldas por si acaso.
Tal y como han puesto de manifiesto muchos his-
toriadores, Churchill, Anthony Eden y el Foreign
Office se negaron a proceder contra Franco, por
el temor al desbarajuste que ello pudiera causar
en España. De ahí que se plegaran a sacrificar
sin contrición alguna los planes del SOE para
El principal objetivo de la ayuda británica era aislar
a Serrano Suñer y forzar la neutralidad de Franco
CRÍTICO CON
LA ACTITUD
DE LA
PRENSA.
Hillgarth advirtió
a Churchill de
que el ataque
de la prensa
británica al
Gobierno de
Franco, en favor
de la República,
no ayudaba a
su misión
diplomática.
atentar contra el dictador, utilizando a antiguos
combatientes republicanos dispuestos y entrena-
dos para hacerlo, o bien hicieran oídos sordos a
las amables sugerencias procedentes de algunos
generales españoles respecto a que, si Londres es-
taba interesado, Serrano Suñer podría tener «un
accidente». Solo consintieron la desagradable e
injustificada persecución del expresidente Juan
Negrín, apoyada por el embajador Hoare desde
Madrid, con el fin de complacer al dictador y a su
embajador en Londres, Jacobo Fitz-James Stuart.
En sus informes a Madrid, el duque de Alba no
perdía ocasión de llamar «capitostes rojos» a
los exiliados españoles y verter sus comentarios
despectivos sobre el doctor Negrín, al que so-
metió a una estrecha vigilancia durante sus años
de exilio en Londres. Aun así, nunca consiguió
que el Foreign Office le revocara a Negrín su
condición de refugiado y lo entregara a las au-
toridades franquistas, tal y como Alba deseaba
para colgarse una medalla.
En su lugar, el Gobierno británico confió y de-
jó hacer a la efectiva Caballería de San Jorge y,
por mediación del general Antonio Aranda Mata
(1888-1979), capitán general de Valencia y el
MUY HISTORIA 31

ALBUM
EL
BANQUERO inefable Juan March, el canciller del Exche-
DE FRANCO.
Juan March era quer acabó repartiendo hasta catorce millones de
un maestro del dólares, equivalentes hoy a unos 900 millones de
soborno y libras o mil millones de euros, a una treintena de
enemigo militares y jerarcas franquistas entre 1940 y 1943.
acérrimo de Además de Aranda, un general muy crítico con
Serrano Suñer.
En la imagen, el Caudillo y dispuesto a encabezar un golpe de
portada de la Estado caso de ser necesario, los más favorecidos
revista Detective fueron José Enrique Varela, ministro del Ejército;
de 1936. Alfredo Kindelán, capitán general de Baleares;
Agustín Muñoz Grandes, capital general de An-
dalucía; Luis Orgaz Yoldi, Rafael García Valiño,
Carlos Asensio Cabanillas, alto comisario en Ma-
rruecos, y el coronel Valentín Galarza, jefe de la
Milicia de Falange, la organización más proclive a
entrar en la guerra, y nuevo ministro de la Gober-
nación en sustitución de Serrano Suñer, sin que
March actuara nunca por altruismo.
El financiero mallorquín ya era conocido como
el «banquero de Franco», embolsándose cerca de
32 MUY HISTORIA
cinco millones de dólares a cambio de sus servi-
cios, consistentes en repartir la lluvia de dádivas
británicas que distribuyó con generosidad y ocul-
tar a los receptores el origen de las mismas. El
dinero lo recibían a nombre de March y proce-
dente de las cuentas de la Swiss Bank Corporation
de Nueva York, en cuya matriz, la Société de
Banque Suisse, el mallorquín tenía depositado su
capital, hasta el punto de haber concedido varios
créditos financieros a Franco durante la Guerra
Civil. También es probable que la idea de co-
rromper con dinero al entorno del Caudillo más
opuesto al poder de Serrano Suñer se le ocurriese
al banquero, enemigo acérrimo del ministro y un
maestro del soborno, más que al embajador bri-
tánico. Las garantías financieras de March a los
militares conjurados contra la República en 1936,
le habían demostrado que estos siempre estaban
dispuestos a aceptar su dinero.
UN SEXTETO DECISIVO
Tal y como subraya el profesor Ángel Viñas, has-
ta ahora «no se ha realzado la importancia de la
contribución histórica que realizó el sexteto for-
mado por Churchill, Halifax, Eden, Hoare, March
y Hillgarth, para lograr el milagro de haber con-
seguido que España se mantuviera al margen de
la guerra... Juan March organizó el acercamiento
a los beneficiarios y él y sus agentes, los conocidos
Alfred Kern, Rosendo Silva Torrens y Raimun-
do Burguera, crearon los contactos para obtener
las informaciones que había que hacer llegar a
los británicos. Que tales agentes hubieron de
rodearse de las mayores precauciones posibles
es indudable. Que contaran con asesoramien-
to técnico británico es probable. Toda actividad
de inteligencia revela la esencia de su ser en los
detalles que iluminan su modo o forma de desa-
rrollarse. Su modus operandi».
En su conjunto, este sexteto, más los agentes de
March, adoptaron con entusiasmo el plan de
sobornos, con tal de evitar que España comba-
tiera al lado de las potencias del Eje, pero como
la cifra de los millones de libras fue incremen-
tándose exponencialmente, sir Anthony Eden,
nuevo ministro del Foreign Office y estrecho
colaborador del primer ministro, se refirió a
sus beneficiarios como «esa banda de generales
corruptos, que son un hatajo de desgraciados».
Los primeros pagos se organizaron a finales del
angustioso mes de junio de 1940, y los agracia-
dos fueron: Nicolás Franco, Aranda y Varela, que
llegaron a percibir dos millones de dólares cada
uno; Galarza, un millón; Asensio, Kindelán, Gar-
cía Valiño y Muñoz Grandes, medio millón por
persona. Más adelante, los sobornos alcanzaron
Con la mediación de Juan March, que no era nada
altruista, se repartieron 14 millones de dólares
a otros militares, incluido el criminal Gonzalo
Queipo de Llano. No obstante, al año siguiente,
entre septiembre de 1941 y febrero de l942, surgió
un problema debido a que el dinero se enviaba
desde la mencionada entidad neoyorquina, y la
entrada de Estados Unidos en la guerra conllevó
el embargo de todas las cuentas en dólares que
los residentes no estadounidenses tenían en el
país. Algo que, irónicamente, también supuso
el embargo de la cuenta ilegal que Franco po-
seía en esta ciudad, contraviniendo así su propia
Ley de Delitos Monetarios.
El desbloqueo de todos estos fondos acabó resol-
viéndose con la implicación directa en el asunto
del propio Winston Churchill, dando garantías a
la Reserva Federal. El premier logró liberar estos
fondos sin dar demasiadas explicaciones a Wash-
ington, y por este motivo, cuando Vigón lanzó su
amenaza de dimisión, los generales comprados ya
disfrutaban del dinero y se mostraban hostiles a
la participación de España en el conflicto. Según
el testimonio del ministro de Guerra Económica
británico, el laborista Hugh Dalton: «En España
la Caballería de San Jorge se ha lanzado a la carga
y la misma está obrando milagros. De ahí algunos
de los cambios recientes; de ahí también la preo-
cupación del Agregado H por la hojalata de J. M.»
Por supuesto que «H» era Hillgarth y «J. M.» Juan
March, siendo la «hojalata» los soberanos de oro.
en la mano derecha del Caudillo hasta su asesi-
nato en 1973, siendo presidente del Gobierno.
Cuando Galarza sustituyó a los hombres clave de
Serrano, como Lorenzo Sanz y el director general
de Seguridad, el conde de Mayalde, así como a los
falangistas que estaban al frente de Prensa y Pro-
paganda, el «cuñadísimo» las vio venir y presentó
su dimisión al frente de Exteriores. La hostilidad
entre el Alto Mando del Ejército y la Falange llegó
al extremo de los enfrentamientos habidos entre
la policía y los falangistas que debilitaron todavía
más la posición de Serrano Suñer a ojos de Franco.
Tras la intervención del embajador alemán Eber-
hard von Stohrer a su favor, Serrano recuperó el
control de la prensa y retiró su dimisión, pero su
poder como ministro plenipotenciario quedó en
entredicho. La crisis de mayo de 1941 se resolvió
con cambios en la composición del Gobierno. Solo UN HOMBRE
el temor de Franco a convertirse en rehén de los CLAVE. El
generales monárquicos, permitió que entraran en ministro del
Foreing Office,
el Gabinete tres ministros falangistas: Miguel Pri-
Lord Halifax, fue
mo de Rivera, titular de Agricultura; José Luis de uno de los
Arrese, ministro secretario de la Falange; y José componentes
Antonio Girón de Velasco, responsable de la car- del «sexteto»
tera de Trabajo. Franco se aseguró la lealtad de los que mantuvo
tres falangistas con promesas de adhesión al neutral a España
durante la
guerra.

«LIQUIDAR» A SERRANO SUÑER

En pago a sus servicios, los generales Varela y
Kindelán estaban recopilando las informaciones
más alarmistas sobre las carencias del Ejército
español, exponiéndoselas al Caudillo para di-
suadirle de comprometerse a entrar en la guerra.
Serrano Suñer sospechaba de la verdadera in-
tención de los generales y desde que sustituyera
a Beigbeder como ministro de Asuntos Exterio-
res (17 de octubre de 1940), mantenía el control
de su anterior ministerio, el de la Gobernación,
a través de su hombre de confianza, el subsecre-
tario José Lorenzo Sanz. Pero ante las crecientes
objeciones del Alto Mando contra Serrano Suñer,
el 5 de mayo de 1941 Franco nombró al coronel
Valentín Galarza ministro de la Gobernación y
designó para sustituirlo como subsecretario de
la Presidencia al capitán de navío Luis Carrero
Blanco, un católico integrista de 36 años, que en-
tonces era jefe de Operaciones del Estado Mayor
ALBUM

de la Armada. El futuro almirante se convertiría

MUY HISTORIA 33

EL MEMORÁNDUM
DE LA EMBAJADA
BRITÁNICA
E
l profesor Ángel Viñas reproduce el me-
morándum que la embajada británica en
Madrid remitió el 21 de septiembre de
1941 al primer ministro y que por fortuna se
conserva: «La Société de Banque Suisse de
Ginebra tiene muchos millones de dólares en
el Swiss Bank de Nueva York. Todos están
hoy bloqueados. Entre ellos hay trece millones
nuestros que se han pagado por ciertos favo-
res. Es absolutamente necesario, en el interés
del Estado, que se desbloqueen diez millo-
nes. El Gobierno americano tendrá que decir
al Swiss Bank que desbloquee tal suma sin
identificar cuál o por qué. Hace seis semanas
el embajador comunicó al ministro los detalles
necesarios. La opinión del Foreign Office es
que no podemos decir nada a los americanos
y el Exchequer ha sugerido una forma larga y
complicada de arreglar el problema vía Cana-
dá. Si el primer ministro tiene poder para orde-
nar el desbloqueo sin que sea necesario expli-
carlo, sería lo más rápido y la urgencia es en
este caso muy importante».
El embajador en
Londres Jacobo
Fitz-James Stuart
no dejó de
perseguir y acosar
a los exiliados
republicanos en
Inglaterra, a los
que denominaba
«capitostes rojos».
ASC
La hostilidad entre los altos mandos del Ejército y
Falange debilitaron la posición de Serrano Suñer
34 MUY HISTORIA
Eje y consintiendo su corrupción. Ahora bien, la
crisis de mayo fue el principio del fin del poder
de Serrano Suñer y convenció al Caudillo de lo
barato que salía comprar la fidelidad de Falange.
Sin embargo, las victorias alemanas en el nor-
te de África, Grecia y Yugoslavia volvieron a
reavivar el fervor del Caudillo por el Eje y for-
talecieron la posición de Serrano. El embajador
Hoare, de nuevo muy preocupado, escribió
a Eden el 31 de mayo de 1941, advirtiéndole
que el ministro de Exteriores español: «estaba
decidido a hacerse con el control absoluto del
Gobierno y a llevar al país a la guerra antes de
que finalice el verano. Una de nuestras mejores
fuentes informa que para lograr estos dos ob-
jetivos está conspirando con los alemanes para
eliminar a Franco». Y con fecha del 8 de junio
volvía a comentarle: «Los generales, incluido
Vigón, están convencidos de que la política de
Suñer está poniendo en peligro la neutralidad
de España y que debe ser eliminado. Están estu-
diando a fondo el modo de hacerlo, teniendo en
cuenta el peligro de permanecer inactivos, por
un lado, y por otro, el de provocar a Alemania».
Como señala el historiador e hispanista Paul
Preston, su fuente era casi con toda seguridad
Aranda o Kindelán, pero el 9 de julio, Hoare
informó a Eden con mayor precisión, haciendo
alusión a una conversación reciente mantenida
por David Eccles, el enviado a España del minis-
tro Hugh Dalton, y el astuto ministro de Industria
y Comercio, Demetrio Carceller Segura. Este úl-
timo le había confesado a Eccles que «Suñer era
tan insufrible que había que liquidarlo, y con esta
horrible expresión es evidente que quería decir
asesinarlo», según relató Eccles al embajador.
No sabemos hasta que punto llegaron los planes
de la cúpula militar para «liquidar» a Serrano,
aunque Hoare envió un mensaje a los generales
para decirles que su plan era suicida. De hecho,
Carceller había reconocido a Eccles que la desa-
parición de Serrano sería peligrosa, pero además
del riesgo que implicaba el posible «accidente»
del ministro, por las represalias de Franco y los
alemanes, un suceso vino a trastocar todos estos
planes descabellados. Apenas unos días después,
Franco y Serrano volvían a reencontrarse y re-
componer su relación. La invasión alemana de
la Unión Soviética el 22 de junio hizo renacer
en ambos la fe en la victoria de las potencias del
Eje y, eufórico, el mismo Suñer informó a Von

Stohrer que él y Franco deseaban organizar y
enviar a Rusia unidades de tropas voluntarias,
formadas por falangistas y militares para comba-
tir a los comunistas al lado de Alemania.
El 24 de junio, el palacete de la embajada británi-
ca, situado en el número 16 de la calle Fernando
el Santo, fue asaltado por las milicias falangistas,
arrojando contra las fachadas del viejo edificio un
camión de piedras por gentileza de las autorida-
des. A finales de mes, comenzaron los preparativos
para reclutar a los voluntarios que iban a enrolarse
en la llamada División Azul, organizada por los
cuadros de la Falange. Un mes después, el 21 de
agosto, los sindicatos falangistas firmaron su acuer-
do con el Deutsche Arbeitsfront (Frente Alemán
del Trabajo) para el envío de cien mil trabajadores
españoles al Reich alemán. Al final no pasaron de
veinte mil, la mayoría reclutados a la fuerza, pe-
ro la prensa del régimen celebró estos acuerdos y
preparativos bélicos contra la URSS y a favor de
Alemania, que Serrano Suñer calificó de «la justa
beligerancia moral».
Todo el verano de 1941 resultó un despropósito
para los intereses pacíficos de España y un ries-
go exacerbado de poner fin a nuestra neutralidad.
En la celebración del quinto aniversario del «Alza-
miento», el 17 de julio de 1941, Franco pronunció
un discurso ante los miembros del Consejo Na-
cional de la Falange en el que aplaudió la invasión
de Hitler a Rusia señalando: «En estos momentos
en que las armas alemanas dirigen la batalla que
Europa y el Cristianismo desde hace tantos años
GETTY
SOBERANOS
Y MILITARES.
anhelaban, y en que la sangre de nuestra juventud El general José
va a unirse a la de nuestros camaradas del Eje, no Enrique Varela
tenemos dudas de los resultados de la contienda. (en la imagen
junto a Franco
La suerte está echada. En nuestros campos se dieron en 1941) fue uno
y se ganaron las primeras batallas… Se ha plantea- de los militares
do mal la guerra y los aliados la han perdido». franquistas
Pero llegado el otoño y los primeros fríos, el 6 destinatarios de
de octubre Franco se vio obligado a admitir an- los embates de
la «Caballería de
te el embajador de Estados Unidos en Madrid,
San Jorge».
Alexander Weddell: «que debido a la escasez de
trigo, algodón, gasolina y carbón que sufrían los
españoles, deseaba una mejora de las relaciones
diplomáticas y económicas con el gigante ame-
ricano y, a ser posible, la concesión de algunos
créditos». Pero era tanta su necedad y su entusias-
mo por el Eje que, a pesar de la ayuda que recibió
de Washington, no tuvo empacho en celebrar el
ataque japonés a Pearl Harbor del 7 de diciembre
de 1941. No pasaría mucho tiempo hasta que tu-
viera que arrepentirse a la fuerza. MH
BIBLIOGRAFÍA
■ Sobornos. De cómo Churchill y March
compraron a los generales de Franco, de
Ángel Viñas. Ed. Crítica. Barcelona, 2016.
■ Un pueblo traicionado, de Paul Preston.
Debate. Penguin Random House. Barcelona,
2019.
MUY HISTORIA 35
 EN LUCHA
CONTRA EL
COMUNISMO.
Entre los
numerosos
voluntarios,
unos 18 000,
4000 eran
universitarios.
En la imagen,
soldado con la
bandera de los
Voluntarios
Españoles en
Rusia en 1941.
GETTY

36 MUY HISTORIA
 El enfrentamiento entre el régimen de Franco y los líderes de la
Falange hizo que este cuerpo pasara de ser concebido como parte
del ejército español a solo un cuerpo de voluntarios, «centinelas del
este». A su regreso, estos combatientes contra Rusia serían una
memoria incómoda para el neutral Gobierno de España.

NORBERTO RUIZ LIMA

TENIENTE CORONEL DEL EJÉRCITO DE TIERRA
ESCRITOR, FILÓLOGO Y DIRECTOR DEL PERIÓDICO TIERRA

MUY HISTORIA 37
 e todas las teorías acerca de la génesis
de aquella aventura en Rusia, la más
plausible, de la cual no hay ninguna
constancia documental, es que nació
durante una reunión la noche del 21
de junio de 1941 cuando la Operación
Barbarroja era inminente, en el hotel Ritz, duran-
te una cena que tuvieron Ramón Serrano Suñer,
entonces todopoderoso ministro del régimen
franquista y ‘cuñadísimo’ del ‘Generalísimo’, val-
gan estos superlativos muy utilizados en la épo-
ca; Dionisio Ridruejo, falangista, poeta, autor de
algunos versos del Cara al Sol y Director Gene-
ral de Propaganda del Régimen, cuya evolución
ideológica lo llevó de la camisa azul a liderar las
esperanzas democráticas en España contra Fran-
co; y Manuel Mora Figueroa, un noble sevillano
que en ese momento ejerce el cargo de Goberna-
dor Civil de Madrid.
El Consejo de Ministros del día 23 de junio, que
tuvo lugar por la tarde, acordó la creación de la
unidad de voluntarios que iría a luchar a Rusia.
Sin embargo, el acto simbólico que dio la orden
de inicio al alistamiento lo desencadenó Ramón
EL ORIGEN Serrano Suñer el día 24, tras una gran manifes-
DE LA
DIVISIÓN. tación en Madrid donde dominaban las camisas
Parece que la azules de la Falange y que confluyó en la calle de
idea de crear Alcalá frente al edificio de la Secretaría General
una unidad de del Movimiento. Desde ese balcón Serrano Su-
voluntarios para
luchar en Rusia
ñer elevó esa proclama que se hizo famosa y que
tuvo lugar en sigue citándose en todos los libros de Historia,
una reunión en pero de la que no hay ningún documento sonoro
el hotel Ritz. que deje constancia de cada palabra que soltó el
Entre los cuñado de Franco. El mismo, durante una entre-
asistentes
vista, relata esas tres palabras que calaron tanto
estaba el noble
sevillano Manuel en las mentes de los vencedores de la Guerra
Mora Figueroa, Civil: «¡Rusia es culpable! Culpable de la guerra
en la imagen civil, de la muerte de Jose Antonio, nuestro fun-
junto a oficiales dador, y de tantos camaradas caídos en aquella
divisionarios.
ASC
38 MUY HISTORIA
guerra por la agresión del comunismo ruso. El
exterminio de Rusia es exigencia de la Historia y
del porvenir de Europa».
RECLUTAMIENTO EN TODA ESPAÑA
A partir de entonces se abren en todas las pro-
vincias españolas los banderines de enganche que
van reclutando en cuestión de pocos días un nú-
mero de voluntarios muy superior a lo solicitado
en un primer momento, unos 18 000 hombres
de los cuales más de 4000 eran universitarios,
estadística que no se daba en ningún ejérci-
to europeo de la época, ni incluso actualmente.
Sin embargo, es en esa etapa de creación de la
oficialmente denominada División Española de
Voluntarios cuando surge la gran lucha de po-
der entre los dos ganadores de la contienda; el
Ejército y el partido único del nuevo régimen.
Falange y Ejército llevaban con dificultad su
convivencia tras la victoria y, sin duda, segui-
rían viviendo un aumento de hostilidades hasta
que uno de ellos, la Falange, fuera engullida por
el régimen de una forma sibilina, tal como tra-
bajaba políticamente Franco y como escribió
Dionisio Ridruejo en aquella famosa carta al
dictador, enviada a Franco nada menos que el 7
de julio 1942 en un acto de valor como pocos
se dieron entonces:
«Mi general, si me atrevo a distraer la atención
de V. E. con esta carta es simplemente por una
razón de conciencia.
Que el régimen es impopular no es preciso decir-
lo, y es claro que esta impopularidad comienza a
minar gravemente el prestigio de V. E. y a invali-
dar históricamente la Falange, cuyas ideas no han
sido ensayadas y cuyos hombres son insignifican-
tes minorías en el mando efectivo del país.
Todo parece indicar que el Régimen se hunde
como empresa, aunque se sostiene como tin-
glado. No tiene, en efecto, base propia, fuerte
y autorizada y la crisis de disgusto es cada vez
más ancha. Un día podría producirse el derri-
bo con toda sencillez. Entonces los falangistas
caeríamos envueltos entre los escombros de una
política que no ha sido la nuestra. ¿Piensa V. E.
qué desgracia mayor podría yo tener, por ejem-
plo, que la de ser fusilado en el mismo muro que
el general Varela, el coronel Galarza, don Este-
ban Bilbao y el señor Ibáñez Martín? No se trata
de no morir; pero, ¡por Dios!, no morir confun-
dido con lo que se detesta».
Dionisio Ridruejo sabe que la Falange está he-
rida de muerte, que Franco, siendo militar, y
por su propia ambición, no puede dejar que un
partido que pregona la revolución nacionalsin-
dicalista pueda tener un mínimo de voz en
 EL RÉGIMEN Y LA FALANGE.
A la izquierda, Franco junto al general Varela en
el primer desfile de la Victoria, y Dionisio
Ridruejo Jiménez, falangista y ministro de
Propaganda.

ALBUM

GETTY
GETTY

GETTY

UNIVERSITARIOS VOLUNTARIOS. En la imagen, voluntarios de la División Azul que van a ser enviados
al frente germano-ruso desfilan frente a las ruinas de la Universidad de Madrid.

MUY HISTORIA 39
 Por contra, Ramón Serrano Suñer explica que el
Régimen no puede retratarse de esa manera ante
las potencias occidentales ahora que Francia e
Inglaterra lo han reconocido, tal como dejó cons-
tancia el escritor Xavier Moreno Juliá, experto en
la División Azul, en una entrevista concedida el
07-05-1994: «¡Como no puede llamarse, como
no puede ser es una de las divisiones del Ejér-
cito español! Porque si tal fuera, estábamos en
guerra con Rusia. Y para mí la gran habilidad de
esta división, —¡Dios nos proteja!— es que vean
los alemanes que somos sinceros y que en alguna
medida, en la modesta medida de lo que pode-
mos entramos en vía de acción. Pero no como
ASC

nación, sino como unos españoles que tienen el

ATENTADO derecho a ser germanófilos y a ser voluntarios.»
EN BEGOÑA. esa mentalidad conservadora y elitista que Por tanto, en ese navegar entre dos aguas, Fran-
En agosto de
el dictador defiende. co termina decidiendo que el Ejército aporte los
1942, un
comando Un primer paso para ese desmantelamiento de mandos, oficiales y suboficiales, y Falange contri-
falangista lanzó Falange será la División de Voluntarios Españo- buya fundamentalmente con tropa, aun cuando
una bomba les, que por el elevado número de camisas azules bastantes oficiales poseían una cercanía ideo-
contra una entre sus filas se llamará la División Azul. Y será lógica hacia el Movimiento. Pero ya no sería el
concentración el general Varela, muy denostado por los camisas Ejército de España, con todas las implicaciones
carlista frente a
la Basílica de viejas y que aunaba lo militar y tradicionalista, el políticas que pudiera conllevar eso, sino volun-
Begoña en encargado de horadar ese sentimiento falangista tarios que habían ido a luchar a Rusia.
Bilbao. de liderar la devolución de visita a Rusia por su
apoyo durante la Guerra Civil al Gobierno de la
República. La idea del general Varela era que el EQUILIBRO ENTRE EJÉRCITO Y FALANGE
cuerpo expedicionario fuera una División regu- Franco provocaba de manera premeditada esa
lar del Ejército español para que Falange no se política de equilibrio inestable entre el Ejército
hiciera con el mando de una unidad de ese tipo. y el Partido único del Régimen. Sin embargo, el
dictador tendría un firme apoyo en un compañe-
ro de armas para terminar con esa inestabilidad
GETTY

que causaba la Falange. En el transcurso del año

1940 el general Varela había conseguido con el
apoyo de su subsecretario, el general Camilo
Alonso Vega, la total supeditación del Ejército de
Tierra a Franco con una política de mano dura
que no ahorró esfuerzos.
También Varela, tras los sucesos en el Santuario
Nuestra Señora de Begoña en Bilbao el 16 de
agosto de 1942, terminó de descabezar el Movi-
miento después de los altercados entre carlistas
y falangistas en el Santuario y que se saldaron
con más de setenta heridos y tres muertos. El
general, en el vestíbulo del hotel Carlton, pro-
metió que se haría justicia y estos hechos le
dieron la posibilidad de llevarla a cabo, a su ma-
nera, sin que Franco tuviera interés excesivo en
ayudar a los falangistas condenados a muerte
en Consejo de Guerra.

DIVISIÓN DEL EJÉRCITO ESPAÑOL.

La idea era que el cuerpo expedicionario enviado a
Rusia fuera una división regular del ejército español
para evitar que la Falange se hiciera con su mando.
 LOS MAYORES COMBATES
DE LA DIVISIÓN AZUL EN RUSIA
o se puede negar que la División de Voluntarios Espa- Después del frente del Voljov los españoles fueron enviados a

N ñoles —250 División de la Wehrmacht— combatió con

dureza y se ganó con creces la consideración de los
soldados alemanes, que en su teutón orgullo nunca consi-
Leningrado para cubrir el flanco suroriental y allí volvió a des-
encadenarse toda la fuerza soviética y la resistencia de los
voluntarios de la División Azul.
deraron como iguales al resto de países aliados que comba- Pero, sin duda, el gran combate fue el de Krasni Bor, el 10 de
tían con ellos en el Este. febrero de 1943. Treinta y ocho batallones soviéticos se les
El primer frente que se asignó a la División era un frente pan- echaron encima con más de ochenta carros de combate y
tanoso, con retazos de bosque, pequeños núcleos de po- 150 baterías. Los voluntarios de la División azul aguantaron
blación que luego conocerían los duros combates donde se el ataque teniendo en menos de 24 horas hasta 1125 bajas,
jugaba el destino de Rusia y del mundo. El río Voljov, en cuya muchas más de las vidas alemanas que se perdieron
ribera sur quedaba emplazada la División, discurría entre los en la Guerra Civil.
lagos Ladoga e Ilmen. El 12 de octubre, Día de la Hispani-
dad, coincidencia que el régimen franquista aprovechó para
la auto-propaganda, marcó el bautismo de fuego de los Vo-
luntarios Españoles; una preparación artillera, seguida de un
asalto de infantería que fue rechazado causando numerosas
bajas en entre las tropas rusas y pagando un precio de tres
muertos y 23 heridos.
Siguió un avance hasta las poblaciones de Possad, donde
tuvieron lugar épicos combates, Posselok y Otenski. Con
la Orden número 24 del OKH (Oberkommando des Heeres,
Alto Mando del Ejército) se dispone que la División cruce
el Pequeño Voljov y ocupe la isla intermedia entre este y el
Voljov. Se producen varios intentos de vadeo con embarca-
ciones que desisten por la dureza del fuego enemigo; pero,
el día 19 de octubre, una sección de 36 hombres del II Bata-
llón del Regimiento 269 al mando del teniente José Escobe-
do cruzó el río sin apoyo de la artillería y ocupó el meandro
cercano a Smeisko. El avance de las fuerzas divisionarias
prosiguió y el día 22 ocuparon Sitno. La División perdió 48
hombres y las fuerzas rusas al menos 250. Los combates
continuaban y el día 27 reciben en Sitno tres durísimas olea-
das rusas que fueron rechazadas.
Desde luego, el frente del Este no era lugar para un descan-
so. Son famosos el paso del lago helado Ilmen a cargo de la
compañía comandada por el capitán Ordás en auxilio de sol-
dados alemanes que habían quedado copados, una acción
casi suicida, teniendo en cuenta las temperaturas de menos
de 52 grados bajo cero. Tras once días de durísimo trayecto
y penalidades, los soldados españoles encontraron a los

GETTY
soldados alemanes.

LA FALANGE ATACADA Y HERIDA pensando más en su propio futuro que en el movi-

Fueron condenados Hernando Calleja, subjefe
provincial de Falange de Valladolid; Juan José Do-
mínguez, inspector nacional del S.E.U.; Hernández
Rivadulla, periodista, Jorge Hernández Bravo…
Dos de ellos fueron condenados a muerte: Domín-
guez y Calleja, que salva la vida por ser caballero
mutilado. Ese día terminó definitivamente la pugna
entre Ejército y Falange. En su testamento Juan José
Domínguez habla de la debilidad de Franco y la de-
bilidad impropia de un general; tal vez no tuviera en
cuenta la ambición del autoproclamado Caudillo. Ni
tampoco tuvo en cuenta que los falangistas de pro,
los Arrese, los Fernández Cuesta, los Girón, estaban
miento y ya habían caído abducidos por la sombra
de Franco.
Ese mismo día Dionisio Ridruejo dimite de todos
sus cargos y, posiblemente, recordó la calurosa
mañana en la que parte para Rusia como soldado
raso. Mientras cruza Francia, y sus caminos, que
él define como vanos, en dirección a la localidad
alemana de Grafenwörh, escribe lo que siente un
poeta, Director General de Propaganda, creador
e ideólogo de esa ayuda al ejército alemán en Ru-
sia y que se ha alistado como simple soldado:
«En marcha militar, en compañía,
va este sosiego de alegría pura

MUY HISTORIA 41
GETTY

EL FRENTE DEL VOLJOV. El Batallón del teniente José Escobedo cruzó el río Voljov sin apoyo de la artillería ocupando el
meandro de Smeisko. En la imagen, soldados limpiando el armamento.

ALBUM

REGRESO SIN GLORIA Repatriados de la División Azul en el barco Semíramis, de la Cruz Roja francesa, a su llegada al puerto
de Barcelona, el año 1954. Franco no acudió a recibirlos ya que representaban una memoria incómoda.

42 MUY HISTORIA
 Carlton Hayes,
embajador de
EE. UU. en
España entre
EL FIN DE LA DIVISIÓN AZUL 1942 y 1945.

a en 1942, el embajador británico en España, Samuel Hoare, tenía en

Y mente exigir una declaración de total neutralidad de España en el conflic-

to mundial y el regreso de la División Azul bajo la amenaza de que Gran
Bretaña ocuparía el Protectorado. Y explicó, acompañado de Carlton Hayes,
embajador estadounidense en Madrid, al ministro español Francisco Gómez-
Jordana que el cambio de situación en la guerra colocaba a España en una si-
tuación muy difícil, quejándose de que la División azul permaneciera en Rusia
y que todo hacía pensar que, a menos que fuera tomada una rápida decisión,
sería la última fuerza no alemana combatiendo por Alemania con las conse-
cuencias que tendría para el régimen.
Franco, en su línea, se defendió diciendo que por decisión de su Gobierno, no
se trataba de una División española sino de un contingente de voluntarios espa-
ñoles y que no era más que un acto simbólico, y que ejercía de centinela en el
Este; además de permitir saber la situación de Alemania en cuanto a su poder
de combate. Posiblemente, recordó a su cuñado Ramón Serrano Suñer cuando,
contra los dictados del general Varela, le hizo comprender que no podía enviarse

ASC
una División del Ejército español, sino una División de voluntarios españoles.

Muchos de los combatientes vivieron el horror

de los gulags rusos cuando cayeron prisioneros
y severa —mi sangre, ¡sangre mía!—
para mi desnudez en aventura».
Pronto, esa aventura verá quebrada esa idealiza-
ción inicial y terminará con un regreso apresurado
cuando los vientos militares y políticos de la
Segunda Guerra Mundial cambien de sentido.
Terminada la aventura, quebrada la victoria de
la peor manera posible, Ridruejo cierra esa etapa
con una enfermedad y creyendo que ha descu-
bierto el total engaño con las congelaciones.
Posiblemente, allí en Rusia, y como soldado raso
en la División Azul, Dionisio Ridruejo comienza
su evolución ideológica, sin dejar de ser falangis-
ta en las trincheras del Voljov entendió que en la
peculiar desnudez de la guerra todos los hombres
se parecen: «raza, cultura, idioma, son meros ac-
cidentes». Y Ridruejo, rápido, también entiende
lo que está ocurriendo en Rusia solamente obser-
vando a aquellos con los que se cruza, y lo escribe
como un poeta sabe hacer: «Ante estos pobres,
temblorosos seres concretos, se hunde la razón
de toda teoría. A nosotros —no ya a mí— nos
sorprende, nos escandaliza, nos ofende en la sen-
sibilidad esta capacidad para el desarrollo de la
crueldad fría, metódica, impersonal, con arreglo
a un plan previsto desde fuera del terreno».
do incluso la silenciada guerra de Ifni, no ha sido
una excepción el camino histórico y literario que
ha llevado la División Azul desde su regreso a
España, pasando de héroes a villanos, casi desde
el día que ponen el pie en Barcelona, desde los
primeros voluntarios que regresan del infierno
ruso hasta los últimos prisioneros que vivieron
un cautiverio brutal en un gulag soviético. Fue
en 1954 cuando regresaron los últimos 229 divi-
sionarios cautivos de los rusos.
Cuando el barco Semíramis, fletado por la Cruz
Roja francesa, llega Barcelona con esos últimos
divisionarios que regresan después de tantos años
a su patria, Franco no acude a recibirlos porque
las cosas han cambiado y su memoria puede mos-
trarse incómoda para el franquismo, pues habían
combatido con los uniformes de Wehrmacht.
El Generalísimo solo se limitó a enviar desde El
Pardo un telegrama tan frío como escueto en
que daba una glacial bienvenida a esos españoles
«arrancados del comunismo» como él lo definió,
amparándose en la naciente Guerra Fría.
Siempre los combatientes se quejaron de que sus
compañeros muertos estaban abandonados y sin
memoria; pues terminaron convirtiéndose en
una memoria embarazosa. MH

Ha entendido ese plan, fuera del terreno, que ha

llevado la mayor de las tragedias a esas gentes con
las que se cruza y que ni en sus peores pesadillas Si quieres saber cómo fue la
podían imaginar lo que estaban padeciendo. partida de los voluntarios de la
División Azul y su regreso a
Como muchas de las guerras que se han vivido
España, escanea este código QR.
en España durante los dos últimos siglos, contan-

MUY HISTORIA 43
 No fueron muchos, pero sí desempeñaron un papel muy
importante como apoyo a las fuerzas de la URSS en la
Segunda Guerra Mundial. Defendieron Moscú, formaron parte
de diferentes guerrillas, se convirtieron en héroes de la aviación
o instruyeron a los militares soviéticos. La experiencia de la
Guerra Civil hizo de los españoles un destacado activo en
varias operaciones del Ejército Rojo contra el Tercer Reich.

JAVIER MARTÍN GARCÍA

PERIODISTA Y ESCRITOR

SHUTTERSTOCK

MUY HISTORIA 45
 l 22 de junio de 1941, la Operación Bar-
barroja abría un nuevo capítulo en la Se-
gunda Guerra Mundial. Aquel día, con-
traviniendo los acuerdos previos, el ejér-
cito nazi iniciaba su invasión de la URSS.
En aquel momento residían en el país
gobernado por Stalin 4221 españoles, según da-
EXPERIENCIA tos de Enrique Líster, miembro del Comité Cen-
BÉLICA. A tral del Partido Comunista Español. Gran parte
pesar de las de ellos se habían exiliado siendo niños, durante
primeras la Guerra Civil. Eran los conocidos como «niños
reticencias de
Stalin, la URSS
de Rusia». El resto, dirigentes comunistas y com-
decidió batientes republicanos que huían de la represión
aprovechar la del franquismo. Más allá de las cifras aportadas
ayuda de los por Líster, es difícil saber el número exacto de
españoles para españoles en la URSS en aquel momento. No en
luchar contra la
invasión
vano, existen fuentes que señalan que era supe-
alemana. En la rior y se aproximaba a los 7000.
imagen, tropas Sea como fuere, estamos hablando de un gru-
alemanas en el po de personas con una ideología claramente
cerco de Velikiye antifascista. Muchos de aquellos niños ya eran
Luki, en
mayores de edad y buena parte de la población
diciembre de
1942.
CREDITO
46 MUY HISTORIA
adulta española entendió que debía implicarse
en un compromiso ético a favor del país que los
había acogido. Aquello era una continuación de
la lucha contra las dictaduras que habían iniciado
durante la Guerra Civil. Pese a las reticencias ori-
ginales de Stalin, pronto se decidió aprovechar,
de un modo u otro, la experiencia bélica de quie-
nes habían combatido en el conflicto español.
ESPAÑOLES PARA DEFENDER MOSCÚ
Apenas unos días después de la invasión nazi, las
fuerzas soviéticas aceptaron la buena disposición
de los comunistas españoles para luchar contra el
enemigo. El NKVD, antecedente del KGB, había
organizado una brigada especial en la que podía
encuadrar a los militantes extranjeros, la Briga-
da Motorizada Independiente de Designación
Especial (OMSOBON). Dentro de la misma,
se creó una división exclusivamente española,
compuesta por 125 soldados: la 4ª Compañía del
1er Regimiento Motorizado de Fusileros. Otro

ASC
grupo de luchadores españoles se encuadró en
una compañía mixta en la que estaban presen-
tes una sección rusa, otra austríaca y la española.
El duro entrenamiento a que fueron sometidos
tuvo que ser interrumpido antes de lo esperado.
A mediados de octubre de 1941, las tropas nazis
se acercaban peligrosamente a Moscú, rompien-
do los diferentes cercos soviéticos. «Las hordas
alemanas avanzaban desde occidente», recorda-
ba el escritor Vasili Grossman en su libro Años
de guerra. El recuerdo de sus triunfos recientes
hacía que parecieran invencibles. «Cada soldado
alemán llevaba en sus bolsillos fotografías del Pa-
rís vencido, de la Varsovia destruida, del Verdún
deshonrado, del Belgrado reducido a cenizas, de
Bruselas y Ámsterdam, de Oslo y Narvik, de Ate-
nas y Gdynia invadidos», escribía el autor ruso.
El pueblo ruso organizaba la resistencia y las lí-
neas de defensa, pero el avance imparable hacía
prever una pronta llegada a Moscú.
Y en ese punto, las autoridades soviéticas en-
cargaron a las unidades españolas una misión
troncal, tanto en lo militar como en lo simbólico:
ser los defensores de la Plaza Roja y el Kremlin, la
sede del poder soviético. El recuerdo de la guerra
relámpago y de la veloz invasión de París estaba
presente en los dos bandos. La división española
sería el último parapeto para impedir la llegada
de Hitler al corazón del poder soviético.
Pese a las sensaciones iniciales, lo ocurrido en
Francia meses antes no iba a repetirse en Mos-
cú y el Ejército Rojo fue capaz de parar a la
Wehrmacht antes de alcanzar la capital. Los com-
Las unidades españolas fueron designadas para
ser las defensoras de la Plaza Roja y el Kremlin
ASC
EN EL EJÉRCITO ROJO. Los españoles
integraron una brigada compuesta por extranjeros.
A la izda., Enrique Líster y, arriba, un grupo de
combatientes gallegos.
batientes españoles no se vieron, pues, obligados
a intervenir en este primer momento, si bien,
como indica Luis Reyes en su libro Españoles en
la Segunda Guerra Mundial, «desde el punto de
vista político y de guerra psicológica, su actua-
ción fue de una importancia trascendental». A
partir de entonces, la 4ª Compañía desarrolló
algunas misiones puntuales encargadas por el
mando soviético. Una de las principales, volar en
1942 los pozos petrolíferos de la ciudad de Bakú
con objeto de impedir que cayeran en las garras
del enemigo nazi.
GUERRILLEROS EN LAS LÍNEAS
ALEMANAS
Lo cierto es que la mayor parte de los españo-
les que participaron en la guerra mano a mano
con el ejército soviético lo hicieron intervinien-
do en acciones propias de la guerrilla. Es decir,
adentrándose en las zonas ya dominadas por el
ejército alemán y perpetrando actos de sabota-
je o espionaje. No en vano, buena parte de los
combatientes de la unidad que defendía Mos-
cú pronto comenzó a recibir formación sobre
transmisiones, manejo de explosivos y tácticas
de guerrilla. En un territorio tan amplio y de in-
trincada y voluptuosa naturaleza como la URSS,
las misiones de las guerrillas resultaban esen-
ciales para minar la moral alemana y propinar
golpes estratégicos.
Una de las unidades de sabotaje con mayor
presencia española fue constituida en las
MUY HISTORIA 47
 EL HIJO DE LA PASIONARIA, HÉROE EN STALINGRADO
a colina de Mamáyev Kurgán domi- prisión. Después de ser encarcelada

L na la antigua ciudad de Stalingrado,

hoy Volgogrado. Coronando la mis-
ma, la que, en el momento de su cons-
trucción, en 1967, fue la estatua más
alta del mundo, la de la Madre Patria.
El monumento evoca la batalla de Sta-
lingrado, ese brutal episodio clave en el
desarrollo de la Segunda Guerra Mun-
dial y símbolo de heroísmo para todos
los rusos.
Tras el final de la Segunda Guerra Mun-
dial, los gobernantes soviéticos deci-
dieron convertir la colina, con un peso
estratégico significativo en la misma ba-
talla, en un monumento conmemorati-
vo. El conjunto del complejo, construido
entre 1959 y 1967, fue utilizado para en-
terrar a los principales héroes soviéticos
de Stalingrado. Y entre ellos descansa
un ciudadano nacido en España, el te-
niente Rubén Ruiz Ibárruri, hijo de una
de las dirigentes más importantes del
comunismo español en el siglo XX, Dolo-
en 1935, tras la Revolución de Asturias
que había tenido lugar un año antes,
decidió que lo mejor era que Rubén y
su hermana Amaya fueran a vivir a la
URSS.
Pero Rubén, después de aprender un
oficio en el país comunista, no tardó
mucho en regresar a España. El estalli-
do de la Guerra Civil le hizo alistarse en
el Ejército Popular. Llegó a participar en
la batalla del Ebro, pero la derrota re-
publicana provocó que tuviera que re-
gresar a la URSS. En 1939 ingresó en el
Ejército Rojo como teniente.
La Operación Barbarroja lo trasladó
de nuevo al frente. Desde muy pron-
to mostró su valor en las inmediacio-
nes de Bielorrusia. Mostró arrojo en los
combates y resultó herido, pero logró
salvar la vida y recibió la Orden de la
Bandera Roja por sus acciones, el más
alto reconocimiento al valor militar. Y
una vez recuperado de sus heridas,

res Ibárruri, «la Pasionaria».
Nacido en el año 1920, la infancia y
adolescencia de Rubén estuvieron cla-
ramente determinadas por la filiación
política de su madre. El compromiso de
la Pasionaria provocó que, durante los
años de la Segunda República, entra-
ra y saliera en repetidas ocasiones de
regresó a la lucha contra los nazis.
Era 1942 y pasaba a estar al mando de
una compañía de ametralladoras.
Su destino: Stalingrado.
La noche del 23 de agosto su coman-
dante murió tras un ataque de los
tanques enemigos. Ruiz Ibárruri
asumió el mando.
ASC
Solo pudo hacerlo durante 24 horas.
Una bala acabó con su vida al día
siguiente. Tenía 22 años. En 1956
recibiría, a título póstumo, la mayor
condecoración del país: Héroe de la
Unión Soviética.

afueras de Moscú y tenía como comandante
al español Francisco Gullón. Formaban parte de
la misma 32 españoles, que en otoño de 1942 fue-
ron enviados a las inmediaciones de Leningrado,
donde se estaba viviendo uno de los episodios
más cruentos de la Segunda Guerra Mundial.
Desde el 8 de septiembre de 1941 hasta el 27 de
enero de 1944, la ciudad que llevaba el nombre del
padre de la URSS fue sometida a un terrible cerco
por las fuerzas alemanas. El grupo de Gullón tra-
tó de frenar las acometidas nazis con continuos
sabotajes que dificultaron las aproximaciones
de los alemanes.
Allí, en Leningrado, vivían, alrededor de 70 es-
pañoles. La mayoría de ellos eran niños de la
guerra, algunos ya adolescentes, que habían
sido acogidos en la ciudad durante la Guerra
Civil. La mayoría combatió en la defensa de
su ciudad de acogida tras una rápida y esca-
sa formación militar. De todos los que fueron
al frente, solo cuatro volvieron con vida al fi-
nalizar el asedio. Las cifras oficiales sobre las
consecuencias del cerco nazi son espeluznantes.
642 000 personas murieron durante el mismo,
según datos presentados durante los juicios de
Núremberg, a causa principalmente del hambre
y el frío. Si sumamos los fallecidos por los bom-
bardeos, los historiadores coinciden en que más
de un millón de personas perdió la vida durante
aquellos 872 terribles días.
La amplitud del territorio soviético, el reparto de
los guerrilleros españoles en diferentes grupos
de lucha y el secretismo que sigue acompañando
a la historiografía soviética hacen difícil escu-
driñar de un modo sistemático la participación
española en diferentes operaciones. En la mayor
parte de los casos, la mejor fuente son los propios
supervivientes. Como José Gros, quien dejó su
testimonio al autor de Españoles en la Segunda
Guerra Mundial, Luis Reyes. En el mismo recor-
daba su participación junto a otros combatientes
españoles en varias acciones militares, como la
llevada a cabo en la batalla del bosque de Lopa-
tin, en noviembre de 1943, donde, integrados en
el batallón del coronel Medvedev, lograron elimi-
nar a 600 miembros del ejército alemán.

48 MUY HISTORIA
 SHUTTERSTOCK
LA 4ª
COMPAÑÍA.
ASES DE LA AVIACIÓN EN LA FUERZA Uno de los
AÉREA SOVIÉTICA primeros
Mejor documentada está la presencia de aviadores objetivos de los
españoles fue
españoles. Durante la Guerra Civil, el Gobierno volar en 1942
de la Segunda República envió a la URSS a nume- los pozos
rosos pilotos para que se formaran en la célebre petrolíferos de
Escuela Militar de Vuelo nº 20 de Kirovabad. La Bakú (imagen
intención era que pasaran unos meses de ins- de arriba) para
que no cayeran
trucción en ella y regresaran a luchar en España. en manos
Sin embargo, varios militares se vieron sorpren- alemanas. A la
didos por la victoria franquista y hubieron de izda, una de las
permanecer en el refugio soviético para evitar re- torres, ya
presalias. Con la Operación Barbarroja tendrían metálicas, de
los años 40.
la oportunidad de demostrar las habilidades y
conocimientos adquiridos. También varios avia-
dores republicanos que se encontraban en España
al final de la guerra fueron admitidos como exilia-
dos en la URSS.
En el caso de los aviadores no existió ninguna es-
cuadrilla formada exclusivamente por españoles,
sino que fueron repartidos por diferentes unidades
en función de las necesidades del Ejército Rojo.
Fueron varios los que obtuvieron el reconocimien-
to de las autoridades. Un ejemplo de la absoluta
confianza soviética en ellos es el del madrileño Jo-
sé María Bravo. Tras su participación en la Guerra
Civil, donde se le atribuyeron 23 derribos, tardó
SHUTTERSTOCK

en integrarse en la Fuerza Aérea Soviética por las

reticencias de la URSS a que los militares es-

MUY HISTORIA 49
 ÁFRICA DE LAS HERAS, UNA PARTISANA EN LA URSS
e la española África de las Heras presentes en el conflicto entendieron

D se ha escrito mucho en los últimos

años. No es de extrañar. Su biogra-
fía tiene los componentes propios de las
mejores novelas de John Le Carré. Es-
pionaje, traiciones, peligrosas misiones
en el extranjero… África de las Heras,
alias «Patria», es por sí sola una película
de espías.
Tuvo un papel decisivo como agente
del KGB en Latinoamérica durante la
Guerra Fría, trabajando para los servi-
cios secretos soviéticos en países como
pronto su enorme potencial y, en plena
guerra, en 1937, la enviaron a la URSS
para que se instruyera. Una de las pri-
meras misiones fue infiltrarse en el en-
torno de Trotski y apoyar un atentado
contra el mismo.
Uno de los datos más conocidos de la
biografía de África de las Heras es que
tuvo un hijo con el mismísimo asesino
de Trotski, Ramón Mercader. Lo dejó
al cuidado de terceros para continuar
con su compromiso político.

Uruguay o Argentina. Según el periodis-
ta Raúl Vallarino, autor de Mi nombre es
Patria, África de las Heras llegó a ser «la
jefa de todo el servicio de espionaje de
América del Sur».
Pero antes de la Guerra Fría, la carrera
de Patria llevaba años siendo trascen-
dente para la URSS. Nacida en Ceuta
en 1904, en 1930 se tiene constancia
de su ingreso en el Partido Comunista
de España. Pero será en la Guerra Civil
cuando empiece su verdadero protago-
nismo. Los servicios secretos soviéticos
La invasión de la URSS por el Tercer
Reich la hizo protagonista durante la
Segunda Guerra Mundial en el país
para el que trabajaba. En su magnífi-
co ensayo Patria, Javier Juárez relata la
extraordinaria misión que llevó a cabo
como telegrafista durante la guerra. En
1942 se había lanzado en paracaídas en
Ucrania junto a otros guerrilleros españo-
les. Se encargó de interceptar informa-
ciones de los nazis y de enviar mensajes
equívocos a los alemanes que generaran
confusión en las líneas enemigas. «Fue
ALBUM
una figura clave como telegrafista en los
bosques de Ucrania», señala Juárez. «Se
encargaba de la comunicación con los
puestos de mando en Moscú y perma-
neció en esa zona hasta fines de 1944»,
explica. Una figura llena de matices y
contradicciones que está presente en los
momentos más destacados del siglo XX y
apoyó de forma decisiva al Ejército Rojo
durante la Segunda Guerra Mundial.

pañoles formaran parte de ella. Finalmente

fue admitido en 1942 y formó parte de la defensa
aérea de Bakú durante la campaña del Cáucaso.
Pese a no haber nacido en la URSS, se convirtió,
en 1943, en el líder del grupo aéreo que escoltó
a Stalin en su viaje a la Conferencia de Teherán,
donde se reuniría con Roosevelt y Churchill. No
obstante, si nos referimos a la gratitud recibida por
parte de la URSS quizá el más reconocido sea Juan
Lario Sánchez, alias «Iván», quien participó en al-
gunos de los momentos culminantes de la guerra,
como la batalla de Stalingrado o el último comba-
te antes de la definitiva derrota del Tercer Reich,
llegando a comandar una escuadrilla durante la
Batalla de Berlín. En los casi cuatro años de parti-
cipación soviética en la Segunda Guerra Mundial,
Lario contabilizó en 2660 vuelos, 97 combates
aéreos y un total de 27 derribos certificados. Un
total de nueve pilotos españoles recibieron el título
honorífico de «as de la aviación» por haber de-
rribado al menos cinco aparatos de los enemigos.
GENERALES AL SERVICIO DE LA URSS
Al finalizar la Guerra Civil, los principales man-
dos militares del Partido Comunista que habían
luchado en el ejército republicano se exiliaron en
la URSS. Y entre ellos, tres tuvieron puestos de
responsabilidad en la instrucción y organización
Stalin quería reservar
a los oficiales
españoles para cuando
se pudiera reconquistar
el poder en España
del ejército de la URSS y los países aliados.
El sevillano Antonio Cordón García había sido
pieza clave en la organización militar del ejército
republicano tras unos primeros meses en los que
el enfrentamiento interno y la desorganización
camparon a sus anchas entre las fuerzas republi-
canas. Tras participar en las principales batallas de
la Guerra Civil en el frente de Aragón, la derrota
republicana lo exilió en la URSS, donde se puso
al servicio del Ejército Rojo tras la invasión nazi.
Lo mismo sucedió con Juan Modesto, quien había
estado al mando del ejército del Ebro durante una
de las batallas más cruentas de la Guerra Civil. Al
finalizar la guerra, militante como era del Parti-
do Comunista de España, se exilió en la URSS,
donde amplió sus estudios militares en una de las
academias especializadas en los altos mandos. El

50 MUY HISTORIA
 ASC
«AS DE LA
AVIACIÓN».
tercero, Líster, también participó en las principales Juan Lario
batallas de la guerra española, siendo oficial del Sánchez, alias
«Iván», llegó a
ejército popular y también figura política esencial
comandar una
dentro del Partido Comunista de España. escuadrilla en la
La intención de Stalin era que las grandes figuras batalla de Berlín,
militares del exilio español no entraran en comba- en una imagen
te para poder estar disponibles cuando se diera la arriba a la
circunstancia que permitiera reconquistar el po- derecha.
der en España. Por ello, impidió que entraran en
batalla tras la invasión nazi y su posición se cen-
tró en ejercer de instructores especializados en las
academias militares soviéticas. Recibieron el gra-
do de coroneles del Ejército Rojo y, en el año 1943,
el de generales de división. Conforme la URSS
ampliaba su zona de influencia fueron utilizados
para organizar los ejércitos de algunos países del
entorno como Polonia o Yugoslavia.
No cabe duda de que la participación de españo-
les en el enorme Ejército Rojo fue minoritaria. Es
evidente que su influencia militar no puede con-
siderarse esencial en la victoria soviética, pese a
sus considerables esfuerzos y compromiso. Sin
embargo, su lucha previa contra el franquismo
los convirtió en individuos de absoluta confian-
za para las fuerzas soviéticas, dotados de gran
fuerza moral ante la población autóctona, tras
haber sufrido poco tiempo antes episodios simi-
lares a los que estaban padeciendo los ciudadanos
de la Unión Soviética. MH
ASC

MUY HISTORIA 51
 EL MINERAL ESTRATÉGICO
QUE TODOS QUERÍAN
Su contribución a la mejora de los blindajes y a la producción
de granadas perforantes llevó al ejército nazi a buscar todo el
wolframio posible tan pronto comenzó la guerra. El filón gallego
de este mineral se convirtió en objeto de deseo de uno y otro
bando, y en inesperada inyección financiera para España.

TOMÁS MORENO
ARQUITECTO Y ESCRITOR

52 MUY HISTORIA
 EL ORO
NEGRO.
El wolframio o
tungsteno ha
estado en la lista
de productos más
codiciados desde
la Segunda Guerra
Mundial. En la
imagen, vista de
las balsas de la
antigua mina y
cantera de Monte
Neme, en A
Coruña. Su agua
color turquesa,
acumula restos de
wolframio, además
de estaño,
hierro y sílice.
ISTOCK
 esde que la lámpara de Edison relevó hay que olvidar que gracias al puente aéreo entre
definitivamente a la iluminación de África y Sevilla que operaron los Junker Ju-52 de
llama en 1879, los filamentos incan- la aviación alemana, las curtidas tropas marro-
descentes de wolframio han sido la quíes se plantaron en la península y superaron
esencia misma de la luz artificial, sin el bloqueo del Estrecho de Gibraltar que impuso
que con ello se agotaran las ilimitadas la Marina española, mayoritariamente fiel a la
aplicaciones de un metal extraordinario también República; como tampoco hay que obviar los ser-
por su dureza, que desde hace muchos años se vicios prestados al bando franquista durante el
utiliza para la fabricación de herramientas de resto del conflicto por unidades blindadas, sub-
corte o en la industria militar. marinos o por la archiconocida Legión Cóndor.
DE LA LLAMA Fue precisamente su contribución a la mejora de Todo ello a pesar del acuerdo de no intervención
A LA
BOMBILLA. los blindajes y a la producción de granadas perfo- firmado por Alemania el 24 de agosto de 1936,
El invento de la rantes lo que llevó al ejército nazi a buscar todo el que fue sistemáticamente incumplido.
lámpara wolframio posible tan pronto comenzó la Segunda
incandescente Guerra Mundial. En palabras del embajador ale-
se atribuye a
Thomas Edison
mán en España: «para nosotros el wolframio es EL FILÓN GALLEGO
(en la imagen), prácticamente lo que la sangre para el hombre». Iniciada la Segunda Guerra Mundial, el férreo
aunque su rival Para entonces, Franco estaba en deuda con Hit- control aliado de las rutas marítimas con destino
Joseph Swan ler, quien había contribuido decisivamente a la a Alemania interrumpió el envío de wolframio
había patentado victoria de los sublevados en la Guerra Civil. No procedente de China, la India o Birmania, por
una bombilla un
año antes.
lo que el Tercer Reich tuvo que encontrar una
alternativa. La encontró en España, que de esa
manera y también a través del suministro de
alimentos mediterráneos y de otras mercancías
y con la aportación al frente ruso de los 45 000
combatientes de la División Azul correspon-
día a la ayuda recibida por los vencedores en el
conflicto fratricida que enfrentó a los españoles
durante casi tres años.
A partir de entonces, Galicia concentró una fe-
bril actividad destinada a extraer el llamado oro
negro y a transportarlo hasta Alemania para nu-
trir su maquinaria bélica. La cobertura para las
operaciones de exportación se la dio la Sociedad
Financiera e Industrial (SOFINDUS), creada
en noviembre de 1938 por el empresario nazi
Johannes Bernhardt, quien alcanzó el grado de
general de las SS y que ya el 31 de julio de 1936
había fundado la Sociedad Hispano-Marroquí de
Transportes (HISMA) como tapadera para facili-
tar armas al bando sublevado.
SOFINDUS se constituyó en un holding de
empresas que operaban en numerosos sectores
como la ganadería, la agricultura, la industria, el
transporte o la minería y tuvo delegaciones en
ocho ciudades españolas. Además de dedicarse
a tareas de espionaje, y aprovechando la neu-
tralidad fingida de nuestro país, esta sociedad
también empleó mercantes de bandera española
para transportar armas y suministros allí donde
Alemania los necesitaba. Tal fue la estrecha co-
laboración que, finalizada la guerra, Bernhardt
fue cobijado por el régimen, se le otorgó la na-
cionalidad española y hasta recibió un cuadro
de El Greco por sus servicios; aunque pudo más
SHUTTERSTOCK

la persecución internacional y en 1953 tuvo que

trasladarse a Argentina.

54 MUY HISTORIA
 El férreo control aliado
de las rutas marítimas
interrumpió el envío de
wolframio de China, la
India o Birmania
En todo caso, la obtención de wolframio en Es-
paña no fue un hecho aislado en el contexto de la
expansión nazi por el mundo y, muy al contrario,
responde a un plan perfectamente organizado
que se tradujo en un esfuerzo continuo y siste-
mático por el aprovechamiento de los recursos
naturales en los países conquistados y aliados.
A ello se dedicó el SS-Wehrgeologen Battalion
500 de las SS, dirigida por geólogos, académi-
cos y profesionales de la industria entregados
a la obtención de materias primas y recursos
necesarios para la maquinaria militar alema-
na que buscaban desde petróleo a cualquier
mineral necesario para la fabricación de arma-
mento. También se ocuparon de la logística y el
suministro de esos recursos. Sirva como curio-
sidad el diseño de una carretera entre Berlín y
Crimea, hoy tan protagonista de la coyuntura
geopolítica, que nunca llegó a construirse.

UNA EXPLOTACIÓN INTENSIVA

Identificados los polos mineros que constituían
la red extractiva, fueron explotados de manera
particularmente intensa los yacimientos gallegos
de Casaio, Fontao, San Finx, Barilongo y los de
la comarca de Carballo. De entre todos, puede
destacarse la mina de Valborraz en Casaio en el
concello de Carballeda de Valdeorras, una de las
pocas instalaciones operadas directamente por
los nazis y conocida por «la mina de los alema-
nes», aunque fuera una empresa belga quien la
inauguró en 1914.
Cerca de 20 000 personas trabajaron oficialmen-
te en aquellas explotaciones, aunque muchas
más lo hicieron de manera clandestina y de
madrugada allí donde no vigilaba la Guardia
Civil. La presencia en superficie y su extrac-
ción relativamente fácil hizo que una multitud
de hombres, mujeres y niños se lanzaran a la
obtención del mineral a pico y pala para subsis-
tir. Tampoco fueron infrecuentes las mermas a
la explotación que los mineros hacían cada día
para traficar con la sisa por cuenta propia. En
aquellas minas también fueron empleados miles
de militares republicanos que entre la esclavitud
y la redención de penas se dejaron allí años de
durísimo trabajo. Y para completar el panorama
de la explotación del wolframio por entonces,
no debe faltar un elemento más: su aplicación
como apoyo financiero para el mayor grupo de
guerrilleros antifranquistas del noroeste español
agrupados en la llamada Ciudad de la Selva, un
conjunto de campamentos en los que se refugia-
ban más de 100 combatientes.
Fueron años en los que agentes alemanes y alia-
dos poblaron aquellas tierras: los unos para
conseguir el preciado mineral, los otros para in-
tentar evitarlo. Años en los que los pueblos de
Galicia donde se asentaban las explotaciones
vivieron una inusitada actividad propia de la ci-
nematografía y que bien nos recuerda al western
y su evocación de la fiebre del oro, del oro negro
para el caso que nos ocupa.
La vida de aquellos pueblos se transformó ra-
dicalmente. Así, por ejemplo, en las minas

MUY HISTORIA 55

ASC
MANO DE
OBRA
ESCLAVA. aquel colectivo y de una actividad que en
Durante los este caso se prolongó más allá de la contienda
primeros años
de la Segunda
mundial. Hasta 33 bares llegaron a dar servicio
Guerra Mundial, durante aquellos años. Todo un mundo del que
presos han surgido películas como Lobos Sucios diri-
republicanos gida en 2016 por Simón Casal.
redimieron sus Al principio el mineral era transportado hasta
penas
trabajando en
Alemania por vía marítima, fundamentalmente
las minas de en barcos mercantes o petroleros con banderas
Valborraz y de conveniencia que escoltaban una nutrida flota
Casaio, cuyos de submarinos, sobre todo desde los puertos de
derechos habían Vigo y Vilagarcía de Arousa; aunque una vez con-
pasado a manos
quistada Francia, el wolframio pudo llegar hasta
alemanas en
1938. la industria militar nazi a través de vías férreas.
El comercio de wolframio con Alemania no so-
lo saldó la deuda adquirida por España durante
la Guerra Civil, sino que supuso un inesperado
impulso para la minería de nuestro país y unos
ingresos nada desdeñables para la Hacienda Pú-
blica, al margen de recuperar las reservas de oro
perdidas durante la contienda: España adquirió
67 toneladas procedentes de diversos bancos
internacionales, además de otras 20 adquiridas
El comercio de wolframio con Alemania supuso
un inesperado impulso para la minería española
56 MUY HISTORIA
de manera clandestina a través de SOFINDUS.
Tan importante resultó el comercio de wolframio
que entre 1942 y 1944 fue el principal producto
exportado por España, lo que se tradujo en unos
ingresos de casi 180 millones de dólares, apro-
ximadamente 20 000 millones de nuestros días.
LA INTERVENCIÓN ALIADA
Y EL DESENLACE FINAL
Muy conscientes de la importancia del wol-
framio para el ejército nazi y de su mayor
contribución a la maquinaria militar a medida
que necesitaban fortalecer las capacidades de
una fuerza menguante, los aliados intentaron
por todos los medios impedir el comercio con
Alemania. Para ello, desencadenaron también
una guerra económica con la que alimenta-
ron una burbuja especulativa que provocó un
encarecimiento del mineral. Ya en 1941 consi-
guieron que la tonelada incrementara su precio
quince veces hasta los 20 000 dólares.
A ello se entregaron agentes como Alexan-
der Eastom, ingeniero integrado en el Special
Operations Executive (SOE) británico y cuyo
nombre en clave era V-300, quien consiguió de-
rivar wolframio de las minas de Valborraz hacia
diferentes destinos aliados.
Avanzado 1943, los aliados toman la decisión
de invadir la Europa ocupada por Normandía,
lo que exige debilitar las capacidades del ejército
alemán y, en consecuencia, impedir que durante
los meses anteriores al desembarco el wolframio
siguiera endureciendo los blindajes de sus divi-
siones acorazadas y las puntas de sus proyectiles.
Dado que España era un país formalmente neu-
tral y que el comercio de wolframio no estaba
sobre la mesa, la estrategia de los aliados debía
encontrar un argumento oficial que les permitie-
ra presionar al Gobierno español. La excusa fue
la felicitación de Franco a José Laurel, presiden-
te del Gobierno títere de Filipinas impuesto por
los japoneses. Un apoyo que alentado por una
campaña mediática en la prensa norteamericana
acabó con un embargo de petróleo a nuestro país
en enero de 1944 que se prolongó durante más de
cuatro meses y que finalmente consiguió limitar
las exportaciones del oro negro hasta Alemania.
En todo caso, la exportación no cesó por
completo y la amenaza aliada se elevó hasta
dejar caer la posibilidad de una invasión en la
 FAUSTO D’ELHUYAR
acido en Logroño el 11 de octubre
N de 1755 y fallecido en Madrid el 6
de febrero de 1833, forma parte de
esa legión de españoles extraordinarios
con los que no está saldada la deuda
del reconocimiento. Químico, ingenie-
ro y figura institucional de primer orden,
fue también uno de los científicos más
brillantes de nuestro siglo XVIII al que le
corresponde el descubrimiento del wol-
framio.
Transitó por la vida de la mano de su her-
mano Juan José, un año mayor que él.
Juntos estudiaron medicina, química, físi-
ca, matemáticas e historia natural en Pa-
rís y juntos también compartieron la aven-
tura de recorrer el viejo continente para
completar su formación e investigar.
De regreso a España, Fausto ejerció la
docencia en la Sociedad Vascongada de
Amigos del País y en la Real Escuela Me-
talúrgica de Bergara, de la que salió para
México como director general de Minas,
cargo que ejerció entre 1786 y 1821,
cuando la inestabilidad revolucionaria le
devolvió a su patria. En esta nueva etapa
española fue director general de Mine-
ría, del Crédito Público y de la Escuela
de Almadén (Ciudad Real), y fundo la pri-
mera Escuela de Minas en Madrid. No le
costa gallega que finalmente no llegó a produ-
cirse, dado que la ocupación aliada de Francia
y el dominio de los mares impidió toda ruta de
abastecimiento hasta Alemania.
La situación creada llegó a producir incluso una
fractura en el Gobierno franquista entre los par-
tidarios y detractores de seguir con el comercio
de wolframio: al frente de los continuistas es-
taba Demetrio Carceller, ministro de Industria
y Comercio; a la cabeza de los más prudentes
estaba el ministro de Asuntos Exteriores, Fran-
cisco Gómez-Jordana, cuyo pragmatismo triunfó
cristalizado en un acuerdo con Gran Bretaña y
Estados Unidos firmado el 29 de abril de 1944,
por el que los envíos de wolframio a Alemania se
reducían a 40 toneladas al mes, se aseguraba el
suministro de gasolina estadounidense a nuestro
país, se cerrara el consulado alemán en Tánger
y la División Azul volvía definitivamente a casa.
TRAS LA GUERRA LLEGÓ EL ABANDONO
Finalizada la Segunda Guerra Mundial también
se apagó la fiebre del oro negro en Galicia y la
extracción de wolframio decayó hasta nuestros
faltó prestar su experiencia y buen hacer
a la elaboración de un cuerpo legislati-
vo en el ámbito de la minería y a él de-
be atribuirse en 1825 un decreto capital
para el desarrollo del sector. Acabó sus
días como inspector del distrito minero
de Galicia y Asturias.
De todos los méritos que jalonan esta
apasionante y agitada existencia, des-
taca sobremanera el descubrimiento
del wolframio el 28 de septiembre de
1783 en la Real Sociedad Vascongada
de Amigos del País. De nuevo junto a su
hermano Juan José, el eminente científi-
co consiguió aislar el nuevo metal al que
por entonces no era posible augurar el
espléndido futuro que le aguardaba, pe-
ro que desde su alumbramiento puso en
evidencia una singularidad a todas luces
prometedora.
Entre sus servicios a España probable-
mente tampoco faltaron los que hoy llama-
ríamos de inteligencia, por no decir abier-
tamente de espionaje, en colaboración
una vez más con su hermano Juan José,
quien en sus viajes por Europa se dedica-
ba por encargo del secretario de Estado
de Marina a averiguar la aleación y el pro-
ceso de fabricación de los cañones
ASC
de otras potencias continentales.
ASC
días, salvo en los años de la guerra de Corea,
cuando una nueva interrupción del suministro
desde Oriente resucitó la producción nacional.
En todo caso, hoy el wolframio vuelve a cobrar
un papel protagonista por la excesiva depen-
dencia de la producción China y la importancia
estratégica de este metal para un sinfín de apli-
caciones industriales que producen instrumentos
y maquinaria imprescindible en nuestra vida
cotidiana: desde herramientas de corte y perfo-
ración hasta puntos de contacto en los circuitos
eléctricos. Por ello, surgen hoy voces muy reco-
nocidas que apuntan a la necesidad de revitalizar
un sector importantísimo para garantizar la so-
beranía industrial y la independencia europea
en materias primas, siempre bajo la premisa de
garantizar el cumplimiento de los nuevos para-
digmas de sostenibilidad.
De aquellos años de oro en la industria gallega
del wolframio nos queda también un riquísimo
patrimonio documental y una intensa huella
material sobre el terreno, que se abre paso como
atractivo turístico a la espera de que una nueva
oportunidad devuelva a aquellos yacimientos su
razón genuina: la explotación minera. MH
MUY HISTORIA 57
 ASC
EN AGUAS
GALLEGAS. El 10 de
noviembre de 1943 el
submarino U-966 Gut
Holz fue atacado en la
costa gallega.

ASC
ATACADO POR LOS
ALIADOS. Aviones de
la Marina norteamericana
y la RAF británica
atacaron al submarino
alemán capitaneado por
el comandante Wolf.

OBLIGADO A
ASX

EMERGER Y
HUNDIDO. Los daños
sufridos en el viaje hasta
Galicia, en el que había
sido detectado, le
obligaron a emerger
y fue destruido por 3
aviones B-24 Liberator.

58 MUY HISTORIA
 «MANADAS
DE LOBOS»
EN L AS COSTAS ESPA ÑOL AS
La batalla del Atlántico encontró en los submarinos alemanes el arma
secreta que a punto estuvo de acabar con el poderío del Imperio
británico. Unas naves silenciosas que dejaron su destello
en España y cuyos vestigios acabaron debajo del mar, como el
caso del modelo U-966 hundido en Galicia.

J. M. SÁNCHEZ
PERIODISTA

MUY HISTORIA 59
ALBUM

ATAQUE DE
BUQUES
MERCANTES. spaña se mantuvo en una posición neu-
El crucero
pesado alemán
tral durante la Segunda Guerra Mundial,
Admiral Graf pero las inmediaciones de sus costas
Spee fue fueron el escenario de varios combates
enviado al navales y sirvieron, a su vez, de pasillo
Atlántico Sur para las incursiones marítimas de la
para interceptar
Alemania nazi durante la Batalla del Atlántico.
las líneas de los
buques Enfrentamientos que estuvieron protagonizados
mercantes por las llamadas «manadas de lobos». Una muy
aliados. descriptiva expresión que hacía referencia al tér-
mino alemán Rudeltaktik: las tácticas de ataque
en grupo empleadas por los submarinos de la
Kriegsmarine. Fueron el arma secreta para que
Reino Unido hincara la rodilla durante los pri-
meros compases del conflicto.
Debido a que la potencia naval alemana era in-
ferior a la británica, los nazis se aferraron como
un clavo ardiendo a la efectividad de un tipo de
barco, los Unterseeboot, más conocidos como
U-Boote. Es decir, los submarinos. Debido a su
situación geográfica, Gran Bretaña era muy de-
pendiente de su ejército en el mar. Los alemanes,
sin embargo, rompieron esa ventaja con la inte-
rrupción de sus líneas marítimas gracias a este
tipo de naves silenciosas y casi indetectables que
llegaron a estar presentes en las costas españolas.
Estas naves transportaban el infierno debajo del
agua. Navegaban al acecho, con la única compa-
ñía del silencio y de la paciencia. En el momento
en el que se detectaba a un enemigo se lanzaban
contra él como un auténtico depredador. Y para
ser más efectivos, se ideó la táctica de ataque en

EL HÉROE ALEMÁN QUE FUE ADIESTRADO

EN LA GUERRA CIVIL
l régimen de Adolf Hitler quiso proteger los intereses de valiosa formación gracias a dos de sus comandantes, Harald

E sus aliados tras el golpe de estado de 1936 en España

proporcionando apoyo logístico. La Guerra Civil española
sirvió de banco de pruebas para los nazis. El héroe de la ma-
rina alemana Günther Prien adquirió experiencia en las filas
del bando nacional.
En 1937 fue ascendido a alférez de navío. Y tan solo un año
después su destino fue otro: el U-26. Este submarino, que es-
tuvo a las órdenes de Werner Hartmann, patrulló las aguas es-
pañolas durante varios meses. En este periodo adquirió una
Grosse y Kurt Freiwald, quienes se enfrentaron a varias embar-
caciones republicanas. Una de las misiones de más éxito en la
que participó fue el hundimiento del C-3, un submarino de la
Armada Española que perteneció al bando republicano. Con
el tratado de no agresión por parte de potencias extranjeras, el
U-26 dirigido por Grosse estuvo navegando por las costas es-
pañolas, lo que permitió a Prien adquirir valiosos conocimien-
tos sobre estrategia militar, entrenamiento y organización que
utilizó para desarrollar la técnica de las «manadas de lobos».

60 MUY HISTORIA
manada. ¿En qué consistió? Inspirándose en el GUERRA
SUBMARINA DEL
comportamiento natural de los lobos, atacaban III REICH. El
en masa a un convoy, que por lo general navega- contraalmirante Karl
ba con lentitud. Lo destruían casi al completo con Dönitz era el
una serie de zarpazos que pillaban desprevenidos comandante en jefe
de la Kriegsmarine y
a los enemigos y lograban, a su vez, disuadir a la responsable de los
formación aliada en cuestión de horas. Fue una ataques submarinos
medida muy ingeniosa que contribuyó a que alemanes.
los nazis avanzaran por todo el Atlántico con
relativa comodidad.

GALICIA COMO PUNTO DE PARTIDA

La táctica de ataque en grupo se introdujo en mar-
zo de 1940 por el contraalmirante Karl Dönitz,
comandante en jefe de la Kriegsmarine y máximo EL CAZADOR
responsable de la guerra submarina del III Reich, ALEMÁN. El
aunque la primera «manada de lobos» reconoci- comandante del
da fue dirigida por Günther Prien en junio de ese U-47, capitán de
año. Un ejemplo de esas embestidas se produjo el corbeta Günter
Prien, fue el líder
5 de septiembre de 1939, cuatro días después de
de la manada de
estallar la Segunda Guerra Mundial. Como co- lobos alemana.
mandante del U-47, el capitán de corbeta alemán Su primer
Günther Prien inició una caza submarina para ataque fue al
hundir los barcos mercantes aliados. Su primera carguero
presa fue el carguero británico Bosnia durante una británico Bosnia
en aguas de
ASC

incursión en el Cabo Ortegal, dentro del munici- La Coruña.

pio de Cariño, en la provincia de La Coruña.
Entre el 30 de enero de 1940 y el 25 de septiembre
de 1942, 23 submarinos alemanes llegaron a abaste-
cerse en varios puertos españoles (Cádiz, El Ferrol,
Vigo y Las Palmas), según los documentos militares
obtenidos por Juan José Díaz Benítez, catedrático
de Historia Contemporánea de la Universidad de
Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Los archi-
vos demuestran que los sumergibles alemanes que
regresaban de combatir recibieron apoyo logístico
de los petroleros Max Albrecht, anclado en Ferrol, y
Bessel, que estuvo fondeado en la ría de Vigo duran-
te toda la guerra. En este último enclave, el U-43,
de clase IXA, y el U-29, de clase VII, se abastecie-
ron entre el 18 y el 21 de junio de 1940, mientras
que el U-30, de tipo VII, hizo lo propio en Ferrol.
Las naves recibían en esos momentos material
bélico como torpedos, pero también combusti-
ble y raciones de alimentos para la supervivencia
de la tripulación.

El ataque en «manada»
y por sorpresa a un
convoy permitía des-
truirlo casi por completo
ASC

MUY HISTORIA 61
ALBUM

UNA TÁCTICA
CON MUCHO
ÉXITO. En la Para el verano de 1940, el Canal de La Man-
imagen, un cha ya se había convertido en una verdadera
submarino
alemán ataca y ratonera. Se calcula que, en tan solo diez meses, los
hunde un barco U-Boote alemanes destruyeron más de 400 bu-
que formaba ques ingleses. Y, con el tiempo, la Alemania nazi
parte de un fue ampliando la red de barcos petroleros para
convoy del suministrar combustible a su flota en varios pun-
Ártico en el
Atlántico Norte.
tos estratégicos del Atlántico. Entre el 11 y el 15
de junio de 1940, a través del noroeste de España
se desplazaron varias unidades, el U-29, el U-43,
el U-46, el U-48 y el U-101, que patrullaban las
aguas internacionales durante los primeros años
de la guerra. Una de ellas fue la «manada de lo-
bos» de Rösing, comandada por Hans-Rudolf
Rösing, un oficial nazi que llegó a recibir la Cruz
de Caballero de la Cruz de Hierro, entre las más
altas distinciones otorgada por los alemanes.
Galicia fue un punto neurálgico para la Alemania
nazi. Un enclave estratégico que expoliar y con-
quistar para sus fines militares. En 1940 se instaló
en las parroquias de Arneiro y Momán, en Lugo,
un complejo sistema de radionavegación. Estuvo
compuesto por tres torres destinadas a dar ins-
trucciones a los submarinos y a los barcos, así
como a los aviones, aunque la base sufrió muchas
averías y quedó paralizada.

62 MUY HISTORIA
 En solo diez meses se calcula que los
U-Boote alemanes destruyeron más
de 400 buques ingleses. Varias unidades
alemanas patrullaban las aguas
internacionales los primeros años de guerra
ABASTECIMIENTO EN CANARIAS
El envío de unidades alemanas a España
durante la Guerra Civil permitió a sus tripu-
laciones obtener una beneficiosa experiencia
marítima en aguas internacionales. Algo que se
pudo aprovechar tras el estallido de la Segunda
Guerra Mundial. En ese contexto, las Islas Ca-
narias también estuvieron entre las opciones a
la hora de planificar las rutas de la flota germa-
na. Su situación geográfica lo hacía evidente.
Si alguien quería controlar el Atlántico debía
marcar en el mapa una cruz en este territorio.
La presencia nazi en el archipiélago ha escon-
dido varios mitos. Hasta ahora, se pensó, por
ejemplo, que hubo una supuesta base de su-
ministro para los U-Boote organizada por el
empresario alemán llamado Gustav Winter en
la península de Jandía (Fuerteventura). Sin em-
bargo, informes recientes han constatado que
no fue así realmente; el régimen de Francisco
Franco permitió a las tropas alemanas abaste-
cer a sus submarinos en el Puerto de la Luz, en
Las Palmas de Gran Canaria. Las investigaciones
de Díaz Benítez han apuntado que los primeros
abastecimientos de submarinos alemanes en Es-
paña se registraron el 31 de enero de 1940
MUY HISTORIA 63
 LA PRIMERA
PRESA. El
carguero
británico Bosnia
fue el primer
objetivo de la
manada de
lobos en una
incursión en el
cabo Ortegal, en
el municipio de
Cariño, en la
SHUTTERSTOCK

provincia de
La Coruña.

en el momento en el que el U-25 contó con

el apoyo del mercante Thalia, que estaba situado
en el puerto de Cádiz. Sin embargo, este tipo de
operaciones se interrumpieron hasta junio por
culpa del hundimiento del mercante a vapor es-
pañol Banderas a manos del submarino alemán
U-53, el cual se encontraba a 12 kilómetros de
Cabo Finisterre (Galicia).
Fueron muchas las incursiones cerca de Cana-
rias que las potencias del Eje materializaron. Los
informes reflejan que el primer submarino ale-
mán que se trasladó hasta África occidental fue el
U-A, que partió desde la costa atlántica francesa
en julio de 1940. A este le siguieron otras naves,
el U-65 y el U-37, entre octubre y noviembre.
Este último, que intentó abastecerse a través del
Corrientes, un mercante alemán de 8600 tonela-
das, también hundió al vapor español San Carlos,
a unos 55 kilómetros al sur del faro de Jandía. Fi-
nalmente, entre el 3 y el 5 de marzo de 1941, por
fin empezaron las operaciones para proporcionar
suministros a las naves U-124, U-105 y U-106 en
el Puerto de la Luz a través del Corrientes.
En ese periodo se reforzó la presencia de los «lo-
bos» entre el archipiélago y el norte de África.
Una de las maniobras más ambiciosas se llevó a
cabo en noviembre de 1942. Entonces, Dönitz
ASC

mandó 25 submarinos hacia el oeste del estre-

UN OFICIAL CON LA CRUZ DE HIERRO. Hans-Rudolf Rösing
comandaba una de las «manadas de lobos» que fueron la pesadilla de las cho de Gibraltar y de Marruecos en los grupos
flotas aliadas en los primeros años de la guerra, incursiones por las que fue Schlageter y Westwall. Más tarde, en el invierno
condecorado. de 1943, envió a otros treinta y seis de los grupos

64 MUY HISTORIA
 EL S01, EL SUBMARINO U-573 NAZI
NACIONALIZADO ESPAÑOL
unque al final de la guerra muchos de los sub-

A marinos utilizados por Alemania acabaron hun-

didos, otros tuvieron una segunda vida. Ejemplo
de ello es el de clase VII, uno de los más populares
de la Kriegsmarine. Eran enormes casas bajo el mar
de 700 toneladas. En su interior se albergaban hasta
12 torpedos, que convivían con los 42 tripulantes que
viajaban en la nave, la mayoría voluntarios. Podían al-
canzar distancias de más de 12 mil kilómetros, unas
6.500 millas náuticas. Una de sus unidades, el U-573,
empezó su andadura en 1941. Llegó a cruzar el Estre-
cho de Gibraltar para reunirse con la 29ª Flotilla que
tenía la base en La Spezia, al norte de Italia. Se calcu-
la que llevó a cabo cuatro patrullas, acabando en una
de ellas con el mercante noruego Hellen. Fue detecta-
do en una ruta hacia Argelia por un avión de la Fuerza
Aérea Británica, provocando daños en su casco. Sin
embargo, escapó y quedó anclado en Cartagena has-
ta que el régimen lo adquirió y lo incorporó a la Marina
ALAMY

española bajo una nueva denominación, el S01.

Delphin, Rochen y Robbe a la zona comprendi-
da entre Gibraltar y las Azores, donde efectuaron
varios ataques. A pesar de ello, algunos de los
submarinos se hundieron cerca de Canarias.
Ejemplo de ello fue el U-135 que, el 15 de julio
de 1943, pereció a manos del barco escolta de un
convoy al que había atacado a 60 kilómetros al
este de Fuerteventura. El uso de Canarias como
destino de buques alemanes también alberga
otras historias. Entre el 12 y el 17 de marzo de
1943, el submarino alemán U-167 fue atacado
por un avión de la RAF en el momento en el que
navegaba cerca de la costa de Jandía.
Avanzado el conflicto, el 10 de noviembre de
1943 se inició una operación en las inmediacio-
nes de las rías gallegas, frente a Estaca de Bares
y Cabo Ortegal. Se trató de una batalla en la que
se enfrentaron un submarino alemán y varios
aviones de la Marina estadounidense y la RAF
británica. Tras una exitosa irrupción en la costa
este de Estados Unidos, el U-966 Gut Holz, diri-
gido por el comandante Oblitz S Ekkehard Wolf,
emprendió su regreso a casa. En el transcurso
del viaje fue detectado y recibió importantes
daños como consecuencia de un bombardeo
enemigo. Entonces, se vio obligado a emerger.
recibir un tratamiento para una infección pul-
monar que supuestamente arrastraba. El oficial
aprovechó su traslado para escapar por aire a
Alemania gracias a una identidad falsa, aunque
su idilio con tierras gallegas le acompañó el resto
de su vida, planificando viajes a la zona durante
muchos años. Hasta en sus últimos deseos lo ma-
nifestó: sus cenizas se esparcieron en el mismo
sitio donde el submarino había claudicado.
En 1941, Hitler exigió un aumento de la produc-
ción de submarinos ante el éxito de su estrategia.
Los modelos de clase VII, por ejemplo, fueron los
más exitosos y los que más expectación genera-
ron. Pero 1943 fue el punto de inflexión de estos
«lobos». Su éxito se diluyó, perdieron la iniciativa
y la capacidad de destrucción, ya que los aliados
aprendieron de sus errores. Estos aceleraron los
avances militares y tecnológicos logrando que
la armada británica tuviera más capacidad para
detectar a los submarinos. Se instalaron nuevos
equipos sónar y radares más avanzados que, junto
a una mayor precisión de los aviones, redujeron la
eficacia de estos «lobos» alemanes. No pudieron
ganar al juego de hundir la flota. Parte de ellos, al
final, se perdieron en las costas gallegas con más
de 1800 tripulantes. Y con ellos el mito. MH

Y en ese momento tres aviones B-24 Liberator

estuvieron preparados para la puntilla final.
Wolf sobrevivió al ataque, pero estuvo retenido Escanea este código QR y descubre
durante varios meses en la Estación Naval de La cómo fue el hallazgo de los restos
de dos embarcaciones hundidas
Graña, en Ferrol, hasta que el régimen franquista
en la gran Batalla del Atlántico.
le permitió en 1944 desplazarse a Madrid para

MUY HISTORIA 65
66 MUY HISTORIA
LOS BUZOS DE L A X FLOT TIGLIA
MAS CONTR A L AS DEFENSAS
DE GIBR ALTAR

Entre 1940 y 1943, las unidades

especiales de ‘maiales’ italianos
aterrorizaron a los buques
ingleses amarrados al sur de
España.

MANUEL P. VILLATORO
PERIODISTA Y ESCRITOR

l telón se levantó el 30 de octubre de

1940. Al abrigo de la oscuridad, tres SLC
(Siluro a Lenta Corsa —torpedo de na-
vegación lenta—) abandonaron el sub-
marino Sciré a 4,8 kilómetros de la costa
española y pusieron rumbo al puerto
de Gibraltar. El objetivo de sus operadores, dos
hombres rana de la Regia Marina italiana por ca-
da torpedo tripulado, era acabar con los buques
británicos al más puro estilo comando: acer-
cándose hasta su obra viva, dejando a su lado
300 kilos de explosivo y esfumándose antes de
ser vistos. El teniente Birindelli y su compañero,
el suboficial Paccagnini, fueron los más eficien-
tes. Superaron los reflectores, se sumergieron y
colocaron su bomba bajo el acorazado Barham.
Luego llegaron los problemas. Al tardar más de
lo esperado, tuvieron que salir a la superficie: los
tanques de oxígeno estaban vacíos. El frío era
atroz y sabían que serían descubiertos.
Tras perder a su compañero en la oscuridad,
Birindelli comenzó su gran evasión particular.
Nadó hasta el puerto, se deshizo de su traje de
buceo y subió al malecón dispuesto a pasar des-
apercibido como un marinero más. Su error fue
entrar en un barco cercano para esconderse. Allí
AGE

fue atrapado por las autoridades británicas,

MUY HISTORIA 67
 aunque ya era tarde. «La ojiva explotó mien-
tras me llevaban a la prisión para interrogarme.
Me emocioné. Hubo muchos gritos y algunos
barcos salieron del puerto en busca de seguri-
dad», escribió el teniente en su informe posterior.
Los ingleses interrogaron al buzo durante seis
horas. «Yo tan solo respondía que no podía ofre-
cerles más información que mi nombre y mi
rango». No lograron que desvelara un secreto
que desesperó a la Royal Navy durante más de
tres años: cómo lograba Benito Mussolini inter-
nar a sus comandos en el puerto de Gibraltar.
Sobre el papel, la misión del 30 de octubre fue
un desastre. De tres tripulaciones, tan solo una
accedió al puerto. Y la última, a pesar de dañar
un navío, fue capturada. Sin embargo, Birindelli
y compañía inauguraron un periodo de pesadilla
para Gran Bretaña. Entre 1940 y 1943, los buzos
de la Regia Marina protagonizaron media doce-
na de ataques en el corazón mismo del puerto de
Gibraltar y se cobraron nada menos que catorce
presas. Miles de toneladas en buques que lidera-
ban el dominio militar y comercial aliado, y a los
que la seguridad del Peñón no podía proteger de
las agallas de jóvenes que no superaban las treinta
primaveras. Hasta el mismo Winston Churchill
declaró que este tipo de sabotajes habían sido «un
TORPEDO DE
NAVEGACIÓN ejemplo nada común de valor y habilidad».
LENTA. En la
imagen, el SLC
(Siluro a Lenta NACE LA X MAS
Corsa),
coloquialmente
Solo se planeó un ataque más desde el Sciré con-
llamado maiale tra Gibraltar durante 1940. Y ni siquiera se llevó a
(«cerdo») del cabo por las dificultades que implicaba y la desilu-
Museo Sacrario sión que había traído a la Regia Marina el desastre
delle Bandiere del 30 de octubre. Sin embargo, la idea de valerse
delle Forze
de buzos y SLC para boicotear los buques aliados
Armate, en
Roma.
ASC
68 MUY HISTORIA
Los SLC eran torpedos
de siete metros de largo
y apenas una tonelada
de peso impulsados por
un motor eléctrico
cautivó sobremanera a los italianos, pues era una
guerra naval de coste ínfimo y alto rendimiento.
El salto definitivo hacia la sistematización de las
incursiones lo dio el comandante Vittorio Mocca-
gata, quien trasformó el 15 de marzo de 1941 la 1ª
Flottiglia Mezzi d’Assalto en la Decima Flottiglia
Motoscafi Armati Siluranti, más conocida como
la X MAS. El cambio unificó todas las operacio-
nes submarinas, permitió abrir varios centros de
entrenamiento para comandos —en Livorno, en el
río Serchio y en Spezia— y, en definitiva, profesio-
nalizó todavía más estas operaciones.
El caballo de batalla de la X MAS, llamada así
en honor de la Legio X romana, fue el SLC. En
la práctica eran torpedos de casi siete metros de
largo impulsados por un motor eléctrico que los
convertía en asesinos sibilinos. Su peso, apenas
una tonelada, hacía que pudiesen viajar a una
velocidad de hasta 6 nudos. Los tripulaban dos
hombres: el conductor, ubicado en la zona de-
lantera, y el operador, tras él. Su mayor secreto se
escondía en una parte inferior desmontable que
albergaba una ojiva con 300 kilogramos de ex-
plosivo; la aparatosa herramienta que destruiría
los buques enemigos. Eran tecnología punta para
la época, aunque sus muchos fallos les granjearon
pronto el odio de los submarinistas. Su inventor,
Teseo Tesei, sufrió aquellos problemas técnicos y
maldijo cuando, en las primeras pruebas, se hun-
dió con uno de ellos: «¡Menudo cerdo!». De ahí
el apodo de la máquina: maiale (cerdo).
El método de acción cambió a base de ensayo
y error. La idea original era lanzar los maiales
desde aviones anfibios, aunque pronto se apostó
por transportarlos desde las costas italianas en
submarinos —el Sciré, el Gondar y el Iride— pa-
ra ganar en sigilo. En principio, las tripulaciones
debían viajar también desde el otro lado del Me-
diterráneo, pero la cúpula de la X MAS no tardó
en percatarse de que el largo trayecto agotaba
a los buzos. Por ello, optaron por una solución
intermedia: enviar a sus comandos a España ar-
mados con un pasaporte falso. Estos, tras pasar
la frontera, se trasladaban hasta las costas anda-
luzas y se hacían pasar por trabajadores hasta que
 SUBLIME
DESAFÍO A
LA MUERTE.
Así describe las
acciones de los
buzos de la
X MAS este
cartel de
propaganda
fascista.

AGE

llegaba la noche de la incursión. Mientras, vivían
en el Fulgor y el Olterra, dos cargueros italianos
amarrados respectivamente en Cádiz y Algeciras.
Allí aguardaban la llamada del submarino.
Pero no todo eran torpedos tripulados en la X
MAS. Aunque sus soldados fueron definidos por
los oficiales como los más aguerridos de toda la
Regia Marina, Italia también entrenó en su base
de La Spezia a los Hombres Gamma: nadado-
res equipados con trajes completos de buceo
—aletas, neopreno y un gorro con una red de
camuflaje— que debían minar los barcos ene-
migos. Estos combatientes de élite, que también
participaron en varios ataques contra Gibraltar,
fueron adiestrados para recorrer entre 6 y 7 ki-
lómetros a través del agua a una velocidad

MUY HISTORIA 69
 de 1,5 kilómetros por hora. Apenas contaban
con 40 minutos de oxígeno en sus tanques, pues
debían arrojarse al mar desde una costa aliada o
un sumergible, bracear hasta el objetivo y sumer-
girse solo cuando estuvieran cerca del objetivo. El
último ‘as’ en la manga de la flota era una suerte
de lancha kamikaze cargada de explosivos que el
piloto abandonaba antes del impacto.
MÁS ERRORES
El primer ataque de cierta entidad tras el alum-
bramiento de la X MAS fue planeado para mayo
de 1941. El plan fue el habitual. El Sciré partió
de Italia y, después de despistar a varias patrullas
inglesas, emergió en las cercanías de la bahía de
Cádiz el 25. En el Fulgor esperaban los seis bu-
zos encargados de llevar a cabo la incursión. Los
comandos subieron al submarino y se prepara-
ron para comenzar su labor de busca y captura
de bajeles esa misma noche. Estaban ansiosos,
pero tuvieron que esperar un día más por la
gran cantidad de patrulleras de la Royal Navy
que protegían el puerto. Al final, se subieron a
los maiales en la noche del 26. Quedaban pocos
buques militares en la zona, así que recibieron
órdenes de destruir navíos de la marina mer-
cante. Había tres binomios liderados de forma
respectiva por los tenientes Catalano y Vesco y
el entonces alférez Visintini.

Ilustración que
recrea a los
jinetes de
torpedos
italianos
conduciendo
uno a través de
una red cortada
durante la
Segunda Guerra
Mundial.

GETTY
EL TERROR DE TRABAJAR BAJO LAS AGUAS
as tripulaciones de los maiales actua- buque que debían destruir. de pantoque del navío. Ahí era donde el

L ban siempre de la misma forma. Tras

abandonar la base, los buzos nave-
gaban con casi todo el cuerpo sumer-
gido para evitar ser detectados por los
reflectores enemigos. Sus cabezas eran
lo único que asomaba sobre el agua con
un doble objetivo. Por un lado, no gastar
el oxígeno que portaban en sus tanques.
Por otro, orientarse mediante la luz de la
luna. Cuando se hallaban cerca del ob-
jetivo, el operador que iba sentado en la
parte trasera del torpedo se agachaba
para reducir, todavía más, las posibilida-
des de ser vistos. Las órdenes del con-
ductor eran no descender hacia el fondo
hasta que no distinguiese la silueta del
Los enemigos más habituales de los
maiales eran las lanchas inglesas y las
redes submarinas. Estas últimas eran gi-
gantescas mallas metálicas ubicadas en
las inmediaciones del puerto que los bri-
tánicos podían subir y bajar a su antojo
para permitir el paso a sus propios navíos.
Para acabar con ellas, los buzos conta-
ban con grandes cortadores de alambres.
Con todo, abrir un hueco era un trabajo
desesperante debido a la oscuridad que
reinaba en las profundidades.
Una vez sumergidos, los buzos se di-
rigían hasta la parte inferior de los bu-
ques. Ya en posición, ascendían de for-
ma vertical hasta toparse con la quilla
submarinista sentado en la parte pos-
terior del torpedo enganchaba un cabo
que les servía de guía para ubicar el ex-
plosivo. A continuación, desmontaban
la ojiva del maiale, la colocaban y acti-
vaban el temporizador; el tiempo hasta
la detonación solía ser de dos horas y
media. Terminado el proceso, lo ideal
era marcharse con la ayuda del SLC. La
realidad, sin embargo, era que estos ve-
hículos solían fallar y acababan hundi-
dos en la bahía. La única solución para
los italianos eran subir a la superficie y
nadar hasta la costa española, donde
les esperaba un agente de la X MAS pa-
ra devolverlos a casa.

70 MUY HISTORIA
 GIBRALTAR
1940. Soldados
británicos
defendiendo
sus posiciones
en Gibraltar
utilizando
ametralladoras
VICKERS.

GETTY
No empezó bien la noche. El maiale de Catala-
no sufrió una avería y se hundió tras salir del
Sciré. Para evitar el caos, la tripulación se re-
partió entre los otros dos torpedos. Al poco, el
segundo SLC tuvo también problemas. Marce-
glia, pareja de Vesco, se desmayó por la falta de
oxígeno y sus colegas tuvieron que sacarle a la
superficie. A Visintini le fue igual de mal. Bus-
có objetivos durante una hora, pero ninguno
le convencía. Pesqueros, un navío hospital, un
pequeño mercante suizo… Cuando se decidió,
su montura tuvo problemas y cayó a plomo
sobre el fondo marino. Lo mejor de aquella
misión fue el final. A pesar de ser detectados,

ASC
todos los buzos consiguieron arribar a las cos-
tas españolas sanos y salvos. Allí les esperaban EL HMS
agentes de la X MAS que, en pocos días, les NELSON.
llevaron de vuelta a La Spezia. detener la presión que ejercía la X MAS sobre Sobre estas
el puerto inglés. El siguiente golpe de mano se líneas, el
acorazado
sucedió a finales de septiembre. Una vez más, británico frente
SE DESATA EL PAVOR fueron tres los maiales enviados desde el Sciré a Spithead para
Los fallos, a pesar de todo, contribuyeron a gene- para causar estragos. El primero estaba dirigido la Revisión de la
rar un clima de tensión entre las autoridades de por Vesco y Zozzoli; el segundo, por Catalano y flota de 1937. Al
Gibraltar. Por eso, la Regia Marina no se planteó Giannoni y, el último, por Visintini y Magro. fondo, dos
acorazados de
la clase Queen
Elizabeth y dos
Los ingleses reforzaron la vigilancia con lanchas cruceros de la
clase London.

patrulleras que arrojaban cargas de profundidad

MUY HISTORIA 71
 ASC
EL MISTERIO DEL OLTERRA
l 10 de junio de 1940 fue una fecha En las semanas siguientes, Visintini or- la Royal Navy en Gibraltar.

E clave para Italia. Aquel día, Musso-

lini entró por la puerta grande en el
conflicto al declarar la guerra a Gran
Bretaña y Francia. «¡Este país, proletario
y fascista, se levanta fuerte y orgullo-
so!», afirmó el dictador. Esa misma jor-
nada, la tripulación del petrolero Olterra
hundió su navío en la bahía de Algeciras
para evitar que fuese capturado por los
ingleses. El buque, de 5000 toneladas,
quedó varado en la zona hasta que el
teniente Licio Visintini, operador de la X
MAS, se percató de que podía ser muy
útil para los intereses de la Regia Mari-
na. Haciéndose pasar por un ingeniero
civil, el militar remolcó el navío hasta el
puerto, ubicado a un suspiro de Gibral-
tar, y lo convirtió en una base secreta
desde la que lanzar ataques de maiales
contra el Peñón.
denó que varios marineros fueran envia-
dos al Olterra con pasaportes falsos. Una
vez allí comenzó la operación. Los buzos
achicaron el agua del casco, reflotaron
parte del buque y montaron en su interior
un taller dedicado a la reparación y pues-
ta a punto de maiales. El teniente estaba
convencido de que lo más difícil sería lle-
var los torpedos hasta el navío, pero le
bastó con informar a las autoridades es-
pañolas de que las cajas en las que viaja-
ban no guardaban más que tuberías. Na-
die hizo demasiadas preguntas. Además,
sus hombres abrieron una suerte de por-
tones en los laterales del bajel para que,
llegado el momento, los SLC pudieran
salir sin ser vistos. Pasaron tan desaperci-
bidos que establecieron un puesto de ob-
servación en la cubierta del petrolero para
mantener controlados los movimientos de
El Olterra estaba operativo el 7 de diciem-
bre de 1942. Y desde él partieron tanto
maiales como miembros de los Hombres
Gamma. Todos ellos, conocidos como
la Squadriglia Ursa Major. Era una base
idónea, pues ahorraba a los buzos el via-
je desde las costas italianas. Su secre-
to se mantuvo hasta el 8 de septiembre
de 1943, cuando, tras la caída política
de Mussolini, los ingleses examinaron el
petrolero y descubrieron la verdad. La
sorpresa fue mayúscula, como comentó
León Goldsworthy, especialista en des-
activación de minas durante la Segun-
da Guerra Mundial: «Hasta entonces no
encontramos pruebas de que el Olterra
jugara un papel en este asunto. Lo podía-
mos ver sobre el dique exterior de Alge-
ciras. Nunca hubo la menor evidencia de
que tuviera algo que ver con los ataques».

Viejos compañeros de viaje a pesar de su
juventud. Aunque, si ellos eran veteranos, el
enemigo también. En las últimas semanas, los
ingleses, hartos de las incursiones, habían re-
forzado la vigilancia con una serie de lanchas
patrulleras que arrojaban cargas de profundidad
en las cercanías del puerto durante toda la noche.
Que una de ellas tocara el SLC era sinónimo de
una muerte horrible bajo las aguas de la bahía.
Cada equipo tenía claro su objetivo. «Mi blanco
era un acorazado de clase Nelson», escribió Vesco.
Su maiale salió a las 00:30 y tuvo que hacer frente
a un gran oleaje. «Me quitaba la máscara a inter-
valos porque no veía nada». Cuando llegaron a la
entrada del puerto la situación se complicó. «Me
sumergí a la mayor profundidad para evitar los
hidrófonos y que detectaran la fosforescencia de
mi estela». Se le cortó la respiración cuando tres
cargas de profundidad estallaron cerca. En la ne-
grura del fondo, la pareja se acercó hasta el casco
de un barco. Colocaron los explosivos, sí, pero
un fallo en el equipo de buceo hizo a Vesco tra-

72 MUY HISTORIA
 ESCENARIO
DE LA X MAS.
A la izquierda,
mapa de la
Bahía de
Algeciras (con
el peñón a la
derecha), zona
Bahía de en la que los
Algeciras) buzos de la X
Gibraltar Flottiglia MAS
lucharon contra
las defensas
de Gibraltar.

SHUTTERSTOCK
Mediterráneo

gar mucha agua. No tuvieron más remedio que

emerger, abandonar el SLC tras activar el sistema
de autodestrucción, y marcharse hacia la costa.
Horas después, un sonoro estruendo acabó con
el Fiona Shell, un petrolero aliado.
Catalano tuvo una suerte parecida. Llegó hasta la
entrada de la base y no tardó en sumergirse pa-
ra evitar que las patrulleras le descubrieran. Seis
horas permaneció bajo el mar hasta que, harto
de no hallar su objetivo, dejó el explosivo en la
Durham, una motonave cargada hasta la toldi-
lla de municiones. «A las 9:16 se produjo una

violenta explosión en la popa. Una columna de
agua se elevó 30 metros», informó tras la guerra.
Visintini y Magro padecieron también un calva-
rio, aunque pusieron la guinda a este golpe de
mano. Tras hacer una infinidad de maniobras
para escabullirse de las cargas de profundidad,
se toparon con una hilera de cinco petroleros
junto al crucero que debían minar. Fue una de-
cisión difícil, pero escogieron uno de los navíos
cargados de combustible. «Supuse que incendia-
rían el puerto», afirmó el ya teniente Visintini.
Acabaron con dos, pero el fuego no se extendió.
ESTERTORES
El 8 de mayo de 1943, poco antes de que Italia
fuese invadida por los Aliados, se sucedió otra de
las acometidas de mayor entidad. Una vez más en
mitad de la noche, tres SLC salieron del petrolero
Olterra dispuestos a acabar con otros tantos bu-
ques mercantes. Con los meses, los nombres de
los buzos más veteranos habían cambiado. Los
Visintini (muerto durante otro ataque en diciem-
bre) y compañía habían sido sustituidos por los
tenientes Notari, Tadini y Cella. Y vaya si estuvie-
ron a la altura. El procedimiento fue perfecto. No
ASC
EL OLTERRA.
La noche del
hubo problemas en los torpedos, los ingleses no 8 de mayo de
les descubrieron y se fueron al fondo tres navíos: 1943, tres SLC
el estadounidense Pat Harrison y los británicos salieron del
petrolero Olterra
Mashud y Camerata. Fue un éxito abrumador en dispuestos a
el que colaboraron también los Hombres Gamma acabar con
despistando a los centinelas. otros tantos
Al mes siguiente Italia estaba condenada. La inva- buques
sión norteamericana había terminado con el sueño mercantes. En la
imagen, el
imperial de Mussolini y el país se hallaba al borde buque cisterna
del colapso. A pesar de ello, la X MAS redobló los antes de ser
ataques en todos los frentes. El 3 de agosto, una derribado en
nueva partida de maiales abandonó el Olterra dis- Vado Ligure, en
puesta a provocar el caos en Gibraltar. Navegaron enero 1961.
pegados a la costa para evitar miradas indiscretas.
Todo iba bien hasta que un problema hizo que un
SLC se hundiera. Los cerdos no querían marcharse
sin dar un último susto a los buzos. La incursión fue
un éxito a medias. Por un lado, cayeron tres navíos;
por otro, los ya típicos fallos mecánicos provocaron
la captura del suboficial Gianolli. Otro día de traba-
jo en la vida de unos tipos que, más allá de bandos,
se hallaban entre las mejores unidades especiales de
la Segunda Guerra Mundial. MH

MUY HISTORIA 73
 Entre 1939 y 1945, España se convirtió en el escenario
de una guerra silenciosa que proyectaba el estruendo
del conflicto bélico que se libraba en el resto de Europa.
La condición neutral o no beligerante del franquismo
concedió a su régimen una importancia estratégica
que acentuaba la influencia geográfica de una España
desolada tras la Guerra Civil. Cada embajada libró
en Madrid su particular batalla de la información y la
diplomacia mediante un nutrido ejército de agentes que
convirtieron a Madrid en la capital del espionaje. CENTRO
NEURÁLGICO DE
LA INTELIGENCIA.
Madrid se convirtió
en una plataforma
clave para los servicios
de información de
JAVIER JUÁREZ ambos bandos
ALBUM

PERIODISTA Y ESCRITOR durante el conflicto.

74 MUY HISTORIA
 asta con acudir a las fuentes origina-
les, tanto aliadas como germanas, para
comprobar la dimensión y la impor-
tancia del tráfico de mensajes e infor-
mación procedentes de Madrid entre
1939 y 1945. Es lógico si se considera
que ningún otro país neutral podía competir
con España en cuanto a ubicación estratégica
ni tampoco en la aportación de materias pri-
mas como el wolframio, a excepción del hierro
procedente de Suecia. España sumaba además
ALMIRANTE un decisivo valor como puente hacia el norte de
WILHELM África y Latinoamérica.
CANARIS. No es de extrañar que ambos bandos ejercieran
A partir de 1942, sobre el régimen franquista una intensa presión
Canaris visitó
diplomática y de inteligencia con la que inclinar
España con
frecuencia y la balanza de la neutralidad hacia posiciones afi-
probablemente nes. Por razones políticas, Alemania partía de
estuvo en una ventaja evidente que aprovechó en todas sus
contacto con áreas de inteligencia: militar (Abwehr), política
agentes (SD) y policial (Gestapo)
británicos de
Gibraltar.
ASC
76 MUY HISTORIA
Alemania había ubicado en Madrid su más im-
portante representación exterior en un país
neutral. La sede diplomática en el paseo de la
Castellana número 4 —entonces avenida del Ge-
neralísimo— actuaba como un influyente centro
de poder. La obtención de información vital para
el esfuerzo bélico era uno de sus cometidos fun-
damentales, asignado al Abwehr.
ABWEHR: ESPIONAJE MILITAR ALEMÁN
El Abwehr era la organización de inteligencia
militar dirigida desde Berlín por el almirante
Canaris, un héroe de la Primera Guerra Mundial
con un perfil netamente conservador que nunca
asumió un compromiso abierto con el nazismo.
La estructura del servicio en cada país se deno-
minaba Kriegsorganisation —Organización de
Guerra— y era comúnmente conocida por su
abreviatura KO. Su labor dependía directamente
del Estado Mayor Alemán (OKW) y a todos los
efectos era un cuerpo militar.
En la Embajada alemana se hallaban destina-
dos directamente 87 miembros de la Abwehr y
otras 228 personas se dedicaban a diversas tareas
de inteligencia. El total de este personal —315
individuos— superaba en gran medida a los au-
ténticos diplomáticos del Ministerio de Asuntos
Exteriores alemán en Madrid, que sumaban 171.
Este contingente de la Abwehr controlaba al me-
nos 1500 agentes de primer nivel, esparcidos por
todo el territorio español. Esta impresionante red
producía tal volumen de información que el in-
tercambio de comunicaciones requería un total
de 34 operadores de radio y 10 ayudantes feme-
ninas encargadas del cifrado de los mensajes.
La KO-Spanien, dirigida por Gustav Wilhelm
Leissner, estaba dividida en una oficina central y
tres secciones. La sección I se ocupaba del espio-
naje, la sección II estaba dedicada a acciones de
sabotaje contra los intereses aliados en España,
fundamentalmente en el estrecho de Gibraltar, y
la sección III se centraba en el contraespionaje y
la desinformación.
La mayoría de estos agentes llegaron a España en
1937 enrolados en la Legión Cóndor, la fuerza
expedicionaria con la que Hitler apoyó a Franco
durante la guerra civil española. Fue el caso de
Leissner, conocido como Gustav Lenz o por los
nombres en clave de Sommer o Somoza. Leissner
había sido compañero del almirante Canaris en
la Marina. Tras la Primera Guerra Mundial emi-
gró a Nicaragua y fundó una editorial.
Al estallar la guerra civil española, Canaris le
encargó inicialmente dirigir la estación del
Abwehr en Algeciras y después todas las activi-
dades del servicio secreto en España. Leissner

creó una completa red de información que
incluía la sofisticada vigilancia con rayos infra-
rrojos del estrecho de Gibraltar, conocida como
Bodden —«bahía» en alemán—, y una extensa
infraestructura de aprovisionamiento de los sub-
marinos alemanes.
LA ALARGADA SOMBRA DE LA GESTAPO
Aunque la inteligencia militar disponía de los
mayores medios, el despliegue germano era
bastante más amplio y alcanzaba a todas las
estructuras de inteligencia. Otras tres agencias
contaban con presencia oficial y agentes repar-
tidos por la península.
La Gestapo ocupaba un papel predominante en
el control de la colonia alemana residente en Es-
paña, cifrada en unas 30 000 personas en 1939.
Al frente de la delegación policial, con sede en la
propia embajada, figuraba un oscuro policía lla-
mado Paul Winzer. Había cosechado una sólida
experiencia y excelentes contactos con las auto-
La Gestapo ocupaba un papel fundamental en el
control de la colonia alemana residente en España
GETTY
LEGIÓN DE
ESPÍAS.
ridades policiales españolas y la Falange. Sirvió La mayoría de
en los meses previos a la Guerra Civil como agre- los agentes
gado policial en la embajada y regresó al mismo alemanes
llegaron a
cargo una vez finalizada. España
Dada la importancia de la península ibérica para enrolados en la
los intereses alemanes, Winzer era considerado Legión Cóndor.
un hombre de la máxima confianza del responsa- Sobre estas
ble de la Gestapo, Heinrich Müller, y del director líneas, la Legión
Cóndor marcha
del servicio de inteligencia político de la Central por las calles de
de Seguridad del Reich (RSHA), Reinhardt Hey- Gijón en 1937.
drich. Winzer falleció en 1944 en un accidente
aéreo y fue sustituido por Ernst Hammes, hasta
entonces ayudante suyo y responsable de la Ges-
tapo en Cataluña.
Junto a la Gestapo, el RSHA disponía en Ma-
drid de un importante contingente orquestado
en torno a la Embajada y al principal consorcio
industrial germano en España, Sociedad Finan-
ciera Industrial (SOFINDUS).
La compleja estructura de la RSHA dividió sus
actividades en siete departamentos (AMT) ba-
jo la dirección inicial de Reinhard Heydrich. El
MUY HISTORIA 77

LA RUTA DE LOS ESPÍAS
l centro de Madrid fue durante esos
E años un escenario que hoy cuesta
trabajo imaginar, con banderas na-
zi ondeando en la Castellana y en la calle
Eduardo Dato, locales donde se daban ci-
ta agentes de uno y otro bando, o una red
de emisoras oficiales y clandestinas repar-
tidas por numerosas zonas de la ciudad.
El Abwehr desplegó varias emisoras en
Madrid, siendo la más importante una
estación central de radio denominada
SABINE. El Abwehr contaba además
con un edificio en la calle Jorge Juan de
Madrid que utilizaba como cuartel ge-
neral. En conjunto, las instalaciones ofi-
ciales germanas en la capital superaban
la docena de inmuebles, y entre ellas
destacaba la sede del partido nazi en la
calle Eduardo Dato.
Muy cerca de la embajada germana en
el número 4 del Paseo de la Castellana
se hallaba la residencia personal del em-
bajador, en la calle Hermanos Bécquer.
El palacete que acogía al representan-
te de Berlín lindaba con otra finca que,
paradójicamente, servía de residencia
al embajador británico. Tan incómoda
vecindad era extensiva a la situación de
las embajadas de ambos países. Unos
78 MUY HISTORIA
escasos metros separaban el inmueble
de la diplomacia nacionalsocialista de
la que representaba al Imperio británico
en la calle Fernando el Santo. Este edifi-
cio siguió siendo sede diplomática hasta
hace poco tiempo. El palacete que al-
bergó la sede alemana fue derribado en
los años 60 aunque aún puede visitarse
la pequeña ermita de culto protestante
donde se brindaban oficios religiosos a
la colonia germana.
Esta cercanía física entre funcionarios
de países en guerra, condenados a en-
contrarse en un Estado oficialmente
neutral, deparaba algunas situaciones
grotescas. El Embassy, en la esquina de
la Castellana con la calle Ayala, reunía
entonces a la élite de la sociedad madri-
leña. Regentado por una mujer irlande-
sa de fuerte carácter, Margaret Taylor, el
local acogía con frecuencia a personas
de ambas embajadas y ofrecía encuen-
tros discretos en sus reservados.
Más clandestina fue la labor desarrolla-
da por Taylor en la fuga de refugiados y
prisioneros de guerra, en colaboración
con Alan Hillgarth y el médico espa-
ñol Eduardo Martínez Alonso. En 1940,
Martínez Alonso tenía consulta propia
en Madrid y ejercía también como doc-
El médico Eduardo
Martínez Alonso
(en la imagen) colaboró
en la liberación de
numerosos prisioneros
de guerra británicos.
ASC
tor del personal de la Embajada británi-
ca. Hillgarth le encomendó la asistencia
médica de los militares británicos confi-
nados en el campo de internamiento de
Miranda de Ebro, en la provincia de Bur-
gos. Martínez Alonso, siguiendo instruc-
ciones de Hillgarth, comenzó a ampliar
el objeto de su misión médica colabo-
rando activamente en la puesta en liber-
tad de muchos de estos reclusos. Su
método habitual era certificar una enfer-
medad infectocontagiosa falsa. La falta
de recursos sanitarios, el hacinamien-
to y el miedo a una epidemia permitían
habitualmente el traslado del supuesto
enfermo a Madrid bajo la atención per-
sonal del galeno. Una vez en la capital,
los sótanos del Embassy se convertían
en catacumbas clandestinas donde es-
tos fugados recibían auxilio, comida, y
en muchas ocasiones, nueva documen-
tación. La ruta de escape concluía con
el traslado del refugiado desde el Em-
bassy a Gibraltar en coches oficiales de
la Embajada británica, o incluso en el
vehículo personal del doctor Martínez
Alonso, quien conducía a los evadidos a
su finca gallega en Redondela. Una vez
allí eran trasladados en pequeños botes
hasta buques británicos anclados en las
proximidades.
 El tráfico del valioso
wolframio español
hacia la industria militar
alemana pasó siempre
por SOFINDUS
AMT VI, o departamento VI, correspondía
al SD (Sicherheitsdienst o Seguridad Exterior).
Entre sus secciones, el AMT VI B se encargaba
del espionaje en Europa Occidental y dentro de
este la sección 4, o AMT VI B4, actuaba sobre
España y Portugal.
EL SD operaba oficialmente a través de diver-
sos agentes acreditados, pero ninguno de ellos
ejerció un papel tan relevante como el máximo
responsable del consorcio SOFINDUS, quien
sumaba a sus privilegios empresariales una
máxima cercanía política y personal con el pro-
pio Francisco Franco. Ese hombre se llamaba
Johannes Eberhard Franz Berhnhardt.
En 1938, Berhnardt transformó la empresa HISMA
con la que Alemania había canalizado su ayuda
militar a Franco en un conglomerado empresarial
denominado SOFINDUS (Sociedad Financiera
Industrial), cuyos intereses abarcaban todos los
sectores estratégicos. A diferencia de HISMA, nació
claramente como una herramienta para afianzar el
control alemán sobre la economía española y ga- MH
rantizar el suministro de materias primas.

ASC
EL HOMBRE
LA ALARGADA SOMBRA DE LA GESTA DEL CORAZÓN
Durante la Segunda Guerra Mundial SOFIN- establecimiento en Madrid de la persona que la DE HIERRO.
DUS estuvo presente en todos los sectores dirigiría: Walter Eugen Mosig. Apodado así por
Hitler, los
estratégicos, fundamentalmente en el agrario, el Mosig fue nombrado nada menos que di- historiadores
de transportes y el minero, todos orientados a rector del consorcio SOFINDUS, situado consideran a
satisfacer la ingente demanda alemana. El tráfico nominalmente por debajo únicamente de Jo- Reinhard
del valioso wolframio español hacia la industria hannes Bernhardt. Su relación era tan estrecha Heydrich, primer
militar alemana pasó siempre por sus manos. que vivían en domicilios casi colindantes, el de director de la
Oficina Central
Su influencia con el régimen franquista y su Mosig en el número 4 de la calle de la Brisa. El de Seguridad del
compromiso ideológico convirtió al astuto em- inmueble pertenecía a Bernardo Levinger, un Reich (RSHA),
presario en una pieza mayor para el espionaje judío alemán exiliado. En la tercera planta Mo- como el miembro
alemán. Esa labor clandestina la desempeñó a sig instaló un radiotransmisor de largo alcance. más temible de la
las órdenes directas del máximo responsable del Desde su llegada operó con amplia libertad de élite nazi.
SD, Walter Schellenberg, y se orientó en un doble movimientos y sin las restricciones de ser con-
sentido: suministrar información y dar cobertu- siderado personal diplomático. Cobraba un
ra a través de sus empresas a los agentes del SD. sueldo del SD y una generosa retribución de
En el verano de 1943, Johannes Bernhardt se SOFINDUS, quien le encargó la seguridad de
reunió en Berlín con Schellenberg y juntos sus explotaciones mineras ante la comisión de
acordaron la creación de una nueva red de in- posibles actos de sabotaje, especialmente en las
teligencia, denominada en clave GRILLE, y el minas de wolframio.

MUY HISTORIA 79
 No obstante, su actividad fundamental se
centró en recabar información sobre la situación
política interna de España y las actividades comu-
nistas en el sur de Europa, incluidos los intentos
de reconstruir la estructura del Partido Comu-
nista. Junto a él trabajaba un pequeño grupo de
tres o cuatro colaboradores, aunque solo existen
referencias documentales a Fritz Lackner y a una
mujer mencionada como fraulein Bureckner,
quien actuaba como su secretaria y operadora del
radiotransmisor de la red Grille, conocido en clave
como Funklinie nº 9. El alias utilizado por Mosig
en sus transmisiones era Imker.
En muy poco tiempo estableció una red de infor-
mantes en el nivel más elevado de la estructura del
régimen franquista: José Ungría (Responsable de
los servicios secretos franquistas durante la Guerra
Civil), el General Antonio Aranda (Destacado mi-
litar y una de las voces más reconocibles del sector
monárquico), Ernesto Giménez Caballero (escritor
e intelectual ligado a la Falange), Manuel Fal Conde
(Dirigente histórico del carlismo y de Comunión
Tradicionalista), Víctor de la Serna (Director del
diario Informaciones), el general Martínez Cam-
pos (Responsable del Estado Mayor del Ejército) y
Ramón Serrano Suñer (Cuñado de Franco y exmi-
nistro de Interior y de Asuntos Exteriores)
Además de las emisiones regulares que realizaba
desde la emisora, Mosig redactaba mensualmen-
te un informe bajo el nombre «Informaciones
sobre el Komintern», aunque en una fase pos-
terior redujo su encabezamiento únicamente a
«Informaciones K». Comenzó su redacción en
enero de 1944 y remitió una edición mensual
hasta la finalización de la guerra.
Además de la red Grille, el SD operó con otros
dos agentes y sus respectivas redes: Heinz Ed-
mond Singer, que combinaba su integración en
la delegación de la Gestapo en Madrid con su
adscripción al SD, para quien enviaba informes
de manera autónoma; y Karl Arnold, quien des-
de su oficina de SOFINDUS de la calle Ayala,
creó una red para centralizar y filtrar la infor-
mación procedente de Latinoamérica.
Por último, Alemania mantuvo operativa hasta
1945 una cuarta célula de inteligencia a través
del consejero de la embajada Erich Gardemann,
centrada en información diplomática que sumi-
nistraba directamente al ministro de Asuntos
Exteriores Joaquim Von Ribbentrop.
EL ESPIONAJE ALIADO
Los servicios aliados de inteligencia contaban con
una presencia casi simbólica desde el punto de
vista cuantitativo, pero de gran eficacia opera-
tiva. El Reino Unido era, con diferencia, el país
con mejor conocimiento de la realidad española
y quien contaba con una presencia más asentada
con anterioridad a la Guerra Civil.
El MI6 (Military Intelligence, Section 6) tenía
una delegación en el seno de la Embajada bajo la
cobertura de oficina de pasaportes, al frente del
oficial Hamilton Stokes. Sin embargo, el autén-

GARBO, EL ESPÍA
nos pocos metros más arriba del paso de los meses, Pujol logró convencer

U Embassy, en la misma calle Ayala,

se encontraba el Hotel Majestic,
hoy desaparecido. En él trabajaba un
personaje recién llegado a la capital en
1939. Ocasionalmente también acudía
al Embassy en sus momentos de ocio y
quizá allí comenzara a tejer una estrate-
gia que le convirtió en uno de los espías
más importantes de la Segunda Guerra
Mundial. Se llamaba Joan Pujol, era na-
tural de Barcelona, y pronto sería cono-
cido por el MI6 y el MI5 como Garbo,
una alusión a la actriz sueca y a las do-
tes interpretativas del agente español.
Provisto de una voluntad temeraria, Pujol
a sus interlocutores germanos de que po-
día establecerse en Londres y enviarles in-
formación desde el propio corazón del Im-
perio británico. Berlín aceptó finalmente y
Pujol acabó convertido en un doble agen-
te tutelado por el MI5 británico.
Sus informes desde Londres acrecen-
taron su influencia en el Estado Mayor
Alemán. Convenció a Berlín de que había
creado una supuesta red de 27 agentes
desplegada por todo el territorio británi-
co y su desinformación fue decisiva para
contener el avance de las divisiones pan-
zer alemanas durante la fase más crítica
del desembarco de Normandía.
ASC

se ofreció a los servicios británicos en Ma-
drid. Obtuvo varias negativas por respues-
ta. A principios de 1941 decidió invertir el
itinerario. Halló en la Embajada alemana
una acogida inicialmente fría pero progre-
sivamente interesada en su oferta. Con el
Pujol nunca fue descubierto en su actua-
ción clandestina e incluso se encontró en
Madrid con sus enlaces alemanes al tér-
mino de la guerra. Fue la única persona
condecorada por ambos bandos durante
la Segunda Guerra Mundial. Hasta 1984,
40 años después de los hechos, no se
conoció públicamente quién fue el decisi-
vo agente doble que había propiciado la
apertura del segundo frente en Europa.

80 MUY HISTORIA

tico alma mater de la inteligencia británica era el
agregado naval, Alan Hillgarth, amigo personal
de Churchill y un personaje a la altura de las no-
velas de aventuras y del Oeste que solía escribir
en su residencia mallorquina.
Hillgarth enviaba sus informes al primer minis-
tro y jugó un papel relevante durante la vista del
duque de Windsor, anterior Rey Eduardo VIII, en
el verano de 1940, cuando la diplomacia germa-
na ideó su secuestro y posible regencia del Reino
Unido como monarca títere bajo la supervisión
nacionalsocialista. La hábil gestión de Hillgarth
impidió que Eduardo, simpatizante nazi junto a
su esposa Wallis, cediera a las presiones de Von
Ribentropp. La inteligencia germana bautizó esta
trama como Operación Willy, el nombre familiar
con el que Eduardo era conocido.
Además de Madrid, resultaba también muy efec-
tiva la antena local del MI6 en Gibraltar, a cuyo
frente operó Desmond Bristow. Bristow era hijo
de un ingeniero británico en las minas onubenses.
Hablaba perfectamente español, con un pronun-
ciado acento andaluz. Ingresó en la carrera militar
y cuando estalló la guerra fue transferido a la sec-
ción ibérica del MI6, que abarcaba labores de
espionaje en España, Portugal y norte de África.
Bristow coincidió en este departamento con figu-
ras históricas como Kim Philby, el más importante
agente doble soviético de la Guerra Fría, o el es-
ASC
WALTER
SCHELLENBERG.
critor Graham Greene. Al término de su carrera, En 1942, el
Bristow se estableció en el municipio malagueño máximo
de Frigiliana y escribió un esclarecedor libro de responsable de
SD intentó ganar
memorias sobre esa época titulado Juego de topos. para la causa
El último servicio operativo con presencia impor- nazi a los duques
tante en Madrid fue el norteamericano. La OSS de Windsor.
(Oficina de Servicios Estratégicos) tardó en esta-
blecerse en Madrid debido a que esta agencia de
espionaje precursora de la CIA se había fundado
coincidiendo con el inicio de la guerra. La mo-
desta delegación de la OSS en Madrid disponía de
una oficina en la calle Alcalá Galiano de Madrid
que operaba como representación comercial de
una empresa petrolera norteamericana. Una de
las agentes enviadas desde EE. UU., Aline Griffith,
acabó convirtiéndose en la condesa de Romanones.
En enero de 1944 se estableció también un repre-
sentante del X-2, el servicio de contraespionaje
norteamericano. A pesar de la falta de medios y
de sus continuas demandas a Washington para
reforzar la misión con más efectivos, en menos
de un año elaboró una lista con las fichas de
28 000 sospechosos como agentes enemigos. MH
Ambos bandos reclutaron a las
mentes más brillantes. Para saber
más sobre el espionaje científico,
escanea este código QR.
MUY HISTORIA 81
 ALBUM

82 MUY HISTORIA
 EL PLAN ALIADO PARA
INVADIR EL SUR DE LA
PENÍNSULA IBÉRICA
La simpatía de España por la Alemania nazi hizo temer a los aliados que esta
interviniera en la guerra o que el territorio español fuera utilizado por las fuerzas
del eje. Eisenhower fue elegido para comandar un plan que convenciera a la
depauperada y cambiante España de que la neutralidad era la mejor opción.
FEDERICO ROMERO DÍAZ
HISTORIADOR

l 1 de septiembre de 1939 los alema- no llegándose a ningún acuerdo en la práctica.

nes invadieron Polonia y estalló la Se- Tras la entrevista, las relaciones entre ambos
gunda Guerra Mundial. Tan solo ha- países siguieron siendo de «amistad» aunque Es- PARÍS
bían pasado cinco meses desde el final paña, que ahora tenía a los alemanes al otro lado OCUPADA.
En la imagen,
de la guerra civil española y después de la frontera pirenaica, miraba con recelo a sus un francés llora
de tres años de lucha fratricida, Espa- nuevos vecinos. Entraba dentro de lo posible que mientras los
ña estaba en ruinas. Con más pena que gloria, los germanos, movidos por el deseo de ocupar alemanes
afrontaba una reconstrucción que a todos se les Gibraltar y hacerse así con el control del Medite- desfilan por las
antojaba difícil y larga. rráneo, decidieran invadir territorio español. calles de París
el 14 de junio
En junio de 1940, tras la victoria nazi sobre de 1940.
Francia y la visión de las divisiones alemanas
desfilando en París, muchos dentro y fuera de
España abogaban por aliarse con Adolf Hitler. De
hecho, la Italia de Mussolini, a pesar de no estar
bien preparada para entrar en el conflicto, no du-
dó en hacerlo en ese mismo mes. La situación en
España era distinta: Franco, a pesar de declararse
«no beligerante» mostró en numerosas ocasiones
su simpatía por el régimen nazi, pero a pesar de
ello, no llegó a entenderse tan plenamente con
Alemania como Italia. En octubre de ese mis-
mo año, se reunió con Adolf Hitler en Hendaya
para tratar de resolver los desacuerdos sobre las
condiciones españolas para su entrada en la gue-
rra junto a las potencias del Eje. Las demandas
principales eran: expansión territorial en África
a costa de los territorios franceses; la donación
de abundante material militar junto con el envío
SHUTTERSTOCK

de alimentos y petróleo. Finalmente, el precio a

pagar fue considerado excesivo por Alemania,

MUY HISTORIA 83
 también eran susceptibles de ser invadidas,
aunque en este caso por tropas angloamericanas.
La entrada en la guerra de los Estados Unidos
a finales de 1941 y los desastres alemanes de
El-Alamein en julio de 1942 y de Stalingrado
en febrero de 1943, cambiaron la situación. Los
germanos ya no eran los amos absolutos del
campo de batalla. Habían pasado a luchar a la
defensiva. En este nuevo escenario bélico, los
aliados se plantearon la creación de un segundo
frente que diera un respiro a los soviéticos en
el frente oriental. Una de las posibilidades,
defendida por Stalin, era armar un gran ejército
y hacerlo desembarcar en la costa del norte de
Francia o en Bélgica y, desde allí, avanzar hasta
llegar a Alemania. La idea era vencer abrumando
con el aporte continuo de efectivos humanos
ASC

y gracias a la aplastante superioridad de la

LA INVASIÓN industria pesada norteamericana. Pero a pesar
QUE NO del apoyo del Kremlin a esta idea, Estados Unidos
SUCEDIÓ. De hecho, habían diseñado todo un plan y Reino Unido lo consideraron precipitado
A través de la
conocido como «Operación Félix» para llevarlo dado el potencial ofensivo que aún esgrimía la
«Operación
Félix» Alemania a cabo. En 1941, para tratar de prevenirlo y a Wermacht. Tanto a Roosevelt como a Churchill
planeaba invadir pesar de las escasas posibilidades de la maltrecha les pareció que lo más prudente era un gran
territorio hacienda española, se enviaron más soldados a las desembarco por el norte de África, controlado
español para guarniciones fronterizas y se dedicó un generoso por el Gobierno títere de Vichy. Además, era
acabar en presupuesto para la construcción de «Obras de una excelente oportunidad para endurecer en
Gibraltar. Abajo,
soldados Defensa Nacional» tanto en los Pirineos como el combate al aún inexperto ejército americano.
británicos en la fortificación de las costas de Cádiz, que Este plan de invasión, que ya había circulado por
montando un
avión frente a
la roca de
Gibraltar.
ASC
los despachos militares con el nombre de Gymnast,
fue adoptado definitivamente el 24 de julio bajo
la nueva denominación de Torch (Antorcha). El
hombre designado por el general Marshall (Jefe
del Estado Mayor del Departamento de Guerra
de los Estados Unidos) para comandarla, sería
el general de brigada Eisenhower. La elección
de un norteamericano como líder de Torch
eliminaba las susceptibilidades que entre los
franceses hubiera provocado la designación de un
general británico para dirigir la invasión de sus
colonias más preciadas.

LA NECESIDAD DE UNA ESPAÑA NEUTRAL

Para que el plan tuviera éxito, era imprescindible
que España se mantuviera al margen como un
país neutral o como mínimo, que adoptara una
actitud pasiva. La flota aliada debía cruzar el
Estrecho de Gibraltar y eso ponía a sus barcos al
alcance de las baterías españolas. Franco había
reforzado las defensas de sus plazas africanas
con la construcción de aeropuertos, baterías de
artillería, fortificaciones, etc.
En el caso de que España, movida por sus
aspiraciones territoriales sobre el Marruecos
ASC

francés, se declarase beligerante a favor del Eje

o en la situación de que las tropas alemanas
invadiesen la península ibérica, para hacerse
con Gibraltar, se hacía necesario diseñar un
plan de respuesta: el plan Backbone (columna
vertebral) que se activaría en el mismo momento
en que la Wehrmacht cruzara los Pirineos y
penetrara en suelo español. Los servicios de
inteligencia británicos no consideraban posible
ese movimiento de tropas hasta la primavera de
1943. Para entonces, los aliados, que ya habrían
conquistado el Norte de África, ocuparían el
Marruecos español.
Para defender su protectorado marroquí España
contaba con unos 100 000 hombres repartidos
por las plazas de Tánger, Ceuta, Tetuán o
Melilla. Además, el ejército español poseía
unos 60 aviones (utilizados en su mayoría en
la Guerra Civil) y unos 200 carros de combate
anticuados, faltos de repuestos y combustible.
En cuanto a la flota española, tampoco suponía
una gran amenaza: sus barcos eran escasos y
antiguos, lo que limitaba su papel en un supuesto
EL LÍDER
DE LA
enfrentamiento a labores defensivas o de apoyo OPERACIÓN
TORCH. El
a convoyes y tráfico costero. A esta penosa general
situación hay que añadir que las heridas de la Marshall, en la
reciente Guerra Civil aún sangraban y muchos imagen, nombró
de los soldados que habían sido reclutados a al general de
la fuerza podrían haber desertado nada más brigada
Eisenhower para
iniciarse los primeros combates. Es posible que
comandar la
hubiera sucedido lo mismo que en Italia, donde operación Torch,
una gran parte de los reclutas se rindieron, para la que era
desertaron o se pasaron al enemigo. necesario que
España se
mantuviera al
margen.
INVASIÓN ALIADA DE LA PENÍNSULA
En el supuesto de que las tropas alemanas, con el
acuerdo o no de Franco, penetraran en España,
Backbone también preveía la invasión de la
península ibérica y la ocupación de Andalucía
para establecer un primer frente en Sierra Morena.
Allí, podrían resistir el empuje de las divisiones
acorazadas del Eje. De esta manera, Gibraltar

Los aliados tenían previsto invadir España y ocupar

Andalucía si las tropas alemanas, con o sin la
aprobación de Franco, entraban en la península
MUY HISTORIA 85
 La exhibición de fuerza aliada pretendía persuadir
a los españoles de que la resistencia era inútil
y el control de la entrada al Mediterráneo
quedarían a salvo de los alemanes.
E l p l a n c ompre n d í a t re s m ov i m i e nt o s
simultáneos: el primero sería la toma de Tánger
y Tetuán (esta última ciudad era la capital del
protectorado y estaba fuertemente defendida).
Las tropas avanzarían desde Alcazarquivir
apoyadas en una sólida cobertura aérea; el
segundo consistiría en la conquista de Ceuta,
solo posible tras varias acciones coordinadas (el
lanzamiento de paracaidistas que eliminarían
los ocho cañones de costa que había en el
emplazamiento, un desembarco de la infantería
a 20 kilómetros y una intensa preparación
artillera) y el tercero, culminaría con la toma de
Melilla y de su aeropuerto, avanzando la fuerza
invasora desde el este. Era una operación muy
compleja que planteaba muchos interrogantes
debido a la difícil orografía de la zona y a la falta
de carreteras. Además se necesitaba del factor
sorpresa para obtener el éxito.
En realidad, el plan Backbone era una operación
complementaria, de cobertura de la Operación
SIERRA Torch. Se trataba de una gran exhibición de fuerza
MORENA, que pretendía persuadir a los defensores españoles
EL PRIMER
FRENTE de que la resistencia era inútil. Participarían
ALIADO. un total de cinco portaaviones, siete cruceros
En la imagen, el y tres destructores apoyados por 200 cazas y 50
Parque Natural bombarderos que acabarían con los pocos y
Sierra de anticuados aviones españoles. Así ablandarían
Andújar, en
Sierra Morena.
SHUTTERSTOCK
86 MUY HISTORIA
las defensas de las ciudades que serían ocupadas
con paracaidistas y una infantería apoyada por
gran cantidad de los modernos carros de combate
MKIII y MKIV, que llegarían desde Casablanca
por mar. Incluso, se llegó a pensar en utilizar a
militares republicanos exiliados para financiar
y armar, desde los territorios franceses, un
levantamiento de la tropa marroquí alistada en
las unidades españolas del Protectorado.
ATAQUE POR SORPRESA
Los servicios de información aliados trataron de
confundir a los alemanes sobre dónde y cuándo
sería el ataque. Difundieron información falsa para
hacer creer a la Abwehr (los servicios de inteligencia
alemanes) que la invasión se produciría en Dakar.
Curiosamente, y a pesar de que tanto los españoles
como los italianos supieron adivinar donde sería
el próximo golpe de los aliados, el desembarco
anglo-americano pilló totalmente por sorpresa a los
alemanes, que estaban demasiado preocupados por
lo que estaba sucediendo en Stalingrado. La cortina
de humo funcionó y el asalto se produjo sin grandes
problemas la madrugada del 8 de noviembre de
1942 en Safi, Casablanca, Port Lyautey, Fedhala,
Orán, Argel y Bugía.
Norteamericanos y británicos se apresuraron
a dar garantías de que no tenían intenciones
hostiles con respecto al Marruecos español,

ASC
BATALLA DE MAZALQUIVIR. El 3 de julio de
1940, la armada británica atacó a la armada francesa
fondeada en el puerto militar de Mazalquivir después
de que Francia firmara el armisticio con la Alemania
nazi. En la imagen, el destructor Mogador, uno de los
barcos hundidos por los británicos.
manteniendo sus tropas a una más que prudente
distancia de la frontera. España estaba tentada de
jugar la baza de exigir a los aliados un avance
territorial a costa del protectorado francés, pero
no sabía que Eisenhower, con tal de evitarse una
nueva campaña invernal, hubiera cedido a los
españoles el dominio de una pequeña zona que
llegaba hasta el curso del río Quergah.
UNA POSTURA PRUDENTE
Para discutir sobre todo ello se reunió el Consejo
de Ministros en Madrid ese mismo día 8 de
noviembre. A pesar de que el general Asensio
y algunos ministros falangistas propugnaron
la intervención, en la práctica se optó por la
pasividad y por confirmar a los angloamericanos
la neutralidad española. En esos momentos, Von
Paulus se encontraba sitiado en Stalingrado,
Rommel se retiraba hacia Trípoli y la flota italiana
había sido reducida a la inoperancia. Además tras
la victoria británica en El-Alamein y el ataque en el
Norte de África, quedaba claro que la balanza
GUERRA EN
EL NORTE
DE ÁFRICA.
Carro de combate
de crucero británico
MK-IV utilizado en la
Batalla de Francia y
en el Norte de África
en 1940.
ASC
ESPAÑA INERME.
EL CÓMPUTO DEL DESASTRE
menudo encontramos el adjetivo «inerme» en los manuales de
A historia referido al estado de ruina y de impotencia en el que se
encontraba España tras el final de la Guerra Civil. Esta preca-
riedad extrema se utiliza para explicar por qué España, que exigía
considerables ayudas en alimentos y equipamiento, además de im-
portantes concesiones territoriales en el África francesa, no era un
aliado demasiado atractivo para los alemanes. Aparte de su privile-
giada situación estratégica y alguno de sus recursos naturales, poco
más podía aportar al bando del Eje. También explicaría, al menos en
parte, que el Gobierno de Franco tras el desembarco de los angloa-
mericanos en las posesiones francesas en Marruecos y Argelia, no
tratara de aprovecharse de la situación para ampliar los territorios
del Protectorado español.
¿Cuáles son los números que describen esa España inerme?
En cuanto a la cifra de fallecidos es difícil de determinar, siendo 400 000
y 600 000 la cantidad más probable. La mitad correspondería a los caí-
dos en combate o por la represión de ambos bandos, y el resto a las
condiciones derivadas del conflicto. En 1940, más de 500 000 personas
estaban recluidas en 60 campos de concentración. A la altura de marzo
de 1939 había unos 450 000 exiliados españoles sobre todo en Francia,
aunque también en el Norte de África, América y Rusia.
Se calcula que en 1939 la renta nacional solo representaba tres cuar-
tas partes de la de 1936. Las ciudades y pueblos españoles sufrieron
una devastación menor que la que se produjo en Europa durante la
Segunda Guerra Mundial, pero aun así, los daños fueron importan-
tes perdiéndose unas 250 000 viviendas a causa de los bombardeos,
combates, etc. La producción agrícola descendió un 20 %, la cabaña
ganadera se redujo a un tercio en vacuno y lanar y a un quinto en por-
cino. Los alimentos escasearán en el futuro y se impondrá por parte
del Estado el sistema de las cartillas de racionamiento. La producción
industrial cayó en torno a otro 30 % a causa de las destrucciones y de
la falta de repuestos. La dieta de carne se redujo a un tercio. Morían
unas 50 000 personas al año por el consumo de alimentos en malas
condiciones y solo por tuberculosis fallecían 26 000.
En cuanto a las comunicaciones, la marina mercante perdió un tercio
de su tonelaje, fueron destruidos el 40 % de las locomotoras y
el 70 % de los vagones de tren, siendo frecuente la ruina de puentes,
tramos de carreteras, etc.
Lo peor de todo no fue la desolación y el desastre económico, sino la
imposibilidad de ponerle remedio, debido primero al contexto bélico
derivado de la Segunda Guerra Mundial, y después al boicot interna-
cional al que el régimen de Franco fue sometido por su ideología fas-
cista y sus pasadas simpatías hacia la Alemania nazi.
 EL PLAN DE FRANCO PARA FORTIFICAR
LA FRONTERA PIRENAICA: «LA LÍNEA P»
a desde la Edad Media, los Piri-
Y neos han sido considerados como
una gran frontera natural, como un
paso de comunicación con Europa que
necesitaba ser fortificado para prevenir
posibles agresiones externas.
Tras finalizar la Guerra Civil, muchas
eran las razones que llevaron al régimen
franquista a poner sus ojos en esta
zona. La primera y más inmediata era
la de frenar las continuas incursiones
que desde el lado francés de la frontera
realizaban los exiliados republicanos
españoles que se habían pasado
al «maquis», es decir, a la guerrilla
antifranquista. Además, con el estallido
de la Segunda Guerra Mundial y la
rápida ocupación de Francia por
las divisiones alemanas, el peligro
se multiplicó: a las acciones de la
guerrilla había que añadir la posibilidad,
especialmente tras el fracaso de las
conversaciones de Hendaya entre
Franco y Hitler, de una invasión de los
nuevos vecinos y «amigos» alemanes
en busca de la conquista de Gibraltar
que les daría el control de la entrada al
Mediterráneo. Otra posibilidad era que
ASC
88 MUY HISTORIA
los aliados, tras expulsar a los alemanes
de Francia, decidieran no parar en
la línea divisoria franco-española y
continuar su camino para derrocar al
régimen fascista en España.
Las amenazas eran tan variadas
que Franco no dudó en diseñar un
ambicioso plan de impermeabilización
de la frontera mediante la creación
de lo que se conocerá como la Línea
P o Línea Pirineos. El proyecto inicial
aprovechaba las construcciones
preexistentes de la época de la
República, pero aun así, era necesaria
la construcción de entre 8000 y 10 000
puestos militares más a lo largo de unos
450 kilómetros.
La organización defensiva de esta
estructura se planificó dividiéndola en
tres sectores: oriental, central
y occidental.
A pesar de lo menguados que eran los
recursos económicos del momento,
se movilizaron grandes cantidades de
medios y soldados, fundamentalmente
de reemplazo, para la construcción de
estos búnkeres, muchos de los cuales
podemos visitar aún en nuestros días.
Había diferentes tipos de búnkeres
(observación, mando, combate, etc.).
Cada centro defensivo estaba ideado
para que contara con trincheras de
comunicación, alambradas, puestos
de observación, campos de minas
perimetrales, etc. Estaban dotados de
ametralladoras, cañones, morteros...
Curiosamente, tras el fin de la Segunda
Guerra Mundial se continuó con el
proyecto de fortificación.
Será en 1953, con la firma de los
llamados Pactos de Madrid entre
España y Estados Unidos, cuando el
plan se deje de lado.
La Línea Pirineos es parte de nuestro
patrimonio histórico, un mudo testigo
del pasado que permanece olvidado
en lo más profundo de la cordillera.
Sus construcciones, abandonadas en
la mayoría de los casos, sirven como
refugio a pastores, guarida de animales
o han sido reconvertidos para usos
agrícolas o ganaderos. A diferencia
de otros países, son muy pocos los
búnkeres que se han puesto en valor
como recurso turístico, como el bien
cultural que son.
 ASC

se inclinaba ahora del lado de los aliados y que

a España le tocaba jugar la carta de la prudencia. El
16 de noviembre en consejo de ministros se decide
mantener la neutralidad no admitiendo el paso por
territorio español de tropas alemanas, evitando
cualquier incidente en Marruecos y dando, por
otro lado, facilidades económicas al Eje.

CAMBIO DE OBJETIVOS
Con el paso de las semanas, los angloamericanos
comprendieron que a pesar de las presiones
ejercidas desde Berlín, Franco no era un peligro
para su presencia en el Norte de África y que
mantener un número tan elevado de tropas en
ALBUM

reserva para la ejecución de Backbone no tenía

sentido. El 2 de febrero de 1943, se decidió DEL NORTE
archivar el plan y asignar las fuerzas retenidas DE ÁFRICA
a otras intervenciones de gran calado como la invasión de territorio español. Tras la guerra y la A SICILIA.
invasión de Sicilia (plan Husky). El 10 de julio de derrota del fascismo apareció un nuevo enemigo El plan
Backbone se
1943, los aliados dirigidos por el general Patton común: el comunismo. España y Estados Unidos archivó
desembarcan por fin en el golfo de Gela, en Sicilia. acabaron convirtiéndose en socios. La operación destinando las
Catorce días después están en Palermo y el 24 de Backbone se convirtió en un secreto de Estado que fuerzas a la
ese mes, Mussolini es depuesto. Los éxitos de la nadie estaba interesado en desenterrar. ocupación de
campaña italiana relegaron al olvido los planes de Fueron necesarios otros 50 años para que, en Sicilia. Arriba, el
general Patton y
los Archivos Nacionales de los Estados Unidos,
el teniente
el expediente polvoriento que contenía todo coronel Lyle
lo referente a Backbone viera de nuevo la luz.
Como Franco no era En España, exceptuando a algunos generales y
Bernard cerca
de la población
siciliana de
políticos del régimen franquista que vivieron
un peligro se decidió con angustia la delicada situación de esos meses, Brolo. A la
izquierda, los
nunca fuimos muy conscientes de lo cerca que
asignar las fuerzas a nuestro país estuvo de entrar en la terrible
aliados en Safi,
Marruecos.
Segunda Guerra Mundial y de lo diferente que
otros objetivos, como habría sido nuestro futuro de haberse llevado
a cabo, aunque esa es ya otra historia. Por
la invasión de Sicilia desgracia, nada nuevo en el horizonte. MH

MUY HISTORIA 89
RECELOS Y
SOSPECHAS.
Las relaciones
de España y
Portugal durante
la Segunda
Guerra Mundial
pasaron por
SHUTTERSTOCK

diversas fases:
se necesitaban
y desconfiaban
el uno del otro.

90 MUY HISTORIA
 EL DIFÍCIL EQ UILIBRIO DE L A NEU T R A LIDA D
EN T IEMPOS DE G U ERR A

RELACIONES ENTRE
ESPAÑA
Y PORTUGAL
Cuando estalló la Segunda Guerra Mundial, tanto la España de
Franco como el Portugal de Salazar se declararon neutrales,
acordando una alianza en la península ibérica que garantizase
dicha posición. Sin embargo, las inclinaciones hacia el Eje de parte
del Gobierno franquista y la coalición histórica de los lusos con
Inglaterra convertirían el escenario ibérico en un complejo puzle de
intereses creados que a punto estuvo de conducir a ambos
países a la batalla.

ÓSCAR HERRADÓN
PERIODISTA Y ESCRITOR

MUY HISTORIA 91
 isboa y Madrid fueron dos de los cen-
tros neurálgicos de las relaciones diplo-
máticas y los servicios de inteligencia
durante la Segunda Guerra Mundial en
Europa. A pesar de tratarse de capita-
les de países aparentemente neutrales,
su situación geoestratégica —puerta de entrada
del Mediterráneo, frontera europea con el norte
de África y con la Francia ocupada por los Piri-
neos, puertos hacia el Atlántico—, convirtieron
a la península ibérica en un enclave muy precia-
do tanto por los servicios de espionaje alemán
e italiano como por los aliados, principalmente
los británicos. Todos ellos querían ganarse el
apoyo de unos hipotéticos contendientes que
APOYO A podrían contribuir a decantar la balanza de la
LOS ALIADOS victoria hacia uno u otro bando.
Portugal, con
Es más, los alemanes intentaron que Franco
António de
Oliveira Salazar entrase en la Segunda Guerra Mundial, pero a
a la cabeza, su vez Churchill y sus hombres fuertes negocia-
estaba ron con generales y mandamases del Gobierno
vinculada español precisamente para asegurarse de lo
históricamente contrario, en uno de los episodios largamente
con el Reino
Unido.
ASC
92 MUY HISTORIA
ocultados de aquel tiempo. Aunque la evolución
de la guerra provocaría que el Gobierno español
se viera obligado a cambiar de estrategia, pues
sabía de la necesidad de ayuda anglo-estadou-
nidense en una posguerra que estaba siendo
terrible, lo cierto es que el régimen franquista
no ocultó su germanofilia ni su afinidad para
con las potencias del Eje desde antes incluso de
que estallara el conflicto.
Muchos generales y ministros franquistas (Ra-
món Serrano Suñer o el Conde de Mayalde,
entre otros) eran abiertamente favorables al
Tercer Reich, y el propio Franco debía mucho
de su victoria al apoyo dado tanto por alemanes
como por italianos. El propio dictador español
posaba en sus primeros años al poder, en su des-
pacho, rubricando documentos, con un retrato
del mismísimo Hitler sobre el escritorio. Ade-
más, ideológicamente el régimen comulgaba
con los totalitarismos de derechas, sin embargo,
los nacionales también estaban en deuda con el
país vecino, Portugal, que contribuyó conside-
rablemente al triunfo de la sublevación (y a su
líder, el dictador António de Oliveira Salazar),
que por razones históricas estaba vinculado al
Reino Unido, lo cual convertía la piel de toro en
un complejo puzle de la política internacional.
Un mal movimiento podía desencadenar la en-
trada en la guerra, un escenario poco deseable
para ambas potencias, sumidas en graves pro-
blemas económicos, y en el caso de nuestro
país, una hambruna generalizada, escasez de
abastecimiento y hombres y una precaria in-
fraestructura militar muy dañada por la Guerra
Civil, una guerra que finalizó con la victoria
franquista apenas cinco meses antes de la in-
vasión alemana de Polonia, el 1 de septiembre,
que desencadenaría la Segunda Guerra Mun-
dial. Existía, por tanto, un delicado equilibrio
de fuerzas que en cualquier momento po-
día quebrarse y conducir a una situación que
principalmente desde Lisboa se vivía con
evidente preocupación.
DOBLE JUEGO DIPLOMÁTICO
Si nos remontamos al periodo anterior a la
Guerra Civil, las relaciones entre el Gobierno
español de la Segunda República y el régimen
de Salazar no fueron ni mucho menos bue-
nas: los españoles rechazaban el Gobierno del
país vecino como un régimen totalitario. Es
conocida la participación lusa a favor de los su-
blevados, especialmente a través de la presencia
de los Viriatos (voluntarios que acudieron en
apoyo de los golpistas); menos conocida es la
situación de exiliados portugueses que en la
década de los 30 huían de la situación política
de fuerte represalia de su país. El estallido de la
guerra fratricida fue visto por muchos de ellos
como una oportunidad de lucha personal por
la democracia.
La política exterior portuguesa durante toda la
Segunda Guerra Mundial consistiría en seguir
una línea de neutralidad de la que intentó que
no le desviase España. Ya en abril de 1938, cuan-
do la situación internacional era muy delicada
tras la anexión de los Sudetes, Salazar, ante la
posibilidad de una guerra a gran escala, intentó
maniobrar buscando una posición diplomática
que garantizara su neutralidad en caso de guerra
y atrajera a nuestro país a una política similar.
En este sentido, reconoció como legítimo el
Gobierno del país vecino formado por Fran-
co en Burgos, creándose en la península una
identidad ideológica que buscaba salvaguardar
tanto la independencia lusa como su alianza con
Reino Unido.
De esta manera se sentaron las bases de las re-
laciones peninsulares, que estuvieron basadas
en una buena amistad interna asentada en la
identidad común y el respeto mutuo, aunque
existieron planes ocultos que no hablan dema-
siado bien de las intenciones españolas.

Tras el ataque alemán a Polonia, Franco se de-
claró inmediatamente neutral. Sin embargo, en
junio de 1940, en el marco de la entrada de Ita-
lia en el conflicto del lado de Alemania, España
pasó de la neutralidad a una eufemística «no be-
ligerancia», una fórmula jurídica acuñada por el
propio Duce y que se consideraba un movimien-
to de pre-beligerancia. Cuando esto sucedió, en
el Palacio lisboeta de Sao Bento temían que la
entrada de nuestro país en la guerra fuera inevi-
table, con consecuencias nefastas para Portugal.
Sin embargo, en opinión de la gran mayoría de
historiadores, España no estaba en posición de
afrontar una nueva guerra. Recién salida de la
Guerra Civil, su Gobierno estaba inmerso en
el proceso de creación de un Nuevo Estado,
de reconstrucción y a la vez de represalia a los
vencidos. Hundida económicamente, los diplo-
máticos españoles y el propio Franco jugarían la
baza del oportunismo político y la ambigüedad,
realizando diversos movimientos en algunos
casos contradictorios.
Ante el paso dado por España hacia la «no-be-
ligerancia», Portugal vio oportuno reforzar su
ASC
FAVORABLES
AL TERCER
pacto de amistad y no agresión y el 29 de ju- REICH.
lio se firmaba un protocolo adicional, bastante Muchos de los
ministros
ambiguo, que servía al menos de momento para franquistas
tranquilizar a ambos firmantes. Los lusos pre- mostraban
tendían evitar que el país vecino permitiese el abiertamente su
paso de tropas de ocupación o que ella misma apoyo a
ocupase el territorio portugués, un viejo temor Alemania. En la
imagen, José
que volvía a reactivarse. Por su parte, nuestro
Finat y Escrivá
país neutralizaba así los peligros de una posible de Romaní,
confluencia luso-británica. conde Mayalde.
La política británica en relación con España era
mantenerla alejada del conflicto, pues su inter-
vención proporcionaría a Alemania e Italia el
dominio del Estrecho de Gibraltar y dificultaría
gravemente las comunicaciones marítimas en el
Atlántico. La política aliada pretendía garanti-
zar el control (o al menos neutralizar el control
enemigo) de las islas Baleares y de las islas espa-
ñolas y portuguesas en el Atlántico. La toma de
las Canarias, junto a las Azores, como bases al-
ternativas a Gibraltar, estaría sobre la mesa

Portugal necesitaba que España se mantuviera

neutral para evitar el paso de tropas de ocupación
MUY HISTORIA 93
 de la coalición anglo-norteamericana hasta
que el escenario bélico trasladase la atención
hacia el Pacífico.
UNA COMPROMETIDA NEUTRALIDAD
El 14 de junio de 1940, tropas españolas ocu-
paron Tánger (situación que se mantuvo hasta
bien entrado 1945) y cuando el mariscal Pétain
solicitó el armisticio, el general Juan Vigón,
portando una carta de Franco, se entrevistó con
Adolf Hitler para plantear las aspiraciones es-
pañolas en caso de entrar en guerra: la cesión
del Marruecos francés, Orán y la ampliación de
los territorios saharianos y del golfo de Guinea.
Por su parte, Mussolini siempre había barajado
la posibilidad de que en la nueva reorganización
del statu quo mediterráneo tras la victoria del
Eje, el peñón de Gibraltar sería una suerte de
trofeo para España. Parece probado además,
según Javier Tussell, que Franco se había com-
prometido con el Duce, cuando Italia entró en
la guerra, a permitir la utilización de puertos
españoles a los aviones italianos en caso de un
supuesto ataque aéreo a la plaza gibraltareña.
Hubo más movimientos en este sentido. Con el
objetivo de que España entrase en la contienda
europea, en julio de 1940 el almirante Wilhelm
Canaris, viejo amigo de Francisco Franco y líder
del servicio de inteligencia del ejército alemán
(el Abwehr) viajó a España con el propósito de
preparar un plan orientado a la toma de Gi-
braltar, como alternativa a la Operación León
Marino (Seelöwe), la invasión de Gran Bretaña,
que finalmente no prosperó. Por su parte, en el
mes de septiembre recaló en Madrid el Mariscal
de Campo Wolfram Von Richthofen, quien ofre-
ció garantías del envío de suministros y materias
primas a la paupérrima España de posguerra y
Ramón Serrano Suñer, que había sustituido en
1940 a Juan Luis Beigbeder, sospechoso de an-
glofilia, en la cartera de Exteriores, viajaría a
Berlín, trasladando las aspiraciones españolas
a cambio de su participación en el conflicto.
Una compleja partida de ajedrez de la geopo-

EL PLAN SECRETO DE INVASIÓN DE PORTUGAL POR

EL GOBIERNO FRANQUISTA
emos dicho que las relaciones diplomáticas entre España y Portugal

H se basaron en el respeto mutuo y amistad históricas, pero la descla-

sificación de archivos arroja en ocasiones revelaciones que obligan
a reescribir la historia. En 2019, el historiador Manuel Ros Agudo halló en
los archivos de la Fundación Francisco Franco un documento muy reve-
lador sobre las relaciones en este punto que contenía un plan que, de ha-
berse llevado a cabo, habría cambiado el rumbo de la guerra. Clasificado
bajo el número 2809, son 99 páginas que describen con detalle un plan
de invasión de Portugal por España enmarcado en la entrada de esta en
la Segunda Guerra Mundial del lado del Eje.
Un documento que Franco mantendría en absoluto secreto hasta su
muerte y que permaneció 67 años oculto. Conocido como «Plan de
Campaña 1 (34)» fue elaborado por el Alto Estado Mayor a mediados de
1940 y sería entregado a Franco el 18 de diciembre de ese año, apenas
una semana después de la estéril reunión con el almirante Canaris. La
hipotética invasión era un plan estratégico llamado a anticiparse a una
posible intervención británica en caso de invasión de Gibraltar. El 16 de
septiembre de 1940 Serrano Suñer se había reunido con el Ministro de
Exteriores alemán, Joachim von Ribbentropp, en Berlín, y el español,
en referencia al país vecino, espetó: «Esta (España) no puede olvidar la
ASC

comprensiva actitud de Portugal durante la Guerra Civil Española. Sin

embargo, uno no puede evitar darse cuenta al mirar el mapa de Europa
que geográficamente hablando Portugal no tenía derecho a existir; tan
solo tenía una justificación moral y política para su independencia en el hecho de sus 800 años de existencia», palabras que
aludían al viejo anhelo español de un imperio ibérico.
En una suerte de «invasión relámpago», se contaría con 250 000 efectivos del Ejército de tierra que se desplazarían a lo largo de
dos líneas que dividirían el país vecino en tres partes para facilitar su control: la primera línea partiría de la localidad salmantina de
Ciudad Rodrigo y cruzaría la frontera por Guarda, Celorico y Coímbra, siguiendo el río Tajo hasta Lisboa. La segunda partiría de
Extremadura y atravesaría Elvas y Évora hasta Setúbal, y ambas líneas debían reagruparse en Abrantes, en Santárem.
Mientras, el Ejército del aire atacaría las bases de la aviación enemiga en territorio luso, destruyendo los nudos de comunicacio-
nes, apoyando al Ejército de tierra y sobrevolando el Cantábrico y el Mediterráneo para anticiparse a posibles incursiones aliadas.

94 MUY HISTORIA
 ASC
UN VECINO
BAJO
lítica internacional. Sin embargo, pese a las SOSPECHA.
presiones hispanas, Hitler pensaba exclusiva- Portugal temía
mente en combatir a los aliados y en ese juego las intenciones
España era solo un elemento disuasorio más. militares y
políticas
A partir de la primavera de 1941 se produjo un españolas.
cambio de rumbo en el escenario bélico y Hitler Arriba, palacio
perdió interés por el área mediterránea, cen- lisboeta de Sao
trándose en el frente del Este. Y aunque Suñer Bento. Abajo, el
será el artífice de orquestar la División Azul, el general Juan
Vigón y el
ministro ya había perdido influencia en la corte agregado militar
franquista y la perspectiva de una guerra larga, Roccamora
alejada en miles de kilómetros del escenario me- visitando el
diterráneo prioritario para España, hizo inviable frente francés,
la intervención. Al menos en la práctica, porque cerca de
Verdún,
el 18 de julio de 1941, en la conmemoración del
en 1940.
quinto aniversario del Alzamiento, Franco hizo
unas temerarias declaraciones a favor del Eje, lo
que evidencia una vez más la ambigüedad y el
juego a dos bandas del nuevo régimen.
Sus palabras no caerían en saco roto y el esce-
nario volvía a enturbiarse: la toma de las islas
Canarias, junto con las Azores, como bases
alternativas a Gibraltar, seguía estando sobre
la mesa de la coalición anglo-norteamericana,
pero todo estaba a punto de cambiar el 7 de
diciembre de 1941.
GETTY

NACE EL BLOQUE IBÉRICO

El ataque japonés a Pearl Harbor precipitó la
entrada oficial de Estados Unidos en la Segun-
da Guerra Mundial, extendiendo el conflicto al España pretendía hacer
área del Pacífico. Así, Portugal presentía que sus
colonias de Timor y Macao corrían peligro y a valer sus intereses
iniciativa lusa se reactivó la colaboración his-
pano-portuguesa. Franco y Salazar se reunían mediterráneos y lograr
en Sevilla en febrero de 1942 y se comprome-
tían verbalmente (y en secreto) a asegurar la el viejo anhelo de un
neutralidad de la península ibérica. Acuerdo
que cristalizaría poco después, cuando el imperio ibérico
MUY HISTORIA 95
 UNA RELACIÓN DE AMOR-ODIO CON BERLÍN
os alemanes tenían como objetivo boracionista mariscal Pétain, cosa que al español, pues en realidad no le inte-

L bases en Agadir y Mogador, en la

costa atlántica marroquí, y una de
las islas Canarias, a cambio únicamente
de brindar ayuda militar y económica a
España; en relación con Marruecos, de-
bido a la ambigua posición mediadora
de Italia, se apostaba por un hipotético
reparto tripartito (Alemania, Italia y Es-
paña). Finalmente, Hitler juzgó excesi-
vas las pretensiones de Franco, al que
consideraba un peón secundario.
No obstante, las gestiones diplomáti-
cas entre ambos continuaron y el 23 de
octubre de 1940 se producía la célebre
reunión en Hendaya. Entonces, el espa-
ñol siguió con sus pretensiones territo-
riales en el norte de África y el Führer no
estaba dispuesto a sacrificar a Francia.
Confiaba todavía en una victoria a corto
plazo sobre los aliados y no quería co-
rrer el riesgo de alimentar la subversión
en las colonias francesas contra el cola-
presumiblemente ocurriría con una inva-
sión aliada de las islas atlánticas. Aun-
que Franco firmó el protocolo no hubo
una alianza militar efectiva.
Cinco días después de la entrevista Ita-
lia inició el ataque a Grecia, y Franco
envió una misiva a Hitler recordándole
sus acuerdos verbales, mientras Serra-
no Suñer fue llamado a Berchtesgaden,
a la residencia de descanso de Hitler
en los Alpes Bávaros: al parecer el líder
nazi pretendía dar luz verde al llamado
Plan Félix, consistente en el cierre del
Estrecho, el paso de tropas alemanas al
Marruecos español y el ataque a Gibral-
tar como el golpe definitivo a la moral
británica. El dictador español titubeó y
Hitler recurrió a la mediación italiana. El
12 de febrero de 1941 Franco y el Duce
se reunieron en Bordighera, en Italia, sin
embargo, y contrariamente a las preten-
siones alemanas, el italiano no apremió
resaba tener un competidor en el Me-
diterráneo por el imperio territorial fran-
cés, algo que habría ocurrido si España
entraba en la contienda.
Aquel periodo que abarcó de junio de
1940 a febrero de 1941 supuso el ma-
yor interés intervencionista del general
Franco, coincidiendo con el de más in-
fluencia del abiertamente germanófilo
«Cuñadísimo» Suñer. Así, España pasó
de ser oficialmente neutral primero, lue-
go no beligerante y en última instancia
neutral de nuevo, y el país se convertía
en un territorio por el que pasarían miles
de personas que huían de los nazis en
toda Europa, aunque la Península solo
fuera puente de paso a otros territorios,
comprometiendo seriamente la posición
internacional del régimen, que se deba-
tía entre sus simpatías (no oficiales) ha-
cia el Tercer Reich y sus compromisos
con los aliados como país neutral.

17 de marzo de 1942 firmaban el llamado

Pacto Ibérico, rubricado en persona por ambos
mandatarios y que buscaba en última instancia
la no-agresión de ambos países, dando inicio al
denominado Bloque Ibérico que permanecería
en vigor hasta 1978.
Tras la proclamación de un «Bloque Peninsular
de amistad mutua y paz eterna», fueron constan-
tes las alusiones a una futura paz en Europa, y la
posición de ambos países de alejarse de las hos-
tilidades se justificó como una postura necesaria
para «no dejar que se hundiera la civilización
occidental». Portugal matizaba su neutralidad
con alusiones a la eterna alianza con Inglaterra,
y España justificaba su «no-beligerancia» en pro
del mantenimiento de «los valores cristianos
que preservan la civilización occidental».
Portugal respiraba más tranquilo, aunque
todavía se produciría un momento de inestabi-
lidad, cuando en verano de 1943 los ingleses,
invocando su alianza con los lusos, solicitaron
al gobierno de Lisboa utilizar las islas Azores
como base aeronáutica y naval, lo que rompía
el pacto de neutralidad, aunque Estados Uni-
dos amenazó con que, en caso de que dicha
concesión no fuese aceptada, las islas serían
tomadas por la fuerza.
EL BLOQUE IBÉRICO. En la El Pacto Ibérico, sin embargo, pasaba a ser prác-
imagen, el general Franco con el ticamente el único vínculo diplomático para
primer ministro portugués
António de Oliveira Salazar. nuestro país, que entonces había perdido con-
GETTY

tacto con Roma y mantenía uno muy escaso

96 MUY HISTORIA

con Berlín. El 8 de octubre, el nuevo ministro
franquista de Asuntos Exteriores, Francisco
Gómez-Jordana, y Salazar, se entrevistaron en
secreto en Ciudad Rodrigo, una reunión a la que
asistieron también los embajadores de ambos
países, Nicolás Franco y Pedro Teotónio Perei-
ra (quien declararía en más de una ocasión que
estuvo a punto de tirar la toalla ante los conti-
nuos vaivenes diplomáticos españoles), donde
el presidente luso explicó los pormenores de la
concesión y aclaró que no se había faltado a los
acuerdos mutuos. Jordana interpretó que dicho
acuerdo no afectaba, en lo fundamental, a las re-
laciones bilaterales. Sin embargo, a España aún
le quedaba comunicar a Hitler la noticia. La idea
era presentar la concesión como una parte de los
movimientos orientados a salvaguardar la paz y
la neutralidad de la península.
Tras la entrevista en Ciudad Rodrigo, el emba-
jador español en la Alemania nazi, Ginés Vidal
y Saura, invitó al secretario de Estado de la Wil-
helmstrasse de Berlín, Gustav Adolf Steengracht
von Moyland, a una comida para explicarle
aquella decisión. Al parecer, el español pretendió
ALAMY
RECELO
POR LOS
convencer a los alemanes de que, al ceder, España VAIVENES DE
FRANCO.
había logrado resultados notables, favorables in- España variaba
cluso para los intereses de Berlín, al conseguir de de postura en
Salazar el compromiso de limitar al máximo los función de sus
efectos de la cesión de las Azores a los británicos. intereses y de la
El diplomático comunicaría después a Madrid evolución de la
guerra. En la
que Steengracht había quedado satisfecho con
imagen, el
las explicaciones, «aunque recelan de Portugal». embajador
La guerra era cada vez más favorable a los alia- portugués Pedro
dos; Hitler se hallaba atrapado en el Este, pero Teotónio Pereira
a pesar del distanciamiento, continuaron pro- junto a Millán-
duciéndose acuerdos entre España y Alemania. Astray y Nicolás
Franco en
En diciembre de 1942 se había firmado un con- Salamanca.
venio económico hispano-alemán que brindaba
armas a Franco a cambio, para los alemanes, del
codiciado mineral conocido como wolframio.
Y el 12 de febrero de 1943 se firmó también un
protocolo secreto hispano-alemán en el que
Hitler se aseguraba de que, en caso de ataque
aliado por el oeste, España se defendería por
sus propios medios, cubriendo así la retaguardia
germana, por lo que aquello descartaba definiti-
vamente la entrada de nuestro país en la guerra
del lado del Eje. MH
MUY HISTORIA 97
 MAYORÍA DE
ESPAÑOLES.
«La Nueve»
entra en París
tras ser liberada.
130 integrantes
de los 170 de
esta compañía
AGE

eran españoles.

LOS PRIMEROS
EN ENTRAR
EN PARÍS
La compañía novena del general Leclerc, formada en su mayor parte por
españoles, fue trascendental en la liberación de Francia.
FEDERICO ROMERO DÍAZ
HISTORIADOR
CREDITO
 ASC
ASC
TRAS LA
DERROTA.
A la izquierda, l final de la Guerra Civil española supu-
republicanos so el éxodo de miles de españoles que
españoles en
el barco
se vieron obligados a huir de su tierra
Stanbrook, en un triste y patético desfile de cuer-
el último que pos helados y almas desgarradas por la
abandona derrota. Los vencidos huyen cruzando
España en 1939. la frontera de un país que, como otros, les había
A la derecha,
abandonado. Algunos toman el 28 de marzo de
red ferroviaria
Transahariana, 1939 el Stanbrook, último barco que abandona
en la que fueron España desde el puerto de Alicante. Pero para
obligados a muchos solo fue una tregua. El 1 de septiembre
trabajar muchos estalla la Segunda Guerra Mundial y la libertad
españoles solo podía recuperarse con las armas. No las
exiliados tras la
derrota de abandonarían hasta 1945.
Francia ante De casi medio millón de españoles exiliados,
Alemania. unos 30 000 son internados en campos de prisio-
neros en Argelia, Túnez y el Marruecos francés.
Con la derrota de Francia ante la Alemania de
Hitler estos prisioneros se ven obligados a tra-
bajar en las duras condiciones del desierto,
principalmente en la construcción de la red fe-
rroviaria Transahariana.
Tras la Operación Torch, el desembarco aliado
en el norte de África en noviembre de 1942 y el
posterior avance hacia Túnez, se hace necesario
crear un cuerpo regular que aglutine a los com-
batientes y el general Giraud, bajo el gobierno de
Vichy, crea el Cuerpo Franco de África (Corps
Franc d’Afrique). Dos de sus mandos son Joseph
Putz y el que fuera almirante en la marina repu-
blicana española, Miguel Buiza, que se convertiría
en un símbolo para los españoles. Este último es
designado capitán de la 9ª compañía del Tercer
batallón del Cuerpo Franco, donde hay muchos
españoles. Estos proceden de los campos de in-
ternamiento africanos y lucharán en Túnez desde
finales de 1942 hasta mayo de 1943 contra el
Afrika Korps de Rommel. Esta compañía será el
germen de «La Nueve». En julio de 1943, estos
españoles optan por unirse al general Philippe Le-
100 MUY HISTORIA
clerc de Hauteclocque, que formará la 2ª División
Blindada (Deuxième Division Blindée). Agrupa a
estos en el Tercer Batallón (de Marcha del Chad)
al mando de Joseph Putz y formado por las com-
pañías 9ª, 10ª, 11ª y la compañía de apoyo. Es en
la 9ª donde hay mayoría de españoles: 130 de los
170 que la integran. De ahí que la lengua «no ofi-
cial» sea el español y la llamen «La Novena» o «La
Nueve». Leclerc nombra jefe de «La Nueve» a un
francés, el capitán Raymond Dronne y su segun-
do es un español: el primer teniente Antonio van
Baumberghen, sustituido en Francia por, el tam-
bién teniente, Amado Granell. La mayor parte de
los que la forman tenían poco más de veinte años
cuando comenzó la Guerra Civil, son de ideología
anarquista, socialistas o de ideales republicanos
y tienen experiencia de combate adquirida en
su lucha en la Guerra Civil junto a la II Repúbli-
ca. La 9ª compañía la componen tres secciones
de combate: la 1ª, mandada por el lugarteniente
Montoya, la 2ª por Elías, sustituido después por
Bernal, y la 3ª, por Miguel Campos. A estas hay
que sumar las secciones de mando y reparaciones.
BLINDADOS PARA LA BATALLA
La Deuxième Division Blindée (2eDB) se crea
el 24 de agosto de 1943 en la ciudad marroquí
de Temara compuesta por 16 000 hombres que
son equipados con material estadounidense. Los
españoles que la integran son unos 600. A «La
Nueve» le corresponden 17 vehículos blindados
semioruga half-track con una o dos ametralla-
doras (5 en cada sección de combate, 1 en la
sección de mando y 1 en la de reparaciones) y
una media de 9 hombres de dotación en cada
uno. Siguiendo la tradición francesa, estos blin-
dados reciben nombres que recuerdan batallas de
la Guerra Civil, pero escritas en francés: Brunete,
El Ebro (L’Ébre), Madrid, Guadalajara, Guernica,
París no era un objetivo El 24 de agosto, en las afueras de París, Leclerc
recibe la orden de rodear la capital francesa. La
importante para los ciudad no es un objetivo importante para el al-
to mando aliado. Se considera más importante
aliados pero Leclerc no perseguir a los alemanes y no perder tiempo y
recursos para liberar la ciudad del Sena pues
podía decepcionar a la supondría un problema militar, político y logís-
tico. Pero tras el estallido de la insurrección del
población civil día 19, la situación ha cambiado totalmente pa-
ra los franceses. Leclerc no puede decepcionar
a la población civil que ha salido al paso de su
Santander, Teruel y otras denominaciones como división agasajándoles con vino, comida, flores
Don Quijote (Don Quichotte) o Almirante Buiza y los besos y abrazos de las muchachas. Des-
(Amiral Buiza). Otros tienen nombres franceses oyendo las órdenes del III Cuerpo de Ejército,
como Résistance, Nous Voilà o les Pingouins. Por esa noche decide enviar a su unidad en pun-
último, el half-track de mando toma el nombre ta. Se reúne con el capitán Raymond Dronne
que Dronne da a sus hombres: Les Cosaques. Co- y le ordena que vaya al ayuntamiento de París.
mo diría un miembro de «La Nueve» son: «una Tiene que ser el ejército francés el que libere la CUERPO
orquesta con buenos músicos y buenos instru- ciudad: «Tome los hombres que necesite y entre FRANCO DE
ÁFRICA.
mentos. Si hubiésemos tenido eso en España...». en París. Diga a los parisinos que toda nuestra El general
La División recibe la orden de trasladarse a In- división estará con ellos mañana». Giraud, en la
glaterra: primero los vehículos y parte de los Tras atravesar Fresnes, L’Hay-les-Roses, Bag- imagen, bajo el
hombres desde Casablanca el 11 de abril de neux, Cachan y Arcueil, la columna al mando Gobierno de
Vichy, formó
1944 y el resto desde Mers el-Kebir. Todos con de Dronne y sus half-tracks cruzan la Puerta de
este cuerpo
destino al puerto galés de Swansea. Desde allí Italia a las 8:45 de la tarde y es recibida con las aglutinando
se trasladan a Hull en la región de Yorkshire. ovaciones de los parisinos que los han tomado a muchos
La mayoría de los hombres de «La Nueve» se por estadounidenses debido a sus uniformes combatientes
concentran en Pocklington. y vehículos. En medio de la algarabía de la po- españoles que
blación, una alsaciana, vestida con su traje lucharon contra
el Africa Korps
de Rommel.
«¡HAN LLEGADO!»
El desembarco de Normandía ha sido un éxi-
to y el 30 de julio de 1944, la 2eDB embarca en
Southampton con destino Normandía. Después
de varios días de espera en el barco de transpor-
te, pisan por fin tierra francesa el 4 de agosto. Lo
hacen cantando La Cucaracha, por lo tremenda-
mente lenta que fue la operación de desembarco.
La 2ª División Blindada de Leclerc fue la primera
unidad francesa que desembarcaba en Francia
desde hacía cuatro largos años. El día 8 de agos-
to comienza el avance de las tropas con la 2eDB
integrada en el III Cuerpo de Ejército estadouni-
dense del general Patton.
La vanguardia llega a la ciudad de Alençon,
Avranches y Vitrée para reducir la Bolsa de Fa-
laise. Después se dirigen a Ecouché en donde «La
Nueve» sufre su bautismo de fuego. Es una po-
sición clave para la retirada del VIII Cuerpo de
Ejército alemán y la 2eDB se enfrenta a tropas ale-
manas de la 2ª y 9ª Divisiones Panzer. Tras varios
días logran liberar Ecouché. Los combates y el
«fuego amigo» estadounidense provocan las pri-
meras bajas de «La Nueve»: siete muertos y diez
heridos graves. La victoria en Ecouché lleva a que
muchos guerrilleros saliesen de la clandestinidad
ASC

para unirse a los hombres de Leclerc.

MUY HISTORIA 101

 EL ÚLTIMO COSACO
a historia de Rafael Gómez Nieto
L puede ser la de cualquiera de los es-
pañoles que formaron parte de «La
Nueve» o de los que sirvieron en otras
unidades de la 2eDB.
Fue a orillas del Mediterráneo, en el
cuartel de Carabineros de Adra/Roque-
tas de Mar, donde nació Rafael el 29
de enero de 1921. Tras vivir 10 años en
Cádiz y 4 en Madrid, cuando estalló la
Guerra Civil en julio de 1936 a Rafael y a
su familia les pilló en Badalona y con 17
años fue movilizado como todos los de
la llamada «Quinta del Biberón» sirvien-
do como Carabinero Ciclista. Al aca-
bar la guerra tuvo que cruzar la frontera
Francesa para terminar a empujones y
culatazos de soldados senegaleses en
el campo de Saint-Cyprien (Barcarés).
Tras cuatro meses pudo abandonarlo
reclamado por un tío suyo que vivía en
Orán, en la Argelia Francesa, con pape-
les falsos. Allí se reencuentra con su fa-
milia y aprende el oficio de zapatero.
T ras la Operación Torch, se alista en
el Corps Franc D’Afrique para unirse
102 MUY HISTORIA
a De Gaulle. Junto a un buen número
de españoles luchó en Túnez, donde
liberaron la ciudad de Bizerta. En ma-
yo de 1943 Leclerc forma la 2eDB y
ese verano Rafael llega a Djijelli, don-
de está destinada la división y va a
parar a la 9ª compañía, al mando del
capitán Dronne. Durante su estancia
en África estuvo junto a Amado Gra-
nell y fue el conductor del jeep La Ra-
leuse (La Gruñona). Cuando recibie-
ron el equipamiento estadounidense
fue puesto al volante del Guernica y
con él llegaría hasta París. Después
conduciría el Don Quichotte hasta lle-
gar a Estrasburgo.
Mientras la 2ª y 3ª sección entran en
París. Rafael, perteneciente a la 1ª sec-
ción, se quedó combatiendo en la Croix
de Berny, a decenas de kilómetros de
París. Al día siguiente Rafael con su
Guernica entra en París y el 26 forma
parte de la escolta de De Gaulle por los
Campos Elíseos.
Tras liberar Estrasburgo y otras poblacio-
nes llegan el 5 de mayo de 1945 al «Nido
del Águila» en donde Rafael «requisa» un
juego de té y una cámara fotográfica.
El 10 de agosto de 1945, Rafael es des-
movilizado y vuelve a Orán para seguir
con su oficio zapatero. En Argelia se ca-
só y tuvo cuatro hijos. En 1955 decide
cerrar su tienda y dirigirse a Estrasburgo
donde reside un tío suyo que había for-
mado parte del Maquis. Desde enton-
ces residió en la Rue Emile Picard de la
comuna de Longolshein a las afueras de
ciudad alsaciana que él ayudó a liberar.
El 31 de marzo de 2020 no pudo supe-
rar al coronavirus y, con 99 años, falle-
ció en Estrasburgo.
Nadie de su familia conocía qué había
hecho durante la guerra hasta que la pe-
riodista y escritora Evelyn Mesquida em-
pezó a investigar para su libro La Nue-
ve. Los españoles que liberaron París. A
Rafael Gómez se le otorgó la Legión de
Honor en 2012 y ha recibido diversos
homenajes como el de París en 2015 y
el del 27 de abril de 2017 en la inaugu-
ración de los Jardines de La Nueve en el
barrio madrileño de Ciudad Lineal.
LUCHANDO EN ÁFRICA. Los
prisioneros españoles pertenecieron al
cuerpo que luchó contra el Africa
Korps de Rommel, en la imagen.
SHUTTERSTOCK
 típico, termina rompiendo el parabrisas del
jeep de mando al saltar sobre él.
Tras callejear por la ciudad, guiados por un ci-
vil en motocicleta para evitar los controles y las
barricadas alemanas, cruzan el Sena y pasan por
los muelles del río. Tras menos de una hora, por
fin llegan a la plaza del Hôtel de Ville (ayun-
tamiento), donde se van congregando cientos
de personas. La alegre alsaciana, por fin, baja
del vehículo de Dronne, que trasmite por ra-
dio: «Misión cumplida» y solicita refuerzos. Por
todo París suena La Marsellesa y las campañas
tañen de alegría por la liberación. Colocan sus
half-tracks en posición de defensa y pasan la no-
che entonando la canción de la Guerra Civil El
paso del Ebro y su «Ay Carmela» frente al con-
sistorio parisino mientras esperan a que lleguen
nuevas tropas.
Aunque poco plausible por razones tácticas,
algunos historiadores afirman que el teniente
Granell, al mando de una sección toma una ruta
alternativa que le llevaría a ser el primero en lle-
gar al ayuntamiento de París, llegando a la plaza
del Hôtel de Ville en el half-track Guadalajara,
junto al Teruel y el Ebro. Hecho que quedaría re-
flejado al día siguiente el diario Libération en el
que aparece Granell junto al prefecto de la policía
bajo el titular: «Ils Sont Arrivés!» (¡Han llegado!)
y donde se confunde al español con el capitán
Dronne al que erróneamente llaman «Bronne».

UN ALTO EN EL CAMINO
Al amanecer del día 25, el resto de la 2eDB se
dirige a París y entra en la ciudad por tres luga-
res diferentes. Mientras, la unidad establecida en
ASC

el Hôtel de Ville es objeto de los curiosos que se

han atrevido a salir a la calle. Los que se atreven ESCOLTANDO
a acercarse descubren que no son ni estadouni- A DE
denses ni franceses. Son exiliados republicanos nunca. Miembros de «La Nueve» toman la central GAULLE.
«La Nueve», por
españoles que llevan años luchando contra los que telefónica y sustituyen la bandera en la embaja- ser la primera
ayudaron al bando sublevado durante la Guerra da de España por la enseña tricolor republicana, unidad en llegar
Civil española con la esperanza de que una derro- lo que provoca que el dictador Francisco Franco a París, escoltó
ta de los alemanes e italianos se lleve por delante entre en cólera cuando conoce la noticia. Otros a De Gaulle en
también al régimen de Franco, pero eso no llegará españoles, entre los que se encuentra algún miem- su desfile
triunfal por los
bro de la 11ª compañía, toman el hotel Meurice,
Campos Elíseos,
donde tenía su puesto de mando el Estado Mayor desde el Arco
alemán. Allí logran apresar al general Dietrich
Los españoles toman Von Choltitz, gobernador militar del Gran París,
quien posteriormente firma la rendición formal de
de Triunfo hasta
la catedral de
Notre Dame.
el hotel Meurice, donde las tropas de ocupación.
Cuando cae la noche la población comienza la
tenía su puesto de venganza sobre los que han colaborado con los
alemanes. Muchos son asesinados y las mujeres
mando el Estado que han mantenido relaciones con los ocupantes
son paseadas desnudas, con la cabeza afeitada,
Mayor alemán entre insultos y golpes.

MUY HISTORIA 103

 Tras tomar París
«La Nueve» formará
parte del XV Cuerpo del
Ejército de los EE. UU. y
marchará hacia Alsacia
Al día siguiente se produce un desfile his-
tórico por los Campos Elíseos. Ante el Arco
del Triunfo, «La Nueve», por ser la unidad que
llegó primero a París, rinde honores al general
De Gaulle. La comitiva se dirige desde el Arco

ASC
del Triunfo hasta la catedral de Notre Dame es-
coltada por cuatro blindados españoles de «La PORTADA DEL LIBERATION.
Nueve» que deberán hacer frente a un tiroteo El teniente Granell aparecería en la portada del
DIVISIÓN
LECLERC.
procedente de uno de los edificios. Algunas de diario francés con ocasión de la liberación de París.
El blindado las pocas filmaciones en las que aparecen los es-
Saturno frente a pañoles de «La Nueve» fueron tomadas en este
la catedral de histórico momento. marcha. La idea es llegar a Estrasburgo, en la re-
Notre Dame de Tras quedar París asegurada, «La Nueve» se toma gión de Alsacia, y liberar la ciudad.
París en agosto
unos días de respiro en el Bois de Boulogne en
de 1944. Los
españoles de donde reciben a un nutrido grupo de exiliados
«La Nueve» españoles y siguen siendo objeto del cariño de los EL NIDO DEL ÁGUILA
tuvieron que parisinos. Lo bueno se acaba y el 8 de septiembre En la mañana del día 12 llegan a Andelot, don-
hacer frente a la 2eDB pasa a formar parte del XV Cuerpo de de acaban capturando 300 prisioneros alemanes,
un tiroteo Ejército estadounidense y se pone de nuevo en y por la tarde a Vittel. Prosiguen el avance, que
procedente de
un edificio. tan solo es interrumpido por pequeñas refrie-
gas con algunas posiciones de artillería. En la
población de Mattaincourt, sin un solo disparo,
primero capturan 91 alemanes pero al entrar
en la población, que parece vacía, se topan con
dos centenares de soldados alemanes formados
al mando de un coronel que se rinde al teniente
Granell. El 15 atraviesan el río Mosela.
En los días siguientes continúan combatiendo
en Châtel-sur-Moselle y Vaxoncourt y liberan la
ciudad de Nancy. A estos enfrentamientos le si-
guen Vacqueville y Badonviller, donde eliminan
algunos de los últimos focos de la resistencia
alemana que quedaba en el noreste de Francia.
Por fin, el 23 de noviembre, la 2eDB, libera Es-
trasburgo, mientras «La Nueve» sirve de apoyo
combatiendo en poblaciones de los alrededores.
El paso siguiente es cruzar el Rin y entrar en Ale-
mania. En ese momento Leclerc es relevado por
De Lattre de Tassigny bajo cuyo mando se pro-
ducirán el mayor número de bajas de la 2eDB,
principalmente por las duras condiciones en las
que han de combatir por culpa de un clima atroz
con temperaturas inferiores a los -20 ºC.
En marzo de 1945, «La Nueve» es enviada a
retaguardia. En abril, Leclerc recupera el man-
ALBUM

do y la 2eDB se une al VII Ejército americano.

104 MUY HISTORIA

Finalmente cruzan el Rin el 27 y dos días des-
pués llegan al Danubio.
La 2eDB, junto a los estadounidenses, avanza
con rapidez y alcanza los Alpes bávaros. En esas
montañas se encuentra el «Nido del Águila»,
la guarida de Hitler, en Berchtesgaden. Las dos
primeras secciones de «La Nueve» junto a otros
blindados de la 2eDB inician la ascensión, en-
frentándose a varias emboscadas. El 5 de mayo
es tomado el «Nido del Águila».
Al llegar a Berchtesgaden solo quedan 39 de los
españoles que desembarcaron en Normandía
cantando La Cucaracha. El último de los «cosa-
cos» de Raymond Dronne fallece por COVID-19
en marzo de 2020 y hoy se les recuerda en sendos
jardines en París y Madrid. MH

FUENTES:
Carnets de Route dún croisé de la France li-
bre, de Raymond Dronne.
La última gesta. Los republicanos que
vencieron a Hitler (1939-1945), de
Secundino Serrano.
Republicanos españoles en la Segunda Gue-
EMOCIÓN EN
rra Mundial, de Eduardo Pons Prades.
LAS CALLES. En
La Nueve. Los españoles que liberaron la imagen, unidades
París, de Evelyn Mesquida. de la divisón Leclerc
Banda de Cosacos, de Diego Gaspar recorren los
Celaya. Campos Elíseos
Miguel Campos Delgado. Héroe y mito de la aclamados por los
Nueve, de Carmen Góngora Expert y otros. parisinos.
ALBUM

ENTRE EL MITO Y LA REALIDAD

a 9ª compañía del Regimiento de francesa. De hecho, la unidad pertene- grupos de la Resistencia se habían re-

L Marcha del Chad ha estado olvida-

da durante décadas. El primer olvi-
do llegó al día siguiente de llegar a Pa-
rís cuando el General de Gaulle pronun-
ció unas palabras que hicieron historia:
«¡París indignado, París destrozado,
París martirizado, pero París liberado!
Liberado por sí mismo, liberado por su
pueblo con la ayuda de los ejércitos
de Francia».
A pesar del olvido de De Gaulle, el ge-
neral Leclerc quiso reconocer su labor
haciendo que fueran la escolta en el
desfile por los Champs Elysées.
Es cierto que en un principio «La Nue-
ve» estaba formada en un 80 % por
exiliados españoles y aunque las sec-
ciones que llegaron al Hôtel de Ville
eran también de mayoría española, con
68 efectivos, había mucha presencia
cía al Ejército de la Francia Libre.
«La Nueve» terminó la guerra como una
compañía internacional. Hasta que fue
definitivamente disuelta en 1945, pasa-
ron por sus filas al menos 360 hombres
con 14 nacionalidades diferentes; la
mitad fueron españoles, pero también
hubo norteafricanos, franceses huidos
de la metrópoli o antifascistas europeos
como el alemán Johan Reiter, «Juanito».
La unidad fue primero hispano-francesa
y con el trascurso fue perdiendo el ori-
gen netamente español ya que ninguno
de los reemplazos que fueron llegando
tenía esa nacionalidad. Ya la batalla por
Ecouché supuso el comienzo de la sus-
titución de los españoles caídos por tro-
pas originarias de otros países.
El mito de que «La Nueve» liberó París
no es realmente cierto. Ya diferentes
velado el día 19 de agosto y se habían
hecho con el Hôtel de Ville y otras de-
pendencias. Además, durante su reco-
rrido no encontraron resistencia gra-
cias a un ciudadano que les sirvió de
guía. Sí es cierto que «La Nueve» actuó
en la toma de la central telefónica y hu-
bo españoles en el arresto de Dietrich
con Choltitz en el Hotel Meurice.
Otro de los hechos de «La Nueve» es
la llegada al conocido como «Nido del
Águila» de Hitler. Realmente participó
en las operaciones que llevaron a la
captura de la localidad de Berchtesga-
den y el chalet de Hitler. Su papel fue
acabar con diferentes focos de resis-
tencia en torno al desfiladero del pue-
blo de Inzell y su llegada a Berchtesga-
den se produjo un día después de las
tropas estadounidenses.

MUY HISTORIA 105

 CONTRA EL IMPERIO DEL SOL NACIENTE

La relación del gobierno de Franco con Japón fue fluctuando,

dependiendo de los intereses del momento. En un principio,
alentada por la posibilidad de reconquistar las Filipinas, España
fue aliada y espía de los japoneses, para más tarde intentar
unirse a los norteamericanos en su lucha en el Pacífico.

JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ GARVI

PERIODISTA Y ESCRITOR

106 MUY HISTORIA

 GETTY

MUY HISTORIA 107

 as relaciones mantenidas entre el ré-
gimen de Franco y el Imperio japonés
durante el transcurso de la Segunda
Guerra Mundial es uno de los episodios
más desconocidos de nuestra historia
reciente. Al principio del conflicto, los
contactos bilaterales entre ambas naciones fue-
ron numerosos y se desarrollaron en un clima
de cordialidad. Sin embargo, este entendimiento
degeneró en abierta hostilidad cuando la guerra
cambio de signo y Franco buscó un acercamien-
to a los aliados.
AMBICIONES IMPERIALISTAS
Antes del estallido de la Segunda Guerra Mun-
APOYO dial en Europa, Japón había invadido el norte y el
ESPAÑOL este de China tras una sangrienta y devastadora
A JAPÓN.
España prestó guerra que se había cobrado la vida de cientos de
apoyo al miles de civiles. En el territorio bajo su control
gobierno nipón las autoridades japonesas establecieron el régi-
cuando este men títere de Manchukuo, nombre con el que
decidió entrar fue conocida la región de Manchuria. Mientras
en la Segunda
Guerra Mundial. tanto, los generales y almirantes en Tokio traza-
En la imagen, el ban planes para extender su dominio por todo
buque SS el Pacífico, poniendo sus ojos en el archipiélago
Arizona se filipino, presa codiciada por su valor estratégico.
hunde tras Por aquel entonces, los Estados Unidos ejercían
recibir el ataque
una especie de protectorado sobre Filipinas que
SHUTTERSTOCK
aéreo japonés el
7 de diciembre duraba desde el final de la guerra contra España
de 1941. de 1898. Las promesas de independencia defini-
tiva se demoraban una y otra vez, generando un
clima de descontento entre gran parte de la po-
blación, que veía frustradas sus expectativas de
liberarse del dominio estadounidense.
En 1935 se proclamó en Filipinas el llamado pe-
riodo de la Commonwealth, etapa transitoria
que en el plazo de diez años debía culminar en
la independencia definitiva del archipiélago. El
inicio de esta fase coincidió con el estallido de
la Guerra Civil en España y la inmensa mayoría
de la colonia hispana en Filipinas tomó partido
por el bando de los sublevados, hasta el punto de
organizarse una rama local de Falange cuya ala
dura alentó el resentimiento contra los Estados
Unidos. Un sector más moderado se mostró con-
trario a esta postura, temiendo que sus intereses
económicos pudieran verse perjudicados. A pe-
sar de sus diferencias, ambos grupos coincidían
en sus expectativas sobre una posible hispani-
zación de las islas cuando terminase el periodo
de la Commonwealth en 1945. En este contex-
to, la posibilidad de un triunfo definitivo de las
fuerzas del Eje hizo temer la instauración de un
régimen totalitario en las islas una vez lograda
la independencia.
En esta misma línea Solidaridad Filipina, aso-
ciación creada en 1921, envió un telegrama a
Serrano Suñer, ministro de Asuntos Exteriores
del Gobierno de Franco, en el que sus repre-
sentantes manifestaban su deseo de establecer
un Gobierno en Filipinas bajo el protectorado
de España. Al mismo tiempo, amplios sectores de
la oligarquía filipina consideraron conveniente

un acercamiento hacia los postulados japoneses.
Mientras tanto, Tokio continuó elaborando pla-
nes de invasión del archipiélago, valorando las
ventajas e inconvenientes que les podía suponer
su colaboración con la España de Franco.
ESPIANDO PARA JAPÓN
Alentados por las vagas expectativas de recupe-
rar las Filipinas y cumplir el sueño de Franco de
levantar un nuevo Imperio español, las autorida-
des del régimen franquista no dudaron en prestar
toda su ayuda al Gobierno nipón cuando Japón
entró en la Segunda Guerra Mundial después de
atacar Pearl Harbor. Desde su posición, Serra-
no Suñer decidió apoyar al esfuerzo de guerra
japonés iniciando una colaboración en materia
de inteligencia.
Tokio ya había solicitado a Madrid que repre-
sentase sus intereses en el continente americano
y que también facilitase el trabajo de sus espías,
peticiones que habían sido escuchadas por Se-
rrano Suñer. La primera decisión adoptada por
el ministro fue la de entregar copia de los infor-
mes remitidos por las embajadas españolas en
Washington, Londres, Río de Janeiro y Buenos
Aires a la legación japonesa en Madrid. Ante este
sorprendente gesto que mostraba, sin lugar a du-
das, la disposición a colaborar de las autoridades
españolas, el embajador japonés en España, Yaki-
chiro Suma, se atrevió a preguntar si sería posible
que los diplomáticos españoles destinados en
Washington y Londres pudieran recabar valiosa
EFE
RED DE
ESPIONAJE.
información para sus intereses. El embajador ni- España se
pón también planteó si le podían ayudar a crear ofreció a espiar
una red de espionaje. Todas estas peticiones fue- a través de sus
embajadas. En
ron bien acogidas por Serrano Suñer que, al igual la imagen, el
que había hecho anteriormente con alemanes e embajador
italianos, puso todos los medios disponibles en japonés en
su departamento al servicio de ese fin. España,
Para poner en marcha la red de espionaje solici- Yakichiro Suma,
presentando
tada por el embajador Suma, el ministro español sus cartas
contó con la ayuda de Ángel Alcázar de Velas- credenciales a
co, un personaje de siniestra reputación, amigo Franco, el 20 de
personal y destacado falangista, que contaba febrero de 1941.
con cierta experiencia en labores de espionaje. Ambos posan
junto al ministro
Alcázar había sido reclutado por el Abwehr, el de relaciones
servicio de inteligencia militar alemán, y había exteriores,
demostrado sus cualidades cuando en febre- Serrano Suñer
ro de 1941 consiguió engañar al mismísimo (dcha.).
Foreign Office, que desde su embajada en
Madrid había concedido el plácet a su nombra-
miento como agregado de prensa en Londres.
Desde ese puesto, Alcázar puso en funciona-
miento una red de espionaje que en un principio
estaba destinada a informar a los alemanes, pero
que en realidad había sido organizada para ser
utilizada por los japoneses. Descubiertas sus ac-
tividades, se frustró su nombramiento para un
puesto diplomático en Washington poco antes del
ataque a Pearl Harbor.
De regreso en Madrid, Alcázar puso su experiencia
a disposición de los japoneses y, recomendado por
el propio Serrano Suñer, recibió el visto bueno del
embajador Suma. Tokio necesitaba con urgencia
nuevos espías que recabasen la información
MUY HISTORIA 109
 VÍCTIMAS ESPAÑOLAS
e los cerca de 3000 españoles rra no había destruido. mente por miles de kilómetros, estuvie-

D censados en las Filipinas a princi-

pios de 1943, trescientos fallecie-
ron durante el último año de la contien-
da. Con el fin de las hostilidades, apro-
ximadamente unos setecientos de los
que siguieron con vida, empobrecidos
y sin medios de subsistencia, decidie-
ron regresar a España. El resto decidió
quedarse en el archipiélago, nacionali-
zándose filipinos para poder conservar
los bienes de su propiedad que la gue-
En 1957 el Gobierno japonés pagó al
español una indemnización de 5 500
000 dólares en concepto de compen-
sación por las pérdidas de vidas y da-
ños sufridos por la colonia española
residente en Filipinas. Fue el punto final
a un episodio poco conocido de nues-
tra historia en el que dos naciones su-
puestamente amigas, gobernadas en
aquel momento por regímenes totalita-
rios y separadas cultural y geográfica-
ron a punto de declararse la guerra por
los errores y la intransigencia de sus
siniestros líderes. A partir de ese mo-
mento, Japón se convirtió en un país
desconocido y demasiado lejano con
el que apenas se mantuvieron relacio-
nes. El final de la dictadura franquista
puso fin a una etapa de distanciamien-
to en las relaciones bilaterales entre
ambos países, corrigiendo los errores
del pasado.

que necesitaban y la red que el agente español
había establecido en el Reino Unido se ajustaba
perfectamente a sus necesidades. Con esa base se
pretendía organizar una estructura de espionaje
en los Estados Unidos, organizada desde España
y financiada por los japoneses.
LA RED TO
En cumplimiento de las órdenes que llegaban
desde la sede del Ministerio de Asuntos Exterio-
res, la embajada española en Washington prestó
su infraestructura diplomática para amparar la
red de espionaje que se estaba gestando. Los ja-
poneses la denominaron To, mientras que el FBI
UN ESPÍA DE
FALANGE. En la
imagen, Ángel
Alcázar de
Velasco, eje de la
ASC
la llamó Span-Nip. Desde el primer momento
se planteó la dificultad de infiltrar a los espías
en el territorio de los Estados Unidos. Según el
relato, hay que decir que poco fiable, del propio
Alcázar, el mismo llegó en un submarino a las
costas norteamericanas para supervisar la puesta
en marcha de la red. Siguiendo con el testimonio
del peculiar espía español, tampoco está compro-
bado que un tal Rogelio, del que no se tienen más
datos históricos, fuese el primer agente que entró
por la frontera mexicana.
Parecen mucho más creíbles los datos que apun-
tan a que la estructura de la que disponía Falange
Exterior en los Estados Unidos sirvió para am-
parar la trama. Según recoge Florentino Rodao
en su brillante monografía sobre el tema, José
de Perignat, jefe de la Falange en Nueva York
y Washington, y el capitán José Martínez, diri-
gente del partido en San Francisco, fueron los
encargados de infiltrar a los espías. Según otras
informaciones, fueron destacados diplomáticos
de la legación española, como el propio emba-
jador Juan Francisco de Cárdenas, que había
residido en Japón, el ministro consejero Elio Juan
Gómez de Molina, que también había vivido en
Tokio, además de Miguel Echegaray, consejero
de Agricultura, y el coronel Manuel de la Sierra,
agregado aéreo, los que realmente ayudaron a en-
trar a los espías en el país. Así parece demostrarlo
el cese en su puesto del coronel De la Sierra en
junio de 1942 por presiones del Departamento
de Estado norteamericano.
También se planteó el problema de cómo hacer
llegar de forma segura la información recaba-
da por la red. Ante esta contingencia se volvió
a recurrir a Asuntos Exteriores: a través de
los transmisores instalados en la embajada en
Washington y en los distintos consulados, se
enviaron cables cifrados a las legaciones de paí-

red de espionaje. ses como Chile y Argentina con la intención de

110 MUY HISTORIA


evitar sospechas, desde donde eran remitidos
directamente a Madrid. En otras ocasiones se
utilizaron cartas supuestamente intrascenden-
tes, enviadas a direcciones sin relación aparente,
que ocultaban un texto escrito con tinta invisible,
sin olvidar los mensajes cifrados que apare-
cían en anuncios publicados en las páginas de
algunos diarios.
Toda la información que llegaba por estos cau-
ces era analizada por Alcázar en persona. Una
vez procesada, tenía instrucciones precisas de
entregar una copia a los japoneses y otra en ma-
no a Serrano Suñer. Sin embargo, parece ser que
existía un desfase entre la que recibían unos y
otros, como se puso de manifiesto durante el
transcurso de alguna entrevista privada entre
el ministro español y el embajador japonés. Así,
Serrano Suñer desconocía algunos de los infor-
mes que Suma sí había recibido y de los que le
hablaba para pedirle su opinión. Existen dos
versiones para explicar esta contradicción. Por
un lado, Alcázar argumentó en su defensa que
la ocupada agenda del ministro le impedía en
muchas ocasiones entregar en mano los infor-
ASC
HACERSE
CON
mes secretos, por lo que este desconocía gran FILIPINAS.
parte de su contenido. Sin embargo, la causa más Los españoles
pensaban que la
probable la encontramos en la fantasía desbor- invasión nipona
dada del propio espía, que inventaba algunos de de las islas
los memorandos para seguir cobrando de los podría llevar a la
japoneses, con la complicidad del propio Serra- recuperación del
no Suñer que conocía el engaño y se prestaba archipiélago por
parte de
al doble juego.
España.
No existen cifras exactas que nos permi-
tan cono cer la c uantía total del dinero
gastado por Tokio para financiar la red To. A
través de complicadas operaciones de inge-
niería financiera se consiguió que los fondos
llegasen a España de forma segura y que fue-
ran transferidos a los Estados Unidos para
pagar a los espías infiltrados. Existen datos
puntuales que nos permiten hacernos una idea
aproximada de las cantidades de dinero mane-
jadas. Así, en agosto de 1942 Alcázar solicitó
400 000 yenes (aproximadamente 1 200 000 pe-
setas de la época) para pagar a los agentes que
componían la red. Lo que sí parece claro es que
estaban mejor pagados que los que trabajaban
para los alemanes.
MUY HISTORIA 111
 LA INVASIÓN DE FILIPINAS
En un principio, la colonia española en Filipi-
nas vio con buenos ojos la invasión japonesa del
archipiélago en diciembre de 1941. Las buenas
relaciones entre los Gobiernos de Madrid y To-
kio presagiaban una etapa de entendimiento y
colaboración que la propaganda oficial se había
encargado de difundir. Algunos, los más ilusos,
creyeron que había llegado el momento de recu-
perar la soberanía española sobre Filipinas. Sin
embargo, los hechos frustrarían muy pronto esas
esperanzas infundadas. En cuanto pusieron pie
en las islas, los japoneses proclamaron la nece-
sidad de eliminar cualquier rastro de influencia
occidental, ya fuera norteamericana o española.
El anuncio de sus intenciones extendió el recelo
CESE DE entre la colonia española, que sufrió directamen-
MINISTROS. te las humillaciones de los nuevos ocupantes.
El ministro de Al mismo tiempo, se dictaron una serie de me-
Asuntos didas restrictivas que afectaban gravemente a
Exteriores
las comunicaciones con el exterior y a partir de
japonés Togo,
en la imagen, febrero se decidió cerrar los consulados extran-
fue cesado a la jeros, incluyendo el de España. Las protestas de
vez que Serrano los españoles residentes comenzaron a llegar
Suñer, y las a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores
relaciones entre y Serrano Suñer se dirigió al embajador Suma
los dos países
cambiaron.
ALAMY
112 MUY HISTORIA
para manifestarle la preocupación del Gobierno
español ante el deterioro de la situación de sus
ciudadanos en Filipinas. El diplomático japo-
nés se hizo eco de las quejas y las transmitió a
Tokio. Sin embargo, el militarismo despiadado
de los dirigentes de su Gobierno impidió que
fueran tenidas en cuenta.
El clima de tensión fue en aumento con la cam-
paña de desprestigio contra la herencia española
en las Filipinas lanzada por la prensa nipona.
Ante aquel nuevo desencuentro, el embajador
Suma volvió a insistir ante las autoridades de su
país, asegurando que se arriesgaban a perder el
apoyo y la cooperación de una nación amiga si
no se interrumpían de forma inmediata los ata-
ques contra la imagen de España. El diplomático
recibió una contestación evasiva de su Gobierno,
en la que culpaba de la situación a las especiales
y delicadas circunstancias que se vivían en aque-
llos momentos de cierta confusión. A todos estos
desencuentros les sucedieron una serie de peque-
ños incidentes que contribuyeron a enturbiar aún
más las relaciones entre los dos países. El más
importante fue el trato humillante que sufrieron
los misioneros españoles por parte de las tropas
de ocupación japonesas en Filipinas.
DOBLE JUEGO
A principios de septiembre de 1942 se produjo la
destitución simultánea y fulminante de los mi-
nistros de Asuntos Exteriores de Japón y España,
Togo y Serrano Suñer. Caídos en desgracia, su
cese supuso también un cambio de actitud en las
relaciones bilaterales que no tardaría en ponerse
de relieve. Aunque en un principio los medios de
comunicación del régimen siguieron elogiando
las victorias japonesas, se trataba de una cortina
de humo que ocultaba las intenciones reales del
franquismo. El embajador Suma creyó ingenua-
mente que la colaboración entre ambos países iba
a continuar tal y como había sido hasta entonces,
y continuó insistiendo ante las autoridades de
Tokio en la necesidad de mantener unas buenas
relaciones con Madrid que garantizasen la obten-
ción de información a través de la red To.
Para no despertar el recelo de los japoneses, con-
tinuó sin interrupción el flujo de información
recogida por los espías españoles. En este senti-
do, Francisco Gómez-Jordana, el nuevo ministro
español de Exteriores, dejó actuar a Alcázar
como si nada hubiera pasado. Sin embargo, su
actitud ocultaba la falta de respaldo oficial a su
labor, en un intento por desentenderse de un
delicado asunto que podía poner en peligro la
neutralidad que entonces pretendía mostrar el
régimen. Para ello, Jordana necesitaba distan-

ciarse de la posición que hasta entonces había
mantenido su predecesor en el cargo, por lo que
insistió en elevar varias quejas ante el embajador
Suma relativas a la campaña difamatoria contra
España y al trato hacia los miembros de la colo-
nia española en las Filipinas, forzando un punto
de ruptura en las relaciones que pusiese fin a la
colaboración mutua.
LA MATANZA DE MANILA
En esta línea, Jordana se apresuró a preparar
el cambio de actitud de España en su relación
con las fuerzas del Eje. Mientras en Europa la
adopción de medidas iba encaminada hacia
una posición de neutralidad, en un intento por
romper los lazos que vinculaban al régimen
franquista con la Alemania nazi, en el Pacífico
se consideró oportuno adoptar una actitud más
enérgica, hasta el punto de romper relaciones
diplomáticas con el Imperio del Sol Nacien-
te. España adoptó entonces contra Japón una
actitud de país no beligerante. Los éxitos conse-
guidos por el contraespionaje de los aliados, al
desbaratar parte de la red To, obligó a Jordana
a desvincularse definitivamente de Alcázar de
Velasco y ordenar contra él una investigación.
Ayudado por la legación japonesa en Madrid,
temerosa de que con el escándalo pudieran sa-
lir a la luz muchos datos comprometedores, el
GETTY
LA BATALLA
DE MANILA.
espía español consiguió escapar de España para La lucha, que
refugiarse en Alemania. Cuando en agosto de duró un mes, de
febrero a marzo
1944 falleció Jordana, su sucesor, José Félix de
de 1945 y dejó
Lequerica, continuó con la política de distancia- la ciudad
miento de Japón emprendida por su antecesor devastada y con
en el cargo. un baño de
Después de varias victorias decisivas, los nor- sangre, acabó
teamericanos se encontraban a las puertas de con tres años
de ocupación
Manila. A comienzos de febrero de 1945, los japonesa.
combates redujeron la capital filipina a un mon-
tón de escombros en el que las tropas japonesas
se atrincheraron dispuestas a luchar hasta el
último hombre. Atrapados y desesperados, los
soldados nipones se entregaron entonces a una
orgía de sangre en la que se masacró a prisione-
ros y población civil.
En el edificio del consulado español buscaron
refugio varias familias españolas y filipinas,
confiando en que su estatus de recinto diplo-
mático les serviría para garantizar su seguridad.
Sin embargo, las tropas japonesas asaltaron
el edificio y asesinaron a los civiles para des-
pués quemar las instalaciones. En el ataque al
consulado fallecieron cerca de cincuenta per-
sonas, aunque no fueron las únicas víctimas
españolas. Entre los aproximadamente 50 000
civiles muertos que costó la conquista de Mani-
la se contaron muchos ciudadanos españoles y
filipinos de origen también español. Tras la libe-
ración de la ciudad empezaron a conocerse
MUY HISTORIA 113
 EL INCIDENTE LAUREL
akichiro Suma, embajador japonés El 23 de octubre Carlton Hayes, emba- ñol ante la capital federal, y exigieron

Y en España, se entrevistó con Jor-

dana los días 7 y 14 de octubre de
1943 para tratar sobre una posible inde-
pendencia filipina. El ministro, obede-
ciendo las directrices de Franco, aten-
dió al diplomático japonés con evasivas
y le comentó que sería mejor esperar
al final de la guerra antes de emitir un
reconocimiento precipitado. Mientras
tanto, José Parciano Laurel, presidente
del Gobierno títere pro-japonés de Fi-
lipinas, remitió un telegrama a la sede
de Exteriores en el que comunicaba la
proclamación de independencia del ar-
chipiélago.
El Gobierno español contestó al presi-
dente filipino el 18 de octubre con otro
telegrama en el que se limitaba a fe-
licitar al nuevo Estado, haciendo una
especial referencia a los lazos de unión
entre las dos naciones, sin entrar en
cuestiones que supusieran un recono-
cimiento expreso, cuestión que sí se
podía deducir del contenido del texto
y que daba lugar a cierto equívoco.
Así, el remite iba dirigido directamente
a Laurel como «Presidente República
Filipinas», y firmado por el conde de
Jordana como ministro de Asuntos
Exteriores de España.
jador norteamericano en Madrid, envió
a su segundo, Willard L. Beaulac, a en-
trevistarse con Jordana para aclarar el
sentido del telegrama enviado a Laurel.
La conversación, que según algunos tes-
tigos fue poco diplomática, sirvió para
aumentar la tensión entre ambos Go-
biernos. Las exigencias americanas de
aclaración, y en su caso, de rectificación,
se encontraron con la negativa frontal de
Jordana, que continuaba insistiendo en
el carácter inofensivo del telegrama, que
debía ser interpretado como un gesto de
amistad hacia el pueblo filipino.
El 27 de octubre de 1943 el texto del
mensaje se filtró a los medios de comu-
nicación norteamericanos, que inme-
diatamente lanzaron una campaña en
la que acusaban a España de ser amiga
de los japoneses. Al mismo tiempo, y
como medida de presión, la Junta de
Jefes de Estado Mayor de las Fuerzas
Armadas de los Estados Unidos trató el
tema en su última reunión. En aquellos
momentos, la amenaza de una inter-
vención armada norteamericana sobre
suelo español parecía más que proba-
ble. Las autoridades de Washington
también se negaron a recibir a Francis-
co José de Cárdenas, embajador espa-
la interrupción inmediata de los envíos
de cargamentos de wolframio, el mine-
ral estratégico vital para la industria de
guerra alemana.
La tensión entre los dos países continuó
en aumento hasta que el 5 de noviem-
bre se celebró una entrevista entre Ha-
yes y Jordana. El ministro español, muy
crispado, amenazó con presentar su di-
misión si no se suavizaban los términos
de las acusaciones norteamericanas.
Temiendo las consecuencias que podía
acarrear tal decisión, al provocar un gi-
ro radical en la política exterior españo-
la que la acercase definitivamente a las
posiciones del Eje, se suavizó progre-
sivamente la postura mantenida por el
Departamento de Estado.
Los norteamericanos parecieron con-
formarse con el establecimiento de una
serie de restricciones en los envíos de
wolframio hacia Alemania y un recono-
cimiento por parte de España del error
cometido al enviar el telegrama. El 9 de
noviembre de 1943, el Consejo de Minis-
tros presidido por Franco emitió una nota
en la que aclaraba que se había tratado
de una simple nota de cortesía diplomá-
tica que no implicaba el reconocimiento
del Gobierno pro-japonés en Filipinas.

más datos sobre las atrocidades cometidas
por los japoneses y se confirmaron trágicamente
los rumores que hablaban sobre las matanzas de
misioneros agustinos.
Las noticias sobre el asesinato de españoles en
Manila causaron un gran impacto en Madrid.
Durante varios días, Lequerica valoró con Fran-
co las medidas a adoptar. La primera decisión
fue la de remitir una nota a todos los medios de
comunicación en la que se prohibía expresamen-
te la divulgación de cualquier información que
procediese de una fuente japonesa. Al mismo
tiempo, se inició una campaña de prensa y en el
NO-DO en la que se insistía una y otra vez en
las atrocidades cometidas por la que hasta hacía
muy poco tiempo había sido una nación amiga,
de la misma forma que se elogiaban las victorias
norteamericanas en la campaña del Pacífico.
¿DECLARACIÓN DE GUERRA?
Franco, cada vez más interesado en buscar un
acercamiento a los aliados, especialmente a los
Estados Unidos, ordenó a Lequerica que em-
prendiera una ronda de contactos oficiosa con
diplomáticos estadounidenses y británicos des-
tinados en nuestro país, con la intención de
recabar su opinión acerca de la nueva postura
del Gobierno español respecto a Japón. En es-
tas reuniones se hizo patente la desconfianza de
los aliados, especialmente la del embajador nor-
teamericano Norman Armour, que transmitió
el rechazo expreso del Departamento de Estado
ante una posible entrada de España en la guerra
para combatir contra los japoneses. A pesar de
este revés, la decisión de romper relaciones di-
plomáticas estaba tomada y el 22 de marzo de
1945 el Gobierno adoptó la decisión de dejar de
representar los intereses japoneses en los países
iberoamericanos, al mismo tiempo que arrecia-
ba la campaña de prensa contra las atrocidades
cometidas por los japoneses.
Los últimos esfuerzos, liderados por el em-
bajador Suma, para reconducir la situación a
niveles anteriores a la tensión vivida en aque-
llos momentos, fueron totalmente infructuosos.
Finalmente, el 11 de abril de 1945 el Consejo de
Ministros presidido por Franco decidió romper

114 MUY HISTORIA

relaciones diplomáticas con Japón, justificando
la medida por la actuación de las tropas japo-
nesas en Manila. A partir de ese momento se
extendieron los rumores que hablaban sobre
una posible declaración de guerra en el plazo
de dos o tres semanas. Sin embargo, con el paso
de los días se calmó la situación. La principal
preocupación de las autoridades españolas eran
las posibles represalias contra los ciudadanos
residentes en territorio japonés. Se barajó la
posibilidad de una evacuación, pero los infor-
mes tranquilizadores que llegaban desde Tokio
contribuyeron a suavizar la tensión.
Mientras tanto, Franco y Lequerica, un tanto
defraudados por la actitud mostrada por los
aliados ante la posible entrada de España en la
Segunda Guerra Mundial para luchar contra los
japoneses, decidieron contemporizar a la espera
de la más que probable derrota alemana para
tomar una decisión. Fue entonces cuando se
planteó la idea de crear una nueva División Azul,
esta vez con carácter naval, para que luchase
contra los japoneses.

UNA DIVISIÓN AZUL EN EL PACÍFICO

Algunos informes de la Oficina de Servicios
Estratégicos (OSS en sus siglas en inglés), los
servicios secretos norteamericanos durante la Se-
ASC

gunda Guerra Mundial y precursores de la CIA,

se hicieron eco de las intenciones españolas de
organizar una nueva División Azul para operar
en el teatro de operaciones del Pacífico. Según
estos datos, España estaba dispuesta a ofrecer
a los Estados Unidos el apoyo de dos divisio-
nes de infantería compuestas por voluntarios, a
imagen y semejanza de la enviada al frente ru-
so para luchar contra el comunismo del lado de
los alemanes. Estas unidades serían enviadas a
Filipinas para combatir los últimos focos de re-
sistencia japonesa y estarían comandadas por dos
generales incómodos a los que se pretendía alejar
de Madrid. Uno de ellos era el General Agus-
tín Muñoz Grandes, el que había sido jefe de la
División Azul en Rusia y en el que Franco veía
un posible rival. El otro era el general Antonio
Aranda, militar competente que destacó durante
la Guerra Civil y que terminada la contienda se
convirtió en un destacado conspirador a favor de
la causa monárquica con muy buenos contactos
entre los británicos.
Existen testimonios que confirman que la crea-
ción de una División Azul para luchar contra
los japoneses era un plan que se venía gestando
desde hacía tiempo. Así lo demuestra el recogido
en uno de los libros de memorias del destacado
líder falangista José Luis Arrese, cuando pro-
LUCHAR
JUNTO A
puso al ministro Jordana la formación de una MCARTHUR.
nueva División para luchar al lado de las tropas La División Azul
del general McArthur en defensa del cristianis- del Pacífico
pretendía luchar
mo. José María Doussinague, segundo al frente junto al general
de la cartera de Exteriores en aquellos momen- norteamericano
tos, también habla sobre el tema en uno de sus en contra de los
libros, si bien señala que la posibilidad que se japoneses para
barajó fue el envío de una flota de barcos de la defender el
cristianismo.
Armada tripulada por marinos voluntarios. Pa-
rece ser que con la declaración de guerra a Japón
el franquismo pretendía un segundo objetivo:
un reconocimiento internacional que garantizase
su continuidad.
Las autoridades españolas, con Franco a la ca-
beza, esperaban que el radical cambio de actitud
que había experimentado su política exterior
les sirviera para abrir las puertas a España en la
Conferencia de San Francisco, reunión en la que
se gestó la creación de la ONU. Cuando los diplo-
máticos aliados preguntaron a Lequerica sobre si
el aumento de la tensión contra Japón tenía algo
que ver con el deseo de ser invitados a la Confe-
rencia, el ministro español se apresuró a negarlo,
insistiendo en que se trataba exclusivamente de
una cuestión bilateral entre ambas naciones. MH

MUY HISTORIA 115

 EDIO DENIATEM
ACCATUR ra cuptae vitas
ma cone comnient.
Veritas quiatiur aut eos
nulland aectum acepell endit,
quation sequias
CREDITO

116 MUY HISTORIA

LA RUTA DE LAS
RATAS IBÉRICA
CUANDO ESPAÑA SE
CONVIRTIÓ EN REFUGIO NAZI

Tras la derrota en la Segunda Guerra Mundial, muchos criminales de

guerra nazis organizaron su huida para no ser detenidos y juzgados.
Contaron para ello con varias redes de apoyo que les suministraron
pasaportes falsos, dinero y posibles vías de escape. Fueron las
conocidas como Rutas de las Ratas y una de las principales pasó por
España, donde numerosos prófugos encontraron amparo y otros, bajo
el visto bueno del Gobierno franquista, partieron de puertos como el de
Vigo rumbo a Latinoamérica.

ÓSCAR HERRADÓN
PERIODISTA Y ESCRITOR

MUY HISTORIA 117

EN RUTA
HACIA
AMÉRICA.
Un total de 9000
militares y
colaboradores
del Tercer Reich
emplearon estas
vías clandestinas
para huir a
América del Sur.
Unos 4000 de
ellos terminaron
en la Argentina
de Perón (a la
dcha.). La ayuda
de la Iglesia
católica en la
huída de los nazis
fue inestimable,
como la de
Monseñor Alois
Hudal, rector de
la comunidad
alemana en
Roma (a la izda.).
GETTY

ASC

na vez que se hizo evidente el colap-
so del Tercer Reich, muchos antiguos
y fervientes colaboradores de Hitler
comenzaron a planificar su vía de
escape ante la justicia aliada. Surgie-
ron así lo que se ha conocido con el
término inglés de Ratlines (Rutas de Ratas). Un
término que aunque pueda parecer una metá-
fora (bastante acertada además) de los roedores
y los nazis, tiene un origen náutico. Así se lla-
ma a los pequeños cordeles colocados de forma
horizontal y que sirven como peldaños de una
escalera para poder subir por el mástil y que en
español se conocen como flechaste. Antigua-
mente, escalar el mástil usando dicho apoyo era
el último recurso que tenía un marinero para
evitar ahogarse durante un naufragio.
Así, «ratline» se convirtió, en los estertores del
imperio nacionalsocialista, en sinónimo de «úl-
tima vía de escape». Además, muchos jerarcas
nazis huirían por barco, vía transatlántica, así
que dicho símil náutico venía que ni pintado
para lo que estaba sucediendo en los estertores
del régimen. Se usó la denominación inglesa
de Ratlines para designar las vías clandestinas
que muchos nazis utilizaron para escapar. Di-
versas rutas europeas que serían un trampolín
para viajar a Sudamérica, a países como Brasil,
Chile o Argentina. Las autoridades alemanas re-
velaron en 2012 documentos que cifran en un
total de unos 9000 militares y colaboradores del
Tercer Reich los que huyeron a América del Sur
tras la guerra, 5000 de ellos a la Argentina de
Juan Domingo Perón.
Debido a la complicidad del régimen franquista
con la Alemania nazi, la península ibérica (in-
cluido también el Portugal de Oliveira Salazar)
fue un enclave relativamente seguro para mu-
chos prófugos germanos y colaboracionistas del
Reich. Hubo tres principales «ratlines» para que
los nazis atravesaran distintos países europeos
con rumbo a algún puerto seguro para embar-
carse hacia Sudamérica:
–La llamada «ruta nórdica» pasaba por Dinamar-
ca y tenía como destino Suecia, en cuyos puertos
se embarcaban los criminales de guerra también
hacia países como Reino Unido, Canadá, Estados
Unidos, Australia y Medio Oriente.
–La conocida como «ruta vaticana», a través de
Italia (y en algunos casos con la complicidad de
altos cargos de la Santa Sede, como el obispo
austriaco Alois Hudal), principal aliado de Ale-
mania durante la contienda y por donde se cree
que huyó hasta un 90 % de los nazis.
–Y la llamada «ruta ibérica», la que nos ocupa,
coordinada por colaboradores nazis que vivían
en España y utilizaban distintos puertos —como
los gallegos—, presuntamente con el visto bueno

118 MUY HISTORIA

 del gobierno franquista. Y es que la península ENTUSIASTA
NAZI Y
ibérica había sido un hervidero de espías duran- AMANTE DEL
te la Segunda Guerra Mundial (no solo del Eje, DEPORTE.
también aliados) que buscaban en la falsa neutra- Clara Stauffer,
lidad española y su posición geoestratégica clave apasionada de
la natación,
un aliado vital en aquellos tiempos aciagos. logró el primer
puesto de la
competición
CLARITA STAUFFER, LA ARISTÓCRATA femenina del
FILONAZI cruce a nado
de la Laguna
La persona más activa en nuestro país en dotar Grande de
de protección a alemanes vinculados con el na- Peñalara en
zismo fue la hispano-alemana Clara («Clarita») 1931.
Stauffer, personaje que tras muchas décadas en
el cajón de la historiografía salió a la luz gracias
a la novela Los pacientes del doctor García, de
Almudena Grandes. A partir de 1945, Stauffer,
que tenía pasaporte alemán, se convertiría en
una de las dirigentes de la llamada Hilfsverein,
una red de evacuación de jerarcas nazis hacia
Sudamérica, una suerte de «ODESSA» a la espa-
ñola [ver recuadro]. Clarita gozaba de una buena
posición entre las altas esferas de la capital. Na-
cida en 1904, era hija del maestro cervecero e
ingeniero alemán Konrad Stauffer, que se había
ASC

trasladado a Madrid a finales del siglo xix y que

trabajaría para Mahou, y de Clara Sofia Loewe,
de ascendencia igualmente germana. Corpulenta
y amante del deporte, a Clarita también le gus-
taban los eventos de la alta sociedad, la música
y el ajedrez, y no tardaría en convertirse en una
devota nacionalsocialista.
Es por ello que en los años 30 se acercó a Fa-
lange, el partido con una ideología más similar
al del recién inaugurado régimen de su patria
paterna (salvo en relación con el catolicismo).
En 1934, Pilar Primo de Rivera había fundado
la Sección Femenina del partido creado por
su hermano José Antonio, y Clara no tardó en
unirse a sus filas. El cometido de la organización
era, en un principio, auxiliar a los militantes
falangistas (en su mayoría a los presos «polí-
ticos» o a sus familias), pero en julio de 1936,
con el estallido de la Guerra Civil, se convirtió
en un órgano de apoyo a los caídos del bando
sublevado, dedicándose también a organizar la
asistencia de las capitales conquistadas enarbo-
lando la bandera del catolicismo.
El 6 de enero de 1937 se celebró en Salaman-
ca el primer Congreso Nacional de la Sección
Femenina, al que asistió Stauffer, que ya había
entablado una estrecha relación con Pilar Primo
de Rivera, quien en 1935 había nombrado a la
hispano-alemana Delegada de Prensa y Propa-
ganda, siendo realmente la principal responsable
de la maquinaria propagandística de la organi-
zación, una suerte de «Goebbels femenina» de
Falange, ocupándose de las relaciones entre

ODESSA Y SU «FILIAL» IBÉRICA

De proteger y trazar una ruta de huida a criminales de guerra se encargaría
una red secreta que recibió el nombre en clave de ODESSA. Aquel nom-
bre, en principio las siglas del alemán Organisation der Ehemaligen SS-
Angehörigen –«Organización de Antiguos Miembros de las SS»–, fue cita-
do por vez primera por el escritor Frederick Forsyth en su novela Odessa
(The Odessa File), por lo que algunos historiadores dudan de su existen-
cia, argumentando que no parece que dichas redes de evasión tuvieran
detrás una infraestructura de tal magnitud. No obstante, diversas pruebas
parecen indicar lo contrario, una red clandestina bien elaborada y distri-
buida por varios países, entre ellos España.
ASC

MUY HISTORIA 119

EFE
ESCALANDO
EN LA
SECCIÓN dicha Sección Femenina y la Italia fascista
FEMENINA.
En 1940, Clara y la Alemania nazi. Stauffer realizó al menos un
Stauffer fue viaje a Italia y tres a Alemania, donde asistió a
nombrada congresos nacionalsocialistas y a reuniones con
Auxiliar Central las Juventudes Hitlerianas. En 1940, sería nom-
de Propaganda brada Auxiliar Central de Propaganda y Prensa
y Prensa del
Consejo del Consejo Nacional de la Sección Femenina,
Nacional de ocupando, en la práctica, el tercer escalafón de la
la Sección poderosa rama femenina del partido falangista.
Femenina.
Sobre estas
líneas,
acompañada
RATLINE IBÉRICA CON SEDE
por Pilar Primo EN ARGÜELLES
de Rivera. Y aunque el desarrollo de la Segunda Guerra
Mundial obligaría a un estratégico distancia-
miento (nunca total) del Gobierno franquista
con Hitler, Stauffer siguió considerándose una
ferviente simpatizante del Tercer Reich: cuando
la derrota alemana parecía inminente, se puso en
marcha para ayudar a los nazis que huirían por
la llamada «ruta ibérica». Se dedicó a recolectar
ropa y paquetes de comida para los alemanes
presos en el campo de internamiento español de
Sobrón, así como encontrar empleos para mu-
chos alemanes en la organización de la Falange.
A mediados de 1946, Stauffer, con base en la ca-
pital española, comenzó a establecer una serie
120 MUY HISTORIA
de escondites para germanos en Santander y sus
alrededores. Uno de ellos fue Karl Albrecht, di-
rector de la rama española de la empresa alemana
AEG. Miembro del NSDAP y amigo personal de
Adolf Hitler, parece que tenía vínculos con los
servicios de inteligencia alemanes en España. Fi-
nalizada la guerra, Albrecht continuó dirigiendo
la empresa y llevando una vida más o menos
tranquila, pero a comienzos de 1946, al recibir
presiones de los investigadores estadounidenses
para reunirse con él, se recluyó en un monasterio
y en julio de ese año el consejo de administración
de AG Ibérica lo destituyó. Aunque en 1948 la
empresa fue clausurada por el Gobierno español
en virtud del acuerdo con el Consejo de Control
Aliado (CCA), en alemán Alliierter Kontrollrat
(conocido también como «los Cuatro Poderes»),
sobre las empresas paraestatales alemanas que
mantuvieron vínculos con el nazismo, Albrecht
continuó recibiendo facilidades del Gobierno
español y la Iglesia para escapar. Según la lista
de repatriación confeccionada por el CCA y que
entregó al Gobierno franquista, también llamada
«del 104», estaba domiciliado en el número 83 de
la madrileña calle Bravo Murillo.
El espacioso y distinguido piso que Stauffer tenía
en el madrileño barrio de Argüelles, en la calle
 Galileo número 1, sería el centro neurálgico del
entramado de protección a los nazis. Allí, en un
primer momento, almacenaría calzado y ropa
para los que necesitaban cambiar de identidad
y, en palabras de Peter Besas, autor de Nazis en
Madrid, «socorría a fugitivos y desertores de la
Wehrmacht que habían conseguido atravesar la
frontera entre Francia y España». Gracias a los
contactos que tenía por su influyente posición,
Clara consiguió pasaportes falsos, partidas de
bautismo (para lo que contó con la inestimable
ayuda de la Iglesia católica), contratos de trabajo
en empresa afines y refugios en diversos lugares
de correligionarios repartidos por todo el te-

ASC
rritorio peninsular; la mayoría de ellos huirían
después en barco a la Argentina de Perón. «EL HOMBRE
En dicha «lista de Repatriación» confecciona- MÁS
da por el CCA solo se incluía el nombre de una de Clara Stauffer que rezaba que «falleció cris- PELIGROSO
DE EUROPA».
mujer: precisamente el de Clara Stauffer, y eso tianamente en Madrid el día 4 de octubre a los Otto Skorzeny,
que no había participado directamente en las 84 años». Sus allegados celebraron un funeral apodado
masacres de la Solución Final ni tenía sobre sus en la iglesia del Cristo de la Victoria, muy cer- también
espaldas crímenes de guerra, lo que evidencia ca del piso que regentaba y que fuera centro de «Caracortada»,
la enorme influencia de sus acciones. Aquella operaciones de su «ratline». fue en los años
50 un ferviente
respetable dama de la alta sociedad españo- partidario de la
la, que participó en campeonatos de natación creación de un
hasta tener más de 70 años, nunca respondería EN BUSCA DE UN IV REICH EN ESPAÑA cuerpo militar
ante la justicia, gracias a la protección del Go- El laureado militar alemán Otto Skorzeny, anticomunista
bierno franquista: el 15 de octubre de 1984 el apodado «Caracortada» por las cicatrices de en España.
diario ABC incluía una esquela con la muerte esgrima que surcaban su rostro y que sería

MASACRE DE
MALMEDY.
Skorzeny fue
juzgado en
Núremberg,
acusado de la
matanza de
varios soldados
aliados durante
la Batalla de las
Ardenas, pero
fue declarado
inocente.
ASC

MUY HISTORIA 121

 BENEPLÁCITO
DE LA
AUTORIDAD.
Altas autoridades
como Juan Vigón
(a la izda.) y
Ramón Serrano
Suñer (a la
dcha.), de
abiertas
simpatías
filonazis en los
años 40, dieron
el visto bueno a
la estancia de
Otto Skorzeny en
España bajo
identidades
falsas. El
laureado militar
alemán gozó de
gran prestigio y
popularidad
debido a sus
hazañas en la
guerra

GETTY
ASC

considerado por los americanos como «el
hombre más peligroso de Europa», tenía un
currículo militar excepcional al servicio de la
Alemania nazi. Buscó refugio también en la
España franquista, a donde llegó a finales de
julio de 1948 y donde pretendía revitalizar un
ejército de soldados de la esvástica contra el
avance del comunismo (a través de una fuerza
denominada «Legión Carlos V»). Tras la derro-
ta del Tercer Reich, como otros miembros del
NSDAP (y de las SS) fue internado en distintos
campos de concentración hasta ser juzgado en
Núremberg, donde fue declarado inocente en
relación con la Matanza de Malmedy, gracias
al testimonio a su favor del espía inglés F. F. E.
Yeo-Thomas. Finalmente, burló a la justicia y
quedó en paradero desconocido.
Al parecer, Skorzeny pudo viajar a la península
ibérica gracias a la red ODESSA, que él mis-
mo se jactaría en sus memorias de comandar,
aunque hay indicios de que lo hizo de la mano
de la red Stauffer. Según documentos desclasi-
ficados, el antiguo SS se instaló en Madrid bajo
identidad falsa, residiendo en la calle Montera,
en los números 25 y 27, y retomó su trabajo de
ingeniero representando a prósperas compañías
alemanas del acero y gozando de prestigio entre
la alta sociedad franquista.
Gracias a su archivo personal, que el 8 de diciem-
bre de 2011 la casa de subastas estadounidense
Alexander Autographs Inc’s sacó a la venta, se
sabe que Skorzeny mantuvo una estrecha re-
lación con generales franquistas y dictadores
sudamericanos, y llevó a cabo negociaciones
con importantes empresas alemanas con vín-
culos con el nazismo como Krupp, Thyssen o la
exportadora de armas Merex. En tan suculento
sanctasanctórum se hallan también felicitacio-
nes del antiguo nazi a Manuel Fraga del año
1964, cuando este era ministro de Información
y Turismo, así como, según recogía el diario La
Vanguardia, dos recomendaciones de visados
con la rúbrica del periodista de Falange Víctor de
la Serna, quien estuviera a sueldo de la embajada
alemana en Madrid en tiempos del Tercer Reich,
dirigidas a diplomáticos españoles en Alemania.
Uno de ellos, Jorge Spottorno, sería precisamen-
te quien, siendo cónsul en Fráncfort, emitiría un
visado con nombre falso para el prófugo, que
manejó varias identidades: Rolf Steinbauer, Han-
na Eff Khoury, Frey Hans Rudolf o Hans R. Frey,
con el visto bueno de las más altas autoridades
franquistas, como Juan Vigón, Antonio Garri-
gues Walker o Ramón Serrano Suñer, de abiertas
simpatías filonazis en los años 40.
Skorzeny fue accionista de un ingente número
de sociedades (fue el responsable de las nego-
ciaciones del tratado hispano-anglo-egipcio del
petróleo a instancias de su amigo Abdel Nasser),
y poseía un patrimonio estimado en unos mil
millones de las antiguas pesetas, casas y terrenos
en Madrid, Andalucía, Alemania, Austria e Irlan-
da. Nunca respondió ante la justicia y, tras residir
varios años en las Islas Baleares, murió en la ca-
pital española el 5 de julio de 1975, el mismo año
que el dictador Francisco Franco. MH

122 MUY HISTORIA

VIVE LA HISTORIA
CON PASIÓN

¡YA A LA VENTA!
ALBUM

DE LA GUERRA CIVIL A LAS

TRINCHERAS EUROPEAS.
Las guerrilleras españolas
vivieron en condiciones extremas
en Francia y muchas se unieron
a la Resistencia francesa
participando activamente en
labores de inteligencia.
 EN L A RESIST ENCI A FR A NCES A

Las españolas que huían de la represión franquista se

encontraron con una contienda a nivel mundial. Muchas
formaron parte de la Resistencia y tuvieron un importante papel
militar y político: actuaron como enlaces, espías... Su valentía
les llevó a sufrir el horror de los campos de concentración.

J. M. SÁNCHEZ
PERIODISTA

MUY HISTORIA 125

 l papel de las mujeres españolas durante
la Segunda Guerra Mundial no fue me-
ramente testimonial. Su contribución
fue muy destacada en la vertebración
de las zonas de conflicto, sobre todo en
el bando aliado. Participaron en la re-
taguardia en muchas batallas, ayudaron en las
comunicaciones y estuvieron en primera línea
en los cuidados sanitarios de los guerrilleros
heridos en combate. En medio de la incerti-
dumbre de una contienda de alcance interna-
cional, muchas de ellas tuvieron unas vivencias
HUYENDO increíbles, de lucha constante y de enorme do-
DE LA lor. En algunos casos sufrieron los horrores de
REPRESIÓN. los campos de concentración nazis, pero algunas
En la imagen,
pudieron sobrevivir.
dos gendarmes
franceses El contexto de la época no fue el más propicio
socorren a para desarrollar la vida cómoda a la que aspira-
dos mujeres ban. De un golpe militar en su tierra natal del
españolas que tuvieron que huir, pasaron a un conflicto
exhaustas que a escala internacional del que no pudieron es-
cruzan los
Pirineos.
GETTY
126 MUY HISTORIA
capar. El dictador Francisco Franco prometió
que acogería con garantías a familias republi-
canas, pero muchas de ellas no le creyeron y
huyeron de la represión en los siguientes años.
Procedentes de todas las regiones y con acom-
pañantes heridos, buscaron una salida más allá
de los Pirineos, pero su exilio tras el final de
la Guerra Civil en 1939 se convirtió en un au-
téntico laberinto. Tuvieron que sobrevivir como
pudieron, yendo de un sitio a otro, trabajando
en la clandestinidad. Las mujeres fueron las
peor paradas: sufrieron en sus propias carnes el
terror y las duras condiciones de un país some-
tido a la inestabilidad política y social.
En esos primeros meses, Francia recibió un
torrente de refugiados, más de 500 000 repu-
blicanos españoles, según algunas estimaciones.
Un éxodo sin precedentes que se conoció como
«La Retirada». Al poco de establecerse en el país
vecino, hombres, mujeres y niños se dieron de
bruces contra la realidad: las fronteras quedaron
cerradas con la invasión de la Alemania nazi a
Luxemburgo, Países Bajos o Bélgica en 1940.
Por el norte, no pudieron escapar, pero por el
este tampoco, ya que Italia atacó a través de los
Alpes en junio de ese mismo año.
Entre las más numerosas se encontraron es-
pañolas, quienes se alistaron en las filas de la
Resistencia francesa. Su actividad fue muy varia-
da. Por ejemplo, centenares de ellas sirvieron de
enlace entre los maquis, los grupos de guerrille-
ros muy activos en las zonas montañosas del país.
Llevaron correos, transmitieron órdenes y se ju-
garon la vida como «combatientes del silencio»,
como se las nombra en algunas referencias acerca
de sus hazañas. Cuando las apresaban eran vio-
ladas, fusiladas, asesinadas o enviadas a campos
de concentración. Muchos nombres propios, que
fueron olvidados con el paso del tiempo.
En algunos casos se las decapitó, como el de Olga
Bancic, del Grupo Manouchian, según se reco-
ge en Y ahora, volved a vuestras casas, de Evelyn
Mesquida, un revelador libro donde se recopila
la historia de algunas protagonistas que sobre-
vivieron. En otros, ayudaron a esconder a los
resistentes o tejieron ropa para el ejército.
Para las familias a quienes les sonrió la fortuna,
Francia fue un territorio en el que poner en prác-
tica su valentía como soldados. Hay referencias
de un centenar de españolas que participaron
activamente en labores de inteligencia como
miembros de la Resistencia. Pusieron su granito
de arena para mejorar la colaboración británica,
organizaron reuniones, establecieron comuni-
caciones con los aliados y facilitaron escondites
a sus compañeros. Fueron los casos de Lucía
Rueda o Segunda Montero, alias «Conxita», que
tenían a su cargo a una docena de colaboraciones
de militancia libertaria.
ALBUM

En líneas generales, en la ratonera francesa vivieron

en condiciones extremas, sin apenas esperanza, en LA
centros de acogida, en edificios abandonados o en RATONERA
escuelas. No hubo plazas suficientes para atender a DENTRO DE LA RESISTENCIA FRANCESA.
tantos refugiados. Tras la clausura de los albergues Una de esas mujeres exiliadas en Francia fue Los españoles
que huyeron se
por decisión del Gobierno galo para emplearlos con Neus Català, natural de El Guiamets (Tarrago- encontraron con
fines militares, la regularización de la situación de na). Su historia, al igual que la de otras tantas, el comienzo de
los españoles en el exilio se hizo aún más incierta. está marcada por el hecho de haber sobrevivi- la guerra en
Esta medida la sufrieron las que estaban embaraza- do al horror nazi en campos de concentración. Europa. En la
das, ya que no tuvieron apenas vigilancia médica en Unas vivencias recogidas en el libro Noche y nie- imagen,
refugiados
esos momentos tan delicados y, además, hicieron bla en los campos nazis, de Mónica G. Álvarez. españoles
el esfuerzo de visitar distintas ciudades buscando a La catalana fue una orgullosa comunista que cruzando Le
sus seres queridos. durante toda su vida se sintió una mujer Perthus, en los
Pirineos, en
1939.

Muchas republicanas, «las combatientes del

silencio», se alistaron en la Resistencia Francesa
MUY HISTORIA 127
 independiente gracias a la educación de su
padre, muy avanzada en la época. Abandonó
Barcelona en enero de 1940 en el momento en
el que se evacuó la ciudad una vez que entraron
las tanquetas franquistas. La mayor demostra-
ción del arrojo de Neus fue su participación en
la huida de ciento ochenta niños del paseo de las
Acacias, un hermoso jardín en L’Eixample, hacia
Francia. A su paso por la frontera fue alojada,
junto a otras familias, en el castillo de Trélissac,
cerca de Périgueux, antes de ser trasladada a
un refugio en Carsac-Aillac, donde se unió a la
Resistencia. Fue allí donde conoció a su primer
marido, un francés llamado Albert Roger.

LUCHA CONTRA EL FASCISMO

Ya en el exilio organizó una serie de actividades
informativas para desactivar la propaganda na-
zi, pero en una de ellas fue arrestada y torturada,
en 1943, por la Gestapo y soldados de las SS. La
descripción en sus memorias es muy visual: la
catalana explicó en entrevistas posteriores que le
arrancaron la piel, le clavaron un hierro rojo en
el talón hasta atravesar el hueso y le rompieron la
espina dorsal a golpes. Sin duda, unas vivencias
terribles; pasó por varias cárceles y fue enviada a
campos de concentración, como el de Compièg-
ne, donde, según declaró, «decenas de miles de
prisioneros esperaban para ser transportados a
los centros de exterminio nazi». Sin pasar por un
tribunal, fue condenada a trabajos forzados a per-
ALBUM

petuidad, lo que la llevó a Ravensbrück, un campo

PRESENTES
EN EL
FRENTE. Las
mujeres
republicanas
UNA PROTECTORA DE NAZIS
españolas a mayoría de las españolas que desarrollaron una trayectoria política en su exilio francés durante la
pasaron de una
Guerra Civil que
las obligó a
L Segunda Guerra Mundial se enfrentaron al nazismo en mayor o menor medida desde la Resistencia.
Sin embargo, hay registros de compatriotas que idolatraban a la esvástica como el caso de Clara
Stauffer, que protegió a soldados nazis.
exiliarse a un Una imagen de la desaparecida revista Crónica en 1931 recuerda su pasado como nadadora, una disci-
conflicto de plina deportiva que dominaba con destreza, como demostró durante una prueba en la laguna de Peña-
escala lara, en la sierra madrileña. Una crónica de un diario español de la época la señaló como amiga de Pilar
internacional. Primo de Rivera. Además de ser una militante de la Sección Femenina de Falange, fundó una red clan-
destina de escala internacional que se diseñó para sortear a la justicia internacional tras la
Segunda Guerra Mundial.
Para ello, se diseñaron salvoconductos, llamados ratlines, por los cuales miles de criminales nazis huye-
ron con destino a países de Sudamérica. Lo hizo aprovechando la coyuntura de una Madrid de posgue-
rra en la que el régimen franquista controlaba hasta el último rincón. Un piso ubicado en el barrio de Ar-
güelles sirvió de centro neurálgico para sus operaciones. A partir de 1944, muchos nazis consideraron a
la España de la época como el lugar más apropiado para salir airosos de los crímenes de guerra.
Su historia, de hecho, cautivó a la escritora Almudena Grandes, quien la convirtió en personaje de su
novela Los pacientes del doctor García. Hija de Konrad Stauffer, un maestro cervecero alemán que vino
a España a finales del siglo XIX, Stauffer llegó a viajar hasta la Alemania nazi para conocer los planes del
Gobierno de Hitler. Aunque operó en la sombra, la descubrieron una vez acabada la guerra. Los aliados
la incluyeron en la lista de 104 reclamados en 1947 que presentaron al ministro de Asuntos Exteriores,
Alberto Martín-Artajo. Era la única mujer entre todos los nombres.

128 MUY HISTORIA

ASC

LUCHADORAS MUY ACTIVAS. Olga Banjic

perteneció al «Grupo Manouchian» de la Resistencia,
integrado en su mayoría por no nacidos en Francia.

de concentración nazi para mujeres, ubicado en el

norte de Alemania, y que estuvo operativo hasta
el final de la Segunda Guerra Mundial. No fue el
único episodio trágico que marcó su vida durante
aquellos años. Ya en 1944, la enviaron a otras ins-
talaciones militares a las afueras de Holýšov, en la
actual República Checa, bautizado como «el Aus-
chwitz de Checoslovaquia».
Una vez liberada, en mayo de 1945, fue de-

ASC
portada a Francia, donde regresó con sus seres
queridos, a excepción de su marido, quien fa- DETENIDA Y
lleció en unas instalaciones militares. La propia TORTURADA.
Neus Català con
Neus contó en sus memorias que, desde enton- sula permaneció hasta sus últimos días, en 2019. el traje de
ces, se dedicó a luchar contra el fascismo. Un Además de Neus Català, por las duras condicio- prisionera del
deseo que fructificó al entrar en el Partido Co- nes de Ravensbrück también pasaron muchos campo de
munista francés, en el que tuvo cargos relevantes. nombres de mujer. Conchita Grangé, Alfonsina concentración
No obstante, y a pesar de las trágicas vivencias, el Bueno, Constanza Martínez Prieto o Mercedes de Ravensbrück,
donde estuvo
paso del tiempo le devolvió la esperanza de una Núñez. Otro ejemplo es el de Braulia Cánovas, hasta el final de
vida más apacible. Tras unos años implicada en apodada «Monique» durante sus años en la Re- la Segunda
asuntos políticos, se casó con Félix Sancho, un sistencia. Nació en Alhama de Murcia en 1920, Guerra Mundial.
antiguo combatiente republicano. El broche de pero residió en Francia parte de su adolescen-
oro a una vida de película fue cuando se produjo cia hasta que su padre recibió un nuevo destino
su ansiado regreso a España tras la muerte del laboral en España como operario de la electrifi-
dictador Francisco Franco, en 1975. En la penín- cación de la línea ferroviaria entre Madrid

Neus Català sobrevivió a las extremas condiciones

de Ravensbrück y estuvo prisionera hasta 1945
MUY HISTORIA 129
 y Segovia, aunque más tarde murió como
consecuencia de las bombas de Franco, enviadas
por Adolf Hitler durante la Guerra Civil. La des-
aparición de la figura paterna le obligó a trabajar
SECRETARIA para mantener a su familia. Entre otras cosas,
DE LA CNT. fue secretaria de la CNT, un cargo que consiguió
Braulia
gracias a su dominio del francés, el español y el
Cánovas,
apodada catalán. Pero, tras la entrada franquista en Barce-
«Monique» en lona, tuvo que huir a Francia. A partir de 1942,
sus años en la comenzó su relación con personas de la Resisten-
Resistencia, cia hasta que fue arrestada y enviada a cárceles
pasó 25 meses y, posteriormente, al campo de concentración
en campos de
concentración.
durante unos 25 largos meses, aunque no tuvo
contacto con otras españolas hasta su liberación.
A partir de los sesenta, y con la felicidad recu-
perada tras una época psicológicamente dura, se
dedicó a divulgar en conferencias su experiencia
hasta su muerte en 1993.
ACTIVAS EN POLÍTICA
En su libro De la resistencia y la deportación. 50
testimonios de mujeres españolas, la propia Neus
Català repasó las vivencias de otras supervivien-
tes españolas en campos de concentración y de
miembros de la Resistencia en París. Fueron los
casos de Paquita Vélez, Luisa Caro, María Gon-
zález, Anita Cascales o Manolita Zapico.
Las personas que pertenecían a la Resistencia
utilizaban nombres falsos para evitar filtra-
ciones al enemigo. Fueron los casos de Luisa
Alda, conocida con el nombre en clave «Pilar»,
y de Pilar Arnáez de Santos, alias «Carmen
Giménez». Todas ellas, al igual que el resto de
protagonistas del libro, tuvieron una implica-
ción muy destacada en la lucha contra el terror
nazi. En Francia organizaron reuniones clandes-
tinas, se involucraron desde la retaguardia en la
desactivación de la propaganda alemana y parti-
ciparon en la planificación de acciones militares.
Otro caso interesante fue el de Regina Arrieta,

ASC

LÍDER DEL PCE. Lise London, francesa de padres

aragoneses, participó en las Brigadas Internacionales.
ASC

Fue líder del Partido Comunista Español.

130 MUY HISTORIA

 Las españolas que sobrevivieron llevaron su
lucha contra el fascismo hasta el final de su vida
una vasca que fue miembro de las Juventudes
Comunistas de San Salvador, de Socorro Rojo
Internacional y del Partido Comunista de Espa-
ña. Una «rebelde desde niña», como recordaba
en su biografía, que sirvió de enlace con Issy-les-
Moulineaux, al norte de Francia, donde envolvía
octavillas entre los productos de costura que
luego se llevaban a los grupos de la Resistencia.
Historia con tintes similares fue la que vivió
Carmen Martin Belinchón, conocida como
«Pinocha», cuyo trabajo le daría la cobertura
necesaria para ampliar su actividad rebelde a los
departamentos de la Dordoña, la Haute-Vienne
o la Corrèze.
Otra española destacada en los asuntos polí-
ticos fue Palmira Pla, quien estuvo recluida en
el campo de refugiados de Saint Jean du Bruel
cuando la detuvieron en Francia, donde se había
exiliado. Tras su liberación, vivió en Toulouse,
donde fue delegada del PSOE en el I Congreso,
celebrado en 1944.
Uno de los episodios más curiosos es que se
dedicó a la costura, elaborando ropa para el
ejército. Se marchó a Venezuela después de
contraer matrimonio con el dirigente socialista
Adolfo Jimeno Velilla.
Fueron treinta años intensos, según recuerda en
sus memorias tituladas Momentos de una vida. A
su regreso a España tras el final de la dictadura,
fue una de las 21 mujeres que formó parte de la
Legislatura Constituyente de 1977-1979 como
diputada del PSOE por Castellón.
Ese interés por la política marcó la trayectoria
de Lise London, una mujer francesa de padres
aragoneses que emigraron a París en la Prime-
ra Guerra Mundial. Participó en las Brigadas
Internacionales, pero, avanzado el conflicto,
llegó a ser líder del Partido Comunista de Es-
paña. Fue detenida en el momento en el que
arengaba a un grupo de jóvenes a luchar contra
el nazismo. Eso sí, se salvó de la pena capital
por estar embarazada de su hijo Gerad pero, en
cambio, fue trasladada a Ravensbrück.
Al término de la guerra, se reunió con su mari-
do, el comunista Artur London, quien relata en
La confesión su detención y condena durante
las purgas estalinistas en Checoslovaquia en
los años cincuenta.
Contrastan estas historias con las de Cecilia Cor-
cuera Berasategui y Carmen Arabia i Gironés, las
dos únicas mujeres con nacionalidad española de
las que se tiene constancia que se alistaron en el
Ejército de Tierra de Estados Unidos durante la
Segunda Guerra Mundial. Las biografías de la ca-
talana y la vasca se desvelaron hace unos años por
la Asociación Sancho de Beurko, vidas marcadas
por el miedo y el terror, y que muchas veces han
quedado en un segundo plano. MH

ENGAÑANDO AL MISMÍSIMO HITLER

Las hazañas reseñadas por algunas de
las españolas que vivieron en el exi-
lio durante la Segunda Guerra Mundial
han sido muy dispares. Para vida de
película, la de Araceli González y su
marido, Joan Pujol, más conocido co-
mo «Garbo» y que fue contratado en
1942 como agente del MI5, el servicio
secreto británico, al comprobar que se
había ganado la confianza del régimen
nazi gracias a una serie de informes.
La joven española, natural de Lugo,
estuvo implicada en un histórico enga-
ño para hacer creer a Hitler que el des-
embarco de Normandía se produciría
en el estrecho de Calais, a 249 kilóme-
tros de la playa donde finalmente des-
filaron los aliados.
Informes desclasificados en 2016 y pu-
blicados por los Archivos Nacionales
de Reino Unido pusieron de manifiesto
que la actitud de la joven durante una
visita a la Embajada británica desen-
cadenó una crisis por la cual puso en
peligro la operación. La joven esposa
y sus dos hijos residían en su domicilio
en Harrow, una ciudad cercana a Lon-
dres, bajo un estado de control domi-
ciliario por parte de «Garbo» por temor
a desvelar su identidad. Fue una ma-
dre atenta y cuidadosa, máxime a las
circunstancias que tuvo que presen-
ciar. Las bombas y el miedo fueron una
constante en su día a día. Uno de sus
hijos, Juan, recuerda que, cuando es-
cuchaban los estallidos, Araceli los co-
locaba en pequeñas cunas, atados con
cinturones para evitar que se movieran.
Pero esa situación desesperante llevó
a Araceli a amenazar con denunciarlo a
las instituciones españolas. La inteligen-
cia británica trató de convencerla mon-
tando una elaborada treta en la que le
hizo creer que su marido había sido de-
tenido. Para ello, incluso la trasladaron
a un centro penitenciario donde se en-
contraba detenido «Garbo». Aceptó sin
miramientos las peticiones. En 1945, su
marido optó por desaparecer. Su familia
no volvió a ver al espía hasta los años
ochenta. Le creían muerto. Fue una tra-
ma más en una serie de episodios, entre
los cuales se encuentra el hecho de fin-
gir su muerte en Angola.

MUY HISTORIA 131

 CONTRA LOS
ASC

FRANCESES.
En la imagen,
cuadro de
Eugenio Álvarez
Dumont que
representa a
Malasaña y su
hija en las calles
de Madrid el
2 de mayo
de 1808.

CREDITO
 LAS DIFERENTES
MUERTES DE
ANUELA
ALASAÑA
Las crónicas y las diferentes fuentes señalan lugares y detalles
distintos en la muerte de esta heroína madrileña. Ni siquiera se
está seguro de su edad. Lo que sí queda claro es que murió en
la defensa de la libertad del pueblo madrileño contra la invasión
del ejército napoleónico.

DANIEL CHAUMIEL

MUY HISTORIA 133

 n los archivos militares y municipales de
Madrid existe una lista de 409 personas
que perdieron la vida el día dos de mayo
de 1808 defendiendo su país, su ciudad,
su barrio, contra el imperio de Napo-
león. En el número 74 de esa lista figura
un nombre: Manuela Malasaña Oñoro, asesina-
da a los 17 años. Manolita, para sus vecinos.
Amanece el dos de mayo de 1808. Manolita sale
del portal número 18 de la calle San Andrés. Su
madre, Marcela Oñoro, bordadora, como ella,
saldrá más tarde, tiene tarea en casa. Su padre,
Jean Malesange, ya salió horas antes para tener
a punto el pan. Regenta una tahona en la calle
Divino Pastor, a dos calles de su casa. Aún sien-
do de origen francés, el padre de Manolita no es
afrancesado. Nació en Madrid y en el mismo sitio
quiere acabar. Él se siente madrileño. Tanto es
así, que se hace llamar por su nombre traducido
al español: Juan Malasaña.
Manolita recorre el camino que hace todos los
días hasta llegar al taller de costurera donde
trabaja. Tiene el rostro afable, como imaginó el
pintor José Luis Villar Rodríguez en 1943, en su
retrato Manuela Malasaña. A cada vecino que
se cruza, le saluda amablemente. Es muy queri-
da y popular en el barrio. Continúa calle arriba,
sabe que al final de la avenida, como todas las
mañanas, habrá un grupo de franceses haciendo
guardia. Y como todas las mañanas le harán un
repaso con mirada lasciva.
UN PUEBLO DESENGAÑADO
Está harta de los franceses, llevan ya muchos
meses en España... demasiados. El barrio tam-
bién está harto de que las tropas de Napoleón
anden a sus anchas por las calles. Están hartos
de que sus monarcas Carlos IV y su hijo Feli-
pe VII estén en Bayona, comiendo y cazando
sin defender su país. Están hartos de que Ma-
nuel Godoy, secretario de Estado, haya aceptado
el paso de tropas francesas por el país, para
conquistar Portugal. Hartos de haber sido en-
gañados por Napoleón, que una vez en el país,
se ha quedado aquí, como era su intención
desde el principio. Están hartos de que no se
haya ofrecido resistencia militar a la ocupación
napoleónica en España. Y están hartos de ver
tropas francesas por el barrio, por las calles, por
las posadas, por las tabernas... por todos lados.
Manolita, como tenía costumbre, cogió sus tijeras
y las guardó en el delantal de su falda
134 MUY HISTORIA
Manolita llega al taller donde trabaja, coge sus
tijeras de zurcidora y, como de costumbre, las
mete en el delantal de su falda. Ella no lo sabe,
pero morirá por esa costumbre.
En el Palacio Real un grupo de vecinos observan
un carruaje. Creen que es el transporte que va a
llevar al infante Federico de Paula de Borbón a
Bayona. Es la única representación monárquica
que queda en el país. Si se lo llevan, Napoleón ma-
nejará a su antojo España. El cerrajero José Blas
de Molina fue el primero en gritar: «¡Traición!
Nos han quitado a nuestro rey y quieren llevarse
a todos los miembros de la familia real. ¡Muerte a
los franceses!». Los madrileños y madrileñas que
allí se encuentran se unen al grito: «¡Muerte a los
gabachos!». El pueblo empieza a atacar a los sol-
dados franceses que intentan defender el carruaje.
El mariscal Joaquín Murat, al mando de las tropas
francesas y cuñado de Napoleón, manda un bata-
llón de infantería que, sin previo aviso, hace fuego
contra la multitud. Doce muertos madrileños. El
levantamiento ha comenzado.
Manolita sale a la calle a descansar, a tomar un
poco de aire. Lleva varias horas cosiendo y está
algo cansada. Oye gritos al fondo. No entiende lo
que ocurre. Ve subir a varios grupos de vecinos
al grito de: «¡Muerte a los franceses!». Uno de los
grupos se encuentra con tres soldados franceses.
Los acuchillan allí mismo. Les roban los mos-
quetes y siguen corriendo, mientras gritan: «A
la Puerta del Sol, vamos todos, nos agruparemos
allí». Manolita vuelve al taller, asustada.
LUCHA EN LAS CALLES
Hacia la una de la tarde cientos de madrileños
con navajas de muelle, trabucos, palos, chuzos,
piedras y bayonetas se reúnen en la Puerta del
Sol. Allí tiene lugar una masacre. Murat hace
cargar su caballería de mamelucos contra el
pueblo enfurecido. Francisco de Goya lo retrató
muy bien en su cuadro: La lucha de los mame-
lucos. Cientos de muertes en ambos bandos. El
suelo se llena de cadáveres. Hombres, mujeres y
niños se desangran en la Puerta del Sol. Pero los
madrileños no morirán sin luchar. La batalla se
traslada a las calles del centro de la ciudad. Se
unen más vecinos a la revuelta. El levantamien-
to ya es imparable.
Manolita, asomada a la ventana del taller, recibe
la noticia de lo ocurrido en la Puerta del Sol. Es
 HEROÍNA
MADRILEÑA.
Retrato de
Manuela
Malasaña, de
José Luis Villar.

ALBUM

MUY HISTORIA 135

 aterrador. Un grupo de franceses corre ca-
lle abajo. Manolita ve cómo llueven macetas. Las
vecinas tiran tiestos, aceite hirviendo o cacerolas
en cuanto ven pasar grupos franceses. Los solda-
dos de Napoleón han empezado a disparar a los
balcones. A veces aciertan. Caen muertos calle
abajo. Mueren madrileños, franceses también.
Las calles donde Manolita ha crecido es ahora un
campo de batalla. Se oyen gritos y disparos conti-
nuamente. Algunos grupos de madrileños se van
organizando para matar franceses. Los soldados
de Napoleón se van agrupando.
Manolita se pregunta porque no salen los
soldados españoles a ayudarles. Todos los
madrileños se lo preguntan. Los militares espa-
ñoles habían recibido órdenes de no actuar. De
no tomar partido mientras mataban a sus her-
manos, a sus padres, a sus amigos. Un vecino
del barrio pasa por delante del taller, reconoce
a Manolita. Le da la noticia de que unos pocos
EL INICIO DE militares españoles han desobedecido las óor-
LA LUCHA. El
alcalde de denes y están repartiendo armas al pueblo para
Móstoles que se defiendan en el Parque de Artillería de
declara la patria Monteleón (hoy Plaza del Dos de Mayo). Los
en peligro, soldados están capitaneados por Luis Daoiz,
cromolitografía Pedro Velarde y Jacinto Ruiz. El pueblo se em-
de Miguel
Morayta, 1892.
PRISMA
136 MUY HISTORIA
pieza a unir a estos soldados, entre ellos, los
padres de Manolita: Marcela y Juan Malasaña.
Manolita no se lo piensa dos veces, el parque de
artilleros está enfrente de su casa, y conociendo a
sus padres ya tendrá cada uno un fusil para ma-
tar franceses. Corre hacia su casa. Por el camino
debe tener cuidado de no tropezar con los nu-
merosos cadáveres de ambos bandos. Reconoce
a muchos amigos que yacen muertos. También
debe esquivar los grupos organizados de madri-
leños que corren por las calles. Y por supuesto,
huir de los pequeños batallones de franceses que
disparan a cualquiera que les haga frente.
Por la calle San Bernardo llegando a la esquina
La Palma, un francés arremete contra Manolita.
Se produce un forcejeo. Manolita coge las tijeras
de su delantal y las clava en el cuello del solda-
do. El francés muere en el acto, pero Manolita
se percata de que antes de morir, el soldado le
ha hundido su sable en las costillas. Manolita cae
a la calzada. Un Coracero francés se aproxima
a Manolita para rematarla. Al fondo de la calle,
entre el tumulto de gente combatiendo, Manolita
ve a su padre correr hacia ella. Juan Malasaña sal-
ta sobre el francés a caballo y clava su navaja de
siete muelles en la axila del gabacho. El soldado
le mira con terror. Juan Malasaña termina con
él y abraza a su hija, que agoniza. Así es como
representa la muerte de Manuela Malasaña el
pintor Eugenio Álvarez Dumont en su cuadro:
Malasaña y su hija batiéndose contra los franceses,
de 1887. También el escultor Antonio Moltó y
Lluch plasmó la imagen en su terracota titulada
Manuela Malasaña a los pies de su padre, el Dos
de mayo de 1808, de 1880.
Esta es una de las versiones que han llegado
hasta nosotros. Otra, menos heroica, narra có-
mo Juan Malasaña se encontraba disparando en
el parque de artilleros junto a Daoiz y Velarde.
Cada vez hay más franceses rodeando el cuartel
de artillería. Arturo Pérez Reverte, en su libro
Un día de cólera, escribe su versión de los he-
chos: «Una muchachita quinceañera que cruza

GETTY
a menudo la calle (...) llevando en el delantal
munición para su padre (...) en una descarga
cerrada cae muerta por una bala (...) vecinos
afirman que se llama Manolita Malasaña».
Otra versión sitúa a Juan Malasaña en la calle
San Andrés, su casa, disparando desde el balcón.
Manolita le ayuda cargando los mosquetes. Las
tropas de Murat rodean el parque de artilleros.
Daoiz saca fuera del parque tres cañones. Empie-
zan los cañonazos. Desde el balcón, Juan tiene
fácil tiro sobre los franceses. Los soldados se
dan cuentan y empiezan a disparar al balcón de
Juan y Manolita.

DIFERENTES FUENTES
Un francés acierta en la frente de Manolita mien-

tras su padre sigue disparando. Juan Malasaña
dedica un momento a llorar el cuerpo de su hi-
ja, acto seguido sigue disparando hasta que otro
balazo francés acierta en su pecho y muere junto
al cuerpo de su hija. Esta es la versión que escri-
be Ángel Fernández de los Ríos en su Guía de
Madrid: manual del madrileño y del forastero. Lo
escribe así: «El chispero Malasaña, que desde su
casa de la calle de San Andrés defendió una de las
entradas al parque, ayudado de su mujer María
Oñora y de una hija de 17 años llamada Manue-
la, que murió en el momento de dar cartuchos a
su padre, quien con el cadáver de su hija delante
continuó haciendo fuego hasta que consumió el
último grano de pólvora».
El historiador Carlos Cambronero, llamado
«El cronista de la villa de Madrid», encontró el
PRISMA
LAS
REVUELTAS.
certificado de defunción de Manolita Malasaña En la parte
en el Archivo de la Villa de Madrid: «Manuela superior,
grabado sobre
Malasaña, soltera, de edad de quince años, hi-
la insurreción en
ja legítima de Juan, difunto, y de María Oñoro, Madrid. Sobre
parroquiana de esta Iglesia, calle de San Andrés, esta líneas,
núm. 18, murió el dos de mayo de 1808, se en- Escena de la
terró de misericordia». Cambronero discute la defensa del
versión de Fernando de los Ríos. Según el certi- parque de
Monteleón, de
ficado de defunción, el padre de Manolita había Antonio Álvarez.
fallecido antes del dos de mayo. Es imposible
que Manolita muriera al lado de su padre. El
certificado también desvela la edad de Manolita:
15 años. Se conoce la fecha de nacimiento de
Manolita: el 10 de marzo de 1791, con lo

Existen varias versiones sobre el lugar exacto

de la muerte de Manolita y sobre su edad
MUY HISTORIA 137
 que nos da una edad de 17 años a su muerte
en 1808. No queda clara la edad de Manolita.
La versión de Benito Pérez Galdós es semejante
a la de Cambronero. Galdós escribe en el libro
tercero de sus episodios nacionales: «La heroica
mujer calló de improviso, porque la otra maja
que cerca de ella estaba, cayó tan violentamen-
te herida por un casco de metralla, que de su
despedazada cabeza saltaron salpicándonos
repugnantes pedazos». Se sabe que la primera
mujer es Clara del Rey, ya que en su parte de
defunción aclara que fue alcanzada por metralla
en la cabeza. Respecto a la segunda maja, po-
dría ser Benita Pastrana, vecina también de 17
LAS TROPAS años, y también podría ser nuestra protagonista:
ENEMIGAS. Manolita Malasaña.
En la imagen, Manolita yace muerta en la calle, junto a cien-
escena del tos de madrileños. Galdós describió así el final
levantamiento del parque de artilleros: «Cesaron los fuegos.
madrileño
contra los El jefe de las fuerzas francesas se acercó (...)
soldados del habló a Daoiz de la manera más destemplada
mariscal Murat y en términos amenazadores (...) Nuestro in-
en un grabado mortal artillero pronunció: «Si fuerais capaz de
de Auguste
Raffet.
GETTY
138 MUY HISTORIA
hablar con vuestro sable, no me trataríais así»,
la chulería madrileña tenía que salir por algún
lado. Galdós continúa: «Los franceses se arro-
jaron sobre nosotros (...) Daoiz, traspasado el
pecho a bayonetazos (...) a Velarde, le mató de
un pistoletazo por la espalda un oficial enemi-
go». Acaba el levantamiento.
LA TEORÍA DEL FUSILAMIENTO
En la placa que puso el ayuntamiento en la casa
natal de la calle San Andrés, hogar de Manolita,
dice: «En torno a este lugar estuvo la casa donde
vivió la bordadora madrileña Manuela Mala-
saña, que el 2 de mayo de 1808 fue fusilada a
los quince años junto al parque de Artillería de
Monteleón». Lo que nos desvela una teoría más:
la del fusilamiento.
Manolita y sus compañeras han estado durante
todo el enfrentamiento en el taller, escondidas.
Ya es de noche; parece que no hay peligro. No
se oye rumor alguno en la calle. Solo se rompe
el silencio de vez en cuando, con algún disparo,
Napoleón reconoció que
los españoles se habían
levantado como un
solo hombre y eso le
había hecho sucumbir
son los primeros fusilamientos. Manolita se des-
pide de sus compañeras, todas pueden volver a
casa. En el camino hacia su calle, Manolita es
parada por un pelotón de soldados franceses.
La registran. Manolita había olvidado sus tijeras
de costurera en el delantal. Es detenida. Murat
había firmado un decreto la misma tarde del 2
de mayo: «Todos los moradores de la corte, que
anden con armas, o las conserven en su casa sin
licencia especial, serán arcabuceados (...)».
Manolita es fusilada allí mismo. Pérez Galdós
escribe: «Repetidas veces vimos que detenían a
personas pacíficas y las registraban, llevándose-
las presas por si acertaban a guardar acaso algún
arma, aunque fuera navaja para usos comunes».
Pero esto debió ocurrir al día siguiente, cuando
fusilaron a todos los «traidores» al emperador
que pudieron encontrar. Goya, que fue testigo
del alzamiento, plasmó en 1814 esta imagen en
su cuadro Los fusilamientos de 3 de mayo.
Otra versión habla de que los soldados inten-

taron abusar sexualmente de Manolita en el
registro. Y Manolita clavó las tijeras en el cuello
de un francés, a continuación, el resto de solda-
dos mataron a Manolita con sus bayonetas.
Manolita fue enterrada en la parroquia de San
Martín, junto a Daoiz y Velarde. Años más tarde,
José I Bonaparte mandó abrir espacios diáfanos
en el centro de la ciudad, con lo que los restos de
Daoiz y Velarde terminaron en el monumento a
«Los Héroes del Dos de Mayo», en el Paseo del
Prado. Los restos de nuestra Manolita fueron a
parar al Hospital de la Buena Dicha, hoy Iglesia
de la Buena Dicha, en la calle Silva.
El dos de mayo de 1808 fue el comienzo de la
guerra de Independencia Española, pero tam-
bién fue el comienzo de la caída de Napoleón.
El emperador escribió: «Los españoles todos,
se comportaron como un solo hombre de ho-
nor (…), y todo ello harto malo, puesto que
he sucumbido».
Los reyes Fernando VII y Carlos IV recom-
pensaron la valentía del pueblo español,
abdicando uno en el otro, hasta que Carlos IV
abdicó en Napoleón, el cual lo hizo en su her-
PRISMA
UN PUEBLO
CONTRA EL
mano José I (o «Pepe Botella», como le bautizó INVASOR. Los
el pueblo español), que reinó en España desde madrileños
tuvieron una
1808 hasta 1813. actitud heroica
Sesenta y un años después del levantamiento, se contra el ejército
dio forma a la Plaza del Dos de Mayo, en el mis- francés. Sobre
mo lugar donde estuvo el parque de artilleros, estas líneas,
manteniendo el arco original de su entrada. Bajo Alegoría de
Madrid, de
ese arco, se levantaron dos estatuas representan-
Francisco
do a Daoiz y Velarde, esculpidas por Antonio de Goya.
Solá Llanas en 1830. Alrededor de la plaza, las
calles Daoiz, Velarde y Ruiz protegen el lugar.
Un poco más arriba, y guardando el barrio,
se encuentra la calle Manuela Malasaña, antes
llamada como el padre de Manolita: Juan Ma-
lasaña. Durante años el barrio se llamó de las
Maravillas, pero en los años ochenta empezó a
llamarse como nuestra heroína: Malasaña.
Es curioso que la traducción al español del ape-
llido francés Malesange, sea el nombre de un
barrio dedicado al levantamiento de Madrid
contra los franceses. MH

MUY HISTORIA 139

HISTORIA ALTERNATIVA
¿Y si los dinosaurios
no se hubieran extinguido?
Hace 66 millones de años un asteroide de 10 kilómetros de diámetro se estrelló contra la Tierra. El
impacto fue similar al de 1000 millones de bombas atómicas y acabó con el 75 % de las especies
de nuestro planeta, incluidos los dinosaurios. Pero ¿qué habría sucedido si aquel meteorito gigante
hubiera pasado de largo?
JOSÉ PARDINA
ra una mañana primaveral en la península de Yuca-
E tán. De repente anocheció, se hizo el silencio y una
roca gigantesca cayó del cielo a toda velocidad sobre
la costa de Chicxulub, no lejos de las playas de Cancún.
En un imaginario calendario de pared habría quedado el
registro fósil de la fecha y su efeméride: «Cretácico Tercia-
rio, Evento K-Pg. Extinción masiva».
En aquel momento, finales del periodo Jurásico, los dino-
saurios eran la especie dominante en el planeta. Aunque
ya habían surgido algunos primates arborícolas, todavía
faltaban ¡63 millones de años! para la aparición de los pri-
meros antepasados de los humanos.
En 2010, tras 20 años de trabajo, un panel multidisciplinar
de expertos europeos, americanos y japoneses publicó en
Science el resultado del estudio más exhaustivo hasta la fe-
cha sobre la colisión y sus consecuencias. Calcularon que el
gigantesco asteroide golpeó la Tierra con una fuerza 1000
millones de veces superior a la de las bombas atómicas de
Hiroshima y Nagasaki. El choque dejó un cráter de 200 ki-
lómetros de diámetro y desencadenó una serie de sucesos
que produjeron un invierno nuclear global. En pocas sema-
nas desaparecieron las tres cuartas partes de la vida mari-
na y terrestre, incluidos los dinosaurios. Además, provocó
tsunamis con olas de 5 km de altura, erupciones volcánicas
y terremotos de magnitud +10 en la escala Richter.
¿Habrían sobrevivido los grandes dinosaurios si aquel
asteroide no hubiese impactado contra nosotros? No hay
unanimidad entre los paleontólogos: algunos creen que los
El improbable Dinosauroide
En 1982, el geólogo y paleontólogo Dale
Russell reconstruyó el Troodon
stenonychosaurus, basándose en un
esqueleto incompleto descubierto en
Canadá, e imaginó su posible evolución. El
Troodon era uno de los dinosaurios más
inteligentes del Cretácico: poseía un gran
cerebro, visión estereoscópica y rapidez
140 MUY HISTORIA
gigantes del Jurásico habrían desaparecido en cualquier
caso, debido al enfriamiento planetario y las glaciaciones
posteriores que se sucedieron en el periodo Cuaternario, 2
millones de años atrás. Fue precisamente durante esa época
geológica —hace unos 800 000 años— cuando aparecie-
ron los antecesores del ser humano, según se desprende de
los hallazgos de las excavaciones de la Sierra de Atapuerca
(Burgos). Las grandes especies vegetales y animales se ex-
tinguieron y su lugar en el planeta fue ocupado por ver-
tebrados y plantas de menor tamaño. De hecho, las aves
descienden de un grupo de dinosaurios terópodos, proba-
blemente los dromeosáuridos.
El paleontólogo zaragozano José Ignacio Canudo es ro-
tundo: «Debemos al meteorito nuestra presencia aquí. Los
mamíferos convivieron con los dinosaurios durante cientos
de millones de años, aparecimos en el registro fósil prácti-
camente a la vez. Lo que ocurría es que nuestros ancestros
ocupaban un nicho ecológico más sencillo, eran pequeños
y solo lograron conquistar ecosistemas reducidos». Fidel
Torcida, director del Museo de Dinosaurios de Salas de los
Infantes (Burgos) matiza: «Nunca lo sabremos porque la
evolución es un proceso aleatorio. Queremos ponerle un
cierto orden con el concepto de la selección natural, pero
realmente los caminos evolutivos nunca se pueden pre-
decir. Cuando ocurre la crisis de finales del Cretácico, los
dinosaurios ya estaban en declive en algunos lugares…
¿Podrían haberse diversificado los mamíferos con los dino-
saurios presentes? Igual sí, nunca se sabe. Del mismo modo
que hemos aparecido, también podría no haber sucedido».
ASC
para depredar en horas de poca luz. Sus
características se fijaron a largo plazo en el
llamado «dinosauroide», un dinosaurio de
gran capacidad intelectual, que compensaba
su menor velocidad con la fabricación de
herramientas sencillas y el desarrollo de
tácticas que le permitían huir de sus
predadores y atacar a sus presas de una
 EL ÚLTIMO DÍA EN
LA TIERRA. El impacto
del enorme asteroide
desencadenó una serie
de sucesos que pronto
terminaría con tres
cuartas partes de la
vida marina y terrestre.
SHUTTERSTOCK
En el documental de la BBC El día que murieron los dino-
saurios (2016), Stephen Brusatte, investigador de la Uni-
versidad de Edimburgo, explica que «los dinosaurios pe-
queños y con plumas podrían haber sobrevivido, siguiendo
la misma ruta evolutiva de los primates». Y Matt Bonnan,
paleontólogo estadounidense de la Universidad Stockton:
«Muchas aves comen frutas. Así que podría haber habido
dinosaurios no avianos que se adaptaran a una dieta de
frutas». Según Darren Naish, paleontólogo de vertebrados
en Reino Unido, es posible que, en nuestra cronología al-
ternativa, los dinosaurios veloces de pastoreo fueran los
descendientes de los parientes cornudos de los Triceratops
o de los herbívoros bípedos parientes del Hypsilophodon:
«Los dinosaurios ya vienen con un enorme set de ventajas
ASC
forma más eficiente. El dinosauroide
adquiriría la postura erecta y acortaría el
cuello, para soportar mejor el peso. Al
erguirse, el antiguo Troodon ya no
necesitaría la cola para equilibrarse y la
perdería. Su capacidad intelectual le habría
permitido habilidades cognitivas como la
estructuración de un lenguaje.
evolutivas que a los mamíferos les tomó mucho tiempo»,
agrega. Por eso habrían tenido ventajas para adaptarse a
las praderas: «Tenían mejor visión que los mamíferos y po-
drían haber sido más hábiles para detectar peligros».
Según Daniel Mediavilla, periodista científico, «los huma-
nos organizamos las edades geológicas empleando grandes
cataclismos para dividir el tiempo, como cuando clasifica-
mos periodos históricos en torno a un solo evento, como si
la vida se pudiese dividir en estanterías con una separación
precisa. Pero eso solo se puede conseguir con la perspec-
tiva que da el tiempo. Dentro de millones de años, quizá
se pueda identificar a un grupo de especies que esperaban
su momento de gloria y hoy aún parecen insignificantes».
El dinosauroide pasó rápidamente de la
paleozoología a la ciencia ficción y la cultura
popular, figurando en adaptaciones
cinematográficas del Viaje al centro de la
Tierra, de Julio Verne, en la serie Star Trek:
Voyager (1995-2001), o en la británica
Doctor Who, donde los silurianos aparecen
como enemigos y aliados recurrentes.
MUY HISTORIA 141
HISTORIA EN EL ARTE

La mujer barbuda
En esta obra, encargo del mecenas habitual de Ribera, el artista documenta un caso real de la Italia
de la época, el de Maddalena Ventura, natural de la ciudad de Accumoli. Lo hace con gran respeto,
otorgando a su modelo una dignidad y aplomo que la alejan del mero gabinete de curiosidades.
POR CARMEN SABALETE

ASC
Q
uién es este ser barbudo, con
un rostro de rasgos suma-
mente masculinos, que ama-
manta a un bebé con un pecho im-
postado e imposible que se abre en
mitad del pecho como un corazón?
¿Quién es el pintor que se recrea en
esta imagen y nos patentiza con ella
toda la problemática actual en torno
al género desde un lejanísimo 1631?
Considerado uno de los cuadros más
insólitos del Barroco, causó estupor
y fue rechazado en los círculos corte-
sanos, ya que representa un caso real:
el de una mujer de Accumoli (pueblo
de la región de los Abruzzos cerca de
Nápoles), Maddalena Ventura, que a
partir de los treinta y siete años vio
cómo le crecía la barba y se mascu-
linizaban sus facciones, se le agra-
vaba la voz y sufría calvicie (un caso
de hirsutismo: crecimiento excesivo
de pelo en la mujer, con un patrón
masculino de distribución en la bar-
ba, las patillas, el cuello, el tórax, la
espalda…, además de la calvicie y de
irregularidades en la regla, debido
sobre todo a un exceso de hormonas
masculinas).
En el lienzo aparece a los 52 años,
dando el pecho a su tercer hijo y
acompañada en un segundo plano,
de una forma casi velada, por su ma-
rido, Felici di Amici. A la derecha de
Maddalena se encuentran unas lápi-
das en las que puede leerse «El gran
milagro de la naturaleza» y sobre las
que hay un huso y una concha, sím-
bolos del hermafroditismo. Además,
puede verse la firma del artista y la
fecha de realización junto con otros
pequeños detalles del mismo como la
presentación del propio pintor como
miembro de la Orden de la Cruz de
Cristo, distinción que le había sido
La mujer barbuda concedida por el papa Urbano VIII
(1631), por José
de Ribera. en 1626, y la denominación de sí
mismo como Poris alter Apelles, es
 ASC
decir, el otro «Apeles de su tiempo». Brígida del Río, la
El caso es que el virrey de Nápoles barbuda de Peñaranda
(mecenas de Ribera), Fernando Afán (1590), por Juan
de Ribera y Téllez-Girón, III duque Sánchez Cotán.
de Alcalá, se enteró de este caso y la
invitó a palacio para ser retratada a
la manera en la que entonces se hacía
con los bufones, los enanos y demás
personas cuyo físico presentase al-
guna «anomalía» en la que la mirada
pudiese recrearse; seres deformes que
establecían el límite de lo normativo
y aceptado socialmente. Ribera re-
presentó a la mujer con un semblan-
te grave y digno; una mujer que mira
directamente al espectador, que no
esconde la contradicción de su físi-
co, sino que la enfatiza al ocupar la
mitad del lienzo, como auténtica pro-
tagonista, mostrando un pecho des-
nudo y amamantando a su hijo. Sus
ojos, a diferencia de la crispación que
empaña la de su marido, son rotun-
dos: han aceptado el hecho en sí. Lo
anacrónico del pecho, tan hinchado
como una vejiga animal que contu-
viese vino como las usadas en la épo-
ca, suspende la realidad: ¿qué hay de
cierto en lo que ven los ojos? La luz
de la obra, que misteriosamente parte
de la cabeza inocente del bebé, como
queriendo subrayar que está libre de
pecado aún a diferencia de los adul-
tos, forma una arcada que concentra la mujer se llamaba Brígida del Río, en suburbios en santos o filósofos,
la visión en el cuerpo maduro de y era conocida como «la mujer bar- eremitas crispados por la fiebre de la
Maddalena, vestido de forma sobria buda de Peñaranda», Peñaranda de fe. El caso de la mujer barbuda es otro
pero sin escatimar la delicadeza de Bracamonte, provincia de Salaman- de ellos pero sin el trasunto religioso.
los encajes en el cuello y bordados ca, aunque está sin confirmar. Cuan- ¿O sí? ¿Acaso en el lienzo no vemos
en el pañuelo de la cabeza. La flor de do sirvió de modelo tenía 50 años y, a una familia compuesta por tres?
los paños de la cabeza del niño vie- en parte, se ganaba la vida cobrando ¿Acaso Maddalena no aparece en la
ne también a acentuar la obra de la por mostrarse al público o, mejor, a misma postura que la Virgen María,
naturaleza: caprichosa y magnánima. los nobles que podían pagar. amamantando a su hijo?
Admirada a lo largo de los siglos, Se trata de un lienzo con el que su-
Goya hizo también un dibujo de una braya la hipocresía de su tiempo que
NADA ESCAPA A ELLA mujer barbuda mirando a su hijo de gusta de estos seres para hacer chan-
El cuadro se trasladó pronto a Espa- forma afectuosa mientras este juega za de ellos y a la par para establecer
ña: el III duque de Alcalá poseía un con su barba. En el dibujo escribió: lo normativo.
gabinete de curiosidades y lo reunió «Esta muger fue retratada en Nápoles El mismo Antonio Palomino, ya en el
en la Casa de Pilatos sevillana con por / Jose Ribera o el Españoleto, por siglo xviii, escribió: «No se deleitaba
otros retratos de enanos, gigantes y los años de 1640». tanto Ribera en pintar cosas dulces, y
otros caprichos de la Naturaleza. A Ribera, el Españoleto, se le tachará devotas, como en expresar cosas ho-
No sabemos si Ribera conocía el cua- precisamente de «maldito» en su épo- rrendas, y ásperas: cuáles son los cuer-
dro de Brígida del Río, La barbuda de ca por, como Velázquez y el Picasso pos de los ancianos, secos, arrugados
Peñaranda, pintado por Juan Sán- azul, extender su repertorio a gentes y consumidos, con el rostro enjuto, y
chez Cotán en 1590, hoy también en marginales y desarraigadas a las que macilento; todo hecho puntualmente
el Museo del Prado, y quizá un encar- redime con sus pinceles; convierte a por el natural, con extremado primor,
go del propio Felipe II. Parece ser que hombres desarrapados que malviven fuerza, y elegante manejo (…)». MH

MUY HISTORIA 143

PANORAMA
POR CRISTINA ENRÍQUEZ

LIBROS CON HISTORIA

‘HEROÍNAS Y MALVADAS EN LA
SEGUNDA GUERRA MUNDIAL’
JOSÉ LUIS HERNÁNDEZ GARVI
La realidad es que muy pocas veces se nombra a las mu- Luis Nemolato es un
jeres en la historia de las contiendas, de ahí el valor de este periodista al que le hubiera
libro de Pinolia en cuyas páginas encontramos los relatos y gustado abrir los ojos en
testimonios de muchas de las que participaron en el mayor una cama estilo Hollywood
conflicto del siglo XX. Enfermeras, espías, francotiradoras, en la Nápoles de sus
guardianas de campos nazis, trabajadoras de fábricas... que veranos y sus orígenes.
—por ideales, patriotismo o en el cumplimiento de su de- Comenzó en las secciones
ber— formaron parte de importantes operaciones militares o de «Espectáculos»,
favorecieron, con su trabajo y esfuerzo, que la moral no des- «Cultura» y «Gente» del ABC
falleciera. Aun así, sus y en la actualidad escribe
opiniones y presencia versos sobre lo divino y lo
fueron excluidas del re- humano en ¡Hola!
lato oficial y de la toma
de las grandes deci-
siones políticas y mili-
tares de la contienda. ‘YVES SAINT LAURENT. UNA VIDA DE
Ha costado décadas,
pero, por fin, la consi-
LEYENDA’
deración del auténtico
NEMOLATO
papel que jugaron ocu-
De la mano de Nemolato descubrimos la figura del hombre que
pa hoy en día el lugar
cambió la forma de vestir de las mujeres y creó el atelier de al-
que merece.
ta costura más relevante de nuestro tiempo. Recorremos la vi-
Desde las páginas de
da del diseñador francés (de su natal Orán a París), hacemos
‘Heroínas y malvadas en la Segunda Guerra Mundial’, coor-
un repaso por sus prendas más icónicas (desde la sahariana
dinado por José Luis Hernández Garvi, distintos expertos
hasta el vestido Mondrian) y ahondamos en sus inspiraciones
tratan de levantar el velo y arrojar luz sobre la complejidad
lejanas, artísticas y vitales. En este sentido, la infancia de Yves
del papel de las mujeres en el mayor conflicto del siglo XX y,
en Argelia marcó definitivamente su estilo, aunque el diseña-
al margen de esa mirada condescendiente que las relega al
dor también introdujo otros orientalismos de influencia china,
papel de musa, madre desconsolada, viuda del héroe o ar-
india y japonesa en sus colecciones.
ma de guerra, ahondar en ese reconocimiento que ha per-
Pero Yves también tuvo un lado oscuro. Su innegable talento
mitido demostrar el alcance y la trascendencia que su parti-
provocó enemistades con otros grandes, como Christian Dior
cipación tuvo en el desenlace de la contienda.
o Karl Lagerfeld, y le llevó a una vida convulsa. No obstante, y
Pinolia. 22,95 €.
pese a sus adicciones, consiguió convertirse en uno de los di-
señadores de moda más relevantes del siglo XX.
Estar en la cima del diseño y la Alta Costura acercó a Yves a
otros nombres que marcaron su época: Elizabeth Taylor, Diana
José Luis Hernández Garvi Ross, Brooke Shields, Ryan O’Neal, Diana Vreeland, Halston,
es divulgador histórico de Lauren Bacall, Marisa Berenson, Warren Beatty, Virna Lisi…
amplia trayectoria literaria Por otro lado, su eterno amor, Pierre Bergé, lo acompañó prác-
y colaborador en varios ticamente toda su vida. Fue una relación muy consciente, do-
medios de comunicación lorosa y a veces destructiva, pero que sin duda determinó la
(prensa escrita, radio y historia de Yves Saint Laurent, como persona y como marca.
televisión). Pinolia. 19,95 €.

Escanea este código QR de la Editorial

Pinolia y podrás conseguir estos
libros y muchos otros títulos, con los
que aprenderás y
disfrutarás de la lectura.

144 MUY HISTORIA


‘Cova Dónnica’
YEYO BALBÁS
Esta obra, ganadora del XI
Premio de Novela Histórica
Ciudad de Úbeda, recrea
una de las grandes leyendas
españolas: la Reconquista.
Cuando Al-Hurr, el nuevo
gobernador de al-Ándalus,
se dispone a aniquilar los
últimos focos de resistencia
del reino visigodo y a
consumar la conquista
musulmana, aparece en
escena Pelayo, un noble
astur, antiguo espatario
del rey Rodrigo. Él uniría
al pueblo, se pondría al
frente y llevaría a cabo
una empresa que era más
de supervivencia que de
reconquista. Lograría la
derrota de un imperio
que parecía imparable y
propiciaría su expulsión de
tierras españolas.
Pàmies. 20,85 €.
‘Embarazos y partos
de las reinas de
España’
PEDRO GARGANTILLA Y
BERTA M. MARTÍN
¿Cuál ha sido la única
reina madre de dos reyes?
¿Qué reina fumaba en los
partos? ¿Qué soberana
estuvo a punto de morir
por un accidente con el
botafumeiro? ¿Qué amuletos
se hacían llevar a palacio
cuando se producía el parto
de una reina? Este libro
responde a estas preguntas y
muchas otras en un recorrido
histórico y original a través
de los embarazos y partos de
las reinas de España. Desde
Isabel la Católica hasta doña
Letizia, pasando por Juana I
de Castilla, María Luisa de
Parma o Isabel II.
La Esfera de los Libros.
19,90 €
‘Normandía 1944’
JAMES HOLLAND
El principal exponente de
la nueva generación de
historiadores que están
reinterpretando la Segunda
Guerra Mundial nos ofrece
una visión global que
cuestiona mucho de lo que
creemos saber sobre el Día D
y las batallas en Normandía.
A partir de archivos y
testimonios inéditos de
soldados, generales,
pilotos de bombarderos,
enfermeras o miembros de
la Resistencia, Holland nos
brinda el relato épico de
‘Defendiendo España’ la campaña que supuso el
HENRY KAMEN principio del fin de la guerra
El prestigioso hispanista en Europa.
invita al lector a explorar Ático de Libros. 39,90 €.
los asombrosos senderos
de la experiencia imperial
española. Nadie pone en
duda que durante tres siglos
España dominó el mundo
conocido y fue objeto de
numerosos embates de todo
tipo por parte de potencias
rivales, pero ¿cómo se
defendió de los ataques
de sus enemigos?, ¿a qué
recursos tenía acceso?
Esta es la historia de cómo
una nación cultivó amigos
y aliados, tanto en la guerra
como en la paz, y cómo
hubo ilustres personajes
extranjeros que defendieron
su carácter, cultura,
reputación, patrimonio
histórico y costumbres.
Espasa. 18,90 €.

‘Los fracasados de la aventura’

BRUNO LÉANDRI
La cara B de la aventura también existe y está en este libro
magníficamente ilustrado por David Sánchez. Es decir, la
historia de los aventureros insensatos, los pioneros ineptos, los
naturalistas incautos, los exploradores cerriles, los navegantes
obtusos, los pilotos temerarios, los alpinistas descerebrados…
Estos héroes magníficos también se pegan leñazos, la pifian,
meten la pata hasta el corvejón. Y en ese momento, de repente,
se vuelven muy discretos con sus errores, enmudecen ante sus
fallos, se escaquean de sus tropiezos. Cuando narran sus fracasos
es solo para ensalzar sus victorias.
Errata Naturae. 24,90 €.

MUY HISTORIA 145

 EXPOSICIÓN
‘Unamuno. Profesor y rector’
SALA DE EXPOSICIONES PATIO
DE ESCUELAS MENORES DE
SALAMANCA. Hasta el 29 de enero.
La Universidad de Salamanca invita
a recorrer las vivencias de Miguel de
Unamuno (Bilbao, 1864-Salamanca,
1936) en sus múltiples facetas en el
aula, desde sus inicios escolares hasta
sus enseñanzas como profesor y en
su dimensión gestora como rector,
vicerrector y decano de la Universidad
de Salamanca. A través de fotografías,
cartas, expedientes, títulos académicos,
archivos, noticias publicadas, libros y
objetos personales, esta exposición
—comisariada por el experto e
investigador en la obra de Unamuno,
Francisco Blanco— descubrimos la
extraordinaria vinculación del escritor
y filósofo español, perteneciente a
la generación del 98, con las aulas
universitarias.
v
LA HISTORIA EN TELEVISIÓN
DOCUMENTAL
‘El universo en una caja:
Mariano Fortuny Madrazo’
La serie ‘Imprescindibles’ de
RTVE, retrata al artista granadino.
Considerado el Leonardo Da Vinci del
siglo pasado, fue pintor, fotógrafo,
decorador, escenógrafo, inventor y
diseñador de moda. De su legado
forman parte el vestido Delphos, la
lámpara y la cúpula Fortuny, además
de las más de mil patentes registradas.
Este documental dirigido por José
Sánchez Montes, que cuenta con la
dirección actoral y las coreografías de
la bailaora Eva Yerbabuena, hace un
recorrido por la vida y obra del artista a
través de numerosos expertos, vídeos
inéditos de Fortuny y secuencias
narradas por la actriz Nerea Barros,
quien visita su legado en Venecia,
París y Granada, y se adentra, entre
otros lugares, en la mítica fábrica
Fortuny de Giudecca.
Podemos verlo en RTVE Play.
PELÍCULA
‘Una sombra en mi ojo’
Esta película danesa (Netflix), basada
en hechos reales, escrita y dirigida
por Ole Bornedal, explica una trágica
operación militar de la Segunda Guerra
Mundial que terminó con la vida de
casi cien niños.
Era el 21 de marzo de 1945 cuando un
misil de avión de las fuerzas británicas
impactó de lleno en un aula repleta
de niños de la escuela francesa de
Frederiksberg de Copenhague. Como
consecuencia murieron 120 personas,
86 de las cuales eran niños.
La realidad es que fue un error. El
auténtico objetivo de la llamada
Operación Cartago era el edificio
Shellhuset, sede de la compañía Shell,
que funcionaba como un búnker de
operaciones de la Gestapo. Uno de los
primeros aviones se estrelló cerca de
la escuela francesa antes de llegar a
su destino y la columna de humo hizo
creer a los bombarderos posteriores
que el objetivo estaba allí.

REDACCIÓN EN MADRID
Calle Alcalá N.º 79, Piso 1º-A, 28009-Madrid.
Tel. 810 58 34 12. Suscripciones: suscripciones@zinetmedia.es

Directora Carmen Sabalete

(csabalete@zinetmedia.es)
Consejera Delegada Marta Ariño
Director General Financiero Carlos Franco
REDACCIÓN Director Comercial Alfonso Juliá (ajulia@zinetmedia.es)
Redactora jefe Cristina Enríquez (cenriquez@zinetmedia.es). Director de Desarrollo de Negocio Óscar Pérez Solero
Coordinador de diseño Óscar Álvarez (oalvarez@zinetmedia.es). (operez@zinetmedia.es)

Colaboran en este número: Gema Boiza, Jorge de los Santos, Manuel Montero, DISTRIBUYE: Logista Publicaciones, S.L.
Depósito legal: M-35196-2005. ISSN 1885-5180 © Copyright 2017.
Pedro Damián Cano Borrego, Óscar Curiases, Alberto de Frutos, David Casado Rabanal, Zinet Media Global, S.L. Prohibida su reproducción total o parcial sin la autorización
Norberto Ruíz Lima, Javier Martín García, Tomás Moreno, J. M. Sánchez, Manuel P. expresa de la empresa editora.
Villatoro, Javier Juárez, Federico Romero Díaz, José Luis Hernández Garvi, Óscar Impreso en España: Edición 03/2023

Herradón, Daniel Chaumiel, José Pardina, Carolina Díaz (edición y corrección). Esta publicación es miembro de la Asociación de Revistas de Información (ARI).
Revisión histórica: Isaías Barreñada Bajo.

146 MUY HISTORIA

 Nunca la Historia
estuvo mejor contada

www.muyhistoria.es
www.suscripciones.zinetmedia.es/divulgacion/muy-historia
 Nº1 en ventas en España. *

Hyundai TUCSON.

Conseguir el éxito depende de muchos factores. Para lograrlo, Hyundai TUCSON

combina la última tecnología en seguridad, confort y conectividad con el diseño
más vanguardista. Pero es tu confianza la que ha hecho que sea el número
uno en ventas. Disfruta de la tecnología de sus luces paramétricas, su pantalla
de 10,25" y los servicios de conectividad Bluelink, con los que podrás controlar
el coche desde tu móvil o con tu voz. Un SUV único con todas las ventajas de la
última tecnología híbrida eléctrica e híbrida enchufable. Si aún no has conducido
al líder, ahora es el momento.

Gama Hyundai TUCSON: Emisiones CO2 (gr/km): 136-162. Consumo mixto (l/100km): 5,2-7,1. Valores
de consumos y emisiones obtenidos según el nuevo ciclo de homologación WLTP. *Datos DGT según
número de matriculaciones para canal particular hasta el 31/10/2022 www.dgt.es.
Modelo visualizado: TUCSON STYLE. La garantía comercial de 5 años sin límite de kilometraje ofrecida por Hyundai Motor España S.L.U a sus clientes finales es sólo aplicable
a los vehículos Hyundai vendidos originalmente por la red oficial de Hyundai, según los términos y condiciones del pasaporte de servicio. Más información en la red de
concesionarios Hyundai o en www.hyundai.es