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TEMA20

El ordenamiento jurídico-administrativo: El Derecho Administrativo: concepto y contenidos. El


derecho administrativo básico en virtud del artículo 149.1.18 de la CE. Tipo de disposiciones
legales. Los Tratados Internacionales.

EL ORDENAMIENTO JURÍDICO-ADMINISTRATIVO:EL DERECHO


ADMINISTRATIVO: CONCEPTO Y CONTENIDOS
La característica fundamental de un Estado de Derecho radica en el sometimiento del propio Estado a la Ley,
principio que nuestra Constitución no tardó en proclamar, al decir en su art. 1 que España se constituye en un
Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su ordenamiento jurídico la
libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
El sometimiento del Estado al Derecho es, en sentido estricto, una innovación del Estado constitucional que se
instaura en el continente europeo con la Revolución Francesa, donde la Constitución y la ley priman y determinan
la actividad administrativa del Estado. Nacerá como una reacción contra el Estado-policía, reconociendo y
tutelando los derechos subjetivos de los ciudadanos, y otorgando los medios idóneos para la defensa de los
mismos.
De acuerdo con su formulación originaria, la posición de la Administración en un Estado de Derecho debería ser
clara: le correspondería únicamente ejecutar el Derecho emanado del Parlamento estando sometida a las decisiones
del poder judicial que tutelaría así los derechos de los particulares.
No obstante a consecuencia de sucesivas transformaciones, la Administración se va a someter no sólo al Derecho
emanado del Parlamento, sino al que ella misma crea por vía reglamentaria, como tendremos ocasión de comprobar

El sistema anglosajón o de rule of law (imperio de la ley), típico de Gran Bretaña


y Estados Unidos, aunque hoy se encuentra en crisis, la Administración queda sometida al Derecho civil
o privado y a Tribunales ordinarios o comunes, por lo que no puede hablarse, en principio, de un
auténtico Derecho administrativo.

En cambio, en el tipo continental la Administración se va a someter también al Derecho, pero no a la ley


civil, como en el sistema anglosajón, sino a un Derecho especial, el Derecho administrativo, y a unos
Tribunales, que aunque independientes, también son especiales.

El profesor Dicey se ocupó de las analogías y diferencias entre el rule of law, vigente en su país, y el
sistema del Derecho administrativo. Para él, el primero consistía en la supremacía de la ley ordinaria
sobre la Administración, en la inexistencia de prerrogativas por parte de la Administración y, sobre todo,
en la igualdad ante la ley que supone su sujeción a los Tribunales ordinarios. Y, en su opinión, estas
características no se daban con toda su p u r eza en el sistema continental o de Derecho
administrativo. De a q u í la superioridad del sistema inglés,verdadera expresión del Estado
de Derecho, sobre el sistema continental, que se consideraba incompatible con dicha
forma de Estado.
A juicio de Entrena Cuesta, el error de Dicey consistió en identificar la existencia del
Derecho administrativo con los Tribunales especiales, cuando lo importante para admitir tal rama
jurídica es la existencia de unos principios o normas en las que se conjugan las necesarias
prerrogativas de la Administración o con las garantías de los particulares.

No obstante, si bien es cierto que en el sistema continental la A dministración entra en


relación con el administrado en un trato de favor ante la justicia, ello no puede interpretarse
como una patente para aquélla. Simplemente supone que mientras los particulares utilizan los
medios jurídicos que les proporciona el Derecho para la defensa de sus intereses privados,
la Administración recibe de la Ley el encargo de velar por el interés público.

Bajo estas premisas, García Trevijano define el Derecho administrativo como un


conjunto de normas y principios referibles al sujeto Administración, que tiene por objeto el
estudio y la regulación de la Administración Pública subjetivamente considerada,
con toda las funciones que desarrolla, y, ademas accesoriamente, el estudio de las funciones
administrativas de los demás poderes del Estado.

Por su parte, Entrena Cuesta y Villar Palasí sintetizan más el concepto, al decir que el Derecho
administrativo es el conjunto de normas de Derecho público interno que determinan la
organización y actividad de las Administraciones Públicas.
EL DERECHO ADMINISTRATIVO BÁSICO DICTADO EN VIRTUD
DEL ARTÍCULO 149.1.18 DE LA CONSTITUCIÓN
A) PREVISIÓN CONSTITUCIONAL
El art. 149.1.18º El Estado tiene competencia exclusiva sobre las bases del régimen jurídico
de las Administraciones públicas y del régimen estatutario de sus funcionarios que, en todo
caso, garantizarán a los administrados un tratamiento común ante ellas; el procedimiento
administrativo común, sin perjuicio de las especialidades derivadas de la organización
propia de las Comunidades Autónomas; legislación sobre expropiación forzosa; legislación
básica sobre contratos y concesiones administrativas y el sistema de responsabilidad de todas
las Administraciones públicas.
Como ejemplos de la normativa de desarrollo de las materias a que se refiere el precepto anterior
podemos mencionar, entre otras:
• La ley 40/2015, del RJSP
• La ley 39/2015, del PACAP
• El Real Decreto Legislativo 5/2015, por el que se aprueba el TREBEP
• La ley de 16 de diciembre de 1954, de Expropiación Forzosa.
• La ley 9/2017, de CSP
Y, en lo que afecta directamente en el ámbito local:
• La ley 7/1985, RBRL
• El Real Decreto Legislativo 781/1986, por el que se aprueba el TRRL
• El Real Decreto Legislativo 2/2014, por el que se aprueba el TRLRHL

Vemos, por tanto, que con la aparición delas CCAA la CE pretendió garantizar un marco común
para todas las Administraciones Públicas con la finalidad última de asegurar la igualdad de trato
de los ciudadanos por parte de todas ellas, igualdad de trato que se persigue a través de todos los
segmentos normativos que se integran en las previsiones contenidas en el citado artículo
constitucional.
Con otras palabras,en cuanto a lo que debe entenderse genéricamente como bases, hemos de decir
que lo que la Constitución persigue al conferir al Estado las bases de la ordenación de una materia
determinada es que las mismas tengan una regulación normativa uniforme en toda la Nación, con lo
cual se asegura, en aras de intereses generales superiores los de cada Comunidad A u t ó n o m a , un
común denominador normativo de principios básicos, a partir del cual cada Comunidad, en defensa
de su propio interés general, podrá establecer las peculiaridades que le convengan dentro del marco
CE y su propio Estatuto de Autonomía le hayan atribuido sobre aquella misma materia.

Delimitadas por la doctrina las expresiones «legislación básica>>, «normas básicas» y «bases» como
no equivalentes a «ley de bases», técnica reservada en los arts. 82 a 85 de la Constitución para la
delegación de la potestad legislativa en el Gobierno, podemos decir que las leyes emanadas en
virtud del art. 149.1.18.ª --las que contienen las bases-- contienen un mandato de tipo negativo
dirigido a las Comunidades Autónomas, ya que es inmodificable por ellas. En consecuencia, el
legislador estatal le está diciendo al autonómico: estas normas básicas, estas bases, no me las
puede Vd. tocar; entonces, a partir de ahí, regule Vd. aquello que crea conveniente. Pero es más,
dichas normas no tienen que ser desarrolladas obligatoriam e n t e por las Comunidades
Autónomas. En estos supuestos, si el legislador autonómico no hace uso de sus facultades, no
desarrolla las bases, se aplicarán en su respectivo ámbito territorial, además de dichas leyes, toda
la legislación ordinaria estatal en la materia. Ello en virtud del art. 149.3 de la Constitución, donde
se establece que el derecho estatal será, en todo caso, supletorio del derecho de las Comunidades
Autónomas.
B) LA LEY DE RÉGIMEN JURÍDICO DE LAS ADMINISTRACIONES
PÚBLICAS Y DEL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO COMÚN
l. La Ley 80/1992
De todas las leyes básicas dictadas al amparo del art. 149.1.18.ª de la Constitución, la más
importante y trascendental fue la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común (LRJAP-PAC).
Dicha Ley regulaba:
a) «Las bases de del régimen jurídico de las Administraciones Públicas», que hacen referencia
a sus aspectos orgánicos y funcionales, deben garantizar la homogeneidad institucional de
cada tipo de ente, pero respetando también sus especificidades y diferencias.
b) El procedimiento administrativo común», cuya finalidad esencial es la de garantizar a los
administrados la igualdad de trato en las relaciones que entablen con las diferente
Administraciones Pública.
2. Concepto de bases de régimen jurídico de las Administraciones Públicas.
Debemos entender por bases del régimen jurídico de las Administraciones Públicas al conjunto de principios
básicos que garanticen la vigencia de criterios comunes para todas las Administraciones Publicas, pues es
evidente que el principio de igualdad consagrado en el art 14 de la CE quedaría en entredicho si los principios
orgánicos y funcionales de las distintas Administraciones Públicas no tuvieran ese mínimo común
denominador normativo que constituya la esencia de la legislación básica estatal.

Pero obviamente, la competencia estatal para establecer los principios básicos no puede conllevar el
establecimiento de una uniformidad absoluta, dado que, como ha declarado con reiteración el TC,
uniformidad no equivale a igualdad.

En conclusión, tales principios básicos, tales bases como hemos dicho, son intocables por parte de la CCAA.
Pero a partir de ellas las CCAA pueden regular lo que tengan por conveniencia, siempre y cuando, como es
obvio, tengan competencia sobre la materia que se trate.
3. Concepto de procedimiento administrativo común.
El procedimiento administrativo común trata fundamental del régimen de producción de los actos, esto es, las
formas de elaboración, requisitos para su validez y eficacia, modos de revisión, medios de ejecución y, de
manera especial, las garantías atribuidas a los administradores en todo el proceso.
Ahora bien, los diversos tipos de actividad de las Administraciones Públicas se realizan mediante
numerosos «procedimientos por razón de materia» , los cuales habrán de tener en cuenta, en todo
caso, los principios y reglas del «procedimiento• to administrativo común>>.
En definitiva, el Estado sólo tiene competencia exclusiva sobre el «procedimiento administrativo
común», careciendo de cualquier competencia adicional incluso para dictar «normas básicas»
,
respecto de los «procedimientos por razón de materia» esto es, respecto de los «procedimientos
administrativos no comunes».
Ahora bien, ya hemos visto que en nuestro derecho no existe un único procedimiento común o
general, sino una pluralidad de procedimientos formalizados que sirven_de cauce al
cumplimiento de fines administrativos diversos (conceder una licencia,una subvención,
sancionar, expropiar, etc.).
Resulta evidente, por tanto, como en su momento de encargó de recalcar González Navarro, que
ese pretendido procedimiento administrativo común, a que se refiere el art.149.1.18º de la CE, es
una figura totalmente ilusoria, utópica o fantasmal.
4. Las leyes 89 y 40 de 2015
El contenido dual de la Ley 30/1992 fue diseccionado en 2015 en dos ejes fundamentales, que
respectivamente contemplan las relaciones ad extra y ad intra de las Administraciones Publicas,
derogándose aquélla y aprobándose dos nuevas leyes siamesas sobre las que, a partir de entonces, se asienta el
Derecho administrativo español, por una parte, la Ley del Procedimiento Administrativo Común de las
Administraciones Públicas y, por otra, la Ley de Régimen Jurídico del Sector Público.
• La Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las
Administraciones Públicas, constituye el primero de los dos ejes al establecer una
regulación completa y sistemática de las relaciones «ad exra» entre las
Administraciones y los administrados, tanto en lo referente al ejercicio de la
potestad de autotutela y en cuya virtud se dictan actos administrativos que inciden
directamente en la esfera jurídica de los interesados, como en lo relativo al ejercicio
de la potestad reglamentaria y la iniciativa legislativa. Queda así reunido en cuerpo
legislativo único la regulación de las relaciones «ad extra» de las Administraciones
con los ciudadanos como ley administrativa de referencia que se ha de
complementar con todo lo previsto en la normativa presupuestaria respecto de las
actuaciones de las Administraciones Públicas, destacando especialmente lo previsto
en la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y
Sostenibilidad Financiera; la Ley 47/2003, de 26 de noviembre, General
Presupuestaria, y la Ley de Presupuestos Generales del Estado.
• El segundo de los ejes se plasmó en la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico
del Sector Público, que abarca, por un lado, la legislación básica sobre régimen jurídico
administrativo, aplicable a todas las Administraciones Públicas, y por otro, el
régimen jurídico específico de la Administración General del Estado, donde se
incluye tanto la llamada Administración institucional, como la Administración
periférica del Estado. Esta Ley contiene también la regulación sistemática de las
relaciones internas entre las Administraciones, estableciendo los principios
generales de actuación y las técnicas de relación entre los distintos sujetos públicos.
Queda así sistematizado el ordenamiento de las relaciones ad intra e inter
Administraciones, que se complementa con su normativa presupuestaria,
destacando especialmente la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad
Presupuestaria Y Sostenibilidad Financiera, la Ley 47/2003, de 26 de noviembre,
General Presupuestaria y las leyes anuales de Presupuestos Generales del Estado.
No obstante lo anterior se conserva como texto independiente la Ley del Gobierno, que
por regular 'de forma específica la cabeza del poder ejecutivo de la nación, de
naturaleza y funciones eminentemente políticas, se mantiene separada de la norma
reguladora de la Administrac1on Publica, dirigida por aquel.

5.La Ley 89/2015


a) Contenido
La Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las
Administraciones Públicas consta de 133 artículos, siete disposiciones adicionales, cinco
transitorias,una derogatoria y siete disposiciones finales. El articulado está dividido en los siete
Títulos siguientes:
• Titulo Preliminar: Disposiciones generales.
• Titulo I: De los interesados en el procedimiento.
• Titulo II: De la actividad de las Administraciones Públicas
• Titulo III: De los actos administrativos.
• Titulo IV: De las disposiciones sobre el procedimiento administrativo común
• Titulo V: De la revisión de los actos en vía administrativa.
• Titulo VI: De la iniciativa legislativa y de la potestad para dictar reglamentos y otras
disposiciones.
b) Principio de sujeción al procedimiento.
El principio general del sometimiento de la actuación administrativa a un procedimiento
previamente establecido es consecuencia lógica del principio del sometimiento de la
Administración a la Ley y al Derecho. Por tanto, la exigencia del procedimiento administrativo se
justifica por razón de legalidad, de eficacia, y de garantía y participación ciudadana.

Tanto es así que la LPACAP castiga con la nulidad del acto art. 47 a los dictados prescindiendo
total y absolutamente del procedimiento legalmente establecido o de las normas que contiene las
reglas esenciales para la formación de la voluntad de los órganos colegiados.
c)Entrada en vigor
La LPACAP entró en vigor al año de su publicación en el «Boletín Oficial del Estado», esto es,
el 2 de octubre de 2016.
No obstante, las previsiones relativas al registro electrónico de apoderamientos, registro
electrónico, registro de empleados públicos habilitados, punto de acceso general electrónico de
la Administración y archivo único electrónico producirán efectos a partir del 2 de abril de 2021.
6. La Ley 40/2015
a) Contenido
La_ Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público (a partir de ahora,
LRJSP) consta de 158 artículos veintiséis disposiciones adicionales, cuatro transitorias, una
derogatoria y d i e c i o c h o disposiciones finales. El articulado está dividido en tan solo cuatro
títulos con las siguientes denominaciones:
◦ Titulo preliminar:Disposiciones generales, principios de actuación y funcionamiento del sector
público.
◦ Titulo I: Administración General del Estado.
◦ Titulo II: Organización y funcionamiento del sector público institucional.
◦ Titulo III: Relaciones administrativas.
b) Entrada en vigor.
La presente Ley entró en vigor el año de su publicación en el BOE, o sea, el 2 de octubre de 2016, a
excepción del punto cuatro de la disposición final quinta, de modificación de la Ley 22/2003, de 9 de julio,
Concursal, de los puntos uno a once de la disposición final novena, de modificación del Texto Refundido
de la Ley de Contratos del Sector Público, aprobado por Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de
noviembre y la disposición final decimosegunda, de restitución o compensación a los partidos
políticos de bienes y derechos incautados en aplicación de la normativa sobre. responsabilidades
políticas que entraron en vigor a los veinte días de su publicación en el «Boletín Oficial del
Estado»,Y el punto doce de la misma disposición final novena, que lo hizo a los seis meses de
la citada publicación en el «Boletín Oficial del Estado».

No obstante,entraron en vigor el siguiente al de su publicación en el «Boletín Oficial del


Estado» la d i s p o s i c i ó n final primera, de modificación de la Ley 23/1982, de 16 de junio
r eguladora del Patrimonio Nacional, la disposición final segunda, d e m o d i f i c a c i ó n del Rea
Decreto-Ley 12/1995, de 28 de diciembre sobre medidas urgentes en materia presupuestaria,
tributaria y financiera, los puntos uno a t r e s de la disposición final quinta, de modificación
de la Ley 22/2003, de 9 de Julio, Concursal, la disposición final séptima, de modificación de la
Ley 38/2003, de 17 de noviembre, General de Subvenciones y la disposición final undécima, de
modificación de la Ley 20/2015, de 14 de julio, de ordenación, supervisión Y solvencia de las
entidades aseguradoras y reaseguradoras.

La disposición final décima de modificación de la disposición adicional décima tercera de la Ley


17/2012, de 27 de diciembre, de Presupuestos Generales del Estado para el año 2013, entró en
vigor el día siguiente al de su publicación en el «Boletín Oficial del Estado», sin perjuicio de
que los apartados Uno, primer y segundo párrafo; Dos; Tres, párrafos primero y segundo; Cuatro;
Cinco, párrafos primero a cuarto y, Seis, surtieron efectos a partir del 1 de enero de 2013, y de lo
dispuesto en el apartado Siete.
TIPOS DE DISPOSICIONES LEGALES
A) LEYES ORGÁNICAS Y ORDINARIAS
Como en su momento se dijo, una de las innovaciones de la vigente Constitución fue la
implantación de las leyes orgánicas, en cuyo concepto se integran dos características que
expresamente se determinan en su art. 81:
• Por una parte, la de versar sobre un conjunto de materias específicas.
• Por otra, la exigencia de la mayoría absoluta de los miembros del Congreso para su
aprobación, modificación o derogación.

La principal cuestión suscitada en relación con las leyes orgánicas fue la de su jerarquización
con las leyes ordinarias, esto es, si gozaban de mayor o igual rango que estas últimas. En este
sentido, un sector de la doctrina defendía la tesis de que las leyes orgánicas tenían mayor rango
que las ordinarias, basándose fundamentalmente en el régimen de mayoría absoluta del Congreso
exigido para su aprobación. No obstante, con el tiempo ha ido tomando cuerpo la opinión de
García de Enterría, Baena del Alcázar, Linde Paniagua y Bermejo, entre otros, que afirman que
ambos tipos de leyes tienen idéntico rango normativo.

Los defensores de esta segunda tesis, que sin duda es la acertada, estiman que la cuestión de
jerarquía de las normas jurídicas no puede r esidir en los procedimientos de producción y
elaboración de cada una de ellas, sino que es consecuencia d e la diferente calidad de los
órganos que las producen. Para ellos, las leyes orgánicas se distinguen de las ordinarias sólo y
exclusivamente por materias que regulan y por la mayoría especial que requieren para su
aprobación, pero no difieren en su valor normativo. Esta tesis se apoya, entre otros, en
lo. Argumentos:
• La reserva constitucional de la ley ordinaria se refiere también a materias
concretas o determinadas, sin que ello autorice a pensar que dichas leyes tengan
rango superior a las eventuales normas del Parlamento dictadas, como es
perfectamente posible, sobre materias no reservadas expresamente a la ley.
• El régimen de mayoría absoluta se exige también en otros por Constitución
--por ejemplo, en el art. 74.2, en relación con los art. 145.2 y 158.2, y en el art.
150.3, sin que las normas dictadas según este peculiar régimen tengan valor
superior al de las demás leyes ordinarias.
• Finalmente, a nadie se le ha ocurrido pensar que las leyes ordinarias aprobadas por
unanimidad o por mayoría absoluta de los miembros de las Cámaras tengan
por ello un valor normativo superior al de otras leyes ordinarias aprobadas con menor
margen.
No se trata, por tanto, de que la ley ordinaria tenga menor rango que la orgánica, sino
que la diferencia radica en que aquélla no puede regular determinadas materias que están
reservadas en la CE a una ley orgánica, como tampoco pueden ser reguladas materias por ley
orgánica sin que la Constitución expresamente 1o disponga.

En definitiva, podemos afirmar que el rango normativo de las leyes ordinarias es idéntico al
de las leyes orgánicas, diferenciándose tan sólo en las materia regulan. •
B) DISPOSICIONES NORMATIVAS CON FUERZA DE LEY: DECRETOS
LEGISLATIVOS Y DECRETOS LEYES
Como su nombre indica, a estas disposiciones normativas se les atribuye mismo rango o fuerza
que a la ley formal, a pesar de que no proceden del poder legislativo.
Ambas clases de normas, como sabemos, son dictadas por el Gobierno, e primer supuesto
haciendo uso de la delegación legislativa otorgada previamente por las Cortes Generales y
en el caso de los Decretos leyes en virtud de la facultad conferida constitucionalmente
cuando exista una extraordinaria y urgente necesidad.
C) LEYES MARCO, DE TRANSFERENCIAS Y DE ARMONIZACIÓN
En virtud de lo previsto en el art. 150 de la Constitución:
1. Las Cortes Generales, en materias de competencia estatal, podrán atribuir a todas o a alguna de las
Comunidades Autónomas la facultad de dictar, para sí mismas, normas legislativas en el marco de los
principios, bases y directrices fijados por una ley estatal. Sin perjuicio de la competencia de los
Tribunales, en cada ley marco se establecerá la modalidad del control de las Cortes Generales sobre
estas normas legislativas de las Comunidades Autónomas.
2. El Estado podrá transferir o delegar en las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica,
facultades correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean
susceptibles de transferencia o delegación. La ley preverá en cada caso la correspondiente
transferencia de medios financieros, así como las formas de control que se reserve el Estado.
3. El Estado podrá dictar leyes que establezcan los principios necesarios para armonizar las
disposiciones normativas de las Comunidades Autónomas, aun en el caso de materias atribuidas a la
competencia de éstas, cuando así lo exija el interés general. Corresponde a las Cortes Generales, por
mayoría absoluta de cada Cámara, la apreciación de esta necesidad.

LOS TRATADOS INTERNACIONALES.


Naturaleza
Como bien podemos comprender, los tratados internacionales pueden contener normas derogatorias
de otras que formen parte del derecho interno de un país, para que en tales casos produzcan
efectos es necesario que se publiquen por los Estados de acuerdo con sus propias normas,
publicación que condiciona su aplicabilidad como norma de derecho interno.

De acuerdo con el art. 1 del Código Civil, antes transcrito, las normas jurídicas contenidas en los
tratados internacionales no serán de aplicación directa en España en tanto no hayan pasado a formar
parte del ordenamiento jurídico interno mediante su publicación en el Boletín Oficial del Estado, de
lo cual se deduce que serán fuentes directas desde su publicación, obligando no sólo a los entes
públicos,sino también a todos los ciudadanos.
En ese mismo sentido se pronuncia también el art. 96 de la Constitución, cuando dice que «los
tratados internacionales, válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España,
formarán parte del ordenamiento jurídico».

Ahora bien, hemos de hacer la salvedad de que los tratados y normas dictadas por la Unión
Europea son de obligada e inmediata aplicación en los países miembros no ya cuando se publican
en el Boletín Oficial del país respectivo, sino a partir de su publicación en el Diario Oficial de la
Unión Europea.

Por otra parte, la jerarquía de las normas contenidas en los tratados internacionales,será superior
incluso a la de las propias leyes internas, puesto que éstas no podrán contradecirlas, excepción hecha
de la Constitución, dado que según su art.95 la celebración de un tratado internacional que contenga
estipulaciones contrarias a la Constitución exigirá la previa revisión constitucional.

2. Intervención parlamentaria
Si a los tratados internacionales se les dedica en la Constitución un Capítulo incluido en el Titulo III
que trata de las Cortes Generales, no cabe duda de que en el ánimo del legislador existía la
convicción de que Parlamento debería estar cuando menos al corriente de todo lo que concierne a
esta importante parcela del exterior. Por otra parte, tampoco puede extrañar esa ubicación, por
cuanto los tratados internacionales forman parte del ordenamiento jurídico interno
desde que son publicados en el Boletín Oficial del Estado.
Aún cuando la elaboración de los tratados internacionales es competencia del
Gobierno, fundamentalmente a través del Ministerio de Asuntos Exteriores, UE y
Cooperación pudiendo intervenir otros Departamentos afectados como son los de
Economía, Agricultura. Industria, etc, las Cortes Generales intervienen de manera
decisiva en la celebración de los mismos. En este sentido, del articulado de la CE se
deducen los siguientes supuestos.
3. Tratados que precisan de ley orgánica previa
Art. 93 CE, Mediante la ley orgánica se podrá autorizar la celebración de
tratados por los que se atribuya a una organización o institución internacional el
ejercicio de competencias derivadas de la Constitución.
Este supuesto está pensado para tratados como el de adhesión de España a la
UE.
4. Tratados que requieren de la previa autorización de las Cortes.
La prestación del consentimiento del Estado para obligarse por medio de
tratados o convenios requerirá la previa autorización de las Cortes Generales, en
los siguientes casos:
a)Tratados de carácter político.

b)Tratados o convenios de carácter militar.

c)Tratados o convenios que afecten a la integridad territorial del Estado o a los


derechos y deberes fundamentales establecidos en el Título I.

d)Tratados o convenios que impliquen obligaciones financieras para la Hacienda


Pública.

e)Tratados o convenios que supongan modificación o derogación de alguna ley o


exijan medidas legislativas para su ejecución
El Congreso y el Senado serán inmediatamente informados de la conclusión de los restantes
tratados o convenios.

5. Tratados que requieren reforma constitucional


Como ya se dijo, la celebración de un tratado internacional que contenga estipulaciones
contrarias a la Constitución exigirá la previa revisión constitucional (art. 95).
Para ello, el Gobierno o cualquiera de las Cámaras puede requerir al Tribunal
Constitucional que declare si existe o no tal contradicción.
6. Tratados que no necesitan ningún requisito previo
Los restantes tratados o convenios no comprendidos en los apartados anteriores no
precisan requisito previo alguno,si bien el Congreso y el Senado serán
inmediatamente informados de su conclusión (art. 94.2), cosa lógica, por otra parte,
por cuanto no seria l í cito que el Gobierno no tuviera al corriente a los
parlamentarios de todo cuanto concierne a nuestros compromisos con el mundo
exterior por poca importancia que éstos pudieran tener en comparación con los tratados o
convenios antes contemplados.

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