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CARTA ANTES DE TI

Cuando leas esto habrán pasado unas pocas semanas si seguiste las instrucciones estaras
en Paris, espero que el café sea bueno y fuerte y que los cruasanes estén frescos y que
aún haga buen tiempo para sentarse fuera, en una de esas sillas metálicas que nunca
quedan del todo firmes sobre la acera, si miras por la calle, a tu izquierda, verás L’Artisan
Parfumeur, donde, cuando termines de leer esta carta, deberías ir a probar el aroma
llamado algo así como Papillons Extrême (no lo recuerdo bien). Siempre pensé que te iría
muy bien. Vale, se acabaron las órdenes. Hay unas cuantas cosas que me gustaría decirte
te las habría dicho en persona, pero, en primer lugar, te habrías puesto toda sentimental y,
en segundo lugar, no me habrías dejado decir todo lo que quería decir. Siempre has
hablado demasiado. Por tanto, aquí lo tienes: el cheque que recibiste no era la cantidad
completa, sino solo un pequeño regalo, para ayudarte durante las primeras semanas de
desempleo, y para que fueras a París. Cuando vuelvas a Inglaterra, lleva esta carta a
Michael en su despacho de Londres y te dará los documentos pertinentes para que tengas
acceso a la cuenta que ha abierto en tu nombre. Esta cuenta contiene lo suficiente para que
te compres un lugar agradable donde vivir, para que te pagues la carrera y para cubrir tus
gastos mientras eres estudiante a tiempo completo. Clark, desde aquí casi oigo cómo
empiezas a hiperventilar. No te pongas de los nervios ni intentes regalarlo: no es bastante
para que te quedes de brazos cruzados el resto de tu vida. Pero debería ser suficiente para
comprar tu libertad, tanto en lo que se refiere a ese pueblecito claustrofóbico que los dos
consideramos nuestro hogar como a las elecciones que te viste obligada a tomar hasta
ahora. No te doy este dinero porque quiera que te sientas nostálgica ni en deuda conmigo,
ni tampoco para que sea una especie de maldito recuerdo. Te lo doy porque casi nada me
hace feliz a estas alturas, salvo tú. Soy consciente de que conocerme te ha causado dolor y
pena, y espero que un día, cuando estés menos enfadada conmigo, comprendas que no
solo hice lo único que podía hacer, sino que eso te va a ayudar a vivir una buena vida, una
vida mejor, que si no me hubieras conocido. Te vas a sentir incómoda en tu nuevo mundo
durante un tiempo. Siempre es extraño vernos fuera del lugar donde estábamos cómodos.
Pero espero que también
te sientas un poco dichosa. No te estoy pidiendo que te arrojes de un rascacielos ni que
nades junto a ballenas ni nada parecido (aunque, en secreto, me encantaría pensar que lo
estás haciendo), pero sí que vivas con osadía. Que seas exigente contigo misma. Que no te
conformes. Viste con orgullo esos leotardos a rayas. Saber que aún tienes posibilidades es
un lujo. Saber que tal vez te las he proporcionado ha sido un gran alivio para mí. Eso es
todo. Te llevo grabada en el corazón, Clark. Desde el primer día en que te vi, con esas
prendas ridículas y esas bromas tontas y tu completa incapacidad para disimular una sola
de tus emociones. Has cambiado mi vida muchísimo más de lo que este dinero cambiará la
tuya. No te acuerdes demasiado de mí. No quiero pensar que te vas a poner sensiblera.
Vive bien.
Vive.
Con amor,
Will.

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