Está en la página 1de 9

Reseña personal

Dicen que el hombre de poder debe ser como un elefante. Debe aparentar ser un
gigante para que aquellos que lo vean sientan su presencia, debe dar pisadas grandes para
que aquellos que lo rodean tiemblen al verlo llegar, debe tener las orejas grandes para
escuchar astutamente todo lo que pueda, debe tener la trompa grande para oler los
peligros que vienen, debe tener la boca chiquita para no hablar de más, debe tener la piel
dura para resistir los embates del poder; pero sobre todo, y como los elefantes le temen a
los ratones, nunca debe sobreestimar a su enemigo. Te invito a leer con atención estos
párrafos y quizá te puedan ser útiles en tus importantes aspiraciones.

El poder de Michael Korda

El poder es lo que nos permite ver al mundo como es y no como queremos que sea, o
como creemos que es o deseamos que sea. Las personas que ejercen el poder adecuadamente
comparten por lo menos dos cosas en común. La primera es el realismo ya que ven el mundo
como es y no a través de un vidrio rosado. La segunda es que se han entrenado ellos mismos para
tratar pragmáticamente y directamente con otras personas en situaciones cara a cara. Una tercera
puede ser que el ganar para ellos es importante: No son pasivos, no aceptan el fracaso fácilmente
en ellos o en otras personas, ellos poseen lo que los entrenadores y los psicólogos llaman “la
voluntad para ganar”.

Todo en la vida es un juego de poder. El objetivo del juego es suficientemente simple: el


saber que quieres y como obtener lo que quieres. Los maestros en el juego buscan el poder por sí
solo, sabiendo que el poder puede ser usado para obtener dinero, sexo, seguridad y fama. Nada
de lo anterior constituye por sí solo el poder, pero el poder puede producir todos ellos. Para jugar
el juego del poder, primero es necesario descubrir para ti mismo que significa el poder. Ese
significado deberás buscarlo en tu interior y es importante entender que no es igual para todos. El
estudiante del poder debe empezar por reconocer las manifestaciones del mismo en cada aspecto
de la vida. Los maestros juegan el juego 24 horas al día instintivamente tratando de controlar cada
situación en la que se encuentran involucrados. Es importante reconocer que el poder está en la
naturaleza del humano ya que siempre encontraremos a los humanos realizando esfuerzos para
levantarse de una posición inferior a una superior, salir de la derrota hacia la victoria e ir desde
abajo hacia arriba. Por esto no es difícil entender porque necesitamos poder ya que sin el poder
seriamos seres insignificantes trabajando como computadoras. Una pregunta difícil de contestar
es, porque necesitamos trabajar ya que pocas personas pueden decir que disfrutan su trabajo. A
esto podemos decir que existen 4 razones principales para trabajar: El hábito, el placer, el dinero y
el poder. Por eso las personas interesadas en el poder saben cómo trabajar y usualmente trabajan
muy duro por el poder. Tienen un propósito más allá que simplemente hacer dinero ya que
quieren que su trabajo los lleve a algún lado para que el mismo trabajo los recompense con
autonomía, independencia y auto satisfacción. Nada más las personas que entienden al poder
pueden obtener lo máximo de su trabajo.

Es el deseo por el poder lo que mantiene a las personas trabajando. Lo que se nos ofrece
ya no es una oportunidad para adquirir riqueza ilimitada, sino que se nos ofrece la oportunidad
para adquirir una cantidad de poder limitada con la ventaja de que las satisfacciones no pueden
ser grabadas con impuestos y no son sujetas a depreciaciones o a las depredaciones de los
especuladores internaciones. El poder no puede, estrictamente hablando, ser entregado a otra
persona, ya que el que lo reciba permanecerá en deuda con la persona que se lo dio. Debe ser en
algún sentido asumido, tomado o afirmado ya que a menos que el poder sea probado con
oposición, no será poder y nunca será experimentado como poder real. Por esto lo que se nos es
dado, por más atractivo que parezca, la mayoría de las veces será una trampa. No basta con
querer poder, o inclusive tenerlo. Debe ser usado creativamente y debe ser disfrutado. El uso del
poder como un arma de agresión hace monstruos de nosotros. El sentimiento de que el poder
puede ser usado para atacar es autodestructivo. El poder debe ser algo que nosotros utilizamos y
no debemos permitir que el poder nos utilice a nosotros.

Hay ciertos signos físicos del poder- ciertos movimientos, mirada fija, las manos quietas,
los dedos bien plantados, por encima de todo una presencia sólida que demuestre que uno
pertenece en donde está e inclusive si estas en la oficina de otra persona. Malcolm X solía decir
que la mejor manera de utilizar el poder era de manera silenciosa, sin atraer atención, un juicio
que quedo confirmado cuando salió a la luz pública y fue asesinado por una ametralladora. Por eso
los jugadores del poder más talentosos prefieren operar detrás de los escenarios, obteniendo lo
que quieren con un mínimo de publicidad. Han aprendido que es mejor operar silenciosamente y
pacientemente para que lo que quieren les sea ofrecido. La confrontación produce fricción y la
fricción alenta el progreso. El poder es apalancamiento por eso es importante preguntarnos si para
nosotros el poder es “persuasión o fuerza” o “manipulación”. También está el poder que se
asienta en provocar miedo. Siempre va a haber personas que sientan miedo pero lo que realmente
es, es que sienten miedo de ellos mismos. El miedo es natural, en momentos en que no sientas
miedo es porque probablemente no te estas moviendo. El inducir miedo en otra persona es
probablemente el tipo de poder que la mayoría de las personas entienden mejor. Por esto, la
mayoría de la gente le gusta ser temida y sienten que no tienen poder si no son temidos. Hasta un
cierto límite es posible controlar a las personas a través del miedo, pero solo porque esas mismas
personas temen que se haga una escena. Mucha gente se vuelve adepta al arte de la intimidación,
una táctica que puede ser útil en las reuniones, en donde con una mínima excusa se puede atacar
sorpresivamente a una persona. Si el ataque fue sorpresivo, la persona difícilmente se podrá
defender. La mayoría de las personas están contentas siguiendo un liderazgo fuerte, inclusive si
van en la dirección incorrecta. Sin embargo a medida que el poder se moviliza, está táctica puede
ser primitiva y peligrosa. Las confrontaciones abiertas fácilmente se salen de control,
especialmente cuando suceden en público, y los jugadores del poder frecuentemente evitan estas
confrontaciones. Estas manifestaciones de ira generalmente provienen de la inseguridad, y a
medida que las personas suben de nivel en una organización, usualmente aprenden a controlarse
y a controlar a los demás, conscientes de que el poder proviene de “la producción de efectos
deseados” a diferencia de reacciones agresivas. El jugador del poder debe lograr que las otras
personas disfruten hacer lo que el les pida, debe convencerlos que lo que él quiere es justamente
lo que ellos quieren.

Para ser exitoso en el uso del poder uno debe tener por lo menos un sentido de lo que es
el poder. Definiría esto como un presentimiento que permita predecir hasta cierto punto como la
gente va a reaccionar a ciertas situaciones para de esta manera poder tener una noción de donde
va a haber problemas debido a una posible situación. También se necesita entender que motiva
positivamente a la gente en su posición y en sentido peyorativo, es necesario contar con
habilidades de manipulación. Si se es muy bueno en elegir a personas, entonces usa su poder a
través de ellas sin necesidad de asfixiarlas. Un problema común que encuentra el jugador del
poder es que no puede controlar a alguien que no es su súbdito, sin embargo si este jugador del
poder se concentra en escuchar las necesidades y aspiraciones de la persona puede incrementar
notablemente la oportunidad de control. Por esto, el poder es una técnica. Todo es un engrane
que conforma un sistema que busca controlar las situaciones que surgen y aquellos que se
involucran en los juegos del poder justifican su propia ambición en términos de eficiencia.
Mientras más situaciones puedas controlar (y esto incluye a personas), más poder se va a tener.

Sin poder, más bien seriamos árboles, rocas, ostiones, cualquier objeto, seriamos
simplemente cosas ante la mirada de Dios, obedeciendo a las complicadas leyes de la naturaleza,
pero sin la capacidad de alterar al mundo, de controlar nuestras propias vidas. El poder entonces
es la manera de cómo protegernos a nosotros mismos de la crueldad, indiferencia y agresividad de
otras personas. Por eso el poder puede o no puede ser, como Henry Kissinger dijo, “el gran
afrodisiaco”. No es malo ni bueno en esencia. Podemos usarlo para liberarnos, para hacer nuestras
vidas mejores y más productivas, o podemos usarlo como vehículo de un ego que no toma
consideración de culpa o inocencia porque se convierte en algo para obtener meramente lo que se
pueda. El objeto del poder entonces es ayudarnos a sobrevivir en un mundo complicado. Por esto
no sería astuto pensar en el poder como un mecanismo compensatorio. Aquellos que buscan el
poder para compensar un defecto real o imaginario corren el riesgo de empezar a vivir una vida
llena de situaciones amargas.

El ganador es el único individuo que está realmente vivo. Cada vez que se gana, se renace;
cuando se pierde, uno muere un poco. Sin embargo el poder no se basa en ganar todo el tiempo.
El hombre que pide ganar en cada ocasión, le está pidiendo lo imposible al mundo, y seguramente
es muy probable que colapse a medida que se enfrente a la derrota. Un hombre poderoso, en
definición, es aquel capaz de sobrevivir al fracaso y a la humillación, capaz de obtener cierto
aprendizaje de esas situaciones desagradables para él. La esencia del poder es la habilidad para
enfrentarse a las demandas que nos da la vida, no para reaccionar paranoicamente a cada
amenaza por más real que sea y tampoco es el tirar por la borda la vida de uno tratando de
controlar cada situación que nos rodea. El mundo es un lugar desordenado y peligroso, y siempre
lo ha sido, y el hombre de poder debe aprender a vivir en él. Nada más se puede controlar a las
personas hasta cierto punto y el mundo está lleno de personas que aparentan ser poderosos en su
pequeño mundo. Mucha gente de la que pensamos ostentan un gran poder terminan siendo
personas atemorizadas y ansiosas. Es un error asumir que la posición y la persona son la misma
cosa. Cuántas veces nos equivocamos al reconocer lo anterior, cuánto nos tomará aprender a
diferenciar entre el poder real y el simulado, cuantas oportunidades se nos fueron por esto ya sin
hablar del tiempo. Seguidamente buscamos el poder donde solo hay miedo, avaricia y egoísmo.
Debemos aprender a reconocer los signos del poder y luchar constantemente por el nuestro. Lo
que está en juego es la habilidad para convertirnos en la persona que queremos ser, a diferencia
de ser las personas que otros quieren que seamos. Lo que todos queremos es un “sentido de
significancia” que sencillamente es la convicción personal de que contamos para algo, que
tenemos un efecto en las demás personas y que podemos tener el reconocimiento de nuestro
alrededor. Nada es estático, cada acción nos hace más o menos de lo que éramos con
anterioridad. La mayoría de nosotros pensamos que el poder se encuentra en otra parte, en la
oficina de al lado, en el piso de arriba, en una oficina gubernamental, lejos de nuestro alcance. Sin
embargo se encuentro en nuestro interior; nada más debemos entenderlo.

La persona que se involucra en el juego del poder debe comprender que está ante el
tablero que contiene un mundo fascinante de una infinidad de posibilidades. Las personas deben
comprender que hay más poder en la proximidad al poderoso que en los símbolos del poder como
son el espacio de una oficina, la alfombra o las ventanas. Por eso cuando el poderoso empieza a
eliminar los símbolos del poder en otras personas quiere decir que comienza a querer concentrar
todo el poder en el mismo. Por eso entonces el jugador del poder debe estar alerta a lo anterior. El
jugador del poder no debe nada más conformarse con poseer ciertos símbolos de poder y en
cambio debe buscar la proximidad a los poderosos afuera de la oficina para poder reafirmar su
membresía a la estructura del poder. El jugador del poder debe entender que las intrigas siempre
van a dar una muy mala imagen de él y la persona interesada en el poder debe evitarlas todo el
tiempo. Esto no significa que es mala idea escuchar las intrigas. De lo contrario: vale la pena
escuchar cualquier intriga si se es lo suficientemente fuerte para no externar ningún comentario
del tema. Siempre va a ser muy ventajoso cultivar la imagen de alguien que se mantiene silencioso
ante este tipo de situaciones. El hombre de poder sabe que las intrigas crean cambios en el actuar
de ciertas personas. Es necesario que el jugador del poder comprenda que cada cambio en el
actuar de una persona, por pequeño que sea, conlleva a desplazamientos en otras relaciones con
las demás personas, en donde nuevos canales de comunicación entre esas personas se abren de la
noche a la mañana con la intención de que cada quien mantenga su posición de poder. Por esto
las personas intentan mantener segura su posición de poder apoyándose en contactos sociales
pequeños para indicar su intención de aceptar el nuevo sistema de alianzas que se generó ya que
el anterior colapsó. Por eso aquel que está interesado en el juego del poder no debe subestimar a
nadie hasta que este esté totalmente fuera del tablero de la estructura del poder. Está obligado a
mantenerse atento para percibir como se distribuyó el poder y poder actuar en consecuencia.
Después de todo, el juego del poder está lleno de sorpresas: el sistema del poder forma parte de
una estructura muy delicada que puede colapsar y ser reconstruida de la noche a la mañana. El
jugador del poder no está interesado en si una persona es “buena” o “mala”. Para él las personas
son parte de un tablero y solo está interesado en las reacciones de esas personas a los
movimientos que se causaron por la interacción social.

Una vez que el jugador del poder ha comprendido el contexto, debe desarrollar las
movidas que necesita para ganar en el juego del poder. Antes de que pueda lograr un ascenso
debe conocer las reacciones que las personas involucradas en esa decisión probablemente
tendrán, debe comprender a las fuerzas que trataran de afectarlo o a las que trataran de ayudarlo.
Pero una vez que logre entender esto, todavía debe saber que hacer ya que “la acción le brinda
más beneficios que la cautela”. Este es un consejo que vale la pena recordar cuando este tentado
a no hacer nada. Las consecuencias de actuar siempre serán más interesantes que las
consecuencias de permanecer estático, y no se puede jugar en el tablero del poder sin mover las
piezas y tomar riesgos. En cierto punto, el conocimiento teórico del poder debe llevarnos a tomar
decisiones pragmáticas. De hecho, el número de movimientos básicos disponibles para el jugador
del poder es limitado en comparación a la división crucial entre nuestras “fortalezas” y nuestras
“debilidades”. Por ejemplo, los israelitas juegan el juego de las fortalezas y el de las debilidades
con una habilidad consumada. Cuando lo ameritan utilizan actos de fortaleza y violencia por medio
del poder militar; y por el otro lado, cuando les conviene, utilizan actos de debilidad para insinuar
que se dejaran envolver por los árabes a menos que reciban el dinero y el armamento que
necesitan. Por esto, no hay nada que sea más beneficial para un hombre que el conocimiento de
sus propias debilidades ya que es sumamente importante que el hombre de poder también
aprenda a conocer las debilidades de aquellos que lo rodean. Lo anterior debido a la brutalización
generalizada de nuestros tiempos que nos hace pensar que el poder está relacionado a la
agresividad y a la falta de respeto, como si las provocaciones fueran sinónimo de éxito.

Las personas que creen en las estructuras piramidales, se mueven ascendentemente, si


acaso se mueven. Tienen una visión estática y linear del poder, como si la vida fuera una escalera
que se tiene que ir subiendo poco a poco. No pueden llegar al tope sin tocar cada escalón. Lo que
significa que los escalones en esencia se convierten en cosas más importantes que las personas en
ella. El que entiende al poder casi nunca deja su posición; no piensa que subiendo un escalón
obtendrá más poder, mejor piensa en expandirse, como lava. El jugador del poder debe aprender
a delegar sin perder responsabilidades, hasta que él sea responsable de todo sin hacer
prácticamente nada. El jugador del poder debe comprender que la información es poder. Hace de
las personas que tienen la información casi indispensables- y el jugador que se convertirte en
indispensable, aunque es algo un tanto riesgoso, a largo plazo para él puede ser una excelente
jugada secundaria en el juego del poder para adquirir o conservar el poder. Sin embargo el jugador
del poder debe comprender que nadie es indispensable ya que en el momento en que el jugador
piense que ya es indispensable, está haciendo demasiado trabajo para lo que financieramente
gana; se ha convertido un juego de perdedores. Es mucho mejor dejar claro que hay mucha gente
que probablemente haría el mismo trabajo que tú, algunos incluso mejor, pero que por el
momento tú lo estás haciendo. Es vital que el jugador del poder entienda que el trabajo de oficina
prácticamente no le allegará un poder efectivo. El poder se obtiene de otras formas y por eso no
hay necesidad de desgastarse haciendo tanto trabajo de oficina.

La habilidad para decir NO puede impulsarte a una posición única de influencia y


autoridad. Este tipo de poder es usualmente financiero y en las organizaciones es una posición
muy odiada. Por eso el poder y el dinero esperan con ansias a alguien que tenga la capacidad para
decir NO a todo momento. No es una posición fácil ya que a todo mundo le gusta que le den las
gracias y que lo estimen, por eso la tentación de decir SI está latente siempre. Por eso los que
verdaderamente pueden decir NO son incorruptibles e invaluables. Su modo de operación es muy
sencilla: dicen NO a todo hasta que les indiquen lo contrario, seguros de que es muy probable que
estén en lo correcto. Un jugador talentoso que sabe decir que NO puede subir en la estructura del
poder bastante rápido, ya que la mayoría de los hombres de poder estarían muy contentos de
encontrar a alguien que pueda decir que NO por ellos.

El mundo del poder está lleno de rituales, y siempre ha sido así, y aquellos que buscan el
poder deben estar preparados para participar en esos rituales del poder. El jugador del poder
debe hacer lo posible por evitar visitas sorpresa y por lo tanto debe establecer solo visitas
calendarizadas por él. Es muy importante que el jugador del poder incremente las juntas
calendarizadas con su personal, sin importar que los temas no tengan importancia, para que cada
vez pueda establecer más su poder. Para esto el jugador del poder debe establecer el mismo
propósito para todas las juntas calendarizadas y de esa manera aparentar como que si son
importantes dichas juntas. También es importante que el jugador del poder limite la entrada de
personas a esas juntas, de esa manera se creará un ambiente de exclusividad que solo puede
beneficiar más las intenciones del hombre en busca de poder. Inclusive también el jugador del
poder puede establecer juntas informales sin calendarizar para tomar café o alguna otra cosa
sencilla, si así lo cree conveniente, pero con un sentido de exclusividad. Seguramente habrá
quienes se enteren muy tardíamente de esas juntas y el jugador del poder aparentará aún más
poder. El poder es un ritual y el esfuerzo de aquellos que ostentan el poder es siempre el
elemento más importante, no la consecuencia del mismo. Muchos hombres pueden elevarse en
los juegos del poder, sin eliminar a sus oponentes, pero su poder no será confirmado en términos
del ritual necesario si no logró eliminarlos. Un sacrificio es necesario para legitimar una promoción
y sin él, el ritual está incompleto, así como desde tiempos ancestrales los indios se comen el
corazón de sus rivales vencidos. Las comidas, y los alimentos en general, nos ofrecen más
ejemplos de estos rituales. Aquí el significado religioso es fuerte y obvio: el compartir los
alimentos con alguien se entiende que es para establecer un sentido de unidad justo como lo hizo
Jesucristo con sus apóstoles en la última cena.

Casi todas las personas del mundo creen que merecen una promoción a una posición más
alta, sin importarles que tan alto ya hayan sido promovidos. Debido a que el número de posiciones
se va reduciendo mientras el poder se va incrementando, la mayoría de las personas están
condenadas a vivir dentro de la decepción y la envidia. Este sistema tiene muchas ventajas ya que
si no fuera por la esperanza que tienen las personas de subir de posición, muy pocas personas
trabajarían por más que lo necesario para sobrevivir. A esto me gustaría agregar que los hombres
de poder recompensan más a la lealtad que al mérito. Por eso, lo que es para los ascensos es para
los incrementos salariales: los dos están intrínsecamente relacionados, con la gran diferencia que
el primero es público y el segundo es casi secreto. Sería tonto pensar que un ascenso se puede
manejar en secreto mientras que los aumentos salariales son rodeados por el misterio. El dinero
es lo más importante para las personas, y por eso retiene todo el poder central de un misterioso
culto religioso. La mayoría de las personas te dirán cualquier cosa de ellos mismos con la
excepción de cuánto ganan y la mayoría de las organizaciones manejan los incrementos salariales
en una atmósfera de secrecía.

Lo más importante es no permanecer demasiado tiempo en una posición. Cuando recién


se llega a una posición de poder, hay un período al que le podemos llamar la “luna de miel” pero
conforme pasa el tiempo el jugador del poder se expone a las intrigas que se generaron debido a
su llegada a esa posición de poder lo que puede causar que su poder decaiga. Lo interesante del
asunto, entonces, es saber renunciar cuando vas a la cabeza. Para el jugador exitoso del poder, el
saber renunciar cuando se está en la cima es primordial. Hay un cierto poder en el saber renunciar
cuando se está en la cima, porque es al mismo tiempo dramática y porque muestra que se está en
control. Otra cosa sumamente importante para el jugador del poder es cuidar el aspecto de sus
zapatos. Unos zapatos bien boleados siempre van a dar una excelente imagen, mientras que unos
zapatos sucios serán un signo de debilidad para el jugador del poder. Digo, los zapatos no te darán
poder pero es un buen comienzo para empezar a identificar los signos y símbolos del poder.
Puedes utilizar varios símbolos de poder en tu oficina como un escritorio elegante, una mesa de
reunión, unas buenas sillas o ventanas bonitas. También, los analistas freudianos quitan el reloj de
sus consultorios para así poder tener más poder y controlar mejor a sus pacientes. De igual forma
el jugador del poder debe aprender a manejar el tiempo a su favor. Se debe tomar las cosas con
calma y entender que es muy probable que muchas cosas no sean urgentes. A esto le podemos
agregar que mientras más ocupado el jugador del poder se pueda hacer, le hará más fácil imponer
su calendarización a las otras personas y a medida que pueda imponer más su calendarización a
las otras personas más poder se tendrá.

No se puede aprender a obtener poder siguiendo reglas: el poder tiene que venir desde
adentro. Sin embargo, siguiendo ciertas reglas puedes desarrollar un sentido de alerta. Todos
tenemos potencial para tener poder, pero pocos lo usamos, o inclusive ni sabemos que contamos
con ese potencial. Algunos aprenden a tener éxito e inclusive se puede convertir en gente rica y
famosa; pero pocos aprenden a usar al mundo, en vez de ser usados por el mismo mundo. Si
pudiéramos hablar de reglas del poder, la primera seria: actúa impecablemente. Desarrolla cada
acto como si fuera la única cosa en el mundo que importara. Segunda regla: nunca te descubras
completamente hacia las otras personas, siempre guárdate algo para que las personas nunca
sepan realmente quien eres. No es que el secreto del poder sea el secretismo en sí, sino es el
permanecer un tanto misterioso a los ojos de los demás. Tercera regla: aprender a usar el tiempo,
piensa en el como un amigo, no tu enemigo. No lo utilices asistiendo a cosas que no son
importantes. Cuarta regla: aprende a aceptar tus errores. No seas un perfeccionista en todo; y la
última regla: no hagas olas, muévete sigilosamente sin entorpecer las cosas.

Korda, Michael (1975): El poder. Como usarlo, como conseguirlo. Nueva York: Libros Warner.

Te invito a seguirme en mi cuenta de twitter en @TigreGastelum

www.analisiscontemporaneo.com

También podría gustarte