Está en la página 1de 12

PROTOZOARIOS ENTEROPARÁSITOS COMENSALES

Entamoeba coli (Grassi, 1879) Casagrandi y Barbagallo, 1895


Nombres comunes: Amoeba coli Grassi 1879; Endamoeba hominis Pestana, 1917;
Löschia coli Chatton y Lalung-Bonnaire, 1912; Councilmania lafleuri Kofoid y
Swezy, 1921.
Notas históricas y geográficas: Aunque Entamoeba coli fue probablemente
reconocida por Lewis (1870) y descrito por Cunningham (1871) en Calcuta, Grassi
(1879, 1888) fue el primero en suministrar una descripción detallada, reportando la
presencia de esta especie en individuos saludables y también enfermos. Información
adicional fue obtenida por Quincke y Roos (1893), Casagrandi y Barbagallo (1895),
Schaudinn (1903) y por Walker y Sellards (1913) respecto a que en humanos al
contrario de E. histolytica, E. coli es un habitatnte inofensivo del colon (Faust y
Russell, 1957).
E. coli es un parásito humano de amplia distribución mundial. Aunque es más
prevalente en población de climas cálidos, es casi común encontrarle en algunos
grupos de climas fríos. Por ejemplo, Hitchcock (1950) reporta 51 % de incidencia
en Eskimos (Anchorage), Alaska (Faust y Russell, 1957).
Morfología, biología y ciclo vida: E. coli posee en su ciclo: trofozoíto, prequiste,
quiste, metaquiste y trofozoíto metaquístico. El trofozoíto vegetativo de E. coli, fue
observado por primera vez en heces diarreicas luego de haber realizado una
purgación salina o evacuación por enema de las heces, presentándose como una
masa ameboidea incolora, variando en tamaño desde 15 hasta 50 m. Tiene un
citoplasma viscoso con un ectoplasma usualmente difícil de distinguir del
endoplasma y donde el núcleo no es fácilmente visualizado. Típicamente sus
movimientos son lentos con seudópodos cortos y escasa locomoción, pero a veces
los especimenes vivientes no pueden ser distinguidos de los trofozoítos activos de
E. histolytica. En preparaciones de hematoxilina férrica, el organismo se observa
como una masa condensada, espesa, redondeada con un borde ectoplásmico no
granular y un endoplasma densamente granular. Dentro del endoplasma hay
numerosas vacuolas alimenticias que usualmente contienen bacterias; mientras que
el núcleo esférico tiene una membrana relativamente gruesa delimitada
interiormente con placas o gránulos toscos de cromatina presentando a su vez un
cariosoma moderadamente grande ubicado excéntricamente (Jeffrey y Leach, 1975;
Brooke y Melvin, 1970).
En su fase de preparación para la enquistación el trofozoíto expulsa material
indigerido y llega a ser definitivamente más esférico o subesférico. Este es el
PREQUISTE. Casi inmediatamente después es secretada una membrana quística
dura ocurriendo el proceso de enquistación, suministrando cierta protección para un
ambiente desfavorable. Dentro del citoplasma del QUISTE INMADURO existe
comúnmente una masa ligeramente más densa de glucógeno quedando como una
vacuola con bordes difusos, fácilmente demostrable a través de una coloración con
yoduro. Asimismo, a veces en el citoplasma hay espículas o masas irregulares de
material coloreable con hematoxilina la cual presenta una reacción de Feulgen
negativa. Éstos son los cuerpos cromatoidales. En el quiste recientemente formado,
al igual que en el trofozoíto y el prequiste, existe un núcleo sencillo, pero conforme
el quiste madura el núcleo se divide, tal que después son dos, de ahí cuatro y
finalmente existe 8 núcleos en el quiste maduro. Ocasionalmente los quistes de gran
tamaño podrían contener 16 o más núcleos como en el QUISTE MADURO.
Conforme el quiste madura, el glucógeno y el material cromatoidal parecen menos
densos o incluso llegan completamente a desaparecer. Se cree que estas inclusiones
citoplásmicas son empleadas como fuente de energía durante esta etapa. El núcleo
definitivo es mucho más pequeño que el núcleo sencillo del trofozoíto, pero en
todos los demás aspectos son idénticos. Los quistes varían notablemente en tamaño,
incluso siendo del mismo hospedero, midiendo de 10 a 33 m de diámetro (OMS,
1981; Faust y Russell, 1957).

CICLO BIOLÓGICO Y MORFOLOGÍA DE LA AMEBA Entamoeba coli (Grassi,


1879) Casagrandi y Barbagallo, 1895
A. El metaquiste, casi inmediatamente después es transportado en el flujo fecal de lo que queda del intestino
delgado, tal que éste sufre un número máximo de divisiones citoplasmáticas equivalentes al número de núcleos.
B. Los trofozoítos metaquísticos producidos son pequeñas amebas que pasan a través del intestino grueso, donde
llegan a establecerse como habitantes del lumen, creciendo hasta el tamaño de un trofozoíto normal
alimentándose de bacterias entéricas, y posiblemente de eritrocitos si es que están disponibles, procediendo
después a multiplicarse por fisión binaria. El lugar donde E. coli llega a establecerse en primer lugar es el
ciego.
C. El prequiste se forma por secreción de una membrana quística dura produciéndose el proceso de enquistación,
suministrando cierta protección para un ambiente desfavorable. Dentro del citoplasma del quiste inmaduro
existe comúnmente una masa ligeramente más densa de glucógeno quedando como una vacuola con bordes
difusos, fácilmente demostrable a través de una coloración con yoduro. Asimismo, a veces en el citoplasma hay
espículas o masas irregulares de material coloreable con hematoxilina la cual presenta una reacción de Feulgen
negativa. Éstos son los cuerpos cromatoidales. En el quiste recientemente formado, justo como en el trofozoíto
El quiste es el estado de transferencia. Éste es eliminado a partir del cuerpo junto
con las deposiciones de una manera periódica similar a Entamoeba histolytica.
Cuando son evacuadas en las deposiciones de una persona infectada, el quiste
maduro puede aguantar una putrefacción moderada o la desecación. Cuando uno los
ingiere por contaminación de alimentos, bebidas o por dedos u otros objetos
infectados con parásitos, el quiste es liberado y alcanza el intestino delgado tal es
así que una masa nucleada de 8 núcleos escapa por la pared del quiste a través de
una pequeña perforación. Éste es el METAQUISTE. Casi inmediatamente después
es transportado en el flujo fecal de lo que queda del intestino delgado, tal que el
metaquiste sufre un número máximo de divisiones citoplasmáticas equivalentes al
número de núcleos, aunque Dobell en su estudio de cultivo encontró que el número
usual de trofozoítos metaquísticos producido es mucho menor que el número de
núcleos en el quiste maduro. Las pequeñas amebas pasan a través del intestino
grueso, donde llegan a establecerse como habitantes del lumen, crecen hasta el
tamaño de un trofozoíto normal alimentándose de enterobacterias, y posiblemente
de eritrocitos si es que están disponibles, procediendo después a multiplicarse por
fisión binaria. El lugar donde E. coli llega a establecerse en primer lugar en el
hospedero es el ciego (Dobell, 1928; Dobell, 1928; Murray et. al., 2000; Casagrandi
y Barbagallo, 1895).
Epidemiología: E. coli es transmitida en su estado de quiste viable a través de la
contaminación fecal la cual alcanza la boca y es ingerida. La infección es realmente
adquirida, la cual tiene una incidencia relativamente alta en países tales como
Estados Unidos (30 %) y Europa (9-51 %). En países tropicales, así como en
algunas comunidades de climas fríos con escasas condiciones de higiene y sanidad,
la incidencia es más alta cercana a la saturación. Aunque los monos y
ocasionalmente el perro se han encontrado que pueden ser naturalmente infectados
con una Entamoeba morfológicamente similar a E. coli, la infección humana resulta
casi exclusivamente de fuentes humanas (Faust y Russell, 1957).
Patogénesis, patología y sintomatología: Es un parásito luminal generalmente no
patogénico que no produce síntomas (OMS, 1981).
Diagnóstico: E. coli requiere diferenciación de la ameba patogénica. E. histolytica
por el número de núcleos en su estado quístico (Murray et al., 2000).
Tratamiento: El tratamiento específico no está indicado puesto que esta ameba no
es patogénica. Sin embargo, es menos sensible a drogas antiamébicas que la E.
histolytica (Murray et al., 2000).
Prevención: La presencia de E. coli, en una muestra positiva es evidencia de
contaminación fecal la cual habría hecho su ingreso por la boca. Frecuentemente,
pero no necesariamente acompaña a E. histolytica. La reducción de la incidencia de
éstos y otros protozoarios intestinales depende de una mejor higiene y disposición
sanitaria de excretas humanas (OMS, 1981).

Blastocystis hominis Brumpt, 1912


Morfología, biología y ciclo vital: La descripción morfológica en materia fecal
mediante tinciones aún no ha sido bien establecida, ya que la mayor parte de las
descripciones en materia fecal fresca han sido hechas por examen directo en fresco
con solución salina isotónica y lugol; sin embargo, el polimorfismo del protozoo
hace necesario teñirlo para diferenciar las diferentes fases de desarrollo, pues de lo
contrario se pueden cometer errores de omisión diagnóstica por desconocimiento de
las fases al microscopio (Brumpt, 1912).
Este organismo presenta una gran diversidad morfológica. Por lo general, son
organismos de forma esférico-ovalados, incoloros, hialinos y refringentes. El
tamaño varía entre 5 - 40 μm de diámetro, con una masa central granular, rodeada
por refringencia con uno o dos núcleos. En ciertos preparados puede notarse un
cariosoma que es central, grande y negro (Qadri et al., 1989).
Se describen comúnmente cuatro formas: vacuolar (también denominada de cuerpo
central), granular, ameboide y quística. La forma de aparición de este organismo es
dependiente en gran medida de las condiciones ambientales, ya que es
extremadamente sensible al oxígeno. No se conoce muy bien si todas estas formas
coexisten en el intestino del huésped (García et al., 1984).
 Forma vacuolar. Es la forma típica de la célula de Blastocystis en los
cultivos, utilizada a menudo en la identificación del organismo. La forma
vacuolar varía mucho en tamaño, con diámetros que oscilan entre 2 y 200
μm. Se denomina también forma central porque presenta una gran vacuola
central rodeada de una estrecha banda periférica de citoplasma que contiene
otros orgánulos. Se observa material amorfo esparcido de manera desigual
por toda la vacuola. Se desconoce todavía la función de la vacuola aunque
se ha sugerido que es para propósitos de almacenamiento, al igual que en
otras muchas células eucariotas (Sheehan et al., 1986).
 Forma granular. Es hasta cierto punto morfológicamente similar a la forma
vacuolar, salvo que se observan distintos gránulos en la vacuola central y/o
en el citoplasma. Dentro de la vacuola central estos gránulos aparecen
también en diferentes formas. Se han sugerido tres tipos: metabólico, lípido
y reproductivo, aunque al basarse solamente en técnicas de microscopía se
precisan más pruebas para llegar a una conclusión definitiva (Zierdt, 1991).
 Forma ameboide. Esta forma es inmóvil y fuertemente adhesiva. Un estudio
de investigación ha informado que la forma ameboide se produce sólo en
cultivos tomados de individuos sintomáticos, mientras que la forma
vacuolar se aísla exclusivamente de individuos asintomáticos. El estudio
sugiere que este método podría ser utilizado para el diagnóstico de la
infección sintomática. Además, sugiere que los síntomas podrían ser
debidos a la acumulación de las formas ameboides adhesivas en la pared
intestinal del huésped. Un detallado estudio ultra-estructural de la forma
ameboide fue publicada recientemente hace unos años (Tan y Suresh, 2006).
 Forma quística. Presenta una gruesa pared de varias capas y, en comparación
con las otras formas, generalmente es más pequeña. Carece de vacuola
central, pero se observan algunos núcleos, múltiples vacuolas y gránulos de
reserva. El quiste es la forma más resistente del parásito y es capaz de
sobrevivir a condiciones muy duras debido a las múltiples capas de la pared.
Los experimentos que se han llevado a cabo han mostrado su capacidad para
soportar los ácidos gástricos, no se abren cuando se colocan en agua
destilada y pueden sobrevivir a temperatura ambiente durante un máximo de
19 días (Zaman et al., 1995). En otro experimento el quiste fue capaz de
sobrevivir en un medio de cultivo conteniendo drogas antiprotozoales.
El ciclo de vida propuesto comienza con la ingestión del quiste y dentro del huésped
se desarrollan las otras formas, hasta que eventualmente vuelven a desarrollarse
quistes que se propagarán en las heces (Kain et al., 1987).
CICLO BIOLÓGICO Y MORFOLOGÍA DE LA AMEBA Blastocystis hominis Brumpt,
1912.
A. Forma vacuolar. Es la forma típica de la célula de Blastocystis, utilizada a menudo en la identificación del
organismo. La forma vacuolar varía mucho en tamaño, con diámetros que oscilan entre 2 y 200 μm. Se
denomina también forma central porque presenta una gran vacuola central rodeada de una estrecha banda
periférica de citoplasma que contiene otros orgánulos.

B. Forma granular. Es hasta cierto punto morfológicamente similar a la forma vacuolar, salvo que se observan
distintos gránulos en la vacuola central y/o en el citoplasma. Se han sugerido tres tipos: metabólico, lípido y
reproductivo, aunque al basarse solamente en técnicas de microscopía se precisan más pruebas para llegar a una
conclusión definitiva.
C. Forma ameboide. Esta forma es inmóvil y fuertemente adhesiva. Un estudio de investigación ha informado que
la forma ameboide se produce sólo en cultivos tomados de individuos sintomáticos, mientras que la forma
vacuolar se aísla exclusivamente de individuos asintomáticos. Además, sugiere que los síntomas podrían ser
debidos a la acumulación de las formas ameboides adhesivas en la pared intestinal del huésped. Un detallado
estudio ultra-estructural de la forma ameboide fue publicado en 2007.
D. Forma quística. Presenta una gruesa pared de varias capas y, en comparación con las otras formas,
generalmente es más pequeña. Carece de vacuola central, pero se observan algunos núcleos, múltiples vacuolas
y gránulos de reserva.

Huéspedes: De acuerdo con recientes investigaciones el Blastocystis se transmite


entre animales y humanos por la ingestión de quistes, presentes en aguas o
alimentos contaminados con materia fecal procedente de un portador, por lo tanto se
puede encontrar en animales y seres humanos (Qadri et al., 1989).
Además de infectar humanos, lo hacen con animales de granja, aves, roedores,
anfibios, reptiles, peces e incluso cucarachas. Fue observado desde el siglo pasado
en animales como cucarachas, aves, reptiles, roedores, cerdos y monos (Tan, 2004).
Epidemiología: De acuerdo con recientes investigaciones el Blastocystis se
transmite entre animales y humanos por la ingestión de quistes, presentes en agua o
alimentos contaminados con materia fecal procedente de un portador. El parásito
puede proliferar en el organismo humano por años sin causar síntomas, pero debido
a que segrega proteasas, puede provocar como reacción, la producción de
anticuerpos y el consecuente desencadenamiento de diarreas, náuseas, anorexia y
espasmos abdominales. No es capaz de invadir la mucosa intestinal (Moe et al.,
1996).
Tratamiento: Actualmente se trata con metronidazol u otros nitroimidazoles
(tinidazol) (Katzung, 2004).
Recomendaciones: Entre éstas podemos mencionar (OMS, 1981; Kain et al.,
1987):
 Ingesta de alimentos lavados y cocidos (alimentos vegetales sometidos a 80
°C)
 Lavado de manos
 Buena nutrición
 Agua potable
 Buena disposición de excretas
 Mejor condicionamiento de hacinamiento
 Educación sanitaria
 Saneamiento ambiental
 Tratamiento de afectados

Endolimax nana (Wenyon y O’Connor, 1917), Brug, 1917


Sinónimos comunes: Entamoeba nana Wenyon y O’connor, 1917; Endolimax
intestinalis Kuenen y Swellengrebel, 1917.
Notas históricas y geográficas: E. nana, como su nombre específico lo sugiere, es
una pequeña ameba, la cual fue considerada como una ameba diferente alrededor de
1908 siendo dada a conocer como una especie diferente por Wenyon y O’Connor
(1917). Tiene una distribución cosmopolita y es prevalente en la mayoría de
poblaciones con Entamoeba coli (Faust y Russell, 1957).
Morfología, biología y ciclo de vida: E. nana presenta todos los estadíos descritos
para Entamoeba coli y E. histolytica, tales como las formas de trofozoíto, prequiste,
quiste y metaquiste. El trofozoíto es pequeño, el cual mide de 6 a 15 m de
diámetro (en promedio debajo de las 10 m). El citoplasma es delicadamente
granular y vacuolado con un borde estrecho de ectoplasma claro. Cuando exhibe
movimiento la ameba, ésta proyecta seudópodos hialinos cortos y embotados. La
motilidad es típicamente lenta, de ahora en adelante denominada actualmente “slug-
like”, pero en heces diarreicas recientemente frescas el movimiento puede ser más
activo, con evidencia de locomoción. En fijaciones fecales coloreadas con
hematoxilina las vacuolas parecen contener bacterias, pequeñas células vegetales y
cristales. Cerca al centro activo de la ameba se encuentra un diminuto núcleo
esférico o subesférico, con su cariosoma conspicuo, el cual puede estar ubicado
céntrica o excéntricamente y de la cual pueden partir varios radios acromáticos los
cuales se extienden hasta la membrana nuclear (Brooke y Melvin, 1970; Murray et
al., 2000).
CICLO BIOLÓGICO Y MORFOLOGÍA DE LA AMEBA Endolimax nana (Wenyon y
O’Connor, 1917), Brug, 1917
A. Los metaquistes varían notablemente en cuanto a tamaño, desde 5 hasta 14 m de diámetro, dependiendo del
tamaño que tuvo el trofozoíto. La infección humana resulta de la ingestión de estos quistes viables.
B. Cuando exhibe movimiento la ameba, ésta proyecta seudópodos hialinos cortos y embotados. La motilidad es
típicamente lenta, pero en heces diarreicas recientemente frescas el movimiento puede ser más activo, con
evidencia de locomoción.
C. E. nana es un habitante del lumen en el intestino grueso, principalmente a nivel cecal, donde ésta se alimenta
principalmente de bacterias. Conforme las heces se vuelven más y más deshidratadas al avanzar hacia el colon
cada trofozoíto en el trayecto descarga alimento indigerido llegando a condensarse en una masa esférica o más
frecuentemente como una masa ovoidal de extremos toscamente redondos, el prequiste, entonces ésta secreta
una delgada membrana y así se convierte en un quiste inmaduro uninucleado respectivamente.
D. A través de dos divisiones nucleares los quistes maduran al estado de quiste maduro con 4 núcleos. Estos quistes
varían notablemente en cuanto a tamaño, de 5 a 14 m de diámetro.

E. nana es un habitante del lumen en el INTESTINO GRUESO, principalmente a


nivel cecal, donde ésta se alimenta principalmente de bacterias. Como las heces se
vuelven más y más deshidratadas al avanzar hacia el colon, cada trofozoíto en el
trayecto descarga alimento indigerido llegando a condensarse en una masa esférica
o más frecuentemente como una masa ovoidal de extremos toscamente redondos, el
prequiste, entonces ésta secreta una delgada membrana y así se convierte en un
quiste inmaduro uninucleado respectivamente. La estructura fina del citoplasma
aparece opalescente, tal que es frecuentemente difícil ver el núcleo. Los quistes
coloreados con yodo a menudo demuestran glucógeno con márgenes difusos.
Ocasionalmente puede haber desde uno a algunos pequeños y ligeramente curvados
cuerpos cromatoidales en el citoplasma (Jeffrey y Leach, 1975).
A través de dos divisiones nucleares los quistes maduran al estado de quiste maduro
con 4 núcleos. Estos quistes varían notablemente en cuanto a tamaño, de 5 a 14 m
de diámetro dependiendo del tamaño del trofozoíto. La infección humana resulta de
la ingestión de quistes viables (Murray et al., 2000; Jeffrey y Leach, 1975).
Epidemiología: El método de infección con E. nana es similar al de otras amebas
intestinales las cuales forman quistes, p.e., por ingestión de quistes viables en agua
o alimentos contaminados o a partir de objetos contaminados. Los quistes de E.
nana son muy sensibles a la desecación y otras condiciones extrínsecas
desfavorables tal como las señaladas para E. coli. La incidencia de infección es casi
paralela al de E. coli: ésta es alta en climas tropicales y en otras áreas donde hay una
baja higiene personal, pero la incidencia es baja en la mayoría de climas templados
y en regiones donde las condiciones higiénicas y sanitarias son relativamente
buenas. Muchas especies de monos albergan Endolimax la cual parece ser la misma
E. nana del hombre (Dobell, 1933).
Patogénesis, patología y sintomatología: E. nana no es patogénico y no produce
síntomas (Faust y Russell, 1957).
Diagnóstico: Quistes ovoidales típicos de E. nana en fijaciones fecales coloreadas
con hematoxilina son fácilmente diagnosticables; los quistes redondeados y
trofozoítos vivientes pueden ser difíciles de diferenciar de las pequeñas cepas de
Entamoeba histolytica (Jeffrey y Leach, 1975).
Tratamiento: No hay tratamiento indicado (Leber y Novak, 1999).
Prevención: Como en el caso de otros protozoarios intestinales, la infección con E.
nana indica que ésta se realiza por alimentos o bebidas contaminadas o por una
pobre higiene personal. El control puede ser efectuado a través de una educación
concertada y capacitación en hábitos de limpieza personal y sanidad comunitaria
(Faust y Russell, 1957).

Iodamoeba bütschlii (von Prowazek, 1911) Dobell, 1911


Sinónimos comunes: Entamoeba williamsi von Prowazek, 1911; Entamoeba
bütschlii von Prowazek, 1912; “quistes yodados” de Wenyon, 1916; Endolimax
williamsi Brug, 1919; Iodamoeba williamsi (von Prowazek, 1911) Taliaferro y
Becker, 1922.
Notas históricas y geográficas: El nombre específico de williamsi tendría prioridad
sobre bütschlii, dado que esta misma designación se refiere a la misma especie de
ameba. Sin embargo, muchos protozoólogos están convencidos que el nombre
específico de “williamsi” de von Prowazek actualmente se refiere a los quistes
atípicos de E. coli, mientras que el término específico “bütschlii” bien describe a la
especie la cual Dobell coloca en el nuevo género Iodamoeba (Faust y Russell,
1957).
I. bütschlii tiene una amplia distribución, pero es ordinariamente mucho menos
común que E. coli o E. nana (Faust y Russell, 1957).
Morfología, biología y ciclo de vida: Esta ameba tiene los estadíos de trofozoíto,
pre-quiste, quiste y metaquiste. El trofozoíto es de pequeño a mediano tamaño
(diámetro de 6 a 25 m), bastante activas con movimiento progresivo en heces no
formadas evacuadas recientemente, mientras que es lento en heces viejas. El
ectoplasma claro usualmente no es bien diferenciado del endoplasma granular
denso. Esta última contiene bacterias y levaduras dentro de vacuolas alimenticias.
El núcleo puede ser observado tanto en especimenes frescos como coloreados, el
cual a su vez contiene un cariosoma densamente cromático que posee un diámetro
aproximadamente igual a la mitad del núcleo.
En fijaciones fecales coloreadas con hematoxilina, se ve que el cariosoma está
ubicado centralmente o en algunas ocasiones en forma excéntrica, pudiendo a veces
aparecer un halo delgado no coloreado alrededor de éste y quedar en una masa de
glóbulos acromáticos, todos suspendidos en una red intrincada de hebras
acromáticas, las cuales se extienden hasta la membrana nuclear. Ocasionalmente
una discreta vacuola de glucógeno puede demostrarse en el estadío de trofozoíto por
coloración con yodo (Brooke y Melvin, 1970).
En su preparación para la enquistación I. bütschlii, elimina alimento no digerido,
llegando a ser más compacto, pero raramente asume una forma esférica, el
prequiste. Éste entonces secreta una pared la cual podría aparecer ligeramente
separada del citoplasma encerrado. Es más probable que el quiste, adopte una forma
irregularmente piriforme u ovoidal que la forma regularmente esférica, midiendo de
6 a 15 m en su diámetro mayor. Típicamente no hay incremento en el número de
núcleos dentro del quiste, aunque raramente el quiste maduro podría tener dos
núcleos (Faust y Russell, 1957; Jeffrey y Leach, 1975).
La principal característica en el quiste es una gran vacuola la cual está densamente
compacta con glucógeno que describe una masa reniforme ovoidal, poligonal o
reniforme simple la cual se colorea de color pardo dorado con yodo, pero está
desprovista de contenido en preparaciones fijadas con hematoxilina. Este es el
“quiste yodado” de Wenyon (1916). Ocasionalmente puede haber dos vacuolas de
glucógeno (Jeffrey y Leach, 1975).
El hábitat natural de I. bütschlii es el lumen del INTESTINO GRUESO, siendo su
sitio principal probablemente el ciego. Aquí los trofozoítos se alimentan de
enterobacterias. Este es un parásito natural del hombre. Una ameba descrita como
Iodamoeba suis se cree que es de la misma especie (Faust y Russell, 1957).
Epidemiología: I. bütschlii es transmitido de hombre a hombre cuando los quistes
viables son ingeridos por contaminación fecal de alimentos y bebidas, o empleo de
objetos contaminados. Esta ameba es usualmente menos común que Entamoeba
coli y Endolimax nana. En climas templados su incidencia en muestras de población
representativa fluctúa desde 0.25 a 5 por ciento; en regiones tropicales esta es
usualmente alta (20 a 40 por ciento). Es posible que algunas infecciones sean
contraídas a partir de heces de cerdo (Faust y Russell, 1957).
Patogénesis, patología y sintomatología: I. bütschlii es generalmente considerado
como un parásito luminal no patogénico del intestino grueso. Solamente el reporte
de un caso por Derrick (1948) sugiere que los trofozoítos de esta especie podrían
raramente invadir la pared intestinal y lograr entrar a vísceras extraintestinales tales
como los pulmones y el cerebro, donde estas amebas provocan lesiones múltiples.
Diagnóstico: Las preparaciones frescas coloreadas con yodo pueden servir para el
diagnóstico hecho usualmente sobre el tipo de vacuola glucogénica, pero a veces la
vacuola glucogénica en E. coli puede parecerse al de I. bütschlii. En preparaciones
coloreadas con hematoxilina la estructura nuclear y la vacuola glucogénica son de
valor diagnóstico para la identificación específica (Brooke y Melvin, 1970).
CICLO BIOLÓGICO Y MORFOLOGÍA DE LA AMEBA Iodamoeba bütschlii (von
Prowazek, 1911) Dobell, 1911
A. El quiste metacíclico posee una gran vacuola de glucógeno que tiene forma poligonal o reniforme
coloreándose de color pardo dorado con yodo. Constituye la forma infectante al ser consumida con alimentos y
bebida contaminadas.
B. El trofozoíto es de pequeño a mediano tamaño (diámetro de 6 a 25 m), bastante activas con movimiento
progresivo en heces no formadas evacuadas recientemente, mientras que es lento en heces viejas. El
ectoplasma claro usualmente no es bien diferenciado del endoplasma granular denso. Esta última contiene
bacterias y levaduras dentro de vacuolas alimenticias. El núcleo puede ser observado tanto en especimenes
frescos como coloreados, el cual a su vez contiene un cariosoma densamente cromático que posee un diámetro
aproximadamente igual a la mitad del núcleo. El hábitat natural de I. bütschlii es el lumen del intestino grueso,
siendo su sitio principal probablemente el ciego.
C. En su preparación para la enquistación I. bütschlii, elimina alimento no digerido, llegando a ser más compacto,
pero raramente asume una forma esférica, el prequiste. Éste entonces secreta una pared la cual podría aparecer
ligeramente separada del citoplasma encerrado. El quiste, más probablemente adopte una forma irregularmente
piriforme u ovoidal que la forma regularmente esférica, y mide de 6 a 15 m en su diámetro mayor.
Típicamente no hay incremento en el número de núcleos dentro del quiste, aunque raramente el quiste maduro
podría tener dos núcleos.
D. En el medio externo, los quistes maduros esperan ser consumidos por su hospedador antes de perder su
viabilidad por exposición a la radiación, bajas y altas temperaturas, falta de humedad, etc.

Tratamiento: Ningún tratamiento es ordinariamente indicado para la infección por


I. butschlii (OMS, 1981).
Prevención:
Ésta se encuentra basada en una mejor higiene personal y sanidad en la comunidad
(Murray et al., 2000).

También podría gustarte