Está en la página 1de 141

ARENAS

Revista Sinaloense de Ciencias Sociales


Número 11

Publicación trimestral de la Maestría en Ciencias Sociales.


Facultad de Ciencias Sociales. Universidad Autónoma de Sinaloa.
Primavera del 2007, Mazatlán, Sinaloa, México.

MIGRACION: las fronteras de la vida, los sueños


y la explotación
Redes y circuitos: el mapa migratorio de Sinaloa
Estudios de frontera y sobreexplotación de trabajadores
Inmigración europea y estadounidense en Mazatlán
La gesta de los indocumentados en Estados Unidos
Especial: El estruendo de las balas y la literatura sinaloense

1
ARENAS
Revista Sinaloense de Ciencias Sociales

DIRECTORIO
M.C. Héctor Melesio Cuén Ojeda, Rector de la Universidad Autónoma de
Sinaloa.
Dr. Jesús Madueña Molina, Secretario General.
Mtro. Víctor Morales Parra, Director de la Facultad de Ciencias Sociales.
Dr. Segundo Galicia, Coordinador de la Maestría en Ciencias Sociales.

Consejo Académico de la Maestría:


M.C. Pedro Brito Osuna.
Dr. Arturo Lizárraga Hernández.
Dr. Arturo Santamaría Gómez

Consejo Editorial:
M.C. Pedro Brito; Dr. José Luis Beraud Lozano; Dr. Nery Córdova Solís; Dr.
Segundo Galicia Sánchez; Dr. Ernesto Hernández Norzagaray; C. Dr. René
Jiménez Ayala; Dr. Arturo Lizárraga; M.C. Roxana Loubet Orozco; Dr.
Rigoberto Ocampo A.; Dr. Arturo Santamaría; Dra. Lorena Schobert.

Dirección Editorial:
Nery Córdova
Subdirección:
José Luis Franco
Revisión, Edición y Diseño:
Pedro Humberto Rioseco Gallegos

Fotografías: Colecciones de José Luis Camacho, Octavio Ocampo y del


Ing. José Luis Rice.
Coordinador de Arenas 11 (Primavera del 2007): doctor Arturo Lizárraga
Hernández.

Arenas, número 11, publicación trimestral de la Maestría en Ciencias


Sociales, Facultad de Ciencias Sociales, UAS, y de la cátedra UNESCO
sobre “Transformaciones económicas y sociales relacionadas con el
problema internacional de las drogas ilícitas”, del Instituto de
Investigaciones Sociales de la UNAM. Primavera del 2007. Tels: (669)
981–07–62 y 981–21–00.Mail: nerycor@yahoo.com.mx

2
CONTENIDO
Presentación…………………………………………………………...4

REDES Y CIRCUITOS: el mapa migratorio sinaloense

Por Arturo Lizárraga Hernández………………………...8

TENDENCIAS HISTORICAS: lo local y lo regional

Por Marcial Martínez del Villar……………………......19

MOVIMIENTOS MIGRATORIOS y desarrollo regional

Por Pedro Brito Osuna……………………….…….….35

TRABAJO HORTICOLA y migración interna en Sinaloa

Por Beatriz Eugenia Rodríguez Pérez………………....49

LOS ESTUDIOS DE FRONTERA

Por Juan Manuel Mendoza…………………………...66

INMIGRANTES EUROPEOS en Mazatlán: Siglo XIX

Por Luis Antonio Martínez Peña………………....…..78

INMIGRACION ESTADOUNIDENSE: jubilados en


Mazatlán

Por Omar Lizárraga Morales………….…….……...86

LA GESTA DE LOS INDOCUMENTADOS en Estados


Unidos

Por Arturo Santamaría Gómez………………….....97

ESPECIAL:

EL ESTRUENDO DE LAS BALAS, las drogas y la


literatura

Por Gabriela Polit……………………………….…...121

3
PRESENTACION
La emigración internacional se ha instalado ya como una de las
cuestiones que más llaman la atención en los foros de discusión académica.
Se trata de un fenómeno que afecta a toda la población del planeta y genera
transformaciones económicas y socioculturales tanto en las regiones de
origen de los migrantes como en las zonas de destino. Es de tal magnitud la
movilización de personas (más de 185 millones), y que se trafican a través
de las fronteras políticas, que ha llamado la atención de los organismos
internacionales, los cuales están realizando significativas inversiones para su
investigación. La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO), gobiernos de los países afectados --porque
a ellos llegan o porque de ellos salen los forzados viajeros-- y fundaciones
privadas internacionales están muy atentas a la evolución y los derroteros
que implican, para los involucrados, los sueños de una mejor vida, entre los
retos, los desafíos y, las más de las veces, la tragedia de la ruptura con la
tierra que los vio nacer.
En México, como en la mayoría de los países de todos los continentes,
la emigración internacional ocupa, día a día, importantes espacios en los
medios de comunicación. Y es que, según fuentes oficiales, para el año 2005
el monto de las personas nacidas en México que radican de forma
permanente en algún otro país, alcanzó la cifra de 10. 6 millones de personas
(Consejo Nacional de Población, CONAPO, 2006) y no faltan quienes,
basándose en otras estimaciones, afirman que para el año 2006 la cifra llegó
a 11.6 millones.
En Sinaloa el panorama de la emigración también resulta revelador. los
sinaloenses radicados en Estados Unidos superan la cifra de 168,000
personas. El monto debe ser mayor (hay estimaciones de más de 320,000),
toda vez que los migrantes del estado se caracterizan, entre otros aspectos,
porque en alto número cruzan la frontera sin documentos. Son, pues, en gran
porcentaje, indocumentados.
A pesar de la importancia creciente del fenómeno en Sinaloa, hasta
hace muy poco su reconocimiento por parte de las autoridades del estado no
se había hecho, quizá porque aún suelen confundirse los términos de
migración y pobreza, pues se tiene la percepción de que los estados de
emigrantes son aquellos en que la pobreza extrema merodea los campos y
ciudades. O quizá no se reconocía el hecho debido a lo engañoso de algunos
indicadores demográficos: en tanto que el índice de crecimiento de
población en Sinaloa (1.5% anual) es más alto que la media nacional (1.3%
anual), se ha asumido de manera incorrecta que la entidad es más bien una
región que capta inmigrantes --en función de la riqueza de las zonas
agrícolas de los grandes valles de Elota, Culiacán, Navolato, Ahome--, antes
que reconocer que también existe la emigración. Debemos ser claros: la
4
entidad de los “Once Ríos” ocupa una posición media en la tabla de los
estados expulsores de población hacia el extranjero.
El medio académico es mucho más sensible que el político y en
consecuencia está mucho más interesado en el fenómeno. En la Facultad de
Ciencias Sociales de Mazatlán, desde hace años se está investigando la
emigración internacional, y ya se han organizado dos foros al respecto: uno
regional –en el año 2002, en Mazatlán- y otro internacional –en 2003 en
California- y se han publicado resultados de investigación. No sólo eso:
algunos académicos y estudiantes se han agrupado en un Cuerpo Académico,
que lleva por nombre “Movimientos Migratorios y Desarrollo Regional”,
que cuenta con un proyecto (“Procesos y Efectos de la Emigración al
Extranjero”) financiado por los Fondos Mixtos del Consejo Nacional de
Ciencia y Tecnología (CONACYT) y el Gobierno del Estado (FOMIX). Con
parte del financiamiento que se ha logrado de estas instituciones, este
número de la Revista Arenas ha salido a la luz pública.
Arenas (Primavera del 2007, número 11), aborda en extenso esta
temática de la emigración internacional. El trabajo de Arturo Lizárraga, “El
circuito migratorio sinaloense”, es un primer acercamiento al estudio y
clasificación de los municipios que expulsan población, tanto en los ámbitos
internos de Sinaloa, como a otros lugares y regiones de la República
Mexicana y del extranjero, señalando, de este último destino, los escenarios
principales hacia los que se dirigen los migrantes oriundos de la entidad.
Luis Antonio Martínez Peña aborda de una manera clara los aspectos
relacionados con los inmigrantes europeos en Mazatlán: en el siglo XIX en
la región sur de Sinaloa y la importancia que jugó este puerto en el
desarrollo de otras regiones.
El texto “Tendencias: lo local y lo regional”, del economista Marcial
Martínez del Villar, muestra un panorama económico y demográfico de los
municipios de Sinaloa, agrupados en una regionalización planteada por el
propio autor. A partir de ello pueden explicarse en buena medida diversos
aspectos de la inmigración y la emigración.
Como invitada, la doctora Beatriz Rodríguez, en el texto sobre la
horticulta, explica la dinámica migratoria regional, y en particular sobre el
impacto de los altos índices de crecimiento de población de los municipios
del centro y noroeste del estado. Efectúa un minucioso acercamiento a las
características laborales y de explotación de los inmigrantes (hombres,
mujeres, niños) en la entidad.
Juan Manuel Mendoza diserta en torno de una especial óptica de
investigación: la perspectiva de las fronteras como un complejo y vital
espacio donde los hombres asimilan las encrucijadas de las divisiones
humanas y sociales, que trascienden las meras demarcaciones de la geografía
política. Se trata de la vida desde la telaraña de significados que van dejando
los diversos escenarios del mundo. Y Pedro Brito efectúa un recuento o una
5
exposición de las situaciones relevantes de la migración mexicana hacia el
mundo que de algún modo sigue siendo de sueños, pero que en el trayecto
tiene que ver en realidad con la fatalidad de la explotación internacional de
la mano de obra latinoamericana.
Omar Lizárraga Morales subraya un aspecto de la inmigración
extranjera a México, y en particular a Mazatlán. Se trata de apuntes sobre los
norteamericanos que, en cantidades crecientes, tienden a asentarse en el
puerto mazatleco, como entreveramiento dinámico de la inmigración y la
emigración. Se trata probablemente de un mundo visto al revés: del norte
hacia el sur.
Arturo Santamaría Gómez efectúa un amplio recuento de las gestas y
las luchas de los inmigrantes mexicanos y latinoamericanos en los Estados
Unidos, en donde se destaca la creciente importancia e influencia de éstos en
la economía y la sociedad norteamericana. La fortaleza y el vigor de las
organizaciones latinas han puesto en predicamento dentro de su propio
territorio al país más poderoso del planeta. Un territorio que, no se olvida, en
vastas extensiones otrora fue mexicano, y que es una suerte de nostalgia y
acicate que genera cada vez mayores preocupaciones, las que rebasan la
infamia de la construcción del muro fronterizo.
Gabriela Polit es un caso muy especial. Es una investigadora
latinoamericana, oriunda de Ecuador que trabaja en la Universidad Estatal de
Nueva Cork, en las afueras de la gran manzana. Desde hace muchos años se
ha involucrado, en la exégesis de los textos literarios y sociales, en la
narrativa que aborda los asuntos del narcotráfico internacional. Forma parte
de la red internacional UNESCO sobre tráfico de drogas. Desde su
perspectiva, que es la de una mujer que otea sin prejuicios, el mundo de la
violencia aún está lleno de sorpresas. Y en su visita a Sinaloa nos sorprendió
a todos: vale la pena ver cómo las sociedades se untan de su propia
idiosincrasia y se dirigen al caos increíble de la posmodernidad.
Va pues esta nueva edición de Arenas, que ya ha trascendido las
fronteras sinaloenses y mexicanas y que se edita gracias al apoyo de la
dirección de la Facultad de Ciencias Sociales, encabezada por el maestro
Víctor Morales Parra, y con el auspicio de PROMEP, CONACYT y el
Fondo Mixto del Gobierno del Estado de Sinaloa.

Nery Córdova

6
MIGRACION: las fronteras de la vida, los sueños y la
explotación

7
REDES Y CIRCUITOS: el mapa migratorio sinaloense

Foto: Octavio Ocampo

Arturo LIZARRAGA HERNANDEZ∗

Introducción
Los movimientos migratorios internacionales son un signo distintivo
del mundo contemporáneo. Así lo indican las cifras: en el año 2002, la
División de Población de las Naciones Unidas estimaba que 185 millones de
personas habían vivido fuera de su país de nacimiento (Castles, S. y Millar,
Mark, 2004: 15). Tal cifra, ligeramente superior al 2 por ciento de la
población mundial, sin embargo, aumentaría si se tomara en cuenta a los
migrantes de corta duración, toda vez que aquel organismo considera sólo a
los que han dejado sus países al menos por 12 meses.
Para el caso de México, el Consejo Nacional de Población (CONAPO)
en el año 2000 calculaba en 8.8 millones las personas originarias de este país
que radicaban de forma permanente en el extranjero, cantidad que, según la
misma fuente, ascendió a 10.6 millones en 2005, que equivale a alrededor
del 10% de la población nacional. En el país, es tan generalizada la

Doctor en Ciencias Sociales por CIESAS-Jalisco. Coordinador del cuerpo
académico de “Movimientos migratorios y desarrollo regional”, de la Facultad de
Ciencias Sociales y coordinador de la presente edición de la revista Arenas 11.
8
emigración, que hoy 2,350 municipios (96 por ciento del total) registran
algún vínculo con la emigración internacional, y sólo 93 de ellos están
exentos (CONAPO, 2006).
El estado de Sinaloa, por supuesto, también aporta su cuota de
emigrantes al extranjero, e igual que el resto del país, aumenta su
participación en números absolutos año con año. Según CONAPO, en 1990
la cifra de sinaloenses en el extranjero llegaba apenas a 83,135 personas,
pero en el siguiente decenio, -en el 2000-, la cifra casi se duplicó, pues llegó
a 161,370 y a 186,534 para el año 2003. No sólo eso: el ritmo de crecimiento
de la emigración internacional es más alto que el de otros estados del país
que se habían distinguido por su alta emigración. Mientras que la
participación relativa del estado de Jalisco decrece año con año -del 16.8%
del total nacional en el año 1990, al 14.3% para el 2000 y al 13.7% en el
2003- la de Sinaloa tiene incrementos porcentuales: del 1.5% en 1990 a
1.8% en el 2000 y 1.9% en el 2003.
No todos los municipios sinaloenses participan con la misma intensidad
en este fenómeno: hay algunos que más bien atraen población, y otros que
son de fuerte expulsión de ella. ¿Cuáles son los municipios de donde emigra
mayor cantidad de personas?, ¿cuáles de los que menos? y ¿hacia qué
lugares se dirigen los sinaloenses?
Aquí buscamos dar respuesta tentativa a tales preguntas; para dar
sustento a las conjeturas, además de hacer una clasificación de los
municipios según comportamiento demográfico, aplicamos una encuesta de
paso1 en diciembre del 2004, misma que buscó captar los lugares de origen y
destino de los migrantes internacionales en la visita que tradicionalmente
hacen a sus respectivos terruños. Este primer acercamiento, que sometemos
a la discusión académica, pretendemos convalidarlo –o falsarlo, en su caso-
en una investigación posterior de mayor amplitud (Fondos Mixtos del
CONACYT–Gobierno del Estado de Sinaloa).

Comportamiento demográfico municipal


Convencionalmente hemos clasificado a los municipios de Sinaloa por
su comportamiento poblacional durante las tres últimas décadas. Para ello,
nos hemos valido de los Índices de Crecimiento de Población (ICP), los
cuales, cuando son menores, iguales o mayores que la media estatal, nos
muestran si son municipios expulsores, de equilibrio o que atraen población.
Si bien es cierto que el ICP es un indicador bastante “grueso”, sí nos da un

1
La encuesta de paso fue aplicada con el apoyo del Consejo Estatal Electoral
del Estado de Sinaloa, en la caseta carretera de San Miguel Zapotitlán, de
Ahome, en los límites con el estado de Sonora, los días 14 y 15 de diciembre.
Esta encuesta consistió en una muestra aleatoria simple de 160 unidades.
9
panorama general, mismo que posteriormente se detallará con indicadores
más precisos.
a) Un primer agrupamiento de municipios lo componen los que
históricamente han sido expulsores de habitantes y cuya tradición migratoria
internacional se remonta a comienzos del siglo XX (o, inclusive, a fines del
siglo XIX). Están ubicados en las zonas serranas y se caracterizan por ser de
fuerte expulsión de población. Son en los que se inició la emigración masiva
con el declive de la minería y que, por la presencia de otros factores en
épocas más recientes -violencia, narcotráfico, falta de fuentes de trabajo-,
aún ahora se distinguen por ello. El grupo está formada por Badiraguato,
Cosalá, Choix, San Ignacio, Concordia, El Rosario, mismos que han tenido,
en general, ICP muy por debajo de las medias estatal y nacional; inclusive,
han tenido fuertes decrementos de población aún en números absolutos en
algunos de los periodos. Ejemplos claros son Badiraguato, que presentó ICP
con signo negativo en las décadas 1989-90 (-0.3% anual) y 1990-00 (-0.06%
anual). Casos muy parecidos los encontramos en Mocorito, Chóix y Cosalá.
b) Otro grupo es el de los que se habían distinguido por ser de Fuerte
Atracción de Población, pero que en los años recientes se han sumado a los
expulsores. Entre ellos están los que hasta la década 70-80, cuando la media
estatal del ICP fue de 3.86%, presentaron ritmos de crecimiento hasta del
4.3% de crecimiento anual, como el caso de Angostura. Este grupo de
municipios, en cambio, en la década de 1990-2000 tuvo ICP muy por debajo
de la media estatal (1.49%); por ejemplo, el municipio de Salvador Alvarado
creció en esta última década a un ritmo de 0.95%, El Fuerte a 0.39%,
Angostura, incluso, tuvo crecimiento negativo del orden del -0.76% igual
que Sinaloa de Leyva del -0.33%.
c) El tercer grupo lo componen aquellos a los cuales, así como llegan
personas de otras regiones, de la misma manera existen salidas, o que en
algunos periodos atraen población y en otros han expulsado. Son municipios
como Escuinapa y Mocorito, que habían alcanzado ritmos de crecimiento del
2% durante la década 1970-80, y que ahora, en cambio, apenas alcanzaron
0.94% y -0.11% de crecimiento anual respectivamente.
d) Un cuarto grupo lo integran municipios que se ubican en los valles de
intensa actividad económica -que atraen población-, por lo que tienen ICP
por encima de la media estatal. Destacan Culiacán, Navolato2, Guasave,
Ahome, y Elota; debido a las magnas extensiones de valles agrícolas que
requieren gran cantidad de mano de obra; se han caracterizado, desde los
años 40 hasta la fecha, por ser de Fuerte Atracción de Población. Estos
municipios (Mazatlán incluido), aún en la década de 1990-2000,
mantuvieron ICP hasta del 5.01%, como el caso de Elota; 2.17% en el de

2
El municipio de Navolato se desprendió del de Culiacán en los años 80, por lo
que no es posible hacer comparativos antes de 1990.
10
Culiacán; 1.92% en el de Mazatlán y 1.66% en el de Ahome, siendo que la
media estatal fue de 1.49%. En la década 1970-80 estos municipios
alcanzaron: 4.5% Culiacán, 3.5% Elota, 4.1%, Mazatlán; 4.4% Ahome,
cuando la media estatal fue del 3.86%.
Ahora bien, para el caso de los municipios que atraen población, es
conveniente hacer una consideración: aún en ellos, se observan cambios en
los patrones migratorios; la emigración hacia Estados Unidos es también un
elemento de su demografía. Para el caso que nos ocupa, esto es de gran
importancia ya que son los que mayor población tienen en números
absolutos3 y, por tanto, los que proveen el mayor número de migrantes al
extranjero, aunque no lo refleje el indicador “grueso”. No sólo eso. Hay que
agregar que se pueden encontrar localidades en las que la emigración hacia
norteamérica es un elemento cada vez más notorio. Ejemplos: en el
municipio de Elota están las localidades Benito Juárez y El Roble; en
Guasave está Gabriel Leyva Solano; en Mazatlán, El Roble, La Noria, El
Bajío; en Culiacán, Culiacancito y otras poblaciones rurales que se han visto
afectadas por la pérdida de empleos agrícolas. En ellas más del 40% de las
familias tiene, al menos, un integrante que está en el extranjero o ha estado
allá en fechas muy recientes y en periodos que van desde los tres meses en
adelante.

Migración interna e internacional


En Sinaloa, por muchos años se ha ocultado el hecho de que, al igual
que otras entidades, es expulsora de población. Y es que, si nos atenemos a
los Saldos Netos Migratorios, la emigración sinaloense queda oculta, porque
la población de esta entidad se ha incrementado notoriamente en los últimos
70 años (de 395,618 en 1930 a 2,536,844 en 2000), y en algunos periodos lo
ha hecho con ICP superiores a los de la media nacional. Tal aumento en el
número de habitantes se debe a que a Sinaloa llega gente en busca de trabajo,
provenientes de que otras regiones del país, lo que denota una fuerte
inmigración.
En 1980, Florencio Posadas calculaba en 180,000 trabajadores
empleados en labores agrícolas en los valles sinaloenses; de ellos, alrededor
de 55%, eran trabajadores inmigrantes, y de esos 101,000, el 75%
conformaba una corriente migratoria ligada a los cultivos de hortalizas en el
circuito Sinaloa-Sonora-Baja California-Estados Unidos (Posadas, 1980:43).
Por su parte, en 1998, Teresa Guerra, con diferencias en el cálculo de
los montos, estimaba que sólo en el valle de Culiacán-Navolato se
empleaban de 100,000 a 180,000 jornaleros al año (Guerra, 1998:55). De

3
2000 Culiacán alcanzó la cifra de 745,537 habitantes; Ahome 359,146;
Mazatlán 380,509. De hecho, son los tres municipios mencionados los que tienen
mayor participación en el total de migrantes en Estados Unidos.
11
ellos, dice que "sólo 10% lo componen trabajadores establecidos y
habitantes de las comunidades aledañas a los campos de cultivo" y que
alrededor de 90% de estos trabajadores son migrantes. Del total de
inmigrantes de los valles, el 70% pertenecen a la corriente de trabajadores
que vienen de Oaxaca, Guerrero, Michoacán, Zacatecas, Guanajuato,
Veracruz, Durango y Chihuahua, mientras que el 30% restante son del
interior del estado, los que se trasladan desde las zonas altas de la sierra
(Guerra, 1988:57). Es por demás decir que alguna cantidad de trabajadores
con sus familias se quedan a vivir en estos valles, con lo que se acelera el
ritmo de crecimiento. Eso explica el rápido incremento de población en los
municipios clasificados en el cuarto grupo.
Ahora bien, en lo que respecta a la emigración sinaloense, hay que
anotar que no toda se dirige el extranjero; de hecho el flujo tiene diversos
destinos. De acuerdo con nuestra investigación (Lizárraga, A., 2004), del
total de personas que dejan sus lugares de origen, alrededor del 72.27% de
los emigrantes se dirige a algún lugar dentro del mismo país, mientras que el
resto (27.73%) se dirige hacia Estados Unidos. Algunos se dirigen
exclusivamente hacia otros municipios, principalmente hacia los grandes
campos agrícolas en tiempos de siembra y cosecha o hacia centros urbanos
como Los Mochis, Mazatlán y Culiacán. Otros lugares que sobresalen como
destino son Jalisco, Nayarit, Sonora y Baja California.
La importancia de la migración que se dirige al interior del país reside
en que, a través del tiempo, va conformando una suerte de red de ciudades y
pueblos con sinaloenses, que facilita la partida de nuevas generaciones. Si
consideramos esa red en su construcción hacia el norte, se va conformando
un circuito migratorio que facilita el éxodo hacia Estados Unidos. Gran
cantidad de sinaloenses tienen nexos -parientes, amigos, vecinos- además de
las ciudades de Sinaloa, en las de Hermosillo y Ciudad Obregón, en Sonora;
y en Tijuana y Mexicali, en Baja California, hacia donde se pueden dirigir
para recibir ayuda en un viaje escalonado, si desean ir hasta las entrañas del
país vecino.

Participación de los municipios en la emigración internacional


Es relevante conocer los niveles de participación de cada uno de los
municipios, pues se corrobora día a día que los migrantes mantienen una
permanente e intensa comunicación -vía telefónica, correo, internet- con sus
familiares y amigos que siguen radicando en los lugares de origen. De esta
manera, los familiares de los emigrantes, desde los lugares de expulsión, se
constituyen en una fuente privilegiada de información acerca de lo que
sucede en México y, en este caso, de las comunidades de Sinaloa. Y
viceversa: los migrantes potenciales están al tanto de las eventuales
oportunidades de empleo.

12
El análisis de diferentes fuentes confirma este panorama: de los 18
municipios de Sinaloa, todos muestran algún grado de actividad migratoria a
Estados Unidos, si bien con diferentes niveles de magnitud. Sin embargo, la
participación, y dado el tamaño de su población, es mucho más significativa
en Ahome, Culiacán, Mazatlán y Salvador Alvarado, que concentran más del
80% de los migrantes sinaloenses que se encuentran radicando, en este
momento, en territorio norteamericano (Cuadro 1).

Cuadro No. 1: Participación por municipio según familias


radicadas en EU.

Municipio Porcentaje

Ahome: 28.68

Culiacán: 27.13

Mazatlán: 13.17

Salvador Alvarado: 12.40

Guasave: 7.75

Escuinapa: 1.55

Mocorito: 1.55

Navolato: 0.77

Rosario: 0.77

Sinaloa: 0.77

Elota: 0.77

San Ignacio: 0.77

Otros: 3.92

Fuente: Encuesta de paso, Dic. 2004.

13
La ausencia de 6 municipios en los datos anteriores no significa que no
presenten alguna participación en la migración. Por ejemplo, en Cosalá, que
si bien su participación no fue representada en la encuesta, si consideramos
la participación de integrantes de las familias en el fenómeno, observaremos
que es bastante significativa: más del 43.5% de las familias tienen, al menos,
un integrante que en este momento está o estuvo en los Estados Unidos
(Lizárraga, A., 2004), cifra equiparable a la de municipios en los que la
migración internacional (Zacatecas, Jalisco) es de larga data. La ausencia se
explica por la cantidad total de habitantes, los cuales representan apenas el
0.68% del total estatal.
Otro tanto sucede con el municipio sureño de Concordia, cuyo número
de habitantes significa el 1.09% del total estatal. Aquí, a pesar de que el
inicio del proceso migratorio está mucho más cercano a nuestros días que en
otros municipios, el ritmo con el que se ha desarrollado ha llevado a una
proporción de familias con migrantes al extranjero del 42%. Esto,
considerando sólo a las familias que, por permanecer en el lugar de
nacimiento ofrecen la información, pues otras se fueron íntegras a vivir de
forma definitiva a Estados Unidos. Algo parecido sucede con los municipios
de Choix y Badiraguato.

Principales destinos de los migrantes sinaloenses


Los migrantes internacionales permanentes de México tienen como
destino principal a los Estados Unidos, en un porcentaje muy superior al de
cualquier otro país del mundo. Tan es así que al país del norte se dirigen en
más del 97% del total, lo cual es explicado, además de la ubicación
geográfica, por la fuerte atracción que ejerce dadas las enormes diferencias
en las ofertas de trabajo y los diferenciales en los salarios.
Si bien se puede afirmar que la población mexicana y de origen
mexicano se distribuye a lo largo y ancho del territorio estadounidense,
históricamente se han dirigido a cuatro estados en mayores proporciones:
California, Texas, Arizona, Illinois y Colorado.
En el caso de Sinaloa los patrones de concentración y dispersión de los
migrantes, si bien tienen similitudes a los del resto del país, éstos presentan
sus peculiaridades, explicables por su posición geográfica y su historia. Se
estima que cerca del 91.8% de los mexicanos nacidos en Sinaloa, se ubican
en 3 entidades federales: California concentra al 68.3% de los sinaloenses4
en Estados Unidos; Arizona al 19.6%; seguidos, con un porcentaje bajo, por
el estado de Colorado, con apenas el 3.9% (Cuadro No. 2).

4
Tan altos porcentajes del total de viajes hacia California como lugar de
destino no es ninguna casualidad: se debe a que históricamente ha existido una
relación entre Sinaloa y California, además de que las rutas ferroviarias, carreteras y
marítimas interconectan a ambas entidades.
14
Cuadro No. 2: Concentración de los
Sinaloenses en la Unión Americana.

Estado Porcentaje
Arizona 19.36
California 67.44
Carolina del Norte 0.78
Colorado 3.87
Montana 0.78
Oklahoma 2.32
Oregon 1.55
Texas 0.78
New York 0.78
Utah 0.78
Washington 0.78
Wisconsin 0.78
Total 100.00
Fuente: Encuesta de paso, Dic., 2004.

Ahora bien, un dato importe es que más de la mitad de los sinaloenses


se concentra en 6 condados ubicados en esos tres estados. En California son
los condados de Los Angeles, San Francisco y San Diego; en Arizona,
Phoenix; en Colorado en el condado de Denver. Así, la información que
pudimos obtener es en el sentido de que la mayoría de los condados que
concentran a la mayor parte de la población de origen sinaloense están en las
grandes zonas metropolitanas de los Estados Unidos.

Principales destinos según municipio


Así, como todas las corrientes migratorias del mundo, la sinaloense se
distingue porque mayormente se dirige a determinados sitios. Esto tiene qué
ver con las tradiciones y redes migratorias que se van creando a través de
los años: cuando un primer habitante se ha establecido en un lugar o, por lo
menos, ha logrado algunos contactos para la consecución de algún empleo,
los emigrantes posteriores se dirigen al lugar aprovechando el capital creado:
se invita a hermanos, a primos, a paisanos (Douglas, M., et al, 1991) para
15
que se dirijan ahí mismo, con lo que se crea un circuito migratorio con el
correr de los años.
El caso de los migrantes de los diferentes municipios de Sinaloa, sigue
ese mismo patrón. En general, cada localidad tiene sus lugares predilectos, si
bien en su mayoría se van al suroeste de Estados Unidos, en especial a
California y Arizona. Pero existen algunas diferencias porcentuales.
Mientras los de Ahome se dirigen al estado de Arizona en un 32.43%, los de
Culiacán se dirigen ahí en apenas un 14.7%; mientras, hay migrantes en
Colorado procedentes de Guasave y Guamúchil en cantidades de hasta
11.11% y 12.5%, y es poco significativa la presencia ahí de migrantes
procedentes de otras municipalidades.
En California existen lugares muy específicos a donde llegan los
migrantes. Los de Cosalá se dirigen de preferencia hacia Los Ángeles, Early
Mar y Bakersfield. Los migrantes de San Ignacio se dirigen en primer lugar
a Los Ángeles, San Francisco y Stockton. El caso que llama la atención es El
Verde, pues sus migrantes se van principalmente a Paramount en una
incidencia mayor, incluso, que a Los Ángeles. Los mismos verdeños dicen,
medio en broma medio en serio, que "hay más gente de El Verde en
Paramount que en el propio El Verde".
En esa concentración de los migrantes en lugares específicos hay otro
elemento de interés que ha llamado la atención de los investigadores del
tema. Este elemento es el que ahí se reproducen las tradiciones y costumbres
de las propias comunidades. Por esa razón se les ha llamado comunidades
dependientes (Massey, et al, 1991). Son una suerte de clonaciones de las
comunidades de origen de la población migrante. Desempeñan una función
de imprtante en el proceso migratorio, pues a ellas es a donde se dirigen las
personas para mitigar los riesgos y los efectos shock que conlleva el viajar a
lugares en los que se habla una lengua extraña y se tienen costumbres
diferentes. De no ser por su existencia, una gran cantidad de los migrantes o
desistirían de realizar el viaje o, al menos, una vez realizado se verían
presionados emocionalmente para regresar a sus comunidades de origen.
El caso de Paramount, para los migrantes de El Verde, es un claro
ejemplo de esta función social. En este suburbio, los verdeños intercambian
bienes materiales y simbólicos de la tierra natal, información, solidaridad y
establecen relaciones de parentesco y compadrazgo, tal como era antes de
que emigraran. Es común que se visiten entre sí los fines de semana, en los
cumpleaños y en cualquier festejo. Además, en Paramount se organizan para
conmemorar a Santa Cecilia -patrona del pueblo- o el 5 de mayo, cuando se
realiza la fiesta más importante de El Verde. Ese sentido de pertenencia que
proporcionan las comunidades dependientes es importante para el que
emigra, máxime cuando cruza la frontera sin documentos legales para ello,
como es el caso de los nacidos en Sinaloa: más del 86.03% lo hace sin los
documentos legales para ello (Lizárraga, A., 2004).
16
Tendencia hacia la diversificación
Un aspecto a considerar para futuras investigaciones, es que se debe
reconocer que en los últimos años se han diversificado los destinos de la
migración sinaloense. Y es que, según parecen indicar los datos, una vez
establecidas las comunidades dependientes en una ciudad o estado, los
migrantes las utilizan como "bases" para buscar nuevos horizontes. Así, la
localización de los nuevos centros de atracción de la mano de obra mexicana
en los Estados Unidos, debe ser objeto de estudios más precisos toda vez que
hoy puñados de sinaloenses se dirigen a estados y condados que hasta hace
poco tiempo eran impensables5.
En los casos de nuestro estudio, los estados de destino hacia donde se
está diversificando la emigración internacional sinaloense, algunos con
rapidez, son Nevada, Idaho, Carolina del Norte, Illinois, Washington y, más
al norte, en el lejano como frío territorio de Alaska. De esta manera, las
redes migratorias están viviendo una gran expansión y, con ello, el mapa
migratorio sinaloense se va haciendo más extenso y más complejo.

Bibliografía
Douglas, Massey et al, 1991, Los Ausentes, Grijalva-CONACULTA, Méx.
Favela G., Margarita y Delgado Wise, Raúl, 2004, Nuevas tendencias y
desafíos de la migración Internacional México Estados Unidos, UAZ-
Porrúa, 2004.
Guerra Ochoa María Teresa, 1998, Los trabajadores de la horticultura
sinaloense, Universidad Autónoma de Sinaloa / Comisión Estatal de
Derechos Humanos Sinaloa, Culiacán, Sin.
Guerra, Carmen Aída y Rocha, Rubén, 1988, Tomate amargo, U.A.S.,
Culiacán, Sin.
INEGI (2003), Mujeres y hombres en México, 2003. Séptima Edición.
México, DF.
INEGI, 2005, Conteo General de Población.

5
Habría que reflexionar en que medida, esto se debe a que empresas
norteamericanas recurren a la mano de obra especializada de determinados lugares -
no solo de Sinaloa- en los que existe una tradición en explotar productos muy
específicos. Por ejemplo, en Gabriel Leyva Solano, del municipio de Guasave, Sin.,
es común que los oriundos se vayan a Carolina del Norte a la explotación de la pulpa
de jaiba, contratados mediante la forma HO2 de visa norteamericana -por seis
meses-. Aunque esta forma es para trabajo temporal, su importancia radica en que, a
pesar de todas las restricciones, se va formando una tradición para emigrar aún fuera
de aquella forma de contratación.

17
Lizárraga H., Arturo, 2004, Nos llevó la ventolera, Escuela de Estudios
Internacionales y Políticas Públicas, UAS, Culiacán, Sin.
Montoya, Ericka, UAS, 2005, Exportando trabajo. Importando progreso,
DIFOCUR-Escuela de Estudios Internacionales y Políticas Públicas,
UAS, Culiacán, Sin.
Posadas Segura, Florencio, "Registro cronológico de las luchas de los
obreros agrícolas migratorios en Sinaloa", en Ciencia y Universidad,
No. 13. UAS, 1980.
Stephen, Castles y Mark, JO. Millar, La era de la migración. Movimientos
de Internacionales de Población en el mundo entero, UAZ-Porrúa, 2004.
Tépach, Reyes, E. 2006, El flujo migratorio internacional de México hacia
los Estados Unidos y la importancia de las remesas familiares en la
economía mexicana, 1990-2005, Centro de Documentación,
Información y Análisis de la Cámara de Diputados, XIX Legislatura,
http://www.diputados.gob.mx/cedia/sia/se/SE-ISS-02-06.pdf, consultada
el 9 de febrero de 2007.
Berumen B., Miguel, 2003, La migración, puntal de la economía mexicana,
http://www.eumed.net/cursecon/ecolat/mx/mebb-migra.htm, el 8 de
febrero de 2007.
http://www.conapo.gob.mx/publicaciones/migra2006_01/01.pdf, consultada
el 8 de febrero de 2007.
http://www.conapo.gob.mx/micros/prontuario/Prontuario04.xls, consultada
el 9 de febrero de 2007.

18
TENDENCIAS HISTORICAS: Lo local y lo regional

Foto: Octavio Ocampo

Marcial MARTINEZ DEL VILLAR1

En un siglo, Sinaloa modificó su modelo de crecimiento económico y


con ello cambió también la estructura de la población y su distribución. El
censo de 1900 registró a 296,701 habitantes, de los cuales el 85.72 por ciento
vivía en poblados rurales incomunicados y dispersos, el restante 14.28 por
ciento se concentraba en menos de diez localidades urbanas. Para el 2000 la
relación se ha invertido porque ahora, con una población de 2,536,844

1
Economista con estudios de Maestría en Desarrollo Regional. Profesor de la
Licenciatura en Comercio Internacional y miembro del Cuerpo Académico
“Estudios sobre globalización e integración económica.” De la Facultad de Ciencias
Sociales.

19
habitantes, 67 de cada 100 viven en zonas urbanas. Más aun, 47 de cada 100
residen en tan solo cinco ciudades.
La descomposición del régimen cañedista, y sus secuelas de represión y
violencia, así como las devastadoras epidemias de cólera y tifus, provocaron
que el crecimiento de la población estatal estuviera por abajo del promedio
nacional. La tasa de mortalidad era tan elevada (en promedio morían 23
personas por cada mil habitantes), que los 30 nacimientos por cada mil
habitantes apenas permitían un precario equilibrio demográfico. La mayor
incidencia se presentaba entre los niños, quienes antes de cumplir el primer
año de vida caían abatidos por influenza, neumonía, bronquitis,
enfermedades diarréicas o desnutrición. Los que lograban superar esta
barrera tenían, en promedio, una esperanza de vida cercana a los 30 años. La
Revolución Mexicana tuvo fuertes costos económicos y humanos para el
país, sin embargo, los efectos esta lucha armada no fueron igual de
traumáticos en la entidad. Los datos censales revelan que entre 1910 y 1921
se perdieron, con las revueltas y la migración internacional, casi un millón
de habitantes. En Sinaloa, por el contrario, se observó un incremento
demográfico cercano a las 18 mil personas. A pesar de ello, durante los
primeros veinte años del siglo la tasa de crecimiento de la población fue
inferior al uno por ciento anual.
Al concluir la revolución, y hasta 1940, el país y la entidad entraron a
una etapa de cambios institucionales que impactaron favorablemente al
crecimiento demográfico: la reforma agraria, el crecimiento de la economía
y el desarrollo de la ciencia médica, fueron algunos de los condicionantes
que permitieron reducir la mortalidad al mismo tiempo que se elevaba la
esperanza de vida al nacimiento. En este periodo, las tasas de crecimiento
anual de la población en el estado fueron superiores a las registradas
nacionalmente.
Después de 1940, y con un entorno internacional favorable, se
diseñaron nuevos proyectos políticos y económicos que serían determinantes
para configurar al México actual: altas tasas de crecimiento de la economía,
proceso de industrialización por sustitución de importaciones, uso intensivo
de mano de obra barata, fuerte intervención del estado en la economía y
definición de una política de atención a las demandas de servicios básicos en
las zonas urbanas, fueron algunos ejemplos.
Los efectos demográficos fueron notables: en treinta años el número de
residentes en el país creció 1.5 veces, la esperanza de vida al nacimiento se
incrementó en más de veinte años; de 39.69 que se tenían en 1940 hasta los
61.05 años en 1970. En ese periodo, la tasa bruta de mortalidad cayó de 22 a
10 defunciones por cada mil habitantes, mientras que la tasa de natalidad se
mantuvo por arriba de los 45 nacidos vivos por cada mil.
En Sinaloa ocurrió algo similar: el número de sinaloenses aumentó 1.5
veces, la esperanza de vida pasó de 49.8 años, en 1940, a 66.4 años en 1970.
20
La tasa de mortalidad cayó de 17 a 7 defunciones por cada mil habitantes
mientras que la de natalidad pasó de 40 a 53 nacidos vivos por cada mil
habitantes. Además, el estado se convirtió en una región receptora de
inmigrantes que vinieron a integrarse a la agricultura, la pesca y la
construcción, principalmente.2
De cara a 1980 se pone fin a una política de población expansionista.
En treinta años el perfil demográfico se había distorsionado. La base de la
pirámide de edades reflejó que México estaba convertido en un país de niños
y adolescentes. Los primeros efectos de esta nueva situación se percibieron
cuando la demanda de educación y servicios médicos fue superior a la oferta
gubernamental, luego vendría la necesidad de empleos y viviendas. En esos
años ya se estimaba que el gran problema demográfico, del segundo cuarto
de siglo XXI, será el de atender a una enorme población de jubilados y
pensionados que habrán salido del mercado laboral.
La recesión en que entró el país a principios de los ochenta, el peso de
la deuda externa, el desempleo, la inflación y la política económica
contraccionista fueron el marco para una nueva política poblacional
enfocada a reducir, por todos los medios, legal y moralmente aceptados, el
aumento de la población.
Después de 1980 fue más evidente que la población crecía con mayor
rapidez que la economía y los servicios. Por ello, el gobierno federal tomó
medidas urgentes para reducir el crecimiento demográfico hasta el uno por
ciento en el año 2000. Adrián Lajous, quien era entonces Presidente de la
Fundación Mexicana para la Planificación familiar, declaró que "el
desequilibrio entre la oferta y la demanda de servicios educativos, de salud,
de vivienda, de alimentación y de empleos entre otros, obliga a contemplar
el suceso con la dimensión prioritaria en el desarrollo general"3 Al plan de
choque económico le acompañó también un plan de choque demográfico que
fue definido en el Programa Nacional de Población 1983-1988.
En el diagnóstico se afirma que las campañas de educación enfocadas a
reducir la fecundidad han tenido mayor éxito en las localidades urbanas,
mientras que en las comunidades rurales, especialmente en zonas habitadas
por indígenas, la tasa de natalidad sigue siendo elevada. Por ello, las
primeras acciones de control natal se desarrollaron en estados donde
predominaba la población rural, principalmente se dirigieron hacia las
mujeres indígenas que en su mayoría eran analfabetas y cuyas edades
fluctuaban entre los 18 y 44 años de edad. Las operaciones eran ambulantes,
es decir en hospitales que se instalaban temporalmente (preferentemente los
sábados) en las comunidades y con un equipo quirúrgico propiedad del

2
Los datos sobre indicadores demográficos fueron tomados de CONAPO (1985),
Sinaloa Demográfico. Breviario 1985, México.
3
Tomado de Excélsior, 23 de julio de 1984, Primera plana.
21
IMSS-Coplamar. En un boletín de la SSA aparecido el 12 de enero de 1984
el entonces secretario del ramo, Guillermo Soberón, declaraba que "según
los planes gubernamentales se planea tener en control natal a 7.6 millones de
mujeres para 1988 y de ellas el 38 por ciento por medios quirúrgicos.”4
Los efectos de este programa pudieron corroborarse en el censo de
1990. Para este año, la población creció a menos del dos por ciento anual y
la base de la pirámide, formada por el grupo de edad que va de los cero a los
cuatro años, ya no es la más ancha. Otro elemento importante es que entre
1970 y 1980 el número de habitantes aumentó en 18.6 millones mientras que
en la década siguiente lo hizo en 14.5 millones.
Después de 1980, Sinaloa presenta también una significativa caída en el
incremento poblacional que está, incluso, por abajo del promedio del país.
En 1900, el estado representaba el 2.18 por ciento de la población nacional y
en 1980 llegó a su máximo nivel al alcanzar un 2.76. A partir de esa fecha se
registra un descenso en su participación relativa.
El explosivo incremento demográfico ocurrido entre los años sesenta y
setenta fue sostenido por una economía cuyo crecimiento era tres veces
mayor al de la población. Pero era un crecimiento basado en la demanda del
mercado interno, que solamente necesitaba unos cuantos mercados
predominantes y que, como consecuencia, dio lugar a un sistema urbano
excesivamente concentrado. En ese periodo los flujos de migración rural-
urbana tuvieron como destino preferente a la capital del país y, en segundo
lugar, a Monterrey y Guadalajara.
En los estados de la república, con mayor o menor fuerza y con algunos
años de diferencia, el fenómeno también se repitió. Sinaloa inició el siglo
con 42,357 personas que vivían en localidades urbanas, éstas representaban
apenas el 14.28 por ciento del total. Su participación porcentual continuó
creciendo hasta llegar al 22.91 por ciento en el año de 1930. En estos
primeros años del siglo la población total creció un 33 por ciento mientras
que la urbana lo hizo en un 114 por ciento. Diez años después se registra un
leve descenso de la población urbana motivado por la inmigración de
campesinos que, provenientes del centro del país y bajo el amparo del
General Lázaro Cárdenas, llegaron a Sinaloa para asentarse en varias
colonias agrícolas.
Durante la segunda mitad del siglo se consolidó la tendencia hacia la
urbanización de la entidad. Entre 1950 y 2000 se registraron tres fenómenos
que por ahora solo tocaremos superficialmente: primero, mientras que la
población total creció un 300 por ciento, la población urbana lo hizo en casi
un 960 por ciento; si tomamos al primer dato como crecimiento natural,
podríamos inferir entonces que dos terceras partes del crecimiento urbano
fueron el resultado de la permanente inmigración rural hacia las ciudades. Es

4
Tomado de la revista Proceso, 6 de agosto de 1984, No. 405, p. 25.
22
conveniente resaltar que parte de esta migración no se trasladó totalmente
hacia las localidades urbanas tradicionales (Culiacán, Mazatlán o Los
Mochis); la apertura de grandes extensiones de tierra de riego y la
generación de empleos permitió que la población se desplazara, desde los
municipios o estados más pobres, hacia donde se estaba experimentando un
proceso de modernización agrícola que ponía énfasis en los cultivos de
exportación. Esto fue lo que ocurrió en algunas Guasave, Culiacán y
Salvador Alvarado. Hasta 1930 estaban registradas 2,838 localidades rurales
que representaban el 99.65 por ciento de los asentamientos y en ellas
habitaba el 77 por ciento de la población. En contraste, sólo existían 10
localidades urbanas ocupadas por el 23 por ciento de los sinaloenses; para el
2000 el número de localidades urbanas ha crecido hasta 86 y en ellas habitan
casi dos de cada tres sinaloenses.
En segundo término observamos que para 1990 la población rural
descendió también en términos absolutos, aunque se recuperó ligeramente en
el año 2000. Efectivamente, desde principios de siglo inició una tendencia
hacia la caída en la proporción que representaban los habitantes del campo
respecto al total. Esta tendencia fue revertida brevemente en 1940, según
Unikel esto "puede atribuirse en parte al efecto de retención que sobre la
población rural tuvieron las medidas tomadas durante el régimen cardenista,
relacionadas con el extenso programa de reforma agraria y la mayor
repartición de tierras a campesinos, a la construcción de las primeras obras
de irrigación que incrementaron la generación de fuentes de trabajo en
determinadas zonas agrícolas del norte del país y mayor apego a la tierra por
parte de los campesinos."5
Entre 1950 y 1980 los residentes en localidades rurales aumentaron en
342,175 personas; este incremento fue 1.7 veces mayor que el observado
durante los 50 años anteriores. Pero en 1990 ya hubo un descenso absoluto
de 8,709 habitantes. Esto es comprensible si se toma en cuenta que después
de 1982 el país ha vivido una enorme transformación, donde "la contracción
del mercado interno, la creciente orientación de la producción hacia los
mercados externos y la escasa productividad frente a las importaciones, entre
otros factores, modificaron la organización sectorial de la producción, así
como su distribución en el territorio. Como resultado, el panorama del
desarrollo regional, así como dentro de las regiones, es ahora diferente y las
ciudades, al ser el espacio natural de la producción industrial y de los
servicios, son los elementos centrales del proceso."6 En este contexto se
presenta la redistribución de la población hacia ciudades que concentran las

5
Unikel, Luis (1976), El desarrollo urbano de México, el Colegio de México,
México.
6
Rodríguez Hernández, Francisco (1995), “Crecimiento urbano y condiciones de
vida en México: cambios en 1970-1990”, Comercio exterior, núm. 10.
23
actividades más dinámicas: turismo, servicios financieros, pesca, agricultura
de exportación y manufacturas.
El tercer aspecto se refiere a la consolidación de sólo cinco centros
urbanos que concentran casi el 50 por ciento de la población total del estado.
Este patrón de urbanización obedeció a la localización selecta de ciertas
actividades económicas de alta productividad, que en lo general se
especializaron en servir a la demanda de los mercados nacionales e
internacionales, y que marginalmente se dedican a atender las necesidades de
consumo de la población que reside en su área de influencia. Este fue el caso
del turismo y la pesca que predominan en Mazatlán y las actividades
agropecuarias de exportación que se han desarrollado en el corredor que va
desde Culiacán hasta Los Mochis.
Hasta hoy, esta concentración es sólo una aglomeración ineficiente de
personas en un espacio reducido, cuyo único resultado ha sido el incremento
de las desigualdades regionales. Sus características generales son: primero,
hubo una desproporción entre el crecimiento del empleo urbano y la
inmigración, que convirtió a la desocupación rural en subempleo y empleo
disfrazado en las ciudades; segundo, no ha existido un enlace entre las
actividades agropecuarias y las industriales y, por tanto, hay una escasa
incorporación de valor agregado en las exportaciones que limita la
transferencia de recursos, y de efectos multiplicadores, hacia los sectores
menos dinámicos; tercero, los permanentes flujos migratorios hacia la ciudad
no elevaron substancialmente los niveles de bienestar de los inmigrantes ni
de quienes se quedaron en sus lugares de origen.
La tendencia a la concentración demográfica y económica se mantiene
y es posible que no pueda ser revertida en muchos años. El panorama futuro
seguirá marcado por un Sinaloa medianamente desarrollado y una amplia
zona rural marginada de los avances tecnológicos, del mercado y de los
niveles mínimos de bienestar.

Estructura de las regiones


Al igual que otros estados, en Sinaloa existe una marcada
desproporción distributiva de la población sobre el espacio. Después de 1970
son pocas las localidades que concentran a más del 50 por ciento de la
población y existen también miles de poblados con menos de 100 personas.
La estructura de las regiones en el estado ha variado, incluso a lo largo
del tiempo se han elaborado diversas regionalizaciones que con el paso de
los años se convierten en obsoletas y dejan de tener validez. Esto es
resultado de los constantes cambios económicos y sociales que van
marcando la geografía. Los primeros intentos de regionalización fueron
realizados por Bassols, posteriormente el CEPES-PRI elaboró una nueva
regionalización y el Gobierno de Labastida hizo otros intentos.

24
Existen dos formas generales de clasificar regiones: la primera se limita
a las características homogéneas determinadas por los recursos naturales,
estructura geofísica, climas, actividades económicas, niveles de bienestar,
etc. La segunda, toma en cuenta los indicadores anteriores y adiciona las
fronteras municipales o estatales.
Desde una perspectiva geográfica Sinaloa se divide en dos grandes
regiones: al este encontramos la parte alta formada por la Sierra Madre
Occidental, donde los núcleos de población, pequeños y dispersos por toda la
sierra, sobreviven a través del cultivo de tierras en la temporada de lluvias, la
cría de ganado y corte de madera. Todas estas son apenas actividades de
autosubsistencia que en muchos lugares son desplazadas por el cultivo de
estupefacientes. Al oeste, por los valles, se ubican los centros de población
más grandes, la capital y las principales ciudades del estado. En esta región
se practica la agricultura intensiva, altamente tecnificada; la actividad
industrial, donde se procesan materias primas de origen agropecuario; la
pesca, el turismo y el comercio organizado.
En una mayor aproximación pueden detectarse cuatro regiones
caracterizadas por la homogeneidad de sus recursos y actividades
económicas o por estar integradas a un polo de crecimiento: al noroeste, el
eje agroindustrial formado por Ahome, Guasave, El Fuerte, Angostura y
Salvador Alvarado; al noreste los municipios serranos, Badiraguato, Choix,
Mocorito y Sinaloa; en el centro de la entidad se encuentra Culiacán con su
área de influencia que alcanza a Cosalá, Elota y Navolato; finalmente, en el
sur el polo integrador de Mazatlán y su periferia compuesta por Concordia,
Escuinapa, Rosario y San Ignacio.
Según los resultados del censo de población, levantado en 1930,
encontramos un cierto equilibrio demográfico entre las regiones del estado.
Este se mantuvo hasta 1950. Empero, después de 1960 es evidente el
descenso observado en la región noreste y en menor medida en el sur. En
contrapartida, se incrementa de manera significativa la concentración
demográfica de las otras dos regiones.
A partir de 1970 el estado va definiéndose como mayoritariamente
urbano y con ello se fortalecen las regiones noroeste y centro; ambas
ubicadas en la zona de los valles agrícolas más ricos de Sinaloa. Asimismo,
la región noreste, que se encuentra ubicada en plena Sierra Madre
Occidental, entra en un proceso de estancamiento que trae como resultado
una caída en su participación demográfica. La zona sur prácticamente dejó
de crecer debido a que las ciudades de Mazatlán y Escuinapa son los únicos
centros urbanos de importancia.

La región noroeste
Por su tamaño, los cinco municipios que integran la zona noroeste
abarcan un total de un millón 429 mil 545 hectáreas cuadradas, lo cual
25
representa el 24.61 por ciento de la superficie estatal. Se ubican en el
llamado Valle del Fuerte; una de las regiones agrícolas más ricas del estado.
Está irrigada por los ríos Fuerte, Sinaloa y Mocorito y las presas Miguel
Hidalgo, Huites, Josefa Ortiz de Domínguez, y Eustaquio Buelna. Esta
infraestructura hidráulica forma parte de los distritos de riego 133, 134, 135
y 136. Los principales cultivos son la caña de azúcar, con el 90 por ciento de
la producción estatal; aquí se produce el 50 por ciento de las hortalizas de
exportación; el 80 por ciento del trigo; el 60 por ciento del maíz y el 64 por
ciento del frijol. El principal mercado, para todos estos productos, está
orientado hacia la exportación. El total de tierras abiertas al cultivo suman
553800 hectáreas, de ellas el 82 por ciento son de riego y solamente el 18
por ciento son de temporal. Es importante destacar que el 55 por ciento de la
superficie de riego registrada para el ciclo agrícola 2000, está ubicada en esta
región. Mientras que participa con apenas el 14 por ciento de la tierra de
temporal.7
Se practica una ganadería de tipo extensivo, en cerca de 280 mil
hectáreas, en la que destacan las especies bovina, porcina y caprina; además
es sumamente importante la cría de pollos de engorda, guajolotes y patos;
también se practica la apicultura en colmenas modernas, lo que ha permitido
la exportación de miel y cera. Sus recursos forestales no son muy
significativos en términos comerciales, pero se corta madera delgada para
utilizarla como sostenes en los plantíos de tomate.
Aunado a su potencial agrícola, la región cuenta con 250 kilómetros de
litorales y una gran cantidad de lagunas donde se practica la pesca de
especies comerciales, entre ellas se encuentra el camarón, sardina,
anchoveta, pargo, lisa, almeja y callo de hacha. En aguas continentales se
capturan ranas, tortuga y tilapia. El tráfico marítimo se realiza a través del
puerto de Topolobampo, en Ahome.
Según los resultados de los censos económicos, hasta 1989 la región
producía el 34.14 por ciento de los ingresos estatales generados por el sector
pesquero; el 48.92 por ciento de los ingresos de las manufacturas; en materia
de comercio aportó el 30.86 por ciento; en servicios, participó con el 18.99
por ciento y; finalmente, no se registran ingresos significativos en el sector
minería. En total, contribuyó con el 32.32 por ciento de los ingresos
estatales.
De acuerdo con su importancia económica, medida en términos de los
ingresos generados, destacan los municipios de Ahome y Guasave ya que
juntos aportaron casi el 75 por ciento de los ingresos del grupo. En ambos,
destacan las actividades manufactureras y comerciales. Es importante

7
Todos los datos relacionados con la extensión territorial, cultivos, usos del suelo y
producción agropecuaria se obtuvieron de Millán Lizárraga, Juán (2000), Segundo
informe de Gobierno, Culiacán, Sinaloa
26
resaltar al municipio de Salvador Alvarado ya que a pesar de ser uno de los
menos poblados, y el más pequeño en extensión territorial, producía más del
10 por ciento de los ingresos de la región.
Para 1994 la región tuvo un pequeño cambio al incrementar en dos
puntos porcentuales su participación en los ingresos estatales. Aunque se
observa un significativo descenso relativo en las actividades manufactureras,
cuya representatividad porcentual cayó un 16 por ciento, la actividad
comercial tuvo un repunte y se ubicó casi cuatro unidades por arriba de lo
registrado cinco años antes, lo mismo ocurrió con la participación del sector
servicios que creció en casi siete unidades y la minería que aporta ya el 9 por
ciento de los ingresos estatales.
Para 1994 la región tuvo un pequeño cambio al incrementar en dos
puntos porcentuales su participación en los ingresos estatales. Aunque se
observa un significativo descenso relativo en las actividades manufactureras,
cuya representatividad porcentual cayó un 16 por ciento, la actividad
comercial tuvo un repunte y se ubicó casi cuatro unidades por arriba de lo
registrado cinco años antes, lo mismo ocurrió con la participación del sector
servicios que creció en casi siete unidades y la minería que aporta ya el 9 por
ciento de los ingresos estatales.
Sin lugar a dudas esta es una de las regiones más ricas del estado
porque su potencial no está limitado a la agricultura moderna, también ocupa
un lugar importante en actividades ligadas a las manufacturas, el comercio y
los servicios. Ahome es el centro económico porque concentraba el 55.71
por ciento de los ingresos totales del grupo en 1989 y pasó al 57.25 por
ciento en 1994; luego sigue Guasave con el 21.74 por ciento, en el primer
año y el 22.17 en el segundo; en seguida aparece Salvador Alvarado con un
10.55 por ciento y el 12.99 por ciento respectivamente. El resto de los
ingresos los aportan Angostura y El Fuerte.
Según los Censos Económicos de 2003 esta región aporta el 27 por
ciento de la producción bruta estatal y están registradas el 35 por ciento de
las empresas que emplean a 120 mil personas
En términos demográficos puede ser considerada como una de las
zonas más dinámicas y mejor integradas. Ahome es el tercer municipio más
poblado del estado, Guasave es el cuarto, El Fuerte es séptimo, seguido por
Salvador Alvarado y finalmente en el lugar número once de la jerarquía
municipal está Angostura.
La tendencia demográfica indica que esta región se mantendrá como la
segunda más poblada y a partir del año 2010 podría estar en equilibrio con la
región del centro del estado. En 1930 agrupaba al 23.33 por ciento de los
sinaloenses y, a partir de 1970, su participación ha fluctuado en alrededor del
34 por ciento. Sus principales centros de crecimiento demográfico se ubican
en Ahome, que para el año 2000 contaba una población de 360 mil

27
habitantes; Guasave superó los 277 mil y en Salvador Alvarado se
registraron alrededor de 73 mil habitantes.8

La región noreste
Esta integrada por los municipios de Badiraguato, Choix, Sinaloa y
Mocorito. Los cuatro están ubicados en plena Sierra Madre Occidental y los
tres primeros tienen frontera con Chihuahua. La región abarca una superficie
de un millón 912 mil 959 hectáreas que representan el 32.93 por ciento de la
superficie estatal. A pesar de su extensión, está habitada por no más de 202
mil personas que significan el 7.9 por ciento de los sinaloenses. Esta
población se distribuye en cerca de 1500 localidades y registra una densidad
de 10 personas por kilómetro cuadrado.
Según los censos de población, levantados en 1930, esta era una de las
regiones más importantes del estado y en ella se concentraban casi el 24 por
ciento de los habitantes. Con el desarrollo de los valles agrícolas se presentó
una permanente emigración que provocó un lento crecimiento demográfico
en la región. Al mismo tiempo, las actividades ligadas a la minería, que
daban fortaleza económica a estas localidades, dejaron de tener relevancia
económica porque fueron desplazadas por la agricultura moderna, la
industria, el comercio y los servicios.
A partir de 1950 la región se ha caracterizado por ser expulsora de
población. Los flujos migratorios se orientan principalmente hacia Culiacán,
Guasave y Guamúchil. Entre 1980 y 1990 se observó un descenso en el
número de habitantes. Esta tendencia se mantuvo para el año 2000, por lo
cual la región continua perdiendo población tanto en términos relativos
como absolutos. Los municipios que se ven más afectados por la expulsión
de habitantes son Badiraguato y Choix, que están ubicados en la parte más
alta de la Sierra Madre Occidental y limitan con una zona particularmente
pobre del estado de Chihuahua.
En materia económica se puede decir que esta región es el polo opuesto
a la anterior. A pesar de contar con casi un tercio de la superficie estatal, sólo
alcanza el 8 por ciento de la tierra agrícola de riego y el 35 por ciento de
temporal. La agricultura no es precisamente uno de sus fuertes. Por estar
ubicada en plena sierra madre, cuenta con el 30 por ciento de la superficie
forestal aunque la explotación del recurso es magra y no representa un
ingreso significativo. El 29 por ciento de la superficie estatal sin un uso
específico se encuentra en este territorio. Lo intrincado de la sierra y el
difícil acceso a las localidades impide que se desarrolle cualquier actividad
económica. Por ello, muchos pueblos están incomunicados la mayor parte
del año. Los únicos medios de transporte son las avionetas o las camionetas

8
Toda la información referente a la población fueron tomados de los Censos
Nacionales de Población y Vivienda elaborados por INEGI.
28
y bestias que pueden transitar por los lechos de los arroyos en tiempos de
secas. Estas dificultades orográficas le han asignado un uso agrícola y
comercial muy específico: el cultivo de estupefacientes. Efectivamente,
según fuentes oficiales, los mayores plantíos y aseguramientos de droga se
han localizado en los municipios de esta región, principalmente en cañadas y
laderas.
A pesar de que en esta zona se construyeron las presas Adolfo López
Matéos, Miguel Hidalgo, Gustavo Díaz Ordaz y Guillermo Blake, no pueden
usar el líquido almacenado porque éstas se encuentran al pie de la sierra y
sirven para regar las tierras de los valles. La región capta recursos
hidráulicos en una cuenca de captación de aproximadamente 40 mil
hectáreas. Y, contradictoriamente, tiene que cubrir la demanda de tierras,
animales y habitantes a través de pozos profundos y manantiales. Esta es una
de las razones por las cuales la agricultura no es una actividad importante.
Como puede verse, cuenta con apenas el 8 por ciento de la superficie de
riego, la cual se concentra en Mocorito y Sinaloa de Leyva, mientras que
Badiraguato y Choix carecen de ella. Aunque cuenta con el 37.6 por ciento
de la superficie estatal asignada a usos pecuarios y el 30 por ciento de la
superficie apta para la explotación forestal, la verdad es que ninguna de las
dos actividades tiene relevancia. La ganadería es una actividad con escasa
tecnología y sigue limitada a los pastizales naturales. Las unidades de
producción tienen, en promedio, un hato ganadero inferior a las cincuenta
cabezas.
La pesca, el turismo y la agricultura han sido las actividades más
importantes del estado. Sin embargo, en esta porción del territorio ninguna
de ellas tiene mayor relevancia económica. La primera actividad se practica
en las presas y ríos pero el producto carece de valor comercial y se destina al
autoconsumo. La segunda es impracticable debido a la escasa infraestructura
y a la inseguridad que prevalece en la sierra.
La minería, que durante algún tiempo fue puntal de la acumulación y
del crecimiento, tampoco ha coadyuvado a elevar los índices económicos de
la región; hacia 1989, los censos indicaban que esta actividad contribuía
apenas con el 4.44 por ciento de los ingresos estatales generados por el
sector. Pese a ello, está muy por encima del comercio, la industria y los
servicios que no llegan siquiera al uno por ciento.
En conjunto, para 1989 la región noreste aportó apenas el 0.64 por
ciento de los ingresos estatales, de ellos el 0.73 correspondió a productos
clasificados en el sector pesquero; un 0.28 por ciento eran bienes
manufacturados; en comercio solamente alcanzó el 0.71 por ciento y en
servicios difícilmente alcanzo a rebasar la media unidad. Todo ello es muy
poco si tomamos en cuenta que tiene casi un tercio de la superficie estatal y
una décima parte de la población.

29
Según las cifras de los censos económicos de 1994, la situación no ha
variado mucho aunque se observan leves incrementos en las todas las
actividades. En el caso de la minería se participa ahora con el 7.6 por ciento,
derivado de una reactivación de la actividad en Mocorito; la contribución
relativa de la producción manufacturera continuó igual; el comercio casi
llega al uno por ciento y el sector servicios ahora incrementó su importancia
en 23 centésimas con respecto a 1989.
En términos generales, la región participó con el 0.84 por ciento de los
ingresos globales registrados en los Censos económicos de 1994, mientras
que para el 2003 su participación en la producción bruta estatal llegó al dos
por ciento. Esto sigue siendo muy poco y no garantiza un ingreso o un
empleo remunerado en las actividades formales de la economía. Las peores
condiciones las tenemos en Badiraguato donde se han generado condiciones
de pobreza y marginalidad que sólo pueden reducirse con el esfuerzo y el
peligro que significa el cultivo de drogas. Sobre este punto, en el diagnóstico
del Programa Nacional para el Control de Drogas 1995-2000, se afirma que
existe un triángulo formado por los municipios de Guadalupe y Calvo, en
Durango; Tamazula, en Chihuahua y; Badiraguato, en Sinaloa, donde se
concentra la mayor producción de amapola y marihuana del país. Según
reportes de la Procuraduría General de la República en esta parte se erradicó,
entre 1992 y 1994, el 35.9 por ciento de los enervantes.

La región centro
La región del centro está ubicada en el llamado Valle de Culiacán. Se
integra por los municipios de Cosalá, Culiacán, Elota y Navolato. Tiene una
extensión territorial de un millón 127 mil 717 hectáreas que equivalen al
19.32 por ciento de la superficie estatal. Es una de las regiones con mayor
infraestructura hidráulica. El agua utilizada proviene de las presas Sanalona,
López Mateos y Aurelio Benassini. Además cuenta con los ríos Tamazula,
Humaya, Culiacán, San Lorenzo y Elota. Culiacán es la capital del estado y
muchas actividades comerciales y de servicios giran alrededor de ella. Esta
es, sin duda, una de las partes más ricas en cuanto a producción
agroindustrial de exportación. Los antecedentes más inmediatos del
desarrollo los encontramos en los años cincuenta, con la introducción de
infraestructura para riego. Desde principios del siglo existían ya los ingenios
azucareros de Navolato, Costa Rica y El Dorado, a los cuales se les habrían
de sumar las nuevas plantas arroceras, aceiteras, harineras y otras plantas
agroindustriales.
Culiacán es sede de la Confederación de Asociaciones Agrícolas del
Estado de Sinaloa (CAADES), con 25 mil socios activos; la Asociación de
Agricultores del Río Culiacán (AARC), con 5,400 socios; la Asociación de
Agricultores del Río San Lorenzo y del Río Elota con 850 y 1300 socios
respectivamente. Las asociaciones de agricultores sinaloenses participan en
30
el cultivo de 67 diferentes productos, con un volumen de producción de 8
millones de toneladas anuales. En síntesis, el 22 por ciento de las
exportaciones de hortalizas, granos, oleaginosas, frutas y cultivos
industriales salen de Sinaloa.
A pesar de contar con menos de la quinta parte del territorio estatal, la
región concentra más de un tercio de la superficie de riego y temporal. La
mayoría de las tierras de riego están ubicadas en los municipios de Culiacán
y Navolato, donde predomina el cultivo de tomate de exportación, pepino y
calabaza; mientras, en Elota se han abierto más de 53 mil hectáreas de tierra
de temporal donde se cultiva maíz, frijol y sorgo. El municipio con menos
recursos agrícolas es Cosalá.
En el sector pecuario destaca la cría de ganado bovino y porcino en
Culiacán y Elota, así como la reproducción de aves de engorda y la
producción de huevo y miel. Cosalá, aunque cuenta con reservas territoriales
muy extensas, tiene poca actividad forestal y pecuaria porque su terreno es
muy accidentado. Las vías de comunicación se limitan a una carretera de
acceso a la cabecera municipal, mientras que el resto de localidades se
encuentran dispersas. Los caminos y brechas son los únicos enlaces entre
cientos de localidades que colindan con Durango.
En 1989, los Censos Económicos indicaban que en esta región se
generaron el 12.88 por ciento de los ingresos provenientes de la pesca, la
mayor parte de ellos fueron aportados por el municipio de Navolato y
Culiacán. En la minería, Cosalá y Elota fueron determinantes para llegar al
47.26 por ciento de los ingresos estatales; mientras que en manufacturas,
comercio y servicios quedaron prácticamente concentrados en la capital del
estado.
En términos globales, la región aportó el 42 del total de los ingresos
estatales, aunque solamente Culiacán contribuyó con el 38.65 por ciento del
total y el 91 por ciento de los ingresos del grupo. Elota y Cosalá sólo
tuvieron una contribución marginal en el total aunque, entre ambos
municipios, concentran el 40 por ciento de la actividad minera.
Hacia 1994, podría parecer que la importancia económica de la región
se ha consolidado: continúa aportando un tercio de los recursos mineros; más
del cuarenta por ciento de los ingresos manufactureros y de servicios y casi
la mitad de los ingresos derivados del comercio. Para el año 2003 es esta
región el 48 por ciento de la producción bruta estatal y se registraron el 39
por ciento de las unidades económicos.
Sin embargo, lo cierto es que la desigualdad económica al interior de
esta región se ha profundizado: en 1989 Culiacán aportó el 91 por ciento de
los ingresos del grupo, para 1994 concentró el 94 por ciento y en 2003 ya
acumulaba el 95 por ciento. En contrapartida, el municipio de Elota dejó de
tener relevancia en el sector minero. Por su parte Cosalá, tal y como estuvo

31
hace varias décadas, sigue atado a la extracción de minerales metálicos como
una de las pocas posibilidades de ingresos.
Las disparidades económicas de esta región también se manifiestan en
el desarrollo demográfico. Cosalá, que es uno de los municipios más pobres,
es también el que experimenta mayores pérdidas de población. En 1970
contaba con una población casi similar a la de 1930 y, después de
recuperarse levemente en 1980, tuvo una nueva caída en 1990. Para el año
2000 todavía registra una población inferior a la de veinte años atrás.
En el caso de Culiacán ocurre lo contrario, su crecimiento ha sido
sostenido y se espera que para el año 2015 este cercano al millón de
habitantes. Entre 1980 y 1990 tuvo un crecimiento muy ligero debido a que
en una parte de su territorio se creó el nuevo municipio de Navolato; de no
haber ocurrido esto el municipio contaría con más del 93 por ciento de los
habitantes de la región.
Respecto al municipio de Elota, se puede comentar que tuvo un
crecimiento demográfico importante entre 1930 y 2000. En este periodo se
multiplicó por ocho al pasar de casi 6 mil a 49 mil habitantes. El desarrollo
de las actividades agrícolas, y una incipiente actividad comercial ligada a la
venta de alimentos para consumo humano y animal, hacen que Elota
mantenga su categoría como municipio de atracción demográfica moderada.
Navolato, que es el municipio más joven del estado, se creó en una
parte de los ricos valles agrícolas que pertenecían a Culiacán. Tiene un
comportamiento demográfico caracterizado por la atracción de inmigrantes
que se incorporan a las labores agrícolas. Para el año dos mil se ha
convertido en el quinto municipio más poblado del estado.

La zona sur
En el sur se integran los municipios de San Ignacio, Concordia, Rosario
y Mazatlán. Por su ubicación geográfica, y la diversidad de sus actividades
económicas, éste último puede ser considerado como una región central que
tiene bajo su área de influencia al resto de los municipios. En conjunto,
cuenta con una extensión de un millón 360 mil 029 hectáreas que
representan el 23.42 por ciento de la superficie estatal. La agricultura no es
uno de los fuertes en la región ya que solamente cuenta con el 2.9 por ciento
de la superficie agrícola de riego y el 23 por ciento de temporal. Los
principales cultivos en la zona son los frutales, entre los que destacan el
mango de exportación, con el 59 por ciento de la producción estatal; en
ciruela y coco, más del 99 por ciento; y también es importante la producción
de melón, sandía y aguacate.
Para la actividad pecuaria la región cuenta con el 32 por ciento de la
superficie estatal. La ganadería aporta el 20 por ciento de los ingresos
estatales y entre ellos destaca la producción de bovinos y porcinos. También

32
se obtienen 27 mil 438 litros de leche que representan el 48 por ciento del
total.
Según datos de los censos económicos de 1989, las pesquerías en la
región sur son las fundamentales del estado, en producción de altamar,
esteros y acuacultura. Las principales especies son atún, camarón y sardina.
En minería destacan El Rosario y San Ignacio, mientras que las
manufacturas, comercio y servicios se concentran en Mazatlán. Al igual que
en el resto de las regiones, se observa la concentración de los ingresos en un
solo municipio. En este caso, en Mazatlán se generan más del 93 por ciento
de los ingresos totales del grupo mientras que San Ignacio y Concordia ni
siquiera aportan el uno por ciento.
Para 1994 los censos no registran al sector de la pesca; tal vez por ello
la región perdió importancia relativa ya que pasó del 24.9 por ciento al 21.35
de los ingresos estatales. Las bajas más sensibles se tuvieron en comercio y
servicios. En contraste, tuvo incrementos en minería y manufacturas. La
concentración de los ingresos sigue ubicada en Mazatlán con un 92.37 por
ciento del total, mientras que Concordia sigue sin hacer aportaciones
significativas a los ingresos porque la manufactura y comercio de muebles
coloniales, que es su principal actividad, ha entrado en crisis. El municipio
de Escuinapa, aunque está lejos de alcanzar a Mazatlán, se colocó en
segundo lugar en generación de ingresos, debido a un incremento
significativo de la actividad manufacturera ligada a los empaques de
camarón, mango y hortalizas de exportación. Para el 2003 generó el 24 por
ciento de la producción bruta estatal y registró el 23 por ciento de las
unidades económicas.
Hasta 1950, cerca del 49 por ciento de la población del sur de Sinaloa
habitaba en el municipio de Mazatlán. Según los Censos Nacionales de
Población y Vivienda levantados en 2000, aquí se concentró ya el 71 por
ciento de los habitantes de la región y se estima que dentro de quince años la
proporción estará cercana al 75 por ciento.
Aunque en términos absolutos el municipio de Escuinapa tenga una
población menor a la de Mazatlán, es conveniente destacar que ha mantenido
su participación en la distribución porcentual del conjunto de los municipios
de la zona sur. El caso contrario se ha presentado en el resto de los
municipios que componen el grupo.
Durante los últimos cuarenta años la población del municipio de
Mazatlán se quintuplicó: pasó de 76,866 habitantes, en el año de 1950, a
380,509 en el año 2000. En los primeros veinte años de ese periodo la tasa
de crecimiento demográfico promedió el 4 por ciento anual, mientras que en
los últimos veinte se mantuvo cercana al 3 por ciento. En ambos periodos
estuvo por encima de las tasas de crecimiento nacional y estatal.
En el mismo periodo, la población de Escuinapa creció tres veces pues
al iniciar la década de los cincuenta contaba con 14,949 habitantes, mientras
33
que en el dos mil llegó a 50,438 personas. De mantenerse esta tendencia,
dentro de quince años la población se acercará a los setenta mil habitantes;
un 80 por ciento de ellos en la cabecera municipal. El Rosario ha tenido un
crecimiento moderado, mientras que San Ignacio y Concordia evolucionan
muy lentamente y en algunos años llegan a tener saldos netos migratorios
negativos.
Si los programas de control demográfico implementados por el
Gobierno Federal y Estatal, a través del CONAPO y CONEPOSIN, tienen
los resultados programados, la tasa de crecimiento poblacional deberá
reducirse a menos del dos por ciento anual. Con ello, el Municipio de
Mazatlán alcanzará, para el año dos mil diez, una población cercana a los
400 mil habitantes y diez años después estará cerca del medio millón.
Por su parte, Escuinapa y El Rosario mantendrán su tendencia y se
ubicarán entre las primeras doce localidades urbanas de la entidad.
Concordia y San Ignacio no crecerán de forma significativa; incluso existe la
posibilidad de que inicien un severo proceso de pérdida de población, sobre
todo en el segundo.

34
Movimientos migratorios y desarrollo regional

Foto: Colección del Ing. José Luis Rice

Pedro Brito∗

En este texto se aborda la relación que existe entre los movimientos


migratorios y el desarrollo regional. Se trata de una aproximación en torno
de los vínculos más importantes que intervienen en la interacción de estos
fenómenos sociales. Buscamos discutir la temática y proponer un marco de
referencia básico que sirva al propósito de realizar investigación social
concreta sobre este campo de estudio.
La dinámica de las sociedades modernas incluye desplazamientos
geográficos de una parte de la población que se mueve por distintas causas
en el espacio social. La migración se genera por distintas como la búsqueda
de trabajo, los estudios, el afán de progreso, el acceso a determinados tipos
de bienes y servicios materiales y culturales que no se ofrecen en la región
de origen, etc. En este contexto, la más importante razón por la que salen las
personas de sus comunidades de origen es la causa socioeconómica, la
búsqueda de empleos mejor remunerados y en general la aspiración a una
vida con mayor progreso social. Es la razón más relevante.


Economista. Miembro del Consejo Académico de la Maestría en Ciencias Sociales.
Integrante del cuerpo académico “Movimientos migratorios y desarrollo regional” de la
Facultad de Ciencias Sociales.
35
Migración interna e internacional
Ocurren dentro de los territorios de los estados naciones
desplazamientos de personas y cambios de residencia que constituyen un
importante flujo social al que se le denomina migración interna. La fuerza
social que tiene este movimiento es tan grande que desborda los límites
nacionales, las fronteras del país no pueden contener la presión de las
personas que quieren salir. Este movimiento se conforma con grandes flujos
de emigrantes que se dirigen a países de mayor desarrollo económico; las
personas cruzan las líneas fronterizas de la geografía nacional y se arriesgan
a sortear los peligros de su acción y a enfrentar los castigos de otros Estados,
su salida puede ser temporal o permanente sobre todo en las personas que
emigran para buscar trabajo por ser la parte mayoritaria del amplio grupo
social de los emigrantes internacionales.
Para Cristina Blanco el significado de las palabras “extranjeros” e
“inmigrantes” es distinto. Y reflejan cierta carga de prejuicios ligados a
diferencias que existen en el orden social: “Los "extranjeros" son
considerados dentro de la categoría que se utiliza para denominar a las
personas que se desplazan desde los países desarrollados, mientras que se
utiliza la palabra "inmigrantes" para distinguir a las personas que se
desplazan desde los países pobres (Blanco; 2000:15)
Esta autora recoge la precisión conceptual que propone Jacson (1986)
cuando afirma que un traslado puede convertirse en migración si ocurren las
siguientes circunstancias: a) espacial: "el movimiento ha de producirse entre
dos delimitaciones geográficas significativas (municipios, provincias,
regiones, países) b) temporal: "el movimiento ha de ser duradero, no
esporádico", c) social: "el traslado debe suponer un cambio significativo de
entorno, tanto físico como social" (Citado por Blanco, 2000: 16).
En esta perspectiva se incluye la importancia del espacio, el tiempo y la
dimensión social como factores determinantes de un proceso migratorio.
La autora propone la siguiente síntesis: "Serán consideradas
migraciones los movimientos que supongan para el sujeto un cambio de
entorno político-administrativo, social y/o cultural relativamente duradero; o,
de otro modo cualquier cambio permanente de residencia que implique la
interrupción de actividades en un lugar y su reorganización en otro" (Blanco;
2000 17).
Desglosa los movimientos migratorios con las siguientes precisiones:
La emigración es: "el abandono por parte de una persona o grupo, del
lugar de origen por un período de tiempo prolongado o indefinido".La
inmigración: "es el asentamiento de población foránea en el seno de una
comunidad dada".
Los migrantes potenciales y sus familias estudian de forma práctica su
región de origen, el mercado de trabajo, la generación de empleos, la
duración de estos, el nivel de los salarios. Cuando la calificación resulta
36
negativa y se cuenta con redes sociales de apoyo se abre la opción de
emigrar hacia otras ciudades con condiciones más adecuadas para realizar
sus proyectos de vida, ya sea en otras regiones del país o en el extranjero.
Un investigador del desarrollo regional afirma que: “Desde el punto de
vista microeconómico, hay un creciente reconocimiento del hecho simple,
pero poderoso, de que la realización del proyecto de vida individual para
cualquier persona depende, en una medida significativa, del comportamiento
del entorno físico o territorial en el cual se habita. La evaluación periódica y
muchas veces negativa de esta relación se encuentra parcialmente, detrás de
muchas decisiones de migración” (Boisier; 1999: 34).
A este respecto resulta interesante la explicación que sostiene el
investigador Francisco Alba: “Los individuos son impulsados a emigrar por
factores que se agrupan en dos categorías: de atracción o demanda y de
expulsión o de oferta. En general las corrientes migratorias comienzan
debido a factores de atracción vinculados con la demanda de trabajadores de
parte de los países de destino que en ocasiones incluso organizan programas
de reclutamiento. Una vez iniciado un flujo, los factores de rechazo, como
los bajos salarios o escasez y precariedad de empleos en las naciones de
salida, tienden a alimentar de manera sostenida estas corrientes con
emigrantes dispuestos a sufrir lo indecible con tal de mejorar su suerte, ya
que a menudo el desplazamiento es irregular o ilegal” (Alba; 2001: 15).
“La dependencia estructural de mano de obra inmigrante ha sido
significativa en muchos países. Durante los años setenta, los países de
Europa occidental descubrieron que no podían prescindir de los migrantes, a
pesar del alto nivel del desempleo, porque los trabajadores migrantes se
concentraban en empleos que los locales no podían o no querían hacer. El
sector agrícola estadounidense necesita a los trabajadores mexicanos
indocumentados para mantener bajos costos de producción” (Castles; 2006:
p. 42-43).

La migración interna
Un factor del desarrollo que explica el movimiento migratorio de la
población dentro de un país es el que se refiere a los desplazamientos de
personas del campo a la ciudad, tales cambios espaciales se explican por la
crisis de la economía rural, la modernización de la agricultura por la caída en
la contratación de fuerza de trabajo debido al uso de tecnologías, y la
atracción que representa la vida urbana. En esas circunstancias muchos
trabajadores del campo no encuentran alternativas de empleo u ocupación en
su localidad, por lo que se abre la opción de emigrar a las ciudades para
buscar nuevas oportunidades en los mercados de trabajo urbanos.
La dirección rural-urbana es una de las rutas que asumen los
movimientos migratorios al ligarse con los procesos de urbanización e
industrialización de las ciudades. Es un tipo de migración interna
37
caracterizada por un movimiento de cortas distancias que va del pueblo de
origen a la población urbana receptora ya sea en ciudades pequeñas o
medianas en proceso de crecimiento.
La migración interna incluye diversos tipos de movimiento como la
migración rural-urbana y la migración urbana-urbana; en esta los flujos de
migrantes van de las ciudades pequeñas a las ciudades más grandes dentro
del mismo país.
Una de las causas que empujan la migración interna es el proceso de
desarrollo regional, desigual y polarizado que se registra en los territorios de
los países, las brechas económicas entre las regiones de un país provocan la
formación de sistemas urbano-regionales con grandes desequilibrios entre sí.
El crecimiento demográfico, la reproducción natural de la población y
el crecimiento de la inmigración permiten el crecimiento urbano
desmesurado no sólo en las capitales de los países sino también en otras
zonas urbanas. Así se forman megalópolis de diverso rango como se observa
en la ciudad de México y su zona metropolitana, que conecta a su vez con
otras metrópolis regionales como Guadalajara y Monterrey; de suerte que
conforman redes de articulación de extensas áreas urbanas que y que
coordinan sus respectivos sistemas urbano-regionales. Están también las
ciudades medias conectadas a las metrópolis regionales como las ubicadas
en las capitales estatales como Hermosillo y Culiacán, sólo para citar dos
ejemplos cercanos de ciudades del noroeste de México, además de otros
centros urbanos que, a pesar de no ser capitales, concentran gran cantidad de
población, como ocurre en las ciudades fronterizas de Tijuana o Ciudad
Juárez; y hasta ciudades pequeñas y pueblos de diverso tamaño que se
conectan alrededor de una ciudad intermedia, como ocurre con el caso de
Mazatlán, que es un centro urbano que coordina un grupo de pequeñas
ciudades y pueblos localizados en el sur de Sinaloa.
Los sistemas de distribución de población en las ciudades y pueblos
son el producto urbano resultante de los movimientos de población que
ocurren en los países como consecuencia de su dinámica socioeconómica. La
estructura urbana regional es el efecto en el espacio social de la lógica del
sistema económico y el modelo de regulación correspondiente, es resultado
de los procesos de urbanización, industrialización, crecimiento y desarrollo,
tanto en lo que se refiere a los factores regionales y nacionales como lo que
implica la incidencia de lo global, es la expresión concreta de procesos
contradictorios marcados por el crecimiento polarizado de las regiones.
"La globalización de la economía no conduce a la dispersión
espacial de las funciones, ni tampoco a la concentración exclusiva de las
funciones direccionales en pocas áreas metropolitanas; la globalización
necesita de todo un flexible y complejo sistema urbano global, en el que las
ciudades son los nodos articuladores de dicho sistema” (Rozga: 2001: p. 93)

38
La emigración y la violencia
Hay factores sociales que explican algunos movimientos migratorios.
La gente emigra porque busca territorios seguros como ocurre cuando las
personas abandonan regiones en guerra, o salen de regiones violentas, van a
otros lugares de su país o del extranjero a buscar espacios que les garanticen
la vida y la seguridad.
Esta emigración que no tiene propiamente una causa laboral sino
política, puede incidir en la formación de grupos de refugiados o exiliados
políticos en los países receptores. Sin embargo, en parte, estas migraciones
se conectan también con el tema laboral al prolongarse las situaciones de
guerra, de violencia e inseguridad en sus regiones y países de origen.
Arturo Lizárraga sostiene que existe interrelación entre migración
rural, violencia y narcotráfico. Afirma que en el caso de los municipios
serranos de Sinaloa, cuando la represión del Estado se incrementa contra los
habitantes de la montaña, tanto los que siembran amapola y mariguana como
los que se dedican a cultivos legales, se ven obligados a abandonar sus
poblados; así, aumenta la emigración de los campesinos a las ciudades de la
costa y los valles, así como a Estados Unidos (Lizárraga, 2004).

La migración internacional
La emigración internacional es un flujo social creciente, la dirección va
de sur a norte; emerge de los países pobres para arribar a los países ricos.
El movimiento migratorio internacional es una de las claves para
explicar el desarrollo de muchos países. Europa jugó en el pasado un papel
notable en la expansión de sus formas de desarrollo por la emigración de
europeos hacia las colonias establecidas en el resto del mundo. La etapa de
la industrialización fue otro momento destacado en el crecimiento de las
migraciones primero en el interior de Europa hacia los polos urbano-
industriales y después hacia nuevos emplazamientos industriales ubicados en
los países independientes. En la época actual se observa la tendencia hacia la
búsqueda de opciones laborales de parte de los trabajadores de los países
pobres que emigran en busca de los mercados de trabajo de los países ricos.
Los estados naciones son incapaces de contener los flujos migratorios
internacionales, las fronteras son cruzadas por los trabajadores que salen de
su país en busca de trabajo. Los gobiernos de los países pobres no son
capaces de ofertar empleos suficientes y bien remunerados para enfrentar la
demanda de su población lo que propicia que una parte de sus ciudadanos
opte por irse de su país, “al otro lado” de la frontera, “al norte”, "a brincar el
muro", "irse de mojados", "cruzar el río", "atravesar el desierto", son otras
tantas expresiones que indican el cambio de país, el paso de una nación a
otra, el cambio en su condición legal de ciudadanos nacionales a
indocumentados, por el tránsito de un estado nacional a otro, de un sistema

39
de regulación legal a otro, de un marco jurídico a otro, de una cultura
nacional a otra, de una lengua dominante a otra.
Castells afirma que los estados contemporáneos son impotentes para
enfrentar los nuevos retos que presenta la globalización. Explica: "…el
estado-nación cada vez es más impotente para controlar la política
monetaria, decidir su presupuesto, organizar la producción y el comercio,
recabar los impuestos sobre sociedades y cumplir sus compromisos para
proporcionar prestaciones sociales. En suma, ha perdido la mayor parte de su
poder económico, si bien aún cuenta con cierta capacidad regulatoria y un
control relativo sobre sus súbditos." (Castells; 1999: 282)
La migración internacional es uno de los más importantes movimientos
contemporáneos que afectan al mundo entero y que implica flujos de
población que van a los países desarrollados en busca de oportunidades de
vida.
“Con los avances registrados en materia de viajes y tecnología de
comunicación, las migraciones se han acelerado y alcanzado niveles que no
se veían desde finales del siglo XIX. A comienzos del siglo XXI,
aproximadamente 175 millones de personas viven fuera de sus países de
nacimiento o ciudadanía.” (Hollifield; 2006: 75)
Muchos de los trabajadores que no encuentran ocupación en su país
abrigan la esperanza de mejorar sus condiciones de vida si emigran hacia un
país rico, quieren acceder al mercado de trabajo aunque aumenten la oferta
de trabajadores indocumentados que obtienen los salarios más bajos, aunque
parezcan altos si se comparan con los vigentes en su país.

Los migrantes de América Latina


En los últimos años se ha incrementado de forma notable las
migraciones internacionales de pobladores de América Latina. Al revisar los
datos que pública la CEPAL se afirma que en el año 2000 se registraron 21
millones de latinoamericanos fuera de sus países de origen. En el año de
2005 el número de latinoamericanos emigrantes aumentó a 25 millones lo
que representa el 13% del flujo migratorio mundial.
Los países principales hacia donde emigran los trabajadores
latinoamericanos son Estados Unidos y España. También se reconoce una
migración internacional dentro de la región de unos 3 millones de personas.
Los países de América Latina que más captan migrantes de la región son
Argentina, Costa Rica y Venezuela (Noroeste, Mazatlán, 03-11-2006).
Dentro de la emigración internacional de América Latina es importante
la emigración centroamericana. Un caso destacado es el de Guatemala. El
presidente de ese país Oscar Berger afirmó que: “en 2006 el monto de las
remesas será superior a 3 mil millones de dólares, es un porcentaje muy alto
del PIB de Guatemala. El grueso de las remesas van a sectores del área rural
en donde se están promoviendo inversiones productivas. El monto de las
40
remesas que llegan a Guatemala es superior a todas las exportaciones del
país juntas. Las ciudades donde se ubican los guatemaltecos en EU son Los
Ángeles, Chicago, Nueva Jersey, Nueva York y Florida (Entrevista a Oscar
Berger, El Sol de Mazatlán, 13-11-06)
El caso de El Salvador también puede destacarse. El presidente de ese
país Elías Antonio Saca afirma que en Estados Unidos viven 2.5 millones de
salvadoreños. La mayoría de ellos son inmigrantes legales aproximadamente
2 millones. 250 000 están bajo la modalidad migratoria de “TPS” estatus
temporal que ha sido prorrogado varias veces por el presidente de Estados
Unidos, además de 250 000 salvadoreños indocumentados.
El monto de las remesas que envían a El Salvador es de 3 000 millones
de dólares anuales. Espera 3.1 millones para el 2006 ( Luis Antonio Saca,
presidente de El Salvador, El Sol de Mazatlán el 15-11-06).
El caso de la migración hondureña a Estados Unidos también es
importante. El presidente de Honduras José Manuel Zelaya Rosales señala
sin precisar el dato que el número de hondureños que radica en Estados
Unidos es de casi un millón de personas. Respecto al monto de las remesas
que envían a su país, señaló que para el año de 2006 sumarán 2,300 millones
de dólares (Entrevista a Zelaya Rosales, El Sol de Mazatlán, 22-11-06).

La emigración de México a Estados Unidos


La migración que se da entre México y Estados Unidos es una de las
más importantes del mundo. Hay un flujo migratorio histórico de
trabajadores mexicanos que cruzan la línea con el propósito de internarse en
Estados Unidos para acceder a un empleo y a un estilo de vida. Es obvio que
esto supone una relación social que impacta a ambos países.
Jorge Bustamante, estudioso de la migración, afirma:
“El fenómeno de la migración internacional no empieza en el cruce de
la frontera, sino en el proceso de decisión de desplazarse desde la residencia
habitual en México con el propósito de obtener trabajo en Estados Unidos”.
(Bustamante; 1997: 321)
La lógica en la que se basa Bustamante para explicar la relación social
que explica la migración es la siguiente:
La migración de México a Estados Unidos implica: A) en su relación
más elemental, la existencia de dos actores cuya identidad respectiva se
deriva del sentido laboral de la relación entre ellos; éstos son el migrante
mexicano que ofrece su fuerza de trabajo y el patrón estadounidense que le
paga por ella. B) En su representación estructural, derivada de los patrones
de recurrencia y de multiplicación masiva de esta relación, implica la
existencia de un mercado de fuerza de trabajo de carácter internacional,
puesto que el migrante que ofrece su fuerza de trabajo procede de un país
diferente de donde se cristaliza la relación a partir de que es contratado con
un sentido laboral por un patrón en los Estados Unidos. C) Existe un
41
mercado imperfecto de trabajo que involucra a inmigrantes mexicanos y a
patrones norteamericanos, esto se manifiesta en una asimetría de poder entre
los actores centrales de la relación.1 (Bustamante; 1997: 322)
Con tales elementos precedentes Bustamante dice: “La migración
internacional de carácter laboral de mexicanos hacia los Estados Unidos es
una relación social que ocurre en el contexto de facto de un mercado
(“imperfecto”) internacional de mano de obra en que hay una interacción
entre una oferta (migrantes de un país) tan real como una demanda (patrones
de otro país) de fuerza de trabajo que opera desde los Estados Unidos. Esta
interacción implica: a) la existencia de una noción cultural de mercado
compartida en términos básicos por quienes representan la oferta y quienes
representan la demanda; b) una asimetría de poder entre ambos, y c) un
desplazamiento colectivo de personas que salen de su residencia habitual por
rutas recurrentes y con motivaciones semejantes de encontrar trabajo en los
Estados Unidos, por lo que orientan su conducta migratoria hacia quienes
tienen interés en corresponder al sentido de esa orientación ofreciéndoles
trabajo en dicho país. Esto quiere decir que no es preciso que la figura del
patrón tenga nombre y apellido cuando el migrante sale en su busca. Sólo
tiene que haber internalizado culturalmente la existencia de esa figura para
que la orientación de sentido de su conducta migratoria pueda cristalizar en
una relación social con quien comparte culturalmente esa orientación de
sentido en los Estados Unidos” (Bustamante; 1997:323).
Respecto al volumen de la migración, según registro del Departamento
del Trabajo de Estados Unidos que hasta septiembre de 2006 se tienen
contabilizados a 12.5 millones de trabajadores de origen mexicano, de los
cuales se estima que la mayoría, unos 8 millones son inmigrantes, y el resto
son descendientes que nacieron en Estados Unidos.
La razón del crecimiento migratorio de mexicanos a Estados Unidos es
el crecimiento de la demanda de fuerza de trabajo en aquel país. Se reconoce
por el Departamento del Trabajo de Estados Unidos que de 2001 a 2006 (en
el tercer trimestre de ambos años) la población ocupada de ese país aumentó
en 8.3 millones de plazas, de los cuales 2.1 millones, equivalentes a una
cuarta parte, estuvo constituida por trabajadores mexicanos.
Para Deborah Meyers, del Instituto de Política Migratoria que tiene su
sede en Washington, la creciente contratación de mexicanos se explica
porque los patrones demandan trabajadores y contratan a los que encuentran.
Afirma que en los últimos cinco años el 60% del crecimiento de la población

1
El concepto de mercado de trabajo imperfecto lo toma J. Bustamante de Max Weber. En este
mercado el precio de la fuerza de trabajo no es fijado por la interacción de fuerzas con
tendencia al equilibrio de una oferta y una demanda, sino por una asimetría de poder entre los
actores de la relación laboral. (Bustamante, 1997: 323)

42
ocupada en Estados Unidos está compuesto por extranjeros, de los cuales el
grupo de mexicanos es el más importante. Esta demanda tiene que ver con el
hecho de que cubren puestos de trabajos que otros grupos no demandan,
además de que obtienen baja remuneración, debido a su baja formación
académica y su condición de indocumentados (Noroeste, Mazatlán, 06-11-
2006: p 11A). Las tareas que realizan los trabajadores mexicanos los liga a la
industria de la construcción, actividades de extracción, mantenimiento de
edificios y los servicios en general.

Cambios en el modelo migratorio


En los últimos años se registró un conjunto de cambios sociales
respecto en el modelo migratorio de México a Estados Unidos. Durand y
Massey (2003: 5) afirman que el viejo modelo de la emigración mexicana, el
que prevaleció en la década de los setenta y ochenta del siglo XX se podía
sintetizar estableciendo un perfil sociológico que se adaptaba al emigrante
mexicano. Se trataba de un trabajador migrante temporal, masculino e
indocumentado.
Los cambios dados en la sociedad mexicana en las últimas décadas han
modificado también el tipo social de los migrantes: “Las regiones y
localidades de origen se han diversificado; ha aumentado considerablemente
la migración urbana; las mujeres se han sumado a la corriente migratoria, al
igual que los indígenas; el migrante ha prolongado su estancia; se han
verificado notables cambios en los índices de naturalización; finalmente,
hubo un cambio radical en cuanto a la situación legal de los que fueron
migrantes indocumentados” (Durand y Massey, 2003: p. 5).
La pura diferencia de salarios es insuficiente para explicar la
emigración, se requieren de otros factores sociales que ayuden a entender
como funciona el proceso migratorio. Una de esos factores radica en el papel
que juegan las redes sociales que ayudan a que la migración sea exitosa.
“Las redes migratorias son conjuntos de lazos interpersonales que
conectan a los migrantes con otros migrantes que los precedieron y con no
migrantes en las zonas de origen y destino mediante nexos de parentesco,
amistad, paisanaje. Estos nexos incrementan la posibilidad de movimiento
internacional porque bajan los costos y los riesgos del desplazamiento y
aumentan los ingresos netos de la migración. Las conexiones dentro de la red
constituyen una forma de capital social del que las personas pueden
beneficiarse para acceder a diversas formas de capital financiero: empleo en
el extranjero, pago de coyotes, salarios más altos y la posibilidad de hacer
ahorros y enviar remesas”. (Durand y Massey, 2003: 31)

43
El envío de remesas
Uno de los efectos de la migración internacional es el creciente envío
de remesas de los trabajadores en los países desarrollados que envían
recursos económicos a sus familiares radicados en sus países de origen. El
monto de las remesas crecen año con año, para muchos analistas el envío de
divisas permite a los países mejorar notablemente su balanza de pagos.
El destino de las remesas puede tener varios usos, el más importante es
el que se destina al consumo, es decir, las remesas que sirven para la
manutención de las familias de los migrantes en sus lugares de origen. Otro
uso de las remesas es el ahorro, esto en la perspectiva del posible retorno del
migrante que prepara su regreso a partir de generar ahorro en su lugar de
origen para comprar bienes de consumo duradero como casas o terrenos, o
para preparar las condiciones para iniciar un negocio cuando se de su
retorno.
Un uso alternativo de las remesas es el que se dedica a generar
proyectos empresariales de los familiares de los migrantes. Es decir, en
lugar de dedicar al consumo los recursos de las remesas se dedican a invertir
pequeños capitales para generar ingresos propios para sus familias.
El crecimiento de las remesas que envían los mexicanos inmigrantes
en Estados Unidos hacia México va en aumento. Según cifras del Banco de
México en 2005 se enviaron a nuestro país la cantidad de 18 279 millones de
dólares, mientras que en 2006 el aumentó llegó a 23 000. Sin embargo otra
fuente indica que ese mismo año las remesas ascendieron a 25 000 millones
de dólares según un estudio del Fondo Multilateral de Inversiones del Banco
Interamericano de Desarrollo que incluye envíos por medios no electrónicos
como el correo normal y las remesas entregadas de persona a persona. (Nota
de Erika Hernández, 02/02/2007 Periódico Reforma)
La dependencia de las remesas en las regiones de origen es
significativa. En una entrevista realizada a la gobernadora de Zacatecas,
Amalia García afirma que su estado cuenta con la mitad de los zacatecanos
en su territorio en México y la otra mitad vive en EU. Señala que las familias
de esa entidad reciben anualmente 5 000 millones de dólares; es decir, las
remesas que se envían son esenciales para el consumo de las familias
zacatecanas (El sol de Mazatlán, 27 de octubre de 2006).
Otro estado que tiene gran dependencia hacia las remesas es
Michoacán, cuyo gobernador Lázaro Cárdenas afirmó que “Michoacán tiene
cuatro millones de habitantes residiendo en el estado (se refiere a su
territorio en México) y tiene, tal vez, más de tres millones en Estados
Unidos y no solo en lugares tradicionales para los michoacanos como
California, Illinois, Washington, Nevada, Arizona, Texas, Oregon; ahora hay
una colonia michoacana muy importante en el estado de Alaska.” En lo que
se refiere a las remesas que envían los migrantes a sus familias en el estado,
Cárdenas afirma que: “Michoacán recibe más de 2 500 millones de dólares
44
anuales en forma de remesas que, por supuesto, son un alivio a la economía
estatal, pero no nos es nada grato presumir este hecho, es una realidad”. (El
Sol de Mazatlán, entrevista a Lázaro Cárdenas Batel, 8-11-2006).

La inmigración de los ricos


Un segmento especial de inmigrantes de nuevo cuño en algunas
ciudades es el conformado por personas que mantienen altos ingresos, se
ubican en la tercera edad, finalizaron su período de trabajo productivo y
gozan de pensiones y jubilaciones que les permiten libertad de movimiento
que les permite seleccionar el espacio de vida para establecer sus lugares de
residencia de acuerdo con una visión subraya el disfrute personal por buen
clima, bellos paisajes, tranquilidad, práctica de su deporte favorito, acceso a
servicios de salud, cuidado del ambiente y otros atributos relacionados con
sus concepciones del mundo, sus ideales de bienestar social y su criterio de
calidad de vida.
Algunos de estos desplazamientos de personas tienen que ver con el
disfrute, una parte de los residentes de países desarrollados de la tercera edad
pueden optar por determinadas residencias temporales de carácter cíclico, no
turísticas, en regiones de países en desarrollo con clima favorable a sus
preferencias corporales.
Puede ser que en este modelo migratorio de cambio de residencia para
el goce hedónico se observe el desplazamiento de personas de las zonas
urbanas densamente pobladas a las zonas rurales con clima y paisaje
apropiados, esto puede ocurrir por la compra de la segunda residencia para
las familias económicamente consolidadas que pretenden descansar de la
agitada vida urbana y adaptar una casa de campo para tal propósito.

La red y la libertad de residencia


El avance de las nuevas tecnologías de la comunicación y la
informática así como la conformación de la red de conexiones electrónicas
en el espacio virtual está determinando la formación de procesos de
migración internacional de un tipo distinto, porque aquí los trabajadores
laboran por medio de una conexión electrónica ya sea como empleados de
empresas o como trabajadores bajo contrato temporal. En estos casos los
trabajadores pueden establecer sus espacios de vida cotidiana de acuerdo a
sus intereses estéticos o humanos, en lugares de su preferencia debido a que
se liberan de la constricción del antiguo espacio de trabajo y de la
obligatoria estancia en una oficina ubicada en el país sede de la empresa para
la que laboran.
No se puede afirmar a que las regiones de un país tengan tendencia
hacia la homogeneidad de su desarrollo, -aunque podría señalarse que
existen países que han cuidado, a través de mejores políticas públicas, sus
niveles de desigualdad regional a efecto de evitar la excesiva polarización
45
entre sus regiones-. Se sostiene que la tendencia más persistente en los países
subdesarrollados es a mantener los rezagos de unas regiones frente al
progreso de otras. Es decir, que el desarrollo regional no se presenta de
forma homogénea en su territorio.
De la misma manera, se afirma que a nivel internacional se sigue
abriendo la brecha económica entre los países, como se observa en los
indicadores socioeconómicos de los países desarrollados respecto al resto, lo
que hace que las brechas se mantengan y se amplíen.
Así entonces, de acuerdo con la tesis del desarrollo polarizado, se
puede sostener que el proceso de desarrollo no es un fenómeno homogéneo,
el crecimiento económico no se presenta con la misma velocidad en el
espacio y el dinamismo del desarrollo no es igual en todas las regiones de un
país o en todos los países de un continente.

La falta de empleo
Otra de las razones que explican el fenómeno es el alto nivel de
desempleo en el país de origen respecto a la creciente demanda de empleos
que requiere su población. En este contexto, no tanto por el diferencial de
salarios sino por la falta de oportunidades es la razón por la cual los
trabajadores de un país deciden emigrar a otro. Aquí no sólo se habla de
emigración de trabajadores con escaso nivel educativo y poca capacitación
para el trabajo sino también de profesionistas egresados de diversas
universidades y centros profesionales que ante la imposibilidad de encontrar
un empleo en el ámbito de su región o país de origen deciden emigrar para
trabajar en empleos diversos, la mayor parte de las veces sin que estos
tengan que ver con sus estudios. La necesidad los obliga tomar, en el lugar
de destino, los empleos mas simples, los que no requieren su nivel de
estudios, obligados por las circunstancias y estimulados por la visión de que
es “una manera de empezar”, que es pertinente ir paso a paso, “desde abajo”
para conocer y poder escalar en el nuevo mercado de trabajo que apenas se
empieza a conocer.
De la migración internacional se desprenden infinidad de posibilidades
de estudio. Por una parte, se requieren más estudios sobre los procesos
migratorios para ahondar con mayor precisión en las causas que propician la
emigración de los trabajadores en las regiones de origen.
Es pertinente estudiar tanto las historias exitosas y el papel de imitación
de conductas que se genera entre los jóvenes para imitar a los amigos y
parientes que "ya la hicieron", de los que se fueron al norte, de los que no
tuvieron miedo de alcanzar el "sueño americano".
En la explicación de las zonas o localidades de origen de la emigración
internacional se pueden estudiar procesos de estancamiento económico,
mediocres dinámicas de desarrollo local o regional, escasas inversiones
productivas localizadas en el territorio, salarios bajos, insuficientes esfuerzos
46
para lograr verdaderos procesos de cambio social, escasas o equivocadas
políticas públicas de los diversos niveles de gobierno, ausencia de proyectos
de desarrollo regional, poca utilización de los potenciales de crecimiento
por parte de los habitantes de la región, restringidas iniciativas
empresariales, pocos procesos innovadores en el rubro económico que se
traduce en limitada generación de nuevos productos y nuevos procesos.
Por otra parte, desde el país de recepción es factible intentar
comprender la forma en que se distribuyen y concentran espacialmente los
trabajadores inmigrantes, las causas por las que se establecen en ciertas
ciudades y regiones donde se aglomeran, las zonas de vivienda donde se
asientan, el tipo de empleos que obtienen, las ramas económicas principales
en que se insertan, los procesos de integración familiar que ocurren cuando
el trabajador emigra con toda su familia nuclear, el proceso de integración de
los hijos de los trabajadores emigrantes en la sociedad receptora, el proceso
de aceptación y asimilación como ciudadanos del país receptor a los hijos de
los emigrantes nacidos en el país de destino, las diversas formas legales que
asume el inmigrante a lo largo del tiempo desde su inicial carácter de
indocumentado, hasta las distintas formas de legalidad que asumen a lo largo
de su experiencia inmigratoria por la vía de la apertura de programas de
legalización de trabajadores migratorios promovidos desde el gobierno del
país receptor o negociado con el gobierno del país de origen.
Destacar el papel que juegan las redes sociales y las familias
binacionales en el proceso inmigratorio, la función social que cumplen de
proteger al migrante a lo largo de toda la ruta migratoria, el apoyo que le dan
con los gastos, la recepción en sus comunidades de vida, la solidaridad que
implica abrirle la puertas de sus casas, presentarlo al grupo de amigos,
conseguirle los documentos básicos para iniciar su vida en la nueva
sociedad, contactarlo con el mercado de trabajo a efecto de que consiga el
empleo inicial que le permita empezar la nueva etapa laboral como
trabajador internacional sin documentos legales en un país al que llegó
cargado de sueños.
Otro tipo de estudios que deben realizarse son los que se refieren a los
aspectos culturales vinculados con el encuentro que se da entre la cultura del
migrante con la cultura que predomina en la sociedad receptora. Se deben
destacar la formación de nuevas formas de cultura producto de esta
interacción, además de analizar los procesos discriminatorios que sufren los
migrantes y sus familiares en el proceso de adaptación al nuevo espacio
social que viven en el país receptor.

Conclusiones
Se puede afirmar que la emigración ha crecido en los países en
desarrollo como producto de las desigualdades sociales existentes en el
territorio, los limitados resultados de las políticas de generación de empleo,
47
el escaso trabajo efectivo de instituciones encargadas de promover la
integración social, , la falta de promoción social, ausencia de programas de
desarrollo local y regional con objetivos claros, recursos suficientes e
instrumentos precisos de acción, la incapacidad para activar la inversión de
los empresarios en las regiones atrasadas para aprovechar el potencial de
crecimiento económico, la desconfianza y falta de cooperación entre los
actores sociales, la desconfianza entre ellos y con las autoridades, la falta de
capital social, el enfrentamiento y la división entre la organizaciones
empresariales, los gobiernos locales, las agrupaciones de trabajadores, las
organizaciones civiles y el sistema educativo; la ausencia de instituciones
interesadas en ofrecer respuestas efectivas a las demandas de la población,
la conducción inadecuada de los gobernantes que carecen de visión política
y de preparación técnica para poder marcar el rumbo del éxito social de sus
comunidades, los problemas burocráticos de la administración pública por el
exceso de burocracia el uso ineficaz de los recursos humanos por parte de
las instituciones públicas y la elevada corrupción existente.
Este conjunto de factores pueden presentarse como algunas de las
causas más importantes por las cuales se registra un bajo o nulo desarrollo
económico regional incluyente que se tiene en los territorios de origen de la
emigración lo que explica las razones por las que muchas personas deciden
irse, con todos los riesgos que su decisión implica, fuera de su “terruño”,
lejos de su región, de su familia y de sus amigos, para buscar las
oportunidades que su país le niega.

48
TRABAJO HORTÍCOLA y migración interna en Sinaloa

Foto: José Luis Camacho

Beatriz Eugenia Rodríguez Pérez∗

Algunos estudios sobre la problemática de los mercados laborales


agrícolas y la migración interna en México, coinciden en señalar que se vive
una etapa de profundización y diversificación del proceso migratorio rural-
rural, en la cual se modifican ritmos, tipos y temporalidad (Corona, 1993;
Sifuentes, 1994). Este panorama tiene sus antecedentes inmediatos en las
transformaciones económicas y sociales producidas en el sector agrícola a
partir de los años 80 que, en conjunto, profundiza la dependencia de las
familias rurales al trabajo asalariado.
Entre los cambios más significativos que reflejan el impacto de esta
nueva fase de integración de la economía mexicana a la economía global, se
encuentra el impulso de un nuevo modelo de desarrollo rural que privilegia
la agricultura empresarial de exportación, cuya expansión obedece al
desarrollo del mercado internacional competitivo1. Lo cual tiene


Profesora e investigadora de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Doctora en Antropología
Social, egresada de CIESAS-Occidente. Obtuvo el Premio Nacional de Tesis de Doctorado en
el año 2005. Responsable del Programa Universitario de Género de la Coordinación General
de Investigación y Posgrado de la UAS.
1
Se trata en general de la agricultura de exportación, representada por frutas, hortalizas
(frescas y congeladas) y flores (Marañón, 1997). Ello ha implicado diferentes procesos de
reestructuración productiva, que conlleva nuevas formas de organizar la producción,
49
consecuencias directas sobre la composición, volumen, intensidad y
dirección de los flujos migratorios de jornaleros.
Expresión de este fenómeno es la creciente incorporación a las
corrientes migratorias de indígenas, mujeres y niños. Durante años, la
distinción que surge por las diferencias de género, edad y etnia, estuvieron
ausentes de los estudios sobre jornaleros agrícolas; a lo más, el trabajo de las
mujeres y niños se abordaban como un mecanismo que utiliza el jornalero
para compensar el deterioro de su propio salario. Eso llevaba a analizar su
participación sólo como complemento del trabajo de los hombres, e
ignoraban que estos grupos se adscribían con una dinámica propia al
mercado de trabajo (Lara, 1991:104).
Los estudios pioneros en México sobre los mercados de trabajo rural se
llevaron a cabo en la década de los ochenta (Lara, 1998:18). La primera
investigadora que abordó el problema de los trabajadores agrícolas fue Luisa
Paré (1981); su propuesta metodológica, ubicada en los procesos de
proletarización, consiste en analizar la relación que mantienen los
trabajadores con la producción campesina, por un lado, y con el trabajo
asalariado, por el otro. Con base en ello, define una serie de situaciones que
van del campesino al proletario, pasando por la condición de semiproletario.
En la misma línea metodológica se publicaron los libros de Aguirre
Beltrán y C. de Grammont (1982), Carton de Grammont (1986), Posadas
(1985), Guerra y Rocha (1986) y Cisneros (1988). Estos estudios, al abordar
a los jornaleros agrícolas, enfatizan el inminente proceso de proletarización
del campesinado pobre o sin tierra.
En ese tiempo, aparecieron también varios estudios sobre jornaleros
agrícolas, en los cuales describen sus condiciones de vida y trabajo (Arizpe y
Aranda, 1981; Roldán, 1982; Ronner, 1981). Después se publicó un libro
que aborda la situación de segmentación étnica en la horticultura en San
Quintín (Garduño, García y Morán, 1989), y en 1994, Carlota Botey dedica
una investigación al trabajo infantil jornalero también en Baja California, al
igual que Guerra (1998) en Sinaloa.
Fue Enrique Astorga (1985) el primero en tener como objeto de estudio
los mercados de trabajo rural. Destaca que la especialización de la demanda
no sólo es geográfica sino social, ya que establece exigencias de edad, sexo,
habilidades, horarios, residencia, etc. Bajo este enfoque, el trabajador
agrícola se comporta como mercancía que responde a las leyes de oferta y
demanda de acuerdo al cultivo y nivel tecnológico existente.
C. de Grammont y Sara Lara (2000:131), sostienen que los mercados de
trabajo rural son lugares donde oferentes y demandantes no se encuentran
libremente, porque tanto una como la otra se transforman constantemente, no

comercialización y la fuerza de trabajo (Lara, 1996).


50
sólo por factores macro económicos y estructurales2, sino también por
razones sociales y culturales.
Del lado de las empresas, esta dinámica se genera por los procesos de
modernización y de reestructuración productiva, donde la adopción de
nuevas tecnologías3 hace que potencien sus capacidades para conseguir
mano de obra de acuerdo a las necesidades. Conforme a Raynolds
(1994:146), la empresa institucionaliza la flexibilidad en el volumen y
diferenciación de los productos, en la administración y uso de los factores
internos, y en las relaciones con otras firmas.
El nuevo paradigma basado en la producción flexible se ha denominado
posfordismo. Este tiene las siguientes características: producción
descentralizada con distintos propietarios en diferentes lugares; mientras la
producción es dispersa, los centros de poder, tanto en aspectos financieros
como en las decisiones, se concentran cada vez más; desarrollo tecnológico
que da origen a nuevas formas de comunicación, transportación y servicios
colaterales, para poder organizar la red; desarrollo de instituciones
supranacionales y, flexibilidad en las relaciones laborales (Bonanno, et
al.,1994:18-20).
En tanto, la oferta depende de una serie de factores económicos que
provocan la expulsión de fuerza de trabajo de ciertas comunidades, mediada
por elementos que regulan su acceso a dichos mercados, tales como la
existencia de redes, contactos anteriores con el lugar receptor, falta de
empleos en el lugar de origen, expectativas de superación y otras.
A los mercados de trabajo rural se le conciben como espacios
dinámicos donde se reproducen relaciones que segmentan a los trabajadores
en un sinnúmero de categorías, siendo las principales: clase, etnia y género
(Lara, 1998:22). El cultivo de tomate es un claro ejemplo de la existencia por
un lado, de grupos empresariales con gran poder económico y político, y por
otro lado, contingentes de migrantes, la mayoría indígena, que carecen de lo
elemental para vivir.
Las políticas neoliberales aplicadas en el medio rural mexicano desde
hace ya cuatro sexenios, han restado competitividad a todo el sector
agropecuario pero, en particular, al campesino productor de bienes de
subsistencia. La eliminación de subsidios, de mecanismos de acopio,
comercialización y crédito, el nuevo marco jurídico y la apertura comercial,
lanzaron a los pequeños productores a competir en condiciones de extrema
fragilidad que propiciaron pocas posibilidades de sobreviviencia (Barrón,
1997a).

2
Por ejemplo: procesos de globalización, nueva división internacional del trabajo,
reestructuración de las empresas, entre otras.
3
Semillas de alto rendimiento, análisis de suelos y plantas, plasticultura, fertirrigación,
producción bajo invernaderos, sistemas computarizados, hidroponía y demás.
51
Generalmente, hay espacios específicos de oferta y demanda para cada
tipo de trabajador, que implican diferencias en las condiciones de empleo,
sistemas de remuneración, niveles de ingreso, duración del trabajo, entre
otros elementos. La evidencia empírica (C. de Grammont y Lara, 2000)
muestra que, en términos globales, las actividades poco calificadas, y por lo
mismo, con remuneraciones más bajas, concentran a trabajadores migrantes
que son en su mayoría, indígenas. En cambio, en las actividades de mayor
calificación predominan los trabajadores locales y asentados sobre los
migrantes; en cuanto a su condición étnica, se puede generalizar que son
trabajos dominados por mestizos4.
En México se calcula que hay poco más de 3.4 millones de jornaleros
agrícolas, que representan más de la mitad de los 5.7 millones del ramo en el
país (Pronjag, 2000a). Aunque son generadores de riqueza, experimentan
una marcada exclusión social: más del 72% vive exclusivamente de su mano
de obra, valorada dependiendo de la zona y del cultivo, en 60 y hasta 80
pesos al día.
En este trabajo identifico algunas propuestas que se han hecho para
analizar a los asalariados agrícolas como grupo que participa de una
dinámica de relaciones sociales al seno del mercado de trabajo hortícola.
Asimismo, describo las condiciones de trabajo y vida de los jornaleros
durante su estancia en los valles de Sinaloa.

I. Categorías teóricas de los mercados de trabajo rural


Algunos autores5 recurren a la teoría del mercado dual, para explicar
procesos y características de los mercados de trabajo. Esta postura que
originalmente fue desarrollada por Piore (en Carton de Grammont y Lara,
2000), y enriquecida por Llamas (1987), plantea lo siguiente:
a) El mercado laboral se divide en dos segmentos: primario y secundario.
En el sector primario se encuentran los trabajadores privilegiados, pues los
empleos son mejor pagados, más estables y con mayor estatus. En tanto, el
sector secundario, se caracteriza por elementos opuestos, comprende a todos
los grupos marginados: niños, mujeres, indígenas, migrantes, así como
empleos mal pagados e inestables.
b) La dicotomía del mercado se explica por factores institucionales e
históricos: tecnología, estructura ocupacional, costumbres y composición de
la fuerza laboral.
c) La movilidad de los trabajadores dentro del mercado es limitada y son,
sobre todo los trabajadores del segmento secundario, los que se encuentran
atrapados en él.

4
La diferenciación de indígenas y mestizos la hago tomando en cuenta idioma y
autoadscripción a alguna etnia.
5
Mayor profundización en Carton de Grammont y Sara Lara, 2000:122-140.
52
d) Las características del capital humano que plantean los neoclásicos (años
de escolaridad y adiestramiento) poca influencia tienen sobre los sueldos y
puestos de trabajo, de manera que quienes se encuentran en el mercado
secundario no es porque carezcan de calificaciones adecuadas, sino por
dificultades que existen para acceder a mejores trabajos.
Barrón (1997a) considera que forman parte de los mercados primarios
las empresas modernas dedicadas a la horticultura, ya que tienen una
división social del trabajo muy marcada. Sin embargo, C. de Grammont y
Lara (2000) discrepan de esta postura en tanto que mujeres e indígenas
laboran en condiciones de extrema precarización, que en el esquema dual no
sería propia de estos mercados.
De esa manera, los mercados de trabajo rural ofrecen un abanico de
situaciones complejas que dificultan la aplicación mecánica de este enfoque,
pues se encuentran grupos de trabajadores clasificados como calificados que
ocupan los mejores puestos y cuentan con condiciones laborales aceptables
frente aquellos que serían típicamente clasificados en el segmento
secundario.
Junto a ello, existe otra postura para el análisis de los mercados de
trabajo que retoma la situación de flexibilidad. Carrillo y Hualde (1990),
reconocen dos tipos de flexibilidad: cuantitativa y cualitativa; ambos se
guían con la demanda, pero la primera refiere a cambios organizativos, que
con frecuencia deriva en inestabilidad laboral y precarización del empleo.
Mientras la segunda se refiere a cambios en las preferencias de los
consumidores.
El punto de partida de la flexibilidad, es que la mano de obra, dada sus
características de calificación, es fácilmente sustituible y movilizable; pero,
en la práctica la segmentación del mercado de trabajo rural lo impide, porque
ni la mano de obra ni los puestos de trabajo son fácilmente intercambiables
(Lara, 1998:120-121).
Por su parte, la corriente segmentacionista aparece como una manera de
clasificar a la fuerza de trabajo, y su aporte sustantivo se halla en la noción
de estratos. Se plantea que en el sector primario se encuentran dos estratos:
en el superior se ubican aquellos que cuentan con nivel educativo suficiente
para aumentar sus posibilidades de desarrollo. Y el nivel inferior
corresponde a trabajos calificados pero taylorizados6 y, por tanto, con pocas
posibilidades de movilidad (De la Garza, 1993).

6
Término que hace referencia a Frederick W. Taylor (1880), ingeniero inglés que
estudió a fondo la forma de elevar la productividad del trabajo. El paradigma
taylorista se fundamenta en la división sucesiva del proceso de trabajo, sus tareas y
obligaciones, hasta sus elementos más sencillo, apuntando a disminuir el tiempo
requerido para desempeñar tales tareas a partir de una dosis de especialización y
concentración absoluta (Vargas, et al., 2001:7-8)
53
Sengenberger (1988:349) plantea que las restricciones en la rotación de
puestos y mano de obra con calificaciones iguales o comparables, da como
resultado una segmentación horizontal; mientras, la segmentación vertical
designa las desigualdades entre distintos tipos de trabajadores. Ambos casos
se basan en una normatividad explícita o implícita, que impide que cierto
tipo de trabajadores no puedan acceder a determinados puestos. Así la
segmentación es solución a los problemas de mano de obra, teniendo en
cuenta diferentes intereses de las empresas.
La urgencia de entender las inequidades de género en los mercados de
trabajo y explicarlas en sus nexos con el proceso de división familiar del
trabajo, ha estimulado usar la noción de segregación social, que sirve para
someter a análisis exhaustivo la estructura diferencial de oportunidades del
mercado de trabajo (Pedrero, Rendón y Barrón, 1997; Oliveira, Ariza y
Eternod, 1996).
El concepto de segregación social se refiere a la delimitación de
espacios diferenciados entre individuos o grupos a partir de atributos
particulares. Varios autores destacan que esta distinción no es neutra, pues
legitima esferas de autoridad y competencia, y determina un acceso desigual
a los recursos sociales.
Segregar es replegar a un espacio social para asegurar el mantenimiento
de una distancia para institucionalizar una diferencia que ratifica a su vez un
determinado orden social (Lara, 1998:97). Cuando el género es el criterio
que norma la separación, son los atributos culturalmente construidos acerca
de lo que es ser hombre o mujer, los que sirven para demarcar los límites de
los espacios; los que corporeizan la asimetría social entre unos y otras
(Reskin, 1984; Reskin y Hartman, 1986).

II. La horticultura: mercado de trabajo segmentado


El mercado de trabajo hortícola recurre con frecuencia a la flexibilidad
cuantitativa que se expresa en prestaciones laborales escasas o nulas,
inestabilidad laboral con horarios variables y eventualidad, o en términos
salariales, en formas de pago a destajo, por tarea o producto.
Los efectos que se producen tras la puesta en marcha de este tipo de
flexibilidad son que las empresas administran y tratan a sus empleados con
criterios jerárquicos: mano de obra local y migrante; indígena y no indígena;
varones, mujeres y niños, la cual se establece sobre la minorización7 o
discriminación de los grupos mencionados.

7
El concepto “minorización” ha sido utilizado por Sara Lara (1998:122), para dar
cuenta de cómo las diferencias se convierten en estigmas de alteridad que suponen
jerarquías y desigualdad entre los trabajadores. Es decir, se convierten en
mecanismo de "naturalización" de las diferencias sociales a partir de las cuales se
constituye un sistema de exclusión y dominación que se refuerza entre sí.
54
Las labores y puestos de trabajo que se caracterizan por ser mejor
pagadas y calificadas, se ofrecen principalmente a la mano de obra local.
Tales tareas son las relacionadas al riego, sistemas mecanizado, empaque y
embalado del producto. Además, generalmente son los mestizos quienes se
encargan de actividades básicas como preparación del terreno y manejo de
maquinaria. En contraste, a los indígenas sólo se les responsabiliza de tareas
manuales, entre las que destaca el trasplante, deshierbe, puesta de estacón,
envarado e hilado y pizca del fruto.
De esa forma, la condición migrante y étnica determina una distinción en
cuanto a actividades que pueden acceder los migrantes. Más del 90% de la
población indígena se ocupa en el corte de hortalizas, mientras sólo un poco
más de la mitad de los jornaleros mestizos la realizan (Pronjag, 1999).
Asimismo, en la distribución del trabajo, existen actividades donde
prevalece una distinción de género. Las mujeres se encuentran al margen de
actividades que demandan mayor fortaleza física como son regar, trabajar en
las bombas, fertilizar, manejar el niño8, colocar estacón, reforzar y cortar
alambre. La participación femenina es nula en labores que se realizan
mecánicamente, como el manejo de tractores y aspersores. Actividades que
sólo son realizadas por hombres, pese a que demandan una mínima
capacitación y requieren poco esfuerzo físico.
De este modo, la segregación hace posible el control social como
mecanismo básico de estratificación genérica (Ariza y Oliveira, 1999). La
situación que sufren las mujeres, así como indígenas, migrantes y niños (as),
es típica de una segmentación vertical, porque la estigmatización que se hace
de sus características físicas se convierte en mecanismo justificador de una
estructura de empleo que los (as) condena a los peores puestos y trabajos
más penosos (C. de Grammont y Lara, 2000:129); semejante a la situación
que viven los migrantes indocumentados y negros en la unión americana.
Así, las empresas hortícolas mantienen una división del trabajo
marcada por razones de género, pues los hombres ocupan puestos que gozan
de cierto reconocimiento y prestigio por considerarse calificados (por
ejemplo: ingenieros, técnicos, mecánicos, tractoristas); mientras a las
mujeres le asignan las peores tareas y reciben los ingresos más bajos9.
Algunos autores hacen hincapié en las ventajas que ofrece esta mano de
obra porque es barata. Sin embargo, no sólo es su costo lo que puede
explicar la preferencia para contratar mujeres en estos cultivos, sino también
porque ofrecen gran disponibilidad y flexibilidad para el trabajo10. Las

8
Instrumento grande y pesado en forma de martillo que sirve para enterrar la vara.
9
Sobre todo tareas relacionadas a la siembra y cosecha de hortalizas. Véase más
información en el apartado de proceso de trabajo.
10
La flexibilidad supone la implementación de mecanismos que permiten todas las
formas posibles de adaptación del uso de la mano de obra, a las necesidades de los
55
mujeres aparecen como el sujeto social por excelencia para la
implementación de todas las formas de trabajo flexible, porque no conocen
otra forma de inserción en la economía. Y siguen combinando labor de
campo o fábrica y hogar a lo largo del día.

III. Las mujeres: fuerza de trabajo hortícola


Las estadísticas de 1927 ya señalan la importancia del trabajo femenino
e infantil, y la incidencia que adquieren desde entonces las migraciones de
hombres, mujeres y niños que participan en la cosecha de tomate (Lara,
1998:160).
Normalmente se aduce que fue la escasez de mano de obra masculina la
que condujo a contratar mujeres en los empaques, pero cierto es que los
agricultores buscaron asegurarse mano de obra que pudiera especializarse y
calificarse en condiciones de gran disponibilidad de horario durante toda la
temporada de cosecha. Las esposas y/o hijas de los empleados, eran
consideradas como fuerza de trabajo local mucho más flexible que la
masculina y migrante, quienes suelen regresar a sus pueblos, algunas veces,
sin haber concluido la zafra.
Para 1985, Astorga Lira nos habla de la existencia de 5.4 millones de
jornaleros agrícolas, siendo alrededor de un tercio mujeres y niños.
Asimismo, investigaciones como la de Arizpe (1980) y Barrón (1997a) han
detectado importantes procesos de transformación en el perfil de las
jornaleras. Mientras a principio de los setenta la mayor parte eran jóvenes
solteras o mujeres que ya habían concluido su ciclo reproductivo, desde hace
más de una década, tal como ocurre en otros sectores de la economía, se
incorporan cada vez más mujeres unidas, aún en etapa reproductiva, jefas de
familia y solteras con hijos.
Por su parte, el Pronjag (2000a) estima que en el medio rural existen
4.7 millones de familias; poco más de un millón son jornaleros agrícolas, lo
que representa 5.2 millones de personas. Del total de miembros de las
familias de jornaleros trabajan 3.4 millones; de ellos cerca del millón son
mujeres, y 39% son migrantes de ambos sexos (Cuadro 1).

procesos de trabajo. Es decir, empleo temporal, horarios discontinuos y salario por


tarea o pieza (Lara, 1993).
56
CUADRO 1

POBLACIÓN JORNALERA EN MÉXICO

TIPO POBLACIÓN TRABAJAN

Hombres adultos 2´550,000 (49%) 1´900,000 (56%)

Mujeres adultas s.d. 600,000 (18%)

Jóvenes entre 15 y 17 550,000 (11%) 526,000 (15%)


años

Niños de 6 a 14 años 1´350,000 (26%) 374,000 (11%)

Menores de 6 años 750,000 (14%) s.d

TOTAL 5´200,000 3,400.000

FUENTE: Pronjag-Sedesol, Mayo 2000.


De acuerdo con la Encuesta Nacional a Jornaleros Migrantes efectuada
por el Pronjag en 199811, en 10 estados demandantes de mano de obra se
registró un índice de feminización de 50.79%; es decir, por cada 100
trabajadores hombres había 50 mujeres trabajadoras. Este porcentaje se
comporta de manera diferente dependiendo de la zona agrícola; en el centro
y norte de Sinaloa supera 75%, en el valle de Vizcaíno el 73% y en la Costa
centro de Nayarit de 71% (Arroyo, 2001).
Esto es así, debido a una política laboral que busca flexibilidad12 en
diferentes sectores de la economía, y ve en las mujeres candidatas idóneas
para este tipo de empleos por su cierta docilidad para aceptar trabajos
precarios.
3.1 Jornaleras (os) agrícolas migrantes
En Sinaloa los movimientos migratorios tienen que ver con la actividad
agrícola. Cada temporada otoño-invierno, que comprende los meses de octubre
a mayo, cerca de 150 mil jornaleros arriban al estado, contratados para la
siembra, pizca y empaque de hortalizas.

11
La Encuesta Nacional a Jornaleros Migrantes 1998 fue diseñada para captar
información de las características particulares de los jornaleros agrícolas migrantes y
sus grupos familiares. Se determinó como el universo de aplicación a los albergues y
asentamientos de población migrante atendidos por el Pronjag.
12
La flexibilidad significa según Lara (1993:54), utilizar la fuerza de trabajo en
todas las fases de la cadena productiva desempeñando tareas diversas y en secuencia
discontinua.
57
Mientras que la media nacional de jornaleros o peones del campo es de
8.7%, con relación a la población total ocupada, Sinaloa se ubica en el
segundo lugar de las entidades donde un 14.2% son contratados; arriba de
esta entidad sólo se encuentra Michoacán con un 23.4% (INEGI, 1999). Si
comparamos estos datos con los reportados de la Encuesta Nacional de la
Dinámica Demográfica de 1992, nos damos cuenta que la media nacional
creció ligeramente (8.5%) y Sinaloa disminuyó dos puntos porcentuales
(16.3%), lo cual puede deberse a la apertura de campos de cultivos en otros
estados de la República Mexicana.
En promedio cada temporada 25 mil familias se dedican a actividades
hortícolas en Sinaloa, siendo el 75% población migrante. Las entidades que
aportan más jornaleros son: Guerrero (45.59%), Oaxaca (19.90%), Sinaloa
(17.87%), Veracruz (7.07%) y otros (9.57%)13. Más del 60% de esta
población, pertenece a grupos indígenas, siendo los principales Mixtecos de
Guerrero y Oaxaca (43.71%), nahuatl de Guerrero (17.31%), zapotecos de
Oaxaca (14.23%), tlapanecos de Veracruz (10.66%), triquis de Oaxaca
(9.57%) y otros (4.52%)14.
En las últimas tres temporadas, en promedio habitaron los albergues de
jornaleros migrantes 35,235 (31.8%) hombres; 31,154 (28.2%) mujeres; 22,392
(20.2%) niños y 21,942 (19.8%) niñas. La mayoría de los jornaleros empiezan
a llegar a los valles de Sinaloa pasadas las festividades del día de muertos
(primero y dos de noviembre). Los meses de mayor demanda de mano de
obra son de diciembre a marzo.
El 59.6% de la población se alberga en el valle de Culiacán (Navolato,
Culiacán y Mocorito) viviendo temporalmente en 115 campos agrícolas,
también conocidos como albergues o campamentos. Le siguen en orden de
importancia los valles ubicados en la zona norte, donde destaca Guasave y El
Fuerte con el 22.3% (43 campos y cuarterías), y la zona sur ocupa un tercer
lugar con un rápido crecimiento, sobre todo en el área de La Cruz de Elota y
Escuinapa con un 18.1% (35 campos y cuarterías).
En la temporada 2000-2001, de una población de 122,188 jornaleros
agrícolas, 79,609 (65.2%) son migrantes. El resto 42,588 (34.8%) se
encuentran asentados, es decir, tienen varios años viviendo en Sinaloa. Al
término de la temporada el 76% de la población migrante regresa a su lugar
de origen; aproximadamente un 3% se queda en los campos del estado y al
término de dos o tres temporadas retornan a sus comunidades; mientras un
21% sigue la ruta a los campos agrícolas de Sonora, Baja California y Baja
California Sur, preferentemente.

13
Han dejado de tener participación importante de trabajadores los estados de
Durango, Zacatecas, Michoacán, Chihuahua y Guanajuato. En contraste, ha crecido
Veracruz.
14
Información proporcionada por el Pronjag, temporada 2002-03.
58
En la última década, la crisis económica no sólo ha intensificado los flujos
rurales, sino que ha incorporado a significativos sectores del medio urbano al
trabajo jornalero, aumentando el tránsito urbano-rural. Tal es el caso de
habitantes de las ciudades de Culiacán, Navolato y Guasave que se trasladan
diariamente al corte de legumbres. Los municipios sinaloenses que más
aportan mano de obra jornalera, en orden de importancia numérica, son
Culiacán (5,163), Sinaloa de Leyva (4,537), Mocorito (2,888), Choix
(2,801), Navolato (2,323), Guasave (1,352), Badiraguato (1,035) y otros
(1,274) (Pronjag-Sinaloa, 2003).
Es importante resaltar que cada temporada, son más los trabajadores
locales o migrantes asentados15 que se incorporan a las labores hortícolas.
Por ejemplo, el Pronjag reporta que de 137 albergues y 20 comunidades
atendidas en la temporada 1998-99, al 2002 son 98 albergues y 35
comunidades.
En ese tiempo, también se dio un cambio en el patrón de residencia de
los migrantes. En 1989 el 66.7% de los trabajadores vivían en campamentos
y el 33.3% en colonias. Doce años después, el 56.5 de los trabajadores
agrícolas vivía en colonias y habían aparecido las cuarterías de renta como
una opción de vivienda, las cuales albergaban poco más de una décima parte
de esos trabajadores (Pronjag, 2003).
De un total de 111,084 trabajadores atendidos en la temporada 1998-
1999, el 74,782 son migrantes, mientras que al 2002 de 109,860 sólo son
60,199 debido al proceso de asentamiento. Situación que no es mayor por la
existencia de mecanismos que desalientan la permanencia de dicha
población; por ejemplo, la mayoría de los agricultores no permiten que al
término de la zafra queden familias dentro de los albergues que son de su
propiedad16, y pagan el retorno al lugar de origen.
“Yo no sabía dónde era aquí. Una cuñada que ya había estado aquí le
platicó a mi esposo y nos trajo. Es que allá se acaba el trabajo y por eso nos
animamos y vinimos para acá” (Margarita, 34 años, triqui).
No obstante, la encuesta Hogares de Jornaleros Migrantes en las
Regiones Hortícolas de México17, elaborada y aplicada por la Unidad de
Estudios sobre Migración y Empleo del Instituto de Investigaciones Sociales
de la UNAM bajo la responsabilidad de Hubert Carton de Grammon, reveló
que el 24% de los campesinos que migran a zonas de trabajo hortícolas ya no

15
Se refiere a la estancia permanente de antiguos migrantes en zonas de atracción,
ya sea por falta de recursos para regresar a su lugar de origen o porque deciden
instalarse en lugares donde hay empleo la mayor parte del año (Pronjag, 1996:13).
16
Esto se da para proteger la propiedad privada, tener libertad de contratar a otros
trabajadores y los exime de obligaciones laborales al utilizar sólo trabajo temporal.
17
Datos publicados en La Jornada, 9 de enero de 2003.

59
tienen casa en su pueblo natal y un 50% no tienen tierra, de ahí el aumento
del asentamiento fuera de sus comunidades de origen. De los que no trabajan
la tierra, 49% es porque no tienen dinero para hacerlo, y 20% no lo hacen
porque son de mala calidad.
La población que se asienta en Sinaloa, en un alto porcentaje se trasladó
de sus lugares de origen por cuenta propia y declaran que no regresan porque
no tienen recursos para pagar deudas con camioneteros y tenderos. Además,
el salario en el campo de toda la familia es raquítico, pero les ofrece mayor
seguridad que el azaroso cultivo temporalero de su lugar de origen, si es que
tienen dónde sembrar.

IV. Condiciones de trabajo en la horticultura sinaloense


4.1 Formas de contratación
En los últimos años se han conformado estructuras organizativas para el
reclutamiento de mano de obra en la producción hortícola. En estas
estructuras intervienen distintos personajes, cuyas funciones de
intermediación adquieren características que los distinguen. Kim Sánchez
(2001:62) identifica la existencia de seis mecanismos de reclutamiento de
jornaleros: el realizado por un representante directo de la empresa o
enganchador; agentes independientes y caciques locales; mayordomos o
cabos; autoridades locales en las comunidades de origen; en las zonas de
trabajo por transportistas locales y aquél que realizan los representantes de
algunos sindicatos agrícolas.
Para el caso específico de la horticultura, C. de Grammont y Sara Lara
(2000:132-133), el sistema de enganche, presenta por lo menos tres
situaciones de acuerdo a la relación que se establece entre trabajadores y
contratistas.
La primera corresponde a pequeños contratistas que llevan gente de su
pueblo a las empresas hortícolas. Actúan más como representantes de su
comunidad que como intermediarios al servicio de las empresas, pues se
mueven sobre la base de la reciprocidad y lealtad con sus paisanos.
La segunda se refiere a grandes contratistas que mueven cientos, o
hasta miles, de jornaleros y actúan como pequeños empresarios que surten
de mano de obra a las empresas. Sus relaciones sociales con los migrantes
son contractuales y a menudo de engaño.
Finalmente, están los llamados camioneteros que son pequeños
contratistas de mano de obra local. Ellos alojan a migrantes que viajan por
cuenta propia y les consiguen trabajo, a cambio reciben una comisión de la
empresa. Por eso, también en este caso, la relación entre camionetero y
migrantes es de tipo contractual.
En los dos primeros casos, las empresas cubren gastos de pasaje y
alimentación, bajo compromiso de regresarlos a su lugar de origen, siempre

60
que cumplan con un mínimo de 120 días trabajados. Se calcula que un 80 u
85% de los jornaleros son contratados por esta vía (Arroyo, 1998).
En la encuesta realizada, se identificaron alrededor de 40
enganchadores. Una tercera parte de ellos (14 contratistas) pertenecen al tipo
uno, es decir, son intermediarios sociales; del tipo dos, se encontraron cinco
y 21 camioneteros, que también fungen como líderes sindicales.
“… Pues pasa en el radio que están contratando gente para venir a
trabajar acá y dicen el día que se vayan a apuntar y nomás nos apuntamos.
Dicen que hay agua, luz, cuartos, y que en el camino nos dan dos comidas,
pero a veces si nos dan y a veces no. También nos dicen que pagan 80.00
pesos, pero puras mentiras, pues no lo hemos visto hasta ahorita. Nos hablan
bonito y después no cumplen” (Rosa, 16 años, triqui).
Eso ocasiona conflictos porque la gente se regresa o se va con otro
agricultor una vez que se encuentran en Sinaloa y se dan cuenta que fueron
engañados.
“Venimos por contrato. Un señor nos trae y ese nos lleva sin tener que
pagar, pero si nos queremos ir sin él, pues debemos pagar de nuestra bolsa.
Nos prometieron 3 comidas en el camino y nomás nos dieron 2. Luego la
protección en el campo, pero en veces no la tenemos. El médico es déspota,
la doctora cuando quiere nos atiende. Una vez estaba yo gravísima y le
mandé llamar y no me quiso ver. Para venir nos dicen que está muy bonito,
pero nos echan mentiras. Nada más nos prometen muchas cosas y a la mera
hora nada” (Guadalupe, 27 años, Oaxaca).
Un problema que poco se trata es la piratería de mano de obra, práctica
ilegal que ejercen contrabandistas o coyotes al convencer a trabajadores, al
arribar a Sinaloa, que cambien de patrón, sin importarles el dinero invertido
en su traslado. Esto provoca inseguridad en los empresarios y limitan las
posibilidades de movimiento de los jornaleros, quienes no pueden salir si no
cuentan con permiso, pues son llevados y traídos del campo al albergue.
4.1.1 Camioneteros
En el caso de Sinaloa, se registra la existencia de una variante peculiar
de intermediarios laborales conocidos como camioneteros (SARH, 1988;
Pronjag, 1996a; Marañón, 2000). El sistema de contratación por este medio,
consiste en el traslado diario de jornaleros a los campos agrícolas a cambio
de percibir remuneración por parte de los agricultores. Se comportan como
pequeños empresarios independientes que proveen de servicios laborales a
las empresas hortícolas, encargándose en parte de administrar la fuerza de
trabajo (Marañón, 2000:13-14).
Cuando los trabajadores son locales los camioneteros acuden a ejidos y
colonias aledañas, mientras que en el caso de migrantes los reclutan en
terminales de transporte foráneo, o bien los traen desde su lugar de origen a
través de otro enganchador-contratista. Es de notar que, en este último caso,

61
se introduce otro eslabón más de intermediación entre el trabajador y su
fuente efectiva de empleo.
El desarrollo de este sistema y su institucionalización ha dado lugar a la
aparición de organizaciones conocidas como Alianzas o Uniones de
Transportistas de Personal del Campo en Sinaloa. Se estima que existen
alrededor de veinte gremios de este tipo en la entidad afiliadas a la CTM y
CNC, que en la temporada 1994-1995 contaban con 2,358 afiliados, de los
cuales la mayoría (89%) tenían un solo vehículo (Pronjag, 1996a).
La manera de cooptar personal es ofreciendo cierto tipo de prestaciones
que incluye vivienda (con galerones propios o rentados) y alimentación, por
medio de créditos en tiendas cerca de donde habitan y algunos implementos
(estufas de gas u hornillas), con el fin de asegurar su permanencia. Estos
servicios no siempre se cumplen a cabalidad o en los términos inicialmente
acordados.
Los accidentes son frecuentes debido al sobrecupo, el mal estado de los
vehículos, la falta de control por la autoridad y otros factores, hacen que este
tipo de trabajadores pongan en riesgo diariamente su vida.
Los camioneteros, además de proveer la mano de obra, se convierten en
empleados de las empresas, pues con frecuencia asumen las funciones de
mayordomos o capataces. La elevada rotación de los jornaleros en diferentes
campos -dada la flexibilidad del trabajo favorece su dependencia a los
camioneteros, mientras que los agricultores encuentran en este medio una
forma conveniente para evadir sus responsabilidades patronales de
contratación y traslado de personal.
Así, todo parece indicar que al hacer posible la transferencia de los
costos de reclutamiento, transporte, alojamiento y retención de la fuerza de
trabajo, el capital cede al intermediario el poder para convertir esos costos en
su propia recompensa económica, lo cual asegura su complicidad en el
proceso de sobreexplotación de la fuerza de trabajo.

4.1.2 Otros mecanismos de contratación


Los enganchadores han influido directamente en los lugares de origen
de la mano de obra; sin embargo, también es cierto que la difusión de las
oportunidades de trabajo funciona por sí sola, a través de los propios
migrantes (Garduño, García y Morán, 1989:81).
Gabriel Torres (1997:79-80) también ha apuntado que el reclutamiento
planificado de trabajadores, se combinó con formas espontáneas de
autoreclutamiento; en función de la relación privilegiada que se establecía
entre enganchadores y líderes naturales de cuadrillas de jornaleros de un
mismo lugar de procedencia. Pues en la medida que los intermediarios son
vulnerables a las fluctuaciones del mercado laboral, deben apoyarse en redes
de confianza y solidaridad de los trabajadores.

62
En algunos casos los jornaleros enganchados tienen distintas
condiciones de trabajo y de pago respecto a los que llegan por su cuenta; los
primeros tienen más estabilidad en el empleo, pero perciben el mismo salario
durante todo el periodo; mientras que para los independientes, su ingreso
aumenta o disminuye según la cantidad de trabajo realizado (Barrón y
Juárez, 2000: 158-159).
En suma, la vigencia del sistema de enganche en la horticultura
sinaloense, se sustenta en la eficaz combinación de mecanismos económicos
y extraeconómicos de gestión y control de la fuerza de trabajo que reportan
enormes ventajas para la producción comercial (Sánchez, 2001:88); porque
permite diluir las responsabilidades legales de los empleadores, alentar la
competencia y atomización de los trabajadores, delegar en los intermediarios
las labores de contención de conflictos abiertos o potenciales y favorecer el
desdibujamiento de los conflictos de clase entre capital y trabajo.

V. Formas organizativas de las (os) jornaleras migrantes


A pesar de la importancia que a lo largo de los años adquiere el trabajo
asalariado en el campo, no ha logrado consolidar organismos que actúen
eficazmente en la defensa de sus derechos laborales.
Con respecto a la intervención de organismos oficiales y de la sociedad
en la migración de los jornaleros, tan sólo el 5% de los entrevistados dijeron
conocer alguna instancia que se preocupe por el desplazamiento que
realizan. Entre ellas está la Procuraduría Social de la Montaña en Guerrero,
el Programa Nacional de Jornaleros Agrícolas de la Sedesol, el Instituto
Nacional Indigenista, Comisión de Derechos Humanos y el Sindicato
Nacional de Trabajadores del Campo de la CTM.
Desde los años sesenta, la CNC y la CTM han venido compitiendo por
la representatividad de los jornaleros agrícolas; la CNC, con el argumento
del derecho a representarlos ya que éstos se emplean en el medio rural, área
de su competencia. La CTM, por su parte, reclama para sí esta posibilidad,
fundamentándolo en el carácter asalariado de dichos trabajadores. En los dos
casos, el nivel de representatividad de los jornaleros es realmente reducido y
ninguna de las dos centrales ha llegado a asumir genuinas demandas o
reivindicaciones de los jornaleros que les aseguren una verdadera mejoría de
sus condiciones de vida y de trabajo, sea en las zonas de atracción, en las de
origen o durante el tránsito migratorio. Paradójicamente, aunque los
jornaleros se contratan de manera libre, éstos están afiliados al sindicato
porque son fácil presa de control político, así como por el manejo de las
cuotas sindicales.
Por otra parte, aunque las organizaciones independientes no se han
consolidado dentro del sector jornalero, cuentan con varias instancias que
promueven la movilización de los trabajadores del campo, tal es el caso de la
Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos (CIOAC),
63
formada en 1975; la Central Campesina Independiente (CCI), creada en
1963; la Unión Nacional de Organizaciones Campesinas Autónomas
(UNORCA); la Confederación Agrarista Mexicana (CAM), que surge en
1970; la Unión Nacional de Trabajadores Agrícolas (UNTA), que inicia en
1978, y la Central Campesina Cardenista (CCC) formada en 1988, entre
otras.
Hasta ahora es complejo comprender cómo algunas veces los jornaleros
agrícolas pueden ser más activos de lo que parecen a primera vista, a pesar
de la etiqueta de subordinación que prevalece en diferentes situaciones de
trabajo (Torres, 1997:289). Algunos ejemplos son suficientes para dar cuenta
de esa situación.
El día 3 de enero del 2000, alrededor de las 08:30 horas, un grupo de
700 jornaleros arremetió con piedras y palos contra las instalaciones del
empaque agrícola de Benjamín Bon Bustamante, amenazando con
incendiarlas en protesta por el bajo salario que perciben. Además,
demandaban mejor trato y un lugar digno donde vivir con sus familias.
Hacía dos años, 18 de enero de 1998, que este problema también se
había presentado en el mismo Campo Bamoa. En aquella ocasión, los
jornaleros quebraron vidrios, quemaron algunas casas y apedrearon
comercios. Sus demandas eran aumento salarial y mejores condiciones de
vida. Pero lo que hizo que explotara la situación fue la larga espera para el
pago del salario semanal, que a veces se prolongaba hasta 10 horas.
Para evitar consecuencias más graves, la parte patronal accedió a
incrementar el salario de sus trabajadores de 35 a 40 pesos. El mínimo
general para la zona económica a la que pertenece Sinaloa era de 26 pesos en
1998. En el 2000 demandaban un salario de 80 pesos diarios, cuando el
mínimo en la región era de 32, y la mayoría de los agricultores pagaban 52
pesos; cantidad que no se logró ni en el 2002, pues el salario fue de 60 pesos
y el mínimo de 3818.
Para diversos actores involucrados en la producción hortícola, esos
actos violentos vienen a sumarse a otros brotes de inconformidad que se
presentaron en temporadas anteriores. Según ellos, esto es aviso de lo que
puede suceder cuando se conjugan la falta de atención a fondo de la
problemática de los jornaleros y la intervención de gentes externas,
manipuladora de los trabajadores.
“El problema ahí está, y si esto lo observan agitadores profesionales, no
es difícil arrastrar a los trabajadores a manifestaciones violentas, aún cuando
estén recibiendo buena atención. Días antes de los brotes vandálicos se dio
aviso a las autoridades de la presencia de agitadores profesionales, pero
nadie hizo nada” (Administrador de la empresa).

18
La diferencia se dice que es debido a que se compactan las prestaciones
(aguinaldo, prima vacacional y pago del séptimo día).
64
Se responsabiliza a los agitadores profesionales, ya que hay fundadas
sospechas, por parte de las autoridades que se filtraron individuos con la
consigna de agitar a los trabajadores y hacer que éstos se rebelasen contra
sus patrones.
Asimismo, el dirigente de la Confederación de Asociaciones Agrícolas
del Estado de Sinaloa (CAADES), afirmó: “es gente externa a los intereses
de los trabajadores agrícolas la que propició destrozos en el empaque, ya que
la empresa está cumpliendo con todas las prestaciones legales que les
corresponden”.
En tanto, el Sindicato de Trabajadores del Campo y Asalariados de
Guasave, lamentó los hechos y manifestó que el problema “lo ocasionó el
grupo de jornaleros provenientes de diferentes estados del sur del país, los
cuales vienen contratados como eventuales, por lo que no pertenecen a este
sindicato”. No obstante, a los trabajadores se les descuenta cada semana 8
pesos (un peso diario) por concepto de cuota sindical19.
Por su parte, el Presidente de la Comisión Estatal de los Derechos
Humanos (CEDH), al hacer acto de presencia en el lugar, reconoció que
algunos de los derechos de los trabajadores le son negados. Luego de
recorrer los albergues y buscar una entrevista con los representantes de la
empresa hortícola, la cual fue negada, admitió que a simple vista las
condiciones que encontró en las instalaciones son aceptables. Pero, los
problemas, según él, tienen que ver con los mecanismos de contratación de
jornaleros en sus lugares de origen, el pésimo transporte al lugar de trabajo y
el establecimiento de tiendas de raya.
Así las cosas, estas expresiones de rebeldía no son producto de una
expresión espontánea, sino la explosión de una serie de sentimientos
reprimidos como consecuencia de la violación de sus derechos desde el
momento mismo en que son enganchados en sus comunidades, continúa en
lugares insalubres donde habitan y es común en la jornada de trabajo.

19
La falta de representación gremial hizo que en esa misma temporada, los
trabajadores del Campo Agrícola “El Pony” se fueran a paro laboral por demanda de
incremento salarial y eliminación de la cuota sindical.
65
LOS ESTUDIOS DE FRONTERA

Foto: Colección del Ing. José Luis Rice



Juan Manuel MENDOZA

Desde hace más de un siglo a los académicos les ha llamado la atención


el estudio de las márgenes geográficas, las lejanías, lo inhóspito. De estos
márgenes se pensó que no sólo se trataba de geografías particulares sino de
laboratorios sociales donde podía nacer y desarrollarse una criatura social
única. La frontera, como se le denominó a estos márgenes, fue desde un
inicio motivo de controversia en cuanto a su definición, condiciones que
debían tener su geografía y los procesos sociales que generaba. Los
estudiosos de la frontera han tratado de responder a preguntas tales como si
la condición de frontera crea relaciones y conductas sociales particulares que
ameriten un estudio separado de lo que sucede en la geografía no fronteriza.
Otras preguntas son: ¿qué tipo de relaciones y conductas genera?, ¿cómo
influyen estas relaciones y conductas en la economía, la cultura y la
sociedad?, ¿qué parecido tiene la situación de frontera con aquella que viven
los migrantes que viajan de un país a otro? y ¿de qué manera las fronteras
han dejado de ser cada vez menos explicadas por la geografía?


Economista. Profesor e investigador de la maestría en Ciencias Sociales de la UAS.
Candidato a doctor en “Borderlands History” por la Universidad de Texas de El Paso, Tx.
66
El objetivo de este trabajo es dar a conocer la evolución de la frontera
como un campo de estudio. Explicar la manera como otros campos, como el
chicano y el de inmigración, han establecido diálogos y discrepancias que les
ha permitido avanzar en sus agendas de conocimiento.
A diferencia del idioma español, el inglés tiene varias palabras para
definir los límites territoriales y los espectros que lo rodean. En español la
frontera es sinónimo de línea fronteriza o de margen. En inglés, por otra
parte, borderland, frontier, boundary o border son palabras que se refieren a
la temática fronteriza, pero tienen diferentes acepciones. Borderland es un
área localizada sobre o cerca de la línea fronteriza o que abarca ambos lados
de ésta. Se refiere también a una situación o condición indeterminada.
Frontier es el margen, salvaje e inhabitada, en relación a una zona poblada;
es un área subdesarrollada o campo por descubrir o investigar. Por otra parte,
Boundary es una línea geográfica que divide y une una nación con otra. La
definición de frontera en español está más cerca del concepto anglosajón de
boundary o línea fronteriza. De acuerdo a Oscar Martínez un border es una
línea que separa una nación de otra cuyas funciones son mantener a la gente
en su propio espacio y prevenir, controlar o regular las interacciones entre
ellos. Una borderland es una región que es adyacente al borde. 1 Para efectos
de este ensayo, Borderland y frontera serán sinónimos.
Aunque la discusión sobre frontera data cuando menos desde Rousseau,
proseguida por A. Loria, Ralph W. Emerson y E. L. Godkin, el trabajo
seminal en la conceptualización de la misma es de Frederick Jackson
Turner, un joven historiador, quien en 1893 expuso en la reunión de la
American Historical Association el trabajo “The Significance of the Frontier
in the American Experience”. Y delineó las bases del supuesto
excepcionalismo norteamericano. Definió a la frontera como un proceso, una
condición (tierras vírgenes), y una geografía. Turner le quitó la connotación
puramente geográfica al término que se tenía desde la colonia: simple zona
limítrofe con otra nación. En cambio, otorgó a la frontera atributos, como la
de ser fuente del carácter, fuente de la democracia y del espíritu de
innovación e independencia estadounidenses. 2

1
Oscar J. Martínez, Boder People: Life and Society in the U.S.-México Borderlands (Tucson:
University of Arizona Press, 1994), 5. La posición de Martínez ha sido muy polémica porque
éste concibe que existe una sola frontera, de donde proviene la idea de Border People. Sin
embargo, otros estudiosos consideran a la frontera geográfica como una propagadora de
fronteras sociales por lo que esta idea de Martínez, de lo homogéneo de una frontera en un
tiempo y en un espacio, se ve seriamente cuestionada.
2
Ver Frederick Jackson Turner, “The significance of the Frontier in American History”,en
Richard W. Etulain (ed.), Does the Frontier Experience Make America Exceptional ? (Boston:
Bedford/St. Martin’s, 1999). Este trabajo aparece como un reclamo nostálgico de parte de
Turner ya que para 1890s, de acuerdo a la Comisión de Tierras de los Estados Unidos, ya se
habían agotado las tierras públicas. Turner consideraba que al terminarse estas tierras se
terminaba con ello la fuente del ser americano. Las evidencias prueban que no era tan cierto
67
A través de su tesis de la frontera, Turner se alejó de la teoría del
origen, esa que mantenía que el éxito de los grupos humanos dependía de su
origen Europeo. En cambio, le dio peso a las características puramente
americanas al ligar el carácter emprendedor e innovador de los americanos al
hecho de vivir en un constante empuje geográfico, en la frontera siempre. La
frontera, para él fue la responsable de la creación de las instituciones, de la
identidad cultural y de la democracia de Estados Unidos. De esta forma, el
verdadero americano era aquel que vivía alejado de los centros político-
administrativos y que por lo tanto era autosuficiente; el fronterizo era
demócrata porque era la única opción que tenía para sobrevivir en la soledad
de la lejanía; era inventor e innovador porque tenía que sobrevivir a como
diera lugar.
En términos culturales, la frontera turneriana fue definida como la línea
de más rápida y efectiva americanización. Aquí era donde se lograba el
melting pot. De acuerdo a Turner, la frontera promovió la formación de una
nacionalidad única compuesta de rasgos escoceses, irlandeses y alemanes
que se fundieron en una raza liberada.3 La cultura de esta raza fundida,
estaba basada en el individualismo y en la independencia cuyo mayor
enemigo era el localismo. Lo flotante era su característica principal. Los
fronterizos priorizaron una organización basada en la familia; fueron
antisociales y rechazaron el control de cualquier tipo.
Al construir la llamada frontier melting theory, Turner se convirtió
en un pilar en los estudios de inmigración. Esta teoría mantiene que en el
crisol de la frontera los inmigrantes son americanizados, liberados y
fusionados en una raza mixta. La frontera turneriana negaba cualquier
reclamo futuro o presente de independencia étnica. Más tarde, los seguidores
de Turner se interesaron en investigar qué pasaba en las comunidades
campesinas de origen, cuáles eran los roles asumidos por las esposas de los
ausentes y cómo los inmigrantes se convertían en americanos étnicos. En
este sentido, los seguidores de Turner fueron pioneros en los estudios
transnacionales de la inmigración hacia Estados Unidos.
Aunque las ideas centrales de Turner aun sobreviven al debate, las
críticas han sido desvastadoras. Se le ha criticado la ausencia de conflicto y
violencia en la concepción de frontera, la sobreestimación turneriana de la
frontera en la edificación del excepcionalismo americano, misma que deja
fuera a otros factores estructurales como posibles variables explicativas, la
exageración del individualismo que se le adjudica a los fronterizos, la

que las condiciones de frontera, apuntadas por Turner, se hubiesen agotado. Otros creen que
esta nostalgia turneriana era para justificar la expansión territorial de los Estados Unidos.
3
Como se puede apreciar la tesis de Turner fue excluyente y racista desde su inicio pues en el
mito de su mezcla racial solo incluyó a blancos.

68
ausencia del estado como actor de frontera y la exclusión de minorías
étnicas, raciales y sexuales como actores históricos de la frontera. Los
críticos a la tesis turneriana han cuestionado también el etnocentrismo del
planteamiento al negar la cultura del “otro”, pues detrás de la tesis está la
idea de que la frontera es el punto de encuentro entre la civilización y el
vacío pese a que se sabe no había tal tierras vacías o vírgenes. Estas críticas
han provocado que el concepto de frontera se aleje o se acerque al ideal
turneriano, pero sin desaparecer a la polémica.

Complejizando a la frontera
Los cambios que ha experimentado la conceptualización de la frontera
se pueden dividir en dos grandes vertientes: una la seguida por aquellos que
reclaman un espacio para el estudio del avance humano del oeste al este de
lo que hoy es Estados Unidos, o sea el estudio de la frontera española y
mexicana, y aquellos que se consideran herederos de Turner. Existen además
otros enfoques académicos, que a la vez que reclaman un lugar propio en el
debate de las ideas, hacen intersecciones con esas dos grandes vertientes.
Desde los años 1910s Eugene Bolton y sus seguidores cuestionaron
una de las omisiones más graves de Turner: la otra frontera, o la frontera que
se creo en el avance humano de oeste al este. La escuela boltoniana
cuestionó que Turner haya omitido a la frontera española y mexicana en su
discusión del Borderlands Angloamericano; además Bolton y sus discípulos
pusieron a prueba la tesis de Turner para el Suroeste americano y
encontraron que ésta tenía más diferencias que coincidencias en
comparación con las fronteras empujadas por los “Anglos”. En la frontera
española y mexicana, la tierra libre no jugó un papel determinante como
fuente de democracia; fue una frontera de más inclusión social, y las
instituciones tales como la misión y el presidio jugaron un papel muy
importante.
En los 1960s, seguidores de la escuela boltoniana tales como John
Francis Bannon, quien escribió The Spanish American Frontier: 1513-1821,
plantearon que los españoles fueron los verdaderos hombres de frontera; el
Anglo no fue el pionero en el borderlands ya que hubo una presencia
europea previa. Bannon mantenía como tesis que la frontera Angloamericana
no fue única y su función fue el de llevar la civilización al salvajismo, esto lo
consiguió mejor la frontera española en América. Si los pioneros de la
frontera Angloamericana enfrentaron precariedad y condiciones adversas de
la naturaleza, esto no tiene comparación con la adversidad con la que
enfrentaron los españoles.
Uno de los más agudos seguidores de Bolton, a la vez que crítico a sus
planteamientos, es David Weber quien reconceptualizó la frontera al escribir
que ésta tiene al menos dos lados. Para Weber una frontera expansiva
invariablemente coincide con la frontera de alguien más. Más que ver a ellas
69
como líneas, las fronteras parecen ser mejor entendidas como zonas de
interacción entre dos diferentes culturas como lugares donde la cultura del
invasor y la del invadido contienden uno con el otro y con su ambiente físico
para producir una dinámica que es única en el tiempo y en el lugar. “Como
tales, las fronteras representan tanto un lugar como un proceso, relacionados
inextricablemente.”.4 Para Weber, los procesos que generan las fronteras,
como el contacto y la fricción, producen transformaciones en la gente local y
en las instituciones, lo cual da como resultado que se formen regiones
transfronterizas, muy distintas de sus respectivas metrópolis.
A pesar de sus simpatías hacia el pasado mexicano y español, Weber
es en muchos sentidos un turneriano. Al igual que Turner, Weber cree que la
frontera son procesos irrepetibles. Basándose en Eric Wolf, Weber afirma
que la frontera presenta un dinamismo cultural y social único ya que “las
poblaciones humanas construyen sus culturas en interacción con otras, no en
la insolación.” 5 En resumen, Weber concibe a la frontera como una zona o
proceso en donde ocurre la contención por la hegemonía debido al contacto
de comunidades diversas. Esta contención se da sobretodo en el terreno
económico y cultural. Por eso el análisis de la frontera, según Weber obliga
al uso de categorías como acomodación, asimilación, aculturación y
sincretismo.
Una de las escuelas que continuaron los estudios del oeste con
similitudes a como lo hizo Turner, mantiene vivo lo unique de la frontera,
sin embargo consideran el avance hacia el oeste como una conquista, la cual
implicó e implica en su legado, procesos de colonialismo, procesos de
verdadera rapiña contra minorías de color y contra mujeres. Bajo esta
perspectiva, los actores de este avance no fueron sólo hombres blancos, sino
que detrás de esta historia existe la intencionalidad de esconder a los
mexicanos, chinos, mujeres, indios e incluso a otros grupos blancos que no
aparecen en las narrativas heroicas. La narrativa de estos estudiosos,
conocidos como los New Western Historians y lidereados por Patricia
Limerick, tiene más parecido a Billy the Kid, expositor del conflicto
fronterizo, que a las historias románticas de jinetes de llanuras solitarias.
La explicación contemporánea de la frontera por necesidad implica la
inclusión de teorías y enfoques provenientes de varias disciplinas. Un
pionero en unir los estudios de inmigración con los de frontera, por ejemplo,
fue Carey McWilliams, quien en 1948, quizá en la tradición boltoniana del
rescate de la herencia española-mexicana, descubrió que la historia era un
continuo acontecer y que los excluidos mexicanos del suroeste gringo tenían
una descendencia directa con los mexicanos conquistados en 1848. Contrario

4
David J. Weber, The Spanish Frontier in North America (New Haven: Yale
University Press, 1992), 11.
5
Ibid., 13.
70
a la idea de frontera de Turner, escribió McWilliams, los inmigrantes
mexicanos cruzan la frontera sin sentirla porque tienen toda una historia de
contacto con la gente y con los lugares, porque es una misma cultura. Viajan
por el borderlands con un sentimiento de continuidad. No existe un lazo más
fuerte entre México y Estados Unidos que la unión orgánica y viviente de
estas dos culturas, las cuales existen en la frontera. 6
El campo chicano nació en oposición a la escuela de Bolton que los
negó como sujetos históricos. Recuérdese que Bolton no concibe la historia
de los mexicanos del norte como un continuo, sino como una historia
quebrada por la desaparición del poder europeo. Los primeros boltonianos
negaron un vínculo entre el fantasioso pasado hispano y las generaciones de
mexicanos que quedaron y que siguieron llegando a Estados Unidos. Lo
vieron como dos partes sin conexión. Al negar el pasado histórico de los
mexicanos, significaba que los mestizos o los inmigrantes eran extranjeros
inferiores en una nueva tierra. Quizá influido por la eugenesia, Bolton
celebró el ingenio de la frontera española, al tiempo que sugería que los
híbridos mexicanos, mestizos y mulatos, eran viciosos y sin gobierno. 7
Por este motivo los chicanos fueron a rescatar su pasado indio en 1960.
La promesa chicana fue crear una narrativa que otorgara poder, fuera
relevante, e informara. Ellos pidieron ser encontrados en el medio del
camino. Simplemente ganar el derecho de existencia consumió muchas
décadas. Gran parte de las energías intelectuales de la escuela chicana ha
sido la de combatir intelectualmente los estereotipos y las exclusiones
creadas por los estudiosos de la frontera turneriana y boltoniana.
Un concepto más reciente de frontera concibe que los límites no existen
en abstracto, sino que son límites entre seres humanos. Las fronteras son de
origen social, no geográfico. Una vez que exista el concepto de frontera la
comunidad que lo concibió puede ligarlo a una configuración geográfica.
Para esta definición, frontera implica aculturación, asimilación, la mezcla de
razas, racismo, imperialismo y colonialismo. La frontera existe
independientemente de la espacialidad de dos pueblos que viven divididos
ya que a menudo los límites políticos son artificiales y no permanentes, y en
muchos casos menos significativos que las fronteras etnoculturales. A veces
se pueden terminar las fronteras políticas y no así las humanas.
Según Alexandra Stern, la frontera se ha narrado como la imposición de
una línea imaginaria en 1848-1853 entre México y Estados Unidos, sin
embargo en los primeros cincuenta años esta línea se estuvo construyendo
paso a paso en forma de relaciones étnicas, raciales y de poder al interior de

6
Carey McWilliams North From Mexico: The Spanish-Speaking People of the United States
(Greenwood Press, 1948) 62 y 66.
7
Weber, The Spanish Frontier, 355.

71
los Estados Unidos a través del encuentro entre mexicanos, anglos y otros
grupos en el suroeste americano. Estas relaciones alcanzaron concreciones
en la segunda década del siglo XX cuando se acentuaron las relaciones de
exclusión y se le dio una nueva definición a la nación americana,
especialmente el asunto relacionado con la pertenencia a la nación de los
diversos grupos étnicos y culturales. Para Stern, tanto los programas de
medicalización como las políticas migratorias que se aplicaron en los inicios
del siglo XX en la frontera de El Paso, Texas, llevaban un claro mensaje de
hacer sentir a los mexicanos como alguien que no pertenecía a la nación
americana, como alguien racialmente distinto ya que el tratamiento de
medicalización de quienes llegaban de Europa vía Ellis Island era de un trato
más digno. Estas son las verdaderas fronteras que se construyeron y que
culminaron con la categorización de “mexicano” en el censo de 19308
Otro frontera social que se construyó a finales del siglo XIX y
principios del XX fueron los programas de americanización, dirigidos a los
inmigrantes de cualquier nacionalidad. En el caso de los mexicanos, nos
relata George Sánchez, entre 1915-1929 las mujeres mexicanas fueron el
blanco de estos programas. Aunque estos reformadores del progreso y
pertenecientes al movimiento del evangelio social estaban lejos del racismo
eugenésico (dado que ellos creían en la posibilidad de asimilación), les
importaba el moldear cuerpos y conductas para efecto de producir seres
útiles para la nación americana. A los inmigrantes mexicanos se les enseñó
inglés, higiene, trabajos manuales y las ventajas de una nueva dieta que
dejara atrás la tortilla de maíz. 9
Con todos estos avances el concepto de frontera ha adquirido nuevas
connotaciones. Una de éstas es que la frontera, como un estado de
indefinición, da poco lugar para la creación de identidades bipolares, por
ejemplo mexicana y americana. La frontera a la vez que ofrece una precaria
existencia por su independencia con el centro, representa un espacio de
oportunidades para escalar socialmente. En las fronteras, de acuerdo a Peter
Stern, viven los marginales, aquellos que no desean vivir un rol social fijo.
En el pasado, estos marginales eran: esclavos negros, mestizos y mulatos que
huían de la discriminación, indios desertores de misiones, soldados de
presidio, itinerantes, vendedores ambulantes y ladrones de ganado. 10 Y en

8
Ver “Building, Boundaries, and Blood: Medicalization and Nation Building on the U.S.
Mexico Border, 1910-1930,” American Historical Review, 79 (Feb. 1999): 41-81. Para la
autora, la parte central en la construcción de las fronteras sociales aplicados a los inmigrantes
mexicanos fue la elaboración de un discurso medico y de salud pública que justificaba la
existencia de organismos patógenos y la cura de la misma a través del ultraje y la humillación.
9
Ver George Sánchez, “Go After Woman”, Series Papers 6, Stanford University, 1984. Un
trabajo pionero en la explicación de cómo las fronteras se construyen inmigrantes mexicanas.
10
Peter Stern, “Marginals and Acculturation in Frontier Society” en Robert H. Jackson (ed.),
New Views of Borderlands History (Santa Fe: University of New Mexico Press, 1998). 157.
72
estos confines geográficos, se moldean identidades que responden a las
pretensiones de control del centro y que muestran la heterogeneidad al
interior de un mismo grupo. El precedente de la identidad Californio eran los
hijos del país, quienes pretendieron diferenciarse de los migrantes
mexicanos a través de la posesión de tierra y de su origen ya que ellos se
decían descendientes de los primeros pobladores blancos de California. 11
Los estudios que unen a la migración con frontera, por ejemplo algunos
provenientes de estudios chicanos, conciben a la frontera como
“un lugar vago e indeterminado creado por el residuo emocional de
una línea geográfica innatural. Es un constante estado de transición. Lo
prohibido y lo no permitido son sus habitantes. Los Atravesados viven aquí:
los virolos, los perversos, las lesbianas, los problemáticos, los mongrel, los
mulatos, los híbridos, los medio muertos: en resumen, aquellos que cruzan o
se dirigen a los confines de lo “normal”.”
La frontera, según la crítica literaria Gloria Anzaldúa, para los
conquistados chicanos clarifica qué es lo seguro y qué es lo inseguro. Sobre
todo, la frontera es un laboratorio para construir otredades, esa que sirve para
diferenciar entre el “ellos” y “nosotros”. La frontera es donde emergen dos
mundos, creando lo que Reagan llamó una frontline, una zona de guerra.
Esta convergencia ha creado una cultura de choque, una cultura de frontera,
un tercer país, un país cerrado.
Ciertos enfoques amplían la noción de proceso fronterizo y lo hacen
plural, por eso definen a la frontera como la existencia de seis procesos
simultáneos, al menos para el caso de Norteamérica: cambio de especies,
delimitación de fronteras, formación de estado, toma de tierra, creación de
mercado y auto-conformación. El primer proceso se refiere al movimiento de
organismos extraños hacia un ecosistema donde anteriormente estaban
ausentes, es decir, semillas extranjeras, nuevos animales y microorganismos
letales. La delimitación de fronteras se refiere a la creación de fronteras entre
identidades étnicas, por ejemplo indios bautizados versus neófitos. Otro
proceso es el de la formación del estado, en el cual el fronterizo es
moldeado por el estado en un ser útil ante las nuevas circunstancias. Un
cuarto proceso de frontera es la toma de tierra la cual priva a los nativos de
este recurso, que a la vez implica violencia. La creación de la frontera está
sustentada en la creación de mercado ya que los nativos llevan a cabo
transacciones con quienes provocan los encuentros de frontera.
Tomando ideas de otros estudiosos, el historiador Oscar Martínez
propone una tipología compuesta de cuatro modelos de fronteras: frontera
alienada, frontera coexistente, frontera interdependiente y frontera integrada.
Cada una se diferencia en el tipo de interacción que tiene un país con otro y

11
Gloria Anzaldúa, Borderlands La Frontera: The New Mestiza (San Francisco: Aunt Lute
Books, 1999), 25.
73
con sus miembros. En la frontera alienada: el intercambio interfronterizo es
prácticamente nulo debido a condiciones extremas y desfavorables, por
ejemplo, Israel-Palestina o México-Estados Unidos entre 1848 y 1880. En
las fronteras coexistentes las naciones reducen los conflictos fronterizos a
un nivel manejable, mientras en la frontera interdependiente prevalece cierta
estabilidad y se da la complementariedad económica y social en la región
basado en relaciones cordiales. Por último, en las fronteras integradas la
estabilidad es fuerte y permanente, no existe restricción en el movimiento de
personas y mercancías y los fronterizos se perciben como miembros de un
mismo sistema social.
Uno de los estudios más completos y con mayor grado de complejidad
en el asunto de la frontera es el realizado por Pablo Vila en su análisis
particular de la frontera México-Estados Unidos. Vila es un escéptico de la
homogeneidad. Para él no existe la frontera sino fronteras; tampoco existe
una cultura fronteriza ni un proceso único de hibridación, existen varias
fronteras México-Estados Unidos y cada una de ellas ofrece la posibilidad de
un proceso diferenciado de construcción identitaria. Vila escribe que del lado
mexicano existe una identidad fronteriza, mientras que del lado americano
no existe tal. Del lado mexicano existe la identidad porque desean presumir
de su posición geográfica. Sin embargo esta categorización no se encuentra
para los mexicanos que viven en la frontera con Guatemala. Por el lado de la
frontera americana, no sólo no existe ningún prestigio en reclamar la
cercanía con un país del tercer mundo como parte de la identidad americana,
sino que los americanos basan su identidad en un sistema clasificatorio
basado en la etnia más que en la región. Los habitantes de Juárez utilizan dos
discursos para dar cuenta de sí mismos. Región y nación como anclaje
primordial de las identidades. El norteño mexicano se asume independiente,
trabajador, valiente, rebelde, autosuficiente, demócrata, igualitario y
tolerante al éxito individual. Se creen blancos y en su pasado está la lucha
contra los apaches que marcó para siempre una identidad regional. La lucha
contra el indio es la misma que contra el chilango. “Así, no es raro que
muchos juarenses claramente se diferencien de la herencia indígena que los
chicanos reivindican.” La construcción de la identidad juarense-fronteriza la
hace en referencia a los mexicanos del sur, a los chicanos y a los americanos.
Según Vila, los fronterizos tienen críticas y convergencias con los chicanos.
Mientras los chicanos parecen mezclar diversos sistemas clasificatorios para
dar cuenta de sí mismos.
Por último, Vila afirma que la frontera ofrece múltiples espejos donde
uno puede reflejarse, y a través de los cuales ver a los otros. Por eso es
diferente ser un chicano viviendo en El Paso, que uno viviendo en Chicago;
la diferencia es que el primero tiene a México a la vista. El origen de su
diferencia está presente, como un recordatorio permanente. Siempre tienen

74
que luchar con el sentido polisémico de su identidad ya que la misma puede
ser entendida simultáneamente en términos étnicos y en términos nacionales.
Los nuevos avances en los estudios de frontera nos recuerdan que las
fronteras son quebradas y se reproducen por doquier. El género, la clase
social, la raza, la etnicidad y otras divisiones sociales pueden crear, potenciar
o paliar las fronteras sociales. Latinoamérica, especialmente México, carece
de un enfoque y síntesis de frontera y las categorías antes se utilizan poco,
sin embargo, para disgusto de estos académicos latinoamericanos (de
nacimiento), raza sigue siendo el ordenador social más importante en la
edificación de fronteras; al igual que lo ha sido para explicar la migración
hacia los Estados Unidos.13
Con estas aportaciones, los estudios de frontera no sólo han constituido
un campo floreciente, sino que sus investigaciones han hecho derrames
importantes hacia la convergencia multidisciplinaria. Los estudios de
Inmigración y Estudios Chicanos no son los únicos campos que han
establecido un diálogo académico con los borderlanders, también los
estudiosos del colonialismo e imperialismo desde hace décadas han
explotado las ideas de Turner en la explicación de las expansiones
territoriales norteamericanas. Los nuevos enfoques de género, raza y
etnicidad polemizan con las grandes narrativas de la frontera y han
contribuido a comprender mejor el campo.

Derrames y diálogos del campo frontera


El campo de frontera ha contribuido con el campo de inmigración en la
concepción sobre el mexicano del norte. Los estudiosos de frontera han
testificado que desde la colonia Novohispana se fue configurando una
identidad mexicana norteña. Desde la Ciudad de México se tenía la idea de
que el mexicano de frontera no era mexicano más que por nacimiento pues
no tenía educación, imitaban las costumbres americanas y el idioma lo
hablaban con ignorancia.14 Los mexicanos del norte en consecuencia,
adoptaron identidades etnoterritoriales como Tejanos, Nuevomexicanos,
Californianos y otros tantos, mismos que respondían a la embestida central
por definirlos desde afuera.
La interiorización del centro hacia los norteños Novohispanos y
mexicanos, junto con la larga historia de la Leyenda Negra española, fueron
la materia prima para que el imaginario colectivo Anglo estadounidense que
avanzó hacia el Oeste, construyera una serie de estereotipos acerca de la
13
Esta afirmación se sustenta no sólo en la ausencia de la categoría en el vocabulario
académico, sino en las sospechas que levanta el uso de esta categoría en el abordamientos de
temas como la migración mexicana.
14
Pablo Vila, “Sistemas Clasificatorios y Narrativas Identitarias en Ciudad Juárez y El Paso”
en Víctor Zúniga (Coord.), Voces de la Frontera (México: Universidad Autónoma de Nuevo
León, 1998), 142.
75
sociedad Novohispana y mexicana en general. Esos estereotipos han
sobrevivido y se han potenciado hasta la actualidad. El mexicano de la
colonia y el de México como nación independiente tiene, desde esta
perspectiva, males congénitos como la de ser flojo, sin ambiciones, gregario,
sexualmente agresivo, traicionero y machista. La mujer mexicana es
ignorante, sumisa, sucia y sexualmente proclive a la lujuria. Aunque estos
estereotipos han sido combatidos a través de resistencia y contestación,
todavía los fenotipos traen marcado estos significados. El campo de
inmigración ha convergido en este punto con los estudios de frontera en
rehacer estas narrativas ofensivas.
Los estudios de frontera han traído a colación la omisión turneriana del
conflicto fronteriza. La negativa del conflicto y la violencia en la frontera
tiene como propósito el negar agencia a sujetos conquistados; sobretodo
tiene el objetivo de demostrar que toda nación que tiene contacto con una
cultura superior termina rendida a sus pies y perteneciendo a ella. Tanto los
estudios chicanos como las últimas tendencias en los estudios de frontera
han tenido como tarea deconstruir y desmitificar estas “verdades”, por
mucho tiempo tomadas por descontadas.
Otra aportación de los estudios de frontera al campo de inmigración
versa acerca de cómo las identidades étnicas y territoriales son construidas.
Algunos estudiosos de la frontera mantienen que en parte las identidades son
forjadas a través de las luchas entre los grupos sociales contendientes sobre
quién tuvo acceso a la tierra y al derecho de ciudadanía. Así, por ejemplo, el
ser Californio era distinto a ser Juareño. El primero era signo de que
propietario de tierras y de otras riquezas; el segundo, era un indio sin
recursos económicos. Por otro lado, con sus dificultades hasta 1930 al
mexicano en Estados Unidos se le consideró como de raza blanca, sin
embargo la puesta en duda de su derecho a la ciudadanía llevó a los oficiales
del censo a crear la categoría de “mexicano” con el propósito de excluirlo
simbólica y realmente. 15
Ya por décadas, los estudiosos de la migración y de la frontera han
estado rebatiendo la idea de la homologación cultural ante el contacto de
culturas asimétricas. La cultura se construye y moldea en la diferencia
cuando de discriminación y opresión se trata. También ambos campos han
pugnado por el abandono de los análisis bipolares y monolíticos a la hora de
estudiar a los mexicanos del norte y a migrantes. Los mexicanos no existen
en abstracto sino en parcelas que los dividen en clases sociales, género, raza,
edad, tiempo de residencia y otras divisiones. Los procesos de cambio

15
Para una discusión más profunda ver: Lisbeth Hass, Conquests and Historical Identities in
California, 1769-1936 (Berkeley: University of California Press, 1995).

76
cultural y económico han sido experimentados de manera diferente debido a
estas parcelas que dividen. Lo anglo versus lo mexicano es otra falacia que
ha sido combatida por estos dos campos, pues no solamente se concibe un
espectro de relaciones más amplio de manifestaciones culturales en Estados
Unidos sino que se acepta la posibilidad de negociación y acomodamiento
entre grupos aparentemente opuestos. Cualquier grupo migrante tiene más de
dos opciones a la hora de definir qué quiere ser. En el caso de los mexicanos
existen más opciones que la de seguir siendo mexicano o transformarse en
americano; ellos también son criaturas culturales y la mal llamada hibridez
no es otra cosa que la definición legítima de lo que los grupos quieren y
pueden ser, donde su lengua, tradiciones y comida no debe considerarse
como bastardas sino tan válidas como cualquier otra.

Conclusiones
Por más de un siglo el estudio de frontera como un campo, entendido
éste como el estudio de la gente que experimenta encuentros y procesos en
geografías donde subsiste más de una cultura y donde convergen los
dominios de más de un estado y una nación, ha experimentado fenómenos de
inclusión de los actores históricos, expansión del área geográfica de estudio,
nuevas preguntas, nuevas respuestas, nuevas metodologías, nuevas fuentes,
búsqueda del todo y sus partes y persecución de objetividad. Ha sido cruzado
por otras disciplinas que llenan y complementan lo que el campo no puede
responder.
Aunque la geografía importa muchísimo para efecto del estudio y
conceptualización de las fronteras, cada vez más individuos y espacios
experimentan condiciones y procesos de frontera aunque se viva a miles de
kilómetros de una línea fronteriza. Esta conclusión refuerza la tesis de que
las fronteras a la vez que están hechas de piedra y tierra están soportadas en
una construcción social histórica que ha definido, no exento de resistencias y
negociaciones, el lugar que se ocupa en las jerarquías sociales de todo tipo.
La población de origen mexicano que vive en Estados Unidos, al igual que
los chino-americanos y otras razas, no han podido sacudirse la frontera
(geográfica) , esa que quizá nunca cruzaron porque la frontera los cruzó a
ellos o porque vienen de muchas generaciones de inmigrantes. La frontera la
traen en sus propios cuerpos que representa historias de colonialismo y
despojo, por esta razón al llegar a una revisión de rutina en un aeropuerto de
Estados Unidos, el oficial de inmigración tendrá dudas de su ciudadanía
americana y le preguntará por su documentación. Esa es la frontera que le
evita el cruce hacia una situación donde el colectivo racial y étnico se lo
imagine como parte de la nación. El discurso del mundo global, ese que cree
que las fronteras se transgreden porque un humilde pescador puede acceder a
Google, puede palidecer ante esta realidad en donde lo que crece son las
fronteras sociales que luego después pueden tomar la forma de muros.
77
INMIGRANTES EUROPEOS en Mazatlán: siglo XIX

Foto: Colección del Ing. José Luis Rice

Luis Antonio Martínez Peña∗

Apertura de Mazatlán
El puerto de Mazatlán fue abierto al comercio de altura en 1824. Antes,
había sido apenas una pequeña población de pescadores, ocasional y
subrepticiamente visitada por embarcaciones mercantes extranjeras; éstas
aprovechaban el escaso resguardo gubernamental que les facilitaba el alije
ilegal de mercancías, y que luego distribuían comerciantes locales en las
poblaciones de San Sebastián, San Ignacio, El Rosario, Copala, Pánuco,
Guadalupe de los Reyes y Cosalá. Este comercio siempre fue desventajoso
para la hacienda pública mexicana, pues la introducción clandestina de
artículos extranjeros y la extracción de monedas y barras de plata y oro
escapaban las más de las veces del imperio de la ley.
En 1827 un agente inglés de apellido Bourne llegó a Sinaloa por el sur,
cruzó el río de las Cañas o Bayona, que separaba al entonces estado de
Sonora y Sinaloa del cantón de Tepic, perteneciente a Jalisco. Cuando este
viajero llegó a El Rosario lo describió como primer pueblo minero de


Economista. Realizó estudios de doctorado en la Universidad Autónoma de
Zacatecas. Es miembro del cuerpo académico “Movimientos migratorios y
desarrollo regional”
78
importancia en la parte sur del estado y escribió también que El Rosario
cumplía funciones de depósito comercial para el puerto de Mazatlán.
En apoyo al informe de Bourne, y a través del historiador Héctor R.
Olea, sabemos que en el año de 1827 el real de minas de El Rosario contaba
con una población de seis mil habitantes, y era uno de los asentamientos más
populosos del escasamente poblado noroeste de México y, por su
importancia, era sede de los poderes federales y de las operaciones
comerciales que, aunadas a su ancestral vocación minera, le otorgaban el
papel de una pequeña metrópoli regional.1
En su descripción, Bourne no deja de lado al pueblo de Mazatlán, que
aunque estaba adquiriendo importancia como puerto, la población no pasaba
de ser un conglomerado pintoresco de chozas de petate, cueros y hojas de
palma habitadas por cargadores y pescadores, mientras los principales
comerciantes que traficaban con el comercio de las Indias Orientales
preferían como lugares de residencia las poblaciones de El Rosario o el
presidio de Mazatlán (Villa Unión), donde las condiciones ambientales y el
agua potable eran mejores que en el puerto.2 Sin embargo, el empuje
económico proporcionado por el comercio y la navegación fueron
incrementando la importancia del puerto no sólo como lugar de
embarcadero, sino también y muy aceleradamente como un asentamiento
humano permanente.
En 1828 con la apertura de la Aduana Marítima la población
incrementó su número e importancia. En apoyo a lo anterior encontramos
que el 4 de enero 1832 adquiere reconocimiento por el congreso estatal con
el nombre de Villa de los Costilla y el 2 de julio de 1837 se constituye el
primer Ayuntamiento y desde siempre porta el nombre de ciudad y puerto de
Mazatlán (Lugar de venados en antigua lengua náhuatl).3

Un lugar para toda la familia


En 1844 Albert M. Gilliam al visitar Mazatlán apunta que la población
alcanzaba ya los cinco mil habitantes, Para el año en que Gilliam visita el
puerto la ciudad había dejado de ser aquel conglomerado de chozas que
conociera Bourne en su viaje de 1827. Para el norteamericano es
sorprendente encontrar en este lugar a personas provenientes de todos los
rincones de la tierra y parecía:
“…un lugar atractivo para todas las variedades de la familia humana.
Creo que es difícil encontrar en ninguna otra parte un lugar con tal variedad
de razas y lenguas.”4

1
Olea, Los Asentamientos Humanos en Sinaloa, pp. 177-179.
2
Ward, México en 1827, p. 647.
3
Olea, p.141.
4
Glantz Viajes en México, Crónicas extranjeras, p.376
79
Lo dicho por Gilliam en relación a la diversidad humana existente en la
ciudad se documenta de manera fehaciente en los primeros censos de
población llevados a cabo por órdenes del Ayuntamiento y en los registros
de la población extranjera que periódicamente se realizaban.
Es de reconocer que aunque el grupo de extranjeros nunca fue
predominante en número, en cambio si lo fue en influencia económica,
política y sociocultural. Su impacto en la conformación de una élite es
profundo. Teniendo como resultado que el espacio (la ciudad y puerto de
Mazatlán) fue creado al ritmo de sus intereses y necesidades. Lo cierto, y
como lo veremos en las páginas siguientes, fue que los extranjeros por ellos,
a través de sus descendientes o empleados fueron copando los niveles más
elevados de las jerarquías empresariales en los foros de la vida política y
social del puerto.

Población y vocación comercial


En el primer censo de población de 1841 se menciona la presencia de
115 habitantes de origen extranjero de un total de 3847 h. en este universo
destacan los europeos que ocupan el 77 por ciento mientras que los asiáticos
el 17 y un 6 por ciento los norteamericanos.
Esta primera migración corresponde a la floreciente vocación mercantil
que le imprimen las casas importadoras, encargadas de comercializar y
distribuir al mayoreo artículos de consumo directo fabricados en Europa o
Asia, a través de barcos que manejaban mercancía a consignación desde los
puertos de Hamburgo, Bilbao y Liverpool. Dichas embarcaciones realizaban
el largo viaje a través del Atlántico hasta el estrecho de Magallanes en
Sudamérica para llegar al Océano Pacífico y costear el continente americano
desde Valparaíso hasta Mazatlán, haciendo escala en los puertos del Callao,
Guayaquil, Acapulco y Manzanillo.
Las ventajas de dicha navegación y comercio se fincan en dos
aspectos, una de ellas fue que el gobierno mexicano, para favorecer al
comercio en la costa del Pacífico, fijó tarifas del 50 por ciento menores a las
cobradas en Veracruz y los puertos habilitados del Golfo de México; la
segunda lo constituye el desorden imperante en las costas mexicanas del
Pacífico, siendo la corrupción de las autoridades civiles y militares lo que
hacían posible el contrabando y otras formas de evasión al fisco. Entre las
innumerables ocasiones de desorden político que se presentaron durante los
dos primeros tercios del siglo XIX destaca la guerra de las distintas
facciones políticas mexicanas por los puertos y los ingresos aduanales.
En 1846, en un censo de casas comerciales de la ciudad levantado por
el ayuntamiento para el cobro de alumbrado y aseo público, se mencionan
los siguientes establecimientos cuyos propietarios eran europeos:

80
Cuadro 1

CASAS COMERCIALES 1846

Nombre del negocio Propietarios Nacionalidad

Mercería Lomer y Melchers Julio Lomer Alemanes

Almacén de Jecker Torre y


Eusebio Fernández. suizos
Cía.

Thomas Mott y Carlos


Almacén de Mott Talbot y Cía Norteamericanos
Talbot

Almacén de Kunhardt y Ewald Teodoro Kunhardt Alemanes

Almacén J. R. Möller César Kuline Alemanes

Almacén de Denghausen y
Gerardo Denghausen Alemanes
Cía

Almacén de Coocke y Kelly Juan Nelly Ingleses

Almacén Echeguren y C. Martín Echeguren Españoles

Tendejón de Cerisola Pedro Cerisola Genovés

Tendejón de Ferro Antonio Ferro Genovés

Tendejón de Camalichi Pedro Camalichi Genovés

Tendejón de Sotolichi Tomás Sotoliche Genovés

Tendejón de Walcke Juan Walcke Belga

Abarrotes de Marini Santiago Marini Genovés

Tendejón de Silva Juan Silva Portugués

Sastrería Wansong José Wansong Francés

Abarrotes de Francisco Rey Francisco Rey Francés

Fuente: Exp. S/n Caja correspondiente al año de 1846, Archivo Municipal de


Mazatlán

81
Contrabando y progreso
En dos ocasiones (1830 y 1837) el puerto fue clausurado a la
navegación y el comercio local hizo fuertes gestiones ante el gobierno
central para que se les diese la oportunidad de volver a comerciar desde esa
plaza. La mayoría de los más firmes impulsores de estas gestiones fue el
influyente grupo de comerciantes importadores. A partir de esa
representación es como obtuvimos los datos del cuadro 2.

Cuadro 2
Comerciantes extranjeros radicados en Mazatlán en 1837
NOMBRE COMPAÑÍA NACIONALIDAD
John Parrot Mott y Talbott Norteamericanos
Maximiliano Hayn Hayn y Cía Alemanes (Prusia)
Juan N. Machado Machado y Yeoward Filipinos
Francisco Altembach Altembach y Cía Alemanes
Francisco Schober Almacén de Francisco Schober Alemanes
Santiago Astengo Almacén de Santiago Astengo Españoles
Antonio Ramón Vejel Almacén de Ramón Vejel Españoles
Luis Vial Almacén de Luis Vial Franceses
Fuente: solicitud del comercio a favor de la reapertura de Mazatlán, 21 de
marzo de 1837. Archivo municipal de Mazatlán.

Aunque los comerciantes de Guadalajara que traficaban por los puertos


de San Blas y Manzanillo y algunos dueños de obrajes textileros en
Guadalajara y Aguascalientes siempre fueron enemigos del comercio
mazatleco e impulsores del cierre de Mazatlán a la navegación de altura
clamando serios perjuicios que les ocasionaban la introducción de mantas y
otros textiles importados a precios rebajados; se les acusaba por la
exportación de plata en pasta (sin pago de impuestos por acuñar) que se
vendían en plazas europeas como Londres; así también denunciaban la
corrupción imperante entre los funcionarios de la aduana marítima al
servicio de los importadores; se decía que el crecimiento de una ciudad
como Mazatlán que progresaba en construcción de grandes y hermosos
edificios y la alta concurrencia de buques mercantes provocaban la ruina y el
despoblamiento de pueblos cercanos como El Rosario y San Sebastián
mismos que estaban a la mitad de población que tenían en 1824; los
comerciantes de Guadalajara denunciaban que todos estos perjuicios sólo
pueden ampararse en las practicas ilegales del contrabando en beneficio del
“provecho injusto de ocho o diez casas de comercio” Todo esto escrito y
firmado por el comercio de Guadalajara el 17 de agosto de 1837.6 Meses
después las autoridades centralistas abrieron de nueva cuenta el puerto a la

6
Cole, Diccionario Biográfico e Histórico de Mazatlán, P. 240-241.
82
navegación de altura y el incidente pasó a segundo plano en perjuicio de los
comerciantes tapatíos y los obrajeros de manta, zarapes y rebozos del país.
En Mazatlán las prácticas de introducción ilegal de mercancías se
venían realizando desde finales de la época colonial y a inicios de la vida
independiente, con la apertura a la navegación de altura y con la firma
inmediata de tratados comerciales con Inglaterra, Estados Unidos y Prusia.
Esta práctica se intensificó y cobró carta de permanencia durante los
primeros cincuenta años de vida independiente en lo que todo mundo
coincide México vivió en un estado de anarquía y desorden al que
contribuyeron asonadas militares y ambiciosos proyectos de anexión
territorial emprendidos con éxito por los Estados Unidos de América y las
fallida intervención de Francia.
José María Luis Mora, contemporáneo de los acontecimientos acá
señalados, ilustra en su obra México y sus revoluciones el lamentable
estado que guardaban los ingresos por importación y el comportamiento
venal de administradores y empleados aduanales, no solo de Mazatlán sino
de todos los puertos y aduanas de México.6
En 1851 el ministro de Hacienda, don Manuel Payno, señala que en
Mazatlán era tan común la conjugación de motines y pronunciamientos
políticos en el que las fuerzas armadas de la plaza eran los principales
protagonistas. Justo a la llegada de una o más embarcaciones y una vez que
se ejecutaba el contrabando, terminaba el objeto del pronunciamiento
revolucionario, y los facciosos huían o conseguían ser indultados.7
Así como lo cuenta Payno en 1851 es como sucede 20 años después, en
noviembre de 1871 cuando el General Porfirio Díaz se pronunció con el Plan
de La Noria en contra de la reelección del Presidente Benito Juárez. En
Mazatlán las fuerzas militares de la plaza fueron favorables a Díaz y el
pronunciamiento político coincidió con la temporada de arribo de las
embarcaciones mercantiles, esta temporada comprendía los meses de
noviembre y marzo. En medio del conflicto se llevó a cabo el alije de las
embarcaciones Frederick Artwig de bandera alemana y de las
embarcaciones americanas Idaho y Constitution que arribaron a puerto el 23
de enero de 1872. Aun y a pesar de que el gobierno federal había decretado
el cierre del puerto, y al amparo de las fuerzas militares sublevadas y el
pago de cierta cantidad de dinero impuesta por ellos, se descargaron
mercancías destinadas a la casa comercial del español Joaquín de la
Quintana y Compañía. En mayo de 1872 el general Sóstenes Rocha tomó la
plaza y al realizar una junta con los principales comerciantes de la ciudad
obligó a que “J. de la Quintana y Compañía” a través de los representantes
José María González de Lopidana y Lino Arizqueta se comprometieran a

6
José María Luis Mora, México y sus revoluciones, T I, 395.
7
Manuel Payno, México 1851. p-15.
83
pagar la tercera parte de la cantidad de $110,434 pesos, cifra global de los
artículos que fueron introducidos y de plata que fuera exportada durante el
tiempo de la rebelión.
La medida impuesta por Rocha se aplicó también a la Casa Melchers
quienes pagaron la cantidad de $29,917.59 pesos por introducción de efectos
mercantiles de la barca Adelina y Marianne, la cual fondeó en el puerto el 7
de febrero de 1872. El extenso expediente sobre el caso de J. de la Quintana
finaliza con la apelación de las penas impuestas por la Aduana y la
intervención de la Suprema Corte de Justicia dictaminando a favor de la
Hacienda pública federal. Al negarse a pagar la cantidad exigida de 36 mil
pesos la casa comercial fue objeto de embargo de sus bienes y edificios por
la suma de los 110 mil pesos demandados. 8

Redes de comercio e inmigración


Las casas importadores fueron las piezas importantes en la
conformación de las redes de comercialización e inmigración que desde
Mazatlán se extendían por todo el noroeste de México, alcanzando lugares
distantes como Parral y Zacatecas, donde llegaban sus agentes y abrían
oficinas.
Su papel como importadoras de artículos de consumo directo, textiles,
mercería, herramientas, abarrotes, vinos y licores, las convirtieron en
importantes proveedoras de insumos, crédito y avio para el trabajo de las
minas y estancias ganaderas del interior. Mientras que en la ciudad de
Mazatlán llevaban a cabo una agresiva concentración del suelo urbano
disponible y de construcción de los edificios que albergaban sus almacenes
y casa habitación.
Al principio, la municipalidad impuso rígidas restricciones del
comercio al menudeo, al que se consideraba como práctica exclusiva para
los mexicanos, pero la presión ejercida por inmigrantes independientes a las
importadoras, y con menos dinero que aquellas, fue en aumento y así fue
como los italianos empiezan a dominar el comercio al menudeo a través de
los tendejones. Estos italianos genoveses son, durante el periodo inicial de

8
Caja correspondiente al año de 1872 del juzgado 10 de lo civil, en el ramo de
Juicio Ejecutivo Mercantil. Archivo de la Casa de la Cultura Jurídica de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación en Mazatlán. Junto al expediente manuscrito se
encuentra el impreso titulado Expediente relativo al cobro que por orden del
supremo gobierno y en uso de la potestad económico coactiva hizo la Aduana
Marítima de Mazatlán a los señores J. de la Quintana y Cia, por la suma de $
110,434.09 que adeudaban a la hacienda pública por los derechos de importación
y exportación causados durante el tiempo de Noviembre de 1871 a Abril de 1872
en que estuvo clausurado el puerto al comercio extranjero. Tipografía de Retes
1874.
84
1840 a 1867, los inmigrantes más proclives, junto a los españoles, a
constituir familias casándose con mujeres mexicanas.
Otro caso de independencia y de ejercicio individual de oficios y
profesiones diversas lo constituye la gran colonia francesa, con sastres,
fonderos, cocineros, plateros, carpinteros. Sin embargo, el rasgo
predominante en esta época lo lleva la actividad comercial realizada por los
europeos que se encontraba en manos de alemanes y españoles.
En 1877 el licenciado Eustaquio Buelna, ex gobernador de Sinaloa,
escribió en su Compendio Histórico, Geográfico y Estadístico de Sinaloa
que los residentes extranjeros en Mazatlán no se ocupaban en las empresas
mineras, ni en las labores agrícolas, afirmación que podemos corroborar en
la tabla de oficios. Para Buelna y el grupo liberal la concepción que existía
sobre el inmigrante ideal para el progreso del país choca ante la presencia de
comerciantes y financieros que practicaban el contrabando, la usura y la
concentración de tierras urbanas y rurales sin provecho inmediato. Otra de
las quejas de Buelna tiene que ver con la residencia señalando que “…raros
son los que se radican en el país y que forman en él una familia, pues era
conducta habitual que la mayor parte, después de hecha su fortuna se retiran
de la república, dejando por sucesores en el negocio a los socios a los
dependientes o a los parientes que han traído de Europa.”9
Efectivamente, los extranjeros residentes en Mazatlán eran
comerciantes y usureros por vocación, pero al paso del tiempo las
actividades se irán diversificando y darán paso a la inversión en industria y
minería. Por otro lado, es interesante saber que ante la escasez de europeos
dedicados a la minería y la agricultura, se revela la presencia de marinos,
herreros, carpinteros, cocineros, panaderos, sastres, personas y diversidad de
oficios que difícilmente se podrían haber encontrado en otras partes del
estado en el año de 1841 y que constituyen oficios propios del ámbito
propiamente urbano. En el año de 1895 los oficios serán más reducidos, pero
más concentrados en las labores comerciales y con un creciente número de
trabajadores de comercio llamados dependientes y un buen número de ellos
como marinos que se establecen en Mazatlán para ejercer su profesión en las
costas del Golfo de California.

9
Buelna, p.104.
85
INMIGRACIÓN de estadounidenses jubilados en Mazatlán

Foto: Colección del Ing. José Luis Rice

Omar Lizárraga Morales∗

Introducción
La mayoría de las investigaciones sobre migración internacional que se
han llevado a cabo se refieren a la que se practica de los países del sur hacia
los del norte o, si se quiere, de los países menos hacia los más desarrollados,
para mejorar sus condiciones de vida. En estos tiempos de globalización,
empero, se observa un fenómeno cada vez más creciente: los movimientos
migratorios de los países del norte hacia los del sur. Muchas personas están
dejando sus lugares de origen para irse a vivir, al menos por largas
temporadas, a otras regiones ajenas a las de su nacimiento, donde se les
ofrecen alternativas para satisfacer necesidades de diversa índole. Esta forma
de migración tiene variados efectos sobre las sociedades receptoras:
a) Económicos: en tanto que el poder adquisitivo es mayor que el de nativos,
incrementan el precio de los bienes inmuebles, principalmente en algunas de
las zonas urbanas;
b) Socio-demográfico: Incorporación en el movimiento migratorio de
mujeres y hombres mexicanos, por medio del matrimonio;


Maestro en Ciencias. Miembro del cuerpo académico “Movimientos migratorios y
desarrollo regional”.
86
c) Si bien es cierto que en la mayoría de los casos mantienen su cultura y
estilo de vida estadounidense -formando una burbuja ambiental que los aísla
de la sociedad mayoritaria- hay una tendencia a formarse un híbrido cultural
de elementos anglosajones y mexicanos.
La Migración Internacional de Retirados (MIR) es una derivación del
turismo de masas característico de los tiempos actuales; se observa en los
países altamente desarrollados, y lo practican quienes han cumplido la edad
de 60 años, o con el tiempo de servicio prestado como trabajadores.
Este fenómeno es generado por los procesos de globalización
(movimientos de información, bienes, servicios y personas). Es de escaso
tratamiento en cuanto a términos teóricos; algunos escritos hacen referencia,
pero exclusivamente desde el punto de vista del turismo y sus beneficios, no
como un fenómeno social que tiene repercusiones también sociales y
culturales. Y ello llama particularmente la atención, toda vez que es un
fenómeno creciente. El volumen de la migración en Estados Unidos que va
acompañada de los índices de retirados es bastante alto, pues más de 380,000
personas cambian cada año de residencia en el interior del país para
disfrutar de sus pensiones (Longino, 1982).
Ante el potencial de pensionados estadounidenses en los próximos diez
a quince años --generación que constituye el grueso de los llamados
babyboomers (que nacieron entre los años 1946 y 1964)-- el futuro de la
migración internacional de retirados será de interés tanto para gobiernos de
los países de destino, como para inversionistas de ambos lados de la frontera
y para los estudiosos del fenómeno. En América Latina destacan como
lugares de destino Venezuela, Guatemala, Costa Rica, entre otros.
México, por su parte, es lugar de residencia de aproximadamente
300,000 retirados estadounidenses (NAADIR). El Centro de Estudios
Superiores en Turismo (CESTUR) identifica 21 comunidades de retirados,
las cuales se ubican principalmente en las costas del Océano Pacifico y el
Mar de Cortés. En este espacio, se señalan los corredores de Chapala- Ajijic
y Puerto Vallarta-Nuevo Vallarta, en los estados de Jalisco y suroeste de
Nayarit; Guanajuato-San Miguel de Allende, en el de Guanajuato; y Los
Cabos-La Paz, en Baja California y Mazatlán, en Sinaloa, como los
preferidos para los retirados estadounidenses. La inmigración de retirados
estadounidenses se incrementó 84.3% entre los años 1990 al 2000 y en los
principales destinos creció aún más, en Los Cabos creció 308%, en Ajijic
581% y en San Miguel de Allende 47% (Brooks, 2005).
Pero, ¿por qué podemos considerar como migración al movimiento
geográfico que realizan las personas de edades mayores una vez que han
obtenido su retiro laboral? Si bien en términos generales no se puede
considerar al turismo como movimiento migratorio, en el caso a que estamos
haciendo referencia si los es: Entendemos como migración de retiro
internacional al movimiento geográfico que realizan las personas jubiladas
87
por periodos que van de dos meses en adelante, traspasando los límites
geográficos de su país de origen (Wiseman, 1980).
En el caso de los movimientos que realizan los jubilados
estadounidenses, lo consideramos movimiento migratorio, pues se cumple la
característica de traspasar los límites geográficos de su país y de que lo
hacen en promedio por más de seis meses, además que –y lo más
importante- los estadounidenses que se están estableciendo en diversos
lugares de México están adquiriendo propiedades e incluso en algunos
casos, la nacionalidad mexicana.
Según estudios del Centro de Estudios Superiores en Turismo
(CESTUR), dependencia de la Secretaria de Turismo, “el valor real de los
retirados internacionales en el 2001 se estimó en 1.04 millones de personas,
con una derrama económica aproximada de 433.1 millones de dólares, lo
cual representó el 3.62% de los ingresos totales captados por el turismo
internacional en ese año” (Aragón, 2002).

Inmigración de retirados estadounidenses en Mazatlán


Durante el proceso de alzas y bajas del turismo en Mazatlán, una gran
cantidad de estadounidenses que llegaron atraídos por los tiempos de auge,
han decidido regresar a establecerse como inmigrantes. El puerto ha
permanecido en el agrado de gran cantidad de ellos, gracias al clima, a sus
paisajes y escenarios. Es común ahora verlos desplazarse por las calles del
Centro Histórico y no sólo por las playas.
La inmigración de retiro en Sinaloa es elevada. Según el instituto
Nacional de Migración (INM) existen 8,100 extranjeros que habitan en
Sinaloa, de esta cifra el 42.35% son estadounidenses (3,431 habitantes), de
los cuales 96% habitan en Mazatlán o sea 3,294 esto, durante el año 2005.
Los inmigrantes provenientes de Estados Unidos representan el 1.11% de la
población total del municipio que es de trescientos ochenta mil quinientos
nueve habitantes, de acuerdo al XII Censo de Población del 2005.
Si bien esta cifra no es tan espectacular como las de los turistas
tradicionales, sí lo es en importancia, toda vez que estos inmigrantes tienen
un alto poder adquisitivo, que se derrama en la ciudad a través de sus
adquisiciones de casas y terrenos y de sus hábitos de consumo en sus
prolongadas estancias. Lo mismo porque año con año el Instituto Nacional
de Migración, delegación en Mazatlán, entrega cada vez mayor número de
cartas de residencia a ellos1.
Las cifras de los retirados en el puerto tienden a incrementarse, sobre
todo en los últimos tres años, como lo muestra la siguiente gráfica y son los
periodos fríos del año los que prefieren para estar en Mazatlán. Ellos arriban

1
Datos obtenidos en INM otorgados por el Delegado Regional de Migración el Lic.
Adolfo Rojo Montoya, el día 28 de junio del 2006.
88
desde noviembre y permanecen hasta el mes de Abril2. En la temporada de
calor prefieren regresar a sus lugares de origen
No es casual que muchos vengan al sur, pues su procedencia, según
nuestra encuesta, es de estados de clima frío como Washington (18%),
Oregon (4%), Nueva York (4%) o Illinois (4%). Sin embargo, la mayoría
son provenientes de California (26%), que no es un estado muy frío. En este
caso la influencia de migrar a México es por su relativa cercanía geográfica,
al igual que Nuevo México (6%), Nevada (6%) y Texas (8%).

¿De que estado proviene?

30%
25%
20%
15%
10%
5%
0%
Cali Wa Te Ne Col Or Ne Ne Chi Mic Min Mis Bal Ida Ne Ha Ohi
for shi xa w ora eg va w ca hig ne so tim ho w w a o

Serie1 26 18 8% 6% 4% 4% 4% 4% 4% 4% 4% 4% 2% 2% 2% 2% 2%
Origen de los estadounidenses retirados en Mazatlán

Cabe mencionar que los estados de donde provienen los inmigrantes


retirados en Mazatlán, son las entidades de Estados Unidos que tienen mayor
número de adultos mayores de 65 años.
Por su cercanía geográfica con los estados que concentran mayor índice
de adultos mayores en Estados Unidos, Mazatlán ha alcanzado ventajas
económicas mediante este sector turístico. Como no es un destino turístico
internacional de gran crecimiento, sigue dependiendo del arribo de
estadounidenses de la tercera edad y ha ido ganándose la preferencia de un
gran número de ellos.

¿Por qué emigran a Mazatlán?


Para E.G. Brady (2005), que radica permanentemente en Mazatlán y
casado por segundas nupcias con una mujer mazatleca, existen algunas
razones por las que escogió a Mazatlán como lugar de retiro y nos las
explica en un libro acerca de sus experiencias como inmigrante:

2
Entrevista a Dorothy Timmons; migrante rentista. El día 19 de Septiembre del
2005.
89
a) Es un puerto de la costa oeste de México. Los habitantes de la zona
oeste de Estados Unidos, relacionan al área este de su país con Europa, y no
les agradan los habitantes de Miami o New Jersey. Los de California,
Washington, Colorado y Oregon, dice, son más relajados, simpáticos y de
mente abierta. Además, por la ubicación de Mazatlán en el noroeste de
México, es más barato el vuelo, que ir, por ejemplo, al Caribe.
b) Es el único puerto de tamaño comparable al de Acapulco, que
mantiene su cultura tradicional mexicana.
c) Las guías de viajeros están llenas de información sobre este lugar,
poniéndolo como un lugar barato y con muchos atractivos turísticos.
d) Mazatlán sigue siendo un lugar con precios relativamente bajos,
donde escuchar música de banda y asistir a fiestas es prácticamente gratis.
e) Pero sobre todo, lo que más le gusta del puerto a Brady es su gente
amigable. La gente mazatleca es todo lo contrario a las historias que
comúnmente escuchan los estadounidenses que tuvieron malas experiencias
en el sur de México.

Las redes sociales de estadounidenses retirados en Mazatlán


De acuerdo a una encuesta que aplicamos a 50 estadounidenses
retirados que residen en Mazatlán (24 mujeres y 26 hombres), las redes
sociales que se han creado por este segmento de inmigrantes, no son
formadas por la previa migración de familiares, sino por amigos ya
establecidos.
La inexistencia de sus familiares en el destino se debe a la naturaleza de
este tipo de migración. Debido a que no efectúan el movimiento migratorio
con fines laborales, sus descendientes permanecen en Estados Unidos. Y
considerando que el 52% de ellos tiene tres años o menos viviendo en
Mazatlán y los que tienen más de siete años representan solo el 16%.
En su mayoría (58%) viven en parejas, aunque el 40% viven solos y
una parte menor (2%) vive con otro tipo de familiares.
En nuestra encuesta encontramos que más de la mitad, el 54% de ellos,
pertenece a una organización de compatriotas estadounidenses. Además de
su función de integración social, las Asociaciones de inmigrantes retirados
como clubes y grupos religiosos, desempeñan un importante papel de apoyo
para los jubilados. Las redes sociales de estadounidenses que se han formado
en Mazatlán se manifiestan en la conformación de Asociaciones y grupos
que han convertido al movimiento migratorio Estados Unidos-México en un
movimiento continuo y permanente. Algunas de las asociaciones que
existen en Mazatlán son American Legion Post; Friends of Mexico;; The
Vineyard; Familia; y Hands Across the Borders

90
Integración y Vida Cotidiana
Los estadounidenses retirados en Mazatlán están integrados a la
sociedad mazatleca, por esto entendemos que conforman una sociedad
multiétnica en la que existe un ambiente multicultural de tolerancia mutua.
En Mazatlán ellos coexisten en los mismos espacios geográficos que
los mazatlecos, es ya común para habitantes de la colonia centro, del
fraccionamiento Lomas de Mazatlán, Playa Sur, El Cid, Sábalo Country o
del Toreo3, tener a uno o más estadounidenses como vecinos. En estas
colonias residen como vecinos con otros de sus compatriotas y con los
mazatlecos. También encontramos que en su mayoría, el 66% tienen casa
propia. Los estadounidenses inmigrantes en Mazatlán tienen la suficiente
libertad económica para vivir en estos sitios y la comunidad mayoritaria en
estas zonas residenciales no reflejan medidas de discriminación.
El deseo de integrarse culturalmente a la sociedad local, varía entre los
retirados. Para muchos, la cultura es irrelevante e innecesaria, su deseo de
vivir en Mazatlán se basa en aspiraciones individuales como gozar de un
clima cálido y de los atractivos turísticos o bien, convivir con sus amigos
estadounidenses. Éstos principalmente son inmigrantes independientes que
no pertenecen a asociaciones o bien pertenecen a asociaciones exclusivas,
como es el caso de American Legion o bien, inmigrantes temporales que
visitan el puerto sólo durante los inviernos. Informantes, en la iglesia de The
Vineyard confirman que hay muchos estadounidenses como Margaret,
altamente educada, que tiende a vivir de manera individual, que intenta
mantenerse fuera de las actividades comunitarias y del ruido de la ciudad y
asiste a la iglesia en ocasiones esporádicas.
Los estadounidenses están lejos de ser socialmente homogéneos ya que
existen distintos grados de integración. Por un lado están los que no se
mezclan con la sociedad local sino sólo con norteamericanos; sin embargo
respetan la cultura local. Aunque la mayoría trata de integrarse a la sociedad
mazatleca y tienen contacto con los mazatlecos mediante sus organizaciones.
En la encuesta aplicada, encontramos que el 92% de los estadounidenses
retirados tienen amigos mexicanos.
En cuanto a su vida cotidiana, ellos desean conservar un estilo de vida
semejante al de su país de origen. Este se caracteriza por un modo de vida
con un alto índice de consumo y comodidad. Y no cabe duda que estos
retirados mantienen un estilo de vida con un alto grado de comodidad, de
esta manera lo conciben también nuestros entrevistados
Las asociaciones de estadounidenses en Mazatlán suelen realizar
actividades encaminadas a fortalecer el estilo de vida estadounidense. En las
fechas festivas de su país de origen se relacionan entre sí, conviven con sus

3
Estos fraccionamientos son zonas residenciales que en general habitan personas de
un nivel económico medio –alto de Mazatlán.
91
amistades y disfrutan de la compañía de otras personas que hablan su mismo
idioma, que comparten sus mismas costumbres y estilos de vida. El Día de
Acción de Gracias incluso es festejado por los estadounidenses de manera
colectiva en el puerto desde hace ocho años. Cada año alrededor de 150
personas se reúnen con una misa y la cena del pavo en la explanada del
muelle de la Marina Mazatlán. A esta celebración llegan parejas solas, otras
con sus pequeños hijos o incluso con amistades de nacionalidad mexicana.
En general, los inmigrantes retirados no han olvidado ni perdido sus
propias pautas culturales; por el contrario, procuran conservarlas. Por medio
de sus asociaciones, de sus reuniones, sus celebraciones, sus amistades y
hábitos cotidianos, estos estadounidenses preservan su identidad
estadounidense, formando por medio de éstas, una burbuja ambiental que
los ayuda a mantener lazos y pautas culturales estadounidenses. En nuestra
encuesta, la mayoría de los encuestados, afirman visitar una o dos veces al
año su país natal. Además, mantienen comunicación con sus familiares y
amigos en Estados Unidos mediante internet o teléfono casi todos los días.

¿Que tan a menudo visita Estados Unidos?

Nunca; 8% 1 vez al mes;


2%

Cada 2 años; 1 vez al mes


4% 2 veces al año; 2 veces al año
42% 1 vez al año
Cada 2 años
1 vez al año; Nunca
44%

92
¿Con qué frecuencia tiene comunicación con sus
amigos y familiares de Estados Unidos?

2 veces al año;
1 vez al mes; 0%
18% Todos los dias; Todos los dias
42% 1 o 2 veces a la semana
1 vez al mes
2 veces al año
1 o 2 veces a
la semana;
40%

Los estadounidenses retirados en Mazatlán llevan una vida tranquila,


con excepción de alguna enfermedad o incidentes como cuando son víctimas
de robo o cuando algún acontecimiento suscitado en su país de origen los
afecta directamente, como la pérdida de un pariente o amigo.
En cuanto a distracciones, se limitan a convivir con los otros miembros
de sus organizaciones. Se reúnen en sus casas para charlar y convivir.
Algunos, como Jackie, gustan de la vida cultural que se vive en la plazuela
Machado, ella asiste porque gusta de los eventos culturales o simplemente
tomar un café en el área con sus amistades4.
Los retirados estadounidenses que radican en el puerto, según la misma
Jackie, evitan asistir a eventos o festivales masivos como el Carnaval;
incluso durante Semana Santa, prefieren evadir los centros de reunión que se
caracterizan por el alto número de personas en la zona dorada.

Derrama económica
Para conocer la derrama económica, se les preguntó en la encuesta
sobre su ingreso mensual traído de Estados Unidos, la cantidad de gasto que
hacen mensualmente incluyendo impuestos, consumo diario, recreación e
incluso en ayuda doméstica. También se les cuestionó acerca del costo de
sus viviendas y en su caso, el gasto de renta, para los que no tienen vivienda
propia. Los resultados que encontramos son los siguientes:
La mayoría de ellos son de clase media estadounidense, profesores,
ingenieros civiles, vendedores o empleados del gobierno que reciben una

4
Entrevista a Jackie Peterson el día 25 de Febrero del año 2006.
93
pensión de entre 1,600 y 3,500 dólares al mes. Y son pocos los que tienen un
ingreso mayor de 5,000 dólares mensuales.
En cuanto al costo de sus viviendas, en el caso de los que tienen casa
propia, los precios oscilan predominantemente entre 450 mil y 900 mil
pesos, ellos representan el 89% de los encuestados. De esta muestra, el 33%
tiene viviendas con valor entre 600 mil y 750 mil pesos. Considerando que
gran parte de ellos vive en colonias de nivel socioeconómico medio, son
pocos (7%) los que viven en casas con valor superior a los 900 mil pesos.
Tomando en cuenta que en promedio, el 66% de los 3,294
estadounidenses retirados en el puerto tienen casa propia, es decir, 2,174 y
de ellos alrededor del 58% comparte la vivienda con su cónyuge, y el 10%
de los que viven solos tienen casa propia, nos da un total de 797 casas
adquiridas por este grupo de inmigrantes. Si consideramos que el valor
promedio de sus viviendas es de 700 mil pesos. El total de capital traído de
Estados Unidos invertido en bienes inmuebles en el puerto de Mazatlán es
alrededor de 697 millones, 900 mil pesos.
Ahora bien, el 30% de los 3,294 estadounidenses pagan renta, es decir,
988 de ellos. Si de los que pagan alquiler, el 58% comparten la vivienda con
su cónyuge y el 40% vive solo, nos da un total de 691 casas que son rentadas
por estos estadounidenses. Si el promedio de costo de renta de las casas que
habitan es de 2,500 pesos mensuales, como lo muestra la siguiente gráfica,
entonces tenemos una derrama económica aproximada de 1,727,500 pesos al
mes. Sí bien no todos los estadounidenses que pagan renta viven
permanentemente en Mazatlán, pasan la mayor parte del año aquí, ya que el
86% del total de ellos viaja a Estados Unidos sólo una o dos veces al año.
Ellos también tienen otros gastos por recreación, consumo, impuestos y
ayudantes domésticos (en los casos que tienen ayudante). Estos gastos los
calculamos de acuerdo a nuestra encuesta en un promedio de 15 mil pesos
mensuales por persona. Si multiplicamos esa cantidad por los 3,294
estadounidenses, nos da la cantidad de 49 millones, 410 mil pesos al mes.
Si sumamos la cantidad de dinero que gastan mensualmente por
consumo cotidiano al monto que dejan mensualmente por alquiler de bienes
inmuebles, tenemos una derrama económica de 51 millones 137 mil 500
pesos mensuales.

Conclusiones
La población de adultos mayores de Estados Unidos y del mundo esta
creciendo drásticamente debido, principalmente, a la madurez de la
generación de babyboomers, personas que nacieron en la época de la
posguerra, es decir entre los años 1946 y 1964. Los integrantes de esta
generación estarán en edad de jubilarse en los próximos años. En el caso de
los estadounidenses, en tanto que cuentan con un alto poder adquisitivo,
pueden tomar la decisión de cambiar de residencia incluso
94
internacionalmente, adquirir inmuebles en los lugares de destino y llevar una
vida de comodidad sin tener que trabajar más.
La migración de retiro es una etapa posterior a la actividad turística. La
gran mayoría (95%) de estadounidenses que viven en Mazatlán, captados en
nuestra encuesta, había visitado al menos una vez el puerto como turista.
Estos manifestaron haber gustado del lugar para vivir y decidieron comprar
viviendas y mudarse permanentemente una vez retirados.
La legislación migratoria en 1960 que facilita el ingreso al país a los
extranjeros bajo la condición de no dedicarse a actividades lucrativas y
muchos estadounidenses que habían visitado el país como turistas tiempo
atrás, decidieron mudarse ahora bajo la calidad de migrantes rentistas.
Paralelamente a lo anterior, durante esos años sesenta, las pensiones de los
retirados estadounidenses se devaluaron, los ingresos que recibían les eran
insuficientes para continuar manteniendo en su país un nivel de vida
confortable y la solidez de la economía mexicana en esa época intervino en
la llegada de numerosos jubilados anglosajones. Mazatlán se encontraría
entre los destinos preferidos.
Los inmigrantes retirados estadounidenses establecidos, decidieron
establecerse en este lugar, toda vez que ya tenían previos contactos con otros
compatriotas, lo que habla de la importancia de las redes sociales.
En Mazatlán se han desarrollado redes sociales transnacionales que
están conformadas principalmente por amistades de sus lugares de origen,
las que a su vez provocan el incremento permanente de la inmigración:
existe, pues, una espiral creciente compuesta por redes sociales-migración-
redes sociales, generando un aumento de los inmigrantes estadounidenses.
Los inmigrantes retirados en el puerto son anglosajones; un 58% vive
en matrimonio y provienen, de manera destacada, de California,
Washington, Texas, Nuevo Mexico, Colorado, Oregon y Nevada.
Un 54% de inmigrantes estadounidenses retirados pertenecen a
organizaciones formales en el puerto. Estas organizaciones sirven como
puntos de contacto e información para nuevos interesados en establecerse en
Mazatlán en las mismas condiciones: Les proveen de información suficiente
para venir a México y otorgan asimismo, algunas veces, alojamiento.
También sirven para contactar a personas que proporcionan bienes raíces, así
como información para su movilización en el puerto.
Los retirados se encuentran integrados a la sociedad local. Por esto
entendemos que se desarrollan las dos culturas en un ambiente de respeto y
tolerancia. Y aunque son pocos los que hablan el idioma español (14%), un
gran número de ellos viven en los mismos vecindarios y mantienen lazos de
amistad. A su vez, mantienen un estilo de vida estadounidense. Mantienen
sus pautas culturales anglosajonas y las manifiestan en festividades y
reuniones que principalmente llevan a cabo en sus asociaciones. Mantienen
comunicación con sus amigos y familiares en Estados Unidos casi todos los
95
días mediante internet y teléfono y la mayoría de ellos (82%) visitan su país
natal una o dos veces al año .
La mayoría tiene muy buena opinión de Mazatlán (62%), llevan una
vida tranquila y casi todos (99%) han recomendado o recomendarían a sus
familiares y parientes de Estados Unidos a Mazatlán como lugar de retiro.
Un comentario final: la inmigración estadounidense de retirados en
México, en su conjunto, no ha sido hasta ahora lo suficientemente valorada
en las perspectivas económica, social, política y cultural. De esta manera, en
torno a ella aún hay mucho por investigar y analizar.

Bibliografía
Aragón Humberto et.al.(2002), “Estudio estratégico de viabilidad del
segmento de turismo de retirados”, Centro de Estudios Superiores en
Turismo (CESTUR)
Brady, E.G. (2005). Married in Mazatlán. Mazatlán, Sin. publicado por The
Pacific Pearl .
Brooks, David (2005) La Jornada. 30 de junio del 2006, México.
Boletín del Núcleo de Acopio, Análisis y Difusión sobre Iniciativas de
Reforma de los sistemas de salud (NAADIR) No.12, abril del 2005.
Domínguez, Karina (2005). Noroeste, Gente 2A, 27 de Noviembre.
Longino, Charles (1982). Changing ages non.metropplitan migration
patterns, 1970 to 1980. Journal of Gerontology,New York.
Wiseman, Robert (1980). Why Older people move: Theorical Issues.
NewYork,

96
LA GESTA DE LOS INDOCUMENTADOS: un nuevo
movimiento social

Foto: Colección del Ing. José Luis Rice



Arturo Santamaría Gómez

Cuántos son y dónde trabajan.


Según el Censo de 2000, habían 8.4 millones de inmigrantes
indocumentados en los Estados Unidos. Para 2005 el Centro Hispánico PEW
ya estimaba la cifra en unos 12 millones. Se calculaba que el 78% eran
centro y sudamericanos; de éstos, 56% eran mexicanos. Los hispanos en su
conjunto desde el 2000 se convirtieron en la minoría más grande, y el grupo
étnico que crece con mayor rapidez. En 2006 son el 14.4% de la población,
y se estima que serán el 25% en el 2050, además de serán mayoría Los
Ángeles, Chicago, Miami y Nueva York. Los trabajadores inmigrantes
indocumentados, de acuerdo al Pew Hispanic Center1, conforman 14% de los


Doctor en Sociología. Miembro del SNI. Integrante del cuerpo académico
“Movimientos migratorios y desarrollo regional”. Autor de varios libros sobre la
problemática de los chicanos en EU.
1
Dice Jorge Durand, uno de los más reconocidos estudiosos de la emigración
mexicana a Estados Unidos: “La iniciativa HR4437 se cocinó al calor de u contexto
social y político antiinmigrante, xenófobo y nativista. Se creía que las condiciones
estaban dadas para darle un golpe mortal a los migrantes indocumentados y sus
grupos de apoyo. Ya se había logrado criminalizar a los que daban este soporte,
97
trabajadores de la construcción, 17% del personal que labora en la limpieza,
12% en restaurantes y 25% en la agricultura.
La Propuesta de Ley HR 4437, aprobada el 16 de diciembre de 2005,
fue el detonador que en la comunidad latina generó una movilización sin
precedentes y una politización súbita y masiva*. La politización pasó de los
grupos de activistas a las discusiones en las escuelas, los centros de trabajo y
el seno del hogar. En una reacción inmediata a la decisión de los
legisladores, las organizaciones de activistas latinos, de defensa de los
inmigrantes y de los derechos humanos, se reunieron para planear las
acciones con las que confrontarían la ofensiva antiinmigrante. A pocos días
de iniciar el año, el 12 de enero líderes latinos se reunieron en la costa oeste
para programar actividades conjuntas, mientras en la costa este se lanzaba un
boicot a las bebidas alcohólicas durante el mes de febrero, como un ensayo
de lo que se haría el 1 de mayo. En Los Ángeles un amplio abanico de
grupos pro inmigrantes se dio cita en la histórica Placita Olvera para
formular un plan de acción, y el 11 de febrero en Riverside, California, se
llevó a cabo la primera Cumbre de Liderazgo Mexicano/Latino en donde
alrededor de 500 líderes planearon la realización de marchas multitudinarias
en California, Nevada, Illinois, Texas, Arizona y Nueva York. A partir de la
primera marcha de Los Ángeles se perfilaron las características simbólicas
que unirían a todo el movimiento: vestimenta blanca, banderas
estadounidenses y mexicanas, y el pacifismo de los participantes. El lunes
siguiente, 27 de marzo, el Comité Judicial del Senado presentó una
propuesta alternativa a la ley HR4437, escrita por los legisladores Hagel y
Martínez, que proponía una vía para que los inmigrantes indocumentados se
hicieran de la ciudadanía, pero la propuesta fue rechazada por el pleno de la
Cámara Alta. Sin embargo esos intentos de encontrar caminos alternativos a
la propuesta de Sensenbrenner eran un indicador del poder de las
movilizaciones.
La primera etapa del movimiento se desplegó del 12 de enero, con la
primera reunión de líderes latinos, al 1 de mayo, con las marchas en 250
ciudades y el primer boicot nacional en la historia de Estados Unidos. Una
segunda, se empezó a activar ya no en las calles sino en los barrios, escuelas
y centros laborales, pero solo se podrán conocer sus características una vez
que se conozca la decisión final del Congreso estadounidense.

cobijo, trabajo y asesoría. Y en esta partida se jugaron todo. Lo que no se calculó fue
la reacción. La agresión despertó la conciencia adormecida, humillada, sometida y la
gente se volcó a las calles”. Revista MX Sin Fronteras, Chicago, Ill., No.36.
diciembre, 2006, pp.7-8.
2
Información reproducida en el diario Noroeste, Mazatlán, Sinaloa, 16 agosto, 2006,
p.10ª.
98
Las movilizaciones de primavera enseñaron a las comunidades hispanas
que tienen un poder colectivo y emergente. Después del 1 de mayo los
trabajadores inmigrantes no regresarán fácilmente a las sombras, al margen
de lo que decida el Congreso. Si el movimiento se desarrolla y gana
confianza, la lucha por la legalización se ensamblará a otros problemas como
los derechos de aprender y hablar su lengua materna, combatir el excluyente
sistema de justicia, los sueldos miserables y la falta de seguro médico.
El flanco anti-inmigrante y conservador del sistema político
estadounidense estaba preocupado porque creó el contexto para que estallara
este movimiento, y buscó desactivarlo. Pero no todos sus integrantes
compartían las mismas estrategias para combatirlo. El debate sobre
inmigración dividió al partido republicano, lo cual reflejaba la división entre
aquellos que representan los intereses de las grandes corporaciones globales
y la corriente más populista que depende de una base conservadora y
nacionalista. Sin embargo, el conjunto de la derecha republicana calculaba
que podía ganar votos al avivar sentimientos racistas, chovinistas y anti-
inmigrantes entre la población blanca.
De todas maneras, los sectores empresariales que emplean a los
indocumentados quieren asegurarse de que puedan obtener una inagotable
fuerza de trabajo inmigrante barata. Estos sectores no tienen ninguna
objeción al mantenimiento de un régimen de presión en contra de los
inmigrantes. Quieren mantenerlos sin sindicatos y buenos sueldos, pero
sienten que HR 4437 fue demasiado lejos.
Por cuanto que la inmigración indocumentada está desbordando la
capacidad del sistema económico para controlarla, porque crea el problema
de una fuerza laboral muy inestable y movible (debido a la inseguridad
jurídica de los trabajadores que pueden ser arrestados o deportados) el
sistema político quiere asegurarse de que haya una fuerza laboral inmigrante
barata, más estable y regularizada. Otro factor clave que incide en la división
de la clase política gobernante en Estados Unidos es que los dos partidos
están compitiendo por los votos de los latinos. Demócratas y Republicanos
reconocen que sus votos serán más valiosos de ahora en adelante. Los
demócratas esperaban aprovechar las movilizaciones de los inmigrantes para
construir una nueva plataforma de votantes fieles con los latinos que
apoyaron las marchas y que tienen residencia legal, meta que lograron en los
años sesenta con el movimiento de derechos civiles y la comunidad afro-
americana.
El cálculo de los demócratas fue correcto: el 73 por ciento de los latinos
sufragó por ellos en noviembre de 2006, a diferencia del 60 por ciento de la
elección presidencial de 2004. La posible relación entre el voto favorable
para el Partido Demócrata y las marchas de la primavera se explicaría

99
porque, según la encuesta de salida New Americans3, en Los Ángeles, ciudad
que tuvo la movilización más grande, “uno de cada tres votantes encuestados
participó o tuvo un familiar que participó en las marchas de marzo, o el
boicoteo del 1 de mayo. 40 por ciento de los votantes primerizos fueron
migrantes. 75 por ciento de los votantes, sin importar origen étnico,
siguieron de cerca las movilizaciones”.
En Texas, unos 100 mil ciudadanos participaron en unas elecciones por
primera vez, y de esos el 90% fueron latinos. “El universo total de votantes
tejanos – escribió la activista Marisela Ibarra- se elevó a 4 millones, 35 por
cientos de ellos de origen latino”.4
Después de las enormes movilizaciones de primavera los ciudadanos
latinos empezaron a manifestar un apoyo mayoritario a la regularización de
indocumentados y un interés sin precedentes en participar en las elecciones
de 2006.
Una encuesta realizada Por la Coalición Política Latina5 poco antes de
la gigantesca movilización nacional del 1 de mayo, demostró que el 77% de
los latinos registrados "casi seguramente" votaría en las elecciones
generales de noviembre de 2006, cuando se eligieran representantes del
Congreso y escaños estatales y locales en todo Estados Unidos. No se
alcanzó el 77, pero si el 73%. En California, el estado con más inmigrantes
indocumentados y donde las movilizaciones fueron más constantes y
numerosas, 86% dijo que seguramente votaría y otro 9% que probablemente
lo haría. Aunado a lo anterior, ciudadanos sin registro para votar señalaron
que estaban dispuestos a registrarse y votar por primera vez. Otro hallazgo
del sondeo es que la propuesta inmigratoria del presidente George Bush no
fue atractiva entre los votantes y ciudadanos latinos. Su imagen, que en 2004
era más favorable se desplomó, debilitando aún más al Partido Republicano
entre la comunidad hispana, y en particular entre la mexico-americana. Este
sondeo demostró que el 53% tenía una imagen desfavorable del Partido
Republicano (contra el 33% con imagen favorable), pero más grave aún es
que el 64% tenía una mala imagen de Bush, que alcanzó sólo el 30% de
aprobación entre los hispanos. Solamente un 21% de los votantes latinos dijo
que votaría por un candidato republicano en las próximas elecciones para el
Congreso.

3
Citada por Rafael Buitrago, “El Efecto Primavera”, Revista MX Sin Fronteras,
Chicago, Ill., No.36, p.15.
4
Ibarra, Marisela, “Ayer marchamos, hoy votamos”, Revista MX Sin Fronteras,
Ibid. p.17.
5
Citada por la periodista Pilar Marrero, La Opinión, Los Ángeles, Ca., 25 de mayo,
2006.
100
Antecedentes cercanos
Este movimiento tenía una incubación de por lo menos dos décadas, si
partimos de la legalización de miles de inmigrantes en 1986; o cuatro, si lo
hacemos del Movimiento Chicano en los 60 cuando surgió el Sindicato de
Trabajadores Agrícolas de California, donde la mayoría eran inmigrante. La
primera gran expresión de descontento de los inmigrantes latinos posterior al
Movimiento Chicano, en ese caso espontánea y sin dirección alguna, fue su
participación en la rebelión angelina de South Central en 1992.
En efecto, en la rebelión de principios de 1992, en los barrios de South
Central, una zona donde se mezclaban en cuotas demográficas similares
negros e inmigrantes mexicanos y que a inicios del siglo XXI ya era casi
exclusivamente latinas, los actores más visibles de la revuelta popular fueron
los negros, pero la participación de los latinos fue tan numerosa como la de
la población afroamericana. Por ejemplo, de los primeros 5 mil 438
arrestados, entre el 30 de abril y el 4 de mayo, 2mil 22 eran negros, 568
blancos, 84 fueron clasificados como “otros” y 2 mil 764 eran latinos; de
éstos según el Departamento de Inmigración y Naturalización, “La Migra”,
1,200 eran indocumentados. De los primeros 477 arrestados, en estimación
de la misma policía migratoria, 362 eran mexicanos, 62 salvadoreños, 35
guatemaltecos, 14 hondureños, 2 jamaiquinos y el resto de otros países.6
El involucramiento en el conflicto también tuvo características
diferentes según cada grupo étnico. Los latinos, por ejemplo, fueron
detenidos por saquear más que por incendiar o destruir locales comerciales.
En los tribunales respondieron que su participación obedecía a años de
frustración y discriminación y no como una respuesta al veredicto judicial
contra Rodney King, un hombre negro que había sido acusado de resistencia
a la autoridad a pesar de ser brutalmente golpeado por la policía de Los
Ángeles. Es decir, ya en 1992, vimos a indocumentados participar en las
protestas y estallidos sociales de la zona metropolitana de Los Ángeles, que
se convertiría en el principal centro de movilización de las manifestaciones
en 2006. La revuelta de 1992 tuvo relieves delictivos y carecía de un
objetivo social definido, pero a la vez exhibía una enorme carga de
descontento social tanto de capas pobres nativas como de inmigrantes de
origen latinoamericano. El lugar común, sostenido por numerosos
investigadores sociales y periodistas, de que los inmigrantes y más
particularmente los indocumentados no participaban en las organizaciones y
movimientos sociales de Estados Unidos era falso, y lo demostraban más
que los motines de 1991, la participación en numerosas luchas sindicales,
vecinales, educativas y culturales a lo largo de varias décadas, pero que
tenían. bajo perfil y expresión local.

6
Los Ángeles Times, 7/5/1992.
101
James Petras7 analiza esta incorporación subterránea a la sociedad
estadounidense de manera muy aguda: “La primera oleada de inmigrantes,
en los años ochenta, como epílogo del choque neoliberal y del terror militar,
buscaba trabajo de cualquier tipo, en el anonimato e incluso en las peores
condiciones; muchos de sus componentes disimularon su pasado militante
pero no lo olvidaron. A medida que la afluencia de trabajadores inmigrantes
aumentaba, en las principales ciudades de California, Texas, Arizona y
Nuevo México se concentraban grandes cantidades de trabajadores
latinoamericanos. Ello condujo a la creación de una densa red de clubes
sociales, culturales y deportivos, y de organizaciones informales basadas en
anteriores vínculos familiares, de barrio o regionales. Florecieron muchos
pequeños negocios, aumentó el poder adquisitivo, aumentó también la
asistencia de niños a escuelas en que los latinoamericanos ya eran
mayoritarios, y numerosas estaciones de radio se dirigían a los trabajadores
inmigrantes en su propia lengua. Pronto, el sentimiento de solidaridad creció
por la simple fuerza del número, la facilidad de comunicación, la proximidad
de otros trabajadores compatriotas, y por encima de todo de la experiencia
común de una explotación no sujeta a regulación ni a moderación, en los
peores y peor pagados empleos, todo lo cual iba acompañado de actitudes
racistas por parte de empresarios, trabajadores blancos, policías y otras
autoridades”.
“La anterior militancia proveniente de la resistencia popular masiva a
los escuadrones de la muerte en El Salvador, el gusto por la libertad y la
dignidad adquirido durante el periodo sandinista en Nicaragua, los múltiples
movimientos campesinos de México “salieron del armario” y hallaron nueva
expresión social en el movimiento de masas de los trabajadores
inmigrantes.”
En el escenario de fondo de las históricas movilizaciones de marzo,
abril y mayo de 2006 posaban décadas de organización silenciosa y paciente
de los trabajadores indocumentados a través de sindicatos, clubes de
oriundos, organizaciones de barrio, estudiantiles, religiosas, artísticas,
políticas, empresariales, deportivas, etc. Quedan como precursores en la
organización de los inmigrantes sin documentos, agrupaciones pioneras
como el Centro de Acción Social Autónoma (CASA), los pequeños partidos
de la izquierda estadounidense, los sindicatos de trabajadores agrícolas de
Texas, Arizona y Ohio que dirigieron respectivamente Antonio Orendáin,
Guadalupe Sánchez y Valdemar Velázquez, el Sindicato Internacional de
Trabajadores de la Costura, que con Miguel Machuca , Cristina Vázquez y
Tony Orea, partir de los años setenta del siglo XX dieron los primeros pasos

7
Petras, James, “Mesoamérica llega a norteamérica: dialéctica del movimiento de
trabajadores inmigrantes”, Rebelión, 27 de abril, 2006.
102
para agrupar y defender a los trabajadores indocumentados como un sector
específico de las clases asalariadas de Estados Unidos8.
Los trabajadores indocumentados constituidos en un sector con
características propias dentro de las clases asalariadas estadounidenses,
específicamente caracterizable y predominante en ciertas ramas de la
economía y en ciertas regiones, en un proceso que concentra no más de
cuarenta años, de manera ascendente aunque desigual, fue construyendo una
experiencia propia dentro de los movimientos sociales norteamericanos. Las
primeras luchas laborales que trascendieron en la opinión pública, en las que
los trabajadores sin documentos eran el sector mayoritario o único dentro de
un movimiento huelguístico, fueron las que encabezaron los sindicatos
agrícolas de Texas y Arizona en 1975 y 1977, respectivamente.9 En años
recientes, latinos e inmigrantes han estado a la vanguardia del movimiento
sindical. Algunas de las más importantes batallas laborales en la pasada
década, incluyendo la campaña de Justicia para los Janitors y la huelga de
los trabajadores de almacenes en California, han sido lideradas por
inmigrantes. En 2006, miles de trabajadores inmigrantes se están
movilizando en la campaña de Hotel Workers Rising, que es una lucha para
ganar sueldos decentes y beneficios y que está en contra de las mega-
corporaciones que dominan la industria hotelera.
Esas luchas, poco conocidas y con escasa repercusión nacional fueron,
sin embargo, experiencias significativas que junto a acciones prácticamente
anónimas y otras solo conocidas a nivel local dieron pie a las grandes
movilizaciones de los inmigrantes mexicanos y centroamericanos de 1994
contra la Preposición 187 que enarboló Pete Wilson en California. Ese año el
electorado californiano aprobó una ley que afectaba severamente la situación
de los inmigrantes, pero posteriormente Wilson, el autor intelectual de ella y
principal promotor de su aceptación, así como otros políticos vinculados a él
sufrieron derrotas electorales en las que el electorado hispano fue un factor
central.
En este contexto, los rasgos de las movilizaciones de los inmigrantes
hispanos en la primavera de 2006: masividad, horizontalidad del liderazgo,
continuidad, pluralidad nacional y social, transgeneracionalidad y
simultaneidad geográfica del movimiento, que no tienen parangón alguno en
Estados Unidos, merecen un análisis desglosado de ellas.

La masividad.
Los participantes en las marchas de la primavera de 2006, del 10 de
abril al 1 de mayo, fueron 5, 058, 806 en una estimación alta; y de 3, 324,

8
Santamaría Gómez, Arturo, La Izquierda norteamericana y los trabajadores
indocumentados, Ediciones de Cultura Popular, 1988, pp.195-208.
9
Santamaría Gómez, Arturo, Ibid. pp.195-208.
103
256, en una estimación baja. Y el número de poblaciones donde se
manifestaron los inmigrantes fue de unas 250.10 A su vez, la mayoría de los
inmigrantes mexicanos en particular y de latinos en general corresponde a la
proporción que ellos tienen en el conjunto de los inmigrantes. Un estudio del
Instituto de Políticas Públicas de California11 precisa que el 56 por ciento de
los inmigrantes indocumentados son mexicanos, 24 por ciento de otros
países de Latinoamérica, 10 por ciento de Asia, 6 por ciento de Europa y
Canadá, y un 4 por ciento del resto de países. Este estudio concluye, en base
en una encuesta estatal del PPIC, estadísticas del censo y del departamento
de finanzas de California, que hay 10 millones de indocumentados en el país,
que uno de cada 15 californianos no tiene documentos para residir
legalmente y que uno de cada 25 trabajadores en el país es indocumentado.
Las ciudades que marcaron la pauta en la masividad, iniciativa y
creatividad de su organización fueron Chicago (750 mil manifestantes en la
estimación alta y 400 en la baja, en la marcha del 1 de mayo) y Los Ángeles
(700 mil manifestantes en la estimación alta y 400 mil en la baja, en las
marchas del 10 de abril y del 1 de mayo), lo cual no se explicaría tan solo
por la cantidad de inmigrantes latinoamericanos que ahí residen y en las
áreas metropolitanas que las circundan, sino porque ahí se ubica la mayor
cantidad de inmigrantes indocumentados procedentes de México y
Centroamérica, quienes sumarían por lo menos el 80 por ciento de la
población indocumentada establecida en Estados Unidos. En el mismo
sentido, los inmigrantes de estas dos regiones latinoamericanas explicarían
las inmensas movilizaciones de Dallas (500 mil la estimación alta y 350 la
estimación baja), de Nueva York (300 mil la estimación alta y 100 mil la
baja), la de Phoenix (250 mil la estimación alta y 100 mil la baja) y
Washington D.C. (180 mil tanto en la estimación alta como en la baja),
donde predominan los inmigrantes indocumentados mexicanos y
centroamericanos. Es decir, las ciudades que vieron las manifestaciones más
numerosas fueron aquellas donde habita un mayor número de inmigrantes
indocumentados y donde se conjugaron la experiencia, creatividad y
penetración de los nuevos y viejos liderazgos. Tan solo por el número de
manifestantes y la cantidad de ciudades donde marcharon los inmigrantes y
sus apoyadores, el movimiento de los trabajadores inmigrantes superó todo
precedente histórico en Estados Unidos.

La horizontalidad de los nuevos liderazgos.


Precisamente de los años setenta, si solo hablamos de las dos
metrópolis que marcaron la pauta del movimiento, provienen los promotores

10
Xochitl Bada, 15/5/2006 correo electrónico a Raúl Ross, dirigente de la CDPME.
11
Citado por Araceli Martínez en “California: más y más inmigrantes”, La Opinión,
Los Ángeles, California, 21, abril, 2006.
104
y promotoras más experimentados y veteranos en la organización de las
marchas de la primavera hispana de 2006: Angelina Corona, Armando
Navarro, Nativo López, Juan José Gutiérrez, Javier Rodríguez, María Elena
Durazo, Felipe Aguirre, etc. ( zona metropolitana de Los Ángeles), Emma
Lozano, Omar López, José Artemio Arreola,, Jorge Mújica, Luís Pelayo
(zona metropolitana de Chicago), etc. muchos de ellos son, en el caso de Los
Ángeles, ex miembros de las organizaciones mencionadas, y en el de
Chicago, con la excepción de Emma Lozano, inmigrantes mexicanos de las
décadas de los setenta y ochenta con experiencia política y organizativa al
sur de la frontera.
Por otra parte, el movimiento de la primavera de 2006 por la
legalización de la población inmigrante es parte de una etapa histórica en la
que confluyen diferentes expresiones societarias de las comunidades
latinoamericanas y más específicamente de las mexicanas. Su número, que
influye notablemente para que el conjunto de la comunidad hispana,
incluyendo por supuesto a los nacidos en Estados Unidos, se haya convertido
en la primera minoría étnica de este país (42.5 millones en 2005) y el 4% de
la población trabajadora de Estados Unidos; la distribución geográfica en el
conjunto del territorio estadounidense (presentes en 51 estados de la Unión
Americana) ; la expansión geométrica de sus medios de comunicación en
español (por lo menos 112 periódicos diarios y semanales, 578 estaciones
AM y FM de radio y 4 cadenas nacionales de televisión abierta y 3 por
cable); el uso masivo de las nuevas tecnologías de comunicación (telefonía
celular, 15 millones de usuarios de Internet), su participación en ramas
dominantes del mundo laboral tanto del sector productivo como de los
servicios tradicionales ( agricultura, construcción, confección de ropa,
limpieza doméstica y de oficinas y hoteles, industria alimenticia y
restaurantera, etc.); su predominio en los niveles educativos básicos e
intermedios de varios sistemas escolares de las ciudades más pobladas de
Estados Unidos; la importancia que tienen para la iglesia católica de Estados
Unidos; y finalmente, aunque no al último, el creciente peso electoral de los
hispanos nacidos y/o nacionalizados estadounidenses, todo ello amarra un
tejido social muy complejo, diverso y desafiante que se hizo poderosamente
visible en una coyuntura crítica.
Dentro de los dirigentes más visibles del movimiento inmigrante
sobresalen los de ascendencia mexicana, tanto los nacidos en Estados Unidos
como los oriundos de México. Entre los lideres veteranos de la zona
metropolitana de Los Ángeles destacan los mexicoamericanos y/o chicanos,
es decir, ciudadanos de estadounidenses descendientes de mexicanos; sin
embargo, en el impulso y organización de las marchas apareció un nuevo de
tipo de líderes sin vinculación orgánica a organizaciones sociales. Estos
nuevos líderes salieron de algunos de los programas más populares de la
radio y la mayoría de ellos, salvo Renán Almendarez, “El Cucuy”, de origen
105
hondureño, nacieron en México. Cuatro de ellos desempeñaron un papel
fundamental en el impulso de las marchas: Eddie Sotelo, “El Piolín”, Renán
Almendárez, “El Cucuy”, Humberto Luna y Ricardo Sánchez “El Mandril”.
Los personajes radiales más famosos del país como Eddie Sotelo, que
transmite desde Los Ángeles y por la cadena nacional Univisión Radio
(propietaria de 69 emisoras en el territorio) y Renán Almendarez (“El Cucuy
de la mañana”) quien comunica mediante la cadena La Raza, con sede en
Miami, intercalaban sus comentarios y entrevistas sobre inmigración con
mensajes grabados de celebridades del deporte y el espectáculo como Oscar
de la Hoya, José Luis Rodríguez (el Puma), Los Tigres del Norte y Ricardo
Montaner, entre otros, invitando a apoyar a la marcha de los inmigrantes,
usando como himno motivador y lema de las movilizaciones la canción
“Agárrense de las manos” del cantante venezolano “el Puma” en los años 80.
Otros locutores de la cadena radial Recuerdo 98.3, Paco “Pacorro”
(Francisco Gálvez) y “La India Edelmira” (Isnarda Cervantes) no
transmitieron su programa habitual de chistes y en su lugar difundieron
música con la aclaratoria de que no realizarían su “show” habitual en
solidaridad con los inmigrantes indocumentados. Otras emisoras recurrieron
al discurso nacionalista, combinado con corridos, donde se recordaba a los
estadounidenses que los estados del suroeste habían pertenecido a México en
el siglo XIX. En Atlanta se conformó una organización de todas las emisoras
que transmiten en español, que incluía tanto las que transmiten música hip-
hop como las de música cristiana. Lo mismo sucedió en otras ciudades
importantes como Miami, Chicago, Nueva York, Dallas, Denver, San José,
Los Ángeles, etc. A juzgar por los números, que en todos los casos
superaron las expectativas de los organizadores, los manifestantes
obtuvieron información sobre dónde, cuándo y cómo manifestarse a través
de los medios de comunicación. Para algunas comunicadoras, como
Elizabeth Jiménez, de Chicago, la organización de sus colegas se fue dando
espontáneamente, pero en el caso de Los Ángeles “El Piolín” convocó con
anticipación a otros diez conductores de radio para hablar de las marchas y
lo mismo hizo “El Cucuy”. En 1994, cuando la sociedad se vio polarizada
por la propuesta 187, la televisión en español se involucró con decisión
convocando a la comunidad a participar e informando sobre el horario de las
marchas, y lo mismo volvió a suceder en la primavera de 2006, pero ahora
con la espectacularidad de las tumultuosas y constantes manifestaciones.
Las radiodifusoras, televisoras y periódicos en español, al margen de la
decisión personal de un amplio número de sus conductores y de la
trayectoria comprometida de algunas empresas, como La Opinión, de Los
Ángeles, en realidad respondieron a una lógica de mercado: casi la totalidad
de sus audiencias y lectores son inmigrantes. Éstos y sus hijos son quienes
constituyen el mercado de los medios en español. Los hispanos de segunda o
tercera generación, salvo los radicados en poblaciones fronterizas, consumen
106
pocos medios escritos en español, y ven y escuchan más televisión y radio en
inglés. Para las empresas de medios hispanos, la inmigración significa el
crecimiento de su mercado y la reducción de inmigrantes se traduciría en la
contracción e incluso en la desaparición de ese mercado. No es que los
dueños de los medios hispanos sean militantes de las causas democráticas y
populares sino que la defensa de los inmigrantes es la defensa de sus
negocios.
De cualquier manera, la televisión y la radio en español, como los
transmisores por excelencia de la cultura de masas, fueron los principales
vehículos organizativos y propagandistas de las movilizaciones de los
inmigrantes hispanos. En este caso, la cultura transmitida por los medios
electrónicos, generalmente denostada en los medios intelectuales,
personificada en los conductores más conocidos de la radio en español, fue
el vehículo más versátil y eficaz en la organización y propagandización de
las movilizaciones más numerosas y sostenidas en la historia contemporánea
de Estados Unidos, complementando, reproduciendo y consolidando la labor
que a lo largo de muchos años habían realizado las organizaciones
defensoras de los inmigrantes. En estas movilizaciones, no fue la música
contestataria de los grupos culturales que se identifican con las clases
proletarias la que contribuyó a estimular a los inmigrantes sino temas y
estilos de autores de amplia propagandización comercial.
La diversidad, abundancia y dispersión de las organizaciones
identificadas o surgidas de las comunidades de inmigrantes a lo largo de las
tres anteriores décadas, con una influencia local y o regional, y pocas con
una estructura nacional, como los sindicatos, sentó las bases para un
liderazgo confederado y descentralizado que se vio complementado e incluso
rebasado en la capacidad de convocatoria por la influencia de los DJ´s de la
radio en español y la espontaneidad de la movilización estudiantil. Otras
características novedosas del movimiento inmigrantes es que el liderazgo de
los DJ´s fue inorgánico y temporal; es decir, no formaba parte de ninguna
estructura social o política y no continuó en la planeación y dirección de las
posteriores etapas del movimiento. De hecho, para la convocatoria del
Boicot del primero de mayo, se deslindó de él e incluso llamó a no
secundarlo porque los propietarios de las estaciones de radio así lo exigieron.
Sobre todo a partir de la participación de los estudiantes en el
movimiento inmigrante, éste adquirió las características de un movimiento
de redes, “capaces de expandirse sin límites”, dice Manuel Castells12, porque
sin planificación y una enorme creatividad integraban nuevos “nodos” para
comunicarse entre sí porque compartían “los mismos códigos de
comunicación” (valores o metas de comunicación). La “morfología de las

12
Castells, Manuel, La Era de la Información,La Sociedad Red, Vol. 1, Siglo XXI
Editores, 2002, p.507.
107
redes”, agrega Castells, “es una fuente de reorganización de las relaciones de
poder”. La singularidad tecnológica del movimiento estudiantil pro
inmigrante es que su principal forma de organización no fue Internet sino la
telefonía celular; esto le dio una agilidad, flexibilidad y capacidad de
movilización que no habían tenido otros movimientos. Y en efecto,
construyeron un movimiento que se reprodujo prácticamente sin límites.

Pluralidad nacional y social del movimiento.


El periodista mexicano, Raúl Caballero, radicado en Dallas y director
del Periódico La Estrella, al día siguiente de la gran marcha del 10 de marzo
en Chicago, habló de la emergencia de la sociedad civil binacional en
Estados Unidos, en referencia a las comunidades mexicanas que se
movilizaron masivamente en Estados Unidos. En realidad, la binacionalidad
a la que se refiere Caballero tiene que ver no tan solo con el nacimiento
mexicano, centro y sudamericano de la gran mayoría de los manifestantes y
su actuación en territorio de Estados Unidos, sino también a sus acciones
transnacionales, que trascendieron las fronteras y buscaron el apoyo de
actores políticos en México, Centro y Sudamérica.
En una acción muy rápida, luego del éxito de la marcha del 10 de
marzo, la cual fue el punto de ignición del movimiento, 26 dirigentes de la
coalición nacional que inicialmente promovió las marchas, se dirigieron a
México y a otros países latinos para buscar que líderes políticos, sindicales,
religiosos y de los derechos humanos presionaran al gobierno de George
Bush para que no apoyara la propuesta de ley HR4437 (Ley para la
Protección Fronteriza, Antiterrorismo y Control de la Inmigración
Indocumentada) y respaldara una reforma migratoria que incluyera la
legalización de inmigrantes indocumentados.13
La perspectiva transnacional del movimiento inmigrante fue claramente
delineada en la primera reunión preparatoria de las movilizaciones de
primavera que se realizó en Riverside, California, en febrero de 2006, con la
asistencia de unos 500 dirigentes y representantes de organizaciones y
comunidades. A la vez que una delegación hispana cabildeaba en México y
Centroamérica, otra hacía lo propio en Washington, D.C., donde se
entrevistaba con legisladores y embajadores de países latinoamericanos.
Si bien la presencia mexicana, centro y sudamericana en las
movilizaciones fue la más visible, la cual corresponde a su peso en la
inmigración, la participación de migrantes de Europa, África , Asia y Canadá
fue considerable en ciudades como Chicago, Nueva York, Washington, San
Francisco y Los Ángeles, para mencionar las principales. Contingentes de
irlandeses, polacos, rusos, chinos, indios, coreanos, ucranianos, pakistaníes,
etc., le dieron una mayor fortaleza al movimiento y demostraban su

13
La Opinión, Los Ángeles, Ca., 15/03/2006.
108
contenido multinacional. Abdul Malik Mujahid, clérigo musulmán
establecido en Chicago, resumió con lucidez la conformación multinacional
y trascendencia del movimiento14:
“Los organizadores latinos han hecho un gran favor no tan solo así
mismos sino al conjunto de los inmigrantes, así como a los mismos Estados
Unidos, al ponerse de pié y decir que el sistema de inmigración se ha caído y
necesita ser reparado. Lo que procede es que el resto de nosotros debemos
unirnos”.
En Chicago, Malik Mujahid afirmó que 7 mil musulmanes participarían
en la marcha del 1º. de mayo y en Los Ángeles. Eun Sook Lee, dirigente
coreano, revelaba que sólo en el sur de California vivían 50 mil coreanos.
Chung-Wha Hong, líder chino, miembro de la Coalición Inmigrante de
Nueva York, que agrupa a alrededor de 150 grupos, sintetizó con claridad la
significación del movimiento: “La pregunta es si Estados Unidos continuará
siendo o no lo que siempre ha sido: una nación de inmigrantes”.
Las manifestaciones de simpatía y apoyo al movimiento inmigrante en
América Latina fueron muy amplias en los medios de comunicación, pero no
se tradujeron en acciones masivas, salvo las que tangencialmente se
emprendieron en las marchas obreras del 1º. de mayo en gran parte de
México, particularmente en las ciudades fronterizas del norte, y algunos
países de Centroamérica. No obstante, fueron muy significativas porque por
primera vez en la historia de la emigración latinoamericana a Estados Unidos
ciudadanos de las ciudades más importantes de México, Centro y
Sudamérica expresaron pública y simultáneamente su solidaridad con los
migrantes. Leyendo la prensa electrónica de las comunidades de inmigrantes
coreanos y chinos en Estados Unidos se colige que la importancia de esas
marchas tuvo similar repercusión en países como Corea y Taiwán, y no es
osado decir que lo mismo sucedió en todos aquellos países con una
numerosa emigración al vecino norteño de México.

La transgeneracionalidad del movimiento y los estudiantes


Entre el 70 y 80% de los estudiantes de educación básica, secundaria y
preparatoria públicas en California son hispanos y enfrentan una enorme
cantidad de desafíos, tales como alta deserción, bajos ingresos familiares,
escuelas en malas condiciones, etc. Hasta 2006, los estudiantes latinos tenían
el porcentaje más bajo de terminación de bachillerato en Estados Unidos.
Sólo el 56% de ellos culmina con ese nivel de estudios y solo el 12% de
ellos obtienen buenas calificaciones. Una de las poderosas razones que
influyen en su bajo desempeño escolar, además de las mencionadas, es la

14
Reportaje de Daniel B. Wood publicado en Christian Science Monitor, april 10,
2006.
109
inestabilidad del estatus migratorio en un amplio número de ellos, y el lento
y accidentado aprendizaje del idioma inglés.
No es gratuito, entonces, que los estudiantes hispanos de bachillerato
hayan sido uno de los contingentes más numerosos y entusiastas de las
movilizaciones de primavera. De hecho, éstos constituyeron un movimiento
dentro del movimiento. Su demanda específica: exigir que se apruebe el
proyecto de ley Dream Act (Ley del Sueño Americano), que les permitiría a
un buen número de ellos asistir a la universidad terminando el bachillerato.
Si bien la movilización del 12 de marzo en Chicago fue el punto de
arranque e inspiración para la ola de marchas posteriores, la zona
metropolitana de Los Ángeles fue el epicentro de las movilizaciones de
estudiantes. A partir del 24 de marzo estallaron las manifestaciones
estudiantiles espontáneas en el Este de Los Ángeles, emblema histórico de
las comunidades mexicano-americanas, y en las ciudades de Huntigton Park,
Bell y Southgate, donde la mayoría de sus habitantes son inmigrantes
mexicanos. Las marchas de los jóvenes preparatorianos de esas ciudades
contagiaron a otras regiones. La marcha del 24 fue el último ensayo previo a
la primera gran manifestación angelina del 25 de marzo. El lunes 27 de
marzo nuevamente tomaron las calles los estudiantes de los dos niveles de
bachillerato, con el añadido de que al ser transmitidas por los noticieros
locales y después retransmitidas en toda la Unión Americana potenciaron su
movilización. Las autoridades escolares intentaron contener las marchas y
manifestaciones estudiantiles en Southgate School y otros planteles pero sus
compañeros de Bell, Huntington Park y Southeast presionaron con tal fuerza
que rompieron el cerco. Posteriormente se les unirían estudiantes latinos y
afroamericanos en Watts y South Central, así como de las escuelas de
Dorsey, Locke y Manual Arts. Todos ellos se manifestaron en el City Hall,
el edificio de gobierno del Condado de los Ángeles, y lograron que el alcalde
Antonio Villaraygoza les expresara su apoyo, aunque días después, cuando
continuaron las marchas, les pidió que no realizaran más paros ( Walk Outs).
Con una continuidad no vista antes en ningún otro movimiento estudiantil
estadounidense, a diario brotaban manifestaciones en todo el sur de
California y posteriormente en varias regiones del país. En poco tiempo, los
estudiantes californianos construyeron una organización estudiantil a la que
llamaron Coalition to Defend Affirmative Action, Integration and Immigrant
Rights, la cual en un balance interno presentan algunos de los objetivos y
alcances de su movimiento. Aquí se reproduce parte de su análisis,
respetando la sintaxis, las ortografía y el vocabulario de su propio español15:
“La acción estudiantil no alto en Southgate. La marcha estudiantil
siguieron hasta que llegó a las escuelas, que se ven como cárceles de South
Central y Watts. Estudiantes latinos y afro-americanos, anticipando la

15
www.bamn.com/doc/2006/06501
110
marcha, esperaron fuera sus escuelas encarceladas para unirse con la
procesión. Unidos, estudiantes latinos y afro-americanos marcharon al city
hall. Grupos integrados de estudiantes de Dorsey, Locke, and Manual Arts se
unieron a la marcha en City Hall. Estudiantes secundarios que habían hecho
manifestaciones pero no podían marchar al centro de LA marcharon a sus
propios centros gobernmentales.
La marcha que comenzó una expresión latina de la lucha para los
derechos de inmigrantes se hizo la voz de todo estudiante latino, afro-
americano, asiático, y anglo que está harta de ser encerrados en las escuelas
pobres, sobre-poblada, la mayoría latina y afro-americana del distrito escolar
de Los Ángeles. Integrada y determinada, la marcha expresó el deseo de
todas las personas en esta sociedad que han sido tratados como si fuesen
nadie pero desea ser todo.
Estudiantes de todo California y de todos los Estados Unidos,
incluyendo Dallas, Houston, Detroit, New York, y Washington DC que
vieron las noticias u oyeron las historias de las protestas fueron inspirados
para actuar. En la semana siguiente, muchos de ellos hicieron walkouts y
marcharon también. Comenzando con el alcalde de Los Angeles, Antonio
Villaraigoza, y después con el Cardinal Roger Mahony del Archidiosis de
LA, estudiantes han escuchado que las manifestaciones deben parar. Todos
los principales y políticos, padres y padres de familia, nos han suplicado a
nunca hacer ninguna manifestación en las preparatorias. Unos comentadores
y maestros, que temen la acción de jóvenes, han dicho que muchos de
nosotros no teníamos ninguna idea porque hicimos las manifestaciones en
las preparatorias. Estas personas que se han proclamado líderes del
movimiento o nunca sabieron o se olvidaron de como degradadas y
demoralizadas son nuestras escuelas.
No podemos permitir que nos paren nuestra luz brillante del deseo ser
tratado con respeto y dignidad que brilla fuerte dentro de todo nosotros. Aún
si no podemos expresar todas nuestras demandas con palabras, todos los que
hicimos las manifestaciones en las preparatorias saben que estábamos
luchando por la libertad. En esas horas que marchamos y luchamos juntos,
muchos de nosotros nos sentimos libres por primera vez en nuestras vidas.
Los extranjeros con quienes marchamos han bondado con nosotros para
siempre, en una manera que muchos familiares que hemos conocido en
nuestras vidas nunca podrán. Nuestros walkouts y reuniones hemos sido
decisivos para ganar el progreso que hemos logrado. Hacer la historia es el
mejor medio de aprender la historia. Los líderes jóvenes del nuevo
movimiento para derechos civiles pueden aprender mucho usando las
acciones que ya hemos tomado. Explicando y sistematizando las lecciones
políticas que hemos aprendido nos ayudará a tomar el próximo piso adelante.
El destino del nuevo movimiento para derechos civiles está en nuestras
manos”.
111
Juan José Gutiérrez, integrante de la Coordinadora del Movimiento
Latino USA, escribió en el periódico La Opinión, el 24 de marzo: “lo más
trascendente de esta manifestación fue la presencia de los trabajadores
indocumentados como protagonistas principales de su propio destino”. En
efecto, lo notable y trascendental de las marchas de primavera es que los
inmigrantes sin documentos fueron los actores principales de un movimiento
de autodefensa en el que sus dirigentes más visibles no fueron
indocumentados, pero en el que la masividad callejera, y el desafío al
racismo al conservadurismo político de la derecha norteamericana fue obra
de ellos. La dureza de la propuesta de ley de Sensenbrenner, que negaba toda
posibilidad de integración legal a la sociedad norteamericana, galvanizó a la
anteriormente masa amorfa de inmigrantes indocumentados. La masividad,
constancia y extensión geográfica del movimiento sorprendió tanto a los
observadores externos como a sus propios impulsores. Pocos imaginaban
que los inmigrantes sin documentos iban a dejar las sombras y a convencerse
de que su enorme presencia numérica en las estructuras laborales podía
transformarse en una poderosa fuerza social y ética, y que la fragilidad de su
estatus era el principal recurso de la legitimidad de su movimiento. Un
ejemplo del país de las sombras en la que vivían los inmigrantes
indocumentados, lo reseña el activista Javier Tapia16, cuando se refiere a la
ciudad de Wisconsin, una vez que hace el balance de las marchas.
“La población no latina, en el mejor de los casos veía a la comunidad
migrante mexicana como los pobladores de un lugar donde podían disfrutar
platillos típicos y saborear margaritas. En el peor de los casos, la comunidad
mexicana era ignorada por los habitantes de Wisconsin. Las multitudes que
participaron en las marchas crearon conciencia en la población de que algo
no estaba bien, que algo afectaba a la población migrante”.
Nadie esperaba tampoco que los inmigrantes indocumentados, además
de articular otros movimientos sociales, podían constituirse en la punta de
lanza de un nuevo movimiento por los derechos civiles en el amanecer de la
era digital y global.
Acompañaron a los indocumentados, en primer lugar, inmigrantes con
residencia legal y ciudadanos de origen hispano. En segundo lugar,
inmigrantes de Europa, Asia y África, así como activistas y simpatizantes de
otros movimientos sociales de Estados Unidos. Una encuesta de ciudadanos
latinos, entre ellos electores registrados y ciudadanos que aún no se han
empadronado, reveló que por lo menos un 15% de latinos ciudadanos
participaron en alguna marcha o lo hizo alguien de su familia. En California,
el porcentaje de los que participaron fue ligeramente mayor al17%. Amén de
los ciudadanos latinos que participaron en las marchas por solidaridad de

16
Tapia, Javier, “Las marchas si fueron útiles”, Revista MX Sin fronteras,
diciembre, 2006, p.19.
112
grupo o étnica, un amplio número de ellos lo hizo porque son familiares,
amigos, compañeros de estudio o trabajo de los indocumentados. Matt
Barreto, investigador de ciencias políticas de la Universidad de Washington,
citado en el diario La Opinión por la periodista Pilar Marrero17 apunta que
en Estados Unidos hay nueve o diez millones de hispanos registrados para
votar y si el 15% de ellos participó en alguna movilización, querría decir que
hasta 1.5 millones de ciudadanos habrían estado involucrados de alguna
manera en las actividades del movimiento de todo el país. Más de un 70% de
inmigrantes latinos entrevistados por El Pulso Latino, de la firma García
Research Associates, afirmaron que apoyarían el llamado al gran paro latino
no asistiendo a sus trabajos, no comprando nada y no enviando a sus hijos a
la escuela. La encuesta se realizó vía telefónica en las ciudades de Los
Ángeles, Chicago, Nueva York, Houston y Miami y se entrevistó a 761
personas. En Chicago, un 71% de las personas dijeron que no irían a trabajar
y el 95% respondió que no compraría nada. Fueron los más jóvenes, los
inmigrantes con menos años y los de menor ingreso quienes apoyaron con
mayor énfasis el boicot del primero de mayo.
Otra característica significativa del movimiento inmigrante es que en
las marchas participaron familias enteras; la suerte de miles de ellas depende
de su situación legal. Algunas familias tienen miembros con residencia legal,
otros son ciudadanos y otros indocumentados. La criminalización con que
les amenazaba la propuesta de Sensenbrenner las impelió a actuar
conjuntamente, a proteger la seguridad y la unidad familiar.
El movimiento combinó las estructuras familiares, escolares, barriales,
religiosas, empresariales, sindicales, deportivas, recreativas y mediáticas
donde predominan los inmigrantes. Es por la complejidad de este tejido que
el movimiento no fue clasista en sentido estricto, a pesar de que la inmensa
mayoría de los indocumentados son asalariados. El movimiento se articuló
con y recibió el apoyo de importantes sectores empresariales, como el
agrícola, el restaurantero, los empacadores de carne y los medios de
comunicación, urgidos de la mano de obra de los inmigrantes y de la
importancia de su mercado. Fueron numerosas las empresas que durante la
manifestación y boicot nacional del primero de mayo permitieron a los
trabajadores ausentarse de sus centros de empleo. Al mismo tiempo, el
boicot ganó el apoyo de dueños de pequeños negocios y aun algunas
corporaciones grandes. El comentarista, Juan González describió, en el Daily
News de Nueva York el 2 de mayo, una escena que se repitió en múltiples
ciudade:. “Todo lo que usted tenía que hacer ayer era mirar a lo largo de la
normalmente bulliciosa avenida San Nicolás, en Washington Heights, para
saber que un asombroso evento estaba en camino”. Se trata de una
comunidad de mayoría dominicana.

17
Marrero, Pilar, La Opinión, Los Ángeles, Ca., 25 de mayo, 2006.
113
González cita al dueño de una ferretería en el vecindario, quien cerró su
tienda en apoyo a la protesta. “Virtualmente cada dueño de tienda a lo largo
de la avenida San Nicolás, hizo la misma decisión, aunque eso significara
perder los muy necesitados dólares por un día (…) En Broadway fue la
misma historia.”
Aun grandes corporaciones se vieron obligadas a apoyar el boicot.
Tyson Foods, el más grande productor de carnes, cerró nueve de sus 15
plantas procesadoras de carne de res y puerco, a lo largo de Estados Unidos.
Perdue Farms cerró seis de 14 plantas.
Goya Foods suspendió las entregas de sus productos en cada estado a
excepción de Florida, con 300 camiones que no salieron. La representante de
Goya, Olga Luz, le dijo a la Prensa Asociada el primero de mayo, que la
compañía quería “expresar solidaridad con los inmigrantes. Los dueños de
negocios apoyaron el boicot por diferentes motivos. Algunos apoyaban la
reforma migratoria de los “trabajadores huéspedes” que proponía el
presidente Bush o alguna versión que otorgue la ciudadanía como una forma
de regularizar la explotación de esta fuerza laboral. Otros fueron obligados a
apoyar el boicot debido a la determinación de sus trabajadores o de sus
clientes, y finalmente, inmigrantes dueños de pequeños negocios apoyaron
el movimiento como una lucha democrática contra el racismo anti
inmigrante y por los derechos de “su comunidad”.

El papel de la iglesia.
El obispo de Brooklyn, Nueva York, Nicholas Di Marzio, partía de una
posición ética para explicar su apoyo al movimiento de los inmigrantes
cuando señalaba que la realidad del sistema era inmoral porque mientras una
parte de la sociedad estadounidense criticaba la presencia de los
indocumentados, la Iglesia Católica reconocía lo arduo de su trabajo, las
contribuciones a la economía estadounidense y lo más importante para ellos:
su “espíritu cultural y religioso” que fortalecía a las comunidades locales. El
Obispo de Orlando, Thomas Wenski, consideraba que la política migratoria
de su país es obsoleta e injusta porque nos les ofrecía ninguna vía los
inmigrantes para regularizar su situación a pesar de necesitar de su trabajo.
“Ellos no están infraccionando la ley. La ley los está infraccionando”. El
Cardenal de Los Ángeles, Roger Mahony, quien asumiera una de las
posturas más firmes de apoyo al movimiento, a pesar de que no apoyara el
boicot del primero de mayo, demandó una reforma migratoria integral que
incluyera la plena legalización del conjunto de los inmigrantes. Mahony fue
muy insistente en criticar que la propuesta de ley de Sensenbrenner no tan
solo obstaculizaría la atención pastoral a los pobres sino que impondría
penas a los católicos por hacer lo que su fe mes manda. En febrero, pocos
días antes de las grandes movilizaciones, tácitamente llamó a la
desobediencia civil en caso de que se promulgara definitivamente una ley de
114
inmigración injusta, como la aprobada por la Cámara Baja el 16 de
diciembre de 2005. Otra de las voces más fuertes de la iglesia católica de
Estados Unidos, el arzobispo de Washington, el cardenal Theodore
McCarrick, llamó a derrotar al proyecto de ley HR 4437 porque “cambiaría
fundamentalmente la herencia de Estados Unidos como una sociedad abierta,
compasiva y que recibe a los inmigrantes”18. Javier Tapia19, ilustra el papel
de las diferentes iglesias en Milwaukee, cuando señala que “muchos
migrantes indocumentados que desconocían sus derechos laborales, ahora
saben a dónde recurrir cuando son víctimas de maltrato y discriminación.
Muchos migrantes ahora ven las iglesias católicas y luterana como centros
donde pueden recibir diferentes tipos de ayuda aparte de la espiritual. Esto se
debe a que muchos sacerdotes, pastores y monjas marcharon con ellos,
pidiendo una reforma migratoria justa”.
En Estados Unidos hay alrededor de 67 millones de católicos, que
representan el 6% de los 1.100 millones de católicos del mundo. Respecto al
conjunto de la población, el porcentaje ha permanecido firme en los últimas
cuatro décadas, oscilando entre el 20 y 25% del total. Sin embargo, la cifra
real de católicos puede ser de varios millones más, dado el alto índice de
inmigración ilegal de hispanos − la mayoría mexicanos − que cada año
ingresan a Estados Unidos. Esta corriente migratoria no hace cesado con el
agregado de que los hispanos registran una tasa de natalidad más alta que los
católicos anglosajones, afro-americanos o asiáticos. En sus comienzos y a lo
largo de su historia hasta la década de 1930, la Iglesia Católica en Estados
Unidos creció como una Iglesia de inmigrantes; pero la inmigración de
ningún grupo nacional − ni siquiera de los irlandeses − fue tan intensa y
masiva como la que procede de Latinoamérica. “El verdadero futuro de la
Iglesia en Estados Unidos depende del trato que se proporcione a la
población de inmigrantes hispanos”, dice John McCclosky20, historiador de
la iglesia católica estadounidense.

Los sindicatos y el movimiento


Para Jorge Mújica, inmigrante mexicano y miembro de la Coalición 10
de Marzo de Chicago, "las masivas movilizaciones de los inmigrantes
marcaron el principio de un movimiento obrero internacional que no sólo
lucha por la legalización de sus papeles, sino también por mejores
condiciones de trabajo, por saber cómo vamos a trabajar, sea de forma legal

18
“Justicia para los inmigrantes”, opiniones de la jerarquía católica estadounidense
sobre el movimiento de los inmigrantes hispanos. www.solidaridad.net/noticias
19
Tapia, Javier, “Las marchas sí fueron útiles”, Revista MX Sin Fronteras, Chicago.
Ill., diciembre, 2006, p.19.
20
John McCloskey, “Estados Unidos se prepara para la Nueva Evangelización”,
www.catholicity.com/mccolskey/articles
115
o ilegal"21. Mújica haciendo una valoración extrema y apresurada de la lucha
de los inmigrante consideraba que ya era "el gran primer movimiento
revolucionario del siglo XXI; (y que era) la respuesta masiva a la
globalización; la primera respuesta de los grupos organizados que se oponen
a la globalización".
Al margen de la caracterización histórica que hace Mújica del
movimiento, lo cierto es que los sindicatos fueron un factor central en la
exitosa movilización de los inmigrantes. El compromiso de la AFL-CIO, la
principal central obrera de Estados Unidos, con la organización de los
indocumentados no se inició en 2006 pero es muy reciente, a pesar de que
algunas federaciones internacionales que la integran, como la ILGWU,
empezaron su acercamiento a los trabajadores indocumentados en 1977. Para
Mújica hubo dos factores que incidieron en la enorme manifestación del 1 de
mayo en Chicago: primero) el apoyo de los sindicatos estadounidenses, con
los cual se obtuvo que los empresarios se vieran obligados a ceder que los
inmigrantes asistieran a las movilizaciones; segundo) convocar a todos los
grupos inmigrantes que conviven en la ciudad, entre ellos los polacos,
irlandeses, coreanos (se calcula que 25 por ciento de la población asiática es
indocumentada), filipinos, chinos, indúes, entre muchos más. En efecto, en
la ciudad que dio nacimiento a la fecha que celebra el movimiento obrero
internacional, dirigentes de peso como Linda Chávez Thompson,
Vicepresidenta de la AFL-CIO, participaron en la preparación y realización
del paro nacional de los inmigrantes el 1 de mayo. La líder sindical le
declaró a varios medios periodísticos: "Deberíamos reconocer a los
trabajadores inmigrantes como miembros plenos de la sociedad, como
residentes permanentes con sus derechos completos para que no puedan ser
explotados por sus empleadores." Al día siguiente de que el Senado aprobó
un proyecto de reforma migratoria la American Federation of Labor and
Confederation of Industrial Organizations la rechazó porque a su juicio el
plan aprobado prácticamente divide a la población indocumentada en
“castas” sociales. John Sweeney, su principal dirigente, decía que el
fraccionamiento de la población indocumentada provocaba que millones de
trabajadores inmigrantes se verán forzados a la marginación en la sociedad
estadounidense, haciéndolos vulnerables de explotación”.
James Petras22, uno de los intelectuales de izquierda más reconocido, en
un primer análisis del movimiento de los inmigrantes indocumentados llega
a conclusiones sorprendentes y relevantes en un artículo escrito antes del 1
de mayo. Para Petras, el movimiento de primavera, en particular la marcha
del 23 de abril en Los Ángeles, fue la manifestación más grande de la

21
Entrevista a Jorge Mújica, La Jornada, México, 7 de mayo de 2006.
22
Petras, James, “Mesoamérica llega a norteamérica: dialéctica del movimiento de
trabajadores inmigrantes”, Rebelión, 27 de abril, 2006.
116
historia de EU. Y además afirma que nunca en sus 50 años de historia, la
confederación estadounidense de sindicatos AFL-CIO ha sido capaz de
movilizar siquiera una fracción de los trabajadores que ha convocado el
movimiento de trabajadores inmigrantes. El surgimiento y auge del
movimiento se enmarca en la experiencia histórica de los trabajadores
inmigrantes (en su mayoría de México, América Central y el Caribe), en la
experiencia de explotación y racismo a que se enfrentan hoy en EEUU, y en
un futuro que les ofrece prisión, expulsiones y desahucios”.
“El movimiento de trabajadores inmigrantes está comprometido en una
lucha política independiente, dirigida contra los gobiernos locales, estatales
y en particular contra el gobierno federal. El objetivo inmediato del
movimiento es acabar con una legislación del Congreso de EEUU que
persigue la criminalización de los trabajadores inmigrantes empleados y un
“compromiso” que busca separar a los trabajadores recién llegados de los
trabajadores llegados antes. La principal demanda de los trabajadores
inmigrantes es la legalización de todos los trabajadores, antiguos y nuevos.
La opción por métodos de acción directa es una respuesta a la falta de
efectividad de las actividades legalistas y de cabildeo de las organizaciones
“latinas” controladas por la clase media establecida, y el fracaso total de la
confederación de sindicatos y sus afiliados para organizar a los trabajadores
inmigrantes en sindicatos o siquiera formar organizaciones de solidaridad.”
Petras clarifica varios aspectos de la lucha de los inmigrantes que en
otro tipo de análisis menos clasistas quedaban difusos, pero tiende a
sobrestimar la independencia del movimiento, sus objetivos y el carácter
proletario del movimiento.
No queda ninguna duda que la principal demanda del movimiento
inmigrante es anular el proyecto de ley que pretende convertirlos en
criminales y que su principal instrumento de lucha ha sido la movilización
callejera, pero la afirmación de que las actividades legalistas y el cabildeo de
las organizaciones latinas de clase media han sido infructuosas no se sostiene
del todo. Como tampoco puede afirmarse que los esfuerzos de los sindicatos
por organizar a los inmigrantes indocumentados ha sido un fracaso total. Ha
habido experiencias recientes que hablan de esfuerzos exitosos de los
sindicatos en la incorporación de los inmigrantes. Por ejemplo, en Houston,
una de las ciudades donde la sindicalización es muy reducida debido a que
ahí imperan leyes que dificultan en extremo la organización laboral, el SEIU
( Service Employees Internacional Union) agremió a 4,700 trabajadores de
limpieza de edificios, como parte de una campaña nacional llamada Personal
de Limpieza por la Justicia ( Janitors for Justice), la cual ha podido atraer a
225,000 trabajadores del sector en 29 ciudades a lo largo de veinte años. De
1.8 millones de agremiados en el SEIU, los inmigrantes constituyen dos
terceras partes de ellos. Otros sindicatos que han logrado agremiar a los
trabajadores inmigrantes son Unite-HERE (que reúne a los trabajadores de
117
hoteles y restaurantes, textiles y empleados industriales) y United Food and
Comercial Workers (Trabajadores del Comercio y los Alimentos).23
Es cierto que la iniciativa de las marchas y del boicot nacional del 1 de
mayo no fue tomada por los sindicatos, ni por las iglesias sino por los clubes
de oriundos y otras organizaciones de inmigrantes, sin embargo, sin el apoyo
organizativo, financiero y logístico de los sindicatos, así como de las iglesias
y los medios de comunicación en español, las movilizaciones no hubiesen
sido tan numerosas. Es decir, los inmigrantes han sido la propia vanguardia
de su movimiento y han atraído a su alrededor a otros movimientos y
organizaciones constituyendo una red social, pero la masividad del
movimiento se explica por la convergencia de diferentes fuerzas.
Lo extraordinario y relevante de este movimiento es que los
inmigrantes indocumentados, el sector más desprotegido y explotado de las
clases trabajadoras de Estados Unidos, se haya convertido en el actor que
dinamice el movimiento sindical, el creador del movimiento social más
importante de Estados Unidos desde la lucha por los derechos civiles y el
único movimiento de los trabajadores del país en realizar un paro nacional
en toda su historia. Pero este movimiento laboral no fue puro porque contó
con el apoyo de importantes sectores empresariales, la iglesia católica y
organizaciones políticas cercanas al Partido Demócrata, así como un
dinámico y espontáneo movimiento estudiantil.
El paro nacional o el boicot nacional del 1 de mayo, materializado y
simbolizado por masivas movilizaciones en más de 250 poblaciones, se
apoyó en la tradición laboral estadounidense del boicot, que fue utilizada
exitosamente en los sesenta y setenta del siglo pasado por el Sindicato de
Trabajadores Agrícolas dirigido por César Chávez, y también por el
imaginario popular que se inspiró en la profética película llamado Un día sin
mexicanos, película hoolywoodense del director mexicano, Sergio Arau. Un
recurso de lucha de la clase obrera estadounidense inscrito en la memoria
mexicano-americana desde los años 60 se enlazó a la imaginación
inmigrante que creó un producto cinematográfico.
La propuesta del boicot a productos estadounidenses no obtuvo el
respaldo de la iglesia católica, ni de la mayoría de las organizaciones
políticas hispanas y de los propietarios de los medios de comunicación
electrónicos como tampoco de los conductores radiofónicos, como había
sucedido durante las movilizaciones de marzo y abril. Salvo el respaldo de
algunos empresarios, la movilización y el boicot nacional del 1 de mayo
fueron obra de los trabajadores inmigrantes y los estudiantes de bachillerato
del suroeste. Sólo en esta última fase de las movilizaciones tiene razón
James Petras cuando afirma que fue la acción directa de los inmigrantes la
que hizo posible el éxito del 1 de mayo.

23
Costantini, Meter ,“Inmigrantes revitalizan sindicatos”, IPS, 11/01/2006.
118
Después de casi dos meses de marchas, paros y propagandización
intensiva, el movimiento inmigrante ingresó a la fase del cabildeo, la presión
y le negociación políticas. "El movimiento callejero, masivo, contestatario
en las calles ha tomado un segundo lugar en este momento", dijo Javier
Rodríguez, uno de los dirigentes de la Coalición 25 de Marzo en la Reunión
Regional de Organizaciones Inmigrantes que se celebró en Los Ángeles el
19 de junio de 2006, donde se planteó como objetivo eliminar en el
Congreso la Ley del Senado Martínez-Hagel. Rodríguez planteó en esa
reunión que la Coalición 25 de Marzo utilizará las mismas estrategias de
1982 y 1984: el cabildeo, la presión y la negociación política, las mismas
que frenaron las leyes antiinmigrantes y dieron paso a la amnistía general.

“El Segundo Gran Boicot”


Al empezar 2007, los organismos defensores de los inmigrantes se
plantearon el objetivo de emprender un nuevo boicot el 1 de mayo, al que
llamaron “Segundo Gran Boicot” en demanda de una reforma migratoria
“justa, progresista y lo más amplia posible”. Se buscaba con tal acción
“movilizar a todo México y presionar en Estados Unidos para que nos
ayuden a obtener una reforma justa y lo más amplia posible”, decía Javier
Rodríguez, uno de los líderes de la Coalición 25 de marzo. El boicot tenía la
pretensión de ser internacional y se centraría en empresas como Wall Mart.
En principio, más de cien organizaciones en ambos lados de la frontera
Estados Unidos-México se unirían al boicot, incluyendo grupos en Arizona,
Texas, California, Colorado, Nuevo México, Oregon y del estado de
Washington. La acción de la Coalición 25 de Marzo y por lo menos 100
organizaciones más sería paralela a la campaña nacional de cabildeo
anunciada la primera semana de enero por la Asociación Americana de
Abogados de Inmigración (AILA) y el Centro de Recursos
Centroamericanos (CARECEN), para que el Congreso retomara y brindara
una solución al tema migratorio.
“La victoria del Partido Demócrata en las elecciones de noviembre --
escribió el periodista Luís Macías--24 motivó a los grupos de derechos civiles
y proinmigrantes a retomar el tema de la regularización de aproximadamente
12 millones de indocumentados. Los votantes, molestos y frustrados por la
falta de progreso en la guerra en Irak, una serie de escándalos de corrupción
en el Partido Republicano, los altos costos de la gasolina, la erosión de la
clase media y baja popularidad del presidente George W. Bush llevaron al
público a darle un giro demócrata al Congreso 110. De hecho, en la primera
sesión del pleno del Senado, el demócrata Patrick Leahy, nuevo presidente
del Comité Judicial, apeló a sus colegas para poner fin a lo que consideró
una "política miope creada por el miedo y a reconocer la dignidad de las

24
Macías, Luís, “Respaldo a Boicot”, La Opinión, 8, enero, 2006.
119
personas cuyo trabajo contribuye a vigorizar a Estados Unidos". Según
Javier Rodríguez, el movimiento de mayo será para motivar a todos los
sectores del país que se oponen a las políticas del presidente George W.
Bush, y manifestarse contra sectores del mismo Partido Demócrata que no
quieren ser partícipes de una reforma migratoria "humana e incluyente, que
no sea procorporativa, sino proinmigrante. "No se dará una reforma
migratoria, a menos que volvamos a salir a las calles en megamarchas,
organicemos paros nacionales y boicoteemos la economía de forma masiva
como lo hicimos en 2006", decía el mismo Rodríguez.
Antes, a pesar de que una manifestación y marcha convocada por
organizaciones migrantes para el 7 de septiembre de 2006 en Washington,
sólo logró concentrar a "varios miles" de participantes, por debajo de lo
pronosticado por los líderes reunidos en el Congreso Latino Nacional, en
Los Ángeles, descartaron que el movimiento fuera a desaparecer.
John Trasviña, presidente del Fondo Mexicano Americano de Defensa
Legal y Educación (MALDEF), acusó en esa reunión que "el Congreso no
estaba haciendo nada sobre la migración y otros asuntos de mayor
importancia para los latinos” y, por eso estaban ahí, realizando su propio
congreso para darle forma a su agenda de política nacional. Trasviña, junto
con líderes de organizaciones, coaliciones de defensa de derechos de
migrantes, líderes migrantes comunitarios y laborales, y otros reunidos en
Los Ángeles, decían no esperar más de los políticos de Washington.
Justo, uno de los temas del congreso latino fue el de plantearse cómo
consolidar el movimiento pro migrante y armar estrategias para derrotar una
nueva ofensiva antimigrante. "Las movilizaciones son sólo parte de una
estrategia", dijo Antonio González, presidente del Proyecto del Votante del
Suroeste (SVREP), en entrevista con David Brooks de La Jornada.
Antonio González, destacado líder latino, no consideraba que el
movimiento masivo pro inmigrante hubiese llegado a su fin, al señalar que
"por un lado continuarán las movilizaciones, pero también ya se está
desarrollando una masiva movilización en el ámbito electoral, educativo y
otros. Justo aquí en el Congreso se encuentra buena parte del liderazgo de
todo esto que está definiendo las estrategias para el futuro próximo".
Dolores Huerta, líder histórica y co fundadora con Cesar Chávez de la
Unión de Jornaleros (UFW), apuntaba que el movimiento de defensa de los
migrantes desarrollaba estrategias para proceder a una nueva fase: "justo
están muchos de los líderes aquí (en Los Ángeles), no en Washington,
discutiendo qué vamos a hacer" en los frentes de esta lucha.

120
ESPECIAL
EL ESTRUENDO DE LAS BALAS, las drogas y la literatura

Gabriela Polit∗

Foto: Colección del Ing. José Luis Rice


Ensayista oriunda de Ecuador. Investigadora sobre arte y violencia de la
Universidad Estatal de Nueva York. Integrante de la Cátedra internacional
UNESCO sobre drogas, del Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM.
121
Las balas
Mientras escribo este ensayo, escucho la grabación de la balacera con la
que los narcos festejan el inicio del año nuevo –o, en su caso quizá- haber
llegado al término del año con vida. Cuando llegué a Culiacán el 15 de
enero, la prensa todavía reportaba declaraciones de las autoridades
celebrando que aquel 31 de diciembre sólo hubo una muerte, la de una niña
de dos años víctima del impacto de una bala perdida. Otro sector de la
población manifestaba con perplejidad su asombro al no encontrar sentido a
esa muerte y a la paradójica respuesta de alivio por parte de las autoridades.1
Como sonido de fondo en la grabación se escuchan los ladridos de los
perros, algún ritmo de villancico y las interacciones comunes propias de
alguna familia culichi• en la celebración de fin año.

Siguen las balas.


Lo que se vive en Culiacán condensa una serie de males propios de
muchas sociedades, pero que en ella están magnificados. ¿La causa? Una
paulatina y constante naturalización de ciertos modos de violencia que se
han venido gestando desde hace varias décadas y que se generaron alrededor
de antiguas prácticas de cultivo y contrabando de enervantes; fenómeno que
desde hace más de treinta años conocemos como narcotráfico. La causan
también los perversos discursos oficiales que de manera corrupta tratan de
reducirlo a la condición de problema legal y por su puesto, la lógica de las
prácticas del estado mexicano que responde a intereses particulares, sectarios
y a presiones estadounidenses en el momento de tomar decisiones.
Culiacán no es una ciudad bonita. La componen colonias de clases
medias, medias bajas y pobres, en cuyas calles las casas humildes lindan con
casas amuralladas, de horrorosos enrejados blancos, columnas dóricas,
algunas con figuras de santos y vírgenes de casi un metro expuestas en las
cocheras. También hay barrios más modernos y suntuosos en los que poco se
puede ver de las mansiones tipo bunker donde viven los más pesados del
negocio. El parque automotriz impresiona, Hummers, Grand Marquis,
Jaguars con vidrios oscuros circulan en grandes cantidades. Muchos tienen
placas estadounidenses y van con los estéreos en los que suena la música de
banda (típico ritmo local), a todo volumen; sus conductores tienen la actitud
altanera de que ceder el paso o respetar el tránsito es signo de estupidez o

1
La balacera de año nuevo, según reporta González, parece tener origen en prácticas
rurales bastante comunes. Sinaloa no es el único lugar donde esto sucede. Miami es
otro (gracias a Antonio Vera-León por la información). Sin embargo, es necesario
comprender que el marco en el que toma lugar esta balacera está vinculada con la
presencia de los narcos y una actitud laxa por parte de las autoridades.

Gentilicio para el originario de Culiacán.
122
debilidad, como en cualquier ciudad grande. Sólo que en Culiacán en esa
interacción callejera hay más prepotencia de parte del agresor e infinito más
temor por parte del agredido. Los códigos de los primeros se imponen.
Todos sus habitantes tienen historias que contar: un primo lejano metido en
el negocio, un abuelo que sembraba mota en el campo; un tío que años atrás
pasó un cargamento para sacar a flote su tienda. Un amigo que llevó a su
casa un compañero de infancia que ahora es matón a sueldo. Una empleada
doméstica con parientes en la Sierra, entre los cuales uno era quien llevaba
bolsas de dinero a cierto antiguo presidente. A casi a todos les ha tocado ver
un cadáver tirado en la calle, envuelto en una cobija o simplemente en
sometida postura boca abajo, resultado de un ‘saldo de cuentas’.2
El día antes de mi llegada, el presidente Felipe Calderón había
mandado un impresionante contingente del ejército para combatir la siembra
de drogas. La iniciativa del flamante gobierno había comenzado semanas
atrás en Michoacán y Durango, y pese a la gran promoción que daba la
prensa a la movilización armada hacia Sinaloa, los culichis la comentaban
con ironía y hasta con sarcasmo. Nadie la tomó en serio. Muchos de mis
amigos contaban que en esas redadas -que sirven para propaganda del
gobierno- caen los pequeños productores y los campesinos que siembran por
su cuenta. Todos afirman que a las grandes zonas de cultivo en las montañas
de la Sierra Madre, no se atreve a entrar ni el ejército.3
En Culiacán se vive una situación extrema, y en ella, la ambigüedad
propia de nuestra cultura ante la muerte, se experimenta con cierta
vehemencia. Acaso como la del dentista que decide grabar la balacera de año
nuevo para cambiar el código de ese sonido mortal, y enviarla por Internet a
sus amigos. Ellos, que escucharon la balacera de primera mano, mientras
apurados metían a sus hijos dentro de la casa y se escondían de las balas para
no sumar el número de víctimas del destino perdido del plomo, tendrían
como su amigo, una actitud distinta al escuchar ese sonido en la
computadora. Como en una metáfora cruel, en el amplio registro que cubre
la trayectoria de una bala real, a la de su sonido retenido en la grabación,
muchos culichis buscan la explicación del drama que los azota.
Llegué a Culiacán por un interés que nació en la literatura, no
solamente por haber leído sobre la ciudad, sino porque creo necesario
analizar la función que tienen los libros en sociedades tan violentas y en las
que muchas veces, no resulta fácil determinar el lugar de las víctimas y el de

2
Para analizar los varios sentidos que tiene la muerte en el negocio, Lilian Paola
Ovalle escribe un iluminador (y duro) trabajo en el que da cuenta del significado que
tienen las muertes dependiendo de las características de los cadáveres.
3
En la semana que estuve en Culiacán y durante mi corto viaje a Mazatlán que está
a unas dos horas en autobús, no había más soldados de los que vi en agosto, en la
tarde de un viernes cualquiera en el centro de Bogotá.
123
los victimarios. ¿Cómo se escribe en un lugar donde tropezar con un cadáver
en la calle es una experiencia no del todo fuera de lo común? ¿Donde un
ciudadano cualquiera, en un gesto desesperado, graba el sonido de una
balacera para tomar distancia de la violencia que lo rodea buscando quizá
interpretarla? Esto, entiéndase, en el marco general de una democracia, en
una nación que no está en guerra. ¿Qué lugar tiene la literatura en una
sociedad que no se identifica con las noticias que la prensa oficial escribe
sobre ella y en la que los periódicos irónicamente podrían ser considerados
ficciones fundacionales?4 Mis preguntas apuntan a una preocupación por la
ética, que debe entenderse como la imperante búsqueda de sentidos. La ética
necesariamente marca un camino y no un fin; es el constante compromiso
con lo que debe ser y, por lo tanto, no puede haber ética sin imaginación.5
En mi visita a Culiacán hablé con promotores culturales, artistas
plásticos, escritores, periodistas, abogados, profesores universitarios,
funcionarios públicos vinculados al quehacer cultural. A todos los ubiqué en
y a través de DIFOCUR. Alrededor de este organismo estatal se articula gran
parte de la labor cultural e intelectual en la ciudad y casi todos los artistas
que viven en Culiacán y con los que charlé, están vinculados a ella como
instructores o directores de talleres.6 En todas mis conversaciones abordé el
tema del su trabajo en y desde la cultura frente al fenómeno del narcotráfico.
Algunos resentían que el imaginario de Culiacán estuviese tan ligado a los
narcos. La resistencia a la identificación de su territorio con el narcotráfico,
tiene que ver con la connotación de esta palabra, que como bien apunta Luis
Astorga, es un término universalizante que poco o nada dice del origen, de
las tensiones, y de la lógica de las prácticas que en el territorio sinaloense,
han estado vinculadas al tráfico de drogas ilegales (2004: 90). Para los
intelectuales locales, el tema de la violencia del narcotráfico es algo que
tiene que ver con la idiosincrasia local, la historia de la región, la posición
del Estado mexicano frente a las presiones de los Estados Unidos, e incluso

4
Se puede leer al revés la propuesta de los especialistas del siglo XIX (Anderson
1981, Sommer, 1991) que definen la función de los periódicos como medios para
imaginar comunidades. En este caso, sirven para borrarlas o al menos, desfigurarlas.
5
Las reflexiones en torno a la ética en este trabajo son fruto de las lecturas de
Imanuel Levinas y Mark Alain Ouaknin, dos pensadores cuya preocupación teórica
surge de sus estudios del Talmud y la definición de la lectura como un acto, por
definición, siempre inconcluso.
6
La semana de mi visita Ronaldo González, Director General de DIFOCUR, estaba
de viaje, por lo que no pude entrevistarlo. En el manuscrito de su libro, Sinaloa:
Una sociedad demediada ofrece una visión histórica en la que muestra las
complejidades del fortalecimiento de la cultura de la violencia en Sinaloa, en un
amplio contexto en el que analiza la influencia de los movimientos sociales de
izquierda: sindicatos, movimientos estudiantiles, agrarios (etc.) desde los años 50,
sus propuestas, frustraciones y resultados.
124
la codificación de ciertos productos de la cultura popular ligados a estas
formas del narco, y son los aspectos que los investigadores buscan
reconstruir desde diversos ángulos (Astorga: 2004, 2005; González: 2007;
Córdova: 2006). En la literatura, el término narcotráfico tiene la sospechosa
connotación de convertirse en una variante simplista de la búsqueda estética,
fórmula fácil para un éxito garantizado.7
Entre todas las historias que escuché, quizá la que me contó un
reconocido escritor local que dirigió talleres de escritura en la prisión con
jóvenes reclusos, sea la que mejor condense y articule una explicación a mi
propia búsqueda. En los talleres la dinámica del trabajo con el lenguaje, me
comentaba mi interlocutor, generó el espacio para que los muchachos dieran
testimonio de su experiencia en el negocio, ya sea como criminales comunes,
ladrones e incluso como asesinos. La crudeza con la que narraron sus
experiencias, confesó, le tomó algún tiempo procesar. El anécdota muestra
que en sus relatos los jóvenes articularon el testimonio que no rindieron ante
la ley. El testimonio -como género literario no como discurso legal- hace
evidente que la ficción supera la limitación de la ley cuando se trata de
conocer ciertos conflictos humanos, en este caso los vinculados con el
tráfico ilegal de drogas. La diferencia entre el discurso de la ley y la ficción,
nos devuelve a una primordial preocupación por la ética. Cuando Giorgio
Agamben analiza los juicios a los miembros de las SS al término de la
Segunda Guerra Mundial, apunta que uno de los graves errores del discurso
moderno, es identificar la justicia con la ética. El discurso legal que habla de
la responsabilidad depende de un proceso, y el juicio que en él se emite es un
fin en sí mismo (7- 21). Desde la ética, el concepto de responsabilidad nos
excede porque tiene que ver con la búsqueda de sentidos. Estas reflexiones
muestran por qué al contar su vida, los muchachos logran articular su
testimonio en el horizonte de la creación. El discurso literario, en su afán por
explorar la condición humana, es una búsqueda de sentido y por lo tanto,

7
Ciertos autores se sienten más cómodos con otra rúbrica impuesta desde la crítica,
que tiene que ver con el contexto de producción literaria en el país y que a ellos los
cataloga como productores de literatura norteña. En un análisis más amplio intento
explorar cómo se constituye el campo literario local en ese cruce de literatura
norteña/narcotráfico y compararlo a la producción literaria del centro (D.F.). Los
registros en los que se inscriben las propuestas estéticas y su crítica, son expresiones
del lugar que ocupa la preocupación por el tema del narcotráfico en el país, así como
de los prejuicios regionales en torno al tema. Para un análisis de la literatura norteña
ver Ramírez-Pimienta (2005) Lectores informados conocerán la edición de Letras
Libres de octubre de 2005, que causó revuelo en torno a la discusión de la literatura
del narcotráfico como un asunto del norte. La polémica que se generó a propósito
del artículo “Balas de salva. Notas sobre el narco y la narrativa mexicana” de Rafael
Lemus hizo que la revista alcanzara altísimos niveles de venta y que se nutrieran
algunos número sucesivos con el candente debate.
125
convoca a una reflexión ética. La literatura es un discurso en el cual se
articula un saber distinto en torno al tema del narcotráfico porque su
horizonte es más amplio que el de la norma o la ley.
Esto explica por qué después de mi viaje a Culiacán volví a mi punto de
partida, los libros. Por su puesto el lugar de la mirada no era el mismo,
tampoco la manera de articular mis preguntas. El trabajo que hice en
Culiacán no se ciñe a la tarea etnográfica que permita una “descripción
densa” del campo observado.8 Mi mirada gira en torno a la preocupación por
lo literario, la metodología de mi investigación, por el tipo de observación y
entrevistas que conduje, me permite elaborar un primer acercamiento a eso
que Pierre Bourdieu llama el universo social de las ‘relaciones subjetivas’
entre los productores culturales y los escritores, en este caso de Culiacán.9 El
eje de mi de búsqueda fue mirar cómo se posicionan mis interlocutores y
cómo definen su trabajo respecto a la cultura o subcultura del narcotráfico.
La resistencia de muchos escritores a que su obra sea catalogada como
“literatura del narcotráfico”, obliga a tomar en cuenta cómo los autores de
las obras que supuestamente componen este universo, se posicionan en él.
Aunque algunos niegan rotundamente hacer literatura del narcotráfico, ha
sido este membrete lo que les ha garantizado cierto éxito en editoriales
locales y extranjeras. Desde la lectura crítica de ciertas obras, procuro
mantener un diálogo activo con la dinámica del campo intelectual local, para
dar cuenta de cómo el término narcotráfico sirve para estructurar cierta
dinámica que aunque muchas obras tratan de desmantelar, la retroalimentan.
En otras palabras, comprender al campo local permite elaborar la contraparte
de mi pregunta: ¿Qué función tiene el narcotráfico en el momento de escribir
libros? ¿Cómo condiciona el tema de la violencia del narco a la búsqueda
literaria? Sinaloa entonces, es el lugar de creación y a la vez el lugar creado
a través de las obras que tratan un fenómeno social que afecta a sus
habitantes de manera directa.
El término “narcotraficantes” (en plural), aparece por primera vez en
1956 en diarios locales. Aunque en esa época su uso es poco frecuente, es en
décadas posteriores cuando se convierte en ese término universalizante que
Luis Astorga critica en sus obras. Para comprender los matices y tensiones
de la cultura vinculada al fenómeno, Astorga apunta la necesidad de revisar
la memoria histórica de Sinaloa. Así lo han hecho algunos especialistas
recientemente, y cuentan que Sinaloa en los 50 presenta una violencia con
características propias de la vida rural: bandolerismo, prostitución

8
Para un trabajo de esta envergadura en el contexto sinaloense el trabajo de Nery
Córdova es uno de los más ilustrativos: La narcocultura” simbología de la
transgresión, el poder y la muerte. Sinaloa y la ‘leyenda negra” en proceso de
publicación.
9
“How to Read and Autor” in Pascalian Meditations (88-92).
126
(González: 41). Poco a poco al final de esta década y en la siguiente
aparecen formas de criminalidad y delincuencia propias de lo que ahora se
identifica como la cultura del narco, sobre todo porque durante el sexenio de
Leopoldo Sánchez Celis floreció el negocio (Nery Córdova: 134).10
En la literatura, el término narcotraficante aparece en 1962 cuando se
publica el libro de A. Nacaveva. Diario de un narcotraficante es la primera
de las tres obras que comento a continuación. Las otras dos, Tierra Blanca
de Leonides Alfaro (1996), y La novela inconclusa de Bernardino
Casablanca de César López Cuadras (1994), aunque publicadas en décadas
posteriores, narran algunos acontecimientos que también toman lugar hacia
finales de los 50 e inicios de los 60. De alguna manera, las obras se ubican
en los albores de la cultura de violencia que ahora define a la sociedad
sinaloense, y aunque muy disímiles entre sí, las tres novelas sirven para
mostrar tres maneras específicas en las que la cultura del narco afecta,
influye y se articula en la producción literaria local. Señalan también tres
formas particulares de concebir la literatura y otorgar valor al libro. Cada
una de estas propuestas narrativas requiere una mirada crítica que tome en
cuenta el lugar que se le asigna al lector.
El punto de partida de mi análisis es la configuración del libro dentro de
cada narrativa. Analizo las escenas en las que aparece o se describe el libro
como una entidad que toma cuerpo y sentido dentro de la escritura misma. El
libro descrito se convierte en la clave para entender la posición de los autores
ante la su obra, porque explica la puesta en marcha de la propia escritura.
Sirve además, para mirar ese campo que se gesta alrededor del narcotráfico.

Siguen las balas.


Primer momento. La realidad.
Diario de un narcotraficante es un clásico que contribuyó de manera
significativa a los estudios de la cultura o la subcultura del narcotráfico. Su
autor busca experimentar y dar cuenta de todas las etapas de la producción
de la amapola, se mete en el negocio de la siembra, luego aprende el proceso
químico para transformar la goma en morfina y en heroína, y finalmente
cruza la frontera con un poco de mercancía. Nacaveva se integra por
completo al grupo de contrabandistas, aprende su lenguaje, sus códigos y se
entrega a sus valores como si fuera, en verdad, uno de ellos.
El libro comienza con una advertencia del autor en la que explica su
intención al escribirlo y da una clave de lectura. Este libro se debe leer, nos

10
En esta década empiezan a ser frecuentes las noticias sobre traficantes de opio.
Ernesto Fonseca Carrillo, más tarde conocido como Don Neto, “hace su debut en
las notas policiacas en 1955” (Astorga 2005: 93) Nery Córdova analiza también la
importancia que tuvo el gobernador Leopoldo Sánche Célis en el fortalecimiento del
negocio durante su sexenio en la década siguiente (1963-1968) (Op.cit)
127
dice, si a uno le gustan las emociones fuertes, no se debe leer si uno es un
puritano: “Si en verdad te interesa saber los problemas sociales de los que
estás rodeado, si no te escandalizas, puedes leerlo con confianza, nada hay
de malo en ello”. Si en el intento de escribir este libro su autor casi pierde la
vida y deja a sus hijos huérfanos; no importa insiste, “lo único interesante en
este caso es que te agrade a ti, amable lector, que me acompañarás en una
aventura desde las páginas de la presente obra. Si no te gusta, todo el
esfuerzo, todo el riesgo, fue inútil, pero si te agrada, valió la pena; todo fue
barato y no hay tiempo perdido” (7). Entonces, el libro en primera instancia
constituye un medio de conocimiento, que además se puede leer con
confianza porque pese a lo que se cuenta, nada malo hay en leerlo; la lectura
aquí se concibe como un acto neutro. Líneas después, el autor dice que en el
trayecto los lectores lo “acompañaremos” en su aventura. La lectura nos
convierte en testigos -y acaso cómplices- de su aventura, que es la escritura.
Pero el verdadero y último valor que el autor confiere a su libro es el de ser
un objeto de agrado, de placer para el lector. La lectura entonces, es deleite y
necesariamente implica una identificación con su narrador.
Estos contradictorios requerimientos que el autor desarrolla en su
advertencia tienen que ver también con el ambiguo género del libro.
Nacaveva escribe un diario como lo haría un etnógrafo, y hace explícitas las
veces en las que decide tomar parte de ciertos eventos con la única intención
de tener material para su libro. Cuando insiste en explicar el proceso de
recopilación de datos, es claro que el valor del diario no viene por la historia
personal, sino por la intención de narrar a los otros. Al mismo tiempo, él no
define su trabajo como el de un antropólogo, y la narrativa no tiene
aspiraciones teóricas. Tampoco se puede decir que el libro es un testimonio,
porque las experiencias de su autor son forzadas, es decir, él no es integrante
auténtico del grupo, por eso lo observa. Como crónica periodística es un
libro que no escapa a cierta fetichización de lo real ya que el título habla del
libro como un diario, no una crónica o un reportaje. Indiscutiblemente esta
obra es una de las primeras en interesarse por los matices en las prácticas de
los hombres vinculados con el negocio: las rutinas de los campesinos de la
sierra y su vulnerabilidad en los albores de lo que ahora concebimos como
narcotráfico. Así como la descripción de las motivaciones y principios de
algunos personajes que incurrían en el negocio como algo pasajero; los
códigos de hombría y lealtad entre otros. Sin embargo, en todo momento se
asume que la escritura se da desde dentro de la experiencia del narco, no
desde afuera, “…para poder escribir necesito vivirlo, sólo así podré conocer
la realidad” (23). Pese a los riesgos que implica escribirlo, el libro se
presenta como el único objetivo de autor:
“Al despertar son la siete de la mañana, ya no puedo dormir, los
nervios quizá. ¿Será el cargo de conciencia? El consciente me dice que no
me apure, que dentro de unas horas estaré rico, pero el subconsciente me
128
recuerda que no voy a eso, que no es el dinero lo que me interesa, es mi
libro, si fuera lo primero, estaría contento, pero no es así”.
Dejemos de lado el cuestionamiento de corte epistemológico que cabe a
esa manera de construir la realidad y leamos el texto como lo que es, un
diario, cuyo interés no es introspectivo, sino todo lo contrario. Desde la
literatura también se le puede reclamar al texto la obsesión con la
experiencia para narrar la realidad. Siguiendo las ideas de Paul Virilio, se
puede decir que Nacaveva, libre de todo compromiso ético o sentimental,
pretende eliminar todos los obstáculos entre su libro y la realidad, entre la
realidad y su lector (57). La seducción que siente Nacaveva por la
experiencia como fundamento de su escritura, hace que él sufra una
transformación que es la que determina el profundo sentido del libro. La
transformación, anota el propio autor, es a nivel físico. “Ya no tengo ningún
nerviosismo, como anoche. Me dirijo al lugar indicado, noto que todo lo
hago con naturalidad, la nerviosidad de anoche no existe, en esta vida todo
pasa, el dolor, el amor el miedo, a todo se acostumbra el cuerpo” (énfasis
mío 37). La transformación del cuerpo, de la que necesita dar cuenta, es algo
que reitera hacia el final de la historia, cuando es víctima de la tortura salvaje
en manos de los Judiciales.
Hay dos momentos que muestran la transformación de Nacaveva-
escritor, en Nacaveva-personaje. El primero es cuando, pese a que el
Licenciado -maestro y amigo, quien le inicia en el negocio- le recomienda no
confiar en nadie, menos aún en los hombres del mundillo, él decide meterse
con esos malos amigos. En el momento de hacer una transacción a espaldas
de su amigo –con la única intención de recopilar material para el libro-, sus
compañeros se dan cuenta de que fueron traicionados por un contacto que les
iba a proveer de mercancía. Entonces deciden vengarse del traidor. Cuando
los amigos de Nacaveva hablan de asesinato, él reitera el propósito de
conocer a fondo la realidad del mundo del contrabando para hacer su libro.
Comprende que a estas alturas no puede dar señales equivocadas a sus
compañeros del negocio porque sería una muestra de traición y decide llegar
hasta las últimas consecuencias. Es así que toma parte en la emboscada que
preparan para matar al traidor. En el lugar de la acción, pese a que el relato
cuenta que él se queda en la retaguardia, fue también a él a quien le toca
enfrentarse -cara a cara- con un hombre del bando contrario. Nacaveva está
en situación de ventaja porque el enemigo está herido en el suelo, pero le
perdona la vida haciendo sonar dos disparos que apunta a otra parte. Este
episodio trivializa la violencia, por el gesto casi heroico del protagonista.
Pero además, es una apología a la hombría del autor ya que antes sus
amigos, ha mostrado la temeridad necesaria para matar. Esto lo consagra
como hombre entre los hombres.
El evento que confirma su valentía es también cuando se desvanece su
condición de escritor. Recordemos los varios momentos en los que el autor
129
escribe sobre su propósito de escribir un libro, y de que sea un libro que
describa todo.11 El libro -como el objetivo fundamental- llega a tener más
importancia que la vida misma; la suya y la de los otros. La experiencia a la
que –a estas alturas se entrega- según dice, con mucha naturalidad, elimina
distancia respecto a lo que narra. Su cuerpo –transformado- se ha convertido
en el lugar de la escritura. La muerte está naturalizada, como para los
hombres del negocio que la confrontan con naturalidad como parte de su
oficio.12 Aquí es donde el libro de Nacaveva demanda una lectura cuidadosa
en la que se cuestione la función del libro y sus necesarias limitaciones.
Después de este incidente los amigos de Nacaveva desaparecen, unos
porque el sobreviviente los manda a matar, y otros porque se esconden del
que ahora es su verdugo. Nacaveva se salva porque el pistolero encargado de
acabar con su vida es el mismo hombre a quien él había perdonado la vida
anteriormente. Pero no es esta experiencia lo que lo redime en la historia. La
redención de escritor-personaje se da hacia el final, cuando decide hacer su
última incursión en el negocio y pasar la frontera con 20 gramos de heroína
y lo atrapan los gringos. Lo torturan y al ver que nada pueden sacar de él, lo
deportan a Mexicali. Las autoridades mexicanas casi lo matan en la sala de
torturas; El escritor describe en detalle la brutalidad con la que los tipos lo
tratan. Después de decir que le duele el cerebro por la paliza recibida,
escribe: “Me acordaré de todo lo que me ha ocurrido para mi libro” .
Nuevamente se avala la violencia en una frase cuyo juego con la
temporalidad funciona como un golpe de luz que nos devuelve a la realidad:
Nacaveva experimentó todo esto con la única intención de escribir el libro
que tenemos en la mano.
Nacaveva sale en libertad cuando dos Judiciales de Culiacán lo
identifican, ellos conocían la intrepidez de Nacaveva y su interés en hacer un
libro, por el que además, manifiestan tener mucho interés. En última
instancia, es también el libro lo que se convierte en su salvoconducto, lo que
lo llevó a ser uno de los asesinos y lo que –a la vez- lo hace diferente de
ellos. El libro se vuelve objeto de su propio predicamento porque la realidad
traga, consume y hace víctima a su autor. Diario de un narcotraficante
11
En antropología son varios los momentos en los que se ha elaborado la pregunta
del relativismo cultural y los límites del etnógrafo como observador participante
cuando se enfrenta a situaciones extremas. Quizá el ejemplo que vale mencionar es
la escena en la que se habla de la violación en In Search of Respect en la que su
autor, Phillip Bourgeois, describe sus propios problemas como observador
participante de la vida de los narcos en El Barrio, en Manhattan.
12
El tema de la naturalización de la muerte no elimina el miedo. Esta relación es
algo que vale la pena explorar porque es una fisura en la que se muestra el lado
humano de la experiencia en un oficio que demanda cierta deshumanización. Sobre
esto algo nos cuentan los asesinos a los que entrevista Alonso Salazar en su libro No
nacimos pa’semilla (1990)
130
muestra que la muerte –la propia y la de otros- es un evento que se torna
natural en el proceso de la escritura. El libro lo ha justificado todo como se
nos advirtió en un inicio, constituye un fin en sí mismo.
El libro reproduce los vicios de esa cultura de violencia que se iba
asentando e iba ocupando todos los espacios de la vida sinaloense a finales
de los 50. El peligro es que el libro se proyecta para otra circulación, es una
producción simbólica para un público que, si no reconoce la transformación
de Nacaveva, también queda atrapado en la descripción de una realidad en la
que el único valor posible, es la hombría de su autor.

Siguen las balas


Segundo momento. La enmienda.
Me subo en el auto de Leonides Alfaro con rumbo a un restaurante
junto la iglesia de la Lomita, desde donde se ve toda la ciudad. Mientras
esperamos la comida y vemos el panorama desde una vista que favorece a
Culiacán, Leonides me señala la cadena montañosa que se ve al fondo, la
Sierra Madre. Hacia allá está el Triángulo del Diablo, me dice mientras
algunas coloridas avionetas cruzan el cielo despejado. Comimos mariscos, la
especialidad de la zona, y charlamos sobre su inicio en la actividad literaria.
Leonides me cuenta que pese ser un gran lector, la escritura llegó más tarde
en su vida. Trabajó y todavía trabaja en la empresa privada, como vendedor.
De los escritores locales residentes en Sinaloa, él es quizá el único cuya
profesión y actividad literaria no está de alguna manera vinculada con
Difocur. Leonides no considera su obra como literatura del narcotráfico,
pero fue una necesidad de denuncia de un hecho de violencia lo que lo llevó
a escribir. Cuenta que en 1971, en un viaje de trabajo a Mazatlán, apenas
llega a la zona del malecón, escuchó una balacera. Sonaban tan cerca los
disparos, me dice, que por momentos creí que uno me había pegado, sentí
muchísimo miedo porque pensé que hasta ahí llegaba. Esperó un momento
escondido en el piso de su auto, hasta que escuchó el ruido de las sirenas y
supo que podía levantarse. Entonces vio siete cadáveres en la acera, entre
narcotraficantes y Judiciales, todo estaba lleno de sangre. Como en las
películas, me cuenta. Fue ese acontecimiento que lo llenó de una profunda
indignación, ¿por qué los sinaloenses tenían que presenciar este tipo de
espectáculos? Sintió la necesidad de hacer algo, de denunciar lo que había
visto. Entonces pensó escribir una carta a los periódicos, explicando cómo
los ciudadanos comunes y corrientes como él, en un día de trabajo cualquiera
estaban expuestos a este tipo de eventos. Pero después desistió de escribir en
el periódico. Un relato corto que contara todos los aspectos de la vida, sería
más efectivo. Comenzó a escribir y escribir y escribir en un cuaderno y llenó
muchísimas páginas. El material daba para algo más largo que un cuento.
Podía ser una novela. “La gente de la Sierra que tú ves ahí empezó a
mudarse a la ciudad para comercializar la droga, vinieron a Culiacán y
131
vivían en una colonia que durante los años fue impenetrable. Es Tierra
Blanca, ahora una colonia más entre las muchas de la ciudad, pero entonces,
era conocida como la cuna de los narcos. Por eso el nombre de mi novela.”
Tierra Blanca es la primera novela sobre el tema de Leonides Alfaro.
Se publica en 1996, y desde entonces ha tenido cinco nuevas ediciones, la
última hecha en España por la editorial Almuzara, que ha reeditado cuatro de
sus novelas. La historia cuenta la vida de Gumersindo, un joven morador de
la colonia Tierra Blanca, víctima de las injusticias de la vida -entre ellas que
su padre fue muerto por los Judiciales al haber caído como chivo expiatorio
de unos traficantes. Gumersindo es el mayor de una extensa familia, con una
madre enferma. Con la muerte del padre el suyo es el único sustento
familiar. Movido por la necesidad y con el deseo profundo de vengar a su
padre, Gumersindo se mete en el negocio de la siembra y tráfico de drogas.
Ante sus jefes, demuestra ser inteligente, valiente y fiel.
Son varios los momentos en la lectura de Tierra Blanca en los que las
lectoras no preguntamos si el mundo que describe Alfaro es el que él observa
o el que él quisiera observar. El realismo del relato se traiciona por las
constantes explicaciones que el autor da de los acontecimientos, de las
decisiones que toman sus personajes y hasta de la fuerza del destino que los
sacude. La novela de Alfaro no trasciende la realidad, la describe con la
misma simpleza con la que un transeúnte narra los muertos con los que se
encontró un día en la calle. Así la muerte de Gumersindo hacia el final,
evoca una suerte de tragedia en la que se enfrentan las fuerzas opuestas del
bien y del mal. La trampa de partir de la tragedia como paradigma narrativo,
en este caso, es que la suerte de los personajes está dictaminada por un orden
superior, que poco o nada tendrá que ver con el complejo entramado de sus
circunstancias históricas.
Quizá la mejor explicación al libro está en la misma novela, en una
escena en que uno de los personajes se encuentra con un libro. Víctor García,
jefe de Gumersindo y representante sinaloense de una organización dedicada
a la siembra y contrabando, hace un viaje a México D.F. para rendir cuentas
a su jefe sobre un atentado que sufrió su gente en Sinaloa. Describe una
mansión en uno de las colonias más caras del D. F., donde se entrevista con
algún representante del gobierno, porque aclara, cada sexenio es un hombre
distinto, mostrando con demasiada transparencia que sus órdenes vienen del
gobierno. Al término de su entrevista, se detiene en los estantes de la enorme
biblioteca donde se había reunido con su jefe:
…volvió sobre sus pasos y acercándose a los estantes tomó un libro que
con letras doradas decía: Obras Completas de Moliére. Sorprendido constató
que era auténtico, encuadernado en piel e impreso en papel cebolla. El deseo
de poseer un ejemplar igual le hizo buscar la dirección de la casa editora y
otra sorpresa lo asaltó: en la primera página encontró con letras góticas la
siguiente leyenda: Edición especial para el Exmo. Señor Antonio Morales y
132
Beltrán, Madrid, España. “Vaya, no cabe duda, sigo siendo un palurdo,
provinciano, jamás pude imaginar; ¿hágame el favor! Necesitaría ser el más
estúpido de los presuntuosos para creérmela y pagar por una farsa como
ésta”, se dijo sin preocuparse más;…(102)
El libro de Alfaro que tenemos en las manos, se parece al que Mendoza
encuentra en la biblioteca de su jefe, porque son muchas las escenas en las
que las lectoras mantenemos la misma incredulidad que la de su personaje.
Tierra Blanca es consecuente con la visión que tiene Alfaro de la literatura:
un oficio redentor. Esta representación simbólica del mundo que lo rodea, no
cabe duda, le ha ganado al autor cierto éxito.13 Cuando termina nuestra
conversación, Alfaro me lleva a la librería “México”, una de las más grandes
de Culiacán. En grandes postres que dan hacia la calle, se promocionan sus
obras recién editadas en España: Tierra Blanca, La maldición de
Malverde (2004), Las amapolas se tiñen de rojo (2006), por sus títulos, las
fotos de sus portadas y los comentarios en las contratapas, es difícil concebir
-pese a la negativa de Alfaro- que la suya no sea literatura del narcotráfico.

Siguen las balas.


Tercer momento. El libro imposible.

A César López Cuadras lo conocí por azar, pese a ser de Sinaloa,


vive en Guadalajara, donde es profesor universitario. Tuve la suerte de que
estuviera de visita en Culiacán cuando yo estaba ahí. Me crucé con él y
Elmer Mendoza en Difocur, epicentro de mis mejores encuentros14. Elmer
nos llevó a un café donde César desayunó y yo bebí agua mientras hablamos
de literatura. La edición de La novela inconclusa de Bernardino
Casablanca (1993) está agotada, y para cuando tuvo lugar nuestro
encuentro, yo todavía no la había leído.

13
Con Alfaro visité la capilla de Malverde, el Robin Hood local que es el santo de
los narcos. Me llevó a ver el mercado Buelna, donde se venden dólares en el
mercado negro. De ahí sale otro personaje inverosímil de la literatura del
narcotráfico, pero cuya fama le ha ganado el prestigio de ser referente pintoresco de
todos los culichis. Me refiero a la Teresa Mendoza, protagonista de La reina del sur,
de Arturo Pérez Reverte. Esta novela, aunque también inverosímil, circula con éxito
porque combina los elementos que resultan fáciles y hasta agradables para el lector.
Resultado también del lenguaje periodístico tan seductor y preciso, propio de Pérez
Reverte. En esta historia los personajes se meten en el negocio porque están
marcados (también) por una tragedia y son protagonistas de una historia de amor
imposible. A Alfaro le debo también la grabación de la balacera que da ritmo a mi
escritura.
14
Elmer Mendoza es autor de Un asesino solitario (1999) El amante de Janis Joplins
(2001). Para muchos, es el gran narrador del narcotráfico. Ver la introducción de
Juan Villoro al libro de González, citado en este trabajo.
133
¿Dirías que haces literatura del narcotráfico? – le pregunto. Y César
responde con un no enfático. Para él la cuestión del narcotráfico es un
acontecimiento más, parte de la realidad en la que vive, pero no la más
importante. Simplemente cuando escribes sobre lo que vives, es algo que
está en el horizonte. Los personajes de sus novelas, dice, no son
narcotraficantes, se dedican a eso como parte de su universo, son padres,
esposos, hermanos. La literatura del narcotráfico ha producido una serie de
clichés, dice, donde hay pistolas, policías, sangre, todos los ingredientes que
gustan, entonces el tema se vuelve una excusa para agradar a las editoriales,
al mercado. “La gente cree que la realidad supera a la ficción, pero la
realidad no escribe novelas. La literatura no viene de lo real, viene de ti…”
Las mismas palabras que César me dijo en ese café con una decoración
muy Soho en el centro de Culiacán, las leí días después en su libro. Se las
dice Truman Capote a su amigo Narciso Capistrán, los protagonistas de La
novela inconclusa de Bernardino Casablanca. Narciso conoció a Capote
en Nueva York, se hicieron amigos en un encuentro casual en las calles de la
Gran Manzana y ahora Capote viene a visitar a Narciso para darle algunos
consejos literarios. Narciso quiere escribir una novela sobre un asesinato
acaecido meses atrás. La víctima es Bernardino Casablanca, tratante de
blancas y hombre metido en toda suerte de negocios sucios, entre ellos, la
venta de drogas. Pese a esto, le cuenta Narciso a Truman, Bernardino era un
hombre bien puesto, con cierto prestigio entre la gente de Guasachi,
población de Sinaloa cerca de Culiacán donde funcionaba su cantina. Pero
también era un hombre que por su temperamento y por la naturaleza de sus
negocios tenía más de un enemigo. En la novela la investigación de Narciso
sobre el crimen -con la participación y complicidad de Capote-, incluye
varios otros relatos. El de la vida de Bernardino desde su infancia hasta su
muerte; el de algunas mujeres que trabajaban en su burdel y el de sus
familias; el de la infidelidad de la esposa de Bernardino con su compadre y
el de otros sospechosos del crimen. Estas narraciones hacen que la historia
vaya y vuelva en el tiempo, desde los 50 cuando Bernardino era un niño,
hasta los 1970, cuando es asesinado y Narciso trata de escribir su novela.
Los varios relatos son un entramado complejo que dan cuenta de la sociedad
sinaloense, sus pueblos, la cultura en las cantinas, los personajes pintorescos
de la Sierra y que nos recuerda las descripciones de la criminalidad propia
de Sinaloa en los 50 que leímos en el libro González (41). Las narraciones
además, están intercaladas y mantienen agilidad en diálogos propios de la
fauna del mundillo de bandoleros y prostitutas que retrata López Cuadras.
Entre todos estos relatos, sobresale el de las andazas e investigaciones
de Narciso y Truman, por que es éste el que les da sentido y cohesión a todos
los demás. La conversación entre el aprendiz de escritor y su maestro
configuran una escena cervantina en la que ellos son los personajes de una
novela ya escrita y a la vez, autores de una novela inconclusa. Son los
134
protagonistas de nuestra lectura y agentes de una historia imposible de
narrar; pero en sus diálogos se construye una teoría de la novela que tiene
que ver con lo que significa escribir en una sociedad como la sinaloense. Así
elabora el autor su definición de lo que es hacer literatura en Sinaloa.
Narciso compara su trabajo de hacer la novela con el de Truman al escribir
A sangre fría y le dice:
Tú pudiste platicar con el fiscal encargado del caso, y él tuvo interés en
atenderte y proporcionarte información valiosa; recurriste, además, a los
archivos, donde se pormenorizaba el avance de los resultados de las
investigaciones; tuviste también a los criminales en la cárcel, y te dedicaron,
si se puede decir, todo el tiempo del mundo para contarte su desgraciada
existencia. Ése es tu país; Guasachi es otra cosa. (120)
Y con esta sentencia, Narciso no sólo dice que en la novela contará el
crimen de otra manera, sino, sobre todo, que en Guasachi nunca se podrá
escribir una novela como la de Capote. Narciso, por su puesto, no sólo se
refiere a todos esos elementos que menciona y que tienen que ver con un
sistema legal que –a diferencia del mexicano, funciona- y que le permiten a
Capote tener acceso a los archivos y entrevistarse con el fiscal. Apunta más
bien a uno de los elementos más ricos de la literatura, y es la necesidad de
calar íntimamente los dramas particulares de los personajes, la densidad de
la situación histórica que viven, las contradicciones sociales y sus singulares
rasgos culturales. Lo que Levinas describe como la visión exterior expuesta
como método (10), es lo que verdaderamente produce un texto con un valor
que lo trasciende. En el logro de todas esas minúsculas escenas locales, está
la originalidad de la novela.
Durante la semana que dura la visita de Truman, los amigos visitan y
hablan con algunos conocidos de la víctima, conversan con su hombre de
confianza (a quien el autor lo llama ‘escudero’ con otra sugestiva referencia
al Quijote), y reconstruyen a verdad de los hechos. “La realidad no fabrica
novelas” le había dicho Truman a Narciso en uno de sus diálogos, a lo que
éste le contesta que de ella se nutre el escritor (120). Aún así, el verdadero
drama de Narciso es que la realidad lo engulle (como a Nacaveva). En su
necesidad de conocer con precisión los hechos, Narciso descubre al autor del
crimen y sus motivos. Pese a que Capote le insiste que deje a la verdad en
paz y que no deje que la realidad lo decepcione.
Después de la semana de estadía en la que además de hablar de
literatura e investigar sobre el caso, Narciso y Truman se dedican a tomar y a
consumir todo tipo de sustancias, los amigos deben despedirse. Truman debe
regresar a su país y lo hace en el momento en que Narciso ha encontrado los
elementos que hacían falta para reconstruir el crimen. Deja las piezas del
caso ya resuelto a manera de notas para su novela en su escritorio y sale de
su casa para despedir a Truman en el aeropuerto. Entonces Palemón, autor
del crimen y jefe de la policía local, aprovechando la ausencia de Narciso se
135
mete en su casa y trasiga entre sus papeles. Encuentra las notas de la
investigación y confirma las sospechas de que el aprendiz de escritor lo
había descubierto. Si durante toda la novela López Cuadras ha insistido en
explorar los límites del oficio de la escritura frente a la realidad que lo rodea,
en el momento en que Palemón lee las notas de Narciso y las interpreta
como pruebas de su crimen, el autor nos enfrenta a los lectores con la
pregunta de sobre nuestra propia lectura. El corrupto jefe de policía no puede
sustraerse a la realidad y creer, como le había dicho Narciso, que su interés
era escribir una novela. Es Palemón a quien la realidad le parece que supera
la ficción y por eso decide matar al posible escritor. Narciso, efectivamente,
no regresa a casa, la gente de Palemón hace que la muerte lo sorprenda en un
accidente en la carretera en su viaje de vuelta. Su novela sobre Bernardino
Casablanca queda como trabajo inconcluso. El relato de López Cuadras en
cambio, termina con el entierro, no el de Narciso, sino el de Bernardino.
En su viaje de regreso, cansado por las noches de juerga y el peso
enorme de la tarea que lo espera, Narciso divaga:
¿Cuál es el significado de los “hechos”, frente a los tormentos del
alma? Todo esto no lo puede cubrir la nota roja, y para hacerlos material
literario habría que situarse más allá tanto de la novela policiaca como del
realismos radicales. Aquí no cabe más que la exploración de posibilidades de
la condición humana, vampirizando la realidad con la imaginación “¿quién
dijo esto?”, en desesperado intento por comprenderla. (286)
El libro de César no sucumbe a la realidad como los anteriores, pero sí
el de Narciso, de quien se nos dice antes de su muerte, “él quería ser escritor,
no policía” (280). la que el libro que leemos es a la vez un libro no escrito.
En esa propuesta se recrea uno de los dilemas de César que supera la
realidad que narra, o mejor dicho, la abarca, porque López Cuadras crea una
suerte de escena en el abismo en que parece atravesar cuando se habla de su
obra como literatura del narcotráfico. Para muchos, me comentó el autor en
nuestra charla, la sociedad sinaloense, por absurda y violenta parece superar
toda posibilidad de ficción. Para un escritor como él, esa sentencia le niega
toda la posibilidad de búsqueda de sentidos a través del lenguaje literario.
Entonces López Cuadras lo contradice en un amago de relato policial donde
el crimen que comete el policía contra el escritor, fue porque no cree en la
literatura. Entonces su novela le confiere a la ficción el papel, no de
reproducir la realidad, ni de enmendarla sino imaginarla, recrearla y ponerla
al revés.
Si para Palemón –representante de una ley inútil por corrupta, miembro
de un estado inoperante- las notas de Narciso son la peligrosa evidencia de
los hechos, para nosotras -lectoras de una novela cuya trama es la
imposibilidad de su propia escritura- el libro confirma que en la literatura se
fraguan historias cuyo último valor está en la búsqueda. La obra de arte
cobra importancia en cuanto procura lo universal en la particularidad, en el
136
detalle del lenguaje, la caracterización casi caricaturesca de los personajes;
en la lúdica precisión de sus diálogos. Ese micro-universo que la crítica
llama atmósfera, y que tan acertadamente Levinas describe como la
“(precisa) oscuridad de las imágenes” (10). En esta manera oblicua que
López Cuadras narra la historia local, tan indefectiblemente marcada -hasta
saturada diría yo- de prácticas culturales vinculadas al narcotráfico, es donde
está la riqueza plástica de su obra, su ritmo y posibilidad de convertirla en
materia literaria. La obra es un trabajo de hormiga que reconstruye el íntimo
tejido humano de esa memoria histórica sinaloense que Astorga reclama
como un elemento indispensable para comprender el fenómeno del narco
actual. El espacio de memoria que se crea desde la literatura -a diferencia de
la del discurso legal o el de las ciencias sociales- recupera la plasticidad de
lo íntimo: sus ritmos y sus imágenes; y sólo por la precisión de esto último,
se lo puede considerar un discurso de conocimiento.
Habíamos charlado por casi dos horas cuando regresa Elmer al café con
el manuscrito de una nueva novela de César bajo el brazo. César comenta
con humor la ansiedad que le produce su encuentro con Elmer, a ver qué
comenta su amigo. Me retiro pensando en el material de mi investigación, lo
que no cabe en el papel: la imagen de los dos escritores en la mesa con una
novela en el medio. Es como la representación plástica de la brecha entre el
objeto de la creación y el proceso creativo; eso que es de uno y mucho más
que uno. Una golosina para mi lectura que trata de mantener el equilibrio
con un ojo en la obra, y otro en la trama social que la hace posible, la del
campo literario que la sostiene y avala; en el discurso de las ciencias sociales
que hablan de una realidad que la antecede y un mundo que le sucede. La
literatura del narcotráfico no puede dejarse tragar por la realidad, porque
deja de ser literatura. Así también la crítica no puede dejarse tragar por la
obra, porque un libro que busca sentidos, requiere varias lecturas, una lectura
final será siempre imposible.

Coda. Cesan las balas.


Silencio
Una lectura rigurosa de este ensayo demanda la definición de la
postura ética a la que exhorto a lo largo de estas páginas. Sin embargo, el
intento mismo de llegar a definir la ética sería eliminar su posibilidad. La
búsqueda de sentidos está vinculada con aquello que es indecible y que
Agamben explica bien cuando diferencia a la ética de la justicia. El juicio es
un fin en sí mismo; la ética es necesariamente un proceso, y “considera al
mundo no por lo que es, sino por lo que tiene que ser” (Ouaknin: 166). Al
ser el discurso literario una búsqueda interna para la representación del
mundo exterior, se establece como propuesta que cuestiona incluso, un
acercamiento fenomenológico a la realidad. Por eso la literatura se convierte
en una (mi) materia preferida para indagar el mundo desde una preocupación
137
por lo que debe ser. Los filósofos vinculan la acción ética con el nacimiento,
lo que alude a un mundo entero por descubrir (Arendt; Ouaknin, Levinas).
Una novela que se gesta desde un compromiso determinado con esa realidad
que narra, no se rige por la necesaria búsqueda en el lenguaje, y por lo tanto
se constituye como un fin en sí mismo, a la manera que el discurso de la ley
del que habla Agamben. La literatura no es la realidad, sino que nos muestra
su parte no racional, sería más bien su sombra, como sugiere Levinas.
La aporía del trabajo crítico, entonces, es estar constreñido a nombrar
aquello que se constituye valioso por innombrable, pero sin búsqueda, la
crítica carecería de discurso y desaparecería. El planteo que hace López
Cuadras en su novela, de alguna manera se repite en estas palabras postreras
de este trabajo. Esto es producto de la propuesta de lectura, y tiene que ver
con la necesidad de inventar maneras de mirar, leer y relacionarse con el
mundo no como es, sino como debería ser.
En mi corta visita a confirmé que todo lo que se relaciona al narco: los
códigos, la estética y las jerarquías, se establecen con un estilo singular que
pondera lo masculino, muy propio de esa cultura. Incluso en su narrativa.
Los autores que conocí eran todos varones, y aunque a veces capaces de
problematizar la maniquea concepción que de la cultura local se crea a través
del término narcotráfico, impresiona la ausencia de sensibilidad para
cuestionar la condición de las mujeres, para explorar lo femenino. López
Cuadras se acerca a retratar la desolación de ciertas mujeres con la esposa de
Bernardino Casablanca. Hay un intento de convertirla en una suerte de
Madame Bovary local, pero es tan marginal en el relato, que no pasa de ser
un personaje secundario y poco desarrollado. Huye de la escena como huye
la Susy, esa mujer a la que Bernardino engaña, hace su amante y que termina
convirtiéndola en una prostituta más en su negocio. De ella, nos había dicho
el autor, que es madre de un niño, pero del destino de ese hijo no se ocupa.
Nacaveva, por su parte habla de su proyecto como un deseo personal de
romper con la rutina del ámbito doméstico. Este gesto inicial es bastante
narcisista, porque es una exaltación al valor de una búsqueda personal que en
poco o en nada toma en cuenta el riesgo que esto representa para su familia:
la orfandad de dos hijos pequeños y su quizá la soledad de la madre para
criarlos. La naturalidad con la que el propio escritor habla de haber probado
su hombría entre los miembros del negocio es una consecuencia del
individualismo con el que decide sobre su vida, sin considerar a su familia.
También por ese lado se lo traga la historia. Incluso cuando regresa de la
cárcel, le pide a su esposa que lo deje solo con el Licenciado y su hermano,
porque es con ellos con quienes quiere comentar lo ocurrido. El hecho de
que el personaje de López Cuadras, también obsesionado con la realidad se
llame Narciso, fue un guiño a mi lectura, atenta al problemático silencio que
reina sobre lo femenino.

138
Es necesario aclarar que el reto de hablar sobre lo innombrable no
significa la propuesta del silencio. Como bien advierte Virilio, el silencio
legitima, permite, faculta (87). En la irrevocable evocación festiva de la
valentía, la virilidad y la hombría de los personajes de estas novelas, la
búsqueda del lenguaje se detiene cuando se trata de explorar lo femenino.
Este es un silencio problemático, no sólo por cómplice, sino porque sugiere
que hay un aspecto de la violencia que es natural.

Bibliografía
Agamben, Giorgio. Lo que queda de Auschwitz. El archivo y el testigo.
Homo Sacer III. Pre-Textos. España: 2005.
Alfaro Bedoya, Leonides. Tierra Blanca. México: Editorial Godesca, (5ta
Ed.) 2004.
Astorga Luis. Mitología del narcotraficante en México. México: Plaza &
Janés, 2004.
---. El siglo de las drogas. México: Plaza y Janés, 2004.
Bourdieu, Pierre. Pascalian Meditations. California: Stanford University
Press, 2000.
Córdova, Nery. La narcocultura”: simbología d ela transgresión, el
poder y la muerte. Sinaloa y la ‘leyenda negra”, en proceso de
edición.
González, Rolando. Sinaloa, una sociedad demendiada. Ed. Juan Pablos-
Difocur, 2007.
López Cuadras, César. La novela inconclusa de Bernardino Casablanca.
México: 1993.
Nacaveva, A. Diario de un narcotraficante. México: Costa-Amic Editores
S.A. (5ta Ed.), 2000.
Ouaknin, Mark Alain. Elogio de la caricia. Madrid: Editorial Trotta, 2006.
Ovalle, Lilian Paola. “Ajustes de cuentas. Sicarios y muertes en Baja
California” en Arenas. Revista Sinaloense de Ciencias Sociales,
Mazatlán, Sinaloa. No. 10.
Virilio, Paul. El procedimiento del silencio. Buenos Aires: Espacios del
Saber. Paidos, 2001.

139
Esta revista se imprimió en el mes de Marzo
del 2007 en Litográfica ROMACOLOR,
Norte 27-A Num. 5440 Local 11, Col.
Lindavista Vallejo. CP 07720. México D.F.
Tel. 55-53685891.
Mazg0321@yahoo.com.mx

140
141

También podría gustarte