Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
,' al
/
ll
LNT'ERAf URE
'' March-l\{aY 1980
Vol.3 , No. 12
Ls$ays
t leana Rodrlguez 'irerspectiva
La literatura rlet Caribe: una unilaria
?aul G. Teódorescu
'El camino de la ideología socio¡:olltita de floracio Quiroga
( larroll Johnson
l,a Numancia and lhe Structure of Ccrvantine Ambiguity
.trr:rrr Villegas
! | ¡o ¡xrético rte conciencla social en la Poesla chilena de
r r rrrrir.rrzos de siglo
Rcview Article
.l:r irrrr' ( ilr< lra
\rr r¡rl¡¡ r irto ¡xrr Si< arrl .
el momehto en que escribe del XII principios del XlIl-, Alfonso mio señot no quertia lidiar" (v. 538). Se encuentra en el
apoyada también por la clase -fines
rlrbaná, ve en la nueva concepción episodio que el mismo Menéndez Pidal titula: ..EI Cid ent¡a en el
del derecho una disminución de los poderes de la nobleza. Por otra ¡eino moro tibutario dé Al[onso".a: El Cid las profiere después de
patte y en contraposición con lo anterior, el autof del poema la toma.de Castejón, en el siguiente contexto: tras vencei al rey
también defiende la posesión por parte de la nobleza del feudo moro- aliado de, Alfonso y saquearle de sus posesiones, Rodrigo
hereditario y del señorlo jurisdicional, bases del poder nobiliario. . estudia las cci_ndiciones del lugar y llega a la conclusión de queiu
Al aceptar instituciones jutldicas contrarias en sus objetivos y en situación- no le permitirá mantener con éxito un asedio, especial-
su concepto de la.jüsticia y de su administración consigue mente si los atacantes ayudados por el rey Alfonso en defenü desu
presentar una sociedad armónica y justa que sirve los intereses de tributario vienen en rnayor número. La reflexión de tal
la colectividad, donde todos, del mayor al más pequeño, obtend¡.án eventualidad le lleva a tevantar et campo, no sin antes disculparse
justicia si siguen las reglas establecidas.al anle su mesnada. Es en este momento y en este contexto cuando el
Si recapitulamos lo dicho hasta ahora, veremos que el Rodrigo Cid pronuncia la frase en cuestión. El autordel poema no pretende
Diaz de la H istoria Rodericí, el del PMC, y el de Menéndez Pidá|, . jüstiticar al Cid, al no considerar que haya actuado ma!. No
aunque con caracterlsticas coñunes tiene diferencias explicables obstante, la agresión económica a Alfonso es obvia al poner e4
por las tres distintas cronologlas e ideologías de sus respectivos dificl¡ltad el cobro de las parias del rey moro asf empobrécido poi
autotes. El de Ia primera parece atenerse más a los hechos el Cid.ar a.
históricos. No obstante, al ser una alabanza de Rodrigo Díaz, en Sob¡e esta lectura Menédez Pidal vaTmantener tas bases de su
casos controvertidos favorece al protagonista. A su autor le defensa de la fidelidad a ultranza del Cid. La importancia
interesan más Ias hazañas personales de Rodrigo, o la maldad concedida a este verso se muestra en el sutrtltulo que da en La
personal de sus enernigos, que la equidad o inequidad de las Esqaña áel Cid. a una de las partes correspondientés al capltulo
instituciones. En esto se diferencia notablemente del autor del sobre el destierro: "El Cid ¡enuncia a su derecho de gr¡era contra
PMC a quien, como hernos visto brevemente, le interesan muy Alfonso.aa
especialmente las instituciones jurídicas. La disoepancia del
enfoque entre ambas obras hace que mientras en la crónicá lY. "La España del Cid" como lección política
Rodrigo supera los obstáculos exclusivamente por su excelencia ¿Pero, que interés puede haber tenido Menéndez Pidal en hacer a
personal, en el poema su triunfo es posible, no sólo pof sus Rodrigo Dlaz más fiel de lo legalmente necesario, de lo
extraordinarias crlalidades, sino también por la Justicia del rey histó¡icamhte cierto, y de lo que inclt¡so el poeta del PMC
como juez supremo en la adminisración del derecho prlblico, es considera convehiente? La lección hay que buscarla en el objetivo
decir, por la equidad de las instituciones de su sociedad. de La España del Cid. Como dice Leo Spirzen "Don Ramón ha
La figura del Cid trazada por Menéndez Pidal tiene más afinidad esctito su España del Cid como lección de energía para la España
con la del PMC que con la de la Historia Rodetici, aunque hay de hoy."15 En la España de 1929, coino en la de hoy, la fidelidád at
divergencias notables con ambas incluso cuando crónica y poema Estado, a.la monarquía entonces y ahora, no se concibe, como en et
coinciden. El caso que nos concierne es la fidelidad de Rodrigo al sistema feudal, como un contrato entre dos partes; como un
rey. Los tres la defienden. Pero mienras crónica y poema señalan vlncúlo personal que se puede romper unilateralmente o de mutuo
que durante el destierro el Cid luchó contra los intereses de acuerdo y que deja a ambas partes libres para actuar segrln sus
Alfonso primera en la devasración de la Rioja por el Cid, y el inteieses, sean o no antagónicos. En la sociedad moderna, donde
segundo -laen la incursión al reino de Toledo-, Menéndez Pidal to ,
\\ no se es vasallo sino ciudadano, no hay posibilidad de luchar
niega. En el primer caso pretende que no es al rey a quien ataca contta el propio Estado y en servicio de otro, salvo renunciando a
sino a su enemigo Garcla Ordóñez, quien tiene la posesión de la la ciudadanf a, En el sistema legal moderno las acciones de
Rioja. Lo que no menciona Menéndez Pidal bs que la Rioja es .
Rodrigo hacia sú soberano, cualquiera que sea su justificacióñ o
parte de la propiedad real y que Gatcla Ordóñez administra motivación, se¡lan consideradas como rebelión. Imaginémosnos a
temporalmehte el condado en nombre del rey. En el segundo caso, ' un alto mando militar actuando por cr¡entá propia en contra de los
Menéndez Pidal se basa en Ia lectura de un verso del pMC aparentes intereses del Estado, e incluso recurriendo a represalias
interpretado fuera de contexto. El verso en cuestión dice: ..con en contra del tey devastando una de sus provincias. A mi juicio,
;r
' ló6 Itr[ aría Eugenia Lacarra La utilización del Cid to7
Menéndez Pidal se deja inflüehciát por la Iegalidad acttral y pesea patte, justifica la arfogación y ambición del poder supremo de un
saber muy bien y teitetar que iricluso si el Cid hubiera luchado caudillo militar, en el caso de <¡ue el gobierno legal no actúe de
contra su antigüo señor no habrfa cohtravenido ley alguhd, niega acuerdo con los "verdaderos" in¿ereses nacionales y ponga en
que tal haya sido el caso, ajustando de esta formá la histotia a los peligro la unidad nacional. Esta conradición se presenta como
rnoldes modernos. Lo extraordinario de esta supüesta conducta del arrpónica. El Cid al ambicionar él mismo la reconquista de toda
Cid no se Ie escapa. Al revés, es la base de la "actualidad" rlel Cid España lo hace por fidelidad pariótica; por llevar a cabo el destino
como modelo para la sociedad española del sigloXX. "Lamayor imperial a que Castilla estaba abocada.
señal de modernidad que el héroe español presenta, como héroe de ¿Entendieron los españoles la lección que Menéndez pidal les
una época de transición es su fidelidad."a6 proponla? La crltica académica, tanto nacional como exranjer¡,
A primera vista parece sorprendente que Ménendez Pidal aceptó unánimemente el valor cientlfico de LA España del Cid
subrzye con tanto énfasis la fidelidad de Rodrigo Dlaz a su rey, dándose cuenta de que en esta obra Menéndez Pidal proponía un
cuando la opinión que le merece Alfonso VI no justificarla tal Cid hasta entonces desconocido. Las palabras laudatorias de G.
tealtad.4T Pronto veremos, sin embargo, la necesidad ideológica de Girot lo manifiestan claramenre: "Le Cid de Dozy,le Condottiere
tal conclusión. Para Menéndez Pidal, Alfonso VI, el "Saul leonés" est mort. Celui de Risco n'avait pas beaucoup vécu. ll y a
como él lo llama, fue un rey moralmente inferior a su vasallo, cuya mantenant celui de Pidal. CeluiJá vivra et restera."5r C. Sánchez
incapacidad de rodearse de personas prudentes a su servicio, su Albornoz, aunque sin sacar las consecuencias politicas, alude al
"invidencia", y el dar oidos a malos consejeros, le llevaron a actuar carácter pariótico de la obra:
injusta¡nente contra su rnejor vasallo, impidiendocon elloquesus
Servicio diflcilmen¡e rccompenlable po¡ España el de P idal. porque
fuerzas se sumaran en la lucha contra los moros y por ello ' no es sólo el cstudio de un siglo de acción decisiva en nuesrra historia el
retrasando la Reconquista. La aparente negligencia de su que su esfueno ha b¡irldado a nuesro pueblo: de un siglo tenebroso e
soberano obliga a Rodrigo a tomar la iniciativa de la Reconquista incógnito, de estudio ext¡aordinario, complicado y difícil. Le debemos
nacional, rambión la vivificación de u¡r hóroe nacional, po¡ muchas razones
EI desterrado, viendo todo el Suroeste somerido a la acción de slmbolo propicio de Castilla y de España - . . Es el Cid redivivo el que
Alfonso, miró, al Levante como rl¡rico retugio posible, y concibió el como Alenea de la cabeza deJrlpiter, sale hoy arrnadode todas sus armas
ambicioso plan de continuar él por su cuenta la política señalada a del libro comentado . . .
Castilla dinámica y vital, lib¡e y fúerre . . , abra el sepulcro del Cid y
Castilla en ef testamento de Fe¡nando l, ¡elariva al reinodeZaragoza,la
polírica del rey Sancho, ahora bastante olvi¡lada po¡ Alfonso.¡¡ siga sus sendas, las sendas de M lo Cid el de Valencia, .el que en buen
punro hació¡, segrlrr el juglar del siglo Xll, que vuelve a nacer hoy en
Más tarde, nuestro héroe se verá inéluso obligado a usurpar al rey buena ho¡a por obra de Pidal.¡:
su concepto imperial ante las exigencias de la unidad nacionat: También Azorln entrevé la importaniia polltica sin sacar las
EI Cid, ante el peligto africanó, ,;enc que ptor¡unciar su famosa frase colrsecuencias pertinefites:
de querer el rccobrar toda la España p€¡dida por el último rey godo; un
infanzón castellano se atreve a arrebatar al emperador leonés la Et tinal det libro, dedicado a sacár las consecuencias psicotógicas y
aspiración neogoticista que era el fundamenlo mismo del imperio.¿e mo¡ales de Ia vida del Cid, es una magnlfica lección de patriorísmo.
. ¡Qué f¡nura y quésobriedadl lY quéactualidad tan viva y esplendenretr.r
Naturalmente, para Menéndez Pidal el cóncepto de la unidad
nacional existe en Ia Edad Media, pese a la pluralidad de Estados y Finalmente, R. Peréz de Ayala comenra:
en su opinión "los cinco reinos reconocen la unidad de destino La España del Cld es el libro más importante que se ha publicado en
histórico. "so España hace mucho tiempo; todo españot ganoio de conciencia
Menéndez Pidal al presentar al Cid suyo como rhodelo del hispánica debie¡a, a la par de ot¡os de Unamuno, leerlo y releerlo,
español actual, parece postular dos conceptos a ptimera vistá porque además su lectura es deleilosa y subyuganre.!¡
contradictorios. Por una parte, incita a la obediencia al soberano, Y. Franco, el Cid y la Ctuzad,a
sea justo o injusto, incluso en situaciones en que la ley permita I<r
contrario los años más difíciles de su historia contemporánea Como acabamos de ver, la crltica académica vió en La España.
Menéndez-en Pidal ofrece a sus conciudadanos una lectión de del Cid una contribución al saber histórico y una lección de
conformidad al Estado y de acatamiento a la autoridad-. Por otra patriotismo. La iirfluencia de Menéndez Pidal sobre la
metodologla histórica es innegable, como ha demostrado ya José
l08 Marfa Eugettia Lacarta La utilización del Cid 109
Antonio Maravall.s5 Sin embargo, fi¡eron los oficiales del ejército fue necesaiiá pata no desviar a España de su supuesto destino
Lrü". ."-p..ndieron el alcance polltico de la para lección ofreclda
sus prdpios
histórico. Divide la historia española en tres eiapas. La primera
y
iot tuenenaÉz Pidal ellos quienes la utilizaron que él llama " ideal o normativa" corresponde al períoáo de la
---i-" ideológicos.
fines -rgSs Reconquista que culmina en la España "unificada e imperial". La
ü E"udo Mayor' Central publica el primer tomo de segunda etapa comprende los siglos del XVIII al XX y abarca lo
-Mirru"ro", España en Á¡rica, ,obta que junto por
¿i¡bn ¿te a Geogtaf{a.de
la.Comisión
que en ellos se hizo para conserva¡ la tradición católica e imperial
habla sido.a"i totatmettt. redactada de la etapa anterior. La tercera y rlltima empieza con Ia dictadura
Histórica de las Campañas de Mar¡uecos pa¡á l98l 's6 En l de P¡irno de Rivera, sigue con la fundación de tas J.O.N.S. y de
iiirodicr¡ón te declarah entre los objetivos de Ia obra el siguiente: Falange Española y desemboca en el l7 de julio que va a permitir
"Por su Darte, los norteafricanos de nuestra zona de influencia, "dar cima a Ia ob¡a unificadora". La España resultante se
r..át¿r"á" las vicisitudes comuhes' comprobarán que el fundamentará en Ia tra<iición y en la renovación. Ya en este
Protectorado español no es uira imposición arbiraria, ni un momento Franco sentará las bases de lo que más tarde se
artificio para dóminarlos."t7 En la obra aparecen referencias a denominará democracia orgánica: "a Ia explotación liberal de los
lvtenéndei Pidal. La utilidad de sus teorlas para la propaganda españoles, sucederá la racional participación de todos en la
ideológica de la polltica de España en Africa se basa, según el marcha del Estado al ravés (sic) de la función familiar, municipal
Capitái Miguel Alonso Báquer, en que el concePto. de y sindical.".'o Esta nueva España, en opinión de Franco, elevará el
brákcbrado, que esta obra desarolta en contraposición al de ánimo de los españoles haciéndoles orgullosos de serloy permitirá
'colonía, es el mismo que el qtte Menéndez P idal atribuye al Cid en de nuevo la cohesión y la solidaridad nacional-6r En el'.Discurso
la conquista de Levante. pronunciado al entrar en el Il Año Triunfal", Franco reitera la
Los gcógtafos, los eslrategas y los histo¡iadores del Cuetpode Estádo necesidad de la guerra, es decir, justifica su rebelión con el
vtayoia la vista del carácter de las campañas de Ma¡ruecos' buscan e¡ argumento de que se lleva a cabo en defensa de la "Patria": ..Había
los'rnás p¡estisiosos intelectuales del momerilo una explicación de las que salvar a España", pues la España imperial sucumbla.ó2 Si
o..,rliaridadeJ <kl estilo militar español' ya que evidentemente no se Franco y sus seguidores presentaban la guerra como t¡na nueva
a lo. modos béficos del Occidente europeo' Con ello se ab¡e una cruzada, es lógico que Franco adoptara el título de "caudillo", y
"iusra a,op" d€ ilust¡ación militar que ncccsdrit'ncntc .hab¡la d¿
"'"."t que sus partida¡ios le p¡oclamaran "c¡uzado deOccidente, elegido
lt¡o¿rtcir
'genu;no
un .ncucn¿ro con td int,¿tprc,dción m'n'ndczpi¿aliana dcl Prfncipe de los 4jércitos"t¡, compararan su labor a la de los Riyes
h¿ro¿ español qve luc cl Cid.tt
Católicosü y se escribieran poesías comparando sus acciones a las
En 1936, ya iniciada la Guerra Civil' el ejército de Franco toma del Cid. Interesante a este efecto es el Romance¡o de la
con toda luerza ta lección que Menéndez Pidal habla propuesto en Reconqukla, de N. Sanz y Ruiz de la Peña, publicadoen l g3].6iSe
t929: emutar a los verdaderos héroes espáñoles -el Cid etr trata de una pretendida modernización del PMC, a la vez que se
particutar-, y a la supuesta sociedad atmónica donde ésle vivió' compara a Rodrigo DIaz, sus hazañas y sus móviles con los de
Ll ZS d" ¡rrtio'd.36, apenas iniciada la guerra, Franco describe el Franco y el bando nacionalista. En esta versión, el destierro v la
"Levantamiento" con las siguientes palabras: gloria del Cid se inician en julio, Se subrayan inequlvocaminte
Estamos ante uná guerrá que reviste, cada dla más, el, carácle¡ de tanto Ia simpatla que goza el caudillo militar en Buigos, corno la
Cruzada, de grandiosidad hisrórica y de lucha ltascendental de pueblos gran.acogida que le dispensa la lglesia por medio áel abad de
y civilizaciones. Una guerra que ha elegido a España, olra vez en lá Cardeña.¡ó Tras la conquista de Valencia prosigue el targo poema
historia, como campo de tragedia y dehono¿ para salvarsey traer la pá¿ con la comparación directa entre ambas épocas.
al mundo enloquec¡do de hoy . . . Por tanto, en vista de las
supremas razones ya expuestas, esto es' €l enemigo enfrcnte, y la "El eyet y el hoy re fundcn
.oy,rtrtrr. iristótica de una etapa integradora de todas Ias ante¡¡o¡es a en un abrazo perfecto,
nosotros, decidimos, ante Dios y la nacion española, dar cima a esta '
ob¡a unificadofa. Obra unilicadora que nos exige nueslto Fueblo y la ii¡"r"r ¿" Reconquisra
misión por Dios a nosotros confiada.se . se han encendido de nuevo
l. R Il M, H omcnai ¿ a M c¡éndcz P idal, l, xvll¡ (| 960)' | 9-38' f6, Frenk Alatotre, Las jarchas mozárabes y los comienzos dc la lí¡ica ro¡¡l¡tica
(Móxico, 1975), analiza Ias bases ideológicas de las reo¡ias de los orlgenes populares
2. Escritores miliaat¿s cont¿mPotáneos (Madri(l Edito¡a N ational' 1967),pp.238- de la llrica románica y su crltica se pucde aplicar tarnbién a las reorlas de Mi¡¡é¡r<lez
300. Pidal sobre la {'pica.
3,"La ética del Cid y la pedago8la tnililar", a¡t' cit., p.36. El arllculo deMariátegui 17. En La España del Cid, I a cd-, op. cit., pp. 105-l06, Menéndcz pidal afirma que
apareció en la R.1,istc c¡cnt;lico'mililar, 1887 - en Castilla se dio la "evolucil¡n de la nobleza cont¡a el csencial princiiio
Cid. . .", a¡t. ci¡.' p.27. conse¡vador y jerárquico de esta insrirución." Cataloga la €levación rango de
4, Alonso Báque¡, "L,a érica del "l ..¡efárma
noble de los caballc¡os vi¡lanos Fror orden de Garci Fc¡nández de
5. Utilizo la exprcsión "La España de F¡anco" en el mismo Sentido que R. . revolucionaria que implica una extensió¡r rlel corrcepro de nobtezz, una
Tama¡nes, La República. La eto de Franco' H;s,oti^ ¿¿ España A llaguara, Vll defiocratización de los de a¡¡iba a! aristocratizar a los de abajo." E¡l Los esbañolcs
(Madrid: Alia¡rza, 6a. cd., l9?7), p. 332, "Sin da¡ a esa exPresión üi un sentido cn ta historia! cn la l;teraaurd, d.os ensal'os (Buenos Aires: Espasa-Calpe, I SSI l, pp.
hagiogtáfico ni peyotativo, sino simplemenle el carácte¡ de una objetivación 23-25, arrrplia¡á a loda la hisloria de España esta supuesta tendenci: de lás
his¡órico-cronológic¿. " españoles hacia la igualdad, que cn su opinión se basa fun<lamenralmente eri la
6. En esrc trabajo urilizo primordiálmente la primera edición (Madrid: Plutatco'
sobriedad
-" la sob¡iedad es altamenre igualita¡ia"-, y en el esloictsmo _-.Do, ese
estoiaism(' innar(, no hay pueblo que rnás Intimamente haya recibido la enscñanza
1929), aunque en algunos casos que se¡1elaré' recu¡¡o a la cuartá (Mad¡id: Espasa_
Calpe, | 94?), que está lotalmcnre tevisada y atladida' cristiana resp€cto a la igtraldad de rodos los humanos ante los ojos de Dios.,,_.
Jüstif¡ca la perma¡re¡¡cia dc estas caraderist¡cas ap{ryándosc cn ViÍiato, Trai?no v
7. Dejo para olra ocasión cl análisis cronológico de la obra toial de Menéndez Pidal Teodosio, entre los antiguos y en Tc<lfiloGautier a España cort|o
vistai¡r las coordenadas socio_pollticas de su tieinpo. -quien,.miraba
el verdadcrrÉáG?e la igtraldad"j', entre los morlernos. para ilustrar esra verdad,
qr¡e se da l¡asta riuestlos dlas, ¡ccurre a su p¡opia experiencia y a la de sus lectorcs.
8. Entre los concursantes se encontraba ttnarnuno crlyo trabajo, fecientemente . Elige jlust¡arla con el siguiente ejcmplo: ,.la ma¡quesa pasa sonricnte sobre el
ttescubie¡to err la Bibliotcca Nacional, ha sido publicadocorrA aLúlol. CrarnáticdJ
c;á" (Mádrid: Espasa-Catpe, 1977). cuerpo andrajoso de los vagábundos d<¡¡midos en cl r¡mbral desr¡ puerta, o (uando
glosario dcl "Poema dcl
va de viaje no tie¡r€ ningún reparo en bebe¡ po¡ el mismo vaso dcl mayoral que la
9. Estas confe¡c¡rcias fueron publicadas primero en i¡ancCs' L'éPop¿¿ costillan¿ d conduce;"
aravers ld l;ll¿raturc cspagñol. (Poris: ¿l calin, I9lo)- U rilizo lá lraduccióh cas-
18. La cpop.ya castellarra - . . , op. cit., pp. tf.4O. Naturalmcnte esta Iunciórr
tellana, ¿¿ cpopcra castelktnd d aravé-r d¿ ta litetatürd ¿tp(¡ñol4 (Buenos Ai¡es: ¡nlormativa es Fósible po¡que para Metrénde¿ pidal, conro admirativanrente
Espasa-calpe, 1945). afirrna J. A. lrTaravall en M cn¿ndez pidal y la hisaorid dcl p.nsdmi¿nto, op. cia., p.
fo. J, A. Maraváll, ü enérdez Pidal y la hktoia dcl pcnsamianto (Madtid: Anon, l16, lá rradicionalidad es un ,.fenórneno de socialización, de interpretacirin
1960), p. 120, explica con gtan claridad Io que por "edad heroica" enticndc (gmuniaa¡¡a", y co¡no la Epica es una empresa con¡ún a to<los ..no se hace Dor
Mentndez Pidal: "Edad h¿ro;ca er aquella que viven Ios pueblos antes de . inter€s personal, sino soli<lariamenre, nadie tiene cuidado en salvarse de la
dcsarrollar una historiografla cr¡ltá en s¿{lengua propia' cuando sienten la anon;ñia." (pp. 120-21). Menénd€z Pidal airibuye la rni¡¡n¡ función de iÍformar
necesidad de cultivar su propia historia sirviéndose Para.ello de cantos pr¡blicor desinteresadahente a la historiografl¡ cuha, que ificia en el siglo XIII al
animados por un se¡rtimiento polliico unánime, movidos iror un intcrós en el que' 'c
91lingui¡sc fa "c<l¡d he¡oica".,,AEtr Reliquia-s dc ld po¿sía épi¿.a espdñol¿ (Madrid,
rodrls parIicipan." l95l), p. LXll, afi¡ma qtre partir de e3e momcn¡o, La C¡óhica adquicre et
carácter t¡adicional de Ia epopeya, a¡ desaparrce¡ esa última . . Se presenta
ll. La .pop¿Jd castcllan" . . . , op. cit., pp. I l-4O' crrtonces el fenómeno de la enonimia y se desa¡¡olla una inrcnsa actividad
12. Párá una crltica a la hipótesis de la historicidad dc la €pica cislellana ver M. E. refundido¡a que muest¡a el profundo arraigo y la popular lifusión en la vi<la
L^ca¡ta, El "Po¿rna ü Mio Cid: R¿alidad hislótica c idcologí¿ (Mád¡i¿ Porrua y colecriva y co€lánca, de las Crórricas españolas dei siglo XIV Et carácrer
Turanzas, l98O); tambi€n ñi artlc'r¡lo, "El significado hisródco del Poemd dc t¡adicional de la Crónica de España Ia convierte en obra de toda la comunidad y
Fc¡nán Gon¿ál¿2", s,ud¡ Ispdnici, lV ( | 979), 9'4 | ' para toda la cohunidad," Es sorprendente que Menéndez pidal ilrrslre esra
prerendida comunidad de intereses y arfnonfa social en el siglo XtV, uno de los
13. Este conccpto apatece en Pocsla iuglarcsca 1¡uglarcs (Madrid' 1924). momentos má3 c¡íticos y violentos de la l¡isto¡ia casrellana. Ver, por ejemplo,
14. Lá bibliogtafla sob¡e esto e3 extensa. ver Ch. B. Faulhaber, "Neo- Vafdeón Baruqu e, Los conllictos sosialcs cn el rcino dc Cast; a cn ios sigloi XtiyJ.
Tradirionálism, Formulism, Individualism, and Rccent Srudies on rhe SPanish
-
'Xy (¡|,ad¡id, 1975). 'I-an¡bién, R. pasror TognerL Conllictos sociales y
Epii',RPñ,, xxx (1976-77),83-lOl; tambiÉn S. G. A¡m i stea¿"'T he M occdad¿s ¿¿ cs,dncamicn,o cconó¡nico e¡t ta España mcd;eval (B?¡rcelon.a, lg73r.
Rodrigo and Neolndividuallsl Theoty", HR, XLVI (197ar,212-327 .
39. Este concepto se inicia por la influencie del de¡echo romano' En castilla su dilecto¡ a patti¡ de enero de 1925. Esra ¡cviste fue fundarla precrsamcnte para
rlrirr.ir¡rlp.oáoror es Atfonso X' crrya labor jurfdica de centralización ¡lel derecho p¡opagar las ideas milirares sobre el "p¡otectorado" y srrs posibies c.¡rexiones
con
L ¡i"it .""..i,t", asl .romo su fracaso anre la oposición de la nobleza' que' las invcstigaciones de los estudiosos sobre temas liisprn.r_africanos. (Ver Salas
encabezada por su propio hijo, acabará dest¡onándole' LrJÍJ€z, Esctilores núlitaTes conteDtporárr¿os op. cit., pp, 29_.12).
Menénd¿z Pidal y l4 histc¡ria dcl pcnsamianto, op' cit' 66. lbid., pp. 30-47.
55.
tzi M aría Eugenia Lacd¡ra La ulilización del Cid t25
67. lbid., pp. 78-90. 82. Espí¡i,tt y milicia cn la E-srtaña ,nc¿ieoal (Ma¿tid: publicaciones Espariolas,
Báquer,la €tica del Cid , . ,", art, cit., p. 54. 19671, p- l?2.
68. AIo¡rso
69. En Salas López, Érritoras militarcs co temForáncos, op. ,.i1., p, 97. 83. ;.1f pehsamie¡¡ro milira¡ del Cid", e n R eaisra d¿ H isrotidM ititar,tX (tg(;5),l5_
45. c á¡a te có¡doba cu en ta en su ha bei,
70. lt id., p. 99. i¡rforma Safas f,ópez , Escrilores
t;;; I óót ;;;
;;""'ál'iirii iii, r*, ."g,r,, ,,.,.
tt.ilitarcs contemtrorán¿os, '¡)p. .ir,, p. Z:O, ,"rio" aa
7 |. :'Geografla
cidi .Botettn ¿¿ ld Real Sociedad C.cográÍ'ca, :ry(]/(VII (lg4l), ellos sobre el Cid.
635-46. Dcl mismo, 'l¡ persorralidad militar del Cid", Mio Cid, V, se8unda época 84. Esplritu J milicia . . , , op. cil., p. 27.
(1941), S. P. (Quierohcer corrstat aqul mi a8radecifr|iento a Francisco Ma¡cos
Marlrr y a su colabdora Asunción Satol¡e por su gentileza en conseguirme 85, "La érica del Cid. . .", a¡t. cir., p. g7.
copias de estos arric¡ftde A¡a¡¡da. También aJ. Antonio Cid, quien me envió la 86. Citado por Alonso Báquer, Ibid.
copia dcl número dleto). De la misma opinión es el Coronel, J- M. cárate
córdoba, quien en -a¡tlculo, "tnrroducción a la'tácrica det Cid", Revista dc A7. litid.,, p.27-
II;storia M i lilar,XV ffil ), al referirse a la batalla del Cid en el Pina¡ de Teva¡ dice: 88. La España del Cid, l¿ cd., op. cir-, pp, 648-51; 4a ed., pp.
5ZS_7g.
"Nos rccuc¡da, adent tque acaso por las mismas fe(has que el Cid. llegában en
abril a Bu¡¡iana año3 mas tarde- las fucrzas de Francn, bajando 89. Ibid., la- ed., p.647.
como el de Teruel -rr-ientos
yddA.lfambta, por el Alba¡racln y Jérica," (en Salas Lóp€z, 90. "La ética dcl Cid. , .", art. cir., p.22,
Escriaores militaÍcs aSrtñpotÁrreos op. cir., p- 234,)
tcratura y.pequefía burguesía e,, Eshaña (Notas rseo-rsjo)
72. Aunque no he <Gguitlo ver el prinier número de la ¡evista, en el ¡rúme¡o ll;j;S: X.:1,:::,-1--t para el Diál(}go,
(r\4aurro: Lua(fnos 1972), p''. 221-222, analiza la aclilud de la
extraordina¡io de l9llse r¿¡¡1pr¡-" manifiesto, inmcdiatamenrc después de la Gene¡ación del \anre la Edad M edia y su éx iiá en Ia E xpano
tabla de contcnido.(hdo estc núme¡o ".tecstá sin paginar, que se pucde_ramüión aplicar a Menénd- pi.I"l;;l i;;:.ür'.l.'¡¡.",
t r.r.lr,irr", ae t rr-a
,.[Jna ve¿
73. Ihid.,, s.p.
pequcño bu¡sucsa int.nta arribuir Ia d"..J.o1i" ¿"
11í," ]i_T::ott,tld lo" u.,.r..,
cs simpleménre una siruación histórica conflictiva y
74. Los ediroi€s pül¡&ron varios l¡ozos tomados de Za España del Cid, y los amena,¿a(Iora "_-::
::-:-llrj:^ para 5us
-q.ue
rnterescs- El fascismo, aulor de esa pcligrosa
incluyeron de mantla ünde¡rendiente en la ¡evista. Una vcz Ésta publicada, le rechaza la mecánica cap¡aalisaa .-. . , en el fondo muy poco identificación
hatagüeña para la
mandaron una copi¡li{icada a Mentndez Pidal, informándole de su urili¿ación. pequcña y p¡cfiere el-rerorno a una er3;a idtli;, pr.."pitrti"ta
Que yo sepa, ¿sie tQo¡Drotcstó. Su copia se ¿ncuenl¡á en esie ¡¡romenro en la i¡rarional-burguesla,
en Ia elección de sus valores_.. e
bibliotcca del Semi¡rir,¡ Merrérrde¿ Pidal.
92, Manifiesta esto! dcsaos en una carta lechada el I7 de octubre
de gfr4 y
di¡ig¡da
75. En "La personuH,L . .", arr. cit., parrafo V, dice "(El Cid) fue muy mal J. M. Gfuate Córdoba. Alonso Báquer ha inch¡ido la ca¡ra en str t.aUa¡o, ,,I_a ericaa
I
cortesano, dcfecto t* inuy corricnte cn los g¡ar¡des capitan€s pot ser del Cid. . .", art. cit., p.37.
absolütamente optrü,a su grandcza de alma y si¡rcerirlad." Se considc¡aba
93. En M ¿néndcz p idal (Madri¿ Unión,E{tirorial, | 969), p. | 1.93} Asi Io h¿6s
también r¡na caract*tlca de F¡anco y por tanto digna de elogio. pudiéramos lfamar la biografía_ olicial, Ranon le q1¡€,
. U'riarár"- ii¿"t,
76, En Alonso Báqrñr:t¡-a ética dcl Cid . . .". ari. cit., p.36. biogtúlicos, | (Mad¡id: Ediciones de la Di¡ección Gencral rt. n-J*¡-Ji., Cuad¿tto.;
_