Está en la página 1de 19

ffiL

,' al

/
ll

LNT'ERAf URE
'' March-l\{aY 1980
Vol.3 , No. 12

Ls$ays
t leana Rodrlguez 'irerspectiva
La literatura rlet Caribe: una unilaria

?aul G. Teódorescu
'El camino de la ideología socio¡:olltita de floracio Quiroga

( larroll Johnson
l,a Numancia and lhe Structure of Ccrvantine Ambiguity

(llues and Sources


Itlría Eugenia Lacarra
t.¡r utilización del Ci<t de MenéndezPidal en la ideologla rnilitár
Ir:¡¡¡(l:¡ista

.trr:rrr Villegas
! | ¡o ¡xrético rte conciencla social en la Poesla chilena de
r r rrrrir.rrzos de siglo

Rcview Article
.l:r irrrr' ( ilr< lra
\rr r¡rl¡¡ r irto ¡xrr Si< arrl .

A JOURNAL OF HISPANIC AND LUSO.BRAZILIAN


LITERATURES
a

La utilización del Cid


de Menéndez Pidal en la ideología
rnilitar franquista
María Eugenia Laca¡ra
O ccid.ental College

En 1969 laReuista de IaI-/nive¡sidad de M adrid rindió homenaje


al recientemente fallecido Ramón Menénde¿ Pidal' a la vez que
conmemoraba su centena¡io' El Capitán de Infantería Miguel
Alonso'Báquer contribuyó al homenaje con el artículo "La ética
del Cid y la pedagogla militar contemPoránea". ¡ Considerado por
elTenienteCoronel de Infanterla FernandoSalas López como uno
de los más prometedores.y jóvenes escritores y tratadistas militares
eipañoles contemporáneos2, Alonso Báquer nos informa' en su
.arií..,Io d{ittterés que la vida y hechos. del Cid Campeador hart
despertado en el ejército español a partir de la segunda mitad de los
añós 3O. En él constata que mientras en todo el siglo XIX
solamente ha encontrado en la bibliografla militar un artículo
referente al Cid, el del Coronel de Artillería Mariátegui "La-
Colada y !a Tizona"'r, entre 1940 y 196O la dedicacion militar a los
esrudios cidianos se inlensifica ext¡aordinariamente. Atribuye el
fenómeno a la influencia de Menéndez Pidal' el "gran pedagogo
nacional", pese a que en su opinión, "No pensaba Menéndez
P idal, ofrecer su obra, en particular, a los hombres de armas de su
tiemPo-':4.
En el presentéestudio me propongo analizar críticamente el por
qué del relativamente reciente interés militar en este. héroe
medieval y los motivos que llevaron al ejército de la España de
Franco5 a adoptar las teorlas de Menéndez Pidal y a tomar a su Cid
como modelo ideal del nuevo eiército franquista. Para ello
consideraré la obra entera de Menéndez Pidal' aun cuando
int€ntaré ceñirme a sus escritos sobre el Cid y entre éstos a su obra
fundamental, La España del Cid.6 Los objetivos finales de este
li
96 Marla Eugenia Lacarra . La utilización det Cid
!, gz
ahálisis son tres; desvelar el contehido ideológico de los esoltos de plantea cua-ndo ros hechos narrados seapartan considerabremen
Menéndez Pidel, coircreiat algunos de los aspectos de estos esciitos de la historia. Según este concepto, la épica te
.ro." urárlrrr" po.qr"
que fueron utiliza<los e incorporados a la ideologla franquista, e sé da la circunstancia de oue no conozcamos
el nombre y apellido
indagar ccímo el Estádo puede utilizat la producciórl ittelectüal del auror, sino porque .i i.,trí',se.r-l;,;;'ñ;;
paia desárrollar sus propios fines, a veces incluso en un sentido Una vez creado un canrar.,se considera pr;p:;;; pública anónimo.
ajeno a los propósitos conscientbs del esc¡itor. cualquiera puede modificarlo, aumentarló, ,".o.tarlo, y
manera que pasado el tiempo el cantar resultante pue.le etc., de
l. Menéndez Pidal y sus teorlals sobre la épical divergir furrdamenralmente.áel c-antar i"¡.i"i-ü"'."á rnanera o ,,o
explicarlan los episodios ticricios se
| 892 es una fecha clave para los estudios sobre el Cid en España.
éPico. tr
J.,.r'm]"r,ldo po._,
"" "ri
El 27 de junio de ese año, la Real Academia Española anuncia Ia No pretendo aqul estudiar los méritos o inconvenientes
apertura de un concurso, que se cerrará el30 dejunio de | 893, para teorlas pidalianas.ra Sl me propongo, sin embargá, de las
premiar el mejor estudio filológico sobre el Poéma de M io Cid consecuencias ideológicas.que se pueden .*,ro.; anatizar las
(PMC). Corrro es bien sabido, el estudio de Menéndez Pida! sacó el
objero de comprendeisu utiiizaciorlfor;i i. ellas con
primcr pucsto.¡ En | 908 aparecerán c¡r ttes vohimenes los
resultados de su investigación con el tltulo: Cantat d,e Mío Cid. :L"_:1o". "je;J; elpañot
nos.ocupa. El asignar u.rá epi._'""r"p".l'un en ta
antiguo
orrgen germánico y a la épica castellana,
Texlo, grarnática y uocabulario. Esta obra, junto con La leyénda
de los inlantes de Lara (1896) lo dcstacan de inmediato como la
visigórico indepcndiza á esra riltimae"a.pa.tiiula.,t.ra,
-l.p.ndencia
un origen
figura preeminehte tánto eh los estudios cidianos como en Ia inrlnseca dc la i.oica frgn99sa, cuya influencia se
postre-superficial.. q"; ;; ;;;;;.'dJrr'n reduce a
epopeya caslellana. :t-:i:-!9' i.t"
netamente.,nacional,'de la ópica casteltana. ñ. .r .u.á.t.,
En 19O9, a lo largo de una serie de con lerenciás pronunciadas en copiar
la Universidad de Johns llopkins de Baltimore, Me¡léndez Pidal
a los franceses si¡ro de una creación propia, coetánea""-r."t" edeincluso
expone las consecuencias teóricas de sus investigaciones sobte la
anterior a la francesa. E.t. .o_o' .."Lüdo .f .lr,r.r..>, .on
argumenros- filológicos, de 91 Menéndez pi<fal de hiporerizar la
épica castellanae. Considera (lue ia épica es de origen germánico, existencia de poemas épic
previo y contemporáneo a las invasioncs e instalación de las tribus
gefmánicas ert el imperio rómáno y está motiváda por el deseo aderantarr"¡.:ñ;'J;;.í;.:'"fj." j:I"J:ffi.:3"i;:1:lTlg;
Poema de los Infantes de r..ara,, por ejempl":, ü;.;;;r..rlos
desintetesado de informar al pt¡eblo de los principales
acontecimientos históricos en un rriomento ánterior al desarrollo
coeráneos existencia. históri"ca i. É. 'lJ"""ajes que
a la casi
intervien.en- cornprementarramente y como consecuencia
- diuna historiografla culta, correspondiente a lo que se ha llamado coetaneidad de hisroria v cantares, lo'r"p"""," tririllic¡¿ad de Ia
"edad heroica". rs de Ia
La teoria de los otígehcs germánicos de la epopeya plantea de épica cástellana, unida a su '. mode¡ació",, y
presenladas como caracrerístic-as positivas, " ""-;r."j¡smo,, son
inmediato el problema que supone la ause¡rcia de tualquier Jl Ui." elialirerarias,
que ta diferencian de Ia épica_lrancesa y q;.;;;1;;;n
vestigio de poemas épicos visigodos e incluso c¿stellanos frenre a cualquier araqüe.cre su vator
anterio¡es as siglo XII r. Con objeto de resolverlo, Men€ndez Pidal páJiui.-i"r".'#iá"¿, ..u .r,
lanza su teorla del "estado latente" que Ie permite hipotetizar la "" p"rrJo¡l."_.""ti, ¡rl.rrerr¿.,
rérminos cuanlitativos o cualitr,i".r.
existencia de cahtáres épicos desconocidos. Además, considera que Pidal concluye que eslas ca¡aclerísticas de Ia épica
debe.n a un condicionamienr-o h¡"r¿r;.á..y""
casteIana no se
tanto el proceso de creación de la épica, como süs fue¡rtes son por las circünsrancias peculiargf -n-Jü"..i?r,'i"oi."
l-"r'u'f , i,rla..f, a"ao
oiales, bien seafi ¿stas antiguás leyendas, testimonios de función, c.rmo pare..ría ¿e to aictro
rr
-a; h"!ra"liii, ""i"1.q.r. , a" ""
participántes eñ los hechos narrados, o información de testigos or¡.",,
oculares o de personas coetárieas o casi coetáneas a los que forman parte de los ..caracteres primordiales,,
largo de toda la Iiteratura española. rr- visibles a lo
acontecimientos descfltos. Esto riltimo le lleva a la hipótesis de la
historicidad de la épica castellanal2, y a Ia consiguiente vatoración Por otra pa¡te, Menénd9. fr¡a.t inrenra aparrarse
del poeina épico'como utra fttente histórica independiente y románrica de la creación simultáneameni" .Jf j.detalaépica
idea
supletoria a los docurrientos. Menéndez Pidal propone el concepto ".ij",
por el "pueblo", e introducerl.or,..pto-d.l,i"i.r-i"i¡á",,,."e""
el cual la producción de la épica ,.r?, ¡"ji"JJ.á
de "áutor-legión" para subsanar el problema que la historicidad
desarrollo concrero, pero colectiva .r, .,i"'r orig"r, y
i;i;;;;;. i"nal¡2"¿. l.
""
98 M aría Eugeltia Lacarra La u¿ilización del Cid. 99
alternaiiva menendezpidaliana, sin embargo, vetnos que no se La determinación a la que sus propias teorlas desembocan se
diferencia significativamente, en términos ideológicos, del observa claramente en el prólogó a la primera edición de Z¿
postulado tomántico,l6 Base fundatnentál de ambos es el asi.¡mir la Españú del Cid. La intención deciarada de esta ob¡a es similar a Ia
existencia de trna "edad heroica" en donde la armonía social es de de la misma epopeya de que mata: estimular a la sociedad
tal lndole que no cxisten intefeses contrários entre los distintos contemporánea a emular las acciones de los héroes épicos _eI Cid
es¿amentos sociales. En efecto, al ¡eferirse a las instituciones en particular-. EI género literario empleado es, sin
-este caso
medievales castellanas Menéndez Pidal les atribuye ün carácter ernbargo, distinto. Menéndez pidal se va a valer de un género de la
democrático (de democracia órganica "avant la lettre") basándose lite¡atura cientlfica, la historia, para mostrar a suJ coetáneos
en el hecho de que un nrlmero sustancial de los habitantes tengan cuáles son sus verdaderos modelós y por tanto sus verdaderos
una relativa autonomla en el gobierno local, y un cierto control intertes. En 1929, según el propio Nien€n.1". pi¿"i, l" sociedad
sobre sus medios de producción. No atribuye tal situación a las española no comparte los valores del héroe medieval y e¡r esro
condiciones históricas que las moiivaron, siho al supuesto carácter radica precisamente el descontento y el caos que prevalece.
innatamen te equitativo de la sociedad castellana Que hacía que los Y aun la vida del Cid tiene, como no podfa ñenos, u¡ra especiat
nobles castellanos, a diferencia de los nobles de otros reinos, o de oportunidad española ahora, época de desalicnto entre nosotros, en que
el
las clases dominantes de cualquier país, supeditaran sus intereses esceptismo ahoga ros sent¡mientos de s.lidarirrad y ra ins<¡ra¡id-ad
arimerrta
particulares al bien de Ia comühidad.17 el esceptismo. ConÚa esta debilidad aclual del esplritu colectivo pudir,ran
Otro aspecto ¡elacionado con el anterior es la función que servi¡ de reacción todos los grandes recuerdos históricos qu.
-á. n(), h...r,
Me¡réndez Pidal supone para la épica: informar t¡trtmar ccin ta esencia del pucbJo a quc pe¡tenecemos y que
robuslecer aquellá trabazón de loJ españoles
más pucdeD
desinteresadamente de los acontecimiehtos históricos y contribuir _"t'"1rnu colcctiva_
inspiradora de la cohcsión social.:r
a que la población en general y la clase guerrera en particular,
aprenda e imire de los grandes hechos de los héroes hacionaies.rs Si ..Es evident€ que la ausencia de un análisis de la situación
histórisa de España le permite a Menéndez pidal iergiversar las
a estas dos funciones netamente educativas se añade el com-
ponente estético del deleite, tenemos el ideal literatio medieval del causas reales de ese caos al que alu<Ie. Recordemos que la Za
enseñar deleitando que haría de la épicá un género didáctico por Españd del Cid, sale a la callein ocrubre de 192g. En esre mismo
excetencia. Pero se daria en la épica castellana la circunstaricia mes se produce colapso de Wall Street con consecuencias
oesastrosas para la-eleconomla
excepcional de que tanto los protagonistas de la historia mundial. En España este año es el
nobleza-, como los informadores de l¿ misma -la riltimo de la dictadura de primo d_e Rivera, cuya potiiica represiva
como sus consuriridores pueblo que -autof-legión-,
escucha los cantares-, no ha impedido la persistencia de Ios partidbs het pioletariado,
-el Al igrial que ocurrla al considera¡
tien('n los mismos intereses.re la anarquistas, anarco-sindicalistas y socialistas, ni ha logrado
épica 6astellana como el g€nero caracterlstico de la edad heroica, ocultar la violencia de la lucha áe clases qul
también al considerar su doble función se implica que la sociedad dramáticamenre pocos años <Iespués: Aunque'Menénáez ". -u.,if."tura
pidal se
que produce tales cantares tiéne un sistema político y social expresó críticamente hacia la dictadura di primo de Rivera
"Car.ra al Dicrador", publicad a en ElSoI, el27 ¿"Á"r"á en
modelo, ditía que perfecto, en el que no existen discrepancias entre ¿. I gZg, o
los estamentos, entre la clase dominante y Ias dominadas?0. notable que I-a España del Cid. aparezca a fines de ese
uáo,
Finalrnente, el supuesto del "estado latente" de la tradición apenas tres meses antes de la caida del general, y que -i"*o
en esta obra
titeraria le lleva a Menéndez Pidal a afirmar lá existencia de proponga como modelo a sus contemporánéoj otro caudillo
caracteres perdurables tánto en la literatu¡a como en la historia militar. Menéndez Pidal nos propone el retorno a una mítica
española. sociedad medieval la que a diférencia de la actuál exisrlan el
"esp¡rltu colectivo", -en
l-os hechos de la Historia n() se repiren, pero el hornbre que realiza la el "alma colectiva" y Ia,.cohesión social,'.
Historia es s¡empre el mismo, Dc ahf la ete¡na verda<lt ¿Quíd.st qvod luit, Pero, ¿quién es ¡ealmente-el Cial ¿que,raiores repre".-r, t"r, y
el ,,.,
ipsurn quod lutururr¡ ¿Jr; l(' que suc€dió no es sin<¡ Io mismo que sucede¡á: lo sociedad segrin Menéndez pi_dat, pari que su imiüción permita
de h()y ya t)recr dió en los siglos. Y el c¡rrrespondiente afán po¡ saber cómo es a
los españoles superar uno de los rnomenios má" a"arriroro" prra
cada puebfo actor de la lfisto¡ia, cómo dada s! permanenla id.ctraidad (el economia-mundial y nacional?- Evidentemente, el presente trabajo t.
sub¡ayndo €s mio). sc compo¡ta e¡t sus actos, fue sentido po¡ los hombres de
tod('s l('s tiempr's.rr
no trata de descubrir la veracidad histórica del iid,.ir,o lo q.r.
.Menéndez Pidal entendla que era Rodrigo Dfaz, tal como
lo
100 llt arla Eugenia Lacatra La utilización del Cid. lol
'
Ui".,rlp" su violencia pues sólo la ejercfa én momentos de
expone fundamentalmente en srt España del Cid2t- necesidad. Cuando "sehtia vedado el camino del comedimiento
echaba por el atajo de la violencia."¡o
ll. El Cid de Menéndez Pidal. 3. "Desmaña y altiuez". Estas características le rinden inhábil para
le captación cortesana y explican sus dificultades con el rey y con
La intención declarada de Menéndez Pidal es presentar la los nobles.J I
verdadera historia del Cid e; su contexto histórico'social. Para 4. "Caulela". Este rasgo Ileva al Cid a sus frecuentes vicaorias
ello inicia su labor rebatiendo punto por punto las,conclusiones a militares, pues sorprende con frecuencia al enemigo al tomar las
que llegaron los críticos anteriores, especialmente Masdeu y Dozy decisiones solo, sin consultar a la mesnada y sin comunicar sus
á to. que acusa la cidofobia2a. Frente a ellos, afirma que el Cid no resoluciones hasta el momenlo de la ejecución.
fue ui enemigo de su patria, ni violador de iglesias, ni mercenario, S. "Tradicióny renottación". Aunque es tradicional en lo ritual
ni perjuro, y su crueldad, cuando la hubo, es justificable "No cree en agr.ieros-, el Cid combate el tradicionalismo leonés,,a -
preiendemos justificar ni inculpar. . . - El mi¡mo Ben Alcama tltulo de ideas feudales nuevas":r. ¿Cuáles son estas ideas feudates
comprende la necesidad del rigor usado por el Cid."25 Aunque la nuevas segrln Menéndez Pidal? Parecen ser la a¡nbición de
defensa del Cid es explícita, Menéndez Pidal afirma que no es su conquista y de unidad nacional que Menéndez pidal atribuye al
intención primaria: Cid, así como el sentimiento de la supremacfa castellana sobre los
demás reinos y de su destino imperial, que si bien habla sido
Entro de mala gana en este et amen, lx)¡que tepugno profundamente el
papel de apologista y al rebatir a Dozy y a M asdcu en sus afi¡maciones prerrogativa del reino de Leó¡r al considerarse heredero de la
hechas con urta rnania de sister¡rática inculpación, lendr€ quizá que patccct monarqula visigoda, pasa con el Cid a hacerse parte de la
exculpa<lor sistemático. Pero me resigno a co¡¡er el riesgo' protesrando identidad del reino de Castilla.¡:
empero de que está muy leios de ml el queret ¡enovar cl p¡o'eso de 6. "Justiciero". El Cid es buen conocedor y practicador del
canonización del Cid incoado por Felipe ll.!6 de¡echo. Sorprendentemente, Menéndez Pidat incluye aquí Ias
"dos normas claras de conducta", atribuidas al Cid para con los
Las principales caracterlsticas del Cid segúrl Menéndez Pidal musulmanes: el respeto al hispano y la elimirración del africano..ra
son las siguentes:
7 . "Inuicto," En esto concuerdan historia y poesla.
| - "Fidetidad "t botria" . Et Cid es ante todo y sobre todo un vasallo
8. " Energla heroica-" Manifestada en su participación en todo: en
fiel a su señor-y a su paful. Su fidelidad le lleva a obedecer y a el campo de batalla como jefe militar, en la ejecución
supeditarse , t, t.y, Alfdilso VI, inctuso ante las ñianifiestás gubernamental como señor de Valencia, y en la administración de
injusticias de ¿ste, y, lo que es todavía más notable' hasta cuando la justicia.
legalmente ha dejado de ser su vasallo y no tiene obligación alguna A todas estas caracterlsticas se únen aquellas de las que
parr con su antiguo señor' De esta manera, el Cid no sólo no solamente nos informa el PMC, y que sirven para ampliai y
infringe la fidelidad a Alfonso, sino que la practica y la defiende corroborar la imagen del Cid propuesla: generosidad con sui
incluso en momentos en que la ley justifica su abandono. Esta mesnadas en el reparto del botln, excelente y amantísimo es¡íoso y
conducta excepcional se debe a su patriotismo' pues "el rey y'la padre de familia y mesurado en todo.r5 Pes€ a estas cualidades, o
tierra', o sea la patria, son para él una misma cosa."27 De ahl que quizás debido a ellas, el Cid es.vfctima de la ',invidencia" e
"supedite los móviles personales al amor patrio, sentimiento ¡nuy
débil en los tipos heroicos de las epopeyas más antiguas- El .
inferioridad de Alfonso VI y de la.enemistad de tos nobtes más
sentimiento nacional lo manifiesta además el Cid en su famoso poderosos de su corte. No obsi.ante, logta superar cl¡antos
propósito de reconquista de toda España, propósito agrandado en obstáculos se le presentan debido, no sólo a su excetencia personal,
él Poema hasta ambicionar que Marruecos pague parias a sino también a que el sistema politico en el que vive y cón el que
Alfonso."2s En contra de la realidad histórica, Menéndei Pidal está de acuerdo y defiende es intilnsecamente válido.
afirma que el Cid motivado por su patriotismo conquista Valencia
para su rey.2e
2. "Moderación y uiolencia". La moderación del Cid se manifies¡a
lll. El Cid dc la historia y el de la poesíay strs relaciones con el Cid
en su mesura en todo, incluido el perdonar a sus enemigos. de M enéndez Pidal.
María Eugenia Laca¡ra La utilizacióndel Cid 103
I
De las tres figuras del Cid, la histórica, la literaria, y la tierrac qlre pueda ganar en Levante. La armonla dura poco y en
pidaliana, sin duda la más difícil de réconstruir es la primera. Es lO90 Rodrigo es de nuevo desterrado acusado de traición. El autor
obvio que no interesa aqul hacer un examen exhaustivo del defiende a Rodrigo con razones más convincentes que la vez
Rodrigo histórico, pero si contrastar los datos fundamentdles en anterior y de nuevo acusa a los enemigos del Cid de cizañar y
relación con los alegádos por Menéndez Pidal. convencer al rey de la mala voluntad de su vasallo. Este segundo
Ffemos visto que las características fundamentales que segrln destierro durará hasta la muerte de Rodrigo acaecida en 1099.
Menéndez Pidal motivan la actuación polltica del Cid son su Se puede concluir que al no volver a reconciliarse con Alfonso,
fidelidad al rey y su pátriol.ismo. La documentación histórica que sus conquistas no aumentarán las posesiones del reino de
nos permite examinar la veracidad de este aserto es hasta cierto Castilla.rs En cuanto al sentimiento patrio de Rodrigo Díaz me
punto ambivalente. Las escrituras notariales en las que Rodrigo parece imposible desligarlo de su actuación. Además es
Dlaz actúa como otorgante o confirmante no nos informan de sus anacrónico el pretender imponer a una figura del siglo XI senti-
relacioires con Alfonso, aunque sitven para verificar la exactitud mientos nacionales cuando todavía no existía el concepto de
de otras fuentes, sean históricas o literarias. La fuente básica ent¡e nación tal como lo tenemos en la actualidad y que empezará a
Ias prirneras, para dilucidar el problema que nos concierne es la esbozarse a partir del siglo XIII.re En cualquier caso, el argumento
fI istoria Rodetici. Redactada hacia I 147,36 y considerada por los se elimina si, como antes mencionaba, en opinión de Menéndez
historiadores como fidedigna a los hechos, esta crónica es, sin Pidal: "el rey y la (rierrDD, o sea la patria, son para él ( Rodrigo) una
embargo, partidaria del Cid, a cuya defensa sale siempre en casos misma cosa". En definitiva, la Historia Rod.erici no atribuye a
diflciles. Narra ciertos aspectos de la vida de Rodrigo Díaz desdesu Rodrigo Dfaz designios de unidad nacional, pero sl intenra
crianza por Sancho II hasta su entierro en Cardeña. En su piesentarlo como un vasallo fiel, pese a las apariencias
narraéión nos informa de los dos destierros de Rodrigo. La causa contrarias.40
del primer destierro nos dice ser su incursión en eI reino deToledo, El PMC no se diferencia fundamentalmente de la fI istoria
cr¡yo rey es protegido de Alfonso, y su negativa a devolver al rey Roderici en cuanto a la percepción de Rodri¡;o como vasallo [iel,
cristiano el gran botln obtenido en la "razzia". Esta actuación es EI autor, sin e,mbargo, se permite libeitades cronólo6¡icas que
económicamente perjudicial a Alfonso, quien tendrá más serlan inaceptables en una crónica y que le permiten hacer una
dificultad en obtener parias de un reino saqueado y empobrecido, mejor defensa de la fidelidad del Cid hacia su rey, mediante la
y políticamente peligroso puesto que compromete su alianza con manipuldción de los hechos. Segrln el autor del poema, el prirner
el rey moro a quien había asegurado protección. La Historia destierro del Cid se debe a la injusta acusación de sus enemigos de
Roderici intenta de atguna manera explicar Ia actuación de haberse quedado con las parias del rey de Sevilla debidas a Alfonso.
Rodrigo, ya que no puede justificarla, Alega que la incursión no La falsedad de la acusación Ia "demuestra" al presentar a Rodrigo
fue sino una cabalgada de castigo, defensiva en su iniciación, ante totalmente falto de recursos económicos y obligado en su penurii a
la agresión primera de los moros toledados, y que la acusación que recurrir al engaño de las arcas de atena que supuestamente
se levantó contra él fue encabezada por sus enemigos en la corte, contendrlan su dinero malganado. Esto permite el autor, de forma
envidiosos de su buena relación con el rey. El autor de la crónica no magistral, posponer oonológicamente la causa real del destierro.
explica por qué Rodrigo Dlaz desobedece al rey y se niega a Por ello, en el PMC la incursión al reino de Toledo ta hace
entregarle parte alguna del botfn. Con esta tibia defensa se inicia la Rodrigo cuando ya está desterradó y por tanto es perfectamente
narración de la vida del Cid en el destierro. Corno es natural, legal y justificable. Puesto que en el p<tema sólo se nos habla de un
siguiendo las leyes castellanas que permitían al desterrado el destie-rro, la paz que sigue al perdón real no será rota. Sin embargo,
acogerse a cualquier señor, e incluso pelear contra el primero, el para justificar la posesión hereditaria deValencia por el Cid quáet
biógrafo dé Rodrigo Dlaz no critica el hecho de que Rodrigo pase PMC teitera, €l autor hace preceder la conquista a la supuesta
al servicio del rey moro de Zanagoza.l1 lfras seis años de destierro, reconciliación definitiva, en absoluta discrepancia con la hiitoria.
Rodrigo vuelve a la gracia de Alfonso, quien le perdona, Estas manipulaciones le permiten presentar a Rodrigo con una
devolviéndole los bienes confiscados, las tenencias y honores, y fidelidad sin grietas. Más importante todavfa, la tergiversación de
otorgándole además nuevos privilegios. A principios de 1089, la historia le permite presentar a Rodrigo como defensor del
Alfonso cede a su vasallo en heredad_iure hered.itario-, todas las derecho\blico y con ello de los intereses de la monarqufa, que, en
-\
;' lo4 ' M arla Eugenia Lacarra La utilización del Cid. 105

el momehto en que escribe del XII principios del XlIl-, Alfonso mio señot no quertia lidiar" (v. 538). Se encuentra en el
apoyada también por la clase -fines
rlrbaná, ve en la nueva concepción episodio que el mismo Menéndez Pidal titula: ..EI Cid ent¡a en el
del derecho una disminución de los poderes de la nobleza. Por otra ¡eino moro tibutario dé Al[onso".a: El Cid las profiere después de
patte y en contraposición con lo anterior, el autof del poema la toma.de Castejón, en el siguiente contexto: tras vencei al rey
también defiende la posesión por parte de la nobleza del feudo moro- aliado de, Alfonso y saquearle de sus posesiones, Rodrigo
hereditario y del señorlo jurisdicional, bases del poder nobiliario. . estudia las cci_ndiciones del lugar y llega a la conclusión de queiu
Al aceptar instituciones jutldicas contrarias en sus objetivos y en situación- no le permitirá mantener con éxito un asedio, especial-
su concepto de la.jüsticia y de su administración consigue mente si los atacantes ayudados por el rey Alfonso en defenü desu
presentar una sociedad armónica y justa que sirve los intereses de tributario vienen en rnayor número. La reflexión de tal
la colectividad, donde todos, del mayor al más pequeño, obtend¡.án eventualidad le lleva a tevantar et campo, no sin antes disculparse
justicia si siguen las reglas establecidas.al anle su mesnada. Es en este momento y en este contexto cuando el
Si recapitulamos lo dicho hasta ahora, veremos que el Rodrigo Cid pronuncia la frase en cuestión. El autordel poema no pretende
Diaz de la H istoria Rodericí, el del PMC, y el de Menéndez Pidá|, . jüstiticar al Cid, al no considerar que haya actuado ma!. No
aunque con caracterlsticas coñunes tiene diferencias explicables obstante, la agresión económica a Alfonso es obvia al poner e4
por las tres distintas cronologlas e ideologías de sus respectivos dificl¡ltad el cobro de las parias del rey moro asf empobrécido poi
autotes. El de Ia primera parece atenerse más a los hechos el Cid.ar a.
históricos. No obstante, al ser una alabanza de Rodrigo Díaz, en Sob¡e esta lectura Menédez Pidal vaTmantener tas bases de su
casos controvertidos favorece al protagonista. A su autor le defensa de la fidelidad a ultranza del Cid. La importancia
interesan más Ias hazañas personales de Rodrigo, o la maldad concedida a este verso se muestra en el sutrtltulo que da en La
personal de sus enernigos, que la equidad o inequidad de las Esqaña áel Cid. a una de las partes correspondientés al capltulo
instituciones. En esto se diferencia notablemente del autor del sobre el destierro: "El Cid ¡enuncia a su derecho de gr¡era contra
PMC a quien, como hernos visto brevemente, le interesan muy Alfonso.aa
especialmente las instituciones jurídicas. La disoepancia del
enfoque entre ambas obras hace que mientras en la crónicá lY. "La España del Cid" como lección política
Rodrigo supera los obstáculos exclusivamente por su excelencia ¿Pero, que interés puede haber tenido Menéndez Pidal en hacer a
personal, en el poema su triunfo es posible, no sólo pof sus Rodrigo Dlaz más fiel de lo legalmente necesario, de lo
extraordinarias crlalidades, sino también por la Justicia del rey histó¡icamhte cierto, y de lo que inclt¡so el poeta del PMC
como juez supremo en la adminisración del derecho prlblico, es considera convehiente? La lección hay que buscarla en el objetivo
decir, por la equidad de las instituciones de su sociedad. de La España del Cid. Como dice Leo Spirzen "Don Ramón ha
La figura del Cid trazada por Menéndez Pidal tiene más afinidad esctito su España del Cid como lección de energía para la España
con la del PMC que con la de la Historia Rodetici, aunque hay de hoy."15 En la España de 1929, coino en la de hoy, la fidelidád at
divergencias notables con ambas incluso cuando crónica y poema Estado, a.la monarquía entonces y ahora, no se concibe, como en et
coinciden. El caso que nos concierne es la fidelidad de Rodrigo al sistema feudal, como un contrato entre dos partes; como un
rey. Los tres la defienden. Pero mienras crónica y poema señalan vlncúlo personal que se puede romper unilateralmente o de mutuo
que durante el destierro el Cid luchó contra los intereses de acuerdo y que deja a ambas partes libres para actuar segrln sus
Alfonso primera en la devasración de la Rioja por el Cid, y el inteieses, sean o no antagónicos. En la sociedad moderna, donde
segundo -laen la incursión al reino de Toledo-, Menéndez Pidal to ,
\\ no se es vasallo sino ciudadano, no hay posibilidad de luchar
niega. En el primer caso pretende que no es al rey a quien ataca contta el propio Estado y en servicio de otro, salvo renunciando a
sino a su enemigo Garcla Ordóñez, quien tiene la posesión de la la ciudadanf a, En el sistema legal moderno las acciones de
Rioja. Lo que no menciona Menéndez Pidal bs que la Rioja es .
Rodrigo hacia sú soberano, cualquiera que sea su justificacióñ o
parte de la propiedad real y que Gatcla Ordóñez administra motivación, se¡lan consideradas como rebelión. Imaginémosnos a
temporalmehte el condado en nombre del rey. En el segundo caso, ' un alto mando militar actuando por cr¡entá propia en contra de los
Menéndez Pidal se basa en Ia lectura de un verso del pMC aparentes intereses del Estado, e incluso recurriendo a represalias
interpretado fuera de contexto. El verso en cuestión dice: ..con en contra del tey devastando una de sus provincias. A mi juicio,
;r
' ló6 Itr[ aría Eugenia Lacarra La utilización del Cid to7
Menéndez Pidal se deja inflüehciát por la Iegalidad acttral y pesea patte, justifica la arfogación y ambición del poder supremo de un
saber muy bien y teitetar que iricluso si el Cid hubiera luchado caudillo militar, en el caso de <¡ue el gobierno legal no actúe de
contra su antigüo señor no habrfa cohtravenido ley alguhd, niega acuerdo con los "verdaderos" in¿ereses nacionales y ponga en
que tal haya sido el caso, ajustando de esta formá la histotia a los peligro la unidad nacional. Esta conradición se presenta como
rnoldes modernos. Lo extraordinario de esta supüesta conducta del arrpónica. El Cid al ambicionar él mismo la reconquista de toda
Cid no se Ie escapa. Al revés, es la base de la "actualidad" rlel Cid España lo hace por fidelidad pariótica; por llevar a cabo el destino
como modelo para la sociedad española del sigloXX. "Lamayor imperial a que Castilla estaba abocada.
señal de modernidad que el héroe español presenta, como héroe de ¿Entendieron los españoles la lección que Menéndez pidal les
una época de transición es su fidelidad."a6 proponla? La crltica académica, tanto nacional como exranjer¡,
A primera vista parece sorprendente que Ménendez Pidal aceptó unánimemente el valor cientlfico de LA España del Cid
subrzye con tanto énfasis la fidelidad de Rodrigo Dlaz a su rey, dándose cuenta de que en esta obra Menéndez Pidal proponía un
cuando la opinión que le merece Alfonso VI no justificarla tal Cid hasta entonces desconocido. Las palabras laudatorias de G.
tealtad.4T Pronto veremos, sin embargo, la necesidad ideológica de Girot lo manifiestan claramenre: "Le Cid de Dozy,le Condottiere
tal conclusión. Para Menéndez Pidal, Alfonso VI, el "Saul leonés" est mort. Celui de Risco n'avait pas beaucoup vécu. ll y a
como él lo llama, fue un rey moralmente inferior a su vasallo, cuya mantenant celui de Pidal. CeluiJá vivra et restera."5r C. Sánchez
incapacidad de rodearse de personas prudentes a su servicio, su Albornoz, aunque sin sacar las consecuencias politicas, alude al
"invidencia", y el dar oidos a malos consejeros, le llevaron a actuar carácter pariótico de la obra:
injusta¡nente contra su rnejor vasallo, impidiendocon elloquesus
Servicio diflcilmen¡e rccompenlable po¡ España el de P idal. porque
fuerzas se sumaran en la lucha contra los moros y por ello ' no es sólo el cstudio de un siglo de acción decisiva en nuesrra historia el
retrasando la Reconquista. La aparente negligencia de su que su esfueno ha b¡irldado a nuesro pueblo: de un siglo tenebroso e
soberano obliga a Rodrigo a tomar la iniciativa de la Reconquista incógnito, de estudio ext¡aordinario, complicado y difícil. Le debemos
nacional, rambión la vivificación de u¡r hóroe nacional, po¡ muchas razones
EI desterrado, viendo todo el Suroeste somerido a la acción de slmbolo propicio de Castilla y de España - . . Es el Cid redivivo el que
Alfonso, miró, al Levante como rl¡rico retugio posible, y concibió el como Alenea de la cabeza deJrlpiter, sale hoy arrnadode todas sus armas
ambicioso plan de continuar él por su cuenta la política señalada a del libro comentado . . .
Castilla dinámica y vital, lib¡e y fúerre . . , abra el sepulcro del Cid y
Castilla en ef testamento de Fe¡nando l, ¡elariva al reinodeZaragoza,la
polírica del rey Sancho, ahora bastante olvi¡lada po¡ Alfonso.¡¡ siga sus sendas, las sendas de M lo Cid el de Valencia, .el que en buen
punro hació¡, segrlrr el juglar del siglo Xll, que vuelve a nacer hoy en
Más tarde, nuestro héroe se verá inéluso obligado a usurpar al rey buena ho¡a por obra de Pidal.¡:
su concepto imperial ante las exigencias de la unidad nacionat: También Azorln entrevé la importaniia polltica sin sacar las
EI Cid, ante el peligto africanó, ,;enc que ptor¡unciar su famosa frase colrsecuencias pertinefites:
de querer el rccobrar toda la España p€¡dida por el último rey godo; un
infanzón castellano se atreve a arrebatar al emperador leonés la Et tinal det libro, dedicado a sacár las consecuencias psicotógicas y
aspiración neogoticista que era el fundamenlo mismo del imperio.¿e mo¡ales de Ia vida del Cid, es una magnlfica lección de patriorísmo.
. ¡Qué f¡nura y quésobriedadl lY quéactualidad tan viva y esplendenretr.r
Naturalmente, para Menéndez Pidal el cóncepto de la unidad
nacional existe en Ia Edad Media, pese a la pluralidad de Estados y Finalmente, R. Peréz de Ayala comenra:
en su opinión "los cinco reinos reconocen la unidad de destino La España del Cld es el libro más importante que se ha publicado en
histórico. "so España hace mucho tiempo; todo españot ganoio de conciencia
Menéndez Pidal al presentar al Cid suyo como rhodelo del hispánica debie¡a, a la par de ot¡os de Unamuno, leerlo y releerlo,
español actual, parece postular dos conceptos a ptimera vistá porque además su lectura es deleilosa y subyuganre.!¡
contradictorios. Por una parte, incita a la obediencia al soberano, Y. Franco, el Cid y la Ctuzad,a
sea justo o injusto, incluso en situaciones en que la ley permita I<r
contrario los años más difíciles de su historia contemporánea Como acabamos de ver, la crltica académica vió en La España.
Menéndez-en Pidal ofrece a sus conciudadanos una lectión de del Cid una contribución al saber histórico y una lección de
conformidad al Estado y de acatamiento a la autoridad-. Por otra patriotismo. La iirfluencia de Menéndez Pidal sobre la
metodologla histórica es innegable, como ha demostrado ya José
l08 Marfa Eugettia Lacarta La utilización del Cid 109

Antonio Maravall.s5 Sin embargo, fi¡eron los oficiales del ejército fue necesaiiá pata no desviar a España de su supuesto destino
Lrü". ."-p..ndieron el alcance polltico de la para lección ofreclda
sus prdpios
histórico. Divide la historia española en tres eiapas. La primera
y
iot tuenenaÉz Pidal ellos quienes la utilizaron que él llama " ideal o normativa" corresponde al períoáo de la
---i-" ideológicos.
fines -rgSs Reconquista que culmina en la España "unificada e imperial". La
ü E"udo Mayor' Central publica el primer tomo de segunda etapa comprende los siglos del XVIII al XX y abarca lo
-Mirru"ro", España en Á¡rica, ,obta que junto por
¿i¡bn ¿te a Geogtaf{a.de
la.Comisión
que en ellos se hizo para conserva¡ la tradición católica e imperial
habla sido.a"i totatmettt. redactada de la etapa anterior. La tercera y rlltima empieza con Ia dictadura
Histórica de las Campañas de Mar¡uecos pa¡á l98l 's6 En l de P¡irno de Rivera, sigue con la fundación de tas J.O.N.S. y de
iiirodicr¡ón te declarah entre los objetivos de Ia obra el siguiente: Falange Española y desemboca en el l7 de julio que va a permitir
"Por su Darte, los norteafricanos de nuestra zona de influencia, "dar cima a Ia ob¡a unificadora". La España resultante se
r..át¿r"á" las vicisitudes comuhes' comprobarán que el fundamentará en Ia tra<iición y en la renovación. Ya en este
Protectorado español no es uira imposición arbiraria, ni un momento Franco sentará las bases de lo que más tarde se
artificio para dóminarlos."t7 En la obra aparecen referencias a denominará democracia orgánica: "a Ia explotación liberal de los
lvtenéndei Pidal. La utilidad de sus teorlas para la propaganda españoles, sucederá la racional participación de todos en la
ideológica de la polltica de España en Africa se basa, según el marcha del Estado al ravés (sic) de la función familiar, municipal
Capitái Miguel Alonso Báquer, en que el concePto. de y sindical.".'o Esta nueva España, en opinión de Franco, elevará el
brákcbrado, que esta obra desarolta en contraposición al de ánimo de los españoles haciéndoles orgullosos de serloy permitirá
'colonía, es el mismo que el qtte Menéndez P idal atribuye al Cid en de nuevo la cohesión y la solidaridad nacional-6r En el'.Discurso
la conquista de Levante. pronunciado al entrar en el Il Año Triunfal", Franco reitera la
Los gcógtafos, los eslrategas y los histo¡iadores del Cuetpode Estádo necesidad de la guerra, es decir, justifica su rebelión con el
vtayoia la vista del carácter de las campañas de Ma¡ruecos' buscan e¡ argumento de que se lleva a cabo en defensa de la "Patria": ..Había
los'rnás p¡estisiosos intelectuales del momerilo una explicación de las que salvar a España", pues la España imperial sucumbla.ó2 Si
o..,rliaridadeJ <kl estilo militar español' ya que evidentemente no se Franco y sus seguidores presentaban la guerra como t¡na nueva
a lo. modos béficos del Occidente europeo' Con ello se ab¡e una cruzada, es lógico que Franco adoptara el título de "caudillo", y
"iusra a,op" d€ ilust¡ación militar que ncccsdrit'ncntc .hab¡la d¿
"'"."t que sus partida¡ios le p¡oclamaran "c¡uzado deOccidente, elegido
lt¡o¿rtcir
'genu;no
un .ncucn¿ro con td int,¿tprc,dción m'n'ndczpi¿aliana dcl Prfncipe de los 4jércitos"t¡, compararan su labor a la de los Riyes
h¿ro¿ español qve luc cl Cid.tt
Católicosü y se escribieran poesías comparando sus acciones a las
En 1936, ya iniciada la Guerra Civil' el ejército de Franco toma del Cid. Interesante a este efecto es el Romance¡o de la
con toda luerza ta lección que Menéndez Pidal habla propuesto en Reconqukla, de N. Sanz y Ruiz de la Peña, publicadoen l g3].6iSe
t929: emutar a los verdaderos héroes espáñoles -el Cid etr trata de una pretendida modernización del PMC, a la vez que se
particutar-, y a la supuesta sociedad atmónica donde ésle vivió' compara a Rodrigo DIaz, sus hazañas y sus móviles con los de
Ll ZS d" ¡rrtio'd.36, apenas iniciada la guerra, Franco describe el Franco y el bando nacionalista. En esta versión, el destierro v la
"Levantamiento" con las siguientes palabras: gloria del Cid se inician en julio, Se subrayan inequlvocaminte
Estamos ante uná guerrá que reviste, cada dla más, el, carácle¡ de tanto Ia simpatla que goza el caudillo militar en Buigos, corno la
Cruzada, de grandiosidad hisrórica y de lucha ltascendental de pueblos gran.acogida que le dispensa la lglesia por medio áel abad de
y civilizaciones. Una guerra que ha elegido a España, olra vez en lá Cardeña.¡ó Tras la conquista de Valencia prosigue el targo poema
historia, como campo de tragedia y dehono¿ para salvarsey traer la pá¿ con la comparación directa entre ambas épocas.
al mundo enloquec¡do de hoy . . . Por tanto, en vista de las
supremas razones ya expuestas, esto es' €l enemigo enfrcnte, y la "El eyet y el hoy re fundcn
.oy,rtrtrr. iristótica de una etapa integradora de todas Ias ante¡¡o¡es a en un abrazo perfecto,
nosotros, decidimos, ante Dios y la nacion española, dar cima a esta '
ob¡a unificadofa. Obra unilicadora que nos exige nueslto Fueblo y la ii¡"r"r ¿" Reconquisra
misión por Dios a nosotros confiada.se . se han encendido de nuevo

En su "Discurso de Unificación" pronunciado en Salamancá el i"t .l ¡."" amor de España


19 de abril de 1937, Franco elabora su idea de que la rebelión del36 todo! a lá lucha fueron
'l
l0 Marla Eugenia Lacarra La ulilización del Cid tll
enemigo, y'comenta: "Si los caballeros castellanos, aquellos del
Castilla. la bien nacida
confirma su temple ferreo
Campeador, vieran como se abaten montañas y se llenan vatles con
en la lc¡cera cru¿ada este Cuerpo de Ejército de Castilla, querrlan ser soldados fusileros
que exalta para su imperio a las ótdenes de nuestros jefes de hoy."uo p.to no son sólo los
F¡ci€ronla rnuche lDnra periodistas o los poetas quienes comparan las hazañas del Cid con
' el Cid y su3 caballe¡o3 las de los militares "nacionales". El mismo General Antonio
en cada paso que daban Aranda dice haber seguido el itinerario del Cid en su campaña de
agregándole le¡r.eno Teruel al Mediterráneo y haber obtenido un triunfo semejante al
Y los cruzados de hoy
siguen las huellas de aquellos, de hé¡oe castellano.Tr
alzanclo en cada jornada
a la famá un monumcnlo, Vl EI Cid mod.elo dei mil at español contenporá.neo
qu€ es como Puenre rendido
entre lo actual y lo vielo En su interés por el Cid, el primer gobierno de Franco elige el
creado por Menéndez Pidal y lo propone como modelo del militar
En Castilla y por Castilla español moderno, y de todos los españoles en general. A este efecto
España vuele al I mperiol se funda el primero de lebrero de 1937, en Burgos, la revista Mío
Myo Cid vela po¡ ella Cid. Hoja de literatu¡a y A e bajo eI Signo Imperial. Segrln el
desde los altos lucerosl . . .6t
manifiesto que aparece en el primer número, la in¡ención de la
La relación del Cid con Burgos y la oportuna coincidencia de la revista es ser "antes que una tribuna literaria, como un evangelio
conexión de Franco con esta ciudad fue ya áprovechadá en el de la nueva poesla nacional y de la nueva mlstica española."72 Para
primer gobierno de la dictadura. Burgos actúa en el sigloXX con llevar a cabo este objetivo hay que resucitar al Cid:
la [unción que en el siglo XI le fue vedada po¡ Alfohso Vf. Si no Ocho siglos de silencio, de soledad, de suefio, allá en su g¡ave rumba,
pudo proteger y acoger al primer gran caudillo militái español, fu€ron el mág ltfutedeslie¡¡o de Rodrigo Dlar. - . - Nucst¡a primetaaventure
ahora no se va a privar de tal privilegio en la gran acogida al lilera¡ia, como las venide¡as, la inicia¡nos por corrsiguienre bajo ta€gidadel
segr¡ndo caudillo: Francisco Franco. La erección de ün Cid. El Cid, que es el que abre a España las prrertas <lel lmperio, abre
monumento al héroe castellano se considerá uh deber patrióticó nue3ttos co¡a¿oncs a una exaltación de todás aquellas cualidades y vinudes
poco después de terminada la Guerra Civil. En lg43 se levanta¡á que conslituyen €l alma de la llisto¡ia nacional. Como preceptiva litera¡ia,
finalrnente el monumento en Burgos a Rodrigo Dlaz, el Cid como moral, como filosoffa, como disciplina poética y militar, recogemos la
gran lección de flispanidad de Pe¡o Abbat en los inmortales versos del
Campeador. Entre los asesores para su realización se encüentra po€ma. Con el mismo orgullo que su abanderádo, nosot¡os lleva¡cmos el
Menéndez Pidal. Y como dice Alonso Báquer: . estandarte del Cid pof loda Espaíla, idenrificados c()n su car¡sa, con su
Bu¡gos, agradecido, p¡opo¡¡e que en el grupo escultórico no faltc la esplritu y con su ejcmp¡o.tt
alusión a D. Ramón: un pedesral fo¡mado por cinco'tomos gigantes y En el nrlmero extraordinario, correspondiente el año lg4l, se
maci¿os, los del Cantat y La España. d.el CidM
¡epite el manifiesto del año 37 y se incluyen curiosamente tres
Es irónico que la Guerra Civil terminara con la toma de "artlculos" de Menéndez Pidal.?a Contribuye también el General
Valencia, igual que el éxito del Cid culminó en la conquista de ese Aranda, entonces'directo¡ de la Escuela Superior de Guerra, con
reino. Desde el momento en que se inician las campañas del freriie un a¡tlculo titulado: "La personalidad militar del Cid". Este
de'feruel, los periodistas nacionalistas las parangonan con ias militai será el primero en proponer al héroe castellano como
cámpañas del Cid en Levante. El 26 de abril de 1938 publica modelo para los mandos superiores modernos. Curiosamente
Manuel Aznar en el He¡aldo de Aragón, una crónicá de guerra elogia en él la caracterlstica qüe para Menéndez Pidal era su
titulada: "Carretera de Ejulve a Cantavieja. La batalla de Franco principal defecto: su inhabilidad para la captación cortesana,tr y
prosigue y amplla su vuelo.", con el que obtieneel Primer Piemio subraya sus dos caracterlsticas esenciales que son "las dos
Nacional Generallsimo "Francisco p¡¿¡66"-. Aznar escribe: cualidades básicas que los reglamentos exigen al oficial de Estado
"Las mismas tietras que ahora recorren los sbldados del General Mayor: lealtad al jefe y amor a las tropas."?ó Naturalmente lo
Va¡ela escucharon el galope de los cabaltos que llevaba el Cid".ce fundamental en el Cid es que sea un héroe nacional. Por ello
Aribuye a ambos ejércitos la misma táctica milita¡ de envolvet al concluye Aranda: "Nada debemos esperar de la copia servil (de los
1.
t12 María Eugenia Lacatra La utilización del Cid ll3
modelos exüátrjeros) y sl de cultivar esmetadámente tlüestro A linales de los 60 bay, pues, una tendencia entre los pedagogos
propio jardín."?t inilitares, coino hemos visto en el caso de Gárate Córdoba, a tomar
El ejército no tarda en potrer en práctica los consejos sus distancias del PMC , intluidos indudablemente por las crf ticas
pedagógicos del General Aranda. Consecuencia de ello será la á lá inte¡pretación del poema como una obra básicamente
puesta al dla del curriculum tanto en materias técnicas como histórica. Esta actitud coincide paradójicamente con un
ideológicas. El Capitán Alonzo Báquer, que fue cadete de la incremento en la valoración del Cid pidaliano en lo que tiene de
Academia General Milita¡ de Zaragoza desde 1949, nos informa en ideológico. Gárate Córdoba aconseja a sus compañeros de armas a
su artlculo: "Pedagogía castrense" que entre las materias tomar el Cid de Menéndez Pidal: "La historia militar sigue
requeridas está La España d.el Cid.18 ignorando al Cid. La obra de Menéndez Pidal es todo un desaflo
El tratadista y pedagogo militar Francisco Sintes Obradot, que espera respuesta militar."86 Es el caso también de Alonso
Coronel de Artilleria del Servicio de Estado Mayot y Báquer que en 1969 escribe:
posteriormente director de la Academia de Artillerla deSegovia, en ' La ética del Cid recuperada para España, al mismo tiempo que la
su libro Espírilu, técnica y formación militar, tras recoirocer la biografla del heroe, por el litánico esfuerzo del historiador y olrecida como
importancia de La España d.el Cid en la pedagogla militar, acepta ejemplar, abre, qucrlamcnte, sin alardes, una nueva etapa en la estructu¡a
del ¿!l¡os del rnilitat contemporáneo, Men€ndez Pidal es el primer esrud¡oso
totalmente al Cid pidaliano.Tq Señala la fidelidad y el concepto de de la España contemporánea qrre hace posible la ab€¡tura hacia el rnundo
patria como las características fundamentales del Cid Que las militar del esplritu creador<¡uealentaba en lá aventura pedagógica nacional
jóvenes generaciones de oficiales deben imitar. Propone también iniciada en el 98.37
lo que Menéndez Pidal llama la cautela del Cid decir, el tomat Otro aspecto que los escritores militares subrayan es la
decisiones sin consultar con la mesnada y-es ccimunicarlas de religiosidad del Cid. Ya hemos visto antes como sus campañas se
improviso- como conducta modelo para los altos rhandos consideran parte de la cruzada medieval y los paralelos que sacan
militares.Eo Aunque la admiración hacia el Cid pidaliano entre los eritre estas y la Guerra Civil. Menéndez Pidal, dadas sus teorlas
militares es unánime, el mismo Menéndez Pidal, que tan sobre el carácter, función, modo de creación y difusión de la épica,
instrumental ha sido en su impulso, es ocasionalmente criticado, niega toda influencia eclesiástica en el PMC, y afirma que no es el
acusado de haber precisamente descuidado los aspectos militares esplritu de cruzada lo que mueve al autor del poema de manera
de su héroe.8 | S in embargo, está " falta" ha sido en parte subsanada preponderante. Pero en esto diferencia al Cid del poema del de la
en opinión del militar más dedicado a los estudios cidiános, el historia. El Rodrigo Dlaz histórico sí fue un adalid de Ia
Coronel de Infanterla, Don José Ma. Gárate Có¡doba, director del c¡istiandad.88
Servicio flistórico Militar de Zaragoza, y profesor de la Academia
General Militar. Gárate observa con alegría la atención que
Menéndez Pidal dedica a los aspéctos militares de la vida del Cid en Yll. Menéndzz Pidal ideóIogo liberal del franquismo.
los últimos años de su vida.82 Aunque en sus primeros escritos En laS páginas precedentes he señalado cómo, cuando la
subraya que el autor del PMC esc¡ibió impulsado. por un dictadura militar del General P¡imo de Rivera está a punto de
pensamiento visiblemente militar, y deduce por tanto que el acaba¡, Menéndez Pidal aconseja a los españoles a que emulen a
militar profesional puede aprender t€cnicamente del poema,nr en un caudillo militar medieval, a quien atribuye la visión de una
1967 cambia de opinión en este aspecto, y nos alerta del peligro de España unificada con designios imperiales, bajo la supremacía y
tomaf los cantares de gesta como manuales militares: el cehtralismo castellanos. El Cid creado por Menéndez Pidal se
Serfa inútil búsca¡ en los canta¡es idea miliiar concreta, porque no Ia destaca por su absoluta fidelidad al rey y la patria. Este segundo
hallatlamos. Si alguna ve¿ su autor es un juglar soldado, este será más bien aspecto es, en su opinión, el índice de la "modernidad" del héroe y
peón €scudero ignorante de milicia, lan desp¡eocupádo de la maniobra el motivo que le obliga a tomar la iniciativa polltica y militar de
cómo entusiasta de luches y victorias, El Cantar no será nunca historia manos de su rey, quien por su "infidencia" relega los verdaderos
militar, menog arln un t¡atado de táctica o de estrategia.nr . interes€s nacionales. Por consiguiente, este Cid de lealtad y
También Alonso BáQuer justitica la [alta de interés de Menéndez patriotismb incuestionados, no se enfrenta¡á a la autoridad
Pidal sobre el aspecto militar del poema: "No se reprocha a legltimamente constituida en persecución de intereses personales,
Menéndez Pidal lo que no estaba en su mano."tJ sino que al tlacerlo se erige en protector de los intereses de la
'l14 Matía Eugenia Lata¡ra La utilización del Cid ll5
comunidad nacional, e incluso de la monarquia ñisma'
proceder de.una convicción polltica, conscienre o inconsciente-
T;;;;;t-;G fát. 1"" mititares franquistas resultaba fácil ¿Aprobó Menénilez Pidal el uso que de sus teorías hizo el
tr.L, ü it"""fe¡encia ."i"" tl caudillo militar medieval y el ejército?. Indudablerirente conocla desde muy temprano la
.""áilü".t""i, 5l citt"."il"i-o F¡ancisco F¡anco' ni criticable nl influencia que ejercía, aun cuando que, yo sepa, nunca contribuyó
ellos el ejemplo más in.sigrie de la fidelidad a la directamente en las revistás militares. AI parecer se sentia halagado
'outt¡t el;;;aia
;il;;, por el inierés que su obra despertaba en este sector e ¡ncluso llega
parangones
v ariifice de la unidad nacional' Los Reiteraban que el entre
un momento en que manifiesta su intención de revisar La España
ñ;'; ;; ;;;;L; ;r'. justificar su rebelión' movido por lá del Cid para ponerla al dla en lo que a la táctica militar del Cid se
I""airü ¿1i "¡eto fx ,có-o el del Xl, no actuaba perseguian refiere.e2 Es posible, sin embargo, que no se diera cabal cuenta de
perLnal, ni sus objetivos intereses
"]"u".i"
;;;:;¡;.d ;t"o que buscaba el progreso v bienestar de todo su las implicaciones ideológicas de la gran bibliografla cidiana por
nacionales' pollticos parte del ejército, y del uso que éste hacia de sus teorlas.
;;;;i;-ü;4".n un comunidad de intereses
. Los biógrafos de Menéndez Pidal han visto en él exclusivamente
íi.liel"-;."-partirlos por todos' El Cid, t".-?Ft?T:"' héroe tan
í-r"á i g"tt,ritumente español, hubiera estado también muy lejos al cientlfico, por encima de la realidad circundante, lrasta el punto
J"i." iin""".ias del " cómunismo internacional" y de las "hordas de declarar que su vida equivale a su "Curriculum Vitae',,
acechaban a la España del cientf fico Í acad€mico.').¡ Carmen Conde afirma de él: "Según sus
i"i"á-Át.¿"i.as" qúe con tanto ahinco
propias palabras, careció del sentido histórico de sl mismo."ea
sislo
"'"+;ñ;¿"XX.
he seÍialado cómo Menéndez P idal renüncia También Menéndez Pidal se proyectó a sl mismo en esos térrninos
al comentar sus diferencias personales con Unamuno; ..Su
i-oli.ii"-".tt. a realizar un anátisis de la situación verdaderas
económica'
causas de actividad eminentemente subjetiva es la que trae, respecto de la
v .".¡.1,
-"r-.ui.-t" con objeto de averiguar las
""ili.t
irr éxistentÁ. Concluye-que la causa radica en "la objetividad mía, la honda diferencia señalada por Casrro."et La
l.LíiJJ áctual del esplritu cotectivo"' solidaridad deaella
Como antldoto la afirmaci.ón--de ser petsonalmente objetivo, quizás huella de la
influencia del positivismo en su formación, es inmantenible y
."r-.t-i" del "alma colecriva" y a la supues-ta
sorprendente en un hombre que tomo él era consciente de la
resultante, al f¡o habet conflictos de y
clase' propone'
necesidad de ir rnás allá de la simple recolección de datos y que
i-"ir.iitt"."i", la vuelta a üna idealizada dhistórica sociedad
gremios-' sabía que todo análisis conlleva por necesidad la interpretación de
;;át;;;i; cuvos pilares, -ramitia, municipios franquista' v
preciiame.tte la democracia olgánica esos datos y por tanto un grado mayor o menor de subjetivismo.e6
.o¡stituirán
-- el propio Confirrnan ista ambigüedad las palabras que pronuncia en 1927
i,uiá."t"t"!"te, los militates han ido más lejos que Para él' el Cid en una enhevista con Federico de Onls: "Yo no soy un polltico;
u"r.etr¿"t f ia"l en expander lo tácito de sus-teorias'
trn ideal hispánico genadg a las influencias nunca he pertenecido a ningrin partido polltico. Pero aunque
""."i"t¡" "No busqueáos en el-n9-
'"*uát¡it""t Cid estrecho esplritu local' Es ocupado en el estudio del pasado de nuisro pueblo, nada me
visto como los pfeocupa tanto como el presente y su porvenir .
*e", tii estrecho espfiitu nacional"'8e Ya hemos consejo' Alonso confieso que en rigor lo que me preocupa e importa es la realidad
-iti,t..", Aranda ior ejempto, no sigue,n esle.
que fue laintenc¡ón exPresa de Ia vida nacional y no la política directoria."eT
Báquer tiene razón luando aiirma n<r
Desde luego, Menéndez Pidal no fue el rlnico intelectual en
á. ü""e"áá Pidal "ofrecer su obra,.en particular' a los hombres fecurrir a la historia del pasado para modelar sobre ella el presente.
á. tt-t" de su tiempo."m Sitr embargo'laesideolosiá indudable que las
con franquista Ganivet y la Generación del g8 lo hablan intentado a su modo.err
;;;;; a" üenéndez Éidal encajaban
efectuar Posteriormente, en los años 40 y 50 ta concentración de los
á.-r. oo¿t" uptovecharlas y tas aprovechó sin necesidad de
historiado¡es españoles en la historiogtafía del pasado se debe no
llevada cabo por el
;;ti." & ;""ergadura.;' La manipulación y
a
los paralelos sólamenté á razones de tipo práctico siempre más seguto
iiutá"¡"-. .onsfitló en hacer expllcitos concretos
Pidal -es
pollticamente estudiar el pasado que el preserrte, especialmente en
ia.¿Éi.o. implf citos. Es en aquelios casos en .que Menéndezpor la las condiciones que entonces vivla España-, sino también a
;;-;;;ti" le'los resuttados Lbjetivos, cuando es,usado
de su obra es el que debe ser razones ideológicas. Como dice Juan Antonio Lacomba, el triun-
il;í"c¡; franquista' Este aspeito
falismo de esos años lleva a los historiadores a estudiar la edad
criticaáo en cuanto que intluyó en el franquismo' En efecto' que
sus
media y la España Imperial "porque se intentaba buscar un
desviaciones o errofes son de tal coherencia ideológica deben
[,
ll6 M aría Eugenia Lacafra La utilización del Cid tr7
pasado con el que entroncarse'. una tradición-de la-qu.e llámarse al) gran maestro, se pond¡la en claro ante las gentcs una lfnea hisró¡ica
irli.J*"".;;"" It{enéndez Pidal fue elymodelo como tal
.Pollticarriente
protegido del
española dotada de scntido y capaz, su vez, de darlo a los_programas de
^ aqucllos españoles necrsitados rle
[ururo que los españoles, o por lo menos
.?.ói"¿" ¿" esta riueva historiograflatm,
lol un esqucma intelectualmente válido para organizar su existencia,
ataque
-. contundente' formularan. r0N
C'olin S-ith dice con razón: "to attack his view of theCidcould
¡rr. L"." itL"tt ." án attack on his view Sin of Castile' and thus could En términos análogos se expresa Diego Catalán en 1979:
iiárr. ...-.d do*ntight unpatriotic.''r02 ernbargo' Smith no se Las ideas de MenÉndez Pidal permean el amtrienre, habiendo marca<lo
p.ráa de lu" i-flicácione! políticas de tal ataqüe hipotético: "we una rtueva época en la aoncepción histórica nacional.
I[-"",, after all, concerned with such species' explosive topics as Pero esta sútil presencia de Mentnd@ Pidal enire nosotros, a t¡avés de la
¿;";;;l.J theorv or the evolution of the nor will the profunda transformación, a Él debida, de las maneras en que actualmente
are many piensa y sienr€ el pasado el pasado, presenre- comu¡¡idad <ie
r"Ñ¡. the chuich and state collapse because there
, pueblos que contribuyeron -y aconc¡ear Españaely su historiala no
"t
oor.ilt. opinions about medieval epics""ot Resulta obvio que la
nuestra atención, pues es, de €ualquicr ma¡rera irreversible. roe
necesita de

id." á.i piuralismo democrático a Ia que Smith parece adherirse


parre de la idcologfa de ta "d-emocracia orgánica"' De forma similar ha reaccionado la comunidad académica
""J"iÁiu"*t eqtiivalla a no cuestionar Ia ideologla del extranjera. Colin Smith, por ejemplo, aunque está en desacuerdo
J""¿" p,ittiótico
con algunos de los postulados teóricos de Menéndez Pidal,
r¿*i-"" frant¡uista. Cán objero de obtener Ia conformidadlos medios a
de
jrrstifica su obra en los siguientes términos: "wlren history is
L.?tt-;"n,o il .égi-"tt de Franco utilizó todos st¡
;1.;;.;.-Ei i.tien"te Coronel Sal{López subrava.la importancia written in broad intefpretative terms there is always an element of
l"-ü pi.prgu"¿a ideológica por piÉte ydeJ Estado.: cuy.a"lloy.n'nos dico> rnyth-making, of persuasion, of propaganda. - His kind of
io¿" i^ t".¡-u ti.ne un tinle idiolégico docrinal finalidad es history is, I think, entirely justiliable in terms of the Spain of his
'la mente de los hombres"" rol . day, antlíi'ilabsolutely cansistent whether viewed in 1898 rerms or
,.nit It batalta por conquistar
en.á. é".." Sspaña el organismo encarg'ado de su dif-usión es " la in the very different situation of 1940, or, [or that matter,
del Ministerio de lnforma- today.<|969>" 1rrt, y añade "We are Spanish pat¡iors by adoption
O;t"..ié" General de lnfórmación, arrd could very well carry La España del Cid as our passport."rtt
áo" v f"t¡"-", a la que compete este trabajo di[usor, que realiza Hablar de patriotismo indiscriminadamente es, además de
unas veces abiertamente, realiiando 'campañas de propaganda' en
un determinado aspecto, y otras en formas que pasan-inadveriidas' cuestionable, arriesgado. Más todavla en el caso de España, donde
todás los iecursot de la acción psicológica' que es por décadas ser patriótico equivalía a ser franquista.
"rltou..hu.do
u'na tercladera arma de la Defensa Nacional"'
roi Lógicamente' No nos debe sorprender que Menéndez Pidal fuera una figura
la educación a todos los prominente en la propaganda idcológica franquista t12. Si como
naia el rÉeimen de Franco el control de
afirma Catlos Blanco Aguinaga, "el 'problema de España' no es
iri".r.. Por ello pecan de ingenuas las paiabras
"L-i""á"mental-
á" Oa-u.o Alonso, quien al referirse a las teorías de Menéndez sino él conflicto entre sus valores tradicionales y los valores
pi¿"i U epica exilama con alegria: "Y todo esto ha pasado-ya eutopeos sin. tefetehcia hinguna a las necesidades de la rnateria;
""¡t. ¿. t&to, y los niños de Bachillerato lo aPrenden"'roó En
i"" li¡t"" <,y'' quien ál aceptar la necesidad de importar los valores europeos
" los niños españoles se les enseñó la historia y la literatura'
(libre pensamiento) se deje llevar de la negación de los vatores
"f..,o,
no como fue, sino como se pretendía que habla sido' Y entre todos
" españoles (El Escorial, la ciencia del XVII) será perseguido por
los héroes que se presentaüan el Cid de Menéndez Pidal tuvo un antipat¡iotá. " | | r, es lógico que a Menéndez Pidal se Ie utilizara
para jugar el papel de historiador español "objetivo" y
'"i;,5"predominante'
luqar lo7
;:';;iit".a. .J-o la comunidad académica nacional "cientffico", que aun siendo liberal e independiente, vela Ia
aceDtó las conclusiones de Menéndez Pidal y alabó el servicio que historia de España, tal como declan que /rze en la realidad: "una
cori su obra, La España del Cid, rendfa a España, sin teflexionar unidad de destino en lo universal"r,4. En una España de la
sobte ia ideología de sus teorfas' En 1960, J' A' r posguerra tan necesitada de intelectuales de estatura
".ri.-."t.
Ma¡avail toma en cuenta su obra total hasia la fecha' y dice iriternacional, Menéndez Pidal cumplla el doble papel de
intelectual liberal e independiente, que pese a serlo era aceptado
hemo3 de reconocd que a Menénde¿ Pidal le debemos hoy los español6' por el gobierno, y el de ideológo "inadvertido" del régimen, que
enlre otras colar, sencillamente' una nueva Histotia deEspaña ' ' ' (gracia3 precisamente por ser inadvertido era mas eficaz.llJ
I

María Eugenia Lacarra ..


i,. La utilización del Cid ll9
NOTAS 205-232. Las ideas básicas de este a¡rlculo scrán ampliadas posle¡iormcnte,
aba¡cando tan¡o a la lircratu¡a como a la historia. Ver infra, noras l7 y 19.

l. R Il M, H omcnai ¿ a M c¡éndcz P idal, l, xvll¡ (| 960)' | 9-38' f6, Frenk Alatotre, Las jarchas mozárabes y los comienzos dc la lí¡ica ro¡¡l¡tica
(Móxico, 1975), analiza Ias bases ideológicas de las reo¡ias de los orlgenes populares
2. Escritores miliaat¿s cont¿mPotáneos (Madri(l Edito¡a N ational' 1967),pp.238- de la llrica románica y su crltica se pucde aplicar tarnbién a las reorlas de Mi¡¡é¡r<lez
300. Pidal sobre la {'pica.
3,"La ética del Cid y la pedago8la tnililar", a¡t' cit., p.36. El arllculo deMariátegui 17. En La España del Cid, I a cd-, op. cit., pp. 105-l06, Menéndcz pidal afirma que
apareció en la R.1,istc c¡cnt;lico'mililar, 1887 - en Castilla se dio la "evolucil¡n de la nobleza cont¡a el csencial princiiio
Cid. . .", a¡t. ci¡.' p.27. conse¡vador y jerárquico de esta insrirución." Cataloga la €levación rango de
4, Alonso Báque¡, "L,a érica del "l ..¡efárma
noble de los caballc¡os vi¡lanos Fror orden de Garci Fc¡nández de
5. Utilizo la exprcsión "La España de F¡anco" en el mismo Sentido que R. . revolucionaria que implica una extensió¡r rlel corrcepro de nobtezz, una
Tama¡nes, La República. La eto de Franco' H;s,oti^ ¿¿ España A llaguara, Vll defiocratización de los de a¡¡iba a! aristocratizar a los de abajo." E¡l Los esbañolcs
(Madrid: Alia¡rza, 6a. cd., l9?7), p. 332, "Sin da¡ a esa exPresión üi un sentido cn ta historia! cn la l;teraaurd, d.os ensal'os (Buenos Aires: Espasa-Calpe, I SSI l, pp.
hagiogtáfico ni peyotativo, sino simplemenle el carácte¡ de una objetivación 23-25, arrrplia¡á a loda la hisloria de España esta supuesta tendenci: de lás
his¡órico-cronológic¿. " españoles hacia la igualdad, que cn su opinión se basa fun<lamenralmente eri la
6. En esrc trabajo urilizo primordiálmente la primera edición (Madrid: Plutatco'
sobriedad
-" la sob¡iedad es altamenre igualita¡ia"-, y en el esloictsmo _-.Do, ese
estoiaism(' innar(, no hay pueblo que rnás Intimamente haya recibido la enscñanza
1929), aunque en algunos casos que se¡1elaré' recu¡¡o a la cuartá (Mad¡id: Espasa_
Calpe, | 94?), que está lotalmcnre tevisada y atladida' cristiana resp€cto a la igtraldad de rodos los humanos ante los ojos de Dios.,,_.
Jüstif¡ca la perma¡re¡¡cia dc estas caraderist¡cas ap{ryándosc cn ViÍiato, Trai?no v
7. Dejo para olra ocasión cl análisis cronológico de la obra toial de Menéndez Pidal Teodosio, entre los antiguos y en Tc<lfiloGautier a España cort|o
vistai¡r las coordenadas socio_pollticas de su tieinpo. -quien,.miraba
el verdadcrrÉáG?e la igtraldad"j', entre los morlernos. para ilustrar esra verdad,
qr¡e se da l¡asta riuestlos dlas, ¡ccurre a su p¡opia experiencia y a la de sus lectorcs.
8. Entre los concursantes se encontraba ttnarnuno crlyo trabajo, fecientemente . Elige jlust¡arla con el siguiente ejcmplo: ,.la ma¡quesa pasa sonricnte sobre el
ttescubie¡to err la Bibliotcca Nacional, ha sido publicadocorrA aLúlol. CrarnáticdJ
c;á" (Mádrid: Espasa-Catpe, 1977). cuerpo andrajoso de los vagábundos d<¡¡midos en cl r¡mbral desr¡ puerta, o (uando
glosario dcl "Poema dcl
va de viaje no tie¡r€ ningún reparo en bebe¡ po¡ el mismo vaso dcl mayoral que la
9. Estas confe¡c¡rcias fueron publicadas primero en i¡ancCs' L'éPop¿¿ costillan¿ d conduce;"
aravers ld l;ll¿raturc cspagñol. (Poris: ¿l calin, I9lo)- U rilizo lá lraduccióh cas-
18. La cpop.ya castellarra - . . , op. cit., pp. tf.4O. Naturalmcnte esta Iunciórr
tellana, ¿¿ cpopcra castelktnd d aravé-r d¿ ta litetatürd ¿tp(¡ñol4 (Buenos Ai¡es: ¡nlormativa es Fósible po¡que para Metrénde¿ pidal, conro admirativanrente
Espasa-calpe, 1945). afirrna J. A. lrTaravall en M cn¿ndez pidal y la hisaorid dcl p.nsdmi¿nto, op. cia., p.
fo. J, A. Maraváll, ü enérdez Pidal y la hktoia dcl pcnsamianto (Madtid: Anon, l16, lá rradicionalidad es un ,.fenórneno de socialización, de interpretacirin
1960), p. 120, explica con gtan claridad Io que por "edad heroica" enticndc (gmuniaa¡¡a", y co¡no la Epica es una empresa con¡ún a to<los ..no se hace Dor
Mentndez Pidal: "Edad h¿ro;ca er aquella que viven Ios pueblos antes de . inter€s personal, sino soli<lariamenre, nadie tiene cuidado en salvarse de la
dcsarrollar una historiografla cr¡ltá en s¿{lengua propia' cuando sienten la anon;ñia." (pp. 120-21). Menénd€z Pidal airibuye la rni¡¡n¡ función de iÍformar
necesidad de cultivar su propia historia sirviéndose Para.ello de cantos pr¡blicor desinteresadahente a la historiografl¡ cuha, que ificia en el siglo XIII al
animados por un se¡rtimiento polliico unánime, movidos iror un intcrós en el que' 'c
91lingui¡sc fa "c<l¡d he¡oica".,,AEtr Reliquia-s dc ld po¿sía épi¿.a espdñol¿ (Madrid,
rodrls parIicipan." l95l), p. LXll, afi¡ma qtre partir de e3e momcn¡o, La C¡óhica adquicre et
carácter t¡adicional de Ia epopeya, a¡ desaparrce¡ esa última . . Se presenta
ll. La .pop¿Jd castcllan" . . . , op. cit., pp. I l-4O' crrtonces el fenómeno de la enonimia y se desa¡¡olla una inrcnsa actividad
12. Párá una crltica a la hipótesis de la historicidad dc la €pica cislellana ver M. E. refundido¡a que muest¡a el profundo arraigo y la popular lifusión en la vi<la
L^ca¡ta, El "Po¿rna ü Mio Cid: R¿alidad hislótica c idcologí¿ (Mád¡i¿ Porrua y colecriva y co€lánca, de las Crórricas españolas dei siglo XIV Et carácrer
Turanzas, l98O); tambi€n ñi artlc'r¡lo, "El significado hisródco del Poemd dc t¡adicional de la Crónica de España Ia convierte en obra de toda la comunidad y
Fc¡nán Gon¿ál¿2", s,ud¡ Ispdnici, lV ( | 979), 9'4 | ' para toda la cohunidad," Es sorprendente que Menéndez pidal ilrrslre esra
prerendida comunidad de intereses y arfnonfa social en el siglo XtV, uno de los
13. Este conccpto apatece en Pocsla iuglarcsca 1¡uglarcs (Madrid' 1924). momentos má3 c¡íticos y violentos de la l¡isto¡ia casrellana. Ver, por ejemplo,
14. Lá bibliogtafla sob¡e esto e3 extensa. ver Ch. B. Faulhaber, "Neo- Vafdeón Baruqu e, Los conllictos sosialcs cn el rcino dc Cast; a cn ios sigloi XtiyJ.
Tradirionálism, Formulism, Individualism, and Rccent Srudies on rhe SPanish
-
'Xy (¡|,ad¡id, 1975). 'I-an¡bién, R. pasror TognerL Conllictos sociales y
Epii',RPñ,, xxx (1976-77),83-lOl; tambiÉn S. G. A¡m i stea¿"'T he M occdad¿s ¿¿ cs,dncamicn,o cconó¡nico e¡t ta España mcd;eval (B?¡rcelon.a, lg73r.
Rodrigo and Neolndividuallsl Theoty", HR, XLVI (197ar,212-327 .

l5. "Algünor c¿rracteres primordiales de la llteratura española"' brt, X¡í,(l9l-8),


-'t
120 María Eugenia Lacatra La utilización del Cid r2l
f9. Mcr¡érr<lez Pidal, ca¡acteres ¡trinor¿¡alcs de la lilet¿luta, ,esl'añola' Lor
pp 46-47 ' nos da st¡
caslellano sino a ia hipótesis de Ia doble autorla dc la cpopeya.
."o"¡r"ti e¡ la literaluta (Buenos Aitcs: Auslral' 1960)'
24. La España d¿l Cid, I a ed., op- cir., pp. 32-52.
lii'li.iá"¿"'p".blo"corriassiguientespalabras:"segúnyaciceróiryAlfonsoel
áso,ciados por ideas'
I"'üi" p*.i"t", p"eblo es comunldad de pairicios y plebeyosEsta 25- lbid-, p. 40.
i;.á¡.¡"¡". e iirercsts conrun¿s." (el subravarlo es mlo)' hipóresis de una
26. tbid., p. 35.
.¡"h¡cha de clases e! p.c'cisamente uno de los ras¡Jos sobtesalientes de
"oai.¿r¿
il;;;;"r Pitfal. Segtln A. dei nio, Estu¿ios sobre literdlura conte'nporáned 27. lbid., p. 634.
¿spa¡ol¿ fl¡aa¡i¿: C;dos, 1972)' p 77 "Lo admirable ert él no cs sólo tl m¿todo v 28. Ibid., p. 635. Menéndc¿ pidal llega a esta conclusión basado en los slguienres
ií;iq;"r; de noticias "apovadas sicmpte en el dato erudito' sobre uná edad versós dél PMC: "AIa dent¡o cn Mar¡ecos, olas mezquitas son, ? . . . . ? E os me
¿.."o'.t"ai¿" en la cual, si¡r borrarse enteran¡ente la personalidad c¡eado¡a del dara¡i parias con aiuda del Criádor, ? eue paguen ami o a que yo ouier satxrr.,,((vv-
r.ii.'o, ."-,rlg"U, éste con el scño¡ y el plebeyo en idealcs colectivos nacionale's y 2499,25O3-O4r, donde Alfonso ni siquicra aparece menciona<lo.
estéticos.
stts t¡o¡las de la
29. LdEspañd ¿cl Cü, I a. cd., op. cit., p. 634. Menéndez pidal mismo secontrad¡ce
20. Es interesanre ¡eiterar aqul q¡re Menénde¿ Pidal fundamenta cilando al narrar la peticiórr de ayuda que Jirnena, vitrda ya <le Rodrigo, hace a su
io.lici()rl"tia.d, y "u concornlta¡I. de anonimia y " autor-legión"' etr el supuestode
ríar Alfonso dice que éste "resorvió abando¡ra¡ ra fiudad qr¡e ér tanto habra descado
.o.i"¿"d sin con[lictos dc clase, donde los i¡¡tereses de la colectividad
una a¡rebatar a su vasallo. Alfonso, libre al fin de la pasión envidiosa que en vid, del
,ár ctr-.tt... "rmOnica,
I.d.tdablerncnte hay qucpensaren la socied¿rd cornu n ista utdpica de Cid-Ie alo¡mentaba, comprende que ni sir¡uicra puede.etcnc, aqrrel don que la
i<.-¡¿.i:<, "f" ciner kommunistische¡¡ Gcsellschafr gift cs kfo¡e Maler' sonde¡n viuda del héroe le presrnta." (p.620).
h-dchstcns Menschen, dic urrter Anderttt aucl¡ mal€rr"' (¡)i¿ d¿utsche tdeotogi¿'
cn
I(. Vrtt V f. Engels, VItethe, fII, (Berlin, 1962), p 378) Sirl querctlo' o quizásque sin 30. tbid., p.635. En srr ,,posdara a la España det Cid,', ARAH,CtV, p.45O,
sab.¡lo, Men¿ndt Pidal llega a las mis¡iras conclusior¡es qr¡e Marr' Es dccir' Menénde, Pidal contesta a Ia critica de J. A. Van praag de favoreccr al (:id con
p-uede dar el caso exceso. P¿t¡anlemost¡ar que no es asf admite que el Cid fuc ambicioso, pcro lo
.otorr-r"rr," en una socicdad donde no hay i¡rterescs de clasc' se
Ia socicdarl ptrcde ser ar(¡sta y rcfleját los ideales jusiifica innrediatamente diciendo que ra ambición es "eseirciar en rodorror.brede
áorJ. ..r"t.¡rrl.a miembro <le
enrpresas." En fa 4a ed. dc La España del Cid, op. cit., p. 592, añade la ambiciórr. v
comunes.MenéndetPidalloexptesaasf;"Naturalmenle,esteatlequesediiigeala 'su justificante, como otro ¡asBo caractcrfstico det Cid.
iotalida.l ,lel público nrl vive al amparo dc uná clasc socia l- p¡iv ilegiada' sino al
cu idado de rias.", dc ahl qtre "El acercamie¡¡to del eicritor
al público llega a tanto
31. Itrid., p.598. Conside¡a Menéndez pidal (lüc éste fue su principal defecro.
que el autor se confunrle con la co¡nunidad, desaparecc e¡r ella' anónimo"'(eir
que 32. lbid., p, 600. Esta frase es una adició¡r erl esta 4a. ed- parcce poco afortunada,
éaracrcres pri¡¡.ordial¿s. . . , op. cit. pp 48 y 57)' La diferencia est¡¡ba en
donde pues, su concepio de la unidad nacional, qur serfa lo nuevo en el Cid, se opor¡e
Menéndez Pidal en conlraste con Marx sup(,ne esta utopía en una sociedad at
en ¡eali<'lad s| existen lr¡s con[|icros rle c|ase, pero prefiere ignorár|os. E51a
posición sistema feudal,
no es exclusiva de Menéndez Pidal' ni siqrricra se rduce a llsPañá' Prevalcce en 33. Ibid.. la. cd. p- ii.iO.
que
numerosos pensadorcs' tar¡to conservadores como liberales de su generacióh'
-ii.¡"t "..*t sin quererlo van a abrir el carnino al fascismo y al nacional_ 34.lbid., p.639. Para una opinión corrrraria ver, M.
E- L acafia, El,,poema d¿ Mio
sociaf ismo. Como apunta ACirici en ¿ a esa¿licd de' Jtdnquis'n o (Barcelona' 1977)' Cid" ... , op. cir., pp. t9l-201.
oo. l5-l6: El ntito lundamental con el cÚal el arte tenfa qrre dar ¿ Ia clase media 35. Es muy sinlomático qrre Menéndez pidal exclüya de es.r análisis e¡ Cid
ll. .e.r..ión de protagonismo histórico, era el mito de lagtan negación de las clases presenlado en Moredades dc Rodrigo el Cid del Romancero, que nos mues(ran un
sociales. Era preciio qtráno s.viesen los hilosque, desdecl capiral' nrovlan las Cid rebelde y sin mesura.
9

decisiorres frrndamentales del sistema socio_económico. Era preciso que no se viese


36. A. Ubicro Arleta, "La ,Iisroria Rodetici y sv fecha de ¡cdacción,,, S¿rr¿ái,
la fxrte¡rcialidad autónoma de la c¡aseobrcra Para obtelr€r csia opetación de borral Xt
( l96l ), 241- 146. Dis€repa de Menéndez pidal que la conside¡a
iu'.,¡.iOtt ¿. las clases en conflicto, era necesario apoyar todo lo que convergiese ¡edacrada hacia | | | O-
hacia el ¡nito de lá Unidad. Este mito fundamental sobre el que se apoya toda lá 37. Mcnéndez Pidal, L¿ España dcl Cid, la. ed,, op. cit., pp- 95 y sigs, señata cl
concepción cuftural <lesrirra<ta a la creación de lu¡a Wcllanschauung favoiable' derecho legal del Cid de aclÚar asf y no obstanre quiere derolau.. qrr" iro"tu.r,
tirvo ;arurálmente un aspeclo privilegiado en la sacralización de lo que fue sirve Rodiigo a su rey, po¡ lo que áfirrna r¡ue ;.El desterrado castellano con""tosu
llamado 'nacional', dan<lo a esia palabta emotiva t¡na identificación con cl mesnada cjercla sobre los ¡einos de los Beni Hud un verda<lero.protectorado,,, cn
Estado." favo¡ de los inlereses castella¡¡os,
21. I-os ?spoñol¿s c¡ la - .' op. cit'' tt'
histo¡ia c' 38. lbid., pp. 876-79. Tanro la Hjsaoria Roderici como el único documenro
22. La España dcl Cid, la ed.' op. cit., p IlI
conservado de la cancillerla de Rodrigo en Va¡encia, indican quc el Cid conquistó
23. Aunque la bibtiografla de Menéndez Pidal sobre el Cid es ex¡cnsá' no ha
Val€ncia a tftulo personal, obteniéndola a su müerte su vitrda hasta que sitiada en
cambiadá su idea básica sobre el Cid eñ los años que sigue¡raLdEspaña dclci'l'El
I I OZ por los almo¡ávides pid€ ayuda a su rlo Alfonso, cediéndole a cambio
el reino
que ella no puc,tle mantcner sola. La situación politica del momrnto es tal que
cambio más notable se da en su artlculo' "Dos poetas en el can'ar de Mío Cid' Alfonso tampoco Frcdrá conserva¡lo y aunqu€ llega a Valencia a la cabeza del
Rornani¿, Ll.t.]t.I ( l96l ), 145-2ü), y no se tefiere en absoluto a la personalidad del
,: 122 fuI aría Eugenia Lacafta La utilización del Cid 123
eiÉrcito castellalro, de(lde relirarse y dejar la ciu<_lad en manos-enemigar'
Confirma 56. M. Alonso Báquer, "La ética del Cid y la pedagogla milirar,,, arr. cir., pp.30-3l.
."i" de tos hecht¡¡ el dato frrndamental de que Allonso Vl en ningrln 57-. Acción d¿ España cn A Ír;ca,l,(Mad¡id: Comisión tl isrórica
""ti".¡¿"
io-".,o .tto" to94 y I l02, se ritula ¡€y divalencia' io cual segurameñre hubiera de las Camparlas de
de Marruecos' | 935)- pp. | -2. Aunque F. Franco no inre¡vino e¡r ra comisión redacrora,
fa".frl a" paa,"""."rle. RecuÉrdese queA lfonso se ritulaba en sus documentos rey seguramente influyó en su ideología como rratadisra miiitar y especiatista
León, de Castilld, de Toledo v de Naje¡C.
Márruecos. Sabemos que fue colabo¡ ador de la R¿v¡sta ¿e Trop; Cobni(rtes, y sn
en

39. Este concepto se inicia por la influencie del de¡echo romano' En castilla su dilecto¡ a patti¡ de enero de 1925. Esra ¡cviste fue fundarla precrsamcnte para
rlrirr.ir¡rlp.oáoror es Atfonso X' crrya labor jurfdica de centralización ¡lel derecho p¡opagar las ideas milirares sobre el "p¡otectorado" y srrs posibies c.¡rexiones
con
L ¡i"it .""..i,t", asl .romo su fracaso anre la oposición de la nobleza' que' las invcstigaciones de los estudiosos sobre temas liisprn.r_africanos. (Ver Salas
encabezada por su propio hijo, acabará dest¡onándole' LrJÍJ€z, Esctilores núlitaTes conteDtporárr¿os op. cit., pp, 29_.12).

40. En La Españ¿ .dcl Cid' 4a. cd.' op. cit ,


p' 576, Menénd€:¿ Pidal añade t¡nas f¡asca
58. "La ótica dclCid. . .", a¡t, cil., p.-33 (El subrayado es mio). EI concepro de
.rue cl histotia,tor árabe Ben Alcama alribuy€ al cid y que confi¡marlan sus p¡otectorado apa¡ece en La Esparlo del Cid, la. ed., op. cii., p. 44g.
i."¡*"¡"" ¿. unidad nacional. Las frases' sin eñbatgo, son de tal lndole que el
¡¡"ilo pi¿"1 tiene que considerarlas Indice de la ambición personal de Rodrigo' 59.E n V. Jll a¡¡ero S
'.¡árez, La guerta españo Ia y c I trrtsa de ddÍ"¿roJ ( Mad¡id: pu nta
Europa, 1962), p. 165. Ver H. R. So¡¡rhwortlt, Et ma,o d¿ la c¡uzada dc Franco
41. M. E. Lacata, El "Pocma d¿ Mio " ci¿" .. oP' cit', pP' 96'102 y 256-67' Es (Ruedo lbé¡ico, 1963).
que
evidente qu.lrlenéndez Pidal ha accPtado sin cu€stionar la sociedad atmónica
6O. Palabrcs dcl Caudillo lMa:<lrk): Edito¡a Nacionat, t943), p. t4, E.
el autor del PMc Presenta. R. Arango,
7'he Spdn¡sh Polilicdl Syst.ta- Franco's Legacj (Boutdei, óo: Westview prcss,
42. PMC (Madri<L clásicos Castellanos' l97l)' p l29' | 978), Í)- | ¡ 6, ¡ota que "The organic axioms have ¡oots
ileep ir¡ the Spanish sociG
45- Para un a¡¡áfisis tnás detallado de este episodio veáse' M 'E'Lacat¡a'
El" Pocma political tradition, and it is in laage part fo¡ rhis rcason that they possess at least
d¿ Mio Cid'. , . , oP. cit., PP. 19-21'
th¿o¡eüVllttZitimacy fo¡ many Spaniards with the exceprion of rhásewho are heirs
to the more recent liberal and Ma¡xisi tradilions..'
44. A<tición en la 4a. ed., op' cit.' p. t75.
61. Patabras del Cautliuo, op. cir., pp. 16 y za-Zg.
45. Sol¡¡c dnaigüo pocsí., cspañol¿ (buentx Ai¡e3, 1962), p' l7'
62. Ibid., pp.2t-22. Franco utiliza la misma justificación que Mrnéndez pidal
46- La EsPdña d¿l Cid,la. ed., op. cir.' p. 632' proponla pa¡a el Cid. Puesto que el gobierno ha desaten¿ido los ve¡dade¡os
47. VerM. E, Lacatta, El"Po¿ma dcMiocid" ' " 'op'cit',pp' Il8-l5l'M Barceló'
i¡¡te¡eses de la nación es necesario que un caudillo ¡¡¡ililar tome la iniciariva y
"ljna nota en torno al destier¡o de! Cid", ¿ig¿tz¿J I ( 1968), 127:¡ 40' T Ann
Drury ' T hc
Arbor'
d€vuelva a España a su destino histórico imperial. Como el Cid, F¡anc.o es, no
obstanae, fiel a la monarqula, por Io que pronto decta¡ará España reino.
I¡rlagc ol A tÍonto VI dnd his Spain in Atabic I I islotians (Dissettation'
Micñig;n, is?3¡, c"olft.v West' "Xing a¡rd Vassal in llis'ory- anrl Poetty: a
65.I. Ar¡atás, Franco (Madrid; Editorial Redención. | 9a0), p. 266. Oporrunamente,
Contrár berween lhe 17 üto.i,a nodcrica and ah.e El " Pocma dc M io Cid", ett M io ab¡e su libro.ott ,rrrá dedi..ro¡ia a Franco, para lo.¡,re utiiiia un
Cid s¿udies (ed A. D. Deycrmond, Londres: Tamcsis, 1977)' pp 195-208' ¡.roema de
^r¡arás Machado titulado, ,.F¡ancisco Franco" don<le se te <lenomina, ..Caudillo
Manuel
48. La Espó'ñd d¿l Cid' la' ed., op. cit., p- 3(X'
de la nueva Reconquista". Et epíteto .,principc <tc los Ej€rcitos,,se pod¡la
considerar sacrílego, pues se incluye en la liturgia <Ie ia misa para designar i Dios.
49. La España dct Cid, la' ed., op. cit., pp. 685-86' El subrayado es mio'
Br:,-g. Ansart, El evangelio dcl hono¡ ,n;lítd¡ y otros,¿r¿ros (vattadotid,
50. Ibid., 4a' ed., p.643. VcrJ' A. Maravall' El concepto de Españaen laEdad M edia 91:_I.
1938), p. 261, ¡irlenra, en plena gr¡erra civil, justifica¡ ia intervención de
Franc.o v
(Madrid, 1964). compara su comportamienro y situación a la de los Reyes Caaólicos,..Un prfncipe
c. Ciror, rcseña ^ Ld del Cid,8¡,' XXXI (1929)' 361' de Aragón, Fernando, al que por de¡echo naiural no correspondla eI T¡ono,
5f . EspÚ¡ña fue
hecho Rey, como consecuencia de un c¡ime¡r ho¡rendo- y- fue lrecha Reina de
52- Rese6a a La Españd dcl Cid' en El Sot' 9 de mar¿o, l93O' Castilla, Isabel, tarnbién como consecuencia de otro <lelilo del que, igual que en el
del Cid, eí ñarzo' l93o'
ABc' 26 de caso de Fernando. de ninBún modo podfa imputárseles la menor pani-cipación.
53. Reseña a L¿ E spaña Fue
p¡ovidencial que fucrán Monarcas, y que uniéndose hicieran corrro punro esencial
54. "Envidia e invidencia", El Sol, 28 de agosto, 1930' C' M' Rama' I-a C¡¡'si¡ y de parridi de sus glorias la rrnión nacional , . ,
Aires: Fondo de culturá ¿por qué no hemocl. esperar con
española del siglo XX, (M€xico, Madrid, Buenos lótica confiairza que una nueva Esr)aña resurja vigorosa como antáño ocu¡riera?,.
e;nómica, l9?6), p. ¡ 80, comenlá que "Eñ los ambientes univetsila¡ios de lo3 años 65. (Valladolid Libre¡la San¡a¡em). C¡eo que se rrata de la primera publicación
de exposición del pensamienlo falangista, ci¡culaban cn,España obras como lá de
Ramón Men€ndez Pid^|, L¿ Espdñt dcl CiiI, qúe populariza Pata el público no <londe se desarrollan exrensamente los paraletos ent¡e las hazañas del Ci<l y
las
..p".irti""¿o l¡ existenciá de li idea de imperio cn la Edad Media cspañola " acciones del ejército de Franco durante h guer¡a.

Menénd¿z Pidal y l4 histc¡ria dcl pcnsamianto, op' cit' 66. lbid., pp. 30-47.
55.
tzi M aría Eugenia Lacd¡ra La ulilización del Cid t25
67. lbid., pp. 78-90. 82. Espí¡i,tt y milicia cn la E-srtaña ,nc¿ieoal (Ma¿tid: publicaciones Espariolas,
Báquer,la €tica del Cid , . ,", art, cit., p. 54. 19671, p- l?2.
68. AIo¡rso
69. En Salas López, Érritoras militarcs co temForáncos, op. ,.i1., p, 97. 83. ;.1f pehsamie¡¡ro milira¡ del Cid", e n R eaisra d¿ H isrotidM ititar,tX (tg(;5),l5_
45. c á¡a te có¡doba cu en ta en su ha bei,
70. lt id., p. 99. i¡rforma Safas f,ópez , Escrilores
t;;; I óót ;;;
;;""'ál'iirii iii, r*, ."g,r,, ,,.,.
tt.ilitarcs contemtrorán¿os, '¡)p. .ir,, p. Z:O, ,"rio" aa
7 |. :'Geografla
cidi .Botettn ¿¿ ld Real Sociedad C.cográÍ'ca, :ry(]/(VII (lg4l), ellos sobre el Cid.
635-46. Dcl mismo, 'l¡ persorralidad militar del Cid", Mio Cid, V, se8unda época 84. Esplritu J milicia . . , , op. cil., p. 27.
(1941), S. P. (Quierohcer corrstat aqul mi a8radecifr|iento a Francisco Ma¡cos
Marlrr y a su colabdora Asunción Satol¡e por su gentileza en conseguirme 85, "La érica del Cid. . .", a¡t. cir., p. g7.
copias de estos arric¡ftde A¡a¡¡da. También aJ. Antonio Cid, quien me envió la 86. Citado por Alonso Báquer, Ibid.
copia dcl número dleto). De la misma opinión es el Coronel, J- M. cárate
córdoba, quien en -a¡tlculo, "tnrroducción a la'tácrica det Cid", Revista dc A7. litid.,, p.27-
II;storia M i lilar,XV ffil ), al referirse a la batalla del Cid en el Pina¡ de Teva¡ dice: 88. La España del Cid, l¿ cd., op. cir-, pp, 648-51; 4a ed., pp.
5ZS_7g.
"Nos rccuc¡da, adent tque acaso por las mismas fe(has que el Cid. llegában en
abril a Bu¡¡iana año3 mas tarde- las fucrzas de Francn, bajando 89. Ibid., la- ed., p.647.
como el de Teruel -rr-ientos
yddA.lfambta, por el Alba¡racln y Jérica," (en Salas Lóp€z, 90. "La ética dcl Cid. , .", art. cir., p.22,
Escriaores militaÍcs aSrtñpotÁrreos op. cir., p- 234,)
tcratura y.pequefía burguesía e,, Eshaña (Notas rseo-rsjo)
72. Aunque no he <Gguitlo ver el prinier número de la ¡evista, en el ¡rúme¡o ll;j;S: X.:1,:::,-1--t para el Diál(}go,
(r\4aurro: Lua(fnos 1972), p''. 221-222, analiza la aclilud de la
extraordina¡io de l9llse r¿¡¡1pr¡-" manifiesto, inmcdiatamenrc después de la Gene¡ación del \anre la Edad M edia y su éx iiá en Ia E xpano
tabla de contcnido.(hdo estc núme¡o ".tecstá sin paginar, que se pucde_ramüión aplicar a Menénd- pi.I"l;;l i;;:.ür'.l.'¡¡.",
t r.r.lr,irr", ae t rr-a
,.[Jna ve¿
73. Ihid.,, s.p.
pequcño bu¡sucsa int.nta arribuir Ia d"..J.o1i" ¿"
11í," ]i_T::ott,tld lo" u.,.r..,
cs simpleménre una siruación histórica conflictiva y
74. Los ediroi€s pül¡&ron varios l¡ozos tomados de Za España del Cid, y los amena,¿a(Iora "_-::
::-:-llrj:^ para 5us
-q.ue
rnterescs- El fascismo, aulor de esa pcligrosa
incluyeron de mantla ünde¡rendiente en la ¡evista. Una vcz Ésta publicada, le rechaza la mecánica cap¡aalisaa .-. . , en el fondo muy poco identificación
hatagüeña para la
mandaron una copi¡li{icada a Mentndez Pidal, informándole de su urili¿ación. pequcña y p¡cfiere el-rerorno a una er3;a idtli;, pr.."pitrti"ta
Que yo sepa, ¿sie tQo¡Drotcstó. Su copia se ¿ncuenl¡á en esie ¡¡romenro en la i¡rarional-burguesla,
en Ia elección de sus valores_.. e
bibliotcca del Semi¡rir,¡ Merrérrde¿ Pidal.
92, Manifiesta esto! dcsaos en una carta lechada el I7 de octubre
de gfr4 y
di¡ig¡da
75. En "La personuH,L . .", arr. cit., parrafo V, dice "(El Cid) fue muy mal J. M. Gfuate Córdoba. Alonso Báquer ha inch¡ido la ca¡ra en str t.aUa¡o, ,,I_a ericaa
I

cortesano, dcfecto t* inuy corricnte cn los g¡ar¡des capitan€s pot ser del Cid. . .", art. cit., p.37.
absolütamente optrü,a su grandcza de alma y si¡rcerirlad." Se considc¡aba
93. En M ¿néndcz p idal (Madri¿ Unión,E{tirorial, | 969), p. | 1.93} Asi Io h¿6s
también r¡na caract*tlca de F¡anco y por tanto digna de elogio. pudiéramos lfamar la biografía_ olicial, Ranon le q1¡€,
. U'riarár"- ii¿"t,
76, En Alonso Báqrñr:t¡-a ética dcl Cid . . .". ari. cit., p.36. biogtúlicos, | (Mad¡id: Ediciones de la Di¡ección Gencral rt. n-J*¡-Ji., Cuad¿tto.;
_

| 951), que consiste de una foto, una brevísima


C.,¡,.rro1.",
77. "La pe¡sonalidfl- -1", a¡t. cit., parrafo Vll. relación
de daios f.i"orrol.., ..r-o
su lugar y año de nacimicnto y cl año ." q,rl ¿".L.|ír,-.
78. En Reconquisld--';saa dcl espír;,u militar (1965r. E3 oportuno ¡eco¡dár la y
comen.ada una lisra de los hono¡es que te íran ".- uiutiog..ft"
impo¡lancia que ienha Acadcmia para el mismoFranco pcrsonalmente. (Ve¡F. Estudios sobrc lit¿¡a,uÍa
,¡a"..".áil'.r_ A. del Rlo.
aspdñold conacmporánca. c}p, cit., p,55, declara, .,Si
J. Ralasch, Fotjadot*,Españd Ftanco, 1939, sin indicación de higar). Cuando emanase de alguna3 de sus páginas una pasión candenre no
tra¡L t"
P¡imo de Rive¡a resl|-úrla Academia el20 de feb¡ero de Ig27 y hasta su supresión metódica, podrlamos pensar q.r" .* t."tolo a. .rtru .o"o p.ri'.i,o áparl.rrcia fr ia y
decrebda por ül de junio de 1931, Franco fue su primer y único direcror. ción, de una persorralidadtxt¡iña ente¡amente al tráfago
Jíi.rr,.r-..r¡."-
de la existencia humana.
él quid.t dediciembrede 1942, pronuncic cl discurso de apertura,
Má3 tá¡de se¡á ^zaña su vida e$ su t¡abajo, la ob¡a. Eie'''pto de concen,r.#; ;t";;;;;;;;.
donde subtayará la i{¡ütáircia que concede a lá educación de los oficiales con las asf, poco pueden tlecirnos sob¡e el homb¡e Ios hechos siendo esto
exte¡rroia.l,, frlogrrft". llfa"
siguienles palabras: f-!4,cadem ias Milirares son los laborato¡ios donde i¡o sólo se que una biog¡affa se¡án uñ '.cürriculu¡n vitae" que
sirvan <le o,ao
forja Ia doclrina de lffér¿itos, sino que se oea Ia moral de las generaciones-" (En superior que rs el p¡oducro del rrabajo cienrffico o ¿"
Palabrds dcl Caud.trllP. cit., p. l8). ¡. ".pori""r."u
igual opinión es C. S¡¡":.itl¡.. M ¿nindezb;¿"t, t seg-t ciil,bl"_""?irx
"i,f"
De
t ".iii¡ári ""lrutal.,,
rgzol, g,
"álthough rnuch of his work was nationalistic in a *"1 t
79. Madrid, 1951. .¡"'u.",.ense of the
te¡m, for it has one-, no hin¡ of nadonal or religious -¡" pr"¡,rá;.J"'rr,.r. irr,o tr;"
162-lC
80. ¡bid., pp. -rvork."
81. AIonso Báquer, "h¿S¡ita del Cid . . -", arr. cit-, p.57, 94. en M cnéndcz prZaf (Madrid: Union Edirorial,
1969), p. I| ,
r26 M aría Eugenia Lacarta La utilización del Cid r27
95 lbid.. p.44. lO7. No aeo que fuera casualidad r¡ue en I96.1 apareciera
en lag escal¡natas de la
96. Ver Rcl;quias d.e la poesla epica Española, op, cir., pp. X||I-XIV. Diego .ered¡al de Sevilla un terrero pi¡l;do a riza, posihlemen,. pi.-itg.rrro
alumnos de bachilleraro a que óámaso Alonso árua., .o.r-i" a.
Caralán, en "El rnodelo de investigación pidalina cara al mzflan^", en iA lca lavoz, .i'giieirre leyenda:".o,
19l
pr¿gonero! H omenajc a Don R amón M enéndez Pidal (Madrid, | 979), pp, I I t.l ¡ 2, Cid ¿¡a maricón- l-a irrdoctrin,.ión, t asta la sacie¿aá, á. 1"" i?."].,o.A""
morivó, sin duda, es.a salida de ürconformidad. lris y Criio" -nt"rr.o,fg,rirrug"
a"l C¡¿
constata la conciencia que Men¿ndez Pidal aenfa de la ¡¡ecesidad de la
interpretaciórr en toda fo¡mulación teótica, con las siguientes palabras: "La froseen la forografla conrprobatoria.
negación de una id¿rllogla encubre siempre o confusión mental o negación de lá 108. J. A. Ma¡avaf l , en M cn¿ndez Fidat y ta historid
liberiad del prójimo a pensar desde un sistema de principios diferentes,". d.t pcnsami)nto, op. cit., pp.
I50-¡ 5f . G. Diáz-pl zia. Estructura y.s¿nr;do . . , op.
, cír., pp. ó-ió, ,",lq,r..pro"
97. Manrique de Lata, "Apéndice", en C, Conile, M cnénd.ez Pidat, op, cir., p-228- t."undez pidar tiene ide.. -,,y o.""üdo" Jri..i.a,ai,", ia.otosi."
A. Del Rlo, Es,u¿ios sobt¿ lit¿ratura . . . , op. cir-, p. 6l subraya el.carácrer ::tX':ff":"
"apolítico" de Mer¡én<le¿ Pidal, de quicn dice que "por temperamento, Fror l0g. "El modelo de investigación pidalino cara al mar.iarra,,, op. cii,, p.
vocación, por necesidadcs de dedicación ñás el€vada, permancció, en cuanto lefue I02.
prrsible, afejadode la polltica," C. Ramz.,La crisis cspañola d¿¿ rigro XX, op. cir., p. I lO. ':Rarnon Men€nde¿ pidal,', a¡r. cír. pp. 26-27.
405, considera a Menénde¿ Pidal como pertencciente al grupo de " la tercera España l l l. ¡bid., p. 26.
netrtralista", intcg¡ada por personas que tienden pasiva o activamenre a eludir el
conflicto, adoptando una actitud neutral frente a los dos bandos cn conrienda. I l?. Po¡ ejemplo, e¡¡ lg5l, Lá Dirccción cene¡al de
Relaciones Cultr¡rales inicia
una nueva scrie tilulada Cu¿d¿¡nos biogr.tficos, y dedica su piirrr.,
98. Ganiver en su ld¿a¡ium español a(:.)sa la "falta de volunrad colecriva", que biografía de Menéndez pidal. ,r.r_.ro L
recücrda a la "debilidad del cspiritu colcctivo" que merrciona Menéndez Pidal, y
"
tarnbién p¡opoDe volver a una sociedad anacrónica, de formas de vida seño¡iales ll3. Jtú¿ntud dcl 98 (Madriú Siglo XXl, t97O), p. 13.
p¡ecapitalis.as. Vcr M. Tullon de La¡a, M cdio siglo dc culturd españolal1885-1936) ll4.Palab¡asmuysimilaregalasyaciradasdeMcnóndezpidal:,,loscrncoreinos
(Madrid: fecn()s, l97O), pp- 67-68. P. l-aln Entralgo, La Gencración dcl novcntag ¡econocer¡ la unidad ded-catino histó¡ico.,,(ver nora
5O).
orho tN4arlri¡l, 1945). pp. 40 y sigs. y 398-409.
| | 5. Rafael l-apesa, en ,,Menéndez pidal, creador de escuela:
El Ccntro deEstudios
99. J. A. Lacomba, Ensayos sobrc el sigto XX ¿spdñot(Madrid: Cuadcrnos para el Flis¡ó¡ico-s", cn ¡/llcd la voz, prcgonero!"p. .ir., pp,-ZZ-ig, 'menciona
dif¡cultades de ripo académico que tuvo Menéniez pidat con las
Diáfogo, 1972), p.214. A. Garosci, Glt inr¿rlcttuali ¿ d gu¿tra diSpag¿¿ (Roma: el R é;im;n a su vuella
Ei¡laudi, 1959), p.235, señala cla¡amente el anacronismo pidaliano- "Me¡¡€nde¿ e España despues de la Gue¡r:r. ;.,;-.i;;;ü;'il;rr
" inrr¡cabilidad" fuera de España, at.precisamenrc ibuyó a su
Pidal cede alla ¡etorica della originalitá impe¡iale della Spagna, proiealando nel se, i"J"f"iJi.i . jJil.ug,-"", p.,
f¡rtu¡o t¡na funzione ben appattenente al passato." una parie, y a debilitar Ia influencia "-i",..orno
de su escuela, f,o,
",r", ."V*
investigación hablan supueslo un ava¡rcecienrlfico i¡¡c'ues,¡orr.LiJi]rruo. métodos de
lO0. J. A. Maravall, M en¿n.Iez Pidat . . ., op. cit, G. Diáz-Plaja, Esrrucruray s.naido pe¡mirieron al gobierno la eficaz utilización de sus reorla. fr.,o.""
d¿l noucccnaisrTto ¿spañol lrlif^drid: Alianza Editorial, 1975), p- 70, comenta que rJe su petsona para sus propios f¡nes,
fi".",ii rn"r,ip,rfr.iOn
a la vez que paradóji.á-"rri" pr*."taoo fa
aquellos que no se adaplabañ a su pat¡ón hisrórico e¡an desechadog c(}mo pluralidad y rclerancia ¡le Ia ¡lemr¡<raria rrrgirrii". ".
hetelodoxos,
l0l. La derecha i¡reconciliable mantiene una postura de ambigrledad rcsp€cto a
Menéndez Pidal. Asl po¡ ejemplo, V. Mar¡ero Suárez, L¿ Gucrrd españoldl ¿l trus,
de cctcbros, op. cit., pp. 325-335, aprueba sus teorias sobte la ttadicionalida4 el
destino l¡istórico unitario e imperial, y átaca otras, que se ¡educen casi exclusiva-
menae a la idea d€ las dos Españas, presente cn Menéndez Pidal(en su¿os ¿Jpafor"¡
¿n la hisaor;a, . . , op. cit., pp. l42 y rigs.), y que Matterove como una negación del
ca¡ácrer de Cruzada unira¡ia que iuvo para éi lo que llama la "Cue¡ra de
Liberación"-
lO2- "Menéndez Pidal", arr- cir., p.28-
105. lbid., p.28.
f
l0É. Etc¡i,orcs mitila¡¿t co¡l¿mpotáncot, oq.. c¡r., p. 58.
lO5. Ibid., p. 66.
106. "Menéndez Pidal y la cultura española", RUM XVUI (1969), p, 13,

También podría gustarte