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GUIÒN – TEATRO LENGUAJE

EL PIRATA MALA PATA

PRESONAJES:

-Mala Pata: Thais Cascales

-Bocagrande: Josuè Forondo

-Cola de Rata: Thalyta Barba

-Soplòn: Antonelly Hurtado

-Tragaperras: Joshua Bleiner Rodriguez

-Marinero 1: Thalyta Barba

Marinero 2: Joshua Bleiner Rodriguez

Narradora: Anehissa Huari


Narrador: el barco centauro albergaba una tripulación muy variada y tenían a su capitán
llamado Boquerón.
Un día, sin previo aviso, el capitán sacamuelas y su tripulación en su barco llamado
zarracapote atacaron por sorpresa a la tripulación de centauro , dejando heridos a casi
todos y secuestraron a algunos piratas y al capitán; ahora los piratas debían averiguar
como salvar a su tripulación…
Cap. 3 (El plan de Mala Pata)
Narrador: Los cinco piratas se pusieron a planear, pero por mucho que se esforzaban, no
conseguían ponerse de acuerdo. Soplón propuso avisar a los oficiales de la marina de la
isla Pallorca, que estaba cerca.
Boca Grande: ¡Pero si nosotros también somos piratas, repollo! -replicó Boca Grande-.
Si avisamos a la poli nos hacen pepinillos en vinagre y nos echan las cadenas.
Soplón: perdona, se me había olvidado. Cómo siempre estoy en la cocina…
Narrador: Cola de rata era algo màs bruto:
Cola de Rata: ¡Disparamos todos nuestros cañones de golpe y hacemos el barco papilla!
Mala Pata: sSì, claro, y a beltràn gundilla, ¿no? -soltò Mala Pata.
Tragaperras: Lo mejor será despedirnos del capitàn y continuar con nuestras cosas -
sugiriò Tragaperras
Bocagrande: ¡Eres un traidor! Despuès de todo lo que ha hecho el capi por ti -vociferò
Bocagrande, dándole una cachetada en la cara.
Tragaperras le devolviò la cachetada y Bocagrande le dio ahora un puntapiè. El otro se
quiso vengar y sacò su espada.
Mala Pata: ¡Dejen de comportarse como monos de la India! Asì no llegamos a ninguna
parte! -gritò Mala Pata interponiéndose entre los dos. Y orgulloso añadió-: Yo sì tengo
un plan.
Cola de Rata: ¿Un flan? ¿Has dicho un flan? ¿De donde has sacado tù ahora un flan? -
preguntò Cola de Rata, que encima de tener pocas luces últimamente se estaba
quedando algo sordo.
Mala Pata: ¡Un plan, Y tremendo plan! Cuando se los cuente se quedaràn petrificados.
Diràn: “¡Qué cabeza tienes!”. Y me darán golpecitos en la espalda, me aplaudirán, me
propondrán como nuevo capitàn y…
Bocagrande: ¡Basta ya! ¡Se te están subiendo los humos! -le interrumpiò Bocagrande-.
¡Suelta ya tu plan o càllate!
Narrador:Los piratas entre sì no se andaban con delicadezas, asì que Mala Pata se
apresurò a explicar su plan, y quien lo iba a decir: todos se quedaron petrificados.
Cola de Rata: ¡Vaya cabeza la que tienes! – dijo Cola de Rata.
Narrador: Soplòn le dio golpecitos en la espalda y Tragaperras le aplaudió. Solo
Bocagrande se burlò de èl:
Mala Pata: ¿Sabes lo que te digo, cara de boca? Pues que màs vale este plan que
quedarnos sentados y ver como pasan los delfines a media noche mientras Sacamuelas
va aumentando su colección de muelas.
Tragaperras: Tù ya sabes lo que te espera si te atrapan, ¿no? -dijo Tragaperras-. Y con la
mala pata que tienes, seguro que te atrapan. Sacamuelas no te sacarà solamente las
muelas. De lo enfadado que se pondrá, te arrancarà el resto de los dientes y desdentado
te echarà a los tiburones.
Mala Pata: ¡Berengenas merengadas! -A Mala Pata se le pusieron los ojos como platos-.
¡Casi consigues asustarme! Pero lo que dices no me va a pasar. No me dejarè atrapar tan
fácilmente. Rescatarè a nuestro capitàn y a los demás, y nos salvaremos, y serè un
héroe, y me nombraràn capitàn y…
Narrador: Tragaperras le tapò la boca.
Tragaperras: ¡Te crees muy listo, Mala Patita! Pero si insistes -dijo, dándose por
vencido-, màs vale que nos pongamos manos a la obra antes de que el barco de
Sacamuelas se aleje demasiado.

CAP. 4 (Mala Pata casi se ahoga)


Narrador: Y comenzaron con el plan. Mala Pata se ocupó de las heridas del resto de los
piratas. Las regò con un poco de agua de mar para que se desinfectaran. Y ahì casi se
hubiera acabado el plan. El dolor provocado por la sal en las heridas casi vuelve locos a
los piratas, que a punto estuvieron de apalear a nuestro pobre enfermero.
Mala Pata: ¡Que no es para tanto! -gritò Mala Pata.
Tragaperras: ¡Pero tampoco es para tan poco! -refunfuñò Tragaperras.
Narrador:Despuès, Mala Pata mandò bajar a la bodega a Cola de Rata para buscar un
saco y usarlo como vendaje.
Soplòn: Agarra uno que esté vacío, ¿eh? -le dijo Soplòn.
Narrador: Al cabo de un rato, Cola de Rata volvió con un saco de arroz y se puso a
hacer tiras.
Soplòn: ¿Y seguro que estaba vacío? -le preguntò Soplòn.
Cola de Rata: No había ninguno vacío, asì que vaciè este que estaba lleno de arroz.
Soplòn: ¿Has tirado el arroz al suelo? -Soplòn se llevò las manos a la cabeza-. ¡Ni a un
borrego con los ojos vendados se le hubiera ocurrido semejante idea, listo! Seguro que
ahora tus hermanas las ratas se están dando un festìn.
Narrador: Cola de Rata solo entendió so de listo y pensando que Soplòn lo había
alabado, siguió haciendo tiras el saco con una sonrisa de oreja a oreja.
Narrador: Mala Pata vendò las heridas a sus compañeros, y, cuando ya estaban todos
vendados, reunieron toda la pintura negra y el carbón que encontraron, y se pusieron a
pintar uno de los botes del barco.
Narrador: Cuando acabaron, metieron el resto de la pintura en un barril y Mala Pata se
metió a bañarse en èl.
Tragaperras: ¡Estàs mas negro que la màs negra noche! -admitiò Tragaperras asombrado
cuando Mala Pata salió del barril.
Cola de Rata: Me parece que el plan no va a funcionar. ¡No te veo! -dijo Cola de Rata.
Bocagrande: ¡Besugo! ¡Si eso es parte del plan! -Gritò Bocagrande -. Està oscuro, Mala
Pata está igual que la noche y el bote está pintado de negro. Cuando se acerque al barco
de Sacamuelas, nadie lo verà. Asì podrá rescatar a los nuestros con facilidad.
Cola de Rata: ¡Què buena idea! -Exclamò Cola de Rata-. ¿Y a quién ser le ha ocurrido?
Tragaperras: ¡Tù no te enteras de nada, rata! -vociferò Tragaperras, mientras colocaba
los remos en el bote.
Bocagrande: Ya te puedes subir al bote, Mala Pata -dijo Bocagrande-. La pintura ya está
seca.
Narrador: Mala Pata, màs negro que la noche, se metió en el negro bote y los otros
piratas comenzaron a soltar las cuerdas para bajarlo al mar
Mala Pata: ¡Despacio! -gritò Mala Pata, sujetándose con fuerza en el banquillo para no
caerse.
Narador: Pero claro, acordémonos de que Mala Pata se lkama asì por algo. Cola de
Rata, que era el màs fuerte, tuvo que rascarse la pantorrilla precisamente cuando el bote
estaba a medio bajar. Al no aguantar la picazón, soltò automáticamente la cuerda, y el
resto de los piratas no pudieron sujetar el bote. Se cayó al mar dándose la vuelta y Mala
Pata quedó atrapado debajo.
Mala Pata: ¡Socorro! -chillò desesperado-. ¡Me ahogo! ¡No sè nadar!
Narrador: y eso no era de extrañar. Algo nunca dicho pero bien sabido es que la mayoría
de los piratas no saben nadar. En este caso, ninguno sabìa nadar, salvo el forzudo Cola
de Rata, que enseguida se tirò al mar. Con una sola mano le diò la vuelta al bote y con la
otra agarrò el cuello de Mala Pata en el preciso momento en que este se estaba
ahogando.
Cola de Rata: ¿Se puede saber a dònde ibas? -le preguntò Cola de Rata cuando subieron
al bote-. Te querìas escabullir, ¿eh?
Mala Pata: No seas bobo. Lo que tenía eran ganas de ver las tripas del mar -bromeò
Mala Pata.
Cola de Rata: ¡Què raro eres, Mala Pata! ¡Sì aquì no hay ningún Bar! -exclamò Cola de
Rata sorprendido, antes de saltar del bote y nadar de vuelta hacia el barco.
Narrador: Mala Pata volvió a sentarse en el banquillo. Se puso a remar y a remar y
pronto consiguió vislumbrar a lo lejos al Zarracapote, el barco de Sacamuelas.
Mala Pata: ¡La que te espera, Sacamuelas! -gritò a los cuatro vientos en un alarde de
heroicidad-. ¡No tienes ni idea de con quien te vas a enfrentar! Como no me vas a ver, te
creeràs que te está atacando el mismísimo diablo. Y ten por seguro que no soy menos
que èl. ¡Ja, ja, ja! ¡Soy el diablo de los mares y te voy a hacer picadillo!
Narrador: Pero a medida que se iba acercando al Zarracapote, ya no se sentía tan héroe.
Mala Pata se acobardò “Si me atrapan -pensò-, me sacarà las muelas. Y seguro que eso
duele mucho. Parecerè un abuelo y ninguna de las piratas que navegan estos mares
querrà casarse conmigo. Ademàs, no podrè comer los garbanzos con pan seco tan ricos
que hace mi tìa Felipondia, ni masticar el duro regaliz negro que venden los chinos en
los puertos.”
Narrador: De vez en cuando, para olvidarse de sus temores, dejaba de remar y se ponìa a
cantar:
“Soy un valiente pirata
Al que nadie ataca.
Y si alguien se me enfrenta,
Lo dejo peor que una pocha hoja de menta.”
Narrador: Y como seguía teniendo tan mala pata, en una de las pausas que hizo, se le
resbalò uno de los remos y se le cayó al agua.
Mala Pata: ¡Sèpia endemoniada! ¡Pero que mala pata tengo! -aulló lamentándose.
Narrador: Al pobre Mala Patra no le quedó màs remedio que seguir remando con un
solo remo, lo que le costò mucho esfuerzo. Por si fuera poco, empezó a levantarse
marea. Las nubes grises taparon la luna, y si hasta entonces se veìa poco, ahoro ya no se
veìa nada. Menos mal que el Zarracapote estaba ya cerca, si no nuestro pobre pirata no
la cuenta. A pesar de que el viento rugìa con fuerza y de que las olas parecían querèr
comérselo, Mala Pata no se rindi+ò y siguió remando.
Narrador: De repente, una ola gigantesca se elevò y se tragò el pequeño bote. Por
segunda vez Mala Pata pensó que le había llegado su hora. Tragò litros de agua antes de
conseguir agarrarse a no de los trozos que quedó del bote, y eso le salvò de hundirse.
Sujeto al madero comenzó a patalear con los pies, pudiendo moverse asì en dirección al
barco de Sacamuelas, que se había parado y estaba ya cerca. A pesar de no verlo, podía
oir a los piratas gritando y maldiciendo el mal tiempo.
Mala Pata: ¡Que desgraciado soy! -seguìa lamentándose mientras pataleaba sin cesar- Si
no me hubiera metido en la cabeza el querer ser pirata, ahora estaría sentado al lado del
fuego, con mi buena madre y disfrutando de un sabroso guiso calentito.
Narrador: Al cabo de unos instantes, notò como algo le rozaba una pierna. Se diò la
vuelta y en ese preciso momento viò unos dientes afilados que resaltaban en la noche
por su blancura.
Mala Pata: ¡Un tiburón! ¡Un tiburón me quiere tragar como cena! -chillò fuera de sì
Narrador: Mala Pata no lo pensó dos veces. Reunió todas sus fuerzas y, con la pierna
buena, le atizò una patada en la boca a su agresor que se quedó atontado. El pirata
aprovechò la confusión del tiburón para alejarse lo màs rápido que pudo y alcanzar el
barco. Pero como no lo viò, chocò contra el y Mala Pata se diò un buen coscorrón
contra el madero al que estaba agarrado.
Mala Pata: ¡Sardinas apestosas, que daño! -exclamò tocándose la frente.
Marinero 1: ¿quién a dicho eso? -gritò de repente alguien desde la cubierta del
Zarracapote.
Marinero 2: ¿quièn ha dicho que? -preguntò otro que estaba apoyado en la barandilla del
barco.
Marinero 1: Eso de las sardinas apestosas.
Marinero 2: aquí nadie a dicho nada
Marinero 1: Pues yo lo he oído bien claro: alguien ha dicho “Sardinas apestosas”´
Marinero 2: Lo que has oìdo no es màs que el rugir de las olas.
Marinero 1: ¿Me estàs llamando sordo?
Marinero 2: Sì, eres un sordo
Marinero 1; ¡No me lames sordo, que te doy!
Marinero 2: ¡Sordo!
Narrador: El pirata cumplió y le diò una bofetada. El otro se la devolvió y comenzaron
una pelea. Mala Pata aprovechò que ya nadie se molestaba en comprobar la procedencia
de las sardinas apestosas y se agarrò de la escala que colgaba del barco y que los piratas
habían olvidado alzar. Comenzò a subir por ella y cuando ya casi había llegado,
¡Raaaz!, un trozo de la escala, que ya estaba medio podrida, se rompió y Mala Pata
quedó colgado a media cuerda. Se sujetò como pudo a lo que quedaba de la escala y
subió despacio haciendo malabares. Cuando por fin se encontró en cubierta, echò un
vistazo rápido hacia todos lados, y al ver que nadie se fijaba en el se escondió aprisa
detrás de un barril para que no lo descubrieran

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