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Estamos tratando de manera exprés, sin el debate serio que los temas en cuestión se
merecen, una serie de proyectos que sin duda van a generar un fuerte impacto en la vida de
todos los argentinos. Urgido por los desequilibrios macroeconómicos y las exigencias de
los organismos internacionales, el gobierno presentó esta serie de proyectos, reforma
impositiva, reforma previsional, reforma laboral, revalúo impositivo, consenso fiscal,
modificación de la ley de responsabilidad fiscal, presupuesto, entre otros.
Algunos estamos tratando hoy, mientras que otros serán tratados en los próximos días.
Muchos de ellos, tras el nombre ampuloso de “reforma”, esconden verdaderas
vulneraciones de derechos de los trabajadores, jubilados, de los jóvenes y de los que menos
tienen.
Se trata de proyectos que han ingresado la semana pasada a esta Cámara, que han tenido
una sola reunión de debate, con pocas explicaciones claras y precisas de los funcionarios
del gobierno. Sin duda el gobierno ha decidido avanzar sin el mentado diálogo que
pregonan.
El análisis de estos proyectos no puede realizarse en forma aislada, constituyen un núcleo
de ideas, de políticas que se interrelacionan que avanzan en un mismo sentido, transferir
recursos a los sectores más concentrados.
La reforma tributaria va en el mismo sentido que señalamos al comienzo. Forma parte de
un paquete de reformas a implementar por el gobierno nacional que se complementa con la
ley de responsabilidad fiscal, el consenso fiscal, la reforma laboral, y se financia con la
reforma previsional. Más allá del análisis de la parte normativa en particular, el proyecto en
cuestión profundiza una transferencia de fondos al sector empresario en general y a las
grandes empresas en particular. La pregunta entonces es: ¿quién financia este beneficio?
Clarísimo: los jubilados.
La reforma fiscal no comienza ahora, sino que ya tuvo sus dos primeros y centrales
puntapiés: quita de retenciones a mineras, agro y grandes industrias en diciembre de 2015 y
reducción progresiva de bienes personales votada junto con el blanqueo de bienes y como
incentivo ineludible para que funcione dicha exteriorización.
Es llamativo que en los análisis sobre reforma fiscal estos dos puntos que significaron
perder recaudación un punto del PBI, la quita de retenciones, y hasta 20.000 millones de
pesos en bienes personales , e incrementaron la regresividad del sistema tributario, estén
ausentes. En efecto, el necesario análisis riguroso del frente fiscal debe comprender
Este proyecto, dijimos contiene una profunda y ambiciosa reforma. A través de esta ley
buscamos incentivar la inversión privada, tan necesaria y esperada en nuestros días,
también buscamos sincerar a nuestros trabajadores incorporándolos al mercado laboral
formal a través de algunos incentivos. Con esta reforma, queremos mejorar la
competitividad de nuestra economía haciéndola sólida, buscando un sistema tributario con
menos presión, más eficaz.
El espíritu de esta ley es reducir la carga tributaria en medio de una economía con déficit
fiscal. Es una osada reforma progresista, ya que la receta ortodoxa en medio del déficit
fiscal, seria aumentar los impuestos, para que el estado pueda recaudar más. Sin embargo,
este gobierno prefiere no recaudar más de forma directa y que ponerle esos fondos en el
bolsillo de los ciudadanos. Esta no es la primera muestra de progresismo en cuanto a
reducción de presión tributaria. Como lo decía nuestro miembro informante, el gran desafío
de esta reforma y de las futuras leyes es ir hacia un sistema tributario normal.
En nuestro país hay una elevada presión tributaria debido a la fuerte presencia de impuestos
distorsivos como el impuesto al cheque, el impuesto a los ingresos brutos, altas alícuotas
del impuesto al valor agregado, cargas sociales que terminan diluyéndose en el camino y
beneficiando poco al trabajador.
Este sistema, tal como lo conocemos no está acorde a las necesidades de nuestro tiempo.
Este sistema tributario, no tiene ningún incentivo a la inversión comparado con nuestros
países vecinos. En la Argentina de hoy, y desde hace algunos años nuestro país tiene una de
las tasas de inversión más bajas de la región y es el mercado laboral que menos creció en
los últimos años. El miembro informante de esta ley nos dejó una dato alarmante que
debemos modificar: sobre un ranking de 138 países, Argentina figura en el lugar 135 entre
los países con menos incentivos del sistema impositivo para invertir. Es por eso que
tenemos que generamos incentivos para que las empresas se instalen y además reinviertan
sus utilidades. Por estas razones, unos de los objetivos centrales de esta ley, son las
reducciones graduales de las actuales alícuotas de estos impuestos.
Otra novedad que tiene este proyecto es la devolución anticipada de los saldos a favor del
IVA por las inversiones que hagan las empresas. Hoy, el que invierte muchas veces puede
tener que esperar mucho tiempo hasta recuperar el IVA de esa inversión. Con estas
reformas estamos buscando que se reduzca el costo financiero de las inversiones al
devolverle el IVA a los que no lo hayan recuperado en un lapso de 6 meses. Otro punto
Uno de los mayores dilemas que se presenta desde la concepción del Estado de derecho y
las libertades constitucionales del individuo es el de los mecanismos de intervención que
posibiliten la resolución de las erogaciones del Estado, procurando no incurrir en grandes
costos e ineficiencias para la sociedad.
Entre estos mecanismos están los recursos tributarios, que plantean el problema de su
justeza y su facilidad de manejo administrativo, que traten de crear la menor carga
distorsiva a la economía y a la vez logren solventar la mayor cuantía de gasto público.
El grado de distorsión que se genere en la economía dependerá de las características del
mercado, de las estructuras de los instrumentos y del manejo que tenga el Estado a la hora
de hacer uso de su imperio.
Jorge Cosulich Ayala plantea que los sistemas tributarios son “…el resultado de un
compromiso entre distintos objetivos económicos; de un compromiso político social, reflejo
de la misma realidad a la que se va a aplicar; de una evolución histórica y, sometidos por la
exigencia básica de una recaudación suficiente para hacer frente a las necesidades
públicas.”
Si bien el resultado final del sistema tributario de una economía dependerá de cualidades
inherentes a ella, la teoría es congruente en el reconocimiento de ciertas características