Está en la página 1de 21

el desplazamiento forzado en

colombia y las mujeres víctimas:


una reflexión acerca del auto 092
y sus posibles implicaciones
Carolina Moreno Velásquez*

Resumen

El presente artículo aborda el desplazamiento forzado en Colombia


y analiza, a partir de dos decisiones judiciales concretas, cómo la Corte
Constitucional ha intervenido en dicha problemática. Se trata de la sentencia
T-025 de 2004, que declaró el “estado de cosas inconstitucional” en materia
de desplazamiento, y el auto de seguimiento A-092 de 2008, que analiza la
situación particular de las mujeres víctimas del desplazamiento forzado. En
especial, se pretende dar cuenta de los efectos derivados del A-092 de 2008
en dos aspectos fundamentales: 1) la evolución del movimiento de mujeres
que ha trabajado alrededor de los derechos de las mujeres desplazadas como
consecuencia del conflicto armado y 2) las transformaciones en materia de

*
Abogada de la Universidad de los Andes, especialista en Gestión Pública e
Instituciones Administrativas de la misma universidad, magíster en Derecho Público de la
Universidad Pompeu Fabra. Actualmente cursa tercer año del Doctorado en Derecho de
la Universidad de los Andes. Profesora del curso de Derecho Administrativo, Facultad
de Derecho de la Universidad de los Andes.
Agradezco los valiosos comentarios de la decana Helena Alviar y de mis compañeros
de doctorado: Marcela Abadía, Lina Buchely, Yadira Castillo, Alejandro Barreto, Carlos
Agudelo y Juan Pablo Sarmiento, con quienes tuve el gusto de compartir ideas en el semi-
nario que dio lugar a la presente publicación.

179
180 carolina moreno velásquez

derechos de las mujeres desplazadas. Para ello, el análisis toma en conside-


ración la distinción sobre efectos simbólicos e instrumentales, tipología a
partir de la cual se pueden analizar los impactos de determinada decisión
judicial.

Introducción

La problemática del desplazamiento forzado en Colombia ha logrado una


visibilización importante a partir de la sentencia T-025 proferida por la Corte
Constitucional en 2004, luego de la revisión de 108 demandas de tutela en
las que un numeroso grupo de núcleos de familias desplazadas reclamaban la
atención de su situación por parte de diferentes entidades gubernamentales1.
En aquella ocasión, la Corte Constitucional colombiana declaró el “estado
de cosas inconstitucional”2 frente a la situación del desplazamiento forzado en
el país, al haber constatado una masiva y reiterada violación de los derechos
constitucionales de las personas en situación de desplazamiento. Este estado
de cosas se hacía cada vez más gravoso, debido a la precariedad de los recursos
y la ausencia institucional frente a dicha situación. Con el propósito de ase-
gurar el cumplimiento de las órdenes impartidas por la Corte, vino entonces

De acuerdo con los hechos relatados en el fallo, la Corte resolvió las acciones de
1

tutela interpuestas por 1.150 familias desplazadas. Estos núcleos familiares estaban con-
formados, en promedio, por cuatro personas y, en la mayoría de casos, compuestos por
mujeres cabeza de familia, personas de la tercera edad, menores y algunos indígenas.
2
Al respecto manifiesta la Corte: “La Sala Tercera de Revisión, al resolver sobre las
presentes acciones de tutela, concluye que por las condiciones de vulnerabilidad extrema
en las cuales se encuentra la población desplazada, así como por la omisión reiterada de
brindarle una protección oportuna y efectiva por parte de las distintas autoridades encar-
gadas de su atención, se han violado tanto a los actores en el presente proceso, como a la
población desplazada en general, sus derechos a una vida digna, a la integridad personal,
a la igualdad de petición, al trabajo, a la salud, a la seguridad social, a la educación, al
mínimo vital y a la protección especial debida a las personas de la tercera edad, a la mujer
cabeza de familia y a los niños. Esta violación ha venido ocurriendo de manera masiva,
prolongada y reiterada y no es imputable a una única autoridad, sino que obedece a un
problema estructural que afecta a toda la política de atención diseñada por el Estado, y a
sus distintos componentes, en razón a la insuficiencia de recursos destinados a financiar
dicha política y a la precaria capacidad institucional para implementarla. Tal situación cons-
tituye un estado de cosas inconstitucional que será declarado formalmente en esta sentencia”
(cursivas mías). Corte Constitucional de Colombia, T-025/2004, M. Cepeda.
el desplazamiento forzado en colombia y las mujeres víctimas 181

el proceso de seguimiento que el juez constitucional ha adelantado mediante


dos mecanismos concretos: la celebración de audiencias públicas y la expedi-
ción de múltiples autos de seguimiento. Como parte de estos mecanismos de
acompañamiento y verificación del cumplimiento de la decisión mencionada,
mediante el auto 092 de 2008 la Corte se ocupó de la problemática particular
de las mujeres en situación de desplazamiento. En dicho pronunciamiento, la
Corte identificó una serie de riesgos que el género femenino sufre de manera
especial, por la condición de mujer, a causa del conflicto armado interno.
Teniendo en cuenta el marco descrito, el presente escrito tiene como pro-
pósito dar cuenta de los efectos derivados del auto 092 de 2008 en dos aspectos
fundamentales: 1) la evolución del movimiento de mujeres que ha trabajado
alrededor de los derechos de las mujeres desplazadas como consecuencia del
conflicto armado y 2) las transformaciones en materia de derechos de las muje-
res desplazadas. Se trata, en breve, del análisis de los impactos derivados de
un determinado pronunciamiento judicial, en este caso, de uno proveniente
del juez constitucional colombiano. Así pues, el presente trabajo explora las
siguientes preguntas. Primera, ¿qué impactos ha tenido el auto 092 de 2008
en las organizaciones de mujeres de la sociedad civil, que se han volcado al
escenario judicial, reclamando la garantía de los derechos fundamentales de
las mujeres desplazadas? Segunda, ¿cuáles son los efectos —avances, impactos,
retrocesos– que se han generado a partir de las decisiones emitidas sobre la
protección de la población de mujeres víctimas de desplazamiento forzado? De
este interrogante se derivan otros: ¿Han logrado incidir las decisiones judiciales
en las políticas públicas gubernamentales para atender la población desplazada
en lo relacionado con las víctimas mujeres? ¿Ha evolucionado la condición de
vulnerabilidad de las mujeres desplazadas y en qué forma?

Metodología

El presente estudio abarca el periodo 2004-2010. Ello permite revisar la


situación existente al momento en que se profiere la primera gran decisión
constitucional en relación con la población desplazada, esto es la T-025 de
2004, la subsiguiente expedición del auto 092 de 2008 y la evolución que esta
problemática haya podido sufrir hasta el presente.
Para ello, se cuenta con un conjunto de entrevistas en profundidad que se
hizo a mujeres voceras de organizaciones de la sociedad civil y al hoy ex magis-
trado de la Corte Constitucional, ponente de las decisiones objeto de análisis.
182 carolina moreno velásquez

Estas entrevistas tuvieron como propósito indagar acerca de la participación


de organizaciones de mujeres y de mujeres desplazadas, quienes desde la socie-
dad civil participaron en la movilización previa a la adopción de las decisiones
judiciales objeto del presente trabajo y que han continuado trabajando de
manera conjunta en el seguimiento al cumplimiento de las sentencias. Las
personas entrevistadas incluyen: tres mujeres de la organización Ruta Pacífica
de las Mujeres (Laura Badillo, del equipo operativo de la coordinación nacio-
nal en Bogotá, y Ana Mendosa y Sandra Luna, del equipo de coordinación
de la regional Santander); Liliana Chaparro, de Sisma Mujer, quien lidera
la secretaría técnica de la Mesa de seguimiento del anexo reservado del auto
092; Lina Céspedes, analista de género de Codhes y Osana Medina, de la
Corporación Casa de la Mujer. Todas estas organizaciones de la sociedad civil
tienen asiento en las Mesas de seguimiento al auto 092. Asimismo, se entre-
vistó al entonces magistrado de la Corte Constitucional, ponente de la T-024
y del auto 092, Manuel José Cepeda Espinosa. Los relatos de los entrevistados
fueron contrastados mediante la revisión de prensa de circulación nacional: El
Tiempo, El Espectador y la revista Semana.

El auto 092 de 2008 y sus implicaciones

Abordar el análisis del significado del auto 092 de 2008 supone retomar
las preguntas de investigación que se centran en la identificación de los efectos
derivados de esta decisión judicial. Veamos entonces.

Desplazamiento forzado, mujeres y justicia constitucional

Se ha señalado cómo la expedición del auto 092 de 2008 hace parte del
proceso de seguimiento al cumplimiento de la sentencia T-025 de 2004, que
declara la existencia de un “estado de cosas inconstitucional” en materia de
desplazamiento forzado. En virtud de la T-025, al constatar el estado de vul-
nerabilidad manifiesta de la población desplazada y de la violación masiva y
reiterada de los derechos fundamentales de los desplazados, la Corte exige a la
administración pública la adopción de una serie de medidas encaminadas a la
superación de aquella situación.
Luego, en el caso concreto del auto 092, el juez constitucional encuen-
tra que los problemas identificados en la sentencia T-025 se reproducen de
manera sensible en la población de mujeres desplazadas, que se encuentra
el desplazamiento forzado en colombia y las mujeres víctimas 183

expuesta a riesgos mayores y suele ser seriamente violentada en sus derechos


en contextos de conflicto armado como el colombiano. La particularidad del
auto 092 radica entonces en la adopción del enfoque diferencial en relación
con las mujeres víctimas del desplazamiento. Quien fuera el magistrado
ponente de las dos decisiones anotadas, Manuel José Cepeda E., manifiesta
que las organizaciones de mujeres y las mujeres desplazadas fueron las que:
“ambientaron un concepto, no solo un interés, no solo una vivencia, no solo
los derechos, sino un concepto y su importancia, que era el enfoque diferencial
y cómo se justificaba realmente el enfoque diferencial en materia de la política de
desplazamiento”3 (cursivas mías).
Como consecuencia del reconocimiento de estos riesgos latentes en cabeza
de las mujeres víctimas del desplazamiento forzado, la Corte Constitucional
adopta un conjunto de medidas orientadas a la protección de sus derechos
fundamentales:

1. Órdenes de creación e implementación de trece programas de política


pública para la atención de las mujeres desplazadas.
2. El establecimiento de dos presunciones constitucionales que amparan
a las mujeres desplazadas.
3. La adopción de órdenes individuales de protección concreta para seis-
cientas mujeres desplazadas en el país (quienes acreditaron su situación
ante la Corte).
4. La comunicación al Fiscal General de la Nación para la investigación
de numerosos relatos de crímenes sexuales cometidos en el marco del
conflicto armado interno, incorporados en lo que se conoce como “el
anexo reservado” del auto.

Asimismo, hace un reconocimiento expreso de dos presupuestos impor-


tantes, uno fáctico y otro jurídico. El primero, el impacto desproporcionado
que sufren las mujeres víctimas del desplazamiento forzado en el marco del
conflicto armado interno. El segundo, el carácter de sujetos de protección
constitucional reforzada que tienen las mujeres desplazadas por mandato de la
Constitución Política y de las obligaciones internacionales del Estado colom-
biano en materia de derechos humanos y Derecho Internacional Humanitario.

3
Entrevista con el ex magistrado Manuel José Cepeda Espinosa. 12 de abril de 2010.
184 carolina moreno velásquez

El análisis de los efectos del auto

El enfoque diferencial: reconocimiento de las consignas de las mujeres


y organizaciones de mujeres
La importancia del presupuesto fáctico antes mencionado y su incorpora-
ción en la decisión judicial que se analiza resultan relevantes para los movimien-
tos de mujeres que han trabajado en el tema de violencia y género, en la medida
en que la Corte ratifica aquello que de tiempo atrás ellas venían sosteniendo. En
efecto, han defendido que, en el marco del conflicto armado, los cuerpos de las
mujeres son seriamente violentados como mecanismos de humillación o debili-
tación del enemigo. En ese sentido, su victimización y sufrimiento es diferente
y especial con relación al que pueden vivir otros individuos. Así, una lectura
posible del auto sería la que indica que este es la materialización de una consigna
de las mujeres al lograr una decisión judicial proferida por el juez constitucional
de mayor jerarquía en Colombia. Ello, en el sentir de las activistas, constituye un
avance importante en el reconocimiento y reivindicación de las mujeres, en este
caso, de las que se hallan en situación de desplazamiento, para que, a partir de
allí, el Estado asuma obligaciones concretas dirigidas a la protección de este grupo
poblacional, orientadas a la superación del estado de cosas inconstitucional.
Constituye entonces un reconocimiento de la aplicación de una perspectiva
o enfoque de género en el auto 092 —“enfoque diferencial”—, a partir del cual es
posible esclarecer las causas y consecuencias de las violaciones de derechos huma-
nos que tienen ocurrencia en los contextos de conflictos armados. A la luz de esta
mirada, en escenarios de confrontación, las mujeres son atacadas no solo como
actores del conflicto, sino también por su condición de esposas o familiares de los
actores enfrentados. Concretamente, en relación con el concepto de víctima, el
enfoque de género reconoce cómo el conflicto afecta de manera distinta a hombres
y mujeres. A partir de allí, permite explorar los nuevos roles que se ven obligadas a
asumir una vez enfrentan la ausencia del hombre como consecuencia del conflicto,
en relación con su supervivencia y la continuidad de la familia. Además, desde la
perspectiva de género es posible diseñar políticas públicas encaminadas a enfrentar
las situaciones de vulnerabilidad, desigualdad, pobreza e iniquidad que sufren las
mujeres y las condiciones que propician las violaciones de sus derechos4.

Mantilla Falcón, Julissa, “La perspectiva de género en la búsqueda de la verdad,


4

la justicia y la reconciliación. El caso del Perú”, en Más allá del derecho. Justicia y género
en América Latina, 2006, pp. 415-444.
el desplazamiento forzado en colombia y las mujeres víctimas 185

Este enfoque de género fue el que la Corte reconoció y aplicó en el


auto a través de la figura del enfoque diferencial. En el sentir de las organi-
zaciones de mujeres de la sociedad civil esto es precisamente lo que hizo la
Corte Constitucional: identificó el estado de vulnerabilidad manifiesta de las
mujeres víctimas del desplazamiento forzado, constató la violación masiva y
reiterada de sus derechos y en consecuencia ordenó al Estado la adopción de
una serie de políticas públicas para enfrentar y superar la situación de estas
mujeres víctimas.
El auto 092 representa un éxito importante para las organizaciones de la
sociedad civil en términos de incidencia política y de activismo. En particu-
lar, para los movimientos de mujeres se trata de un pronunciamiento judicial
importante, porque lo que hace la Corte es: “[…] coger los informes que
enviamos [a la Corte] y convertirlos en un auto junto con los programas;
entonces, para el feminismo y para las organizaciones que hemos estado ahí
realmente es un pronunciamiento histórico en favor de las mujeres. Es la pri-
mera vez en la historia, por lo menos de la [ONG] Casa de la Mujer, que la
Corte se pronuncia desde una postura casi feminista”5.
Por su parte, Laura Badillo, de la ONG Ruta Pacífica de las Mujeres,
explica este hecho en los siguientes términos: “No nos lo esperábamos, que
la Corte dijera: ‘aquí hay violencia sistemática y generalizada, especialmente
en violencia sexual’. Eso que lo digamos nosotras como organizaciones de
mujeres y feministas, bien; pero que la Corte Constitucional adopte lo que
las organizaciones decíamos es un gran logro en términos de la incidencia, no
solo de la [ONG] Ruta, sino de las organizaciones de mujeres que día a día
han luchado”6.
Ana Mendoza y Sandra Luna, de la Regional Santander de la Ruta Pacífica
de las Mujeres, definen las implicaciones del auto, así: “La sentencia [T-025] no
hacía un reconocimiento de la mujer. La incidencia [del auto]: constatar que el
desplazamiento tiene unas consecuencias específicas sobre las mujeres y que no
son las mismas sobre los hombres[…] hay un reconocimiento importante[…] y
que son de tal magnitud que no son tenidos en cuenta en la respuesta del Estado
al problema del desplazamiento. Este es el alcance del auto”7.

5
Entrevista con Osana Medina, de la Corporación Casa de la Mujer, 10 de mayo de 2010.
6
Entrevista con Laura Badillo, de Ruta Pacífica de las Mujeres, 10 de abril de 2010.
7
Entrevista con Sandra Luna y Ana Mendoza, de la Ruta Pacífica de las Mujeres,
Regional Santander, 7 de mayo de 2010.
186 carolina moreno velásquez

Estos testimonios no solo dan cuenta de la existencia de un discurso


que de tiempo atrás venían construyendo las organizaciones de mujeres para
visibilizar la condición de vulnerabilidad de las mujeres en contextos de con-
flicto armado, sino también del reconocimiento de dicho argumento y de su
existencia en el plano material, a través de lo que la Corte Constitucional ha
denominado el “enfoque diferencial”.

Otros efectos a partir de la distinción efectos instrumentales y simbólicos


Visto que hay un primer efecto muy importante relacionado con la inci-
dencia política de los movimientos de mujeres desde la sociedad civil y el
reconocimiento judicial de sus proclamas, ¿habría otros efectos susceptibles
de identificación a partir del auto 092?, ¿ha evolucionado y de qué forma la
situación de las mujeres víctimas del desplazamiento forzado? Es claro que hay
una ganancia a favor de las organizaciones de la sociedad civil, pero ¿es una
ganancia que incide en la vida de las mujeres víctimas del desplazamiento?
Para entrar en esta etapa del análisis, resulta teóricamente pertinente el estu-
dio que Diana Rodríguez y César Rodríguez efectuaron frente al proceso de
implementación de la sentencia T-025 de 20048.
Concretamente en relación con los efectos de los fallos, los autores
señalan que estos pueden ser de dos tipos: instrumentales (o materiales) y
simbólicos. En el primer caso, se considera que una decisión resulta eficaz en
tanto ha determinado un cambio en la conducta de sus destinatarios, sean
ellos individuos, grupos o instituciones, en los que de una u otra forma, los
litigantes o jueces pretenden generar algún curso de acción. Esta perspectiva
de análisis desconoce otro tipo de efectos, también importantes, para eva-
luar las implicaciones de las decisiones judiciales. Se trata entonces de los
efectos simbólicos. Estos ocurren cuando se inducen cambios en la sociedad
de manera indirecta o cuando se modifican las percepciones de los actores
sociales, y que legitiman las posiciones promovidas por aquellos que acuden
al juez de que se trate.
A partir de la tipología de efectos antes señalada, es posible emitir dos jui-
cios distintos con relación al auto 092. Desde una perspectiva estrictamente

Rodríguez Garavito, César y Rodríguez Franco, Diana, “Un giro en los estudios
8

sobre derechos sociales: el impacto de los fallos judiciales y el caso del desplazamiento
forzado en Colombia”, en Derechos sociales: justicia, política y economía en América Latina,
2010, pp. 83-154.
el desplazamiento forzado en colombia y las mujeres víctimas 187

instrumental habría que decir que el trabajo de la sociedad civil y de las


víctimas que desembocó en la decisión de la Corte ha sido infructuoso y ha
tenido una repercusión pobre en el plano material, esto es, en la realización
de derechos de las víctimas. Esta es la advertencia que, frente a la sentencia
T-025, hacen Rodríguez y Rodríguez al señalar que la situación del despla-
zamiento en Colombia no ha cambiado de manera significativa desde el
2004 y que las autoridades aún tienen mucho por hacer9. No obstante, a
renglón seguido, los autores también llaman la atención de lo reduccionista
que puede resultar esta mirada, toda vez que ignora la transformación en
aspectos tan sensibles como el reconocimiento del desplazamiento forzado
como un problema; su inclusión en la agenda pública nacional y su posi-
cionamiento dentro de las prioridades de las autoridades públicas y en los
medios de comunicación.
Veamos cómo estos aspectos y otros más pueden o no ser verificados a
partir del auto 092.

Identificación de un problema: un lugar en la agenda pública


De acuerdo con César Rodríguez y Diana Rodríguez10, en relación con
la T-025, uno de los impactos esenciales por considerar cuando de las inter-
venciones judiciales se trata es precisamente la definición del debate y las
políticas públicas sobre el tema. En este sentido, al plantear una problemática
social como el desplazamiento, en términos jurídicos, el asunto se vuelve una
discusión jurídica que se define en términos de derechos fundamentales, lo
que le da un tono específico a la controversia. Visto así, como consecuencia

9
La afirmación contrasta con las conclusiones a las que llegarían las corrientes
neorrealistas y constructivistas frente a los efectos de la sentencia T-025. La primera está
representada por Gerald Rosemberg; la segunda, por Michael McCann. A partir de una
visión neorrealista, cuyo enfoque de análisis son los efectos instrumentales o materiales
de los fallos, se concluiría que “la esperanza que activistas y desplazados han puesto en
la Corte ha sido vana”. Ibídem, p. 99. Ello precisamente porque desde el punto de vista
material, la situación de las víctimas ha avanzado mínimamente. Por su parte, una visión
constructivista concluiría que hay lugar al reconocimiento de otros impactos que, aunque
simbólicos, también tienen consecuencias jurídicas y sociales tan importantes como los
efectos instrumentales.
10
César Rodríguez Garavito y Diana Rodríguez Franco, Cortes y cambio social: Cómo la
Corte Constitucional transformó el desplazamiento forzado en Colombia, Bogotá, Colección
Dejusticia, 2010.
188 carolina moreno velásquez

de esta transformación en el tono del debate y su judicialización, la pobla-


ción desplazada en general, y las mujeres en particular (a partir del auto 092),
ganaron visibilidad y ahora son percibidos como víctimas de la violación grave
de derechos constitucionales y no solo como efectos colaterales del conflicto
armado colombiano.
En palabras de Lina Céspedes, de la organización Codhes: “El auto sí
generó una mejora teórica del tema, es decir [lo] posicionó […] y a partir de
allí ya nadie puede negar que esto existe, que era lo que anteriormente pasaba.
¿Desplazadas, mujeres?, ¿cuál es el problema? El auto le da realidad a algo que
antes era solamente especulación, el general [la mayoría] de la gente no sabía
que esto era una realidad; el auto es la legitimación del tema”11.
Por su parte, Osana Medina, de la ONG Corporación Casa de la Mujer,
se refiere al auto 092 como: “[…] una ganancia histórica para las mujeres, que
no solo cobija a las mujeres víctimas de violencia, sino a todas las mujeres,
porque en este país todas las mujeres somos víctimas de violencia, lo que pasa
es que hay unas que lo viven con mayor énfasis”12.
A pesar de lo anterior, también es cierto que ese nuevo tono jurídico
y técnico que adquiere el debate alrededor del desplazamiento forzado y su
traducción en el lenguaje de los derechos, puede resultar excluyente. Solo
quienes manejan los términos de la discusión y quienes poseen la información
pueden aproximarse a ella, marginando aún más a las directas víctimas de la
problemática. Sobre este aspecto volveré más adelante.

Legitimación de nuevos actores: las mujeres


La Corte reconoce a las organizaciones de mujeres de la sociedad civil y
a las propias mujeres víctimas del desplazamiento forzado como actores nece-
sarios en la definición de la política pública estatal que habrá de responder,
desde un enfoque diferencial, a la situación de vulneración masiva y reite-
rada de los derechos de las mujeres víctimas. En estos términos, el juez ve a
las organizaciones de la sociedad civil como un interlocutor, no solo válido,
sino necesario, que no puede estar ausente en los procesos de deliberación y
definición de la política, pues son ellas quienes conocen de primera mano la
situación problemática concreta. De este aspecto da cuenta el ex magistrado
ponente, Cepeda, quien lo ilustra en los siguientes términos:

11
Entrevista con Lina Céspedes, de Codhes, 16 de abril de 2010.
12
Osana Medina, de la ONG Casa de la Mujer, entrevista del 10 de mayo de 2010.
el desplazamiento forzado en colombia y las mujeres víctimas 189

[…] en los plazos breves que dimos para los trece programas, las organizaciones
de mujeres elaboraron un documento denominado Plan integral de prevención y
atención a la mujer desplazada, y cuando llegó el vencimiento del plazo, el Gobierno
dijo: “No alcanzo y es muy difícil”, y las mujeres dijeron ‘sí se puede, aquí está’.
Entonces nosotros hicimos otra audiencia, en la que las mujeres presentaron su plan,
fue una audiencia con una estructura distinta, las mujeres lo presentaron y le dijimos
al gobierno: “¿Ustedes qué proponen mejor?”, si no tiene ninguna reconózcanlo, y
después de esa audiencia proferimos otro auto que a veces se olvida, de cumplimiento
del auto 092, en el cual dijimos que el gobierno no había cumplido con la orden de par-
ticipación porque realmente no había escuchado de manera eficaz a las mujeres, no había
trabajado con ellas constructivamente, había hecho unas reuniones con algunas, pero
como por salir, entonces no lo había cumplido. Tampoco había propuesto una fórmula
de cumplimiento del auto 092 y que en esas condiciones, ante una propuesta que
parecía sensata y viable de las mujeres de un plan integral, le corríamos traslado de
ese plan al gobierno y le dimos la siguiente orden: “Proponga algo mejor o, si no, haga lo
que las mujeres proponen”. De alguna manera es la mayor incidencia de la participación
concebible, porque entonces la propuesta de las mujeres pasa a ser la política del gobierno,
porque el gobierno no propuso una política mejor, muy fuerte13 (cursivas mías).

En el caso del auto 092, las mujeres desplazadas y las organizaciones de


mujeres de la sociedad civil no solo participan en la formulación de las políti-
cas públicas y el seguimiento a su implementación, sino que se vuelven agentes
protagónicos del proceso. Tal como lo señala el testimonio del ex magistrado,
el documento “Lineamientos de un plan integral de prevención y protección
del impacto desproporcionado y diferencial del desplazamiento forzado sobre
las mujeres colombianas”, presentado por las organizaciones como aporte al
diseño de los programas y presunciones, en ausencia de uno alternativo pro-
puesto por el gobierno, fue el que se adoptó de forma integral, por disposición
de la propia Corte Constitucional, mediante el auto 237 de 2009. Así pues,
el auto genera un efecto, debido a que lo dicho por las organizaciones de
mujeres y por las mujeres constituye los lineamientos para la construcción
de la política pública frente a la problemática del desplazamiento forzado, en
relación con las mujeres víctimas.

Entrevista con Manuel José Cepeda E. 12 de abril de 2010.


13
190 carolina moreno velásquez

Accountability social y horizontal


Se entiende por accountability (responsabilidad) social el control que se
ejerce sobre funcionarios públicos y sus políticas y decisiones, y que los obliga
tanto a rendir cuentas en relación con la gestión que realizan como a asumir
las consecuencias derivadas de ello. De acuerdo con Catalina Smulovitz14, esta
modalidad de accountability se efectúa a través de tres mecanismos concretos:
acciones judiciales, acciones de movilización y acciones mediáticas. Aunque
estas formas de control suelen generar efectos simbólicos, confieren voz y
visibilizan intereses marginados del debate democrático tradicional (mayori-
tario). Asimismo, el uso de las acciones judiciales por parte de la sociedad civil
puede activar el control que un tercero (juez, defensor del pueblo, procurador,
contralor) ejerce sobre la legalidad de las actuaciones y decisiones de los fun-
cionarios públicos: accountability horizontal. Por ello, los escenarios judiciales
se constituyen en innegables ámbitos de control a los que recurre la sociedad
civil para hacer efectivos sus derechos y exigir respuestas de las autoridades por
fuera de los foros tradicionales de debate político.
El proceso previo y posterior al auto es también un reflejo de lo que se ha
denominado “judicialización de la política”, expresión que alude a los procesos
de definición de la política en general y de las políticas públicas en particular,
no en el seno de los poderes “mayoritarios” —legislativo y ejecutivo—, sino en
el judicial. En un escenario como este, las organizaciones de la sociedad civil
se caracterizan precisamente por el reclamo de derechos invocando el derecho
en ámbitos que no responden a la representación política. Esto les permite
ampliar su rol y participar en la agenda política nacional mediante la formula-
ción, implementación, control o evaluación de distintas políticas públicas. Se
busca la materialización de resultados políticos concretos por una vía distinta
a la de la política tradicional, a instancias de los jueces15.
Desde esta perspectiva, las mujeres desplazadas y las organizaciones de
mujeres actúan como agentes de accountability, en tanto ejercen un control
directo a la gestión de las autoridades públicas. Adicionalmente, promueven
la activación de control de las instituciones estatales que en el ejercicio de sus

Smulovitz, Catalina, Judicialización y accountability social. Disponible en: http://lasa.


14

international.pitt.edu/Lasa2001/SmulovitzCatalina.pdf. [Consultado el 6 de abril de 2011].


15
Smulovitz, Catalina, “Organizaciones que invocan derechos, sociedad civil y repre-
sentación en Argentina”, en Sociedad civil y democracia en América Latina. Crisis y reinven-
ción de la política, 2007, pp. 13-62.
el desplazamiento forzado en colombia y las mujeres víctimas 191

funciones acompañan, vigilan e incluso sancionan la gestión gubernamental, a


saber: Contraloría, Procuraduría, Defensoría, Personería, Justicia y Congreso.
El hecho de generar la realización de las distintas audiencias previas y poste-
riores al auto, a manera de seguimiento al cumplimiento de la T-025 o del
auto mismo, son reflejo de este proceso en escenarios en los que, a instancias
de la Corte, son llamados no solo los directamente interesados: sociedad civil
y gobierno, sino también los demás entes de control horizontal para que de
acuerdo con sus respectivas competencias constitucionales y legales acompa-
ñen la superación del “estado de cosas inconstitucional”. Este es pues otro
efecto simbólico innegable que activa distintos controles y alertas a la gestión
pública que adelanta el gobierno.
Para Smulovitz16, cuando a través de distintas manifestaciones de judi-
cialización de la política las organizaciones de la sociedad civil actúan como
agentes de control —accountability social— o activan las instancias de con-
trol institucional —accountability horizontal—, resulta irrelevante entrar a
diferenciar entre efectos materiales y simbólicos. Más allá de los resultados
concretos de cada proceso de intervención particular, lo relevante es que la
puesta en marcha de estrategias jurídicas, de movilización y mediáticas, todas
ellas formas de “judicialización de la política”, se haya convertido en una
herramienta alternativa para la intervención en la política por parte de grupos
e intereses de la sociedad, tradicionalmente marginados de la representación17.

Protagonismo en el seguimiento al cumplimiento: las Mesas


Un último efecto simbólico resultante del proceso de adopción del auto
092, directamente ligado a los efectos ya mencionados, tiene que ver con la
constitución de las Mesas de seguimiento a la decisión judicial. Las Mesas son
un escenario político en el que tienen asiento diferentes organizaciones de la
sociedad civil que hacen seguimiento al cumplimiento de lo dispuesto en el

16
Loc. cit.
17
En términos de Smulovitz: “[…] el efecto político de la estrategia no debe evaluarse
solo a partir de las sentencias resultantes. La evaluación de sus efectos también debe consi-
derar la alta visibilidad pública que adquieren los casos, la amenaza que significa la poten-
cial masividad de las querellas judiciales como instrumento para negociar políticamente y
la presión que implica un horizonte cargado de interminables disputas judiciales”. Ibídem,
p. 42.
192 carolina moreno velásquez

auto18. Allí se toman las decisiones que representan la posición única de este
colectivo hacia afuera, es decir, en la comunicación con otros entes, como por
ejemplo la Corte, las entidades del gobierno nacional o local o los entes de
control; y se elaboran y adoptan los informes que son presentados luego a la
Corte en desarrollo del acompañamiento al cumplimiento del auto19.
La Mesa es también un espacio para compartir información de manera
eficiente entre las organizaciones, lo que ha disminuido los costos de transac-
ción, porque se abren los canales de comunicación y se comparten las expe-
riencias adquiridas por todas las integrantes. Desde estos escenarios hay una
agenda única y común que posicionar con relación a lo que allí se dispone, sin
que cada una de las organizaciones integrantes abandone la propia. Hay una
única voz que interactúa con la Corte Constitucional20. Además, este escenario
de deliberación y adopción de decisiones ha logrado articular organizaciones

18
Estas organizaciones son: Afrodes (Coordinación Nacional de Mujeres
Afrocolombianas en Situación de Desplazamiento), Corporación Casa Mujer, Comité
de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la Mujer (Cladem),
Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes), Departamento
de Mujeres de la Coordinación Nacional de Desplazados (CND), Corporación Sisma
Mujer-Observatorio de los Derechos Humanos de las Mujeres en Colombia (Red de
Empoderamiento de Mujeres de Bolívar y Cartagena, Red Departamental de Mujeres
Chocoanas, Oye Mujer, Taller Abierto y Humanizar), Fundación Nacional de Defensoras
de los Derechos Humanos de la Mujer Desplazada (Fundhefem-Andescol), Iniciativa
de Mujeres por la Paz, Liga de las Mujeres Desplazadas, Mesa de Trabajo Mujer y
Conflicto Armado, Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), Corporación
Opción Legal, Pastoral Social, Plan Internacional, Profamilia, Red Nacional de Mujeres
Desplazadas, Red de Mujeres Hacia un Futuro, Ruta Pacífica de las Mujeres y Corporación
Viva la Ciudadanía.
19
El proceso de creación y consolidación de la Mesa puede sintetizarse así: en un
comienzo, Codhes convoca a las demás organizaciones mencionadas en el auto para ins-
taurar la Mesa, a partir de la invitación que la Corte le hace para el acompañamiento de las
víctimas del anexo reservado sobre violencia sexual y el seguimiento al cumplimiento del
diseño e implementación de los trece proyectos de política pública. Luego de la primera
reunión, las organizaciones concluyen que lo mejor es crear dos Mesas, una para cada tema
tratados por el auto: una para violencia sexual del anexo reservado y otra para políticas
públicas. Codhes asume entonces la secretaría técnica de ambas Mesas, labor que adelanta
hasta diciembre de 2009 en el caso de la primera, y enero de 2010, en la segunda. Luego
las secretarías de las Mesas pasaron a manos de organizaciones de mujeres: Sisma Mujer ha
asumido la del anexo reservado, y la Corporación Casa de la Mujer, la de políticas públicas.
20
Entrevista con Lina Céspedes, de Codhes, 16 de abril de 2010.
el desplazamiento forzado en colombia y las mujeres víctimas 193

de diferente tipo: de mujeres, tanto de base como de la sociedad civil, de dere-


chos humanos, étnicas y de paz, todas ellas alrededor de un proyecto común,
esto es, el cumplimiento de la decisión judicial.
La adopción de mecanismos democráticos de decisión también ha resul-
tado útil, porque les ha permitido a algunas integrantes abstenerse de la firma
de algún informe en particular cuando el contenido no es compartido en su
totalidad; pero aun así, superada la mayoría requerida, el informe adquiere el
carácter de una decisión de la Mesa y es respaldada por todas las organizacio-
nes integrantes. Ello permite avanzar en los asuntos que interesan a la Mesa,
a la vez que se respetan los tiempos y dinámicas de decisión internas de cada
una de las organizaciones21.
Finalmente, el trabajo a partir de la expedición del auto 092 es colectivo:
en lugar de que cada una dé su concepto acerca de la política pública o cri-
minal, se construyen conceptos conjuntamente y se decide democráticamente
la formulación de una posición de Mesa. Así pues, desde su constitución,
la incidencia política en sede judicial es liderada por la Mesa y no por las
diferentes organizaciones de manera aislada22. En otras palabras, una vez que
la Corte legitima a las organizaciones de la sociedad civil para que de manera
conjunta hagan el seguimiento al cumplimiento al auto 092, les otorga un
poder creador y de control que antes no tenían.
A partir de lo anterior parece claro el empoderamiento de las organizacio-
nes de mujeres de la sociedad civil. Sin embargo, cabe preguntar si las mujeres
víctimas del desplazamiento forzado han sido agentes de algún proceso de
evolución relacionado con su condición de vulnerabilidad y desigualdad,
expresamente reconocido por la Corte.

Más allá de lo simbólico


La sensibilidad de la pregunta anterior es también explicitada por
Rodríguez y Rodríguez23 al señalar que se trata de la fase final de la evaluación
de la utilidad y el impacto de las decisiones judiciales en materia de derechos
económicos, sociales y culturales. La pregunta supone emitir un juicio que

21
Entrevista con Liliana Chaparro, de Sisma Mujer, 30 de abril de 2010.
22
Entrevista con Lina Céspedes, de Codhes, 16 de abril de 2010, y Liliana Chaparro,
30 de abril de 2010.
23
Rodríguez Garavito, César y Rodríguez Franco, Diana, “Un giro en los estudios…”,
p. 150.
194 carolina moreno velásquez

contempla ambos polos de la distinción instrumentales y simbólicos. Por una


parte, hay una faceta instrumental, ya que da cuenta de la situación real de
los grupos destinatarios de la decisión, esto es, la población desplazada en
general, y las mujeres en particular. Por otra, existe un aspecto simbólico, que
responde a la apreciación que estos grupos poblacionales tienen frente a su
propia situación, como resultado del pronunciamiento judicial.
La situación del desplazamiento en Colombia sigue siendo preocupante y
no parece ser un asunto superado después de las decisiones judiciales en las que
me he concentrado en este escrito. Incluso luego del proceso de seguimiento
a la T-025 sigue habiendo incertidumbre sobre el tamaño de la población des-
plazada. Hay disparidad de cifras entre las organizaciones de la sociedad civil
nacional, las organizaciones internacionales y las entidades estatales24. Salud
y educación son los aspectos en los que sí ha habido avances en materia de
desplazamiento. Actualmente cerca del 80% de los desplazados están afiliados
al sistema de salud, y un porcentaje similar de menores desplazados asiste a
centros educativos. Pero no son igualmente alentadoras las cifras frente a la
superación de la pobreza, teniendo en cuenta que cerca del 98 % de la pobla-
ción desplazada vive en la pobreza y el 82% en la indigencia. Además, solo el
5% de los hogares desplazados habita una vivienda digna25.
En entrevista, Osana Medina, de la Corporación Casa de la Mujer, se
refirió a los avances obtenidos en el plano material a partir del auto, esto es, en
cuanto a efectos instrumentales. Reconoce que si bien se ha hecho un trabajo
orientado a la promoción de la decisión entre las mujeres para su aplicación
en defensa de sus derechos, lo cierto es que no se ha avanzado mucho. Al
respecto, ella manifiesta:“[hemos avanzado] en educación, en algunas cosas;
a algunas mujeres les están pasando la ayuda humanitaria de emergencia a
raíz de los derechos de petición que presentamos, pero [a] algunas, de esos
122, por ahí a 22. Realmente no hemos avanzado mucho. Hemos estado en esa
situación de presión todo el tiempo, pero no hemos avanzado”26 (cursivas mías).

Los cálculos varían ampliamente: para Acción Social, entidad gubernamental,


24

hay 2.872.395; para Codhes, organización de la sociedad civil, hay 4.628.862; para una
organización del Consejo Noruego para Refugiados, el número oscila entre 2.650.000
y 4.360.000; y para Acnur se acerca a los tres millones. Rodríguez Garavito, César y
Rodríguez Franco, Diana, óp. cit., p. 151.
25
Ibídem, p. 152.
26
Entrevista con Osana Medina, Corporación Casa de la Mujer, 10 de mayo de 2010.
el desplazamiento forzado en colombia y las mujeres víctimas 195

Igualmente, mediante auto 008 de 2009, la Corte evaluó la evolución


del estado de cosas inconstitucional. Reconoció que el Estado colombiano
ha hecho un esfuerzo presupuestal importante y que los fondos para atender
a la población desplazada han tenido un aumento considerable. No obstante,
decidió mantener la declaratoria del estado de cosas inconstitucional al veri-
ficar que la situación de vulnerabilidad que padece la población víctima de
desplazamiento forzado no ha sido superada satisfactoriamente. En estos tér-
minos, y desde una perspectiva de evaluación de los efectos instrumentales de
la decisión, habría que afirmar que las decisiones judiciales objeto de estudio
no han tenido un impacto positivo.
En entrevista, al ser preguntada sobre las implicaciones que tiene el
auto 092 de 2008 y su cumplimiento, Lina Céspedes respondió: “Desde el
punto de vista de incidencia y activismo, el auto es muy bueno, porque tiene
un efecto simbólico impresionante; el auto logra, primero, poner el tema
de la violencia sexual en primera plana. Esto se venía diciendo de manera
articulada desde el año 2001 cuando surge la Mesa de Mujer y Conflicto
Armado, y nadie gastaba mucho tiempo pensando en el asunto hasta que
la Corte Constitucional lo dice expresamente en el auto. Tiene un efecto
fuerte y legitima el tema. Es importante porque el auto dice: ‘el Estado no
está haciendo nada para entender el enfoque de género en materia de des-
plazamiento forzado’. En conclusión, legitima el tema en enfoque diferencial
en políticas públicas y en política criminal, y eso desde el punto de vista del
activismo es muy importante”27 (cursivas mías).
Sin embargo, la entrevistada no deja de expresar su preocupación frente
al cumplimiento del auto y el posible agotamiento que la Corte y sus deci-
siones pueden sufrir en la medida en que continúa la expedición de autos
de seguimiento, pero materialmente la situación de las víctimas del desplaza-
miento no evoluciona sustancialmente. Al respecto anotó: “La preocupación
que tiene Codhes en su área de género y en todas las áreas es cómo evitar que
la Corte queme todos sus cartuchos y empiece a ejercer una autoridad en el
vacío y pierda legitimidad. Si empieza a emitir autos y autos y autos y nadie
los cumple, eso es un desgaste para la Corte”28.

27
Entrevista con Lina Céspedes Báez, Consultoría para los Derechos Humanos y el
Desplazamiento (Codhes), 16 de abril de 2010.
28
Entrevista con Lina Céspedes Báez, Codhes, 16 de abril de 2010.
196 carolina moreno velásquez

Se podría incluso hablar de algunos retrocesos o riesgos aumentados a


partir del auto 092, en tanto puede poner en situación de mayor vulnerabilidad
a las mujeres que decidan liderar la promoción de la decisión en los entornos
de conflicto en los que, precisamente, se encuentran las víctimas: “[a] algunas
mujeres en situación de desplazamiento que deciden apropiarse del auto y
hacerle difusión las pone en mayor riesgo, y se convierten en mayor punto
de los actores armados […] dicen que aumenta su nivel de vulnerabilidad”29.
Otra alerta que se ha encendido luego del auto 092 está relacionada con
la dinámica del diálogo que se ha generado entre los agentes involucrados.
Ello indicaría que la administración pública puede asumir una postura que
solo reconoce las demandas u opiniones de las mujeres u organizaciones de
mujeres cuando estas sean formalmente presentadas por intermedio de la
Corte Constitucional. Es decir, se atiende las órdenes del juez constitucional,
no se atienden las solicitudes o sugerencias provenientes de las mujeres inte-
resadas o de las organizaciones de la sociedad civil. Se produce entonces una
formalización total de la comunicación, que puede incluso debilitar las con-
quistas que las organizaciones creen haber ganado, pues no son consideradas
por el gobierno como un interlocutor válido dentro del proceso; solo lo sería
la Corte Constitucional. En dicho escenario, en ausencia de orden judicial
expresa, bien sea a través de autos o audiencias de seguimiento, se rompería
definitivamente cualquier interlocución con la sociedad civil. Así lo explica
Lina Céspedes30: “Uno de los dilemas del auto es que aunque parece que le
ordena al gobierno abrir canales de interlocución con la sociedad civil y con la
población desplazada, uno de los efectos no esperados es que abre un canal de
comunicación estrictamente con la Corte. El gobierno dice: ‘yo cumplo lo que
dice la Corte y lo cumplo como puedo’; pero genera un efecto... como si la Corte
se hubiese adueñado del tema y el gobierno ya no sienta [sic] una necesidad
muy imperativa de abrir canales de comunicación. Lo que dicen es: ‘el diálogo
es a través de la Corte, y la Corte nos ordena a nosotros; se trianguló esto […] que
hablen allá con ellos y que la Corte nos ordene’” (cursivas mías).
Finalmente, en cuanto al componente simbólico del efecto social, esto
es, el conocimiento de la sentencia por parte de la población desplazada y la
influencia que esta ha tenido en la percepción de los desplazados y desplaza-
das sobre su propia situación, los logros también han sido limitados. Así lo

29
Entrevista con Osana Medina, Corporación Casa de la Mujer, 10 de mayo de 2010.
30
Entrevista con Lina Céspedes, Codhes, 16 de abril de 2010.
el desplazamiento forzado en colombia y las mujeres víctimas 197

documentan César Rodríguez y Diana Rodríguez31 al señalar que el ciudadano


desplazado promedio no conoce realmente el fallo y mucho menos los dere-
chos que allí se les está reconociendo. Ello, entre otras razones, porque se trata
del uso de un lenguaje técnico-jurídico, altamente sofisticado, que si bien le
ha permitido al juez constitucional incidir en la cuestión desde una perspec-
tiva jurídica, tal como lo señalamos antes, también ha generado un abismo
enorme entre la decisión judicial y sus directos destinatarios al momento de
comprensión y uso.
Frente a la apropiación de la decisión por parte de los directamente bene-
ficiados, es decir, la población víctima del desplazamiento, Lina Céspedes, de
Codhes, señala: “Por el lado de las políticas públicas también tiene un dilema,
y es que la Corte ordena al Estado diseñar esas políticas públicas, ordena la
participación, pero el lenguaje de la Corte es especializado y eso impone en
las organizaciones de la sociedad civil un esfuerzo inmenso por traducir las
palabras de la Corte en algo que se pueda digerir. Es el dilema de siempre
cuando las decisiones vienen de arriba: cómo hacerlas cumplir hacia abajo,
son procesos arriba-abajo que son completamente difíciles y aquí lo vemos
todo el tiempo; puede haber regiones o alcaldías que quieren cumplir el auto,
pero que llaman diciendo ‘vengan y nos dicen qué es lo que dice el auto’,
porque incluso yo, que tengo dos maestrías, es difícil traducir eso en acciones
específicas. Tenemos un auto maravilloso, es un hito, como para enmarcar, pero
de ahí para abajo viene el dilema”32 (cursivas mías).
De otra parte, de acuerdo con el “Tercer informe de seguimiento al auto
092 de 2008”, producido por la Mesa de Seguimiento en junio de 2010,
no se ha evidenciado ningún avance en política criminal y atención estatal
a las denuncias de violencia sexual de las que habla el anexo reservado. En
el informe, la Mesa de seguimiento señala: “[…] el Estado, y en particular
la Fiscalía General de la Nación, institución a la que se dirigió la orden de la
Corte Constitucional, no ha diseñado ni implementado una política pública
que permita reconocer, enfrentar y superar las barreras de acceso que enfrentan
las mujeres víctimas de violencia sexual en el contexto del conflicto armado.
[…] El Estado ha incumplido su obligación de prevenir los riesgos que

31
Rodríguez Garavito, César y Rodríguez Franco, Diana, “Un giro en los estudios…”,
p. 153.
32
Lina Céspedes Báez, Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento
– Codhes. Entrevistada el 16 de abril de 2010.
198 carolina moreno velásquez

pueden derivarse de la participación procesal de las víctimas. […] El Estado


colombiano, y en particular la Fiscalía General de la Nación, no ha tenido en
cuenta las afectaciones físicas y sicológicas ocasionadas por la violencia sexual
en hechos asociados al conflicto armado y, por lo tanto, no ha adoptado las
medidas necesarias para garantizar que las mujeres víctimas de estos crímenes
cuenten con atención integral en salud física y mental que les permita acceder
a la justicia”33.

Conclusión

El auto 092 y el proceso de organización de las mujeres que le antecedió y


que se ha venido consolidando luego de que fuera proferido son significativos
simbólicamente, ya que al señalar y denunciar el drama de las mujeres vícti-
mas del desplazamiento forzado como consecuencia del conflicto armado hace
visible el trabajo de años de las organizaciones de mujeres. Desde esa perspec-
tiva es un acierto político innegable, pues constituye un avance significativo
en materia de incidencia, ya que, por primera vez, la Corte Constitucional
reconoció la existencia del impacto diferenciado que la situación de violencia
tiene sobre las mujeres, entre otras razones, debido al carácter generalizado
y sistemático de la violencia sexual ejercida contra ellas34. También es una
forma de dar participación a las organizaciones de mujeres para que a través
de las Mesas ejerzan control sobre la gestión de las autoridades públicas, exijan
avances y verifiquen cumplimientos. Son pues, verdaderos agentes de accoun-
tability social y activan también mecanismos de accountability horizontal.
Sin embargo, hay un gran sinsabor en cuanto a la materialización efectiva
de los derechos de quienes son realmente las víctimas. Para estas mujeres,
las discusiones en términos jurídicos, sofisticados o no, les resulta irrelevante
cuando tienen a su cargo la supervivencia propia y la de toda su familia en
contextos de pobreza y marginalidad que las hacen doblemente vulnerables: al
maltrato, a la exclusión, a la victimización y a la violación de sus derechos y de

Mesa de seguimiento al auto 092 de 2008. Tercer informe de seguimiento al auto


33

092 de 2008 [en línea]. Disponible en: http://www.sismamujer.org/node/82. [Consultado


el 30 de noviembre de 2010].
34
Azuero, Alejandra, “El horror comienza por casa” [en línea], disponible en: http://
www.semana.com/opinion/horror-comienza-casa/115743-3.aspx. [Consultado el 12 de
julio de 2011].
el desplazamiento forzado en colombia y las mujeres víctimas 199

su integridad. Se requiere avanzar más allá de la justificación de las decisiones


judiciales a partir de sus efectos simbólicos, que aunque importantes, también
deben estar acompañados de una evolución verificable en el ámbito instru-
mental o material. Esto es, que socialmente sea posible medir de qué forma
ha evolucionado la situación real de las víctimas del desplazamiento forzado.
Este balance, en el caso que nos ha ocupado en el presente trabajo, es bastante
pobre, entre otras razones porque las cifras disponibles totalizan la población
desplazada y no responden a un enfoque diferencial que permita evaluar la
evolución de la situación concreta de las mujeres.
Aún más, un primer paso para conocer el avance de los derechos de las
mujeres desplazadas, si lo hay, es precisamente el del levantamiento de los
indicadores que permitan saber dónde están, quiénes son y qué necesitan.
Jurídica y políticamente se han hecho esfuerzos teóricos para valorar los efec-
tos derivados de las decisiones judiciales que dan voz y visibilizan acciones y
grupos poblacionales excluidos o marginados. Muestra de ellos es el trabajo de
César Rodríguez y Diana Rodríguez, que empiezan a ofrecer una visión que
invita a valorar los efectos simbólicos e indirectos del activismo judicial y a no
concentrar las valoraciones única y exclusivamente en el plano material. Esto
es sin duda importante. Pero contrario a lo que sostiene Catalina Smulovitz, a
quien ya he citado, también lo es, más allá de la movilización y la incidencia,
la materialización efectiva de los derechos.
Las mujeres desplazadas, que son las víctimas de la problemática del des-
plazamiento, siguen estando aún al final de la cadena de éxitos. Los esfuerzos
deben orientarse para que los réditos de las conquistas políticas de las orga-
nizaciones de la sociedad civil también les lleguen a ellas, no solo mediante
decisiones que les otorgan derechos, sino en derechos que sean susceptibles de
goce efectivo.

También podría gustarte