positivas —aunque podría incluir también acciones negativas— y, por
consiguiente, su violación podría venir dada por omisiones. En algunas ocasiones se ha insistido tanto en este punto, que se ha venido a decir que una defensa de los derechos como razones para exigir acciones po - sitivas —y, por tanto, un abandono de las tesis conservadoras del Esta- do mínimo— exige una identificación conceptual entre acciones y omi- siones (Nino, 1984). Decir que alguien tiene un derecho sólo puede tener sentido dentro de un sistema normativo. Los enunciados que contienen el término de- recho —y los enunciados deónticos similares— no describen simples hechos, sino que adscriben ciertas competencias y obligaciones deriva - das de normas presupuestas. Si bien estas normas tienen una forma universal o general, las adscripciones de derechos se dirigen a indivi- duos con expectativas de disfrutar algo valioso desde el punto de vista individual. Los derechos son, pues, razones morales para la acción que están por encima de objetivos políticos y sociales. El problema de la identificación de la especial fuerza normativa de los derechos se hace más agudo cuando existe conflicto entre los propios derechos. No hay que olvidar que algunos derechos suelen ser denominados fundamenta- les con el objeto de destacar su importancia decisiva. En el pensamien - to jurídico moderno, los derechos fundamentales son los que provienen de las normas «materialmente» fundamentales, las cuales, aunque no pertenecen a un documento constitucional, son relativas a la materia constitucional. A esta categoría pertenecen las normas que confieren a los individuos derechos contra el Estado, los denominados derechos pzíblicos subjetivos, los cuales tienen una mayor fuerza normativa que los simples derechos legales o contractuales. El intento de construir y analizar un concepto de los derechos que sea ajeno a la teoría moral y política que desarrolla esas valoraciones prioritarias está condenado al fracaso. Al fin y al cabo, si la función que desempeña una teoría de la justicia consiste en justificar las institucio - nes y los acuerdos para la distribución de los beneficios y cargas dentro de un grupo social, los derechos entendidos como conceptos normati- vos que dibujan los límites de la deliberación práctica son, en definitiva, las condiciones y presupuestos de una teoría normativa de la justicia.