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Bienestar Emociones

¿Tienes inteligencia emocional en


el trabajo? Descúbrelo con estos
ejemplos
5 minutos Recomendación del autor

¿Sabes qué dinámicas no suelen tolerar las personas


competentes en inteligencia emocional? Hay una serie de
límites que nunca sortean. Toma nota y evalúa en qué
nivel te encuentras.
Escrito y verificado por la
psicóloga Valeria Sabater.
Última actualización: 27 septiembre,
2023
Cuando una persona se presenta a un proceso selectivo no
es común preguntarle cómo gestiona su ira o la
desmotivación. Lo cierto es que llevamos décadas
hablando de la inteligencia emocional en el trabajo, pero
no siempre se aplica en tales entornos. Seguro que
también tú la echas en falta en la convivencia con tus
compañeros y hasta con tus jefes y gerentes.
No obstante, estamos seguros de que eres alguien hábil y
eficaz en esta materia. Con el fin de saberlo solo tienes que
atender tu diplomacia, cómo defiendes tus derechos o
afrontas los momentos de estrés. Recuerda, a su vez, que
esta herramienta de vida es casi tan importante como tus
competencias técnicas. ¿Qué te parece si hacemos una
breve checklist para evaluarla?

«La falta de inteligencia emocional es lo que limita a


algunas personas en su capacidad para gestionarse a sí
mismas, gestionar a los demás o gestionar situaciones».
~ Daniel Goleman (Inteligencia Emocional en el trabajo, 2005)
~

¿Cómo saber si tienes inteligencia


emocional en el trabajo?
¿Qué dinámicas no sueles permitir en tu empleo? Una
persona con inteligencia emocional (IE) no aceptaría una
tarea que está en contra de sus valores, por ejemplo. Son
figuras capaces de crear escenarios laborales más
respetuosos y nutritivos para alcanzar metas. Esto mismo
es lo que explican Daniel Goleman y sus colegas en
Emotionally intelligent workplace (2005).
Es más, algo que describen en este libro tan popular, el
éxito de toda organización es proporcional al nivel de
inteligencia emocional de sus líderes. El ejecutivo frío y
casi psicopático de los años 80 o 90 ya no tiene cabida en
la actualidad. Necesitamos gerentes y empleados hábiles
en esta materia. Te proponemos comprobar eres hábil en
IE.
Descubre también Las competencias emocionales según Daniel
Goleman

1. No te rindes a la primera
Si tu músculo psicológico está entrenado en inteligencia
emocional, serás de los que no tiran la toalla. Ante los
desafíos no te rindes, sino que buscas mil estrategias para
un mismo problema. Esto se debe a tu buena regulación
emocional y al impulso de tu motivación. En estos
contextos tu mente se crece y no se deja abrumar por el
fatalismo o la alambrada de los miedos.
2. La hostilidad entre compañeros no es lo
tuyo
Hablábamos de lo interesante que sería filtrar en las
entrevistas a los candidatos con una buena inteligencia
emocional. De ese modo, existiría una mayor cohesión y
armonía con el equipo humano. Sin embargo, lo que ves
con frecuencia en tu trabajo son personas adultas que
reaccionan con la ira de un niño de tres años. Y tales
dinámicas no van contigo.
Si eres alguien competente en esta materia, te distinguirá
la diplomacia. Procuras llevarte bien con todo el mundo,
usar una comunicación empática, pero asertiva y llegar a
acuerdos. Sabes que las emociones de valencia negativa
en el trabajo generan tensiones y problemas que pueden
enquistarse. Lo mejor es el autocontrol y el respeto
interpersonal.
La persona hábil en competencias emocionales en el
ámbito laboral, presenta una buena conciencia de sí
mismo, autogestión emocional, inteligencia social y una
adecuada gestión de las relaciones interpersonales.

3. Admites cuándo no estás cualificado/a


para una función
Un estudio divulgado en Frontiers in Psychology describe la
importancia de que los líderes sean más hábiles en esta
área. No obstante, muchos de ellos ejercen funciones que
no siempre dominan —y no solo IE—. Si tú eres eficiente
en inteligencia emocional, no dudarás en admitir qué
tareas no puedes asumir. Te describimos más datos:
Sabes cuáles son tus fortalezas.
Eres muy consciente de tus límites.
Te esfuerzas por trabajar tu autoconocimiento.
No te avergüenza decir cuando no sabes hacer algo.
Evitas las obligaciones para las que no estás
cualificado/a.
Aplicas la asertividad para admitir tus errores y no los
escondes.
Eres una persona muy segura de ti misma a la hora de
comunicarte.
4. Nunca aceptas tareas que no se ajustan a
tus valores
Inteligencia emocional y trabajo también se relacionan con
el ámbito de los valores. Un hombre o una mujer
competente en esta dimensión es alguien íntegro/a. Son
personalidades coherentes y respetuosas que practican la
autorreflexión. Esto hace que busquen siempre
desempeñar labores que estén en sintonía con lo que
consideran ético.
Un ejemplo, una investigación en BMC Psychology informa
de la relevancia de esta competencia en escenarios donde
se atienden a pacientes. Los trabajadores que dominan
esta herramienta empoderan y mejoran el bienestar
psicológico de los demás. Pero, como ya sabes, quienes
son analfabetos en inteligencia emocional aplican
dinámicas egoístas para obtener un beneficio propio.
5. No tomas decisiones a la ligera
Si eres alguien habilitado en esta herramienta, nunca
tomas decisiones de forma impulsiva. Las meditas, las
analizas y las pones en contexto. Más tarde, hasta las
sitúas en esa balanza donde lo emocional y lo racional
buscan lograr un adecuado equilibrio. Esta es una habilidad
excepcional que mejoras con el tiempo gracias a estos
pasos:
Aprendiste a ser más observador/a.
No reaccionas a las situaciones de inmediato.
Te das tiempo para aplicar la autoconciencia y la
reflexión.
Tomas contacto con tus emociones y con aquello que
sientes.
Aplicas, además, un buen pensamiento crítico en todos los casos.
Procuras que tus respuestas emocionales no te hagan
actuar de forma irracional.
Te gustará leer ¿Cómo influyen las emociones en la
productividad laboral?

La inteligencia emocional, un pilar


para el bienestar laboral
La inteligencia emocional en el entorno laboral es algo más
que un factor clave para el éxito de la organización. La IE es
tu brújula en ese universo complejo que es el trabajo. Te
guía a diario para relacionarte con los demás y tomar
decisiones más efectivas. Además, te permite recordar
dónde están tus límites y cómo crear un clima respetuoso y
humano.
Ahora, lo que sin duda desearías es que todos tus
compañeros —e incluso tu jefe— se especializaran en esta
asignatura. Ojalá que, poco a poco, todo el macrosistema
organizacional le diera más relevancia. No solo se mejoraría
la convivencia, también se alcanzarían más logros y
podríamos avanzar como sociedad.
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Bibliografía

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