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Cynthia Guerrero Bueno

Seminario Derecho de Familia


Dra. Ingrid Duque

Disolución y liquidación de la sociedad conyugal y de la sociedad


patrimonial.

Enunciado
Los señores Julio Vásquez Ocampo y María Gómez Ruiz contrajeron matrimonio
el 5 de mayo de 1980 y proceden a la disolución y liquidación de su sociedad
conyugal en el año 2000.
Durante el matrimonio los cónyuges adquirieron:
- Una casa avaluada en $200.000.000 de pesos que se encuentra a nombre
de los dos, y sobre la cual recae una hipoteca de $70.000.000 a favor del
Banco BBVA,
- Un apartamento avaluado en $300.000.000 de pesos, a nombre de María,
- Un carro avaluado en $50.000.000 de pesos a nombre de Julio, que vendió
por un valor de $35.000.000 antes de ser disuelta la sociedad
- Un carro avaluado en $30.000.000 de pesos a nombre de María
- Ganaron en una rifa un vehículo avaluado en $25.000.000 de pesos que fue
registrado a nombre de María,
- María recibió como herencia, antes de contraer matrimonio, una casa
avaluada en $100.000.000 de pesos, que fue arrendada en $2.000.000.
- Julio devenga como salario la suma de $10.000.000 de pesos
- María devenga como salario la suma de $5.000.000 de pesos
- Fruto del matrimonio nacieron dos hijos, Isabel y Matías, cuya manutención
a estado a cargo de sus padres
- Ramón es hijo de Julio pero de un matrimonio anterior y su manutención
también ha sido cobijada por Julio y María.
Finalmente, antes de celebrarse el matrimonio no se realizaron capitulaciones
matrimoniales.
Disuelva y liquide la sociedad conyugal entre Julio y María. Aplicando estos
mismos hechos a una sociedad patrimonial disuelva y liquide la sociedad
patrimonial de hecho.
Con el fin de disolver y liquidar la sociedad conyugal entre Julio y María hay que
identificar en un primer momento si los bienes hacen parte del haber absoluto o
del haber relativo de la misma. En seguida, se procede a establecer el monto del
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activo bruto de la sociedad conyugal para, finalmente, fijar las hijuelas que le
corresponden a cada uno de los cónyuges.
En primer lugar, se establecerá si los bienes hacen parte del haber absoluto o del
haber relativo de acuerdo con el pronunciamiento de la Corte Constitucional en
sentencia C-278 de 2014.
La casa que se encuentra a nombre de ambos cónyuges hace parte del haber
absoluto de la sociedad conyugal pues, de acuerdo con el numeral 5 del art. 1781
del Código Civil, hacen parte de este los bienes adquiridos por los cónyuges
durante el matrimonio a título oneroso.
En cuanto al apartamento a nombre de María y los vehículos adquiridos resulta
aplicable el numeral 5 pues estos bienes fueron adquiridos a título oneroso
durante el matrimonio, por ende, hacen parte del haber absoluto.
Sin embargo, cabe anotar que, respecto del vehículo a nombre de Julio, al haberlo
este vendido antes de disuelta la sociedad, se entiende que el valor por el cual fue
vendido el bien hace parte de la sociedad conyugal y esta no le debe el precio
pues, de acuerdo con el art. 1797, la sociedad conyugal no debe cuando el precio
se haya invertido en un negocio personal del cónyuge.
En el caso del vehículo que los cónyuges ganaron en la rifa, se presume que el
tiquete de la rifa fue adquirido con dinero de por sí, hace parte del haber social y,
en esta medida, el carro hace parte del haber absoluto pues tuvo un carácter de
adquisición oneroso.
Respecto de la casa que María recibió como herencia basta aplicar el art. 1782 del
Código Civil, de acuerdo con el cual quedan excluidos del haber social los bienes
adquiridos a título de herencia. Sin embargo, la aplicación de esta norma no puede
extenderse al arriendo que se recibe de este inmueble. En efecto, de acuerdo con
el numeral 2 del art. 1781 los frutos que provengan de los bienes propios y que se
devenguen durante el matrimonio hacen parte del haber absoluto de la sociedad
conyugal. Además, se presumirá que el último arriendo cancelado se encuentra
depositado en una cuenta de ahorros con el fin de repartir esta suma.
De acuerdo con el numeral 1 del art. 1781 los salarios devengados durante el
matrimonio hacen parte del haber absoluto de la sociedad conyugal. En esta
medida, se aclara que la suma de los salarios se tendrá como identificada en
cuentas de ahorro con el fin de que estas sumas sean liquidadas.
Finalmente, en cuando a la manutención de Ramón, hijo de Julio, se presumirá
que María reclamó una recompensa al no ser este su hijo y haber aportado
durante el matrimonio a su manutención. Además, la suma de la manutención será
sumada al activo imaginario social de deudas de acuerdo con el art. 1825 del
Código Civil.

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En conclusión, los bienes en su mayoría hacen parte del haber absoluto de la
sociedad y se adeuda una recompensa a favor de la cónyuge y en contra de Julio
por la manutención de su hijo.

Preguntas
¿Qué pasa si Julio vende antes los bienes que estaban a su nombre? ¿Qué
acción tendría María en contra de Julio?
Para dar respuesta a este interrogante es importante referirse a dos aspectos: la
facultad de disposición de los bienes integrantes del haber social y las
enajenaciones fraudulentas o simuladas.
En primer lugar, la facultad de disposiciones de los bienes que conforman la
sociedad conyugal debe ejercitarse de modo responsable, por ello esta facultad no
puede involucrar el perjuicio o la lesión de los derechos del otro.1

ARTICULO 1824. OCULTAMIENTO DE BIENES DE LA SOCIEDAD. Aquel de los


dos cónyuges o sus herederos, que dolosamente hubiere ocultado o distraído
alguna cosa de la sociedad, perderá su porción en la misma cosa, y será obligado
a restituirla doblada.

En segundo lugar, el artículo 1824 del Código Civil ha dado origen a diversas
posturas doctrinarias y jurisprudenciales en la medida en que; para algunos los
actos de ocultamiento o distracción han de ser realizados después de la disolución
de la sociedad conyugal pues por definición de esta se entiende que ella nace al
momento de su disolución; mientras que para otros los actos de ocultamiento o
distracción pueden ser realizados antes de la disolución de la sociedad y a ellos se
les aplicaría la sanción que reza en el artículo 1824.
De esta manera el Doctor Parra Benítez señala que la doctrinante Alessandri
sostenía que la norma no realizaba una distinción de lapso en el cual se hizo el
ocultamiento o la distracción de los bienes, concluyendo que la sanción
contemplada es aplicable incluso a los actos realizados con anterioridad a la
disolución. Además, esta postura es afirmada a nivel legal pues la Ley 28 de 1932
señala que en el momento de la disolución de la sociedad conyugal esta se
entiende celebrada desde el inicio del matrimonio.
Dado lo anterior, resta cuestionarse sobre la procedencia de la acción de
simulación y si esta puede ser ejercida antes de la disolución de la sociedad
conyugal pero, que esta en proceso de disolución. Esto “suscita una seria
dificultad saber qué ocurre con los dos procesos – esto es, si pueden marchar sin
1
JORGE PARRA BENÍTEZ. Derecho de familia. Segunda edición. Editorial Temis. Bogotá D.C., 2017. pág. 231.

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interferirse- o si se debe acudir a la prejudicialidad, en el que versa sobre la
simulación, por la posibilidad de que en el otro no se declare directa o
indirectamente la disolución. Si se opta por la primera proposición y no por la
prejudicialidad, podría darse una declaración de simulación de un negocio jurídico
y que no saliera avante la disolución de la sociedad conyugal o patrimonial.”2
En conclusión, el ocultamiento o distracción doloso de los bienes que conforman el
haber absoluto de la sociedad conyugal, realizado con anterioridad o con
posterioridad al acto de disolución derivan en la aplicación de la sanción a la que
hace referencia el artículo 1824. En este sentido, el cónyuge perjudicado tendrá
derecho a ejercer la acción de simulación con anterioridad o simultáneamente con
el proceso de disolución de la sociedad conyugal.

¿Qué pasa con el dinero que María gastó en la manutención de Ramón, hijo
de Julio?
El Código Civil en el artículo 1796 numeral 5° señala que la sociedad conyugal
está obligada al pago “del mantenimiento de los cónyuges; del mantenimiento,
educación y establecimiento de los descendientes comunes, y de toda otra carga
de familia.”. Pero ¿qué es la carga de familia? Esta pregunta la resuelve el Código
a continuación pues define la carga de familia como “los alimentos que uno de los
cónyuges está por ley obligado a dar a sus descendientes o ascendientes, aunque
no lo sean de ambos cónyuges; pero podrá el juez o prefecto moderar este gasto,
si le pareciere excesivo, imputando el exceso al haber del cónyuge.” (bastardillas
fuera de texto)
Así, resulta difícil interpretar el artículo antes mencionado en la medida en que, por
un lado excluye la manutención de los hijos no comunes de los cónyuges, pero por
el otro esta manutención queda incluida dentro de las obligaciones social
siguiendo la definición de la carga familiar.
En esta medida y, siguiendo como lo señala el Doctor Jorge Parra Benítez, el
propósito legislativo de que se vele por los descendientes comunes debe
entenderse que la manutención de los hijos no comunes de los cónyuges hace
parte de la sociedad conyugal.3
Por lo tanto, en el caso sub examine, el dinero que María invirtió en la
manutención, estudio y establecimiento de Ramón hijo del matrimonio anterior de
Julio debe ser asumido por ella pues de manera voluntaria participó en la
manutención. Sin embargo, ello no obsta para que María puede solicitar una
recompensa a su favor por dicho aporte.

2
Ibid. pág. 235.
3
Ibid. pág. 221.

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