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2.

Entre el enfoque de la crítica textual y el de la crítica genética pueden establecerse


significativas diferencias en cuanto al objeto y al método de cada una de ellas. La crítica
textual es históricamente anterior a la crítica genética, y está última surge en contraste directo
con la primera. En cuanto al objeto de estudio, la crítica textual analiza el texto, entendido
como arquetipo único y fin último de la tarea interpretativa del crítico. Los manuscritos sobre
los cuales se trabaja son considerados por la crítica textual como desviaciones del texto
arquetípico al que se subordinan. El método principal de este enfoque fue sistematizado por
Karl Lachmann, quien estableció reglas para comparar manuscritos, mayormente de copistas
medievales, establecer relaciones entre ellos y reconstruir a través de una “hipótesis textual”
el posible original en el cual se basan esas copias. Este método fue creado especialmente para
el estudio de manuscritos medievales y antiguos. Sin embargo, Lachmann también propuso
un principio para la edición unificada de textos modernos, este consistía en atenerse a la
última voluntad del autor. De alguna manera, se puede decir que se invierte la lógica de
buscar el texto original arquetípico para el caso de los manuscritos modernos, para los cuales
esta lógica, en realidad, no es aplicable, y esto da pie a la llamada ilusión teleológica. Esta
consistiría en un análisis sesgado de los manuscritos o borradores previos de un texto fijado,
que pone a ambos en una relación de necesidad. Así, los borradores, como las copias
medievales lo eran en relación al texto original, son consideradas desviaciones o versiones
imperfectas del texto édito final, al cual se llega a través de de un proceso que bajo esta
perspectiva toma el valor de perfeccionamiento.
Por el contrario, el objeto de la crítica genética no es el texto como resultado acabado,
sino el proceso mismo de la escritura, sin jerarquías entre cada una de sus etapas. No se trata
de un proceso que lleve a un fin necesario, ni existe la idea de un texto acabado. Que un texto
esté impreso no quiere decir que este no pueda ser sometido a nuevos procesos de escritura y
a cambios en sucesivas ediciones, es decir, la impresión no significa fijación definitiva, y por
otro lado, el hecho de que exista una última voluntad del autor no implica tampoco una
fijación ni una jerarquía de una versión sobre las demás. Por lo tanto, el proceso no implica
perfeccionamiento, no tiene una dirección necesaria hacia un texto definitivo, sino que en él
hay fluctuaciones, movimientos, tensiones que se resuelven de una forma u otra. Estos
movimientos y los factores que los motivan son los que rastrea la crítica genética. Por otro
lado, en términos de método de acercamiento, para lograr este objetivo lx críticx debe
someterse al lenguaje particular del manuscrito, el cual tiene características materiales
completamente opuestas al de la página impresa: soporte, instrumentos de escritura, trazo de
la mano, espacio gráfico. También debe reconstruir la cronología de los materiales a analizar
e intentar comprender la génesis de la obra con las fluctuaciones y tensiones mencionadas,
incluyendo todos esos otros textos que pudieron haber sido y no fueron.

3.
El objeto de la crítica genética es el proceso de la escritura o la escritura en proceso
(in progress). Se trata entonces de un objeto dinámico, en movimiento. Este proceso es
rastreado en las huellas que el mismo deja atrás en materiales de génesis, también llamados
manuscritos, papeles, borradores. De esta manera, esta disciplina, definida cómo una
perspectiva técnica antes que como una teoría, se aparta de la crítica textual. La crítica
genética corre el foco del texto fijado hacía el proceso vivo de la escritura.1
Según señala Elida Lois (2014), para desarrollar sus objetivos, la crítica genética
realiza dos actividades: la edición genética y el desarrollo de diversas orientaciones
hermenéuticas. Estas dos actividades son complementarias, ya que “editar material de génesis
representa una propuesta de lectura” (Elida Lois, 2014: 64). Es decir, editar conlleva en sí
mismo una tarea interpretativa, ya que se deben tomar decisiones con respecto a la
disposición del material, el código de transcripción, su orden, además de las notas,
comentarios o descripciones que se incluyan.
Lois define una edición genética en oposición a una edición crítica, por la diferencia
de sus objetivos. Una edición crítica busca presentar para la lectura un texto, forma estática y
unificada, el cual va acompañado generalmente por un estudio preliminar, notas y
comentarios. En cambio, una edición genética busca presentar para la lectura la génesis de
una escritura, por ello hace leer pre-textos, también acompañados de su estudio y notas. Más
allá de esta oposición, la autora menciona la existencia de un estatuto intermedio, la edición
crítico-genética, que combina características de ambos tipos de ediciones, es decir, presenta
un texto como resultado, pero lo acompaña del proceso de su escritura.
Llevar a cabo una edición genética propone el desafío de presentar un material que se
caracteriza por la simultaneidad, la no linealidad y la multidireccionalidad en un formato
lineal, secuencial y unidireccional. Para esto, siguiendo a Lois, existen tres tipos de ediciones
genéticas. Por un lado, las ediciones facsimilares, que reproducen el manuscrito en imágenes.
Por otro, las ediciones genéticas propiamente dichas, que deben contar con tres condiciones
básicas para considerarse como tales: Transcripción de todos los documentos genéticos de

1 Se aborda sucintamente el objeto de la crítica textual, que fue descrito con mayor extensión en la consigna
anterior, para así poder dar más desarrollo al tema de cómo se organiza una edición genética.
una obra por orden cronológico; Notas críticas acerca de los aspectos a los que el lector no
tiene acceso directo; Un estudio preliminar en el que se describa el corpus genético. Por
último, las ediciones genéticas en soporte electrónico, las cuales brindan posibilidades y
herramientas, como las de hipertexto, para presentar el material de maneras simultaneas, no
secuenciales, además de la posibilidad de incluir material multimedia.
Como la edición y el abordaje heurístico son complementarios, la crítica genética
desarrolla categorías conceptuales propias para ordenar los materiales que analiza y edita. Un
ejemplo de ello es la división a grandes rasgos de las etapas escriturales en pre redaccionales,
redaccionales y editoriales. Esta última no se refiere a la fijación del texto sino a las versiones
éditas sucesivas con reescritura.

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